introducción - Editorial Oveja Negra

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INTRODUCCIÓN
Los grupos insurgentes en Colombia han desarrollado a
lo largo de más de 40 años diferentes estrategias para intentar tomar el poder por las armas. Fundamentalmente han
tratado a través del ataque directo, la desmoralización a las
fuerzas del estado y a través de diversos medios la movilización de la población civil a su favor para así lograr una insurrección generalizada, sin haber podido lograr ninguno de
sus objetivos ni al menos acercarse a tan difíciles propósitos.
Algunos como el ELN (Ejército de Liberación Nacional) trataron inicialmente de copiar los procedimientos y secuencias
de la revolución cubana hasta que el fracaso de sus intenciones se hizo más que evidente y tuvieron que replantear su
modelo de lucha, para caer en una prolongada estrategia de
supervivencia que lejos de acercarlos a tomar el control del
poder político nacional lo ha aislado de las “masas” y lo ha
tornado en una organización que emplea el terrorismo para
suplir la movilización popular y para demostrase a sí mismo
que aún existe. Durante décadas este grupo ha transitado
por los caminos de la violencia aislada y del narcotráfico
local para sostener algunos de sus “frentes de guerra” sin
haber logrado nada diferente a prolongar su existencia, pero
sin ningún tipo de proyección hacia la toma del poder o al
menos una idea coherente y creíble de cómo lo va a lograr.
Sin duda cada día que pasa su naturaleza tiende más hacia
el terrorismo y al bandolerismo que hacia la insurgencia y
su déficit en capacidad de movilización popular es cada vez
mayor en medio de un terrible aislamiento que sus jefes se
niegan a reconocer quizás debido a su poco contacto con la
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Gral. (r) Carlos Alberto Ospina Ovalle
realidad. Últimamente han intentado ser incluidos en un
proceso de paz con el gobierno, pues sería la única manera
de no desaparecer en el futuro como organización insurgente
y para sus líderes la posibilidad de tener algún protagonismo
político en época posterior.
Las FARC más pragmáticas, desde el primer momento
y luego de su conferencia constitutiva en 1964 decidieron
adoptar un modelo de lucha prolongada mediante la practica maoísta variante vietnamita (fases simultáneas), pero
conservando su condición de organización político militar
independiente de cualquier partido, para concentrarse en el
cumplimiento de un plan estratégico para la toma del poder a
través de fases diseñadas a partir de la séptima conferencia
en 1982 mediante las cuales el crecimiento regulado de la
organización le permitiría ir superando etapas y consolidando
territorios para más tarde cuando las condiciones ya fueran
favorables lanzar las ofensivas definitivas que culminaría
con el desarrollo de los tres elementos básicos de las revoluciones marxistas, insurrección generalizada, ofensiva final
y huelga general en todo el país. Este proyecto requería de
una financiación muy especial y el “secretariado” o cuerpo
de dirección luego de varios años de analizarlo determino
adoptar el narcotráfico como elemento fundamental de
sostenimiento ya que otros como el secuestro, la extorsión
o boleteo no eran suficientes, en decisión tomada en la ya
citada séptima conferencia de este grupo armado. Quizás el
periodo siguiente de las FARC que incluyo un fallido proceso
de paz con el gobierno colombiano fue la época de gloria de
este grupo que alcanzo la fase de “guerra de movimientos”,
ataco y copo varias unidades militares e inclusive intento
desarrollar combates de mayor alcance como en 1998 en las
localidades de Puerto Rico y Puerto Lleras en el Departamento
del Meta en donde logro concentrar aproximadamente 2000
guerrilleros que fueron neutralizados, derrotados y dispersos por el Ejército y la Fuerza Aérea dando ello comienzo al
retroceso definitivo de esta organización armada que más
tarde sufrió golpes territoriales como la pérdida de su centro
de despliegue estratégico y su retaguardia estratégica pilares del plan para la toma del poder y otros aún más fuertes
entre ellos la disminución de sus efectivos en más del 50%
y la perdida de sus más importantes jefes y miembros del
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Batallas No Contadas - La Derrota Militar del M - 19
secretariado que en un periodo de tres años fue practicante
desmantelado y tuvo que ser remplazado por otros que ya no
poseían la visión y capacidades del anterior. Así las tres fortalezas básicas que las FARC habían logrado desarrollar, organización, logística, y proyecciones se vieron profundamente
afectadas. Adicionalmente las Fuerzas Militares lograron
rescatar a través de operaciones espectaculares la mayoría
de sus hombres secuestrados por las FARC en golpes que
no solo desmoralizaron a muchos guerrilleros sino que los
ridiculizaron ante la opinión pública. Así con su capacidad
notoriamente disminuida y sin apoyo masivo de la población
civil, el secretariado resolvió negociar con el gobierno tratando de recuperar algo de capacidad política en tanto sus
disminuidos frentes realizaban acciones muchas veces de
corte terrorista otras atacando a las fuerzas del estado con
igual propósito que el ELN es decir buscando internamente
mantener la cohesión que ya empezaba a diluirse y a la vez
demostrar ante la opinión pública que aun sus combatientes estaban empeñados en la obtención del objetivo final y
con suficiente capacidad para lograrlo, aunque ya solo se
trataba de acciones locales muy lejos de las ofensivas que
en una época lanzaron de manera coordinada y violenta en
diferentes partes del país.
