Dolor, sufrimiento y el recién nacido

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Hernando A. Villamizar
Dolor, sufrimiento
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Hernando A. Villamizar
Pediatra neonatólogo
Cúcuta
La integración de medidas de confort al cuidado rutinario del paciente hace parte del
trabajo de enfermería, especialmente en la vida neonatal. Normas que establecen la
importancia de estas medidas y el alivio del dolor han sido recientemente publicadas y
actualmente es notoria una atención especial hacia la evaluación y el tratamiento del dolor.
En Estados Unidos, específicamente en California, normas legales y recomendaciones de
agencias reguladoras de salud solicitan a los profesionales de la salud evaluar el dolor
cada vez que haga una anotación de los signos vitales en la historia clínica.
Se considera el dolor como el quinto signo vital.
Aunque esto ha sido logrado algunas veces en
el cuidado integral del paciente adulto, muy
pocas veces se hace en los recién nacidos.
Hasta hace poco el dolor en los neonatos ha
sido evaluado y tratado solo ocasionalmente
y, en muchos de los casos en que presumiblemente ocurrió dolor, al hacer las revisiones de
la historia clínica, la evaluación no se hizo o
fue registrada inadecuadamente.
La falta de evaluación del dolor en el recién
nacido puede ser debida a conocimiento limitado
del asunto o a dificultades para implementar la
evaluación y las intervenciones en los pacientes
de este grupo etario. Como resultado de esto, los
distintos procedimientos se hacen sin la evaluación del dolor que producen, sin intervenciones
para su alivio y sin ofrecimiento y aplicación de
las medidas de confort al recién nacido.
Procedimientos como punciones del talón
para obtener glucometrías, venopunciones,
inyecciones intramusculares e incluso la circuncisión se practican frecuentemente en el recién
nacido. Cada procedimiento causa algún grado
de dolor; usualmente las enfermeras confortan
al paciente y animan a los padres a hacerlo,
pero casi nunca hay anotaciones sobre el dolor,
su intensidad y las medidas que se utilizaron
para aliviarlo.
Por todo lo anterior, es necesario difundir
el conocimiento de que los recién nacidos
experimentan dolor y sufrimiento; asegurar
consistencia en su evaluación y tratamiento;
establecer algunas recomendaciones para la
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Dolor, sufrimiento y el recién nacido
prevención y el control del dolor y asegurar de
esta forma que cada paciente tenga su dolor
bien controlado.
se presentan los mitos y realidades acerca del
dolor en los recién nacidos.
El dolor es un fenómeno complejo y subjetivo,
cuya evaluación y tratamiento entrañan especiales dificultades en el recién nacido. Hasta hace
poco se consideraba que, por su inmadurez, los
recién nacidos no eran capaces de sentir dolor.
Actualmente se sabe que desde antes de nacer el
niño tiene todos los componentes anatómicos y
funcionales necesarios para la percepción de los
estímulos dolorosos y, aunque la mielinización
es incompleta al nacer, no es imprescindible
para la transmisión del dolor.
no solamente porque permitirlo es inhumano y
antiético, sino también porque puede tener consecuencias desfavorables a corto y largo plazo,
que se evitan con una adecuada analgesia.
Consecuencias desfavorables
Percepción y memoria del dolor del dolor
en el recién nacido
El dolor en el recién nacido debe ser tratado
Por otra parte, aunque los mecanismos
de transmisión del dolor hacia la corteza
cerebral están bien desarrollados en el recién nacido, los mecanismos de inhibición
descendente no han acabado de madurar, especialmente en el prematuro, lo que implica
un estado de hipersensibilidad ante el dolor,
de tal manera que ante un mismo estímulo
doloroso el recién nacido podría sentir más
dolor que el adulto.
Contrariamente a lo que se pensaba, el recién nacido es capaz de guardar memoria de las
experiencias dolorosas, por lo que manifiesta
mayor sensibilidad y menor tolerancia al dolor
que en edades posteriores de la vida. En la tabla
Consecuencias a corto plazo
Muchos de los procedimientos habituales en
las unidades neonatales (punciones capilares y
venosas, intubación endotraqueal...) producen
significativos cambios fisiológicos en el recién
nacido, con aumento de la frecuencia cardíaca
y de la tensión arterial y disminución de la oxigenación, lo que puede llevar a hipertensión
intracraneal y hemorragia intraventricular, especialmente en prematuros.
