Pereyra, Brenda - Latin American Studies Association

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Entre la Chicha y el Mate:
Identidad y Ciudadanía en Inmigrantes Chilenos
residiendo en Buenos Aires
Brenda Pereyra
Prepared for delivery at the 2000 meeting of the Latin American Studies Associatio, Hyatt Regency Miami,
March 16-18, 2000.
1
I.
Introducción
Ladislao era un inmigrante chileno de origen mapuche. Al morir los
familiares pretendían enterrarlo en el cementerio municipal. Las autoridades les
informaron que para hacerlo debían presentar un documento de identidad
argentino, de lo contrario sería enterrado con un "nn", persona sin identidad
conocida. Entre reproches, pero con un dejo de comprensión, la esposa contaba
que él se había negado a sacar su documento argentino, a pesar de estar en
condiciones de hacerlo, ya que consideraba que implicaba renunciar a su
identidad chilena y mapuche.
El caso de Ladislao no es representativo de la posición de los inmigrantes
frente al tema. Sin embargo, su caso me incitó a reflexionar sobre la importancia
de la identidad y otros los aspectos más allá de lo legal en el ejercicio real de la
ciudadanía o ciudadanía substancial. Desde esta mirada, la ciudadanía es un
proceso y no simplemente un status legal. La forma como este proceso ocurra
depende de las características de los actores así como el escenario en el cual se
desenvuelven. Teniendo en cuenta lo anterior, centro mi análisis en un universo,
espacio y tiempo determinado: la comunidad chilena que reside en el Gran
Buenos Aires (GBA) 1en la República Argentina.
Como base para este análisis utilizaré la información recopilada por tres
investigaciones realizadas junto a Raquel Castronovo2. La primera ahondó en la
forma de inserción y participación de los inmigrantes chilenos en Buenos Aires
reconstruyendo historias de vida migratorias y entrevistas a informantes claves.
Una segunda investigación buscó reconstruir la evolución de los aspectos
sociodemográficos de la inmigración chilena en la Argentina, utilizando como base
los Censos Nacional de Población. El tercer estudio, tuvo como objetivo describir
las condiciones de vida y expectativas de retorno de los chilenos que asisten a los
diecisiete consulados de Chile en la Argentina. También utilicé información
proveniente de una investigación actualmente en desarrollo sobre las asociaciones
u organizaciones de extranjeros latinoamericanos en el GBA.3
Empezaré esta disertación describiendo brevemente la inmigración en
Buenos Aires y más específicamente la chilena en esta ciudad.
II. Inmigración Chilena en Buenos Aires
Chile y Argentina comparten una de las fronteras más extensas del planeta,
que separa la Cordillera de los Andes utilizando el criterio de más altas cumbres
que dividen aguas. El traspaso de población hacia uno u otro lado de la cordillera
1
El Gran Buenos Aires incluye la Capital Federal y 19 Partidos del Conurbano Bonaerense.
Investigación realizada con subsidio de la Universidad de Buenos Aires y un convenio de
cooperación con la Embajada de Chile en la Argentina
3
Esta investigación se desarrolla dentro del marco del programa “Investigaciones Socio culturales
en el Mercosur” en el IDES, Buenos Aires.
2
2
ha sido un fenómeno común a lo largo de toda la historia de la región. Si bien, la
cordillera tiene una imagen de muralla divisoria, en la actualidad sigue siendo un
lugar de encuentro de intercambio y producción (Escolar, 1996).
Según los registros del último Censo Nacional de Población realizado en 1991, la
población de origen chileno que residía en la República Argentina ascendía en
esos momentos a 244.087 personas. Representaba, por lo tanto, el 0,76% del
total de la población residente en este país. Reside en su mayoría en la Región
Patagónica, sólo el 18,4% reside en el GBA.
En la migración chilena en el GBA se distinguen tres oleadas migratorias. Se
diferencian entre sí por la intensidad del flujo, los factores que inciden en el
movimiento y el perfil del contingente migratorio.
La primera es la oleada histórica o económica. Si bien desde el primer censo
argentino a fines del siglo pasado se observa una presencia de migrantes de
origen chileno en esta Buenos Aires, esta es irrelevante. Recién en el censo de
1947 se registra un cambio tanto en la proporción como en la cantidad de
extranjeros de ese origen. Este flujo es básicamente de personas de bajo nivel de
instrucción.
La segunda oleada aparece a principios de la década del setenta y es de carácter
político. Con la implantación de un régimen militar en Chile muchos cruzan la
frontera huyendo de la represión política. Estas personas cambian el perfil general
de los chilenos, ya que en términos relativos con los flujos anteriores, son
personas de mayor nivel de instrucción y capacidad de movilización. Esta
migración política tiene dos picos intensos: principios de la década del setenta y
principios de la década del ochenta, momentos en los que recrudece la
persecución política en Chile.
La tercera oleada aparece en la década del noventa y es la empresaria. En este
período se observan dos fenómenos simultáneos de egreso e ingreso de personas
de origen chileno. La fuerte ola de inversiones chilenas trae consigo un
contingente de profesionales y/o trabajadores altamente calificados que se
asientan en Buenos Aires. Este flujo, aunque no tan importante en número como
el de épocas anteriores, genera un cambio cualitativo en las relaciones internas de
la comunidad chilena y también entre éstos y los argentinos, como veremos más
adelante. El segundo fenómeno que caracteriza esta década es el fuerte proceso
de retorno. Básicamente dos factores inciden en este proceso. Por una parte la
recuperación de la democracia en Chile y la política de retorno llevada a cabo por
el gobierno chileno. Por otra, la crisis económica argentina y el aumento del
desempleo en este país. Resulta imposible cuantificar esta información y estimar
la magnitud de este retorno debido a la escasez de registro de ingresos y egresos
en la Argentina en los últimos años. Una encuesta realizada en el consulado
chileno en Buenos Aires en el año 1997 señala que el 20% de los que allí asistían
pensaban retornar a su país en el transcurso del año 1998. (Castronovo, Pereyra
1998)
3
La superposición de migrantes de estas diferentes oleadas produce, hacia fines de
los noventa, una población chilena con características particulares (Castronovo,
Pereyra, 1997):
- Es heterogénea desde el punto de vista social, político y económico.
- El origen de esta migración es eminentemente urbano. La gran mayoría
proviene del Área Metropolitana de Santiago o ha pasado por esa ciudad como un
primer momento de su historia migratoria. La encuesta en los consulados observa
que el 65,5% vivía en Santiago antes de cruzar la frontera. Otro 14% residía en
ciudades como Viña del Mar y Valparaíso (Castronovo, Pereyra, 1998).
