53 54 55 BRASILIA: LA HISTORIA DE UN PLANEAMIENTO Sylvia Ficher Geraldo Nogueira Batista Francisco Leitão Andrey Schlee ›› Una capital en el hinterland De la amplitud de las tierras del interior de Brasil no voy a hablar, ya que hasta ahora nadie las ha explorado. La culpa es de los portugueses, que, aunque son grandes conquistadores de tierras, no les saben sacar provecho y se contentan con quedarse en la superficie, siguiendo la línea de la costa como si fueran cangrejos. Frei Vicente do Salvador, História do Brasil, 1627 El proyecto de trasladar la capital de Brasil al interior del país se remonta a mediados del siglo XVII, cuando el país aún era una colonia de Portugal y se vislumbraba ya la posibilidad de que la corte portuguesa se instalara en el nuevo continente. En 1749, Francisco Tosi Colombina elabora los primeros mapas de la región.1 La Inconfidencia Mineira (1789) también tenía entre sus 1 56 Fontana (2004), pág. 50. 57 planes establecer una capital lejos de la costa, en São João del Rei. Mientras Napoleón subía al poder en 1808 (y mientras en Inglaterra el primer ministro, William Pitt, se convertía en defensor de una capital brasileña interior),2 la corte portuguesa fue forzada a instalarse en Río de Janeiro, y Brasil se convirtió en un reino unido. Desde entonces, el traslado de la capital estuvo siempre presente en los debates sobre la organización territorial y administrativa del país, ya fuera por motivos políticos o por estrategia militar. En 1821, con motivo de la primera elección de representantes de Brasil en Lisboa, un importante documento de José Bonifácio3 sintetizaba la cuestión: También nos parece muy adecuado que se erija una gran ciudad en el interior de Brasil, para que sea sede de la Corte o Regencia; su emplazamiento podría situarse en la latitud, poco más o menos, de 15 grados, en un lugar salubre, agradable, fértil y regado por algún río navegable. Así, la corte o regencia quedaría libre de asaltos y sorpresas externas, y se atraería hacia las provincias centrales el exceso de población sin trabajo de las ciudades costeras y comerciales.4 En 1822, aparece en un panfleto anónimo el nombre de la futura capital: Brasilia.5 Tras la Independencia, el 7 de septiembre de 1822, el debate continuó, aunque con seguimiento desigual y sin resultados prácticos. Hay que destacar, sin embargo, la larga campaña a favor del proyecto llevada a cabo por el historiador Francisco Adolfo de Varnhagen, visconde de Porto Seguro.6 Tras la proclamación de la República (1889), el establecimiento de la capital en el hinterland se recoge en la Constitución (1891); según su Artículo Tercero: “Corresponde al Estado un área de 14.400 kilómetros cuadrados aún por determinar, situada en la meseta central de la República y cuya finalidad es el emplazamiento de la futura capital federal.”7 2 En su discurso de 1805 en el Parlamento, Pitt sugirió algunos emplazamientos y un nombre, Nova Lisboa (Brasil, op. cit., vol. 1, págs. 34-35). 3 José Bonifácio de Andrada e Silva, el “Patriarca de la Independencia”, era entonces el ministro del regente Don Pedro (futuro emperador Pedro I), fue primero ministro tras la Independencia y, más tarde, tutor del futuro emperador Pedro II durante la Segunda Regencia. 4 Apud Brasil, op. cit., vol. 1, pág. 41. 5 Posteriormente, José Bonifácio sugirió los nombres de Petrópole y Brasilia. 6 En el panfleto Memorial orgânico (1850), Varnhagen lista doce razones para construir la nueva capital. Sugiere el nombre Imperatória y, como José Bonifácio, propone que se sitúe a 15 o 16º de latitud; en cuanto a la altitud, propone que “quede elevada sobre el mar, por lo menos a 3.000 pies” (apud Brasil, op. cit., vol. 1, pág. 139). En 1877 realizó un viaje a la entonces provincia de Goiás y publicó su ensayo definitivo: A questão da capital: marítima ou do interior? 7 Constitución de la República de los Estados Unidos de Brasil, 24 de febrero de 1891. 58 Rumbo a la meseta central Quieren sin querer. Eliseu Guilherme, Anais da Câmara dos Deputados, 1922 Muy pronto, en 1892, se designó a una comisión para que marcara la situación de la nueva capital. A la cabeza estaba el astrónomo Luiz Cruls,8 director del Observatorio Nacional. Se inició una expedición que empezó el mes de junio de 1892 y acabó en marzo del año siguiente. La extensión y profundidad de los estudios que se realizaron, en la erudita y refinada tradición de la historia natural del siglo XIX, convierten al Informe de la Comisión Exploradora del Planalto Central (o Informe Cruls, 1894) en el primer documento técnico sobre el planeamiento de Brasilia. El área definida, un cuadrilátero esferoidal de 160 por 90 kilómetros, tenía los 14.400 km2 citados en la Constitución y se situaba en la región centro-oeste, en el estado de Goiás. Esta zona, conocida como “Cuadrilátero Cruls”,9 coincidía totalmente con las aspiraciones de José Bonifacio. Entre sus muchas ventajas destacaba la situación, que parecía predestinada, con “grandes ríos, que nacen en la región […] y que por un capricho singular de la naturaleza, parece que hayan reunido sus fuentes en un solo punto […]”.10 Estas características ayudaban a reforzar la dimensión simbólica de unidad e integración nacional que representaba el cambio de capital. A pesar de la repercusión del Informe Cruls, sólo tuvo como consecuencia la construcción de varias conexiones ferroviarias en la región. Hubo que esperar hasta 1922, dentro del contexto nacionalista de las celebraciones del Centenario de la Independencia, para que el Congreso aprobara la creación de la capital federal en el Cuadrilátero Cruls. El 7 de septiembre de ese mismo año se lanzaba la primera piedra, a pocos kilómetros de donde se edificaría finalmente la ciudad. Durante la larga dictadura de Getúlio Vargas (1930-1946), las prioridades eran otras: habitar la región centro oeste, donde la Fundación Brasil Central había organizado la “Marcha hacia el Oeste” para asentar nuevas poblaciones en núcleos agrícolas, y mejorar la accesibilidad de esta región, gracias a la ampliación de 8 Resolución del Ministerio de Agricultura, Comercio y Obras Públicas, 17 de mayo de 1892. 9 Esa área aparece en el Infome Parcial de 1894, publicado en 1896. Las coordenadas en relación a Greenwich son: Latitud S Longitud O Vértice NO 15º 10’ 0” 3h 15m 25s Vértice NE 15º 10’ 0” 3h 9m 25s Vértice SE 16º 8’ 35” 3h 9m 25s Vértice SO 16º 8’ 35” 3h 15m 25s 10 Cruls (1894), pág. 18. 59 las condiciones de navegabilidad de algunos ríos y a la construcción o ampliación de líneas férreas.11 Aun así, los expertos (en su mayoría geógrafos, militares o ingenieros) nunca abandonaron el proyecto, como demuestran una gran cantidad de estudios técnicos, casi todos favorables al traslado de la capital hacia el interior.12 Escogiendo el lugar [...] más al sur, más al norte, más al este, más al oeste; no importa. Pero en la Meseta Central. Everardo Backheuser, Localização da nova capital, 1947 Con la redemocratización del país y la llegada del mariscal Eurico Dutra a la presidencia de la República, empezaba una nueva etapa marcada por las disputas acerca del emplazamiento de la ciudad. Durante la Asamblea Constituyente había partidarios del Cuadrilátero Cruls, de Goiânia (capital del estado de Goiás), de Belo Horizonte (capital del estado de Minas Gerais) y del Triángulo Minero.13 La Constitución de 1946 también mencionaba en su texto la creación de una capital en el interior, pero, una vez más, dejaba la responsabilidad del lugar en manos de una comisión todavía por nombrar .14 El debate sobre la situación de Brasilia llegó al ámbito militar y en 1946 se creó la Comisión de Estudios para la Localización de la Nueva Capital, presidida por el general Polli Coelho. Después de varias expediciones al Cuadrilátero Cruls y al Triángulo Minero, la Comisión presentó dos informes preliminares15 y un Informe Técnico (1948),16 tres documentos muy relevantes para el conocimiento de la región. A raíz de ello, se delimitó una nueva área, el “Perímetro Polli Coelho”, que ampliaba hacia el norte la zona abarcada por el Cuadrilátero Cruls. Adelantándose a la decisión del gobierno, la Asamblea Legislativa de Goiás autorizó en 1947 la donación al Gobierno Federal de “todas las tierras deshabitadas incluidas en la zona que se escoja para levantar la futura capital de la República […]”.17 Empezaba así una 11 Convirtiendo a Anápolis, a 155 km de Brasilia, la ciudad más cercana al Cuadrilátero Cruls con estación ferroviaria (Demosthenes, 1947, págs. 90-91 y 106-107). Ver, por ejemplo, Castro (1946), Guimarães (1946), Demosthenes (1947) o Backheuser (1947-8). 13 Demosthenes, op. cit., págs. 13-19, y Brasil, op. cit., vol. 3, pág. 12. El Triángulo Minero era defendido, entre otros, por Juscelino Kubitschek, entonces diputado federal de Minas Gerais. 14 Conforme el Art. 4º del Acta de Disposiciones Transitorias, Constitución de los Estados Unidos de Brasil, 18 de septiembre de 1946. 15 Brasil, op. cit., vol. 3, págs. 288-376 y 388-415. 16 Comisión de Estudios para la Localización de la Nueva Capital de Brasil, 1948. 17 Ley n.º 41, 13 de diciembre de 1947. 12 60 intensa campaña política por parte de Goiás, aunque hasta 1956 no empezaron las primeras expropiaciones, tras hacerse oficial el perímetro del Distrito Federal.18 Durante el proceso legislativo de 1953 se definió un tercer perímetro, el “Rectángulo del Congreso”, de 52.000 km2, para que la nueva Comisión de Localización de la Nueva Capital Federal lo tuviera en cuenta en sus estudios. Al frente de la Comisión estaba el general Caiado de Castro, que decidió contratar a la empresa Cruzeiro do Sul para determinar los trazados de la región por fotogrametría aérea. Después, encargó a la empresa americana Donald J. Belcher & Associates la interpretación de este material y el reconocimiento de los cinco mejores emplazamientos, cada uno de ellos de 1.000 km2, para la construcción de la nueva ciudad; las conclusiones se recogen en el valioso “Informe técnico sobre la nueva capital de la República” (o Informe Belcher, 1957).19 En 1954, el mariscal Cavalcanti de Albuquerque sustituyó a Caiado de Castro, y al año siguiente la comisión se reorganizó con el nombre de Comisión de Planeamiento de la Construcción y Traslado de la Capital Federal. Cavalcanti de Albuquerque estaba acostumbrado a ejecutar encargos de envergadura,20 y con su disciplina militar dio un gran impulso al proyecto en los veinte meses que estuvo al frente de la Comisión. Además de promocionar ampliamente los objetivos de la empresa, tomó decisiones cruciales como la elaboración de un plan ferroviario de acceso a la Meseta Central que incluía la construcción de la línea férrea Pirapora-Belo Horizonte y la prolongación de la carretera Anhangüera en dirección Goiás.21 Su completo informe, Nova Metrópole do Brasil,22 es el último documento técnico sobre la situación de la nueva capital. En él se describe el complejo debate que sentenció el lugar definitivo de Brasilia, el famoso “sitio castaño”, según la nomenclatura adoptada por Belcher: la vasta propiedad rural llamada Fazenda Bananal (Fig. 1). 18 La mayor parte de las tierras fueron adquiridas de fato con reservas federales, aunque a través del gobierno de Goiás. Como no todas las desapropiaciones se registraron correctamente, la cuestión territorial trajo muchas complicaciones tiempo más tarde, abriendo causas legales contra los morosos. 19 Sobre la contratación de Belcher, ver Mattos (1957), págs. 3-21. 20 Cavalcanti de Albuquerque había estado al cargo de la Academia Militar das Agulhas Negras, en Resende (RJ), cuyo emplazamiento fue escogido por él y cuyas instalaciones fueron construidas, de 1939 a 1944, según sus indicaciones (Câmara, 1985). 21 Gobierno del Distrito Federal (GDF) (1984), vol. 3, págs. 38 y 50-51 22 Albuquerque (1958). Aunque se publicó en 1958, trata de las actividades llevadas a cabo hasta mayo de 1956. Su discurso resultó profético: “[...] hago un llamamiento a todos los brasileños para que se den cuenta de que no podemos retrasar más la solución de este problema vital, que se presenta muy angustiante. Será uno de los mayores acontecimientos de la historia brasileña, porque contiene también la mayor oportunidad de una resurrección político-económico-administrativa y, al mismo tiempo, ofrece la oportunidad de abrir las puertas de la inmortalidad al gran patriota y eminente personaje público que concretice la ciclópica y consagrada obra de construcción de la tercera metrópolis brasileña” (p. 119). 61 un trabajo académico de la ingeniera Carmen Portinho, de clara orientación corbusiana.24 Esa coincidencia es uno de los hechos más curiosos de la larga gestación del traslado de la capital federal hacia el interior del país y un ejemplo increíble de amnesia histórica. Resulta irónico que, después de tantos y tantos estudios en profundidad, incontables levantamientos topográficos y exhaustivos análisis aerofotograméticos, en 1955 se optara por la “extensa altiplanicie, que limita al nordeste con los valles del río Torto y Bananal y, al sureste, con el riachuelo Gama y Riacho Fundo”.25 O sea, el mismo lugar que el botánico Auguste Glaziou26 eligió para la futura ciudad, como ya describía en una carta dirigida a Cruls en 1893: Fig 1//Brasil, Distrito Federal y los mejores emplazamientos para la Nueva Capital, indicados en el Informe Belcher. Por fin, un sitio Al final, después de jornadas y jornadas de estudio, llegué a un vastísimo valle [...]. Auguste François Marie Glaziou, Correspondência a Luiz Cruls, 1893 Ningún otro problema nacional ha sido tan debatido y analizado en toda nuestra historia [...]