20090529 Ostiraleko artikuluak

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Ostiraleko artikuluak
Ostirala, 2009ko maiatzak 29
¿Qué pasa en la Unión Europea?
Vicenç Navarro
Elecciones, pero ¿para cuál Europa?
Tito Pulsinelli
El Tribunal Constitucional y la ilegalización de II-SP
Jaume Asens y Gerardo Pisarello
El liberalismo y las crisis: aprender y responder
Torres López y Garzón Espinosa
El hundimiento del dólar
Immanuel Wallerstein
Diruz lagundutako autoak, kontrako bidean
Juan Mari Beldarrain
Oleada de delincuencia empresarial y de violaciones del derecho laboral
Gaur hasiko da greba orokorra
Dave Lindorff
Ivan Santamaria
Movimientos, crisis, movimientos
Raúl Zibechi
Educación infantil, no guarderías
Jorge Calero
Descanso obligatorio o cómo claudicar sin ayuda y sin esfuerzo
¿Cómo lograr que una enorme mentira sea asumida por toda una sociedad?
Santiago Alba Rico
Enrique Dans
Dokumentazio Zentroko proposamenak
¿Qué pasa en la Unión Europea?
Vicenç Navarro
Público 2009/05/21
Todas las encuestas señalan que la abstención en las
próximas elecciones europeas va a ser muy elevada. Tal
abstención, por cierto, no es una novedad. En realidad, ha
ido aumentando en los últimos años, y precede a la crisis
económica y financiera actual. Las causas de esta elevada
abstención son fáciles de ver. Para ello se tiene que entender
qué está pasando en la Unión Europea. Veamos:
1. El desempleo en el promedio de los países de la Unión
Europea de los Quince (UE-15) ha ido aumentando desde la
década de los ochenta. Europa, que históricamente (19601980) se había caracterizado por tener un desempleo más
bajo que EEUU, pasó a tenerlo más alto a partir de los
ochenta.
2. Las condiciones de trabajo de la población activa se han
ido deteriorando en la mayoría de países de la UE-15. El
porcentaje de la población que dice trabajar en condiciones
estresantes pasó a ser (en el promedio de los países de la UE15) del 32% de la población trabajadora en el año 1991 al
44% en el año 2005.
3. La tasa de crecimiento anual del gasto público en
transferencias y servicios públicos del Estado del bienestar
(como pensiones, sanidad, servicios de ayuda a las familias,
vivienda, y otros componentes de la protección social),
utilizados predominantemente por las clases populares, ha
ido descendiendo en el promedio de los países de la UE-15,
pasando del 6,2% en 1990 al 4,8% en 2004. La tasa de
crecimiento de las necesidades sociales, sin embargo, ha ido
aumentando.
4. La cobertura e intensidad de los beneficios laborales (en
caso de enfermedad, discapacidad o desempleo) ha
disminuido en la mayoría de países de la UE-15. Esta
disminución ha sido, en general, más acentuada en los países
gobernados por partidos liberales y conservadores que en
aquellos gobernados por partidos socialdemócratas. Pero, en
todos ellos, tales derechos sociales han disminuido.
5. Las rentas del trabajo (lo que se llama masa salarial, que
depende del nivel de salarios y del número de asalariados),
como porcentaje de la renta nacional, han descendido en el
promedio de los países de la UE-15 (y ello a pesar de que el
número de asalariados ha aumentado), pasando de
representar un 68% de las rentas nacionales en 1975 a un
58% en el año 2005.
Tales hechos son indicadores del deterioro de la situación
social y laboral de las clases trabajadoras y otros
componentes de las clases populares en la UE-15, lo cual ha
estado ocurriendo a la vez que las rentas del capital han
1
crecido de una manera exuberante. Los beneficios
empresariales han crecido (en el periodo 1999-2006) un 33%
en el promedio de los países de la UE-15 y un 36,6% en los
países de la zona euro, mientras que los costes laborales han
aumentado sólo un 18%. Consecuencia de esta situación es
que las desigualdades sociales han crecido enormemente,
alcanzando cuotas sin precedentes. A los ricos nunca les
había ido tan bien, y ello a costa del bienestar de todos los
demás, es decir, las clases medias y las clases trabajadoras
que vieron sus estándares de vida disminuidos. Y las
encuestas muestran que la población europea es consciente
de ello. El 78% de la población en la UE-15 dice que las
desigualdades sociales en su país son excesivas. Nunca se
había visto un porcentaje tan elevado de desaprobación de
las desigualdades sociales en la mayoría de países de la UE15.
Esta polarización social de rentas ha sido facilitada por las
políticas públicas promovidas por el consenso de Bruselas
(que es la versión europea del consenso liberal de
Washington), llevadas a cabo por las instituciones europeas,
tales como la Comisión Europea (encargada de vigilar el
cumplimiento del Pacto de Estabilidad, que ha sido
responsable de la austeridad del gasto público) y el Banco
Central Europeo (cuyas políticas monetarias han beneficiado
enormemente al capital financiero a costa del estímulo
económico y la producción de empleo). Y la población es
consciente de ello. Tanto la Comisión Europea como el
Banco Central Europeo están entre las instituciones europeas
menos valoradas. El establishment europeo (el conjunto de
instituciones que lideran la Unión Europea) ha estado
promoviendo políticas liberales, que incluyen desde la
desregulación de los mercados laborales y financieros a la
reducción del gasto público y de los impuestos. De ahí la
decepción, cuando no enfado, de las clases populares hacia
la Europa que se está construyendo y que afecta más a los
partidos de centroizquierda que a los partidos de
centroderecha y derecha, puesto que los grupos sociales más
afectados negativamente por estas políticas liberales han sido
las bases electorales, históricamente más fieles a los partidos
de centroizquierda, tales como las clases trabajadoras.
La identificación de los partidos de centroizquierda
gobernantes con las políticas liberales ha sido la causa de su
enorme crisis. No hay que olvidar que la mayoría de
gobiernos europeos habían sido de centroizquierda. La
decepción creada por su liberalismo ha sido la causa de que
sus bases electorales se hayan desplazado a partidos más
radicales (de izquierda y de derecha), aun cuando la mayoría
se ha ido absteniendo, quedándose en casa. Tales partidos de
centroizquierda tendrán que hacer una autocrítica muy
fuerte, abandonando el socioliberalismo si quieren recuperar
el voto perdido.
En cuanto a las derechas, su éxito se debe a la lealtad de
sus bases electorales, constituidas por los grupos de renta
superior, beneficiados por las políticas liberales, y la de
aquellos sectores de las clases populares atraídos por el
mensaje nacionalista y anti inmigrante, consecuencia de su
gran inseguridad. No es racista el más ignorante sino el más
inseguro, y hay mucha inseguridad en la UE. Por otra parte,
son estas mismas derechas (como el Partido Popular
Europeo, al cual pertenece el PP español) las que trasladan a
la Unión Europea (que tiene un enorme déficit democrático)
aquellas medidas impopulares, como son el retraso de la
edad de jubilación, que bien saben no podrían aprobar en sus
parlamentos.
Elecciones, pero ¿para cuál Europa?
Tito Pulsinelli
Selvas / Rebelión 2009/05/28
“Cuando el enemigo concentra sus fuerzas pierde
territorio” (V.N.Giap)
En la víspera de las elecciones europeas, los electores no
están mostrando interés en un Parlamento de funciones
limitadas y confundidas. Dominado por una “comisión” que
funge de gobierno autocrático, cuyos inamovibles
representantes son designados por los gobiernos. Ningún
elector jamás ha elegido a Solana o Barroso, pero es real el
riesgo de que sus cargos se conviertan de vitalicios a
hereditarios.
Asimismo, el desinterés es reforzado por la tragicómica
vicisitud de la Constitución europea, dos veces reprobada en
las urnas por los electores, pero el resultado ha sido
olímpicamente ignorado. Será aprobada por los diputados
nacionales, con triquiñuelas y maniobras muy al oscurito.
La única cosa clara en la Unión Europea (UE), ocupada
con las heladas ráfagas de una caída del 5% de la
producción, es la indiscutible y total autoridad del Banco
Central Europeo: se impone a los parlamentos nacionales, al
de Estrasburgo y a todos los electorados. Éste es el
verdadero gobierno del bloque europeo, que ha sido reducido
a la esencia demacrada de la utopía ultraliberal: mercado y
moneda. Nada más.
No tiene una política social, mucho menos una línea
internacional coherente porque carece de una visión
geopolítica nítida. Sin una defensa autónoma propia, porque
eligió la sumisión a los Estados Unidos, cuando reforzó la
camisa de fuerza de la OTAN, tras la implosión de la Unión
Soviética y la desaparición del Pacto de Varsovia.
La integración europea, desde que pasó de las manos de
pocos estadistas de espesor que la fundaron a la de los
tecnócratas de las finanzas, se ha reducido a mera aplicación
de “5 macrodogmas liberales”, dando un atrevido salto
acrobático de 6 a 27 Países. Grandes cantidades,
estadísticas, PIB, triunfalismos inmotivados y cero visión
estratégica. Justo en el momento en que está decayendo el
unipolarismo y, con él, la supremacía “occidental”.
El furor globalista ha impuesto a las economías del Este
europeo, integralmente estatalizadas, el pasaje a tapas
2
forzadas a la deregulation, denacionalización, privatización a
favor de las multinacionales europeas y norteamericanas. Un
electroshock doctrinario del monopolismo estatal al privado,
sin preservativos amortiguadores.
Hoy, el área del este es un conejillo de Indias para la
reingeniería darwinista del FMI, que se dispone a mandarla
en bancarrota irreversible, con el mismo modus operandi que
hundió a Brasil, los pequeños y medianos dragones, etc.
Ayer el fulmíneo y veleidoso “agrandamiento” hacia el este
había merecido los aplausos exaltados de los halcones de
Washington.
