Núm. 447 ESPÍRITU DE LOS MEJORES DIARIOS LITERARIOS. QUE SE PUBLICAN EN EUROPA, DK HOY LUNES 5 DE A B R I L DE I 7 9 O , dedicado á los Literatos y Curiosos de España. Eruditio Ínter prospera ornamentum, inUr adversa refugium. Laert. =*2fe= DIARIO ECLESIÁSTICO, PARÍS. Concluye tt fXiraeto de la traducción, del Profeta G. F. BerthUr ,éfc. E. Isaiat, por ti Pi <ntre las reflexiones de nuestro autor son dignáis de atención las que hace sobre este versículo del capítulo primero: Infeliz de esa nación pecadora, de ese pueblo oprimido con el peso de sus iniquidades i^Han abandonado al Señor; han blasfemado del Sanco de Israel; se han retirado de su culto."' „S¡ Dios nos eívviase Profetas para que nos hicieran cito» mismos cargos, anadie el P . Berthier, ; qué pudiéramos responder para nuestra justificación? Somos pecadores, cargados de iniquidades , ingratos , corrompidos y corruptores, enemigos de Dios , y de Jesu-Chrjsto , que es el Santo de ambos testamentos. No hemos abaldonado, como Israel, el vtrdadero culto para adorar los ídolos de los gentiles ; pero hemos ofrecido sacrificios i todos los objetos de las pasiones. Contemplemos nuestra vida. ¿Hemos tenido fe 2 5Hemos pensado en que eramos el pueblo y los hijos de Dios < 5 Hemos sabido qué cosa es la alian-' za hecha entre Dios y nosotros? Alguna vez nos ha ocurrido que Dios tenia un cuidado de Israel, pues le hablaba con tanta Rr fre- freqüencia por medio de los profetas ; pero no nos habló por su hijo , 5 y qué atención hemos puesto en sus palabras'."' „Los Israelitas jamás fueron mas inclinados á la idolatría y a todas'las aboiíiinatíones queise Ie\s¡güehv'; iqub ^quando Dios les embió profetas. Después de la cautividad de Babilonia, cesó el espíritu de.profecía , ( e s decir fué muy taro) y este pueblo ya no fué idolatra , á lo menos abiertamente y en cuerpo de nación: se aplii-Q. inviolablemente al verdadero culto. Parece que los christianos han tomado un camino muy diferente. Mientras que los donoí del fiipiritu Santo subsiítieron en la Iglesia, esto es , en los. dos ó tres piimeíos siglos , fueron muy fervorosos los christianos : y desde que han cesado las revelaciones se ha entibiado la-fé , los christianos se han descuidado de los caminos de la salvación , en cuya conducta advierto mas inconscqiiencia que cnjlce los Judios. £stos no creian á los profetas quando les anunciaban acaecimientos futuros, pero quando los hechos justificaron la verdad de los oráculos consignados en las escrituras , quedó convencida esta nación de que Dios habla .hablado , y se rindió á la autoridad de su palabra. En el Evangelio y en los escritos de los profetas hay muchas profecías , de las quales la mayor parte se han cumplido ; los christianos no lo pueden dudar , y fon todo no es mas activo su zclo por la religión de J«su-Chris> to , ni menos constante y pertinaz su indiferencia. Pero he aqui un punto en que se reúnen los Judios y los Christianos. -En quanto » los primeros debía aguardarse un acaecimiento predlcho , no solo en sí mismo, sino en todas sus circunstancias ; y «ste era la venida del Mesías, cuyo reyno había de ser eterno y extenderse á todos los Pueblos. Los caracteres de este embiado de Dios estaban ya predithos y señalados, y con todo la sinagoga no los reconoció en Jesu-Christo ; se engañó en el cumplimiento de esta profecía , faltó en el momento de su visita como se lo reprendió, el mismo Jesu-Christo y se perdió. En quanto á todos los christianos , casi todas las profecías se han cumplido, pero queda una para la eternidad ; esta es la que debe decidir de la suerte de cada uno de nosotros á la muerte, y de la de todos los hombres en el juicio íiDal. Los christianos son la mayor parte tan incrédulos sobre estos dos puntos, como lo fueron los J u ' dios sobre la misión de Jesu-CHristo. Un corto número de christianos conserva la fé de las promesas, como un escaso número de judios entra en la Iglesia de Jesu-Christo. Todo se parece de una y otra parte $ la pluralidad se ha p«rdido entre los ju- judíos , y los christíanos corren en tropel á su eterna perdición." El Padre Berthier usa mucho de estas comparaciones entre 'a conducta de los judios y la de los christianos , y.las reflexicvnes que hace son siempre muy sairudables. lío nOs detenemos « a s en ellas por no alargar demasiado este extracto , pero á pesar de todo esto, conviene no omitir lo siguiente : Dice el pro« feta: „yo sublevaré á los Medos contra ellos; es cierto que no buscarán la plata , ni cuidarán mucho del oro , pero traspasarán con sus flechas á los hijos , no se compadecerán de los párvulos, que aun se alimentan en el pecho de sus madres, ni perdoharáa á los hijos de los Babilonios."' Estas son las observaciones que hace el Padre Berthier sobre este texto. Como la impiedad ha llegado á su colmo en este siglo llama» do filosófico , se han atrevido á acusar al Dios de los Judíos^ que es el solo y único verdadero Dios , de crueldad, de barbarie , de injusticia, porque se ve la mortandad y ruina de muchas naciones. £ n esta imputación se halla tanta impiedad copio.lo« cura. Si los profetas predijeron verdaderamente estos acortéci* mientes, fueron inspirados por el verdadero Dios, que no puede ser injusto. Hubo razones para castigar los diferentes pueblos de que hablan los libros santos. Si nuestros incrédulos creen que nuestras profecías están llenas de fábulas , es preciso pegar con* tra el testimonio de la historÍA «agrad* y profana , que los. Babilonios, por exempJo, fíiéron subyugados por los Medos; pues los Profetas hablan muy afirmativamente de este hecho, é Isaías en particular nombra á Cyro mas de ciento y sesenta años antes de la conquista. Luego yo también podi^ tratar de fabulosas la* victorias de Alexandro , las hazañas de Julio Cesar , y una infinidad de otros hechos de la antigüedad, que sin embargo pasait por incontrastables. Si se dice que los libros.de los Erefctas se supusieron por hombres que vivían en los-tiempos posteriores i los acontecimientos , se signen de aquí mil absurdos; porque será preciso que el quarto libro de los Reyes, y el segundo de los Paralipomenos igualmente ^ean supuestos: el uno y el otro hablan de Isaías , y remiten á sus profedas. Lo mismo ;sucede con Jeremías : cuyo segundo libro de los Paralipomenosiy .y.iel primero de Esdras también hacen mención .sin contar á jOanie^ y el segundo libro de los Machabeos. También será preciso qu« los quatro Evangelios, el libro de los hechos de los Apóstoles^ y la Carta á los Komanos sean libros supuestos. Todos citan muchos textos de Isaías como escritos en el tiempo de la> exis« Kra ten- tencia y vaticinios de éste Profeta. Por exemplo, dice San Juan: he aquí lo que dixo Isaías quando vio la felona de Dios, Luego esta visión tiene por cpoca «n Isaías el añcr que murió el Key Ozias. ; Se dirá que.Jesu-Christo y los Apóstoles tomaron el libro de un falsario por ana obra auténtica í De aquí se sigue la ruina de toda la verdad del Evangelio , lo que pretenden los incrédulos (pero he aquí también las profecías de Isaías apoyadas en tantas pruebas como el mismo Evangelio). Por otra pane , si la obra de este profeta se escribió después de los acontecimientos, será preciso que los Judíos anteriores á Jesu-Christo hubiesen errado en este puoto, que hubiesen tenido como verdadero y auténtico un libi-o del qual jamás habían o\io hablar hasta entonces. ;Y qué libroi Un libro que contiene in£nitos hechos públicos, muchas invectivas contra la nación , y la relación del milagro del retroceso del sol. j Qué interés podía tener el falsario en imaginar estas ínvectiv;)s y este milagro '•. ,^ Podía creer que con.estos títulos acreditaría sus mentiras \ ¿Hubieran sido tan imbéciles los Judíos que los adoptasen como antiguos, sin haber jamás oído hablar de ellos i Anidase que Isaías profetiza del Mesías de un modo tan claro , según los mismos Judíos, que era imposible á todo falsario imaginar estas cosas anotes que hubiesen sucedido. Pero en iín , oponen, no es cruel y bárbaro el Dios de los Judíos en esas..