capitulo 2 FICHER

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BRASILIA: LA HISTORIA DE UN PLANEAMIENTO
Sylvia Ficher
Geraldo Nogueira Batista
Francisco Leitão
Andrey Schlee
›› Una capital en el hinterland
De la amplitud de las tierras del interior de Brasil no voy a hablar,
ya que hasta ahora nadie las ha explorado. La culpa es de los
portugueses, que, aunque son grandes conquistadores de tierras,
no les saben sacar provecho y se contentan con quedarse en la
superficie, siguiendo la línea de la costa como si fueran cangrejos.
Frei Vicente do Salvador, História do Brasil, 1627
El proyecto de trasladar la capital de Brasil al interior del país
se remonta a mediados del siglo XVII, cuando el país aún era una
colonia de Portugal y se vislumbraba ya la posibilidad de que la
corte portuguesa se instalara en el nuevo continente. En 1749,
Francisco Tosi Colombina elabora los primeros mapas de la
región.1 La Inconfidencia Mineira (1789) también tenía entre sus
1
56
Fontana (2004), pág. 50.
57
planes establecer una capital lejos de la costa, en São João del
Rei. Mientras Napoleón subía al poder en 1808 (y mientras en
Inglaterra el primer ministro, William Pitt, se convertía en defensor
de una capital brasileña interior),2 la corte portuguesa fue forzada a
instalarse en Río de Janeiro, y Brasil se convirtió en un reino unido.
Desde entonces, el traslado de la capital estuvo siempre presente
en los debates sobre la organización territorial y administrativa del
país, ya fuera por motivos políticos o por estrategia militar.
En 1821, con motivo de la primera elección de representantes
de Brasil en Lisboa, un importante documento de José Bonifácio3
sintetizaba la cuestión:
También nos parece muy adecuado que se erija una gran ciudad en
el interior de Brasil, para que sea sede de la Corte o Regencia; su
emplazamiento podría situarse en la latitud, poco más o menos, de
15 grados, en un lugar salubre, agradable, fértil y regado por algún
río navegable. Así, la corte o regencia quedaría libre de asaltos
y sorpresas externas, y se atraería hacia las provincias centrales
el exceso de población sin trabajo de las ciudades costeras y
comerciales.4
En 1822, aparece en un panfleto anónimo el nombre de la futura
capital: Brasilia.5
Tras la Independencia, el 7 de septiembre de 1822, el debate
continuó, aunque con seguimiento desigual y sin resultados
prácticos. Hay que destacar, sin embargo, la larga campaña a favor
del proyecto llevada a cabo por el historiador Francisco Adolfo de
Varnhagen, visconde de Porto Seguro.6 Tras la proclamación de la
República (1889), el establecimiento de la capital en el hinterland
se recoge en la Constitución (1891); según su Artículo Tercero:
“Corresponde al Estado un área de 14.400 kilómetros cuadrados
aún por determinar, situada en la meseta central de la República y
cuya finalidad es el emplazamiento de la futura capital federal.”7
2
En su discurso de 1805 en el Parlamento, Pitt sugirió algunos emplazamientos y un nombre, Nova Lisboa
(Brasil, op. cit., vol. 1, págs. 34-35).
3
José Bonifácio de Andrada e Silva, el “Patriarca de la Independencia”, era entonces el ministro del regente
Don Pedro (futuro emperador Pedro I), fue primero ministro tras la Independencia y, más tarde, tutor del futuro
emperador Pedro II durante la Segunda Regencia.
4
Apud Brasil, op. cit., vol. 1, pág. 41.
5
Posteriormente, José Bonifácio sugirió los nombres de Petrópole y Brasilia.
6
En el panfleto Memorial orgânico (1850), Varnhagen lista doce razones para construir la nueva capital.
Sugiere el nombre Imperatória y, como José Bonifácio, propone que se sitúe a 15 o 16º de latitud; en cuanto a
la altitud, propone que “quede elevada sobre el mar, por lo menos a 3.000 pies” (apud Brasil, op. cit., vol. 1,
pág. 139). En 1877 realizó un viaje a la entonces provincia de Goiás y publicó su ensayo definitivo: A questão
da capital: marítima ou do interior?
7
Constitución de la República de los Estados Unidos de Brasil, 24 de febrero de 1891.
58
Rumbo a la meseta central
Quieren sin querer.
Eliseu Guilherme, Anais da Câmara dos Deputados, 1922
Muy pronto, en 1892, se designó a una comisión para que marcara
la situación de la nueva capital. A la cabeza estaba el astrónomo
Luiz Cruls,8 director del Observatorio Nacional. Se inició una
expedición que empezó el mes de junio de 1892 y acabó en marzo
del año siguiente. La extensión y profundidad de los estudios que
se realizaron, en la erudita y refinada tradición de la historia natural
del siglo XIX, convierten al Informe de la Comisión Exploradora del
Planalto Central (o Informe Cruls, 1894) en el primer documento
técnico sobre el planeamiento de Brasilia.
El área definida, un cuadrilátero esferoidal de 160 por 90 kilómetros,
tenía los 14.400 km2 citados en la Constitución y se situaba en la
región centro-oeste, en el estado de Goiás. Esta zona, conocida como
“Cuadrilátero Cruls”,9 coincidía totalmente con las aspiraciones de
José Bonifacio. Entre sus muchas ventajas destacaba la situación,
que parecía predestinada, con “grandes ríos, que nacen en la región
[…] y que por un capricho singular de la naturaleza, parece que hayan
reunido sus fuentes en un solo punto […]”.10 Estas características
ayudaban a reforzar la dimensión simbólica de unidad e integración
nacional que representaba el cambio de capital.
A pesar de la repercusión del Informe Cruls, sólo tuvo como
consecuencia la construcción de varias conexiones ferroviarias
en la región. Hubo que esperar hasta 1922, dentro del contexto
nacionalista de las celebraciones del Centenario de la Independencia,
para que el Congreso aprobara la creación de la capital federal en
el Cuadrilátero Cruls. El 7 de septiembre de ese mismo año se
lanzaba la primera piedra, a pocos kilómetros de donde se edificaría
finalmente la ciudad.
Durante la larga dictadura de Getúlio Vargas (1930-1946), las
prioridades eran otras: habitar la región centro oeste, donde la
Fundación Brasil Central había organizado la “Marcha hacia el
Oeste” para asentar nuevas poblaciones en núcleos agrícolas, y
mejorar la accesibilidad de esta región, gracias a la ampliación de
8
Resolución del Ministerio de Agricultura, Comercio y Obras Públicas, 17 de mayo de 1892.
9
Esa área aparece en el Infome Parcial de 1894, publicado en 1896. Las coordenadas en relación a
Greenwich son:
Latitud S
Longitud O
Vértice NO 15º 10’ 0” 3h 15m 25s
Vértice NE
15º 10’ 0” 3h 9m 25s
Vértice SE
16º 8’ 35” 3h 9m 25s
Vértice SO
16º 8’ 35” 3h 15m 25s
10
Cruls (1894), pág. 18.
59
las condiciones de navegabilidad de algunos ríos y a la construcción
o ampliación de líneas férreas.11 Aun así, los expertos (en su mayoría
geógrafos, militares o ingenieros) nunca abandonaron el proyecto,
como demuestran una gran cantidad de estudios técnicos, casi
todos favorables al traslado de la capital hacia el interior.12
Escogiendo el lugar
[...] más al sur, más al norte, más al este, más al oeste; no importa.
Pero en la Meseta Central.
Everardo Backheuser, Localização da nova capital, 1947
Con la redemocratización del país y la llegada del mariscal Eurico
Dutra a la presidencia de la República, empezaba una nueva
etapa marcada por las disputas acerca del emplazamiento de la
ciudad. Durante la Asamblea Constituyente había partidarios del
Cuadrilátero Cruls, de Goiânia (capital del estado de Goiás), de
Belo Horizonte (capital del estado de Minas Gerais) y del Triángulo
Minero.13 La Constitución de 1946 también mencionaba en su texto
la creación de una capital en el interior, pero, una vez más, dejaba
la responsabilidad del lugar en manos de una comisión todavía por
nombrar .14
El debate sobre la situación de Brasilia llegó al ámbito militar y en
1946 se creó la Comisión de Estudios para la Localización de la
Nueva Capital, presidida por el general Polli Coelho. Después de
varias expediciones al Cuadrilátero Cruls y al Triángulo Minero, la
Comisión presentó dos informes preliminares15 y un Informe Técnico
(1948),16 tres documentos muy relevantes para el conocimiento de
la región. A raíz de ello, se delimitó una nueva área, el “Perímetro
Polli Coelho”, que ampliaba hacia el norte la zona abarcada por el
Cuadrilátero Cruls.
Adelantándose a la decisión del gobierno, la Asamblea Legislativa de
Goiás autorizó en 1947 la donación al Gobierno Federal de “todas
las tierras deshabitadas incluidas en la zona que se escoja para
levantar la futura capital de la República […]”.17 Empezaba así una
11
Convirtiendo a Anápolis, a 155 km de Brasilia, la ciudad más cercana al Cuadrilátero Cruls con estación
ferroviaria (Demosthenes, 1947, págs. 90-91 y 106-107).
Ver, por ejemplo, Castro (1946), Guimarães (1946), Demosthenes (1947) o Backheuser (1947-8).
13
Demosthenes, op. cit., págs. 13-19, y Brasil, op. cit., vol. 3, pág. 12. El Triángulo Minero era defendido, entre
otros, por Juscelino Kubitschek, entonces diputado federal de Minas Gerais.
14
Conforme el Art. 4º del Acta de Disposiciones Transitorias, Constitución de los Estados Unidos de Brasil, 18
de septiembre de 1946.
15
Brasil, op. cit., vol. 3, págs. 288-376 y 388-415.
16
Comisión de Estudios para la Localización de la Nueva Capital de Brasil, 1948.
17
Ley n.º 41, 13 de diciembre de 1947.
12
60
intensa campaña política por parte de Goiás, aunque hasta 1956
no empezaron las primeras expropiaciones, tras hacerse oficial el
perímetro del Distrito Federal.18
Durante el proceso legislativo de 1953 se definió un tercer perímetro,
el “Rectángulo del Congreso”, de 52.000 km2, para que la nueva
Comisión de Localización de la Nueva Capital Federal lo tuviera en
cuenta en sus estudios. Al frente de la Comisión estaba el general
Caiado de Castro, que decidió contratar a la empresa Cruzeiro do
Sul para determinar los trazados de la región por fotogrametría
aérea. Después, encargó a la empresa americana Donald J. Belcher
& Associates la interpretación de este material y el reconocimiento
de los cinco mejores emplazamientos, cada uno de ellos de 1.000
km2, para la construcción de la nueva ciudad; las conclusiones se
recogen en el valioso “Informe técnico sobre la nueva capital de la
República” (o Informe Belcher, 1957).19
En 1954, el mariscal Cavalcanti de Albuquerque sustituyó a Caiado
de Castro, y al año siguiente la comisión se reorganizó con el nombre
de Comisión de Planeamiento de la Construcción y Traslado de la
Capital Federal. Cavalcanti de Albuquerque estaba acostumbrado
a ejecutar encargos de envergadura,20 y con su disciplina militar
dio un gran impulso al proyecto en los veinte meses que estuvo
al frente de la Comisión. Además de promocionar ampliamente
los objetivos de la empresa, tomó decisiones cruciales como la
elaboración de un plan ferroviario de acceso a la Meseta Central que
incluía la construcción de la línea férrea Pirapora-Belo Horizonte y
la prolongación de la carretera Anhangüera en dirección Goiás.21
Su completo informe, Nova Metrópole do Brasil,22 es el último
documento técnico sobre la situación de la nueva capital. En él
se describe el complejo debate que sentenció el lugar definitivo de
Brasilia, el famoso “sitio castaño”, según la nomenclatura adoptada
por Belcher: la vasta propiedad rural llamada Fazenda Bananal
(Fig. 1).
18
La mayor parte de las tierras fueron adquiridas de fato con reservas federales, aunque a través del gobierno
de Goiás. Como no todas las desapropiaciones se registraron correctamente, la cuestión territorial trajo muchas
complicaciones tiempo más tarde, abriendo causas legales contra los morosos.
19
Sobre la contratación de Belcher, ver Mattos (1957), págs. 3-21.
20
Cavalcanti de Albuquerque había estado al cargo de la Academia Militar das Agulhas Negras, en Resende
(RJ), cuyo emplazamiento fue escogido por él y cuyas instalaciones fueron construidas, de 1939 a 1944, según
sus indicaciones (Câmara, 1985).
21
Gobierno del Distrito Federal (GDF) (1984), vol. 3, págs. 38 y 50-51
22
Albuquerque (1958). Aunque se publicó en 1958, trata de las actividades llevadas a cabo hasta mayo de
1956. Su discurso resultó profético: “[...] hago un llamamiento a todos los brasileños para que se den cuenta
de que no podemos retrasar más la solución de este problema vital, que se presenta muy angustiante. Será uno
de los mayores acontecimientos de la historia brasileña, porque contiene también la mayor oportunidad de una
resurrección político-económico-administrativa y, al mismo tiempo, ofrece la oportunidad de abrir las puertas
de la inmortalidad al gran patriota y eminente personaje público que concretice la ciclópica y consagrada obra
de construcción de la tercera metrópolis brasileña” (p. 119).
61
un trabajo académico de la ingeniera Carmen Portinho, de clara
orientación corbusiana.24
Esa coincidencia es uno de los hechos más curiosos de la larga
gestación del traslado de la capital federal hacia el interior
del país y un ejemplo increíble de amnesia histórica. Resulta
irónico que, después de tantos y tantos estudios en profundidad,
incontables levantamientos topográficos y exhaustivos análisis
aerofotograméticos, en 1955 se optara por la “extensa altiplanicie,
que limita al nordeste con los valles del río Torto y Bananal y, al
sureste, con el riachuelo Gama y Riacho Fundo”.25 O sea, el mismo
lugar que el botánico Auguste Glaziou26 eligió para la futura ciudad,
como ya describía en una carta dirigida a Cruls en 1893:
Fig 1//Brasil, Distrito Federal y los mejores emplazamientos para la
Nueva Capital, indicados en el Informe Belcher.
Por fin, un sitio
Al final, después de jornadas y jornadas de estudio, llegué a un
vastísimo valle [...].
Auguste François Marie Glaziou, Correspondência a Luiz Cruls,
1893
Ningún otro problema nacional ha sido tan debatido y analizado en
toda nuestra historia [...].
