Sentencias de la Sala de lo Constitucional

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Sentencias de la Sala de lo Constitucional
Sentencias de la Sala de lo
Constitucional
Henri Fino*
Palabras clave:
Sala de lo Constitucional, sentencias,
partida secreta, libertad de prensa,
sistema electoral
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Introducción
Desde que fue electa esta Sala de lo
Constitucional, despertó expectativas. Para
algunos, era una Sala de muy buen nivel; para
otros, estaba suficientemente balanceada y
no habría dominación ideológica o partidaria
en sus resoluciones; otros opinaban que era
más de lo mismo. Sin embargo, nadie, ni los
partidos políticos ni la sociedad civil, pensó
que estos cuatro magistrados recién electos
en la Sala darían un cambio importante a
la justicia constitucional en El Salvador. Las
opiniones vertidas se basaron en la forma
como se realizaron las negociaciones para su
elección, la cual finalizó en Casa Presidencial,
con el presidente como “mediador”, y que
incluyó la elección del fiscal general de la
República.
Hubo una primera sorpresa que, aunque
no presagiaba todavía lo que está atravesando la institucionalidad en El Salvador, era
para encender las alarmas, por lo menos al
interior del Órgano Judicial: el presidente,
recién electo, dicta disposiciones administrativas tendientes a optimizar el recurso con el
que se cuenta, obteniendo como respuesta
una oposición de los once magistrados que
completan la Corte Suprema, mientras que
los otros tres de la misma Sala apoyaron las
medidas. Esta férrea oposición de los magistrados, al ver disminuidos sus privilegios o que
los recursos con los que contaban no estaban
directamente al servicio de su función, es el
precedente de denunciar penalmente ante la
FGR a los cuatro miembros de la Sala de lo
Constitucional, no sin antes haber pasado por
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discusiones estériles e irrespetuosas que obstruyeron el trabajo que se debía desarrollar en el
ente colegiado.
Pero ¿de dónde sale la Sala de lo
Constitucional? Esta Sala es creada por la
Constitución de 1983. En la Constitución
Política de 1962, remitía a la ley secundaria
la distribución en Salas de la Corte Suprema,
regulaba que era compuesta por diez magistrados, uno de los cuales era el presidente
(art. 82), otorgaba ese mismo cuerpo legal la
facultad de resolver amparos y casaciones a
la Corte Suprema de Justicia, así como que
ella era la única competente para declarar
la inconstitucionalidad, de manera general y
obligatoria, de leyes, decretos y reglamentos.
Como se ha dicho, con la nueva Constitución aprobada en diciembre de 1983, se crea
la Sala de lo Constitucional. El artículo 174 dice:
La Corte Suprema de Justicia tendrá una Sala
de los Constitucional a la cual corresponderá
conocer y resolver las demandas de inconstitucionalidad de las leyes, decretos y reglamentos,
los procesos de amparo, el hábeas corpus, las
controversias entre el Órgano Legislativo y el
Órgano Ejecutivo a que se refiere el art. 138 y
las causas mencionadas en la atribución 7.ª del
art. 182 de esta Constitución.
de Constitucionalidad que estuviera fuera de
la Corte Suprema y cuya atribución exclusiva
fuera esa, el conocimiento de la constitucionalidad de las leyes, decretos y reglamentos.
En el proceso de negociación para dar
por terminado el conflicto armado, el Órgano
Judicial también fue sujeto a un diálogo y
negociación; no era extraño, pues este Órgano,
aún con la Constitución de 1983 vigente,
estaba altamente politizado y, en muchas
oportunidades, fue cómplice del sistema en
graves violaciones a los derechos humanos,
además de ser permanentemente cuestionado
por su falta de capacidad, independencia
y transparencia; en suma, era un Órgano
corrupto e incapaz. Por dicho proceso, entre
otras cosas, se reforma la Constitución en la
parte referida al Órgano Judicial, particularmente sobre la Corte Suprema de Justicia y,
en concreto, la forma de elección y la duración
del período de los magistrados.
La Sala de lo Constitucional estará compuesta
de cinco Magistrados designados por la
Asamblea Legislativa, uno de los cuales será
el Presidente de la Corte Suprema de Justicia,
quien también la presidirá.
