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BIBLIOTECA DE MEXICO
ISSN-0188-476X · N Ú M E R O 121-122 · ENERO-FEBRERO Y MARZO-ABRIL DE 2011 · S 80.00
JOHN
KEATS
C A R T A S
Y
P O E M A S
JOSÉ DE LA COLINA
EL ARTE DE SHEREZADA
MARCO ANTONIO CAMPOS
POEMA
TRILLING
BOWRA
BLOOM
CORTÁZAR
BORGES
WILDE
SHELLEY
^ ^ E l Taller de Teatro
de l a Biblioteca d e M é x i c o
"José
Vasconcelos" presenta
la
Obra:
2010
Ni
I ndependencia
Ni Revolución
Texto
Original
Eduardo
Del Río "RIUS"
Editorial
Dirección:
T e m p o r a d a del 3 0
al
10
de
abril
D O M I N G O S
Duración:
E N T R A D A
S a n d r a
de
del
1
1 h o r a 15
PLANETA
F é l i x *
e n e r o ^ ^
2011.
P
M
minutos.
L I B R E
(Cupo limitado)
A d o l e s c e n t e s
Plaza
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y
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de laCiudadela
Histórico. M e t r o
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GOBIERNO
FEDERAL
BIBLOTECADEËXIC
E L POETA COMO HÉROE:
KEATS EN SUS CARTAS
(FRAGMENTOS)
LA IMAGINACIÓN ROMÁNTICA
ODA SOBRE UNA URNA GRIEGA
NÚMERO
J O H N KEATS
(FRAGMENTOS)
121-122
ENERO-FEBRERO Y MARZO-ABRIL D E 2011 · $80.00
PLAZA DE LA CIUDADELA 4, CENTRO HISTÓRICO
DE LA CIUDAD DE MÉXICO, CP 06040.
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J O H N KEATS
(FRAGMENTOS)
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J O R G E LUIS
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LA C U L T U R A Y LAS A R T E S
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CONSUELO SAlZAR
DIRECTOR GENERAL DE
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FERNANDO ALVAREZ DEL CASTILLO
REVISTA B I B L I O T E C A D E
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FUNDADOR
JAIME GARClA T E R R É S t
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MONTERO
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OSCAR
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C O N S E J E R O S F U N D A D O R E S : JUAN A L M E L A . F E R N A N D O
ALVAREZ D E L CASTILLO. M I G U E L C A P I S T R A N , A D O L F O
ECHEVERRÍA. VICTOR T O L E D O Y RAFAEL VARGAS
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JOHN KEATS
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D O S C U E N T O S B R E V E S . T O M A D O S D E LAS MIL Y U N A
N O C H E S . ILUSTRADA C O N D I B U J O S D E F E R N A N D O
S C H Ú L T Z , E D I T O R A N A C I O N A L , S.A., T O M O P R I M E R O ,
M É X I C O . 1984, 608 PP., SE P U B L I C A N U N O E N LA P A G I N A
J O S É D E LA COLINA
124 Y EL O T R O EN LA 4a DE F O R R O S
L O S P O E M A S DE J O H N KEATS Y EL DE M A R C O A N T O N I O
C A M P O S F U E R O N I L U S T R A D O S C O N G R A B A D O S DE
G I O R G I O MOFÎANDI, GIULIO EINAUDI E D I T O R E , T O R I N O ,
1964, 32 PR, 131
ILUSTRACIONES.
MARCO ANTONIO CAMPOS
LIONEL TRILLING*
EL POETA
COMO HÉROE:
KEATS EN SUS
CARTAS
(Fragmentos)
En la historia de la literatura, las
como en una cierta clase de
podemos aspirar a definido ple-
hombre: el héroe.
namente o s e ñ a l a r
Por
supuesto, ningún
héroe,
todos sus
elementos. Sin embargo, pode-
cartas de John Keats son excep-
ningún hombre que capta plena-
mos estar seguros de que parte
cionales. Si todas las cartas per-
mente nuestra atención es nunca
de su efecto proviene del deseo
un hombre en abstracto, sino que
consciente de Keats de vivir la
ralmente, las cartas de los gran-
siempre está marcado y diferen-
vida al estilo heroico. En un
des hombres tienen un atractivo
ciado por un papel particular. Lo
hombre joven esto resulta siem-
especial. Y entre las cartas de
conocemos como amante, mari-
pre irresistible. Keats p e r t e n e c í a
los grandes hombres, las de los
do, padre, hijo, y mucho mejor
socialmente
grandes artistas creadores son
aún si lo conocemos a t r a v é s de
respetable, liberal e intelectual;
probablemente las m á s íntimas,
su profesión, por ejemplo, como
su campo de a c c i ó n se limitaba
las más vivas y las más llenas de
sabiduría. Sin embargo, incluso
rey, o soldado, o poeta. "¡La ca- a los p e q u e ñ o s y continuos derrera de Ótelo ha dado fin!" El beres de familia; tenía un aire
entre los grandes artistas, es qui-
famoso patetismo de este grito
tranquilo y modesto, marcado a
zá Keats el único cuyas cartas
nos recuerda que en las historias
veces por una especie de t í m i d a
tienen
virtualmente
trágicas los hombres son prime-
neutralidad. Sin embargo, en
igual al del criterio de su autor
ramente vulnerables no en su
todo momento vivió plenamente
sobre el trabajo
sonales son interesantes, natu-
un interés
a la clase media
creado. Por
humanidad abstracta, sino en los
y parece que nunca c a r e c i ó del
ejemplo, no hay otras cartas que
compromisos particulares de sus
sentido de que ser o convertirse
hayan sido objeto de una adver-
vidas. Y así no podemos pensar
en hombre era una aventura pro-
tencia como la que F. R. Leavis
sintió necesario hacer hace unos
pocos años. El doctor Leavis dijo
que,
al pensar en Keats como
poeta, tenemos que comprender
que los documentos importantes
son sus poemas, no sus cartas.
Nadie lo pone en duda. Cuando
pensamos sobre Keats como
en Keats como hombre sin pen-
blemática.
sar en su profesión de poeta. Al
que aparece en sus cartas: "La
mismo tiempo, una vez que he-
vida es un valle de hacer almas",
mos
es el resumen de ese sentido, y
leído sus cartas, sabemos
inevitablemente
era su manera de ser hombre.
do todo su pensamiento. Keats
creía que la vida le h a b í a sido
dada para encontrar
vas, pero en relación con Keats
nadoras y sugestivas. Sin embargo, el hecho es que a causa
de las cartas es imposible pensar
en Keats sólo como poeta; inevi-
una vez que lo percibimos en é l ,
comprendemos que ha domina-
El encanto de las cartas de
puesto, iluminadoras y sugesti-
sino secundarias; sólo son ilumi-
frase
Keats es inagotable, y apenas
poeta, sus cartas son, por su-
como poeta no son primarias,
que ser poeta
La conocida
LL I
y
el modo
justo de emplearla, que era una
especie de continua confrontación m á g i c a que exigía la respuesta adecuada; creía que esta
respuesta d e b í a surgir de la intuición, el valor y la a c u m u l a c i ó n
de experiencia. No se trataba,
por supuesto, de una f ó r m u l a ni
tablemente, pensamos en él co-
de algo racional, sino m á s bien
mo en algo aún más interesante
de un modo de ser y de obrar. Y,
que
sin embargo, p o d í a
un poeta, pensamos en él
como en un hombre, m á s a ú n ,
en
parte
obtenerse de la reflexión y podía, si no ser una f ó r m u l a , si al
' Lionel Trilling, El yo antagónico, traducción
de Alicia Bleiberg, Taurus ediciones, S.A.,
Madrid. 1974, 228 pp.
menos entrar en muchas formulaciones. Keats era todo, excepto un hombre sin ideas.
MENTI0EM
JOHN KEATS Y EL
ROMANTICISMO
INGLÉS
Perteneció
el
angélico
John Keats a la m á s briLionel Trilling
llante g e n e r a c i ó n p o é t i Su manera de concebir la vida
es característica del joven ingenioso altamente dotado, aunque
esto es también característico
de grandes hombres más viejos
a los que los jóvenes de ingenio
y de valía tienen más probabilidades de tomar en serio. El encanto de que esto se produzca
en Keats es aún mayor por ser el
periodo de tiempo en que se
manifiesta tan corto y tan dramáticamente conciso: Keats tiene
veinte años cuando empieza a
escribir sus cartas, y veintiséis
cuando termina. Pero era notablemente precoz (yo me inclino a
pensar que aún más precoz en
su conocimiento del mundo que
en la poesía). Pertenecía a esa
clase de genios que aprenden
tempranamente a confiar en sí
mismos de una manera esencial, por muchos momentos de
duda que puedan tener. Tuvo
una suerte muy grande, o mucho
acierto, al encontrar un círculo
de amigos que creían en él antes de que hubiera manifestado
su capacidad, excepto en lo que
se refiere a un sentido compartido de su visión heroica, y estos
amigos estaban a la espera de
que esa capacidad se manifestara. Por lo tanto, a una edad
muy temprana, Keats superó
toda duda y toda timidez que
pudieran producirle la observación profunda de la vida y de sí
mismo, el planteamiento de
grandes preguntas y el intento
de alcanzar grandes respuestas
y la comunicación libre de sus
pensamientos. Y así encontramos la primera de las contradicciones vitales que hacen la mente de Keats tan fascinante: la
mesura de la madurez que surge
de entre las preocupaciones de
la juventud. Esta mesura es la
aceptación orgullosa, amarga y
gozosa de la vida trágica que
asociamos fundamentalmente
con Shakespeare. Explica la
fuerza de las cartas de Keats,
igual que el sentido de la aventura explica su fascinación.
ca inglesa del primer tercio del siglo xviii, y murió, como se sabe, a los
24 a ñ o s de edad en 1821^
por cierto
exactamente
un siglo antes de nuestro
también
Ramón
luminose^^
López
Velard^H
Y no mucho tiempo después
de Keats
muere
i m b i é n en plena edad
Bernard Shaw no parece la persona más adecuada para ayudarnos a comprender a Keats
como hombre, y, en efecto, su
breve ensayo sobre Keats, con
el que conthbuyó a un homenaje
al poeta, es en su mayor parte
muy superficial. Sin embargo, a
lo largo de este ensayo, Shaw
se extiende bastante sobre una
cualidad de Keats que, al menos
para nuestra época, bien puede
ser la que debamos destacar antes que cualquier otra. Esta cualidad es lo que Shaw llama "la
jovialidad" de Keats.'
