Año XIV. Núm. 10, mayo 10 de 1870 - Biblioteca Virtual Miguel de

MU S E O U N I V E R S A L
PERIÓDICO
DE C IE N C IA S , A R TE S, L IT E R A T U R A ,
PRECIOS DE LA SUSCRICION.
EN MADRID.—Un año 25 peseta*; «cía meses 13; tres meses 7 —EN
PROVINCIAS.—Un año 28 peseta*; seis mese I5; iros meses 9.—
PORTUGAL,.—Un año 5,610 rois; seis meses 3,290; tres meses 1,800.
EXTRANJERO.—Un año 35 francos; seis meses 18; tres meses 10.
IN D U S T R IA
Y C O N O C IM IE N T O S
A Ñ O X I V . —N Ú M . I O .
PRECIOS DE LA SUSCRICION.
M a y o l O de 1 8 7 0 .
HABANA Y PUERTO RICO.—Un año, ps. f*. 7,50; seis mese* 4,50;
—Números sueltos, lijan el precio los Agente*.—FILIPINAS Y DEMAS
AMERICAS.- Un año ps. fs. 10; seis meses 6.—Número» Hiielto», lijan
el precio lo» Agentes.
--------------
E d i t o r y d i r e c t o r , t> . A b e l a r d o
d o C A r lo s .
ADMINISTRACION CALLE DEL ARENAL, NÚM. 16, MADRID.
SUMARIO.
1
T e x t o . — C r ó n ic a , p o r .lid io
Konibelii.— C a rid a d y fila n ­
tropía , p o r d on J o s é S e lg a s .
E l puente d e los F u e ro s , p o r
don A n to n io T r u c h a .— A le ­
jandro D u in as.— U n a u tó g ra ­
fo.— Don M an u el F e rn a n d e z
J G o n zá lez, p o r d o n C a rlo s
Frontaura.— E l c o p o .— T i p o s
de M a d r id : E l m e le r o .— L a
C orresp on d en cia d e E spaña
y su p ro p ie ta rio d o n M an u el
María Santa n a , p o r Juan d e
Madrid.— L a c u estió n d e l pa­
p el-m oneda e n lo s E stad o s d e
la co n fed era ció n d e l N o r te d e
A lem ania.— M a u so le o e n h o ­
nor de las v ic tim a s d e l 1los d e
Mayo.— L a F é u e l a m o r (c o n ­
tinu ación), p o r d o n M an u el
Fernandez y G o n za le z.--C o in plol Contra la v id a d e l e m p e ­
rador.— La adu an a d e V e n e ria.— R e vis ta c ie n tífic a e in ­
dustrial, p o r d o n E m ilio llu e l i" — F iltra c ió n y p u rific a ­
rá0” de las a g u a s , p o r d on
E. C.— A d v e rte n c ia s .
G rabados .— M a u so le o e n h on°r de las v ic tim a s d e l D os
de Mayo e n la ig le s ia d e las
M aravillas.— D . M an u el F e r ­
nandez y G o n zá le z.— E l co p o .
— A lejan d ro D u m a s.— T ip o s
Ma d r id ; El m e le r o .— D on
Manuel M a ria S a n ta n a .— L a
Puerta d e la A d m in is tra c ió n
ue La C orrespond encia al
sd ir los v e n d e d o re s c o n el
periódico.— L a F é d e l a m o r :
Luego le a la ro n .— P u e u te d e
los Fu eros e n B ilb a o .— L a
•anana d e Y e n e c ia .— L e c e io nes de g e o m e t r ía . p o r O rte F iltro s d e a gu a.
■ 1 4
g
Y
< 1■ !
C R Ó N IC A .
1 " • " le a g e n e r o s a .— L a p atria .
7 Dos d e M a y o . — H o n ras
r n m a r' n os m u e rto s en
1 »-lila o .— L a s in c o in p a lib ilidados e Q la A s a tn ld e .i.—
c o n v e rs a c io n e s p o lític a s .—
d e c la ra c io n e s tle l g e n e la • i l,n *— ^1 c o m p lo t c o n tra
iiL V r
e m p e ra d o r-— L'na
fe lu -— C osas a g ra d a b le s .
•ia re c tific a e io n .— S a in e te .
id ^ ran<k ^ generosa es la
63 íu e tiende á destruir
MA' SOT.ro yv HONOR
df
U TILE S .
VÍCTIMAS DEL DO* r>r MAYO FN |.A IGt E=IA DE MARAVILLAS
las nacionalidades en la
esfera moral para conver­
tir al mundo civilizado en
una gran familia; para de; fruir la torre de Babel toda­
vía levantada; para hacer do
los hombres hermanos ca­
riñosos; pero esta idea está
llamada á permanecer m u­
cho tiempo en el estado de
crisálida.
Los poetas le rendirán
culto: los pueblos acepta­
rán su teoría; pero la prác­
tica...
La práctica nos ha mos­
trado recientemente, que
asi como los hombres ne­
cesitan hogar, los pueblos
necesitan pátria.
Hace sesenta y dos años
que los vicios de la córte,
la codicia de los validos y
la indiferencia del pueblo
español inspiraron al gran
Napoleón el deseo de uncir
la España á su carro do
triunfo. Al grito de Inde­
pendencia, despertó el león
dormido y el misero país
que se contentaba con las
migajas del festín de la
enviciada córte , humilló
la soberbia »leí Capitán del
siglo.
Desde entonces la vida
de España ha sido una
continua lu ch a : dividida
por los partidos, máscara
hipócrita de ambiciones
bastardas, el ódio se lia
infiltrado en las inteligen­
cias y en los corazones; y
sin embargo, este pueblo,
dividido y quebrantado por
el combate continuo que
sostiene, este pueblo, que
ha perdido sus costumbres
para adoptar las de la F ra n -
146
L A ILU STR AC IO N E S PA Ñ O LA Y AM ERICANA.
«ia , que es tributaria de la moda francesa, que no
se cree bien educada si no po^ee el idioma de Haci­
ne, cuando Hoza el Dos de Mayo da tregua á sus afi­
lo n e s traspirenaicas, y unido y compacto por un re­
cuerdo de gloria, deponiendo cada grupo su bandera
para cobijarse bajo el pabellón de la patria, acude al
('.ampo de la Lealtad, admira á los héroes, y envidia
no solo los laureles que rodean sus nombres como
una aureola inm ortal, sino su patriotismo.
Hace muy pocos dias, moderados y carlistas, pro­
gresistas y republicanos, oposicionistas y ministeriales,
lodos en masa acudían á rendir el homenaje de su ad­
miración ante el altar de la patria.
En los templos se celebraban honras por las vic­
timas, y á un mismo tiempo eran objeto de veneración
los héroes de Madrid de 181)8, y los héroes del Ca­
llao de 18(>(>.
También éstos lucharon por la honra nacional, y sus
hazañas condensarlas en la grandiosa é inolvidable fi­
gura de Méndez Nuñez. son y serán eternamente para
España un nuevo timbre de gloria.
El ministerio de Marina, comprendiéndolo asi, ha
celebrado este año en la iglesia de la Encarnación so­
lemnes honras por los ilustres marinos que sucum­
bieron en el Callao.
El templo presentaba un aspecto grandioso. El mi­
nistro, los altos funcionarios, todos los empleados del
ministerio, todos los marinos que se bailaban en Ma­
drid, acudieron con piadoso entusiasmo á orar por sus
hermanos, á dar un nuevo ejemplo de que la patria
sabe honrar á aquellos de sus hijos que sucumben en
su defensa.
Como todas las medallas tienen reverso, mientras
el espectáculo que acabo de describir fortalecía el
ánimo y hacia concebir risueñas esperanzas , en la
Asamblea nacional se discutía un asunto grave y tras­
cendental; la incompatibilidad parlamentaria.
La verdad es que la mayoría del país vería con gus­
to desempeñar el cargo de diputado á hombres inde­
pendientes. No se concibe que un funcionario que
debe á un gobierno señalados favores, deje, siquiera
sea en aras de cs¡» virtud que se llama agradecimiento,
de corresponder á su bondad.
Para el diputado es también dolorosa la alternativa
de optar entre los intereses del país y las necesidades
del gobierno. Asi, pues, la incompatibilidad absoluta
hubiera respondido á las aspiraciones de la nación, y
habría salvado el parlamentarismo , cambiando por
completo la faz política de España.
No sucederá asi por ahora: seguimos, pues, conde­
nados ú zozobra perpetua.
En los últimos quince dias ha habido gran agitación
política.
Los que tienen candidato para el vacante trono, se
han contado, han estrechado sus filas, y se han pre­
parado para el combate.
Uno de los síntomas capitales de los políticos del
•lia, es la falta de fijeza.
Más que doctores, parecen esos infinitos aficionados
á la medicina que no dejan de formular una ó varias
recetas, apenas oyen.á un enfermo quejarse.
— La hegencia de Serrano con todas las atribuciones,
es lo que conviene.
— Mejor es k regencia trina.
— En cuanto sea Espartero regente, esto se salva.
— Mas vale que lo sea Prim .
— Todos esos son paños c dientes: lo que conviene
es traer un rey, y él mejor es Montpensier.
— No tal, que es Espartero.
— Yo opino por el duque de Aosta.
— Que venga Olózaga para que nos diga su opinión.
Estos retazos de la conversación que á todas horas
e ove en los circuios políticos, d i una idea exacta de
a situación en que se hallan los que dirigen el carro
de la revolución.
E n lo que están todos conformes, es en que la in­
terinidad no puede subsistir; y asi lo lia confesado el
■ iernes último el general Prim en un discurso que lia
i amado mucho la atención.
Na’nral es que siendo el jefe del gabinete, y siendo
I mismo tiempo la reserva en persona, se atribuyan
> sus palabras virtudes sibilíticas.