Israel Pinheiro, Una realidade: Brasília, 1957
La preferencia por ese mismo lugar ya existía desde hacía mucho
tiempo. De hecho, anteriormente había habido dos proyectos para
erigir la capital federal en esa zona. El primero era Planápolis
(1927), de autor desconocido, caracterizado por el trazado en
retícula al estilo de Belo Horizonte, y cuya parcelación del suelo
se inscribió en el Registro Inmobiliario de Planaltina, llegando
incluso a tener algunos terrenos vendidos.23 Le siguió el minucioso
“Anteproyecto para la Futura Capital Federal de Brasil” (1938),
23
62
Tavares (2004), págs. 125-129.
Al final, después de jornadas y jornadas de estudio, llegué a un
vastísimo valle bañado por los ríos Torto, Gama, Vicente Pires,
Riacho Fundo, Bananal y otros; me impresionó muchísimo la calma
severa y majestuosa de ese valle […]. Entre dos mesetas conocidas
en la localidad como Gama y Paranoá, hay una extensa planicie que
en otros tiempos fue un lago donde confluían diversos cursos de
agua provenientes del río Paranoá. En la época de lluvias, el lago
se llena otra vez de agua, y su excedente atraviesa una depresión
de la meseta, arrastrando a su paso arenilla y piedras grandes, lo
que ha abierto una brecha profunda en ese punto, de paredes casi
verticales, por la que se precipitan hoy todas las aguas de esas
alturas.27
Aprovechando esta circunstancia, Glaziou aconsejaba la creación de
un lago: “Es fácil deducir que, si se cierra esa brecha, forzosamente
el agua volverá a su lugar primitivo y formará un lago navegable
en todos los sentidos. Además de la navegación, esas bellas aguas
corrientes dotarían a la nueva capital de un sentido de belleza
que, con toda seguridad, despertaría la admiración de todas las
naciones.” Afortunadamente para Brasilia, este sabio consejo fue
escuchado.
24
Portinho (1939). Como se verá más adelante, este plan es particularmente importante como antecedente,
tanto de Vera Cruz (1955) como del Plano Piloto de Brasilia (1957), ya que, veinte años antes, partía de
propuestas parecidas, como la separación de la circulación de vehículos y peatones, y soluciones habitacionales
al estilo de la ville radieuse (1935). Además, no es improbable que alguno de los involucrados en proyectos
posteriores hubiera conocido este plan, ya que se publicó en 1939 en la Revista Municipal de Engenharia,
publicación en la que colaboraban José Oliveira Reis y Lucio Costa. Esta suposición se ve reforzada por el hecho
de que Carmem Portinho pertenecía al mismo milieu profesional y estaba casada con el arquitecto Affonso
Eduardo Reidy, colaborador próximo de Lucio Costa y uno de los miembros originarios de la Subcomisión de
Planeamiento Urbanístico de la Comisión de Planeamiento de la Construcción y Traslado de la Capital Federal.
Sobre el emplazamiento elegido, la autora aclaró que seguía las indicaciones que encontró en los archivos de
Cruls, en el Observatorio Nacional (Tavares, op. cit., pág. 136).
25
Albuquerque, op. cit., pág. 114.
26
Paisajista francés, Auguste François Marie Glaziou (1833-1906) fue el responsable de la remodelación de
algunos de los principales jardines de Río de Janeiro, como el Paseo Público, el Campo de Sant’Ana y la Quinta
da Boa Vista (Segawa, 1996, pág. 105).
27
Apud Silva (1999), págs. 295-296.
63
Vera Cruz, futura capital de Brasil
Impulsados por el entusiasmo que despierta el estímulo patriótico
e idealista [...] tomamos la inmediata decisión de presentar este
esbozo de nuestra autoría como una firme contribución para el
proyecto definitivo de la ciudad.
Raul Penna Firme, Roberto Lacombe y José Oliveira Reis, Memorial
do estudo preliminar para a cidade de Vera Cruz, 1955
Además de la elección del emplazamiento y de fijar los límites
territoriales del futuro Distrito Federal, el informe Nueva Metrópolis
de Brasil incluía también un plano de la ciudad.28 Era Vera Cruz,
una propuesta desarrollada en 1955 por los arquitectos Raul Penna
Firme y Roberto Lacombe y el ingeniero José Oliveira Reis, como
parte de las tareas de la Subcomisión de Planeamiento Urbanístico
de la Comisión de Localización de la Nueva Capital Federal.29 Para
su elaboración, los autores trabajaron con informaciones detalladas
y de primera mano sobre las condiciones topográficas del lugar,
incluida la cota de inundación de la futura presa. Por ese motivo
hablaban ya del lago Paranoá, dándole la importancia merecida al
“motivo paisajístico de hermosa contemplación, que se convertirá en
una agradable atracción para la ciudad juntamente con los parques
naturales, que estarán protegidos”.30
El trazado adoptado asocia una malla ortogonal con vías rápidas
y sectorización, y se define por dos ejes principales que se cruzan
en niveles diferentes: la Avenida da Independencia (sentido
este-oeste) y la Avenida dos Bandeirantes (sentido norte-sur). Se
incluyen también dos anchas avenidas que parten de una rotonda
en el extremo este de la Avenida da Independencia y definen una
plaza triangular; de ahí se extienden en dirección a los márgenes
del lago y cruzan un parque cortado por caminos dibujados a mano
alzada.31
Fig 2// Vera Cruz (1955), propuesta
desarrollada por los arquitectos
Raul Penna Firme y Roberto
Lacombe y el ingeniero-urbanista
José Oliveira Reis, como parte de
los trabajos de la Subcomisión
de Planificación Urbanística de
la Comisión de Localización de la
Nueva Capital Federal, asociando
el trazado reticulado la vías
expresas y setorização.
En el memorial de Vera Cruz, sus autores citan las fuentes de las
soluciones adoptadas, que reflejan el conocimiento del urbanismo
predominante en los medios profesionales de la época, con prácticas
que se siguieron utilizando a lo largo de la década de los cincuenta:
“los conceptos del urbanista inglés Howard, pionero de la ciudad
jardín” y “las autopistas de tipo moderno para grandes volúmenes
de circulación (high-ways); las anchas avenidas para el tránsito de
menor intensidad y las calles de los núcleos residenciales (driveways)”.32
Hay mucho en común entre Vera Cruz y la Brasilia de Lucio Costa.
Además de la estructura básica a partir de dos ejes, se observan otros
puntos similares, como la configuración de la zona destinada a la
administración federal. En Vera Cruz, esta área se sitúa a lo largo de
la Avenida da Independencia, al oeste del cruce con la Avenida dos
Bandeirantes: un imponente espacio longitudinal, flanqueado por
siete edificios a cada lado destinados a los ministerios, todos ellos
parecidos y alineados de forma regular. En el punto focal, la cota más
elevada del terreno, está el Congreso Nacional, con la Presidencia y
el Judiciario a cada lado, lo que sugiere una organización triangular.
En Brasilia, los ministerios también son edificios idénticos y
situados a los lados del eje monumental, definiendo la Explanada
de los Ministerios, que se sitúa aquí al este del cruce con el eje
de circunvalación. En el punto focal está el Congreso, ubicado en
un terraplén; seguidamente, el Palacio Presidencial y el Supremo
Tribunal Federal delimitan la plaza de los Tres Poderes, igualmente
de planta triangular. La conclusión es que el conjunto formado por
la Explanada de los Ministerios y la plaza de los Tres Poderes en
Brasilia recoge la solución adoptada en Vera Cruz.
Hay, incluso, similitudes en la distribución de los sectores de
viviendas de las dos ciudades. En Vera Cruz, éstos están formados
por “grandes manzanas de un kilómetro cuadrado de superficie
aproximadamente, subdivididas en terrenos especiales, con una
red de circulación a salvo del tránsito intenso y que reserva los
espacios libres para escuelas, jardines, zonas de ocio y el pequeño
comercio (unités de voisinage)”. En algunas de estas manzanas
“no se seguirá el régimen de terrenos individuales, sino que se
edificarán bloques de edificios, creando así unidades comunitarias
harmónicas. Esto permitirá destinar más espacio a los parques y
jardines, que funcionarán como servicio junto a los edificios de
uso común […]”, con la intención de “alejar al peatón de la ronda
infernal de los automóviles”.33 En Brasilia, la solución adoptada fue
“una secuencia continuada de grandes manzanas” cuyos “edificios
residenciales pueden surgir de manera más variada” y en las
cuales hay una “separación del tránsito de vehículos del tránsito
de peatones, especialmente en los accesos a las escuelas y a los
servicios existentes en el interior de las manzanas”.34
28
Ver Schlee y Ficher (2006).
Albuquerque, op. cit., págs. 190-193.
Íd, ibídem, pág. 191.
31
Aquí se da una coincidencia, fruto probablemente del interés por aprovechar una situación privilegiada:
en Vera Cruz, en el extremo del promontorio del parque, hay un mirador, mientras que en la ciudad real se
erige el primer monumento, el Palacio de la Alvorada.
29
30
64
32
Albuquerque, op. cit., pág. 192. No era extraño, ya que Penna Firme y Lacombe eran profesores de la
Facultad de Arquitectura de la Universidad de Brasil y Oliveira Reis tenía una amplia experiencia en las
cuestiones urbanísticas de Río de Janeiro.
33
Íd, ibídem, págs. 191-92.
34
Costa (1957), pág. 42.
65
El estudio de la actuación de la Comisión de Localización y el análisis
del proyecto urbanístico que ésta patrocinó, permiten echar por tierra
algunas de las leyendas sobre la construcción de Brasilia. La primera
de ellas, y la más evidente, es la que otorga al presidente Juscelino
Kubitschek la primicia de las decisiones que impulsaron el traslado
de la capital.35 Otra dice que la construcción de Brasilia empezó
de cero, como si todas las decisiones se hubieran tomado entre el
día que Kubitschek subió al mando y la fecha de inauguración. Lo
cierto es que ni todo empezó en 1956, ni todo acabó en 1960, en
ningún ámbito (planeamiento, urbanismo, arquitectura). A lo largo
de una década, las diferentes comisiones hicieron mucho trabajo
(como conexiones ferroviarias y un plan de energía hidroeléctrica),
además de proveer de información imprescindible para una obra de
tal envergadura (la cartografía y los levantamientos topográficos de
la zona), incluso en cosas tan especializadas como el alcantarillado.
Todos estos esfuerzos avalaban la patriótica opinión de que “Brasil
tiene que ser alabado por ser la primera nación de la Historia en
basar la situación de su capital en factores económicos, científicos,
climáticos y estéticos”.36
Las nuevas capitales estatales
Existe una vocación atlántica, marcada por la extensa costa
continental, que nos obliga a mirar al ancho horizonte oceánico, al
otro lado del mar. Y está la sierra, la selva, el interior, la inmensidad
de horizontes que queda detrás de las montañas de la costa y que
desde siempre ha despertado la curiosidad y codicia del aventurero
[...].
Cruz Costa, Contribuição à história das idéias no Brasil, 1967
Belo Horizonte nació para sustituir a Ouro Preto como sede del
Gobierno del estado de Minas Gerais, una idea que se gestaba desde
el siglo XVIII. Fue diseñada en 1894 por el ingeniero agrimensor
Aarão Reis y, a partir de 1895, por el ingeniero Francisco Bicalho.
Se inauguró parcialmente en 1897. “El plan de Belo Horizonte
resume buena parte de la cultura y preocupaciones estéticas de las
ciudades del siglo XIX.”38 En la capital minera, de trama ortogonal
cortada por avenidas diagonales, se encuentran referencias a
importantes antecedentes como Washington (EE.UU.) y La Plata
(Argentina), que sirvieron de modelo.
También concebida para sustituir a la antigua capital de Goiás, Goiás
Velho, el primer proyecto de Goiânia lo realizó el arquitecto Attilio
Corrêa Lima en 1933, y fue ampliado en 1936 por los hermanos
Alberto y Jeronymo Coimbra Bueno y por el ingeniero Armando
Augusto Godoy. La ciudad se inauguró en 1937. Estos profesionales
“dominaban los conocimientos teóricos y técnicos indispensables
para la concepción de una ciudad moderna de la época. Estudiaron
los factores topográficos, geológicos, hidrográficos, climáticos,
históricos, culturales, sociales y económicos. Distribuyeron las
zonas de la ciudad según las actividades que se realizaran en ellas
(vivir, conducir, trabajar, ocio), y tuvieron en cuenta la integración
de espacios urbanos y rurales, el control de las tierras urbanas por
el poder público y la legislación urbanística”.39 En el caso de la
capital de Goiás, las referencias eran muy actuales, y el proyecto
definitivo integraba soluciones funcionales y otras típicas de las
ciudades jardín.
›› Tiempos heroicos
A pesar de la excepcionalidad de Brasilia, no hay que olvidar que su
audaz realización se enmarca dentro del esfuerzo de colonización
del hinterland del país y de la adecuación de sus instancias
administrativas, que se realizó durante los primeros cincuenta
años del periodo republicano. La creación de ciudades exnihilo era
una de las manifestaciones de este empeño, y así nacieron Belo
Horizonte y Goiânia, anteriores a Brasilia y dos destacados ejemplos
de urbanismo.37
35
Cavalcanti de Albuquerque habla de nuevo del empeño del presidente Café Filho en este propósito. Por
ejemplo, en 1955 expresa su reconocimiento: “[...] la Comisión de la Localización de la Nueva Capital Federal
cumple activamente su misión y espera, como ha sucedido hasta el momento, obtener el apoyo decidido,
patriótico y firme de Vuestra Excelencia, cuya alta visión de estadista ha dado al problema del traslado de la
capital federal un ritmo tan acelerado que ya jamás podrá detenerse” (Albuquerque, op. cit., pág. 19).
36
Íd, ibídem, pág. 76
37
Y continua hoy en día, incluso con proyectos tan importantes como la ciudad de Palmas. Prevista en la
Constitución de 1988, Palmas (una ciudad nueva creada para ser la capital de un estado también nuevo,
Tocantins) fue proyectada por los arquitectos Luiz Fernando Cruvinel Teixeira y Walfredo Antunes de Oliveira
Filho y parcialmente inaugurada en mayo de 1990 (Segawa, 1991, pág. 94).
66
Hay que hacer lo superfluo, [...] porque lo necesario se hará todos
modos [...].