«xecuciones sanguinarias que manda contra tantos pueblos de que habla el Profetai Respondemos primero, que Dios mandó vaticinar estas muertes , no aprobando la ferocidad de los vencedores , sino anunciando lo que había de suceder; segundo , que los Babilonios , y las demás naciones de que habla Isaías estaban corrompidos desde mucho tiempo con los mas grandes delitos ; tercero , que Dios en calidad de supremo señor de Uivida de los homi^res tiene derecho de quitársela aun quando no hayan delinquido Finalmente , los incrédulos siempre olvidan dos puntos esenciales. El primero es , que no debe juzgarse de la justicia divina, como de la de los hombres (teniendo Dios siempre en su sabiduría motivos y medios qué compensan todo lo que nos parece injusto) El segundo es, qué Dios jamás;violenta el libre alvedrio. Se vale de los delitos y designios de los hombres para cumplir su voluntad; pero cjtos crímenes siempre son libres de parte de los hombres. Y así en la revolución de Babilonia , la ambición de los Medos y de los Persas , muy Ubre ea si misma, fué el tnstiumeoto que empleó 3^3 para castigar el orgullo de los Babilonios , y para libertar á los 3udios de la servidumbre. Reflexiones tan sabias como estas prueban muy bien que el P . Berthier ha procurado reunir no solo aquella piedad sensible que se observa en los psalmos, sino también la solidez de razón que ilustra al espíritu , y le inclina á la fe. En prueba de ello citaré sus reflexiones sobre este versículo: „Esta Babilonia tan gloriosa entie los demás reynos, esa grandeza orguUosa de los Chaldcos será destruida , como destruyó el Señor á Sodoma y Gomorha. No se habitará hasta el fm de los siglos, &c. Esta es otra de las profecías que debiera cerrar la boca i los incrédulos En qualquiera época que se suponga , es cierto que Babylonia subsistía; y ya tenemos un esciitor que anuncia su destrucción total para siempre. El acaecimiento ha justificado el anuncio de esta catástrofe , y Babylonia no subsiste hace muchos siglos. ?. Puede decirse que esta declaración se hizo por casualidad y por conjetura i Si alguno escribiera que en el discurso de los tiempos se destruirían algunas ciudades de un gran reyno , sin especificarlas ni nombrarlas, no pudiera decirse que esto es una profecía , porque en efecto entre un gran número de ciudades , debe decir que algunas experimentan revoluciones que las aniquilan; pero jamás ha dicho nadie sino los Profetas que se destruiría totalmente una ciudad particular , con la cír> CunstanCiade que jamás se repararía ; tampoco puede gloriarse nadie sino los Profetas de haberse 'ustihcado plenamente con los hechos quando predijeron esas ruinas totales c irreparables. Solo un loco puede escribir por entusiasmo que tal ciudad; que digo? que tal choza no subsistirá en ciento, mil i ¿os mil, tres'mil años , y que esta choza no volverá á edificarse. Lo que dá una fuerza invencible á las profecías es que un Profeta , Isaías por exemplo, no anunció solo lo que debía suceder , y que en efecto sucedió á Babilonia , sino que también predixo los destinos de otras muchas ciudades y pueblos , lo que se efectuó tarde ó temprano, de modo que ninguno ha dcxado de verificarse, excepto el del juicio final. Si el loco de que yo hablaba ahora , anunciase la ruina de una ciudad y de una choza, y en la revolución de los tiempos se verificase esto, { podría llamarse Profeta ? No , sin duda , porque la ruina de esta ciudad ó choza seru una cosa particular que pudiera suceder según las circunstancias que nada tienen de extraordinario. Pero sí este loco intentase anunciar la ruina de esta ciudad, ó de otros cien im- imperios , ¿ iustlñcaria el hecho ju prctendicla profecía ? Digo que esto es Imposible , porque en un número tan considerable Varían los acontecimientos , y jamás coinciden en un punto particular. Luego solo Dios dominando la duración de los siglos, y viendo todas las revoluciones del mundo, que tudas están en su mano , puede decir sin engañarse por medio de los que anima con su espíritu, que tales ó tales cosas se verificarán , sean de la naturaleza que fueren. Instruido de estas reflexiones de nuestro autor he querido probar quan instructivos son sus comentarios , y propios para fortiücar j sus lectores en la fe de los profetas,. y como ha sabido precaverles contra las vanas objeciones de nuestros incrédulos. Por esto me parece preciosa esta obra ; pues en este si.gio mas que en otro necesitamos fortilicarnos con obras tan santas , y llenas de razón, ciencia y solidez contra los repetidos ataques de la falsa sabiduría , y de la impiedad. LITERATURA Y COMERCIO. ITALIA. Coacíaye ti Discurso sohre !a Tragedia , y principalmente soire este verso de Horacio: Nec quarta toqui persona, lahortt (^Ad Pisones, v. i9a.) Por ti Abate E. Q. Viscontí. Luego es preciso creer que ciñendo el número de actores i tres , quiso hablar Aristóteles de los tres principales ; y este modo de expresarse no es enteramente impropio , pues la palabra griega J-ft/procritcs , no servia según su etimología para indicar á un actor en particular , y si solo en general , a los que jamás caneaban en los coros. También sabemos por Pollux , que Jos actores que representaban los últimos papeles de la acción dramática , se escogían entre los actores del mismo choro , adonde volvían después de haberse mudado la máscara y los vestidos, quando habían acabado. De aquí se infiere que quando Aristateles dice que la perfección de la tragedia consiste en no tener sino tres actores ; no quiere enseñar otra cosa sino que para ello bastaban tres personages principales en una misma pieza. Todi> parece que persuade que esta hypotcsis es la mejor. El mismo Aristóteles la confirma , quando observa que Escbyles intro- ?45 tfoduciendo un segundo actor ó personage principal , cuidó mucho ,de distinguir al protagonista ; y los lexicographos lo prueban igualmente quando se valen de los términos de deuteragonista y tritagoiústa ; es decir , secundo y tercer actor. Finalmente se conocerá la exactitud de esta idea con la lectura de las tragedias griegas , con el trato de los modernos que han calzado el coturno