- Están dispersas geográficamente. No es posible definir barrios ni zonas
eminentemente chilenas. Esto no descarta que familias ampliadas se aglutinen en
determinado punto de la ciudad, producto de migraciones en cadena.
La inmigración limítrofe se caracteriza por ser transitoria y pendular. Sin
embargo, si la comparamos la población de origen chileno con otros contingentes
migratorios limítrofes se destaca el alto promedio de edad. Esta, junto con otras
evidencias empíricas, parecería indicar una mayor predisposición de las personas
de origen chileno a permanecer en esta ciudad en forma más estable y
permanente.
III.
La ciudadanía y los extranjeros
La ciudadanía, desde el punto de vista nominal es un status legal adquirido ya
sea sobre la base de las relaciones familiares (ius sanguinis) o por nacer dentro de
sus fronteras (ius soli) o por la combinación de ambas. Los ciudadanos, miembros
de la nación, supuestamente gozarían de la misma cantidad de derechos y
deberes frente al Estado.
Sin embargo, si analizamos el concepto desde el punto de vista substancial
(Ishtiaq Ahmed, 1997) en el acceso real a estos derechos y deberes, vemos que la
definición se achica a la vez que se amplía. Se achica, en la medida que no todos
los ciudadanos de una nación gozan ni ejercen en la realidad de muchos de los
derechos y deberes ciudadanos. Se amplía, ya que muchos de estos derechos
ciudadanos no son exclusivos de los ciudadanos nominales. Muchos de ellos
también incluyen a los residentes dentro del territorio nacional. En este sentido,
Martiniello (1994) define tres categorías de ciudadanos: "full citizens", "denizens" y
"margizens". Los “full citizens” (ciudadanos plenos) son aquellos que gozan de la
ciudadanía nominal. Los "denizens" serían los extranjeros con residencia legal en
el país de acogida. Los "margizens" serían los indocumentados u otras personas
con status legal inseguro. Cada Estado, entonces, define cuáles son los derechos
y deberes de acceso universal para toda la población residente dentro de los
límites del territorio nacional y a cuáles accederán los extranjeros con residencia
legal y cuáles serán exclusivos para los ciudadanos plenos.
4
La sola definición de los aspectos formales no determina el acceso real de los
sujetos de esos derechos. De hecho, no todos los ciudadanos nominales gozan
de igualdad ante la ley. Las minorías sociales tienen obstáculos reales para el
ejercicio de sus derechos. Por otra parte, tampoco es posible suponer que todos
los extranjeros están en igualdad de condiciones. Hay otros procesos y actores
que intervienen en forma directa en el acceso y ejercicio de esos derechos. A
continuación desarrollaré los aspectos que a mi juicio desempeñan un rol más
relevante en dicha construcción.
Intentaremos ahora desarrollar estos tres aspectos y agentes de construcción de
la ciudadanía utilizando como referencia a la inmigración chilena en Buenos Aires
A. EL ESTADO Y LA DEFINICIÓN DE LOS ASPECTOS FORMALES Y
LEGALES DE LA CIUDADANÍA.
El Estado, a través de sus normas y leyes regula la presencia de extranjeros
dentro del territorio nacional. Estas regulaciones van en dos sentidos: la política
migratoria que facilita o dificulta el ingreso, legalización o naturalización de los
inmigrantes extranjeros; y las leyes o normas que definen los derechos y deberes
de los extranjeros en su calidad de residentes, ya sean legales o ilegales.
1) Política migratoria
La política migratoria en la Argentina tuvo como eje la necesidad y el deseo de
poblar el territorio. Este interés se ve plasmado en la Constitución Nacional de
1853 donde el gobierno federal se compromete a “fomentar la inmigración
europea”. En el artículo 20 señala que los extranjeros gozarán de los mismos
derechos civiles que los ciudadanos. Podrán ejercer su industria, comercio o
profesión, poseer bienes raíces, ejercer libremente su culto etc. La “Ley
Avellaneda” (Ley 817 del año 1876) es el marco regulatorio que transforma estos
preceptos en mecanismos concretos que encuadraron la inmigración masiva entre
fines del siglo pasado y principios del actual.
Desde sus inicios, esta política pro-inmigratoria está ligada directamente a la
necesidad de “poblar la nación” atrayendo y reteniendo inmigrantes europeos. La
definición de migrante tenía relación directa con el origen de esos flujos y la tarea
que se esperaba que desempeñaran4. Se buscaba un inmigrante colono que
desarrollara el campo. La implementación de las acciones dirigidas a fomentar
esta inmigración estaba a cargo del Ministerio de Agricultura. Junto con el pago
de pasaje, se le ofrecían facilidades para instalarse en este país. La selección
estaba en el ingreso y los únicos criterios estaban ligados a la posibilidad de
4
Se definía al migrante como “todo extranjero jornalero, artesano, industrial, agricultor o profesor
menor de sesenta años que llegue al país para establecerse pagando pasaje de segunda o tercera
clase o teniendo el viaje pagado por cuenta de la Nación, de las Provincias o de las empresas
particulares protectoras de la inmigración y colonización.
5
trabajar5. Los que no cumplían con estos requisitos, eran repatriados al momento
de su llegada.
Si bien tanto la constitución como la Ley de Avellaneda definían al inmigrante
pensando en el de ultramar, este no fue el único flujo migratorio que llego a la
Argentina. La inmigración limítrofe en 1869 constituía el 20% de la población
extranjera. Las características de este flujo eran muy diferentes: ingresaban por
tierra a través de pasos que no contaban con controles aplicados en los puertos,
era estacional y rural y estaba fuertemente marcada por la pendularidad
(Pancecca, 1998). Los principales lugares de asentamiento eran las zonas
fronterizas.
Luego de la segunda guerra mundial, la inmigración europea ya deja de ser el
principal flujo migratorio y empieza a tomar relevancia la inmigración interna y la
proveniente de países limítrofes. Esta última se desplaza desde las fronteras
hacia el interior y en especial hacia la ciudad de Buenos Aires.
A medida que cambia el perfil del migrante, la normativa migratoria se va
modificando y ajustando. Sin embargo estas modificaciones no se hacen por ley
con trámite parlamentario regular6 sino que se realizan a través de decretos,
algunos de los cuales se transforman en decretos-ley. Estas modificaciones
legislan la coyuntura muchas veces sin tomar en cuenta las características de este
flujo migratorio. Dadas las diferencias con la inmigración de ultramar, estas
modificaciones van dándole progresivamente mayor importancia a la permanencia
de migrante no solo al ingreso.