E l general lia confesado que la interinidad es mala;
'I-.te antes de dos mases habrán terminado las Corles
instituyen tes su misión, y será necesario coronar su
•hra; que no es imposible que se realice la solución
de los unionistas; que tampoco lo es la solución de los lunces los santones de la demagogia, que siempre qui­
esparteristas, aunque no sabe si es realizable.
so | reponen dar un golpe de mano se ponen en salvo,
Después de estas declaraciones, ló único que se no hallarían instrumentos y no se repctiiian esos
desprende es que dentro de dos meses sabremos algo. atentados que son más espantosos á la luz de la civi­
Entre tanto se acerca el planteamiento del registro lización que los que se cometían en los tiempos bár­
civil, de la abolición de la pena de muerte, y otras baros.
medidas por el estilo; los .políticos se agitan y basta
Una idea que á propósito de los últimos sucesos de
han hecho empren 1er un viaje á Madrid al señor Gracia se ha ocurridoá Fronlaura,aplicableá todas las
Olózaga,
guerras y á todas las conjuraciones, idea queápesar
Su venida lia producido una sorpresa en los espa­ de su importancia lia pasado casi desapercibida, marca
ñoles. al ver que S . E. se filé con barba y ha vuelto el verdadero camino que debe seguir el progreso.
sin ella.
En Gracia, ha dicho solare poco más ó menos el po­
Pero dejando estas bagatelas á un lado, la verdad es pular escritor, se lian batido las tropas con el pueblo
que el señor Olózaga lia estado en Madrid tres dias, porque éste no quería pagar la contribución de san­
durante uno de los cuales bu declarado el general Prim gre. Con lo que se lia gastado en pólvora y proyecti­
que es enemigo de la interinidad, y no enemigo de les durante esta lucha fr.itricid i, lmbi :ra habido bas­
ninguna candidatura, y que después lia vuelto á París tante dinero para redimir la suerte de los mozos que
para asistir al banquete con que el ministro Ollivier se s í negaban á lomar parte en el sorteo.
propone solemnizar el triunfo del imperio liberal que
Si lo lot-l dinero que se emplea en objetos de desha consagrado el plebiscito celebrado el último do­ ru ccion. en el soborno de miserables agentes, en las
mingo.
i conspiraciones de todas clases que se fraguan al año.
Semejante consideración nos lleva naturalmente á se destinase á multiplicar las escuelas, á estimular el
la capital del vecino imperio, en donde el complot trabajo, á premiar la honradez, la paz residiría en los
contra la \i.ia del emperador, descubierto por la |o!i- pueblos, la educación los llevaría á la libertad, y en­
c,a anglo-fr. n-.csa, es objeto de universal curiosidad. tonces los tiranos tendrían su mayor enemigo en su
Ocio o seria de mi p ir e dar á conocer los di t lies conciencia
de e s t; oditeo at» n ido. La prensa europea se ha an­
Porque se baila animado de estos nobles deseos es
ticipado á satM'tcer la pública curiosidad, y ya nadie digno del aprecio general el señor Puig v Llagoslera.
ignora los pt r umores do la tenelín s t conjura:-ion Infatigable propagandista, recorre las provincias de
fraguada en Ingl lle n a , y secundada en París por la España creando en todas á su paso asociaciones, cuya
c:ei.c¡ i y 1 1 mecánica.
enseña H o n r a y T r a b a j o , demuestra lo bastante los
Es una trist- verdad que los mayores enemigos del fecundos resultados que están llamadasá producir.
progreso son los demagogos. La paz, el orden y el
No es menos digno de aplauso el señor (ifiel y Fer­
resj e!o á la a u ' ir d u l destruirán con más eficacia los ro r por sus incesantes trabajos en favor de la protec­
instintos tiránicos que puedan conservar los lohera- ción de la industria nacional; y al recordarle no pue­
mn en el siglo X IX , que no las exageraciones y los do menos de rectificar un error en (pie incurrí al dar
enmones de los soberanos.
cuenta de la magnifica pluma que como una muestra
Demos di-colos, inha isigenles. llenos de soberbia, de señalado aprecio le lian regalado los que, como él.
oinjil an su talento saturado de odio en el mal, on la opinan que la protección es una cuestión de vida ó
destrueco.!. Ellos buscan al pobre Irahajudur, y ro­ muerte para España. Entonces dije que los catalanes
bándole 1 1 fe lialagm su pereza con li ideado los go- habían costeado aquel obsequio, y no lia sido asi: tam­
ces qu ■ le aguantan el di i en que se v rifi pie el gran bién lian contribuido á aquella ovación personas do
rop: r.o de los tesoros de los ricos; ellos alucinan á la todas las provincias de España, podiendo decirse que
igno-an ia rompen I s lazos fie h furni a, destruyen el regulo lia sido hecho al ilustre escritor por todos
li sociedad, y logran, gracias á una adtv.i y li.liz los proteccionistas nacionales.
pro, a ra n d i. formarse un sequí o , rodé; rs.* d e una
Descendiendo ahora á un terreno más mundano,
a ireo a popul ir y m menor en zozobra y angustia los debo decir que la proximidad del verano aumenta los
intereses de las clases conservadoras.
atractivos de Madrid. Ya están abiertos al públictf los
Natural es que para contra restar este abuso bus­ dos circo-teatros de los jardines de Recoletos; en el
quen en él los r-ves un pretesto para e< ncentrar en sí de Madrid funciona una magnifica compañía de ópera
el poder y abogar la libertad; natural es que conser­ b u á francesa, y lo más escogido de la sociedad ma­
ven ejército ' numerosos y que los presupuestos de la drileña llena las localidades del elegante teatro. En
guerra tomen s r s más fecundos recursos á los de la el jardín del Retiro habrá conciertos; en el centro
agricultura y la indm tKa, á los de las artes y lai le­ del Prado, se liará una traducción del concierto Mu­
tra«, á los que cons i nven el verdadero progreso de ran! de París; en los Campos Elíseos se multiplica­
los pueblos.
rán las distracciones, y en la Zarzuela habrá exhibi­
^ de aquí la paralización de la vida ¡ntelcctud , de ciones de una Funntu m a r a v i l l o s a , espectáculo de
aquí los inmensos sacrificios que se exigen al trabajo origen aloman que va recorriendo en triunfo todos los
v al capital, de aquí la inquietud y la angustia de las teatros de Europa.
naciones.
Crn esto, las bodas que se realizan, los cuadros vi­
Cuando eso* génios destructores ven su impotencia, vos (pie se representan en algún salón elegante, y los
germina en su alma la satánica idea del crim en, yen- proyectos de viajes á Biarritz, Aguas Buenas ó Vichy.
cubren (.1 ase.--i.iato con la aureola del heroísmo.
vamos pasándolo lo mejor que se puede.
Se 11 unan humanitario«, prometen la libertad, la
Para que no nos falte nada, tenemos á Damas en­
® d I y la fratei nielad, y para conseguir sus finos tre nosotros, el cual, recibido con todo el aprecio que I
no vacilan en fabricar bombas que llevan en su sano m erece, se lia convencido de que los españoles son
la muerte de iti’llares de ¡nocentes.
generosos y perdonan á los que los juzgan con lijereLa verdad y la justicia no emplean jam ás ton vi­ za, cuando tienen talento.
llanas arm as, y los ilusos deben comprender que del
Otra cosa le habrá sorprendido: cuando vino á asis- í
crimen no puede salir la virtud, que de la destruc­ tir á las bodas reales, se lamentaba de no ver chime­
ción no quedan más que ruinas.
neas en los lejados.
— Hoy al ver tantas, decía anteanoche en el Ateneo 1
E l encargado de ejecutar el crim en, aunque de pa­
dres franceses, ha nacido en España. Todos cuantos un político, va á pensar de seguro que nos conviene 1
le han examinado, atribuyen imaginación y despejo al traer á España algún miembro de la casa de Saboya. |
— ¿Para qué? le preguntaron.
misero Beary. Quizás d rígido por buen camino, hu­
— Para que no nos falten saboyanos.
biera sido un hambre útil para la sociedad: el despe­
Dumas se propone escribir sus impresiones: si lo ¡
cha. el abandono en que lia vivido, le lian arrastrado
al crimen.
hace con la imparcialidad debida, dirá que en veinte y
Todos las dias re forman sociedades benéficas, v cuatro años liemos logrado llevar el Africa desde los t
aun na lian pensado los que animados de nobles sen­ Pirineos hasta Tetuan.
Y esto es lo cierto, por más que aun queden algu­
timientos realizan estas ideas, crear una asociación
cuyo objeto fuera buscar á esos jóvenes de imagina­ nos marroquíes entre nosotros.
ción que antes de arrojarse en los brazos del vicio
J u l io N o m b e l a .
la m n á ¡as puertos del trabajo y de la gloria sin ser
oídos muchas veces.
Salvarlos, redim irlos, seria una obra piadosa: en-
L A ILU STR A C IO N E S P A Ñ O L A Y AM ERICANA.
CARIDAD Y FILANTROPÍA.
Hó aquí (los palabras que para el vulgo de las gcnjgg representan una misma idea, y no hablo del vulgo
ignorante á cuya lengua se resiste la conlcstura griejj, (|e esa voz sabia, y en cuyos oidos la palabra filanPropia suena de un »nodo tan eslraño, «pie cuando la
ove, se queda con la boca abierta. Hablo del vulgo
culto más ó menos perfumado que sujeta su lenguaje
al rigor de la moda, y que si me es permitido decirlo,
as¡ liare también la t o i l e t t e de las palabras.
El lenguaje es uno «le los encantos que más atrac­
tivo dan á las personas, y claro es que no le había de
,vr fácil sustraerse al imperio del tocador: hablar con
elegancia, es hablar con arreglo á las prescripciones
de la última moda.
El vulgo culto no podía resistirse á la novedad de
una palabra tan fina de tan ilustre abolengo, palabra
-pie por un intencionado capricho de la moda, sale vi­
va v resplandeciente de juventud del antiguo sepul­
cro de tina lengua muerta. Su triunfo era seguro.
Convengamos al misino tiempo en que la caridad
era ya una palabra antigua, había pasado el brillo de
-u grande hermosura, había abrasado en el fuego «le
mi amor inmenso muchos corazones, había hecho la
conquista del género humano. Su inagotable fausto
licuó la tierra «le monumentos: era la madre del huér­
fano, la amiga inseparable del enfermo, la compañera
del pobre. Se empeñó cu «pie todos los hombres «'•ra­
mos hermanos', y llevó y lleva todavía á los países sal­
vajes los tesoros «le su sangre. Sobre el rico puso a
pobre; al débil sobre el fuerte; al desvalido sobre c
poderoso; sobre la soberbia del sabio, la humildad di'
ignorante; sobre los héroes levantó á los mártires.