Esta palabra no goza hoy de
' Geniality, en inglés actual, significa sinnpatía,
afabilidad, sociabilidad, jovialidad. La acepción equivalente al español genialidad ha caído en desuso. Trilling la recoge para aplicarla,
junto con el sentido actual, a la personalidad
de Keats. (N. de la T.)
juvenil Percy Β. Shelley,
que era siete a ñ o s menor
que su
colega
autor de una obra Ι π ^ ^
presionante y b e l l í s i m a ?
en
que se incluye ese
canto magistral (el poe­
ma Adonais)
tó
que redac­
conmovido
tras
la
muerte de su admirado
amigo. Y superdotados
eran asimismo, no sólo
ey sino el cele
Lionel Trilling
buena reputación. Apenas se usa
La palabra tiene otros muchos
impulsado por la negrura de su
en el lenguaje corriente, y cuando
e importantes significados y me-
espíritu, o no escribe, Pero no
se usa, normalmente se asocia
rece la pena señalarlos en rela-
era esto lo que creían los gran-
con hombres de mediana edad o
ción con Keats. Pero no pode-
des
con viejos enérgicos. Para mu-
mos
ignorar el ijnico y vulgar
Keats y no era lo que creía el
chos lectores significará
poetas c o n t e m p o r á n e o s de
justa-
sentido que ahora aplicamos a
propio Keats. Wordsworth y Co-
mente lo que no es joven e impul-
esta palabra: el sentido de mero
leridge pensaban que la p o e s í a
sivo y les sugerirá una bondad
buen humor y sociabilidad. Da-
d e p e n d í a de una c o n d i c i ó n de
mediocre rozando con una vulgar
das nuestras ideas sobre el tem-
buena salud en el poeta, de un
carencia de capacidad de discri-
peramento poético, el lector sen-
bienestar m á s que corriente. El
minación. Sugerirá cualquier cosa
sible probablemente se estreme-
propio Keats no parece haber
excepto la dedicación y la impa-
cerá
elaborado una t e o r í a
ciente energía
creadora de un
hace Shaw de Keats como "no
sobre las circunstancias adecua-
joven poeta. Pero esta palabra no
sólo un poeta, sino t a m b i é n un
das
siempre ha sufrido estas connota-
alma alegre, un tipo jovial que
claro que, para él, escribir p o e s í a
ciones limitadoras. Y en tiempos
era capaz de soportar su e s p l é n -
era, en primer lugar, un trabajo
de Keats no tenía el sentido ac-
dida carga de genio y de balan-
tual. En esa época era una pala-
cearla, lanzarla al aire y volverla
bra que se podía aplicar clara-
a coger, silbando una musiquilla
mente a un hombre joven. Words-
al mismo tiempo". Ciertamente,
worth habla del "sentido genial de
no es ésta la manera de describir
la juventud". Era una palabra apli-
a Keats, pero es m á s adecuada
cable justamente a la idea de
que el impulso de considerar tal
creación; cuando Coleridge quie-
descripción de un poeta como
re expresar la idea de que ha per-
algo blasfema. Hoy d í a nuestra
dido su capacidad creadora, dice
teoría de la creación poética sos-
que le "falla su inspiración genial",
tiene que el poeta deriva su ca-
ante
la d e s c r i p c i ó n
que
y usa aquí la palabra en su senti-
pacidad creadora de alguna mu-
do derivado de
tilación que ha sufrido. Damos
genius}
por sentado que el poeta escribe
' Para los poetas románticos la palabra inglesa
estaba sin duda reforzada por la alemana,
aunque "genia" en alemán tenia significados
que no hubieran sido aprobados por Wordsworth o Coleridge. Asi. cuando G. H. Lowes,
en su Vida de Goethe, describe la vida desenfrenada de los jóvenes de Weimar y su libertad
sexual, dice que sus acciones eran comprendidas y perdonadas por ser tipleas del periodo
análoga
para la c r e a c i ó n , pero está
regular, su p r o f e s i ó n , practicada
con una diligencia equilibrada, y,
en segundo lugar, un gran gozo.
Por razones obvias, la salud le
preocupaba mucho; la palabra,
"salud" aparece muy frecuentemente en sus poemas, y la mala
salud, física o mental, le resultaba
odiosa.
Como
cualquier
persona, tenía sus momentos de
d e p r e s i ó n , y como a cualquier
persona inteligente, le o c u r r í a .
expresar esos estados de á n i m o
mediante generalizaciones me-
genial, y añade en una nota: "Es difícil encontrar una palabra inglesa para expresar el alemán genial, que significa penenecienle al genio. El periodo genial era aquel en que toda
extravagancia era excusada en nombre del
genio". Incluso la mala ortografía de Goethe,
según obsen/a George Eliot en una de sus cartas desde Alemania, era considerada genial.
lancólicas. Como cualquier literato, tenía momentos en que no
sentía nada, en que se sentía sin
inspiración y casi sin personalidad. Pero Keats no daba mucha
importancia a sus depresiones.
artístico, o de diferentes oficios
que se encontraban en la misma
relación con el público y con las
tradiciones establecidas, consideraban que favorecía a su imaEn una carta a su hermano gen admirarse y defenderse
George le explicaba un método unos a otros, reunirse para disinventado para hacer frente a la cusiones profesionales o simpledepresión: "Cuando noto que me mente para hacer juegos de
empiezo a deprimir, me levanto, palabras o gastarse bromas. Por
me lavo, me pongo una camisa supuesto, surgían peleas y envilimpia, me cepillo el pelo y la ro- dias, y también las encontramos
pa, me ato bien los zapatos, de en el círculo de Keats, pero hahecho me arreglo como si fuera a bía entonces una tendencia masalir, y una vez bien limpio y có- yor que hoy hacia la camarilla, el
el grupito que commodo, me siento a escribir. En- cénacle,
cuentro así un alivio grandísimo." prendía los propósitos y las legí"De hecho me arreglo como si timas ambiciones de cada uno
fuera a salir." ¡Cuánto nos revela de sus miembros. Los romántiesta frase sobre Keats! Él decía cos revivieron el ideal que había
que nunca escribió una línea dominado en la Edad Media y en
pensando en un público, y sin el Renacimiento. Era un ideal
embargo, cuando quiere poner adecuado a una época que neen juego sus facultades más ínti- cesariamente consideraba el
mas y potenciarlas al máximo, nuevo arte como un acto polítisu método es prepararse como co, casi como una conspiración.
para una visita. Keats tenía verKeats contribuyó alegremente
dadera pasión por la amistad y a esta fuerte tendencia hacia la
la vida social. Esta afirmación sociabilidad y la amistad y ella
necesita ciertas aclaraciones, explica en parte sus cartas. No
pero en una phmera impresión todos los amigos de Keats eran
del poeta vemos que no siente la artistas, pero todos vivían en un
menor necesidad de mantener- ambiente de ideales artísticos e
se al margen de las diversiones intelectuales que, para la gente
corrientes de los hombres: la co- joven, probablemente tenía un
munidad de placeres, la sociabi- aire bohemio. La delicadeza de
lidad son parte importante de su sentimientos y la fuerza de obvida diaria. Y durante mucho servación de las cartas de Keats
tiempo Keats creyó que el desa- no se habrían manifestado si
rrollo de su mente era apenas Keats no hubiera podido confiar
menos comunitario que sus di- descuidadamente sus pensaversiones. Sentía que sus ami- mientos a sus amigos, y no sólo
bos, que eran casi todos mayo- sus pensamientos reflexivos, sires que él, tenían mucho que no t a m b i é n los e s p o n t á n e o s .
darle y lo daban con generosi- Debemos la maravillosa cercadad. Y probablemente tenía ra- nía de las cartas, con sus errozón. Si suponemos que la gran res ortográficos, no sólo a la
generosidad del propio Keats confianza de amigo a amigo que
quizá le hacía calcular demasia- manifiestan, sino también a las
do ampliamente lo que en reali- costumbres e s p o n t á n e a s del
dad le daban, también debemos grupo, que se ajustan a la genesuponer que su generosidad ralidad de los modales masculiprovocara en sus amigos una nos de entonces. En esa época,
generosidad correspondiente.
al parecer, los hombres buscaEstaba convencido de que la
negación no formaba parte de su
propio ser y que era un estado
pasajero, tras el cual volvería a
ser él mismo.
El vivo sentido de las relaciones sociales de Keats era una
cualidad propia de su época: la
vida artística e intelectual era
entonces más cordial que ahora.