. Israel Pinheiro, Una realidade: Brasília, 1957 La preferencia por ese mismo lugar ya existía desde hacía mucho tiempo. De hecho, anteriormente había habido dos proyectos para erigir la capital federal en esa zona. El primero era Planápolis (1927), de autor desconocido, caracterizado por el trazado en retícula al estilo de Belo Horizonte, y cuya parcelación del suelo se inscribió en el Registro Inmobiliario de Planaltina, llegando incluso a tener algunos terrenos vendidos.23 Le siguió el minucioso “Anteproyecto para la Futura Capital Federal de Brasil” (1938), 23 62 Tavares (2004), págs. 125-129. Al final, después de jornadas y jornadas de estudio, llegué a un vastísimo valle bañado por los ríos Torto, Gama, Vicente Pires, Riacho Fundo, Bananal y otros; me impresionó muchísimo la calma severa y majestuosa de ese valle […]. Entre dos mesetas conocidas en la localidad como Gama y Paranoá, hay una extensa planicie que en otros tiempos fue un lago donde confluían diversos cursos de agua provenientes del río Paranoá. En la época de lluvias, el lago se llena otra vez de agua, y su excedente atraviesa una depresión de la meseta, arrastrando a su paso arenilla y piedras grandes, lo que ha abierto una brecha profunda en ese punto, de paredes casi verticales, por la que se precipitan hoy todas las aguas de esas alturas.27 Aprovechando esta circunstancia, Glaziou aconsejaba la creación de un lago: “Es fácil deducir que, si se cierra esa brecha, forzosamente el agua volverá a su lugar primitivo y formará un lago navegable en todos los sentidos. Además de la navegación, esas bellas aguas corrientes dotarían a la nueva capital de un sentido de belleza que, con toda seguridad, despertaría la admiración de todas las naciones.” Afortunadamente para Brasilia, este sabio consejo fue escuchado. 24 Portinho (1939). Como se verá más adelante, este plan es particularmente importante como antecedente, tanto de Vera Cruz (1955) como del Plano Piloto de Brasilia (1957), ya que, veinte años antes, partía de propuestas parecidas, como la separación de la circulación de vehículos y peatones, y soluciones habitacionales al estilo de la ville radieuse (1935). Además, no es improbable que alguno de los involucrados en proyectos posteriores hubiera conocido este plan, ya que se publicó en 1939 en la Revista Municipal de Engenharia, publicación en la que colaboraban José Oliveira Reis y Lucio Costa. Esta suposición se ve reforzada por el hecho de que Carmem Portinho pertenecía al mismo milieu profesional y estaba casada con el arquitecto Affonso Eduardo Reidy, colaborador próximo de Lucio Costa y uno de los miembros originarios de la Subcomisión de Planeamiento Urbanístico de la Comisión de Planeamiento de la Construcción y Traslado de la Capital Federal. Sobre el emplazamiento elegido, la autora aclaró que seguía las indicaciones que encontró en los archivos de Cruls, en el Observatorio Nacional (Tavares, op. cit., pág. 136). 25 Albuquerque, op. cit., pág. 114. 26 Paisajista francés, Auguste François Marie Glaziou (1833-1906) fue el responsable de la remodelación de algunos de los principales jardines de Río de Janeiro, como el Paseo Público, el Campo de Sant’Ana y la Quinta da Boa Vista (Segawa, 1996, pág. 105). 27 Apud Silva (1999), págs. 295-296. 63 Vera Cruz, futura capital de Brasil Impulsados por el entusiasmo que despierta el estímulo patriótico e idealista [...] tomamos la inmediata decisión de presentar este esbozo de nuestra autoría como una firme contribución para el proyecto definitivo de la ciudad. Raul Penna Firme, Roberto Lacombe y José Oliveira Reis, Memorial do estudo preliminar para a cidade de Vera Cruz, 1955 Además de la elección del emplazamiento y de fijar los límites territoriales del futuro Distrito Federal, el informe Nueva Metrópolis de Brasil incluía también un plano de la ciudad.28 Era Vera Cruz, una propuesta desarrollada en 1955 por los arquitectos Raul Penna Firme y Roberto Lacombe y el ingeniero José Oliveira Reis, como parte de las tareas de la Subcomisión de Planeamiento Urbanístico de la Comisión de Localización de la Nueva Capital Federal.29 Para su elaboración, los autores trabajaron con informaciones detalladas y de primera mano sobre las condiciones topográficas del lugar, incluida la cota de inundación de la futura presa. Por ese motivo hablaban ya del lago Paranoá, dándole la importancia merecida al “motivo paisajístico de hermosa contemplación, que se convertirá en una agradable atracción para la ciudad juntamente con los parques naturales, que estarán protegidos”.30 El trazado adoptado asocia una malla ortogonal con vías rápidas y sectorización, y se define por dos ejes principales que se cruzan en niveles diferentes: la Avenida da Independencia (sentido este-oeste) y la Avenida dos Bandeirantes (sentido norte-sur). Se incluyen también dos anchas avenidas que parten de una rotonda en el extremo este de la Avenida da Independencia y definen una plaza triangular; de ahí se extienden en dirección a los márgenes del lago y cruzan un parque cortado por caminos dibujados a mano alzada.31 Fig 2// Vera Cruz (1955), propuesta desarrollada por los arquitectos Raul Penna Firme y Roberto Lacombe y el ingeniero-urbanista José Oliveira Reis, como parte de los trabajos de la Subcomisión de Planificación Urbanística de la Comisión de Localización de la Nueva Capital Federal, asociando el trazado reticulado la vías expresas y setorização. En el memorial de Vera Cruz, sus autores citan las fuentes de las soluciones adoptadas, que reflejan el conocimiento del urbanismo predominante en los medios profesionales de la época, con prácticas que se siguieron utilizando a lo largo de la década de los cincuenta: “los conceptos del urbanista inglés Howard, pionero de la ciudad jardín” y “las autopistas de tipo moderno para grandes volúmenes de circulación (high-ways); las anchas avenidas para el tránsito de menor intensidad y las calles de los núcleos residenciales (driveways)”.32 Hay mucho en común entre Vera Cruz y la Brasilia de Lucio Costa. Además de la estructura básica a partir de dos ejes, se observan otros puntos similares, como la configuración de la zona destinada a la administración federal. En Vera Cruz, esta área se sitúa a lo largo de la Avenida da Independencia, al oeste del cruce con la Avenida dos Bandeirantes: un imponente espacio longitudinal, flanqueado por siete edificios a cada lado destinados a los ministerios, todos ellos parecidos y alineados de forma regular. En el punto focal, la cota más elevada del terreno, está el Congreso Nacional, con la Presidencia y el Judiciario a cada lado, lo que sugiere una organización triangular. En Brasilia, los ministerios también son edificios idénticos y situados a los lados del eje monumental, definiendo la Explanada de los Ministerios, que se sitúa aquí al este del cruce con el eje de circunvalación. En el punto focal está el Congreso, ubicado en un terraplén; seguidamente, el Palacio Presidencial y el Supremo Tribunal Federal delimitan la plaza de los Tres Poderes, igualmente de planta triangular. La conclusión es que el conjunto formado por la Explanada de los Ministerios y la plaza de los Tres Poderes en Brasilia recoge la solución adoptada en Vera Cruz. Hay, incluso, similitudes en la distribución de los sectores de viviendas de las dos ciudades. En Vera Cruz, éstos están formados por “grandes manzanas de un kilómetro cuadrado de superficie aproximadamente, subdivididas en terrenos especiales, con una red de circulación a salvo del tránsito intenso y que reserva los espacios libres para escuelas, jardines, zonas de ocio y el pequeño comercio (unités de voisinage)”. En algunas de estas manzanas “no se seguirá el régimen de terrenos individuales, sino que se edificarán bloques de edificios, creando así unidades comunitarias harmónicas. Esto permitirá destinar más espacio a los parques y jardines, que funcionarán como servicio junto a los edificios de uso común […]”, con la intención de “alejar al peatón de la ronda infernal de los automóviles”.33 En Brasilia, la solución adoptada fue “una secuencia continuada de grandes manzanas” cuyos “edificios residenciales pueden surgir de manera más variada” y en las cuales hay una “separación del tránsito de vehículos del tránsito de peatones, especialmente en los accesos a las escuelas y a los servicios existentes en el interior de las manzanas”.34 28 Ver Schlee y Ficher (2006). Albuquerque, op. cit., págs. 190-193. Íd, ibídem, pág. 191. 31 Aquí se da una coincidencia, fruto probablemente del interés por aprovechar una situación privilegiada: en Vera Cruz, en el extremo del promontorio del parque, hay un mirador, mientras que en la ciudad real se erige el primer monumento, el Palacio de la Alvorada. 29 30 64 32 Albuquerque, op. cit., pág. 192. No era extraño, ya que Penna Firme y Lacombe eran profesores de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Brasil y Oliveira Reis tenía una amplia experiencia en las cuestiones urbanísticas de Río de Janeiro. 33 Íd, ibídem, págs. 191-92. 34 Costa (1957), pág. 42. 65 El estudio de la actuación de la Comisión de Localización y el análisis del proyecto urbanístico que ésta patrocinó, permiten echar por tierra algunas de las leyendas sobre la construcción de Brasilia. La primera de ellas, y la más evidente, es la que otorga al presidente Juscelino Kubitschek la primicia de las decisiones que impulsaron el traslado de la capital.35 Otra dice que la construcción de Brasilia empezó de cero, como si todas las decisiones se hubieran tomado entre el día que Kubitschek subió al mando y la fecha de inauguración. Lo cierto es que ni todo empezó en 1956, ni todo acabó en 1960, en ningún ámbito (planeamiento, urbanismo, arquitectura). A lo largo de una década, las diferentes comisiones hicieron mucho trabajo (como conexiones ferroviarias y un plan de energía hidroeléctrica), además de proveer de información imprescindible para una obra de tal envergadura (la cartografía y los levantamientos topográficos de la zona), incluso en cosas tan especializadas como el alcantarillado. Todos estos esfuerzos avalaban la patriótica opinión de que “Brasil tiene que ser alabado por ser la primera nación de la Historia en basar la situación de su capital en factores económicos, científicos, climáticos y estéticos”.36 Las nuevas capitales estatales Existe una vocación atlántica, marcada por la extensa costa continental, que nos obliga a mirar al ancho horizonte oceánico, al otro lado del mar. Y está la sierra, la selva, el interior, la inmensidad de horizontes que queda detrás de las montañas de la costa y que desde siempre ha despertado la curiosidad y codicia del aventurero [...]. Cruz Costa, Contribuição à história das idéias no Brasil, 1967 Belo Horizonte nació para sustituir a Ouro Preto como sede del Gobierno del estado de Minas Gerais, una idea que se gestaba desde el siglo XVIII. Fue diseñada en 1894 por el ingeniero agrimensor Aarão Reis y, a partir de 1895, por el ingeniero Francisco Bicalho. Se inauguró parcialmente en 1897. “El plan de Belo Horizonte resume buena parte de la cultura y preocupaciones estéticas de las ciudades del siglo XIX.”38 En la capital minera, de trama ortogonal cortada por avenidas diagonales, se encuentran referencias a importantes antecedentes como Washington (EE.UU.) y La Plata (Argentina), que sirvieron de modelo. También concebida para sustituir a la antigua capital de Goiás, Goiás Velho, el primer proyecto de Goiânia lo realizó el arquitecto Attilio Corrêa Lima en 1933, y fue ampliado en 1936 por los hermanos Alberto y Jeronymo Coimbra Bueno y por el ingeniero Armando Augusto Godoy. La ciudad se inauguró en 1937. Estos profesionales “dominaban los conocimientos teóricos y técnicos indispensables para la concepción de una ciudad moderna de la época. Estudiaron los factores topográficos, geológicos, hidrográficos, climáticos, históricos, culturales, sociales y económicos. Distribuyeron las zonas de la ciudad según las actividades que se realizaran en ellas (vivir, conducir, trabajar, ocio), y tuvieron en cuenta la integración de espacios urbanos y rurales, el control de las tierras urbanas por el poder público y la legislación urbanística”.39 En el caso de la capital de Goiás, las referencias eran muy actuales, y el proyecto definitivo integraba soluciones funcionales y otras típicas de las ciudades jardín. ›› Tiempos heroicos A pesar de la excepcionalidad de Brasilia, no hay que olvidar que su audaz realización se enmarca dentro del esfuerzo de colonización del hinterland del país y de la adecuación de sus instancias administrativas, que se realizó durante los primeros cincuenta años del periodo republicano. La creación de ciudades exnihilo era una de las manifestaciones de este empeño, y así nacieron Belo Horizonte y Goiânia, anteriores a Brasilia y dos destacados ejemplos de urbanismo.37 35 Cavalcanti de Albuquerque habla de nuevo del empeño del presidente Café Filho en este propósito. Por ejemplo, en 1955 expresa su reconocimiento: “[...] la Comisión de la Localización de la Nueva Capital Federal cumple activamente su misión y espera, como ha sucedido hasta el momento, obtener el apoyo decidido, patriótico y firme de Vuestra Excelencia, cuya alta visión de estadista ha dado al problema del traslado de la capital federal un ritmo tan acelerado que ya jamás podrá detenerse” (Albuquerque, op. cit., pág. 19). 36 Íd, ibídem, pág. 76 37 Y continua hoy en día, incluso con proyectos tan importantes como la ciudad de Palmas. Prevista en la Constitución de 1988, Palmas (una ciudad nueva creada para ser la capital de un estado también nuevo, Tocantins) fue proyectada por los arquitectos Luiz Fernando Cruvinel Teixeira y Walfredo Antunes de Oliveira Filho y parcialmente inaugurada en mayo de 1990 (Segawa, 1991, pág. 94). 66 Hay que hacer lo superfluo, [...] porque lo necesario se hará todos modos [...]. Juscelino Kubitschek, citado por Lucio Costa en Tamanini, Brasília, memória da construção, 1994 El 4 de abril de 1955, el candidato a la presidencia Juscelino Kubitschek de Oliveira inauguraba su campaña en Jataí, en el estado de Góias. En su discurso se comprometió a cumplir el precepto constitucional de trasladar la capital al interior del país: “si resulto elegido, construiré la nueva capital y trasladaré la sede del Gobierno.”40 En enero de 1956 tomaba posesión de su cargo, 38 39 40 Leme (1999), pág. 222. Íd, ibídem, pág. 226. Oliveira (1975), pág. 6. 