con honor , y con la sana razón. Que -.0 lea .1 Eschyles , y se ha'lará además del protagonista un segun-lo actor que divide , y al mismo tiempo aumenta el interés de la tragedia : Promctheo y Jo , EJectra y OresteS,, Atossa y Xerxes , Agimenon y Clyttmncstra. Sophocles empleó siempre un tritagoniítíi o tercer personage principal ; Ajax , Ulysses y Tecmesse en su Ajax; Philoctcio, Ulysses y ííeoptolemo en su Ph'\jlocteio ; Antigona , Hemon y Creon en su Antigona ; Electra , Oresies y Clyteninestra en su Electro ; Oedipo , Jocasta y Creon en su OeJipo Rey ; Oedipo , Antigona y Thcseo en- su Oedipo ; Hercules Dejanira y Lychas en sus Trachinianas son los tres actores qjc en cada una de estas tragedias se distinguen de todos los demás , y que verdaderamente suministran todo el interés de estas piezjs. Is'o haré la misma enumeración de los principales pcrsunages de las tragedias de Eurípides ; tolo observaré, que este poeta se contentó muchis veces« á imitación de Eschyles, con dos afioniítas , lo que hace que sus dramas parecen mas sen-, «illos que los de Soph'jcles, aunque suelen presentar mayor interés y mas pasiones. No se me oponga que si esto es así , era, inútil que Horacio enseñase un precepto contra el qual nadie pecaba ; porque como podria probarse esta aserción , pues hemos perdido todos los poetas trágicos latinos y aun un gran número de los griegos que hablan florecido antes de Horacio í Quizás el deseo de componer mejor movió á ios poetas posteriores á que aumentasen el número de los primeros actores ; y también pudiera acontecer que apartándose de la buena regla , mereciesen los actores la aprobación del Pueblo de Alhenas , el que era Pueblo como en qualquiera otia parte. Pausanias nos enseña que los ve5. tibutos del teatro de Athenas estaban llenos de es<atuas de poetas medianos y obscuros , que hablan ceñido la corona de laurel con los Sophocles y los Eurípides ; tan infundado es el juicio de la turba de pretendidos inteligentes que se arrogan el titulo de público, y que juzgan mas bien por los caprichos ephimeros de la moda , que por los principios de la naturaleza y de la razón. Algunos de esioi poetas griegos y algunos latinos sus imitadores, )un- jamarían después un quarto agonista á los tres primeros, con animo de dar de este modo una nueva dignidad y un nuevo inw tere» á U tragedia , cuya acción debilitaron realmente dividiendo k atención de los espectadores , y por consiguiente destruyeron tt»do el efecto que debe producir el papel principal de la pieza. - Por exemplo hemjs visto que un poeta Italiano, de talento superior , nos ha dado tragedias llenas de rasgos sublimes pero >in pausa, sin claro , y obscuro, de modo que los bellos pasages, en particular de algunas de sus piezas , no tienen interés , y esto por haber iuntado Argia á Ant'g^na ,Creon á Hemnon ; ó por haber igualado el papel de Bgisto con el de Electra y el de Clytemnestra con el de Orestes; ó presentando , para decirlo así, baxa del mismo punto de vista á Etheoclo y Polynlce , Jocasta y Creon , 8cc A estos poetas dá el consep Aristóteles quando dice, qne con ei tercer aganuta. llegó la tragedia á su mayor perfección ; á estos dirige Horacio su fatnoso heniistlchio: Nec quarta loqui persona laboret. Sin embargo de todo esto , los buenos autores trágicos modernos no han olvidado esta regla esencial; y si no la aprendieron en Aristóteles y Horacio , se la enseñaría la recta razón , el buen gusto , y U necesidad de unidad y de interés. £V protag$nista ó el héroe, no tiene sino un personage que le ama y que' le socorre , y otrQ. que se opone á sus proyectas y que le condu-ce i su perdición. Seria -dificil coordinar una tragedia sin estov dos interlocutores secundarios , cuyo interés recae sobre la ac« ciop principal y sobre el mismo protagonista ^ de modo que siem^ pre que el papel de estos dos personages «ca de poce ¡mportanci> , el curso de la tragedia , en general, será i ^ i l f Ungsido j -y con diricultad se des«"viílver.i con energía la pision áé\ actor principal. La debilidad del papel de Pcolomeo en el Pon>pcyo de Corneiile , enfria esta tragedia á pesar de la betlesa y riqueaa de su versificación. Pero todo se pierde quando se iupti un tercer personage. £1 mismo Corneiile no introduKO mas de tres en sus buenas tragedias. Rodrigo Ximerie«,y Dlegf> en «1 CW|-Cinn», Emilia y Augusto en el Cinua ; son los tres agonistAs de estas piezas. Los Horacios en que hay quatio produce menos efecto. Sacine observo e! misma precepto en todas sas tragedias ; Iphij ¿enia, Agamenón y Achyles en su Ypigenla ; Andromaca , Phyrro y Heriiiione en su Andromaca ; Mitrydatei , Mínima y Xiphares en su áMuridatts ; Tito, Bercnice y Antiocho en su Bereuice; Británico , Meron y A^r-ipina eo su JUitánico ; Bayaceto, Ro- %'^7 Roxana y Atalyde en su Tlavaceto ; Phecíra , Hyppolito y Tlicsco en su Phedra son los tres primeros personages ; la Tke'ni^jda ó ¡os Jos hermanos enemigos es menos perfecta é interesaiuc p o r que es mayor el número de ios interlocutores. En fin , c¡ li'timo poeta trágico francés , tampoco se ha apartado de esta útil regla, como sena fácil probarlo haciendo enumeración de sus sublmics producciones de esta clase ; y si Crebillon su ribal no siguió e n teramente su exemplo en este punto , es preciso no dudar de que sus tragedias no merecen ser imitadas , aunque por otra parte sean admirables por la belleza y energía que reynan en sus caracteres. Maffei no dexó de distinguir los tres primeros a c t o r e í de su bella Merope , con los papeles de Mcrope , Polifonte y Cresfonte. Pudiera añadir una infinidad de exemplos á los citados de poetas de todas naciones y de todos tiompos , si antes de acabar este discurso no quisiera detener la atención en uno s o lo de ellos , cuyas extraoiditiarjas bellezas merecen una a d m i r a ción universal y sincera. Shakespeare , ese hijo de la imaginación, según la expresión de Milton , que se igualó con los mas g r a n des poetas dramáticos conocidos , despreciando todas las reglas, y no habiendo imitado á ninguno , sin embargo , no contravino á esta ley en sus meiores producciones. Es cierto que hace pasar á sus actores desde Véncela á la Isla de Chyprc , desde Roma á Thesalia ; pero no ae halla o t r o actor principal en su tragedia írt» titulada el Maro de Venecia , que Otello , P e s d e m o n a y J a g o , como Hamlcí , su Madre v d Rey , son los tres Agonistas en Hamlit; Cesar , Antonio y B r u t o en el Cesar; Prospera , su H i ja y el D u q u e en la Tempesia.i. No hablaré de las demás piízas di'amáti'cas de este autor , para no ser prolixo. N o porque elogio de este m o d o á Shakespeare , es,mi animo oponenaerá la q u » llevo dicho mas arriba sobre el-.meílto de Jos antiguos , ^ sobre queidwben imitarse y obsjervars* los. p c m p l o s . . de los Griegojí porque el que arregU sus obras i la naturaleza , no puede distar mucho de los originales de la antigüedad. Si Shakespeare supo cumplir mejor que qualquiera otro escritor , este precepto fecundo de Horacio : Licsplce extmfflijr vita , morumque , la o b servancia sola de este