En el Decreto ley 4805/63 define dos tipos de ilegalidad: ilegales por ingreso
(quienes entran por puntos no autorizados o eludiendo controles) e ilegales por
permanencia (quienes permanecen en el territorio argentino luego de vencido del
plazo de permanencia autorizado). Además autoriza a la Dirección Nacional de
Migraciones a disponer la expulsión y ordenar la detención del extranjero.
En el año 1981 se sustituye la Ley de Avellaneda por la Ley 22.439. En esta se
define tres categorías de ingreso (residentes permanentes, temporarios y
transitorios) y recoge la definición de ilegalidad por ingreso o permanencia. Esta
ley tiene una sección de disposiciones complementarias que recortan fuertemente
los derechos civiles de los migrantes con permanencia ilegal. Los hospitales o
centros asistenciales, entre otras oficinas públicas, están obligados a denunciar
esta situación e impide el ingreso a la escuela que no acredite “para cada curso
lectivo, su calidad de residente permanente o temporario habilitado”.
Si bien ninguno de los gobiernos democráticos cambió esta ley migratoria
realizada en un gobierno de facto, todos ofrecieron amnistías migratorias a través
5
Ser menor de 60 años, no presentar discapacidades físicas y mentales, y no tener antecedentes
penales
6
La última ley que legista sobre el ingreso y permanencia de extranjeros con estas características
es la Ley de Defensa Social de 1910.
6
de los decretos de regulación documentaria"7.
Los beneficiarios de estas
amnistías eran los inmigrantes provenientes de países limítrofes y que estuvieran
“ilegales”. Con la amnistía disminuye en forma substancial los requisitos y costos
del trámite de residencia. La efectividad de estas medidas en la regularización de
la situación legal de los inmigrantes salta a la vista. Hasta 1985, del total de
extranjeros que realizaron tramitación para radicación definitiva entre 1958 y 1985,
el 60% lo hizo a través de los decretos de amnistía (Sassone, 1987)8. Los
gobiernos tampoco derogan estas disposiciones complementarias, aunque no la
aplican.
La inmigración limítrofe ocupa un rol fundamental en esta etapa. En una
economía de pleno empleo, van ocupando espacios laborales que los nativos no
estaban dispuestos a asumir (Mármora, 1993). Sin embargo, a fines de la década
del 80 la crisis económica argentina empieza a dar sus señales en el mercado
laboral aumentando significativamente el desempleo. Surge entonces la idea por
parte de los gobernantes y la sociedad civil, sobre la necesidad de limitar el
ingreso de extranjeros, especialmente aquellos provenientes de países limítrofes.
El Gobierno Nacional endurece su política migratoria. Este cambio va en dos
direcciones, por una parte aumentando las trabas para la residencia o radicación,
y por otra aplicando las limitaciones y sanciones hacia los inmigrantes sin
residencia legal.
La incorporación de Argentina al Mercosur tampoco incidió en la política
migratoria. El libre flujo de capitales no incluye al capital humano. Dado que este
proceso coincide con crisis económicas y desempleo en cada uno de los países
de la región, la política migratoria en lugar de flexibilizarse se ha endurecido.
En el año 1987 se pone en vigencia el decreto 1434 que reglamenta la ley 22.349.
En este se especifica claramente a quienes se le concederá residencia
(permanente o temporaria)9. Los extranjeros deben entrar dentro de estas
categorías consideradas de interés para la nación, tener capital propio para la
inversión o ser pariente directo de un argentino. No se concibe al migrante
7
Decreto 15.972 del 8 de julio de 1949; Decreto 3.364 del 4 de agosto de 1958; Decreto 49 del 3
de enero de 1964; Decreto 87 del 11 de enero de 1974; Decreto 780 del 12 de marzo de 1984 y
Decreto 1.033 del 2 de noviembre 1992.
8
El total es 858.500 y los que fueron beneficiados con las amnistías son 516.277.
9
a) profesionales, técnicos o personal espcializado
b) empersarios, hombres de negocios, artistas, deportistas
c) científicos, profesores, escritores, personas de especial relevancia en el orden cultural, social,
politic, etc.
d) migrantes con capital propio, suficiente para el desarrollo de su actividad industrial, comercial,
agropecuaria, minero o pesquera.
e) religiosos pertenecientes a cultos oficialmente reconocidos.
f) extranjeros que por sus especiales condiciones o circunstancias personales revistan un especial
interés para el país.
g) padres, hijos o cónyuges de argentinos o de residentes permanentes o temporarios o de
personas mencionadas en los incisos precedentes.
7
trabajador dentro de esta calificación.
inmigrantes pobres.
Se busca cerrar las fronteras para los
El decreto 1023/94 deroga el 1434/87. Este es casi idéntico al anterior aunque
agrega en su artículo 15 una nueva categoría de migrante “ trabajadores
contratados siempre que la contratación se celebre por escrito.” Este decreto
exige un contrato de trabajo con firmas certificadas y el contratante debe presentar
los recibos de la DGI (Dirección General Impositiva) y Seguridad Social al día.
Además excluye a los cuentapropistas, quienes no podrían acceder a la residencia
legal.
Además del contrato de trabajo, otra restricción importante es el costo del trámite.
A la tasa migratoria ($200 por trámite) se le suma la legalización de los
documentos10 ante escribano público. Todo el trámite tiene un costo aproximado
por persona de $500.
Como se puede ver por la descripción anterior, esta normativa es altamente
compleja y fragmentada. El migrante rara vez la conoce al ingresar al país, por lo
tanto estas restricciones no parecen limitar el ingreso, pero sí influir en el aumento
de la ilegalidad. A diferencia de lo que ocurría con la inmigración transatlántica,
se le permite ingresar legalmente pero se convierten rápidamente ilegales.
Puestos que el control de los extranjeros está delegado en instancias
administrativas, pueden ser detenidos y expulsados sin intervención del juez
(Pancecca, 1998). La complejidad de la ley y de los requisitos, los transforman
además en víctimas de gestores que muchas veces terminan robándole el dinero
entregado para iniciar el trámite.
2) Acceso a derechos
Señalamos que el segundo aspecto de la ciudadanía desde su aspecto formal
estaría dado por los derechos que se les otorga a los “full citizens” “denizens” y
“marginizens”. Analizaremos el acceso a los distintos derechos ciudadanos de los
extranjeros en la Argentina poniendo énfasis en la inmigración chilena. Se
utilizará la categorización de Marshall (1959) entre derechos políticos, civiles y
sociales.
