ORIGINAL Insomnio y calidad del sueño en médicos de atención primaria: una perspectiva de género A. Rodríguez-Muñoz a, B. Moreno-Jiménez a, J.J. Fernández-Mendoza b, S. Olavarrieta-Bernardino b, J.J. de la Cruz-Troca c, A. Vela-Bueno b INSOMNIO Y CALIDAD DEL SUEÑO EN MÉDICOS DE ATENCIÓN PRIMARIA: UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO Resumen. Objetivo. Se trata de explorar la prevalencia del insomnio y la calidad del sueño en una muestra de médicos de atención primaria desde una perspectiva de género. Sujetos y métodos. Se seleccionó una muestra representativa compuesta por 240 médicos de 70 centros de atención primaria de la Comunidad de Madrid. La tasa de respuesta fue del 71,6%. El cuestionario incluía información sociodemográfica, síntomas de insomnio según los criterios del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV) y el índice de calidad del sueño de Pittsburgh (ICSP). Resultados. El 18,8% del total de la muestra cumplió los criterios diagnósticos de insomnio del DSM-IV, con una mayor frecuencia en las mujeres (23%) comparadas con los hombres (9,6%). El mismo patrón apareció en el despertar antes de lo deseado y en el malestar diurno. La relación entre género e insomnio se confirmó mediante análisis de regresión binaria, controlando las variables sociodemográficas. Además, los resultados indicaron que las mujeres obtuvieron puntuaciones significativamente mayores que las de los hombres en el índice ICSP y en sus componentes. Una puntuación global igual o mayor de 5 en el ICSP resulta un criterio válido desde el punto de vista clínico para discriminar entre buenos y malos durmientes. Mediante este criterio, puede considerarse que el 35,4% de los médicos encuestados era mal durmiente, y es significativamente mayor el porcentaje de mujeres que cumplía dicho criterio (el 40% frente al 25,3%). Conclusiones. Los datos indican una elevada prevalencia de las alteraciones del sueño en médicos de atención primaria, especialmente entre las mujeres. [REV NEUROL 2008; 47: 119-23] Palabras clave. Atención primaria. Calidad del sueño. Comunidad de Madrid. Diferencias de género. DSM-IV. Insomnio. INTRODUCCIÓN El insomnio es el más común de los trastornos del sueño, tanto en la población general como en la práctica médica [1]. Los datos existentes sobre la prevalencia de este trastorno son muy variables, dependiendo de la definición utilizada [2-4]. No obstante, con independencia de la definición del insomnio, se ha demostrado de manera concluyente que las mujeres tienen un mayor riesgo que los hombres de padecer insomnio en una proporción de 1 a 1,2-2 [2-8]. El aumento del interés por el problema del insomnio ha sido constante, en parte debido al conocimiento del impacto y las repercusiones que tiene sobre la calidad de vida de las personas que lo padecen. Los problemas del sueño se han asociado con un mayor riesgo de morbilidad psiquiátrica [3,9], especialmente con el desarrollo de trastornos depresivos [10]. Igualmente, se han encontrado relaciones con el absentismo laboral, con los cambios de humor y los problemas del comportamiento, así como con la vulnerabilidad al consumo de drogas y alcohol [1]. Otros estudios han relacionado el insomnio con los accidentes de tráfico y laborales, el absentismo y un peor rendimiento en el trabajo [11]. Aceptado tras revisión externa: 05.06.08. ª Departamento de Psicología Biológica y de la Salud. Facultad de Psicología. b Departamento de Psiquiatría. c Departamento de Medicina Preventiva. Facultad de Medicina. Universidad Autónoma de Madrid. Madrid, España. Recientemente asistimos a un aumento en el interés por el estudio del sueño y sus alteraciones entre los profesionales de la medicina. Diversos estudios coinciden en destacar el riesgo que supone la privación de sueño para la salud del profesional, para su desgaste personal y, en definitiva, para la calidad