principio sublime; iproduxo aquella a d m i rable imitación de la naturaleza q u e lo^ ¿jstingtífi <de la turba d e los modernos , y que junt* con la elevación , grandiosidad y ooergia de su extraordinaria imaginación , como que oculta toda* sus irregularidades y defectos. \,os rasgo* sublimes soi) tan comunes en su» 0J114S como raros en ias de tos demás esctitores , de mo> S* do ¿'. jiii L1 alim del lector ó del espectador se iuUa en un continuo inov-liiiionto. Unas veces sencillo y otras florido , aliora débil , a hora enérgico, ya con estudio , va sin él , pero con arte, encinta , y arrebata con la admirable variedad de su estilo , con los caracteres y los incidentes de sus piezas , con situaciones nuevas, con la elevation y nobleza de las ideas y expresiones ; de modo que cautiva á un tiempo al oido , al corazón , á la imaginación, y al espíritu. La unidad que se propuso conservar no es la de que hablan comunmente los escritores que trataron de la poesía dramática. Luego Shakespeare entendió de otro modo el precepto : SimpUx dumtaxat ¿J" unutn. El único ob'ieto de sus composiciones es desenvolver el carácter del protas^cnista ; y un humbre dotado dc'Un sentimiento tan exquisito como el suyo , no ignoraba que lo podia conseguir por medio de otros dos personages principales, y que mayor número no liace mas que dividir la acción , y por consiguiente debilita el interés repartiéndole á la vez en demasiados objetos. Luego puede decirse que el trágico Ingles observó , conforme la entendemos nosotros, la regla de Horacio que ba sido objeto de este discurso. RAMBOVILLET. Pían dt las experiencias que deben hacerse para formar el quadro raciocinado de la agricultura dt un reyno ; por el ^hatt Tessier. Es preciso que la persona autorizada por el gobierno remita una carta circular á todas las partes del reyno, pidiendo algunas libras de simiente de cada una de las plantas que se cultivan por mayor para el sustento de los hombres, de los ganados y de las artes. No es necesario pedir estas remesas de cada lugar particular , porque esto sería algo difícil si el reyno es grande , y sí solo de algunos distritos de cada provincia. Se pedirán con preferencia simientes nuevas , no porque las antiguas pueden no brotar , sino porque como pueden alterarse , es mas conveniente tener la simiente de la última cosecha. Deberán los corresponsales dar los nombres del país con las simientes que remiun. Convendrá combinar las remesas de modo que puedan sembrarse en las estaciones favorables. Se cuidará de que las remesas de las simientes y granos no contraigan humedad, y que no la» perjudiquen los insectoc. Pa^ 349 ra remediar el primer inconveniente deberán los comisionado» que las envíen no ponerlas sino en lugares secos ; y para remediar el segundo se mezclarán con los granos substancias de un olor penetrante que ahuyenten los insectos. Si los granos ó s¡inientes viniesen de muy lexos, y pasasen la mar por jas latitudes ardientes, convendría pjnerlos en caxas , cuyas coyunturas fuesen embreadas , envolverlas en paja , y cubrirlo todo con un encerado. Aun llegarán me')or en vasos de barro , ó de quaU quiera otra materia, con tal que se embreen los tapones. Todas las plantas de una misma naturaleza ó análogas se cultivarán en una misma tierra. Bastará separar á las que vienen de diferentes paises con faias de otras plantas , que impedirán cl que se mezclen las especies en el tiempo de la flor; por cxemplo, todos los trigos se sembrarán en una tierra propia para ellos, y se separarán con faxas de centeno , ó de otras plantas , por cuyo medio podrán distinguirse las especies remitidas ác difft: rentes países ó sus relaciones entre si. . No conviniendo el suelo, que es el mas propio parí el :t£Í^ go á los cáñamos y linos , se esoogerá uno propio para estas plantas. También deberán separarse unos de otros con faxa$ kitei'' medias. Lo mismo se hari con la* legumbres » &c. &c. , Cada una deberá sembrarse en tiempo oportuno con.Ias mit^ mas precauciones. Para sembrar con facilidad, y sin confunsion, convend/á rotular cada saco de grano , debiéndose repetir e1 rotulo en un naype. A medida que se vaya sembrando, se recogerán estos nayTpes , y servirán para formar el catálogo. Se cuidará de señalar la posición respectiva de las primeras tierras y sulcos , , y «^ guardarán muestras de cada paquete de grano, que deberán cotv servarse en redomas bien tapadas. Con el rótulo que quede en el mismo paquete será fácil rotular las redomas. Estas muestras de granos conservadas de este modo , acreditar-in si las plantas que han producido han dado granos mepres , iguales, ó inferiores. Si se cultivan muchos años tos mismos granos , se conservará cada aúo una nueva muestra. Deberá tenerse un catálogo que comience exponíendp )a nar turaleza , la situación , y todo lo relativo á los diferentes terrenos en que se hagan las experiencias , las preparaciones que se bagan ta ellos > y Us épocas de Us siembras, hot bancales f;p Ss % que •que se siembre, han de estar numerados con los países y los nombres de los lugares destinados á los granos, fin el catálogo se dexará bastintc blanco entre los niimeiros , paaa que en el puedan colocirse las observaciones. En rieinpo de la veietaclon deberá cuidarse de las plantas según lo exija <a necesidad del terreno. Si éste necesita de riego, deberá dársele, pero si es demasiado húmedo se le protegerá contra las inundaciones , proporcionando desagües. Convendrá veiitkar los phcnonienos de la vejetacion ; primero , el mámenla en que brota ; segundo , quando espiga; tercero, quando florece; quarto, quando está maduro. Si se advierte alguna enfermedad , deberá observarse y anotarse ; se medirá la a!tura y la magnitud de las cañas y de las espigas , y de bs hojas o r.iiccs , según sea la planta , &c. Después se calculará el producto en hierba , en paja , en grano, &.c. escribiendo todis csttv's observaciones. •' j . Deberá saberse la latitud del'país en que se'harán las obscr» víéiones y e^pteriancias , y la-delos diferentes lugares de donde se hayan hecho las' remesas'.' Cor>.vendrá que alguno se encargue en el lugar de las experiencias y de anotar las observaciones del barómetro y therntometro, en todo el año. Sabido es quanto influyen estas variaciones en la vejetacion. Debe suponerse, mayormente si son niuchas las remesas, que e4i d primer año se pata^rán muc'aas cosas , que algunos granos no brotarán , que otros serán mezclados , y por consiguiente gue se originarán algunas duda». Por otra parte será tanta U desigualdad en la vejetacion de tantos objetos traídos de países ittuy distantes unos de otros , que será necesario volver á sembraf los nuevos productos para asegurarse mejor de las relaciones y diferencias. Será preciso sembrar esta ó aquella planta en tres ó quatro^años seguidos^ A medida que se conozcan las especies y diferencias, podrán pintarse en entero si se quiere en el estado de ílor y de madurez» fistos quadros se grabarán é iluminarán quando se juzgue oportuno. . De este modo constarán todos los géneros , especies y diferencias de plantas cultivadas