En otras situaciones que producen dolor
intenso, como la cirugía mayor, si no se administra analgesia adecuada, se producen cambios
hormonales, con aumento en la secreción de
catecolaminas, glucagón, cortisol y hormona de
crecimiento y disminución en la secreción de
insulina. Esta situación altera los mecanismos
de respuesta inmunitaria, aumenta el consumo
de oxígeno, el gasto cardíaco y los procesos
catabólicos, con hiperglicemia y acidosis láctica,
lo que incrementa la posibilidad de enfermedad
y muerte postoperatorias.
Mitos
Son incapaces de sentir dolor
Realidades
Los requisitos anatómicos y funcionales para procesar el
dolor aparecen desde el segundo trimestre de la gestación
Son menos sensibles al dolor
Los de término son tan sensibles como los adultos, y los
prematuros lo son más
Son incapaces de expresar dolor
Manifiestan cambios fisiológicos de comportamiento como
respuesta al dolor
Aprenden del dolor por experiencias previas
El dolor no requiere experiencia previa y no se aprende
No recuerdan el dolor
No olvidan el dolor
Tienen capacidad limitada para metabolizar medicamentos, La selección y administración cuidadosa de analgésicos,
por lo que la analgesia no se puede aplicar sin peligros
combinada con evaluación frecuente, ayuda a disminuir las
reacciones adversas
Tabla. Mitos y realidades acerca del dolor en el recién nacidos
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Ascofame
Hernando A. Villamizar
Consecuencias a largo plazo
El recién nacido, y especialmente el prematuro,
es más vulnerable a los efectos del dolor, ya que
están en una etapa de desarrollo de los sistemas
de conducción y percepción del dolor con rápida
maduración cortical. Por esta razón, las experiencias dolorosas en el recién nacido pueden
producir alteraciones en la percepción del dolor
y en el desarrollo neurológico que se manifestarán en edades posteriores de la niñez.
Se ha observado que los recién nacidos y lactantes pequeños sometidos a estímulos dolorosos repetidos e intensos pueden tener trastornos
del sueño (manifestadas por disminución de las
fases REM), la alimentación y el temperamento,
así como tendencia a la somatización y otras
secuelas a largo plazo.
Evaluación del dolor en el
recién nacido
Uno de los principales problemas que se plantea a
la hora de diseñar un protocolo de tratamiento del
dolor es la forma de reconocer y evaluar el dolor en
el niño, debido a que el dolor es eminentemente
un fenómeno subjetivo, pero si no se reconoce el
dolor y el sufrimiento de los recién nacidos no se
podrá hacer nada para solucionarlo.
La dificultad es aún mayor en los niños en la
etapa preverbal, y en particular en los recién nacidos, en los que solo se puede basar la evaluación
con métodos indirectos, observando las respuestas
que el dolor produce en el niño, especialmente
los cambios en parámetros fisiológicos y endocrinológicos y los cambios en la conducta.
Métodos fisiológicos
Ante situaciones de estrés y dolor, el sistema
nervioso autónomo produce aumento de la
frecuencia cardíaca y de la presión arterial,
descenso de la saturación de oxígeno y diversas manifestaciones neurovegetativas, como
sudoración palmar.
El dolor intenso condiciona cambios endocrinológicos y metabólicos por activación
del eje hipotálamo-hipofisario; entre ellos:
aumento de catecolaminas, cortisol, hormona
de crecimiento y glucagón, y disminución de
la liberación de insulina.
Como respuesta al dolor en el recién nacido,
también se produce liberación de opioides
endógenos, con aumento en los niveles de
endorfinas, tanto en plasma como en líquido
cefalorraquídeo.
Los parámetros fisiológicos son fácilmente objetivables, pero son inespecíficos, ya que pueden
verse afectados por otras situaciones de estrés
no relacionadas con el dolor, como las propias
maniobras de sujeción del niño para hacer algún
procedimiento. Por otro lado, si persiste el dolor,
hay adaptación corporal con disminución de estas
respuestas, lo que les resta validez.
Métodos conductuales
Los métodos conductuales estudian los cambios
en la conducta del niño producidos por el dolor,
especialmente el llanto, los movimientos corporales y la expresión facial.
