Parte 3

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problema, todo funcionaba como si fuera de carne
y hueso y no me ocasionaba más inconveniente que
el del aseo. Tras la ducha debía redibujarme con un
lapicero las partes que se diluían con el jabón. Si no
lo hacía y las dejaba con el aspecto informe que los
trazos irregulares restantes le conferían, mis
extremidades no funcionaban como tal y mis piernas
no eran capaces de sujetar mi cuerpo, ni mis manos
de dibujar, por eso tenía buen cuidado de proteger
siempre la mano derecha del agua y del jabón y de
no dejarla participar en mi aseo. Posteriormente con
una toalla mojada me ocupaba de su limpieza
poniendo especial cuidado en no tocar las líneas de
lapicero que la configuraban.
Cuando la mutación que estaba sufriendo llegó
a las manos, las tuve que cubrir con guantes para
disimular su aspecto y argumentar una extraña
dermatitis ante el resto del mundo para justificarlos.
Sin embargo, el día que me desperté con la cabeza
como un personaje de cómic supe que había que
tomar una decisión. Desnudo ante el espejo,
contemplé mi aspecto y reconocí que siendo un todo
homogéneo estaba mucho más armonioso que
cuando se mezclaban en mi fisonomía las partes
dibujadas con las reales. Pensé que, si ésta iba a ser
mi apariencia a partir de ahora, tendría que hacer
algunas modificaciones sustanciales, así que fui al
despacho y cogí un rotulador indeleble para que el
agua y el jabón no me borraran nunca más. Luego,
con todo el cuidado del mundo empecé el repaso
de mi silueta para que quedara perfectamente definida
y aproveché para hacerme unos retoques que creí
que me beneficiarían: me pinté algo más de pelo y
me cambié el peinado dándome un aire más juvenil.
Como vi que el resultado era bueno dibujé sobre mi
cuerpo músculos que no tenía y modifiqué mi altura
alargándome las piernas. Emocionado por las
posibilidades que me brindaba mi nuevo aspecto de
personaje de cómic, borré mi tripa y la dibujé de
nuevo, lisa y musculosa. Cada vez me gustaba más
mi apariencia y empezaba a encontrar ventajas en
mi nueva condición. Cuando efectué todos los
cambios que me apetecieron y me encontré atractivo
y atlético, recuperé del trastero un baúl con ropa que
se me había ido quedando pequeña y me la probé.
Descubrí la apropiada y me vestí con ella. No podía
creerme el buen aspecto que tenía. Mientras terminaba
de repasar mi nuevo contorno con el rotulador y de
suavizar con un borrador el color anaranjado para no
parecer una mascota de fútbol, me di cuenta de que
estaba destinado a cometidos más importantes que
el de realizar apuntes contables –como había hecho
hasta ahora- en una multinacional americana. Llamé
a la oficina y les comuniqué mi baja inmediata. Luego
localicé en Internet la dirección de los mejores estudios
de cine de animación y organicé sin vacilar una
entrevista con ellos.
**********
Han pasado siete años desde mi transformación.
Cambiar de vida me resultó mucho más fácil de lo
que se podría pensar. He ahorrado a los estudios de
animación miles de horas de trabajo diseñando dibujos
en movimiento. A mí nadie me tiene que dibujar.
Siguiendo las indicaciones de los directores he
interpretado ya a un montón de personajes de cómic,
entre ellos, Batman y Superman. Soy una gran estrella.
Los mejores realizadores se mueren por trabajar
conmigo. Las más bellas actrices mendigan un papel
a mi lado. Tengo una estrella con mi nombre en el
Paseo de la Fama de Hollywood Bulevard, al lado de
la de Al Pacino. Hace dos años conseguí mi primer
Óscar y este año estoy nominado de nuevo para el
mayor premio de cine internacional. En Cannes me
reciben como a un ídolo.
En fin, si alguna vez se despiertan y advierten que
alguna parte de su cuerpo se ha convertido en un
dibujo animado, no se rebelen, alégrense por el
privilegio del que van a disfrutar y, háganme caso,
déjense seducir sin resistencia por el mágico proceso
de la Metamorcómic.
por Raquel GIL ESPEJO
A
quella mañana el sol lucía diferente. Sus rayos
ahogaban el descompasado corazón de Ramón. En
su mano derecha portaba una pequeña carpeta en
la que había almacenado gran parte de sus recuerdos.
Caminaba cabizbajo, meditabundo, arropado
únicamente por sus pensamientos. Unos
pensamientos que no hacían sino adolecer aún más
a su ya de por sí deteriorada alma. Pero todo era
distinto cuando sus ojos la miraban a ella. A Paquita,
su entrañable Paquita. Entonces, y sólo entonces,
sus penas desaparecían, tornándose en el más
entregado de los amores. Aquel mismo amor que le
había acompañado durante sus ya cincuenta y seis
años de casados.
Ramón nació a caballo entre el final de la Guerra
Civil Española y el inicio de la posguerra. El panorama
que se presentaba en su familia era de todo, menos
halagüeño. Su padre había sido uno de los tantos
soldados que habían perdido la vida en la contienda.
Su madre se vio sola, con cuatro hijos a los que criar,
incluido el pequeño Ramón, que por ese entonces
no era nada más que un indefenso recién nacido.
Podría decirse que nadie apostaba nada por su
supervivencia. Fueron muchas las vecinas que
aconsejaron a la viuda que lo abandonara a las
puertas de un orfanato o que, simplemente, lo dejara
morir. Aquello nunca ocurrió. El pequeño fue
creciendo, hasta convertirse en un joven afable,
educado; pero, por encima de todo, pronto destacó
por su tenacidad, por su inquebrantable confianza
en sí mismo, y por su espíritu de superación. Con
dieciocho años se trasladó desde su Córdoba natal
a Madrid donde, con el dinero que había ido
ahorrando a cambio de pasar jornadas casi
maratonianas trabajando de sol a sol en el campo,
se hizo con un pequeño local en una de las zonas
más emblemáticas de la capital, en el barrio de
Malasaña. Tres meses más tarde, la panadería “El
Sur”, en honor a su tierra y a su madre, quien le había
enseñado cuanto sabía acerca de ese oficio, y a la
que había ayudado en el mismo siempre que le había
sido posible, abría sus puertas; y, apenas una semana
después, Paquita se presentaba ante él por primera
vez. Podría decirse que lo suyo fue un amor a primera
vista. Ella era todo cuanto un hombre podía desear.
Alta, de cabello dorado y con unos enormes ojos
verdes que bien podrían robarle el corazón al más
impasible de los mortales. Pero, por encima de su
físico, que era de reseñar, él se dejó enamorar por
su intelecto, por su saber estar, por su elegancia. En
ella confluían las dos cualidades que Ramón siempre
había buscado en una mujer: inteligencia y belleza,
y por ese orden. Por su parte, Paquita siempre le
recordaba que fue su dulce mirada, acompañada por
los dos hoyuelos que se dibujaban en la comisura de
sus labios cada vez que sonreía, los que dictaron
sentencia.
Por ese entonces, ella aún era menor de edad.
Llevaron su noviazgo en secreto. Tan sólo se atrevían
a darse la mano por debajo del mostrador y, de vez
en cuanto, muy de vez en cuando, se deleitaban con
algún que otro beso furtivo, temerosos de que alguien
pudiera entrar en el establecimiento y descubrirlos.
El mismo día en que Paquita cumplió los dieciocho
años –por ese entonces Ramón contaba veinte– y
sin poder aguantar más, contrajeron matrimonio,
también encubierto. Sólo ellos dos, y el amor que se
profesaban.
Los padres de ella no recibieron con agrado la
noticia. La joven procedía de una familia bien
acomodada. Ramón nunca les pareció un buen partido
para su única hija. No, definitivamente un panadero
de barrio no era lo mejor para una chica bien.
Intentaron por todos los medios que ella lo
abandonara, hecho que provocó el distanciamiento
de Paquita con sus progenitores, llegándose, con el
paso de los años, a la ruptura total. Ella le amaba,
y aquello era algo que jamás cambiaría. La reacción
en el seno de la familia de Ramón fue bien dispar.
Su madre se sintió dichosa al saber que su hijo había
encontrado una buena mujer con la que compartir
el resto de sus días. Su pena, tenerle tan lejos.
Paquita dedicó toda su vida a la enseñanza. Fue
precisamente en ella donde volcó toda su frustración
que había ido acumulando con el transcurrir de los
años, al negársele el don de la maternidad, que tanto
había ansiado.
–Nos tenemos el uno al otro. Somos felices. ¿Qué
más podemos pedir, cariño? –le respondía Ramón,
sonrisa en boca, tratando de animarla, cada vez que
contemplaba un atisbo de tristeza en su mirada.
Podría decirse que durante sus primeros casi
cincuenta años de casados fueron felices, muy felices.
A pesar del tiempo transcurrido, y de las marcadas
líneas de expresión que adornaban la faz de Paquita,
él continuaba viéndola como la más hermosa de las
mujeres, la más lúcida, la más irresistible. Ella siempre
reconoció en Ramón al hombre del que se había
enamorado. Pero todo su mundo pareció quererse
resquebrajar bajo sus pies de un modo demasiado
desconsiderado. Era algo así como un inevitable
peaje que pagar por tantos días de plenitud.
Una semana después de que Ramón echara el
cierre a su querida panadería, que tantos y tantos
días de alegría le había reportado, vio cómo perdía
los ahorros de toda una vida. Los suyos, y los de su
esposa. Una mala praxis por parte de aquéllos que
debían salvaguardar su futuro, le habían llevado a
perder la recompensa a tantos años de trabajo. Bien
era cierto que no habían amasado una gran fortuna,
ya que un significativo tanto por ciento de sus ahorros
lo fueron destinando mes a mes a diferentes causas
benéficas; pero era su dinero, les pertenecía. Fue
gracias a la honrosa paga con que contaba Paquita,
sustancialmente más elevada que la de Ramón, por
la que sus vidas pudieron seguir su curso, sin
sobresaltos. Nunca se sintieron presos del lujo.
Podían vivir con lo imprescindible. Sin pasar
necesidad, pero sin excesos.
Al poco de haberse acostumbrado a su nueva
situación, un duro revés, el más duro de todos, les
aguardaba tras la siguiente esquina, agazapado,
acechante, inflexible, deseando dar la cara,
propinándoles una devastadora bofetada.
Paquita no sólo destacó por su envidiable
inteligencia, ni por su desbordante belleza, Ramón
siempre decía que su mujer había sido bendecida
con el grandioso don de la memoria.
–Toda la que me hace falta a mí, te sobra a ti –solía
bromear.
Pero era cierto. No había nada exagerado en sus
palabras. Paquita podía rememorar cualquier pasaje
de su vida sin temor a equivocarse, o recordar dónde
había dejado cualquier trasto que hubiera pasado
por sus manos, aunque datase de meses atrás. Sin
embargo, desde hacía un tiempo, no sólo sus
recuerdos parecían atropellarse. Lo que nunca supuso
problema alguno para ella, algo tan simple como
recapitular la lista de la compra que había almacenado
en algún lugar de su mente la noche anterior, o
recordar dónde había dejado su caja de costura,
comenzaba a hacérsele un mundo. Sus manos ya no
poseían esa firmeza de antaño, se habían vuelto
temblorosas.
El punto de inflexión en sus vidas se produjo la
mañana en que Ramón regresó a casa, tras echar su
partida de ajedrez en el hogar del pensionista que
tenía a tan sólo dos calles, y no encontrar a su Paquita
sentada en su sillón. Éste fue presa del pánico.
Recorrió dos manzanas, sin éxito alguno. Nadie
parecía haberla visto. Era como si a su mujer se la
hubiera tragado la tierra. Pero no desfalleció. Siguió
buscando hasta encontrarla. Y allí estaba ella, sentada
en el banco más remoto de uno de los muchos
parques que adornaban la ciudad. Al acercarse, ésta
le rechazó.
–No me hagas daño –le gritó a viva voz.
–Jamás podría hacértelo, mi vida –intentó calmarla
su marido. –¿Ves estos dos hoyuelos? No es posible
que te hayas olvidado de ellos, ¿verdad que no?
Las manos de Paquita buscaron el rostro de
Ramón. Con las yemas de sus dedos, fue acariciando
sus mejillas. Entonces, rompió a llorar.
–¿Qué me está ocurriendo, Ramón? ¿Acaso me
estoy olvidando de ti, de nosotros?
Éste la abrazó, intentando no sólo tranquilizarla a
ella, sino darse consuelo a sí mismo. Más tarde, la
tomó de la mano y juntos regresaron a su hogar.
Al día siguiente, el matrimonio fue a visitar a su
médico de cabecera. El diagnóstico no fue el que
Ramón esperaba. Éste creyó, o quiso creer, que su
esposa tan sólo había sufrido un cuadro de amnesia
temporal. Cuando apareció la palabra alzheimer, éste
la rechazó de lleno. No, no era posible. Su Paquita
no podía estar aquejada de una enfermedad tan
inmisericorde, tan dolorosa, tan injusta.
Durante las dos semanas siguientes, pasaron por
la consulta de varios doctores más. El último de ellos,
una eminencia en el área de las enfermedades metales.
Tras someter a Paquita a varias pruebas, se llegó a
la misma conclusión: aquella firme mujer comenzaba
a sufrir un cuadro de demencia, incurable,
degenerativo, terminal.
Ramón no podía aceptar la infame idea de verla
deteriorarse día tras días, pero sabía que su lugar
estaba a su lado. “En la salud y en la enfermedad…”
Nunca olvidaría sus votos. Su mujer necesitaba
ponerse en manos de los mejores especialistas.
Aunque Ramón quería pensar que el amor que le
profesaba podía convertirse en su mejor medicina,
éste sabía que no era suficiente. Nada lo era. Ya no.
Tuvo que aceptar la idea de sacarla de casa y llevarla
a un centro. El coste económico era muy elevado,
pero cualquier esfuerzo se le antojaba una miseria
cuando era la vida de su Paquita la que estaba en
juego.
Ramón iba a visitarla todos los días, mañana y
tarde. Jamás faltó a su cita. Se pasaban horas
hablando. Él le repetía una y otra vez incluso los
detalles más insignificantes de su vida en común, en
un intento desesperado porque ella no lo olvidara.
Seis años más tarde, la situación para Ramón
comenzaba a hacerse insostenible. Llevaba meses
sin pagar la hipoteca que contrajeron hacía tanto
tiempo que ni siquiera podía recordar. La amenaza
de un inminente desahucio comenzaba a tomar
fuerza. Lo peor de todo era que no podía hacer nada
para evitarlo. La mensualidad a la que había de hacer
frente en el centro donde Paquita estaba internada
había sufrido un considerable incremento, a la par
que el avance de su enfermedad, que progresaba a
pasos agigantados. Cada vez necesitaba más
cuidados, y para él, ella era su prioridad. Siempre lo
fue.
Tras consultar a un buen abogado, aquel cansado
hombre del sur tomó dos decisiones cruciales.
Abandonaría su casa, el hogar que había compartido
con Paquita, y en el que se había sentido tan vivo.
En verdad, hacía tiempo que aquel lugar no era el
mismo. Desde que ella no estaba, lo sentía vacío,
como vacío se sentía él entre aquellas cuatro paredes.
Por todo ello, se iría sin hacer ruido, en silencio, sin
tener que volver a rememorar su desconsuelo una y
otra vez tras la pantalla de un televisor. Pero, antes
de salir por aquella puerta, había algo aún más
importante que hacer. Su esposa y él volverían a
estar juntos. Ambos se trasladarían a una residencia
de ancianos, donde Paquita pasaría dignamente el
tiempo que la vida le regalase, y él no se separaría
de ella nunca más.