Los hombres del mismo oficio
ban más ocasiones de diversión
social exclusivamente masculinas y sus costumbres eran más
animadas que ahora. El grupo
con el que se asociaba Keats no
carecía, de ninguna manera, de
MENTWEM
mo
y carismàtico
Lord
Byron (a quien equivocadamente el gran crítico
del XiX, Mathew Arnold,
consideraba
poseedor
de un estro p o é t i c o mayor que el de los otros) y
tampoco
era
medianía
alguna, sino genio precoz y evidente la esposa
de Shelley (Mary), autora de esa novela asombrosa {Frankenstein
o ei
nuevo
que
Prometeo),
se editó uno o dos a ñ o s
d e s p u é s de la muerte de
Percy.
Contra las reticencias
y profecías
críticas
de
Arnold y otros viejos críticos, la breve pero imponente
obra
de
Keats
( t a m b i é n la de Shelley'
se ha convertido para los
lectores de
los
siglos
posteriores en joya insuperable.
A ciento noventa a ñ o s
de
la d e s a p a r i c i ó n
apolíneo
John
del
Keats
(1795-1821) hemos dedicado este n ú m e r o de \.
compostura. Dadas las circuns-
cajaban con su manera de ser
enfermedad ya había empezado
tancias, sin duda alguna, no se
perfectamente y explican en par-
a apartarse de la vida social,
podía resaltar la "familia" y las
te la franqueza y el vigor de su
como quizá era de esperar. Al
pretensiones de algunos de sus
correspondencia. Él y sus ami-
principio de su carrera,
miembros de ser considerados
gos asistían a peleas de osos y
expresado a Bailey su confianza
había
caballeros podrían no ser acep-
perros y eran aficionados al di-
en su c o m p r e n s i ó n de las fuentes
tadas por la vieja, y casi t é c n i c a ,
soluto mundo del boxeo. Keats,
de
definición de tal rango social. Sin
entre cuyos libros se encuentra
una c o m p r e n s i ó n que él mismo
las acciones humanas. Era
embargo, el buen tono era esen-
un volumen titulado Esgrima
cial y el propio Keats, nieto de un
garizada,
encargado de caballerizas, hijo
xeador y sabemos que no d u d ó
sabía
de un antiguo mozo de cuadra y
en
enfrentarse a un oponente
como para no sorprenderme ante
de una mujer, cuya conducta y
m á s fuerte, en una lucha seria
una carta como la que te resultó
cuyo rango social eran m á s que
sin guantes, lucha en la que tuvo
tan hihente." "Antes de interesar-
dudosos, valoraba
una
mucho los
vul-
consideraba excepcional. "A los
era un excelente bo-
tres días de conocer a Haydon
actuación
muy buena. A
me
bastante de su
carácter
por Reynolds y Haydon ya
modales, y los suyos eran, se-
pesar de su p a s i ó n por lo que él
conocía
g ú n creo, exquisitos. A pesar de
llamaba "abstracciones", a pesar
defectos." Pero a su rápida com-
ello, Keats insistía en la comodi-
del
prensión de las flaquezas huma-
idealismo
de
su
poesía,
yo perfectamente
sus
dad y toleraba sin esfuerzo los
Keats amaba la vida real; su
nas Keats unía la m á s profunda
modales menos refinados. Debi-
aspereza y su vulgaridad le en-
tolerancia: "Los hombres debe-
do a su a d m i r a c i ó n por Words-
cantaban. "Las maravillas
para m í " , e s c ñ b í a
no
son
siosamente disculpar sus fallos
viembre de 1819. "Me encuentro
como hombre, pero nadie fue
m á s a gusto entre hombres y
m á s severo que él ante la rigidez
mujeres. Prefiero leer a Chaucer
de Wordsworth en sociedad. Re-
antes que a Ariosto." Su sentido
cordemos con qué placer descri-
de lo real era vivo y ágil, en la
be la disipada cena de enero de
línea de los poetas humoristas
1818,
con sus chistes sexuales
ingleses, desde Chaucer y Skel-
tan disparatados y complicados
ton hasta Burns. Los poemas
y sus bromas sobre orinales.
Dawlisli
Keats no hubiera comprendido
ben considerarse excepcionales
el ideal de delicadeza de los
dentro de la p r o d u c c i ó n poética
Su tolerancia era tan afectuo-
a ñ o s últimos del siglo xix que, tal
de Keats, pero corresponden to-
sa como desilusionada su com-
como se manifestaba en la so-
talmente
ciedad masculina, a él le hubiera
como demuestran sus cartas.
Fair y Modern
a su
en no-
rían soportarse unos a otros, no
worth como poeta, deseaba an-
Love de-
temperamento
existe hombre que no pueda ser
despedazado, que no tenga su
punto flaco." Y el camino seguro
de la amistad "es, primero, conocer las faltas de un hombre y
luego mantenerse pasivo; si después
de esto este hombre le
atrae a uno insensiblemente entonces uno no tiene fuerza para
romper el lazo".
p r e n s i ó n , y una c o m p r e n s i ó n des e n g a ñ a d a no podía simplificar
la vida social de Keats. Hubo
parecido e x t r a ñ o y tonto.^
Al hablar de la sociabilidad de
momentos en que se e n c o n t r ó
modales de la Regencia
Keats no seremos exactos si no
en situaciones violentas para él
no le o f e n d í a n en absoluto, en-
reconocemos que había un ele-
y fastidiosas para sus amigos al
mento en su personalidad que la
contestar, no a las observacio-
limitaba:
nes de é s t o s , sino a sus calladas
Los
- Este ideal no se manifestó tan plenamente
como creemos: los fragmentos no publicados de los apuntes de Samuel Butler proporcionan una información iluminadora sobre
las verdaderas costumbres y conversaciones
de los caballeros de su época. Pero sin duda
el que Butler se tiubiera tomado la molestia
de registrar los tiectios sugiere cuál era la
conducta dominante.
su enfermedad. Ésta,,
por supuesto, lo amargaba y lo^
intenciones.
separaba, a medida que adquiría
Aunque era modesto en todas
la certidumbre de su muerte, de
sus relaciones, inclinado a la ge-
aquellos que aún esperaban vivir,
nerosidad callada y a la admira-
y le hacía suspicaz y envidioso
ción, sin embargo, Keats tenía un
de ellos. Pero incluso antes de su
orgullo vivo y celoso. Se apartó
enseguida de Liegli Hunt, porque
Hunt tiabló en tono protector de
su poesía. Tuvo una relación bastante fría con Shelley porque sospechaba en él una actitud de
superioridad. Empezó a notar
que una de las razones de su
popularidad era su callado apartamiento, una especie de retirada
cortés de la rivalidad social.
"Pensad en mi gusto por la soledad, en comparación con mi relación con el mundo. En éste, soy
un niño, no me conocen, ni
siquiera mis íntimos; cedo a sus
sentimientos como si evitara irritar a un niño pequeño. Algunos
me creen una medianía, otros un
tonto, otros un alocado, todos
creen que ven mis puntos débiles
en contra de mi voluntad, cuando
en realidad esa es mi voluntad.
Estoy satisfecho de que piensen
todo eso de mí, porque tengo
dentro de mí mismo grandes
recursos. Esta es una razón por
la que les gusto tanto, porque
pueden destacar ventajosamente
en una habitación y eclipsar a
quien es reconocido como un
buen poeta." Y en otra parte; "...
sufro mucho en las reuniones
donde a causa de las reglas
sociales y de mi orgullo natural
me veo obligado a ahogar mi inspiración y a parecer un idiota porque siento que si diera rienda
suelta a mis escrúpulos les sorprendería demasiado. Vivo bajo
un freno constante, nunca aliviado excepto cuando escribo. Así
que seguiré escribiendo."
El apartamiento de Keats debe
ser mencionado, sin duda, pero
no exagerado. En parte no era
más que un sentimiento común a
todos los hombres. Keats podía
decir que admiraba la naturaleza
humana y que le disgustaban los
hombres, pero todo el mundo dice esto, o lo contrario, o las dos
cosas. Naturalmente, nunca nos
sentimos satisfechos con la sociedad que nos rodea, ya que
nunca se ajusta a nuestros propósitos y esperanzas. Esto se
puede aplicar con mayor verdad
a Keats. Para él sólo hubo un
hombre quizá, Shakespeare, que
se ajustara a su idea de lo que
deben ser los hombres. Pero su
apartamiento debe ser comprendido también como un aspecto
normal de su genio. Este apartamiento se fue produciendo a medida que Keats tomaba conciencia de su capacidad e identidad,
del trabajo que debía realizar y
del destino que debía cumplir. Lo
notable no es que estuviera separado, que mantuviera al mundo
social a cierta distancia mediante
su conocimiento de él, sino más
bien que no se hubiera apartado
más. Su conocimiento de los
hombres contenía, controlaba y
dignificaba su sociedad, pero
nunca la limitó. Hasta el último
momento esta sociabilidad se
expresó en sus cartas como una
potencia animal, manifestándose
de manera extraña incluso cuando, en la amargura de su muerte
cercana, Keats
experimenta
oleadas de odio hacia los amigos
a los que ama.
MENTIiEM '
revista a su obra, contemplada bajo la mirada !
de Lionel Trilling, Bowra, !
el
moderno
Harold
Bloom, Oscar Wilde, Ju- :
lio C o r t á z a r y Jorge Luis ;
Borges.
La
1
revista cierra sus '
p á g i n a s con el ensayo El |
ι
arte
de Sherezada,
de i
nuestro secretano de re- •
1
d a c c i ó n , J o s é de la Co- '
lina y un poema inédito |
de Marco Antonio Cam- i
Cuando pensamos en la sociabilidad de Keats, nos resulta fácil y
natural suponer que esta sociabilidad es el desarrollo de su relación con su familia. Si Keats es
genial, lo es en uno de los sentidos elementales de la palabra;
pertenece a la gens, a la familia y,
por extensión, a la tribu y en última instancia a la nación. "Me
gusta Inglaterra, la amo", decía.