Mediante técnicas de espectrografía se ha demostrado que el llanto desencadenado por dolor
tiene un tono alto, es menos melodioso, más
intenso y prolongado que otros tipos de llanto.
En el recién nacido, como respuesta a procedimientos dolorosos o a manipulación, se
producen movimientos vigorosos y difusos de
las extremidades, agitación, con extensión de
los dedos y arqueamiento de la espalda. Puede
desencadenarse el reflejo de Moro y el reflejo
flexor de retirada del estímulo doloroso, en una
o ambas extremidades. El estudio de este reflejo
es particularmente valioso, ya que en adultos
el umbral del reflejo flexor es casi idéntico al
umbral del dolor subjetivo.
La expresión facial se considera el indicador
más específico de dolor en el neonato. Mediante
el análisis de imágenes registradas en video se
han identificado las principales expresiones
faciales asociadas con dolor en recién nacidos.
Estas son:
 Fruncimiento de la frente con cejas que protruyen
 Ojos cerrados con párpados muy apretados
 Surco nasolabial marcado
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
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
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Labios abiertos
Boca angulosa estirada en posición vertical
Boca estirada en posición horizontal
Lengua tensa y curva
Si estas expresiones faciales se acompañan
de llanto intenso y agudo constituyen clara
manifestación de dolor en el recién nacido.
Los métodos conductuales tienen el inconveniente de que consumen tiempo. Además, se
pueden ver influenciados por diversos factores
que modifican la respuesta al dolor, como nivel
de conciencia, estado de salud, edad gestacional
y temperamento del niño.
Escalas de dolor
En los últimos años se han desarrollado diversas
escalas para evaluar de forma más precisa el dolor. Lo ideal es que estas escalas puedan ser aplicadas tanto en la investigación como en la clínica,
que incluyan los indicadores más específicos y
sensibles de dolor y que ofrezcan una alta fiabilidad interobservador, de forma que aunque sean
utilizadas por diferentes personas, no pierdan
precisión. Entre las escalas que han sido diseñadas para evaluar el dolor en el período neonatal,
las más recientes son CRIES, PIPP y NIPS.
Escala CRIES
Es una escala utilizada principalmente para
evaluar dolor postoperatorio. Incluye variables
fisiológicas y conductuales. Toma su nombre
de las iniciales en inglés de los cinco parámetros que mide (C: crying, R: requires increased
oxygen administration, I: increased vital signs,
E: expression, S: sleepless). Cada parámetro se
puntúa como 0, 1 ó 2; la puntuación máxima es
10. Se considera indicativa de dolor la puntuación total superior a 5. Este test ha resultado
ser válido, fácil de utilizar y bien aceptado por
las enfermeras neonatales. Tiene fiabilidad interobservador alta (r = 0,72), pero no ha sido
utilizada en prematuros con menos de 32 semanas de gestación.
Escala PIPP
Recibe su nombre por Premature Infant Pain
Profile. Fue diseñada para que pudiera apli-
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carse tanto en prematuros como en recién
nacidos de término. Incluye siete indicadores,
que se puntúan en escala de 0 a 3: dos fisiológicos (aumento de la frecuencia cardíaca
y disminución de la saturación de oxígeno),
tres conductuales (cejas que protruyen, ojos
apretados, surco nasolabial marcado) y los
dos restantes son factores que pueden modificar la respuesta del recién nacido al dolor
(edad gestacional y nivel de conciencia). La
puntuación total superior a 12 refleja dolor
moderado a intenso.
Tiene la desventaja de que requiere equipo
adicional y parámetros de evaluación no siempre usados en el recién nacido sano, como
por ejemplo, pulsioxímetros y monitores de
tensión arterial.
Escala NIPS
Debe su sigla a Neonatal Infant Pain Scale. Desarrollada en el Children´s Hospital of Eastern
Ontario, evalúa seis indicadores conductuales
en respuesta al dolor de los procedimientos en
recién nacidos prematuros y de término. Estos
parámetros no invasivos incluyen: expresión facial, llanto, patrón respiratorio, actividad motriz (brazos y piernas) y estado de excitación.
El resultado mide la respuesta del niño al dolor
para que la enfermera actúe en consecuencia.
Los rangos de calificación van de 0 a 1 en cada
categoría, con excepción del llanto, que va de 0
a 2. La calificación total puede ser de 0 a 7.