Aquel primero de julio, Ramón terminó de recoger
las fotografías con que habían ido decorando las
paredes de su ya perdida casa, y salió, dándole la
espalda, sin volver la vista atrás. Con la cabeza gacha,
pero con paso firme, no dejó que el calor hiciera mella
en su espíritu, a pesar de la enorme carga que éste
sostenía. No se detuvo hasta hallarse a las puertas
de su nuevo hogar. Saludó con cariño a los cuidadores
que se fue encontrando en su camino. Todos allí eran
conocedores de su historia. Nadie pudo quedarse
indiferente ante tal derroche de sacrificio, ante tal
muestra de amor.
Antes de acceder a la habitación de su esposa,
que estaba ubicada junto a la suya, se aseguró de
que ésta estuviera serena. Consultó a una de las
enfermeras. Ésta le dijo que esa mañana, y sin razón
aparente, se veía espléndida. Habían sido muchas
las ocasiones en que no le había reconocido. Ese día
necesita sentir su afecto, saber que aún no la había
perdido. No soportaría su rechazo. Ese día no.
Fotografías en mano, accedió a la estancia. La
encontró sentada en una silla, junto a la ventana,
contemplando el infinito azul del cielo.
–¿Puedo? –preguntó, a la vez que acercaba una
butaca a la de ella y se acomodaba.
Paquita no respondió. Se limitó a asentir.
Ramón le fue enseñando una instantánea tras otra,
detallándole cada momento. Ella sonreía. Sus ojos
tenían un brillo especial. De repente, buscó la mirada
de su marido y, sin previo aviso, se abrazó a él.
–Perdóname –le dijo. –Yo no quería esto para ti,
ni para mí. Pase lo que pase, prométeme algo.
–Cualquier cosa, cariño –le respondió un entregado
Ramón.
–Prométeme que me amarás por siempre jamás;
porque yo siempre lo haré. Incluso en esos días en
los que las tinieblas nublen mi corazón, habrá un
pedacito para ti dentro de él. No lo olvides. Nunca
me olvides.
Ramón se apretó más fuerte contra ella. Dejó que
el calor de sus brazos y las lágrimas de sus enrojecidos
ojos hablaran por él. A pesar de todo, estaba
agradecido a la vida por haberle permitido pasar
tantos y tantos años al lado de la mujer a la que
siempre había amado. Sabía que el día de la despedida
estaba cercano en el tiempo, así se lo habían hecho
saber. También sabía que su ausencia sería imposible
de reemplazar, pero aprendería a vivir con su recuerdo.
Al fin y al cabo, no sería un adiós, sino un hasta luego.
Un anciano se estaba muriendo en su lecho y olió de pronto el aroma de sus rosquillas
las de anís. Reunió sus escasas fuerzas, se dejó caer de la cama y, poquito a poco, apoyándose
en la pared, salió de la habitación. Redoblados sus esfuerzos, alcanzó, jadeante, la cocina.
Si no hubiera sido por su delicada situación, le habría parecido llegar al cielo: en la mesa
había una montaña de rosquillas de anís. ¿Sería un detalle final de su abnegada esposa para
que él dejara feliz este mundo? Con un esfuerzo supremo, se acercó a las rosquillas, alargó
su mano temblorosa, y ya estaba a punto de comerse una, cuando apareció su mujer por la
puerta y le sujetó el brazo diciendo.
¡Fuera de aquí, que son para el funeral!.
A
ntes que nada, quisiera aprovechar estas
líneas para desearos a todos unos felices días de
feria.
La frase que da título a esta reseña fue
popularizada por Chiquito de la Calzada, el gran
humorista de Barbate; aunque también suele
emplearse en el ámbito taurino o deportivo. Incluso
hay quien la atribuye al propio Curro Romero, el
polémico torero de Camas, que acostumbraba a
emplearla para justificar escuetamente aquellas tardes
taurinas en las que su arte no estaba a la altura de
las circunstancias. Suele usarse para hacer notar
que a pesar de que una persona sea enormemente
hábil o eficaz en su trabajo; en cualquier momento
puede tener un mal día y cometer un error que
empañe una brillante carrera. Esto fue lo que le
sucedió al Dr. Robert Liston, que ostenta dos notables
récords; fue el cirujano más rápido de su época y al
mismo tiempo el más letal, después de realizar una
intervención que se saldó con una mortalidad del
300%, probablemente la operación más letal de la
historia.
Robert Liston fue un
cirujano escocés nacido
en Ecclesmachan, una
pequeña ciudad del
concejo de West Lothian
en 1794. Hijo de Henry
Liston, ministro de la
Iglesia anglicana e
inventor, recibió su
educación en la
Universidad
de
Edimburgo y se graduó
en Cirugía en el Royal
Infirmary de la misma
ciudad, el hospital más
antiguo de Escocia.
los tiempos heroicos de
la cirugía. Las medidas
básicas de higiene y asepsia eran prácticamente
desconocidas. La cirugía era patrimonio de hombres
audaces y sin escrúpulos. Los cirujanos operaban
ataviados con rígidas levitas teñidas con la sangre
seca de decenas de intervenciones. Cuanto más
sucia y envarada se veía la levita, mayor era el prestigio
del cirujano, y la limpieza era considerada un signo
de mojigatería y afectación. No sería hasta 1847 (el
año de la muerte de Liston) cuando el Dr. Semmelweis,
en el Hospital General de Viena, empleó por primera
vez el lavado de manos sistemático antes de cada
intervención, logrando salvar las vidas de cientos de
parturientas que de otro modo habrían fallecido
víctimas de la temida fiebre puerperal.
La anestesia, recién descubierta en Estados
Unidos, aún no había cruzado el Atlántico y era
desconocida en Europa. Fue el propio Liston, un
auténtico pionero, quien realizó la primera intervención
mayor bajo anestesia general en Europa, el 21 de
Diciembre de 1846. Hasta ese momento, las
alternativas eran escasas. Morder fuertemente un
trapo, o embriagarse con opio o con ron. Eran tiempos
de recursos y soluciones desesperadas, en los que
la duración de una operación se convertía en asunto
de crucial importancia. A mayor rapidez, menor dolor
y menor mortalidad... Al menos en teoría.
Robert Liston era un cirujano excepcionalmente
diestro. Era un hombre imponente de casi dos metros
de alto, de modales ásperos, obstinado y engreído,
que sin embargo solía mostrarse caritativo con los
pobres y afectuoso con los enfermos. Su altanería le
hizo ser muy impopular entre sus colegas cirujanos
del Royal Infirmary pues operaba con éxito a pacientes
a los que ellos mismos habían rechazado por
considerarlos incurables. La enemistad de sus colegas
y las conspiraciones en su contra le indujeron a
marcharse a Londres en 1816, donde trabajó primero
en el London Hospital bajo la dirección de Sir William
Blizzard y posteriormente con Mr. Abernethy en el
Hospital de St. Bartholomew. Ese mismo año fue
admitido en el Royal College of Surgeons londinense
llegando a ser profesor de cirugía del prestigioso
University College Hospital. En poco tiempo alcanzó
una posición acomodada que le permitió afincarse
en Clifford Street, en el elegante barrio de Mayfair,
llegando a convertirse, según el historiador Richard
Gordon, en el cirujano más rápido del West End
londinense. Su destreza con el escalpelo era tal que
era capaz de amputar una pierna en dos minutos y
medio.
Liston dejó un importante legado a la historia de
la Cirugía. Además de ser pionero en el uso de la
anestesia, introdujo en el ámbito de la medicina la
gelatina de pescado, una especie de cola natural,
que se obtenía de la vejiga natatoria del esturión y
se empleaba para cerrar y proteger heridas. También
diseñó unas pinzas tipo “bulldog” para clampar
arterias y una férula para estabilizar fracturas femorales
que aún sigue empleándose hoy día.
a manar abundantemente del cuello del desdichado
rapaz que se desplomó inconsciente. El chico falleció
de inmediato, sin embargo, la peculiar malformación
de su arteria carótida aún se conserva en el Museo
de Patología del University College Hospital con el
número de espécimen 1256.
Como podemos comprobar, no todo fueron éxitos
en la carrera de Liston. En cierta ocasión, se disponía
a realizar una exhibición de su rapidez con el bisturí
con motivo de la amputación de una pierna. Ante la
expectante mirada de alumnos y colegas, Liston
comenzó la intervención a toda velocidad,
consiguiendo finalizar la misma en el tiempo récord
de dos minutos y medio. Tal entusiasmo puso en
superar su marca que junto con la pierna extirpó
también uno de los testículos del paciente.
Pero sin lugar a dudas, el caso más desgraciado
de su carrera, fue el que le hizo pasar a la posteridad
como el cirujano más letal.
Imaginemos la escena.
Uno de los primeros casos en lanzarle a la fama
como cirujano raudo e infalible consistió en la
extirpación de un enorme tumor testicular de alrededor
de 20 kilos de peso del escroto de un pobre diablo,
quien debido a ello se veía condenado a vagar por
las calles de Londres portando sus descomunales
testículos en una carretilla. Liston finalizó la
intervención en menos de cuatro minutos, liberando
así al parroquiano de su pesada carga.
Prueba de la altanería del cirujano escocés fue
otro famoso caso que le enfrentó con uno de sus
ayudantes. Se trataba de un niño de corta edad que
había consultado con motivo de una tumoración roja
y pulsátil, en el cuello. El asistente planteaba el
diagnóstico diferencial entre un absceso cutáneo
agudo y un aneurisma de la arteria carótida. Liston,
de forma vehemente y un tanto despectiva, exclamó:
“Indudablemente se trata de un absceso. Nadie ha
oído hablar nunca de un aneurisma en un paciente
tan joven”. En un abrir y cerrar de ojos, extrajo un
bisturí del bolsillo de su levita seccionando la
tumoración. Al instante, la sangre arterial comenzó
El anfiteatro del University College Hospital está
atestado. Decenas de estudiantes ocupan los asientos
de madera de las filas más altas. Profesores y cirujanos
se sitúan en las plazas más cercanas a la vetusta
mesa de operaciones
de madera de roble.
La expectación crece
cuando Robert Liston,
el famoso cirujano
aparece por la estrecha
puerta de la sala de
operaciones. Es tan
alto que debe agachar
ligeramente la cabeza
al entrar en la sala. Se
dispone a realizar una
nueva demostración, la
enésima ya, de su
habilidad quirúrgica.
Liston se desprende de
su levita de paño verde,
y levanta los brazos
mientras que su
ayudante, el cirujano
asistente Ransome, le
ajusta el delantal. Los
camilleros han
colocado ya al
paciente. Con gesto ceremonioso y estudiada lentitud,
el cirujano abre su maletín de instrumentos y extrae
un cuchillo de amputación. En el mango se aprecian
una serie de muescas que corresponden a las veces
que ha sido usado. El asistente coloca la sierra y las
pinzas hemostáticas en una silla cercana y prepara
cuidadosamente las ligaduras, enhebrando varios
trozos de hilo de cáñamo encerado. Liston,
plenamente concentrado, comprueba el filo del bisturí
en la uña de su dedo pulgar. La tensión aumenta. El
silencio es tal que podría oírse el roce del cuchillo
en el dedo del cirujano.
El asistente sostiene con firmeza el miembro del
paciente. Liston respira profundamente, dirige una
última mirada a la audiencia expectante y exclama
con profunda voz de barítono: “Ahora, caballeros,
tengan la bondad de medirme el tiempo”.
Su enorme mano izquierda sujeta fuertemente el
muslo del enfermo. Sin apenas dar tiempo a los
estudiantes a percibir sus movimientos, realiza un
extenso corte. Para acelerar al máximo la intervención
y liberar sus manos, Liston sujeta el ensangrentado
bisturí entre sus dientes mientras coge la sierra. Un
par de amplios golpes con ella y completa el colgajo
superior de la piel que recubrirá el muñón. Otra serie
de rápidos movimientos con el serrucho, y el miembro
amputado cae al cubo relleno de serrín.
“¡28 segundos!” - anuncia en voz alta William
Squires, otro de los asistentes de Liston.
Con asombrosa destreza, Liston anuda dos fuertes
ligaduras sobre la arteria femoral, coloca una tira de
tela húmeda entre los dos colgajos de piel, y completa
el muñón.
La intervención ha durado dos minutos y veintisiete
segundos. Sin embargo, el resultado dista mucho
de ser un éxito. El paciente falleció poco tiempo
después debido a una gangrena, infección muy
común antes de la instauración de la asepsia
quirúrgica. Pero no quedó ahí la cosa. La fatalidad
se cebó aquel día con el gran cirujano escocés, quien
en su afán por rebajar su récord, había amputado de
forma involuntaria los dedos de la mano de su joven
ayudante, que desdichadamente falleció unos días
después también como consecuencia de la temida
gangrena. Para empeorar aún más las cosas, durante
la exhibición Liston fue tan vehemente con el serrucho,
que seccionó los faldones del chaleco de uno de los
espectadores más cercanos. El pobre hombre, al
sentir la sierra y contemplar su destrozado chaleco
teñido de rojo por la sangre del paciente, pensó que
Liston había seccionado para siempre su
masculinidad, y cayó al suelo redondo víctima de un
infarto agudo. Una intervención, tres muertos. Dos
minutos y veintisiete segundos. Robert Liston había
culminado en un tiempo récord la única intervención
de la historia con un 300% de mortalidad.
Pese a ello y por méritos propios, Liston ha pasado
a la historia de la Cirugía como el cirujano más
importante de su época. Son notables sus
contribuciones a dos de los libros clásicos de la
cirugía victoriana, Practical Surgery (London, Churchill
& Renshaw 1837) y Elements of Surgery (London
Green & Longman 1840). Tras su fallecimiento, un
comité formado por pacientes, amigos y admiradores,
resolvió homenajearle con una estatua de mármol, y
con la creación de la medalla de oro “Robert Liston”,
premio concedido anualmente por el consejo del
University College.
A buen seguro que Liston, cuando se tumbó en
la cama aquella noche después de haber finalizado
tan catastrófica sesión quirúrgica, se consolase de
la misma forma que el gran torero sevillano, pensando:
“Una mala tarde la tiene cualquiera”.
Bibliografía:
- (2009). Robert Liston: Surgery’s Hero. Edinburgh:
Royal College of Surgeons of Edinburgh.
- Magee Reynald (2000). Surgery in the preanaesthetic era: the life and work of Robert Liston.
Health and History 1: 121-133
E
n más de una ocasión la mayoría hemos oído
hablar de la cultura de las tres “R” y del orden en el
qué deben aplicarse estas tres acciones para un
desarrollo sostenible: Reducir, Reutilizar y Reciclar.
Esto es aplicable en toda su extensión a los recursos
materiales no renovables (o potencialmente
renovables) que utilizamos a diario. Y este es el caso
del agua.
El agua es un recurso potencialmente renovable
en el sentido de que será renovable si su uso está
por debajo de su regeneración. Y para ayudar al
agua a ser un recurso renovable, debemos llevar a
cabo las acciones anteriormente citadas.
Todo sabemos las medidas que a diario y cada
uno de nosotros puede llevar a cabo para reducir el
consumo de agua así como para reutilizar parte del
agua que empleamos en determinadas tareas. Pero,
¿se puede reciclar el agua cuando se ha deteriorado
su calidad por el uso y emplearla de nuevo
posteriormente? Es esto lo que se hace en las EDAR
(Estaciones Depuradoras de Aguas Residuales).
La generación de aguas residuales es una
consecuencia inevitable de las actividades humanas.
El vertido de aguas residuales sin depurar ocasiona
daños al medio ambiente y riesgos para la salud
humana, por lo que es preciso el tratamiento de estas
aguas antes de su devolución al medio natural o su
reutilización (pero nunca como agua potable).
En el tratamiento de las aguas residuales éstas
se someten a una serie de procesos físicos, químicos
y biológicos, con objeto de reducir las
concentraciones de los contaminantes presentes y
poder verter los efluentes depurados cumpliendo la
legislación vigente.