67 y el 19 de septiembre obtenía, después de complejas gestiones políticas, la aprobación del Congreso para la Ley n.º 2.874, que garantizaba las condiciones esenciales para el emprendimiento: la autorización para el traslado de la capital federal de Río de Janeiro a Brasilia (nombre ya oficial), la aprobación del perímetro del Distrito Federal41 y la creación de la Compañía de Urbanización de la Nueva Capital, la Novacap. La Novacap, una sociedad anónima estatal con sede en una ciudad que todavía no existía, fue el motor principal del proceso de urbanización. Estaba directamente subordinada al presidente de la República y poseía una amplia gama de poderes, ya que era la propietaria de casi la totalidad del suelo del Distrito Federal y la promotora de todas las obras que allí se hacían. En el ámbito financiero, tenía autorización para dar garantías del Tesoro Nacional a las operaciones de crédito que tuvieran como finalidad costear obras. También estaba autorizada para contratar servicios sin licitación, o sea, con independencia de los controles oficiales rutinarios.42 En la práctica, el formato institucional de la Novacap reducía la posibilidad de intervenciones políticas y desvinculaba la toma de decisiones in situ de autorizaciones por parte de la administración federal, lo que permitía la agilidad requerida por una obra de tal magnitud. El 24 de septiembre, Kubitschek asumió por primera vez el cargo de director, la dirección la llevaba Israel Pinheiro y Oscar Niemeyer era el director técnico. Niemeyer ya era un arquitecto consagrado cuando el presidente le propuso que se encargara del proyecto integral de la nueva ciudad bajo su responsabilidad: “Oscar, esta vez vamos a construir la capital de Brasil. Una capital moderna. ¡La capital más bonita del mundo!”43 Niemeyer aceptó encargarse de la arquitectura, pero rechazó la autoría del urbanismo. Y así, sin todavía plan urbanístico, se inició la construcción de Brasilia. En octubre, Niemeyer proyecta el primer edificio oficial de la ciudad: la residencia presidencial provisional, una sencilla estructura de madera conocida como Catetinho, cuya construcción duró sólo 41 En el Cuadrilátero Cruls, con cerca de 5.800 km2 y coordenadas en relación a Greenwich: Latitud S Longitud O Vértice NO 15º 30’ 0” 47º 25’ 0” Vértice NE 15º 30’ 0” 48º 12’ 0” Vértice SE 16º 3’ 0” Curso del río Descoberto Vértice SO 16º 3’ 0” Curso del río Preto 42 Moreira (1998), pág. 61. Con la creación en 1969 del Gobierno del DF, la Novacap pasó a integrar la estructura administrativa; de su antiguo poder sólo da fe el prestigioso nombre, y en la actualidad es el órgano encargado, entre otras cosas, de la manutención de parques y jardines. 43 Apud Niemeyer (1999), pág. 109. 68 diez días y se inauguró el 10 de noviembre.44 A continuación se realizaron las obras de la presa del río Paranoá,45 de un aeropuerto y de las viviendas para las tropas aeronáuticas. También se construyó el famoso hotel Brasilia Palace, otro proyecto de Niemeyer, donde se hospedaban los visitantes ilustres que se acercaban antes de la inauguración para conocer la enorme cantera de obras.46 En noviembre se instala Candangolândia, el primer campamento para los trabajadores de Novacap; en diciembre, Niemeyer acaba el proyecto de la residencia presidencial, el Palacio de la Alvorada,47 posiblemente su obra maestra en Brasilia. La producción de Niemeyer y su equipo fue intensa; construyeron edificios de apartamentos, núcleos comerciales, iglesias, hospitales, cines y también imponentes edificios públicos. En éstos, el arquitecto quiso enfatizar el impacto visual (destacan especialmente la catedral, 1958, y el Palacio de Itamaraty, 1962), reafirmando así su condición de líder de la corriente formalista que prevalecía en el panorama arquitectónico internacional de la época. La excepcional trayectoria de Oscar Niemeyer48 empezó en 1936, cuando, gracias a Lucio Costa, tuvo la oportunidad de colaborar estrechamente con Le Corbusier en el proyecto del Ministerio de Educación en Río de Janeiro.49 En 1939, otra vez con Costa, diseñó el pabellón de Brasil para la Exposición Universal de Nueva York. Al inicio de los años cuarenta conoció a Kubitschek, entonces alcalde de Belo Horizonte. El futuro presidente le encargó un proyecto notable: el parque de la Pampulha, trabajo que realizó conjuntamente con el paisajista Roberto Burle Marx y que le dio proyección internacional. Con el tiempo, fue perfeccionando un lenguaje propio, lejano al funcionalismo y caracterizado por la invención formal y estructural. Alcanzó tal prestigio que, en 1947, colaboró de nuevo con Le Corbusier en el proyecto de la sede de la ONU en Nueva York. Después de Brasilia, consolidó una carrera fructífera. Con una extensa lista de obras a su espalda, es uno de los arquitectos más prolíficos, y sus obras están presentes en un gran número de países. En la actualidad, sigue ejerciendo un poder casi absoluto en la “arquitectura federal” de la ciudad. Destacan, entre los proyectos anteriores a la inauguración, el Congreso Nacional, el Palacio de la Meseta, el Tribunal Supremo, los Ministerios y el Teatro Nacional. De las primeras décadas, el Instituto Central de Ciencias de la 44 Ficher y Batista (2000), pág. 80. Para formar el lago Paranoá, uno de los principales elementos de la fisonomía de la ciudad. El hotel quedó casi totalmente destruido en un incendio en 1975 (Ficher y Batista, 2000, pág. 83). 47 Brasil, op. cit., vol. 4, pág. 56. 48 Oscar Niemeyer Soares hijo, nacido en Río de Janeiro en 1907. 49 Sobre las relaciones entre estos tres arquitectos, ver Durand (1991), págs. 5-26. 45 46 69 Universidad de Brasilia (1963), el Cuartel General del Ejército (1977), el Memorial JK (1980) y todos los anexos del Congreso y de los Ministerios. De entre los más recientes, el Tribunal Superior de Justicia (1993), el anexo del Tribunal Supremo (1997), el Ministerio Público (2000), el Tribunal Superior del Trabajo (2006) y el Conjunto Cultural de la República (2006), formado por un museo y una biblioteca. El concurso de la nueva capital La definición urbanística fue más polémica. En enero de 1955, antes incluso de la divulgación del proyecto de Vera Cruz, el Instituto de Arquitectos de Brasil (IAB) solicitaba información sobre este tema al Mariscal Cavalcanti de Albuquerque, presidente de la Comisión de Localización. En agosto, el IAB se dirigió directamente al presidente de la República, sugiriéndole un concurso público.50 Entretanto, Le Corbusier (en el auge de su fama gracias a Chandigarh, 1950) también contactó con Albuquerque y le ofreció ayuda “para trazar el plano piloto de la nueva capital”,51 con el apoyo de Affonso Eduardo Reidy y Roberto Burle Marx.52 La reacción de Albuquerque es representativa del clima de la época; se mostró descontento por la “indicación de un urbanista extranjero”, (aunque sólo fuera como “orientación general” y “dejando en manos de técnicos brasileños el desarrollo del plan urbanístico”) ya que aquélla “era la primera oportunidad para que los ingenieros brasileños, que tanto han contribuido al progreso, desarrollo y belleza de nuestras ciudades, realizaran una obra de gran envergadura en el ámbito urbanístico.”53 Albuquerque no ignoró los intereses locales y decidió “sondear a las instituciones del sector y a los medios responsables del país, escuchar la opinión de la Facultad Nacional de Arquitectura y de grandes nombres como Oscar Niemeyer, Affonso Reidy y otros”.54 Vera Cruz, Le Corbusier u Oscar Niemeyer no hubieran sido bien recibidos por los arquitectos brasileños, que triunfaban con sus proyectos modernos. La capital de Brasil tenía que ser ideada por brasileños, para admiración del resto del mundo. El IAB ofreció la solución de compromiso: un concurso nacional cuyo jurado estuviera compuesto por tres famosos urbanistas extranjeros.55 Poco después de la creación de la Novacap, el 30 de septiembre de 1956, aparecía publicado en el Diario Oficial el anuncio del Concurso Nacional del Plano Piloto de la Nueva Capital de Brasil, que permitía la participación sólo a “personas físicas y jurídicas domiciliadas en el país, con formación para el ejercicio de la ingeniería, la arquitectura y el urbanismo”.56 El anuncio era un sobrio documento en el cual sólo se solicitaba el trazado básico de la ciudad y un informe justificativo, sin necesidad de especificar las estructuras administrativas ni enumerar los edificios públicos, de los que se encargaba Niemeyer. La Novocap puso a disposición de los inscritos el Informe Belcher y Niemeyer, en condición de director técnico de la compañía, les informó de que la ciudad debía abrigar los mismos órganos gubernamentales que había en Río de Janeiro más tres nuevos ministerios, que tenía que tener un “desarrollo limitado” industrial y agrícola “dado su carácter político-administrativo” y que la población máxima prevista era de medio millón de habitantes.57 En repuesta a las consultas sobre parcelación, urbanización y propiedad del suelo, dijo que prefería esperar las propuestas de los concursantes. Es decir, la cuestión quedaba totalmente abierta. Se inscribieron sesenta y seis concursantes, según Geraldo Ferraz,58 y sesenta y dos, según el catálogo Brasilia: trilha aberta,59 varios de ellos con equipos multidisciplinares. A la final llegaron veintiséis de los inscritos. Algunos de los arquitectos más destacados del país no dejaron pasar la oportunidad de presentar su candidatura para una empresa de tal calibre, como Rino Levi, los hermanos Roberto, Henrique Mindlin y Vilanova Artigas. También estaban representados los profesionales más jóvenes, que más tarde destacarían, como João Khair, Joaquim Guedes y Carlos Millan, Pedro Paulo de Mello Saraiva y Júlio Neves o Jorge Wilheim. Además, claro, de profesionales más cercanos a la construcción y/o sin tradición en el campo urbanístico, como José Otacílio Sabóia Ribeiro, José Geraldo da Cunha Camargo, o las constructoras Predial y Duchen, que aportaron las propuestas más extravagantes. Y, a pesar de la ambigüedad del acta, todos sin excepción presentaron proyectos con elementos funcionalistas. 50 Roza (1956). Albuquerque, op. cit., pág. 364. Es muy posible que esta correspondencia provocara la adopción de la expresión “Plano Piloto” para referirse al urbanismo de Brasilia. 52 Sobre la posibilidad de invitar a Le Corbusier, hay que recordar las anteriores polémicas sobre la autoría de los proyectos del Ministerio de Educación (Río de Janeiro, 1937-1943) y las Naciones Unidas (Nueva York, 1947), que muy probablemente dejaron descontentos tanto a Le Corbusier como a Niemeyer. 53 Albuquerque, op. cit., págs. 189-190 y 359. 54 Íd, ibídem, págs. 364-365. 51 70 55 En 1956, el IAB indicó los siguientes nombres para el jurado: Walter Gropius, Richard Neutra, Percy JohnsonMarshall, Max Lock, Alvar Aalto, Clarence Stein, Le Corbusier y Mario Pane (Roza, op. cit.). “Anuncio para el Concurso Nacional del Plano Piloto de la Nueva Capital de Brasil”, Módulo, 1957, pág. 9. 57 Niemeyer (1957), pág. 12. El número máximo de población seguía la Ley n.º 1.803, del 5 de enero de 1953, cuyo Art. 1º, § 2º, determinaba: “Los estudios se harán en base a una ciudad para 500.000 habitantes.” 58 Ferraz (1960), pág. 52. 59 GDF (1986). 56 71 La Novacap seleccionó el jurado, en el que la influencia de Niemeyer era evidente en los miembros extranjeros.60 Formaban parte de él: el ingeniero Israel Pinheiro, presidente de la Novacap y sin derecho a voto; dos representantes de la Novacap: Oscar Niemeyer y Stamo Papadaki;61 dos representantes de instituciones nacionales: Luiz Hidelbrando Horta Barbosa, del Club de Ingeniería, y Paulo Antunes Ribeiro, del Instituto de Arquitectos; y dos urbanistas extranjeros: el inglés William Holford, responsable del Plan Regulador de Londres y en ese momento trabajando en Canberra (Australia) y el francés André Sive, consejero del Ministerio de Reconstrucción y Vivienda de Francia. El 23 de marzo de 1957, y tras una deliberación de tan sólo cinco días, se anunció el resultado.62 Pero no hubo unanimidad, tal y como evidenciaba el voto aparte del representante del IAB, en el que exponía su profundo descontento con la metodología de los juicios y la rapidez de la decisión.63 Se seleccionaron seis propuestas: Lucio Costa recibió el primer premio, seguido por Boruch Milman en segundo lugar; Rino Levi y Marcelo y Maurício Roberto obtuvieron el tercer lugar ex æquo; Henrique Mindlin, Milton Ghiraldini y Vilanova Artigas (5º lugar ex æquo). El principal parámetro de análisis del jurado fue que “una capital federal, destinada a expresar la grandeza de una voluntad nacional, tiene que ser diferente de cualquier otra ciudad de 500.000 habitantes. La capital, ciudad funcional, tiene que tener también una expresión arquitectónica propia. Su principal característica es la función gubernamental, en torno a ella se agrupan todas la otras funciones, y en ella todo converge”.64 Justificando su elección, el jurado explicaba que “quería encontrar una concepción unitaria que diera grandeza a la ciudad a través de la claridad y jerarquía de sus elementos. Según los miembros del jurado, el proyecto que mejor integra los elementos monumentales en la vida cotidiana de la ciudad como capital federal, presentando una composición coherente, racional, esencialmente urbana, y que compone una obra de arte, es el proyecto número 22, del señor Lucio Costa […]”.65 Las opiniones individuales, elogiosas todas con la sencillez y unidad de la solución de Costa, comparaban el proyecto con Pompeia, Nancy, la Roma de Sixto V, la plaza del Capitolio de Miguel Ángel, la plaza de San Pedro en Roma, el Londres de Wren, el París de Luis XV, el Washington de L’Enfant, los planes para Río de Janeiro y Saint-Dié, ambos de Le Corbusier.66 Es decir, se trata de un proyecto brasileño que ya nació universal, porque el autor supo hacer suyo el repertorio urbanístico consagrado. Niemeyer celebró el resultado, pero el desacuerdo de Antunes Ribeiro le disgustó.67 Posiblemente no guarde buen recuerdo de este episodio, ya que más tarde afirmó: “[…] confieso que los inicios me dejaron un regusto amargo. Me refiero a los días del Plano Piloto de Brasilia, cuyo proyecto ganador tuvo mi total apoyo […]. Aunque el concurso fue honesto, el resultado no gustó a todos […]. Aún recuerdo algunas situaciones que me desilusionaron mucho […]. Con la elección del proyecto de Luis Costa, la situación mejoró. Era un proyecto admirable de un hombre puro y sensible, y a la vez un gran amigo con quien me podía entender.”68 Un plano piloto para Brasilia El plano tiene el carácter de siglo XX: es nuevo, libre y abierto, disciplinado pero no rígido. William Holford, “Resumo das apreciações do júri”, 1957 Profundamente influenciado por Le Corbusier, Lucio Costa69 fue uno de los principales responsables de la difusión de la arquitectura moderna europea en Brasil durante la década de los treinta. Tuvo un papel decisivo en la concepción del Ministerio de Educación, para cuyo proyecto contó con un equipo de jóvenes arquitectos en 1936,70 y convenció a Le Corbusier de que se trasladase a Río de Janeiro en calidad de consultor del grupo. En 1937, formó parte de la creación del Servicio del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional (SPHAN), donde desarrolló su carrera profesional. Además de algunos proyectos arquitectónicos, pocos pero de alta calidad, es el autor del Plano Piloto de Barra da Tijuca (1969), un área de aproximadamente veinte kilómetros que se extiende por el litoral sur de la ciudad de Río de Janeiro en la que Costa aplicó principios similares a los de Brasilia. 