P E R O D 1 C O D E T O D O Y P A R A TODOS. •• Bisozna riporsi in v ia .” “ Es necesario ponernos en camino.” ( D e l I t a l i a n o .) A LOS POETAS. trueno dada, como la ant'gua ley entre clarísim os relam« pago--,— relámpagos (T raducción de una poesía A partaos de la senda trilla d a I taliana ) tarnuar las suyas? El uno corno de la noche de menos venturosas edades.— V o z que clam a : libertad á la mente, Bardos de mi p ltr ia . Sobre las huellas del D ante y del Tusso que brotan ¿ quién osará es- sublim idad al pensam iento; templos á la v irtu d ; amor, fra te rn id a d , caridad para todos los hombres ! ! el aguila, el otro como una tierna y cándida paloma, se levantaron con vuelo in* m ortal, y descubrieron nuevos climas en el mundo de la poesía.— D ejad la lira do los g e n tile s / El mas cruel de los tiranos le añadió la decim a do sus cuerdas y con inm un­ ■ dos dedos hizo v ib ra r en ella la sensualidad. D ejadla pa­ ra de eite de Anacreon, del afem inado O vidio y * H uid de la turba de pobres rimadores que han perver­ eos im itadores. Pu'sad el harpa grave y sus c ín i* sonorosa : el tido el gusto y el corazón italiano con Sonetos insípidos.— harpa que herm anó sus suspiros á la poesía del arre p e n ti­ L a lengua en que la m uger cede á los ruegos de un am an* m iento, y á las alabanzas del verdadero Dios. te con esta dulcísima palabra,— sí, ( 1 ) ha servido, com o harmonioso acompañamiento á pensamientos sin alteza, á ¡deas esclavas, á escandalosas bufonadas,á amorios sin fue* R enegad de las divinidades d e lO b m p O :— dejad en go y sin alm a. paz á los i meentes pastores de la A rc a d ia : no turbéis la dorada m íe’ , la cándida leche que corre por las praderas de aquella región tan soñada como ven'urosa. N o cantéis fingidas Lnuras ni Eleonoras, os negó el m ir de am or en que naufragaron ti el ciclo P e tra rc a y el cautivo de F e rra ra . > M as de una vez he reducido mis versos á ceniza, avergonzado del titulo de póeta : tanta es la degradación á que la m ediocridad ha reducido este título- Lo A rc a ­ dia del B ardo, la edad de la im aginación, se halla al te r­ mino del camino que anda la hum anidad : la fé y la espe. ranza la s stienen.— Bardos ! rasgad el velo de tiempo y de distancia que nos encubre tanta m a ra v illa ! R e fe rid ­ nos lo que hoyáis visto en vuestros ex ásis en aquel Edén de lo futuro, que en la tie rra está destinado para el hom ­ bre. Bardos de mi pátria ! Escogidos de Dios para des­ cubrir é in terp reta r la m agnificencia ra ensalzar la virtud é inm arla izar de sus obras ; — pa* sus acciones ; para m antener vivo el fuego que depura al hombro de las m ise­ rias de la m ateria, responded á la voz del s ig lo :— voz de (l) Pensamiento del D ante, el T , E Bardo, sacerdote de aquella incom pleto lenguage llam a poesí i, debe misterios de su culto.— S i el pueblo virgen que nuestro iniciarnos en los extraviado en las ti­ nieblas, descarriado por sus pasiones, pregunta sollozan* do : “ cuál es la senda, en dm d e está el esco1lo ?)> la voz profética del Bardo debe ilu m in ar el camino, y los deste. 1 118 líos de su palabra guiar, como la colum na de fuego, á la ranzas, de recuerdo*, do memorias conlusas y dulces. H a nueva tierra prometida. tenido envidia de preguntar á las aguas que pasaban de que regiones procedián á donde ibun. D ejad la lir a dades del O lim po. de los gentiles ; renegad de las d iv in i­ R id ícu lo * temedores de Jo ve ¿ hasta M e ha pa­ recido que iban L i s playas á otros climas no de luz á quien debemos, la exultación nantial de progresos. peifumes mas felices. de los rios han sido siempre una musa, un germ en de ins. piraciones para mi alm a, el precipitado la tir del corazón y los matices y he visto pasar con embidia porque yo amo todo m ovim iento. cuándo vereis tan solo un rubicundo mancibo, en ese océa­ del sentim iento, Las go d e ju s to . como p á ra lo s Kstados un m a­ Y yo reconozco en este instinto a l­ Estas aguas que he visto pasar llevan un destino grande ¡ van á engrosar el vehículo de los campos ? la libertad y de la sociabilidad poderoso h u m an itaria : de el océano. E l océano es la unidad, el progreso, la vida misma del es­ H asta cuando, con el ajado y sensual nombre do Veñus, representareis ni sueño mas regalado v ia n el corazón del hombre ? H a s ta de cuantos a li­ cuando hallareis el origen del am or en la punta de una flecha acerada? dos de mi siglo ! decid que cosa sea el am or y B ar- los hom- pirito humano. Sin rale lazo divino la hi m anidad no fuera un solo y mismo hombre que vive siempre y progresa continuamente. A gota r los marea fuera sumir en la servidum bie y la b a rb irie . La de la Europa, es natural do una Is la . las antiguas musas habitaron los L i m oderna lib e rta d bosques, d a buscan los ríos y los m aros. Si caé en la pelea un campeón de la lib ertad , acom* panen el tránsito do su espíritu generoso los místicos him< E scríbase en la m em oria de los hombres» con el poderoso b u ril libertad como los cisnes y las musas a m \ las orillas de las aguas. bres se co n v e itira n en ángeles. D nos del B u d o . las naciones de la harm onía e l poema de sus proezas y el recuerdo del héroe, v iv irá para ejem plo, mas que los cipreces y el m árm ol.— Todo pensamiento genero* so resueno idealizado en las cuerdasdel h a rp a : finvente to, nos desapacibles para m aldecir á la esclavitud y al crim en Z. la * Si musas del l i j a s de la libertad y del progreso aman la cuna de sus padres. U n poeta am ericano h i h e c h ) bien er< pintar Ia9 fac­ ciones del desierto. Estas pinturas á mas de su interes do curiosidad, reúnen el intores social. no es nuestro mas Aunque el desierto pingüe patr monio, por el sin em bargo, debe algún día, como hoy en N o r te -A m é r ic a , derram arse la civilización que rebosa en las costas. ráele nuestros desiertos m editerráneos, El arte trió ifa» pero antes y de3’ pues de la venida del arte, las costas del Paraná y d tl Pía* ta serán la sil a y el m anantial da Aunquo el arte actual no sea la po e-ía nacional, la expresión do lo visible, aunque sea la expresión idoal de la vida social, la profasía IM P R E S IO N E S . del porvenir, e! no podrá profe'izur un p o rven ir inmenso á la sociedad am ericana sin darle un teatro adecuado y este? E N U N A V IS IT A A L P A R A N A . teatro no podrá ser o'ro que el bor le de nuestros opulen­ • •••Y o que este no amo los lugares m editerráneos y pienso sentim iento es general porque es racional. el hombre es un ente social, debe h u ir de lo trario á su sociabilidad. que es co n­ M e he visto en m edio de los por* tentos de g racia y belleza que ab rig a el seno do nuestro te rrito rio , me he sentido tris 'e , ga im presión Si desasosegado por una va. de inquietud do no encontrar una playa en que pudiesen d e rra m a r-e m s o jo s: he creido habitar un ¿I egoísmo humano queriendo decir : r o d e l a la vida. ha dicho rio de la P lata, lib e rta d , de la prosperidad, do E l rio de la plata es hijo de dot rios, de poesía y de g rac ia, como para dár á entender que la Jib ertad . . . .Y o no sé si este sentim iento es común, pero nun. sin sentir* jne po¿eido de no sé que te rn u ra vaga, m ezclada de espe­ y la opulencia de los pueblos son h'jo3 de las musas. Es á la faz de esta9 aguas famosas, en las m árjene3 felices del Paraná, donde yo escribo estas im presiones - quo sus encantos producen on mi a lrn i. He busca de mi vida que sentía aniquilarse, corno la presidio destinado á los poetas descriptivos. ca he podido pararm e en las orillas de un rio, tos rios. m ana en el silencio del desierto. venido en voz hu. E l desierto es como nuestra vida, como nuestra voz, y si nos deja Jla vida nos lleva el contento. La m úsica es una re v e la triz sincera do los secretos del alm a, y para sondear el estado íntim o a b ir prim ero y efím ero no mas, el primer canto del gallo de los habitantes de nuestros campos solitarios, basta fi' de la lib ertad ; un destello dulce del dia del p o rv en ir. jarse en el acento de sus melodías : son llantos de peregri- noche es larga como el dia. nación y soledad. renacer de un golpe á lenciosas, largas tinieblas que los espír.tus enfermos con­ he visto por la prim era fundirán con la eterna noche, M e he sentido la vista celestial del Paraná. Lo vez, en una tarde apacible ; se lovantaba mo un objeto del C ielo , la Luna, no co­ ei no como parto una sonrisa involuntaria: la estrena* belleza sonreír inefable. í que b e lle z i ! M e quedé repi iendo : t q ie rmgestád ! do L im a r in, de C hateubriand, Me me veo, mudo do admiración me caer infunde un ¡ que gracia / acordé al momento de D id ie r, grandes pintores de la naturaleza. D ejé de todos lo* Si se viesen donde yó d ecía, que Paraná no T o d a v ía seguirán hora 9 si­ pero indudablemente la luz vendrá y brillará con un esplendor no conocido. E ntretanto estos sitios duermen aun en brazos de un de las aguas, como flor luminosa que volaba á los C ic'os. poético misterio; este teatro e s p lé n d id o , obra A q uellos bosque-, que nuestros campos bechan do me. inedita del criador, está sin duda destinado al porvotiir del mundo: los S'glos de oro duermen bajo estas olas argentina-; siglos nunca vi-tos piden lugares no conocidos. de oro que parten en silencio l is ondas Com o los peces diáfanas, a -i las musas infantes del Paraná, l ien, juguetean y saltan con un cuidadoso silencio, como si temiesen com prom eter el p o r­ venir del mundo, revelando prem aturam ente venarnos m anar de sus plumas! L i el teatro en que debe desplegarse un dia. Lleno de una ferviente y exaltada fé en no3, y que los ojos buscan en vano á la vista de llanuras el p o rv e n ir medio dé las aguas. humano que en este instante preocupa m í espíritu me s ie n ­ Bosques encantados, jardines flotantes, paisajes que la poe to semerj r en un éxtasis divino que me transporta á oque- d a no h ibrá columbrado en sus sueños divinos. líos dias afortunados. inmensas, han venido á colocarse en Y o veo ya estas riberas coronadas Tong o á ni's pies el cuadro: piso la soberbia ribera por guirnaldas airosas de edificios de una arq u itec tu ra cu ­ do San Pedro, que parece erguirse de vanidad de las aguas ya simplicidad sim étrica sim boliza un mundo despejado de que custodia; desdo aquí comtemplo las isletas de A ires en todo género de ^orinas graciosas: veo diademas de flores que parecen m i­ perlas de la aurora á las grnciós argentinas sobre las m á r­ rarse en los espejos del rio, genes del P araná, en aquellas tardes perfumadas que caen flores coronadas de c ri-ta l: gorarquias. Y o veo deccn.ler como las es un laberinto armonioso en donde las vastas láminas del en pos de un sol punzó. rio juegan con las guirnaldas azules, r io , de los infinitos colores de los vestidos de las jóvenes conciertos graciosos y risueños. que E l cristianismo que en su adm irable instinto de c iv i. Y o v<-o esmaltarse los espejos dt 1 invaden las aguas en e'égantes góndolas dí-im os pabellones. L a s veo abordar los parques lizacion ha tuidado siempre de e r ijir sus tem dos en luga* tados, que ha levantado el arte, res dominantes, islas. parece haber sido inspirado corno nunca de varia* en la mas e n c in ­ vecina de las V eo descollar mas atras la frente magestuosa de al plantar la .cruz de Crispo en las orillas del Paraná, como los edificios levantados en las mas apartadas is'as. un ast ro aparecido en un nuevo horizonte, para a v ila r quo de m¡9 oidos el torrente estrepitoso de buques de vapor que y a vienen loa siglos de igualdad, de I bert id, do