Envalentonados, brindaban a la “nueva Europa” con el
plomo en las alas, rellenada de vasallos con agudas fobias
antirusas y deseosos de capitalizar su vocación de “caballos
de Troya”. De esta forma, el utopismo de las elites, de la
BCE y de Bruselas ha engendrado una entidad sin forma, un
meta-Estado con un proceso decisorio contradictorio y
paralizante, sobre todo en esta fase de deglobalización tra los
cracks de la borrachera ultraliberal.
Europa no cuenta con materias primas y ni siquiera
energía. Para el petróleo depende de los Países árabes y para
el gas de Rusia; sin embargo, promueve una política exterior
antiárabe y agresivamente antirusa. La dependencia
energética es un hecho del bloque europeo, así como la
necesidad de la cooperación con los rusos para los
abastecimientos de gas. ¿Cómo se explica, entonces, la
veleidad de incorporar a Ucrania y Georgia en la OTAN?
¿Cómo se justifican las provocativas maniobras de la OTAN
en curso en el Cáucaso?
Es una contradicción esquizofrénica entre objetivos e
instrumentos para obtenerlos, entre proyección geopolítica e
iniciativa militar que –ay de nosotros- no es soberana ni
autónoma. La UE es rehén de las fobias antirusas no sólo de
polacos y checos, sino también de las microrepúblicas del
Báltico. Además, la versión atrevida del atlantismo no ha
variado desde la época de los Bush.
Es como si nada hubiera pasado. No han asimilado que el
jaque de Estados Unidos en Irak ha conllevado la pérdida
definitiva del feudo sudamericano. ¿Qué perderá la UE con
la tambaleante aventura atlantista en Afganistán? Con buena
probabilidad, el regreso a la cuestión social al centro del
debate público y la reactivación de la lucha de clase.
La “Comisión” de Bruselas es inestable y no logra
conjugar los intereses concretos de Europa con los de un
tambaleante hegemonismo absoluto que Estados Unidos
intentan resucitar con la OTAN. Los Estados Unidos
Occidentales o “grande mercado transatlántico” son una
quimera de pesadilla.
Hay un conflicto de intereses entre el bloque europeo y el
anglosajón, reforzado por un anacronista proceso decisorio
basado en la rotación semestral. Baste pensar que el actual
maniobrero de la UE –el checo Vaclav Klaus- está
convencido que el crack financiero se ha generado por
demasiadas limitaciones impuestas por los Estados (sic) y
por el excesivo interventismo público (sic-sic). Y es un
ferviente partidario de la instalación de armamento
estratégico de Estados Unidos en la República Checa.
Europa está en un estado de confusión, se complace de las
amputaciones realizadas por las elites a su peculiar estadosocial, deindustralización acelerada y expatriación del
sistema productivo. Las subvenciones estatales al banco y a
la bolsa de valores responsable del desastre es la última
arrogante respuesta de los “banqueros centrales”.
Atrincherados tras la muralla ideológica de su
“autonomía”, ejercen el poder de disponer a su gusto de los
erarios y de los recursos de las naciones. Así como la
“Comisión”, no han sido elegidos por nadie y se atribuyen el
derecho de imponer unilateralmente las terapias para curar
las enfermedades que ellos mismos crearon.
Pero curiosamente los Países mejor equipados para
enfrentar la inevitable deglobalización son aquellos en los
que la “autonomía” de los bancos centrales y de las finanzas
no es un dogma. Entre todos, valga el ejemplo de China.
El Tribunal Constitucional y la ilegalización de Iniciativa
Internacionalista: luces y sombras de una decisión
Jaume Asens y Gerardo Pisarello
Sin Permiso 2009/05/24
La sentencia del Tribunal Constitucional que anula la
ilegalización de la candidatura europea de Iniciativa
Internacionalista-La Solidaridad entre los Pueblos (II-SP)
por parte del Tribunal Supremo es una buena noticia. Al
menos para quienes durante los últimos años contemplaban
con preocupación cómo, en nombre de la lucha contra el
terrorismo, la Ley de Partidos Políticos de 2002 se convertía
en un peligroso instrumento de limitación de la libertad
ideológica, del pluralismo político y de otros principios
básicos ligados a la idea del Estado de derecho.
Entre otros extremos, el Tribunal Constitucional ha
desautorizado la pretensión del voto mayoritario de la Sala
Especial del Tribunal Supremo, secundada por Fiscalía y por
la Abogacía del Estado, de que cualquier opción política que
pudiera simpatizar con la ilegalizada Batasuna debía
considerarse instrumento de ésta y, por consiguiente, de
ETA. A pesar, sin embargo, de las credenciales garantistas
de algunos de estos argumentos, la decisión deja en pie una
parte sustancial del problema: la propia Ley de Partidos.
Efectivamente, lo que en términos formales fue presentado
de entrada como una norma abstracta y general, dirigida a
“cualquier partido”, se reveló, muy rápidamente, como algo
distinto: como un recurso dirigido a silenciar, según las
conveniencias del momento y sorteando garantías procesales
básicas, cualquier opción electoral más o menos vinculada a
aquellos sectores de la izquierda abertzale no dispuestos a
3
distanciarse de la estrategia de ETA en los términos
predispuestos por los partidos mayoritarios de ámbito
peninsular.
Primero fue la disolución de Batasuna, que la Sala
Especial del Tribunal Supremo se apresuró en identificar en
su totalidad con ETA, a pesar de que muchos de sus
miembros y buena parte de sus votantes rechazaban el uso de
métodos terroristas, como bien recordó en su momento el
periodista Javier Ortiz. Entonces, el Tribunal Supremo llevó
adelante un procedimiento caracterizado por la poca
consistencia de las pruebas aportadas y por las dificultades
con las que los afectados tuvieron que ejercer su derecho de
defensa. El Tribunal Constitucional dio por buena estas
actuaciones e insistió en que a un procedimiento de
ilegalización no se le podían exigir las mismas garantías de
defensa que a un proceso penal o administrativo.
Naturalmente, y a pesar de que existía asentada
jurisprudencia según la cual en un sistema democrático
“todas las ideas tienen perfecto acomodo”, el núcleo de
argumentos favorables a la ilegalización estaba ligado a la
ausencia de condena de atentados terroristas. Poco y nada
importó, por ejemplo, que tras unos atentados que habían
tenido lugar en Santa Pola, algunos miembros de Batasuna
expresaran su “solidaridad con las víctimas y sus familiares”
o su “deseo de impulsar mecanismos que pongan fin
definitivamente a los lamentables acontecimientos que
causan tanta pena y dolor a nuestro pleno”. El Tribunal
Supremo entendió que se trataba de una condena tibia,
introduciendo así una singular guía de valoración de las
pruebas en juego.
Los argumentos utilizados para disolver el “complejo”
Herri Batasuna-Euskal Herritarrok-Batasuna levantaron la
veda político judicial y muy pronto se extendieron a otros
partidos y agrupaciones de electores que, en razón de sus
relaciones más o menos remotas con miembros del mismo,
pasaron de inmediato a considerarse soporte o complemento
de ETA. Muy pronto, la ilegalización de un partido fue el
pretexto para extender sus efectos a otros diferentes que no
habían sido parte en el proceso de ilegalización del primero y
de los cuales ni siquiera se decretaba su disolución. En ese
contexto, las garantías procesales y el derecho a la tutela
judicial efectiva se fueron degradando progresivamente en
un proceso sumarísimo o express que generaba abiertas
condiciones de indefensión. Unas listas “contaminadas” por
candidatos más o menos ligados al mundo abertzale
“contaminaban” a su vez a otras, en una sucesión imparable
de ilegalizaciones fundadas, no en la realización subjetiva de
actividades contrarias a los principios democráticos, sino en
la simple ocupación objetiva de un espacio ideológico.
Tampoco importó mucho que los partidos considerados
“sucesores” de Batasuna hubieran renunciado explícitamente
a la violencia en sus estatutos, como ocurría con el
octogenario ANV, o que hubieran apostado explícitamente
por vías políticas para impulsar sus principios, como pasaba
con el PCTV. Bastaba con que hubiera contactos con
miembros de la izquierda abertzale ahora arrumbados a la
clandestinidad y privados de derechos políticos básicos, y,
sobre todo, que no hubieran “condenado” hechos de
violencia en los términos preestablecidos por el Partido
Socialista y el Partido Popular, para que el veto electoral se
desencadenara fulminante.
La ilegalización de D3M y Askatasuna, en las últimas
elecciones vascas, engrosó la lista de desterrados políticos,
convirtiéndose en preludio de un seguro paso por la
Audiencia Nacional bajo la acusación de terrorismo. Pero
también consiguió perfeccionar uno de los objetivos no
confesados de la Ley de Partidos: impedir que la izquierda
abertzale mayoritaria tuviera representación en el Parlamento
vasco y facilitar, de ese modo, un cambio en el gobierno
autonómico.
A diferencia de los casos antes referidos, la pretensión de
ilegalizar la candidatura de II-SP a las elecciones europeas
suponía, por primera vez, una utilización de la Ley de
Partidos fuera del ámbito específico de la Comunidad
Autónoma Vasca. Por primera vez, se incluía a una coalición
electoral sin candidatos vascos y promovida por dos partidos
de ámbito castellano -Izquierda Castellana y Comuneroscuya legalidad nadie cuestionaba. Entre sus filas destacaban
sindicalistas, escritores o intelectuales de diferentes partes
del Estado, ajenos, en muchos casos, al mundo abertzale.
Tan solo uno de ellos, el dramaturgo Alfonso Sastre, había
concurrido, sin ser miembro de ningún partido, en listas ya
disueltas.
Los escollos jurídicos para dictar una sentencia de
ilegalización con visos mínimos de ilegalidad eran evidentes.