Ilion: confesemos sus triunfos, y reconozcamos su
gloria; pero su nombre cuenta ya diez y ocho siglos
muy largos, y la moda no | nodo estancarse.
¡(taridad! esa palabra ya no es de buen gusto.
¡Filantropía! ¡qué combinación tan elegante!
I.a una vino del Calvario.
La otra viene «le Inglaterra.
ó ambas ¿no vienen á ser una misma cosa? ¿Qué
► on, en suma? Dos nombres do mujer. ¿Y quémásdá
una mujer que otra? No hay aqui en rigor más que
no cambio «le nombre, un simple cambio «le vestido,
"na transformación superficial como todas las trans­
formaciones de la moda.
Dien pueden tomarse por dos mujeres que viven
como dos amigas, y que se quieren corno dos bermana-q porque en el sentido de una y otra palabra se
encierra lo «pie por regla general lleva toda mujer en
el fondo de su alma: un amor.
Pero este amor no es el mismo amor, y la caridad
y la filantropía se parecen en aquello mismo en que
•se diferencian.
Dice el Diccionario: F i l a n t r o p í a : amor del género
humano.
Dice el Catecismo: C a r i d a d : amor al prójimo.
La primera ama al hombre por el hombre,
ha segunda ama al hombre por Dios.
Asi es, que á los ojos c^e la una y de la otra, c
p
"b
io n
oes la misma cosa: para la filantropía, c
n
o
m
b
reque implora su socorro, no es más que u
° >e. para la caridad, el desvalido que le tiende 1
mano, es todo lo que puede ser; es su hermano.
> véase el contraste que presenta del doble aspect
;;'n que el hombre aparece á los ojos de la una y d
fill a i la ^ Dmtropiíi, al dejar caer su óbolo en el pía
«I 0 | Pebre, dice: «eso me debes:» la caridad, n
►
'.nr a "aiosna á la casa del desamparado, le dice
•esto te debo. »
*a filantropía no tiene nada que dar, no d
|- a’ euanfl° la caridad no tiene nada «pie dar, «la su
do (: ; u‘;i;and0 cn ':v misteriosa naturaleza de cada uno
,( _ os a m o ^ , se puede observar la distancia que
unfara: l>ara *a filantropía, la presencia «leí pobre
v I,;.." l’0>1<b,,nbre; para la caridad es una satisfacción
j , 0. '' l>0flenios esclamar: la una... ¡qué sensible...!
í! r" H
u
é.cru
el-i
P"ede-‘lr r0pia ^ ,a* raltexiva, juiciosa, da lo que
a'(asi. n i Un° ’
^ ve'n'-e: L caridad ardiente,
lágrima*' ' 0Ca' *0 (*a l0^ü’ su bolsillo,su corazón, sus
el feudo !iSi \ 8an.,rre:
una late» digámoslo ari, en
" e‘ bolsillo, la otra arde en el fondo del alma.
147
Socorrer al pobre es una necesidad: be ahi la fiEste ser humanitario filé Mr. Guillotin; la obra de
antropia.
su filan tro >ía fué la guillotina.
La filantropía, influyendo tiernamente en loa severos
Buscarlo, socorrerlo, consolarlo, es un deber: be
principios
del derecho penal, abrió á los corazones
ahí la caridad.
La filantropía compadece al desgraciado. Muy bien, sensibles el consuelo de esos terribles y solitarios ca­
labozos donde el roo. libertado «le la atroz pena de
creámoslo; pero la caridad le aun.
La filantropía suele decir: aquí está mi dinero: la muerte, encuentra el recurso de volverse loco, ó el
espediente ejecutivo de romperse el cráneo contra los
caridad dice siempre: aqui está mi amor.
En medio de las desigualdades d? la sociedad anti­ m iros inexorables.
Verdadera mente la caridad no ha llegado á tanto:
gua, á pesar del ó edén categórico en que aperccia
escalonada la sociedad, por la .sucesión gerárquica se lia contentado con fundar hospitales, asilos para
de las clases sociales, la caridad había conseguido los huérfanos, escuelas para todos. En cuanto á los reos
acercar el pobre al rico basta confundirlos; los había condenados á la última pena, no ha sabido más que
hecho hermanos, y rara vez cn el testamento «le un acompañarlos, consolarlos, asistirlos, recojer sus úl­
rico no aparecían pingües mandas en favor d ? aquellos timos suspiros y enterrar piadosamente su cadáver.
La filantropía respira perfumes, \isle seda y enca­
á quienes la loca fortuna había negado lodo recurso.
Se puede decir «¡ue la muerte de un rico, era para jes, y se adorna de piedras preciosas.
La caridad respira el aroma de la mansedumbre,
los pobres la muerte de un padre, porque siempre
viste
un sayal austero, y se adorna con las bendicio­
heredaban.
nes «le los desgraciados.
El pobre bahía entrado de tal modo en la familia
¿Sun una misma cosa?
«leí rico, que por la ley de la caridad había llegado á
J . S elg as.
ser uno de sus naturales herederos.
El espíritu moderno ha tendido su nivel sobre las
sociedades, y lia confundido todas las clases, ha der­
PUENTE DE LOS FUEROS.
rumbado todas las gerarquias; pero al mismo tiempo
que todo lo iguala ó todo lo arrasa, se separan cada
El grabado que publicamos en la página 1 5 3 , re­
vez. más dos clases que no puede unir, que no puede producción de una fotografía de don Alfonso Gmard,
acercar, que no acercará nunca: los ricos y los pobres: de Bilbao, representa un nuevo y hermoso ¡mente
los «¡ue tienen y los que quieren.
colgante que acaba «le construirse sobre el Nervion
Desde este inomento, el pobre, dejando de ser her­ para enlazar con aquella invicta y opulenta villa la
mano, se ha convertido en enemigo, y se le da algo vecina y populosa república «le Abundo. También com­
porque lo quiere todo.
prende esto grabado un monumento histórico muy no­
Pura resolver esta dificult-ul creciente 5' amenaza­ table, «¡ne es la casa de Martin Sacnz de Lunaja, don­
dora, el espirito moderno no podia invocar la caridad, de cn 152(1 se oruenó el Enero de Vizcaya. Este edi­
por«pie la caridad se ejerce cn nombre de la fé; es bija ficares la casa blanca y sencilla señalada con la letra A
de la fé, y se apeló á la filantropía que se ejerce en a la izquierda del grabado al lado «le otra más sun­
nombre «1«; la razón, y «pie es bija de la razón.
tuosa que es la del señor don .losé Orliz de Larri ha.
¿Qué diferencia existe entre la filantropía y la cari­ El nuevo puente ha recibido el nombre de los Eneros
dad? La «pie hay entre una idea y un sentimiento, para conmemorar la ordenación «leí Código de las lientre una necesidad y un deber, entro el cálculo y el berlades vi/cainas, verificada, como líenlos «lidio, en
amor, entre el bolsillo y el alma.
sus inmediaciones por 1 í caballeros letrados, presi­
Y en verdad, si es la razón humana la divinidad didos por el ilustre corregidor «leí señorío Pedro Girón
de nuestros tiempos, si ella lo sabe todo, lo quiere lodo «le l.oysa, y delegados al efecto por la junta general
y lo [Miedo lodo, ¿por qué se lia de consentir que la celebrada so el árbol «le Gueruica. Los ordenadores
fortuna reparta á su capricho los bienes de la tierra? emplearon veinte dias en el cumplimiento «le su en­
necesario será que esa loca acabe por entrar en razón. cargo trabajando desde las seis á las diez de la maña­
El pobre no puede resignarse á sufrir la acerba na y desde la una á las cinco de la tarde. Su imporsuerte de la miseria que le impone la dura ley de t.inti-imo trabajo mereció la unánime apiobacion de
una ciega fatalidad, y pide su cubierto cn el festín de la Junta general, y Lié confirmado por el emperador
la vida, y si no se le dan lo tomará.
Curios V.
Al perder la paciencia que le infundía la caridad,
Los trabajos para el Puente de los Fueros, costeado
lia perdido la esperanza, y al perder la esperanza lia por la república de Aliando, comenzaron el ‘28 de se­
sentido en toda su brutal plenitud el derecho de la tiembre de 18fi8, y quedaron terminados á fines de
fuerza.
costando la totalidad de las obras sobre 18.000
Y véase qué singular capricho de las cosas; la ca­ duros.
ridad proscrita por la filantropía, enipiezava á hacer­
Mide el puente 50 metros de luz, con 3 metros 53
les más falta á los ricos que á los pobres.
centímetros ‘'e ancho. Los estribos y pozos de amar­
No es preciso lanzarla mirada mucho más allá del ra son «le piedra sillar de las canteras de Iturrigorri
tiempo presente, para sentir hacia los ricos una compa­ en Aliando, y el machón ó arco en que descansan los
sión verdadera; porque llámese como se quiera este últi­ cables es de sillería <!e las famosas de Molrico, cn
mo movimiento de la civilización moderna, las clase i Guipúzcoa. Los cables que sostienen el tablero del
d odie redadas , enarbolando la bandera desús harapos, puente son cuatro, dos por cada lado. Cada c. ble
piden en nombre del derecho moderno un tremendo consta de 183 lulos de alambre que forman un cilin ­
codicilo.
dro cuyo diámetro es de ti centímetros. El largo t..ta)
La filantropía interpuesta entre la fortuna y la mi­ de cada cable asciende á Ó7 metros. Por último, laseria, agota realmente todos sus recursos para conte­ péndolas, que son 54 pares, tienen un diámetro do 2
ner á la miche lumbre, que en uso de su soberanía centímetros.
Gomo el terreno de que podia disponerse para el
se ha declarado universal heredera: el lujo, los festi­
nes, los placeres, los bailes, las corridas «le loros, los emplazamiento de los pozos de amarra, al lado de Bil­
garitos, hasta la prostitución misma, contribuye á esa bao, era tan reducido que solo media 4 metros de laño
obra filantrópica; el fausto, el placer y el vicio, están en cuadro, el director de esta hermosa obra ha nece­
obligados también á echar su moneda brillante «ó ig­ sitado hacer prodigios de esfuerzo é inteligencia pai«
vencer esta dificultad, tales como el dar á lo? sillares,
nominiosa en el platillo de la miseria.