suben y bajan la inmensa riqueza do cion para estos sitios. a*ocia. ¿Qué anuncia en efecto esta C^uz que señorea estas orilla*? Es el estandarte de la libertad nuestra Atur* industria. Confunde mis ojos la infinidad de b ¡ndera3 amigas que pu luían sobre nue-tras aguas. Y o adm iro, en fin, la v id i, y de la luz nueva, que llam a a los hombres de este suelo á la actividad, la abundancia, el progreso humano, derram ar protestar á sus plantas, en fiv o r de lu c iv iliza c ió n se na, es decir, de la igualdad, de la libertad, hum a­ do la confra* con profu-íon inconcebible. m a ra v illo -a , Me im ajínó ternidad de todos los hombres, que la C ru z de Cristo $¡m- mundo desconocido , leyes , bo iza. mas viven E s la planta de la vida cuyas flores son la lib er­ tad y la igualdad, y cuyos frutos son los pueblos. U » profundo silencio, no obstante, radas envuelve boy dia esta escena de m udez y de gracia. que del solo g e n io ; o'go p iim itív a . m oderna, una una almo fera observanc a nueva , un instituciones , ideas . en hablar hoy de la edad media ; oigo esta Asia Y no podríamos preguutar ¿qué s gnificado tuvo aquella hoy con fo r­ las especulaciones hon­ del siglo X IX como hablar de la F.uropa actual* como hoy del O rien te y de la Aata Y todavía oigo la voz infa'igab'e de la fi ostfiia inmensa algazara de 15 años con que alborotamos el man* que profetiza y concibe tiempos y mundos mas avanzados do y que hemos llamado revolución americana? y perfectos todavía. Fué un 120 Aqui una campana lúgubre viene á eclipsar mis visione®, la campana de la noche quo llam a paración austera de los tiempos á la oración, esta pre­ futuros. E l acento que hoy me despierta para quitarm e las grandezas en otro tiempo que sueña, me ha d e le it a d o para darm e las que no C uando visitamos de vez en cuando la i es raro tropezar con jóvenes ó viejos que sociedad no saludan á los hombres malos y corrompidos, como á una querida. te linoge de hombres es el que roe mas las entrañas de la tierra. Con la palabra Hbertad siem pre en los lab ios, soñaba. ¿Quien de nosotros que tenga un corazón que pal* besaran pite al nombre de la patria,no se acuerda allá en los prim e bastón venal de un ju ez. ros dias de nuestras glorias, muchas veces en la m itad de que un fantásma, la una profunda noch^, de haber oido el eco mages'uoso de nnnidad una quisicosa! una campana para anunciar que la espada de B elgrano 6 quienes no les palpitó nada bajo la te tilla izquierda. Sn. M a rtin recen mas bien libertos que lib re *. habia roto un eslabón nues ra cervidum bre ? ta !e?, habéis mas de l i cadena de Oras de gloria, momentos inmor* fugado acaso para no volver jam as? sin pudor la mano sangrienta de un tirano, 6 el P ara ello?, la vir ud no es mas P atria un nombre ridículo, A llá , pues, para nues­ H a y también otra clase numerosa de hom bre*, sem* pitem os panegiristas de todo lo abolido por el nacionales, que sus acentos Son por la común de cara abiscochada y sin que cien eco* no respondan en el a'm a. \s i las cam ­ Pa* tro coleto debemos borrarlos de la lista cívica. Son pueden escucharse, y la hu* En una p a lab ra, son hombres á tantas las veces que las campanas han saludado las glorias ya no Es­ Cuidado con h iblarles de filosofía, tiempo. largas pestañas, progreso, innovaciones panas han venido á po-eer dos idiomas, el d é la relijion y y demas locuras de este jae z. F ru n c irá n al pun to sus apá. el de la patria. ticas cejas, y saltarán de sus sillas, como ¡ Q ue D i os preserve nuestros corazones de olvidar j emas la clase de estas sagradas cifras. se quema la cola en agua caliente. F _____ el gato cuando Estos hombres sirven de em palizada contra las ¡deas nuevas ; quisieran tener al pueblo vestido siempre con el ropage de la m m o rid ad. Y si Dios escuchase sus saRt09 deseo*, el estandarte LÍNAGES DE HOMBRES. espíritu humano quedaría inm óvil. del E c h a rlo s , pues, á un lado con firm eza desapiadada, e9 el deber de la c iv iliz a ­ E n un tiempo en que todo se vuelve pream bu'o*, tan indigestos como los que ponon los abog idos to?, bueno es tam bién que en sus e s c ri­ nosotros hagamos uno para este a rtic u lillo .— N i menos entrar en eruditas sobre el origen d é la e-pecie hum ana. obscuras : y los hombres de los pie?, ni romperse las Sea disertaciones Estas hoy no quieren son cosas las im arse frentes, andando en tinieblas. Sea que una ciudad p rim itiva al mundo. que hayan haya provisto do hombres brotado, como R q u e za s es todo lo que se quiere por ahora : no filosofía, ni m etafísica encum brada, brosa teología. olvidar las Y por eso, nosotros por tanto, ni teñe- que no queremos costumbr -s de nuestrus abuelos, hablaremos de cosas mas terrenales. Tanto al viejo avaro, como á joven zones. patriota conviene conocer 4 quien Pues vamos á decírselo. Y abren sus cora en verdad, no será rmis nuestro a itic u liilo que una pelada descripción de los hombres que debemos huir, como si pura cantárida. Este te rc e r linage de hombres es la flor de la sociedad, el ja zm ín de las hermosas. vida sería muy Inste para el bello sexono parece posible reform a de ninguna solamente, como se mira el sello de renovación, fueran píldoras de A no ser ello?, la En tales jóvenes especie. M irarlos la m oneda nueva á ver si tiene Esto basta para nuestra salvación y la de la P atriaBuena gana tendríamos de castas humanas. les. continuar pintando las Las hay tan diversas como de an im a­ Pero esto nos llevaría muy lejos, y sería adem as ha blar al aire- Tenem os la fortuna de no conocerlos bien : lo que e3 para nosotros un escrúpulo. Muchos, es verdad, de nuestros amables fatuos, piensan que no hablar de lo que se ignora es una modestia la inocente niña, y al uno9 lindos jó v e - venes de estilo ahem brado, y ojos dulces como I 0 9 de una los abrojos por toda la tie rra ; esto no es plata ni pan, y importa poco. N o son mas raro9 por todas partes paloma. Declaram os, puse, que no pretendemos dar lecciones de zoología. ción m oderna. quieran. de m onja. D ig an lo que Preferim os parecem os mas á las monjas que 121 ¿QUE NOS HACE LA ESPAÑA? N o : hablando im p arcielm en te ingratos con nuestra m adre patria. bre España? A quien en fio somos deudores de la elocuencia manr, O netica, diafana y fácil de nuestras asambleas; de la pala­ nosotros somos m uy ¿Que nos hace la po- En que se mete con nosotros? N o está.ro- bra rápida y espiritual de nuestros estrados;de la brevedad de nuestras visbas; de la anim ación de nue-tras de la p erfección ,'de la lib e ra lid a d de nuestras costumbres A quien sino á la España que e s -’a dueña le« corrida en fu casa, desde que nosotros tuvimos la inhuma- generales? nidad de arro jarla demuestro suelo? jítim a de todas estas cosas que nos ha dejado y jado radicalmente? N o la hornos a rro ­ Q u e vestigios, que restos, que tra d i­ ciones de su pasado im perio, quedan entre nosotros? Por tertu lias; consiente aun lib eralm en te. Y de cuales, 9¡no de estes fecundos antecedentes víe* qué. pues estamos todos los dias, dale que dalo á !a pobre nen nuestros inmensos avances en la senda del progreso vieja? do la libertad No: hablando im parcialm ente, nosotros somos m uy Por otra parte :— ingratos con nuestra m adre patria. Se pudiera num erar con rapidez un m illa r de benefi­ De quien es este entusiasmo de la lectura, ecta fio- de instrucción que devora í toda n.uoslra juventud, á todac las clases y rangos de nuestra sociedad? D e quien N o nos la h a dado espontáneamente? de espíritu y de idodism o, que brota por todos los ámbitos de la sociedad? á la vieja España, y no á la España jóven cual- no hab'amos jrm a s una palabra. A quien deben nuestros Jurisconsultos aquel espíritu tam bién y liberal, de la Pero no van dirigí* todos nuestros agradecí* míenlos?' E l gobierno republicano, el poder representativo, la instrucción pública, do la espiritual España. Qu6 sacrificios nos ha costado?— Es verdad que esto se refiere dos á la vieja España h a d o ser!— tradición de nuestra medro patria. A quien debemos esta exuberancia N o es á la Espáíía á quien debemos nuestra emane!* pación social? cios que en o-te momento nos está dispensando. bre Y la to le ra n c ia de cultos y com ercio las reform as legislativas, eclesiásticas, m ilitares, financie* penetrante y metódico, aquella sagacidad filosófica, aque­ ras, estadísticas, lla robustez de dialéctica, y pujanza de h isto ria y de e ru ­ mas todas que han dado á nuestra p a tria alguna dignidad dición antigua moderna y contem poránea que resalta á ca en la sociedad de las naciones, no son cosas todas que de*, da instante en sus admirables fragmentos?-— á quien sino bemos á la España, ó que al menos han sido realizadas con á loa Gregorio Lop z, á los Antonio Gomes, á los Cañada, un espíritu nacido de Iq filosofía española? N uca, CarleViil y otras cien antorchas de la radiante Es ad m in istrativas, industriales, las refor* Donde esta pues lo que nosotros poseemos de bueno y progresivo que no lo debamos á la España? paña. Y que otra Quien ha divinizado á la m uger am ericana con un sis cosa es batir todo lo que es español entre nosotros, que ba* tema de educación tan variada, tan interesante, tan esquí t¡r todo lo que es progresivo y conveniente á nuestro país? 8it",, tan fecunda en resu tados progresivos y sociales.7— P or que, el españolismo y la Quien sino la culta España. idéntica cosa. A quien debemos este espíritu inovil y tem erariam en libertad son para nosotros A ta c a r lo que es español, no es pues uní* camente un acto do in gratitu d ; es también un acto de r a c to especulador quo arroja á nuestros m ercaderes en las mas troceso. audaces especulaciones, esta actividad so; porque el españolismo es el progreso mismo. ne á nueatros industriales en una febril que m antie incesante m ovilidad?— A quien sino a la m óvil y calculista España. Aquien debemos esta franca in lependencia do ju ¡. rio y de exam en que ha llevado á nuestros publicistas, filosoíos y poetas á tan nuevas y crijuiales coocepcioneí.7— A quien sino á la filosófica España. F o m e n ta r el españolismo, es fom entar el progre* que o ro modo había de ser? Una nación tan Ni culta, de tan lib re tan avanzada, tan ilustrada como la España, no pue* de tener una ¡J e t, una ley, una ín -titu cio n , una costumbre una tradición que no sea de prog eso y de libertad. T ra * temos pues de c o n s e ja r como fragm entos de vida y de li* bertad, las infinitas ideas; costumbres, leyes, instituciones y tradiciones que la Península m antiene todavía en med.o Quien nos ha dado este esjú itu de igualdad democrá­ tico, de dignidad personal que penetra hasta lo mas ín ti­ mo do nuestra so.-¡edad y resalta hasta en sus menores ac­ cid e n te s ? -Q u ie n sino la df!jao:rática España. de nosotros. T ien e n todos C3tos preciosos vestigios la ine3'iinable prerrogativa de pertenecer á la vieja, y no á la jóven E spaña, que nada nos ha dado, y por lo cual, nin* guna mención nos m erecerá. Es á la España señora de 122 ambas India», como ella dice con razón, que pertenece i S i origen puro de la dicha m ia todo lo que hay de español en nuestro pais, es decir, casi D e ser dejase y centro de mi fé, todo lo que hay que bien p u d ié ra­ Perpétuo luto mi alma llevaría en nuestro país : por mos decir do ella, lo que D ’ Aguesseau de la antigua Como el que m uerta su esperanza vé. Ro­ E. E. m a, que después de habernos gobernado por su autoridad, hoy nos gobierna por su esp ritu. Q ue nos hace hoy la España pues ?