del trabajo asistencial y del trato a los pacientes [12]. No obstante, faltan estudios sobre el insomnio entre los profesionales de la medicina. Es conocido que los médicos se encuentran sometidos a diversos problemas relacionados con el estrés laboral, como el desgaste profesional o burnout, cuyas tasas de prevalencia son especialmente elevadas entre los profesionales de la atención primaria [13]. Investigaciones recientes al respecto han señalado la importancia que tiene el sueño en los procesos de desgaste profesional [14], y su papel clave en la recuperación del estrés [15]. A pesar de las implicaciones prácticas de esta línea de investigación, hasta el momento su estudio no ha recibido la atención suficiente. En nuestro país, hasta donde conocemos, no existe en la actualidad ningún estudio sistemático acerca del insomnio y la calidad del sueño en los profesionales de la medicina. El presente estudio tiene por objetivo explorar la prevalencia del insomnio y la calidad del sueño en una muestra de médicos de atención primaria de la Comunidad de Madrid. SUJETOS Y MÉTODOS © 2008, REVISTA DE NEUROLOGÍA La muestra de este estudio transversal estuvo compuesta por 240 médicos de atención primaria de la Comunidad de Madrid. Para garantizar la representatividad de los datos, la selección de los sujetos se realizó mediante un muestreo aleatorio estratificado en las 11 áreas sanitarias existentes en la Comunidad, y se seleccionaron 70 centros de atención primaria. Se enviaron cartas de invitación a los coordinadores médicos de cada centro elegido en el muestreo, donde se le explicaba a cada uno el propósito y el procedimiento de la investigación y se le solicitaba la colaboración de su centro en el estudio. Junto con la carta y la batería de cuestionarios, se enviaba un so- REV NEUROL 2008; 47 (3): 119-123 119 Correspondencia: Dr. Alfredo Rodríguez Muñoz. Departamento de Psicología Biológica y de la Salud. Facultad de Psicología. Universidad Autónoma de Madrid. Ivan Pavlov, 6. E-28049 Madrid. Fax: +34 914 975 215. E-mail: [email protected] Agradecimientos. A todos los médicos de atención primaria de la Comunidad de Madrid que participaron en el estudio, por su colaboración y ayuda prestada. A. RODRÍGUEZ-MUÑOZ, ET AL bre franqueado para facilitar la devolución de los resulta- Tabla I. Descripción de las características sociodemográficas por género. dos. Finalmente, 53 centros participaron en el estudio, lo que representa una tasa del 75,6%. La recogida de los p Muestra total Hombres Mujeres (n = 240) (n = 75) (n = 165) datos se realizó en el período comprendido entre los meses de enero y julio de 2005. Los sujetos participaron voEdad (media ± DE) 41,9 ± 7,7 43,1 ± 7,6 41,3 ± 7,7 0,09 luntariamente en la investigación, previo consentimiento informado anónimo. El comité de ética de la Universidad N.º de hijos (media ± DE) 1,36 ± 1,19 1,55 ± 1,05 1,28 ± 1,24 0,111 Autónoma de Madrid aprobó la investigación (n.º CEI 11-184). Años de experiencia profesional 16 ± 8,03 17,5 ± 8,34 15,30 ± 7,8 0,058 (media ± DE) El instrumento utilizado fue la validación española [16] del índice de calidad del sueño de Pittsburgh (ICSP) Relaciones personales [17], que consta de 19 preguntas autoadministradas y cinco cuestiones que debe responder el compañero/a de Con pareja estable 197 (83,5%) 64 (85,3%) 133 (80,6%) 0,245 cama o de habitación (para la corrección sólo se utilizan Sin pareja 39 (16,5%) 9 (12%) 30 (18,2%) los primeros). La escala autoadministrada consta de 15 ítems de opción múltiple de respuesta que examinan la Nivel de estudios frecuencia de alteraciones del sueño y la calidad subjetiva del sueño, y cuatro preguntas abiertas sobre la hora Licenciatura 56 (23,9%) 13 (18,1%) 43 (26,5%) 0,16 habitual de acostarse, de levantarse, latencia y duración del sueño. Las cinco preguntas para el compañero/a son de Estudios de posgrado 178 (76,1%) 59 (81,9%) 119 (73,5%) opción múltiple de respuesta y están relacionadas con alDE: desviación estándar. teraciones del sueño. Todos los ítems son breves y fáciles de contestar para la mayoría de adolescentes y adultos. El ICSP genera siete puntuaciones, que corresponden a las siguientes dimensiones: calidad subjetiva del sueño, latencia de sueño, Para la realización de los análisis estadísticos se utilizó el paquete estaduración del sueño, eficiencia habitual del sueño, alteraciones del sueño, uso dístico SPSS, versión 12.0, y se calcularon las prevalencias de los distintos de medicación hipnótica y disfunción diurna. La puntuación de cada comsíntomas de insomnio y sus intervalos de confianza al 95% (IC 95%). Para ponente va de 0 (sin dificultad) a 3 (dificultad severa). Las puntuaciones de explorar la relación entre el género y el insomnio, se utilizaron las pruebas los componentes se suman para dar una puntuación total (oscila entre 0-21). de chi al cuadrado (χ2) y análisis de regresión binaria odds ratio (OR), junUna puntuación global del ICSP > 5 indica una alteración significativa del to con sus IC 95%. Posteriormente, se llevaron a cabo pruebas t de Student sueño. No hay puntos de corte disponibles para las diferentes dimensiones. para analizar la relación entre género y la calidad del sueño. Las diferencias El ICSP se ha utilizado ampliamente en numerosas investigaciones que apose consideraron significativas para los valores de p < 0,05. yan su validez y fiabilidad [18-19]. En el presente estudio se obtuvo una fiabilidad, medida mediante el α de Cronbach, de 0,8. RESULTADOS Los criterios utilizados para establecer la presencia del insomnio fueron Descripción de la población estudiada los establecidos por el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría (DSM-IV) [20]: – La queja predominante es la dificultad para iniciar o mantener el sueño, o no tener un sueño reparador, durante, al menos, un mes. – La alteración del sueño (o la fatiga diurna que se asocia con ella) causa malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo. En el presente estudio, el modo operativo para identificar el insomnio incluyó los siguientes requisitos [20]. El primer criterio se cumplía cuando se daba al menos uno de los siguientes subcriterios: – Latencia del sueño igual o mayor de 30 minutos (dificultad para iniciar el sueño). – Despertar durante la noche por tiempo superior a 30 minutos (dificultad para mantener el sueño). – Despertarse por las mañanas 30 minutos antes de lo deseado, durante más de 10 días en el último mes (despertar antes de lo deseado). El segundo criterio se cumplía cuando se daba al menos uno de los siguientes subcriterios: – Insatisfacción con la calidad del sueño. Se evaluó con la siguiente pregunta: ‘Durante el último mes, ¿cómo valoraría, en conjunto, la calidad de su sueño?’ (bastante buena, buena, mala, bastante mala), y se clasificó como insatisfechos con su sueño a aquellos sujetos que escogen las dos últimas opciones. – La mala calidad del sueño afecta a áreas importantes de la actividad diurna del sujeto, durante más de cuatro días en el último mes, lo que se evaluó con la siguiente pregunta: ‘¿Le ocurre que la mala calidad de su sueño afecta a sus actividades u obligaciones diarias?’ En caso afirmativo, ‘¿con qué frecuencia le ha sucedido durante el último mes?’ (nunca, 4 días, 5-10 días, 11-20 días, más de 20 días). Para considerar que un sujeto tenía insomnio, debía cumplir ambos criterios. Este modo operativo de detectar el insomnio es válido y fiable [4]. 