Ello sin duda implico la degradación de los objetivos originales de la organización armada, en otros de menor alcance
en el campo político que a través de los diálogos de paz que
actualmente desarrollan pretenden alcanzar (de aspirar a
la toma del poder paso a compartir el poder con el régimen
que combatió). Sin embargo, estratégicamente no hay duda
que la organización fracaso, en otros términos, pues fue derrotada en sus aspiraciones, no pudo cumplir con su plan
estratégico diseñado en 1982 y tampoco logró los dos pilares
fundamentales, neutralizar la acción de las Fuerzas Militares
y desmoralizarlas y movilizar a la población civil en forma
de insurrección o de huelga nacional.
El M-19 siguió un proceso bien diferente. Sus fundadores,
guerrilleros expulsados de las FARC, pretendieron dinamizar
la lucha contra el estado colombiano utilizando un modelo
que aprovechara lo que los diferentes grupos armados ya
habían logrado, a través de una forma de guerrilla urbana
muy activa que más tarde coordinaría todas las acciones y
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Gral. (r) Carlos Alberto Ospina Ovalle
los grupos. Inicialmente esta guerrilla urbana puso en jaque
al Estado y a través de acciones propagandísticas armadas
y secuestros logro algún impacto en la sociedad. El hecho
de estar integrada por jóvenes con un nivel de educación
superior a la normal en los guerrilleros, contribuyó en buena medida a ello. Sin embargo, sus dirigentes luego de un
tiempo entendieron que la acción rural era también necesaria
y que su organización debería tener al igual que los demás
grupos armados, una estructura en este sector que complementara la lucha urbana y que permitiera la expansión del
M-19 por todas las regiones de Colombia. Pero a diferencia
de las FARC este grupo no pensó en una lucha de pequeños
grupos o guerrillas, pues consideraba que eso sería perder
el tiempo y caer en la misma practica adormecida que era
desarrollada por aquel grupo. Por el contrario se decidió
que se iniciaría agrupando a los guerrilleros en columnas
con suficientes efectivos para confrontar a las unidades del
Ejército buscando siempre superioridad local en hombres y
armas. Para ello habían analizado la forma de actuar de las
fuerzas del estado y habían observado que tanto el Ejército
como la Policía actuaban en pequeñas unidades dispersas
por toda la geografía nacional buscando a su vez a los pequeños grupos de las FARC y del ELN. Ello los hacia muy
vulnerables si se atacaban con grupos que tuvieran tamaño
superior y que estuvieran bien armados y entrenados. Tal
planteamiento constituye la esencia de lo que en la doctrina
maoísta se denomina la “guerra de movimiento” que es una
fase a la cual se llega luego de que las guerrillas iniciales
evolucionan como consecuencia de sus victorias en contra
de las fuerzas oficiales y logran no solo el respeto de la población civil sino el control de determinadas áreas que se
tornan peligrosas para las facciones militares o los, puestos
de Policía. Eso era lo que el M-19 pretendía, pero sin pasar
por la fase de guerrillas que según Mao es la verdadera escuela de la guerra.