— nada mas que poseernos por sus iIus res tradiciones. Por que es án to . tos los dias, dale que dale á la pobre vieja ? r ije y nos gobierna todavía y nosotros la J U S T I C I A A L MERITO? E ! a nos di* Nosotros amamos el po venir algo mas que el presen* pagamos con u l. te; nuestra vista descubre allá á lo lejos un tro je s ! N o : hablando im parcialm ente nosotros somos m uy ingratos con nuestra m id r e patria. N o lo seremos mas » y de hoy en adelante solo tendrá derecho mió, lo que venga tim brado con ft nuestro er co­ el sello Ib érico es decir, casi todo lo que venga á ponerse á nuestros ojos, N .... progresos, y dicha®, que se acerca coa m archa mos, y á cuyo servicio nos hemos consagrado.— T e ñ e , mos fé en el porvenir; sabemos quo hom bre sienten en el corazón los pueblos como el la in flu e n c ia de esa ley , constante,eterna, que no® arrastra diariamente/ á ser n e « Nosotros esperamos que lleg arán esos dias rentu* rosos; trabajemos para que caigan sobre Q u e apenas yo me atrevo á articular, E s simulacro para mi divino Puesto y velado en medio de un altar. m uho? vec« ; No hay tie rra mas ostaril quo el corazón humano, ni campo mas ingrato que el hombro como sale del seno de la n a tu ra le za . Sin creer como H o b b e*, que el estado natural del hombre sea la gu erra, ni como Rousseau, que sea tan ’o mas bueno y feliz el in­ dividuo, cuaoto mas se acerca á la que es necesario [ ara no ju stificar N o se formó para profano labio bello pero el porvenir es la fruta del árbol cultivado, no el v e * neno de la planta salvaje. N o lo diré, su nombre peregrino nuestro suelo como las bendiciones del Señor. El porvenir es nuestro, hemos dicho C A N C IO N .. solemne t pero tranquila é infalible, hacia esta patria que tnnto ama-» joras. S U JVO JUBRE. horizonto da los hechos, destruir bestialidad, pensamos aquella opinión por medio de una sabia con educación L o q u e a mi gloria destinára Dio?; los gérmenes de discordia y egoÍ9ino que consigo trao el S e ría hacer á mi pasión agravio hombre; porque tan Si respondiese al eco de otra voz. si que solo p ense y trabaje para sí, como á todo cuerpo perjudieial es á la sociedad entera el miembro quo se nutra de todos los o ros en provecho propio solamente. M e jo rar el espíritu y el corazón dnl hombre, es fa c í* Su dulce nom bre es música inefable Q ue solo yo suelo gozoso o i r : lita r la felicidad individual, m ejorar el espíritu y el co ra­ Se c ifia en él lo bel 'o y adorable zón de las m isas, es fa cilitar la felicidad común. Q ue el alma hum ana puede concebir. rar el corazón y el espíritu de la juventud, es preparar porvenir, porque e'la es la esperanza, la gloria P re p a . el la riqueza de la patria, Ingratitud sería no agradecer á los que con tanta a s i­ Su dulce nombre, cuando está afligido Sabe calm ar mi inquieto cor-izon, duidad y talento, se han d dicado al Com o el de un ángel tu te la r, rendido form ar la educación de una gran parte de nuestros jó v e ­ S iem pre lo invoco en la tribulación. nes. Los Padre3 Escola ios, pesado m erecen sinceros y profundos agradecim ientos. trabajo de en este sentido, Sabemos que con una modestia poco común, diariam ente ejecutan trabajos 123 de In m ayor ¡m 'ortanoia: que han adoptado y considerablemente los métodos de enseñanza que mas aprecian en la Europa ilustrada; que e tudian las dades de nuestra jóven patria, y no c a rg m EL EGOISMO. mejorado se Hubo tiempo necesi­ la débil inteli* en que la g o d a de los escritores e ra una gloria egoísta. Las letras mismas han á la L ib e rta d , cuando fueron nosotros nos hicieron perder los mejores nños de Ia vida, bicion personal. y que no dan un solo paso que no lleve el sello de una uti­ varse entre los hombres, pero lidad directa háciu nuestros projresos sociales. Servicios digno de! respeto público, de esta naturaleza ^on dignos de grandes e ’ogios en efecto; dual se herm ana noootros esperamos que ia s nceridad del que les trib u ta , literatura si ella pudiera ser destructora de la ig u ald ad . moa ea este momento, suplirá en Pero por fortuna de la H um anidad modo lo que le blo. N, H onesto y decoroso es el deseo de ( l e ­ esie sentimiento es cuando á la intención la intención social. m síon de mos nosotros d é la nuestra, ros avisa de Buenos A yres que presen.ado en el teatro corriente año, h i sido re ­ argentino, un dram a original del jóven D . Lu s M endez. Nos indica que el argum ento de la pieza es enteram ente nacional, y que á su ju ic io no Las circunstancias de ser jóven el autor del drama y da haber pasado por sobre la m uralla de griegos, romanos, franceses, italianos, & a . & a . que desde que te ­ nemos teatro existe entre el escritor dram ático y las cosas constituyen un Sin ocuparnos por ahora Uslico de la obra del Sr. del M endez, tenemos progreso á m érito art motivos para que la voz del pueblo es la voz ds D ios. tiempos de egoísmo lite ra rio . la literatu ra m oderna. los pueblos. L Dios y E l escritor hable b mundo tan basto corno azaroso» ha atrevido á plantar el estandarte del drama^nacional, en una escena dominada por colosos e x tra n je ro s; los obstáculos quo el habito y L b e rtid arrostrar con todos las preocupaciones oponen del hombre. hombre al espresion no do un hom bre sinó E! ciudadano debe absorver al in d ivid u o , el ciudadano. Si ob servárnosla filosofía m oderna, notarnos roso, nacional, hum anitario egoista, individual. la elem ento " e n e . O contra el elemento estrocho, E l egoísmo fanatismo, á la intolerancia. en R elig ió n conduce al El fanatismo am ado inquisición fué el suicidio del d é la C ristianism o ; porque a n i­ el corazón. el cristianism o. E l hombre arrepéntido g ritó — amor— este gr to fué el mandato de resurrección para el cristianism o, que como el H ijo de’ Dios, murió para resucitar. E l cristianism o tendrá un Cielo en la T ie r r a y vivirá inm ortal, E n política el De-potism o, U T ir a n ía es el Y o mas que todos, y al S r. M endez, la aquí la tira n ía . L a tiranía es la II. m archa de l t lucha d d el Despotismo. mos grandes progreso5. amor de “ E x e g i monumentum aere perennius » __ verdaderas conquistas, quemas ó menos tarde asegurarán Nosotros le exortamos á no desfallecer, y le desea-- es el con H oracio : avance del elem ento egoiata. gratitud y aprecio de sus conciudada* es el alm a de Dios y L ber ad, si aspira siem pre al prim ero que se atreve á salir da la rutina, son nos. La Pasaron ya los caridad Pero la caridad es profesa sobre el 60 La hum initarios. dominantes que la juventud ser el prim ero de nuestra generación que pue. por la boca del e rc itor. quilar-la caridad con el egoísmo es m atar dram a.— Lanzarse á eso del en s^ ñ i al pueblo, creer quo ella no será sino la espresion visib'e de las ideas argentin a m oder­ los F.lósofos del sig’o X I X es representar y un libro en el día es la ha sido mal desempeñado. nacionalas, la fi o ofía moderná es intérprete de la vo untad divina ; por U n amigo de los progresos de su patria, como lo so­ el Dom ingo 1. ° de Junio del i n I i vi­ los escritores abogar por los intereses naciooa'es y NOVEDAD LITERARIA. so'o Y o condenaría H o y no es ya el escritor el que frino el pueblo el que h \b la nuestro juicio. de una am . nos respetan el dogma sagrado de la sob r a n u falte en tamaño* verdaderam ente instrum ento nocivas gencia de sus alumnos do aquellas inutilidades con que á a !gun el sido la individualidad. Y o sobre últim o todos; he aq i todos para m i, mas a ta ho u-urpacion de E l pueblo esclavo de un hom bre. De la tiran ía se puede d e c ir : vox D ia b u li— Si hay un crim en que no debia perdonar el P apa, ni perdona Dios es la ti­ ranía. Dios mismo no es egoista— Se hizo hombre, ser nuestro herm ano. e$ decir la igualdad. para Predicó la h u m i’daJ y la caridad, Lajos de d e rra m a r ena sola go.a de sangre, vertió toda la suya por el hombre. ver el elemento caritativo, hum anitario en la cum re ?— Es el hijo de Dios en la C ru z — L a L bertsd res no asesinos. N apoleón comprando la gloria grandes» el canoa. E l que sentaba L a Libertad no se ordena, se enseña. L b rta d e'emento una fam ilia francesa. la blo ¿ puede ser 1834. cn ério d e la te e n el se», o de Ce tratab a de un calabera ¿e quien Cate hombre h bia ¿ la pasado de la prim era opoca ferviente de la edad ju v e n il, y uni­ sin em bargo, sumergido aun en el frenesí da las pasiones, L a ense’ cargado gq deudas, perdido por sus locuras, había nbtuv donado á su m uger y robado la de otro; había s;do conde* nado á m uerte y decapitado en efigie,* había fugado do su destructor de todo egoísta ? ugo sus deudos no sabían ya que hacer. h u m in i:a ria es la misión de la F i. ¿podrá alguna vez degradar á H íc t o r E n 1781. se «asilaba un lo ío fia, no la de un conquistador. Este V I. del m u n ­ h u m inid ad en el patíbulo, no p de ib a por la L ib e rta d ila n za de la po r (Frecuento Primero.) cón s m g *e de herm anos. L a palabra, p I am or, la c irid a d son el arm a de versa!. u zg a d o es A leja n d ro , e3 N o 9o diga que Napoleón luchó por la L ib e rta d L ib ertad , no ol sable ni J al cem enterio de la hum ani­ E l elemento egoísta en s i cim a, do. i pide m ír ti E l que qu era comprend ?r la de un N apoleón, interrogue dad. M IR A B E A U Q u e re r progreso social un pueblo todo? C reem os que sí. F a tria y acababa de re ap arece r en ella E l pue­ mendado, cegun d e c ía , solicitando E l pueblo fam ilia y ligarse con su m uger. arrepentido y en­ volver El &1 seno de ou padre deasaba que no es tan soberano que lo pueda todo. N o es tan seboro, esto no que no esté sujeto á la do Dios. perpetuasen su nombre, en Ir esperanza d® sor maa feliz gracia no siempre soberanía es la voz del pueblo Por des* la voz de Dios, se efectuase para verse rodaudo de Q.ótecillos que como abuelo que como padre. Pero, el hijo pródigo con­ por desgracia h iy pueb os egoístas, hay puvb'os despotas, taba ya tre in ta y lr e 3 anos.— E ra preciso hacerle c.o oue* pueblos tiranos. vo.— E ducación difícil | L a anarquía es el egoísmo popular, co* mo la esclavitud es el egoísmo egoísmo tiránico. individual sosten:endo al qué m adre so Pero un pueblo unido nunca e9 egois. po'quo la unión y el egoísmo se destruyen. F r a c c io ’ Diso'ved al pueblo, tendréis la esclavitud. Di aniquilidad ciudadano modo que un pueb'o b o, un pueblo no ciudadano, elemento egoísta. al es no Je E l padie quería dárselo al tio, el tio quería dejárselo al padre. — T ó m a lo , decia el padre. pue* L a unid id popular nunca es egoísta. semejante ? aquí se originó una disputa entre dos ancianos. y el ú ltira i resultado del á la sociedad á pediía confiar ? quiéu se e n c a rg a n * do en . derezar la espina dorsal de un cará cter nad un pueblo, dividiJ los ciudadanos y ten Iréis la an i r quía. Vuelto otra vez — N o lo quiero, contestaba el tio . I __ Conven prim ero co n m ig o , replicaba el padre, en que este hombre no es nado, absolutamente nuda. T ene D e esta unión de los partidos nace l a L ib j r t u d , c o n n ej gusto, charlatanism o, la v o del choque de las nubes. El audacia, alegría y algunas veces dignidad: no es (juro ni p o ta d o unido siem pre si mis no— Un Voluntad divina. pueblos. pueblo Dios ha delegado pueblo nunca e s p r e s ila su soberanía C a la pueblo es un hom bre, es dés' en los representante de odioso c u a n d o manda. desenvoltura, Pue3 bien! acción, turbulencia, r ra s esto, se oh ida de lo de a y e r, descuida lo que vendrá m añana, se e n tre . | ga ul impulso del momento; hombre aborto que no distin D io *. . Los pueblos reunidos hacen la representación lia* guo lo posible de lo im po-ible, la comodidad ni la incom o, rnan i'aria. di Jad, el placer ni la pena, la acción y L a H um anidades Dios. P ara cu m p lir la vo' luntad de Dios es necesirio b atir la anarquía hum anitaria, de enteram ente 4 la resistencia q ie los egoísmos naciona’es. sas. brurá el mundo entero, L a Libertad como el Sol alum* U .i dia cuando la lib ertad se haya consumado,ese Sol alum brará á la H um anidad en el C ielo’ N o dejo de am onestir’o diariam ente. L a T ira n ía ha sí lo e. sacrificio de los pueblo’. ral sacrificio está consumad >. Pero este L a C ru z ántes de la muerte <Ü reposo y se rin* ‘ le presen an las co C reo sin embargo, que se puede h icer lente instrumento tomándote por el lado de la vanidad. E l aprendo mi mo* ! y mis lecciones porque wiran sobro un eje real, lje r:__“ que es cierto que no se puedo cambiar de leza; pero que reccion, y defenderle contra los ataques del enem igo.” D. v ¥ L. á sa* n a tu ra ’ las razón sirve para conocer el lado flaco » — H ete ahí, /ep U c a b i el tio, gracias (j de 6 un ene de la H um anidad, pero después de la muerte será la resur* Después de la resurrección el C ie lo .