Pero la Sala Especial del Tribunal Supremo, alentada por la
connivencia entre el Partido Socialista y del Partido Popular
–supuestos archirrivales en las elecciones europeas- decidió
dar un paso adelante y, pese a discrepancias internas, anuló
la candidatura. Las pruebas de “contaminación” por parte de
organizaciones ilegalizadas, y con ello, de la propia ETA,
eran de una ostensible fragilidad, por no decir inexistentes,
lo que obligó al Tribunal a colocar la ausencia de condena
explícita al terrorismo como argumento casi exclusivo de la
ilegalización.
Tratándose, sin embargo, de unas elecciones que no
ponían en peligro el mapa político autonómico o estatal, una
parte importante del establishment comenzó a cuestionar la
decisión. Algunos juristas que habían aprobado las
ilegalizaciones anteriores o que, en general, consideraban la
Ley de Partidos perfectamente compatible con la
Constitución española y con el Convenio Europeo de
Derechos Humanos, comenzaron a agitar el fantasma de un
posible fallo adverso ante el Tribunal Europeo de Derechos
Humanos. La “prensa respetable” dio cobertura a este tipo de
posiciones y sostuvo, en sus editoriales, que se había llegado
demasiado lejos, encomendando al Tribunal Constitucional
la restauración del “sentido común”.
En ese contexto, el veredicto constitucional representa, sin
duda, un severo varapalo no sólo para los partidos
mayoritarios que, al unísono, habían impulsado o aceptado el
veto electoral, sino también para quienes, desde la izquierda,
se limitaron a anunciar el acatamiento acrítico de la
sentencia, cualquiera fuera su sentido. El peligro, ahora, es
que los argumentos del Tribunal Constitucional pretendan
convertirse en expresión de un nuevo “sentido común” en el
que la Ley de Partidos, “debidamente interpretada”, aparezca
como un horizonte incuestionable e irrebasable. La
legalización de la nueva candidatura, en efecto, significa
4
para muchos salir del limbo electoral y volver a poder ejercer
el derecho al sufragio activo negado en los últimos años.
Pero también es una oportunidad para recordar, esta vez en
el espacio europeo, las razones por las que la propia Ley de
Partidos sigue siendo parte importante del problema.
El liberalismo y las crisis: aprender y responder
Juan Torres López y Alberto Garzón Espinosa
Altereconomía 2009/05/23
La ideología liberal domina casi sin fisuras los ambientes
sociales y, especialmente, los académicos. Aunque su visión
de cómo pueden funcionar en realidad las cosas sociales está
claramente fantaseada y los principios en los que se basa (el
universo mercantil como orden natural de los seres humanos)
no deberían casar muy bien con los anhelos fundamentales
de las personas, lo cierto es que calado muy hondo en la
sociedad y que actualmente no son pocos los ciudadanos de
todas las clases sociales que no han interiorizado sus mismos
principios y propuestas de actuación. Es la consecuencia de
que su versión más impura y oportunista, pero la más
combativa, el neoliberalismo de los últimos treinta años se
haya impuesto tan generalizadamente frente a las ideologías
progresistas.
El liberalismo se presenta públicamente como la gran
ideología de la eficiencia, del equilibrio, de la competencia y
de los mercados perfectos, ... pero al materializarse en
prácticas políticas concretas no ha hecho otra cosa que lo
contrario de lo que dice defender.
En España lo vemos cada día en aquellas comunidades
gobernadas por el PP, donde la Administración pública es el
instrumento en el que toman forma las tramas de corrupción
más amplias y groseras, las privatizaciones de los bienes
públicos, las concesiones a los empresarios amiguetes y el
acceso más sectario a los medios de comunicación desde
donde se manipula y se engaña a la ciudadanía como en
ningún otro sitio. Y en el resto del mundo los liberales
siguen los mismos procedimientos. Lo hemos visto
recientemente en la administración Bush, con las prácticas
de socializar las pérdidas de los grandes bancos quebrados o
a punto de hacerlo, mientras que durante años y años las
ganancias fueron a parar a los accionistas privados y a los
sueldos millonarios de los directivos.
El liberalismo realmente existente es, en realidad, una
ideología a la hora de la verdad muy intervencionista en
favor de los ricos y de aquellos para quien el fin, su fin, el
afán de lucro, justifica los medios.
No debe extrañar, de hecho, que las contundentes y
pioneras medidas de choque liberales tras la caída de la
rentabilidad a finales de los años sesenta tuvieran que
necesitar una dictadura para implantarse. Sólo en un
contexto de autoritarismo y eliminación de disidentes, como
en el Chile de Pinochet, los gurús de la ideología neoliberal,
con Milton Friedman a la cabeza, pudieron llevar a la
práctica sus políticas a favor de un mercado que solo
resultaba libre en apariencia porque a la postre lo organizan
en torno a grandes oligopolios, privatizando por doquier y
repartiendo la riqueza nacional entre unas pocas manos
privadas. La propia extensión del "libre mercado" por el
mundo ha necesitado siempre de la sangrienta intervención
del Estado y de sus ejércitos, y aunque el colonialismo es tal
vez la mejor demostración de ello también las dos recientes
guerras del golfo ilustran ejemplarmente este fenómeno.
Con las políticas liberales nunca han aparecido mercados
equilibrados y perfectos sino más concentrados y
oligárquicos, porque sencillamente se ha buscado desde
siempre hacer dominante la ley de la selva, la norma de no
tener norma, la legalización de la posibilidad de que los
poderosos machaquen a los desfavorecidos.
Las continuas medidas privatizadoras y desreguladoras
llevadas a cabo por gobiernos liberales han permitido a unas
pocas pero grandes corporaciones alcanzar un poder
extraordinario que supera en muchos casos al de los propios
Estados. Hacen y deshacen a su antojo, sin apenas
responsabilidades, y en sus manos queda el devenir de la
economía mundial y de las millones de personas que la
integran. Y todo en nombre de la libertad de elección, de la
que solo los poderos gozan en sentido pleno.
Y precisamente por el carácter contradictorio de este
sistema y de esta ideología dominante el resultado final
siempre es el mismo: dramáticas crisis que arrasan con la
exigua riqueza de los más desfavorecidos, el desempleo de la
mayor parte de la población pero nunca de los responsables
últimos de las crisis, y la acentuación de la pobreza, la
desigualdad y el hambre en todo el mundo. La Gran
Depresión que siguió al crack del 29 en Estados Unidos y la
actual crisis económica, ya denominada por algunos como la
Gran Recesión, son ejemplos claros de todo esto, pero no los
únicos.
Desde que el neoliberalismo volvió a reorientar la
economía mundial se han sucedido graves crisis a lo largo de
todo el mundo: la crisis asiática, la crisis de las puntocom en
EEUU, las crisis latinoamericanas que culminaron con el
hundimiento de la economía Argentina… El liberalismo está
en el origen de las más grandes sacudidas que ha sufrido la
economía mundial. Nada como las políticas liberales para
favorecer el beneficio pero nada tampoco como el
liberalismo para provocar después crisis gigantescas.
Pero la vigencia del liberalismo a pesar de sus constantes
fracasos es también algo sobre lo que conviene reflexionar.
Es la muestra de que la derecha sabe perfectamente lo que
hay que hacer para poder gobernar en su interés: generar
pensamiento, lograr la hegemonía ideológica y convicción
social, civilizar a partir de sus principios morales.
Es verdad que, basado en la mentira y en la tergiversación
de los hechos sociales, el liberalismo tiene esa enorme
capacidad de regeneración y de legitimación gracias a los
medios que ponen a su servicio los poderosos. Las miles de
5
instituciones privadas, fundaciones y otras organizaciones
que el neoliberalismo ha articulado mundialmente en torno a
unas cuantas sencillas ideas han servido para que los
poderosos pudieran dotarse de discursos legitimados
socialmente con los cuales acrecentar su poder y dinero. Y
con ellos la derecha ha aplastado sutilmente a toda la
oposición.
Y eso es lo que debería servirnos de lección. Frente a esa
dominación ideológica, la izquierda necesita despertar y
comenzar a recuperar el espacio social del pensamiento y de
los principios morales que guían la acción social que ha
cedido a la derecha en las últimas décadas. Una tarea que
tiene que comenzar por la denuncia sistemática de las
falsedades del pensamiento liberal.
Es urgente que la izquierda dedique su tiempo y esfuerzo a
desvelar las mentiras y falacias que componen el ideario
liberal y explicar paralelamente a los ciudadanos los
fenómenos sociales de forma clara y precisa, partiendo de
conceptos elementales y bajando a la realidad.
De lo contrario, la salida a esta crisis, como en otras
ocasiones, tomará será una vuelta de tuerca más, donde de
nuevo los salarios serán los que padecerán las consecuencias
y con ellos todos los trabajadores que necesitan de ellos en
todo el mundo para subsistir.
Las gentes necesitadas, los desposeídos, las personas
humildes, los trabajadores, las mujeres y los hombres de
todo el mundo necesitan alternativas que pongan en pie un
nuevo tipo de relaciones sociales y respuestas distintas, más
justas e igualitarias, a los problemas que ha creado la
dominación de los grandes capitalistas y financieros.
Pero nada de eso podrá alcanzarse sin el pensamiento, sin
la reflexión constante, sin la inteligencia colectiva de
partidos, sindicatos, organizaciones, movimientos y personas
de todas las corrientes de izquierdas. De un pensamiento del
que ha de nacer la denuncia, la movilización y la acción.
Todo lo demás, es hoy día accesorio. Y la unidad de todas
las izquierdas en ese objetivo un presupuesto esencial para
poder avanzar.
El hundimiento del dólar
Immanuel Wallerstein
La Jornada 2009/05/24
Cuando el premier Wen Jiabao de China dijo en marzo de
2009 que estaba un poquito preocupado por la situación del
dólar estadunidense, se hacía eco de los sentimientos de
estados, empresas e individuos por todo el mundo. Él hizo un
llamado a Estados Unidos para que mantenga su buen
crédito, honre sus promesas y garantice la seguridad de los
activos de China.