La caridad no puede tanto, porque tiene una ostra- (¡ue son piezas de gran tamaño, forma de cuña, gravi­
ña manera de ver las cosas: cree que el Lijo es la tando todos cn sentido de los punios de amarra, á fin
fuente «le la miseria, que el placer es una desdicha, «le que se aproveche todo el peso material de los mis­
v el vicio la mayor desgracia.
mos sillares.
Hállase pintado el puente figurando las péndolas li­
La filantropía vive en los palacios, y brilla en los
teatros; la caridad vive entre los pobres y se oculta en geras cañas, los cables cañas también, pero muy grue­
sas. amarradas, de 15 centímetros, con ligazón de co­
los hospitales.
Poco antes que la revolución francesa declarara los lorido de mimbres y los enverjados de las escalinatas
derechos del hombre, un filantrópico había reunido imitando junco ó bambú.
La prueba de resistencia hecha al cabo de dos me­
lo la la ternura de su corazón sensible, para idear un
instrumento ingenioso que hiciera al hombre más lle­ ses y medio en que el puente había estado abierto al
público, pasando algunos dias más de 12.000 persovadero el terrible trance de la muerte.
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Proponiéndose L a I l u s t r a c ió n E s p a ñ o l a y A m e ­
r ic a n a dar á conocer todas las celebridades contem­
poráneas, é ir formando una historia pintoresca del
periodismo español, si no por ser el más antiguo y el
más notable, por ser el más popular merece L a C o r ­
r
e s p o n d e n c ia . el primer puesto en esta galería.
C. FltOXTAUlU.
El retrato de Santana. que reproducirnos, basta por
'i solo para dar una idea de su carácter, y la escena
que en otro grabado copiamos d ’a p rca r ía t n r e de las
EL COPO.
que to las las noches se repiten en la puerta de la ad­
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Era aplicado, eso sí, y sin faltar á sus deberes, con
una actividad impropia del carácter que forma el c li­
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ma andaluz, tomaba parte en todas las fiestas de la
sociedad andaluza, inf india su alegría á todas las reu­
TIPO S DE MADRID.
niones, ideaba festejos, y en todas partes brillaba su
•gracia, su oportunidad y su buen humor.
Pero no había nacido para vivir atado á la continua
EL MELERO.
observación de la naturaleza que exige la ciencia mé­
Todos los que hayan pasado siquiera un par de dica; era más poeta (pie filoso o: el movimiento era su
tliasen Madrid, habrán fijado su atención en un tipo vida, y con unos cuantos romances y*muchas ilusio­
que el lápiz del distinguido pintor don Enrique Mo­ nes, pero con la bolsa vacia, vino á Madrid á probar
lida lia dibujado y reproduce hoy L a I l u s t r a c ió n en fortuna, colgando, como suele d ecirse*la carrera.
;Q ié desengaño sufre el (|ue abandona «u provincia
la página 15*2.
Célebre es en toda España esa parte de la provin­ ó su ald *a para buscar en la córte un porvenir!
La dulce y cariñosa figura de la adorada madre que
cia de Guadal ajara que se llama la Alcarria,
cuida nuestra ropa y nos engalana con cuatro trapos,
donde hacen I is abejn
como diría Trucha, para que parezcamos principes,
la miel más blanca
se trasforma en la severa y económica efigie de un
-cguri la letra de la famosa zarzuela el U l t i m o m o n o . ama de huéspedes que nos coloca en la ridicula alter­
Con efecto, en el espacio que comprenden los parti­ nativa de cosernos un boton ó ir desabrochados.
Llega el domingo, y en vez de darnos como la ma­
dos de IJrihuega y Sacedon hay las mejores colmenas
dre
las monedas sisadas al gasto de la semana para
de España, y allí las abejas constituyen la principal
proporcionarnos el placer de creernos ricos con cuatro
riqueza del pais.
Las yerbas aromáticas que en aquellos campos y reales, el ama. temerosa de que nos a c r e d it e m o s de­
montes se crian, la mejorana y el romero, el tomillo masiado, n osexije el importe de siete dias de ayuno y
y las flores silvestres, contribuyen á que la miel, de desvelo en un desvencijado catre.
Pero en cambio es tan hermoso venir á Madrid y
además de ser la más dulce, sea la más limpia, más
hacer
fortuna como Santana.
Manca y mejor de todas cuantas se conocen.
Sin embargo, esto cuesta tres cosas: ingenio, labo­
Allí ios zánganos representan un papel importante:
¡lástima que no se vayan á las colmenas del tío Perico riosidad y suerte.
Estas tres gracias las ha tenido Santana.
en Alocen los muchos que tenemos en Madrid!
Á su llegada á M adrid, para ganarse la vida escri­
Pero dejando aparte estas consideraciones, vamos
á decir algo del alcarreñó que, dedicado á la venta de bió revistas de toros en los periódicos, hizo algunas
la miel, suele visitarnos en Madrid durante todo comedias, y publicó un catecismo en verso.
Santana y L a C o r r e s p o n d e n c ia son como si dijé­
el ano.
Muchas familias del pais se dedican á este comer­ ramos niña y carne: una sola historia hasta para los
cio. y al efecto salen de los pueblos después de haber dos. ó lo (pie es lo mismo, las dos historias son una
comprado en las casas de los dueños de las colmenas sola.
Siendo como es franco y simpático el propietario
gran cantidad de m iel, que en cántaros conducen á
de
lan afortunada publicación, viendo en él los que
Madrid en caballerías.
le
trataban
una gran actividad y un deseo de ser útil
Paran en la posada de la calle del Mesón de Pa­
ños, v distribuyéndose la inerrancia en pequeñas or­ á su familia, encontró buenos amigos, y un personaje
zas, salen el marido, la mujer y los hijos, y recorren que le estimaba le sugirió la idea de dar á luz una
carta autógrafa como las que se publicaban en París.
las ralles gritando: «Miel d éla Alcarria, miel.»
La idea pareció eseelenle á Santana, y como su
El jefe de la familia suele llevar la romana, estimu­
lo de su pecadora codicia, y después de endulzar á vida parece ser una protesta del antiguo refrán d e l
los habitantes de Madrid, regresan á sus hogares con d i c h o a l h e c h o h a y g r a n t r e c h o , á los pocos dias era
poseedor de una microscópica máquina aulográlica,
la miel convertida en monedas.
Como todo se falsifica, no son solo nlcarreños los base de su apogeo, que lia estado mucho tiempo en
que venden miel en Madrid: también los manchegcs una urna de cristal en la redacción de ¿ a C o r r e s p o n ­
'C dedican á esta industria , vendiendo al mismo tiem­ d e n c i a , y que hoy, si no estoy mal informado, ador­
na su despacho en su magnifica casa de la Carrera de
po queso y arrope.
San
Gerónimo.
El tipo que nosotros reproducimos, e s. sin embar­
La
Carta autógrafa costaba á los suscritores 00
go, el primitivo, el original, el auténtico.
reales al mes, y obedeciendo al amor á la variedad,
que era el flaco de su propietario, no tardó en lla­
marse Carta confidencial.
«LA CORRESPONDENCIA DE ESPAÑA»
Por aquel tiempo empezó á sonreír á Santana la
fortuna dándole por esposa á la bija del inolvidable
Y s t P R O P I E T A R I O DON M A N U E L M A R Í A S A N T A N A .
jurisconsulto y hombre político señor Camaleúo. Y
No necesitamos nombrarle: todo el mundo sabe pie entiéndase que no baldo de fortuna metálica, sino mo­
'•! afortunado poseedor de la mina periodística de Es­ ral. haciendo como liaro y hacen todos cuantos les co­
pina. del diario que más circula y que con menos nocen justicia á las nobles prendas que adornan á la
trabajo produce más, es don Manuel Maria Santana. señora, á la esposa y á la madre, que modelo de estas
jTjtpafta contará siempre entre los escritores que más
jorja |e han dado, á don Manuel Fernande/. y Goiique aun me parece dispuesto á escribir otro*
tantos volúmenes sobre los que dejo citados.
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calidades es la esposa del propietario de L a C o r r e s ­
p o n d e n c ia .
La C o r t a c o n f id e n c ia l fué suprimida por el señor
Ordoñez, gobernador á la sazón de Madrid: ya se vé,
hablaba mal del gobierno, y los gobiernos no se paran
en pelillos.
El encargado de visitar el domicilio de la C u r t a en
la calle de Santa Maria, fué el célebre Chico. Por
aquel tiempo llegaron á pagar los suscritores una
onza mensual.
Levantada la suspensión, volvió á salir con su pri­
mitivo sobre, y ya no iba cerrada sino con una faja.
Del 5 3 al 5 4 dió un estirón, aumentó su tamaño y
Santana, después de haberse hospedado respectiva­
mente en el pasaje de San Felipe de N eri, calle de
Preciados y Carrera de San Gerónimo, montó una
notable maquinaria para la autografia en la calle ded
Arenal.
Dominado por su insaciable actividad, fundó por
aquel tiempo dos periódicos que con su éxito le anun­
ciaron el que tendría después L a C o r r e s p o n d e n c ia .
Estos dos periódicos se titularon L a G a c e t illa el pri­
mero, que fué dirigido por el distinguido escritor don
.bisé de Castro y Serrano, y el segundo, E l B o l e t í n d e l
P u e d o , por el malogrado periodista Carlos Pravia.
Nadie ha elegido con más acierto que Santana los
hombres que ha necesitado para llevar á (lote sus pro­
véelos. Díganlo si no los nombres de T ru ch a, Torri­
j a . Fernando Redondo. Pravo y Dcstonet.Gossio, Barall, Calvez, García González, Lesscn, Medina, GamI os. Navarro Montes, y Yillam il; Yillamil, el modelo
de la fidelidad y de la gratitud.
En tiempo de Bravo Morillo L a C o r r e s p o n d e n e ia a u t ó g r a f a llegó á preocupar tanto al gobierno,
que éste mandó formar una lisia de los suscritores
para saber quiénes eran los que la leían.