Los derechos políticos de los inmigrantes pueden ser vistos desde dos ángulos:
en el país de residencia, en el país de origen. En la Argentina, los extranjeros no
pueden votar en elecciones nacionales. Aquellos que residen en forma legal
pueden inscribirse a los registros electorales y elegir sus representantes locales.
Tampoco pueden ejercer cargos en oficinas públicas ni la docencia en nivel
primario y secundario.
En el caso de los chilenos, no existe el voto de la
diáspora, aquellos que residen fuera del territorio de origen no pueden hacerlo en
10
Partida de nacimiento y certificado de antecedentes certificado en Consulado argentino en el
exterior y cédula del país de origen vigente.
8
el país extranjero en el que residen. Sin embargo, pueden seguir ejerciendo el
derecho a voto, siempre y cuando estén inscriptos en los registros electorales. 11
La Constitución Argentina asegura igualdad de derechos civiles a todos los
extranjeros radicados legalmente. Sin embargo su ejercicio real está íntimamente
relacionado con el lugar que cada migrante ocupe en la sociedad argentina.
Como veremos más adelante, mecanismos discriminatorios pueden coartar estos
derechos. Sin embargo, estos derechos están severamente restringidos en el
caso de los inmigrantes con residencia irregular.
En la Argentina, históricamente la educación y salud - como derechos sociales han sido de libre acceso y no arancelado para el total de la población nacional.
Los beneficios sociales de previsión social y salud se canalizan a través de los
trabajadores formales (Grassi, Hintze, Neufeld y equipo, 1994). Los extranjeros
con residencia o radicación definitiva gozan de los mismos derechos como
trabajadores que un nativo.
La “ayuda o asistencia social” es de carácter
residual, sólo acceden a ella aquellos no integrados al mercado de trabajo por
razones ajenas a su voluntad (ancianos, discapacitados, etc.). Las políticas de
asistencia a la pobreza tienen una fuerte impronta clientelística, por lo tanto los
extranjeros y aquellos sin documento argentino quedan muchas veces fuera ya
sea en forma explícita o implícita. No existe en la Argentina políticas sociales
dirigidas a facilitar la inserción del migrante.
El salto cualitativo está en la diferencia de trato entre los inmigrantes legales y
aquellos denominados “ilegales”. Estos últimos no tienen derechos políticos. Los
derechos civiles se ven fuertemente recortados. No pueden participar en el
mercado formal de la economía con las consecuencias sociales que esto implica.
Aquellos que residen en zonas urbanas son mucho más vulnerables ya que en
este ámbito la tenencia de documentos es fundamental para el desenvolvimiento
de la vida cotidiana y el ejercicio de derechos civiles. En esta última década han
aumentando las trabas para la participación en la sociedad de acogida de este
grupo de personas. La asistencia al sistema escolar y salud se ven fuertemente
recortadas.
En síntesis, podemos señalar que los ciudadanos nominales gozan de derechos
semejantes a los inmigrantes legales. Los aspectos formales no definen el acceso
de los extranjeros a ciertos derechos, pero cumplen un rol de techo que define el
máximo al cual pueden acceder según sea status legal.
B. LA SOCIEDAD Y LOS MECANISMOS DE INCLUSIÓN Y EXCLUSIÓN
La construcción desde el Estado de las normas y reglas que estipulan los
derechos y deberes de los nacionales y extranjeros es sin lugar a dudas un
11
En julio de 1997 se reunieron por primera vez en la historia organizaciones de chilenos en
Argentina a fin de buscar una estrategia para conseguir el derecho a voto en su país de origen. Sin
embargo, no pierden su derecho a voto en Chile donde pueden viajar para cada votación.
9
aspecto de la construcción social de ciudadanía. Sin embargo, la sociedad juega
un rol fundamental deconstruyendo y resignificando estos aspectos formales. Sus
miembros o instituciones pueden llegar a facilitar u obstaculizar la participación de
los extranjeros en los distintos sistemas sociales, legitimando o no esos derechos
y aplicando o ignorando ciertas normas.
Surgen aquí dos ejes de análisis. Por una parte, cómo la sociedad - en este caso
la Argentina- construye la imagen del extranjero y de cuáles son sus derechos y
deberes como tal; por otra, qué ocurre específicamente con el inmigrante de
origen chileno.
1) Hacia el inmigrante en general
Como suele decir un chiste popular argentino "los peruanos y bolivianos
descienden de los Incas, los mejicanos de los mayas y aztecas, los argentinos
descienden de los barcos". Esta frase resume la idea, muy arraigada en gran
parte de los argentinos, de que todos tienen algo de extranjero. Discriminar al
extranjero genéricamente sería como discriminarse a sí mismo. Por lo tanto,
desde el discurso oficial se reivindicaba esa herencia migratoria y de país con
"puertas abiertas". En cambio, se categoriza a los inmigrantes. Por una parte,
algunos señalan que, mientras la inmigración europea contribuyó al crecimiento de
la patria, la limítrofe sólo ocasiona problemas. Otros, en cambio, clasifican a los
extranjeros en diferentes categorías: legal e ilegal. El ilegal es demonizado y es
convertido en el "chivo expiatorio" de todos los males: delincuencia, desempleo,
entre otros. 12
Si bien desde la ley se asegura igualdad de derechos, algunos cuestionan la
"justicia" de dicha igualdad. Frente a una situación de crisis y un fuerte
achicamiento del mercado laboral, ¿tienen los inmigrantes igual derecho al trabajo
que los nativos? ¿Se debe priorizar a los argentinos en la selección laboral? Por
otra parte, frente a un achicamiento del Estado, ¿se deben atender en los
hospitales públicos a los “inmigrantes ilegales”? En otras palabras, ¿hasta qué
punto son aplicados los derechos formales en la realidad?
Los prejuicios raciales, nacionales, y de clase no pueden ser eliminados por ley
(Bustelo, 1998) y estos afectan en forma directa la igualdad de condiciones para el
acceso a ciertos bienes sociales. Los prejuicios no son comunes al total de la
población extranjera, como así tampoco al total de personas de cada comunidad.