A partir de ese momento el M-19 determinó que sus acciones en el área rural debían ser contundentes y decisivas en
contra de la fuerza pública en especial del Ejército. Algunas
columnas móviles rurales fueron organizadas, pero la idea
principal era la de organizar, equipar y entrenar de manera
conveniente dos columnas que viniendo desde el exterior
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Batallas No Contadas - La Derrota Militar del M - 19
reforzaran a las móviles ya existentes e iniciaran una verdadera campaña militar en regiones clave de Colombia para
desmoralizar y derrotar al Ejército.
Una acción terrorista de tipo urbano, la toma de la sede
de la embajada de la República Dominicana en Bogotá que
celebraba el día de su independencia fue el inicio de este proyecto entre febrero y abril de 1980. Un grupo de guerrilleros
secuestro a varios de los diplomáticos extranjeros asistentes
al ágape y luego de varios meses de retenerlos aceptó liberarlos y viajar hacia Cuba luego de recibir una gruesa suma
en dólares como rescate. En la isla caribeña fueron recibidos
y homenajeados por Fidel Castro quien luego brindó preparación y entrenamiento al M-19 para continuar su lucha
contra el Estado colombiano. El grupo insurgente a su vez
desarrollo una labor de reclutamiento de jóvenes en Colombia
a través de sus guerrilleros urbanos que de manera paciente
y metódica enviaron a Cuba en donde se organizaron dos
columnas que serían las que ya suficientemente entrenadas
y armadas ingresarían a reforzar la lucha rural. El dinero
pagado como rescate por los diplomáticos secuestrados en
la embajada de la República Dominicana fue utilizado para
pagar las armas, el equipo las municiones y demás gastos
que tan ambiciosa empresa demandaba.
La presente obra luego de una investigación académica
relata la historia de las dos columnas del M-19 que salieron
de Cuba hacia Colombia y que una vez llegadas a estas tierras tuvieron una vida muy corta, pues fueron rápidamente
detectadas neutralizadas y sus miembros capturados o
muertos en combate por las Fuerzas Militares de Colombia
o bien desertaron.
El autor quien participó activamente como miembro de
una de las unidades militares que chocaron contra una de
las mencionadas columnas describe de manera objetiva los
sucesos que presenció que luego de muchos años fueron
complementados por una juiciosa investigación basada en
entrevistas y en documentos publicados por algunos de los
participantes de ambos bandos en las acciones. Por ello en
diferentes capítulos se recopilan de manera interactiva algunos de los combates desarrollados recogiendo los puntos
de vista de ambos contendientes. La literatura existente al
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Gral. (r) Carlos Alberto Ospina Ovalle
respecto no es abundante y en ocasiones en particular en
lo que se refiere al M-19 son terceros quienes presentan los
relatos basados en testimonios obtenidos de los propios guerrilleros. Sin embargo, al combinarla con las versiones que
brindan quienes estuvieron de lado de las Fuerzas Militares
de Colombia presentan un cuadro muy real y aproximado
de lo sucedido durante las diferentes acciones.
El libro inicia con el relato personal del autor sobre el
combate en que participo en contra de la columna Antonio
Nariño para dar una idea general de lo que sucedió desde mi
propio punto de vista. A partir de ese momento se empieza
a desarrollar a través de breves capítulos el resultado de la
investigación que combina entrevistas con documentos y a
lo largo del libro va desarrollando una idea de cómo los guerrilleros se prepararon, así de como las unidades militares
fueron notificadas apresuradamente sobre su inminente participación en una operación que desconocían por completo
hasta llegar al choque de las dos fuerzas.
En general se describen dos situaciones referentes a cada
una de las dos columnas. En primer lugar si bien cronológicamente los combates con la columna que desembarco en
la región de Tumaco tuvieron lugar antes que los sucedidos
con la columna que desembarco en el Chocó, estos se describen antes debido a dos razones básicas, en primer lugar
el propio M-19 dio menor trascendencia a esta columna
conformándola más pequeña probablemente debido a que
se integraría a la columna ya existente en el occidente de la
región cafetera aun sin mucho desarrollo y en segundo lugar
debido a la ausencia de bibliografía más amplia.