El uso extenso de la escala NIPS en situaciones clínicas ha mostrado su alta fiabilidad interobservador y consistencia. La gran ventaja es
que no requiere capacitación especial ni equipo
adicional. Las enfermeras poseen de hecho la
habilidad para implementarla, por lo cual es la
más recomendable para el medio colombiano.
Tratamiento del neonato
con dolor
Al tratarse de un grupo de edad tan vulnerable,
la primera premisa que se debe tener en cuenta
al considerar el tratamiento del dolor en el recién nacido es que las intervenciones ofrezcan
la máxima eficacia con el menor riesgo.
Hernando A. Villamizar
Son numerosos los procedimientos dolorosos
comunes en las Unidades de Cuidado Intensivo
Neonatales:
 Procedimientos diagnósticos:
Punción arterial o venosa
Punción del talón
Punción lumbar
Examen ocular para ROP
Broncoscopia
Endoscopia
 Procedimientos terapéuticos:
Cateterización de uretra
Inserción de línea central
Postura de tubo en tórax
Inyección IM
Establecimiento de acceso IV
Ventilación mecánica
Remoción de cinta adhesiva
Suturas
Intubación traqueal
Succiones
 Procedimientos quirúrgicos:
Circuncisión
Otros procedimientos
Ante estos procedimientos es necesario controlar el dolor, por métodos no farmacológicos y
por métodos farmacológicos o por combinación
de ellos.
Métodos no farmacológicos
Tienen la ventaja de carecer de efectos adversos.
Incluyen:
 Evitar las manipulaciones bruscas e innecesarias
 Disminuir las punciones y otros procedimientos dolorosos, planificando las extracciones de sangre, que deben ser efectuadas
por personal experto
 Evitar la punción del talón con lanceta manual, que es más dolorosa
 Hacer las aspiraciones endotraqueales solo
cuando estén indicadas
 Utilizar técnicas de monitorización no invasivas
 Aplicar estímulos sensoriales positivos, táctiles o auditivos, que interfieren con los estímulos dolorosos, produciendo una disminución de la respuesta al dolor
El recién nacido es capaz de autotranquilizarse
llevándose la mano a la boca para succionarla. Se
puede favorecer este mecanismo de reducción
del estrés mediante la succión no nutritiva.
También se puede reducir el dolor aplicando
otros estímulos positivos, como mecer al recién
nacido con movimientos de balanceo suaves, lentos y amplios o mediante estimulación auditiva,
utilizando grabaciones que reproduzcan la voz de
sus padres, los sonidos del útero o música. También, por medio de estimulación táctil, efectuada
con delicadeza y sensibilidad, y poniendo al niño
en una posición confortable y bien arropado, para
que se relaje y disminuya la tensión y la contracción muscular causada por el dolor.
Solución de sacarosa por vía oral. Administrar
una solución de sabor dulce (sacarosa o azúcar
común) por vía oral, ha demostrado ser eficaz
para reducir el dolor agudo asociado con procedimientos invasivos. Se sabe que la percepción
del sabor dulce está bien desarrollada desde el
nacimiento. En animales de experimentación se
ha comprobado que la administración de sacarosa
atenúa la respuesta al dolor y que este efecto desaparece tras la administración de antagonistas
opiáceos, por lo que se cree que actúan estimulando la liberación de opioides endógenos.
En varios trabajos se ha comprobado que
cuando se administra a una concentración de
24%, dos minutos antes de procedimientos invasivos, es eficaz, disminuyendo significativamente
la duración del llanto tras la punción del talón
en recién nacidos de término y tras la punción
venosa en prematuros. Este efecto analgésico
solo ocurrió con sacarosa al 24%, y con sacarosa
al 12% no fue significativa la respuesta.
Esta observación, sumada al corto espacio
de tiempo que media entre su administración
y la aplicación del estímulo doloroso, sugiere
que la respuesta analgésica se desencadena
por el sabor dulce en la boca. Por esta razón se
recomienda que la solución sea administrada en
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Dolor, sufrimiento y el recién nacido
la parte anterior de la lengua, donde se localizan
la mayor parte de las papilas gustativas. Para potenciar su efecto analgésico, también se puede
asociar con la succión de un chupo.