La discriminación, como la manifestación de un prejuicio en acciones, es más
sentida por algunos sectores de la sociedad. Un ejemplo de ello es lo que se ha
denominado desde los medios de comunicación “detención policial por portación
12
En un estudio realizado con la migración chilena pudimos observar que la gran diferencia entre
legales e ilegales era la fecha de ingreso. Las diferencias en nivel de educación entre ambos
grupos no eran significativas (Castronovo, Pereyra, 1998).
10
de rostro”13. Los inmigrantes sin residencia legal también son víctimas de maltrato,
explotación laboral, sin denunciar dichas situaciones por miedo a la deportación.
Por otra parte, estos prejuicios no son homogéneos en la totalidad de la población.
Algunas instituciones sociales facilitan la participación de los ilegales en la
sociedad o ignorando ciertas normativas vigentes. En la ley Nº 22.439 se prohibe
dar trabajo u alojamiento a inmigrantes ilegales con sanciones a quienes lo hagan.
Sin embargo, esa sanción rara vez se aplica.
Otra forma de facilitar la participación es usar los resquicios legales en una
normativa que muchas veces no es compacta ni coherente. En la Argentina, la
Constitución Nacional ha ratificado la Declaración Universal de Derechos
Humanos. A su vez, existen leyes y decretos nacionales, provinciales y
municipales que en muchos casos son contradictorios. Por otro lado, cada
institución tiene normas burocráticas que a veces facilitan o entorpecen el acceso
a inmigrantes legales o ilegales. Pongamos un ejemplo. Las escuelas reciben
normas administrativas que le impiden inscribir en el listado de alumnos a un niño
que no tenga documento de identidad argentino.
Las directoras, con
preocupación social y deseo de dar educación a esos chicos, los derivan a un
Organismo No Gubernamental de atención a extranjeros. Este organismo eleva
una nota señalando que según la Declaración Universal de Derechos del Niño,
todo niño tiene derecho a recibir educación, por lo tanto no pueden impedir el
ingreso de este a la escuela. Con esa nota, sin ningún valor judicial, la directora
se escuda para inscribir a los chicos en la escuela, sin embargo no pueden darles
un certificado o título que acredite su paso por la escuela. Los hospitales muchas
veces restringen el acceso a los servicios a aquellos que no tienen documento de
identidad argentino. Esta limitación no es común ni pareja en todos los hospitales,
mientras algunos solicitan el documento para ser atendido otros lo hacen
solamente frente a tratamientos de alto costo o complejidad.
2) Hacia los chilenos
Entre chilenos y argentinos no hay fuertes diferencias culturales, raciales ni
idiomáticas. Hay muchas más diferencias al interior de cada país que lo que se
observan entre uno y otro. Las diferencias sociales y políticas marcan una
estructuración interna que en Chile es aún más marcada.
Por ejemplo, un
empresario señalaba que él sentía que tenía mucho más en común con un
empresario argentino que con un compatriota obrero rural. Lo mismo ocurre en el
ámbito político. Un socialista chileno siente tener muchos más elementos en
común con una persona del mismo pensamiento político en Argentina que con un
militar en su país de origen.
13
Si bien las detención de extranjero son mayores en proporción que los nativos, la cantidad de
juicios y sentencias no marcan ninguna diferencia entre los grupos. Incluso, los cometidos por los
nativos son de mayor gravedad.
11
A pesar de esta cercanía, los conflictos y prejuicios mutuos subsisten en forma
latente saliendo a flote en determinadas circunstancias. En la imagen negativa de
los argentinos hacia los chilenos es posible distinguir dos lógicas diferentes: de
guerra y de status diferencial.
Lógica de guerra. Se ve al "otro" como una amenaza a la soberanía o la
estabilidad nacional. Desde este punto de vista, el chileno siempre buscaría sacar
ventaja perjudicando al argentino.
Esta lógica tiene un sustento en los conflictos limítrofes que fueron una contante
hasta el año 1999. Además fue incentivado por los gobiernos militares quienes
debían justificar así medidas de protección. Esa hipótesis de conflicto es más
fuertes en situaciones en las cuales la amenaza se siente más inminente.
Lógica de status diferencial. En esta el otro es un ser "inferior" y cargado de
características negativas.
Las dos lógicas tuvieron diferentes énfasis en las distintas olas y momentos
migratorios.
Durante lo que denominamos “primera oleada”, el prejuicio más común era el del
chileno “muerto de hambre” y muchas veces ladrón y borracho.14 La lógica de
guerra era totalmente explícita. Las posibilidades de conflicto armado entre
ambos países era una posibilidad concreta. Estos conflictos se intensifican en dos
hitos históricos: el conflicto por el Beagle y la Guerra de Malvinas ambos a
principio de la década del 80. En este momento muchos chilenos (especialmente
los residentes en la Patagonia) fueron deportados y expulsados de sus trabajos.
Algunas escuelas llegaron a negar el ingreso de chilenos a sus instituciones
educativas. Durante la Guerra de Malvinas, los argentinos sospechaban de la
cooperación chilena con Gran Bretaña y por lo tanto veían a los chilenos como
enemigos.
En los últimos años la imagen que gran parte de los porteños15 tiene de Chile
parecería haber cambiado. El desarrollo económico chileno y su exitosa política
económica lo han transformado en un modelo al que algunos quieren imitar. Este
cambio de imagen repercute también en los chilenos que residen en esta ciudad,
quienes sienten que se los trata con mayor respeto. Sin embargo, aun hay ciertas
demostraciones de rechazo e incomodidad frente a la posibilidad de que una
persona de nacionalidad chilena asuma un rol de liderazgo o poder superior a los
nativos.
La lógica de guerra no está tan relacionada con una guerra armada y real sino con
una “invasión” silenciosa. La compra de empresas públicas de servicio en la
14
Estas observaciones surgen a partir de un trabajo con Historias de Vida de migrantes chilenos.
Para mayor información ver Castronovo, Pereyra 1994)
15
Nombre que se le da a los que han nacido en la Capital Federal.
12
Argentina con capitales chilenos fue vista con ojos bélicos. Titulares como “la
invasión silenciosa” sintetizan esta visión. Por ejemplo, era común escuchar
decir “ahora los chilenos no necesitan invadirnos, simplemente nos cortan la luz y
nos ganan la guerra”. En esta imagen se supone que todos los capitales de una
empresa son manejados por chilenos y que estos responden a intereses políticos
más que económicos
Esta lógica de guerra también se utilizaba a la hora de evaluar el resultado de las
negociaciones frente a los conflictos limítrofes. En un estudio realizado a ambos
lados de la frontera 16 se observó que la imagen del “otro” a uno u otro lado de la
frontera era semejante. Tanto los chilenos como los argentinos sentían que el otro
país siempre salía favorecido de los conflictos limítrofes y que todo lo que el otro
propusiera los iba a perjudicar.