La segunda de las situaciones a partir del capítulo XI narra
las circunstancias que rodearon el desembarco y posterior
avance de la columna Antonio Nariño la más importante de
las dos. Esta columna venia comandada por Carlos Toledo
Plata uno de los más conocidos miembros de la dirección
nacional del M-19 y buscaba establecer contacto con el frente
Sur (situado en el Caquetá) el mayor de los grupos rurales
armados que en ese momento tenía el M-19. Esta columna
era más compacta y durante toda la operación trató de mantenerse así para poder presentar combate como una unidad
fuerte la idea principal de los jefes del movimiento insurgente.
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Batallas No Contadas - La Derrota Militar del M - 19
En la descripción general se habla del terreno que conformaba el área seleccionada para el desembarco de las dos
columnas y muy especialmente de la población civil que lo
habitaba. Este quizás es uno de los puntos más importantes,
pues el comportamiento de los asentamientos humanos fue
más que decisivo en el resultado final de las confrontaciones y fue precisamente uno de los puntos que la dirigencia
del M-19 analizo con menor profundidad. Inclusive en sus
comentarios luego del desarrollo de las acciones Jaime Bateman desconoce esta falencia y por el contrario trata de
explicar el fracaso a través de las decisiones tomadas por
Carlos Toledo Plata en el terreno, reafirmando de esta manera
su desconocimiento de tan importante factor.
Debido al tiempo transcurrido y la dinámica con que se
ha movido el conflicto colombiano no solo por causa del
M-19 sino muy especialmente por las FARC, lo sucedido en
las playas del pacifico en 1981 con las columnas venidas de
Cuba ha sido casi que olvidado por completo inclusive por las
nuevas generaciones de miembros del Ejército Nacional por
lo cual he considerado de gran importancia hacer el presente
recuento a manera de remembranza histórica.
También es de suma importancia tener una visión de cómo
el pueblo colombiano pese a los innumerables problemas
que lo aquejan y las continuas omisiones y faltas de solución
de los problemas por los diferentes gobiernos que se han
sucedido a lo largo de los años, ha mantenido una conciencia democrática en el sentido de aceptar su autoridad sin
incurrir en la tan deseada por los grupos insurgentes “etapa
insurreccional” que le posibilite el acceso al poder tal como
le ocurrió al M-19 y actualmente a las FARC. Es cierto que
se presentan paros, huelgas y similares, pero no son indicio
de un desconocimiento de la autoridad gubernamental sino
más bien reflejo de situaciones de carencia o de abandono
(muchas veces justas) capitalizadas en oportunidades por
alguno de los grupos armados aquí mencionados.
Es importante observar el comportamiento de las Fuerzas
Militares durante las diferentes épocas y en especial durante
el desembarco y avance de las dos columnas del M-19. Pese
a que no se contaba con recursos tecnológicos de trascendencia y a que el apoyo aéreo era muy limitado las unidades
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Gral. (r) Carlos Alberto Ospina Ovalle
que fueron comprometidas en estas acciones lograron llegar
oportunamente a los sitios que les fueron asignados y luego
sin tener las dotaciones ideales combatieron bravamente
casi siempre en condiciones de aislamiento y sin el soporte
de otras unidades que las reforzaran o les ayudaran en casi
todas las oportunidades en medio de grandes sacrificios
incluyendo hambre y falta de recursos .
Los guerrilleros del M-19 que fueron parte de las dos columnas desde el primer momento perdieron su mejor arma,
la sorpresa y a partir de ese momento vivieron en medio de
la incertidumbre y también del aislamiento que impidió que
sus jefes pudieran tomar decisiones más adecuadas. Más
adelante la falta de logística agravo su situación y los llevo
casi que al desespero cuando también el hambre empezó a
hacer estragos en la moral de los combatientes.
Todas estas circunstancias hacen de las acciones desarrolladas en las playas del pacifico uno de los capítulos más
dramáticos de la historia militar colombiana así como uno
de los más trascendentales, pues la victoria obtenida sobre
el M-19 fue definitiva para el futuro de esta organización que
entendió que por las armas no era posible llegar a la toma del
poder tal como lo rezaba su principal lema “Con el pueblo,
con las armas al poder” que en definitiva se transformó en
una frase sin sentido.