En junio de 2009, después de un proceso
truncado, resultan electos para la Sala de lo
Constitucional el Dr. Belarmino Jaimes, como
presidente de la Sala, además de presidente
del Órgano Judicial y presidente de la Corte
Suprema de Justicia. Estos tres cargos por el
período de tres años, pero como magistrado
fue electo para nueve años, lo mismo que el
Dr. Florentín Meléndez, el Lic. Sidney Blanco
y el Lic. Rodolfo González. No hay antecedente conocido de traslado de la Sala de lo
Constitucional a otra Sala de la misma Corte
Suprema, aunque sí lo hay de otras Salas a la
de lo Constitucional.
Con su creación, desde la misma
Constitución, la Sala adquiere protagonismo
nacional, ha sido elemento esencial en la vida
institucional de El Salvador. Los constituyentes
no la hicieron llegar a donde correspondía,
quizás por temor o por lo novedoso que resultaba tener un tribunal especializado en materia
constitucional, pues en el seno de la comisión
redactora del proyecto y en el pleno de la
Asamblea Constituyente hubo discusiones
sobre la conveniencia o no de crear una Corte
La Sala de lo Constitucional se impuso,
como guía de su trabajo, eliminar –o por lo
menos, bajar la mora que existía– demandas
interpuestas desde hace casi diez años y
que no estaban sentenciadas. Algunos interpretaban esta mora como política, pues las
demandas pendientes de sentenciar estaban
relacionadas con temas sensibles del Estado,
como todas, pero que partidariamente resultaban aún más sensibles. Esto es lo que ha
provocado una reacción desmedida de la clase
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política ante las sentencias, pues cree que se
está atacando al sistema de partidos políticos
en los que, lamentablemente, se fundamenta
la democracia salvadoreña. Sin embargo, de
la lectura de las mismas no se puede deducir
el ataque al sistema de partidos políticos, pero
sí se ve la voracidad y la hegemonía que estos
quieren mantener aun a costa de legislar en
contra del texto y el espíritu del constituyente.
La Sala de lo Constitucional ha dictado
más de mil resoluciones en el período de su
mandato, entre sentencias y de otra clase; sin
embargo, las que más han causado ruido al
extremo de que se haya mencionado el destituir
a cuatro de los cinco magistrados de la Sala o
que provocó la reforma al mínimo de votos
necesarios para sentenciar ciertos procesos, son
las sentencias que contra los partidos políticos
y el sistema electoral han dictado. Y ello no
por ser más importantes que otras. Haremos
algunas consideraciones de las sentencias más
conocidas que esta Sala ha dictado.
I) Algunas sentencias de la Sala de lo
Constitucional
1.- Sentencia que declara
inconstitucional la partida secreta
Si bien es cierto que no era ese el objeto
de la demanda, así se ha conocido popularmente. La demanda interpuesta por tres ciudadanos que piden se declaren inconstitucionales
los artículos 2 y 6 de la Ley de Presupuesto
para el ejercicio fiscal 2010, así como el
artículo 45 inciso 2 de la Ley Orgánica de
la Administración Financiera del Estado por
ser contraria a los artículos 86 inciso 1.º, 131
ordinal 8.º, 167 ordinal 3.º, 227 inciso 1.º, y
229, todos de la Constitución de la República.
Las disposiciones impugnadas prescriben,
respecto a la Ley de Presupuesto para el ejercicio financiero fiscal 2010:
Art. 2.- Facúltase al Órgano Ejecutivo para
que, por medio de Acuerdo en el Ramo de
Hacienda, refuerce la asignación de la Unidad
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Presupuestaria 10 Provisión para Atender Gastos
Imprevistos, con cargo a las economías obtenidas
en remuneraciones y en otros rubros de agrupación, durante la ejecución de las asignaciones
presupuestarias correspondientes a las Unidades
Primarias de Organización e Instituciones
Descentralizadas no Empresariales que reciban
recursos del Fondo General. Asimismo, facúltase
para que, por medio de Acuerdo en el Ramo de
Hacienda, autorice transferencia de recursos para
las asignaciones del Presupuesto General del
Estado, con cargo a la Unidad Presupuestaria 10
Provisión para Atender Gastos Imprevistos, a fin
de cubrir necesidades prioritarias.
Art. 6.- Facúltase al Órgano Ejecutivo a través
del Ministerio de Hacienda para que, mediante
Acuerdo respectivo, pueda reforzar las asignaciones presupuestarias consignadas en la parte
III Gastos de la Ley de Presupuesto del ejercicio
financiero fiscal del presente año, con los montos
que se perciban en exceso durante cada mes,
de las estimaciones de las distintas fuentes de
ingresos incluidas en la parte II Ingresos de la
referida Ley de Presupuesto.