Hasta el año 58 vivió ofreciendo á Santana las sóli­
das bases de su fortuna: orí este año se trasformò en
tipográfica al imposible precio de 4 reales al mes.
Su propietario jugó al gana-pierde.
Las suscriciones llovían al pasaje de Matheu; pero
cuantas más suscriciones llegaban, más perdía la em­
presa.
Al poco tiempo subió el precio á 0 reales.
— Quien paga 4 pagará 0 , se dijo sin duda, y en
efecto, sucedió asi.
Más tarde costó lo que ahora cuesta, 8 reales, y pa­
reció el filón que ha hecho millonario á Santana, y lo
que es m ás, que ha demostrado que España es un
pais rnás c u r io s o que p o l i t i c o .
La guerra de Crimea prim ero, la de Marruecos
después, y la de Italia, aumentaron la lirada de L o
C o r r e s p o n d e n c ia á veinte y treinta mil números.
A la sombra de este diario nació y creció una in­
dustria que ha llegado á ser formidable : la venta por
las calles de periódicos.
Más de mil familias se sostienen con la espendicion
de La C o r r e s p o n d e n c ia .
Para aclimatar la venta, Santana y sus amigos re­
com an los cafés y los teatros y compraban ejempla­
res: el publico imitó el ejemplo, y no tardó en consti­
tuir la venta la mayor parte de los ingresos del pe­
riódico.
La clase de vendedores constituye por s¡ sola un
estudio curiosísimo de costumbres contemporáneas.
Varios sistemas se han adoptado para este comer­
cio: el que hoy subsiste es el siguiente: Al anochecer
acuden ciento ó doscientos vendedores, abona cada uno
dos, tres 6 más veinticincos y les dan una chapa de
melai con un número que representa la cantidad de
manos ó veinticincos que al entregar la chapa cuando
sale de la prensa el periódico, ha de darles el encar­
gado de hacer la distribución de los ejemplares.
Para evitar la confusión y separar al distribuidor
de los vendedores, fué preciso una valla de hierro;
poco á poco fueran civilizándose los vendedores, v
hoy la valla podría figurar como un objeto histórico
en el museo de antigüedades del periodismo.
En el código que dichos vendedores han formado,
hay una cláusula que impide salir del portal de la ad­
ministración á ninguno de ellos hasta que to jo s están
servidos. Al principio se cerraba la puerta para que
no se escapasen: hoy no hay necesidad de esta pre­
caución. Cuando todos tienen e l p a p e l , parlen como
exhalaciones, y este momento es el que representa
nuestro grabado.
1 oz
l.A ILU STR A C IO N E S PA Ñ O LA Y AM ERICANA.
En las esquinas de las calles del tránsito están apos­ más en la calle del Ruino, una en la travesin del Con­
Su carácter le hace simpático, y sus costumbres le
tados otros vendedores, y los que sacan el papel, por
servatorio. la magnifica de la Carrera de San ü eróni- presentan como un modelo de padres v de esposos.
medio de gritos especiales, los avisan y á la carrera mo en que vive, y una posesión rústica en Leganés,
Su mayor goce es asistir á las funciones de la tarde
les entregan sus veinticincos, gracias á lo cual en
que gracias á su viveza ríe imaginación, le cuesta ya en los teatros. Por la noche no hay que buscarle eií
menos de media hora se vende La Correspondencia más de un millón de reales.
su butaca después de las diez y media: á esta hora se
en los cafés, en los teatros y en los más apartados es­
Con efecto, esta quinta es el espejo de sus capri­
retira, y á las once ya está dormido como un bendito.
treñios de Madrid.
chos. Hoy gasta 3 ó 4 .0 0 0 duros en una ría , v ocho
Kn cambio madruga, v por eso Dios le ha ayu­
Este servicio lo desempeñan con una perfección v
dias después se le ocurre poner la ria cu otro sitio v dado.
»
una honradez maravillosas.
Corno una prueba ríe
En trelos vendedores
su franco carácter, re­
hay unos cuantos que
feriré una anécdota.
son los je fe s , por su
Cuando hacia la C a r ­
saber ó su fama de sa­
ta autór/rcifa salió del
cudir buenos pescozo­
gabinete un ministro.
nes y á tiempo.
8in conocerle se fué
Santana á verle.
Para dominar á osla
falanje ha habido siem­
— ¿Qué desea usted?
pre agentes de la auto­
le preguntó el ministro
dimisionario.
ridad: hoy mismo asis­
ten dos ó tres de orden
— Saber por qué ha
público á la escena de
salido usted del minis­
terio.
la saca de papel.
Pero no les hacen
Esta respuesta asom­
gran caso: las únicas
bró al político , y poco
personas que les im­
le faltó para exagerar
su severidad.
ponen respeto son 7.uloaga , el administra­
8in inmutarse San­
tana, le contestó:
dor del periódico, y el
señor Aparicio, que es
— No se moleste us­
el portero.
ted. si no quiere usted
Kn una ocasión en
decirme lo que le preque los agentes, para
g mto. iré á informar­
me de los que le han
apaciguar lo s, les sa­
echado á usted , y si
cudieron el polvo, de­
no. inventaré la es'plicían muy irritados:
cacion
del suceso.
— No sufrimos que
Esto calmó al perso­
nos pegue nadie, y en
naje y se apresuró á
todo caso solo lo con­
satisfacer su curiosi­
sentimos al señor Apa­
dad.
ricio , que para eso
Nunca lia sido polí­
está.
tico
Santana: cuando
E l señor Aparicio
en 1858 el gallineta
tiene un látigo, y cuan­
O’Donnell trató do ha­
do se presenta con él y
cer su órgano L a C o r ­
sin él cesan todas las
r e s p o n d e n c ia , la ce­
cuestiones y obedecen
dió su propietario al
como mansos corderos
.«señor
Escoliar por do­
aquellos revoltosos in­
dustriales.
ce mil reales mensua­
les. No queriendo que
Algunas veces se han
fnese
político su perió­
suhlevadocontrala em­
dico, trató de recupe­
presa , y cuando no
rarle , y para conse­
quieren que salga nú­
guirlo dió á su arren­
mero. no sale.
datario 1 0 .0 0 0 duros.
Los jefes hacen cor­
— Si no es político,
rer la voz:
preguntará
el lector
— Esta noche, dicen,
¿por
qué
apoya
con
no se va por papel.
tanto entusiasmo la
Unos cuantos vigilan
candidaluraal
trono del
á los demás para que
duque
de
Montpensier?
no se desmoralicen, y
Hagámosle justicia:
su voluntad triunfa.
obedece
á un senti­
Estos individuos ven­
miento
de
gratitud:
den en Madrid cada
dehe inmensos favores,
noche de 18 á 2 0 .0 0 0
y
sobre todo una cari­
ejem plares, ó sea 800
ñosa
amistad al duque;
manos, lo que produce
cree
que es el mejor
para ellos una ganancia
candidato, y por eso le
de cerca de 2 .0 0 0 rea­
apoya.
les repartidos entre
Corno he indicado
unas 400 personas.
aparte
de cierta JvoluhiL a C o r r e s p o n d e n c ia , además de ser un gran ele ­ colocar un invernadero donde estaba antes. En otra
hdad de carácter, las demás prendas que le ¡dom an
mento de propaganda, sostiene á numerosas familias. Ocasión laInica un pabellón, y al puro tiempo desapa­
le enaltecen con razón á los ojos del público. Ha pro­
Un director, siete redactores, seis empleados de la rece para dejar espacio á una casa rústica. Los traba­
tegido á toda su familia; ha proporcionado á su madre
administración, veinte cajistas, dos regentes, un ma­ jadores se alegran de esto, y justo es que las velei­
una lelicidad de que aun disfruta, ha amparado á to­
quinista. ocho empleados de las m áquinas, cuatro de dades de los ricos favorezcan á los pobres.
dos los hombres laboriosos y honrados.
la estereotipia, tres de la fundición, veinte repartido­
Para completar la fisonomía de Santana, debo aña­
4 aunque es rico es modesto.
res, un mozo, un carretero y dos mil vendedores de dir algunas^ rasgos.
Al terminar su magnifica casa de la Carrera de San
Madrid y Provincias se sostienen á espensas de este
Lo mismo es hoy millonario, que cuando recibía de Gerónimo quiso colocar en la puerta, á guisa de escu­
periódico, que produce además cada año á su propie­ i un amigo en calidad de préstamo la cantidad de 200
do. una moneda de dos cuartos, como símbolo de su
tario de 30 á 3 5 .0 0 0 duros; 18 ó 2 0 .0 0 0 producen reales para comprar la maquinilla autógrafa, base de
fortuna.
solo los anuncios. Gracias á este filón, el estudiante , su fortuna.
Lo disuadieron de esta idea, y no hicieron bien.
de medicina de Sevilla, que con 4 reales diarios tenia
Alegre, decidor, franco, enemigo tenaz de la monoDedicado á cuidar de su hacienda y déla educación
qne mantener á su inadre y á cinco hermanos, posee ( tonía, acLivo, emprendedor, calificanle cuantos le code sus tres hijos, apenas se ocupa ya de política.
hoy la casa-administración del periódico, tres asas nocen de veleidoso en la forma.
Hoy emplea sus ocios en hacer versos y reciente-
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LA FE DEL AMOR.
L A ILU STR AC IO N E S PA Ñ O LA Y AM ERICANA.
No tenia ya duda: el cadáver que oslalui en la E n ­
carnadina era el de la forastera.
Volvió al sotechado; dejó la lamparilla en el mismo
lugar de donde la había tomado, saltó la tapia y se
lanzó á la carrera en dirección á Lemanes.
El alcalde, que dormía profundamente, fué desper­
tado por los ¡fraudes golpes que el lio Calcuoro daba
á la puerta de su casa.
Se asomó á una ventana.
.—¿Quién vá? dijo.
—E l guarda, señor alcalde.
— ¿Pues qué sucede?
— La forastera de la Eñramadilla ha sido robada y
asesinada.
—¿Qué es lo que usted dice, tio Calcuoro?
— Lo que usted oye, don Liborio.