Juscelino Kubitschek, citado por Lucio Costa en Tamanini, Brasília,
memória da construção, 1994
El 4 de abril de 1955, el candidato a la presidencia Juscelino
Kubitschek de Oliveira inauguraba su campaña en Jataí, en el
estado de Góias. En su discurso se comprometió a cumplir el
precepto constitucional de trasladar la capital al interior del país:
“si resulto elegido, construiré la nueva capital y trasladaré la sede
del Gobierno.”40 En enero de 1956 tomaba posesión de su cargo,
38
39
40
Leme (1999), pág. 222.
Íd, ibídem, pág. 226.
Oliveira (1975), pág. 6.
67
y el 19 de septiembre obtenía, después de complejas gestiones
políticas, la aprobación del Congreso para la Ley n.º 2.874, que
garantizaba las condiciones esenciales para el emprendimiento: la
autorización para el traslado de la capital federal de Río de Janeiro a
Brasilia (nombre ya oficial), la aprobación del perímetro del Distrito
Federal41 y la creación de la Compañía de Urbanización de la Nueva
Capital, la Novacap.
La Novacap, una sociedad anónima estatal con sede en una
ciudad que todavía no existía, fue el motor principal del proceso
de urbanización. Estaba directamente subordinada al presidente
de la República y poseía una amplia gama de poderes, ya que era
la propietaria de casi la totalidad del suelo del Distrito Federal y
la promotora de todas las obras que allí se hacían. En el ámbito
financiero, tenía autorización para dar garantías del Tesoro Nacional
a las operaciones de crédito que tuvieran como finalidad costear
obras. También estaba autorizada para contratar servicios sin
licitación, o sea, con independencia de los controles oficiales
rutinarios.42
En la práctica, el formato institucional de la Novacap reducía la
posibilidad de intervenciones políticas y desvinculaba la toma de
decisiones in situ de autorizaciones por parte de la administración
federal, lo que permitía la agilidad requerida por una obra de tal
magnitud. El 24 de septiembre, Kubitschek asumió por primera vez
el cargo de director, la dirección la llevaba Israel Pinheiro y Oscar
Niemeyer era el director técnico. Niemeyer ya era un arquitecto
consagrado cuando el presidente le propuso que se encargara del
proyecto integral de la nueva ciudad bajo su responsabilidad: “Oscar,
esta vez vamos a construir la capital de Brasil. Una capital moderna.
¡La capital más bonita del mundo!”43 Niemeyer aceptó encargarse
de la arquitectura, pero rechazó la autoría del urbanismo.
Y así, sin todavía plan urbanístico, se inició la construcción de
Brasilia. En octubre, Niemeyer proyecta el primer edificio oficial de la
ciudad: la residencia presidencial provisional, una sencilla estructura
de madera conocida como Catetinho, cuya construcción duró sólo
41
En el Cuadrilátero Cruls, con cerca de 5.800 km2 y coordenadas en relación a Greenwich:
Latitud S
Longitud O
Vértice NO 15º 30’ 0”
47º 25’ 0”
Vértice NE
15º 30’ 0”
48º 12’ 0”
Vértice SE
16º 3’ 0”
Curso del río Descoberto
Vértice SO
16º 3’ 0”
Curso del río Preto
42
Moreira (1998), pág. 61. Con la creación en 1969 del Gobierno del DF, la Novacap pasó a integrar la
estructura administrativa; de su antiguo poder sólo da fe el prestigioso nombre, y en la actualidad es el órgano
encargado, entre otras cosas, de la manutención de parques y jardines.
43
Apud Niemeyer (1999), pág. 109.
68
diez días y se inauguró el 10 de noviembre.44 A continuación se
realizaron las obras de la presa del río Paranoá,45 de un aeropuerto y
de las viviendas para las tropas aeronáuticas. También se construyó
el famoso hotel Brasilia Palace, otro proyecto de Niemeyer, donde
se hospedaban los visitantes ilustres que se acercaban antes de
la inauguración para conocer la enorme cantera de obras.46 En
noviembre se instala Candangolândia, el primer campamento para
los trabajadores de Novacap; en diciembre, Niemeyer acaba el
proyecto de la residencia presidencial, el Palacio de la Alvorada,47
posiblemente su obra maestra en Brasilia.
La producción de Niemeyer y su equipo fue intensa; construyeron
edificios de apartamentos, núcleos comerciales, iglesias, hospitales,
cines y también imponentes edificios públicos. En éstos, el
arquitecto quiso enfatizar el impacto visual (destacan especialmente
la catedral, 1958, y el Palacio de Itamaraty, 1962), reafirmando así
su condición de líder de la corriente formalista que prevalecía en el
panorama arquitectónico internacional de la época.
La excepcional trayectoria de Oscar Niemeyer48 empezó en 1936,
cuando, gracias a Lucio Costa, tuvo la oportunidad de colaborar
estrechamente con Le Corbusier en el proyecto del Ministerio de
Educación en Río de Janeiro.49 En 1939, otra vez con Costa, diseñó
el pabellón de Brasil para la Exposición Universal de Nueva York. Al
inicio de los años cuarenta conoció a Kubitschek, entonces alcalde de
Belo Horizonte. El futuro presidente le encargó un proyecto notable:
el parque de la Pampulha, trabajo que realizó conjuntamente con el
paisajista Roberto Burle Marx y que le dio proyección internacional.
Con el tiempo, fue perfeccionando un lenguaje propio, lejano al
funcionalismo y caracterizado por la invención formal y estructural.
Alcanzó tal prestigio que, en 1947, colaboró de nuevo con Le
Corbusier en el proyecto de la sede de la ONU en Nueva York.
Después de Brasilia, consolidó una carrera fructífera. Con una
extensa lista de obras a su espalda, es uno de los arquitectos más
prolíficos, y sus obras están presentes en un gran número de países.
En la actualidad, sigue ejerciendo un poder casi absoluto en la
“arquitectura federal” de la ciudad. Destacan, entre los proyectos
anteriores a la inauguración, el Congreso Nacional, el Palacio de la
Meseta, el Tribunal Supremo, los Ministerios y el Teatro Nacional.
De las primeras décadas, el Instituto Central de Ciencias de la
44
Ficher y Batista (2000), pág. 80.
Para formar el lago Paranoá, uno de los principales elementos de la fisonomía de la ciudad.
El hotel quedó casi totalmente destruido en un incendio en 1975 (Ficher y Batista, 2000, pág. 83).
47
Brasil, op. cit., vol. 4, pág. 56.
48
Oscar Niemeyer Soares hijo, nacido en Río de Janeiro en 1907.
49
Sobre las relaciones entre estos tres arquitectos, ver Durand (1991), págs. 5-26.
45
46
69
Universidad de Brasilia (1963), el Cuartel General del Ejército
(1977), el Memorial JK (1980) y todos los anexos del Congreso y
de los Ministerios. De entre los más recientes, el Tribunal Superior
de Justicia (1993), el anexo del Tribunal Supremo (1997), el
Ministerio Público (2000), el Tribunal Superior del Trabajo (2006) y
el Conjunto Cultural de la República (2006), formado por un museo
y una biblioteca.
El concurso de la nueva capital
La definición urbanística fue más polémica. En enero de 1955, antes
incluso de la divulgación del proyecto de Vera Cruz, el Instituto de
Arquitectos de Brasil (IAB) solicitaba información sobre este tema al
Mariscal Cavalcanti de Albuquerque, presidente de la Comisión de
Localización. En agosto, el IAB se dirigió directamente al presidente
de la República, sugiriéndole un concurso público.50 Entretanto,
Le Corbusier (en el auge de su fama gracias a Chandigarh, 1950)
también contactó con Albuquerque y le ofreció ayuda “para trazar el
plano piloto de la nueva capital”,51 con el apoyo de Affonso Eduardo
Reidy y Roberto Burle Marx.52
La reacción de Albuquerque es representativa del clima de la
época; se mostró descontento por la “indicación de un urbanista
extranjero”, (aunque sólo fuera como “orientación general” y
“dejando en manos de técnicos brasileños el desarrollo del plan
urbanístico”) ya que aquélla “era la primera oportunidad para que
los ingenieros brasileños, que tanto han contribuido al progreso,
desarrollo y belleza de nuestras ciudades, realizaran una obra de
gran envergadura en el ámbito urbanístico.”53 Albuquerque no
ignoró los intereses locales y decidió “sondear a las instituciones
del sector y a los medios responsables del país, escuchar la opinión
de la Facultad Nacional de Arquitectura y de grandes nombres como
Oscar Niemeyer, Affonso Reidy y otros”.54
Vera Cruz, Le Corbusier u Oscar Niemeyer no hubieran sido bien
recibidos por los arquitectos brasileños, que triunfaban con sus
proyectos modernos. La capital de Brasil tenía que ser ideada por
brasileños, para admiración del resto del mundo. El IAB ofreció la
solución de compromiso: un concurso nacional cuyo jurado estuviera
compuesto por tres famosos urbanistas extranjeros.55 Poco después
de la creación de la Novacap, el 30 de septiembre de 1956, aparecía
publicado en el Diario Oficial el anuncio del Concurso Nacional
del Plano Piloto de la Nueva Capital de Brasil, que permitía la
participación sólo a “personas físicas y jurídicas domiciliadas en el
país, con formación para el ejercicio de la ingeniería, la arquitectura
y el urbanismo”.56
El anuncio era un sobrio documento en el cual sólo se solicitaba el
trazado básico de la ciudad y un informe justificativo, sin necesidad
de especificar las estructuras administrativas ni enumerar los
edificios públicos, de los que se encargaba Niemeyer. La Novocap
puso a disposición de los inscritos el Informe Belcher y Niemeyer,
en condición de director técnico de la compañía, les informó de que
la ciudad debía abrigar los mismos órganos gubernamentales que
había en Río de Janeiro más tres nuevos ministerios, que tenía que
tener un “desarrollo limitado” industrial y agrícola “dado su carácter
político-administrativo” y que la población máxima prevista era de
medio millón de habitantes.57 En repuesta a las consultas sobre
parcelación, urbanización y propiedad del suelo, dijo que prefería
esperar las propuestas de los concursantes. Es decir, la cuestión
quedaba totalmente abierta.
Se inscribieron sesenta y seis concursantes, según Geraldo Ferraz,58
y sesenta y dos, según el catálogo Brasilia: trilha aberta,59 varios de
ellos con equipos multidisciplinares. A la final llegaron veintiséis de
los inscritos. Algunos de los arquitectos más destacados del país
no dejaron pasar la oportunidad de presentar su candidatura para
una empresa de tal calibre, como Rino Levi, los hermanos Roberto,
Henrique Mindlin y Vilanova Artigas. También estaban representados
los profesionales más jóvenes, que más tarde destacarían, como João
Khair, Joaquim Guedes y Carlos Millan, Pedro Paulo de Mello Saraiva
y Júlio Neves o Jorge Wilheim. Además, claro, de profesionales más
cercanos a la construcción y/o sin tradición en el campo urbanístico,
como José Otacílio Sabóia Ribeiro, José Geraldo da Cunha Camargo,
o las constructoras Predial y Duchen, que aportaron las propuestas
más extravagantes. Y, a pesar de la ambigüedad del acta, todos sin
excepción presentaron proyectos con elementos funcionalistas.
50
Roza (1956).
Albuquerque, op. cit., pág. 364. Es muy posible que esta correspondencia provocara la adopción de la
expresión “Plano Piloto” para referirse al urbanismo de Brasilia.
52
Sobre la posibilidad de invitar a Le Corbusier, hay que recordar las anteriores polémicas sobre la autoría de los
proyectos del Ministerio de Educación (Río de Janeiro, 1937-1943) y las Naciones Unidas (Nueva York, 1947),
que muy probablemente dejaron descontentos tanto a Le Corbusier como a Niemeyer.
53
Albuquerque, op. cit., págs. 189-190 y 359.
54
Íd, ibídem, págs. 364-365.
51
70
55
En 1956, el IAB indicó los siguientes nombres para el jurado: Walter Gropius, Richard Neutra, Percy JohnsonMarshall, Max Lock, Alvar Aalto, Clarence Stein, Le Corbusier y Mario Pane (Roza, op. cit.).
“Anuncio para el Concurso Nacional del Plano Piloto de la Nueva Capital de Brasil”, Módulo, 1957, pág. 9.
57
Niemeyer (1957), pág. 12. El número máximo de población seguía la Ley n.º 1.803, del 5 de enero de 1953,
cuyo Art. 1º, § 2º, determinaba: “Los estudios se harán en base a una ciudad para 500.000 habitantes.”
58
Ferraz (1960), pág. 52.
59
GDF (1986).
56
71
La Novacap seleccionó el jurado, en el que la influencia de Niemeyer
era evidente en los miembros extranjeros.60 Formaban parte de él:
el ingeniero Israel Pinheiro, presidente de la Novacap y sin derecho
a voto; dos representantes de la Novacap: Oscar Niemeyer y Stamo
Papadaki;61 dos representantes de instituciones nacionales: Luiz
Hidelbrando Horta Barbosa, del Club de Ingeniería, y Paulo Antunes
Ribeiro, del Instituto de Arquitectos; y dos urbanistas extranjeros: el
inglés William Holford, responsable del Plan Regulador de Londres
y en ese momento trabajando en Canberra (Australia) y el francés
André Sive, consejero del Ministerio de Reconstrucción y Vivienda
de Francia.
El 23 de marzo de 1957, y tras una deliberación de tan sólo cinco
días, se anunció el resultado.62 Pero no hubo unanimidad, tal y como
evidenciaba el voto aparte del representante del IAB, en el que
exponía su profundo descontento con la metodología de los juicios y
la rapidez de la decisión.63 Se seleccionaron seis propuestas: Lucio
Costa recibió el primer premio, seguido por Boruch Milman en
segundo lugar; Rino Levi y Marcelo y Maurício Roberto obtuvieron el
tercer lugar ex æquo; Henrique Mindlin, Milton Ghiraldini y Vilanova
Artigas (5º lugar ex æquo).