Apenas hace cinco años, esto habría parecido una petición
muy presuntuosa. Ahora parece entendible aun para Janet
Yellen, presidenta del Banco de la Reserva Federal de San
Francisco, pese a que considera que las propuestas de China
acerca de la divisa mundial de reserva está lejos de ser una
alternativa práctica.
Hay sólo dos maneras de almacenar riqueza: en estructuras
físicas concretas y en alguna forma de dinero (divisas,
bonos, oro). Ambas implican riesgos para el poseedor. Las
estructuras físicas se deterioran a menos que se utilicen, lo
que implica costos. Utilizar tales estructuras para obtener
ingresos y como tal ganancias, depende del mercado –es
decir, de la disponibilidad de compradores que deseen
adquirir lo que las estructuras físicas puedan producir.
Las estructuras físicas son, por lo menos, tangibles. El
dinero (que se denomina con cifras nominales) es meramente
una reclamación potencial ante las estructuras físicas. Si
varía un pequeño monto, casi nadie lo nota. Pero si varía
considerablemente y con frecuencia, sus poseedores pueden
ganar o perder mucha riqueza, en ocasiones bastante rápido.
En términos económicos una divisa de reserva es la forma
más confiable de dinero, la que varía menos. Es entonces el
lugar más seguro para almacenar cualquier riqueza que uno
tenga, que no asuma la forma de estructuras físicas. Desde
por lo menos 1945, la divisa mundial de reserva ha sido el
dólar estadunidense. Es todavía el dólar estadunidense.
El país que emite la divisa de reserva tiene una ventaja
singular sobre los otros países. Es el único que puede
legalmente imprimir la divisa, siempre que piense que es a
favor de su interés hacerlo.
Todas las divisas tienen una tasa de cambio con las otras
divisas. Desde que en 1973 Estados Unidos puso fin a su tasa
fija de cambio con el oro, el dólar ha fluctuado con respecto
a otras divisas, subiendo y bajando. Cuando su divisa ha
bajado con respecto a otra, se ha vuelto más fácil vender sus
exportaciones porque el comprador de las exportaciones
requiere menos de sus propias divisas. Pero también ha
hecho más cara la importación, debido a que requiere más
dólares para pagar el artículo importado.
En el corto plazo, una divisa debilitada puede incrementar
el empleo al interior de un país. Pero esto es, cuando mucho,
una ventaja de corto plazo. En el mediano plazo, hay
mayores ventajas de contar con una divisa considerada
fuerte. Esto significa que el poseedor de tales divisas tiene
más control de la riqueza del mundo medida en productos y
estructuras físicas.
Más allá del mediano plazo, las divisas de reserva son
fuertes y quieren seguir siéndolo. La fortaleza de una divisa
de reserva se deriva no sólo de su control sobre la riqueza del
mundo sino del poder político que le ofrece al sistemamundo. Es por eso que la divisa mundial de reserva tiende a
ser la divisa del poder hegemónico en el mundo, aun si se
trata de una potencia hegemónica en decadencia.
Así que, ¿ por qué está un poquito preocupado el primer
ministro Wen? Es claro que es porque durante las últimas
cuantas décadas, la tasa de cambio del dólar estadunidense
ha estado fluctuando bastante pero a fin de cuentas va
descendiendo lentamente. Uno de los factores principales ha
sido la deuda global increíblemente creciente del gobierno de
6
Estados Unidos. Existen dos modos principales mediante los
cuales Estados Unidos ha podido balancear su contabilidad.
Imprime dinero y vende bonos del tesoro estadunidense,
primordialmente a otros gobiernos (los llamados fondos
soberanos de inversión).
No es secreto que en años recientes el mayor comprador
de bonos del tesoro estadunidense haya sido China. No es el
único. Japón y Corea del Sur, Arabia Saudita y Abu Dhabi,
India y Noruega, han comprado, todos, bonos del tesoro de
Estados Unidos. Pero China es hoy el mayor comprador, y
dada la presente contracción del crédito, China es uno de los
pocos probables compradores en el futuro inmediato.
El dilema para China, como para otros que invirtieron en
bonos del tesoro estadunidenses, es que si el dólar baja aún
más o si hay una inflación significativa por el hecho de que
Estados Unidos imprime dinero, su inversión en bonos del
tesoro puede hacerlos perder dinero. Por otro lado, ¿qué
alternativas tienen China o los demás?
La conclusión de políticas que China (y otros
compradores) sacan es que hay un discreto desposeimiento
constante. No quieren que sea tan rápido que ocasione un
pánico bancario, pero que tampoco sea tan lento que uno
termine siendo el último fuera de la puerta antes de la
estampida, como tituló su artículo Joseph Stroupe en el Asia
Times.
China está reduciendo la cantidad de bonos del tesoro
estadunidense que está comprando, y ahora prefiere comprar
unos de plazo más corto en lugar de aquellos de plazo más
largo. China incursiona en el cambalache o trueque de
divisas con otros países, como Argentina, de tal modo que
ninguno tenga que usar dólares en sus transacciones. Y
China está haciendo un llamado a la creación de una divisa
de reserva alterna basada en los Derechos Especiales de Giro
(DEG) creados por el Fondo Monetario Internacional, con
base en una canasta de monedas. Rusia ya respaldó el
llamado.
Estados Unidos no está seguro de cómo responder.
Cuando el secretario del Tesoro Timothy Geithner dijo que
el gobierno estadunidense está bastante abierto a la propuesta
de China de incrementar el uso de los DEG, de inmediato
bajó el dólar en el mercado de divisas. Así que Geithner
clarificó entonces lo que había dicho. El dólar permanecería
como divisa de reserva dominante en el mundo y es probable
que continúe así por un periodo prolongado de tiempo.
Aseguró que hará lo necesario para garantizar que
mantenemos la confianza en nuestros mercados financieros,
y en la capacidad productiva de este país y en nuestros
fundamentos de largo plazo.
¿Será que Geithner sólo está aparentando calma? Y más
importante, ¿quién cree que lo que dice es plausible? La
clave de la fuerza de una divisa no son los llamados
fundamentos sino la fe en la realidad de esos fundamentos.
Todos los actores principales están confiando que pueda
haber una aterrizaje suave, una transición ordenada hacia
algo que se aparte del dólar estadunidense. Nadie quiere
precipitar una caída libre, porque nadie está seguro de salir
adelante si eso ocurre. Pero si el estímulo de Estados Unidos
resulta ser la última de las burbujas, el dólar bien puede
desinflarse repentinamente en la forma más caótica. El modo
de decir estampida en francés es “sauve-qui-peut”, que se
traduce literalmente como sálvese quien pueda.
Diruz lagundutako autoak, kontrako bidean
Juan Mari Beldarrain, Eguzkiko kidea
Berria 2009/05/27
Espainiako gobernuburu Jose Luis Rodriguez Zapaterok
duela egun batzuk krisiari aurre egiteko Parlamentuan
iragarri zituen neurrietako bat erositako auto berri
bakoitzeko 2.000 euroko diru-laguntza izan zen. Hori esan
eta berehala Iraunkortasun Legea ere iragarri zuen.
Iraunkortasunik ezaren edo ezin eutsizkoaren sektore
paradigmatiko bat baldin bada, hori autoen sektorea da.
Baina, tira, egia esan, ez gintuen harritu Rodriguez
Zapaterok gauza bat bestearekin nahasteak; izan ere,
agintariek horrelakoetara ohituta gauzkate; horiek,
badakizue, basoa bota eta gero bertan parke natural bat
egingo dutela esateko gauza dira.
Harritu gaitu, berriz, 2.000 euroko diru-laguntza horien
inguruan iritzi kritikorik entzun ez izanak. Gure ustez,
horrelako neurri batek gutxieneko gogoeta kritikoa merezi
du, batez ere -baina ez derrigorrez soil-soilik- ezkertiar edo
aurrerazaleen aldetik.
Bai, badakigu oso neurri «popularra» dela, autoarekiko
sentitzen dugun tira ia-ia gure DNAn txertatuta baitago.
Alabaina, egin diezaiogun geure buruari pare bat galdera:
auto berri bat erosteko diru publikoz laguntzea zuzena al da?
Ez ote da neurri diskriminatzailea? Beste modu batean
esanda: zergatik lagundu diruz auto berri baten erosketa eta
ez herritarrek beharrezkotzat jo dezaketen beste edozein
produktu edo zerbitzu?
Baina galdera horrek irekitzen duen gogoeta-bidea
zabalegia da, beharbada.
Horregatik, bide hori estutze aldera, gogoeta garraio edo
mugikortasunaren arrastora ekartzea proposatzen dizuegu.
Galdera honako hau litzateke: zergatik lagundu diruz auto
berri baten erosketa eta, aldiz, autobus edo trenbideko
zerbitzuen prezioak urtero-urtero igotzen jarraitu? Sarri
KPIaren gaineko igoerak dira, gainera; gogoan izan, bestela,
aurten bertan RENFEko aldiriko zerbitzuena. Krisiak ez ote
du eraginik garraio publikoa erabiltzen duten herritarrengan?
Eta, baldin badu, zergatik diskriminatu? Krisiaren eragina
txikiagoa al da garraio publikoaren erabiltzaileengan autoekoizleengan baino?
Autoen sektoreak pisu handia du ekonomian eta horren
inguruan lanpostu pila bat dago, bai, horretaz ez dago duda
egiterik. Baina krisia dela eta, edo krisiaren aitzakian,
hartzen diren neurri guztiak, edozein direla ere, akritikoki
7
onartu behar al dira? Esaterako, Bankari (are) diru gehiago
ematea ez zaigu zuzena iruditzen, ezta hainbat eta hainbat
enpresek enplegu erregulazio dossier iruzurtiak aurrera
eramateko aprobetxatzea ere. Bada, modu berean, ez ote
genuke autoak erosteko diru-laguntzen inguruan gogoeta
kritikorik egin behar?