—Pues roe parece á mi que ya se yo quién ha he­
dió eso: mire usted, lio Galonero; vaya ust°d casa del
sindico, y casa del fiel de fechos, y casa del alguacil:
despierte usted al Pintado, y al fio Lopcras, y al Nono
y á Seguidillas, para que como hombres buenos ven­
gan á ver las primeras diligencias: despierte usted
también al peatón, para que vaya á escape áG etafe á
avisar al señor juez: ¡en! ¡andando! ¡al avio, lio Calcuero, que yo voy á vestirme!— D isculpa, disculpa
ahora al maestro de escuela, Práxedes, dijo don L i­
borio á su m ujer: di rpie es un buen muchacho, que
no tiene más falta que gustarle las bijas de Eva.
— ¿Pues qué ha hecho don Esteban? dijo la alcal­
desa incorporándose en la cama.
— ¡Nada! ¡una gracia! ¡una friolera! ¿dónele diablos
estarán mis calzones? ¡Señor! ¡Señor! ¡qué enor­
midad !
— ¿Pero acabarás, hombre?
— El maestro de escuela ha robado y ha asesinado
1 la forastera de la Enramad.!lia.
— ¡Ave María Purísima! esclamó la alcaldesa: eso
no puede ser, hombre: don Esteban es incapaz de
matar á una pulga: y ahora (pie digo pulga, ¿por qué
no so ha de creer que los Pulgas do Carboneras han
sido los que han hecho eso?
Acuérdate de lo que nos dijo la forastera esta tarde
en la ermita: «Si me sucede una desgracia...»
— S i, hombre, si; pero por lo mismo no puede
creerse del maestro de escuela...
— Los libertinos, los que por sus placeres crim ina­
les deshonran una fam ilia...
— Es joven, Liborio, y la otra hermosísima y casa­
da con un bárbaro.
¿Y la prima del lio Lopcras?
—Esa tiene historia.
—¿Y la saeristancilla?
Ya se había escapado con un sargento del cuartel.
-¿Y la m ujer del sindico?
— ¡Liborio, Liborio! ¡no nos metamos en las vidas
agenas!
— ¡Cuando pienso que á tí misma, á la m ujer de la
autoridad, te lia hecho ese malvado la rueda!...
—Yo no le lie hecho caso... yo me he reido.
—¡Vaya! ¡pues bien te gustaba bailar con él! ¡hum!
—Porque es el que mejor baila á una m u jer en el
pueblo.
— Vosotras las m ujeres del pueblo defenderéis
siempre al maestro de escuela; pero nosotros, los
hombres, no tenemos los mismos motivos para defen­
derle: en fin, yo me alegro de lo que lia hecho.
—No digas, eso, hombre, que dado caso que el
muestro de escuela se haya vuelto loco y haya come­
tido un crim en, te alegrarías de una desgracia.
—Tienes razón, Práxedes; ¡pobre m ujer! ¡robada!
¡asesinada!
—Vuelvo á decir que probablemente este horror lo
han hecho los Pulgas.
—Allá lo veremos: ¿pero, Señor, dónde está mi
haston? ¡ah! ¡ya! ¡mi linterna! está la noche oscura
como boca de lobo.
Llamaron á la puerta.
El mozo del alcalde abrió.
El fiel de fechos acudía armado de punta en blanco.
es'° es. con un rollo de papel sellado en la una mano,
en L otra una linterna, y en el bolsillo un tintero de
cuerno.
Se volvió á murmurar de Esteban.
En poco tiempo llegaron todos los que habían sido
••amados, escepto el Pintado.
El tio Calcuero certificó que habia encontrado á éste
en la cama con un calentaron y un dolor de estómago
que le hacia dar gritos.
En su lugar iba el confitero.
El tio Loperas habia tenido una ágria disputa de­
fendiendo á Esteban.
— Guando se cometía el asesinato de la tia, dijo, él
estaba, sin dud i, en Madrid al lado de la sobrina^ ya
lo verán ustedes: esto es una lástima y un pecado:
¡calumniar á ese pobre muchacho, porque se le quie­
re m al, y por cuatro palabras vanas de una vieja loca!
— Ya lo veremos, dijo el alcalde.
— Ya lo veremos, esclamó Loperas.
Se pusieron al fin en marcha la ju sticia, el médico,
los cuatro hombres buenos y algunos otros vecinos
que liabian olido el negocio.
T o lo s llevaban ó faroles, ó linternas, y algunos de
ellos escopetas.
El Lio Galcucro guiaba.
Entre tanto el peatón, esto e s. el correo del pue­
blo trotaba hacia Gelafe en busca del juez del partido.
Llegaron, en fin, á la Enramadilla.
Un círculo de faroles y di* linternas envió sus luces
al cadáver de doña Eufemia.
Estaba sobre el costado derecho contraido, con las
piornas encogidas, con un brazo oculto bajo el cuer­
po, el otro abandonado sobre é l, mostrando las piernas
huesudas, delgadas, cubiertas de unas medias sucias
y remendadas; los pies sin zapatos, el vestido de per­
cal hecho girones en parte y replegado.
En cuanto á la cabeza, aparecía horrible: tenia vo­
lado el cráneo; el cuerpo estaba en una pequeña hon­
donada del terreno, y literal mente en un charco de
sangre, embebida en algunas partes por la tierra,
coagulada en otras.
A poca distancia se encontró un pistolete descarga­
do y con señales indudables de haber hecho fuego
recientemente.
La vista de esto pistolete aterró al tio Loperas: ha­
bía reconocido uno de los pistoletes de Esteban.
Pero se calló.
— Vamos, dijo para s i : es necesario que se haya
vuelto loco, ó yo no le conocía bien.
A escepcion del tio Loperas, nadie reconoció el pis­
tolete.
Pero la opinión pública se habia formado ya, y se
seguía acusando & Esteban.
S e descubrieron entre el terreno blando los pro­
fundos carriles causados por un carruaje.
Esto era ya un indicio determinante: se sabia que
Esteban iba lodos los sábados á Madrid en el cabriolé
del al Imitar.
— Mas valia (pie yo hubiera ido con él, murmuró
éste ya casi convencido.
Había reconocido por la distancia de los carriles, y
por el ancho de éstos, su carruaje.
En el pueblo no habia más que carretas, y la yanta
de éstas era mucho más ancha.
Se fué á la casa: se penetró en ella después de lle­
nar todas las Jórmulas legales, y se encontró lo que
habia visto el tio Calcuero, más la señal del arrastre
que continuaba en el huerto hasta la tapia, y una
chancleta al pié de la tapia y otra junto al sotechado.
A nada de esto se locó, como no se bahía tocado al
cadáver.
Se esperaba al juez.
Se dejaron dos vecinos guardando el cadáver, y se
siguió la señal de las ruedas del carruaje á través de
las tierras de labor.
I-as huellas iban á la carretera, y entre el polvo de
ésta seguían en dirección á Madrid.
Pero las señales de pisadas que se habían encon­
trado en la Enramadilla, desconcertaban á los acusa­
dores de Esteban: eran demasiado grandes y rudas;
habia señales de gruesos clavos en las suelas; en las
condiciones del terreno habían hecho que aquellas pi­
sadas hubiesen dejado una especie de molde.
Esteban tenia los piés pequeños y gastaba calzado
fino.
El tio Loperas hizo reparar en esta circunstancia.
— ¡T om a! dijo el sindico: se habrá puesto unos
grandes zapatones para em brollar á la ju sticia; esto
no prueba más que una premeditación.
— ¡Bueno! ,bien! dijo el tio Loperas: yo le lie visto
cuando se fué con sus bolitas de charol, y no llevaba
consigo ningún objeto.
— Podría tener escondidos los zapatos en el campo.
155
— Yo haré que se levante acta: yo liaré que so con­
serve una de esas pisadas.
— Bueno.
á yo encontraré el zapato.
A las dos de la mañana llegó <‘l juez de primera
instancia del distrito con un escribano y con una e s­
i colta de dos guardias civiles.
Se procedió inmediatamente á la diligencia del le­
vantamiento del cadáver y al reconocimiento de los
lugares.
Comenzado sin pérdida de tiempo el sumario, todos,
á escepcion del lio Loperas y del guarda, acusaron á
Esteban, declararon la escena de la ermita y afir­
maron , q u e, según ellos creían, no podía ser otro el
asesino.
— Señor ju ez, dijo el tio Loperas: pido que se con­
serve la impresión de una de esas pisadas: que se ce r­
tifique que es igual á las que se han encontrado en la
casa, en el huerto, en la pradera, en la Enramadilla,
como las únicas que se han encontrado y que pueden
provenir del asesino.
— Se sacará el dibujo: esto se hubiera hecho siem ­
pre, dijo el juez.
— No, no: que se guarde original una de esas pi­
sadas.
— ¿Y cómo puede ser eso?
— Yo he visto algunas que están sobre terreno gredoso, y tan bien señaladas como un m olde: se puede
levantar el pedazo en que está esa especie de molde,
delante de testigos, meterlo en una caja y sellarla.
— Perfectam ente, dijo el ju e z : esto es ingenioso.
Ahora b ien , señores; sigamos, busquemos algo que
determino algo m ás, porque todo lo que tenemos
hasta ahora no da bastante prueba para un auto de
prisión: ¿cuál es el prim er ventorrillo que se encuen­
tra sobre la carretera?
— Es del Coj itranco, dijo el alcald e; él conoce de­
masiado al maestro de escuela.
Se traslarorwal ventorrillo del Cojitranco.
Este y su m ujer declararon que á las once de la
noche habia estado allí, pálido como un muerto, des­
encajado y manchadas de sangre el pulpejo de la ma­
no derecha y la manga de la camisa, el maestro de es­
cuela.
Que estaba muy turbado.
Que no parecía sino (pie acababa de hacer una muy
mala cosa.
Que ellos nada le habían preguntado, nada le habían
Nicho; pero que so habían propuesto decir la verdad
en cuanto se la preguntase la justicia.
Esto ya era grave.
El alcalde se volvió al albéitar, y le dijo:
— Y ahora,'lio Loperas, ¿qué le parece á usted?¿afir­
mará usted todavía que el maestro de escuela es ino­
cente?