120 Las características sociodemográficas de los participantes se incluyen en la tabla I. De los 335 cuestionarios enviados, se recibieron 240 (una tasa de respuesta del 71,6%), de los que 75 eran hombres (31,2%) y 165 mujeres (68,7%). La media de edad es similar para ambos grupos, aunque los hombres eran ligeramente mayores, sin llegar a ser significativa la diferencia (p > 0,05). Respecto a la experiencia laboral, no se encontraron diferencias significativas aunque los hombres tenían mayor numero de años de experiencia en la profesión (x = 17,50 ± 8,34) comparados con las mujeres (x = 15,30 ± 7,8) (t = 1,95, p = 0,058). No se encontraron diferencias en cuanto al número de hijos, las relaciones personales y el nivel de estudios, con una distribución similar entre ambos géneros. Prevalencia del insomnio Un total de 44 (18,8%, IC 95% = 13,8-23,7) sujetos cumplieron los criterios diagnósticos de insomnio del DSM-IV, mientras que el 42,5% presentó alguno de los síntomas que caracterizan al insomnio. Así, un 8,4% (IC 95% = 4,8-11,9) de los médicos encuestados reconoció padecer problemas para iniciar el sueño durante el último mes, con una latencia de sueño mayor de 30 minutos. En lo que respecta a la dificultad para mantener el sueño, expresada como estar despierto en la noche durante más de 30 minutos, el 15,4% de la muestra (IC 95% = 10,8-19,9) señaló padecer este problema. Por su parte, el 22,5% (IC 95% = 19,5-30,4) se despertaba 30 minutos antes de lo deseado sin poder volver a conciliar el sueño, mientras que el mismo porcentaje (IC 95% = 17,2-27,7) se mostraba insatisfecho con la calidad de su sueño. Un 14,2% de los encuestados (IC 95% = 9,7-18,6%) se quejaba del malestar diurno, que se asocia con el deterioro social, laboral o de otras importantes áreas de la actividad del que padece insomnio. Como puede verse en la tabla II, las mujeres padecen más insomnio, de acuerdo con el DSM-IV (el 9,6% frente al 23%; p = 0,015). En cuanto a los problemas con el sueño, se encontraron diferencias significativas en la dificultad para mantener el sueño (hombres = 7,2%; mujeres = 19%, p = 0,024) y en las repercusiones negativas diurnas (hombres = 5,6%; mujeres = 18,2%, REV NEUROL 2008; 47 (3): 119-123 INSOMNIO Y CALIDAD DEL SUEÑO Tabla II. Prevalencia (%) de los síntomas de insomnio por género. Total (IC 95%) Latencia de sueño > 30 minutos Hombres (IC 95%) Mujeres (IC 95%) p 8,4 (4,8-11,9) 4,1 (1,9-8,5) 10,4 (5,7-15) 0,102 Despertar durante la noche > 30 minutos 15,4 (10,8-19,9) 7,2 (1,3-13) 19,0 (13,0-24,9) 0,024 Despertar 30 minutos antes de lo deseado > 9 días en el último mes 22,5 (19,5-30,4) 26,4 (19,6-33,1) 0,464 21,9 (12,5-31,2) esta forma, puede considerarse que el 35,4% de los médicos encuestados es mal durmiente, y es significativamente mayor el porcentaje de mujeres que cumplía dicho criterio (el 40% frente al 25,3%; χ2 = 4,84, p = 0,028). DISCUSIÓN El presente estudio aporta datos sobre la prevalencia del inMalestar diurno > 4 días 14,2 (9,7-18,6) 5,6 (0,3-10,8) 18,2 (12,3-24) 0,011 somnio y la calidad del sueño durante el último mes en una muestra representativa Insomnio según los criterios del DSM-IV 18,8 (13,8-23,7) 9,6 (2,5-15,4) 23,0 (16,5-29,4) 0,015 de médicos de atención primaria de la Comunidad de MaTabla III. Media (M) y desviación estándar (DE) del índice global del ICSP y sus componentes. drid. El muestreo aleatorio estratificado a través de las 11 Total Hombres Mujeres áreas sanitarias existentes en la Comunidad nos permite geM DE M DE M DE p neralizar los resultados enconÍndice global del ICSP 4,25 3,54 3,46 2,7 4,61 3,82 0,020 trados. Según los resultados de esComponentes te trabajo, los médicos encuesCalidad del sueño 0,89 0,81 0,79 0,78 0,93 0,82 0,201 tados muestran una elevada prevalencia del insomnio (18,8%), Latencia del sueño 0,77 0,90 0,62 0,81 0,83 0,93 0,090 de acuerdo con los criterios del Duración del sueño 0,67 0,80 0,65 0,76 0,68 0,81 0,770 DSM-IV, mientras que el 42,5% presenta alguno de los Eficiencia habitual del sueño 0,44 0,79 0,34 0,75 0,48 0,81 0,201 síntomas de insomnio. Estos Alteraciones del sueño 0,94 0,50 0,73 0,44 1,01 0,50 0,018 datos son similares a los de un estudio de Leger et al [21] con Uso de medicación 0,29 