66 60 En un primer momento, Niemeyer indicó a Maxwell Fry, entonces presidente de los CIAM, y a Charles Asher, profesor de ciencias políticas en Nueva York (Bruand, 1981, pág. 355). 61 Arquitecto griego-americano, autor del primer libro sobre la obra de Niemeyer (Papadaki, 1950). 62 Las dos Actas de la Comisión Juzgadora del Plano Piloto de Brasilia se publicaron en el Diário Oficial da União, el 25 de marzo de 1957 (“Atas da Comissão Julgadora do Plano Piloto de Brasília”, Módulo, 1957, págs. 17-21). 63 Ibídem, págs. 19-20. 64 Ibídem, pág. 18. 65 Ibídem, págs. 18-19. 72 “Declaraciones de miembros del jurado”, Módulo, 1957, págs. 22-28. La fiesta no fue nada protocolar, sino popular y brasileña, en un apartamento de Río de Janeiro con mucha bebida, “media docena de conocidas”, Niemeyer, Holford, Sive y Papadaki. Como invitados especiales: el pintor Di Cavalcanti, famoso por sus cuadros representando bellas mujeres mulatas, el músico Ari Barroso, compositor del grande éxito popular “Aquarela do Brasil”, auténtico himno del país. “Una fiesta humana y cordial que sólo los surrealistas de París podrían haber concebido” (Niemeyer, 1999, pág. 126). 68 Niemeyer (1961), págs. 12-13. 69 Lucio Ribeiro da Costa, nacido en Toulon (Francia) en 1902. Falleció en Río de Janeiro en 1998. 70 Carlos Leão, Jorge Moreira, Affonso Eduardo Reidy y, posteriormente, Ernani Vasconcellos y Oscar Niemeyer. 67 73 El plano de Costa incluía un texto de una excepcional sencillez (el Informe del Plano Piloto), una plantilla general y una serie de perspectivas y pequeños esbozos.71 El punto de partida era el carácter que debía tener la ciudad, que no tenía que ser concebida sólo como “un organismo capaz de cumplir satisfactoriamente y sin esfuerzo las funciones vitales propias de una ciudad moderna; no ha de ser sólo una urbs, sino también civitas, con los atributos inherentes a una capital”. A continuación describía el sistema viario del conjunto, estructurado por dos vías rápidas principales. Por un lado, el eje monumental,72 vía de acceso a las áreas institucionales (la Explanada de los Ministerios, la plaza de los Tres Poderes al este y la administración del DF al oeste). Por el otro, en perpendicular y articulado por un conjunto de plataformas que albergan la estación de autobuses, el eje de circunvalación,73 en sentido norte-sur y ligeramente curvo, que sirve de acceso a la ciudad propiamente dicha. Las diferentes actividades se repartieron en sectores (ocio, banca, comercio, hotelero, residencial, etc.) distribuidos a lo largo del eje de circunvalación, en dos “alas” simétricas al eje monumental,74 el Ala Sur y el Ala Norte. 75 A pesar del énfasis en los signos de modernidad, el urbanista prefirió una ciudad de bajas densidades y alturas, con un techo máximo de seis plantas para los edificios residenciales y de dieciséis para las demás construcciones.76 Al describir los elementos que utilizó para este proyecto, Costa recurre a su relación con la historia.77 Creada a partir del “gesto primario del que señala un lugar o toma posesión de él: dos ejes que se cruzan en un ángulo recto, o sea, la señal de la cruz”, su concepción buscaba integrar el “triángulo equilátero, vinculado a la arquitectura desde la más remota antigüedad” con la “técnica oriental milenaria”, pasando por modelos de urbanismo como Piccadilly Circus, Times Square, los Campos Elíseo, las callejuelas de Venecia, arcades y loggias, todo ello asociado a la “técnica paisajística de parques y jardines”. Estas referencias denotan la preocupación con soluciones espaciales históricamente legítimas, pero revisadas por la tecnología contemporánea, en un esfuerzo de actualización y modernización del conocimiento acumulado. Años más tarde, trató de nuevo el tema en el texto breve “Ingredientes de la concepción urbanística de Brasilia”.78 Allí describe el proyecto de Brasilia como “original, nativo y brasileño”. Va más allá, citando como una de sus fuentes de inspiración “la pureza de la lejana Diamantina”, al igual que las perspectivas de París, los lawns ingleses, los terraplenes de China y las autopistas y puentes de Nueva York. Diamantina, una ciudad del estado de Minas Gerais, no es nombrada al azar por Costa. En 1922, viajó por primera vez al estado minero, aconsejado por su mentor y amigo José Mariano Carneiro da Cunha Filho. Iba patrocinado por la Sociedad Brasileña de Bellas Artes como miembro del movimiento tradicionalista, que promovía la vuelta de la arquitectura colonial o “estilo neocolonial”. Durante su estancia allí quería estudiar las diferentes manifestaciones de la arquitectura brasileña del siglo XVIII. Visitó todas las ciudades históricas importantes de la región, pero Diamantina fue la ciudad que escogió, años más tarde, como inspiración para Brasilia. Curiosamente, Diamantina es la tierra natal de Kubitscheck, y Niemeyer proyectó allí una escuela, un club y un hotel en los años cincuenta.79 Costa dijo de Diamantina: “Cuando llegué, fui transportado al pasado en el sentido más despojado, más puro […].”80 La conexión que Costa establece con Kubitscheck no es fortuita, ya que, gracias a la voluntad e influencia política de éste, Niemeyer, su discípulo, pudo mostrar su extraordinario talento al mundo. Fue también Kubitscheck quien hizo posible que Brasilia fuera una realidad. Diamantina, su ciudad natal, aparece como el reconocimiento a una tradición típicamente brasileña; el contrapunto local. Es evidente que Costa no incluye en el texto obvias influencias teóricas, como los postulados urbanísticos del CIAM y Le Corbusier, omisión que sólo puede ser intencionada. Al ignorar estos claros referentes, Costa refuerza la idea de una originalidad nativa (lo particular versus lo universal) y reafirma el genio nacional, capaz de dar respuestas sorprendentes que parten de las emociones y que tienen en su contra unas condiciones materiales y sociales precarias. Brasil creó a Aleijadinho, también a Niemeyer. Brasil construyó Diamantina y ahora le tocaba el turno a Brasilia. 71 Fig 3// Cuatro planes de conjunto para el Plan Piloto de Brasilia, entre 1957 y 1960. La existencia de diferencias entre ellos demuestra que la transposiçón de la propuesta de Lucio Costa en el campo de las ideas para la realidad del territorio en sólo tres años implicó alteraciones – destacadas o sutis – fruto de factores diversos y de responsabilidad de diferentes profesionales. 74 Costa (1957), págs. 33-48. Con ocho carriles divididos por una separación central de 200 m. Formado por tres avenidas paralelas, con un total de catorce carriles de tránsito. 74 Para muchos, la silueta del esquema recuerda a un avión. 75 Como se verá, más tarde se crearon otros sectores residenciales: una secuencia de manzanas con casas adosadas económicas y dos barrios de casas en el otro margen del lago. Sobre la supercuadra, ver Ficher, Leitão, Batista y França, “The Residential Building Slab in the Superquadra”, en El-Dahdah (2005), págs. 49-67. 76 La estructura más alta de Brasilia es la Torre de TV, de 224 m de altura; los edificios más altos son las torres gemelas del Congreso, con veintisiete plantas cada una. La altura mínima sólo no se respetó en una ocasión: la sede del Banco Central (1976-81), con veintiuna plantas. 77 Ver Schlee (2003), págs. 11-14. 72 73 78 79 80 Costa (1995), pág. 282. La Escuela Júlia Kubitschek, el Club Diamantino y el Hotel Tijuco. Costa, “Diamantina”, en Costa (1995), pág. 27. 75 Paradigmas urbanísticos de Brasilia No hay nada más peligroso que ser demasiado moderno. Oscar Wilde, An Ideal Husband, 1895 Independientemente de las interpretaciones de su autor, el Plano Piloto de Brasilia puede analizarse también en el contexto más amplio del conocimiento urbanístico vigente en la segunda posguerra.81 Desde finales del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, las reflexiones e intervenciones urbanísticas de Occidente, muchas veces de sentido utópico, tenían como principal objetivo superar las dificultades derivadas del crecimiento exponencial de la población a través de la mejoría de los aspectos más problemáticos: el desorden y/o saturación del tejido urbano, la ausencia de condiciones higiénicas, los problemas de tránsito, etc. Algunas de las soluciones fueron ejemplares, como la demolición y reconstrucción de zonas importantes de las ciudades para hacerlas más bonitas y/o mejorar su sistema viario y de saneamiento. Estas acciones casi siempre provocaban una subida del valor inmobiliario, al estilo de las obras de Haussman en París (185468) y especialmente a partir del desarrollo del City Beautiful Movement.82 Cuando las ciudades ya existentes necesitaban expandirse, o bien se urbanizaban las áreas adyacentes, como en el famoso ensanche de Barcelona (1859) de Cerdà o las elegantes ampliaciones de Ámsterdam (1913-34) iniciadas por Berlage, o se seguía la tendencia de construir barrios residenciales en las afueras. Este modelo de expansión, generalmente de las clases adineradas, empezó en Estados Unidos, en barrios como Llewellyn Park (New Jersey, 1853), Chestnut Hills (Pensilvania, 1854), Lake Forest (Illinois, 1856) o Riverside (Illinois, 1865), este último proyectado por Olmsted. Había también otras alternativas: las que proponían nuevas formas de ciudad, siguiendo la tradición renacentista. Las que alcanzaron mayor repercusión fueron la ciudad lineal –pensada por Soria y Mata para Madrid (1882), adaptada por Tony Garnier en la cité industrielle (1901) y llevada al extremo por Le Corbusier, tanto en sus proyectos para Río de Janeiro (1929) como en su propia cité linéaire industrielle (1944)–; la ciudad jardín, concepto que acuñó Howard en su libro To-morrow: A Peaceful Path to Real Reform (1898) como resultado de sus experiencias en urbanizaciones americanas y que inspiró obras tan influyentes de Unwin y Parker 81 Ver Ficher y Palazzo (2005), págs. 49-71. O “city of monuments”, en la feliz expresión de Peter Hall (2002, pág. 189), particularmente adecuada para Brasilia. A partir de la década de los cuarenta, este tipo de intervención fue paulatinamente perdiendo su caráter beaux-arts, substituido por la orientación funcionalista, lo que se conocería como urban renewal. 82 76 como Letchworth (1904), Hampstead (1905-9) y los “barrios jardín” de São Paulo (1917-19); y las “ciudades satélite” , de diferentes orígenes y defendidas encarecidamente por Hilberseimer en Groszstadt Architektur (1927).83 En el área de ordenación territorial destaca el instrumental del zoning, de orígen germánico y utilizado en Nueva York desde 1916. El zoning controlaba la jerarquía de emplazamientos y actividades en el núcleo urbano, lo que derivó en un concepto funcional de la ciudad, tal y como estableció la CIAM en la Carta de Atenas (1943). Los problemas circulatorios empeoraron con la llegada del automóvil, y la gran novedad en este ámbito eran los sistemas metropolitanos de transportes colectivos, elevados o subterráneos, de entre los cuales fue pionero el underground de Londres (1863). Algunas voces defendían, de manera más teórica que práctica, una especialización de las vías y que éstas se separaran según fueran utilizadas por peatones o por vehículos. Olmsted y Vaux fueron los antecedentes de tal corriente con el Central Park (Nueva York, 1853), Hénard entró en detalles en su rue future (1910), y Le Corbusier la defendió a capa y espada en sus ensayos. Tal especialización fue objeto de las experiencias de Stein y Wright en Radburn (Fairlawn, N.Y., 192833), aunque con un espíritu muy diferente.84 A mediados del siglo XX, se había extendido la idea de que una circulación viaria más rápida y fluida mejoraría significativamente los problemas de tránsito, lo que impulsó la construcción de grandes infraestructuras viarias que rompían la cohesión y continuidad del tejido existente. Este enfoque –en la línea de los análisis de Sanders y Rabuck publicados en su libro New City Patterns (1946)– acabó por convertirse en una doctrina que bien podría llamarse “urbanismo de carreteras”. A mediados de los años cincuenta, todos estos paradigmas estaban reconocidos y catalogados, se aceptaban en el plano teórico y se utilizaban habitualmente en el diseño de espacios urbanos. Los modelos citados eran el pan de cada día en los medios profesionales, como demuestra, en el caso de Brasil, el libro de Adalberto Szilard y José de Oliveira Reis, Urbanismo no Rio de Janeiro (1950). Aunque ya se empezaban a oír las primeras voces críticas, como en los clásicos L’urbanistica e l’avvenire delle città negli stati europei (Samona, 1959), The Image of the City (Lynch, 1960), Townscape 83 La exposición es un retrato profético del proceso de urbanización del DF: “Esta separación o disolución de la gran ciudad en zonas de trabajo y zonas de residencia trae, como consecuencia, la formación de un sistema satélite. Alrededor del núcleo de la gran ciudad, la ciudad central, que en el futuro será solamente ciudad de trabajo, están situados, circularmente y a suficiente distancia, barrios residenciales encerrados en sí mismos, ciudades satélite con población limitada, cuya distancia puede ser considerable, con todos los modernos medios de circulación y un sistema adecuado de trenes rápidos. Aunque sean independientes localmente, estos barrios residenciales forman parte de un cuerpo común, permanecen estrechamente unidos al núcleo central y conforman con él una unidad económica y técnico-administrativa.” 