— j á n¡ 9}— ocupado en regentar un pe' ue.o de tu posteroma* trein a y uCS 125 uño»! Q u erer regularizar un c a rá cter anguloso y áspero — No siempre has pensado así, respondía tristemente como un h e ri*o , es echarse sobre los hombros una tarea el padre ; hubo tiem po en bárbara! “ á mí te aseguro — El racán ! padre insistía : íén lástima de tu sobrino el hu­ E l confiesa todas sus locuras, tie n e ta le n io .e s un rayo pnra el trab ajo. El tiene trein ta cdrno yo sesenta y seis; pero menos y tres años raro e3 veer que un que que me escribías este jóven me c‘ en cuanto enternece el cora- zon. »’ — S í, decía eí tío, y en que tu me contestabas: *' des* confia, guárdate de lo dorado de su pico — Y qué quieres que haga ? exclam aba el padre al ver tonel fofo, abierto y con apariencias de vejez dice papá y reb ü id as sus ú ltim is razones no sabe gobernarse, que no uu hombre de mis canas y pa­ conocer que no so puede cortar un li jo como se corta un decimientos capaz aun de fatigar con ocho horas de c a r brazo : si esto se pudiera, ha rera ó de g ib n e te , las biese manco. nes. piernas ó la cabeza de dos jóve- Necesita que le gobiernen, él que tomes esto á tu cargo. ¡o 3abe y es preciso E l sabe que siempre has sido para mí, como debes serlo para E í funda tocia su vanidad en con él, brújula y su lio : yo cosa que será de precio en lo futuro. como mucho ere3 para no tiempo que yo cstu. Ademas, se ha sacado partido de diez m il mas débil s y nm9 lo co’. Y o y a no sirvo, y si no conta* ra contigo, solo seria un pobre viejo asentado. piloto. to lo doi H a rto j isto P e'O el tío, hombre perentorio, cortaba a! fin las sú* plicas con estas mismas palabras ; Pero no le a flo je s : N o quiero ! E 3 una locura la pretencion de que se aunque haga m ilagros; ténle sierrpro do la m anga, porque mojante hombre siiva para a'go. de todo eso neces ta ese de graciado. Te á los insurgentes, como dice su le tratas como p a d re; pero si como t o, se perderá. Ten lástima de ese pobre jóven. cie esconden las uñas por a gua tiem po: él mismo, cuando vivía conmigo, ora uaa m alva apenas arqueaba yo las ce* Pero ahora, no tengo ya gusto ni la edad para lid ar con imposibles. <'*.:* pa los cascos. de la — N o , decia el tio: yo sé que los sugetos de cierta espe­ jas. í mk Jí&S •. — Oh hermano: rep’ icaba el * viejo suplicante, criatura dis'ocada há do recomponerse ¡Sería preciso enviarla dará gusto si » si esa alguna ve z, solo m uger, para que ee rom - T ú ere9 bueno, tu hijo es m a'o. E l furor pO'teromanía te domina ; pero debes recordar que C iro y M arco A u re lio hubieran sido felices sin Cambiscs y Cómodo: A l leer esto, no se nos presentan á la m em oria oque, lias escenas de com edia domestica en que la gravedad de M o liere casi se acerca á la grandeza de C orneille ? halla acaso en M o liere cosa mas agradable ¿ Se por ja e x c e ­ lencia del estilo, por la verdad en la pintura hum ana, que tú podrás hacerlo, y puesto que debe podársele, no p j l r a estos dos viejos respetables, que el siglo diez e n tro g ir'o á mejores manos que las tu ya*. jado por olvido en el diez y ocho como retazos de mejores T ó m a 'o , m v y siete ha de­ réjalo con firm eza y bondad y serás su salvadór y le con* costumbres 1 vertirás en tu obra m aestra. ditabundos, apoyados en sus largos bastones, recordando Sepa él, que b a ji tu aspee* to desencajado y fno, se oculta el m ejor hombre que haya existido/ les! U n hombre del nvsmo estambro que los an^e- T u es 0}/inis spes et fo rtu n a nostri nominist — De ningún modo, contestaba el tio. No en el trage ¿ N o los veis venir á ambo3, sérios mas bien á L u :s X I V bien á L u is X l í l por que y ¿ El idioma que ha. Saint Simón / ( I ) y m oral z i b o cis que no hacen ma9 que son las dos bocas severas con que riño, enseña tido : á m i modo de veer no se ‘debía h ab lar de feso. en medio jóven de veinte y seis años tropezó con una muchacha graciosa y lin d »,— y, cuál es el jóven que no recoge las cosas de esta especie que encuentra en el camino ?— P e­ Ese padre y este tio son los dos Otenlos tipos de la comedia ; sea un gran crimen el que en sus c'reuns nnc’as ha comeUn m e. que á L u is X V , mas que á L u is X I V ? blan no es el mismo de M o liere y de tin ta s otra3 r e í r : son el M á rq u ez y o! Com endador, G oronte y Aristo^ son la bondad y la sabi lu r.a, adm rabie dúo que constan­ tem ente reproduce M oliere. ro es de genio turbulento, orgul oso, díscolo, in -u b o rd in i* do ; vicioso y perverso por temperamento. de tomar á mi c a rg ) ? Sé que es seductor, que es como el ?o n icí *nte ; pero esta es u n í ponerme á ser su bur'a. contra la vej z, Por que le he razón E l Tío . Donde te quieres m archar ? mas para no es- L a juven'ud siempre tiene razón (I) Cor e3ano de Luis X I V , autor de un is memór¡.i3 muy cé ebres cnnio pintara fiel de las costumbres de su tiempo. ( E l T . ) Í2G Este suceso, ora el único asunto de las conversado* E l P a d re . N i sé. nes de la ciudad. El T ío. Aquel hom bre espiró- Pu es en esto9 puntes Poces minutos después que el m edico, en pié á la ca­ Debemos, creo, em pezar becera del enfermo, hubo dicho: ha muerto! E l presidento P or decidir ios dos juntos de la A sam blea— nacional se u'zó de su asiento y Como habremos de acabar ha muerto! D e una vez estos asuntos. ción fatal habia corrido por P a r id T u l era la rapidez con que aquella se levanto llorando y dijom as con solloz rillo d tl sobrino. L o no ; b'e en el presente caso es que, la escena que bras: exclam a­ U no de los principales oradores de la Asam blea, ol Señor D ir r ó r e .L a escena es com pleta, nada le C illa, ni aun el pica d jo". h de V ié n za c , que con pa*a. Pido que la A sam blea haga constar en el acta de diúlugo del padre y es'e fúnebre dia el testim >nio de las lágrim as que dá á la el tio ha tenido lugar por medio de una correspondencia, perdida de tan grande hombre, y que se invite en nombre por cortas que todos de la patria á todos los m iem bros de la A sam blea para que acabamos de trazar, es real; q ie el pueden le r r en el (lia ; ( 2 ) que sin saberlo los dos viejo*, el objeto de su grave disputa era ur.o de los hombres mas grandes de la h s oria francesa que el M árquez y el Com endador verdaderos, llam ado el de M irabeau y el otro, Juan de la órden de M a lta . Un sacerdote, m iem bro Soh a q u í, personages uno V íc to r de R ig h e tti, m arquez Antohid de M irabeau, badio E l bribón del sobrino, era H rato G ab riel de R g h etti á quien su fam ilia opo - en 1781 lla ­ m aba el H u racá n y hoy le apellida el mundo M irab eau . Así un hombre aborto, una criatu ra dislocada, un sugeto de quien no se po d ía sacar nada, urt calavera, un c r i­ m inal castigado por la ju sticia, una plaga á mas de todo esto, he aquí lo que era M irabeau para su fam ilia en asistan a sus funerales- l7 $ l. tam bién; del costado derecho, dijo A y e r en medio de los dolores, hizo llam ar al S e* ñor obispo de A utun, (3 ) y poniendo en sus manos un tra b a jo que acababa de concluir sobre las sucesiones, lo pidió, como últim a demostración de am istad, que le leyese á la Asam blea. Este es un deber sagrado. El oeñor obispo de Autun debe dese npefiar aqui las funciones de egecutor testam entario del hombre grande á quien llo ra * mos todos. T ro n c h e t, el presidente, propuso una diputación ra asistir á los funerales. La Asam blea pa- contes ó : I r é • mos lodos ! D ie z años después, el prim ero de A b ril de 1 7 9 1 , un gentío inmenso llenaba las cercanias de una casa situada en la calzada de A n tin . consternada, tacitu rn a, A qu ella m ultitud se mostraba profundamente triste; y en la ca. L a s Secciones de París pidieron que fuese enterrado “ en el c mpo de la federación bajo el a ltar de la p a tr ia .0 E l d rectorio del D e p a rta m e n to propuso que se lo diese por tum ba “ la nueva iglesia de S m ta sa agonizaba un hom bre. E l gentío inundaba la c a lle , el patio, la escalera, la antesala: persona habia que estaba a 11i h icia tres días; Jiab'uban en secreto, parecía que temiesen resp irar, y di- se decretase que este cdm cio quedaría Genoveva y destinado en ade­ lante para abrigar las cenizas de los hombres g r a r d e s .” Con este motivo el Señor P asforrt, procurador ge* jig iu n preguntas, ansiosamente, á los que ivan y venían. ncral, síndico del cabildo, d ijo ; Aquella m ultitud hacia para con aquel hom bre el oficio de d e rram ar la pérdida de un una madre para con su hijo. Los médicos habian perdido la lágrim as estériles. esperan za. en monumentos separados sus sacerdotes y sus héroes. D e cuando en cuando, unos boletines sobre ja salud del enferm o se esparcían entre el gentio, oian tollosos de mugeres. U n joven desesper; do de dolor ofrecía á voces abrirse las parterías para gre pura y facunda en las eatenuadis do. Todos, hasta los de y se infundir su san, venas del m oribu n. menos in telig en cia, parecían “ Las lig rim a s que hace grande hom bre, no deben ser Muchos pueblos antiguos colocaron E ta especie de cu!to que tributaban á la virtud y al va. jor, tributémosle hoy nosotros al am or de la dicha y do la libertad de los hombres. sea el templo de Q ue el templo de la la pátria : que la relig ió n tumba de un grande hombre sea el altar de la lib e rta d .” agoviados con la idea de que no era un hombre el que iba L a Asam blea aplaud 6. m orir, si no todo un pueblo. o----------(2 ) Mem orias sobre M irab eau T . 