en un reyno. .Asombrará el ver que en'cicrtbS-géneros haya tantas especies, y que cierus especies hayan producido tantas diferencias. Será fácil juzgar quales son las que convienen á un terreno , y á-una latitud , y quales son Us mas ó menos útiks á IQS cultiv»dore; , á qtii«;n«$ podrán indi- A- . . . '5'^^ Olearse meiorcs especies que las qtie tienen en sus países ; final iTientc , se sabrá que la especie de trigo , pur exemplo , cultiva, da en un lugar no es la misma que se cultiva en otro. A estas observaciones se añadirán otras tan importantes, que consistiián en examinar comparativamente la qualidad de los productos que hayan dado diferentes granos. Los trigos se convertirán en harinas para liacer pan , y deberá averiguarse del mismo modo la qualidad de las harinas , y de los panes. Se harán telas con los cáñamos, y los linos ; se molerá el arroz , y se cocerá igualmente , &c. &c. De este modo se sabrá qual es el mejor trigo , el mejor lino , el mejor arroz , &c. Todo esto se apuntará en el catálogo. Vista cada cosa por todos sus aspectos por la persona que arregle , y siga las experiencias , aun deberá aclarar muchos puntos. La vejetacion de las plantas que habrá,cultivado en el mismo suelo no podrá ser igual á la de los países de donde vendrán los granos. £1 quadro de la agricultura de un reyno no consiste solo en la exposición fiel de los ramos que se cultivan, íino también en la de lus diferentes modos de cultivar. Para conseguir estos dos puntos debe practicarse lo siguiente. Se escribirá á todos los paiscs de donde se hayan recibido granos para que envíen secas y en estado de flor y de madurez las mistnas plantas en toda su longitud. Se comparará la vejetacíon de estas plantas en su propio país con la de los países en que se bagan las experiencias. Esta comparación, que deberá escribirse en el catálogo , dará mucha luz al observador. Las gentes del campo á quienes se piden vagamente noticias sobre la agricultura de su país, no se apresuran á darlas porque no saben lo que deben decir. Se fixarán sus ideas , remitiéi>doles las preguntas impresas á medio margen , como las que distribuí hace muchos años en diferentes partes de la Francia. Soit susceptibles de aumento y de modificación según los leynos en que se adopten; porque hay algunas que no convienen á todos los países , y pueden hacerse otras que no se previeron. Las respuestas á Citas preguntas serán muy importantes , porquie instruirán de las prácticas , de los usos buenos ó malos , y de las producciones mas ó menos ventajosas de los distritos. Entre estas prácticas se encontrarán muchas desconocidas que pudieran introducirse en otros países que las necesitasen , ya qualés son, ya corregidas y perfeccionadas , &c. Fácil es conocer toda la importancia de estas averiguacionei: ;quán- 33'^ j qu.inta luz no Jarian en la agricultura? I Ojalá las adoptasen todos los rcynos ¡ Mientras se harán estas experiencias , se detendrá el observador en hacer otras niurh.is dirigidas á aclarar puntos dudosos ó inciertos , ó que tcndr.ín por objeto hacer nuevas meioras ; en íin hará pruebas de la mayor importancia, que contribuirán á los progresos del arte UIAS útil de todos. Sería lástima que e<tas experiencias se hicieran de prisa , y que no se repitieran todas las veces que fuese necesario, como tflmbien que se publica!>en con demasiada precipitación sus resultados. Es tan fácil engañarse ; la vejetacion está expuesta á turbarse de tantos modos , que solo puede darse por cierto lo que conste por repetidos hechos. El primer cuidado del hombre que hace experiencias en la agricultura debe ser no adherirse á ningún sistema ; y el segundo es hacer todo lo que depende de su parte para no inducir á nadie en error. Influyendo tanto la diversidad de climas del universo en el suelo de cada País , y por consiguiente en la vejetacion y en las especies que pueden cultivarse , debe suponerse en general que lo que crece en el >¡orte de Europa, de America, ó de Asia, no prosperará tan bien en el Mediodía de estas partes del mundo> Pero los Países poco distantes unos de otros , ó situados en las mismas latitudes, aquellos que aunque poco distantes, baxo de las diferentes latitudes , sin embargo se parecen en quanto al temperamento por causa de los abrigos y de las posiciones , podrán comunicarse sus plantas económicas , sus modos de cultivarlas y de sacar partido de ellas. El bien de un Reyno exige que cada uno cultive lo que necesita en quanto puede , y lo que le es fi« cU exportar á otra parte. Antes de fomenur y perfeccionar la agricultura de un País, es preciso saber en qué estado se halla, qué recursos ofrecen sus producciones , y qual es la inteligencia de sus cultivadores. Luego las experiertcias é inquisiciones , cuyo plan acabo de formar, son la base esencial, pues contribuirán al ñn que se propo' nen en pocos años y de un modo cierto. La Francia se apresura en dar un exemplo de esto mismo. Aunque adelantada eo el arte de cultivar las tierras , le faltaba un quadro de su agricultura. Su Soberano, que conoció su uttli-* dad , para que se comunicasen las luces entre sus vasallos , man. dó que se hicieran todas las experiencias necesarias , como te practica en su üerrA de BftinboviUet con toda U exactitud que me 333 me es posible , pues estoy encargado de ellas. He seguido el plan expuesto en esta memoria porque le he creido el mejor y e' mas seguro. No se han contentado en Francia con examinar los productos de las simientes remitidas de todas !-is partes del Reyno por los asociados y correspondientes de la Sociedad Real de Medicina , á quienes se han dirigido ; sino que se han hecho venir por medio de los EmbaJtadorcs y Cónsules de todas las partes del mundo , simientes de las plantas que se cultivan por mayor , con lo que se ha hecho una comparación tan útil como importante. Los primeros años se ha sembrado aparte cada remesa , sin cuidar de lo que producirla , y sin haber temido cultivar en un gran número de bancales la misma planta. Durante la vejetacion y en el tiempo de la madurez se han podido comparar ó distinguir los objetos enibiados según se parecen ó diferencian unos de otros. Ahora solo se cultivan las especies y diferencias que se han podido aclarar , ya para examinarlas de nuevo , ya para poderlas extender. Lo dicho basta para juzgar de los efectos saludables que por largos no podemos mencionar , y de la luz que esparcen sobre una parte de la botánica y de la agricultura. Esperamos publicarlos quando se hayan completado las experiencias. Se han remitido copias de este plan á Rusia , Suecia , Polonia , Ginebra, £.spaña, y Florencia, habiéndose traducido al Italiano. (^Diario dt los Sabios.) LONDRES. Relación de la Bahía Botánica traducida del Inglés. Los primeros despachos que ha recibido el gobierno ingles de la Babia Botánica , contienen varias particularidades muy interesantes , ya porque tienen por objeto el establecimiento mas atrevido y remoto que han formado los Europeos , ya porque el Capitán Cook nos dio muy pocas noticias de esta colonia. QuaU quiera que lea esta relación sabrá