84 Stein (1951), págs. 37-73. 77 (Cullen, 1961) y The Death and Life of Great American Cities (Jacobs, 1961), la sublimación de esta corriente la encontramos en la elaboración del Plano Piloto de Brasilia. Por otro lado, si bien es cierto que Brasilia está claramente influenciada por las ideas de Le Corbusier,85 también lo es que se trata de una ciudad linear, un modelo de sistema viario86 y de sectorización, que sólo puede crecer por medio de la anexión de ciudades satélite.87 Por lo tanto, estamos también ante una interpretación beaux-arts del arsenal funcionalista, como demuestra su esqueleto rígidamente simétrico, escogido sin duda para garantizar “el deseado carácter monumental” de la capital.88 En la práctica, la yuxtaposición de las carreteras y el tejido urbano se presentaba conflictiva. Las vías rápidas, cruces en puentes, nudos y trincheras querían decir excavaciones, muros de contención y taludes, y, al mismo tiempo, maltrato del terreno y creación de barreras que dificultan el movimiento de personas y coches. La excesiva sectorización impondría una rigidez de emplazamientos y graves limitaciones tipológicas. En resumen, la forma simétrica y contenida no favorecía la articulación del conjunto con los alrededores. Pero Costa consiguió superar estos problemas con la supercuadra, el elemento más distintivo e inspirado de Brasilia, sobre todo por su aportación en el área físico-espacial. También con precedentes corbusianos,89 el principal modelo de supercuadra lo encontramos en la obra del propio Costa: el parque Guinle (1948-54) en Río de Janeiro,90 un conjunto de tres edificios de apartamentos (seis en el 85 Para la arquitectura, Le Corbusier promovía los edificios unifuncionales, aislados entre sí y sobre columnas (dejando el suelo libre para los peatones), de esqueleto independiente, fachadas de vidrio y cobertura plana; en el diseño urbano, la sectorización estricta por actividades y la segregación espacial de las clases sociales, la especialización de las circulaciones y la separación de vehículos y peatones por medio de puentes y pasarelas, con la consecuente disolución de la calle-corredor. Para la forma urbana, proponía tres tipos de aglomeraciones: las aldeas agrícolas, las ciudades lineares e industriales y las ciudades radioconcéntricas de negocios, gobierno, “de pensée et d’art” (“Aux approches d’une synthèse”, 1945, en Le Corbusier, c. 1946, págs. 66-8). Sólo una de estas orientaciones no fue aplicada en el Plano Piloto, la referente a la forma urbana, ya que Costa prefirió dos tramos de ciudad linear, lo que otorgaba un carácter industrial en esa línea de divagación. Las otras formas, no obstante, estuvieron presentes en el concurso: el proyecto de Rino Levi tienen una clara influencia de la ville radieuse (cf. Le Corbusier, 1935) y el de los hermanos Roberto recuerda a un grupo de unités d’exploitation agricole (cf. Le Corbusier, 1959, pág. 73). 86 Esta opción, presentada en la introducción del Informe (“Existía la intención de aplicar los principios franceses de la técnica rodoviaria –incluida la eliminación de cruces– a la técnica urbanística [...]”, Costa, 1957, pág. 34), respondía al deseo expreso de Kubitschek de construir una “ciudad para el automóvil”. 87 Como entendía Holford, aunque en un futuro más distante: “the town is limited: further growth after 20 years (a) by the peninsulas; (b) by satellites” (Holford, 1957, pág. 13). 88 Costa (1957), pág. 34; ver también “Conceito de monumentalidade” (1957), en Costa (1962), pág. 281. La preocupación con la monumentalidade ya estaba presente en la adaptación del anteproyecto de Le Corbusier para la Ciudad Universitaria de Río de Janeiro (1936) respecto a las exigencias de la Universidad de Brasil, hecha por Costa en 1937. En ella, muestra su preferencia por ejes de composición incisivamente expresos y las regularidades volumétricas. 89 Como el gratte-ciel cartésien (1935), implantado en el centro de un barrio rodeado por vías para automóviles con cruces en nudos viarios (Le Corbusier, c. 1947, págs. 74-77). 90 Costa (1995), págs. 205-212. 78 proyecto original) donde el autor probó, con resultados brillantes, el uso de columnas para articular los pasos de vehículos y peatones en el entresuelo y la adaptabilidad del edificio a la inclinación del terreno. Las supercuadras de Brasilia son la continuidad de aquella experiencia, pero aquí Costa optó por otro tipo de separación de circulaciones, mucho más sencilla que las vías elevadas: la calle en cul-de-sac, al estilo del neighborhood unit91 y del superblock de Radburn.92 Esta opción le permite evitar los espacios residuales y sin utilidad presentes en los demás sectores del Plano Piloto, que provocan un efecto desagradable en el tejido de la ciudad. A pesar de ser un éxito urbanístico, desde el punto de vista social la supercuadra es una solución cara y elitista, que finalmente se utilizó poco en el resto del Distrito Federal. En resumen, el Plano Piloto de Brasilia puede describirse como la superposición de diferentes conceptos urbanísticos: ∗ La ciudad monumental, organizada a partir de dos ejes principales que definen una estructura viaria simétrica, y en cuyo tejido se distinguen claramente los espacios de representación del poder, ya sea éste nacional o local. ∗ La ciudad viaria, estructurada por una trama regular y jerárquica de vías especializadas de circulación, que se cruzan en diferentes niveles y que están articuladas por nudos. ∗ La ciudad funcional, donde cada zona tiene destinada una función y según cuál sea ésta recibe un trato u otro. ∗ La ciudad parque, caracterizada por el predominio de amplias zonas verdes, y cuyos edificios no siguen la parcelación tradicional en terrenos. ∗ La ciudad radial, organizada en grandes manzanas y en la que impera la separación de peatones y automóviles. ∗ La ciudad central, que prevé su ampliación por medio de nuevos núcleos, las ciudades satélite. 91 Principio elaborado por Perry y presentado en libros como Wider Use of the School Plan (1910) y Neighborhood and Community Planning (1929), entre sus parámetros están el dimensionamiento de nuevos barrios en función de las distancias a pie entre las viviendas y la escuela primaria (600 m) y el aislamiento del tránsito, a modo de evitar “the automobile menace” (Perry, 1929, pág. 31). 92 Desarrollada por Stein y Wright, se caracteriza por la estricta separación de peatones y automóviles a través de pasarelas; su morfología se compone por grupos de casas adosadas o semiadosadas distribuidos en torno a culs-de-sac, para conseguir grandes áreas de jardín en el interior de las manzanas, los inner parks (Stein, op. cit., págs. 37-73). 79 Del plano ideal al terreno Mágicamente, la ciudad se confunde con los textos y croquis que le dieron origen. Sylvia Ficher, “Brasílias”, 2000 El plazo de implementación del Plano Piloto fue espectacularmente corto, en claro contraste con el largo periodo de gestación del traslado de la capital al interior. Es cierto que, y esto puede apreciarse a simple vista, el resultado final es muy similar al diseño original. Pero también lo es que la propuesta de Lucio Costa sufrió, en su transposición a la realidad del terreno, algunos cambios, sutiles o no tanto, fruto de las diversas responsabilidades profesionales y otros factores. La propia idiosincrasia de la participación de Niemeyer y Costa no puede ser más dispar: mientras el primero se trasladó a la Meseta Central, llevándose con él a todos sus ayudantes e implicándose directamente en las construcciones y detalles del proyecto, el segundo mantuvo siempre una esquiva distancia con su creación.93 El sistema de trabajo elegido simultaneaba las obras de infraestructura de la ciudad con el desarrollo de los proyectos de arquitectura y urbanismo, que llevaban a cabo dos equipos diferentes instalados a más de mil kilómetros de distancia. En Brasilia, y a pie de obra, la División de Arquitectura (capitaneada primero por Niemeyer y después por el arquitecto Nauro Esteves)94 era la responsable de los edificios y de determinados proyectos del diseño urbano como las supercuadras. En Río de Janeiro, la División de Urbanismo (que dirigía Augusto Guimarães Filho, bajo la supervisión de Costa) se encargaba de los detalles del esqueleto general del Plano Piloto. Esta separación geográfica tan grande, unida a la rapidez de la empresa, explica la relativa escasez de noticias y la poca precisión de las informaciones de que se disponen acerca del proceso. Hay grandes lagunas en el orden de los cambios sobre el proyecto original, sus motivos y la autoría de los mismos. La cronología de los cambios más importantes varía según quién la detalle, pero una reciente investigación95 indica que (según se aprecia en la figura 4 y verificada a partir de la comparación de las cuatro plantas de la figura 3) se dieron en este orden: Fig 4// La secuencia de alteraciones introducidas en el Plan Piloto de Brasilia, presentado por Lucio Costa en el concurso de proyectos, en 1957. 80 93 En sus propias palabras: “En el memorial del Plano Piloto afirmo que sólo voy a participar en el desarrollo del Plano de manera consultiva. Me conozco, soy arquitecto y tengo nociones de proporción, y por eso creo que, debido a mi manera de ser, no estoy en condiciones de acompañar este proyecto” (Costa, “Entrevista ao Jornal do Brasil”; apud Costa y Lima, 1985, pág. 20). ∗ ∗ ∗ ∗ ∗ ∗ ∗ Traslado del conjunto hacia el este, en dirección al lago Paranoá. Ampliación de las áreas residenciales, mediante la creación de una serie más de manzanas al este (las “400”) y al oeste (las “700”) del eje de circunvalación. Construcción de una carretera sobre el divisor de aguas de la subcuenca hidrográfica del lago Paranoá, con el objetivo de restringir su ocupación urbana (EPCT-DF 001). Ampliación del área central de la ciudad. Traslado (y ampliación) de las áreas destinadas a residencias individuales. Proyectadas en el margen oeste, fueron trasladadas a las penínsulas y al margen este del lago (SVIS y SVIN, sectores de Viviendas Individuales Sur y Norte, dos barrios que ahora se conocen como Lago Sur y Lago Norte). También se creó un barrio residencial más, en la cuesta del margen derecho del río Vicente Pires (Sector de Mansiones Park Way – SMPW). Construcción de un cinturón de grandes edificios para uso institucional a este y oeste de las Alas Sur y Norte (Sectores de Grandes Áreas Sur y Norte, SGAS y SGAN) que rompe la linealidad del esquema original. Variaciones introducidas en el detalle del Ala Norte: trazado, destinación y altura de la manzanas 500 y la añadidura de la función comercial en las manzanas 700 de la vía W3. Los motivos de las primeras alteraciones tienen su origen en el propio jurado del concurso, capitaneado por Holford. Según este último, había “demasiado terreno indefinido entre el lago y el centro gubernamental.”96 Como consecuencia, el conjunto urbano se aproximó más al lago, lo que acarreó el traslado de la mayoría de sectores de viviendas individuales al margen opuesto. El contexto político vigente estaba sólo parcialmente a favor del cambio de la capital, y por ello impuso algunas condiciones para que la obra fuera un éxito: la urgencia y, por lo tanto, la existencia de una estructura operacional autónoma; que se obtuvieran ganancias de la construcción, previstas en un principio a partir de la venta de terrenos;97 y que la ciudad disfrutara desde el primer momento de todos los elementos esenciales para el funcionamiento de una capital y para su afirmación como ciudad-símbolo de la nación. Aunque poco estudiada, otra influencia de peso en la concretización del Plan Piloto fue la colaboración con los diversos planes de 96 94 Garcia (2005). 95 Leitão (2003). Holford, op. cit., pág. 13. Una sencilla comparación de las dos priemerae plantas de la figura 3 revela el aumento del número de terrenos con los que se puede comerciar. 