El principal parámetro de análisis del jurado fue que “una capital
federal, destinada a expresar la grandeza de una voluntad nacional,
tiene que ser diferente de cualquier otra ciudad de 500.000
habitantes. La capital, ciudad funcional, tiene que tener también
una expresión arquitectónica propia. Su principal característica es
la función gubernamental, en torno a ella se agrupan todas la otras
funciones, y en ella todo converge”.64 Justificando su elección, el
jurado explicaba que “quería encontrar una concepción unitaria
que diera grandeza a la ciudad a través de la claridad y jerarquía
de sus elementos. Según los miembros del jurado, el proyecto que
mejor integra los elementos monumentales en la vida cotidiana
de la ciudad como capital federal, presentando una composición
coherente, racional, esencialmente urbana, y que compone una obra
de arte, es el proyecto número 22, del señor Lucio Costa […]”.65 Las
opiniones individuales, elogiosas todas con la sencillez y unidad de
la solución de Costa, comparaban el proyecto con Pompeia, Nancy,
la Roma de Sixto V, la plaza del Capitolio de Miguel Ángel, la plaza
de San Pedro en Roma, el Londres de Wren, el París de Luis XV, el
Washington de L’Enfant, los planes para Río de Janeiro y Saint-Dié,
ambos de Le Corbusier.66 Es decir, se trata de un proyecto brasileño
que ya nació universal, porque el autor supo hacer suyo el repertorio
urbanístico consagrado.
Niemeyer celebró el resultado, pero el desacuerdo de Antunes
Ribeiro le disgustó.67 Posiblemente no guarde buen recuerdo de este
episodio, ya que más tarde afirmó: “[…] confieso que los inicios me
dejaron un regusto amargo. Me refiero a los días del Plano Piloto de
Brasilia, cuyo proyecto ganador tuvo mi total apoyo […]. Aunque
el concurso fue honesto, el resultado no gustó a todos […]. Aún
recuerdo algunas situaciones que me desilusionaron mucho […].
Con la elección del proyecto de Luis Costa, la situación mejoró. Era
un proyecto admirable de un hombre puro y sensible, y a la vez un
gran amigo con quien me podía entender.”68
Un plano piloto para Brasilia
El plano tiene el carácter de siglo XX: es nuevo, libre y abierto,
disciplinado pero no rígido.
William Holford, “Resumo das apreciações do júri”, 1957
Profundamente influenciado por Le Corbusier, Lucio Costa69 fue uno
de los principales responsables de la difusión de la arquitectura
moderna europea en Brasil durante la década de los treinta. Tuvo
un papel decisivo en la concepción del Ministerio de Educación,
para cuyo proyecto contó con un equipo de jóvenes arquitectos en
1936,70 y convenció a Le Corbusier de que se trasladase a Río de
Janeiro en calidad de consultor del grupo. En 1937, formó parte
de la creación del Servicio del Patrimonio Histórico y Artístico
Nacional (SPHAN), donde desarrolló su carrera profesional. Además
de algunos proyectos arquitectónicos, pocos pero de alta calidad,
es el autor del Plano Piloto de Barra da Tijuca (1969), un área de
aproximadamente veinte kilómetros que se extiende por el litoral
sur de la ciudad de Río de Janeiro en la que Costa aplicó principios
similares a los de Brasilia.
66
60
En un primer momento, Niemeyer indicó a Maxwell Fry, entonces presidente de los CIAM, y a Charles Asher,
profesor de ciencias políticas en Nueva York (Bruand, 1981, pág. 355).
61
Arquitecto griego-americano, autor del primer libro sobre la obra de Niemeyer (Papadaki, 1950).
62
Las dos Actas de la Comisión Juzgadora del Plano Piloto de Brasilia se publicaron en el Diário Oficial da
União, el 25 de marzo de 1957 (“Atas da Comissão Julgadora do Plano Piloto de Brasília”, Módulo, 1957,
págs. 17-21).
63
Ibídem, págs. 19-20.
64
Ibídem, pág. 18.
65
Ibídem, págs. 18-19.
72
“Declaraciones de miembros del jurado”, Módulo, 1957, págs. 22-28.
La fiesta no fue nada protocolar, sino popular y brasileña, en un apartamento de Río de Janeiro con mucha
bebida, “media docena de conocidas”, Niemeyer, Holford, Sive y Papadaki. Como invitados especiales: el
pintor Di Cavalcanti, famoso por sus cuadros representando bellas mujeres mulatas, el músico Ari Barroso,
compositor del grande éxito popular “Aquarela do Brasil”, auténtico himno del país. “Una fiesta humana y
cordial que sólo los surrealistas de París podrían haber concebido” (Niemeyer, 1999, pág. 126).
68
Niemeyer (1961), págs. 12-13.
69
Lucio Ribeiro da Costa, nacido en Toulon (Francia) en 1902. Falleció en Río de Janeiro en 1998.
70
Carlos Leão, Jorge Moreira, Affonso Eduardo Reidy y, posteriormente, Ernani Vasconcellos y Oscar
Niemeyer.
67
73
El plano de Costa incluía un texto de una excepcional sencillez
(el Informe del Plano Piloto), una plantilla general y una serie
de perspectivas y pequeños esbozos.71 El punto de partida era el
carácter que debía tener la ciudad, que no tenía que ser concebida
sólo como “un organismo capaz de cumplir satisfactoriamente y
sin esfuerzo las funciones vitales propias de una ciudad moderna;
no ha de ser sólo una urbs, sino también civitas, con los atributos
inherentes a una capital”. A continuación describía el sistema viario
del conjunto, estructurado por dos vías rápidas principales. Por un
lado, el eje monumental,72 vía de acceso a las áreas institucionales
(la Explanada de los Ministerios, la plaza de los Tres Poderes al este
y la administración del DF al oeste). Por el otro, en perpendicular y
articulado por un conjunto de plataformas que albergan la estación
de autobuses, el eje de circunvalación,73 en sentido norte-sur y
ligeramente curvo, que sirve de acceso a la ciudad propiamente
dicha.
Las diferentes actividades se repartieron en sectores (ocio, banca,
comercio, hotelero, residencial, etc.) distribuidos a lo largo del eje
de circunvalación, en dos “alas” simétricas al eje monumental,74
el Ala Sur y el Ala Norte. 75 A pesar del énfasis en los signos de
modernidad, el urbanista prefirió una ciudad de bajas densidades
y alturas, con un techo máximo de seis plantas para los edificios
residenciales y de dieciséis para las demás construcciones.76
Al describir los elementos que utilizó para este proyecto, Costa
recurre a su relación con la historia.77 Creada a partir del “gesto
primario del que señala un lugar o toma posesión de él: dos ejes
que se cruzan en un ángulo recto, o sea, la señal de la cruz”, su
concepción buscaba integrar el “triángulo equilátero, vinculado a
la arquitectura desde la más remota antigüedad” con la “técnica
oriental milenaria”, pasando por modelos de urbanismo como
Piccadilly Circus, Times Square, los Campos Elíseo, las callejuelas
de Venecia, arcades y loggias, todo ello asociado a la “técnica
paisajística de parques y jardines”. Estas referencias denotan la
preocupación con soluciones espaciales históricamente legítimas,
pero revisadas por la tecnología contemporánea, en un esfuerzo de
actualización y modernización del conocimiento acumulado.
Años más tarde, trató de nuevo el tema en el texto breve “Ingredientes
de la concepción urbanística de Brasilia”.78 Allí describe el proyecto
de Brasilia como “original, nativo y brasileño”. Va más allá, citando
como una de sus fuentes de inspiración “la pureza de la lejana
Diamantina”, al igual que las perspectivas de París, los lawns
ingleses, los terraplenes de China y las autopistas y puentes de
Nueva York.
Diamantina, una ciudad del estado de Minas Gerais, no es nombrada
al azar por Costa. En 1922, viajó por primera vez al estado minero,
aconsejado por su mentor y amigo José Mariano Carneiro da Cunha
Filho. Iba patrocinado por la Sociedad Brasileña de Bellas Artes
como miembro del movimiento tradicionalista, que promovía la
vuelta de la arquitectura colonial o “estilo neocolonial”. Durante
su estancia allí quería estudiar las diferentes manifestaciones de
la arquitectura brasileña del siglo XVIII. Visitó todas las ciudades
históricas importantes de la región, pero Diamantina fue la ciudad
que escogió, años más tarde, como inspiración para Brasilia.
Curiosamente, Diamantina es la tierra natal de Kubitscheck,
y Niemeyer proyectó allí una escuela, un club y un hotel en los
años cincuenta.79 Costa dijo de Diamantina: “Cuando llegué, fui
transportado al pasado en el sentido más despojado, más puro
[…].”80
La conexión que Costa establece con Kubitscheck no es fortuita, ya
que, gracias a la voluntad e influencia política de éste, Niemeyer,
su discípulo, pudo mostrar su extraordinario talento al mundo.
Fue también Kubitscheck quien hizo posible que Brasilia fuera
una realidad. Diamantina, su ciudad natal, aparece como el
reconocimiento a una tradición típicamente brasileña; el contrapunto
local. Es evidente que Costa no incluye en el texto obvias influencias
teóricas, como los postulados urbanísticos del CIAM y Le Corbusier,
omisión que sólo puede ser intencionada. Al ignorar estos claros
referentes, Costa refuerza la idea de una originalidad nativa (lo
particular versus lo universal) y reafirma el genio nacional, capaz
de dar respuestas sorprendentes que parten de las emociones y
que tienen en su contra unas condiciones materiales y sociales
precarias. Brasil creó a Aleijadinho, también a Niemeyer. Brasil
construyó Diamantina y ahora le tocaba el turno a Brasilia.
71
Fig 3// Cuatro planes de conjunto
para el Plan Piloto de Brasilia,
entre 1957 y 1960. La existencia
de diferencias entre ellos
demuestra que la transposiçón de
la propuesta de Lucio Costa en el
campo de las ideas para la realidad
del territorio en sólo tres años
implicó alteraciones – destacadas
o sutis – fruto de factores diversos
y de responsabilidad de diferentes
profesionales.
74
Costa (1957), págs. 33-48.
Con ocho carriles divididos por una separación central de 200 m.
Formado por tres avenidas paralelas, con un total de catorce carriles de tránsito.
74
Para muchos, la silueta del esquema recuerda a un avión.
75
Como se verá, más tarde se crearon otros sectores residenciales: una secuencia de manzanas con casas
adosadas económicas y dos barrios de casas en el otro margen del lago. Sobre la supercuadra, ver Ficher,
Leitão, Batista y França, “The Residential Building Slab in the Superquadra”, en El-Dahdah (2005), págs.
49-67.
76
La estructura más alta de Brasilia es la Torre de TV, de 224 m de altura; los edificios más altos son las torres
gemelas del Congreso, con veintisiete plantas cada una. La altura mínima sólo no se respetó en una ocasión:
la sede del Banco Central (1976-81), con veintiuna plantas.
77
Ver Schlee (2003), págs. 11-14.
72
73
78
79
80
Costa (1995), pág. 282.
La Escuela Júlia Kubitschek, el Club Diamantino y el Hotel Tijuco.
Costa, “Diamantina”, en Costa (1995), pág. 27.
75
Paradigmas urbanísticos de Brasilia
No hay nada más peligroso que ser demasiado moderno.
Oscar Wilde, An Ideal Husband, 1895
Independientemente de las interpretaciones de su autor, el
Plano Piloto de Brasilia puede analizarse también en el contexto
más amplio del conocimiento urbanístico vigente en la segunda
posguerra.81 Desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX,
las reflexiones e intervenciones urbanísticas de Occidente, muchas
veces de sentido utópico, tenían como principal objetivo superar las
dificultades derivadas del crecimiento exponencial de la población a
través de la mejoría de los aspectos más problemáticos: el desorden
y/o saturación del tejido urbano, la ausencia de condiciones
higiénicas, los problemas de tránsito, etc.
Algunas de las soluciones fueron ejemplares, como la demolición y
reconstrucción de zonas importantes de las ciudades para hacerlas
más bonitas y/o mejorar su sistema viario y de saneamiento.
Estas acciones casi siempre provocaban una subida del valor
inmobiliario, al estilo de las obras de Haussman en París (185468) y especialmente a partir del desarrollo del City Beautiful
Movement.82 Cuando las ciudades ya existentes necesitaban
expandirse, o bien se urbanizaban las áreas adyacentes, como en
el famoso ensanche de Barcelona (1859) de Cerdà o las elegantes
ampliaciones de Ámsterdam (1913-34) iniciadas por Berlage, o se
seguía la tendencia de construir barrios residenciales en las afueras.
Este modelo de expansión, generalmente de las clases adineradas,
empezó en Estados Unidos, en barrios como Llewellyn Park (New
Jersey, 1853), Chestnut Hills (Pensilvania, 1854), Lake Forest
(Illinois, 1856) o Riverside (Illinois, 1865), este último proyectado
por Olmsted.
Había también otras alternativas: las que proponían nuevas formas
de ciudad, siguiendo la tradición renacentista. Las que alcanzaron
mayor repercusión fueron la ciudad lineal –pensada por Soria y
Mata para Madrid (1882), adaptada por Tony Garnier en la cité
industrielle (1901) y llevada al extremo por Le Corbusier, tanto en
sus proyectos para Río de Janeiro (1929) como en su propia cité
linéaire industrielle (1944)–; la ciudad jardín, concepto que acuñó
Howard en su libro To-morrow: A Peaceful Path to Real Reform
(1898) como resultado de sus experiencias en urbanizaciones
americanas y que inspiró obras tan influyentes de Unwin y Parker
81
Ver Ficher y Palazzo (2005), págs. 49-71.
O “city of monuments”, en la feliz expresión de Peter Hall (2002, pág. 189), particularmente adecuada para
Brasilia. A partir de la década de los cuarenta, este tipo de intervención fue paulatinamente perdiendo su
caráter beaux-arts, substituido por la orientación funcionalista, lo que se conocería como urban renewal.
82
76
como Letchworth (1904), Hampstead (1905-9) y los “barrios
jardín” de São Paulo (1917-19); y las “ciudades satélite” , de
diferentes orígenes y defendidas encarecidamente por Hilberseimer
en Groszstadt Architektur (1927).83
En el área de ordenación territorial destaca el instrumental del
zoning, de orígen germánico y utilizado en Nueva York desde 1916.
El zoning controlaba la jerarquía de emplazamientos y actividades
en el núcleo urbano, lo que derivó en un concepto funcional de la
ciudad, tal y como estableció la CIAM en la Carta de Atenas (1943).