que la Bahía Botánica está situada en la Nueva Olanda , cuya parte Meridional reconoció y llamó >ueva Gales Meridional dicho célebre navegante , quien aseguró que la Nueva Olanda es una Isla separada de la Nueva Guinea , por el estrecho del Endeaveur que descubrió el mismo Cook. M£1 Conmodoro Phi&jpj que tocó ea ú Cabo de Buena-Bspe. ran» ran-za con los nav.ns de guerra , de transporte , y de víveres que estaban á sus ordenes , puso el mavor cuidado en proveer á su esquadra de agua y de carne fresca para su tiipulacion , como también de besiias , ganados , y cerdos para el sustento de ia colonia proyectada. Igualnitntc recogió iina gran quantidad de aves á las que habia traído de Inglaterra. „E1 16 de noviembre de 1787 hizo señal ; tomó la esquadra su rumbo y continuó por algún tiempo con vientos favorables hacia la Nueva Olanda ; habiendo algunas lluvias interrumpido el curso , pasó el Comodoro sobre el Supply con animo de adelantarse para preparar el recibimiento del resto de la esquadra. Tres navios de transporté marcharon de conserva con el Comodoro ; pero le atrasaron de tal modo que no ha \isto tierra hasta el 14 de Enero de 1788. Tres dias después reconoció la Bahía Botánica, y desembarco el 18 con el Thcniente Skorüand y el Oficial King. Los naturales reunidos en pequeñas tropa* hablan sido testigos de su desembarco , se consternaron muchísimo al ver que estos oficiales entraban en su tcriitorio , y se escaparon á los bosques con grandes gritos. No tardaron en volver mucho mas quietos y las señales de amistad del Capitán Philips les determinaron á recibir algunos regalos, como collares y otras vagatelas ; pero fué necesario que estos dones se dexasen en tierra , y que el Capitán se retirase á cierta distancia antes que se Aventurasen los sakvagcs á cogerlos. Después se conduxeroii coa tanta amistad , que indicaron por medio de seniles á los oficíales un riachuelo en donde hallaron agua J ¿ excelente caliiad , pero por desgracia era muy poca. Por la tarde se retiro a bordo el Comodoro con \os que le acompañaban ; y el dia siguiente llegaron y dieron fond.) los tres bu>]ues de transporte á los que se Jiabia adelantado. Baxó el Comodoro á la ribera para segar hierba para el ganado, porque se habii ya c.isi acabado el heno qiie traían k bordo. Dos dias después al amanecer se avisto el iSVto, mandado por el Capitán Hunc:r con los demjs transportes de su comboy , y tres horas después se hallaron todos los buques en la Bahía. El Capitán Hunter se fué inmediatamente á visitar al Comodoro , y estos señores acompañados de sus oficiales y soldados desembarcaron en la Costa Meridional de la Bahía Botánica- Habiendo baxado por la Costa Nord-ley , como atetes lo hablan executado á vista de los naturales , dexo el Comodoro en tierra .>u fusil y se adeliato hacia ellos cpn regalos. Cor su parte.^ dieron 33Í ron también pruebas de amístad,ya levantando un ramo verde.ya trayendo inclinadas al suelo las puntas de sus lanzas. Los marineros acostumbraban en estos lances venir á algunos naturales con estofas y papeles de color , y estos pobres se miraban uno» á otros , s€ reian á carcajadas y se escapaban á los bosques con clamores de alegría. Los spldados de marina hicieron un dia el exercicio delante de ellos ; al parecer oian con gusto el sonido del pinfano , p.>ro huyeron al ruido del tambor , y jamás les pu-*' dieron acostumbrar á ciEí^áminado el Pais por esta parte , fío correspondió á las esperanzas que se hablan formado : en cuya conscqüencia habiendo el Comodoro distribuido alguna tropa en dos canoas, coste» la Bahu unas doce ó catorce millas , baxó á la ensenada de Sydney encerrada entre las dos puntas del Puerto Jachsan, y hallo un aspecto u n ameno , que después de haber celebrado un consejo Con sus oticiales , tío en este lugar el establecimiento. El a^ de Diciembre levo ancla toda la esquadra , y buscó buenos parages para amarrar en la entrada de la ensenada. Habiéndose señalado el terreno , como lo diximos en nuestra primera relación , se armo una casa portátil para el Comodoro , y un hospital de la misma especie construido iodo en Inglaterra. Lo mismo se hizo con los atuiamiúntot de loe oñciales , y las tiendas para los trabajadores ; ulciniamence se editicafon almacenes y habitaciones. Habiendo desembarcado á !os reos , comenzó Mr. Philips sus funciones de Gobernador ; mandó leer la patente del Rey que le comería esta autoridad , y el compendio del código de las leyes á que había de sujetarse la Colonia. Por este reglamento supieron los Colonos que habría provisionalmente quatro tribunales de justicia , según lo pidieren la naturaleza de los delitos , uho civil , otro criminal , uno militar , y oth) del almirantazgo. Se declaro á los Colonos que solo les exponían á las penas impuestas por estas leyes , nuevos delitos , y que como pcjilan aplacar la indignación de su patria , purgando los delitos que en ella habían cometido , se esperaba que no necesitarían de otros avisos, que de los de su propia conciencia , para efectuar y conseguir su felicidad en la nueva cierra que se les había dado. Pero es tal la perversidad del vicio inveterado , que ni la suavidad ni aun el azote pudieron precaber ci robo , por lo que fué preciso recurrir al sumo rigor , y se celebró en toda forma un juicio criminal en que fueron procesados dos hombres, y coniienados á si^r ahorcados en el mismo dia i poco después tncurTt tie. •536 rieron otros dos en la misma pena. Adcni.ís del est-iblecimiento de que acabamos de hablar , for-, ruó el Gobeínador otra Colonia en la Isla de Norfolk , poco distante de la Nueva Oianda , y situada entre la Nueva Celandia, y la Nueva Celedonia , compuesta del Theniente King, de dos oficiales de menar graduación , de nueve hombres y seis mugares, con p:ovÍ5Ír>ncs para seis meses. En su transito á esta Isla desciibiio el Tiicnie'ite Ball du Supp/y otra nueva , á la que dio el nombre de Lord //b r'í. Mientras pasaba la esqnadra de la Bahía Botánica al Puerto Jackson , descubrió dos velas extrangeras: apenas hubo desembarcado el Conmodoro en la ensenada de Sydney , fué visitado por un destacamento que traia pavellon francés. £stos dos buques eran las fragatas que partieron de Europa en el mes de Agosto de ip8^ , al mando de Mr. de la Peyrousc para hacer descubrirnientos en la mar de Sur. Sin embargo de que estaban escasas de provisiones , no pudo nuestro Gobernador favorecerles como de6eaba; pero quedaion cinco semanas en la Bahía Botánica , en cuyo tiempo se visitaron recíprocamente pov no distar el parage en donde habían desembarcado los Franceses , sino diez millas de la ensenada de Sydney. En este intervalo se ocuparon los reos en cortar madera para cstacadas,y en recoger las provisiones para el nav¡o,para el ganado y carneros , pues et terreno solo daba pastos medianos , y en muy corta cantidad sin embargo de estar en medio de la Nueva ülanda. La aversión al trabajo obligó á algunos nuevos Colonos á intentar escaparse á Europa á bordo de los navios franceses , pero estos esfuerzos fueron inútiles ; pues los oficiales íranceses no quisieron