97 81 infraestructura, que todavía estaban en fase de estudio y/o implantación, lo que implicaba ajustes constantes. Dada la situación de Brasilia, en una región escasamente urbanizada, nada más conocerse el resultado del concurso se empezaron a elaborar los planes de abastecimiento, de salud y de educación. Para responder a las directrices del plan de salud, que incluía un hospital general en el centro de la ciudad, hubo que crear un sector específico al lado del Sector Comercial Sur, lo que provocó la ampliación de todo el centro. El plano educativo introdujo las “escuelas-parque”, una por cada unidad de vecindario (cuatro supercuadras), que se emplazaron en los sitios inicialmente previstos para las escuelas secundarias. El plan de abastecimiento también acabó por interferir en la concepción de unidad de vecindario, ya que preveía la instalación de un mercado público en cada una de ellas. Debido a la rápida construcción de la ciudad, hubo que tomar decisiones sobre la marcha, condicionadas por el uso que la población residente empezaba a hacer de los espacios, antes incluso de estar acabados. Así, pueden reconocerse cambios repentinos realizados por los profesionales que estaban al cargo (cuyo pensamiento urbanístico se identificaba con el de Lucio Costa y eran considerados como sus intérpretes) para evitar ciertas formas de adaptación no compatibles con el “espíritu” del Plano Piloto. Las alteraciones más evidentes son las que otorgan una configuración diferente a las manzanas 500 y 700 del Ala Norte y las relacionadas con los comercios locales de las supercuadras (figuras * y *). Estos cambios no ensombrecen la capacidad de síntesis de Lucio Costa ni la fuerza de su trazo, sino que demuestran que Brasilia debe entenderse como una creación más colectiva que demiúrgica. Es lo que sugieren también las amplias investigaciones y los planes anteriores al gobierno de Kubitschek, así como los muchos proyectos urbanísticos de autoría compartida por otros profesionales, entre los que destacan los de Nauro Esteves, Maria Elisa Costa,98 Sérgio Porto, Glauco Campelo, Ítalo Campofiorito, Oscar Niemeyer y Jayme Zettel. de Japón para recuperarse urbanísticamente de la decapitación atómica de sus ciudades... Nada ha igualado el extraordinario impacto publicitario que el planeamiento y construcción de Brasilia ha alcanzado en todas las partes del mundo. Osvaldo Orico, Brasil, capital Brasília, 1961 Simultáneamente a la construcción de la nueva capital, el gobierno federal llevó a cabo un intenso y eficiente programa de divulgación y propaganda. Se distribuyeron publicaciones oficiales o semioficiales, como la revista Brasília,99 la Coleção Brasília100 o los libros Quando mudam as capitais (1958), de José Oswaldo Meira Penna, y Brasil, capital Brasília (1961), de Osvaldo Orico, ampliamente ilustrado y de gran difusión. El Ministerio de Exteriores organizó unas exposiciones que recorrieron Europa y América Latina, algunas veces con la presencia de Niemeyer, y que tenían como objetivo mantener a la comunidad profesional informada de lo que estaba ocurriendo en la Meseta Central de Brasil. El acto más relevante de esta campaña de promoción fue el Congreso Internacional Extraordinario de Críticos de Arte, celebrado entre los días 17 y 25 de septiembre de 1959, siete meses antes de la inauguración de la ciudad. Las sedes del evento fueron São Paulo y Río de Janeiro. El organizador, el crítico brasileño Mario Pedrosa, eligió como tema principal “Brasilia, ciudad síntesis de las artes”, y el encuentro sirvió de excusa para que los asistentes pudieran conocer de primera mano la imponente obra. La lista de participantes sorprende por la cantidad e importancia de sus nombres: Alberto Sartoris, Amâncio Williams, André Bloc, André Chastel, Bruno Zevi, Carola Giedion (arquitecta y esposa del historiador), Charlotte Perriand, Eero y Aline Saarinen, Françoise Choay,101 Gillo Dorfles,102 Giulio Carlo Argan, Jean Prouvé, Meyer Shapiro, Stamo Papadaki, Tomás Maldonado y William Holford, entre otros.103 Brasil estaba representado por Lucio Costa, Oscar Niemeyer, Mário Barata, Ítalo y Quirino Campofiorito, Carlos Cavalcanti, Ferreira Gullar, Joaquim Cardoso, José Roberto Teixeira Leite, Fayga Ostrower y Dom Clemente Maria da Silva-Nigra, entre otros. Repercusiones 99 Ni Chandigarh, la metrópolis que Nehru encargó a Le Corbusier para sustituir la sede administrativa de Punjab; ni la nueva Bagdad, que Irak está construyendo con recursos necesarios en otras zonas más miserables de su territorio; ni el dinero que Israel ha movilizado para poder improvisar, en pocos años, una nación; ni el esfuerzo 98 Hija de Lucio Costa, arquitecta licenciada en 1958 por la Facultad Nacional de Arquitectura de la Universidad de Brasil, Río de Janeiro. 82 Publicación mensual de la Novacap, dirigida por el periodista Nonato Silva, según quien la revista “nació forzada por la ley, concretamente la n.º 2.874, del 19 de septiembre de 1956, que autorizaba el cambio de la capital federal, la construcción de Brasilia y la creación de la Novacap. La ley exigía que la Novacap divulgara mensualmente las acciones administrativas. Cuatro meses después, en enero de 1957, aparecía el primer número” (Freitas, 2006, pág. 32). 100 Con 18 volúmenes y publicada en 1960 por el Servicio de Documentación de la Presidencia de la República. 101 Choay (1959), págs. 76-83. 102 Dorfles (1959), pág. 19. 103 Lista presentada en el documento “Relación de Miembros” (Associação Internacional de Críticos de Arte, Doc. 27-P, 1959). Orico añade a la lista los nombres de Alvar Aalto, Richard Neutra y Sigfried Giedion. 83 En el acto de apertura, Lucio Costa dijo lo siguiente: “Podéis discutir y estar en desacuerdo si os apetece. Sois críticos, y la insatisfacción es parte de vuestro trabajo. Pero estoy seguro de una cosa, y vuestra presencia aquí da fe de ello: con Brasilia se confirma lo que está empezando a pasar en algunos sectores de nuestra actividad; ya no sólo exportamos café, azúcar y cacao, también contribuimos un poco a la cultura universal.”104 Brasilia dejó huella en la comunidad artística. Pedrosa recuerda que “muchos de los delegados extranjeros traían preparados folios y más folios llenos de críticas. Pero la mayoría tuvo que eliminar o reformular sus reparos al contemplar la inesperada realidad.”105 Entre los discursos registrados, en su mayoría elogiosos y patrióticos, destaca el de Bruno Zevi. El autor de Saber ver la arquitetura inició su parlamento preguntando al público a quién debía criticar: “¿Al señor Lucio Costa o a Oscar Niemeyer?” Y luego continuó: “[...] los defectos de Brasilia son los defectos de nuestra cultura. Si los hay, somos responsables, ya que Brasilia proyecta físicamente los problemas que no hemos podido resolver, ninguno de nosotros, en ninguna parte del mundo.”106 Zevi habló de crisis. Crisis cultural, crisis urbanística, crisis arquitectónica. Afirmó con énfasis que: “la arquitectura moderna ha finalizado”.107 Su preocupación estaba fundada; el diseño y la construcción de Brasilia se engloban en un momento crucial de la historia de la arquitectura occidental. Mientras se erigía el mayor monumento de la era moderna, comenzaban a cuestionarse buena parte de las teorías que la sustentaban. En 1954, Philip Johnson profirió su discurso “The Seven Crutches of Modern Architecture”108 en la formalista Universidad de Yale; entre 1955 y 1956, James Stirling presentaba una revisión crítica de la obra de Le Corbusier. En el plano urbanístico, aparte de las obras ya mencionadas, Aldo van Eyck publica en 1962 su artículo sobre el Team 10; en 1963, Serge Chermayeff publica Community and Privacy; Notes on the Synthesis of Form, de Christopher Alexander, aparece en 1964; y, en 1965, “A city is not a tree”. En la década de los sesenta, aparecen textos que revisan la arquitectura moderna de los autores Christian Norberg-Schulz (1965),109 Aldo Rossi (1966), Robert Venturi (1966) y Charles Jencks (1969). Las preocupaciones de estos autores estaban muy lejos de las pautas que seguía Costa y de las que sigue teniendo Niemeyer en la actualidad. Aun así, y como consecuencia directa del congreso, Brasilia entró inmediatamente en el debate arquitectónico y urbanístico internacional. Objeto de incontables polémicas, de evaluaciones positivas y negativas, desde el año 1957 en adelante apareció en las revistas especializadas más prestigiosas, como Domus (1957), Architectural Record (1958), Architecture d’aujourd’hui (1958), Casabella (1958), Architectural Forum (1959), Architectural Review (1959), Progressive Architecture (1959), Werk (1959), L’Architettura (1960) y Journal of the RIBA (1960).110 En el año de su inauguración, Brasilia fue incluida en la edición revisada de la Storia dell’architettura moderna, de Leonardo Benevolo, y las publicaciones Architecture d’aujourd’hui y Zodiac dedicaron números especiales a Brasil. En 1962, se citaba a la ciudad en el prólogo de la nueva edición de Space, Time and Architecture, de Sigfried Giedion. Brasilia se había convertido, por sí sola, en un paradigma. Fue tal su aceptación, que enseguida influenció a proyectos tan imponentes como La Défense (1958), en París, y el Empire State Plaza (196578),111 en Albany, Nueva York. ›› La urbanización del Distrito Federal Soy solidario con las aspiraciones del pueblo, pero nuestra relación es cortés. Lucio Costa, Registro de uma vivência, 1995 La primera ola de inmigración hacia el futuro DF se produjo cuando Kubitschek asumió el compromiso de construir Brasilia. Con la aprobación del traslado y el inicio de las obras, la inmigración fue en aumento, y en menos de medio siglo la población del DF ha alcanzado los dos millones que tiene en la actualidad. Este crecimiento demográfico es el principal indicador del éxito del traslado de la capital y ha provocado un intenso proceso de urbanización, mucho superior a las expectativas iniciales. 104 Costa, “Saudação aos críticos de arte” (1959, en Costa, 1995, pág. 299). Pedrosa (1981), pág. 366. Apud Pedrosa, op. cit, pág. 370. 107 Zevi, “A dimensão das estruturas urbanísticas” (1959). 108 En Johnson (1979). 109 En Norberg-Schulz (1977). 105 106 84 110 Para una relación más completa de publicaciones extranjeras sobre Brasilia, ver Bruand (1981), págs. 389-397. Ideada por el gobernador Nelson A. Rockefeller, la Empire State Plaza fue proyectada por Wallace K. Harrison y Max Abramovitz. Harrison era un antiguo amigo de la familia del gobernador. Participó en el proyecto del Rockefeller Center y tuvo una destacada actuación en el proyecto de la ONU, en 1947. 111 85 Construyendo Brasilia: 1956-60 obligatoriamente de madera […].”115 En los primeros años, cuando Brasilia aún era una enorme obra gestionada por la Novacap, Kubitschek tenía ya una total confianza en el buen desarrollo de la empresa, lo que le llevó a decidir que el traslado de capital no se haría gradualmente, tal y como había previsto en un principio. Fijó la fecha de inauguración para el día 21 de abril de 1960, poco antes del final de su mandato.112 Las obras oficiales las realizaban una serie de constructoras particulares contratadas y supervisada por la Novacap. Para los edificios residenciales del Plano Piloto116 (cuya oferta fue siempre muy inferior a la demanda, que iba en aumento a medida que se acercaba la fecha de inauguración), la Novacap reclutó en la Seguridad Social a profesionales de diversas categorías (como funcionarios, comerciales, bancarios, industriales, etc.), ya que eran las únicas instituciones del país que tenían experiencia en la construcción de viviendas a gran escala.117 Sin embrago, y debido a la presión de los acontecimientos, la empresa se vio forzada a recurrir también a los órganos federales, instituciones estatales e incluso empresas privadas.118 Los datos demográficos del área de la futura ciudad son impresionantes. En enero de 1957 había cerca de 2.500 trabajadores contratados (por la Novacap o por constructoras particulares), y en julio del mismo año ya se contabilizaban 6.283 habitantes (4.600 hombres y 1.683 mujeres). El censo de mayo de 1959 indicaba 64.314 habitantes, 23.834 de ellos en Brasilia.113 La mayoría de funcionarios y personal técnico era oriundo de Río de Janeiro, y el grueso de los obreros provenía del noroeste del país, Minas Gerais o Goiás. Esta diversidad de procedencias ha creado una mezcla cultural que se ha convertido en la seña de identidad de Brasilia. El principal sustento económico de la población “candanga”114 era la construcción civil, que ofrecía el 55% de los puestos de trabajo. Los habitantes de la ciudad se distribuían por diferentes zonas. Los trabajadores de la Novacap vivían en Candangolândia; los obreros, en las viviendas proporcionadas por las constructoras, siempre cerca de las obras, como por ejemplo Vila Planalto para los trabajadores de la plaza de los Tres Poderes y el eje monumental, o Vila Paranoá para los de la presa del río Paranoá. Los inmigrantes sin empleo fijo se instalaban en favelas, llamadas invasões, como Vila Amauri, Vila Sarah Kubitschek o Lonalândia. Dada la ausencia de ciudades en los alrededores, las necesidades de abastecimiento, servicios y ocio las proporcionaba la Ciudad Libre, un acampamento que empezó a formarse en 1956 y que funcionaba como centro articulador del improvisado sistema urbano. “Surge la Ciudad Libre […] la mayor concentración hasta el momento, cuya función básica era ofrecer servicios al resto de la población: tiendas, mercados, bares, restaurantes, material de construcción […]. En resumen, comercio. Para ‘incentivar’ a los comerciantes a que se desplazaran hasta allí, se les eximía de pagar impuestos y se les ofrecía un terreno, con el compromiso de que lo devolverían el día de la inauguración del Plan Piloto. Todas las construcciones, dado su carácter provisional, eran 112 Ley n.º 3.273, 1 de octubre de 1957. Brasil, op. cit., vol. 4, págs. 54 y 243, y GDF (1984), vol. 1, pág. 10. No se han encontrado datos sobre la población preexistente a la oficialización de los límites del DF. En este trabajo, las cifras sobre Brasilia se refieren siempre a la suma de la población del core planeado y a los barrios del Lago Sur y Lago Norte. 114 La denominación popular dada a los que fueron a trabajar en la construcción de Brasilia y, por extensión, a los que nacieron allí. Es una palabra de origen quilombo que significa “individuo despreciable, desagradable, sin buen gusto” (Dicionário eletrônico Houaiss, 2001). 