El ORIGEN Y CARGA CONTAMINANTE de estos
tipos de aguas residuales urbanas son los siguientes:
- Aguas residuales domésticas: aguas de cocina:
sólidos, materia orgánica, grasas, sales,…; aguas de
lavadoras: sustancias tensioactivas,
nutrientes,...; aguas de baño: sustancias tensioactivas,
contaminantes prioritarios, etc.; aguas negras (fecales),
procedentes del metabolismo humano: sólidos,
materia orgánica, nutrientes, sales, organismos
patógenos, etc.
- Aguas residuales industriales: resultantes de
actividades industriales que descargan sus vertidos
a la red de alcantarillado municipal. Estas aguas
presentan una composición muy variable dependiendo
de cada tipo de industria.
- Aguas de escorrentía pluvial: en la mayoría de
las ocasiones (sistemas de alcantarillados unitarios),
las aguas de lluvia son recogidas por el mismo sistema
de alcantarillado que se emplea para la recogida y
conducción de las aguas residuales domésticas e
industriales.
El VERTIDO de aguas residuales urbanas SIN
DEPURAR ejerce sobre los cauces receptores toda
una serie de EFECTOS NEGATIVOS:
- Aparición de fangos y flotantes: la fracción
sedimentable de los sólidos en suspensión presentes
en las aguas residuales origina sedimentos en el
fondo de los cauces, mientras que, la fracción flotante
da lugar a la acumulación de grandes cantidades de
sólidos en la superficie y/o en las orillas de los cauces
receptores.
- Agotamiento del contenido de oxígeno
presente en las aguas: los componentes de las
aguas residuales fácilmente oxidables comenzarán
a ser degradados vía aerobia por la flora bacteriana
presente en las aguas del cauce, con el consiguiente
consumo de parte del oxígeno disuelto en la masa
líquida. Si este consumo es excesivo, el contenido
en oxígeno disuelto descenderá por debajo de los
valores mínimos necesarios para el desarrollo de la
vida acuática. Consumido el oxígeno disponible, los
procesos de degradación vía anaerobia generarán
olores desagradables, al liberarse gases que son los
causantes de estos olores.
los efluentes tratados cumplan los límites legales
existentes y puedan ser asimilados de forma natural
por los cauces receptores.
- Aportes excesivos de nutrientes: las aguas
residuales contienen nutrientes (N y P principalmente),
causantes del crecimiento descontrolado de algas
y otras plantas en los cauces receptores
(eutrofización). Este crecimiento excesivo de biomasa
puede llegar a impedir el empleo de estas aguas
para usos domésticos e industriales.
En las depuradoras convencionales de aguas
residuales se distinguen dos líneas de tratamiento:
- Línea de agua: incluye los procesos o
tratamientos que permiten reducir los contaminantes
presentes en las aguas residuales.
- Daños a la salud pública: los vertidos a cauces
públicos de las aguas residuales sin tratar pueden
fomentar la propagación de organismos patógenos
para el ser humano (virus, bacterias, protozoos y
helmintos). Entre las enfermedades que pueden
propagarse a través de las aguas contaminadas por
los vertidos de aguas residuales urbanas, destacan:
el tifus, el cólera, la disentería y la hepatitis A.
Las ESTACIONES DEPURADORAS DE AGUAS
RESIDUALES (EDAR) van a eliminar una elevada
proporción de los contaminantes presentes en las
aguas residuales, vertiendo efluentes depurados,
que puedan ser asimilados de forma natural por los
cauces receptores.
Línea de lodos: en ella se tratan la mayor parte
de los subproductos que se originan en la línea de
agua.
Las INSTALACIONES CONVENCIONALES para
el tratamiento de las aguas residuales urbanas constan
de tres elementos principales:
- La recogida y conducción de las aguas
residuales desde donde se generan hasta la estación
depuradora se realiza a través de una compleja red
de tuberías (alcantarillado, colectores). Dependiendo
de la topografía, las aguas discurrirán por gravedad
o será necesario recurrir a su bombeo.
Habitualmente, los sistemas de recogida
son unitarios, es decir, la red de saneamiento recoge
tanto las aguas residuales como las de lluvia. En
ocasiones, los colectores que llegan a la estación de
tratamiento transportan tan sólo aguas residuales,
mientras que las aguas de lluvia se recogen en
colectores independientes (sistemas separativos).
- El tratamiento de las aguas residuales consta
de un conjunto de operaciones físicas, biológicas y
químicas, que persiguen eliminar la mayor cantidad
posible de contaminantes antes de su vertido, de
forma que los niveles de contaminación que quedenen
- Evacuación de los productos resultantes del
tratamiento: efluentes depurados y lodos. Estos lodos
correctamente tratados da origen a lo que se conoce
con el nombre de compost que es un extraordinario
abono orgánico.
Ahora que conocemos mejor el destino y
tratamiento de nuestras aguas residuales, también
deberíamos ser más sensibles con los contaminantes
que eliminamos por el desagüe de forma incorrecta
(aceites y disolventes, colillas, paños higiénicos,
medicamentos,…).
Felices Fiestas Patronales a todos y en especial
a los que, por diferentes motivos, nos visitan
exclusivamente en estos días.
81
Hace unos días, vinieron unos periodistas de la
edición digital del periódico de tirada nacional El
País, a hacer una entrevista a unos pocos noriegos
con una sola condición, ser pelirrojo y conocer su
historia.
Están haciendo una serie de artículosdocumentales sobre curiosidades de los pueblos de
España, como el pueblo con los más altos o el que
tiene mayor número de gemelos. El día anterior a su
visita a Añora, venían de Coria del Río, en Sevilla, el
pueblo con más personas con el apellido Japón. El
video-documental lo veremos posiblemente el jueves
de feria, dentro de la sección España Mutante (puede
verse en: verne.elpais.com). Añora según ellos es el
pueblo de España con mayor número de gente
pelirroja por habitante. ¿No os parece curioso?
Nosotros pod e mo s v e r l o n o r ma l p o rq ue
afortunadamente estamos rodeados de ellos pero
genéticamente es muy difícil tener un hijo pelirrojo.
Tan solo dos de cada cinco personas son portadoras
del gen. Actualmente, cerca del 2% de la población
mundial es de cabello rojo natural, pero en Escocia,
por ejemplo, son el 13% de la población o en Irlanda
un 10%.
Buscando curiosidades e información sobre los
pueblos con más pelirrojos de España dieron con un
artículo por internet publicado sobre los pelirrojos y
su origen incierto en el blog Solienses de nuestro
paisano Antonio Merino. Se pusieron en contacto
con él y éste con Marisa Bejarano, nuestra concejala
pelirroja, que congregó a unos pocos noriegos para
que contaran su ascendencia y su historia.
A raíz de esto, decidí que mi artículo de la revista
de feria sería sobre los pelirrojos, siempre con un
nivel más o menos básico para que todos los lectores
puedan entenderlo.
Un poco de genética
Científicos de la Universidad del País Vasco, han
demostrado que uno de los genes que llevan asociado
el cabello pelirrojo, el V60L, apareció hace
aproximadamente unos 50.000 años, cuando los
seres humanos dejaron el cálido clima del continente
africano y se trasladaron al norte de Europa, donde
tuvieron que adaptarse para absorber suficiente
vitamina D debido al descenso de la cantidad de luz
solar que recibían. Así que el gen mutó, cambió su
estructura y por eso ahora, este gen es prácticamente
exclusivo del continente europeo.
Actualmente sabemos que la mayoría de los
pelirrojos provienen de la mutación en el gen receptor
de la melanocortina 1 (MC1R) responsable del fenotipo
de pelo rojo.
Consultadas varias fuentes y distintos estudios
como los realizados por la Universidad de Granada,
se sabe que hay doce genes diferentes implicados
en el color del pelo. Y en esos 12 genes hay un total
de 45 variaciones diferentes que controlan el color.
Así que de un padre y de una madre se hereda un
total de 45 variaciones genéticas que provocan que
tengamos uno de los 7 tipos de pelos y sus matices.
Del conjunto de genes y sus variaciones (alelos)
que provocan que un humano sea pelirrojo, los tres
más importantes son:
- Cromosoma 16, gen MC1R (lo tienen entre el
60% y el 64% de pelirrojos. Otros estudios señalan
hasta un 75 %)
- Gen V60L (lo tienen el 15% de los pelirrojos).
- Y el más curioso de todos. El gen 537InsC que
es dominante (hasta un 4 % de los pelirrojos)
Además hay 22 variaciones que se sabe que
también influyen en el color del pelo, pero que no se
conoce aún exactamente como lo hacen. Algunos le
dan el color, otros el brillo, otros la tonalidad, otros
lo hacen más oscuro o más claro, etc. Según el
laboratorio Alpha Biolaboratory Inc (especializado en
genética de este tipo de cabello y piel), afirma que
biológicamente existen 5 tipos básicos de pelirrojos:
castaño rojizo, cobre, tiziano, rubio fresa y jengibre
o naranja. Aunque dependiendo de otros genes, el
color pelirrojo puede ser más oscuro o más claro,
por eso hay tanta confusión a la hora de clasificarlos.
Al ser genes recesivos, de dos padres morenos
portadores y cumpliéndose exactamente la genética
de Mendel (un gen - un carácter) habría una
probabilidad de un 25 % de tener un hijo pelirrojo.
Sin embargo, al tener en cuenta la cantidad de
variaciones y genes que influyen, se podría decir que
la probabilidad baja hasta un 15 o un 10% o incluso
menos, pero eso sí, echa por tierra todas las teorías
de que los pelirrojos se extinguirán. Puede bajar la
probabilidad pero el gen está ahí y el azar genético
siempre hará que de dos padres portadores pueda
haber un hijo pelirrojo, aunque no lo tengan
generaciones anteriores conocidas, pues está
demostrado que los genes pueden aparecer hasta
en seis generaciones posteriores. Hay incluso casos
de niños morenos que tanto su madre como su padre
eran pelirrojos.
Pelirrojos en Añora
Dicho esto, es muy difícil tener el pelo pelirrojo,
por tanto, ¿Cómo se explica que en nuestro pueblo
haya tantos? El día de la entrevista con ciertos
datos en la mesa se llegó a comentar que la población
noriega pelirroja podría estar entre un 5 y un 10 %,
ya que en casi todas las familias hay al menos uno
de ellos, aunque actualmente no resida en el pueblo.
Una posible explicación es el endemismo y encaste
entre familias de Añora, ya que como hemos indicado
antes, casi todas las familias tienen un miembro
pelirrojo, por lo que es muy probable que la mayoría
de noriegos tengamos al menos un gen que determine
este color de pelo. Por tanto en cruzamientos
genéticos entre noriegos aumenta la probabilidad de
que nazcan hijos pelirrojos, ya que al ser un gen
recesivo, los dos padres tienen que ser portadores
del mismo gen, y esto es más fácil si los dos
progenitores son de aquí. En nuestro pueblo hay
familias como la de los Carabinas en la que de diez
hijos, cinco eran morenos y cinco pelirrojos o las seis
hijas de Leoncio, tres pelirrojas y tres morenas. Estos
dos casos igual que otros, son genéticamente muy
poco probables.
Actualmente hay menos pelirrojos porque muchos
noriegos, entre los que me incluyo (mi padre era
pelirrojo por lo que soy portador) , tenemos pareja
forastera como decimos aquí, y en mi caso no puedo
afirmar que la madre de mi hijo sea portadora del
algún gen anteriormente mencionado (no conoce
ningún ascendiente pelirrojo pero puede estar como
ya he dicho antes hasta en seis generaciones
anteriores a la actual), por lo que la probabilidad de
que yo tenga un hijo con pelo rojo es más baja que
si la madre fuera oriunda de Añora.
Curiosidades genéticas
- Poseen un sistema inmune más fuerte y huesos
más firmes. Ello se debe a que su piel tan clara, les
ayuda a absorber más vitamina D, fortaleciendo su
inmunidad y creando huesos más resistentes. Sus
posibilidades de padecer enfermedades como la
osteoporosis, son menores que las del resto de la
población.
- Suelen tener piel más blanca de lo normal, con
muchas pecas y con mayor probabilidad de padecer
melanoma, la forma más mortífera de cáncer de piel,
debido sobre todo a la despigmentación de la piel
que suele acompañar al color rojizo del cabello.
- Tardan más en tener canas porque sus cabellos
primero se vuelven de tonos más claros, no blancos
y no se les suele caer el pelo.
- Está estudiado que son más sensibles al dolor,
al frío y al calor.
- También se ha demostrado científicamente
que tienen reacciones diferentes a muchos
medicamentos, especialmente los relacionados con
los analgésicos y anestesias. Algunos de ellos
prácticamente no les hacen efecto y otros
medicamentos, les hacen tanto efecto que necesitan
dosis mucho más bajas.
- Un estudio del 2009 en investigó los casos de
más de 130.000 personas durante 16 años reveló
que aquellos con color de cabello claro tenían un
mayor riesgo de sufrir de la enfermedad de Parkinson
(casi el doble) comparado con aquellos de pelo negro.
- Debido a la falta de eumelanina, cuando están
expuestos al sol su cuerpo tienen más tendencia a
perder algunas vitaminas (fotodegradación) como
ocurre con las vitaminas B2, A, E, B9 y B12.
Todo esto siempre desde un punto de vista general
pues la genética como toda la ciencia no es perfecta
ni exacta y siempre tiene excepciones.
Supuesto origen
El supuesto origen de los pelirrojos en nuestro
pueblo es incierto, ya que como todos sabemos
pueden ser de un asentamiento teutón en la
repoblación de Sierra Morena llevada a cabo por
Carlos III, por los noriegos con apellido Bermejo
(significa rojo) que había en el año 1300
aproximadamente o por el famoso cura que para
llegar al nivel de pelirrojos actuales creo que tuvo
que dar muchas misas extras. De todos modos, esto
del origen ya lo vemos en otra ocasión ahora sólo
nos quedamos con la parte científica.
A
l igual que los amores pasajeros veraniegos
constituyen a veces un rescate emocional después
de vivir las demás estaciones del año en modo
aburrido en el aspecto sentimental hay novelas que
ayudan a plasmar dicho estado enamoradizo.
Estos también llamados “romances de verano”
aparecen en grandes novelas como “El gran Gastby”
de F. Scott Fitzgerald donde el protagonista, Jay
Gastby, trata de revivir una historia de amor estival
imposible. Gastby tiene como único objetivo en la
vida tratar de conseguir el amor de la señorita Daisy
y para ello lo logra todo para aparecer digno ante
ella. Es la perfecta plasmación del sueño americano
en Gastby que partiendo de la nada alcanza el éxito
social y profesional.
El autor describe un verano lleno de lujo y de
fiesta que parece a veces conducir a un vacío
existencial. Sin embargo, es el amor quien con su
fuerza hace que ese Gastby materialista y rico se
convierta en alguien muy humano con un objetivo
por el que luchar. Ese objetivo es Daisy Buchanan
que aparece bella en un mundo acomodado con un
marido rico y con una hija bien
educada. Ella queda prendada de
Gastby que representa ese nuevo
rico que deslumbra con sus nuevos
trajes, sus coches, sus fiestas llenas
de champán, sus flores,…
Los felices años veinte y Nueva
York son el marco idóneo donde
Gastby trata de recuperar lo que
él cree que fue su amor años antes
para tener la esperanza de un futuro
feliz. Esta obra está considerada
como La Gran Novela Americana que simboliza el
triunfo, la eterna juventud y los pasajeros placeres
que acaba en tragedia y depresión. Este verano
lujoso y romántico acabará de forma trágica y a ti,
lector, te recomiendo la tarea de descubrirlo leyendo
esta novela. Es también el final triste de muchos
amores de verano.
La literatura española también trata estos amores
veraniegos en una gran novela: “El camino de los
ingleses” de Antonio Soler. Este autor malagueño
nos cuenta como un grupo de amigos cuentan sus
experiencias, sueños y obsesiones. Esta pandilla va
sufriendo el paso de la adolescencia a la edad adulta
donde los sueños se van perdiendo y la vida tranquila
se va tiñendo de un futuro incierto.
Todos estos amigos viven el último verano juntos
antes de que sus vidas tomen rumbos diferentes.