3 . ° Barnave prorrum pió O (3 ) T a lle y ra n d (a l T ) en estos términos : “ E fec tiv a * 127 m ente, ha merecido loe honores que la nación debe de* cre(ar á los hombres ilustres que la han servido b ie n .” hombre fué como “ El momento en que se oyen por todas los gemidos que arranca la pérdida de este partes hombre ilus­ tre , valeroso contra el despotismo en las é oca9 mas c r í • tica®, no sería el m is apropó'ito pan decreten distinciones hnnorifi as. oponerse á que se Apoyo la moción con Cuando llegó como Aquel din no hubo en la Asam blea, costado derecho ni costado izquierdo y se sancionó unánim em ente el decre constante y completa* diputado de A ix al seno de estad js generales no despenó ninguna envidio. una buena los Oscuro y desacreditado, in quietab i poco á los que contaban con fam s: feo y mal configurado, causaba lástim a á los señores de lin io ros ro. Su nobleza desaparecí» bajo su trago negro y su fisonomía bajo viruela. todo mi poJer, ó mas bien, con toda mi seos bilidad ” tan mente persegu do. Robespierre, es decir la envidia, tam bién se levantó y dijo : M irabeau, las señales de la A quién, pues, se le habría ocurriJo tener celo 3 tle e¡-ta especie de aventurero, apremiado por !a justicia, deforma d e cuerpo y rfts’ ro, sin bienes de fo tuna, diputado de la gentusa de A ix á los Estados generales en un m i. to siguiente : mentó de arrebato fe b ri1, la lv e z por “ E l nuevo edificio de S rn ta G enoveva queda desti- nado á la s cenizas de los grandes hom bre0. saber por qué ? esto pensaba. u Se gravarán sobre su frontis estas palabras. Es inadvertencia ó sin verdad que este hombre en nada de E l que primero llegase era á su lado, h e r­ moso, neo y de consideración. E l no e c lip s ib .i- ninguna A los grandes hombres vanidad ; no detenia el paso á ningún pretendiente. L a pátria reconocida como una cifra sin valor que los ambiciosos, “ Solo el cuerpo legislativo decidirá á que hombres celosos unos de otros, no hacían intervenir en sus cálculos. Sin em bargo, debo tributarse este honor. E ra poco á poco ; usí que se acercaba el crepúsculo de las cosas antiguas, en torno de la m onar­ “ H onorato R igh etti de M irabeau es considerado d ig ‘ no de alcanzar este honor.” p ira que so v ie ra el brillo nebuloso propio de los grandes hombres de la Ese hombre que acaba do m o rir, es H onorato de M i. rabeau, quía se fir m ó la sombra suficiente E l grande hombre de 1 7 9 1 , era el hombre abor* to de 1781. lución. M irab eau enpezó á arro ja r de si rayos de luz. A este brillo acud ó la envidia, como acuden á la luz las a\e s nocturnas. A l dia siguiente, el pueb'o, ocupando mas do una le. revo­ Desde aquel momento la envidia to. mó á M irabeau por su cuenta y no le abandono mas. Pa­ gua hizo el acom pañam iento en sus funerales, faltando en rece extraño, y no lo es, que lo que ella le di-putó p rin ci­ ellos el padre, muerto cual convenia á un antiguo noble de palmente hasta su u timo suspiro, fuese precisam ente la su C'-pecie, el 13 de Ju io de 1789, víspera de calidad que forma la verdadera la caída de los ojos de la posteridad, esto es, su g én :o la B a s tilli. N o hsmos apareado sin intención 1791, las memorias y las fechas 1781 y la historia ; M irabeau antes y M i­ rabeau después; M irab ean juzgado por beuu juzgado por el pueblo. fuente in ag itab le diez a ñ o s , aquel corona de este hombre á su fam ilia, M ira * E n este contraste hay una de m editaciones. De demonio de una fam ilia Dios de una nación? qué modo, en se convirtió en tido que adopta siempre la c ra 'o rio . envidia .* siempre tiros á la p irte mus bella del edificio. asesta P ar* sus Es forzoso tam . bien confesar que la envidia, para con M irabeau, tenía excelentes razones que alegar de su parte. Probaos, e l orador debe ser sin tacna, y M rabeau e=¡ reprerw blo b ija todos aspec'os; prceslanlia, el orador d e h e s a r hermoso, M irabeau es h o rrib ’e : i m ameena, el orador debe tener Profundo problem a. un m etal de voz agradable, M ira b e u tiene la voz aspera II. seca, desapasible. que truena siempre y nunca h ib!a : su' brisus audientium, el orador debe ser bien visto Pero no se crea que desde el momento en que sa'ió d torio, M irabeau e3 aborrecido p »r la de su au- Asam b'ea & i ; y ,e3te hombre del seno do su fitn ilia para m ostrarle al pue. de aquí deducían muchos, m uy pagados de su prespicacia. b!o, fueso incontinen e y por aclamación que M . M irabeau no era orador. D.os. reputado como N unca las cosas suceden así por sí mismas. Don* Poro lejos de e s to ,— lo que prueban aquellas razo, de se levanta el génio se alza también la envidia. Y aun ul nes, es, que los oradores como M irabeau no contrario suced.ó, que hasta la hora de la m u erte, ningún veerse por los Cicerones. pueden p re. 128 Y en realidad, no era orador como le entendían aque* folletos de aquel tiempo rebosan en injurias, violencias y lla 9 g e n 'e s : era orador según él, según su naturaleza, su vías do hecho contra el genio o rg a n iza c o n , su alm a, su vida. le reprocha y hecha en E ra orador porque le aborrecían, rom o Cicerón porque le amaban. Pero E ra orador la tacha que To do se cara apenas con viso de razón. se presen'a á cada pas >y como por porque era feo, como H o rtern io porque era hermoso. E ra m an ía, orador porque había padecido, porque había cometido ful- atronadora tas ; porque desde muy joven y en la edad en que se en* voz bronca, porque pasado es ya ej tiempo de las voces sunchan los poros del corazón, h ibia 9 d o perseguido, hu* melifluas : tiene la palabra atronadora, porque los acon­ m illado, despreciado, d fina ido, desterrado, preso, conde* tecimientos truenan á su vez, y porque es de los grandfes nado; porque á la m anpra hombres tener la estatura de las co¿as grandes. del pueb'o de 1739, de quieB fue el símbolo mas perfecto, h ib ia es, su do este hombre. ros aspera y bronca y su p a la b ra siempr Q ué se puedo responder á esto 1 A ma«, esta es táctica sido guardado en mi* seguida invariablem ente noridad y tutela hasta mu^ho después de la edad de la ia* todos los tiempos contra tolos los genios. zon ; porque la autoridad paterna hombres de la monarquía, sino habia sido dura para T ie n e N o solo la en los también los de su partid* habia s i­ (porque nadie es aborrecido 9ino de los de sil propio p a r­ do mal educado como el pueb'o , porque, como al pueb’oi tido) estaban siem pre acordes como por un convenio láci una m ala educación le habia hecho t;), en oponerle otro orador á quien m iraban con con él, como la real para con el pueb’o ; porque ra iz de cada virtud. brotar un vicio en la cia y escogido Era orador, porque gracias á las a n ­ chas puertas que abrieron los tra'torno s despertaba do 1 7 8 9 , h ib ia mañosamente por la envidia puerto que las mismas simpatías que orador era B arnave. no de la sociedad, la Aconlece con frecuencia que en una época d id a , tiempo al ludo que com prim ía tanto siempre M irabeau. podido al fin traspasar desde lo oculto de su pecho al se­ ferm entación Y frecu en ­ sucederá violento, vicioso, cínico, sub’iiMO, d .fjs o , incoherente, con un hombre de génio y otro mas instintos que pen-am íoni>9, con los pes m ancil ados triunfo presente y la cabeza centelleante, era sipa luego. en todo idéntico á los a:* ; de ta le n to : este la m is. un dia que no lleve el sello de 9U palabra elocuente. •hombre de talento si en el mismo recinto no fuerte, porque la m ediocridad de g én io : sostiene, pues, al desconociendo su época de él en contra algunas veces de obgecioncs y se di­ Los ce'os y la envidia se dirigen en dercchu* ra al mas Por arre b a ta el pero este prem io nada prueba dientes arlos en qué résplandeció, y de los cuales no hay le preguntaban, (val endose igual cosa* ma ¡dea es representada á la vez en diferentes grados por de su fam ilia ; porque, brusco, desigual, ú tim o— á aqu líos imbec les que E .t e del 9e ofendería ded estuviera ej hombre de talento y se vale que le es superior. A lucínase con la y ingeniosa0,'! si se creía form alm ente orador, el habría po- quim érica esperanza de echar por tierra al prim ero, di lo contestar con es as solas p a la b ra ’ . es e caso, que nunca puede realizarse, cuenta con derribar Preguntadlo á la m onarquía que se acaba, preguntadlo ú la revolución que después ál se g u n d o :— entre tanto com ienza. tanta altu ra corno le es posible. por aquel que la ec'ipsa Apenas se puede creer que en 1 7 9 0 , hubiese muchas personas y entre ellas alm ibarados j ¡sen á M n b e a u por su propio la tribuna en djnde nunca en cartas Estos ria puedan arrancar a la bise ideas sonoras del momento, en que con ta n ’a facilidad am algam aba v fuud a su pas on personal co n la pasión de de todas las piedras y la in ju. en que se alza un grande L 03 despojos del uno se emplean en la construcción del otro, nos en que él ag taba á la A s im b ea como al agua de un todas las en rigor de­ hombre, se firm a un pedestal al hombre secundario. memorab es sesio vaso, en que reuma poderosamente en s i mano hombre de genio re quo-el pico 6 el azador, la calumni i, la diatriba que tenemos á la vista- Apenas puede creerse que en aquellas m ediocridad está L a comparación que bía aniquilar á este, le enzalsa ; y alcanzarla triunfos completos ó a l menos que no se mostrase en ella con fre c u e n c ia . consejos se reg s ran am igo del de talento. interes que se retirase de La y le eleva á meno9 y que mas se le p a re c e ,. E n esta situación todo en en rg > del amigos, que aconse le apoya eh | ¡ Así es corn i en 1790 e iifio a b in á B aruave con las ruinas de M irabeau. R i v a r o ! decía : M irabeau e« mas escritor, B arn ave todos, que después de h ab 'ar, mientras hab’aba, y antes q ‘ es mas oradon e1 B arnave sí, el M irabeau, n ó -L a memorable hablase, los aplausos se m ezc’asen siembre á las b u r V , sesión del 13, escribía C ham fo rt, ha probado mas que nun.- menudeheias s n h a m o ía ca la preeminencia, ha tiempo demostrada de B arnave sobre risas y rech fias M iserables que la gloria l n borrado do aquel cuadro!— Las gacetas y M irabeau como orador. Al. T a -g e t apretando la mano á 129 Barnave le decía en voz I n j j . su discurso sobre de la promulgación, Je ha ultimado. B arnave, fó n n a ' con la idea de hoy, las mas veces con la de ayer, nunca habéis se • con la idea de m añana por temor del riesgo ; que tienen judiado á M irabeau, uñadla Duport apoyado con lu sonri­ una facundia bien nivelada, bien plana, bien rotunda, so* sa de L a m rth , el cual era para D uport lo que D uport pa bre la cual caminan ra Rarnave, un dim inutivo.— B arnave da gusto, decía M . diversas libreas, todas Goupil, M irabeau da lastima. que temerosos de a b rig ar pensamientos poto im p r e g n a d o s E l conde de M irab eau tiene y circulan á escondidas con suS las ideas comunes de su tiem po ; r á f a g a d ’ cía M . Cnmus, pero nunca hará un discurso de la atmosfera ni sabrá lo que es. Barnave s í ! — P o r mas que M irabeau calle como se fa tig u e decía Robespierrej nunca alcanzará á contrario, era el hombre He la idea nueva, do la ilu m in a ­ y sude, B arnave, quien no pretende tanto y vale mas que él. Todas eu do todos, ponen siem pre su ju ic io en la term óm etro en la ventana, M irab eau al ción súbita, do la proposición arriesgada • fogoso desgre estas pebres einrazom illas nrañuban á M i rabean y lo cau. fiado, im prudente, chocante, ofensivo, aterrador, obedien. saban dolor en medio de su poder y de sus triunfos. te solo á sí E ra n después de a lf lerazos dados al que se arm aba do una clava. \ si e! odio, en la necesidad de oponerle algo, no ap auso que propio : buscaba muchas el triunfo, sin duna ; pero otras cosas, y mas se gozaba del le daban sus pasiones en el corazón, que el hubiese tenido á m in o un hombre do t.le n o a- h ib ie r a del pu- blo en las tribunas : estrepitoso, enturbiado, valido de uno mediocre. do, profundo, rara v t i N u n ca se p ira en la c u ü d id de lá tola con que hace su bandera. M ji r e l fué preferido á arrastrando en sus ideas todas de exclam aba : elocuencia de B arn ave G eu firoy, el crítico mas afum ido de la Europa en 1S03, coasiderabi á Lafon rom o m uy superior tt T a im a / Eu Mu. 17 09 p re fe ’ nocido, es difícil form arse idea de L o repe’ imos, porque es para nosotros singular, M í. do estas pequeneces : el pa* m ra d o al la trec diciendo: ese M . M i r abeau es un jos cuales M . de Foucoult le todo, el tener la vista demasiado fija sobre los contempo, rabo silo! rafltos y m uy poco