Los problemas circulatorios empeoraron con la llegada del automóvil,
y la gran novedad en este ámbito eran los sistemas metropolitanos
de transportes colectivos, elevados o subterráneos, de entre los
cuales fue pionero el underground de Londres (1863). Algunas voces
defendían, de manera más teórica que práctica, una especialización
de las vías y que éstas se separaran según fueran utilizadas por
peatones o por vehículos. Olmsted y Vaux fueron los antecedentes
de tal corriente con el Central Park (Nueva York, 1853), Hénard
entró en detalles en su rue future (1910), y Le Corbusier la defendió
a capa y espada en sus ensayos. Tal especialización fue objeto de las
experiencias de Stein y Wright en Radburn (Fairlawn, N.Y., 192833), aunque con un espíritu muy diferente.84 A mediados del siglo XX,
se había extendido la idea de que una circulación viaria más rápida
y fluida mejoraría significativamente los problemas de tránsito, lo
que impulsó la construcción de grandes infraestructuras viarias
que rompían la cohesión y continuidad del tejido existente. Este
enfoque –en la línea de los análisis de Sanders y Rabuck publicados
en su libro New City Patterns (1946)– acabó por convertirse en una
doctrina que bien podría llamarse “urbanismo de carreteras”.
A mediados de los años cincuenta, todos estos paradigmas estaban
reconocidos y catalogados, se aceptaban en el plano teórico y se
utilizaban habitualmente en el diseño de espacios urbanos. Los
modelos citados eran el pan de cada día en los medios profesionales,
como demuestra, en el caso de Brasil, el libro de Adalberto Szilard
y José de Oliveira Reis, Urbanismo no Rio de Janeiro (1950).
Aunque ya se empezaban a oír las primeras voces críticas, como en
los clásicos L’urbanistica e l’avvenire delle città negli stati europei
(Samona, 1959), The Image of the City (Lynch, 1960), Townscape
83
La exposición es un retrato profético del proceso de urbanización del DF: “Esta separación o disolución de la
gran ciudad en zonas de trabajo y zonas de residencia trae, como consecuencia, la formación de un sistema
satélite. Alrededor del núcleo de la gran ciudad, la ciudad central, que en el futuro será solamente ciudad de
trabajo, están situados, circularmente y a suficiente distancia, barrios residenciales encerrados en sí mismos,
ciudades satélite con población limitada, cuya distancia puede ser considerable, con todos los modernos
medios de circulación y un sistema adecuado de trenes rápidos. Aunque sean independientes localmente,
estos barrios residenciales forman parte de un cuerpo común, permanecen estrechamente unidos al núcleo
central y conforman con él una unidad económica y técnico-administrativa.”
84
Stein (1951), págs. 37-73.
77
(Cullen, 1961) y The Death and Life of Great American Cities
(Jacobs, 1961), la sublimación de esta corriente la encontramos en
la elaboración del Plano Piloto de Brasilia.
Por otro lado, si bien es cierto que Brasilia está claramente influenciada
por las ideas de Le Corbusier,85 también lo es que se trata de una
ciudad linear, un modelo de sistema viario86 y de sectorización, que
sólo puede crecer por medio de la anexión de ciudades satélite.87
Por lo tanto, estamos también ante una interpretación beaux-arts
del arsenal funcionalista, como demuestra su esqueleto rígidamente
simétrico, escogido sin duda para garantizar “el deseado carácter
monumental” de la capital.88
En la práctica, la yuxtaposición de las carreteras y el tejido urbano
se presentaba conflictiva. Las vías rápidas, cruces en puentes,
nudos y trincheras querían decir excavaciones, muros de contención
y taludes, y, al mismo tiempo, maltrato del terreno y creación de
barreras que dificultan el movimiento de personas y coches. La
excesiva sectorización impondría una rigidez de emplazamientos
y graves limitaciones tipológicas. En resumen, la forma simétrica
y contenida no favorecía la articulación del conjunto con los
alrededores.
Pero Costa consiguió superar estos problemas con la supercuadra,
el elemento más distintivo e inspirado de Brasilia, sobre todo por
su aportación en el área físico-espacial. También con precedentes
corbusianos,89 el principal modelo de supercuadra lo encontramos
en la obra del propio Costa: el parque Guinle (1948-54) en Río de
Janeiro,90 un conjunto de tres edificios de apartamentos (seis en el
85
Para la arquitectura, Le Corbusier promovía los edificios unifuncionales, aislados entre sí y sobre columnas
(dejando el suelo libre para los peatones), de esqueleto independiente, fachadas de vidrio y cobertura plana;
en el diseño urbano, la sectorización estricta por actividades y la segregación espacial de las clases sociales,
la especialización de las circulaciones y la separación de vehículos y peatones por medio de puentes y
pasarelas, con la consecuente disolución de la calle-corredor. Para la forma urbana, proponía tres tipos de
aglomeraciones: las aldeas agrícolas, las ciudades lineares e industriales y las ciudades radioconcéntricas de
negocios, gobierno, “de pensée et d’art” (“Aux approches d’une synthèse”, 1945, en Le Corbusier, c. 1946,
págs. 66-8).
Sólo una de estas orientaciones no fue aplicada en el Plano Piloto, la referente a la forma urbana, ya que
Costa prefirió dos tramos de ciudad linear, lo que otorgaba un carácter industrial en esa línea de divagación.
Las otras formas, no obstante, estuvieron presentes en el concurso: el proyecto de Rino Levi tienen una clara
influencia de la ville radieuse (cf. Le Corbusier, 1935) y el de los hermanos Roberto recuerda a un grupo de
unités d’exploitation agricole (cf. Le Corbusier, 1959, pág. 73).
86
Esta opción, presentada en la introducción del Informe (“Existía la intención de aplicar los principios franceses
de la técnica rodoviaria –incluida la eliminación de cruces– a la técnica urbanística [...]”, Costa, 1957, pág. 34),
respondía al deseo expreso de Kubitschek de construir una “ciudad para el automóvil”.
87
Como entendía Holford, aunque en un futuro más distante: “the town is limited: further growth after 20 years
(a) by the peninsulas; (b) by satellites” (Holford, 1957, pág. 13).
88
Costa (1957), pág. 34; ver también “Conceito de monumentalidade” (1957), en Costa (1962), pág. 281. La
preocupación con la monumentalidade ya estaba presente en la adaptación del anteproyecto de Le Corbusier
para la Ciudad Universitaria de Río de Janeiro (1936) respecto a las exigencias de la Universidad de Brasil,
hecha por Costa en 1937. En ella, muestra su preferencia por ejes de composición incisivamente expresos y
las regularidades volumétricas.
89
Como el gratte-ciel cartésien (1935), implantado en el centro de un barrio rodeado por vías para automóviles
con cruces en nudos viarios (Le Corbusier, c. 1947, págs. 74-77).
90
Costa (1995), págs. 205-212.
78
proyecto original) donde el autor probó, con resultados brillantes, el
uso de columnas para articular los pasos de vehículos y peatones
en el entresuelo y la adaptabilidad del edificio a la inclinación del
terreno.
Las supercuadras de Brasilia son la continuidad de aquella
experiencia, pero aquí Costa optó por otro tipo de separación de
circulaciones, mucho más sencilla que las vías elevadas: la calle
en cul-de-sac, al estilo del neighborhood unit91 y del superblock
de Radburn.92 Esta opción le permite evitar los espacios residuales
y sin utilidad presentes en los demás sectores del Plano Piloto,
que provocan un efecto desagradable en el tejido de la ciudad. A
pesar de ser un éxito urbanístico, desde el punto de vista social la
supercuadra es una solución cara y elitista, que finalmente se utilizó
poco en el resto del Distrito Federal.
En resumen, el Plano Piloto de Brasilia puede describirse como la
superposición de diferentes conceptos urbanísticos:
∗ La ciudad monumental, organizada a partir de dos ejes principales
que definen una estructura viaria simétrica, y en cuyo tejido se
distinguen claramente los espacios de representación del poder,
ya sea éste nacional o local.
∗ La ciudad viaria, estructurada por una trama regular y jerárquica
de vías especializadas de circulación, que se cruzan en diferentes
niveles y que están articuladas por nudos.
∗ La ciudad funcional, donde cada zona tiene destinada una
función y según cuál sea ésta recibe un trato u otro.
∗ La ciudad parque, caracterizada por el predominio de amplias
zonas verdes, y cuyos edificios no siguen la parcelación tradicional
en terrenos.
∗ La ciudad radial, organizada en grandes manzanas y en la que
impera la separación de peatones y automóviles.
∗ La ciudad central, que prevé su ampliación por medio de nuevos
núcleos, las ciudades satélite.
91
Principio elaborado por Perry y presentado en libros como Wider Use of the School Plan (1910) y
Neighborhood and Community Planning (1929), entre sus parámetros están el dimensionamiento de nuevos
barrios en función de las distancias a pie entre las viviendas y la escuela primaria (600 m) y el aislamiento del
tránsito, a modo de evitar “the automobile menace” (Perry, 1929, pág. 31).
92
Desarrollada por Stein y Wright, se caracteriza por la estricta separación de peatones y automóviles a través
de pasarelas; su morfología se compone por grupos de casas adosadas o semiadosadas distribuidos en torno
a culs-de-sac, para conseguir grandes áreas de jardín en el interior de las manzanas, los inner parks (Stein,
op. cit., págs. 37-73).
79
Del plano ideal al terreno
Mágicamente, la ciudad se confunde con los textos y croquis que
le dieron origen.
Sylvia Ficher, “Brasílias”, 2000
El plazo de implementación del Plano Piloto fue espectacularmente
corto, en claro contraste con el largo periodo de gestación del traslado
de la capital al interior. Es cierto que, y esto puede apreciarse a
simple vista, el resultado final es muy similar al diseño original.
Pero también lo es que la propuesta de Lucio Costa sufrió, en su
transposición a la realidad del terreno, algunos cambios, sutiles o no
tanto, fruto de las diversas responsabilidades profesionales y otros
factores. La propia idiosincrasia de la participación de Niemeyer
y Costa no puede ser más dispar: mientras el primero se trasladó
a la Meseta Central, llevándose con él a todos sus ayudantes e
implicándose directamente en las construcciones y detalles del
proyecto, el segundo mantuvo siempre una esquiva distancia con
su creación.93
El sistema de trabajo elegido simultaneaba las obras de infraestructura
de la ciudad con el desarrollo de los proyectos de arquitectura y
urbanismo, que llevaban a cabo dos equipos diferentes instalados
a más de mil kilómetros de distancia. En Brasilia, y a pie de obra,
la División de Arquitectura (capitaneada primero por Niemeyer y
después por el arquitecto Nauro Esteves)94 era la responsable de
los edificios y de determinados proyectos del diseño urbano como
las supercuadras. En Río de Janeiro, la División de Urbanismo (que
dirigía Augusto Guimarães Filho, bajo la supervisión de Costa) se
encargaba de los detalles del esqueleto general del Plano Piloto.
Esta separación geográfica tan grande, unida a la rapidez de la
empresa, explica la relativa escasez de noticias y la poca precisión
de las informaciones de que se disponen acerca del proceso. Hay
grandes lagunas en el orden de los cambios sobre el proyecto
original, sus motivos y la autoría de los mismos. La cronología de
los cambios más importantes varía según quién la detalle, pero una
reciente investigación95 indica que (según se aprecia en la figura 4
y verificada a partir de la comparación de las cuatro plantas de la
figura 3) se dieron en este orden:
Fig 4// La secuencia de alteraciones
introducidas en el Plan Piloto de
Brasilia, presentado por Lucio
Costa en el concurso de proyectos,
en 1957.
80
93
En sus propias palabras: “En el memorial del Plano Piloto afirmo que sólo voy a participar en el desarrollo
del Plano de manera consultiva. Me conozco, soy arquitecto y tengo nociones de proporción, y por eso creo
que, debido a mi manera de ser, no estoy en condiciones de acompañar este proyecto” (Costa, “Entrevista ao
Jornal do Brasil”; apud Costa y Lima, 1985, pág. 20).
∗
∗
∗
∗
∗
∗
∗
Traslado del conjunto hacia el este, en dirección al lago
Paranoá.
Ampliación de las áreas residenciales, mediante la creación de
una serie más de manzanas al este (las “400”) y al oeste (las
“700”) del eje de circunvalación.
Construcción de una carretera sobre el divisor de aguas de la
subcuenca hidrográfica del lago Paranoá, con el objetivo de
restringir su ocupación urbana (EPCT-DF 001).
Ampliación del área central de la ciudad.
Traslado (y ampliación) de las áreas destinadas a residencias
individuales. Proyectadas en el margen oeste, fueron
trasladadas a las penínsulas y al margen este del lago (SVIS
y SVIN, sectores de Viviendas Individuales Sur y Norte, dos
barrios que ahora se conocen como Lago Sur y Lago Norte).
También se creó un barrio residencial más, en la cuesta del
margen derecho del río Vicente Pires (Sector de Mansiones
Park Way – SMPW).
Construcción de un cinturón de grandes edificios para uso
institucional a este y oeste de las Alas Sur y Norte (Sectores
de Grandes Áreas Sur y Norte, SGAS y SGAN) que rompe la
linealidad del esquema original.
Variaciones introducidas en el detalle del Ala Norte: trazado,
destinación y altura de la manzanas 500 y la añadidura de la
función comercial en las manzanas 700 de la vía W3.
Los motivos de las primeras alteraciones tienen su origen en el
propio jurado del concurso, capitaneado por Holford. Según este
último, había “demasiado terreno indefinido entre el lago y el
centro gubernamental.”96 Como consecuencia, el conjunto urbano
se aproximó más al lago, lo que acarreó el traslado de la mayoría de
sectores de viviendas individuales al margen opuesto.
El contexto político vigente estaba sólo parcialmente a favor del
cambio de la capital, y por ello impuso algunas condiciones para
que la obra fuera un éxito: la urgencia y, por lo tanto, la existencia de
una estructura operacional autónoma; que se obtuvieran ganancias
de la construcción, previstas en un principio a partir de la venta
de terrenos;97 y que la ciudad disfrutara desde el primer momento
de todos los elementos esenciales para el funcionamiento de una
capital y para su afirmación como ciudad-símbolo de la nación.
Aunque poco estudiada, otra influencia de peso en la concretización
del Plan Piloto fue la colaboración con los diversos planes de
96
94
Garcia (2005).
95
Leitão (2003).
Holford, op. cit., pág. 13.
Una sencilla comparación de las dos priemerae plantas de la figura 3 revela el aumento del número de
terrenos con los que se puede comerciar.
97
81
infraestructura, que todavía estaban en fase de estudio y/o
implantación, lo que implicaba ajustes constantes. Dada la situación
de Brasilia, en una región escasamente urbanizada, nada más
conocerse el resultado del concurso se empezaron a elaborar los
planes de abastecimiento, de salud y de educación. Para responder
a las directrices del plan de salud, que incluía un hospital general
en el centro de la ciudad, hubo que crear un sector específico al
lado del Sector Comercial Sur, lo que provocó la ampliación de
todo el centro. El plano educativo introdujo las “escuelas-parque”,
una por cada unidad de vecindario (cuatro supercuadras), que se
emplazaron en los sitios inicialmente previstos para las escuelas
secundarias. El plan de abastecimiento también acabó por interferir
en la concepción de unidad de vecindario, ya que preveía la
instalación de un mercado público en cada una de ellas.