Conviene limitar el volumen de la solución
de sacarosa a 2 mL y su concentración a 24%
para evitar el riesgo teórico de enterocolitis
necrosante, especialmente en prematuros. Por
otro lado, el empleo de este tipo de soluciones
se debe restringir al alivio del dolor en recién
nacidos, pues su uso indiscriminado podría
aumentar el riesgo de caries dental.
Métodos farmacológicos
Aunque las medidas no farmacológicas pueden
minimizar el dolor, a menudo es necesario el
empleo de analgésicos. La elección del analgésico adecuado dependerá del tipo de dolor y
de su intensidad.
Analgesia tópica
En la actualidad, el anestésico local más utilizado es la crema de lidocaína-prilocaína al 5%,
que contiene una mezcla eutéctica de prilocaína
y lidocaína. Ha demostrado ser eficaz para reducir el dolor agudo en procedimientos como
punción o canalización venosa, punción lumbar,
punciones vesicales, circuncisión, etcétera; sin
embargo, no tiene efecto analgésico en la punción del talón, que podría deberse a que produce
vasoconstricción, lo que dificulta la extracción,
precisando estrujar más sobre el talón o a que
la lanceta utilizada para la punción penetre a
más profundidad que la crema.
Se aplica bajo un apósito oclusivo que contiene un adhesivo. No se debe utilizar en zonas
de la piel con heridas o lesiones. En los prematuros con pocos días de vida, para evitar las
lesiones locales que puede producir la retirada
del apósito adhesivo, este se puede sustituir
por papel plástico de cocina transparente no
adhesivo, sin que disminuya la eficacia. La
crema de lidocaína-prilocaína al 5% no elimina
completamente el dolor, pero lo reduce, y no está
exenta de efectos secundarios, principalmente
metahemoglobinemia y reacciones locales.
Para disminuir el riesgo de efectos secundarios se recomienda utilizar la crema de lido-
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caína-prilocaína al 5% solo en recién nacidos
de término y en los prematuros con más de 32
semanas de gestación y más de siete días de
vida, limitando la cantidad de crema a 1 g, el
número de aplicaciones a una sola al día y el
tiempo de aplicación a 60 minutos.
Los resultados preliminares de un estudio
efectuado con el objetivo de comparar el efecto
analgésico de la crema de lidocaína-prilocaína al
5% con el de la sacarosa oral en recién nacidos
indican que la administración de sacarosa oral al
24% es más eficaz que el empleo de la crema de
lidocaína-prilocaína al 5% para reducir el dolor
asociado con la venopunción. En ese estudio, el
grupo de recién nacidos que recibió sacarosa oral
dos minutos antes de la punción mostró menor
porcentaje de llanto prolongado (duración mayor
o igual a 60 segundos) y un valor más bajo de
la frecuencia cardíaca postpunción.
Analgésicos no narcóticos de acción periférica
Son los medicamentos de primera elección para
tratar el dolor agudo o crónico de intensidad leve
o moderada. Actúan periféricamente, bloqueando
la generación de impulsos nociceptivos. En este
grupo, el acetaminofén es el de elección, ya que
tiene poco riesgo de efectos secundarios en el
período neonatal. La hepatotoxicidad es su principal efecto secundario, pero los niños parecen ser
más resistentes a este efecto que los adultos.
Su eliminación está disminuida en el neonato,
por lo que se debe administrar con un intervalo
entre dosis de seis horas, en lugar de las cuatro
horas recomendadas en niños de mayor edad.
La vía de administración más utilizada es la oral,
en dosis unitaria de 10-15 mg/kg.
Analgésicos opiáceos o narcóticos
Son analgésicos potentes que se utilizan para
el dolor intenso. Actúan en el sistema nervioso
central, uniéndose a receptores opiáceos. Los
receptores µ1 son los relacionados con el efecto
analgésico, mientras que los receptores µ2, kappa
y sigma son los relacionados con los principales
efectos secundarios de estos fármacos, de los cuales la depresión respiratoria es el más frecuente.
Los opiáceos también pueden tener efectos colaterales secundarios a la liberación de histamina:
hipotensión, broncoespasmo y prurito.
Hernando A. Villamizar
Todos los analgésicos opiáceos producen
tolerancia y dependencia física cuando se administran de forma prolongada, durante más de
una semana (7-15 días), pero en el recién nacido
puede ocurrir antes, en pocos días o incluso en
horas. Para evitar el síndrome de abstinencia,
la retirada no debe ser brusca, sino gradual (en
5-7 días).