Cada personaje tiene su propia historia y sueños que
muchas veces chocan con la dura realidad. Antonio
Soler penetra de forma magistral en la psicología de
los chicos para que rememoremos esa historia sobre
la pandilla perdida en la juventud que nos gustaría
volver a contar.
Esta novela se sitúa en la Andalucía de 1978 donde
también se respiraba un ambiente de cambio similar
al que se va produciendo en los adolescentes
protagonistas. Es un cambio ilusionante pero lleno
de incertidumbre. Por eso los chicos a veces se
resisten a este cambio refugiándose en los amigos
y las experiencias amorosas para evitar así la
conversión hacía la madurez. En realidad desean vivir
en un verano sin fin sin más compromisos que
experimentar las emociones y situaciones que la vida
les va regalando.
Además de estas obras literarias,
la amistad y los amores estivales
aparecen en el cine en muchas
películas como “Grease”, “Dirty
dancing” o “Verano del 42”. ¿Quién
no recuerda esa pandilla de la serie
“Verano azul” con sus aventuras y
sueños de adolescente?
Tanto la literatura como el cine
nos han mostrado estos amores de
verano como algo que se vive en
presente porque el futuro es incierto.
Unos calarán y formarán parte de nuestras vidas pero
muchos serán pasajeros porque quizás no eran
verdaderos.
De todos modos, siempre quedarán algún paseo
al atardecer por la playa impregnado de romanticismo
o alguna aventura de una adolescencia libre y
entregada al sentimiento que puedan ser reflejados
en un poema, una novela o una película. Disfrutad
de los amores y sensaciones estivales porque aunque
pasajeros siempre nos dejan un halo de melancolía
que hace que siempre queramos permanecer en un
eterno verano.
R
esumen de lo publicado: San Martín de Tours
nació hacia el año 316 en Sabaria, ciudad de la actual
Hungría. Su padre, un oficial del ejército romano, lo
obligó a prestar juramento en el ejército a la edad de
quince años, aunque el muchacho había manifestado
su rechazo. Durante una de
sus rondas de vigilancia
nocturna en pleno invierno,
Martín dividió en dos su
propia capa militar para
entregar la mitad a un
menesteroso. Tras su
abandono de la milicia, entró
al servicio de la Iglesia, donde
es nombrado sacerdote en
el 360, aunque Martín
prefería la vida. Enseguida
comienzan a atribuírsele los
primeros milagros. En el 371
fue proclamado obispo de
Tours y en el 375 fundó en
Marmoutier un monasterio
que se convirtió en el primer
centro de formación clerical
de la Galia. Su autoridad
moral le permitió enfrentarse
a los personajes más ricos y
poderosos de su tiempo.
a la Iglesia fuese considerado crimen y juzgado en
un tribunal civil, con el riesgo de la pena de muerte:
multiplicó sus intervenciones, protestó contra el
procedimiento seguido en una causa de herejía e
intentó acabar con el juicio para salvar la vida del
acusado, apelando
directamente
al
emperador, de quien
obtuvo la promesa de que
los acusados no serían
condenados a muerte
bajo ningún pretexto. Pero
cuando Martín marchó de
la ciudad Máximo olvidó
las promesas hechas al
santo y los priscilianistas
fueron condenados y
decapitados, acusados
fundamentalmente de
maleficio, magia y
conciliábulos nocturnos.
Cuando Martín supo
que, a pesar de la
promesa imperial, los
herejes habían sido
ejecutados y que Máximo,
con el consentimiento de
los obispos reunidos en
Tréveris, había mandado
también acabar con los
Capítulo V. Muerte de
priscilianistas que
San Martín.
Muerte de San Martín. Fresco de la Iglesia de San Francisco de Asís
quedaron en España, en
(Italia). 1321..
En el año 384 tiene lugar
lo que parecía ser un juicio
en Burdeos un sínodo para
contra cualquier tipo de
instruir un proceso contra los discípulos del asceta
vida ascética, regresó de nuevo a esta ciudad (según
español Prisciliano, obispo de Ávila desde el 380,
Menéndez Pelayo, "produciendo en todos espanto
cuya doctrina gnóstica y maniquea y sus prácticas
y terror con la sola noticia de su venida") para
exageradamente ascéticas se consideraban cargadas
conseguir del emperador que al menos aquellos
de herejías. Prisciliano, sin embargo, rechazó
fueran perdonados. Para conseguir la salvación de
comparecer ante el sínodo y apeló al emperador
los priscilianistas españoles, Martín accedió a
Máximo, con lo que la causa pasó del tribunal
comulgar con los obispos perseguidores,
eclesiástico al civil. Martín acudió enseguida a
comportamiento que él mismo se reprocharía luego
Tréveris, porque no admitía que un asunto relativo
durante el resto de su vida. Al día siguiente huyó de
la ciudad, avergonzado de su primera flaqueza, e
internándose en un espeso bosque comenzó a llorar
amargamente. Allí, según Sulpicio Severo, oyó de
boca de un ángel estas palabras: "Con razón te
compunges, ¡oh Martín!, pero no pudiste vencer de
otra manera; recobra tu virtud y constancia y no
vuelvas a poner en peligro la salvación, sino la vida".
Y dicen que en los dieciséis años que vivió después
no asistió San Martín a ningún concilio ni reunión de
obispos.
Desde hacía veintiséis años Martín era obispo de
Tours, había trabajado intensamente predicando el
evangelio, había luchado contra las injusticias, había
superado ya el octogésimo año de su vida cuando,
a finales del otoño del 397, se retiró a la parroquia
rural de Candes para poner paz entre los clérigos en
lucha entre ellos. Al partir, Martín se sintió cansado
y habló de su próximo final. Habiendo permanecido
durante algún tiempo en aquella aldea, empezó a
sentir que le flaqueaban las fuerzas del cuerpo y,
habiendo convocado a sus discípulos, les declaró
que estaba a punto de morir. Hizo que lo colocaran
sobre un lecho de cilicio y cenizas, como era
costumbre entre los ascetas de su tiempo, y, atacado
por una altísima fiebre, pasaba todo el tiempo orando.
Así cuenta Sulpicio Severo el momento de su
muerte:
"Como se le rogara por los ancianos, que entonces
le rodeaban, que aliviara un tanto su cuerpo
desfallecido, recostándose hacia un lado, repuso:
"Dejadme, hermanos, dejadme que más bien mire al
cielo que a la tierra, para que el espíritu se dirija al
Señor por su camino". Al decir esto, vio al diablo que
se le acercaba, a quien increpa con potente voz: "¿A
qué vienes, cruentísima bestia?. Nada, oh malvado,
hallarás en mí. Yo estoy bien seguro que he de ser
recibido en el seno de Abraham". Fatigado por el
esfuerzo de esta voz, su espíritu purificado voló al
cielo.
Y nos han asegurado los que allí estuvieron
presentes que vieron en aquel cuerpo, ya sin vida,
señales patentes de hombre glorificado. Su rostro
resplandecía más claro que la luz, mientras que a los
demás miembros no empañaba la más leve sombra
de mancha alguna".
Era el 8 de noviembre del año 397. Su cuerpo fue
conducido navegando por el Loira hasta Tours. Las
exequias tuvieron lugar el 11 de noviembre, entre un
inmenso concurso de gente venida de todas las
ciudades vecinas. A la cabeza del cortejo iban dos
mil monjes y religiosos; todos acompañaron al obispo
muerto hasta un cementerio público en las afueras
de la ciudad, donde fue depositado en una humilde
tumba, como él habría deseado y donde pronto se
levantaría una basílica. En la actualidad, solo en
Francia se cuentan más de tres mil quinientas
parroquias dedicadas a San Martín.
I
was at a dinner in London given in honor of one
of the most celebrated English military men of his
time. I do not want to tell you his real name and titles.
I will just call him Lieutenant General Lord Arthur
Scoresby.
I can not describe my excitement when I saw this
great and famous man. There he sat. The man himself,
in person, all covered with medals. I could not take
my eyes off him. He seemed to show the true mark
of greatness. His fame had no effect on him.
The hundreds of eyes watching him, the worship of
so many people did not seem to make any difference
to him.
Next to me sat a clergyman, who was an old friend
of mine. He was not always a clergyman. During the
first half of his life, he was a teacher in the military
school at Woolwich. There was a strange look in his
eye as he leaned toward me and whispered, "Privately
– he is a complete fool." He meant, of course, the
hero of our dinner.
This came as a shock to me. I looked hard at my
friend. I could not have been more surprised if he
had said the same thing about Napoleon, or Socrates,
or Solomon.
But I was sure of two things about the clergyman.
He always spoke the truth. And his judgement of
men was good. Therefore, I wanted to find out more
about our hero as soon as I could.
Some days later I got a chance to talk with the
clergyman and he told me more. These are his exact
words:
"About forty years ago, I was an instructor in the
military academy at Woolwich, when young Scoresby
was given his first examination. I felt extremely sorry
for him. Everybody answered the questions well,
intelligently, while he – why, dear me – he did not
know anything, so to speak. He was a nice, pleasant
young man. It was painful to see him stand there and
give answers that were miracles of stupidity.
"I knew of course that when examined again he
would fail and be thrown out. So, I said to myself, it
would be a simple, harmless act to help him, as much
as I could.
"I took him aside and found he knew a little about
Julius Caesar's history. But he did not know anything
else. So I went to work and tested him and worked
him like a slave. I made him work, over and over
again, on a few questions about Caesar which I knew
he would be asked.
"If you will believe me, he came through very well
on the day of the examination. He got high praise,
too, while others who knew a thousand times more
than he were sharply criticized. By some strange,
lucky accident, he was asked no questions but those
I made him study. Such an accident does not happen
more than once in a hundred years.
"Well, all through his studies, I stood by him, with
the feeling a mother has for a disabled child. And he
always saved himself, by some miracle.
"I thought that what in the end would destroy him
would be the mathematics examination. I decided to
make his end as painless as possible. So, I pushed
facts into his stupid head for hours. Finally, I let him
go to the examination to experience what I was sure
would be his dismissal from school. Well, sir, try to
imagine the result. I was shocked out of my mind. He
took first prize! And he got the highest praise.
"I felt guilty day and night – what I was doing was
not right. But I only wanted to make his dismissal a
little less painful for him. I never dreamed it would
lead to such strange,laughable results.
"I thought that sooner or later one thing was sure
to happen: The first real test once he was through
school would ruin him.
"Then, the Crimean War broke out. I felt that sad
for him that there had to be a war. Peace would have
given this donkey a chance to escape from ever being
found out as being so stupid. Nervously, I waited for
the worst to happen. It did. He was appointed an
officer. A captain, of all things! Who could have
dreamed that they would place such a responsibility
on such weak shoulders as his.
"I said to myself that I was responsible to the
country for this. I must go with him and protect the
nation against him as far as I could. So, I joined up
with him. And away we went to the field.
"And there – oh, dear, it was terrible. Mistakes,
fearful mistakes – why, he never did anything that
was right – nothing but mistakes. But, you see,
nobody knew the secret of how stupid he really was.
Everybody misunderstood his actions. They saw his
stupid mistakes as works of great intelligence. They
did, honestly! His smallest mistakes made a man in
his right mind cry – and shout and scream, too – to
himself, of course. And what kept me in a continual
fear was the fact that every mistake he made increased
his glory and fame.
"I kept saying to myself that when at last they find
out about him, it will be like the sun falling out of the
sky.
"He continued to climb up, over the dead bodies
of his superiors. Then, in the hottest moment of one
battle down went our colonel. My heart jumped into
my mouth, for Scoresby was the next in line to take
his place. Now, we are in for it, I said.
"The battle grew hotter. The English and their
allies were steadily retreating all over the field. Our
regiment occupied a position that was extremely
important. One mistake now would bring total disaster.
And what did Scoresby do this time? He just mistook
his left hand for his right hand…that was all. An order
came for him to fall back and support our right.
Instead, he moved forward and went over the hill to
the left.
We were over the hill before this insane movement
could be discovered and stopped. And what did we
find? A large and unsuspecting Russian army waiting!
And what happened? Were we all killed? That is
exactly what would have happened in ninety-nine
cases out of a hundred. But no – those surprised
Russians thought that no one regiment by itself would
come around there at such a time.
"It must be the whole British army, they thought.
They turned tail. Away they went over the hill and
down into the field in wild disorder, and we after
them. In no time, there was the greatest turn-around
you ever saw. The allies turned defeat into
a sweeping and shining victory.
"The allied commander looked on, his
head spinning with wonder, surprise and joy. He sent
right off for Scoresby, and put his arms around him
and hugged him on the field in front of all the armies.
"Scoresby became famous that day as a great
military leader, honored throughout the world. That
honor will never disappear while history books last.
"He is just as nice and pleasant as ever, but he
still does not know enough to come in, out of the
rain. He is the stupidest man in the universe.
"Until now, nobody knew it but Scoresby and
myself. He has been followed, day by day, year by
year, by a strange luck. He has been a shining soldier
in all our wars for years. He has filled his whole military
life with mistakes. Every one of them brought him
another honorary title.
"Look at his chest, flooded with British and foreign
medals. Well, sir, every one of them is the record of
some great stupidity or other. They are proof that the
best thing that can happen to a man is to be
born lucky. I say again, as I did at the dinner,
Scoresby's a complete fool."
Vocabulary
take one's eyes off somebody: dejar de mirar a
alguien
worship: adoración
clergyman: clérigo
lean: inclinarse
whisper: susurrar
painful: doloroso
fail: fallar
be thrown out: ser echado
harmless: inofensivo
slave: esclavo
praise: elogios
painless: indoloro
dismissal: despido
out of my mind: loco
guilty: culpable
laughable: irrisorio
sooner or later: tarde o temprano
ruin: arruinar
break out: estallar
donkey: burro
be appointed: ser nombrado
weak: débil
misunderstand: malinterpretar
colonel: coronel
steadily: gradualmente
retreat: retirarse
fall back: replegarse
unsuspecting: desprevenido
army: ejército
turn tail: huir
wild: desenfrenado
defeat: derrota
sweeping: amplio
look on: mirar
spin: dar vueltas
wonder: asombro
hug: abrazar
flooded: inundado, lleno
proof: prueba
be born: nacer
108 PUBLICIDAD
Feria y Fiestas en Honor a Ntra. Sra. de la Peña
109
111
E
l casco urbano del municipio de Añora, responde
al típico de los municipios de los Pedroches que
generalmente presentan desde su origen un solo
núcleo de población, en el que se
asienta y asentaba de forma estable
la mayor parte de la población,
existiendo en todo caso pequeños
núcleos secundarios en cortijadas
agrícolas.
En época medieval, y por diversas
causas generalmente relacionadas con
la cercanía a los recursos de
producción y abastecimiento naturales,
uno de estos núcleos secundarios
cobraban cierta importancia
apoyándose entorno a un eje
generador, que en sus orígenes fue
camino de unión de municipios de
cierta importancia a nivel local,
comarcal e incluso regional o nacional.
Cuando las circunstancias socioeconómicas y políticas lo permitían, en
este eje primigenio se concentraría la
incipiente actividad urbana, y mediante
él se accedería a la Plaza, en la que
se situarían los edificios representativos
del nuevo asentamiento, el
Ayuntamiento y la Iglesia, que en sus orígenes, con
casi total seguridad sería ermita.
Este eje sería cruzado por nuevos caminos que
unirían el nuevo núcleo con municipios vecinos de
menor importancia y que junto al anterior configurarían
la columna vertebral de la trama urbana, sobre la
que se irán apoyando sucesivamente las diversas
actividades humanas, y desde los que a través de
viales secundarios se accederá mediante callejones
secundarios a las distintas propiedades, todavía de
origen y función agrícolas y que acabarán por definir
las diversas manzanas urbanas.