Resulta imposible aseverar que los prejuicios han disminuido. Lo que siente el
chileno que vive en la Argentina es que este ha ido cambiando de contenido con el
tiempo.
C. EL INMIGRANTE Y SU IDENTIDAD NACIONAL
La ciudadanía no es sólo un status legal, también es un derecho que se ejerce
(Roberts, Bryan, 1995). Para ejercerlo, es necesario estar consciente de que ser
beneficiario y apropiarse de él y apropiarme. ¿Influye la identidad nacional en el
ejercicio de los derechos? ¿Qué rol ocupan en este proceso las organizaciones
de extranjeros?
1) Identidad nacional y nacionalidad
La nacionalidad constituye un aspecto en la identidad de gran mayoría de las
personas. "De dónde soy" es un concepto construido por distintas capas con
diferentes niveles de abstracción. El barrio, la ciudad, el país, la región son partes
de esa autodefinición relacionada con el anclaje geográfico de nuestra identidad.
Cuando hablamos de nacionalidad, nos referimos a la pertenencia a una Nación
delimitada geográficamente. Pero ese "de dónde soy" tiene fuerte contenido
simbólico y otorga un sentido de pertenencia. En el caso de la migración
internacional, esa definición "de dónde soy" se amplía. Además de ser del lugar
que lo vio nacer, también pertenece al lugar de residencia actual. Cada inmigrante
convive con esa identidad transnacional de diferentes maneras. Los chilenos que
emigran a la Argentina muchas veces sienten que en Chile son vistos como
argentinos por su forma de hablar y comportarse, mientras que en Argentina
siguen siendo chilenos. A pesar de lo anterior muchas veces confiesan: mi
cuerpo está en Buenos Aires pero mi corazón sigue en Chile.
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El estudio fue realizado por la Embajada de Chile en la Argentina. No hay publicaciones
oficiales.
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El “ser chileno” es un concepto abstracto cuyo contenido lo dan tanto los que se
apropian de ese “ser” como aquellos que se relacionan con un exponente de ese
“ser”. Además de tener diferente contenido para cada persona, este se manifiesta
en forma distinta según el contexto de interacción en que se aplique. En Buenos
Aires, algunos chilenos con radicación legal tenían problemas para alquilar una
propiedad o inscribir su hijo chileno en la escuela. A esto se suman las agresiones
cotidianas de las cuales eran objeto, incluso de sus propios vecinos.
La "chilenidad" está marcada por un sentimiento de pertenencia, sentimiento que
se traduce en prácticas determinadas como por ejemplo comer cierta comida,
ponerse una camiseta, o festejar las fiestas patrias. También puede ser por
omisión, negándose a desarrollar acciones típicas argentinas con el fin de no
“parecerse a un argentino”. Pero también puede demostrarse en actitudes o
formas de reaccionar frente a determinadas situaciones. El contenido de esas
prácticas varía de persona a otra.
Surge una pregunta central ¿Puede afectar el contenido que se le adjudique a "la
chilenidad" en el esfuerzo por conquistar o defender ciertos derechos en la
Argentina_
Dada la importancia que reviste la legalización de la condición migratoria en el
acceso a derechos sociales. Dividiré entonces el análisis en dos puntos: acceso a
residencia legal, acceso a derechos
Acceso a residencia legal
Para obtener una residencia legal, el inmigrante debe por una parte, cumplir con
los requisitos necesarios y por otra conocer cuales son los medios para obtenerlo
y de las redes necesarias para llegar a él.
Cumpliendo con los requisitos
mínimos, obtener un documento es una decisión en el cual cada inmigrante evalúa
la relación entre costos y beneficios de la acción. Los costos pueden ser
económicos, de tiempo y esfuerzo. Por otro lado se pesan los beneficios. Los
beneficios son diferentes para cada persona según cuales son sus posibilidades
concretas de participar en su entorno sin una residencia legal en un momento
histórico determinado y las expectativas sobre su futuro en este país de acogida.
Esta correlación así como la carga que le otorgue a los beneficios y costos definirá
en cierta medida el esfuerzo que esté dispuesto a realizar para obtenerlo.
Si bien los requisitos para obtener la residencia legal por el procedimiento
convencional hacen casi imposible para la mayoría de los inmigrantes limítrofes,
existen formas de sortearlos.
El mercado negro de documentos permite
conseguirlos a un costo que aveces duplica el oficial. Algunos se endeudan para
conseguir el documento. Otros en cambio, dejan pasar amnistías migratorias sin
acogerse a ellas. Esto permite entender que estos obstáculos no son los únicos
en el camino hacia la obtención del documento.
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Una de esas variables tenidas en cuenta a la hora de evaluar la decisión es el
costo a la identidad nacional.
Este elemento es fundamental al analizar las razones de la baja proporción de
personas que obtienen su carta de ciudadanía en la Argentina. Por una parte,
queda claro que las ventajas comparativas de ser ciudadano argentino son pocas.
Por otra, la gran mayoría señala que el costo en la identidad demasiado elevado
como para tener en cuenta esa posibilidad. Una persona entrevistada contaba
que en Buenos Aires tenía un hermano que había dejado de ver por muchos años.
Al preguntarle sobre las razones de esa ruptura, señaló: “él se nacionalizó
argentino para tener un trabajo y eso no se lo perdonaré, es traición a la patria”.
El chileno que obtiene la nacionalidad argentina debe renunciar a su nacionalidad
chilena y eso aumenta aún más el costo. Además, cuando una persona nacida en
Chile y nacionalizada en el extranjero vuelve a su país de origen, suele ser
maltratada por los agentes fronterizos quienes además de insultarlos los tratan de
“traidores” y debe sufrir las duras críticas de sus familiares.
En el caso de la residencia legal la relación costo beneficio es diferente. Los
beneficios de tener documento de identidad son altos y supuestamente no existen
costos en la identidad. Sin embargo nos encontramos con situaciones como la
señalada en la introducción. Personas que se niegan a radicarse en la Argentina.
Para Ladislao (el caso planteado en la introducción), como para otros inmigrantes,
sacar un documento en el lugar de residencia era asumir que permanecerá en la
Argentina durante un período de tiempo prolongado. Conocí a una mujer con
estudios secundarios completos que vivía hacía diez años en la Argentina y nunca
había querido sacar su documento17 porque se negaba a pensar que su estadía
en este país sería permanente. La sensación constante de estar “en tránsito” y con
intenciones de volver (más ligadas a la fantasía que a posibilidades concretas),
hace que la relación costo beneficio parezca mayor.