Lakuako Gobernuak esan du bere gain hartuko duela
dagokion diru-laguntzaren zatia, 500 euro, alegia. Iruñekoak,
berriz, Rodriguez Zapaterok berak baino lehenago proposatu
zuen auto berrien erosketa diruz laguntzea, eta 500 euro
beharrean 700 emango omen ditu. Gauzak horrela, eta
garraio publikoaren erabiltzaileak nolabait konpentsatze
aldera besterik ez bada ere, bi gobernuon mende dauden
autobus- edota tren-zerbitzuak aurten, behintzat, ez dira
garestituko, ezta? Ez esan asko eskatzea denik!
Bukatu aurretik, aurrezteko eta, ondorioz, krisiari aurre
egiten laguntzeko neurri berri baten inguruko eztabaida
proposatu nahi dugu: Autorik gabeko Egunari eta antzekoei
begira erakunde publikoen aurrekontuetan dauden diru
guztiak kentzea. Azken batean, administrazioek garraiopolitika hain modu nabarmenean kontrako bidetik gidatzen
dutela ikusirik, zertarako ibili dirua Autorik gabeko
Egunaren eta antzekoen propagandan xahutzen?
Una verdadera oleada de delincuencia empresarial y de
violaciones del derecho laboral
Dave Lindorff
CounterPunch / Rebelión 2009/05/25
Un estudio de 1004 campañas de organización sindical
emprendido por la directora de investigaciones en educación
laboral de la Escuela de Relaciones Industriales y Laborales
de la Universidad de Cornell ha descubierto que dos tercios
de las empresas observadas violaban el derechos laboral
vigente en los EEUU con prácticas como el interrogatorio
uno a uno de los trabajadores, amenazas por apoyar a los
sindicatos, despidos de organizadores sindicales o uso de
otra media docena de tácticas ilegales para desbaratar las
campañas de sindicalización.
La profesora Kate Bronfenbrenner, autora de No Holds
Barred: The Intensification of Employer Opposition to
Organizing [La intensificación de la resistencia empresarial
a la organización de los trabajadores], dice que esas tácticas
ilegales de la patronal se han empleado para rebajar la
representación sindical en las empresas norteamericanas del
nivel de un 22% que tenía hace 30 años al actual de un
12,4%.
Si se descubriera un volumen parecido de
comportamientos empresariales ilegales en punto a,
pongamos por caso, falsificar las facturas presentadas a los
clientes, redactar informes engañosos para los accionistas o
violar leyes medioambientales, se levantaría por doquiera un
clamor de indignación exigiendo la intervención del
Congreso y la reacción de la opinión pública. Pero, hasta
ahora al menos, no se ha movido protesta contra esa
contumaz violación del derecho laboral nacional.
Puede que una de las razones de ello sea que nadie, salvo
los sindicatos mismos y las empresas violadoras de las leyes,
supiera nada de esta ola de delincuencia empresarial.
El único artículo que yo he conseguido ver referido a este
estudio fue publicado por el New York Times, pero aparecía
en una página interior de la sección que este diario dedica al
mundo de los negocios, una sección ignorada por el grueso
de los lectores.
¿Por qué reservar para la sección de negocios un artículo
sobre los trabajadores? ¿Sólo interesa a los hombres de
negocios y a los inversores? Desde luego que no. El autor de
la pieza, Steven Greenhouse, uno de los últimos periodistas
norteamericanos que mantiene vivo el interés por el mundo
laboral, es un fino reportero, y no escribe sus artículos con la
jerga del periodismo de negocios, sino con un estilo llano,
fácilmente accesible a todo tipo de lectores. Su artículo,
intitulado: “Un estudio sostiene que las tácticas
antisindicales están cada vez más generalizadas”, habría
merecido, sin duda, figurar en la cabecera de la sección, y lo
cierto es que, dadas las pruebas y los asombrosos indicios
presentados de delitos cometidos en masa por parte de la
patronal en toda la nación, debería haber sido titular de
primera plana del periódico, si los editores se molestaran en
juzgar las noticias con criterios honrados (¿cuánta gente se
ve afectada? ¿Hasta qué punto resulta impactante la
noticia?).
Pero otra de las razones podría ser el que los propios
sindicatos no airean suficientemente el tema.
Precisamente ahora, el movimiento sindical
norteamericano se halla en una brega desesperada por lograr
que se apruebe la Ley de Libre Elección de los Empleados
(EFCA, por sus siglas en inglés), la cual, si se aprobara tal
como está formulada –con artículos de largo aliento—,
permitiría enfrentarse a algunos de los problemas planteados
en el estudio de la profesora Bronfenbrenner, al eliminar la
necesidad del voto secreto en los sufragios sindicales.
Porque, como han aprendido desde hace mucho tiempo las
empresas y sus abogados, esas elecciones con necesidad de
voto secreto pueden aplazarse por años, mientras la patronal
socava a su antojo las bases de apoyo sindical. Pero, puesto
que las uniones sindicales lo que buscan ahora es mantener
el apoyo de un Presidente Obama tan vacilante como los
Demócratas en el Congreso en la aprobación de la EFCA,
acaso amedrentados por la masiva actividad desplegada en
Washington por los lobbies granempresariales, lo que hacen
es evitar cualquier tipo de política que pase por salir a la
calle y convertir el asunto del delito empresarial en un gran
escándalo público.
8
Pero lo que debería haber son marchas masivas en las
grades ciudades de la nación, especialmente en Washington,
exigiendo la aprobación de la EFCA. Con el Presidente
Obama y la mayoría de Demócratas en ambas Cámaras del
Congreso haciendo campaña y proclamando su apoyo a la
EFCA. En cambio, muchos, ahora, lo que están es echándose
atrás de sus promesas.
Un millón de trabajadores encolerizados, concentrados en
masa y gritando por las calles de Washington, les helarían la
sangre, lo mismo que manifestaciones gigantescas en las
mayores ciudades del país.
La acción de masas forzaría también a los grandes medios
de comunicación a interesarse por el modo en que la
patronal, sencillamente, se cisca en las leyes laborales
nacionales; les llevaría a interesarse por la ilegal
intimidación a que someten los patronos a los trabajadores, a
interesarse por los despidos ilegales de activistas sindicales y
a interesarse por la necesidad de garantizar elecciones
verdaderamente libres referidas a la cuestión de si ha de
haber presencia sindical en el puesto de trabajo.
Ni que decir tiene: un tercer problema es el suscitado por
el hecho de que los trabajadores norteamericanos han venido
resignándose desde hace mucho a trabajar de manera
desindicalizada. Las encuestas muestran que una mayoría de
norteamericanos desearían la presencia de los sindicatos en
sus lugares de trabajo, pero muy pocos parecen dispuestos a
luchar por ese derecho. Tal vez ahora que las encuestas
muestran que más de un 50% de norteamericanos están
preocupados por la posibilidad de ser despedidos, y con una
patronal manifiestamente dispuesta a aprovecharse de la
crisis económica para librarse de trabajadores, se ponga
punto final a esa inveterada resignación. La única vía de
salida para el movimiento obrero es la movilización en la
calle.
No es momento de ser educados con los políticos, y no es
momento de limitar la acción política a escribir correos
electrónicos, firmar peticiones y hacer llamadas telefónicas.
Es momento de denunciar a los ejecutivos empresariales
que están tratando las leyes laborales de este país como si
fueran papel higiénico: es tiempo de boicots, de marchas, de
manifestaciones y de sentadas.
¡Acabemos con la ola de delincuencia empresarial y con
las violaciones impunes del derecho laboral!
¡Exijamos castigos ejemplares para la violación de las
leyes laborales!
¡Apoyemos a las empresas sindicalizadas y boicoteemos a
las empresas hostiles a los sindicatos!
¡Apruébese la EFCA, sin mayores componendas!
Gaur hasiko da greba orokorra
Ivan Santamaria
Berria 2009/05/22
Sindikatu abertzaleek gizartearen parte esanguratsu bat
mobilizatzeko gai direla erakutsi zuten atzo Hego Euskal
Herrian. Jarraipenari buruzko ezadostasunak ala
arrakastatsua edo porrota izan den dioten iritziak hor
geratuko dira, ohi bezala. Baina, hortik haratago, greba
orokorrak utzitako argazkia enfokatzea komeni da.
Lehenik eta behin, greba egiteak berak duen esanahia
aintzat hartu behar da. Azken finean, lana edo ikasketak alde
batera utzi eta protesta kolektibo batean parte hartzeko
erabakia norberak hartu beharrekoa da, eta, trabak traba,
milaka pertsona kalera atera izanari behar duen garrantzia
aitortu behar zaio. Kaleratze arrisku bizia dago, eta arrazoi
ideologikoengatik aukeratua izateko beldurra ere hor dago,
Nafarroako Koxka lantegian gertatu dena gogoratu bestela.
Ez dela orokorra izan errepikatuko dute behin eta berriro
grebaren aurka zeudenak. Idatzitako gidoia da, eta
arrazoiaren parte bat eman behar zaie, gutxienez. Batasun
sindikalaren faltak protesta are handiago bat egitea ezinezko
bihurtu du. Euskal Herria osorik gelditzea helburua bazen,
bistan da zonalde edo sektore batzuetan ez dela oihartzun
handirik lortu. Deialdiaren mezua ondo komunikatu den edo
une egokia zen hausnartu beharko dute antolatzaileek,
halaber. Baina horrek alferrikakoa bihurtzen du deialdia? Ez
du ezertarako balio izan?