Para las Fuerzas Militares significo una victoria importante
y un gran estímulo para la moral aunque siguieron años de
dura lucha contra el propio M-19, el EPL, el ELN y las FARC.
Muchos de los oficiales y suboficiales participantes en
estas acciones fueron años más tarde protagonistas de otras
operaciones y combates en contra de las FARC. La experiencia de la lucha contra las columnas del M-19 entrenadas en
Cuba fue muy provechosa para posteriormente entender la
guerra de movimiento que las FARC intentaron plantear en
la década de los noventa.
En su momento la llegada de las columnas del M-19 a las
playas del Pacífico tuvo la atención del pueblo colombiano
que vivió horas y días de angustia en la medida en que los
combates se fueron desarrollando.
Sin embargo, el acontecimiento más trascendental fue la
ruptura de relaciones diplomáticas con Cuba como conse14
Batallas No Contadas - La Derrota Militar del M - 19
cuencia del apoyo que Fidel Castro brindó a los guerrilleros
colombianos en sus planes de incrementar la violencia en
Colombia. Fue la primera vez que el resultado de una operación militar tuvo consecuencias políticas de tanta trascendencia. Pese a los años que han transcurrido desde esa
fecha y a las importantes acciones que con posterioridad
se han desarrollado en contra de todos los grupos armados
en Colombia, esta operación sigue siendo un precedente y
ocupa un lugar muy importante dentro de la historia militar
colombiana.
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Gral. (r) Carlos Alberto Ospina Ovalle
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Batallas No Contadas - La Derrota Militar del M - 19
CAPÍTULO I
COMBATE CERCANO. RELATO PERSONAL
Las cosas se estaban complicando. Las ráfagas, disparos y
granadas que venían del frente, es decir, de una barranca situada a la misma altura de la que yo ocupaba con mi patrulla
arreciaban cada vez más y lo peor, caían muy cerca impactando
árboles y el propio suelo de manera muy peligrosa. Pensaba
que en cualquier momento los guerrilleros podrían avanzar y
rodearnos, pues su número era infinitamente superior. Sin
embargo, veía que los soldados estaban firmes y desde sus
improvisadas posiciones disparaban cadenciadamente sus
escasas municiones tratando de no agotarlas. Pero éramos
tan pocos que sabía que tarde que temprano tendríamos que
hacer algo diferente, pues nuestra posición se estaba tornando
insostenible.
Tres días antes, habíamos iniciado esta operación cerca de
Tumaco. A raíz de una serie de informaciones y circunstancias, había dejado mi lugar en el batallón Boyacá en donde
era el ejecutivo (el encargado del funcionamiento administrativo interno de esa unidad en el corazón de la ciudad de
Pasto) bajo las órdenes del comandante de batallón, quien
atendía lo referente a las operaciones militares de las cuales
no siempre me enteraba, pues mis deberes me mantenían
muy ocupado en los menesteres de la guarnición. Sin embargo, ese día, las cosas habían sido diferentes. El comandante
del batallón Teniente Coronel Édgar Marino Mota se había
ausentado por razones de salud y yo estaba encargado del
comando, y precisamente en esa fecha se había presentado
una circunstancia extraordinaria. Un reten de los llamados
“chirrincheros”1 o encargados de las rentas departamentales
Cada departamento tenía su propio reguardo u oficina encargada de verificar los materiales que
entraban o salina de su jurisdicción con el evitar el contrabando interno. Se trataba de empleados civiles
1
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Gral. (r) Carlos Alberto Ospina Ovalle
quienes revisaban los automóviles y camiones que pasaban
para evitar que llevaran licores de contrabando, situado en
el límite de los departamentos de Nariño y el Putumayo había detectado un camión sospechoso procedente de Tumaco
(Nariño) en la costa pacífica colombiana, que llevaba una
carga de chontaduro2 hacia el departamento del Putumayo,
cuando por el contrario es precisamente ese departamento
el que exporta la fruta hacia otras regiones de Colombia. El
hecho de que contra toda lógica el camión llevara “leña para
el monte” despertó las sospechas de los guardas quienes
detuvieron el camión, ordenaron a sus ocupantes descender del mismo y procedieron a requisarlo. Su sorpresa fue
mayúscula cuando debajo de la fruta encontraron fusiles,
municiones, granadas y material de guerra en general, sin
que sus ocupantes pudieran dar explicaciones sobre tan extraño cargamento, quedando armas y personas retenidas y
bajo guardia armada. De manera rápida, los “chirrincheros”
notificaron a las autoridades militares sobre su hallazgo, y
estas iniciaron las pesquisas del caso. Pronto a través de los
individuos capturados estas determinaron que se trataba de
algo muy grave, pues no solo había llegado el material de
guerra encontrado, sino que este había sido enviado hacia el
interior del país por una columna de guerrilleros procedentes
del océano Pacífico que había desembarcado en las playas
cerca de Tumaco.