Aunque haya sido un solitario intelectualmente nunca le gustó la
soledad física. La compañía le
gustaba y vivió muy poco solo. Incluso podía escribir con otra persona en la misma habitación. Podríamos decir que le gustaba reconstruir el ambiente de familia.
En el siglo xix se extendió
cada vez más la creencia de que
el alejamiento de la familia era
indispensable para el crecimiento del poeta y hoy día nuestra
mitología de la personalidad
poética da por supuesta esa situación. Pero Keats no habría
comprendido lo que nosotros admitimos tan fácilmente. Él tenía
pos.
3i
\
]iiL\^
KJ.^, .
Vaso griego, dibujo de Jotin Keats
un sentido de la familia enorme-
un movimiento biográfico. Keats,
a lo que Wordsworth llama "la
mente fuerte y completamente
al desarrollarse, no "avanza" de
mente m á s pura", d e s p u é s de
directo, al menos en lo que se
una
p r e o c u p a c i ó n por lo sensi-
haber sido m í n i m a m e n t e sensi-
refiere a sus sentimientos por
ble a una p r e o c u p a c i ó n por lo in-
ble y absolutamente nada sen-
sus hermanos y por su hermana.
teligible. M á s bien se trata de
sual. Para Keats, sin embargo,
Sobre lo que sintiera por sus pa-
que su manera característica de
n i n g ú n sentido tenía m á s presti-
dres, muertos cuando era niño,
pensar a lo largo de toda su vida
gio que otro y para él lo senso-
sólo podemos hacer suposicio-
empieza con lo sensible y prosi-
rio, lo sensible y lo sensual eran
nes. Pero su afecto por los her-
gue hacia lo que él llama la "abs-
todo uno. Wordsworth hubiera
manos es una parte definitiva de tracción", pero sin dejar atrás lo
su carácter y de su leyenda. De- sensible. Lo sensible no puede
dicó su vida al cuidado de Tom ser dejado atrás, porque es lo
comprendido sin dificultad el
sentimiento que expresa Keats
cuando, al escribir a su amigo
en los largos meses finales de la
que genera la idea y permanece
Brown, habla de "los placeres
tuberculosis del muchacho. En
con ella. Y la intensa carga mo-
que
sus cartas a George, que estaba
ral y especulativa de los poemas
que Wordsworth h a b í a identifica-
en A m é r i c a , se abre emocional e
y las cartas de Keats debe su
do la "desnuda dignidad nativa
intelectualmente
m á s que en
gracia e inspiración excepciona-
del hombre" con el "gran princi-
cualquier otra o c a s i ó n . Hacia su
les a que aunque camina a su
pio elemental de placer, por el
hermana Fanny d e m o s t r ó una
lado, la supera y la condiciona,
cual el hombre conoce, siente,
ternura constante y toda la soli-
nunca niega la plena a u t o n o m í a
vive y se mueve". Pero Words-
citud que los Abbey le p e r m i t í a n ;
de lo sensible.
worth se hubiera inhibido preci-
es tu deber conseguir", ya
la imagen de su hermana, junto
Pero no basta hablar de la
pitadamente cuando Keats ani-
con la de la otra Fanny, es la que
lealtad de Keats a lo sensible, ni
ma al recién casado Reynolds a
le a c o m p a ñ ó en su viaje italiano.
de su lealtad a los placeres de
"hartarse de la miel de la vida".
Sus sentimientos familiares eran
los sentidos. Lo sensible y los
Especialmente por el
lo que él llamaba una p a s i ó n .
placeres de los sentidos pueden
sexual, pero no sólo por eso,
contexto
Hay todavía otro aspecto de la
aplicarse tanto a Wordsworth co-
Wordsworth se hubiera sentido
sociabilidad de Keats que tene-
mo a Keats. No debemos equi-
consternado por la imagen del
mos que tener en cuenta y es la
vocarnos en esto: en lo que se
apetito y la m a n i f e s t a c i ó n franca
complacencia que sentía hacia
refiere a lo sensible y al placer,
de un apetito que equivale a glo-
sí mismo. No podemos entender
Keats es discípulo
tonería.
la mente de Keats sin una com-
worth y las diferentes maneras
prensión plena de la capacidad
que
t e n í a n de comprender los
prender a Keats no podemos re-
de disfrute que tenía y de la libe-
dos conceptos no deben impe-
chazar la imagen del apetito y su
ralidad con que daba rienda
dirnos ver las semejanzas. Lo
clara manifestación de éste. El
suelta a esa capacidad. Los pla-
que
de Words-
aquí nos interesa, sin em-
ceres de los sentidos no eran
bargo, son las diferencias signifi-
para él solamente algo desea-
cativas. Nuestra lengua distin-
ble,
eran la base misma de la
gue entre lo sensorio, lo sensible
vida. Eran a d e m á s la base del
y lo sensual. La primera palabra
pensamiento. Keats, m á s que
no toma posición en lo que se
ningún otro poeta, m á s , en reali-
refiere al placer, la segunda con-
dad, que Shelley, era un platóni-
nota placer de diversos grados
co,
pero se diferencia de la última ya
pero su platonismo no era
doctrinal o s i s t e m á t i c o ;
por el
que ésta sugiere un placer inten-
impulso natural de su tempera-
so, despertador de apetitos, ma-
mento, su mente subía la esca-
terial, y generalmente contiene
lera del amor que Platón expone
un
en
comenzando
casi siempre una i m p l i c a c i ó n de
con el amor por las cosas y pro-
sexualidad. Para Wordsworth,
gresando hacia el amor por las
los placeres de los sentidos son
ideas, con las existencias
en
un claro signo de lo adecuado
El banquete,
fuerte sentido peyorativo y
Pero precisamente para com-
comer y las exquisiteces del sabor son algo básico y definitivo en
su experiencia y en su poesía. La
a n é c d o t a s e g ú n la cual se ponía
p i m e n t ó n en la lengua para gustar m á s intensamente el placer
de un trago de clarete frío es a p ó crifa. Sin embargo, es significativo que Haydon, que contaba la
a n é c d o t a , c o n o c í a lo bastante el
carácter de Keats como para haberla inventado. No es mucho
m á s exagerada, d e s p u é s de todo, que la declaración del propio
Keats sobre su gusto por el meloc o t ó n . "Hablando de placer, escri-
progreso hacia las esencias, con
de la vida, pero virtualmente las
be a Dilke, en este momento es-
apetitos en camino hacia deseos
dos únicas facultades sensorias
cribo con una mano y con la otra
me llevo a la boca un m e l o c o t ó n .
inmortales. Pero este progreso
que tiene en cuenta son las de
es de un tipo especial, quizá de
ver y oír y, para eso, ver y o í r
¡Dios mío, q u é bueno! Noto c ó m o
un tipo que la interpretación orto-
sólo cierto tipo de cosas; y la
pasa, blando, medio derretido,
doxa de Platón no puede apro-
materia de experiencia de los
rezumante. Todo su delicioso vo-
bar. No se trata, por así decir, de
sentidos pasa muy r á p i d a m e n t e
lumen se derrite garganta abajo
como una fresa beatificada."
Nosotros tenemos una postura ambivalente en nuestro concepto de la categoría moral del
comer y el beber. Por un lado, la
ingestión suministra las imágenes de nuestras experiencias
más amplias y más intensas:
tiablamos del vino de la vida y
de la copa de la vida; hablamos
también de sus heces, y la pena
es algo que se apura; la vergüenza y la derrota son hiél; la
divina providencia es maná o
leche y miel; tenemos hambre y
sed de justicia; estamos hambrientos de amor; los enamorados se devoran con los ojos y no
hay madre que no haya exclamado que se comería a su niño;
el pan y la sal son símbolos de
paz y de lealtad, pan y vino la
materia de los actos religiosos
más solemnes. Por otra parte,
sin embargo, si bien representamos lo más significativo de la
vida mediante tropos que se refieren a los actos de comer y
beber, lo hacemos con gran circunspección. Usamos las imágenes de la ingestión rápidamente, sin desarrollarlas, ya que
sentimos que no es oportuno detenerse en aquello que nos permitimos mencionar."
Pero en la obra de Keats las
imágenes de la ingestión están
siempre presentes y llegan a la
exageración. Keats ocupa una
posición quizá única entre los
poetas por la amplitud de sus
referencias al comer y al beber y
a sus sensaciones placenteras o
desagradables. Esto puede resultar alienante para algunos lectores, y, en verdad, incluso un admirador incondicional puede impacientarse ante la excesiva dependencia de Keats de palabras
como, por ejemplo, "golosinas"
' La frase "maná del cielo" es muy frecuente,
pero nadie dice nunca "codornices del cielo",
aunque las codornices eran tan importantes
como el maná en la comida suministrada por
la divinidad a los tiijos de Israel en el desierto; el maná era. podríamos decir, sólo el postre divino. Sin embargo, como el maná era
evanescente y no se ha podido identificar
con nada comestible, se ha converlido en
una metáfora del sustento milagroso y del
consuelo espiritual; las codornices, por ser
tan evidentemente reales, han sido olvidadas
por completo.
para sugerir toda clase de placeres, incluso los de la literatura.