Finantza krisia abiatu zenean, langileek eta soldatek ez
zutela horren errurik behin eta berriro adierazi zuten gobernu
eta aditu gehienek. Batzuek mea culpa esan, eta eredu
ekonomikoa moldatu behar zela onartu zuten. Bada, krisia
hedatu eta sektore produktiboetara heldu den neurrian,
aldaketa ezinbestekotzat jotzen zuten ahots asko itzali dira.
Langileak hasi dira orain krisiaren faserik krudelena
pairatzen, eta dramak biderkatu dira. Kontratua berritu ez
zaion eta kalean geratu den behargina, erregulazio gogorra
onartu duten enpresak, besterik gabe ixteko bidean dauden
lantegiak, eta beste hainbeste. Orain arte pertsona bakoitzak
eta bere ingurune gertukoak soilik bizi izan duten arazoak
dira. Atzoko greba, besterik gabe, egoera horiek ikusarazteko
bozgorailua izan bada, eta okerren daudenei indarrak
emateko balio izan badu, ez da oharkabean pasako.
Greba babestu ez duten sindikatuek - UGT eta CCOO - eta
Patxi Lopezen Eusko Jaurlaritza berriak gizarte elkarrizketa
bidea dela diote. Langilea arazo guztietatik libratuko duen
botika izango da elkarrizketa hori. Denborak esango du egia
den edo ez, baina orain arte eredu horrek Espainian eman
dituen emaitzak ikustea baino ez dago. Azken hamarkadan
hazkunde ekonomikoa pilatu da eta enpresen etekinak
biderkatu dira. Tarte horretan, nolako abantailak edo
hobekuntzak egon dira langileen baldintza oinarrizkoetan?
Ongi etorriak prekarietatearen erreinura: mila euroko
soldatak edo txikiagoak eta gizartearen ia heren bat aldi
baterako kontratuekin. Kaleratzea librea da, legeak
ezarritako dirua ordainduz gero, eta erregulazioen bidez lana
malgutzeko aukerak handiak dira. Bitartean, langileen
prestakuntzan edo enpresa lehiakorragoak ezartzerako
tenorean ezer gutxi aurreratu da.
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CCOOko idazkari nagusi Unai Sordok esan du sindikatu
abertzaleen deialdiak lanuzte masibo baterako aukerak
zapuztu dituela, aurrera begira lan erreforma bat onartuz
gero. Sindikalgintza ulertzeko modu bitxia da. Alegia, gaur
egun lan baldintzak onargarriak direla onartzen du, era
inplizituan, jarrera horrek, eta soilik txarrerako moldaketa
bat balego erantzun beharko litzateke.
Boxeolari batentzat ez da nahikoa aurkariaren kolpeak
gelditzea; borrokaldia irabazi nahi badu, erasotu beharko du.
Baina sindikalgintzaren parte batek - hemen eta Europa
osoan - aspaldi zokoratu zuen langileentzat eskubide gehiago
lortzeko ofentsibara jo behar deneko ideia. Hurrengo
erreformaren esperoan, Europako Batasuneko langabezia
tasarik handiena du dagoeneko Espainiak. Horra hor gizarte
elkarrizketaren ereduak baimendu duen sistema.
Eskubideen atzeraldian bada salbuespen bat. Duela hamar
urte 35 orduko lan astearen aldeko greba bultzatu zuten
sindikatu guztiek Araba, Bizkai eta Gipuzkoan, eta
abertzaleek Nafarroan. Hamarkada baten buruan helburu
orokorra ez da gauzatu, baina lanuztearen ondotik makina
bat sektore eta enpresetan lanaldia murriztea lortu zen.
1999ko greba orokor horren emaitza onari, akaso, ez zitzaion
etekin guztia atera, baina mugimendu esanguratsu bat
aktibatzeko balio izan zuen.
Horregatik ez da hain garrantzitsuena atzoko lanuztearen
emaitza. Asteon jakin dugu Euskal Herriko ekonomia
atzeraldi sakon batean sartu dela. Etorriko dira erreformak,
etorriko dira enpresen itxierak, etorriko dira kaleratzeak, eta
horiei aurre egiteko aliantza sindikal zabal, eraginkor eta
aldarrikatzaileak eraiki beharko dira. Greba orokorra, hortaz,
gaur hasiko da.
Movimientos, crisis, movimientos
Raúl Zibechi
La Jornada 2009/05/22
Luego del monumental trabajo coordinado por Giovanni
Arrighi y Beverly Silver, Caos y orden en el sistema mundo
moderno, hay argumentos suficientes para concluir acerca de
la relación entre las crisis y las luchas sociales y alumbrar
algo más la situación actual del sistema capitalista. En
efecto, el estudio sostiene, con abundante información
comparativa, que la crisis (mal llamada) económica
comienza a raíz de una oleada de militancia obrera fabril en
los años 60, que fue capaz de pulverizar el modelo fordistataylorista de sujeción y control de los trabajadores. La actual
coyuntura puede leerse, bajo esa óptica, como una
consecuencia de larga duración de aquella oleada de
movimientos que forzaron al capital a mudar, convirtiéndose
en capital financiero especulativo.
Más allá de un debate, siempre necesario, sobre cuestiones
teóricas, vale la pena detenerse en ese enfoque, ya que puede
contribuir a una mejor comprensión del movimiento real que
está sucediendo ante nuestros ojos, como apuntaba Marx. La
primera cuestión es que no son las crisis las que motivan la
acción social sino al revés: la movilización, la ruptura de los
controles, es lo que provoca reacomodos en el modo de
dominación, forzando a los de arriba a introducir cambios no
sólo en el terreno de la economía sino cambios societales que
abarcan todos los terrenos de la vida. Por eso mismo no
podemos hablar, en rigor, solamente de crisis económica.
En la década de los años 60, la oleada de militancia obrera
fue apenas una expresión, importante, decisiva, pero una
más, de una profunda oleada nacida en el subsuelo de las
sociedades que pugnaba por la transformación. Mujeres,
niños, jóvenes, campesinos sin tierra, obreros no calificados,
indios, negros, y un largo etcétera, jaquearon los modos de
dominación establecidos en la familia, la escuela, la
localidad rural y urbana, la fábrica, la hacienda, la
universidad... La crítica al patriarcado se manifestó también
en el rechazo al poder del profesor, del capataz, del varón
blanco de clase media, en fin, un proceso democratizador
antiautoritario que minó los modos de dominación y, por
tanto, de acumulación.
En segundo lugar, esa oleada nació y se manifestó por
fuera de los cauces establecidos y de las instituciones, entre
ellos los partidos comunistas y los sindicatos. André Gorz
hablaba, en el terreno fabril, de la existencia de una
verdadera guerrilla obrera fuera del control sindical, que
provocó ingentes pérdidas a los empresarios. En América
Latina no sólo fueron desbordados los partidos de derecha e
izquierda sino los propios sindicatos y las centrales
burocratizadas. Algunos de los momentos más críticos de la
lucha obrera en Argentina, por poner apenas un ejemplo,
entre el cordobazo de 1968 y las Coordinadoras Fabriles de
1975, se dieron no sólo por fuera sino contra las estructuras
sindicales. Al parecer, una verdadera oleada capaz de
subvertir el orden no puede canalizarse a través de lo ya
establecido y debe crear otros cauces, como fueron la CUT
(central de trabajadores) y el MST (movimiento sin tierra) en
Brasil, y decenas de nuevas organizaciones en todo el
continente.
En tercer lugar, los ciclos de protesta y de movilización no
sólo cambian el escenario político-social sino también a los
propios movimientos. Por eso, los movimientos que
protagonizan un ciclo suelen ser un obstáculo en el ciclo
siguiente, ya que se han institucionalizado, pasaron a formar
parte de la cultura del poder, han incrustado sus mejores
cuadros en el sistema que un día combatieron. Un verdadero
ciclo rebelde crea nuevas organizaciones, pero también
nuevos modos de luchar y, sobre todo, nuevos paradigmas
para concebir el cambio social, o la revolución, o como cada
uno quiera llamarle.
Los procesos profundos y verdaderos nacen de y en las
periferias, nunca en el centro del sistema, tanto a escala
planetaria como en cada país. Los zapatistas han acuñado el
concepto del más abajo para referirse a ese sector social
donde nace la revuelta. Así como en los años 60 fueron los
10
obreros no calificados, las mujeres y los jóvenes la fuerza
motriz de las luchas, en América Latina en el periodo
neoliberal fueron los sin (sin derechos, sin tierra, sin trabajo,
etcétera) los que estuvieron a la cabeza de la deslegitimación
del modelo. En el lenguaje de Marx, los que no tienen nada
que perder. ¿Quiénes serán los principales protagonistas
durante la actual crisis? Aquí aparece un nuevo tema, ya que
el sistema ha trasladado los modos de control fuera de los
espacios de disciplinamiento tradicionales, como forma de
dominar los territorios de la pobreza, allí donde no llegan los
estados, ni los partidos, ni los sindicatos.
Estas nuevas formas de control, por lo menos en América
Latina, se llaman planes sociales. Son herederos de las
políticas focalizadas hacia la pobreza creadas por el Banco
Mundial para contrarrestar el desmontaje de los estados
benefactores durante el periodo más crudo de las
privatizaciones. Ahora se han ampliado y perfeccionado.
Alcanzan a alrededor de 100 millones de personas sólo en
Latinoamérica (50 de ellas en Brasil), o sea el núcleo de los
más pobres, de los que ahora tienen para perder miserables
bonos de 30 a 60 dólares mensuales, suficientes para no
morir de hambre pero no para salir de la miseria. Los
gestores de esos planes son a menudo cientos de miles de
ONG que conocen en detalle los territorios de la pobreza,
que son a menudo los territorios de la resistencia. Son la
punta de lanza de estados capilares que buscan desorganizar
e impedir levantamientos y sublevaciones sociales.