113 86 En lo referente al coste de la obra, la tesis inicial defendía el autofinanciamiento, ya que la venta de aproximadamente 80.000 terrenos aportaría unas ganancias estimadas de veinticuatro billones de cruzeiros. Pero la comercialización del terreno, a cargo de la Novacap, no fue transparente, llegando a recibir denuncias de corrupción.119 La solución definitiva fue altamente inflacionaria, ya que hubo que recurrir al Tesoro Público para financiar gran parte de la operación. Se consumió del 2% a 3% del PIB de ese periodo,120 lo que representaba una cantidad de entre 200 y 300 billones de cruzeiros, o entre 400 y 600 millones de dólares de la época.121 Pero estas cifras no lograron empañar la fiesta. La implantación de buena parte del esqueleto viario del Plano Piloto y la finalización de los palacios principales estaban en boca de todos, generando división de opiniones y avivando la imaginación nacional e internacional. La epopeya de Brasilia alcanzaba su apoteosis. Para sorpresa de los más incrédulos,122 la inauguración se celebró en la fecha prevista, 115 Ribeiro (1982), pág. 116. La Ciudad Libre no perdió importancia tras la inauguración, ya que el Plano Piloto dependió muchos años más de sus comercios (Pescatori, 2002, pág. 1). La diversidad socioeconómica de los habitantes del Plano Piloto fue una de las preocupaciones de Costa; en su Informe recomendaba que “la compañía urbanizadora proporcionara en su propuesta viviendas decentes y económicas para toda la población” (Costa, 1957, pág. 44). 117 França (2001), págs. 5-7. Su participación permitió que el Gobierno Federal pagara las deudas del erario público (Tamanini, 1994, pág. 197). 118 França, op. cit., págs. 8 y sig. 119 Moreira, op. cit., págs. 104 y sig. 120 Lafer (1970), pág. 210. 121 Dado el fuerte valor del cruzeiro en relación al dólar en ese periodo, hay muchas divergencias sobre tales cálculos. Ver Mindlin (1961) y Vaitsman (1968). 122 Como Norma Evenson, cargada de prejuicios simplistas sobre Brasil. Estos prejuicios sólo pueden darse entre la gente que no se da cuenta de que los brasileños trabajan duro, como demuestran la competencia y dedicación necesarias para organizar un desfile de una única escuela de samba durante el Carnaval carioca, que pone en danza de 3.000 a 6.000 personas de forma precisa y en tan sólo setenta minutos rigurosamente cronometrados. Desconsiderando precedentes respetables, como Belo Horizonte y Goiânia, esa autora afirmó que “The creation of Brasilia represented a triumph of administration in a country never noted for efficient administration; it represented adherence to a time schedule in a society where schedules are seldom met; and it represented continuous hard work from a people reputedly reluctant to work either hard or continuously” (1973, pág. 155). 116 87 si bien muchos edificios oficiales estaban aún sin acabar, y muchas personalidades no tuvieron aún donde alojarse. Una nueva capital: 1960-76 Um telefone é muito pouco pra quem ama como louco e mora no Plano Piloto [...] Se a garota que o cara ama mora pra lá do Gama [...]. Canción de Renato Matos Tras la inauguración, la tasa de crecimiento demográfico se mantuvo elevada, debido a la transferencia paulatina de funcionarios llegados de la antigua capital y a la inmigración continuada. El DF se convirtió en un polo de atracción para gente de todas las regiones del país, de todos los estratos sociales y de los más diversos ramos profesionales; tanto fue así que, a finales de 1960, la población ya alcanzaba los 141.742 habitantes, 68.665 de ellos en Brasilia. En 1970 superó el medio millón (546.015 habitantes, 149.982 en Brasilia).123 El empeño de los inmigrantes, fuera cual fuera su origen, por permanecer en Brasilia, chocaba frontalmente con el elitismo del programa urbanístico, que establecía un techo de medio millón de personas. Las favelas empezaban a aparecer y, como la casi totalidad del suelo pertenecía al Estado desde las desapropiaciones masivas iniciadas en 1956, los conflictos por la posesión de la tierra empezaron a ser habituales. Ante la progresiva demanda de viviendas y las disputas por la tierra, la Novacap decidió, a partir de 1958, asentar urbanizaciones dormitorio para los habitantes con rentas más bajas.124 Paralelamente, en 1962, nacía la Sociedade de Habitações Econômicas de Brasília o SHEB,125 que construía casas populares en urbanizaciones nuevas y trasladaba allí a los habitantes de las invasões. Este tipo de procedimiento se convirtió en medida habitual de la “política de viviendas de la mayoría, si no de todos, de los gobiernos del DF […]”.126 La situación de las “ciudades satélite” de Brasilia siguió una estrategia que favorecía la no ocupación de los alrededores de Plano Piloto, justificada por una franja sanitaria que protegía la cuenca hidrográfica del lago Paranoá.127 Estos núcleos tenían diferentes orígenes; algunos eran fruto de la expansión de pequeños pueblos ya existentes, como Planaltina (1859) y Brazlândia (1933); otros se crearon a partir de la consolidación de acampamentos, como la Ciudad Libre, que pasó a llamarse Núcleo Bandeirante (1961); y también estaban los de nueva creación, como Taguatinga (1958), Sobradinho (1959), Gama (1960), Guará (1968) o Ceilândia (1970).128 Así, el proceso de urbanización incluyó el “cordón sanitario”,129 un área de diez a cuarenta kilómetros de ancho alrededor de la centralizada capital. Este concepto venía a sumarse a la repoblación del esqueleto urbano, la aparición de favelas y al alentado crecimiento de las ciudades satélite. El esquema trazado para la ocupación del terreno era el de una matriz polinucleada, caracterizada por la dispersión, las densidades extremadamente bajas y una profunda separación espacial y social. En la parte noble (Brasilia y alrededores) se concentraba la máquina estatal y los grupos de renta más alta, así como la oferta de empleo y servicios; y alrededor de ésta giraba una periferia desprovista de mayores bienes. Ordenando el Distrito Federal: 1977-1987 A la vez que crecía el número de habitantes, ya casi cercano al millón,130 los núcleos urbanos se extendían por Goiás y Minas Gerais, fuera de los límites del DF. En el llamado Entorno se repetía el patrón de grandes vacíos demográficos. A mediados de los setenta hubo las primeras tentativas de ordenamiento territorial, aunque la necesidad era evidente desde la creación del gobierno del DF, en 1969.131 Las propuestas de planeamiento presentadas se centraban en el saneamiento y los transportes, aunque no siempre de forma efectiva.132 En 1977, se publicó el PEOT (Plan Estructural de Organización Territorial).133 El texto analizaba el claro dilema entre dos objetivos 123 GDF (1984), vol.1, pág. 10. Decisión criticada, años más tarde, por Lucio Costa: “El crecimiento de la ciudad ocurrió de forma anómala. El plan establecido preveía que Brasilia se mantuviera dentro de los límites para los que fue planeada, de 500 a 700 mil habitantes. Al aproximarse a estos límites, se proyectaron las ciudades satélite, con el objetivo de que la expansión fuese ordenada, racionalmente proyectada y arquitectónicamente definida” (apud Tamanini, op. cit., pág. 440). 125 Posterior Sociedad de Viviendas de Interés Social, SHIS (1966), Instituto de Desarrollo Habitacional, IDHAB (1989) y, desde 1999, Secretaria de Desarrollo Urbano de la Vivienda, SDUH (Vieira, 2002). 126 Pescatori, op. cit., pág. 3. Una tentativa de revisión de esta filosofía fue la organización, en 1983, del Grupo Ejecutivo para el Asentamiento de Favelas e Invasões, Gepafi, con una orientación mucho más comprometida con las prioridades comunitarias; pero a pesar de su intensa trayectoria, se extinguió en 1985. 124 88 127 Franja que sigue vigente, tal y como se aprecia en el Plan Director de Agua, Alcantarillado y Control de Polución (Planidro), que recomendaba adoptar un límite de población en la cuenca (GDF, 1970). Implantada por la Campaña de Erradicación de Invasões, cuyas siglas, CEI, explican la denominación. 129 O, como decía Le Corbusier, “una zona no edificable de protección” (1925, pág. 181). 130 937.600 habitantes (228.141 en Brasilia) en 1976; 1.002.988 habitantes (228.386 en Brasilia) en 1978; y 1.176.748 habitantes (275.087 en Brasilia) en 1980 (GDF, 1984, vol. 1, pág. 10). 128 131 132 133 No estaba dirigido por un alcalde sino un gobernador designado por la presidencia de la República. Batista, “The view from Brazil” (en Galantay, 1987, págs. 355-364). Brasil, 1977. El PEOT se basó en algunos estudios anteriores (GDF, 1976). 89 contradictorios: por un lado, la preservación de la cuenca del Paranoá para el abastecimiento de agua, lo que implicaba no construir en esas tierras e, indirectamente, el aislamiento del Plano Piloto; por otro, la disminución del coste y del tiempo empleado por la población en sus desplazamientos, lo que exigía una estructura urbana más continuada y compacta que la matriz polinucleada.134 Se impuso la postura sanitaria, y el PEOT concluyó establecer un vector prioritario de crecimiento alejado de la cuenca del Paranoá, el cuadrante suroeste del DF, pero recomendaba también la creación de un sistema de transporte público y emplear algunas áreas de la cuenca para uso no residencial. Dos estudios más vinieron a completar al PEOT: el Plano de Ocupación del Territorio (POT, 1985)135 y el Plan de Ocupación y Uso del Suelo (POUSO, 1986).136 Eminentemente físicos, estos dos planes delimitaban las grandes áreas ambientales del DF (naturales, rurales y urbanas) y mantenían la premisa de conservación de la cuenca del Paranoá. En 1987, sin embargo, el propio Lucio Costa rompió el tabú de la no ocupación, en el plan Brasília revisitada,137 donde proponía la construcción de “manzanas populares” a lo largo de las principales vías de acceso al Plano Piloto y la creación de seis nuevos barrios residenciales. Así, el pintoresco campamento de Vila Planalto se convirtió en barrio oficial, y se creó el Sector Suroeste, situado encima del Ala Sur. El Sector Noroeste, simétricamente situado en el Ala Norte, también ha sido objeto de sucesivos proyectos. Una de las peculiaridades del proceso de urbanización del DF fue que la escasez de viviendas no se limitaba a las clases más desfavorecidas. El acusado crecimiento del precio del suelo –tanto en el Plan Piloto,138 como en los barrios residenciales del Lago Sur y el Lago Norte, pasando por ciudades satélite como Taguatinga, Guará y el Núcleo Bandeirante–139 causó una situación de falta de demanda también para las clases medias y altas. Como consecuencia de ello, se generalizaron las apropiaciones ilegales de terrenos públicos, principalmente en zonas de preservación natural muy desaconsejadas para la construcción, y casi siempre a través de títulos falsos de propiedad inmobiliaria. Algunas empresas privadas dividieron en parcelas estos terrenos, y construyeron allí edificaciones “clandestinas” o “irregulares”, pequeños barrios 134 Batista, “Problemas e respostas de uma metrópole emergente” (en Paviani, 1987, págs. 208-220). GDF (1985). GDF (1986). 137 Costa (1987). 138 Uno de los factores de la extrema valorización fue la retención de terrenos destinados a edificios de apartamentos en el Ala Norte por su propietaria mayoritaria, la Universidad de Brasilia, lo que atrasó varias décadas la ocupación de cerca de una quinta parte del área total disponible para la ocupación residencial de las supercuadras e introdujo una acentuada asimetría en el Plano Piloto. 139 Dadas las menores restricciones de zoneamiento, estas ciudades pronto adquirieron peso en la dinámica economía del DF y empezaron a perder sus peculiaridades de guetos de baja renta. 135 136 Fig 5// Los diversos planes de ordenamiento ya desarrollados para el territorio de Distrito Federal. Quedan evidentes los descompassos entre la propuesta original, la planificación territorial y la gestión urbana, de un lado, y la realidad, de otro. 90 91 cerrados de casas unifamiliares de alta calidad, a espaldas de los controles urbanísticos de rutina. El primero de estos barrios fue el Condomínio Quintas do Alvorada (1977), situado en la cuenca del río São Bartolomeu, en el cuadrante nordeste del DF.140 Este tipo de construcciones se multiplicaron a una velocidad vertiginosa, y hoy en día representan el 41% del núcleo urbano del DF.141 A mediados de la década de los 80, la ciudad-capital estaba consolidada y albergaba ya la casi totalidad de la administración federal. Las principales tendencias de crecimiento estaban definidas y el área urbanizada se había extendido significativamente hacia el Entorno. El complejo urbano del DF, con una población estimada de 1.392.075 habitantes en 1986 (267.641 en Brasilia),142 seguía el mismo patrón que el resto de metrópolis brasileñas, donde los signos de prestigio, calidad de vida y valor inmobiliario son inversamente proporcionales a las distancia del centro. Conservación urbana y autonomía política: de 1987 en adelante Con el fin de la dictadura en 1985,143 Brasil entró en una fase de profundos cambios institucionales desencadenados por un proceso constituyente. En 1987, el Plano Piloto de Brasilia fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO,144 cumpliendo así un deseo que existía desde su inauguración.145 Fue el primer conjunto urbano del siglo XX que obtenía esta distinción.146 Con la nueva Constitución,147 el DF adquirió la autonomía política en 1988, con un gobernador y una Cámara Legislativa de representantes elegibles y con potestad para establecer directrices del uso del suelo. 140 Malagutti (1996), pág. 74. Según el geógrafo Rafael Sanzio, en la década de 1990 el área urbanizada del DF paso de 40.000 a 72.000 hectáreas, debido principalmente a la proliferación de promociones de varias comunidades de edificios (Nossa, “Brasília, do planejamento ao toque de recolher”, 2002, pág. C3). En la actualidad, con la gestión del gobernador Joaquim Roriz (1999-2006), estas edificaciones constituyen la cuestión política y jurídica más grave del DF, muchas veces noticia en las páginas de los periódicos. 142 GDF (1996), pág. 121. 143 La administración militar (1964-1985) fue vital para la irreversibilidad del traslado de la capital, en un claro “efecto Versalles”. 