0,68 0,11 0,45 0,38 0,75 0,059 población general, quien, utiliDisfunción diurna 0,96 0,83 0,82 0,66 1,02 0,89 0,000 zando los criterios del DSMIV, halló un 19% de prevalenICSP: índice de calidad del sueño de Pittsburgh. cia del insomnio. Con criterios similares, Pallesen et al [4] encontraron una prevalencia inferior (11,7%) en población general p = 0,011). La relación entre género e insomnio se confirmó mediante análisis de regresión binaria, controlando las restantes variables demográficas en Noruega. Del mismo modo, otros estudios europeos realiza(OR = 2,81, IC 95% = 1,18-6,65, p = 0,019). dos en población general de Alemania [22], Finlandia [23] o Italia [24] han hallado tasas de prevalencias inferiores a las enconCalidad del sueño tradas en nuestro estudio. En general, la tasa de prevalencia de Por otra parte, para analizar la relación entre género y calidad del sueño se insomnio del presente estudio es superior a la de otros estudios utilizaron pruebas t de Student, con la puntuación global del ICSP y sus sieeuropeos. Una posible explicación al respecto consiste en que te componentes como variables dependientes. Los resultados se exponen en los citados estudios emplean muestras de poblaciones generales, la tabla III. Tal y como se aprecia, existen diferencias significativas en la mientras que el nuestro se centra en una población específica. puntuación global del ICSP (p = 0,02) y en los componentes de alteraciones Por otra parte, la comparación con estudios en España resulta del sueño (p = 0,018) y la disfunción diurna (p = 0), obteniendo las mujeres peores indicadores de calidad del sueño. Si bien el ICSP proporciona una complicada, debido a la escasez de estudios que empleen critepuntuación global sobre las alteraciones del sueño, es interesante diferenrios restrictivos y validados [20,25]. En un estudio entre adolesciar entre ellas para observar específicamente dónde aparecen las diferencias centes, se halló que la prevalencia del insomnio fue del 9,9% sede género. El 11,9% de las mujeres padece pesadillas como mínimo una vez gún los criterios del DSM-IV [26]. a la semana, frente al 2,8% de los hombres (p = 0,001). Mientras que las Si se analiza la frecuencia de los distintos síntomas de inmujeres tienden a sufrir con mayor frecuencia dolores durante el sueño (el somnio por separado, se observa que los más frecuentes fueron 4,3% frente al 8,2%; p = 0,064) y problemas de ánimo para llevar a cabo las los relativos a las dificultades en el mantenimiento del sueño actividades cotidianas como consecuencia de la mala calidad del sueño (el 5,4% frente al 13,8%; p = 0,009), los hombres tosen y/o roncan con mayor (despertar antes de lo deseado) y la insatisfacción con su califrecuencia (el 18,6% frente al 3,7%; p = 0,001). Por otra parte, se observó dad, ambos síntomas con una prevalencia del 22,5%. Estas cique las mujeres presentan una tendencia a tener mayor latencia de sueño fras son similares a las del estudio de Ohayon y Roth [27], quie(p = 0,09), según a las puntuaciones medias del ICSP. En el mismo sentido, nes, en una muestra de 24.600 personas de seis países europeos, las mujeres muestran una tendencia a hacer un mayor uso de medicación hallaron que el 22,2% presentaba problemas para mantener el hipnótica en comparación con los hombres (p = 0,059). sueño al menos durante tres noches a la semana. Sin embargo, Una puntuación global ≥ 5 en el ICSP resulta un criterio válido desde el en otros estudios con criterios similares a los nuestros, se han punto de vista clínico para discriminar entre buenos y malos durmientes. De Insatisfacción con la calidad del sueño durante el último mes REV NEUROL 2008; 47 (3): 119-123 22,5 (17,2-27,7) 16,4 (8-24,7) 25,2 (18,5-31,8) 0,138 121 A. RODRÍGUEZ-MUÑOZ, ET AL encontrado prevalencias sensiblemente inferiores. En un reciente estudio con población asiática, se han comunicado