Por lo tanto, serán aquellos colectivos y sujetos capaces de
neutralizar el control que ejercen los planes sociales, los que
vayan a protagonizar las nuevas, necesarias e
imprescindibles oleadas de protesta, porque, bien sabemos,
la crisis no tiene salidas económicas sino políticas. Una
política desde abajo, enraizada en las periferias urbanas y
rurales; una política diferente, no institucional, asamblearia,
tumultuosa, incierta.
Educación infantil, no guarderías
Jorge Calero, catedrático de Economía Aplicada
Público 2009/05/25
En el ámbito de la educación, todo lo que sucede en un
momento determinado tiene explicaciones que se remontan a
muchos años atrás. Los procesos educativos se caracterizan
por una muy fuerte inercia, relacionada con la transmisión
del capital cultural entre generaciones. Esta inercia explica
en parte, por ejemplo, las dificultades que existen en España
para que los jóvenes continúen estudiando después de la
educación obligatoria: sus padres y madres pertenecen a
generaciones donde el nivel educativo también era bajo. Por
este motivo la educación es una inversión a largo plazo,
cuyos mayores rendimientos se alcanzan décadas después de
efectuado el esfuerzo inversor.
El mismo carácter inercial que he mencionado, referido al
conjunto del sistema, se da en el caso de la educación de
cada persona. Lo que sucede en los años muy iniciales de la
vida va a ser determinante para las trayectorias educativas.
Queda poca duda acerca de la importancia de la familia en
ese periodo inicial, al transmitir (de forma muy desigual, sin
embargo) capacidades y actitudes que luego serán muy
importantes en la escuela. Y, desde hace ya algún tiempo, la
investigación educativa nos viene señalando la importancia
de la educación infantil en los recorridos educativos.
Efectivamente, existe un consenso generalizado en la
comunidad educativa en apuntar a la educación infantil,
especialmente entre 1 y 3 años, como una pieza clave para
complementar (en algunos casos contrapesar) la incidencia
de la familia en esos primeros años, permitiendo una buena
inserción en el sistema educativo. Se insiste en el carácter
educativo de la educación infantil. Esto no parece haberse
extendido al conjunto de la población; no es casualidad que
el término guardería, que parece aludir al pupilaje que se
efectúa en los parkings, sea el más extendido para referirse a
la escuela infantil. La función específicamente educativa,
que depende mucho de la calidad del servicio, pasa todavía a
un segundo plano con relación a otras funciones no
desdeñables, vinculadas a la conciliación entre vida laboral y
familiar.
Al hablar de educación infantil nos referimos a la etapa
comprendida entre 0 y 6 años. En España, desde 2002, el
segundo ciclo de educación infantil (de 4 a 6 años) es
gratuito pero no obligatorio, aunque de hecho la
escolarización en esas edades es prácticamente universal. El
primer ciclo, el comprendido entre los 0 y los 3 años, no es
gratuito y presenta muchísimas irregularidades, al menos, en
cuatro aspectos: disponibilidad de oferta, presencia de
centros públicos (depende enormemente de la Comunidad
Autónoma e incluso del municipio), precio y calidad del
servicio.
La educación infantil de calidad, especialmente cuando
llega a los grupos sociales más desfavorecidos, es un
excelente instrumento para mejorar e igualar las
oportunidades de las personas a lo largo de la vida. Un
instrumento cuya disponibilidad debemos cuidar
especialmente si pretendemos moderar la inercia de los
procesos educativos.
11
Descanso obligatorio o cómo claudicar sin ayuda y sin
esfuerzo
Santiago Alba Rico
La Calle del Medio / Rebelión 2009/05/24
“Maneje su carro con un solo dedo”, “conozca el mundo sin
salir de casa”, “endurezca sus glúteos sin levantarse del
sillón”, “hágase millonario sin esfuerzo”, “compre desde su
hogar”, “lo hacemos todo por usted”, “hable más tiempo,
más lejos, más barato”, “beba, coma, duerma, rásquese,
mire”, “no lo piense más: haga daño”, “nosotros disparamos
mientras usted descansa”, “produzca diez toneladas de
basura con un solo euro”, “mate más niños a menos precio”,
“mutílese gratis”, “destruya el planeta desde la pantalla de su
ordenador”, “no lea, no piense, no luche, no se canse, no
viva: vea la televisión”.
Con poco dinero y casi sin ningún trabajo, es verdad, se
puede renunciar a la libertad e incluso a la supervivencia. Lo
único que no cuesta nada es la esclavitud; lo único que no
requiere esfuerzo es la derrota; lo más cómodo de todo es
dejarse destruir. Sin manos, desde casa, con un solo dedo,
dejando resbalar apenas la mirada sobre una superficie plana
se introducen muchos más efectos que levantando piedras o
cortando leña (o, claro, construyendo escuelas o curando
heridas). Los monjes y eremitas medievales se retiraban del
mundo, y lo contemplaban desde fuera, para no intervenir en
él; las clases medias capitalistas, al contrario, se refugian en
la contemplación como en la más eficaz y destructiva forma
de intervención. Por eso, y no por nostalgias reaccionarias o
cristianas vocaciones de martirio, hay que desconfiar de todo
lo que puede hacer uno mismo sin ayuda y de todo lo que
podemos lograr sin demasiada fatiga. En una sociedad que
da tantas facilidades para perder el juicio, que hace tan
llevadero matarse y tan irresistiblemente placentero dejar
caer las cosas al suelo, que proporciona tantas comodidades
para que aumentemos nuestra ignorancia y concede tan
generosos créditos y subvenciones para que despreciemos a
los otros o hagamos ricas a las multinacionales, podemos
tener la casi total seguridad de que si algo nos da pereza –si
algo nos molesta- es porque vale la pena. En una sociedad
que nos obliga precisamente a no hacer ningún esfuerzo, que
nos impone la pasividad más divertida, que nos fuerza a no
sentirnos jamás incómodos, perturbados o vigilantes, que nos
constriñe tiránicamente a estar siempre satisfechos, podemos
estar casi seguros de que precisamente todo aquello que no
queremos hacer nos vuelve un poco más libres. En una
sociedad tan totalitariamente favorable, tan poderosamente
benigna, tan dictatorialmente confortable, he acabado por
adoptar este principio: si algo no me gusta, es que es bueno;
si no lo deseo es que es bello; si no tengo ganas de hacerlo,
es que es liberador. Cada vez apetece menos leer, ser
solidario, mirar un árbol: he ahí el deber, he ahí la libertad.
Cada vez nos cuesta menos ver la televisión, conectarnos a
Internet, usar el celular: he ahí una manifestación tan feroz
del poder ajeno y de la propia sumisión como lo son la
explotación laboral o la prisión.
Eso que el filósofo Bernard Stiegler llama
“proletarización” del consumidor, privado del control sobre
su ocio al igual que el obrero está privado del control sobre
su trabajo, no puede separarse de ciertos medios – las nuevas
tecnologías- que conviene juzgar también desde este punto
de vista antes de incorporarlas acríticamente a nuestra
existencia como instrumentos de emancipación. He dicho
otras veces que la diferencia entre un martillo y una
conexión a Internet es la que existe entre una herramienta,
prolongación del cuerpo en el mundo, y un órgano, que es
siempre, por el contrario, la intromisión del mundo en el
propio cuerpo. Es más fácil manejar el propio riñón que el
propio martillo y por eso es más difícil vivir sin un riñón que
vivir sin un martillo. Pero es más fácil imponer nuestra
voluntad a un martillo que a un riñón y por eso es más difícil
ser esclavizado por un martillo que por un riñón. La facilidad
tecnológica, como la facilidad consumidora (y por razones
muy parecidas), es una dictadura orgánica frente a la cual
nuestra única libertad posible consiste en defendernos de
ella. Frente a un martillo somos libres cuando nos decidimos
a usarlo; frente a un riñón, sólo seríamos libres si
pudiésemos decidir no usarlo. Por la misma razón, somos
libres cuando abrimos un libro; pero sólo somos libres
cuando cerramos el ordenador (o el celular o la televisión).
Ahora bien, una libertad sólo negativa frente a un órgano
vivo es una locura; es casi un delito; es, en cualquier caso,
una autolesión. No es libertad. La evidencia de esta
limitación de la voluntad introducida en nuestras vidas por la
televisión o por Internet, tanto más restrictiva cuanto más se
multiplican los canales y las páginas digitales, se manifiesta
en el hecho de que la única opción verdaderamente libre
frente a ellas (el off) es la violencia. En la antigua Roma, el
fuego del templo de las vestales debía mantenerse siempre
encendido como condición misma de la continuidad de la
vida; y su extinción, castigada de la forma más severa, era al
mismo tiempo una catástrofe y la causa de nuevas
catástrofes. Hoy, la continuidad de la vida está garantizada
por los flujos de imágenes ininterrumpidos de las redes
informáticas y televisivas; mientras nosotros dormimos,
nuestro riñón funciona; mientras nosotros dormimos, la CNN
sigue emitiendo; mientras nosotros dormimos, Internet sigue
activo. La Vida no está ya en los templos ni en las fábricas
metalúrgicas ni –por supuesto- en el ojo siempre vigilante
del Dios omnipotente; las nuevas tecnologías, frente a cuyas
imágenes manufacturadas pasamos muchas más horas que
frente a nuestras montañas, nuestros hijos o nuestros novios,
han sustituido y concentrado todos estas funciones
biológicas y religiosas. Ellas son la Vida, de la que
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intermitentemente, en ratos ciegos, cuando nos apartamos de
la mesa o del salón para preparar la comida, ir al trabajo,
frecuentar a los amigos o sencillamente tomar el sol,
quedamos trágicamente fuera. ¿Desconectarnos de Internet?