si.bre la posteridad. ^ cu i ndo térro1naba un discurso, pre con una sonrisa, y M irabeau B arn ave tenia segura ia con una tempestad. ovación del momento, el triunfo de un cuarto de hora, lo gloria en la gaceta, los aplausos de trdos In s ta los del costado derecho. la lidia y la borras ’a. ¡en parecido, hombre B arnave era M ira b e a u tenia un joven b star.te da gmc.oso hablar. M irab eau , Esc extravagante’ enton­ Robespierre, m urm ura* ba entre dientes: eso no va ’e na la. A veces, este o lio de una gran parto de su auditorio dejaba ves igios en s a elocuenc a, y en med o de su rnv»* n mfiao discurso sobre la regencia, p «r ejem plo, fce escapa­ ban á sis libios desdeñosos palabras-como las que á copiar, palabras m elancólicas, se n c illa s altivas que todo vamos resignadas y hombre debiera m editar enuna situación sem -jin le á la suya,- ‘ M ientras yó hnb'aba, y e x p re s a b a m s primeras ideas sobro la regencia, oí decir con aque- “ va e-toí acostumbrad \- las mañanas la medida & su auditorio, el pu’s? á -¡u p ú b i* “ gante! c0 i qu» cunea se “ re fec cio n ar!! ” am abilidad á que Eso es absurdo! N o se puede proponer! Pero seiía E s extra va. conveniente Asi hablaba t i 2 5 de M arzo ser np au •i do * ; que siempre besan hurnildemeote la p la n ­ siete días antes de su m ueite. ta del buen excito ; que llegan Fuera de la Asamb ea la prensa i la tribuna algunas veces puño y M . Lapoule en el izquierdo. tan. do la poáibi idad do T ra s C a s te la n e t: E se M v “ lia firm eza llena do comedón ento y aventuran fie r a el desprecio, y como decía agudamente R ivaro l era un monstruoso c h a rla • B arnave e ra de aquellos hombres que tom an t -d is miserable! M . de V iv ie n lo decía S r. M irab eau nos insultáis.— C u a n - ces en el costado derecho, decía M . se-levantaba en la Asam blea, B trn a v e era acogido siem- M . G u i- M irab eau es am enazaba con le d o de los oradores políticos, hombres de la presento ante Cuand > uno ú otro O ra O ra los Sres- I) . A m b ’y y L i u - do el od o i=e a c a lla b i, prorrum pía el Ehtos dos hombres Zíarnavo y M irab eau , presentaban m anera como fue palabra: porveier se habría sonreído; pero generalm ente es de. por otra parte un perfecto contrasto. M irabeau es un tratado por sus c ó le g is y contemporáneos. uu malvado, un asesino: hubiese La H o y que el nom bre de M irab eau es tan grande y co* y no á Napoleón. Si las tuyas. al lado de la de Hermy g rita b a in terrum piéndole la ralclo con B arnave !e indignaba. m ahratadas las época al chocarse con r ian á Moreau y no á Buuaparte, en 1815 á W ellin g to n rabeau se dignaba irritarse y ancho c a m ó n á la orilla de un torrente. “ A Crebillon el b ir b ir o p rrfia re n ! ” ravillaso es el instinto de las p a rd illa s / nunca vadeablc, y espumas envueltas Cornoiile, Piudon á H acine y no h i cien años que V o ltu íre bu tran sp a re n te , rápi­ le de 17.11, do-’pedazuba con ex- 130 asa taño furor. lo?. C aía sobre él una lluvia azotadora de folíe­ L o s partidos extremados le picota, colocaban en la misma Este nombre, M ira b e a u , se pronunciaba con el frente á frente de su pueb’o : cuando a llí, en ba sobre la envid.osa Asam blea como el pié cam ina, hom bre— Dios sobre el m ar s n s u m e rjirso : cuando con su mirar cardó* m is m o acento en el cuartel de las guardias de Corpa Y en nico y luminoso, fijo desde lo alto d é la tribuna, sobre los el C lub de los franciscanos (f-ordeliers).— M . de Cham p* hombres y las cenetz d cía : Jlse hombre tiene viruelas en el alm a. m ed .r la pequenez de M. ide >s de su te m p o , los parecía ocupado en hombres con la grendeza de Lám bese proponía hacerle a g a rra r por cuatro hombres sus ideas, entonces, ni se le escarnecía ni injuriaba. de á caballo y llevarle a galeras. to hacían sus enem gos, dadanos levantad M%rat escribía ; ‘ C iu- ochocientas bo cas, colgad en ellas á lodos esos traidores, y á su frente al infam e R iq u ettí. Y desvanecía al prim er soplo de sus labios abiertos para ha* blar. Cuando este hombre ponía en acción su genio des- de ia tribuna, su faz resplandecía y toJo contentándose con responder ; su presencia. de de A b ril, se desvanecía a E ra , pues. M irabeau en 1791, muy aborreci !o y muy lirios, ese p á rra fo es de un Cbno. H asta el l . ° M ira b e a u es un m iserable, amado á un tiempo mismo • génto aborrecido por un extravagante, un m alvado, un asesino, un loco, un o ra - lentos asp-ratites, hombre amado por c! pueblo dor envidiable la existencia de segundo orden ; un hombre m ediano, un hombre m uerto, un hombre sepultado, un charlatán monstruoso ; de aquel hombre que disponía á su antoj i de todas las almas esperanzadas entonces en el tiempo v e n id e ro / indica que se le destine á G aleras y M a ra t le dio de una nueva alquim ia m ite rio s o , convertía condena á n horca.— M u cre el 2 de A b ril y el 3 se inventa el Pan* Hom bres ilustres ! queréis tener razón m añana ? Mo gos de la m ultitud. como rar, E l pueblo, sin em bargo, que tiene un tino e¡ngu!ar recto, que no es rencoroso por que es fuerte, que no es envidioso porque pueblo, que á pesar de ser niño conoce bres. estaba de parte de M irabeau. es grande, e¡ á todos los hom ­ M irab eau era el pueb'ode 8 9 , y el pueblo de 89 según eegun M irab eau - No hay espectáculo mas hermoso para el hombre pensador, q ‘ lus estrechos abrazos que se dan el genio y la muche- á reform a, Se oegBba la influencia de M irabeau y sin embargo Siem pre era 61 el que tenia ra zó n ,- pero no triunfaba de la Asam blea, sino por medio L o que decía M irab eau , lo repetía aplauso3, y muchas veces contra A sam blea el dictado de Q ue sin descanso y con todas sus y azotuba en la baranda de la tribuna, trigo de la era. á los hombres y las cosas de su ©1 grano que la revolución hubía de fecundar ! alim entaba el que su alta inteligencia desmenuzaba sobre Q ue desvelaba á lu vez á Luis X V I Luis X V I cuyo y á el pueblo ! Robespierre ; á trono otacuba, á Robespierre cuya gut. llotina hubiera atacado de la misma m aneta ! Q ue podía preguntarse á sí mismo cada mañana : ¿ á quien a rru in a­ ré hoy con mi palabra ! Q ue era pontífice en cuanto di­ rig ía los espíritus y Dios en cuanto dirigía los aconteci­ M u rió á tiempo. Su cabeza era soberana y sublime: 91 la coronó, 93 la h ab tía cortado. del pueblo- su voluntad, escribía la interrupciones, Labelos, fo - am enazas, re* jSs. UNOS OJOS. (C a n c ió n .) chiflas, carcajadas de risa, si b dos, se convertían en pie* drecillas arrojadas en la corriente de su palabra que ser* una Q ue espíritu de su época con todas las ideas la m ultitud con sus aquellos np'auso*. lletos calum nias, injurias, de cuando en nada mas. los instintus va­ mientos. dum bre. vían peo- s;glo para se, a ra r de la paja que la república debía devo­ III siempre en samietilos y en sistemas, en deseos guiados por la razón y fuerzas sacudía lid h o y .------- e r a inm ensa- Que con palabras mágicas y por me* en piones precisos de m ejora y teon para sus restos. los ta ­ /Ilu s tre y bilvado y escarnecido mas bion que aplaudido.- Lám bese y el rayo visual C uan, cuanto harían en cu contra, se M ira b e a u ño quería que la A s a m b le a persiguiese á M a ra t, Parece que se publican de Cuando cuando para ti haeerle espumear : y orador soberano arrebatado de idea súbita, subia á la trib u n a ; cuando se hallaba H a y unos ojos negros Cuyo m ira r va al almn, Y en em belezo y calma Tunen al corazón : 131 Su expresión es tnn tiern a, com batir desesperadamente las preocu 'aciones, Su imánen tan activa, nías de los directores v í’e*, la turba de los maestros y el Que en pos de sí cautiva yelo de los tiempos, entre los vivo3 tendriámos L le v a ¡a adm iración. diera, queriendo, alzarse In sta la noble dignidad de las tira* quien pufun. dador de la escuela musical Y talian a europea, y d e c la ra r­ se rtjen erad o r, no siendo hoy s iró el primero de los que m ilitan bajo las banderas do la escuela Com o brillan dos asiros E n cielo transparen e, na. Sobre su blanca frente progresivo revela tendencias rejcneradoras, el único, que Se ven así brillar : yo sepa al menos, sobre quien pueda hoy repozirse ron fe D e la inocencia el velo el ánimo fastidiado y agobiado por el vulgo de los im ita- T e m p la su fuego un tanto dores serviles que de todas Y encubre aquel encanto Ita lia . Q ue am ar hace y desear. [ I blo de D o n ize tti, único Rosiniana Ita lia ­ cuyo injenio altamente partes germ inan en D onizetti tiene un asiento, que diestra de Rossini, y por el empeño — * nuestra n idie le disputo, á i i que él pone en se­ g u ir las máximas fundamenta es, por el poco e-tudio en é. se descubre de la escuela A lem ana, Q uien de esos ojos be'los por que la inaudita Fuese imán poderoso ! rapidez con que te rm in a sus trabajo-', Q u ién pudiera orgulloso de cuando en cuando los lím ites Sus miradas atraer ! pensar que él no estendiese hv-ta mas allá el designio de Q iié .i lograra un momeuto su vida de arti ta. E n ru cristal m irarse, im itador que difiere de todos los que escriben ó han es­ E n su luego abrasarse, crito dramas líricos en Ita lia , algo mas, m asque Su lloro re c o g e r! és secuaz de Rossini. I rapidez que del descuido, 9e Con todo, es necesario loca podr á notarlo, él es im itador l i a adoptado y seguido hasta hóy su sistema no por tedio de estudio, no por fa lta de in spi­ ración, sin6 por íntim o convern imionto, y á la m anera de Dios s n duda un Aposto! que adoptando una vía, con todo no hizo tal vez reniega Foco de am or y vida, su propia individualidad llegado en tiempos en D o el hechizo se anida que allá en el fondo, al pié del trono que Rossini se habia D e l cándiJo p u d o r: conquistado, susurraba aun un éco de la vieja Asi la tierra absorta le p a re c ó mal firm e la conquista, y em prendió su Contempla en forma humana, mación ; tal vez no le pareció asegurada para L a iraágen soberana em ancipación.— Y considerando la peligrosa influencia de Del ángel dal amor, la inercia y esteiilidad inm ediatam ente anteriores á pedantería, consu­ siempre ¡a Ros- sini, pres ntió el carácter Jdel ¿movimiento im preso E . E. aquel á la escuela Ita lia n a , entrevió creación por de vida, principió de una época, donde no habia sinó re ornos ácia ESTETICA- la antigua vida interrum pida, y el últim o desarrollo de una época que se h tb ia condenado á la in m o vilid ad , an­ F IL O S O F IA DE LA M U S IC A F r a g m e n t o tes que hubiesen sonado las ú timas voces. % (C u a r t o y u l t im o .) Con todo poder con que D onizetti ha calcado las hue'las de Rossin-, ©9 indicio de otro poder que no se ha revelado todavía, “Ignoto Numini.n 1 vpz hay mas que presentim en-os y esperanzas lejanas, tal vez si para rejenerar la música no se exijicse sio ó jen io , y no constancia y cnerjia sobrehumana para y que un impulso d verso suci a ria .— L u e g o — y esta es espe­ ranza vita l— el genio de Dun zetti se ha demostrado Tal el pro­ gresivo ha'-’ta hoy y nadie podrá decir donde se p a r a r á . D e la Z iraidu á la A na Bolen i, al E.^zir u’ A m o r á la P a r is in a y finalm ente al M a rin o F a llie ro , a la L u c ía do 132ra Lam erm oor y al Belisario hay una escala proporcionada WC mi do Ann, y generalm ente todos los trozos concerta­ que indica como un term óm etro los grados de desarrollo dos, colocan irrem ediablem en'e ft que sucesivamente ha llegado D o n iz e tti— y primeras del repertorio. tal vez un La aquel!» opera «>!