frecuencias menos elevadas, con un 1,8% con problemas de despertar adelantado y un 4,7% con sueño poco restaurador [28]. En la misma línea, Leger et al [21] han encontrado cifras más bajas que las de nuestra investigación. En el ámbito nacional, VelaBueno et al [2] han hallado un 8,9% de personas aquejadas de un despertar final adelantado. Si bien existe controversia respecto a las tasas de prevalencia del insomnio y los criterios utilizados en los diferentes estudios, uno de los hallazgos más consistentes en la literatura es la diferencia de género en los problemas de sueño. Los resultados del presente estudio, de forma similar a otros previos [2-8,21,2729], confirman que el insomnio es más frecuente en mujeres. En concreto, se ha constatado que las mujeres informan con mayor frecuencia de síntomas de insomnio, y se han encontrado diferencias significativas entre hombres y mujeres en la dificultad para mantener el sueño, la disfunción diurna y en el diagnóstico de insomnio. Los resultados presentados se hallan en consonancia con los encontrados en el estudio de Bixler et al [3], donde el 9% de las mujeres cumplía los criterios diagnósticos del insomnio, frente al 5,9% de los hombres. Algo similar encontraron Leger et al [21], en cuyo estudio las mujeres presentaban el doble de probabilidades de padecer insomnio. Estas diferencias se mantienen tras controlar los niveles de ansiedad y depresión [8]. Un reciente metaanálisis confirmó que existe una predisposición entre las mujeres a padecer problemas de insomnio, con una ratio de 1,41 (IC 95% = 1,28-1,55%) [30]. Aparte de los síntomas de insomnio mencionados, los resultados mostraron que las mujeres presentan peores puntuaciones en los indicadores de calidad del sueño, y existen diferencias significativas con los hombres en las alteraciones del sueño, en el uso de medicación y en la disfunción diurna. Al igual que en estudios previos [4,6,24], el consumo de medicación hipnótica fue más frecuente en mujeres. Aunque los datos sobre consumo de sustancias en médicos parecen ser similares a los de la población general, se ha descrito que los profesionales médicos presentan un mayor riesgo, por la facilidad para la autoprescripción de fármacos. Del mismo modo, estudios previos confirman que las mujeres padecen en mayor grado otros problemas de sueño, como, por ejemplo, las pesadillas [31]. A pesar de las numerosas investigaciones llevadas a cabo, aún sigue habiendo cierta controversia acerca de cuáles son los factores etiológicos que más influyen en la aparición del insomnio. La evidencia empírica indica que con frecuencia los acontecimientos estresantes preceden a la aparición de los síntomas de insomnio [32]. Del mismo modo, los trastornos del sueño se encuentran asociados con problemas psicopatológicos, especialmente con la ansiedad y la depresión, cuya frecuencia es mayor en las mujeres [8,33]. De esta forma, se ha hallado que los trastornos psicológicos constituyen factores de riesgo en el desarrollo y mantenimiento del insomnio en hombres y mujeres [27,34]. Sin embargo, parecen existir factores de riesgo en las mujeres. Las investigaciones al respecto señalan 122 que las mujeres perciben los factores psicológicos como las causas principales de sus problemas de sueño, mientras que los hombres señalan el trabajo como la causa de sus trastornos [35]. Li et al [29], en un estudio en población general china, identificaron que estar divorciada o viuda, los factores ambientales y el consumo de alcohol eran potentes predictores importantes del insomnio en las mujeres. Por su parte, Kawada et al [36] encontraron que los estados depresivos y los acontecimientos estresantes constituían factores de riesgo para padecer insomnio en mujeres japonesas. Las diferencias biológicas entre hombres y mujeres también pueden ayudar a explicar las diferencias de género en los problemas de sueño. Por