escuchar proposición alguna , sino las ^ue les hizo el bello sexo > asi es que dos dias después de haber salido J í r . de la Pe-^rouse observamos que nos faltaron dos mugeres. Supimos que este oficial Francés babia perdido dos ca' noas cargadas en una tempestad > y que en la Isla de los navegantes le hablan matado catorce hombres. Habitantes' Los hombres y las mugeres van desnudos , los primeros son altos pero desgraciados , y las mugeres poco ayrosas en su porte ; esto proviene de la costumbre de mantenerse sobre un pie, apoyando el (tro sobre la rodilla. Después de haber quedado largo tiempo en esta postura, mudan de pierna como para descanMu Su color es de cobre > <us facciones grandes y mal forma- das , su nariz abierta , sus labios gordos y espesos , y sus oios redondos y grandes : acostumbrados á fregarse con accyte de pescado , exálan un olor tan desagradable que revuelve el estómago al que se acerca i ellos. Los hombres traen barUis muy encrespadas , y sus cabellos «stan llenos de dientes de pescados^ y de conchas pegadas con goma. Este es todo su adorno /excepto otro que es mas hediondo: este se reduce á un hueso pegado al cartílago de la nariz , bien que solo traen este distintivo los mas distinguidos: habiéndolos presentado á Mr. Philips , vio á un corto número adornados de este modo. Algunos tenian ta cx^ Xa del cuerpo cubierta de cierto polvo colorado. También se ob-^ servaron algunas mugeres con dos falanges menos en «1 dedo de <n medio, ya fuese esta señal de honor , ya de infamü. Sin embargo parece que entre ellos hay muy pocas ideas de orden y de justicia. En quanto á sus nociones religiosas nada sabemos, bien que les vemos mirar á nn páxaro negro de la especie de un cuervo con una veneración particular , tin extremada que habiendo querido matar á uno d« ellos algunos Oficíales ,M:>puso uno de los naturales entre el páxaro y él fusU, sabier^do que si hubiese disparado este , hubiera perdido la vida. Sus chozas son de r.tfnas , y sus canoas de corteza , consistiendo sus armas en una lanza larga de madera dura que despiden con mucha destreza^ ^ a n d o quiofenmatar -;^áxat<tfs. TamMen traAn - un broquel dé Corteza diíicit de penetrar,y una «specie de punta cóh qué pican el pescado , errando rara vez el golpe. £• lazo de que sé Valen es de un anzuelo hecho de concha, y de un hilo de corteza. Como son tan pocas sus necesidades , estos son todos su4 instrumentos excepto una hacha con que cortan madera. Su principal alimento es el pescado que comen casi crudo , como la car<i i c , aunque siempre encienden fuego, al rededor del qual s* sientan para comer. lío parecen inclinados al robo , pero se atíservó que nuestra permanencia les dis^staba. Es ciato que nos •mataron tres hombres en el bosque. No son antropophi^os pues nos volvieron los cuerpos para que les enterrásemos. Úe.'^ues de esta hostilidad parecieron muy frios^y no se acercaron en algún tiempo á la CtJonia. Yi se ha observado que algunas mugeres Venían ¿os fahn^s covtidois éfl éldedo ée en medio : á esta singularidad puede añidirse que observamos muchas veces granJes esquaJrOnes dfe )iombres reunidos , á quienes faltaba un diente de delance , de i o que hiñrieron nu«sta9' gentes , que estas'semkc svtvia^ Tta pa- para distinguir sus clases ; pero esto es muy dudoso. Aunque las mugeres se presentaron siempre desnudas, no dexan de tener, alguna idea de los zelos , pues aunque permitían á nuestros marineros que las adornasen:Con papeles dorados y pintados , siempre se las llevaban eoisigow En los primeros encuentros de los naturales y Colonos, siempre marchaban las mugeres defendidas por tropas de hombres armados con lanzas que cubrían este cuerpo de reserva. El Capitán Cook refiere que no vivió sino un corto número de estos salvages, de lo que intirió que el País no era muy poblado ; pero se .engaño en este particular , porque vimos baxar siempre por la orilla tropas de tres y quatrocientos hombres. Hacia la tarde aparecían muchas veces de setenta á ochenta sentados al rededor de una hoguera al raso ; y la primera vez que llegó el Comodoro, se veían de noche hacia un lado gran número de estos fuegos. Desde el desembarco , no han dexado de encenderlos los salvages á una gran distancia. .Tienen algunas.chozas hechas de ramas. £n lo interior del País se han ob&ervado algunos que viven en zanjas ó en cabernas , los que se escapaban al acercarse las partidas Inglesas. £ n sus asilos se han hallado yerbas largas y secas que les servían de lecho. Los peñascos de la Costa les sirven también de retiro, pero e$ta>s cabanas estoii algo discantes de la ensenada de Sldney. .i.> Las mugeres que tenían niños los traiat> reg\)larmente en las espalda»); pero S9 acercaron muy pocas á las íVonteras inglesas. He aquí el estado en que se hallaban los salvages quaudu salió ti BoiToH dale. El pescado es su principal alimento, y las mugeres son tan diestras en cogerlo como lus hombres , sucediendo lo mismo en el gobierno de las canoas. Ellas se zambullen muy bien, y los hombres son todos excelentes buzos , pues baxan tveqúentemente la profundidad de setenta, y aun de cien pies, para recoger conchas y pescados heridos con su lanza. En el invierno huye el pescado de aquellos mares, y se retira hacia el ííorte á buscar calor. ¿Cóvno pueden subsistir unos hombres que no preveen lo futuro en ausencia de lo que forma su principal alimeotoí Esto excita iustrimente nuestra Admiración. Los collares , las telas y los pañuelos qu^ tes regalaron «J Comodoro , y sus oficiales fueron bien recibidos ; pero no gustaron mucho tiempo de poseerlos. Apenas los guardaron un día entero ; pues se e^icontraron tirados en los bosques. Un salv»• ' ge 3?9 ge se sujetó á que le afeytasen , y peynasen. Muchas veces se acercaban en un formidable esquadron ; pero inmediatamente perdian el valor : lo que mas les asombraba eran nuestros caño~ nes , que siempre mataban lo que querían. D e los tres hombres muertos en el bosque se encontró uno acribillado de flechas; algunas veces dispararon sus flechas contra nuestros marineros; y habiendo errado el golpe manifestaron que no tenían intención alguna hostil , desaprobando y castigando al que había disparado. animales. El Kamíurgo es el animil de que hablamos en nuestra p r i mera noticia sobre la Bahía Botánica , que poco mas o intiios es tan grande como un carnero. La cabeza, el cuello y las espaldas son menores , guardada proporción , que las demás partes de su cuerpo. Su cola es larga , espesa al piintipio , y atila.da al fin. Las piernas de delante solo tienen ocho pulgadas de largo , al paso que las de detras tienen veinte y dos ; asi es que anda saltando , corriendo en cada paso un espacio muy considerable , y quedando siempre en actitud recta. Las piernas e s tán cerradas contra el p e c h o , y parece que no le sirven sino para excavar la tierra : su piel está cubierta de un pelo corto de color gris obscuro , excepto la cabeza y las orejas que son algo parecidas á las de la liebre. £ n el Principe de Gales se embar^ có uno de estos animales de magnitud algo extraordinaria. También