Así se puede comprender lo que
llevó a Yeats a hablar de Keats
como de un niño con la cara
aplastada contra el escaparate de
una confitería. El tono suavemente despectivo y no carente
de simpatía de la imagen de
Yeats refleja parcialmente la parte negativa de nuestra ambivalencia ante el comer y el beber El
apetito de la ingestión es el más
primitivo de nuestros apetitos, el
único apetito de nuestra etapa infantil, y la preocupación por él, el
énfasis excesivo sobre él, nos
parecen, no sin cierta razón, que
implican la pasividad y autorreferencia de la condición infantil. Sin
duda, ésta es la razón por la que
Ciacco, el glotón del Inferno, aunque no es considerado como el
mayor pecador, aparece, por así
decir, como el más deshumanizado no el más inhumano, en el
sentido habitual de la palabra,
sino el más repugnante. Ciacco
no ha progresado hacia una actividad adulta que pudiera llevar a
una maldad agresiva, sino que se
sienta, pasivo, bajo una nevada
hedionda; inspira el peculiar horror que inspira el hombre adulto
que es todavía un niño. Y los
escritores satíricos religiosos de
la vida moderna, como Aldous
Huxley, T. S. Eliot o Graham
Greene, cuando quieren que un
personaje represente el infantilismo maligno de nuestra cultura
contemporánea matehalista, le
atribuyen un interés exagerado y
detallado por la comida. En relación con esto, merece la pena señalar que nosotros nos dejamos
deleitar por la descripción de
grandes fiestas como las que pintan Homero, Rabelais y Dickens.
El aspecto comunitario de comer
implica "madurez" y aquieta muchos miedos de un narcisismo infantil. Esto es aún más cierto si la
comida es sencilla y abundante y
no sugiere cuidados exquisitos y
si el apetito se acomoda a la comida, ya que un sano apetito lleva
una aprobación moral que nunca
puede alcanzar un apetito delica-
John Keats, dibujo de David Levine
éste. El ejemplo m á s conocido de
gica. También le sirve para lo que
el
esto es la mesa cubierta de "golo-
el llamaba abstracción.
miedo de nuestra cultura a la
sinas" junto a la cama de Made-
antes que Keats era el m á s plató-
autorreferencia pasiva de la in-
leine en The Eve of St.
do y exigente.
Pero Keats no compartía
Agnes.
He dicho
nico de los poetas. Las ideas, las
fancia. Él no reprimía los deseos
Y en esa famosa escena todos
abstracciones constituían su vida.
infantiles; él les hacía frente, los
los elementos de la felicidad lujo-
Vivía para percibir las m á s profun-
reconocía y se deleitaba en ellos.
sa, la invocación del calor del Sur,
das esencias. Esto es lo que el
La comida y el acogedor calor
la comida suave y delicada, la inti-
apetito,
que
el niño generalmente en-
midad de la cama y la voluptuo-
siempre para él. Platón decía que
cuentra en ella constituían para
sidad del encuentro sexual brillan
el amor es el hijo de la Riqueza y
o el amor,
significaba
Keats la forma, la ¡dea elemental
formando una isla de felicidad con
de la Pobreza, y esto es justa-
de la felicidad. Keats no temía la
el propósito dramático final de re-
mente lo que representaba para
seducción del deseo de felicidad
saltar plenamente la fría oscuri-
Keats. En uno de los párrafos
porque, al parecer, estaba seguro
dad circundante; es un momento
m á s notables de sus cartas dice
de que su ser tendía al creci-
de vida en la infinitud del no-ser.
que el corazón "es el pezón del
miento, no a la regresión. El co-
Como imagen de la vida del hom-
cual la mente o la inteligencia ma-
nocimiento de la felicidad fue su
bre, tiene la fuerza del a p ó l o g o
ma su identidad". El primer apeti-
phmera expehencia, y él lo con-
del Venerable Beda sobre el go-
to prefigura el último; la primera
virtió en la base de toda expe-
rrión que voló de una noche tor-
hencia, en los fundamentos de su
mentosa de invierno al calor y la
b ú s q u e d a de la verdad. Así, para
luz de la sala del rey y regresó a
Keats, el lujo en la comida está
la oscuridad. La capacidad de
relacionado con el de la sexuali-
Keats para el placer implica su ca-
dad y, en cierto sentido, lleva a
pacidad de captar la realidad trá-
imagen de la ingestión es constante para este hombre, que, en
su último soneto, habla del "paladar de mi mente" y que representa la totalidad de la vida con la
imagen de una única uva, aplas-
CM.
BOWRA*
LA IMAGINACIÓN
ROMÁNTICA
Si quisiéramos señalar una característica que diferencie a los románticos ingleses de los poetas
del siglo xviii, la hallaríamos en la importancia que
los primeros daban a la imaginación y en su especial interpretación de la misma. En este punto, con
ligeras discrepancias de detalle, coinciden Blake,
Coleñdge, Wordsworth, Shelley y Keats, todos los
cuales hacen de la imaginación la base de su teoria poética. En el siglo xviii, la imaginación no era
el punto cardinal de la creación poética. Para
Pope y Johnson y para Dryden antes que ellos, la
imaginación tenía escasa importancia y cuando la
mencionaban, le daban una significación limitada.
Admitían la fantasía, siempre que estuviera controlada por lo que ellos llamaban el "juicio" y admiraban el uso de imágenes, pero considerándolas simplemente como impresiones y metáforas
visuales. Para ellos, lo más importante de la poesía era la expresión fiel de las emociones o de los
sentimientos, como ellos preferían decir. Deseaban expresar, en términos generales, la experiencia común de los hombres y no entregarse al capricho personal para concebir nuevos mundos.
Para ellos, el poeta era un intérprete más que un
creador; un hombre dedicado a mostrar las atracciones de lo ya conocido, más que a volar a las
regiones de lo desusado y no visto. Estaban
menos interesados en los misterios de la vida que
en su familiar apahencia y trataban de expresar
ésta con el mayor encanto y la más fiel exactitud a
su alcance. En cambio, para los románticos, la
imaginación era fundamental, porque pensaban
que sin ella la poesía era imposible.
der de la poesía era mayor cuando se guiaba por
un impulso libremente creador y sabían que en su
caso ello ocurría cuando modelaban visiones flotantes en formas concretas y cuando perseguían
pensamientos inasequibles hasta capturarlos y
someterlos. Así como en política los hombres
apartaban su mente del orden existente para elaborar grandes proyectos de humanidad reformada, asi también en las artes desdeñaban el plan
convencional de la existencia para emprender
aventuras personales llenas de gloria inspiradora.
Los poetas del Renacimiento descubrieron de
pronto grandes posibilidades de la intimidad humana y las expresaron en un arte atrevido y amplio que no se limitaba a copiar humildemente la
vida. Los poetas románticos adquirieron una conciencia más profunda de sus propios poderes, y
sintieron aquella misma necesidad de ejercerlos,
imaginando nuevos mundos de la mente.
El amor de los románticos a la imaginación fue
fortalecido por consideraciones religiosas y metafísicas. Durante un siglo la filosofía inglesa estuvo
dominada por las teorías de Locke, Este pensaba
que la mente, en sus percepciones, era enteramente pasiva, una simple máquina registradora de
las impresiones del exterior, "un espectador ocioso
del mundo externo". Su sistema se adaptaba bien
a una edad de especulación científica, que encontró su voz más representativa en Newton, La explicación mecanicista que tanto los filósofos como los
Esta creencia en la imaginación formaba parte
de la creencia contemporánea en la personalidad
individual. Los poetas románticos tenían conciencia de su maravillosa capacidad para crear mundos imaginarios y no podían creer que esto fuera
estéril o falso. Por el centrano, pensaban que ponerle freno era negarles algo vitalmente necesaho
para su propio ser. Pensaban que era esto, precisamente, lo que los hacía poetas y que al cultivar su imaginación, podían realizar su misión más
eficazmente que otros poetas constreñidos por la
caución y por el sentido común. Veían que el po• C.M. Bowra, La imaginación romàntica, traducción de José Antonio
Balbontín, Taurus ediciones. S,A., Madrid, 1972. 320 pp.
Samuel Taylor Coleridge
tas no se limitaban a combatir la teoría de Locke
sobre Dios y la p o e s í a : se o p o n í a n a todo su sistema, que servía de base a taies opiniones y que
privaba al ser humano (lo que era m á s grave) de
toda su importancia. Rechazaban su c o n c e p c i ó n
del universo y la reemplazaron con su propio sistema, que bautizaron con el nombre de "idealista",
porque hacia de la mente su punto central y su
guía m á s alta. Pero como eran poetas, insistían en
que la actividad m á s vital de la mente era la imagin a c i ó n . Como ésta era la fuente de la e n e r g í a espiritual, ellos no p o d í a n dudar de que fuese divina,
por lo que, al ejercerla, ellos participaban de algún
modo en la actividad de Dios. Blake dijo orgullosa
y profèticamente:
Este mundo de la imaginación es el mundo de la
eternidad; es el seno divino en el que todos entraremos después de la muerte del cuerpo vegetal.