Simultáneamente y sin tener conocimiento de lo anterior,
la población civil de los alrededores de este puerto situado a
283 kilómetros de distancia de la capital departamental Pasto
y a más de 300 de donde el camión había sido interceptado,
había informado a los soldados de una base administrativa
del grupo de caballería Cabal existente en el lugar, sobre el
rumor persistente entre los campesinos de la llegada de un
grupo de hombres armados provenientes del océano pacífico
que en lanchas había subido por el río Mira3 y se encontraba
en un lugar determinado, en un campamento, dedicados a
preparar su marcha hacía el interior. Sin demora los miembros de la base administrativa informaron a su comandante
uniformados y con algunas armas básicas como revólveres.
2
Fruta que se da en el departamento del Putumayo y se envía al interior de Colombia para ser
comercializado en especial en los mercados públicos.
3
Río Mira límite entre Ecuador y Colombia su desembocadura está cerca de la ciudad de Tumaco.
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Batallas No Contadas - La Derrota Militar del M - 19
en Ipiales4 (situada a más de 200 km del lugar) quien a su
vez determinó el envió de una patrulla con el propósito de
establecer la realidad y si era del caso adoptara alguna acción
con el fin de evitar que se alterara el orden público de esa
región que aunque pobre y marginada, hasta ahora había
sido una de las más pacíficas de Colombia.
La patrulla enviada por el grupo Cabal desde Ipiales,
orientada por los habitantes de la región, pronto identificó el
lugar en donde se encontraban los recién desembarcados, los
sorprendió y sostuvo un combate inicial con los hombres que
huyeron, pero dejaron los cuerpos de seis de sus compañeros
caídos en el enfrentamiento, así como un buen número de
fusiles, municiones, granadas y material de intendencia de
buena calidad algo inusual en la lucha anti-guerrillera de
esos días, lo que indudablemente confirmaba que los individuos venían de algún sitio en el cual habían sido dotados de
manera adecuada. Al tener conocimiento de ambos hechos
y recibir mayor información por intermedio de la patrulla
del grupo Cabal que había combatido contra el grupo, en
el sentido de que se trataba de una columna de aproximadamente 100 o quizás más hombres, se informó al General
Manuel Jaime Guerrero comandante de la tercera Brigada
del Ejército con sede en Cali quien ordenó a los diferentes
batallones de su Brigada el envío de refuerzos con el fin de
apoyar esta operación e impedir que este grupo lograra bien
avanzar hacia el interior de Colombia o dispersarse en las
selvas tumaqueñas y así en pequeños grupos moverse hacia
su objetivo. Teniendo en cuenta que la Tercera Brigada en
esos días estaba conformada por los batallones Boyacá, Pichincha, Palacé y Cabal (el batallón de ingenieros Codazzi no
se consideraba para las operaciones de combate por ser su
especialidad las obras de ingenieros) en total fueron enviados
casi 300 soldados incluyendo logísticos, para la operación.
Por estar encargado del batallón Boyacá, precisamente ese
día se me ordenó enviar una compañía (150 hombres) con
la condición adicional de que quien estuviera a su mando
debía ser el mejor capitán del batallón. Seleccioné, y hoy en
día después de tantos años creo que fue una de mis mejores
Ipiales capital del departamento de Nariño, allí se encuentra la sede del grupo de caballería Rondón
del Ejército Colombiano y desde allí se dirigen las acciones de dicha unidad en todo el departamento
de Nariño.