•« int-rum entnc on, si bien no ex unen cuidadoso de cada uno ds es os dramas, encont-a. iguala la inspiración melódica, procede al monos, ria en cada uno de ellos un pTogreso, perfeccionado alg u ­ continua mngéstuosamente s iletnne. no de los elem ent >8 quo que es de n »iarse principalm en e so man fieslan en la m ú 'ica- ¿ Q uien en la Zo raida no h ib ria no solo presentido c. M a rin o F a ilic ro ? ¿P ero P arisin a ha atrevido á vaticinar sobre el úl* adelante se adivinado sir¡6 quien desde la 1 mo térm ino de una carrera siempre ascendente, que ha no actera, en Ua llena, Los coros e n tr e los el dore m ai ne, n id a ro * los términos en quo h »y nos htllom os, es cuanto se puede dc^e .r. * los presentimientos de M arino F a lie ro . U n a sombra renovación crecen on de la an igua Vetnecia 1 1 se dbdo hasta hoy incremento á las fuerzas del que la ie c o r' e>¡i nde m steriosa, solemne sobre todo el d ram a. re? mauce del gondolero pronunciado en la sinfonía y canta* ¿ Q uien sabrá decir, si el hombre que como Rossini serlo y ti bufo , si el ha abrazado con igna1 fecundidad el hombre que después de haber llegado al sublime de la tragedia en la A na B o’ena, ha sabido esparcir tantas fió­ da suavhim arm ntc por Iv a n o ff; el El ro- baí o verdn leram en- te délos tiem po:, en e> final del octo .p rim ero al que *e liga con tanta ciencia el dialogo declamado entre F a lie ro le s de alegría en el F.iizir <¡’ A m o r ; un paso mas alto, da- y B ertucci. do tal vez en estos mom ento*, no revelará un nuevo y mas los coros. L a cavatina I H mía p a t r i i 6 bel sngg¡orno, que vasto orizonie ? solo ur. deat-rrado puede com prender, es la ¿ Y quien podria d e cid ir siuó será ob i- K l himno m»gn fico de F.«Itero cantado por alegría con gado á lanzarse á él po r la sola vehem encia de un genio, que un con-uelo de amor juguetea con indecible »u*.v¡tjtd ó si prevalecerán los hábitos de una escuela, en la que lo ­ al travea de la lánguida tristeza de la separación. do ha sido tentado ? Es cierto que muchas do ca s» nor‘ y ante todo, el nuevo, sublimo verdaderam ente inspira lo mas de renovación, indicadas mas arriba coran ©sene.ales dnetto entre M u r a r F a liero é Israel B eriucci, repi© enta- a! desarrollo de la futura regeneración musical, se descu­ cion profundara nte Verdudera, el uno del principio popu- bren aplicadas con mucha fiecuencia, bien lar intolerante do yugo, ©l otro de! principio sea por ins­ tinto de genio ó prem editadam ente, en las obras do z t i. (_¡er o es, por in d icar una aíraseos, quo U dualidad de los caracteres, tan bárbaram ente por los esclavos copistas de los lirismos encuentra en muchos de sus trabajos in d iv i­ ( escu dada, U os-irnano 9 , se retratada con rara ari»tocr «tico ofendido ca la purte mus intim a de su esencia, el h o w r— aquel » alternativa, airada, melódicas, que no es canto questa, smo conjuración ccniz ,s de Faliero y trunca, concitada por frases porque quien canta es la or­ real, evidente, evocada por las de B crtucci— Aquella maestría ad« ¿Q uien no ha senti­ m irub'e de ciencia m u-ical y de ciencia fisio og>ca y hu­ E nriqu e V I i I # el lenguaje m ana al mismo tiempo, maestría do tenacidad progresiva cnerjia, y l i j o s a m e n t e observada. do en la espresion musical de Don i. Lu**go severo, tirán ico , y artificioso que la historia lo dá ? Y en Is ra e l, de progresivo aculo rarm eno en F a lie ro ; d i­ ríais un acero clavado por Israel en el pecho de Dogue, cuando L ablu che fulm ina aquellas palabras : que penetra, luego cuando el grito de un pueblo conc a le a ­ do no baste é Israel pone en la balanza la v e rg u e n z« del I Dogue, llega hasta el c o ra za ). Y aquel rápido anuncio S Ir á d ’F 'g h i té rra sal trono A u ra donna pitá degua d’a ffjtío desús victorias á B ertucci— Ventila tendrá la espada de Q ^ien no ha sentido com prim írsele la alm a— quien no ha Fifi ¡ero, que sube á las estrellas, y te liberta el alm a de concebido en aquel mom ento toda la tira n ía — quien no ha aq u d puesto os ojos en ias maquinaciones do aquella corte que a ¡u i! desparecer de to la luch t en un vaticinio de a ci m en ha jurado la m uerte de Bolena ? fralelli, anüci furom, verdadero guante de duelo arroj ólo signada que el libreto y Y A na es la victim a r e ­ la historia nos pinta : su canto á la pe-o de iuceitidum bre U rania angustiosa quo la ¡ f i j a ; y veneciana? por los dos principios comprim í* es el de! C u n e que presiente la ora fita !, canto da persona dos por un pjeto de venga za y de sangre— y entonce* M i . arla, onjinado por una aquel aire de t r s ’ e z a m u d a , secreta, no definida, pero dulce Ar a Bolcna es una cosa tal qu9 música1. vales > el m em oria do amor. La se acerca á la Epopeya E l romance de Smeton ; el dúo Je las dos r i­ viví tu de rerey & > • ; el divino al dolce quicla* siempre creciente, quo p o ’ o á poco se enerj a de la voluntad, apodera de la que pone uno por uno á o* acto- r '-’s d‘. l dram a bajo el dominio de la fatalidad, única i!e*de ........... .. . i'ti — mu,jc t — 133 m whw entonces capaz de de ntar el nudo ; que invade la m íric a , j de los libros de reglas y de los viejos cánones de arte; se descubre en los do# coros del segundo acto, serpentea, L a música es el perfume dol universo, y para trata rla te acongoja can sus impresiones en aquel fátadico p re lu ­ mo es debido le es necesario al artista diar de losviolir.es al io t i veggio, or piangié tremí i so el am or, con la fé, con el estudio de las arm o n e s que va. derrama por todas las notas do aquel adagio, que es una gan por la tie rra y por los Cielos, con el pensamiento del ola de mús.'C.'ve encarna en aquel m ,vim i' n'o nuevo l :ga- universo. d >, continuo, te d i, ó me engañ >, el presentimiento de la sica, no de los grandes de un pais, do una escue'a muerte de Faliero, domina desde lo alto, un tiempo, sinó de todos los países, de todas ias escuela>- indefinida como 11 noche, inmoble cemo la laguna, al presentarse que entre ¡os conjurados y en aquellas notas, plenas, ves solemnes de, queslo schiavo coronato ; no triunfe, por aquel ruido de las armas con las frías gra­ con Acerqúense á las obras de los grandes en m ú- de todos los tiempos* el P u - identificarse co­ ó do N o para anatom izarlas ó diseenri a3 y viejas doctrinas de los profesores de m ú­ anuncia un veci- sica, sinó para recojer en sí mismos el espíritu y puñales que se unitario que de ellas mana ; no para im itarlas servilm ente escuchan, y ven* e finalm ente en el ú timo odios de fiando á la v.d •, reasumiéndose todo en aquel sinó para im itarlas corno libres, F e r- trabujo mi bemol y creador y agregarlas un nuevo Santifiquen su alm a con el bautismo de aquella sob c el que se apoya el canto todo entero, luego.-— el ú lti­ poesía eterna, que el m aterialism o ha ocultado, pero mo e-fuerzo, la último jigantesca tentnt va de la voluntad estinguido en nuestra tie rra, a ¡oren el arte como humana, que concentra trem endam ente todas sus potencias santa, y vínculo entre los hombres y el C ielo . Adoren el streUa; arte impregnándolo de un gran objeto social, como á sa­ en la lu c h ', y se lanza noji una alba, non un desesperadamente en el ad o< de Uertucci .1 sus vili éfumino prodi, aria cantada hijos, aquel g rito en sus pechos y en la vida, pura, candida, por E le n a , da con elocuente, el trafico de la incontam ina­ vanidad y de tantas iniquidades que desfiguran el bello mundo de la creación. que debería a v e rg o n zir á qú en le escacha ; el dueto final entre la Grisc y á cosa cerdote de una m oral regeneradora, que deben • guardar ora, que c ie rra la escena ; luego, cuando to lo se ha concluido, la 8 iammo la no La rácioa bajará hasta ellos, como un ángel de vida L a b 'a he son inspi* y de a r. todos m asó menos, indicios podero ; 0 9 de un genio que no m onía, y conseguirán que b rille sobre sus sepulcros aque. se ha revelado aun todo en ’ero. que entrevée anhelante un Ha bendición de las generaciones nuevo mundo musical, que querría recorrer, y que tal vez das que vale m il g'orias, y las supera todas en cuanto encadenado, comprimido, por los mil motivos que virtud supera las riquezas que dá la fortuna, y la concien, al jem o emprendedor, np lo recorrerá, pero que con s e h a mostrado en bosquejos, de los cuales futura sacará argum ento obstan la generación E . J — P. v conquistarlo si lo hubiera querido en verdad. pregaren Y sido recorr.dn « una • los jóvenes artistas musical. Estamos en se I. la Y el c u a rto ; nositros tenemos núestro interés v el suyo tam bién los pue­ blos opuei-to al nuestro. Si se unen para defender contra nosotros este inte­ rés, como les resis'irérnos ? D ividam os para r e in a r ............................ víspera de la batalla, en que los fu -rtes cab iberos se preparaban recogí los en el silencio, en la m editación, á las o b la c io n e s que tenían que desempeñar, á la grandeza de la misión á que deb eron consagrarse el di i después, íiidos en sus fervientes esperanzas. Y con* !oi jóvenes artis* tis , elevé,ise por el estudio de los cantos nacio nales de las historias patrias, de los misterios de la poesía, » PALABRAS DE UNION. porque el genio devotos, corno á los misterios de la relijion, á la iniciativa de la nueva escuela • será rctroced endo, ivform a h ty inm inente, inevitable, cierta, humano no puede retroceder. • tendencia ó una épo ca están cxawstas —cuando una c a rrera ha por ella sinó ' ( Traducción déla redacción ) Con todo, por él ó i or otro, la reform a musical y no se puede cam inar la cia á la alabanza, y el am or á todo poder te rre n a l. todo fiara decir : aquel era capaz de efectuada— Cuando una e>cuela, una mejoradas y ngrndcci* do los m:s crios de la nalu ra'eza, á un horizonte mas vasto que el I D e esta suerte se aborrecerán todos, y no penparán en aunarse contra no*, sotros. Y respondieron los demas : Es ver* 134 fT dad : D ividam os para reinar : cordia es nuestra m uerte. su con* que p eregrinan ltácia la (ie rra de gozo que le» señala con­ La Mennais xm. Porque hasta nuestros tinuam ente el índice del Si ñor. dias han pesado los tiranos sobro las naciones, como un rem ordim ien'o sobre el c o ­ razón, como una idea de m uerte sobre otra de felic dad Y porque cam inaron desunidos no llegaron jam ás Porque dijeron á un pueblo ; aquel otro pueblo quie­ re a lz irs e contra nosotros para enriquecerse con aquella t e rra santa ; Pues les sorprendieron separados los ladrones, des- armaos contra él y caeran sobre nas antes que pudiesen reunirse, ó dar el grifo do apuroPor esto muchos pueblos h in abierto los ojos y visto, los des* pcjos de nuestros tronos, para m a n c a r el cetro de nues­ han conocido la granJe verdad y se han unido. Im item os estos pueblos : abramos los ojos á la gran, vosotros nuestros beneficios, y os haremos dichosos y os lla m a ré 1 de verdad, á la verdad eterna, y unámonos también. P nnmonos y amémonos como peregrinos * mos hijosY del mismo modo que <le la á cargaron sobre ellos tus carabinas, cargáronlos de cade­ y am or ? tras m an o s: Los pueblos son cual numerosa caravan a de O riente la m uger serpiente porque la prom etía aquel pueblo creyó ^ llegarem os crey ó las palabras ser como Dios, nsj triunfan es á la tierra do libertad y a m o r; A l Edén delicioso donde debe descansar la hum aní. las falsas palabras de los tiranos por dad de su misión penosa, de su peregrinación de muchos que le prom etían su am or. E bizose cquel día la desunión de los pueblos, y hu* siglos por un terreno árido y herizudo de precipicios. bo grande luto en el cielo y llanto sobre toda la tierra. . Fues el uno se levantó contra el otro y se descarga­ ron mutuamente golpes de m uerte. Oh si supierais lo que es am ar ? Y no oyeron en medio de su odio una voz de lo alto que sonó diciendo : “ hermanos sois en IIÍ. L a Mennais xv. C ris to ; por que H a b ia una Sodoma ; una ciudad sin am or pues peleáis hermanos contra hermanos ? ” Y fue grande aquel dia la alegría de los tiranos, y se y donde se pensaba tan solo en od os y venganzas. ^ sucedió que se prendió fuego en muchos de sus edi­ regocijaron en Satanás, con orgias de infierno, por que de­ cían .