Por otro lado, muchos confunden radicación con nacionalización. Suponen que al
obtener el documento argentino serán argentinos, por lo tanto se niegan a
tramitarlo.
Ejercicio de los derechos
La "chilenidad" y su contenido también cambia en cada migrante. ¿Que es ser
chileno, que es ser argentino? ¿Hasta qué punto estoy dispuesto a dejar aspectos
de lo que considero parte del “ser chileno” en función de mi inserción en la
Argentina?
Estas preguntas tienen respuestas personales y marcan la forma de relación con
este nuevo contexto que les toca vivir.
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Había vivido dos amnistías migratorias en la Argentina y no se acogió a ellas.
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Si bien estos son dos casos extremos, todos los migrantes viven una tensión entre
el apego a sus prácticas y costumbres de origen y la incorporación de nuevas
pautas de comportamiento. ¿Cómo será el vínculo concreto y simbólico con el
país de origen? Esta relación no es la de un juego de suma cero, en el cual en la
medida que me incorporo a la sociedad de recepción voy perdiendo características
propias de mi país de origen. Muchas veces ocurre en el sentido inverso, en la
medida en que logro mantener vivos aspectos de mi “chilenidad” puedo
incorporarme a la sociedad de recepción de una forma más sana.
Pero las diferencias no existen únicamente entre los nativos, también la podemos
encontrar entre los extranjeros. En algunas ocasiones el extranjero es visto como
"intruso" y muchas veces es el propio inmigrante quien asume esta condición. Un
intruso es una persona que entra sin ser invitada ni bienvenida. Al intruso hay que
echarlo porque no pertenece ni debe pertenecer en un lugar.
Muchos inmigrantes se sienten "intrusos", creen que el trato que deben recibir es
diferente al del nativo. Frente a un acto discriminatorio reaccionan en forma
pasiva, suponiendo que es parte del costo de su calidad de inmigrante. Muchos
tampoco asumen actitudes reivindicativas frente al maltrato. Incluso algunos
líderes de organizaciones consideran que no debe flexibilizarse la ley migratoria
porque los "argentinos tienen derecho a proteger su mercado de trabajo"18.
Sin embargo, otros inmigrantes viven la situación contraria. Sentirse discriminado
por su nacionalidad los hace percibir la necesidad de reivindicar aun más su
origen.
Por otro lado, también hay diferentes formas de responder a la pregunta ¿cuales
son los deberes de los inmigrantes? Durante el año 1999 se firma un Convenio
Bilateral con Bolivia y Perú para que los extranjeros legalicen su situación a
cambio de pagar impuestos y jubilación como autónomos, surgió el debate al
interior de estas comunidades. Ellos cuestionan ¿Deben pagar jubilación si
piensan retornar? ¿Deben pagar impuestos si muchos argentinos no lo hacen?
En síntesis, podemos decir que la identidad nacional - el énfasis que se ponga en
ella y su contenido - así como la intención de retorno, son elementos que influyen
en la imagen respecto cuales son los derechos y deberes de extranjeros. La
evaluación costo beneficio respecto a la nacionalización o residencia en la
argentina, incluye también elementos identitarios que supuestamente se perderían
en esta nueva condición legal.
2) Organizaciones de extranjeros
La necesidad de nuclearse entre extranjeros de un mismo origen en la sociedad
de acogida es un elemento constitutivo del fenómeno migratorio. Las
organizaciones de extranjeros son parte de la red de contención que desarrollan
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Presidente de la FEDACH, Federación de Asociaciones chilenas.
16
diferentes comunidades con una doble intención: mantener vivo los recuerdos y
patrones culturales de origen y facilitar la inserción en el nuevo lugar de
asentamiento.
La noción de “nosotros” se construye en torno a una localidad geográfica
determinada, que puede variar en su magnitud: una ciudad, una zona geográfica,
un país o una región. A esta delimitación geográfica se le suma otra definición
que puede caracterizar el tipo de participante (género, actividad productiva) o los
objetivos o actividades en torno a la cual se nuclean (religioso, cultural, social).
Por ejemplo: mujeres mercosureñas, pastoral paraguaya, damas de Chile entre
otras. También se diferencian entre sí en los grados de formalización y
continuidad de sus actividades.
Por lo anterior, podemos decir que las organizaciones de extranjeros son múltiples
y variadas. La mayoría de ellas toma como criterio de definición geográfica el país
del cual provienen.
Las organizaciones de extranjeros reflejan la historia migratoria argentina. Las
organizaciones de inmigrantes latinoamericanos19 surgen a partir de la década del
’40. Estas nunca lograron el esplendor y la relevancia social que lograron las
europeas de principio de siglo.
En su mayoría están definidas como
organizaciones sociales y cultural.
El retorno a la democracia consolida y afianza a las organizaciones de
colectividades extranjeras.
Surge la FAC (Federación Argentina de
Colectividades) como un nexo entre los extranjeros y el Estado Argentino.
Muchas de las organizaciones obtienen su personería jurídica. Pero es solo en la
década del ’90 cuando este rol político se traslada también a las diferentes
colectividades. Cada una de las colectividades chilena, boliviana y paraguaya se
nuclean en una Federación. Estas federaciones buscan aunar fuerzas para
aumentar su poder político negociando derechos ciudadanos con el Estado
Argentino y con el de origen. Este nucleamiento surge también frente a la
rigidización de la normativa migratoria y a los hechos de xenofobia y
discriminación de los cuales son objetos con mayor intensidad en este período.
Esta nueva etapa implica también nuevos desafíos.
Deben ahora ser
"representativos" de los intereses y necesidades de su colectividad, objetivo que
hasta ese momento no estaba presente. Esta representación implica legitimarse
al interior de la colectividad y hacia los organismos o gobiernos con los cuales
pretenden actuarán de intermediarios.
Sin embargo, existen ciertos obstáculos que impiden que ocupen un rol más activo
como organizaciones de la sociedad civil y que dificultan su consolidación como
representantes de su colectividad.
19
Con excepción de la uruguaya que funda el "Club Oriental" en el año 1890.