Sobre estas parcelas agrícolas, apoyándose en
su perímetro, se irán produciendo procesos de
segregación, generalmente relacionados con los
procesos de reparto de propiedades entre los diversos
miembros de una familia, dando lugar a nuevas
unidades de explotación familiares que paulatinamente
al levantar las edificaciones destinadas a uso de
vivienda en sus lindes a los viales de circulación
configurarán las manzanas tal como
las conocemos actualmente.
Dependiendo del tamaño de la
manzana se apreciará como las más
grandes se dividían en partes por
una serie de callejones de
servidumbre interior, al que presentan
fachada los corralones y huertos de
las casa produciéndose una
jerarquización de calles, que viene
determinada por el frente de
manzana donde se ubican las
viviendas y los callejones por donde
se accede a los huertos y corrales.
En esta trama así surgida la
tipología edificatoria que se da
mayoritariamente en todos los
pueblos de la Comarca del Valle de
Los Pedroches es la vivienda
unifamiliar entre medianeras en dos
plantas de altura, tipología que
presenta una edificación principal
alineada en el frente de manzana,
unas edificaciones complementarias
diseminadas en su interior, y unos espacios exteriores
que generalmente tenían un uso agrícola y ganadero,
y estaba ocupada por una familia.
En la vivienda popular de la Comarca de los
Pedroches en general y de Añora en particular, se
aprecia la influencia de algunas comarcas vecinas
de Extremadura y Ciudad Real. En estas, durante
varios siglos, el tipo de vivienda refleja una austeridad,
una sencillez en las formas y elementos que las
caracterizan, manteniéndose muy impermeables a
las corrientes culturales y tipologías que han ido
surgiendo a lo largo de la historia.
La constante más característica que se aprecia
en todas las viviendas de la zona es que presentan
una estructura modular, que no siempre es estricta
ni idéntica, sino que se va adaptando a la forma de
la parcela, definiendo el frente de parcela, y por simple
repetición de módulos las dimensiones de la vivienda,
pudiendo presentar en fachada uno, dos, o tres
módulos o "cuerpos", que en las casa señoriales,
de mayor tamaño, pueden duplicarse presentando
de esta forma hasta cinco módulos, o más.
Por otro lado, la repetición de módulos
perpendiculares a fachada va determinando las
crujías, o cuerpos de casa, separados por arcadas
paralelas a fachada y entre si.
Articulando unos y otros, perpendicular a la entrada
principal en fachada el "paso de casa" o "cuerpo
de casa", dividido o segmentado por arcos en tantos
espacios como crujías y a través del cual se accede
a las distintas estancias de la vivienda.
Las dimensiones de estos módulos venían
marcadas por el empleo de la unidad de medida de
la época: la vara. La vara, en este caso la castellana,
es un listón de madera que media 83,54 centímetros,
y a la que se le hacían unas señales para poder medir
diversas fracciones de vara: la media vara, los 3/4,
1/4 y 1/8. Dimensiones a las que responden los
anchos y profundidad de la edificación principal y
de sus elementos constructivos.
El numero de módulos que presenta en fachada
una vivienda concreta se repiten de modo casi
constante en las viviendas colindantes y en casi
todas las que van a conformar el frente de manzana,
y en los demás frentes de la misma manzana. Con
una profundidad de la edificación constante del
edificio principal de la casa. El resto de edificaciones,
cuadras, pajares, hornos, etc, que componen la casa
se ubican con mayor libertad sobre la parcela.
Esta "igualdad" se refleja igualmente en sus
aspecto exterior, en la altura de su fachada,
presentando dos plantas de altura, o mejor dicho
planta y media, pudiendo apreciarse. En numerosos
ejemplos como en un frente de manzana la altura de
las casas se iguala en el alero del tejado aun cuando
no han sido fruto de un proceso de construcción
unitario.
Las fachadas de estas casas suelen ser lisas y
como ya hemos dicho de poca altura, con
composición de huecos simétrica respecto al eje de
la puerta, y realizada con materiales sin labrar que
provocan la necesidad de enfocarlas y encalarlas.
En este sentido en Añora, podemos encontrar un
bello ejemplo distintivo respecto del resto de
municipios de la comarca, las fachadas de tirillas,
en las que la piedra de granito presenta un labrado
incipiente que permite realizar una fabrica ligeramente
concertada con rejuntado y pintado de sus llagas,
que presentan un indudable valor estético
fundamentalmente por agregación de un número
relativamente importante de varias de ellas.
En cuanto a su programa funcional, la planta
baja de la casa se usa como vivienda ubicándose en
su edificación principal las distintas estancias, como
el hogar o estar, las alcobas o dormitorios familiares,
la bodega o despensa y la escalera de acceso a la
planta superior. Fuera de esta edificación principal
y con acceso desde el patio o corral, rodeando el
mismo se sitúan; la cuadra, el lavadero, el pozo, en
algunas ocasiones el horno y el pajar. En la mayoría
de las casas la edificación de la cuadra y pajar separa
el patio del huerto, en el que se puede encontrar el
gallinero, la cochinera o zahurda y el estercolero.
En las casas que dan a dos calles, normalmente
en la calle de menor importancia, considerada como
calle de servidumbre, se abre un segundo acceso a
la casa, por el que entran los carros y carruajes, este
suele ser de mayores dimensiones que la puerta
principal, y se le suele llamar cocherón si esta cubierto
por una edificación, portones, o "puerta falsa", en
le caso de no estarlo.
En el edificio principal de la casa, la planta superior
llamada cámara, caráma o doblado, es usada como
almacén de productos agrícolas, normalmente trigo
y cebada, como trastero y como secadero durante
el invierno y primavera de algunos productos cárnicos
procedentes de "la matanza" del cerdo; jamones y
tocinos. En sucesivas ampliaciones de la vivienda
detrás de los dos o tres cuerpos de casa en planta
baja se construía el "portal", un cobertizo abierto al
patio donde normalmente se ubica la escalera que
subía a la cámara. En las viviendas más antiguas en
el "portal" hay una cocina de verano y actualmente
este espacio se utiliza como estar, como zona donde
se realizan la mayoría de las labores domesticas y
culinarias.
El espacio que puede llamar más la atención de
estas casas es el hogar; suele ser el que cuenta con
más elementos decorativos, definido por uno de los
muros medianeros, al que se arrima el fuego, por dos
paredes laterales, casi siempre con vanos en arco,
y un arco rebajado, que separa el hogar del "paso
de casa", este arco suele estar decorado con
molduras.
El sitio donde se prendía el fuego estaba definido
por un rectángulo de piedra o ladrillo y una gran losa
adosada a la pared de fondo de un metro de altura
aproximadamente. Sobre esta piedra y en esta pared
de fondo se pinta de negro una zona trapezoidal con
su base pequeña partiendo de la piedra y la base
mayor enlazando con el borde del humero o chimenea.
A esta figura negra sobre fondo blanco se le llama "la
monja". Y al margen de su función como recurso
decorativo pretendía disimular la mancha que producía
el humo del hogar, que se usaba normalmente en
invierno para calentar la casa, empleándose la cocina
construida en el portal o en el patio para cocinar
durante todo el año. Gran parte del techo, en planta
baja, del modulo del hogar lo ocupa la campana de
la chimenea, en la que se colocaban una serie de
palos, empotrados en el muro de fondo o medianero,
sobre los que se colgaban los productos de la
matanza para su curado. También de uno de estos
palos se colgaban las "llares" o cadena de hierro
para sostener los calderos sobre el fuego.
Frente al hogar, en el lado opuesto del "paso de
casa", se ubicaba la cantarera o "vasar", este estaba
formado por unas estanterías de obra en forma de
nichos. El vasar era el elemento donde se
manifestaban los gustos decorativos personales de
los propietarios de la casa. También en el "vasar" se
exponía a la vista del visitante de la vivienda la vajilla,
jarrones y recuerdos de familia, de esta manera se
podía dar a entender cual es el estatus económico
de la familia que vive en la casa.
Pechuga de gallo, aceite de oliva virgen,
tomates maduros y sal.
- Lavamos y rallamos unos tomates.
- La pechuga, troceada en trozos grandes y con sal, la freímos en aceite muy caliente
para que se dore por fuera y quede blanda y jugosa por dentro.
- Si observamos que tiene mucho aceite, le quitamos un poco. En la misma sartén
con el aceite que le hemos dejado y la pechuga ya frita, le añadimos el tomate
rallado.
Lo dejamos freír y ponemos a punto de sal y acidez.
Es importante dejar la pechuga jugosa al freírla, porque después se cuece al freír
el tomate y se impregna de su sabor por dentro.
Al tomate se le quita acidez añadiéndole azúcar o sacarina.
Vino blanco (1 vaso de 1/3 litro),
aceite de oliva virgen (1 vaso de 1/3 litro),
huevo, harina, matalahúva, canela molida y azúcar.
- Se pone al fuego la matalahúva con el vaso de aceite, en frío a reguisar, teniendo cuidado de no quemarla.
La dejamos enfriar.
- Echamos en un lebrillo el aceite y la matalahúva, le añadimos el vino y lo movemos bien; le incorporamos
la harina, espolvoreada y poco a poco.
Trabajamos la masa hasta que quede fina y teniendo cuidado de que no esté dura.
La masa se trabaja amasándola con las dos manos sobre la mesa.
- Una vez bien amasada le añadimos el huevo y mezclamos bien.
- Con la masa hacemos unos rulos largos que luego cortamos en trozos de unos ocho o diez cm.
Extendemos los trozos con el rodillo hasta dejarlos muy finos y los vamos colocando sobre un paño hasta la
hora de freírlos.
- Se pone a calentar una sartén grande con aceite.
La temperatura del aceite tiene que estar en su punto, ni demasiado fuerte para que no se arrebaten ni
demasiado flojo para que no se pongan aceitosos.
Antes de echar el borrachuelo en la sartén doblamos dos de los lados y le damos la vuelta.
Los vamos sacando y escurriendo.
- Todavía tibios los borrachuelos los emborrizamos en azúcar y canela molida.
Antiguamente, una vez extendidos, había personas que los liaban en un canuto de caña y se freían enrollados;
de ahí el nombre de canutos en lugar de borrachuelos.
Hola a todos, noriegos y visitantes que estos días
de feria llenan en nuestro pueblo. Saludos y felices
fiestas.
A
1. A porrata: A medias, a cada uno lo que le
toque. Ir a porrata, es ir a medias en algo.
2. Abarrancao: Que no se puede levantar.
3. Abrochao: Persona apretada, algo bruta.
4. Aburao: Persona poco animosa, aburrida.
5. Aburrir: Aborrecer a los huevos o a las crías
en el sentido más ornitológico de la palabra. Como
diría Félix Rodríguez De La Fuente, queridos amigos
en los albores de la primavera cuando las hembras
de los pajarillos ponen sus huevos en los nidos, si
se ven amenazadas por la presencia humana, aburren
el nido y no vuelven dejándolo abandonado. Cuando
Francisco Pilar y su charpa eran pequeños y
encontraban un nido solían decir: ¡No lo toques que
si no lo van a aburrir! Tristemente hoy seguimos
viendo aburrimientos de nidos.
6. Acacirvar: Emborracharse
7. Acarear: Buscar algo y traerlo.
8. Acarajotao: Persona bobalicona o como se
suele decir "con mucha torta"
9. Acea: Leche mala. Por ej, cuando la leche de
vaca se ha puesto mala, se dice que está acea.
10. Acerillo: Cojincito pequeño y rectangular con
un bolsillo donde se ponían los alfileres y agujas y
se usaba de empleo para coser, “para subir la labor”.
Está aceptado el término acerico, pero en Añora,
siempre es acerillo.
11. Achular o achurar: Pillar o reservar un sitio.
No tiene nada que ver con la palabra chulo o chuleta
de barrio.
12. Adentros: Órganos interiores de los animales.
13. Agilibú: Falta de forma y espíritu en hacer
algo. “¡Qué poco agilibú tiene pá …!”
14. Agitao: Atracón de comer. “Con ese agitao
que á metió va a reventar seguro”
15. Ajoguiná: Falta de aire. Disnea.
16. Ajonguillá: Persona floja de ánimo, casi inútil.
Persona mal trazá.
17. Albañar o albañal: Término referente al
desagüe del agua o alcantarillas de los patios, corrales
o calles de nuestro pueblo. También se refiere al
chorrero en el suelo malhecho para la salida de agua
de lluvias.
18. Alcubilla: Esta palabra es sinónima de la
anterior.
19. Algotros: Abreviatura mal dicha de la
expresión: Algunos de otros.
20. Alicantrinas: Dicharachero en exceso.
21. Alicantiñas: Venir con enredos a alguien.
22. Almorzá: Puñao.
23. Almuerzo: En Añora, al almuerzo se le conoce
como la comida de media mañana, no la del mediodía
que es como se conoce fuera de aquí.
24. Ansia: Nausea.
25. Antiés/ Antesdeantiés: Antes de ayer/ El día
anterior de antes de ayer, es decir, hace 3 días.
26. Alusar: Peinar ligeramente o cepillar el cabello.
27. A m a r c i g u e r o : S e m i l l e r o . P e q u e ñ o
invernadero.
28. Apañar: Hacer el amor. En los animales, se
usan las expresiones: Primero se están tomando
(están en calor) y después se apañan.
29. Apaño: Algo pensado pero que no está bien
hecho.
30. Aparcería: Momento mejor del día que se
hace al mediodía en los bares noriegos con los amigos
y en buena compañía. Este término se extiende
también a otras poblaciones de la comarca. Fuera
de ella, se conoce como tapeo, liga o mediodía
simplemente. También se llama así al negocio que
llevan en sociedad unos hermanos, cuñados, parientes
o amigos.
31. Aparramá: Estar muy cansada, aplomá.
32. Apolargar: Prolongar en el tiempo.
33. Aporijao: Adoptado.
34. Apostema: Especie de tumor o bulto.
También se les dice a las mujeres embarazadas “se
les apostema la leche en el pecho”, se les queda
cuajada.
35. Aquietante: Abreviatura de: A cada instante.
36. Arco torreznero: Arco de la bodega a media
altura, ancho y derecho donde se colocaba comida
para guardar durante un tiempo, como podían ser
los torreznos y de ahí su nombre.
37. Armatoste: Trasto grande.
38. Arrapiñar: Robar.
39. Arrebañaeras: Ganchos para limpiar los
pozos, de tres y cuatro puntas.
40. Arrecío: Muerto de frío, pasmado.
41. Arremontón perrilla: Todos juntos, mucha
gente, apelotonaos.
42. Arremolinao: Hecho un montón sin orden.
“Estaban todos arremolinaos en la candela”
43. Arrepochingao: Sentado cómodamente y
sin muchas ganas de levantarse. Se usa cuando
uno no está trabajando, por ej. En una obra.
44. A r r e s c u ñ a r : A r a ñ a r . R a s p a r a l g o .
“Arrescúñale al culo de la olla pá que se le vaya el
quemao de la leche”.
45. Asaúras: Pulmones del cochino.
46. Aspear: Estar escocido. “Estoy aspeao en
esta pierna del roce de los pantalones”
47. Atajarrar: Se usa el gerundio “ir atajarrando”,
que es llevar o portar algo innecesariamente a lo que
no se le da uso. “Estuvo toda la noche para arriba
y para abajo atajarrando con la guitarra y no tocó
nada”.
48. Atentebonete: Estar lleno a rebosar, hasta
los topes. Que algo está tupío.
49. Atolondrao: Atontao, atontolinao. Aturdido.
50. Atontolinao: Atolondrado. Es sinónimo de
la anterior.
51. Atortillar: Dícese de la acción de aplastar un
cuerpo a otro de menor tamaño. “La cochina ha
atortillao dos lechones esta noche”.
52. Atrancogío: Acorralado.
53. Atrochar: Acortar un camino, coger un atajo.
54. Atrochis mochis: Andar por el campo sin
ningún camino concreto.
55. Aviar: Hacer de comer.
56. Avolunto: Antojo.
57. Azafate: Recipiente de cocina parecido a un
plato hondo o a un bol, pero más grande y donde
come toda la familia.