Debido a la rápida construcción de la ciudad, hubo que tomar
decisiones sobre la marcha, condicionadas por el uso que la
población residente empezaba a hacer de los espacios, antes
incluso de estar acabados. Así, pueden reconocerse cambios
repentinos realizados por los profesionales que estaban al cargo
(cuyo pensamiento urbanístico se identificaba con el de Lucio Costa
y eran considerados como sus intérpretes) para evitar ciertas formas
de adaptación no compatibles con el “espíritu” del Plano Piloto. Las
alteraciones más evidentes son las que otorgan una configuración
diferente a las manzanas 500 y 700 del Ala Norte y las relacionadas
con los comercios locales de las supercuadras (figuras * y *).
Estos cambios no ensombrecen la capacidad de síntesis de Lucio
Costa ni la fuerza de su trazo, sino que demuestran que Brasilia
debe entenderse como una creación más colectiva que demiúrgica.
Es lo que sugieren también las amplias investigaciones y los planes
anteriores al gobierno de Kubitschek, así como los muchos proyectos
urbanísticos de autoría compartida por otros profesionales, entre
los que destacan los de Nauro Esteves, Maria Elisa Costa,98 Sérgio
Porto, Glauco Campelo, Ítalo Campofiorito, Oscar Niemeyer y Jayme
Zettel.
de Japón para recuperarse urbanísticamente de la decapitación
atómica de sus ciudades... Nada ha igualado el extraordinario
impacto publicitario que el planeamiento y construcción de Brasilia
ha alcanzado en todas las partes del mundo.
Osvaldo Orico, Brasil, capital Brasília, 1961
Simultáneamente a la construcción de la nueva capital, el gobierno
federal llevó a cabo un intenso y eficiente programa de divulgación y
propaganda. Se distribuyeron publicaciones oficiales o semioficiales,
como la revista Brasília,99 la Coleção Brasília100 o los libros Quando
mudam as capitais (1958), de José Oswaldo Meira Penna, y Brasil,
capital Brasília (1961), de Osvaldo Orico, ampliamente ilustrado
y de gran difusión. El Ministerio de Exteriores organizó unas
exposiciones que recorrieron Europa y América Latina, algunas
veces con la presencia de Niemeyer, y que tenían como objetivo
mantener a la comunidad profesional informada de lo que estaba
ocurriendo en la Meseta Central de Brasil.
El acto más relevante de esta campaña de promoción fue el Congreso
Internacional Extraordinario de Críticos de Arte, celebrado entre
los días 17 y 25 de septiembre de 1959, siete meses antes de la
inauguración de la ciudad. Las sedes del evento fueron São Paulo
y Río de Janeiro. El organizador, el crítico brasileño Mario Pedrosa,
eligió como tema principal “Brasilia, ciudad síntesis de las artes”,
y el encuentro sirvió de excusa para que los asistentes pudieran
conocer de primera mano la imponente obra.
La lista de participantes sorprende por la cantidad e importancia
de sus nombres: Alberto Sartoris, Amâncio Williams, André Bloc,
André Chastel, Bruno Zevi, Carola Giedion (arquitecta y esposa del
historiador), Charlotte Perriand, Eero y Aline Saarinen, Françoise
Choay,101 Gillo Dorfles,102 Giulio Carlo Argan, Jean Prouvé, Meyer
Shapiro, Stamo Papadaki, Tomás Maldonado y William Holford,
entre otros.103 Brasil estaba representado por Lucio Costa, Oscar
Niemeyer, Mário Barata, Ítalo y Quirino Campofiorito, Carlos
Cavalcanti, Ferreira Gullar, Joaquim Cardoso, José Roberto Teixeira
Leite, Fayga Ostrower y Dom Clemente Maria da Silva-Nigra, entre
otros.
Repercusiones
99
Ni Chandigarh, la metrópolis que Nehru encargó a Le Corbusier para
sustituir la sede administrativa de Punjab; ni la nueva Bagdad, que
Irak está construyendo con recursos necesarios en otras zonas más
miserables de su territorio; ni el dinero que Israel ha movilizado
para poder improvisar, en pocos años, una nación; ni el esfuerzo
98
Hija de Lucio Costa, arquitecta licenciada en 1958 por la Facultad Nacional de Arquitectura de la
Universidad de Brasil, Río de Janeiro.
82
Publicación mensual de la Novacap, dirigida por el periodista Nonato Silva, según quien la revista “nació
forzada por la ley, concretamente la n.º 2.874, del 19 de septiembre de 1956, que autorizaba el cambio de la
capital federal, la construcción de Brasilia y la creación de la Novacap. La ley exigía que la Novacap divulgara
mensualmente las acciones administrativas. Cuatro meses después, en enero de 1957, aparecía el primer
número” (Freitas, 2006, pág. 32).
100
Con 18 volúmenes y publicada en 1960 por el Servicio de Documentación de la Presidencia de la
República.
101
Choay (1959), págs. 76-83.
102
Dorfles (1959), pág. 19.
103
Lista presentada en el documento “Relación de Miembros” (Associação Internacional de Críticos
de Arte, Doc. 27-P, 1959). Orico añade a la lista los nombres de Alvar Aalto, Richard Neutra y Sigfried
Giedion.
83
En el acto de apertura, Lucio Costa dijo lo siguiente: “Podéis discutir
y estar en desacuerdo si os apetece. Sois críticos, y la insatisfacción
es parte de vuestro trabajo. Pero estoy seguro de una cosa, y vuestra
presencia aquí da fe de ello: con Brasilia se confirma lo que está
empezando a pasar en algunos sectores de nuestra actividad; ya
no sólo exportamos café, azúcar y cacao, también contribuimos un
poco a la cultura universal.”104
Brasilia dejó huella en la comunidad artística. Pedrosa recuerda
que “muchos de los delegados extranjeros traían preparados folios
y más folios llenos de críticas. Pero la mayoría tuvo que eliminar
o reformular sus reparos al contemplar la inesperada realidad.”105
Entre los discursos registrados, en su mayoría elogiosos y patrióticos,
destaca el de Bruno Zevi. El autor de Saber ver la arquitetura inició
su parlamento preguntando al público a quién debía criticar: “¿Al
señor Lucio Costa o a Oscar Niemeyer?” Y luego continuó: “[...]
los defectos de Brasilia son los defectos de nuestra cultura. Si los
hay, somos responsables, ya que Brasilia proyecta físicamente los
problemas que no hemos podido resolver, ninguno de nosotros, en
ninguna parte del mundo.”106
Zevi habló de crisis. Crisis cultural, crisis urbanística, crisis
arquitectónica. Afirmó con énfasis que: “la arquitectura moderna
ha finalizado”.107 Su preocupación estaba fundada; el diseño y la
construcción de Brasilia se engloban en un momento crucial de la
historia de la arquitectura occidental.
Mientras se erigía el mayor monumento de la era moderna, comenzaban
a cuestionarse buena parte de las teorías que la sustentaban. En
1954, Philip Johnson profirió su discurso “The Seven Crutches of
Modern Architecture”108 en la formalista Universidad de Yale; entre
1955 y 1956, James Stirling presentaba una revisión crítica de la
obra de Le Corbusier. En el plano urbanístico, aparte de las obras
ya mencionadas, Aldo van Eyck publica en 1962 su artículo sobre
el Team 10; en 1963, Serge Chermayeff publica Community and
Privacy; Notes on the Synthesis of Form, de Christopher Alexander,
aparece en 1964; y, en 1965, “A city is not a tree”. En la década de
los sesenta, aparecen textos que revisan la arquitectura moderna de
los autores Christian Norberg-Schulz (1965),109 Aldo Rossi (1966),
Robert Venturi (1966) y Charles Jencks (1969). Las preocupaciones
de estos autores estaban muy lejos de las pautas que seguía Costa y
de las que sigue teniendo Niemeyer en la actualidad.
Aun así, y como consecuencia directa del congreso, Brasilia
entró inmediatamente en el debate arquitectónico y urbanístico
internacional. Objeto de incontables polémicas, de evaluaciones
positivas y negativas, desde el año 1957 en adelante apareció en
las revistas especializadas más prestigiosas, como Domus (1957),
Architectural Record (1958), Architecture d’aujourd’hui (1958),
Casabella (1958), Architectural Forum (1959), Architectural
Review (1959), Progressive Architecture (1959), Werk (1959),
L’Architettura (1960) y Journal of the RIBA (1960).110 En el año
de su inauguración, Brasilia fue incluida en la edición revisada
de la Storia dell’architettura moderna, de Leonardo Benevolo, y
las publicaciones Architecture d’aujourd’hui y Zodiac dedicaron
números especiales a Brasil. En 1962, se citaba a la ciudad en el
prólogo de la nueva edición de Space, Time and Architecture, de
Sigfried Giedion.
Brasilia se había convertido, por sí sola, en un paradigma. Fue tal su
aceptación, que enseguida influenció a proyectos tan imponentes
como La Défense (1958), en París, y el Empire State Plaza (196578),111 en Albany, Nueva York.
›› La urbanización del Distrito Federal
Soy solidario con las aspiraciones del pueblo, pero nuestra relación
es cortés.
Lucio Costa, Registro de uma vivência, 1995
La primera ola de inmigración hacia el futuro DF se produjo cuando
Kubitschek asumió el compromiso de construir Brasilia. Con la
aprobación del traslado y el inicio de las obras, la inmigración fue en
aumento, y en menos de medio siglo la población del DF ha alcanzado
los dos millones que tiene en la actualidad. Este crecimiento
demográfico es el principal indicador del éxito del traslado de la
capital y ha provocado un intenso proceso de urbanización, mucho
superior a las expectativas iniciales.
104
Costa, “Saudação aos críticos de arte” (1959, en Costa, 1995, pág. 299).
Pedrosa (1981), pág. 366.
Apud Pedrosa, op. cit, pág. 370.
107
Zevi, “A dimensão das estruturas urbanísticas” (1959).
108
En Johnson (1979).
109
En Norberg-Schulz (1977).
105
106
84
110
Para una relación más completa de publicaciones extranjeras sobre Brasilia, ver Bruand (1981), págs.
389-397.
Ideada por el gobernador Nelson A. Rockefeller, la Empire State Plaza fue proyectada por Wallace K.
Harrison y Max Abramovitz. Harrison era un antiguo amigo de la familia del gobernador. Participó en el
proyecto del Rockefeller Center y tuvo una destacada actuación en el proyecto de la ONU, en 1947.
111
85
Construyendo Brasilia: 1956-60
obligatoriamente de madera […].”115
En los primeros años, cuando Brasilia aún era una enorme obra
gestionada por la Novacap, Kubitschek tenía ya una total confianza
en el buen desarrollo de la empresa, lo que le llevó a decidir que
el traslado de capital no se haría gradualmente, tal y como había
previsto en un principio. Fijó la fecha de inauguración para el día 21
de abril de 1960, poco antes del final de su mandato.112
Las obras oficiales las realizaban una serie de constructoras
particulares contratadas y supervisada por la Novacap. Para los
edificios residenciales del Plano Piloto116 (cuya oferta fue siempre
muy inferior a la demanda, que iba en aumento a medida que
se acercaba la fecha de inauguración), la Novacap reclutó en la
Seguridad Social a profesionales de diversas categorías (como
funcionarios, comerciales, bancarios, industriales, etc.), ya que
eran las únicas instituciones del país que tenían experiencia en la
construcción de viviendas a gran escala.117 Sin embrago, y debido
a la presión de los acontecimientos, la empresa se vio forzada a
recurrir también a los órganos federales, instituciones estatales e
incluso empresas privadas.118
Los datos demográficos del área de la futura ciudad son
impresionantes. En enero de 1957 había cerca de 2.500 trabajadores
contratados (por la Novacap o por constructoras particulares), y en
julio del mismo año ya se contabilizaban 6.283 habitantes (4.600
hombres y 1.683 mujeres). El censo de mayo de 1959 indicaba
64.314 habitantes, 23.834 de ellos en Brasilia.113 La mayoría de
funcionarios y personal técnico era oriundo de Río de Janeiro, y el
grueso de los obreros provenía del noroeste del país, Minas Gerais
o Goiás. Esta diversidad de procedencias ha creado una mezcla
cultural que se ha convertido en la seña de identidad de Brasilia.
El principal sustento económico de la población “candanga”114 era
la construcción civil, que ofrecía el 55% de los puestos de trabajo.
Los habitantes de la ciudad se distribuían por diferentes zonas. Los
trabajadores de la Novacap vivían en Candangolândia; los obreros,
en las viviendas proporcionadas por las constructoras, siempre cerca
de las obras, como por ejemplo Vila Planalto para los trabajadores
de la plaza de los Tres Poderes y el eje monumental, o Vila Paranoá
para los de la presa del río Paranoá. Los inmigrantes sin empleo fijo
se instalaban en favelas, llamadas invasões, como Vila Amauri, Vila
Sarah Kubitschek o Lonalândia. Dada la ausencia de ciudades en
los alrededores, las necesidades de abastecimiento, servicios y ocio
las proporcionaba la Ciudad Libre, un acampamento que empezó
a formarse en 1956 y que funcionaba como centro articulador
del improvisado sistema urbano. “Surge la Ciudad Libre […] la
mayor concentración hasta el momento, cuya función básica era
ofrecer servicios al resto de la población: tiendas, mercados, bares,
restaurantes, material de construcción […]. En resumen, comercio.
Para ‘incentivar’ a los comerciantes a que se desplazaran hasta allí,
se les eximía de pagar impuestos y se les ofrecía un terreno, con el
compromiso de que lo devolverían el día de la inauguración del Plan
Piloto. Todas las construcciones, dado su carácter provisional, eran
112
Ley n.º 3.273, 1 de octubre de 1957.
Brasil, op. cit., vol. 4, págs. 54 y 243, y GDF (1984), vol. 1, pág. 10. No se han encontrado datos sobre
la población preexistente a la oficialización de los límites del DF. En este trabajo, las cifras sobre Brasilia se
refieren siempre a la suma de la población del core planeado y a los barrios del Lago Sur y Lago Norte.