Este mundo de la imaginación es infinito y eterno,
mientras que el mundo de la generación, o vegetación, es finito y temporal. En el mundo eterno existen
las realidades permanentes de cada cosa, que se reflejan en el espejo vegetal de la naturaleza. Todas
las cosas están comprendidas en sus Formas Etercientíficos daban del mundo hacia que se prestara
nas en el cuerpo divino del Salvador, la verdadera
escasa atención a la conciencia humana y espe-
vida de la Eternidad, la Imaginación Humana.'
cialmente a sus convicciones m á s instintivas, que
no eran las menos poderosas. Tanto Locke como
Para Blake, la i m a g i n a c i ó n es nada menos que
Newton encontraron un lugar para Dios en su uni-
Dios operando en el alma humana. De a q u í se
verso; el primero, por hallar que "las obras de la
sigue que cualquier acto de c r e a c i ó n ejecutado
naturaleza en todas y cada una de sus partes evi-
por la i m a g i n a c i ó n es divino y que en la imagina-
denciaban la presencia de una deidad"' y el segun-
ción la naturaleza espiritual del hombre se realiza
do,
del
de un modo pleno y definitivo. Coleridge no habla
mundo implicaba la existencia de un m e c á n i c o .
con certidumbre tan a p o c a l í p t i c a , pero sus conclu-
Pero esto no era lo que los románticos le p e d í a n a
siones no son muy diferentes de las de Blake;
porque pensaba que la gran m á q u i n a
la religión. Esta era para ellos menos una cuestión
de
razón que de sentimiento, menos de argu-
Sostengo que la imaginación es el poder viviente y el
m e n t a c i ó n que de experiencia y se quejaban de
agente principal de toda percepción humana, y que
que la explicación mecanicista del universo viniese
yo soy al repetir en mi mente infinita el acto eterno
a contrariar sus convicciones
de creación de la mente infinita."
m á s íntimas. Lo
mismo pensaban de la poesía. Locke e x p r e s ó
opiniones sobre la poesía, como sobre todas las
Es cierto que Coleridge considera la p o e s í a como
d e m á s actividades humanas, pero no mostraba
un producto de la i m a g i n a c i ó n secundaria, pero
una gran estimación por ella. La poesía era para él
como é s t a sólo difiere en grado de la primaria,
una cuestión de "ingenio", cuya tarea consistía en
sigue estando claro que para él la i m a g i n a c i ó n
combinar ideas "para trazar pinturas agradables
tiene una importancia fundamental, puesto que
inspiradas por la fantasía".^ El ingenio, en su opi-
participa de la actividad creadora de Dios.
nión, era completamente
irresponsable y pres-
cindía de la verdad y la realidad. Los r o m á n t i c o s
rechazaban fieramente una teoría que despojaba a
su trabajo de su c o n e x i ó n esencial con la vida.
Esta es una extremada p r e t e n s i ó n y no la sustentan s ó l o Blake y Coleridge. La sostuvieron tamb i é n , hasta cierto punto, Wordsworth, Shelley y
Keats. Cada uno de é s t o s estaba convencido de
Locke era el blanco predilecto de Blake y de Coleridge, para quienes representaba una herejía
mortal contra la naturaleza de la vida. Estos poe• John Locke. The Reasonableness of Christianity, en Works (12a edición). VI. 135.
- John Locke. An Essay Converning Human Understanding, en
Worics. II. 11. 3.
• A Vision of the Last Judgment, en Poetry and Prose of William Blake.
editado por Geoffrey Keynes (1 volumen. 4a edición, Londres, The
Nonesuch Press, 1939). p. 639.
' Samuel Taylor Coleridge. Biographia Literaria, editado por J. Shawcross (2 volúmenes, Oxford. 1907). i. 202. Véase la revista de Coleridge de los poemas de Drake y Halleck en el Southern
Literary
Messenger, abril, 1836: "La imaginación es posiblemente en el hombre un grado menor que el poder creador de Dios."
que la imaginación no era sólo su más preciada
posesión, sino que estaba ligada de algún modo
con un orden sobrenatural. Nunca se había hecho
semejante proclamación y a ella debe en gran parte la poesía romántica su atracción mágica. El
peligro de una pretensión tan atrevida consiste en
que el poeta puede sentirse tan absorbido en su
propio universo y la exploración de sus rincones
más recónditos, que se haga incapaz de comunicar su expehencia esencial a los demás hombres
para convertirlos a su credo íntimo. Los poetas románticos crearon ciertamente mundos de su propia cosecha, pero lograron persuadir a otros de
que esos mundos no eran meramente un producto absurdo de su fantasía. A este respecto, esos
románticos estuvieron más cerca de la tierra y del
hombre común que algunos de sus contemporáneos alemanes. No tenían la misma estima por los
anhelos insatisfechos como un fin en si, ni por la
creencia en las alucinaciones y en la magia, que
tanto papel desempeñan en la mente de Brentano,
ni experimentan la delicia nihilista de desgajarse
de la vida, sobre la que Novalis escribe a Caroline
Schlegel:
William Wordsworth
Ya sé que la imaginación se siente atraída especial- Shakespeare alude a él cuando pone en boca de
mente por lo más inmoral y lo más animal, pero sé Theseus estas palabras:
también que toda imaginación es un sueño, que tiende a la noche, a lo hueco y a la soledad,
El ojo del poeta, con su bello rodar fantástico, /gira
del cielo a la tierra y de la tierra al cielo, /y al forjar la
No era esto lo que pensaban los románticos ingleimaginación /las formas de cosas nunca vistas, la
ses. Estos creían que la imaginación guardaba
pluma del poeta /las configura y da al aire vacio /un
una relación esencial con la verdad y la realidad y
albergue y un nombre.'
se esforzaban por lograr que su poesía expresara
esa relación,
Esto habría obtenido la aprobación de un filósofo
Al tratar de hacerio tropezaron con una antigua italiano como Pico della Mirandola, quien pensaba
dificultad. Si un hombre deja volar libremente a su que la imaginación era casi una facultad enferimaginación, ¿qué garantía hay de que su visión miza, y viene a reforzar la asociación hecha por
refleje exactamente la realidad? ¿Puede decirnos Theseus entre el poeta y el lunático o el enamoraalgo que nosotros no sepamos o está diciendo do. Aun otros muchos, que no van tan lejos, concosas tan alejadas de la vida real que representen sideran que las creaciones de la imaginación tiemás bien un escapismo? Esta pregunta ha sido nen escasa conexión con la vida real y sólo reprecontestada en cierto modo por Locke cuando trata sentan una fuga agradable de sus miserias. Esta
despectivamente al ingenio poético, y en forma es la opinión que expresa Bacon en su ensayo sosimilar la contesta Tom Paine, el amigo revolu- bre El progreso de la cultura:
cionario de Blake, en su libro La edad de la razón:
Yo tenía cierta inclinación y creo que algún talento
para la poesía; pero he reprimido, más que estimulado, esta tendencia, al ver que conduce con exceso
al campo de la imaginación.
La imaginación, no estando sujeta a las leyes de la
materia, puede juntar a placer lo que la naturaleza
separa, y romper lo que la naturaleza junta, estableciendo de este modo uniones y divorcios ilegales
entre las cosas.
Este punto de vista no es nuevo. Se basa en el
supuesto de que las creaciones de la imaginación
son meras fantasías, sin ninguna relación con la
vida. Este problema conturbó a los isabelinos y
Bacon considera esto como una actividad Inofensiva y placentera, pero nada más. Aunque los isabelinos excedieron a los hombres de cualquier otra
edad en la creación de mundos imaginarios, sus
' Novalis [Friedricti von Hardenberg], carta del 27 de febrero de 1799,
en Gesammeíle werke, editadas por Cari Seelig (Zurich. 1945), V. p.
274,
^ William Shakespeare. A Ivfidsummer Nigtit's Dream, acto V, (
pp. 12-17.
pensadores m á s serios no concedieron gran importancia a la poesia y se limitaron a considerarla
como un pasatiempo olvidado de las preocupaciones ordinarias de la vida. Esta posición no puede satisfacer a los poetas que creen que la imaginación es una facultad divina, que atañe a las profundidades del ser. En realidad, es difícil para cualquier poeta pensar que sus creaciones son imaginarias, en el sentido peyorativo que Bacon da a
esta palabra. Los poetas creen generalmente que
sus creaciones están en una u otra forma ligadas
con la realidad y esta creencia los alienta en su trabajo. Su m é t o d o no es el de la mente analítica,
pero no por eso deja de ser penetrante. Los poetas
suponen que la poesía trata de algún modo con la
verdad, aunque esta verdad sea diferente de la
perseguida por la ciencia o por la filosofía. Que
Stiakespeare c o m p r e n d í a esta cuestión se ve claramente en lo que dice Hippolyta contestando al
discurso de Theseus sobre la i m a g i n a c i ó n :
Pero contada toda la histona de esta noctie, /y todas
sus mentes transfiguradas
a un tiempo /son más que
imágenes de la fantasía: /toma una gran
William Shakespeare
constancia,
/no obstante ser extraña y admirable.^
parecían tenebrosas o incomprensibles. Al tomar
forma coherente nuestras fantasías, vemos con
Hippolyta tiene bastante sentido para comprender
m á s claridad lo que nos había conturbado y con-
que las invenciones de un poeta no son "aire vano"
fundido. Y esto es lo que hacen los r o m á n t i c o s .
sino que guardan cierta relación con la realidad. En
Combinan la imaginación y la verdad porque sus
esto representa una opinión que se opone a la del
creaciones están inspiradas y controladas por una
platónico Pico, pero que tiene cierta afinidad con la
intuición peculiar. Coleridge esclarece este punto
de Guarino, s e g ú n el cual, las declaraciones de la
cuando elogia a Wordsworth en la siguiente forma:
poesía son verdaderas no literalmente, sino simbólicamente." Para Hippolyta, las creaciones de la
Representaba la unión del sentimiento profundo con
imaginación se relacionan con la experiencia viva y
el profundo pensamiento; el delicado equilibrio entre
reflejan alguna torma de realidad.