58. Azorbar: Atrancar.
B
59. Balda: Losa grande de piedra que se ponía
en la parte de arriba de una pared.
60. Balumba: Carga poco pesada y muy
voluminosa que puede hacer volcar un carro o
remolque, como por ejemplo, lleno de paja.
61. Bambo: Especie de camisola o camisón,
normalmente de tela fina utilizada en época estival.
62. Barbear: Asomar el hocico por encima de las
baldas de la pared para saltar y escaparse en el caso
de los animales.
63. Basilisco: Nervioso, inquieto.
64. Batua: Mucho trabajo, mucha faena, cuando
hay agobio.
65. Berrinche: Sofocón, disgusto. Ej. “Ha cogido
un berrinche por cuatro jigos pelotos”
66. Berrinchoncha: Hinchada, regordeta, fofa.
“¡Qué espinilla más berrinchoncha tienes!.
67. Berrionda: Palabra mal sonante, referente a
la calentura interna de un mujer. También se dice de
personas con sobrepeso o gordas. “Juan se ha puesto
berriondo”.
68. Besana: Línea. Por donde va el corte.
69. Bierga: Deformación noriega de bielda que
es un instrumento agrícola que sirve para recoger,
cargar y encerrar la paja, y que solo se diferencia del
bieldo en tener seis o siete puntas y dos palos
atravesados, que con las puntas o dientes forman
como una rejilla. En Añora la bierga no tiene tantas
puntas, normalmente, tres o cuatro.
70. Bodoco: Agujero pequeño. Por ej. “qué
bodoquitos más redonditos y bien remataos tiene
esta baberola”.
71. Bregar: Moverse sin parar. “Como no va estar
molío, si está tol día bregando en la cama”.
72. Brotar: Estar en celo. “Esta vaca está brotá”.
73. Bufaera: Bufanda o bragas para abrigar el
cuello.
74. Bujío: Sitio pequeño, oscuro y sucio. "Vivía
en un bujio de casa"
75. Bujo: Se dice de persona muy introvertida,
tímida y poco habladora. "El Juan Madrid, el que
escribe el diccionario noriego, es un bujo"
C
76. Cabalito: Palabra muy usada en Añora no
como algo que se ajusta perfectamente, sino como
un sinónimo de “que te lo has creído”. Por ej. “Mamá
que quiero que me compres ese juguete” y le contesta
la madre: “¡Cabalito!”.
77. Cachipurriano: Zoquete, gaznápiro.
78. Cachivache: Cacharro, trasto, chirimico.
79. Cachundar: Pegar, calentar, agredir a alguien.
80. Cacilba: Entre inocente y tonto.
81. Café bebido: Expresión utilizada cuando
queremos tomarnos un café rápido. “Oyes, párate
un momento, te tomas un café bebido y te vas”
82. Calcañar: Parte trasera del pie, o lo que es
lo mismo, el talón.
83. Caldereta: Palabra muy noriega referente a
un cubo, por ej de agua.
84. Calzones: Pantalones.
85. Camastrón: Perro, tranquilo. “Cómo no va
a estar gordo, si está hecho un buen camastrón”
86. Cámbara: Cámara. Piso de arriba de las
casas de nuestro pueblo.
87. Camisón: En Añora se usa este término
como sinónimo de camisa. Aparte de la prenda para
dormir, generalmente de mujer.
88. Campana: Parte baja y ancha de la chimenea
donde se coloca la matanza para ser cerrado.
89. Cancamusa: Pesao, tanto que llega a
molestar. “El Antonio Luis del Molderete está hecho
un buen cancamusa”
90. Cancho: Canto o borde blanco de la sandía.
También se utiliza para otras hortalizas.
91. Cantarera: Lugar alto donde se ponen los
cántaros de agua en una casa para que estén frescos.
92. Capirote: Trozo de tierra alrededor de una
lastra o árbol que se deja sin regar o sembrar por
ser de difícil acceso.
93. Cárabo: Pájaro.
94. Carajo: Lugar a donde mandaban a alguien
por no mandarlo más lejos, de paseo.
95. Cascaor: Que habla mucho y sin demasiado
sentido.
96. Cascaporro: Sol del mediodía en pleno
verano que te atiza en el morrillo si no llevas sombrero.
97. Cascarillas del Tio Lucas: Cosas sin
importancia.
98. Cascarrias: Pelotillas de heces que se
quedan pegadas en la piel o en los pelos cercanos
al ano.
99. Castillejo: Tacatá. Andador metálico o de
madera con asiento de lona y ruedecillas en las patas
para que los niños aprendan a andar sin caerse.
100. Catalinita: Pequeña ampolla producida por
el roce. “Al terminar las Olimpiadas Rurales me
salieron unas catalinitas en los pies por el roce de
las chanclas”
101. Caterva: Muchedumbre. Grupo de gente
chica.
102. Catre: Triángulo dibujado en el suelo en el
que se ponían monedas o bolos para jugar a los
bolos o a las canicas.
103. Cavaón: Alcaudón (tipo de pájaro).
104. Cenacho: Tonto. “So cenacho” es “so tonto”.
105. Cendal: Enreo o trasto viejo muy recurrío en
época de carnaval. También es una ocurrencia o
invento.
106. Chafarrá: Desgarre producido por los
colmillos de un verraco o cochino. También se
entiende como el pedazo que falta. “Menudas
chafarrás le hizo el verraco al Bartolomé de cá Juanito
Madrid, que casi lo mata”
107. C h a m b e r g o : A b r i g o t i p o a n o r a k .
108. Chambuerca: Inestable. Sinónimo de
changüenga. “Esta mesa está chambuerca”
109. Changao: Estar pachucho.
110. Changuengo: Inestable. “Ten cuidado esta
mesa está changuenga”
111. Chamera: Persona muy cariñosa, alegre,
besucona, abierta,… “Éste qué chamero es”
112. Chapeletera: Muchacha viva de carácter y
un poco jurguillas.
113. Charpa: Grupo de gente. Sinónimo de caterva.
114. Chasca: Hablar. Es muy utilizada la expresión
“Menos chasca y más trabajar”
115. Chicharra: Pequeña pinza metálica para
ondular el pelo, muy utilizado por las peluqueras.
116. Chichinabo: Minuencia, cosa sin importancia.
117. Chichiví: Pajarillo pequeño. También se usa
para referirte a algo que es muy pequeño. “Este niño
está tan chico que parece un chichiví”
118. Chinchar: Sinónimo noriego de lo que se
conoce popularmente como joder al compañero de
turno o molestar o importunar en el resto del territorio
español que habla más fino.
119. Chinero: Alacenas laterales por debajo del
vasero que están normalmente en el cuerpo del medio
de la casa, enfrente de la cocina y debajo de la bóveda
del medio. Su nombre proviene de que ahí se
guardaban los enseres de porcelana o de china que
se querían preservar durante cierto tiempo.
120. Chiquirritusino: Minúsculo.
121. Chirimico: Objeto pequeño.
122. Chirriflíos: Chillidos, gritos. Ej. No des esos
chirriflíos que vas a despertar a alguien.
123. Chochona: Gansa.
124. Chocolatera: Recipiente metálico de culo
ancho y liso con asa que se utiliza para calentar agua
en la candela.
125. Chol: Agujero hecho en el suelo para jugar a
los bolos.
126. Cholas: Criadillas. También existe como
sinónimo la palabra turmas.
127. Cholecito: Juego de canicas.
128. Chupón: Parte alta y estrecha de la chimenea
por donde sale el humo que antes ha pasado por la
campana (Ver definición)
129. Churrete: Sucio en personas o en ropas.
130. Churrumascar: Quemar.
131. Cicapatrera: Supuesta herramienta que
estaba compuesta de un pesado saco lleno de hierros,
que muchos niños de los 60 y 70 llevaban de la fragua
al taller y viceversa.
132. Cimborrio: Algo grande. “Peazo cimborrio
que has traído que no entra ni por la puerta”.
133. Cipote: Sinónimo de pene. Además, son muy
utilizadas las expresiones “ Y un cipote”, “¡Uy que
tonto del cipote!”
134. Coal: Piedra grande que cuando se hace una
pared se pone a media altura y ocupa todo el ancho
de la pared.
135. Cojombros: Son muy usadas las expresiones
“¡Uy cojombros! O ¡Qué cojombros! como sinónimos
de expresiones de todo tipo de estados de ánimo,
ya sean de alegría, sorpresa, indignación, …
136. Coleto: Estómago del cochino, del cerdo.
137. Colorín: Jilguero (un tipo de pájaro)
138. Collera: Lubio para una sola mula, no para
dos.
139. Combear: Cuando se hace una vaga o curva
en algo. En realidad, es combar, no combear como
si dice en Añora.
140. Comicalla: Babero de los niños pequeños
para que no se manchen cuando están comiendo y
que sirve para limpiarle la boca en caso de ensuciarse.
Suele ser de tela y en muchos casos con algún motivo
bordado.
141. Como el azogue: Muy nervioso.
142. Concursilla: Quiere decir conclusilla (proviene
de conclusión). Hace referencia la final o conclusión
de la columna.
143. Corcha: Gansura, pavo típico de los
adolescentes.
144. Corvejones: Parte de atrás de las piernas.
Gemelos.
145. Crujir el coleto: Es una amenaza popular
fuerte : "Como vengas por aquí te voy a hacer crujir
el coleto" o una frase para expresar
dureza. "Me hizo trabajar hasta crujir el coleto".
146. Coscurriente: Crujiente. “Qué torreznos más
coscurrientes me pusieron de tapa”
147. Cubertor: Manta gorda de invierno, cobertor.
148. Cubichera: Chabola, chozo, casa destartalá.
Refugio, madriguera.
149. Cuca: Intranquilidad que en los primeros
días de calor de la primavera producen las moscas
en las vacas que hacen que salgan corriendo con el
jopo empinado (ver def.). Se dice entonces “que
están cucando”. En Añora, hay un paraje conocido
como el “Cerro del cucaero”
150. Cuchitrí o cutrichí: Sitio pequeño del patio
o de una casa, favorito de uno, que en muchos casos
es como si fuera de propiedad. “Está metía en tol
cuchitrí como si no tuviera casa”.
151. Culumbrillos: Hombros, subir a hombros.
152. Curiana o coriana: Cucaracha pequeña.
D
153. Dar capote: Llegar tarde a comer.
Normalmente suele ir acompañado de una riña por
parte del que espera, en mi caso suele ser mi madre
que es la que hace la comida.
154. Dar jiga: Dar envidia.
155. Dar o meter castopa: Meterse con alguien
o tirarle los trastos a otra persona. Ver también las
definiciones de chinchar y meter juncia.
156. Dar un flete: Limpieza a fondo, usada para
la limpieza corporal y para la limpieza de las casas.
157. Dar un sosquín: Dar un leve golpe,
normalmente en la cabeza. Muchas veces se usa
como una llamada de atención.
158. Darse pisto: Echarse flores continuamente
uno mismo.
159. Darse una mitra: Dar una guantá a alguien
o darse un porrazo, tener una caída. También se
utiliza mucho la expresión darse un porretazo, que
da la impresión de ser más que un porrazo.
160. De repateta: De memoria, de rechupete.
161. Deíles: Cáscaras de bellotas colocadas en
los dedos para coger aceituna. También los hay de
metal hechos en la fragua, aunque duren más estos,
son más aconsejables los de bellota, porque entre
otras cosas pesaban menos.
162. Demontre: Expresión utilizada para cuando
ocurre algo que no te lo esperas. “Uy qué demontre”.
163. Dequeíto: Despacito, con sigilo. Ej: “Ve
dequeíto para que no se despierte”
164. Desbarajuste: Lío, desorden, entropía
máxima.
165. Descuajaringao: Muy roto, muy estropeado.
166. Desfabazar: Deshacerse.
167. Desguarramillao: Deslomao. Solemos decir
“esguarramillao” y no tiene nada que ver con el Río
Guadarramilla.
168. Destartalao: Sinónimo de descuajaringao.
169. Desfabazar: Deshacerse.
170. Dioseque: Al parecer.
171. Disfarear: Enloquecer, decir tonterías.
172. Disponeor: Que todo lo quiere disponer,
aunque no le incumba.
173. Dolorío: Inútil e infeliz.
174. D.K.V.: Modelo de coche de la marca
Mercedes. En Añora, una DKV, es un taxi y viene
porque el taxista tenía un coche así con el que llevar
a las personas del pueblo, tanto que se les conocía
como el Antonio de la DKV y Juan el de la DKV.
E
175. Embazuscar: Embadurnar, untar. “Lo
embazuscó de mantequilla”.
176. Emborrizar: Rebozar. “Qué bueno está el
bacalao emborrizao que hace mi madre”
177. Embuar: Embudar. Pasar por la máquina de
embutir la masa para hacer los chorizos o la morcilla
y que sale por un embudo donde se coloca la tripa
para ser llenada.
178. Empalar: Muy usado en la brisca (juego de
cartas) para cuando echamos cartas del mismo palo
y superiores a una carta anterior.
179. Empendolar (o su reflexivo Empendolarse):
Acelerarse la oxidación del carbono, es decir
acelerarse la combustión, avivarse el fuego. Decimos
en la Fiesta de la Candelaria "El candelorio ya se ha
empendolao, ya no hay quien lo apague". "Esto se
ha empendolao y no lo apaga ni Jose Mª El Loco,
con su camión de los bomberos"
180. Empleita: Correa de esparto con la que se
envuelve la masa de la que se hace el queso. Su
nombre aprobado por la RAE es pleita.1
181. Encarruchar: Encarrilar algo, ponerlo recto
o empezar a hacerlo bien.
182. Enchambuercar: Echar una ronda de bebida
a los aparceros del momento. “Enchambuércanos
otra vez”.
183. Enchillao: Artesonado de una casa.
184. Enchoclar: Quedarte o adjudicarte algo sin
merecérselo. Ganar.
185. Endirgar: Orientar geográficamente a alguien
que se encuentra perdido. Indicar una dirección o
lugar a quien no sabe.
186. Enforruscao o enfurruscao: Enfadado.
187. Engatusar: Convencer, entretener,
camelar,…
188. Engüerar: Dar calor al huevo hasta que salga
el pollito, por parte de un ave.
189. Engurrutao: Retorcido e inmóvil.
190. Enjoto: Capricho. “Qué enjoto tienes con …”
Significa qué encaprichado estás con ello o cuántas
ganas tienes de tenerlo, pero de una forma un poco
obcecada.
191. Enjuto: Seco, delgado.
192. Enrratonarse: Enclaustrarse, no salir para
casi nada. “Cómo estará su cuerpo después de salir
anoche, que lleva todo el día enratonao en su
habitación”.
193. Enrramá: Parte trasera de las casas donde
se ponía la leña y también, terreno techado donde
se meten vacas, ganado, paja o enseres.
194. Ensangraúra: Ingle de la mujer.
195. Entenguelerengue o entenguerengue: Se
refiere a cuando algo está a punto de caerse de un
sitio o poyete y no se cae, se mantiene en equilibrio.
196. Entremiso: Mesa alargada de madera, con
una ligera pendiente, que termina en punta y con
bordes para hacer el queso.
197. Entresijo: Parte comestible del cerdo muy
grasienta que une las tripas entre sí.
198. Entrucharse: Que se le va la “pinza o la olla”
y se pone cabezón. Que está de morros. “Éste hoy
está entruchao”.
199. Envainarse: Mandar de paseo a alguien o
que se va todo al carajo. “Anda y que te envainen”.
200. Envinculá: Persona inválida, impedida.
201. Es mester perejiles: Expresión equivalente
a “manda huevos”
202. Esatentao o desatentao: Asustado, que
viene con los ojos como platos.
203. Esatinao: Muy contento.
204. Esbozo: Parte de la sábana que se dobla en
la cabecera y envuelve la manta. Hasta hace unos
años y continúa en algunas casas, es la parte más
utilizada para bordarla en las sábanas del ajuar.
205. Escamujar: Quemar un poquito y podar
levemente un árbol.