ejemplo, se ha encontrado que las alteraciones del sueño son la queja más común entre las mujeres que han pasado la menopausia [37] y entre aquéllas que padecen disforía premenstrual [38]. En este sentido, parece que los cambios hormonales pueden hacer a la mujer más susceptible para padecer alteraciones y problemas de sueño [38,39]. Además, en los problemas de sueño también intervendrían factores familiares o genéticos. De esta forma, se ha observado que muchas de las personas que padecen insomnio presentan historias familiares de problemas de sueño [40]. Por último, es necesario destacar algunas de las limitaciones de la presente investigación. Aunque se empleó un muestreo aleatorio estratificado en las 11 áreas sanitarias existentes en la Comunidad, existe un mayor número de mujeres que de hombres, lo que puede estar afectando la elevada prevalencia del insomnio en la muestra utilizada. Sin embargo, aunque no existen estadísticas oficiales al respecto, los escasos datos existentes indican que el número de mujeres comienza a ser mayoría entre los facultativos españoles, especialmente en algunas especialidades, como atención primaria [41]. Del mismo modo, otra limitación consiste en que no se ha controlado la nacionalidad de los participantes. En los últimos años se ha asistido al aumento de médicos extranjeros en la sanidad española, lo que introduce un factor de diversidad cultural y diferencia de costumbres que podría estar alterando los hábitos de sueño. Otra variable a tener en cuenta en futuras investigaciones es el trabajo a turnos, puesto que se ha encontrado una fuerte relación con los problemas de sueño [42,43]. En resumen, los resultados muestran que alrededor de un 19% de los médicos de atención primaria de la Comunidad de Madrid padece insomnio, y que es más frecuente entre las mujeres. Del mismo modo, las mujeres presentan peores indicadores de calidad del sueño. Las implicaciones de los resultados del presente estudio son importantes, debido a la influencia que parece tener el sueño en la calidad y eficiencia profesional. Parece necesario establecer programas de prevención de los trastornos del sueño, lo que ayudará a conseguir mayor calidad de vida de los médicos y, probablemente, una mejora en la calidad del trabajo asistencial y del trato a los pacientes. El uso de la terapia cognitivoconductual, que ha mostrado su eficacia en este campo, puede ayudar a solucionar o a paliar algunos de los problemas del insomnio [44,45]. REV NEUROL 2008; 47 (3): 119-123 INSOMNIO Y CALIDAD DEL SUEÑO BIBLIOGRAFÍA 1. Kales A, Kales JD. Evaluation and treatment of insomnia. New York: Oxford University Press; 1984. 2. Vela-Bueno A, De Iceta M, Fernández C. Prevalencia de los trastornos del sueño en la ciudad de Madrid. Gac Sanit 1999; 13: 441-8. 3. 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Results. 18.8% of the total sample met DSM-IV criteria for insomnia diagnosis, with higher frequency among women (23%) compared to men (9.6%). The same pattern appeared for early morning awakening and daytime impairment. Results of logistic regression analyses showed that, after controlling for sociodemographic variables, this relationship between gender and insomnia remained significant. Furthermore, the results indicate that women scored significantly higher than men on global sleep quality and on its components. A PSQI global score = or > 5 is an optimal cut-off score for distinguishing good sleepers from subjects with clinical sleep problems. Following this criteria, 35.4% of physicians had sleep problems, with a significant higher prevalence among women (40% vs. 25.3%). Conclusions. The data indicates that the prevalence of sleep disturbances is high among primary care physicians, especially among women. [REV NEUROL 2008; 47: 119-23] Key words. Community of Madrid. DSM-IV. 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