• “ la ruina de los pueblos es nuestro engrandecim ien­ ficios, y to, su desunión nuestra vida. Jarle; y era furioso el viento que soplaba; \ Aconteció, pues, que salió vencedor el pueblo que pe* cuando creyó que el incendio crecía por que nadio pensaba en ata* pasaba la gente por delante de log edificios que se abrasaban y contraía sin facciones enrojecidas por el res­ lcára por los tiranos, el pueblo engañado : \ caerían sobre ó', beneficios y plandor del incendio una sonrisa satánica, pues decían: “ T a ! vez los habitantes de estas casas no eran de mi dones como rocío del cielo, se halló cargado de cadenas y color; seguían tal vez otra bandera. rodeado de verdugos. Entonces conoció lo q^e era el am or de un tirano ; Solo entonces sonó en sus oidos aquella voz que ni unión, an­ tes no oyera : hermanos sois en C risto ; por que pues p e ­ leáis hermanos contra hermano?. ” Y después do a'gun tiem o el fuego también había prendido en las casas de los que no habían querido a ta ­ ja rlo . Entonces se convirtió en un infierno la ciudnd mis. ma. y con las Pamas,subion hasta las cetiellas los alai idos II. de los q ’ perecían ; y e 1 estruendo de los cd fic io s que se desplomaban, y el petó-reo del fuego, ora espantoso como E non vedemmo che lib e r ti senza fra* tellanza é fumo, é larva, é nulla. Lando, vi- 19- el crugído de muchos huesos que se rompen. Y era grande la cons'ernacion que reinaba en la ciu* dad, m uy mas grande que E n verdad os digo que no puede haber libertad sobre la tie rra hasta que reine sobre ella el a m o r : Y que los pueb'os la enrojecerán en vano con su san* gre para alcanzarla j mientras no esten uaidos. la m ayor consternación que vieran jam as los siglos. Y yo que esto sabia l'o rab a, porque veia que el ene­ migo de la humanidad habia sembrado la cizaña entre mis hermanos, y temía no les viniese un mal como aquel / ■n 135 no se Y después de esto se disipará la noche de sangre que la palabra del se arrastra sobre los pueblos, como las nubes de borrasca Q ue ¡a ira de Dios cao sobre los hombres que am an ; sobro los bombrés que desprecian que barre el soplo del huracán, C í b t ) que predicaba amor y libertad. Mas no sucedió asi, como pensaba: un:éronse á las am enazas de! peligro, y los que se aborrecían se a b ra za ­ ron: y los que se miraban como enemigos se dieron el non* bre de hermanos* I una voz salía de todos los corazones. Tl brillara sobre todos los pueblos y sobre todas naciones, un sol mas hermoso que el que brilló las sobre la felicidad de nuestros primeros padie> ; Y los hombres gozarán aquí bajo la felicidad de la gloria ; “ UNION ” Y rebosaron de alegría los corazones, porque la pa­ el la cabeza inclinada no osaban levantar los ojos pecho y para y libertad y p a z : aquella época que escribió el Eterno sobre el liluo la b ra unión, es palabra del Cielo, y significa, felicidad. Y los que con los brazos cruzados sobre P ues habrá llegado la época de amor de los siglos coa letras de oro y piedras preciosas.— J no 11. (Guardia Nacional de Bircelona, núm. 565.) ver el negro O n zo m e que pesaba sobre su patria como un paño de m uerte sobre un cadáver, los alzaron: Y vieron que renacía una aurora bridante de libertad y amor, que se acercaba el reinado de libertad y amor, y -que el ángel de libertad y amor triunfaba del demonio de la esclavitud y discordia. Y me regocijé en FOESIA DIDACTICA. L a Poesía D id áctica, es sin disputa alguna, la débil de la L ite ra tu ra E spaño la. N o se busquen en ella las br liantes obras q‘ inm ortalizaron á los Popes,á los Coi* .Dios que es el mi~mo fuente de la libertad, y ensalcé su gloria entre am or y los hom ­ bres. leau ,- apenas podría presentar un rival a D e’i 1le. Sin em birgo , se encuentran en este género, algunos ensayos, y no es en su número, en lo que consiste su pobreza. VI. M ilic ia es la vida del hombre sobre la tierra y como días de jo rn alero sus días. Job. cap. v ii, Después que Juan de la C ueva, que dió á principios del siglo X V I , en su E x e m p la r Poético, preceptos el arte do everibi r, hasta D . Tu in as de In a r t e v. i. E l hombre está encargado aquí bajo de una misión santa, divina : paro á fines del siglo XV111 España cuenta Porque todavía hay tiranos sobre la tierra» y I 0 9 ti­ ranos son m ni tros de Satanás. prim er órden, ocho sobre una montan i ; sobre una roca, el hombre no h a b ra cumplido todavía su misión ; D iego G o nzález & a . po" algunas bellezas ; Las reine el am or y la libertad sobre la tie ria : á los hombres por el li jo de M a ría , el día de la fraternidad. Ü . N ico lás P odria agregarse á esto núm ero, Leonardo y tolomé de Argensola, que son, por su objeto y estilo, duderos el día prometido de edades del hombre de F r a y algunas Epístolas de los dos hermanos. Pues la misión del hombre es hacer quo co m ­ composiciones didácticas, si no del al menos r.ot íbles Fernandez de M o ra lin ; que sobre un Poema á la M úsica, la tal como la D ia n a 6 el A rte de la C aza, Y mientras rein ara Satanás aunque sea no mas que Es hacer que brillo parte Poemas Didácticos» L a mas antigua B a r­ ver* de estas obras, es la de la C ueva y m erece sobre todo una honrosa mención ; apesar [le la falta de método y de lo in c o rre c ­ Herm anos todos, dejadme p a lad earían dulce nombre. to del plan, sin em bargo de su poca ostensión,de la inexac. Haced |o (pro hasta titud de las reglas que da, son dignos del alabanza algunos ahora no h ic H e is : unámonos . cerrem os lus ordos á lus falsas palabras de los falsos pro- pasages. de una gracia, de una delicadeza A tas. guiar, cuanto que h >bia e-cogido la mas em barazante de Term inem os nuestra misión ; apresuremos la lle g a ­ da del gran día, del diu de la fraternidad. fo rm em o s una cruzada para pelear contra la tiran ía, encadeaados entre si por m edio de neos. consonantes sim ultá­ Recuerdo la ingeniosa y original comparación quo hace de los plagiarios, comparándolos á tinieblas quo pretenden oponerse al progreso de la hu;na. papada en agua Furm em o3 una cruzada, y sea el nom bre y la divisa de cada ur.o : c h u z a d a d e l a l ib e r t a d . mas sin- todas las R im as, los T e rc e to s , ó estrofas de tres ver-os y contra los hombres de la tiranía ; contra los hijos de las nidad, á la m archa jigantesca de los sjglos, tan'o una esponja e u r E l qu e..................................................... . . . .d e ágenos trabajos se aprovecha, H a c e lo que la espoi j > en agua echada, ww nova 136 rae nun ; y tomando por Qu? tomaba en la mano si se e s 'r e " h i, niode’o á los célebres antecesores D a el humor propio que tenia cogido, los ha segu:do sin Copiarlo», se h * áf oaerado de las máx * Sin dar co sí, nun quod , de su cosecha. m -s do su idioma y nación,pora dar á lá Ehpnña un Código Lo otra de este £éoero, á la cual p e rt-n e ceria in^ontretabh meive. si su autor hub e~e p o d id o acabarla, seria el Poema de la pintu ra de D. Pablo de Céspedes, c' cual, como M ig u -I—\ n j e l , fue es'nVtor, pintor y Poo a, y qui- Poético. Pero no estamos en el tiem po en que se creia instruir por mud o de algún is reglas comunes, sentencias vagas y generales-. Por bien espres idas que ellas pud e- sen estar, semejantes lecciones no hubieran enseñado nndi ; s , aprovecha 'dn?e re es'o fd z conjunto de talento?, en* se pr.rccen .1 estas leyes nb.-frart-tns que se p r e ta n señar c m su pluma el trab jo de su pincel ( 1 ) terpretaciones diversas y ru y a aplicación hace nacer mil Desgracia* á in­ d i mente no pudo acab ir su p o e m a , y no ha dejado si' ó al. debates. gunos fragm ento' de ó!. Céspedes halda concebido su argu las trabas de las genera idades para arrojarse en un con­ mentó en un alto punto de vista y lo trataba de un junto de sendas que ellas parecen em inente. modo Así es que cuando habla de los diversos instru* H o y el genio, mas libre, mas exigente, sacude entred- c ir . M irad o Le es!e modo, el Poéma del Sr. M a rtín e z de la Rosa, per* montos de la pintura y de! dibujo,’ y Mega á ocuparse do la tenece al siglo X V I I I • pero tin ta , esr. transición natural é ingeniosa,’ o conduce á mos* tenece al núes ro, son las estemaá notas que le ha pue-to. tra r el pensamiento humano sobreviviendo,por medio de es E -ta s notis son el le frág il in térp rete, á los im perios, á las ciudades, a todas ju?t ficativas ; en ellas, b rilla toda la erudiccion de un sá- la« grandes obras de los hombres ; y esta feliz idé a le sub­ bio laborioso, toda la sagacidad do un crítico juicioso ; allí m inistra las mas elevadas poéticas. inspiraciones cu ero de las grandes ruinas Su de las cuplés se ha vis o lo q u e verdaderam ente desarrollo, el com entario, las piezas se encuentran las verdaderas lecciones del a ite , los -olidos preceptos, apoyados en numerosos por, es d e r ir y cscoj'dos sueresivam ente cu bierta la tie rra , R a b ilo ria , T r o y a , A te ­ exemp'o?, esclarecido? por una nas, R o m a, es magestuoso, m agnifico como el objeto que texto del Poéma ha sido tul vez escrito para la gloria per. lo inspira. roñal del autor ; pero las notas h m sido escritas para Es demasiado Iñigo para insertarlo aquí ; es. discusión luminosa. E l' la cogeré cor. preferen cia una sola estrofa, donde esplica co* utilidad de los demas. mo Harnero hizo in m o rtil á Aqui-les : muchos socorro?, en el trabajo de que me ocupo actualmente. N o creo que otro fu e s e el sacro rio Ella? me pres'an muchas noticia», • {De la obra de Mr. Viardot, estudios sobre la Esparta.) Q ue al vencedor de A quilea y lig ero L e hizo e! cuerpo con fatál ro ¡ó Im penetrable al hom icida acero. Q ue aquella trompa y sonoroso br o A LOS SS. SUSCRITORES. D el claro verso del eterno H um ero, Q le viviendo en la boca de la g o n e Circunstancias casuales, han retardado hasta noy la A ta ja de loa siglos la corriente. publicación del In icia d o r 'r ellas son de tal notoriedad que Todavía, con un poema bosquejado ficto?, la España estaba desprovista obra D i á rt ca. y otros de una irnper- y podemos asegurar á nuestros suscriptores que el P erió ­ E l S r. M a rtín e z de la Rosa se encargó dico será entregado con toda la regularidad que lo ha sido su Pátria ; su A rle Poética debe »n el presente. con mi discernimiento ordeñado E p is lo la a los Pisones. adelante ocupar Nuestro ííoileau un habió E l S r. M a rtín e z de la Rosa se ha el ú ti* de torios, pa¡a dar á su Poema un rné odo mas seguro (1 ) Un pintor francés del siglo X V I I , Alfonso Dapres* m i .«a escrito hasta antes de este número. OTRO. un poco, la de.-o denada a p r o v e í hado de Ias v- nt»jas que tiene e! qne llego mo Esperamos que no se repetirán verdadera recientem ente de ll< n ir este recip ien te do la L ite ra tu ra de lugar vacio hasta nos ev tn especificarlas. también sobre la pintura, un poéma L a t í -, no, hoy completamente olvidado.— Las mismas cnusns que im pid.eron la publicación di I In iciad o r hicieron suspender todo? lo? t r bajo» de la prenia ; hoy se h»y\ cxpéd.ta para to d ) y la nuevamente al púb ico. Si; T r f í e ta i io . lm * ofrece