se añadió un perro vivo de la Kueva Holanda. Los demás animales dignos de atención son el Oppossum y el J'eücuto. l'áxaros. E n este país se ven de tiempo en tiempo algunos páxaros grandes ; pero los mas numeíosos aunque salvages son el gavilán , la t ó r t o l a , el pichón , el chirlito, la codorniz , y la cerzcta, además de otras de plumas muy exquisitas, y de algunas cornejas. PescaJos. £1 sergo se halla aquí con abundancia : en quanto á los demás son inferiores á los que se pescan en los mares de Europa^ También se halla una concha piramidal que según parece gusta mucho á los naturales. Los perros marinos y las ballenas son muy raras. Suelo j Clima, Las variaciones del clima en el discurso de veinte y quatro kovas o u s i o a ^ n algunos treinta grados de diferencia en el baló- rómctro. Los uracanes , los rayos, y las ráfagas son freqiiehtes. £1 suelo es ligero , pero ninguna de las plantas de Europa, compradas en Rio Janeyro , ó en el Cabo de Buena Esperanza , han p->iiJo madurar. Lis simientes han prosperado mucho-menos, sin embargo de lo mucho ^ue se hart cuidado. Se hi sembrado hlgun arroz , trigo y cebada en el terreno desmontado por loí colónos, y ya diximos que esta cosecha daba buenas esperanzas. Aun no se ha descubierto rio alguno , pero en diferentCi partes se han hallado cerca de la Ensenada pequeñas riachuelos. Esta es la lista de los animales vivos que se desembarcaron «n la colonia; ün garañón , tres jumentos , tres yeguas. Un toro , tres vacas , una ternera, que se extraviaron ün lo* bosques , y se perdieron á excepción de una vaca. Qjitro carneros , quatro ovejas , que murieron. DJS berracos y veinte y seis cerdas, habiendo un rayo muerto á cinco. Los caballos se hallan en buen estado > porque se les hace trabajar bien die 'día , y se cuidan de noche. La vaca que se ha salvado, se guardó porque estaba preñada, y parió después. Los cerdos aprovechan , y multiplican. El mismo rayo que mató á cinco cerdas hizo perecer vario* carneros del rebaño del Gobernador. La causa de la muerte de tos demás , ha sido la fklta de sustento conveniente. La bueni yerba es rara ; en donde la liay abundantecs muy áspera, • En los desmontes se ha preparado mas terreno para hortalK z a , que paia la labor. Los rábanos prometen mas que los otros vegetales. Las habas y los pesóles van poco á poco. El peregil, ti bálsamo , y otras plantas de Europa son indígenas en estt pais. Además del chou'pálmistt, que dá muy buena substancia, iiay un excelente árbol de goma , pero no es muy común; y otro árbol cuyo tronco después de corlado destila por alguh tiempo un jugo que en.lurece como la argamasa , y que después tac hecho polvo. Esta substancia puesta en el fuego no di llama , ni es bituminosa. En general hay poca variedad en los árboles , y los mas altos no pasan de cincuenta y ciirco pies ingleses. En l^s colinas e$ muy fácil advertir los efectos dtl rayd, pues la mayor parte de lo» árboles con$crv.in señales de los extragos. Pesde ios seis'primeros meses de *u establecimiento ha «ttírido la colunia tres tebtblores de tierra. Habiendo cabado pura 34' f^ juzgar de la naturaleza del suelo , se ha hallado que la tierra es excelente para ladrillo , del que se han construido ya algupas casas. También hay greda muy propia parala cal. Algunos de los gefes nombrados por el Gobernador para dU rjgir á los demás , se conducen muy bien ; uno de los quatro infelices condenados á la horca se escapó en los bosques , en donde quedó muchos días , pero al fin se determinó á volver casj muerto de hambre , y á sujetarse á su destino. El Goberna-, dor le mandó executar inmediatamente. Se ha construido sobre una peña á cierta distancia de la eos-; ta una gran cárcel , á la que se envían ciertos reos , que cstáa expuestos á las injurias del ayre , sin mas alimento que pan., f o r este medio se ha conseguido la corrección de algunos. Este era el estado de las cosas quando el Borrowdale salió de! Puerto Jackson , y el Goldengrowe buques de transporte, pasaron al Cabo de Buena Esperanza á traer provisiones para la colonia. £1 Scarborough y la Carlota fueron á cargar de the para la compañía de la India. £t Lady Penryn volvia á la costa N. O. de la America para hacer el comercio » y como ya lo hemos dicho, el Príncipe de Gales , el Borrowdale , el Alexan^o , y la Amistad , ó ya han llegado , ó se aguardan de un dia á otro , debiendo solamente pasar el estrecho de Alagallanes el I.ady Penryn. Añade la relación que ninguna cosa asombró mas á los naturales de la Nueva Holanda que Mr. Hunter, Capitán del Syrio, montado sobre su caballo. Este quadrupedo les ha causado la misma extrañeza que á los Americanos en tiempo de la conquista hecha por los Españoles ; pues han creído que el ginete y el caballo eran un mismo animal. Los clamores agudos de los salvages se aumentaron quando vieron que Mr. Hunter se apeaba, i^^nnual Register.') FRANCFORT. Medios de proporcionar á las madres hijos roivstos y sanos , ÍÍWÍservandose ellas mismas i por G. Fr. Hnfman Profesor de Ci' rujia, yi^ería de desear que las jóvenes y principalmente las de un« clase superior , que van á imponerse el honorífico yugo del matrimonio , conociesen al mismo tiempo las obligaciones de este es- 34» . estado , que tatnbien se les diesen las ideas relativas necesarias parí su íalud personal , y para la del fruto que han de dar i liiz." Estas reflexiones del autor prueban qual fué el Ón que se propuso en escribir esta obra , la que sin dejar de ser profunda está escrita con sencillez , sin afectación cicntitica, y por consU guíente la creemos muy preciosa para las Señoras. El preñado y y las seniles po.que se conoce este respetable estado , el régimen que exige con respeto á los aumentos y b e bidas , las alternativas de quietud , de descanso y de movimientos , las vigilias y el sueño que se les debe conceder , son las materias de los clncj primeros capítulos. El 6." trata del modo como deben vestirse las mugeres en cinta ; el 6.° de las sangrías, medicinas y demás medicjmsntos; cl 8." de las secteciones naturales ; el 9." de las pasiones de la imaginación , y de la conducta que exige el tiempo de que hablamjs en el sexo ; el l o . y cl I I . de la limpieza , de las ocupaciones , y de las lecturas de las mugeres ; el l a . de los malos partos, y de los accidentes que los ocasionan ; finalmente cl 13. de las señales que anuncian el parto , y del cuidado que deben tener de si mismas las Señoras en este momento solemne. Esta obra es corta pero útil , y muy digno su objeto. Mu* cbas veces se escriben grandes volúmenes que á la verdad no m^. recen este elogio. (jJbcrd. allg, Utt, zcit.) A V I S O AL PUBLICO, y principalmente á los Señores Suscritoret. u4l^fin Je este mes concluyen muchas Suscripciones á esta oírai ios que gusten renovarlas , podrán hacerlo en los términos consaíidos en la Librería dt Llera , Plazuela del Anj;el pasada la Ifevería , en do'¡de se hallará la obra ea ib succesivo , •y no en otra parte. Se está grabando otra lámina para el frontispicio , qta ft dará. qManto aattSi ^AJ)mJ) : VOR DON ANXOMIO ESPINOSA,