Ley Orgánica de la Administración
Financiera del Estado:
Art. 45. Las modificaciones presupuestarias
que resulten necesarias durante la ejecución
del presupuesto votado quedan reguladas de
la siguiente manera: a) Las transferencias entre
asignaciones de distintos ramos u organismos
administrativos de la administración pública,
excepto las que se declaren intransferibles,
serán objeto de Decreto Legislativo a iniciativa
del Presidente de la República, por medio del
Ministro de Hacienda; b) El Órgano Ejecutivo,
en el Ramo de Hacienda, autorizará las transferencias entre créditos presupuestarios de
un mismo Ramo u organismo administrativo,
excepto las que se declaren intransferibles. No
obstante lo establecido en los incisos anteriores,
en la Ley de Presupuesto General del Estado
de cada ejercicio financiero fiscal, podrán ser
normadas, en forma general, modificaciones
presupuestarias necesarias para una gestión
expedita del gasto público.
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Es importante, frente a las disposiciones
del presupuesto declaradas inconstitucionales, tener presente las disposiciones de la
Constitución de la República. La primera es
la que le otorga la facultad, a la Asamblea
Legislativa, de aprobar y reformar el presupuesto; dice:
Art. 131.- Corresponde a la Asamblea
Legislativa: 8.º Decretar el Presupuesto de
ingresos y egresos de la Administración Pública,
así como sus reformas.
El texto es claro es cuanto a de quién es
la facultad; agreguemos a esta la disposición
siguiente:
Art. 229.- El Órgano Ejecutivo, con las formalidades legales, podrá efectuar transferencias
entre partidas de un mismo ramo u organismo administrativo, excepto las que en el
Presupuesto se declaren intransferibles.
Igual facultad tendrá el Órgano Judicial en lo
que respecta a las partidas de su presupuesto,
cumpliendo con las mismas formalidades
legales.
La anterior disposición genera la facultad
al Órgano Ejecutivo y Judicial para que pueda
hacer las transferencias en el mismo ramo; por
ejemplo, el Ministerio de Salud puede hacer
transferencias dentro del mismo; sin embargo,
las disposiciones declaradas inconstitucionales
le daban al Ejecutivo la facultad de transferir
fondos del Ministerio de Salud al de Obras
Públicas, o de cualquier Ministerio sin que la
Asamblea Legislativa tuviera intervención.
Las normas declaradas inconstitucionales
eran de uso inveterado en la administración
pública, siendo utilizado aun por la administración en la que uno de los demandantes fue
vicepresidente de la República, no es que sea
de invento o iniciativa de la actual administración o de esta legislatura.
En la demanda, y como algo elemental,
los actores citaron la definición del vocablo
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“reforma” según el Diccionario de la Lengua
Española y manifestaron que la reforma del
presupuesto general del Estado consiste en
una “innovación” total o parcial respecto de
aquel originalmente votado. Dentro de estas
posibilidades, las transferencias de recursos
presupuestados entre partidas de un mismo
ramo pueden realizarse directamente por
facultad constitucional, con observancia de las
formalidades legales, pero con excepción de
las partidas declaradas intransferibles, teniendo
en cuenta que esa modalidad de reforma no
puede afectar la unidad primaria de que se
trate respecto de los fines estatales que por
su medio se propone realizar. Por el contrario
–apuntaron–, al tratarse de una transferencia
de recursos entre partidas de distintos ramos
de la Administración Pública, la reforma puede
afectar las disponibilidades correspondientes
que fueron valoradas al momento de votarse y
formularse el presupuesto y, por ende, pueden
afectar la realización de los fines del Estado. Por
ello, para que sea válido constitucionalmente, el
intercambio de las asignaciones presupuestarias
debe realizarse como está señalado, es decir,
con aprobación del Consejo de Ministros y por
decreto de la Asamblea Legislativa.