4
19
Gral. (r) Carlos Alberto Ospina Ovalle
decisiones en toda mi carrera militar, el designar al capitán
Eduardo Morales Beltrán5, compañero de luchas contra el
ELN en la década de los setentas en el Magdalena Medio y
verdadero soldado ejemplo de hombre recto y trabajador (con
el tiempo, llegaría a ser General de la República y segundo
comandante del Ejército y ya en el retiro Director de Prisiones) Con estas tropas más las informaciones recibidas de la
patrulla que logró sorprender al grupo armado, se inició la
operación en Tumaco. No volví a tener mayores detalles de
que lo estaba sucediendo debido a que su manejo era secreto
y yo no formaba parte de ella y nuevamente me adentré en
mis labores en el batallón Boyacá tratando de tener todo en
orden ante el inminente regreso de mi coronel Mota comandante titular y quien seguramente me pediría cuentas de lo
sucedido durante su ausencia. Naturalmente sentía ansiedad
por saber lo que estaba sucediendo con la compañía de mi
amigo el capitán Morales, pero entendía que ese manejo no
me correspondía y cuando fuera oportuno el comandante de
la Brigada nos informaría sobre su desarrollo.
Al día siguiente, como estaba previsto se produjo el regreso
del Coronel Mota, pero ante mi sorpresa en vez de pedirme
el informe de lo sucedido durante su ausencia, me presento
una nota del comandante de la Brigada (General Guerrero)
dirigida directamente a mí, de acuerdo con la cual debía comunicarme telefónicamente con él para recibir la orden de
viajar al área de operaciones en Tumaco. Di cumplimiento
a la orden y el General me dijo que debido a comentarios
de otros oficiales, había estudiado mi hoja de vida y había
observado mi participación como rastreador unos años antes, en acciones de combate en el Magdalena Medio contra
el ELN lo que a su juicio constituía una valiosa experiencia.
Por ello me ordenaba unirme a la operación como rastreador
y ayudar a localizar esta columna que luego del combate
inicial con las tropas del grupo Cabal había desaparecido.
En realidad era cierto, había pasado casi tres años en
esa labor (compartiendo con mi amigo el capitán Eduardo
Morales ambos con el grado de teniente) y había tenido
mucha experiencia en combate, a veces positiva a veces no
Eduardo Morales Beltrán fue uno de los oficiales más destacados en la lucha antiguerrillera en
Colombia. Fue condecorado varias veces por sus acciones valerosas y con los años su experiencia fue
muy útil en el entrenamiento y formación de las nuevas generaciones.
5
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Batallas No Contadas - La Derrota Militar del M - 19
tan afortunada, y ello me había hecho cambiar mi personalidad de un muchacho de ciudad acostumbrado a la vida de
estudiante, a la de un hombre conocedor de los trucos del
seguimiento de huellas en la selva y de la dureza de la vida
que ello conlleva. En esas operaciones había participado en
varias acciones, en algunas logrando sorprender al enemigo, pero en otros había perdido algunos de mis hombres y
gracias a todo ello acumule la experiencia suficiente para
considerarme un buen rastreador. Ahora el comandante de
la Brigada lo que me pedía era que una vez más, efectuara
un seguimiento de huellas para localizar al grupo armado,
que luego del primer combate con las tropas del grupo Cabal,
aparentemente se había ocultado, pues ninguna patrulla
había logrado detectarlo nuevamente. Por un momento lo
considere, pues esta es quizás una de las actividades más
peligrosa en este tipo de guerra y en la vida militar en general.