— Cuando se tiene confianza en un hombre, dijo el
tio Loperas casi sulfurado, verá uno claras como la
luz una y otra cosa que le acusen, y no lo creerá: ¿es­
tamos? ¿si sabré yo quién es Esteban? vanidoso, ami­
go de las hijas de Eva, todo lo que usted quiera; pero
asesino... ¡hombre, que no! ¡y que no!
— A todo el mundo se le puede meter un mal espí­
ritu en el cuerpo, dijo el confitero: además, que todo
el inundo puede volveise loco, y un loco no. sabe h»
(pie se hace.
— Si se hubiera vuelto loco Esteban, se hubiera
llevado á Elena, que está loca por é l, sin miramiento
á nada y por encima de todas las lias del mundo; por
supuesto, para casarse, porque él la quiere bien: no
tenia necesidad de matar á esa anciana: además, E s ­
teban no la hubiera robado; ¡si sabré yo quién es E s­
teban! ¡y que nadie me diga á mi que Estéban es
capaz de robar, porque no! ¿estamos?
— Eso lo ha hecho para que se crea que han sido
ladrones los que han cometido el crim en, dijo el a l­
calde: adem ás, que un dulce no le amarga á nadie, y
quien es capaz de asesinar, es capaz de robar.
— ¡Don Liborio! esclamó perdidos de todo punto
los estribos el albéitar, dirigiéndose al alcalde: usted
no le puede ver. porque su m u jer de usted dice que
Estéban baila bien.
— ¡Mire usted que le meló en la cárcel, tío Lope­
ras! esclamó irritado el alcalde, enseñando el puño
de su bastón al albéitar.
El juez intervino.
156
L A ILU STR A C IO N E S PA Ñ O LA Y AM ERICANA.
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PC ENTE HE LOS PCEROS EN BILBAO.
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LA ILU STR AC IO N E S P A Ñ O L A Y AM ERICANA.
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de la tercera fu­
corno se suele de­
sión, esto es, pro­
cir.
ducto de la fusión
R eco n ó cese,
de una pasta ya
pues, enesta obra,
afinada y sin de­
la mano de un
fecto.
buen fundidor, de
Los moldes es­
un buen moldea­
tán
arreglados
dor
y de un esceindubitablemente
lenteafinador. Los
por un moldeador
papeles que se han
de mucha habili­
cogido
demues­
dad. Casi ni si­
tran la interven­
quiera se encuen­
ción en este asun­
tra señal alguna
to de un quím i­
de rebaba. Es fun­
co. Los tubos de
dición lisa como la
vidrio lo demues­
que se emplea en
tra n ta m b ié n ,
las máquinas para
pues la idea de
las piezas de pre­
dar esa forma á
cisión,
cuando
aquellos peque­
conviene econo­
ños recipientes,
mizar un gran
debe h ab erse
gasto si se hicie­
ocurrido
á perso­
ren forjadas.
na acostumbrada
Semejante re­
á servirse de esa
sultado industrial
clase de tubos en
no se puede obte­
experimentos vnaner sino con her­
nométricos.
ramientas y apa­
Solo una cosa
ratos perfectos.
es rara; el uso del
No se funde con
LA ADUANA DE VENECIA.
tornillo de los cla­
tal perfección en
vos y del asa. El
una hornilla de la
comercio
que
se encuentra
cocina. La conjuracionase conoce que tiene su ar­ mucha limpieza; y se ven señales de ajuste que indi- tornillo es un articulo dr
I can al conspirador cómo se deben colocar el un disco en todas las quincallerías; pero ¿cómo no se ha dis­
senal.
El ajuste en los agujeros destinados á dar paso á sobre el otro para que los agujeros dejen fácil movi­ puesto en el espesor de uno de los discos una cabidad
los clavos de percusión, están también trabajados con miento ú los clavos de percusión , esto es, para que I para recibir y asegurar su cstremidad?
L E C C IO N E S DE G E O M E T R ÍA . PO R O RTEG O .
LÍNEA VERTICAL.
LINEA SECANTE.
LINEA HORIZONTAL.
ÁNGULOS AGUDOS.
LÍNEAS OBLICUAS.
CIRCULO.
LÍNEAS PARALELAS.
SUPERFICIE.
LA ILU S TR A C IO N E S P A Ñ O LA Y AM ERICANA.
15$
Cuneado y lleno el proyectil, es muy peligroso lo­
carle y por eso el asa para llevarle suspendido, y eso
también lia hecho innecesario sujetar el tornillo, pues
solo el intentar apretarle costaría caro á cualquiera.
En cuanto á los clavos son de los más ordinarios
do carpintero, hechos á martillo, y también el asa
está muv groseramente hedía. Toda esta parte de la
fabricación aparece completamente descuidada bajo el
aspecto industrial.
Concluyamos. El proyectil se lia inventado por per­
sona muv inteligente en la construcción de máquinas
ó armas de fuego; se vé también la mano de químico
experimentado; se lia hallado un fundidor, un moldea­
dor y un afinador, más no se ha contado con tn her­
rero, y la parle de la obra que comprende la unión y
el armamento, se ha hecho por personas que no dis­
ponían de buenas herramientas, ó que no saben tra­
bajar el metal.
Por último, se tendría el propósito de arrojar esas
bombas desde una ventana, y la prueba de esto la ba­
ilamos en la dificultad y casi imposibilidad de traspor­
tar,armado esc proyectil que el menor golpe liaría
estallar. Los conspiradores se acordaban de aquella
bomba que cuando al atentado de Orsini en 1858, se
encontró en medio de la calle Le P eletier, tal vez
porque no reventó al caer.»
A las conjeturas de E l F i g u r o se pueden referir las
noticias siguientes que da otro periódico;
« El proceso lia dado un gran paso.
Mr. Lepet, fundidor de la calle Saint Maur, núme­
ro 5 8 , al ver los diseños de las bombas que han pu­
blicado varios periódicos, ha reconocido que se habían
fabricado en su casa. Las había encargado, á 14 de
abril, un desconocido y con nombre supuesto, que no
las llamaba bombas, sino que suponía ser una inven­
ción que le daría á ganar mucho dinero por su apli­
cación al velocípedo; todo lo vacio se había de llenar,
decia, de caoulchoue. y encargó como primer pedido
1*2.). Mr. Lepet había hecho y entregado ‘2 2 de esas
bomhus, de las cuales la policia solo lia logrado en­
contrar 21 : y el mismo afirma que á no haber sobre­
venido la huelga de sus operarios, en la fecha actual
tendría entregadas 400 bombas.»
FA C S IM ILE DE LAS BOMBAS
ENCONTRADAS EN LAS CASAS DE LAS PERSONAS
COMPROMETIDAS EN LA CONSPIRACION.
El presente dibujo representa exactamente la mitad
del tamaño de las bombas.
II......
F ......
Pai te solida del centro.
Paso | ¡ira el tai nillo qu ; une y »ujeta imillas las dos
mitades de la bouil.a.
Pertll do la bomba cerrada.
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Pasador ó clavija destinada ¡i unir las dos mitades de
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('<....... Hosca.
c e r........ \trojeros circulares que permiten adapt ir el sistema
«le percusión destinado á determinar la csplosion.
II...... Parte csterior de hierro colado.
i ....... Disposición |iara llevar y arrojar la bomba.
LA ADUANA DE VENECIA.
No solo los viajeros y los historiadores, sino tam­
bién los novelistas y los poetas, describiendo á Venécia artística ó dramáticamente han logrado que sean
muy pocos los que no tengan noticia de las bellezas
que encierra la antigua ciudad de los »lux. Sin em­
bargo, casi todos han pasado por alto ó han dejado sin
mencionar el vasto edificio de la Aduana, que es el
primero que sale al encuentro del navegante que se
acerca á la reina del Adriático. Nosotros reproduci­
mos una vista de este edifico), antiguamente muy
animado, hoy silencioso y casi muerto como los pala­
cios de Venecia, como la ciudad misma. Detrás de la
Aduana se levanta la hermosa cúpula de la iglesia de
San Múreos.
REVISTA CIENTÍFICA É INDUSTRIAL.
Movimiento, filosofía y propagación de las ciencias.— Minis­
terio de negocios científicos.—Gobiernos protectores de las
ciencias.— El estudio más de moda.— Ciencias antropológi­
cas.— Multitud de almas en cada hombre.— Las once razas
humanas.— Persistencia é invariabilidad de la especie.—El
culto fálico.
Aspecto interior de la bomba.
AAAA Tubos de vidrio que deben contener la materia es­
plosile.
DItBB Pai tes lluecas para contener la | ólvom. et fulminan­
te de mercurio, ó el piccalo de potasa.
ree.... Agujeros circulares dispuestos para recibir un siste­
ma de percusión que produzca la espl^sion.
I.
La escasísima parte que ramos á referir de resul­
tados que alcanza la prodigiosa actividad de los sáhios
continuando en esta narración sucinta la ardua tarea
de pretender que aparezcan las cuestiones técnicas,
siquiera un poco interesantes para los que no las tie­
nen por objeto predilecto desús estudios, ha de callar
forzosamente, siendo tan numerosos, muchos asuntos
entre el inmenso cúmulo do trabajos cientiücospublic.ulos desde nuestra anterior /{c rista . Nunca jam ás
como en la actual época, se han acumulado tanto los
progresos de las ciencias, cuyo rápido y poderoso
vuelo maravilla y hace que los humanos conocimientos
aumenten en progresión geométrica. Los descubri­
mientos cien tifíeos se encadenan; cada hecho nuevo
esliendo los limites de varias ciencias á un mismo
tiempo, las indagaciones han de observar lautos y tan
diversos puntos, que llegan á ser esencialmente enci­
clopédicas, y todas las ciencias tienden á fundirse en
una sola, total y vasta, que abrace el estudio del uni­
verso entero. Así se va agrandando el horizonte inte­
lectual, y estamos adquiriendo nociones más exactas y
verdaderas del tiempo y del espacio; poco á poco nos
acostumbramos á considerar á tina vez, ya periodos
extraordinariamente largos, ó eslremadamente breves,
ya dimensiones pequeñísimas, ó ya bien grandísimas;
y casi se puede asegurar, que merced á la esporimentacion, al cálculo y al razonamiento, vamos caminando
j hacia la conquista de lo infinitamente grande, y de lo
infinitamente pequeño.