144 Gracias a la presión ejercida junto a este organismo por un sector de la intelectualidad brasileña, liderada por el entonces gobernador José Aparecido (1985-1988), temerosa de que la redemocratización produjera alteraciones en el proyecto de Lucio Costa. 145 Ya antes de la inauguración, Niemeyer apuntó la necesidad de unas leyes que conservaran el Plano Piloto en todos los aspectos (Niemeyer, 1960, pág. 518). 146 Para que un determinado monumento sea considerado patrimonio cultural de la humanidad, ha de haber consentimiento por parte del Estado miembro en cuyo territorio está situado. La obra debe incluir al menos uno de los criterios establecidos por el Comité del Patrimonio Mundial. En el caso de Brasilia, los criterios cumplidos eran el I (representar una obra notable del genio creativo humano) y IV (ser ejemplo destacado de un tipo de construcción o conjunto arquitectónico, tecnológico o paisajístico que ilustre una o más etapas significativas de la historia de la humanidad); Unesco, Operational guidelines for the implementation of the World Heritage Convention. 147 Constitución de la República Federal de Brasil, 5 de octubre de 1988. 141 92 En respuesta a las medidas de protección exigidas por la UNESCO, en 1990 el Instituto Brasileiro do Patrimônio Cultural, el IBPC (actual Instituto do Patrimônio Histórico e Artístico Nacional, IPHAN)148 se hizo cargo del cuidado de la ciudad. Se redactaron legislaciones específicas de conservación, lo que, sumado a la nueva Constitución propia del DF,149 obligaba a elaborar periódicamente Planos Directores de Ordenamiento Territorial (PDOT). Brasilia se convirtió en el campo de acción de organismos federales y organismos del distrito. Esta cohabitación no fue siempre harmoniosa, tal y como evidenció la Ley Santiago Dantas,150 que otorgaba las competencias urbanísticas del DF a agentes externos a su administración.151 En la década de los noventa, los conflictos y la ambigüedad de objetivos fueron en aumento. El primer Plan Director de Ordenamiento Territorial (1er PDOT, 1992)152 mantenía la directriz de ocupar el cuadrante suroeste, ya definitivamente polarizado entre los dos mayores centros, Brasilia y Taguatinga. Para atenuar las crecientes discrepancias entre las ciudades satélite, establecía la obligatoriedad de Planes Directores Locales en todas las regiones administrativas del DF. Esta medida pretendía identificar las vocaciones específicas e indicar formas de desarrollo social y económico.153 Sin embargo, la misma administración que había redactado el primer PDOT, estaba llevando a cabo desde el año 1989 una política agresiva de eliminación de favelas, en el marco del Programa de Asentamiento de la Población con Renta Baja. Esta iniciativa tenía una clara orientación populista y produjo una importante expansión de viviendas. Consistía en la donación de terrenos con una infraestructura mínima pero sin ninguna construcción de casas o barracas, dejando este trabajo en manos de los futuros ocupantes. A pesar de ser una política progresista socialmente, no tiene en cuenta la conservación del medio ambiente ni las zonas prioritarias de expansión. El emplazamiento de estos nuevos asentamientos, en zonas de baja densidad, los convierten en urbanizaciones dormitorio, sin la actividad económica necesaria para generar un 148 Resolución Reglamentaria n.º 04/90, posteriormente modificada por la Resolución Reglamentaria n.º 314/92. Ley Orgánica del Distrito Federal, 8 de junio de 1993. 150 La Ley n.º 3.751, del 13 de abril de 1960, que regulaba la administración del DF, introdujo una visión estática del Plano Piloto, como algo a ser conservado sin modificaciones, una postura que el régimen autoritario posterior reforzó. 151 Primeramente a una comisión específica del Senado y, ya en el ámbito del GDF, el Consejo de Arquitectura y Urbanismo (CAU), posterior Consejo de Arquitectura, Urbanismo y Medio Ambiente (CAUMA), cuya composición siempre estuvo lejos de ser representativa de la comunidad. Actualmente, los asuntos patrimoniales son de competencia del Consejo de Gestión del Área de Conservación de Brasilia, Conpresb. 152 Lei n.º 353, del 18 de noviembre de 1992, y GDF (1992). 153 Hoy en día, de las 28 regiones administrativas, Sobradinho, Candangolândia, Taguatinga, Samambaia y Ceilândia han visto aprobados sus planes locales, y Gama, Planaltina y Guará esperaban aprobación por parte de la Cámara Legislativa. 149 93 número significativo de empleo local, y, al mismo tiempo, refuerzan la segregación espacial, ya de por sí tan acentuada en el DF. En sólo cuatro años se oficializaron seis ciudades satélite más: Candangolândia, São Sebastião, Samambaia, Santa Maria, Recanto das Emas y Riacho Fundo.154 Ante esta situación, no es de extrañar que la promesa más recurrente en las elecciones locales fuera la que aseguraba una correcta distribución del terreno. Paralelamente, durante los últimos ocho años el gobierno del DF está realizando obras faraónicas de ampliación del sistema de vías rápidas en todo el territorio, que resultarán en más expansión y en el aumento de la flota de vehículos particulares.155 En el mismo contexto, otra medida que traerá muchos cambios al tramado urbano será la instalación de un sistema de transporte público con 40 km de extensión, que conectará Brasilia con Taguatinga, Ceilândia e Samambaia. La construcción de esta obra empezó en 1991, sin casi estudios previos sobre su impacto en el uso del suelo, y la mayor parte de sus tramos está en funcionamiento desde 2001. Actualmente se encuentra en la fase final. En el segundo Plano Director de Ordenamiento territorial (2º PDOT, 1997),156 se establece un macro zoneamiento que considera el Entorno como parte de la gestión urbana del DF, al menos formalmente.157 Además de un nuevo centro metropolitano, formado por Taguatinga, Ceilândia e Samambaia (siguiendo la tendencia política convencional de ocupación del cuadrante suroeste), el segundo PDOT reconoce los problemas causados por las construcciones clandestinas e introduce una norma polémica para su regularización: la ampliación del perímetro urbano de Sobradinho y Planaltina, donde existe una mayor concentración de este tipo de construcciones, para facilitar así la ocupación de los cuadrantes noreste y sureste, contraviniendo todas las anteriores directrices ambientales. En 2005 se inició la revisión del 2º PDOT, basada en estudios demográficos que apuntan cambios significativos en la dinámica de la población y que estiman la cifra de 2.580.757 habitantes en 2010. En el censo de 1996, el DF tenía 1.821.946 habitantes (257.583 en Brasilia);158 en 2005, la población era de 2.332.948 habitantes (256.064 en Brasilia).159 Por primera vez, el aumento se debe al crecimiento vegetativo y no a la inmigración; simultáneamente, la población ha experimentado un proceso de envejecimiento, más intenso en las áreas donde la clase media o alta se ha consolidado.160 Estos factores deben tenerse en cuenta para la futuras políticas públicas de vivienda, sanidad, educación y creación de empleo. La propuesta actual da continuidad al plan anterior, pero introduce novedades significativas. El nuevo documento, que estará listo a finales de 2006, profundizará en la política de legalización de construcciones clandestinas y en otras situaciones irregulares del suelo, derivadas de las múltiples invasiones de tierras por parte de las clases sociales más bajas. A pesar de la fuerte oposición de los movimientos medioambientales,161 posiblemente incluya directrices que ayuden a consolidar un tramado urbano más denso y continuado. Más que en anteriores versiones, se está haciendo algún esfuerzo, aunque tímido, para contemplar la imperiosa necesidad de integrar directrices de transporte público y estructuración urbana.162 Aunque se ideó como “la ciudad para el automóvil”, Brasilia está sufriendo serios problemas de tránsito en los últimos tiempos, con tendencia a empeorar en un futuro próximo.163 Si observamos la metrópolis que es hoy Brasilia, son evidentes los desajustes entre, por un lado, el proyecto original, el planeamiento territorial y la gestión urbana; y, por otro, la realidad. La ideología del proyecto del Plano Piloto imponía un tramado urbano polinuclear; los planes de ordenación siguieron esta pauta y no se preocuparon en conseguir un tejido cohesionado, dedicándose la mayor parte del tiempo a legalizar situaciones que la realidad imponía. En el ámbito de la gestión, el gobierno del DF no ha respetado las directrices aprobadas por él mismo, incluso ha construido obras de infraestructura en zonas no prioritarias como, por ejemplo, el recientemente inaugurado tercer puente del lago Paranoá (2003), una enorme inversión que inevitablemente aumentará la población de una zona de crecimiento controlado. 154 A Candangolândia corresponde la ampliación del antiguo acampamento de la Novacap; Samambaia empezó a ser implantada en 1983; São Sebastião se originó a partir de la urbanización de una colonia agrícola; las demás son totalmente nuevas. 155 Batista, “Brasília, pessoas ou carros?” (en Ribas, 2005, págs. 93-108). 156 Ley Complementar n.º 17, de 28 de enero de 1997, y GDF (1997). 157 Sus determinaciones, sin embargo, no se están respetando, y algunas áreas consideradas de uso rural ya han sido urbanizadas. 158 GDF (2001), pág. 7. 159 GDF (2005), pág.15. 94 160 Tal proceso se acentuará en el futuro. El índice de 19 ancianos, con más de 65 años, por cada 100 jóvenes, registrado en el año 2000, pasará a 79 de cada 100 en 2030. Algunos grupos ecologistas proponen el congelamiento del ensanchamiento urbano del DF. Según éstos, cualquier expansión tiene que ser desviada al Entorno. 162 Ver el documento Projeto de lei complementar: proposta preliminar (GDF, 2006). 163 Batista (2005). 161 95 ›› Brasília Hoy BSB botou a Bauhaus no baú [...]. Canción de Renato Matos Al contrario que otras ciudades-capital construidas en el siglo XX, como Canberra y Ottawa, Brasilia se ha convertido en una metrópolis importante por sí misma,164 y en la actualidad es el corazón de la Región Integrada del Distrito Federal y Entorno (RIDE).165 Con 2.948.421 habitantes, es la novena concentración urbana del país y la que tiene la tasa de crecimiento demográfico más alta (3,41% por año).166 Brasilia abarca diferentes universos. La capital concentra las decisiones políticas y los recursos financieros del Estado, además de estar conectada a los circuitos de poder locales, nacionales e internacionales. Es un espacio sofisticado que ofrece muchas ventajas y una calidad de vida excepcional. El número de habitantes disminuye año tras año; su población representa sólo un poco más de un décimo del total del censo metropolitano. La Brasilia patrimonio de la Humanidad, el único conjunto en el mundo de características rigurosamente funcionalistas, existe principalmente en la imaginación de sus defensores, porque las medidas de protección adoptadas consistieron solamente en la sacralización del Plano Piloto, sin aplicar mecanismos de conservación. Brasilia también trae buenas noticias. El lugar escogido por Cruls, Glaziou y Cavalcante de Albuquerque es de una belleza sin igual, gracias a la suave ondulación de sus colinas y a la “inmensidad de horizontes”, a su impresionante bóveda celeste y a los amaneceres y crepúsculos melodramáticos, a la diversidad de la flora nativa, sumado al lago Paranoá y a un inspirado paisajismo. Su relativa juventud, la concentración de recursos,168 y la proximidad al poder ofrecen oportunidades que atraen tanto a ricos como a pobres. Incluso los servicios sociales de las ciudades satélite, con todos sus problemas, son con mucho mejores que los que existen en el resto del país. Además, el traslado de la capital federal al interior del país ha sido el principal incentivo para el desarrollo del hinterland brasileño, creando un desarrollo económico que se difunde por toda la región centro oeste y empieza a alcanzar la región norte. Dado el origen de la ciudad y de sus gentes, la población de Brasilia compone un amplio panel de la sociedad brasileña, de su diversidad cultural, sus contradicciones y aspiraciones. No se ha cumplido la expectativa de que un core planeado induciría a una ocupación ordenada del territorio, utopía esencial de la arquitectura moderna. Las disposiciones urbanísticas del Plano piloto se repiten en las ampliaciones, pero éstas no cuentan con el presupuesto del plan inicial y son realizadas con mucha prisa. Dispersa en un área varias veces superior a la de una ciudad tradicional de igual importancia, Brasilia es una metrópolis que experimenta un crecimiento incontrolado de sus periferias populares, donde se dan altos índices de emigración167 y se adolece de las carencias típicas en las áreas de saneamiento, pavimentación e iluminación, servicios, sanidad, educación, seguridad, transportes colectivos eficientes y baratos y equipamientos culturales y de ocio. 164 Una hipótesis que ayudaría a explicar tal hecho es la elección del lugar. El emplazamiento de estas ciudades se decidió tras fuertes disputas entre metrópolis (en el caso australiano, Sidney y Melbourne; en el canadiense, Toronto y Montreal), mientras Brasilia se asentó en el centroeste de Brasil como resultado de un largo proceso, lo que evitó mayores disputas regionales. Además, la ciudad se construyó en una zona poco habitada y bastante alejada del radio de influencia de las dos metrópolis brasileñas más importantes, São Paulo y Río de Janeiro. 165 Implantada por la Ley Complementar n.º 94, del 19 de febrero de 1998, está formada por el DF, 19 municipios de Goiás y 3 de Minas Gerais. 166 IBGE, Censo Demográfico de 2000. 167 Desde finales de la década de los ochenta, el DF es la región del país que más emigrantes recibe, proporcionalmente. 96 168 Según el Censo de 2000, la renta por cápita del DF es la más alta del país (R$ 14.405) y la participación del DF en el PIB nacional pasó, entre 1985 y 2000, del 1,37% al 2,69%. Estas cifras incluyen también el presupuesto del Gobierno Federal, cuyos gastos representan casi el 60% del PIB del DF. 97