206. Escandilazo: Rayo de sol a primera hora del
día nublado y gris de invierno que anuncia abundantes
lluvias. Hace que se vea el arco iris al oeste, cosa
atípica pues el arco iris siempre se ve por el este y
después de la lluvia, de ahí el dicho: “El arco iris por
poniente, suelta la yunta y vente”
207. Escuclar: Separar las cosas que me gustan
de las que no, por ejemplo en un plato de comida.
208. Escurrinderas: Tobogán.
209. E s f a r a t a r o F a r a t a r : D e s t r o z a r o
descomponer algo, por ej. “cuando al principio de la
cruz a las mujeres cruceras no le gustan lo que han
puesto faratan la cruz”.
210. Esfrasío o desfrasío: Trozo de tela
deshilachado por un lado.
211. Espejuelo: Sinónimo de azulejo. Es un término
especialmente noriego y endémico, pues sólo se
utiliza en Añora.
212. Estercolero: Espacio que había en cada casa
donde se tiraba toda la basura de personas o animales.
F
213. Fanfurria: Restos de suciedad. “Límpiate la
fanfurria”
214. Filosera: Aspecto físico desaliñao. “Este bar
tiene una filosera…”. Proviene de filoxera,
(Dactylosphaera vitifoliae) que es un insecto
emparentado con los pulgones y un parásito de la
vid, que la seca y le produce la enfermedad que lleva
su nombre.
215. Figurar: Suponer. “Me lo he figurao” significa
“Me lo he supuesto”
216. Fondinga: Mala suerte. También hace
referencia a tener mal aspecto, un poco desaliñao,
malas pintas. “Anda que éste no tiene mala fondinga”
217. Frangollo: Que hace las cosas a la carrera
y mal hechas.
218. Furciao: Roto, estropeao. “Este cachivache
sá furciao de nuevo” (Se ha vuelto a romper).
G
219. Ganita que briegue: Es una tontería que
luche por conseguirlo.
220. Gargoritas: Burbujas que salen del jabón.
221. Garinbolos: Garbanzas.
222. Gata paría o burra peyonda: El que tiene o
hace cosas que sorprenden por su ineficacia. “Este
niño hace cosas de la gata paría”.
223. Golismero: Alcahuete. Cotilla. Proviene del
verbo “goler” que es oler mal dicho.
224. Golpe: Lugar donde se siembra algo. “Voy a
poner dos tomateras de nuevo porque se han perdido
dos golpes”
225. Grijero: Grillo.
226. Guarrazo o guajarrazo: Caída inesperada,
golpetazo.
227. Gurrumino: Agarrao, tacaño, de la
hermandad del puño cerrado. Que tiene familia en
Cataluña.
228. Gustosón: Niño pequeño y a veces grande
que está pasado de gusto, que se le consiente todo
lo que pide. “Niños como zapatos, criaos con las
abuelas, pos así están, pasaítos de gusto”
H
229. Hablarse: Ser novios, ennoviarse. “El chico
de cá … se habla con la grande de cá …”
230. Hacer la mascurria: Masticar mucho un
alimento que no te gusta. Darle vueltas al bolo en la
boca.
231. Hacer un pie aguas: Venir de perilla, venir
bien. “ Esto me ha hecho un pie aguas”
232. Haza o jaza: Pequeño trozo de tierra estrecho
y largo procedente de una herencia o partición.
233. Histalache: Local pequeño y de mala forma,
hecho como de un modo provisional.
234. Hortera: Fiambrera. El diccionario de la RAE,
la define como una cazuela de palo, sin embargo,
en Añora, se usa como sinónimo de fiambrera, tanto
metálica como de plástico y se utiliza para meter el
fiambre de la matanza y llevarlo al campo.
235. Huevo: Chichón.
I
236. Irse de candaina o gandainas: Irse de fiesta.
J
237. Jamacuco: Síncope.
238. Jandosca: Oveja que pare por segunda vez.
239. Jaragán: Holgazán.
240. Jaragüey: Pajita del campo que se te clava
en los calcetines y molesta un montón.
241. Jarapillao: Persona mal vestida. “Viene del
tó jarapillao”.
242. Jarapillas: Parte baja de la camisa que sale
por fuera del pantalón. “Tener las jarapillas fuera”.
243. Jarrear manteca: Sinónimo de meter juncia.
244. Jarreñal: Pequeño trozo de tierra en las
afueras del pueblo.
245. Jato: Comida o ropa que los trabajadores
llevaban al campo cuando iban a pasar una
temporada de trabajos. También se usa para el día
a día.
246. Java: Pie grande. “Menúa java tiene”
247. Jervío: Estar llenísimo, a rebosar. Sinónimo
de atentebonete. “En las cruces, se pone el pueblo
jerviíto de gente”
248. Jesa: Dehesa. “El puente la Jesa”
249. Jícaras: Cada una de las partes en que se
divide una tableta de chocolate.
250. Jigoncio: Persona floja e inútil.
251. Jipio (Hipios de Hipo): Suspiros, sobre todo
después de llorar. Ej: “Estaba dando unos jipios que
se trasponia”
252. Jitera: Harta o en el argot noriego, jarta.
253. Jociquear o jocicar o jocinar: Caerse de
boca.
254. Joeca: Expresión de sorpresa y enfado.
Eufemismo de joder.
255. Joguina: Asma.
256. Jondear: Echar fuera. Tirar algo.
257. Jopo: Rabo. “Salió con el jopo pá arriba”.
También se utiliza como sinónimo de la expresión:
¡Fuera de aquí!
258. Juanlanas: Persona trocha, poco capacitada
para hacer algo.
259. Julepe: Dar un repaso a algo o alguien.
“Menudo julepe le están dando”.
260. Jundición: Roto o estropeado al máximo, no
tiene arreglo. “Lo dejao solo un momento solo y qué
jundición má echo”
261. Jurguetear: Hurgar, toquetear algo sin mucho
conocimiento de lo que se hace. “Ha roto el video
porque le estuvo jurgueteando”
262. Jurguillas: Dícese de la persona que le gusta
meterse en todo y chinchar a los demás.
263. Justillo: Sujetador o similar.
264. Jute: Se utiliza en infinidad de ocasiones y
en multitud de contextos, pero una de las expresiones
más conocidas, es la de “jute de aquí”, que significa
echar fuera, irse.
L
265. La olla Dios sin cobertera: Demasiado,
muchísimo, sin límite. “Esto está rebosandito, como
la olla Dios sin cobertera”.
266. Lamparón: Mancha grande en la ropa. “Uy
qué lamparón te has hecho en la falda”.
267. Largol: Lo que mide una cosa a lo largo, la
largura que tiene. “Anda Sabino, dime el largol del
hierro ése de la portería”.
268. Lavao y puesto: Expresión utilizada para
cuando te pones algo de ropa de un modo continuo
durante varios días, “estos pantalones son lavaos y
puestos”. Se usa cuando tienes prisa por ponértelos
y se te han ensuciado.
269. Lejío: Ejido. “La cruz del lejío San Martín”
270. Lince: Espabilado.
271. Liñuelo: Tornillo. Por ej. se usa mucho “Te
falta un liñuelo”
272. Lo único o lo uniquito: Lo que ocurre… o lo
que pasa … . “lo único es que no puedo ir” significa
“lo que pasa es que no puedo ir”
273. Losa: Enorme piedra de granito cuadrangular
sobre la que se echa candela en la cocina. En otros
sitios, se llama piedra de quemar. También es la
piedra de la acera delante del umbral.
LL
274. Llueca: Gallina que engüera. Proviene de
clueca que derivó en llueca
M
275. Macholejo/a: Chica que se juntaba mucho
con los chicos y que hace cosas más comunes del
seco masculino.
276. Madres: Útero de la hembra animal.
277. Mandar a las canas: Mandar algo muy lejos,
por ejemplo en el pingané.
278. Mantas: Grasa del cerdo de la cavidad
abdominal que se usa para hacer la morcilla.
279. Mantesa: Salvaje, malo/a.
280. Maquea: Insistencia obsesiva. “Siempre está
maqueando la misma historia”
281. Maranga: Bicho monstruoso que habita en
los pozos noriegos y que es el terror de los niños
que se asoman a él. Es un cuento que los padres le
cuentan a los niños para que no se asomen a los
pozos. “Ten cuidado a ver si viene la maranga”
282. Marrano: Piedra grande y larga que atraviesa
diametralmente un pozo.
283. Marrarse: Equivocarse, “mé marrao al
contarte esto”. También usado con el significado de
esquivar obstáculos, por ej. “marra bien esa piedra
pá que no te caigas”.
284. Martingala: Retahíla de cosas.
285. Mascurria: Mandíbula del cochino.
286. Matalotajes: Especias de la matanza.
287. Material: Cuero que se emplea para fabricar
zapatos, bolsos o cinturones. Suele dar calidad al
producto. “Estos zapatos son de material” (son más
buenos de lo normal).
288. Matraca: Aparato ruidos compuesto por una
tabla de madera con unas bisagras y tiradores que
al moverla hace un ruido muy escandaloso. Salía
una vez al año, el Viernes santo, ya que ese día las
campanas de la iglesia no se tocan y por eso se dice
“eres más perro que la matraca que sale una vez al
año y porque la sacan”, o sea, que trabaja menos
que los Reyes Magos. Es una palabra muy usada en
todo el territorio nacional.
289. Medras: Espinillas. Acné juvenil.
290. Melindroso: Es una versión vallesana del
noriego picajoso que es un delicado pá comer.
291. Merendilla: Es la merienda en Añora. Son
los dulcecitos de media tarde o lo más típico hace
años, pan con chocolate.
292. Merienda: En Añora, la merienda es la
comida equivalente al almuerzo fuera de aquí.
293. Meter juncia: Expresión sinónima de chinchar
(ver definición) o picar a alguien.
294. Miliquinientas: Que lo tiene todo al completo.
“Algo que viene con todas sus miliquinientas”.
295. Mistos: Cerillos de fósforo.
296. Mojete: Picadillo típico noriego de la época
estival compuesto por distintos tipos de verduras de
la huerta desde cardillos, tomates o habichuelillas.
Puede añadírsele también atún, huevo cocido…
297. Momio: Limpio, sin coste o gasto alguno.
Cuando no tienes gastos extras, se suele decir “lo
que gana es todo momio”.
298. Momios: Intestino delgado del cochino.
299. Mondongo: Intestino grueso y ano del
cochino.
300. Monsergas: Palabra sinónimoa a la expresión
“cuentos chinos” o explicaciones superfluas para
conseguir algo. "No me vengas con monsergas que
no te creo"
301. Moquero: Trozo de tela o papel también
llamado pañuelo. Actualmente se utiliza un término
más moderno y forastero que es clínex (kleenex).
302. Moromurcio: Serio, abstraído, callado, sin
gracia.
303. Mosca cojonera: Persona pesada con
demasía.
304. Mosico: Coscurro de pan.
305. Murilla: Piedra de granito en forma de trapecio
invertido incrustada en la pared de la cocina sobre
la losa donde se echa la candela.
N
306. Natura: Vagina de los animales.
307. Navegar: Trabajar. “No para, siempre está
navegando en su casa”
308. Názura: Parecido al requesón o natillas, que
resultan de mezclar leche con el suero hervido de la
elaboración del queso.
309. Ni pajarera: Ni la más remota idea de algo.
310. Niales: Nidos de las gallinas. También se
utiliza para cuando nos encontramos algo que
pensábamos que estaba perdido. Por ejemplo, un
nial de dinero
311. No estar muy católico: Expresión utilizada
cuando no se tiene ganas de trabaja hacer algo un
día, o cuando uno no se levanta muy bien de salud
o estado de ánimo. “Hoy no mé levantao yo mú
católico”.
312. Nochebueno o arrimaízo: Leño de grandes
dimensiones que se pone en la candela, para que
dure mucho tiempo encendido, como por ejemplo
en la noche de la cruz.
0
313. Ogaño: Este año. Proviene del castellano
antiguo.
314. Ovas: Algas que salen en las albercas.
P
315. Pachucho: Poco enfermo.
316. Pajarilla: Bazo del cochino.
317. Pajizo: Color de piel entre blancucino y
moreno. “Este verano estoy pajizo, no he tomado
mucho el sol”
318. Palo jumero: Palos que atraviesan la
chimenea de un lado a otro para colgar en ellos los
palos del embutido de la matanza. Están negros del
humo y de ahí, jumero. “Esto está más negro que el
palo jumero”.
319. Palo morcillero: Cada uno de los palos
donde se colocan las morcillas y los chorizos que a
su vez son colocados en los palos jumeros para la
curación del embutido.
320. Pamplinas: Cosas sin importancia. “Eso que
te pasa son pamplinas”. También a las personas
enreosas se les llama pamplinas o pamplinosos.
“Estás hecho un buen pamplinas”
321. Pandereto: Mozo un año menor que el quinto
y que ese año coge la pandereta para que luego sea
medido al año siguiente.
322. Panduerco: Lelo, bobo, tonto
323. Paparo: Despectivo.
324. Papeles: Muy usado en la brisca (juego de
cartas) para cuando echamos cartas que no puntúan.
325. Papelero: Pelotillero.
326. Para siempre: Patatús sin remedio. Infarto.
327. ¿Parece que …? : En noriego se utiliza para
preguntar. Es un sinónimo de ¿por qué?
328. Parramplón: Tranquilón, muy parado.
329. Pasguate: Lelo, bobo, tonto. Ej. “Está como
un pasguate ahí mirando”.
330. Pataleo: Berrinche de un niño pequeño de
forma expresiva.
331. Patatúm: Patatús, shock.
332. Patuleta: Persona torpe en movimiento y en
hacer cosas.
333. Pelaje: Aspecto físico. Sinónimo de filosera.
“Vaya pelaje que tiene el perro”.
334. Pelfa: Paliza. “Madre mía, la pelfa que má
metío jugando a la brisca”.
335. Peloto: Inmaduro para el caso de la fruta o
de las hortalizas. “Este tomate está peloto”, para
referirse a un tomate verde.
336. Pejiguera: Persona algo pesadita que jarta
mucho, algunas veces insoportable.
337. Percal: Idea. “Se le ha visto el percal = Se le
ha visto la idea”
338. Percudío: Sucio, viejo por el uso. “Esa camisa
está muy percudía”.
339. Perder el hilván: Es perder el hilo de algo,
por ejemplo, cuando estás en una conversación,
charla, conferencia …
340. Pericotales: Alcahueteos.
341. Perigallo: Similar a una honda para lanzar
piedras hecha de esparto o de pita (guita). Existe
como tal en la RAE, aunque no se utiliza mucho
actualmente en Añora.
342. Perilla: Llave o interruptor de la luz suelto,
sin estar fijo a la pared. Suele estar enganchado solo
al cable y tiene un pulsador que es el que hace de
interruptor.
343. Periloto: Muy ignorante, medio tonto.
344. Periquito: Aspersor de agua. “Este bar ha
puesto periquitos para la feria”.
345. Pestoso: Que está de malhumor y todo le
sienta mal. También se le dice a los niños pequeños
que lloran por todo. “Hoy está de pestoso”. No tiene
nada que ver con el mal olor de alguien.
346. Petera: Idea obsesiva.
347. Pez barrigón: Renacuajo.
348. Picajoso: Delicado en exceso, normalmente
delicado para comer. “A este niño no le gusta ná,
¡qué picajoso que es!”
349. Pichaque: Raigón en la dentadura.
350. Pichote: No sabemos exactamente quién fue,
pero tuvo que ser mú tonto, porque se utiliza
muchísimo la expresión “más tonto que pichote”.
351. Pintar: Sembrar garbanzos, coles, patatas …
352. Pipenda: Persona muy graciosas y
e x t r o v e r t i d a ,
s i m i l a r
a
dicharachera. "María está hecha una buena pipenda"
353. Pipiricoja: Ir a pata coja. Dar saltos con una
sola pierna.