Los sáhios coetáneos, en vez de limitarse al examen
de un solo punto de las cuestiones científicas, indagan
cuanto*« lados presentan, y buscan la verdad en la
conciliación de doctrinas opuestas. El choque de con­
trarias teorías, ni las perjudica, ni las quebranta, sino
que á la inversa, hace que se penetren y amalgamen
formando la síntesis de lo cxac.lo y verdadero.
Durante algún tiempo han permanecido, hasta cierto
punto, descuidadas las ciencias puras, porque se ha
atendido más á las industriales ó aplicadas. Cuantas
invenciones lian alterado y renovado el mundo, como
el vapor, el gas, el telégrafo, la fotografía, y cien otras
además, son brillantísimos resultados de semejante
unión de las ciencias y la industria. Ahora, la filosofía
científica está volviendo á recuperar antiguos derechos,
y de sus indagaciones especulativas manarán más ade­
lante nuevas aplicaciones. Los descubrimientos qui­
se están realizando en esa esfera abstracta de las teoriasquedan ignorados de gramlisimonúmero de perso­
nas; porque los que vulgarizan las ciencias, ó no sa­
ben hacer inteligibles al público en general asuntos de
esa especie, ó no se atreven á abordar tales cuestiones
por lo dificultosas, áridas y Imscendenlalesque son.
Sin embargo, en algunos países, y principalmente
en Alemania é Inglaterra, los mismos catedráticos de
ciencias, divulgan tales conocimientos en todas las
clases de la sociedad, así humildes y modestas, como
ricas y aristocráticas, tanto á jóvenes como á personas
mayores, valiéndose ya de conferencias públicas, ya
de libros populares, ó ya bien de reuniones y congre­
sos científicos. Al efecto también se utilizan (como en
Londres) los saraos científicos ¡s c ie n ti/ ic c o n r c r s u z io n i ) donde los amantes del saber se congregan, con­
versan, esplican y enseñan nuevas observaciones, ins­
trumentos, aparatos, teorías y descubrim ientos, y
aprovechan otra multitud de medios para p on erá los
alcances de lodos las verdades científicas, y suminis­
trar al público esa luz brillante, que Lauto ilumina, esa
instrucción sólida que en tan alto grado ilustra, y esa
poderosa fuerza que lleva á los pueblos hasta el más
levantado punto de bienestar y cultura.
Para cumplir tales fines, trabajan asiduamente las
sociedades científicas, las cuales aumentan de un uni­
do extraordinario, y en Inglaterra sólo, existen hoy más
de 1 2 0 , reuniendo 6 0 .0 0 0 miembros, cuyos números
crecen de dia en dia. En la última reseña de las sesio­
nes de la Asociación británica, donde se presentan
aquellos dalos, se calcula que 15 de cada 10.000 in­
gleses, están dedicados Oclusivamente á cultivar y
enseñar ciencias. Todavía no satisface á muchos en
dicha nación tan florecientes y hermosas condiciones
do las ciencias positivas, y m¡entras*Sir John Lubbock
presentaba un provento de ley en el P aram ento la
semana última, á fin de que fuese m áseslensa la ins­
trucción científica para los militares, y cuando existe
una comisión real para que baga investigaciones é in­
forme acerca de las relaciones del Estado con las
ciencias, la prensa toda pide unánimemente al Gobier­
no, que intervenga con energía para que se divul­
guen hasta un grado extraordinario los conocimientos
científicos, y que se establezca un Ministerio de Nego­
cios científicos, y otro de Instrucción pública. A ten' diendo á que, aun cuando sea lamentable, no cabe
L A ILU STR A C IO N E S P A Ñ O LA Y AM E R IC AN A.
159
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L A IL U S T R A C IO N E S P A Ñ O L A Y A M E R IC A N A .
RIO
que tiene en suspensión, y filtrándose á través de lí»
arena penetra en la capa de carbón, que como ya he­
mos dicho. se apodera por completo de las materias
orgánicas que se hallen en suspensión, absorbiendo
además los gases que la impurifiquen. De la capa de
carbón sale ya el agua pura y cristalina, yendo á ocu­
par el depósito inferior que se vacia por medio de
una espita. El filtro que acabamos de describir, obra
fie una manera tan eficaz, que por medio de él se pu­
rifican las aguas mas cenagosas.
orgánicas, la arena, el lim o, ele. Un sencillo filtro de
papel podría emplearse para purificar las aguas, como
I odian comprender nuestros lectores,, por poco que
m * fijen en el grabado que acompañamos(fig. I.»); pero
i ste procedimiento empleado con suma frecuencia en
los laboratorios, en la práctica solo sirve para la pre­
paración de algunas bebidas, tales como el vino de
quinina, el licor de corteza de naranja y otras varias.
Los filtros de piedra de las fuentes, al cabo de
cierto tiempo se obstruyen e n g r a s á n d o s e , ¿orno suele
Fio. 2.»— Filtro-fuente de carbón.
pueda construirlo á poca costa, pues consta solamen­
te. como observará el lector, de tres espacios, de los
Cuales el de la parle superior está provisto de dos pie­
zas esferoidales agujereadas en la forma que indica
la figura á que nos referimos, y cubiertas con espon-
Fu;. 1."— Filtro de papel.
Fio. -4.a— Filtro-sifon de carbon.
decirse, y % t este caso basta limpiarlos con vinagre
para que adquieran de nuevo sus buenas propieda­
des. El mayor inconveniente que tienen esta clase de
filtros, es que obrando de una manera puramente me­
cánica, se apoderan solo de las sustancias que el agua
tiene en suspensión y nodo las «pie en el liquido pue­
dan hallarse disimilas, lo cual, en la mayor parte de
los casos, hace que las aguas sean impropias para los
usos domésticos.
Las aguas d élos ríos, por ejemplo, dejan de ser
basta cierto punto potables en las épocas do los gran­
des calores del estío, á causa do las materias orgáni­
cas que tienen en disolución. Lo propio se verifica en
los pantanos y estanques cuyas aguas contienen por
lo general, entre otros gases, el hidrógeno sulfurado
que les comunica un olor desagradable y un sabor
nauseabundo, haciéndolas además nocivas é impro­
pias para los usos domésticos.
Los filtros puramente mecánicos, son de todo punto
ineficaces para la purificación de las aguas que aca­
bamos de mencionar, pues esta solo se consigue po­
niéndolas en presencia de sustancias capaces de absor­
ber los referidos gases y apoderarse de las materias
orgánicas que se hallen en disolución. La sustancia
que reúne estas propiedades y que más generalmente
se emplea, es el carbón.
El aparato (fig. 2.a) representa un filtro de esta ma­
teria, cuya eslremada sencillez hace que cualquiera
Cuando se trata de hacer potable el agua de los
pantanos, se acostumbra en este caso á establecer en
él un filtro permanente, compuesto de un tonel en
cuyo fondo se hallan dos superficies horadadas, entre
las que se coloca una capa de carbón envuelta en dos
de arena. Hecho esto, se sumerje el aparato en me­
dio del pantano, como lo indica el grabado á que nos
referimos (fig. 3.a). El agua penetra á través del carbou y llega pura al depósito superior del tonel. Cuan­
do es corla la cantidad de agua que se trata de puri­
ficar suele emplearse con muy buen éxito un filtro
de papel, sobre el cual se vierte el liqu ido, después
de haberlo mezclado con negro animal ó carbón co­
mún pulverizado. También se emplea otro procedi­
miento más sencillo, si cabe, y que consiste en su­
mergir en el liquido la rama de un sifón de vidrio,
en la que se coloca un cilindro de carbón muy poroso
en la forma que verán nuestros lectores por la fig. 4.a
Hasta hacer la absorción por la otra rama del sifón
para que el agua abandone sus impurezas en el cilin­
dro de carbón y adquiera las propiedades que la ha­
cen propia para los usos domésticos.
Fic. 3.a— Filtro permanente en un pantano.
ja s , que son las que se apoderan fie las sustancias
menos tenues que el liquido pueda tener en suspen­
sión. La segunda superficie ó tabique, si asi -podemos
es presarnos, está también horadado. El espacio com­
prendido éntrelas dos superficies ya citadas, se halla
ocupado por dos capas do arena separadas por otra
bastante espesa de carbón coman dividido en peque­
ños fragmentos. Hecho esto, puede ya llenarse de
tegua impura el primer depósito. El liquido empieza
por abandonar en las esponjas parle de las sustancias |
E. C.
MADRID.
IM P R E N T A Y L I B R E R IA D E L A I L U S T R A C I O N .
ca lle del a r e n a l , m 'jm.
16.
Á LOS NUEVOS SEÑORES SUSCRITORES.
Agotados desde el mes anterior los ejemplares de los núme­
Siendo esta empresa la que viene publicando hace veintiocho
ros uno á cuatro y el seis de
años el periódico de Señoras con el título de
LA ILUSTRACION ESPAÑOLA Y AMERICANA,
LA MODA ELEGANTE ILUSTRADA,
según tenemos ya advertido, nos es imposible servirlos hasta tanto participa á los que lo son de L a I lustración E s p a ñ o l a , que ob­
que se reimpriman, que será en todo el presente mes. Sirva esto tienen una considerable rebaja en el precio adquiriendo ambas
publicaciones.
de respuesta á las reclamaciones que sobre ello se nos hacen.
L a M oda E legante es un periódico tan útil é indispensable
en toda casa de familia, que baste decir que la mayor parte de
Los diferentes señores que nos han favorecido remitiéndonos las señoras que la reciben, nunca dejan de efectuar su renova­
originales para L a I l u s t r a c i ó n , nos habrán de dispensarsi la fal­ ción. razón por la cual su suscric ion es tan numerosa.
ta de espacio no nos ha permitido publicarlos hasta ahora. Dá­
Los que deseen conocerla para juzgar de su conveniencia,
rnosles las gracias, y les ofrecemos que á medida que vayamos ali- pueden pedir un número por vía de muestra al Administrador
jetándonos de los muchos materiales que hoy nos abruman, les de L a M oda E le g an te , Arenal, 16, Madrid, que gratis y franco
iremos dando cabida en las columnas de nuestro periódico.
de porte les será remitido en el momento.