114
La denominación popular dada a los que fueron a trabajar en la construcción de Brasilia y, por extensión, a
los que nacieron allí. Es una palabra de origen quilombo que significa “individuo despreciable, desagradable,
sin buen gusto” (Dicionário eletrônico Houaiss, 2001).
113
86
En lo referente al coste de la obra, la tesis inicial defendía el
autofinanciamiento, ya que la venta de aproximadamente 80.000
terrenos aportaría unas ganancias estimadas de veinticuatro
billones de cruzeiros. Pero la comercialización del terreno, a cargo
de la Novacap, no fue transparente, llegando a recibir denuncias de
corrupción.119 La solución definitiva fue altamente inflacionaria, ya
que hubo que recurrir al Tesoro Público para financiar gran parte de
la operación. Se consumió del 2% a 3% del PIB de ese periodo,120
lo que representaba una cantidad de entre 200 y 300 billones de
cruzeiros, o entre 400 y 600 millones de dólares de la época.121
Pero estas cifras no lograron empañar la fiesta. La implantación de
buena parte del esqueleto viario del Plano Piloto y la finalización de
los palacios principales estaban en boca de todos, generando división
de opiniones y avivando la imaginación nacional e internacional. La
epopeya de Brasilia alcanzaba su apoteosis. Para sorpresa de los
más incrédulos,122 la inauguración se celebró en la fecha prevista,
115
Ribeiro (1982), pág. 116. La Ciudad Libre no perdió importancia tras la inauguración, ya que el Plano
Piloto dependió muchos años más de sus comercios (Pescatori, 2002, pág. 1).
La diversidad socioeconómica de los habitantes del Plano Piloto fue una de las preocupaciones de Costa;
en su Informe recomendaba que “la compañía urbanizadora proporcionara en su propuesta viviendas
decentes y económicas para toda la población” (Costa, 1957, pág. 44).
117
França (2001), págs. 5-7. Su participación permitió que el Gobierno Federal pagara las deudas del erario
público (Tamanini, 1994, pág. 197).
118
França, op. cit., págs. 8 y sig.
119
Moreira, op. cit., págs. 104 y sig.
120
Lafer (1970), pág. 210.
121
Dado el fuerte valor del cruzeiro en relación al dólar en ese periodo, hay muchas divergencias sobre tales
cálculos. Ver Mindlin (1961) y Vaitsman (1968).
122
Como Norma Evenson, cargada de prejuicios simplistas sobre Brasil. Estos prejuicios sólo pueden darse
entre la gente que no se da cuenta de que los brasileños trabajan duro, como demuestran la competencia y
dedicación necesarias para organizar un desfile de una única escuela de samba durante el Carnaval carioca,
que pone en danza de 3.000 a 6.000 personas de forma precisa y en tan sólo setenta minutos rigurosamente
cronometrados. Desconsiderando precedentes respetables, como Belo Horizonte y Goiânia, esa autora
afirmó que “The creation of Brasilia represented a triumph of administration in a country never noted for
efficient administration; it represented adherence to a time schedule in a society where schedules are seldom
met; and it represented continuous hard work from a people reputedly reluctant to work either hard or
continuously” (1973, pág. 155).
116
87
si bien muchos edificios oficiales estaban aún sin acabar, y muchas
personalidades no tuvieron aún donde alojarse.
Una nueva capital: 1960-76
Um telefone é muito pouco pra quem ama como louco e mora no
Plano Piloto [...]
Se a garota que o cara ama mora pra lá do Gama [...].
Canción de Renato Matos
Tras la inauguración, la tasa de crecimiento demográfico se mantuvo
elevada, debido a la transferencia paulatina de funcionarios
llegados de la antigua capital y a la inmigración continuada. El DF
se convirtió en un polo de atracción para gente de todas las regiones
del país, de todos los estratos sociales y de los más diversos ramos
profesionales; tanto fue así que, a finales de 1960, la población ya
alcanzaba los 141.742 habitantes, 68.665 de ellos en Brasilia. En
1970 superó el medio millón (546.015 habitantes, 149.982 en
Brasilia).123
El empeño de los inmigrantes, fuera cual fuera su origen, por
permanecer en Brasilia, chocaba frontalmente con el elitismo del
programa urbanístico, que establecía un techo de medio millón
de personas. Las favelas empezaban a aparecer y, como la casi
totalidad del suelo pertenecía al Estado desde las desapropiaciones
masivas iniciadas en 1956, los conflictos por la posesión de la tierra
empezaron a ser habituales.
Ante la progresiva demanda de viviendas y las disputas por la
tierra, la Novacap decidió, a partir de 1958, asentar urbanizaciones
dormitorio para los habitantes con rentas más bajas.124 Paralelamente,
en 1962, nacía la Sociedade de Habitações Econômicas de Brasília
o SHEB,125 que construía casas populares en urbanizaciones nuevas
y trasladaba allí a los habitantes de las invasões. Este tipo de
procedimiento se convirtió en medida habitual de la “política de
viviendas de la mayoría, si no de todos, de los gobiernos del DF
[…]”.126
La situación de las “ciudades satélite” de Brasilia siguió una
estrategia que favorecía la no ocupación de los alrededores de Plano
Piloto, justificada por una franja sanitaria que protegía la cuenca
hidrográfica del lago Paranoá.127 Estos núcleos tenían diferentes
orígenes; algunos eran fruto de la expansión de pequeños pueblos
ya existentes, como Planaltina (1859) y Brazlândia (1933); otros
se crearon a partir de la consolidación de acampamentos, como la
Ciudad Libre, que pasó a llamarse Núcleo Bandeirante (1961); y
también estaban los de nueva creación, como Taguatinga (1958),
Sobradinho (1959), Gama (1960), Guará (1968) o Ceilândia
(1970).128
Así, el proceso de urbanización incluyó el “cordón sanitario”,129
un área de diez a cuarenta kilómetros de ancho alrededor de la
centralizada capital. Este concepto venía a sumarse a la repoblación
del esqueleto urbano, la aparición de favelas y al alentado crecimiento
de las ciudades satélite. El esquema trazado para la ocupación
del terreno era el de una matriz polinucleada, caracterizada por la
dispersión, las densidades extremadamente bajas y una profunda
separación espacial y social. En la parte noble (Brasilia y alrededores)
se concentraba la máquina estatal y los grupos de renta más alta,
así como la oferta de empleo y servicios; y alrededor de ésta giraba
una periferia desprovista de mayores bienes.
Ordenando el Distrito Federal: 1977-1987
A la vez que crecía el número de habitantes, ya casi cercano al
millón,130 los núcleos urbanos se extendían por Goiás y Minas Gerais,
fuera de los límites del DF. En el llamado Entorno se repetía el
patrón de grandes vacíos demográficos. A mediados de los setenta
hubo las primeras tentativas de ordenamiento territorial, aunque la
necesidad era evidente desde la creación del gobierno del DF, en
1969.131 Las propuestas de planeamiento presentadas se centraban
en el saneamiento y los transportes, aunque no siempre de forma
efectiva.132
En 1977, se publicó el PEOT (Plan Estructural de Organización
Territorial).133 El texto analizaba el claro dilema entre dos objetivos
123
GDF (1984), vol.1, pág. 10.
Decisión criticada, años más tarde, por Lucio Costa: “El crecimiento de la ciudad ocurrió de forma
anómala. El plan establecido preveía que Brasilia se mantuviera dentro de los límites para los que fue
planeada, de 500 a 700 mil habitantes. Al aproximarse a estos límites, se proyectaron las ciudades satélite,
con el objetivo de que la expansión fuese ordenada, racionalmente proyectada y arquitectónicamente
definida” (apud Tamanini, op. cit., pág. 440).
125
Posterior Sociedad de Viviendas de Interés Social, SHIS (1966), Instituto de Desarrollo Habitacional,
IDHAB (1989) y, desde 1999, Secretaria de Desarrollo Urbano de la Vivienda, SDUH (Vieira, 2002).
126
Pescatori, op. cit., pág. 3. Una tentativa de revisión de esta filosofía fue la organización, en 1983, del
Grupo Ejecutivo para el Asentamiento de Favelas e Invasões, Gepafi, con una orientación mucho más
comprometida con las prioridades comunitarias; pero a pesar de su intensa trayectoria, se extinguió en 1985.
124
88
127
Franja que sigue vigente, tal y como se aprecia en el Plan Director de Agua, Alcantarillado y Control de
Polución (Planidro), que recomendaba adoptar un límite de población en la cuenca (GDF, 1970).
Implantada por la Campaña de Erradicación de Invasões, cuyas siglas, CEI, explican la denominación.
129
O, como decía Le Corbusier, “una zona no edificable de protección” (1925, pág. 181).
130
937.600 habitantes (228.141 en Brasilia) en 1976; 1.002.988 habitantes (228.386 en Brasilia) en 1978;
y 1.176.748 habitantes (275.087 en Brasilia) en 1980 (GDF, 1984, vol. 1, pág. 10).
128
131
132
133
No estaba dirigido por un alcalde sino un gobernador designado por la presidencia de la República.
Batista, “The view from Brazil” (en Galantay, 1987, págs. 355-364).
Brasil, 1977. El PEOT se basó en algunos estudios anteriores (GDF, 1976).
89
contradictorios: por un lado, la preservación de la cuenca del
Paranoá para el abastecimiento de agua, lo que implicaba no
construir en esas tierras e, indirectamente, el aislamiento del Plano
Piloto; por otro, la disminución del coste y del tiempo empleado por
la población en sus desplazamientos, lo que exigía una estructura
urbana más continuada y compacta que la matriz polinucleada.134
Se impuso la postura sanitaria, y el PEOT concluyó establecer un
vector prioritario de crecimiento alejado de la cuenca del Paranoá,
el cuadrante suroeste del DF, pero recomendaba también la creación
de un sistema de transporte público y emplear algunas áreas de
la cuenca para uso no residencial. Dos estudios más vinieron
a completar al PEOT: el Plano de Ocupación del Territorio (POT,
1985)135 y el Plan de Ocupación y Uso del Suelo (POUSO, 1986).136
Eminentemente físicos, estos dos planes delimitaban las grandes
áreas ambientales del DF (naturales, rurales y urbanas) y mantenían
la premisa de conservación de la cuenca del Paranoá. En 1987, sin
embargo, el propio Lucio Costa rompió el tabú de la no ocupación,
en el plan Brasília revisitada,137 donde proponía la construcción de
“manzanas populares” a lo largo de las principales vías de acceso al
Plano Piloto y la creación de seis nuevos barrios residenciales. Así,
el pintoresco campamento de Vila Planalto se convirtió en barrio
oficial, y se creó el Sector Suroeste, situado encima del Ala Sur. El
Sector Noroeste, simétricamente situado en el Ala Norte, también
ha sido objeto de sucesivos proyectos.
Una de las peculiaridades del proceso de urbanización del DF
fue que la escasez de viviendas no se limitaba a las clases más
desfavorecidas. El acusado crecimiento del precio del suelo
–tanto en el Plan Piloto,138 como en los barrios residenciales del
Lago Sur y el Lago Norte, pasando por ciudades satélite como
Taguatinga, Guará y el Núcleo Bandeirante–139 causó una situación
de falta de demanda también para las clases medias y altas. Como
consecuencia de ello, se generalizaron las apropiaciones ilegales
de terrenos públicos, principalmente en zonas de preservación
natural muy desaconsejadas para la construcción, y casi siempre a
través de títulos falsos de propiedad inmobiliaria. Algunas empresas
privadas dividieron en parcelas estos terrenos, y construyeron allí
edificaciones “clandestinas” o “irregulares”, pequeños barrios
134
Batista, “Problemas e respostas de uma metrópole emergente” (en Paviani, 1987, págs. 208-220).
GDF (1985).
GDF (1986).
137
Costa (1987).
138
Uno de los factores de la extrema valorización fue la retención de terrenos destinados a edificios de
apartamentos en el Ala Norte por su propietaria mayoritaria, la Universidad de Brasilia, lo que atrasó varias
décadas la ocupación de cerca de una quinta parte del área total disponible para la ocupación residencial de
las supercuadras e introdujo una acentuada asimetría en el Plano Piloto.
139
Dadas las menores restricciones de zoneamiento, estas ciudades pronto adquirieron peso en la dinámica
economía del DF y empezaron a perder sus peculiaridades de guetos de baja renta.
135
136
Fig 5// Los diversos planes de ordenamiento ya desarrollados para el territorio de Distrito
Federal. Quedan evidentes los descompassos entre la propuesta original, la planificación
territorial y la gestión urbana, de un lado, y la realidad, de otro.
90
91
cerrados de casas unifamiliares de alta calidad, a espaldas de los
controles urbanísticos de rutina. El primero de estos barrios fue el
Condomínio Quintas do Alvorada (1977), situado en la cuenca del
río São Bartolomeu, en el cuadrante nordeste del DF.140 Este tipo de
construcciones se multiplicaron a una velocidad vertiginosa, y hoy
en día representan el 41% del núcleo urbano del DF.141
A mediados de la década de los 80, la ciudad-capital estaba
consolidada y albergaba ya la casi totalidad de la administración
federal. Las principales tendencias de crecimiento estaban definidas
y el área urbanizada se había extendido significativamente hacia el
Entorno. El complejo urbano del DF, con una población estimada de
1.392.075 habitantes en 1986 (267.641 en Brasilia),142 seguía el
mismo patrón que el resto de metrópolis brasileñas, donde los signos
de prestigio, calidad de vida y valor inmobiliario son inversamente
proporcionales a las distancia del centro.
Conservación urbana y autonomía política: de 1987 en
adelante
Con el fin de la dictadura en 1985,143 Brasil entró en una fase de
profundos cambios institucionales desencadenados por un proceso
constituyente. En 1987, el Plano Piloto de Brasilia fue declarado
Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO,144 cumpliendo
así un deseo que existía desde su inauguración.145 Fue el primer
conjunto urbano del siglo XX que obtenía esta distinción.146 Con la
nueva Constitución,147 el DF adquirió la autonomía política en 1988,
con un gobernador y una Cámara Legislativa de representantes
elegibles y con potestad para establecer directrices del uso del
suelo.
140
Malagutti (1996), pág. 74.
Según el geógrafo Rafael Sanzio, en la década de 1990 el área urbanizada del DF paso de 40.000 a
72.000 hectáreas, debido principalmente a la proliferación de promociones de varias comunidades de
edificios (Nossa, “Brasília, do planejamento ao toque de recolher”, 2002, pág. C3). En la actualidad, con
la gestión del gobernador Joaquim Roriz (1999-2006), estas edificaciones constituyen la cuestión política y
jurídica más grave del DF, muchas veces noticia en las páginas de los periódicos.