Se inició otro proceso en 2004, aunque
referido a otras disposiciones: se postulan los
mismos motivos de inconstitucionalidad y
parámetros de control, habiéndose declarado
que eran constitucionales. Estamos, en consecuencia, frente a dos sentencias del mismo
tribunal; uno dijo que eran constitucionales
y en esta se dice lo contrario. Ello generó
algunas opiniones, pero en la misma sentencia
argumentan los magistrados las razones de
ese cambio. Además, en la doctrina constitucional, existen motivos en los que se pueden
fundamentar los jueces constitucionales para
cambiar precedentes (resoluciones de otros
jueces en otros o en el mismo tribunal) o
inclusive precedentes propios (resoluciones
que los mismos jueces en el mismo tribunal
han dictado). En nuestro país, en el Manual de
Derecho Constitucional, escrito por eminentes
constitucionalistas, abordan esto que para
algunos es una contradicción; en él se dice
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que, sobre las mismas bases y causas, pueden
conocer y dictar resoluciones diferentes,
sin que sea un doble control constitucional
o ilegal.
Sobre esto, la Sala dice en la sentencia:
Ahora bien, el respeto a los precedentes –como
manifestación específica de la seguridad jurídica
y el sometimiento de los jueces al ordenamiento jurídico– no significa la imposibilidad
de cambiarlos. Ello cobra sentido si se toma en
cuenta que la Constitución no predetermina la
solución a todos los conflictos que puedan derivarse en su aplicación o cuando esté llamada
a solventarlos. Por ello, las anteriores consideraciones jurisprudenciales deben ser también
analizadas desde otra perspectiva: el dinamismo
y la interpretación actualizada de la Constitución.
En efecto, aunque el precedente (y de
manera más precisa, el precedente propio)
posibilita la comprensión jurídica previa de la
que parte toda interpretación, la continuidad
de la jurisprudencia puede flexibilizarse o
ceder bajo determinados supuestos; pero,
para ello, se exige que el apartamiento de
los precedentes esté especialmente justificado
–argumentado– con un análisis prospectivo
de la antigua jurisprudencia, que también es
susceptible de ser reinterpretada.
Y es que, si bien todo precedente se construye con una pretensión de corrección, nunca
puede tener efectos absolutos, en el sentido
de que sea tanto definitivo como válido para
todos los tiempos. No es definitivo porque
la amplia variedad y el continuo cambio de
la realidad social ponen constantemente a
los juzgadores ante nuevas situaciones; e
incluso la renovación de los juzgadores, a su
vez representantes de diversas corrientes de
pensamiento jurídico, también posibilita la
relectura de las disposiciones jurídicas y los
precedentes que han aplicado a las nuevas
realidades. Tampoco puede ser válido para
todos los tiempos, porque la interpretación
tiene siempre una referencia de actualidad
sobre el orden jurídico.
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Por ello, no puede sostenerse la inmutabilidad de la jurisprudencia para siempre,
y resulta de mayor conformidad con la
Constitución entender que, no obstante
exista un pronunciamiento desestimatorio
en un proceso de inconstitucionalidad, ello
no impide que esta Sala emita un criterio
jurisprudencial innovador, al plantearse una
pretensión similar a la desestimada, cuando
circunstancias especiales y justificadas obliguen a reinterpretar la normatividad –resoluciones de improcedencia de 23-VII-2004 y
de 7-VII-2005, pronunciadas respectivamente
en los procesos de inc. 20-2004 y 31-2005–.
En la jurisprudencia comparada se
admiten, entre otros supuestos, como circunstancias válidas para modificar un precedente o alejarse de él: estar en presencia
de un pronunciamiento cuyos fundamentos
normativos son incompletos o erróneamente
interpretados; el cambio en la conformación
subjetiva del tribunal; y que los fundamentos
fácticos que lo motivaron han variado
sustancialmente, al grado de volver incoherente el pronunciamiento originario, con la
realidad normada.
Resuelto esto por la Sala, es importante
ver el fondo de las demandas, y qué es en
sí la separación de poderes que la misma
Constitución establece como base del sistema
republicano: cada uno de los órganos del
Estado ejerce un control, se provocan pesos
y contrapesos, tan mencionados y enseñados
en las escuelas de derecho, sin que ninguno
de esos poderes pueda invadir las funciones
y atribuciones de otro. Con las disposiciones
impugnadas, no se puede decir que tales
principios constitucionales y doctrinarios se
respeten, pues el Órgano Ejecutivo, al ignorar
ambos (norma constitucional y doctrina) en
el ejercicio de sus funciones, ha centralizado
recursos y los ha distribuido discrecionalmente, lo que implica ignorar al Órgano que
constitucionalmente debe aprobar dichos
cambios, a fin de mantener el control de la
inversión pública y de las actuaciones de los
otros Órganos.
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