354. Piyiyi: Pinza del pelo para sujetar el rulo.
355. Pochincha: “Jartita” de comer.
356. Ponzoña: Morrería. “Está con la ponzoña de
que vaya a su casa”
357. Por matas y por rozás: Deformación de “con
matas y por rozar”.
358. Porraúra: Herida hecha con un golpe.
359. Potosí: Palabra referente a la riqueza que
alguien posee y se refiere a la mina del Potosí (Bolivia).
Ej. “Le ha costado un Potosí”.
360. Poyete: Pequeño trozo de pared o de
estantería usado para colocar algo encima. “Pon esto
en lo alto del poyete”.
361. Prenda lerenda: Persona demasiado viva,
tirando a sinvergüenza.
362. Primala: Oveja que pare por primera vez.
También vale para otro tipo de animales como
cochinas.
363. Presto: Pronto. Antiguamente se usaba
mucho en el pueblo. Proviene del latino tardío,
praestus.
364. Pugiede: En permanente malhumor.
365. Puñetero: Sinvergüenza.
366. Puño: Comer de puño: Expresión utilizada
para cuando se come de fiambre, salchichón, queso,
jamón …
Q
367. Que pa qué: Coletilla utilizada al final de una
frase y que significa mucho, en demasía, un follón.
368. Quinto: Mozo que se va a incorporar a filas.
R
369. Rabaílla: El culete de la canaílla. Referente
al cóccix.
370. Randa: Carrera de una media o panty de las
piernas.
371. Raspajilando: Corriendo, que va deprisa.
372. Rebullir: No puedes ni rebullirte, no puedes
ni moverte. Suele pasar después de un atracón de
comida.
373. Rechistar: Responder, replicar. “Vete a la
cama sin rechistar”
374. Rechoncha: Niña con un poco de grasa de
más.
375. Recoveco: Rincón o lugar poco visible. Ej:
Esta casa está llena de recovecos.
376. Recuacarse: Arrepentirse, retractarse,
echarse para atrás, por ej. en un trato.
377. Recular: Echar pá tras el culo al estar
sentado.
378. Relleno: Morcilla de color amarillo que se
hace en ciertas fiestas a base de jamón, pollo, huevo,
azafrán …
379. Remate: Fiesta que tiene lugar al final de la
temporada de recogida de la cosecha, por ejemplo
de la aceituna.
380. Renquear: Andar o moverse como renco,
oscilando a un lado y a otro a trompicones. En Añora,
sin embargo, renquear significa cojear. Por ej. “Fue
renqueando hasta la silla”.
681. Reolla o rejolla: Cañada.
682. Repampinfla: Se dice cuando a algo no se
le da importancia. "Eso me la repampinfla".
383. Repanocha: Personas o actos algo
excéntricos o fuera de lo común, fuera de lo normal,
tanto bueno como malo. “Juan es la repanocha”. Un
sinónimo también recogido en la RAE es “ser la
monda”
384. Reparandera: Que quiere arreglar lo que no
le incumbe, entrometida.
385. Repiciata: Mozuela contestona, respondona,
republicana. “Es más chica que un zapato y lo
repiciata que nos ha salido”. También en masculino
es muy utilizado “qué repiciato se pone en las
olimpiadas”
386. Repílfora: Mujer de vida alegre.
387. Resencio: Rocío de la mañana.
388. Resnear: Rozarse con algo por estar
desinquieto. “Deja ya de resnear en la silla y vete a
dormir”.
389. Retortullúo/a: Apretao, gordito, lustroso.
“¡Ajai que muslos tiene la niña!, ¡ay que retortullúa
está!”
390. Reventar como un ciquitraque: Expresión
muy utilizada para situaciones en las cuales uno ha
comido más de la cuenta, más de lo que le pertenecía
y está “jartito” de comer. “Madre mía, cuánto has
comido hoy, que vas a reventar como un ciquitraque”
391. Rifirrafe: Tener una pequeña riña o
desacuerdo con alguien. "He tenido
un poco rifirrafe con Juan”.
392. Ripios: Sobras, desperdicios.
393. Ristra: Pequeño grupo de cosas, por ejemplo
de ajos. También se utiliza mucho la expresión “te
voy a dar una ristra de palos” cuando se le va a pegar
o castigar a un niño.
394. Rochera: Persona que sale y trasnocha
mucho.
395. Ropón: Abrigo o chaquetón largo.
S
396. Sajuciar: Dar a luz. “Por lo visto qui que la
de cá … está sajuciando ahora mismito”
397. Salao: Salazón que realizaban los pastores
con carne de oveja vieja que se dejaba secar al sol
recubierta de sal, al estilo del bacalao. Antes de que
se inventara el frigorífico se aprovechaba así la carne
de la oveja vieja puesto que los corderos eran todos
destinados a la venta.
398. Salir jopeando: Proviene de jopo (rabo) y
significa salir pitando de un lugar con el rabo entre
las patas.
399. San salío las madres: Expresión referente a
cuando se le sale la matriz a una cochina o guarra
de cría.
400. Sapear: Proviene de apear. Salirse por la
tangente. También se utiliza como sinónimo de la
expresión “bajarse de algún lugar”.
401. Saquito: Jersey fino, no muy gordo, de manga
larga.
402. Sardina: Geranio.
403. Sares: Cadena que cuelga en la chimenea
en la que se coloca la caldereta con agua sobre la
candela de la cocina para tener siempre agua caliente.
404. Sarpullío: Reacción alergica en la piel.
405. Saturdir: Quitarse el bulto o algo de encima.
Algo que no se va. “Tiene una borrachera que no se
saturde”
406. Saure: Autobús. Esta palabra es de la primera
mitad de siglo, y ahora está en desuso. “Ha cogido
el saure para ir a Pozoblanco”.
407. Sejar: Echar pa`tras. Retroceder.
408. Sénico: Nervioso, hiperactivo. “Este niño está
sénico perdío”.
409. Ser más tonto que Abundio o Ser más tonto
que Pichote: Ser muy tonto.
410. Ser más trocho que Apolo: Ser muy Torpe.
411. Serresina: Lo que queda de un sitio después
de haber pasado una auténtica revolución
demoledora, por ejemplo, lo que queda de un huerto
después de pastar unas vacas escapadas.
412. Sobrasar: Menear con la paleta de hierro el
brasero de picón.
413. Sobrino de bragueta: El marido de una
sobrina carnal.
414. Socarrinas: Persona irónica en exceso. “El
de la Justa de cá David está hecho un buen
socarrinas”
415. Socolar: Quitar con tijeras las cascarrias a
la oveja en primavera. Este trabajo lo realizaban los
pastores para que las ovejas tuvieran sus partes
traseras limpias y el carnero las pudiera “apañar” sin
complicaciones.
416. Soliviantar: Inquietarse, estar nervioso.
417. Songo (o jongo): Ganso gansísimo. También,
se usa cuando uno está pachucho, un poco enfermo.
418. Soponcio: Acaloramiento o mareo.
419. Sostenes: Sujetadores. La diferencia con el
resto del territorio español, es que en Añora y en el
valle, se usa en plural, además de sostén, se usa
más sostenes.
420. Suerte: Pequeño trozo de tierra, cercado
normalmente por una pared, procedente de una
herencia.
T
421. Tajaíllas: Carne picada y adobada con
especias que es la masa de la que se hace el chorizo.
Se fríen antes de “embuarlas” para ver si han cogido
el saber adecuado.
422. Támaras: Partes de las ramas de los árboles,
normalmente de las encinas, que es el árbol noriego
por excelencia, que no son pequeños pero tampoco
de mucha envergadura a las que ya se les han caído
las hojas.
423. Tantos: Son la sota, el caballo y el rey en el
juego de la brisca.
424. Tara: Hueso de la pata de un cordero que
tiene cuatro caras y que da nombre a un juego ya
en desuso. El juego constaba de un pinche (guijarro)
y de cuatro taras (huesecillos de cordero). El objetivo
es conseguir el máximo de puntos. Los puntos se
consiguen poniendo las taras en vertical apoyándose
en una de sus cuatro caras que tienen distinta forma
y que se solían pintar de diferentes colores. El juego
consta de tirar el pinche para arriba y antes de que
caiga al suelo, hay que mover las taras y ponerlas
sobre una de sus caras. Normalmente las caras que
más puntuaban eran las laterales porque son más
difíciles de mover y por tanto de dejar en la posición
indicada.
425. Tarretear: Alborotar en demasía.
426. Teco: Zurdo.
427. Techao: Porche trasero de las casas o
cualquier techo abierto al aire, que se suele utilizar
como cochera.
428. Telerillo: Tela mosquitera.
429. Temer más que a una esparnúa: Derivación
noriega de “temer más que a una espada desnuda.
Se utiliza mucho cuando se le tiene miedo a alguien.
“Te temo más que a una esparnúa”.
430. Tenderse un rato: Acostarse o tumbarse un
rato, no tiene nada que ver con tender la ropa.
431. Tener buena encarnaúra: Cicatrizar bien.
432. Tener un perro cogío: Dolor agudo en un
punto concreto.
433. Tener pelusa: Tener celos de alguien o de
algo.
434. Tener torrija: Tener torta, pavo: “¡Qué torrija
tienes hijo mío!
435. Tenguerengue o tenguelerengue: Algo que
está a punto de caerse y mantiene el equilibrio
difícilmente. Es sinónimo de “tente mientras cobro”.
Por ej. “Ten cuidado con eso que está en
tenguerengue y se va a caer de un momento a otro”.
436. Tente mientras cobro: Expresión referente
a cuando algo está al borde de caerse, por ej. en un
poyete.
437. Tentemozo: Palo de madera que sujeta un
carro para que se quede recto cuando está parado.
Se llama así porque es sirve para mantener algo tieso
(tente tieso y tente mozo). Esta palabra existe como
tal en la RAE, pero la ponemos aquí porque está en
desuso, como los carros.
438. Terno: En Añora y en el valle, esta palabra
se usa como sinónimo de muda. “Me he echado un
terno de ropa pá pasar el fin de semana de las
cruces”. Terno viene de tres, que son las partes que
lo componen, pantalón, chaleco y chaqueta, u otra
prenda semejante, hecha de la misma tela.
439. Tiquismiquis: Persona meticulosa y detallista.
440. Tiraor: Tirachinas compuesto de una
estaquilla (de madera de olivo), gomas (de recámara
de bicicleta y según estudios de D. Fco. Pilar Ruiz
en los 70 y los 80 a una muestra de 300 recámaras,
eran mejores las rojas que las negras) y correílla
(hecha de material (cuero) de un cinturón o zapato
viejo donde se coloca el chinato).
441. Tollina: Paliza, zurra, una manta de palos.
442. Tomizas: Cada uno de los trozos en los que
se divide una cuerda o soga.
443. Tongá: Ronda, tanda. Por ejemplo, al freír el
lechón, “vamos a freír la segunda tongá de lechón”.
444. Toril: Pequeño superficie de tierra cercada
por una pared de piedra donde se metían los toros
u otros animales.
445. Torreznero: Escurridor de grasa de los
torreznos.
446. Trajinar: Trabajar mucho sin que te cunda.
Querer avanzar y no poder. También se refiere de un
modo más rural a hacer el amor.
447. Tranfullería: Sinónimo de trampa en el
noriego parlante.
448. Tranquilla o trancailla: Se usa mucho la
expresión “echar la tranquilla” para cuando queremos
cerrar la puerta o cerrar el paso a algo o a alguien.
449. Trápala: Chapuzas.
450. Trascamundarse: Perderse. “Me he
trascamundao al contar los puntos del encaje”
451. Traspuntá: Cortá o cortada. Se utiliza mucho
para la leche. “Esta leche está traspuntá” (cuando se
ha cortado).
452. Trasto o traste: Trozo de regaliz.
453. Trastolero/a: Desinquieto. “Uy, qué niña más
trastolera está hecha”
454. Trechereta: Voltereta o vuelta a la campana,
tanto palante como patrás. “La Maribel la peluquera
se ha lesionado al dar la trechereta en las Olimpiadas”.
455. Tripa del cagalán: Hemorroide del cochino,
normalmente a los lechones, se le sale la tripa del
cagalán las noches de mucho frío. “Ha hecho esta
noche un frío que pa qué, se lá salío la tripa del
cagalán a tres lechones”.
456. Trócola: Polea. En Añora, también se le llama
así al utensilio para tensar los alambres.
457. Trocho: Torpe, torpísimo
458. Troja: Cuadrado a media altura hechos de
adobe, que servían para delimitar distintas
dependencias en la cámara de la casa que se usaban
como granero, saladero de los tocinos…
459. Trompicar: Tiene dos vertientes, una la
sinónima de tropezar “sá trompicao y por poco jocina”
y la otra sinónima de beber, “trompicarse el vino”.
460. Tronchastiles: Persona bruta, casi un
arrollapastos.
461. Tronchar el pescuezo: Torcer el cuello. “Má
dao un abrazo con tanto ímpetu que má tronchao el
pescuezo”
462. Tube o tuve: Fuera de aquí. Expresión muy
utilizada para echar fuera de un sitio a los perros u
otro tipo de animales, e incluso a personas en ciertos
contextos.
463. Tunda: Paliza, dar una jartá de palos.
464. Turmas: Sinónimo de cholas, testículos o
criadillas de los cochinos. Se usa mucho las turmas
en esta zona como término más culto para referirnos
a las cholas.
471. Vijarro: Deformación noriega de guijarro.
Pequeño canto rodado.
472. Violín: Mosquito que en verano cuando estás
dormido, te pasa por la oreja molestando
continuamente. Es muy conocido el dicho, “Por el
día, dormir, dormir y por la noche, violín, violín”
Y
473. Yisque o grisque: Cierre de la puerta. Es
muy utilizada la expresión “echar el yisque” cuando
nos referimos a cerrar la puerta de los coches o de
la casa.
Z
474. Zabarra: Ser pesado, dar la paliza psicológica
por algo.
75. Zafarrancho: Limpieza a fondo. Término
usado también para referirse a un “jartón” de comer.
476. Zalagarda: Jacienda, jundición.
477. Zamplar: Dar algo a alguien. También se usa
como sinónimo de comer.
478. Zampullazo: Golpetazo, pero de los grandes.
479. Zangarriano: Inestable, medio roto, a punto
de descuajaringarse.
480. Zaragata: Jaleo excesivo.
481. Zaragutear: Investigar con fines alcahuetes.
482. Zoleja: Pequeño propietario rural hecho a sí
mismo.
483. Zopa: Que no tiene punta, que es redonda.
484. Zoquete: Torpe.
485. Zorrera: Mucho humo. Ej: “De fumar tenéis
liá una zorrera que pa qué”.
486. Zorruno: Guarrete, sucio.
487. Zurrapa: Suciedad. “Esa zurrapa no se le va
ni a la de tres”.
488. Zurrar la badana: Pegar a alguien, lo mismo
que zurrear.
489. Zurrear: Dar golpes, pegar a alguien.
490. Zurritonto: Más que tonto, tonto muy tonto.
V
465. Vagar: Tener tiempo para hacer algo. “Cuando
me vague, voy un rato a vestir la cruz”
466. Vasero: Lugar encima de los chineros donde
se colocaban los vasos y copas de vidrio.
467. Vecero: Cliente habitual, “de ir muchas veces
a un sitio”. “Éste es vecero de la taberna”.
468. Ventrón: Estómago del cochino, que se usa
para hacer los callos.
469. Verahílo: Vocablo noriega referente a cuando
has visto o encontrado algo. En realidad proviene de
“verlo ahí”
470. Vericotales: Lugares perdidos, vericuetos.
DESDE ESTAS LÍNEAS OS VUELVO A DAR LAS
GRACIAS A TODOS LOS QUE ME APORTÁIS
PALABRAS, TANTO EN PERSONA, EN PAPEL, POR
TELÉFONO O POR CORREO ELECTRÓNICO
Y OS DESEO LO MEJOR PARA ESTA FERIA Y
SIEMPRE.
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