142
GDF (1996), pág. 121.
143
La administración militar (1964-1985) fue vital para la irreversibilidad del traslado de la capital, en un claro
“efecto Versalles”.
144
Gracias a la presión ejercida junto a este organismo por un sector de la intelectualidad brasileña, liderada
por el entonces gobernador José Aparecido (1985-1988), temerosa de que la redemocratización produjera
alteraciones en el proyecto de Lucio Costa.
145
Ya antes de la inauguración, Niemeyer apuntó la necesidad de unas leyes que conservaran el Plano Piloto
en todos los aspectos (Niemeyer, 1960, pág. 518).
146
Para que un determinado monumento sea considerado patrimonio cultural de la humanidad, ha de haber
consentimiento por parte del Estado miembro en cuyo territorio está situado. La obra debe incluir al menos
uno de los criterios establecidos por el Comité del Patrimonio Mundial. En el caso de Brasilia, los criterios
cumplidos eran el I (representar una obra notable del genio creativo humano) y IV (ser ejemplo destacado
de un tipo de construcción o conjunto arquitectónico, tecnológico o paisajístico que ilustre una o más etapas
significativas de la historia de la humanidad); Unesco, Operational guidelines for the implementation of the
World Heritage Convention.
147
Constitución de la República Federal de Brasil, 5 de octubre de 1988.
141
92
En respuesta a las medidas de protección exigidas por la UNESCO, en
1990 el Instituto Brasileiro do Patrimônio Cultural, el IBPC (actual
Instituto do Patrimônio Histórico e Artístico Nacional, IPHAN)148 se
hizo cargo del cuidado de la ciudad. Se redactaron legislaciones
específicas de conservación, lo que, sumado a la nueva Constitución
propia del DF,149 obligaba a elaborar periódicamente Planos
Directores de Ordenamiento Territorial (PDOT). Brasilia se convirtió
en el campo de acción de organismos federales y organismos del
distrito. Esta cohabitación no fue siempre harmoniosa, tal y como
evidenció la Ley Santiago Dantas,150 que otorgaba las competencias
urbanísticas del DF a agentes externos a su administración.151 En la
década de los noventa, los conflictos y la ambigüedad de objetivos
fueron en aumento.
El primer Plan Director de Ordenamiento Territorial (1er PDOT,
1992)152 mantenía la directriz de ocupar el cuadrante suroeste, ya
definitivamente polarizado entre los dos mayores centros, Brasilia
y Taguatinga. Para atenuar las crecientes discrepancias entre las
ciudades satélite, establecía la obligatoriedad de Planes Directores
Locales en todas las regiones administrativas del DF. Esta medida
pretendía identificar las vocaciones específicas e indicar formas de
desarrollo social y económico.153
Sin embargo, la misma administración que había redactado el
primer PDOT, estaba llevando a cabo desde el año 1989 una política
agresiva de eliminación de favelas, en el marco del Programa de
Asentamiento de la Población con Renta Baja. Esta iniciativa
tenía una clara orientación populista y produjo una importante
expansión de viviendas. Consistía en la donación de terrenos con
una infraestructura mínima pero sin ninguna construcción de casas
o barracas, dejando este trabajo en manos de los futuros ocupantes.
A pesar de ser una política progresista socialmente, no tiene en
cuenta la conservación del medio ambiente ni las zonas prioritarias
de expansión. El emplazamiento de estos nuevos asentamientos,
en zonas de baja densidad, los convierten en urbanizaciones
dormitorio, sin la actividad económica necesaria para generar un
148
Resolución Reglamentaria n.º 04/90, posteriormente modificada por la Resolución Reglamentaria n.º
314/92.
Ley Orgánica del Distrito Federal, 8 de junio de 1993.
150
La Ley n.º 3.751, del 13 de abril de 1960, que regulaba la administración del DF, introdujo una visión
estática del Plano Piloto, como algo a ser conservado sin modificaciones, una postura que el régimen
autoritario posterior reforzó.
151
Primeramente a una comisión específica del Senado y, ya en el ámbito del GDF, el Consejo de
Arquitectura y Urbanismo (CAU), posterior Consejo de Arquitectura, Urbanismo y Medio Ambiente (CAUMA),
cuya composición siempre estuvo lejos de ser representativa de la comunidad. Actualmente, los asuntos
patrimoniales son de competencia del Consejo de Gestión del Área de Conservación de Brasilia, Conpresb.
152
Lei n.º 353, del 18 de noviembre de 1992, y GDF (1992).
153
Hoy en día, de las 28 regiones administrativas, Sobradinho, Candangolândia, Taguatinga, Samambaia
y Ceilândia han visto aprobados sus planes locales, y Gama, Planaltina y Guará esperaban aprobación por
parte de la Cámara Legislativa.
149
93
número significativo de empleo local, y, al mismo tiempo, refuerzan
la segregación espacial, ya de por sí tan acentuada en el DF.
En sólo cuatro años se oficializaron seis ciudades satélite más:
Candangolândia, São Sebastião, Samambaia, Santa Maria, Recanto
das Emas y Riacho Fundo.154 Ante esta situación, no es de extrañar
que la promesa más recurrente en las elecciones locales fuera la
que aseguraba una correcta distribución del terreno.
Paralelamente, durante los últimos ocho años el gobierno del DF
está realizando obras faraónicas de ampliación del sistema de vías
rápidas en todo el territorio, que resultarán en más expansión y en
el aumento de la flota de vehículos particulares.155 En el mismo
contexto, otra medida que traerá muchos cambios al tramado urbano
será la instalación de un sistema de transporte público con 40 km
de extensión, que conectará Brasilia con Taguatinga, Ceilândia e
Samambaia. La construcción de esta obra empezó en 1991, sin
casi estudios previos sobre su impacto en el uso del suelo, y la
mayor parte de sus tramos está en funcionamiento desde 2001.
Actualmente se encuentra en la fase final.
En el segundo Plano Director de Ordenamiento territorial (2º PDOT,
1997),156 se establece un macro zoneamiento que considera el Entorno
como parte de la gestión urbana del DF, al menos formalmente.157
Además de un nuevo centro metropolitano, formado por Taguatinga,
Ceilândia e Samambaia (siguiendo la tendencia política convencional
de ocupación del cuadrante suroeste), el segundo PDOT reconoce
los problemas causados por las construcciones clandestinas e
introduce una norma polémica para su regularización: la ampliación
del perímetro urbano de Sobradinho y Planaltina, donde existe una
mayor concentración de este tipo de construcciones, para facilitar
así la ocupación de los cuadrantes noreste y sureste, contraviniendo
todas las anteriores directrices ambientales.
En 2005 se inició la revisión del 2º PDOT, basada en estudios
demográficos que apuntan cambios significativos en la dinámica de la
población y que estiman la cifra de 2.580.757 habitantes en 2010.
En el censo de 1996, el DF tenía 1.821.946 habitantes (257.583
en Brasilia);158 en 2005, la población era de 2.332.948 habitantes
(256.064 en Brasilia).159 Por primera vez, el aumento se debe al
crecimiento vegetativo y no a la inmigración; simultáneamente, la
población ha experimentado un proceso de envejecimiento, más
intenso en las áreas donde la clase media o alta se ha consolidado.160
Estos factores deben tenerse en cuenta para la futuras políticas
públicas de vivienda, sanidad, educación y creación de empleo.
La propuesta actual da continuidad al plan anterior, pero introduce
novedades significativas. El nuevo documento, que estará listo
a finales de 2006, profundizará en la política de legalización de
construcciones clandestinas y en otras situaciones irregulares del
suelo, derivadas de las múltiples invasiones de tierras por parte de
las clases sociales más bajas. A pesar de la fuerte oposición de los
movimientos medioambientales,161 posiblemente incluya directrices
que ayuden a consolidar un tramado urbano más denso y continuado.
Más que en anteriores versiones, se está haciendo algún esfuerzo,
aunque tímido, para contemplar la imperiosa necesidad de integrar
directrices de transporte público y estructuración urbana.162 Aunque
se ideó como “la ciudad para el automóvil”, Brasilia está sufriendo
serios problemas de tránsito en los últimos tiempos, con tendencia
a empeorar en un futuro próximo.163
Si observamos la metrópolis que es hoy Brasilia, son evidentes los
desajustes entre, por un lado, el proyecto original, el planeamiento
territorial y la gestión urbana; y, por otro, la realidad. La ideología del
proyecto del Plano Piloto imponía un tramado urbano polinuclear;
los planes de ordenación siguieron esta pauta y no se preocuparon
en conseguir un tejido cohesionado, dedicándose la mayor parte
del tiempo a legalizar situaciones que la realidad imponía. En
el ámbito de la gestión, el gobierno del DF no ha respetado las
directrices aprobadas por él mismo, incluso ha construido obras
de infraestructura en zonas no prioritarias como, por ejemplo, el
recientemente inaugurado tercer puente del lago Paranoá (2003),
una enorme inversión que inevitablemente aumentará la población
de una zona de crecimiento controlado.
154
A Candangolândia corresponde la ampliación del antiguo acampamento de la Novacap; Samambaia
empezó a ser implantada en 1983; São Sebastião se originó a partir de la urbanización de una colonia
agrícola; las demás son totalmente nuevas.
155
Batista, “Brasília, pessoas ou carros?” (en Ribas, 2005, págs. 93-108).
156
Ley Complementar n.º 17, de 28 de enero de 1997, y GDF (1997).
157
Sus determinaciones, sin embargo, no se están respetando, y algunas áreas consideradas de uso rural ya
han sido urbanizadas.
158
GDF (2001), pág. 7.
159
GDF (2005), pág.15.
94
160
Tal proceso se acentuará en el futuro. El índice de 19 ancianos, con más de 65 años, por cada 100
jóvenes, registrado en el año 2000, pasará a 79 de cada 100 en 2030.
Algunos grupos ecologistas proponen el congelamiento del ensanchamiento urbano del DF. Según éstos,
cualquier expansión tiene que ser desviada al Entorno.
162
Ver el documento Projeto de lei complementar: proposta preliminar (GDF, 2006).
163
Batista (2005).
161
95
›› Brasília Hoy
BSB botou a Bauhaus no baú [...].
Canción de Renato Matos
Al contrario que otras ciudades-capital construidas en el siglo XX,
como Canberra y Ottawa, Brasilia se ha convertido en una metrópolis
importante por sí misma,164 y en la actualidad es el corazón de
la Región Integrada del Distrito Federal y Entorno (RIDE).165 Con
2.948.421 habitantes, es la novena concentración urbana del país
y la que tiene la tasa de crecimiento demográfico más alta (3,41%
por año).166
Brasilia abarca diferentes universos. La capital concentra las
decisiones políticas y los recursos financieros del Estado, además
de estar conectada a los circuitos de poder locales, nacionales e
internacionales. Es un espacio sofisticado que ofrece muchas
ventajas y una calidad de vida excepcional. El número de habitantes
disminuye año tras año; su población representa sólo un poco
más de un décimo del total del censo metropolitano. La Brasilia
patrimonio de la Humanidad, el único conjunto en el mundo de
características rigurosamente funcionalistas, existe principalmente
en la imaginación de sus defensores, porque las medidas de
protección adoptadas consistieron solamente en la sacralización del
Plano Piloto, sin aplicar mecanismos de conservación.
Brasilia también trae buenas noticias. El lugar escogido por Cruls,
Glaziou y Cavalcante de Albuquerque es de una belleza sin igual,
gracias a la suave ondulación de sus colinas y a la “inmensidad de
horizontes”, a su impresionante bóveda celeste y a los amaneceres
y crepúsculos melodramáticos, a la diversidad de la flora nativa,
sumado al lago Paranoá y a un inspirado paisajismo. Su relativa
juventud, la concentración de recursos,168 y la proximidad al poder
ofrecen oportunidades que atraen tanto a ricos como a pobres.
Incluso los servicios sociales de las ciudades satélite, con todos sus
problemas, son con mucho mejores que los que existen en el resto
del país. Además, el traslado de la capital federal al interior del
país ha sido el principal incentivo para el desarrollo del hinterland
brasileño, creando un desarrollo económico que se difunde por toda
la región centro oeste y empieza a alcanzar la región norte. Dado
el origen de la ciudad y de sus gentes, la población de Brasilia
compone un amplio panel de la sociedad brasileña, de su diversidad
cultural, sus contradicciones y aspiraciones.
No se ha cumplido la expectativa de que un core planeado induciría
a una ocupación ordenada del territorio, utopía esencial de la
arquitectura moderna. Las disposiciones urbanísticas del Plano
piloto se repiten en las ampliaciones, pero éstas no cuentan con
el presupuesto del plan inicial y son realizadas con mucha prisa.
Dispersa en un área varias veces superior a la de una ciudad tradicional
de igual importancia, Brasilia es una metrópolis que experimenta
un crecimiento incontrolado de sus periferias populares, donde se
dan altos índices de emigración167 y se adolece de las carencias
típicas en las áreas de saneamiento, pavimentación e iluminación,
servicios, sanidad, educación, seguridad, transportes colectivos
eficientes y baratos y equipamientos culturales y de ocio.
164
Una hipótesis que ayudaría a explicar tal hecho es la elección del lugar. El emplazamiento de estas
ciudades se decidió tras fuertes disputas entre metrópolis (en el caso australiano, Sidney y Melbourne; en el
canadiense, Toronto y Montreal), mientras Brasilia se asentó en el centroeste de Brasil como resultado de un
largo proceso, lo que evitó mayores disputas regionales. Además, la ciudad se construyó en una zona poco
habitada y bastante alejada del radio de influencia de las dos metrópolis brasileñas más importantes, São
Paulo y Río de Janeiro.
165
Implantada por la Ley Complementar n.º 94, del 19 de febrero de 1998, está formada por el DF, 19
municipios de Goiás y 3 de Minas Gerais.
166
IBGE, Censo Demográfico de 2000.
167
Desde finales de la década de los ochenta, el DF es la región del país que más emigrantes recibe,
proporcionalmente.
96
168
Según el Censo de 2000, la renta por cápita del DF es la más alta del país (R$ 14.405) y la participación
del DF en el PIB nacional pasó, entre 1985 y 2000, del 1,37% al 2,69%. Estas cifras incluyen también el
presupuesto del Gobierno Federal, cuyos gastos representan casi el 60% del PIB del DF.
97
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