la verdad de la observación y la facultad imaginativa
Los románticos afrontan este problema abierta y
de transformar los objetos observados, y sobre todo,
bravamente. Lejos de pensar que la imaginación se
el don original de agudizar el tono de la atmósfera, y
refiere a lo que no existe, insisten en que revela una
con ello la profundidad y la altura del mundo ideal en
forma importante de verdad. Creen que al actuar la
que se mueven las formas, los incidentes y las situa-
imaginación ve cosas para las que la inteligencia
ciones, y que ha sido despojado por la costumbre,
ordinaria es ciega, gracias a una íntima percepción
para la visión común, de todo lustre, al apagar sus
o intuición. En realidad, la imaginación y la intuición
chispas de luz y secar sus gotas de rocío.'
son inseparables y constituyen, para todos los efectos prácticos, una sola facultad. La intuición des-
Cuando la i m a g i n a c i ó n trabaja en esta forma no
pierta a la imaginación y es espoleada por ella al
puede ser acusada de escapar a la vida, ni de ser
emprender su tarea. Sobre esta presunción com-
simplemente un recreo agradable.
ponían los románticos su poesía. Al utilizar sus
La p e r c e p c i ó n que a c t ú a en íntimo consorcio
poderes creadores se sentían inspirados por su
con la i m a g i n a c i ó n no es lo mismo que la percep-
sentido del misterio de las cosas, que trataban de
ción propugnada por Locke, y los r o m á n t i c o s se
penetrar con su intuición, para expresarlo en for-
esforzaron siempre por disipar toda c o n f u s i ó n so-
mas
bre este punto. Puesto que los r o m á n t i c o s trata-
imaginativas. Este proceso no es difícil de
comprender. La mayor parte de nosotros, cuando
usamos nuestra imaginación, nos sentimos primero
excitados por un enigma alucinante que reclama
una solución y que fuerza, en segundo término, a
nuestra mente a descubrir cosas que antes le
• Ibid., acto V. escena I. pp. 23-27.
' W. H. Woodward. Vittorino da Feltre (Florencia. 1923). p.175.
ban de penetrar en la naturaleza de las cosas, rechazaban la limitación de la p e r c e p c i ó n a los objetos físicos, preceptuada por Locke, ya que ésta
privaba a la mente de su f u n c i ó n esencial, que era
la de percibir y crear al mismo tiempo. Blake habla
de esto con profético d e s d é n ;
' Coleridge. Biographia
Literaria. I, p. 59.
do término un metafisico, su concepción de un
universo espiritual procedía de su intenso sentido
de una vida interior y de su creencia de que la imaginación, operando con la intuición, era más capaz
que la razón analítica de hacer descubrimientos
verdaderamente importantes para nosotros.
John Keats
Sólo las cosas mentales son reales. Nadie conoce el
domicilio de eso que se llama corporal. Su situación
es una falacia y su existencia una impostura.
¿Dónde está la existencia, fuera de la mente y del
pensamiento? ¿Dónde, si no es en la mente de un
loco?'"
Coleridge llega a la misma conclusión por razones
parecidas:
Si la mente no es pasiva, si tía sido tiectia realmente
a imagen de Dios, y es, en el sentido más sublime,
la Imagen del Creador, tiay motivos para sospechar
que cualquier sistema que se funde en la pasividad
de la mente tiene que ser falso."
Al rechazar la concepción sensacionalista del
mundo externo, Blake y Coleridge prepararon el
camino para restaurar la supremacía del espíritu,
que había sido negada por Locke, pero que era
entonces propugnada por los metafísicos alemanes. Blake no sabía nada de éstos y sus conclusiones se derivaban de su propia facultad visionaria, que no podía creer que la materia fuese,
en ningijn sentido, tan real como el espíritu. Coleridge habia leído a Kant y a Schelling y encontró
en ellos un firme apoyo para sus opiniones, pero
éstas se derivaban más que de la filosofía de
aquéllos, en su propia convicción instintiva de que
el mundo del espíritu era la ijnica realidad. Como
Coleridge era ante todo un poeta, y sólo en segun'° Blake, A Vision of the Last Judgment, en Poetry and Prose, p. 651.
" Letters of Samuel Taylor Colendge. editadas por Ernest Harlley
Coleridge (2 volúmenes. Londres. 1895), I. p. 352.
Al rechazar las explicaciones de Locke y de
Newton sobre el mundo visible, los románticos
obedecían a su llamada interna para explorar más
profundamente el mundo del espíritu. Todos ellos,
en diferentes formas, creían en un orden de cosas
que no es el que vemos y conocemos, y se esforzaban apasionadamente por esclarecerlo. Deseaban penetrar en la realidad corriente, para explorar
sus misterios y comprender mejor el sentido y el
valor de la vida. Estaban convencidos de que,
aunque las cosas visibles eran los instrumentos
que nos acercaban a la realidad, ellas no lo eran
todo y tendrían escasa significación si no estuvieran relacionadas con un poder envolvente y sustentante. No es difícil ver lo que esto significa. La
mayor parte de nosotros sentimos que un universo
físico no es bastante y exigimos una filosofía que
nos explique por qué nuestras creencias y convicciones son válidas y por qué en un mundo aparentemente mecanicista tenemos escalas de valores
que ningtjn mecanismo puede explicar Locke y
Newton nos explican lo que es el mundo sensible,
pero no cuál es su valor. En realidad, al explicar los
juicios mentales como procesos físicos, destruyen
su validez, puesto que el ijnico fundamento de la
verdad de nuestros juicios reside en la existencia
de una verdad objetiva, que no puede ser determinada por un proceso causal y subjetivo. Tales sistemas implican un espíritu de negación, porque al
tratar de explicar nuestra creencia en el bien o en
la santidad o en la belleza, no hacen más que disiparia. Por eso Blake señaló a los físicos atómicos
y sus afines como gentes que trataban en vano de
destruir la luz divina que es la ijnica que da sentido a la vida y proclamaba que en su presencia las
teorías atómicas carecían de valor:
Los átomos de Democrito /y las partículas de luz de
Newton /son arenas de la playa del Mar Rojo, /donde
resplandecen las tiendas de Israel. "
Los románticos se preocupaban de las cosas del
espíritu y esperaban que, por medio de la imaginación y de la intuición inspirada, podrían entenderías y expresadas en su poesía penetrante.
Fue la busca del mundo invisible lo que evocó
la inspiración de los románticos y los hizo poetas.
El poder de su trabajo procede en parte de su
deseo de captar las verdades tJItimas, y en parte,
de su exaltación cuando creían haberias alcanzado. A diferencia de sus colegas alemanes, que se
Blake, "Fragmento", en Poetry and Prose, ρ, 107.
Percy Β, Shelley
Sehnsuncht,
Johnson por la "grandeza de la generalidad" y dis-
del anhelar y no se preocupaban de lo que pudiera
crepa fuertemente de él cuando Johnson dice:
ser el Jenseits.
"Nada puede complacer a tantos, ni tan amplia-
contentaban con las emociones de la
o m á s allá, con tal de que fueran
suficientemente misteriosos, los r o m á n t i c o s ingle-
mente, como la r e p r e s e n t a c i ó n de la naturaleza
ses p r o s e g u í a n su esfuerzo de inquisición imagi-
general." Blake piensa por el centrano:
nativa hasta encontrar respuestas que los dejaran
satisfechos. Su finalidad era descubrir el misterio
Generalizar es de idiotas. Particularizar es la verda-
de las cosas, a través de sus manifestaciones indi-
dera distinción del mérito. Los conocidos generales
viduales y explicar su significado. Apelaban para
son la propiedad del idiota."
ello no a la mente lógica, sino a su ser completo,
¿Qué es la Naturaleza general? ¿Existe tal cosa?
al conjunto de sus facultades intelectuales, sensi-
¿Qué es el conocimiento general? ¿Dónde está
tivas y emotivas. Sólo los datos individuales de la
eso? Estrictamente hablando, todo conocimiento es
experiencia
particular.'"
imaginativa
podían
hacer esto. En
ellos vemos ejemplos de lo que no puede ser expresado directamente con palabras, sino sólo por
medio de alusiones y sugerencias. Los poderes
que Wordsworth veía en la naturaleza, o Shelley
en el amor, eran tan enormes que sólo podemos
empezar a entenderlos cuando se manifiestan en
ejemplos simples y concretos. Sólo a t r a v é s de los
casos singulares podemos aprehender algo de lo
que el poeta ha percibido en su visión. La esencia
de la imaginación romántica consiste en crear formas
que revelan las fuerzas invisibles y no hay
otra manera de revelarlas, puesto que son inasequibles al análisis y a la d e s c r i p c i ó n y sólo pueden
ser presentadas en ejemplos particulares.
La a p r e h e n s i ó n de estas fuerzas espirituales es
Blake pensaba a s í porque vivía en la i m a g i n a c i ó n .
