Email : [email protected] CHILE: ¿BIENES PÚBLICOS O PRIVADOS? Waleska Aravena Chile pretende ser el primer país desarrollado de la región latinoamericana en unos cuantos años más, dando un pie adelante y, dejando atrás el nombre de país sub desarrollado. La estabilidad política y las cifras macroeconómicas se encuentran dentro de los límites favorables. Por ejemplo, el Banco Central de Chile, organismo autónomo del Estado y encargado de la estabilidad de precios, ha mantenido la inflación cercana al 3%, que justamente es la meta de inflación . Asimismo, la economía chilena destaca por su solidez en las Políticas Fiscales y en el crecimiento económico del país, aun así cuando el escenario económico internacional muestra evidentes señales de recesiones y crisis, como es el caso de la actual condición de Europa y Estados Unidos. Sin embargo, a pesar de la destacable y admirada posición económica de Chile frente al análisis internacional, el bienestar de muchos chilenos está en duda. ¿Cómo es posible que una nación que ha sido capaz de mejorar sus variables macroeconómicas y que es aplaudida en estos términos a nivel mundial, no sea capaz de garantizar a sus habitantes el abastecimiento y entrega de servicios y bienes públicos de calidad y opte, como mejor opción de gestión, por la entrega de la administración y comercialización de estos? Al parecer, ser un país desarrollado va más allá de concretar los tan anhelados parámetros cuantitativos. Chile necesita innovación, pero no en el ámbito tecnológico, sino que innovación en términos humanos; necesitamos avanzar en una economía social, partidaria de recuperar el sentido cooperativo que beneficie y permita a cada persona ser considerada como tal y no como agente económico, apto para recibir los derechos básicos que un Estado bien conformado y responsable debería avalar sin condiciones ni discriminaciones. Remontándonos a mediados del año 2006, se inicia en Chile una Movilización Estudiantil protagonizada por estudiantes secundarios de la época. El pronunciamiento estudiantil nace como una crítica a la Ley Organiza de Constitucional de Enseñanza (Ley n°18.962) . La propuesta de los estudiantes era eliminar la LOCE y crear una nueva constitución de enseñanza que respaldara una educación igualitaria para todos los habitantes de Chile. Luego, a inicios del año 2007, Chile vive un caos colectivo en la ciudad de Santiago: comenzó a operar el TranSantiago . El antiguo sistema de transporte público santiaguino, conocido como “las micros amarillas” quiso ser mejorado y reemplazado por un proyecto de transporte moderno que prometía facilitar y mejorar sustancialmente las condiciones de movilización de la gran mayoría de los santiaguinos a lo largo de la gran capital. No obstante, la opinión pública consideró en ese entonces que el proyecto fue implementado sin tener la seguridad de que el propósito fundamental de éste nuevo plan funcionaria. El día 10 de febrero de 2007 todos fuimos testigos del desorden y desconcierto de los transeúntes, debido a la mala organización del nuevo sistema público de transportes. Entre el período 2006 y 2007, la sociedad chilena se empoderó de éste escenario y comenzó a poner en tela de juicio la estructura organizacional del país y qué tan favorables eran los componentes de éste sistema para el impulso colectivo de los chilenos en pro de mejorar las condiciones de vida en aspectos muy puntuales. Considero éstos hecho s históricos de nuestro país como los hitos sociales que marcaron la diferencia; se promovió que la opinión de tantos chilenos fuese emitida y escuchada. Es ahí, dentro de la línea de tiempo de la crónica chilena, cuando se inicia una seguidilla de manifestaciones y protestas sociales; era tiempo de que los derechos de los chilenos fuesen exigidos y que el Estado de Chile prestara atención a las demandas colectivas. Por ésta misma razón, es menester cuestionar el manejo general de los servicios y bienes públicos del Estado Chileno a partir de éstos hitos hasta hoy en día. El debate nacional actual gira en torno a cinco servicios y bienes públicos, que en el presente su condición de “Públicos” no es tal, sino que más bien son bienes privados. Estos servicios y bienes son el Agua, la Salud, el Transporte, la Previsión y la Educación. Un aspecto muy interesante y relevante con respecto a este tema nace cuando se extrapola éste cuestionamiento hacia otros horizontes. En otras palabras, cuando no solamente nos referimos a Santiago. Las otras catorce regiones de nuestro país, con sus imperantes paisajes y llamativas costumbres, también están perjudicadas por los bienes privados de Chile. www.ciudadescompetitivas.org