Ochenta premios Nobel apelan al presidente Bush

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I N V E S T I G AC I Ó N
EDITORIAL
Ochenta premios
Nobel apelan al
presidente Bush
Kristina Hawthorne
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Entre las firmas estaban los
nombres de bioquímicos y
biólogos moleculares como
los catedráticos James
Watson y Hamilton O.
Smith, figuras clave que
fueron pioneros en la
descodificación del genoma
humano. También había
científicos de otras
disciplinas entre los
nombres, tales como el
famoso economista Milton
Friedman y el físico Steven
Weinberg.
Esta petición marca la
cumbre de una batalla
continua y bastante ardiente
entre los defensores y los
oponentes de la investigación
que utiliza células madre en
los EE.UU. “Nadie ha
exigido nunca un premio
Nobel por conducta ética”,
era la respuesta amarga de la
oposición. Esta reacción es
un indicador de cuán
agresivamente defiende su
punto de vista en América el
movimiento en pro de la
vida. Quieren subrayar el
hecho de que hay muchos
científicos peligrosos y
carentes de escrúpulos
sueltos dispuestos a abusar de
los adelantos en tecnología
genética.
No se puede negar, sin
embargo, que la
investigación con células
madre promete ayudar a
muchas personas afectadas
por enfermedades crónicas.
El argumento que los apoya
es que si los embriones van a
ser destruidos de cualquier
modo, ¿no sería mejor que
puedan ser utilizados para
© Taina Litwak/CMSP/OKAPIA
E
l 25 de febrero, el
presidente de los
EE.UU. George W.
Bush recibió una carta que
iba derecho al grano. “Le
rogamos que apoye la
investigación con células
madre”. Esta llamada no
malgastó palabras. Los
firmantes ya habían dicho y
hecho suficientes cosas llenas
de sentido: al menos ochenta
de las firmas pertenecían a
galardonados con el premio
Nobel. No eran necesarias,
por lo tanto, explicaciones
extensas para añadir peso al
documento. Nunca antes
hubo tanta preocupación por
el futuro de la investigación
con células madre. La carta
fue redactada por la
compañía de biotecnología
celular Advanced Cell
Technology.
Diabetes Voice • volumen 46 • abril • número 1/2001
I N V E S T I G AC I Ó N
aisladas por compañías
privadas. Los científicos
americanos tenían hasta el 15
de marzo para enviar la
documentación y solicitar
fondos.
salvar a los enfermos
crónicos?
El punto de inflexión de este
debate llegó cuando, en
1998, los científicos
americanos consiguieron
aislar con éxito células madre
de embriones humanos. Por
primera vez, hubo una
verdadera posibilidad de
curar enfermedades crónicas
como la diabetes. Las células
madre forman los cimientos
sobre los que, por ejemplo,
las células musculares y de la
piel se desarrollan más tarde.
Los científicos esperan ser
capaces de reparar células
defectuosas gracias a la
utilización de células madre.
Diabetes Voice • volumen 46 • abril • número 1/2001
Entre las filas del Congreso,
el debate continúa. Como
miembro del Congreso,
Carolyn Maloney, de Nueva
York, que realiza una
campaña en pro de la cura de
las enfermedades crónicas,
resolvió que el apoyo del
gobierno para la
investigación sobre células
madre debía continuar,
afirmando: “Las células
madre no pueden
desarrollarse hasta
convertirse en seres
humanos.”
No se puede negar que la investigación sobre células madre
promete ayudar a muchas personas afectadas por
enfermedades crónicas como la diabetes.
© CMSP/OKAPIA
Esta euforia fue, sin embargo,
rápidamente oscurecida por
los grupos de derechos
humanos, porque las células
madre proceden de embriones
abortados, o de embriones
sobrantes de intentos de
fertilización artificial. La
administración Clinton tuvo
que enfrentarse a muchas
preguntas, que culminaron en
la decisión del Congreso de
detener las subvenciones para
este tipo de investigación. Se
decidió que sólo podían
concederse subsidios para la
adquisición de células madre
de embriones ya existentes.
Esto significó, en efecto, que la
investigación sobre células
madre podía continuar, pero
sólo a partir de células madre
El movimiento pro vida
espera que el presidente Bush
bloquee cualquier
subvención futura. Ya ha
prometido que el dinero de
los contribuyentes no se
utilizará para apoyar la
investigación sobre
embriones abortados. Sin
embargo, él ha traspasado
este tema a su ministro de
Sanidad, Tommy G.
Thompson, para que lo
examine.
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