Si se administran opiáceos durante los primeros días de vida hay que tener en cuenta la exposición intrauterina, por paso transplacentario
de opiáceos, en madres drogodependientes o
que han recibido opiáceos durante el parto.
El recién nacido es más sensible a los efectos
secundarios de los opioides, especialmente la
depresión respiratoria, debido, por un lado, a
que en el período neonatal hay mayor proporción de receptores opioides µ2, relacionados
con la depresión respiratoria y, por otro lado,
a determinadas peculiaridades que afectan a la
farmacocinética de los opiáceos en este período
de la vida, entre ellas, la reducción notoria del
metabolismo hepático y de la eliminación renal
y la inmadurez de la barrera hematoencefálica,
que facilita el paso de opioides al SNC.
Por todo ello, en el recién nacido los opiáceos
deben usarse con mucha cautela y solo en circunstancias que permitan observación intensiva
y soporte respiratorio inmediato. Es recomendable el empleo de pulsioxímetros, que permite
detectar precozmente la depresión respiratoria,
y monitores de frecuencia cardíaca, frecuencia
respiratoria y tensión arterial.
Si ocurre depresión respiratoria intensa, se
debe administrar naloxona, el antagonista específico, en dosis de reversión completa: 2 µg/kg por
vía IV lenta cada 2-3 minutos, pudiendo llegar
hasta una dosis total máxima de 10 µg/kg. Debe
tenerse en cuenta que la naloxona revierte tanto
la depresión respiratoria como la analgesia y que
su efecto es más corto que el de los opiáceos,
pudiendo reaparecer la depresión respiratoria
una vez desaparecido su efecto, por lo que se
debe continuar monitorizando al niño.
Morfina es el opiáceo más antiguo y utilizado. Es un excelente analgésico y un buen
sedante, pero puede causar hipotensión. Se
elimina principalmente por metabolismo hepático; los principales metabolitos son: morfina3-glucurónido, que es inactivo, y morfina-6glucurónido, con acción analgésica más potente
que la sustancia original.
La capacidad para convertir morfina en
morfina-6-glucurónido es menor en los recién
nacidos, especialmente en los prematuros, lo
que podría explicar la necesidad de mantener
niveles plasmáticos más elevados que en niños
mayores para producir efecto analgésico. La
semivida de eliminación de morfina es más
larga en el prematuro que en el recién nacido
de término.
La dosis habitualmente usada en recién
nacidos es en infusión endovenosa continua de
5-14 µg/kg/h; no se debe sobrepasar 15 µg/kg/h.
El empleo de dosis más altas no parece ofrecer
ventajas clínicas, ya que los efectos obtenidos son
similares y aumenta el riesgo de producir convulsiones y depresión respiratoria. Antes de iniciar
la perfusión continua se administra un bolo de
50 µg/kg, controlando la tensión arterial.
Entre los opioides sintéticos modernos, el
más empleado en el recién nacido es fentanil,
que es un excelente analgésico y tiene la ventaja
sobre morfina de causar menos liberación de
histamina y, como consecuencia, menor riesgo
de inestabilidad hemodinámica, broncoespasmo
y prurito. Su efecto es más rápido, pero la duración de la acción analgésica es mucho más
corta (1/2-2 h, comparada con 3-8 h de morfina). Tiene el inconveniente de que produce
tolerancia más rápidamente que morfina y su
costo es mayor.
Su principal efecto secundario es la rigidez
de la musculatura esquelética, que ocurre cuando se administra en infusión rápida y en altas
dosis. Fentanil es muy útil en procedimientos
invasivos cortos, por ejemplo, en niños que van a
ser intubados. También se recomienda el empleo
de fentanil, en lugar de morfina, en niños con
inestabilidad hemodinámica o broncodisplasia
pulmonar y en recién nacidos sometidos a ventilación mecánica, sobre todo en las primeras horas
de estabilización y de aplicación de procedimientos invasivos (catéteres, drenajes...).