¿Apagar la televisión? Distintos estudios sociológicos han
llamado la atención sobre la angustia que, sobre todo en los
sectores más vulnerables, produce una pantalla oscura. La
única decisión verdaderamente libre que podemos tomar una
vez las nuevas tecnologías han entrado en casa (la de
apagarlas) se parece bastante a una eutanasia. Es como si
todos los días tuviésemos que asumir la responsabilidad de
dejar morir a un pariente hospitalizado; como si todos los
días se nos exigiese el gesto repetido (castigo griego, como
el de Sísifo o Prometeo) de desconectar nuestro cuerpo de
los cables y aparatos que lo mantienen conectado a la Vida.
Demasiada responsabilidad para que la asuman los ancianos,
los niños, los solitarios, los deprimidos, los abandonados, los
cansados, que son la mayoría en este mundo.
La ilusión de la Vida habrá que combatirla recuperando la
sociedad misma en el exterior. Pero la tecnología audiovisual
no es sólo una ilusión: es también un formato, un aparato. Y
si la memoria política y moral de la humanidad puede
borrarse de un plumazo, no ocurre lo mismo con la memoria
tecnológica. La humanidad futura sabrá fabricar la bomba
atómica; la humanidad futura tendrá televisión y telefonía
móvil y riñones informáticos que no se dejarán nunca
manejar del todo. Precisamente por eso es necesario
recuperar la sociedad misma; porque la única manera de
frenar la tecnología, e incluso de usarla a nuestro favor, es
que la gestione una sociedad consciente y libre y no la
voluntad individual de miles de apetencias y gustos y
caprichos activados –y emocionados- por la facilidad
inmensa, y el placer insuperable, de hacerlo todo pedazos sin
moverse del sillón.
¿Cómo lograr que una enorme y obvia mentira sea asumida
por toda una sociedad?
Enrique Dans
Extremadura Progresista 2008/05/27
¿Cómo lograr que una enorme y obvia mentira sea asumida
por toda una sociedad? En una conversación razonable y
civilizada, nadie en su sano juicio es capaz de sostener que el
actual planteamiento de los derechos de autor sea sostenible
en plena era digital, o que una industria organizada en torno
al concepto del número de copias no tenga que redefinirse en
una época en la que las copias carecen de valor añadido
porque pueden ser realizadas por absolutamente cualquiera.
Sin embargo, cuando pulsamos la opinión de determinados
segmentos de la sociedad, todavía encontramos personas que
se sienten “obligados a colaborar” en el sostenimiento de un
modelo de negocio inviable, o que sienten que de alguna
manera “hacen algo malo” cuando descargan algo de la red,
a pesar de que el ordenamiento jurídico español insiste de
manera clara en que no es así. ¿En qué pilares se asienta lo
que podríamos calificar como una de las más formidables
operaciones de intoxicación informativa de nuestra época?
En primer lugar, en un habilísimo uso de los medios de
comunicación. Las noticias que hablan de los derechos de
autor, que hacen referencia a la “piratería”, a las supuestas
“condenas” a usuarios o empresas, o que interesada y
torticeramente mezclan delitos reales con descargas de
materiales de la red perfectamente legales y sin ánimo de
lucro mantienen una cadencia constante y machacona, y son
enviadas a los medios a través de una amplia variedad de
canales. Si pasa un cierto tiempo sin noticias al respecto, se
utilizan sucesos anteriores (incluso con más de cinco meses
de antigüedad), o directamente se genera una, como sucede
con los supuestos “estudios sobre el impacto de la piratería”
que periódicamente son enviados a los medios. La idea es
generar un clima constante que vaya calando en la mente del
ciudadano que lee un periódico o ve un telediario, y que cada
muy poco tiempo recibe un bombardeo con un tono siempre
manipulado en la misma dirección.
En segundo lugar, y mucho más en “modo siembra”, las
actuaciones en los colegios: auténticas campañas de
adoctrinamiento similares a aquella “formación del espíritu
nacional”, que pretenden incidir sobre los más jóvenes
machacando de manera insistente los conceptos de propiedad
intelectual. Un invitado de una sociedad de gestión, a veces
acompañado por algún personaje conocido del mundo del
espectáculo o la canción, acude al colegio, es presentado por
el profesor y, aprovechando la natural candidez infantil,
desarrolla paralelismos incidiendo en todas las falacias
habituales: comparación de propiedad intelectual y
propiedad física, vinculación de la creación cultural con la
industria dedicada a la explotación de sus derechos,
planteamientos apocalípticos de “se acabará la cultura”…
conceptos que no aguantarían ni cinco minutos de discusión
son utilizados para deformar mentes infantiles, que tras la
sesión “formativa”, o mejor, “deformativa”, acaban
representando felizmente una obra de teatro.
En tercero, la mismísima judicatura: a través de cursillos
de verano y seminarios diversos, los jueces reciben
“instrucción” de supuestos “expertos en propiedad
intelectual” con la excusa de que el rápido avance
tecnológico hace precisa la actualización de sus
conocimientos, para que puedan estar preparados ante las
nuevas formas de delincuencia. No es preciso mencionar que
absolutamente todos los ponentes de ese tipo de seminarios
sostienen las mismas tesis, y tampoco es preciso explicar
cuáles son éstas. En una ocasión, fui invitado por un Vocal
del Consejo General del Poder Judicial y lector del blog
tristemente fallecido muy poco tiempo después, a impartir
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una jornada en la Escuela Judicial de Verano sobre
“Incidencia de las Nuevas Tecnologías en la Justicia”,
específicamente dedicada a los temas relacionados con la
propiedad intelectual: yo era el único de todas las jornadas
con una visión abiertamente contraria a la de las sociedades
de gestión de derechos de autor. Huelga decir que la
experiencia no volvió a repetirse, y me consta por el
feedback recibido que no fue debido a ningún tipo de
insatisfacción de los asistentes. A lo largo de varios años
impartiendo este tipo de cursos y seminarios, el número de
jueces que han pasado por los mismos es muy elevado: en
algunos países, se hace verdaderamente difícil conseguir un
juez que no sea considerado abiertamente parcial en este tipo
de temas.
El último punto, pero no por ello menos importante, es la
labor de lobby sobre los diferentes estamentos políticos. Las
sociedades de gestión de derechos y las asociaciones que
representan a los intereses de la industria de los contenidos
llevan a cabo un constante goteo de peticiones sobre los
políticos, con los que desarrollan acciones que van desde el
adoctrinamiento hasta la amenaza directa de “sacar a los
famosos a la calle”. En algunos casos, estos lobbies tienen un
nivel de influencia sobre el político de turno que llegan
incluso a determinar la composición de comisiones o a
introducir cláusulas o enmiendas en leyes que pasan
directamente a la redacción final, saltándose los
procedimientos parlamentarios.
¿Qué determina la evidente eficiencia de esta industria a la
hora de influenciar su entorno? Fundamentalmente, su nivel
de organización. Toda una infraestructura de recursos bien
pagados puesta al servicio “de la causa”, de un conjunto de
intereses de un grupo pequeño de empresas que, siendo sobre
el papel competidores, han vivido muchísimos años en un
mercado que no es tal mercado, en el que fijan precios y se
reparten ingresos con total impunidad sin que ningún tipo de
legislación les toque un pelo de la ropa. Viven literalmente al
margen de unas leyes que retuercen y redefinen a su antojo.
Al otro lado, una masa de personas que simplemente dedica
a la defensa de sus intereses los llamados “ciclos ociosos“:
su tiempo libre. En el típico juicio de la RIAA
norteamericano se enfrenta normalmente unos abogados
carísimos por el lado de la acusación, y uno con mucha
menos experiencia, mal pagado o actuando pro-bono por el
lado de la defensa, que como mucho en ocasiones cuenta con
la asesoría de algún académico brillante o de algunas
organizaciones como la Electronic Frontier Foundation
(EFF). Al final, la estrategia de intoxicación masiva se
mantiene por una razón evidente: funciona. Y es capaz de
prolongar, incluso, la mismísima sinrazón.
Dokumentazio Zentroko proposamenak
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Los libros y las revistas propuestas desde el Centro de Documentación están a tu disposición el la sede de Bilbao
Pascual Serrano, Desinformación. Cómo los medios ocultan el
mundo. Madrid, Ed. Península. 2009.
“Zenbat eta ohiko komunikabide gehiago irakurri, entzun edo ikusi, are eta desinformatuago
biziko gara”. Hau izan daiteke Pascual Serranoren liburuak aditzera ematen diguna.
Komunikabide talde handiek beraien jabeen eta defendatzen dituzten interesen arabera
munduan eta gure inguruan gertatzen dena estali, moldatu edota aldatu egiten digutela
agerian uzten digu egileak. Salaketaz gain, ordea, komunikabide hauen aurrean egin
dezakegun irakurketa kritikoa eta manipulazioari aurre egin diezaioken jarrera aurkitzen
ere laguntzen digu. Komunikabideetaz baliatuz botere nagusienak kontrolatu eta
egituratzen saiatzen ari diren mundu honen aurrean askeago bizitzen lagun diezaguken
liburua izan daiteke.
La mayoría de los ciudadanos considera que, después de leer la prensa o ver los telediarios,
está informada de la actualidad internacional. Sin embargo, la realidad dista mucho de ser la
imagen unívoca ofrecida por los medios. Este libro recorre los principales acontecimientos de
los últimos años mostrando que lo sucedido no es lo que nos han contando.
El autor, con una incisiva mirada, desentraña el funcionamiento de los grandes medios de
masas para hacernos comprender que la desinformación es una constante. Lo que creemos que
está sucediendo en el mundo es sólo una falsa composición al servicio de unos intereses que
van, poco a poco, conformando la opinión pública. La obra, además, propone técnicas y
hábitos de lectura para fomentar una nueva actitud, independiente, ante la información y
promover así una ciudadanía resistente a la manipulación.
"Este nuevo libro de Pascual Serrano establece de modo definitivo, con un catálogo abrumador
de hechos, datos y ejemplos, la prueba del ADN de que los medios desinforman" (I. Ramonet)
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