Las minas explosivas son un enemigo mortal y muy difícil de
detectar, pues se pueden sembrar en mil lugares en donde
es muy difícil encontrarlas. En otras oportunidades grupos
especiales del enemigo se apostan con la misión de atacar a
quienes sigan sus huellas, utilizando francotiradores que por
lo general no fallan. Estas situaciones son extremadamente
riesgosas y constituyen el dolor de cabeza de los rastreadores. Cuando se detecta una mina sobre “el trillo”6 las cosas
se tornan dramáticas y cada paso es un albur. La explosión
de una mina es algo espeluznante y aterrador. Tiembla la
tierra, el estruendo sobrecoge, vuelan escombros de todo
tipo y especialmente destroza los cuerpos y los convierte en
fragmentos sanguinolentos. Sin embargo, a pesar del riesgo, los rastreadores lo asumen como un reto y de manera
lenta, pero segura persisten en su labor, colocando los cinco
sentidos y el corazón, sabiendo que la vida se les puede ir al
menor descuido. El sigilo y la alerta son permanentes y solo
se descansa cuando la misión o bien se cumple y se logra
localizar el objetivo y “golpear al enemigo” o por el contrario
por alguna razón, se aborta la operación.
En otras oportunidades, comandantes ansiosos por obtener resultados, exigen mayor velocidad a los rastreadores,
pero estas órdenes son muy difíciles de cumplir y casi siem6
Nombre que se da a las huellas en el ambiente de los rastreadores.
21
Gral. (r) Carlos Alberto Ospina Ovalle
pre quedan en el vacío, pues nadie está dispuesto a arriesgarse y arriesgar a sus compañeros bajo estas circunstancias. La seguridad del rastreador solo se la puede proveer él
mismo en el terreno, pues solo él entiende la naturaleza del
peligro que está enfrentando. En uno de esos seguimientos
en el Magdalena Medio, al ascender a una pequeña colina
en medio de una selva muy espesa me encontré de frente
con un guerrillero que se había adelantado a su grupo que
avanzaba detrás y no nos había detectado. Mi sorpresa fue
tan grande que actúe torpemente; sin embargo, uno de los
miembros de mi patrulla reaccionó de inmediato, abatió
al guerrillero y logro lanzar una granada sobre el resto del
grupo, desconcertándolo y dando tiempo para nuestro despliegue para el consiguiente combate que se desarrolló y en
el cual logramos neutralizar su reacción y causarles varias
bajas incautando en la misma forma una buena cantidad
de material de guerra entre el cual había varios fusiles
máximo logro en estos combates rápidos, pues su posesión
demuestra quien tiene el control del terreno. En otra, fuimos sorprendidos a muy corta distancia por un “posta”7, y
un suboficial el cabo primero Jorge Eliecer Díaz (q.e.p.d.)
que avanzaba con nosotros recibió un disparo en la cabeza
y cayó a un río en donde falleció sin que pudiéramos hacer
nada por él, pues casi de inmediato se desarrolló un intenso
combate con fuego muy nutrido de fusiles y granadas que
impidió que nos acercáramos al lugar en que yacía. En un
seguimiento posterior una esquirla de granada que nos fue
lanzada a corta distancia hirió en la cabeza a mi sargento
reemplazante, el sargento viceprimero Hernando Beltrán y
murió junto a mi cuando tratábamos de auxiliarlo. En desarrollo de otro seguimiento de huellas más feliz logramos
llegar hasta el propio campamento de otro de los grupos del
ELN y sorprender a los guerrilleros causándoles algunas bajas. Aunque con posterioridad participé en más acciones en
otras unidades y en otros grados, el seguimiento de huellas
en el Magdalena Medio8 fue mi verdadera escuela como ser
humano y como soldado.
Nombre que se da en las guerrillas al hombre que cumple misiones de seguridad cuando el grupo
descansa o realiza una actividad que requiere estar estático.
8
En el Magdalena Medio en las décadas de los 60 y 70 se desarrolló una intensa actividad guerrillera
que alcanzó alguna notoriedad. La región era selvática, sin vías de comunicación y muy insalubre en
especial debido al paludismo.
7
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Batallas No Contadas - La Derrota Militar del M - 19
La habilidad de localizar las huellas en medio de la selva,
es una auténtica ventaja, pues una vez localizadas es muy
difícil que se pierdan, así el grupo que avanza adelante del
rastreador intente camuflarlas o borrarlas o recurra a algunas maniobras como caminar en círculos o avanzar por entre
una corriente de agua o simplemente ocultarse y esperar a
que los rastreadores pasen a su lado. Por ello el rastreador
en casos como el presente en el cual el grupo enemigo ha
logrado huir y ocultarse es un hombre definitivo y su papel
es crucial para poder continuar con la operación.
23
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