17
- Segmentación social - La diferenciación social que existe en los países de
origen se traslada a la ciudad de Buenos Aires. Estas federaciones no nuclean al
total de organizaciones de cada colectividad. Se unen a ellas en su mayoría
centros culturales, deportivos y sociales los que agrupan a los inmigrantes con
mayores dificultades económicas. Las personas con mayor poder adquisitivo
tienen sus propias organizaciones, más ligadas a las embajadas y consulados, y
no participan ni apoyan estas organizaciones.
- Segmentación político partidaria - La mayoría de las organizaciones tiene una
afiliación o simpatía hacia un determinado partido político del país de origen. Esto
es más notorio y claro en la colectividad paraguaya y uruguaya. Por la cercanía
geográfica con su lugar de origen, Buenos Aires es un distrito electoral importante.
Esto dificulta el nucleamiento y trabajo en conjunto.
- Escasa participación. La mayoría de las organizaciones funciona con socios
pero son ambiguos a la hora de especificar su cantidad. Ellos además se quejan
de la “falta de participación” y compromiso por parte de los socios o la colectividad
en general la que se acerca frente a las festividades.
- Resistencia al cambio. Tanto los participantes como el resto de la comunidad
los ve como una organización social, cultural o deportiva. Muchos de sus
miembros consideran que participar activamente con una función política no sólo
escapa a sus objetivos sino que además deteriora las organizaciones.
Estos problemas también están presentes en las organizaciones chilenas. La
posición política fue un eje divisorio muy fuerte durante el período de dictadura
militar en Chile. En ese momento, organizaciones tales como “Chile libre”
militaron desde Argentina para lograr el retorno a la democracia. Si bien hoy la
mayoría se define como apartidaria, cada persona elige la organización que más
concuerde con su pensamiento ideológico.
El eje principal y que diferencia claramente la organización es la situación social y
económica de sus miembros. Los clubes sociales y deportivos son abiertos a toda
la comunidad aunque en general conglomeran a sectores de estratos
socioeconómicos medios y bajos. Las organizaciones “Damas de Chile” y
“Amigos de Chile” son de carácter netamente elitista y mantienen una fuerte
relación con los organismos oficiales chilenos en la Argentina.
En los últimos años se funda una organización con perfil diferente: " Red solidaria
de chilenos en la Argentina". Esta institución organizada y coordinada por
profesionales de esta nacionalidad que viven en Buenos Aires tiene como objetivo
brindar ayuda a los compatriotas, generalmente residentes en el GBA, que
necesiten apoyo frente a una coyuntura. En este caso, la estructura social
diferencial permanece. Los ayudados y los que ayudan tienen posiciones
diferentes en la estructura social.
18
En el año 1997 surge la FEDACH (Federación de Asociaciones Chilenas)
aglomerando a las organizaciones que en ese momento tenían personería jurídica
en Buenos Aires. El año 1999 logra ampliarse a escala nacional siendo la primera
(y por ahora única) colectividad que logra este objetivo. El objetivo actual es unir a
todas las Federaciones de chilenos residentes en el exterior. El énfasis de su
accionar es político y va dirigido a ampliar sus derechos tanto en Chile como en
Argentina. Su principal logro en Argentina es la aprobación de un proyecto de ley
de la Provincia de Buenos Aires, elaborado por ellos, para la inscripción
automática de extranjeros en los registros electorales para elegir autoridades
locales y provinciales. Según ellos, este era el paso previo para negociar el
acceso a puestos políticos, algo que la ley hasta el día de hoy lo impide.
Su principal objetivo en Chile es lograr el derecho a voto de la diáspora. Sus
negociaciones en ese sentido van avanzadas. Como parte de esa estrategia de
negociación, mostraron su capacidad de convocatoria movilizando a más de 9.000
chilenos que cruzaron la frontera desde todo el país para participar en los comicios
presidenciales en su país de origen.
Además organizaron una reunión
internacional de chilenos residentes en el exterior.
El resto de las colectividades admira esa capacidad de negociación y movilización.
Pero la FEDACH trabaja en forma aislada. No participa activamente ni en la
Federación de Colectividades ni con otras Federaciones Latinoamericanas. Ellos
justifican esa distancia por sentir que no comparten la misma problemática social.
A pesar de gozar prestigio fuera de la colectividad, no ocurre lo mismo a su
interior. Las críticas van en dos sentidos: a que impiden la integración plena del
chileno en el país de residencia, tienen objetivos políticos personales poco Un
ejemplo de esta visión crítica es la cita del cónsul chileno en Argentina.
“Un importante número de transandinos no responde a la convocatoria de los
llamados Centros Chilenos. Esta actitud obedece a múltiples factores culturales,
diferente instrucción, poca claridad en los objetivos promovidos por tales
entidades. Pero fundamentalmente ello radica en la búsqueda primordial y
prioritaria del migrante chileno por insertarse en la sociedad en la cual se
encuentran ahora afincados, dejando de lado cualquier otra inquietud que pueda
interferir en este propósito"(Rodríguez, 1997) Las prácticas de mantenimiento de
algunos aspectos culturales son evaluadas como “persistencia en mantener activo
su nostálgico recuerdo de la patria”.
IV. Reflexiones finales
Al comprender la ciudadanía como un proceso de construcción en el cual inciden e
intervienen diferentes actores, el panorama se complejiza. La lucha por leyes más
flexibles y que promuevan la igualdad es un elemento necesario pero no
excluyente y definitivo. Este trabajo es un punta pie inicial para reflexionar sobre
los factores que inciden en el ejercicio de la ciudadanía substancial de los
extranjeros. Sostiene que para que los derechos ciudadanos sean ejercidos por la
19
población deben ocurrir tres procesos simultáneos e interrelacionados. Primero,
deben existir los derechos formales que así lo asienten así como los mecanismos
para su efectivización. Estos derechos deben ser legitimados y el inmigrante debe
conocerlos y sentirse sujeto de esos derechos.
Las acciones dirigidas a ampliar o garantizar los derechos de los inmigrantes no
deberían olvidar estos aspectos cualitativos de la ciudadanía.
La situación de los chilenos en Buenos Aires es particular. La cercanía con el
lugar de origen influye en que muchos sientan su residencia como transitoria y
esta percepción influya en su interés por participar activamente en la ampliación
de derechos en Argentina. A su vez la “doble pertenencia”, compartir la chicha con
el mate, muchas veces es sentido como una traición a la patria. La forma como se
vive “la chilenidad” también puede influir en este proceso.
Las organizaciones de extranjeros se han modificado substancialmente en esta
nueva etapa. Su capacidad de enfrentrar los nuevos desafíos que enfrentan
definirá su futuro y el rol que ocupen en el futuro.
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