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Dolor, sufrimiento y el recién nacido
En procedimientos invasivos cortos se
administra en bolos de 1-4 µg/kg. En infusión
continua, la dosis aconsejada es de 0,5-2 µg/kg/
h. La dosis de mantenimiento debe precederse
de un bolo de 1-2 µg/kg. Debido al desarrollo de
tolerancia, generalmente es necesario aumentar
la dosis a las 48-72 horas de infusión continua. No
se debe sobrepasar 5 µg/kg, pues con dosis más
altas, especialmente si se administra en infusiones
rápidas, aumenta el riesgo de rigidez torácica, que
imposibilita la ventilación. Para evitar el síndrome
de abstinencia, la retirada debe ser progresiva,
disminuyendo la dosis 10% cada 6-8 horas.
En conclusión, hay formas eficaces de tratar
el dolor en el neonato, pero es necesario sensibilizar a los profesionales de la salud, médicos
y enfermeras, sobre la necesidad de analgesia
en el período neonatal y lograr un cambio de
actitudes, de forma que en las Unidades de
Cuidados Intensivos Neonatales la analgesia
se convierta en una práctica habitual y no en
una excepción. Se debe introducir dentro de las
rutinas clínicas la utilización de escalas adecuadas para evaluar el dolor en el recién nacido y
desarrollar protocolos de analgesia para aliviar
el dolor en este vulnerable grupo de edad.
Lecturas recomendadas
American Academy of Pediatrics: Commitee on Fetus and
Newborn. Commitee on Drugs. Section on Anesthesiology.
Section of Surgery. Fetus and Newborn Commitee.
Canadian Paediatric Society: Fetus and Newborn Committee
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1994; 331(8):541-544.
examen consultado
Hernando A. Villamizar
1.
La falta de evaluación del dolor
en el recién nacido puede
ser debida a las siguientes
aseveraciones, excepto:
A. Conocimiento limitado del dolor neonatal
B. Dificultades en implementar la evaluación y
las intervenciones para este grupo de edad
C. Dificultades con la implementación de escalas del dolor que puedan ser aplicadas
tanto en la investigación como en la clínica
D. Los procedimientos dolorosos utilizados
en la UCIN son escasos y se limitan casi
siempre a postoperatorios de intervenciones
quirúrgicas
E. Ausencia de normas y recomendaciones que
establezcan la importancia de estas medidas
2.
Las siguientes son aseveraciones
ciertas (realidades), frente a
conceptos erróneos (mitos)
acerca de dolor neonatal,
excepto:
A. El umbral del dolor es menor en el recién
nacido que en el adulto
B. Los recién nacidos prematuros son más
sensibles al dolor que los recién nacidos
de término
C. Los recién nacidos no olvidan la experiencia
dolorosa
D. La sensación de dolor en el recién nacido no
requiere experiencias previas
E. En el recién nacido los requisitos anatómicos y fisiológicos para sentir dolor no
están desarrollados
3. Como respuesta del sistema nervioso autónomo ante situaciones
de estrés y dolor, es cierto lo
siguiente, excepto:
A.
B.
C.
D.
Aumento de la frecuencia cardíaca
Cambios en la presión arterial
Descenso de la saturación de oxígeno
Ante el dolor persistente se pueden disminuir
las respuestas fisiológicas en el recién nacido
E. Sudoración palmar
4. El dolor neonatal puede tener
consecuencias a corto y largo
plazo, excepto:
A. Alteraciones en la neuroanatomía cerebral.
Disminuye el consumo de oxígeno, el gasto
cardíaco y los procesos catabólicos, con
hipoglicemia
B. Hipertensión intracraneal y hemorragia intraventricular, especialmente en prematuros
C. Disminuye el consumo de oxígeno y el gasto
cardíaco
D. Retardo en el desarrollo
E. Trastornos emocionales
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examen consultado
Dolor, sufrimiento y el recién nacido
14 Precop SCP

5. En el tratamiento del dolor
neonatal, cuál de las siguientes
aseveraciones no es cierta:
Ascofame
A. Ofrecer una solución dulce podría ser más
eficiente para venopunciones que la crema
de lidocaína-prilocaína al 5%
B. La solución terapéutica de sacarosa se
prepara diluyendo 24 g de azúcar en 100 mL
de agua
C. La crema de lidocaína-prilocaína al 5% se
podría utilizar en prematuros
D. La crema de lidocaína-prilocaína al 5% es útil en
las punciones del talón para muestras capilares
E. La dextrosa por vía oral también disminuye la
respuesta al dolor en procedimientos menores
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