Nada t e n í a plena significación para él si no aparecía en una forma particular, Y los r o m á n t i c o s , en
general, subscribían esa idea. Su arte t e n d í a a presentar, lo m á s vivamente posible, los momentos de
visión que daban, incluso a los pasajes m á s vagos,
la coherencia y la simplicidad de los acontecimientos concretos. Aun en "Kubla Khan", que guarda
tantas cualidades del s u e ñ o en que nació, hay una
viva p r e s e n t a c i ó n de una misteriosa
experiencia
remota, que es de hecho la experiencia central de
toda la creación de Coleridge, expresada con delicia dionisiaca mediante la iluminada o r d e n a c i ó n de
numerosos elementos en una c o m p o s i c i ó n fasci-
muy distinta de la c o m p r e n s i ó n científica de las le-
nante. Es posible que Coleridge no tuviera plena
yes naturales o de la p e r c e p c i ó n filosófica de las
conciencia de lo que hacía cuando escribió este
verdades generales. Tales leyes y verdades pue-
poema, pero la experiencia que nos pinta es la de
den ser expresadas con palabras abstractas, pero
su fuerza creadora en sus momentos m á s puros,
las fuerzas espirituales sólo pueden ser presen-
cuando se enfrentaba con posibilidades infinitas.
tadas en ejemplos particulares, pues sólo a s í po-
No es de extrañar que sintiera que, si él pudiera
dremos verlos en su verdadera individualidad. En
realizar todas las potencialidades de un momento
realidad, sólo cuando la luz divina de la imagina-
así, sería como un hombre que hubiese alternado
ción brilla sobre ellas, empezamos a comprender
con los dioses:
su significación y su llamada. Por eso Blake es tan
hostil a la opinión de que el arte trata de verdades
generales. No comparte el respeto de Samuel
" Blake, "Apostillas a los Discursos de Sir Joshua Reynolds", en Poetry and Prose, pp. 777.
" Ibid., p. 788.
Ytociosgritarían: ¡Cuidado, cuidado! / tJlirad sus ojos
relucientes y su cabello flotante. / Trazad un triple circulo a su alrededor/y cerrad vuestros ojos con santo temor / porque se tía nutrido de tiidromiel / y ha
bebido la teche del Paraíso.
Era en tal experiencia, remota y extraría, lejos de
todos los sentidos, donde los románticos buscaban la poesia, y entendían que sólo podían comunicar esa visión a los demás mediante ejemplos
particulares.
Los poderes invisibles que sostienen el universo
actúan a través del mundo visible. Sólo interpretando lo que vemos, oímos y tocamos podemos entrar
en relación con ellos. Todo poeta tiene que operar
con el mundo de los sentidos, pero los románticos
veían en él la herramienta necesaria para realizar
sus poderes visionarios. Sus impresiones del mundo los afectan a veces de tal modo que se sienten
transportados más allá, a un orden de cosas trascendentales, pero esto no podría ocurrir si ellos no
mirasen al mundo en torno con ojos atentos y amorosos. Una de las ventajas que adquirieron, al librarse de las verdades abstractas y generales, fue
la libertad de usar sus sentidos para mirar a la naturaleza sin prejuicios convencionales. Además de
esto, todos ellos estuvieron dotados de un alto grado de sensibilidad física y a veces se sentían extasiados ante lo que veían, que quedaban enteramente absortos en ello. Esto es indudable respecto
a Wordsworth y Keats, quienes restituyeron a la
poesía una agudeza del ojo y del oído, apenas
conocida desde el tiempo de Shakespeare. Y es
igualmente cierto en relación con Blake, Coleridge y
Shelley El ojo atento y observador que hizo de
Blake un hábil artífice de la línea y del color, funcionaba también en su poesía. Es cierto que rara
vez se contentaba con describir lo que veía, pero
cuando usaba la descripción con el propósito ulterior de revelar un hondo misterio, sus palabras eran
exactas y vividas y hacían brillar sus símbolos espléndidamente ante los ojos. Aunque Coleridge encontró algunos de sus más altos motivos de inspiración en los sueños y los arrobos, dio a su detallada descripción una singular brillantez de trazado
y carácter. Y aunque Shelley vivió entre ideas sublimes y abstracciones impalpables, se hallaba muy
a gusto en el mundo visible, porque veía en él un
espejo de la eternidad, digno por ello de la mayor
atención. Algunos poetas viven enteramente en el
mundo de los sueños y apenas advierten la escena
visible, pero los románticos no son de esta índole.
Su fuerza proviene en realidad de la manera en que
arrojan una nueva luz mágica sobre la faz corriente
de la naturaleza, invitándonos a buscar una explicación del irresistible atractivo que ella ejerce sobre
nosotros. Todos los poetas románticos encuentran
en la naturaleza su inspiración inicial. La naturaleza
no lo era todo para ellos, pero ellos no hubieran sido
Samuel Johnson
nada sin ella, porque sólo a través de ella encontraban esos momentos de exaltación que les hacían
pasar del espectáculo a la visión, para penetrar
- s e g ú n c r e í a n - en los secretos del universo.
Aunque todos los poetas románticos creían en
una realidad ulterior, que sen/ia de fundamento a su
poesía, la interpretaban y la usaban en formas
diferentes. Divergían en cuanto a una importancia
del mundo visible y en sus interpretaciones del mismo. En un extremo aparece Blake, según el cual, la
imaginación es un poder divino del que procede
toda realidad. Opera con un material dado, el de la
naturaleza; pero, según Blake, llegará un día en
que la naturaleza desaparezca y el espíritu quede
libre para forjar sus creaciones sin ella. Mientras
exista la naturaleza, el hombre tomará de ella sus
símbolos, que le servirán para interpretar lo invisible. El verdadero hogar de Blake estaba en la visión, en lo que él veía cuando daba rienda suelta a
su imaginación creadora, transformando con ella
los datos sensibles. Para él, la imaginación revela la
realidad enmascarada por las cosas visibles. El
mundo corriente nos ofrece insinuaciones que
deben ser interpretadas y desenvueltas:
Ver el mundo en un grano de arena
Y el cielo en una flor silvestre.
Encerrar el Infinito en la palma de la mano
y la Eternidad en una hora.'""
A través de las cosas visibles, Blake alcanzaba
ese estado trascendente que él llamaba la "eternidad" y se sentía libre para crear nuevos mundos
" Blake, "Auguries of Innocenea", en Poetry and Prose, p. 118.
sentido de una realidad espiritual que latía en todas las cosas vivientes. Para él, incluso el suceso
m á s comiJn estaba p r e ñ a d o de lecciones y significados.
Esto se revela especialmente en sus
"Augurios de inocencia", donde por medio de pareados e p i g r a m á t i c o s
y ambiguos, expresa su
sentido de las relaciones Íntimas que existen en la
realidad y atan los mundos de la vista y del es-
1^
píritu en un todo ijnico. Sus palabras son bastante
simples, pero cada una de ellas requiere a t e n c i ó n ,
como cuando proclama:
Un petirrojo encerrado en una jaula
enciende los cielos en ira.
BIOGRAPHIA
LITERARIA
SAMUEL TAYLOR
COLERIDGE
El petirrojo de Blake es t a m b i é n un ser espiritual,
no simplemente un pájaro visible, sino la fuerza
que
este pájaro encarna y simboliza, el espíritu
libre que se arroba en su canto y en todo lo que él
significa. Este espíritu no debe ser apresado, porque ello representa un pecado contra la vida divina del universo. Blake era un visionario que creía
que las cosas ordinarias eran insustanciales en sí
mismas, pero a la vez s í m b o l o s brillantes de realidades m á s excelsas. Estaba tan embebido en el
espíritu que no se dejaba perturbar por la aparente
solidez de la materia. Veía en ella algo distinto: un
vivientes. No era un mistico que buscara en las
sombras trabajosamente a Dios, sino un visionario
que pudo decir de sí mismo:
mundo de valores eternos y de espíritus vivientes.
Keats tenía un amor m á s apasionado que el de
Blake por el mundo visible, y ha sido considerado
frecuentemente como un hombre que vivía para
Estoy en la presencia de Dios dia y noche,
las impresiones sensuales; pero se parece a Bla-
y nunca apartó de mí su rostro.'^
ke en su c o n v i c c i ó n de que la realidad ijitima sólo
puede ser descubierta por la i m a g i n a c i ó n . Lo que
De todos los r o m á n t i c o s , Blake es el m á s riguroso
él piensa de ella puede verse en estas líneas de
en su concepto de la i m a g i n a c i ó n . Pudo decir con-
" S u e ñ o y P o e s í a " , en las que se pregunta por q u é
fiadamente: "Sólo un poder tiace al poeta: la Ima-
ha perdido la i m a g i n a c i ó n su antiguo p o d e r í o y
g i n a c i ó n , la Visión Divina."" Porque para é l , la
alcance:
i m a g i n a c i ó n crea la realidad y esta realidad es la
actividad divina del yo con su e n e r g í a libre de trabas. Su a t e n c i ó n va dirigida hacia un mundo ideal,
¿Es tan estrecha
la presente fuerza de la humanidad, que la alta imagl-
espiritual, que él ayuda a construir junto con todos
los que obedecen a la i m a g i n a c i ó n .
Aunque Blake tiene un ojo agudo para el mundo
[nación
no puede ya volar
libremente
como lo hacia en otro tiempo, ni preparar sus
visible, su p r e o c u p a c i ó n especial se aplica a lo
invisible. Para él, toda cosa viviente era un s í m b o -
[corceles
con tas patas contra la luz, para volar
lo de poderes eternos y éstos eran los que Blake
[maravillosamente
trataba de captar y entender. Como pintor que era,
entre las nubes? ¿No nos lo ha enseñado ella todo:
con una mente de extraordinaria calidad pictórica,
desde el claro espacio del éter hasta el leve hálito
describía lo invisible en el lenguaje de lo visible, y
de los nuevos capullos entreabiertos y desde el
lo veía en realidad con su visión íntima. Pero lo
[significado
que él veía no era una alternativa del mundo real,
de las grandes cejas de Júpiter hasta el suave verdear
sino un orden espiritual, al que sólo se podía apli-
de los prados de Abril?
car el lenguaje de las cosas físicas en forma metafórica. Lo que le interesaba m á s profundamente
Keats era muy joven cuando escribió estos ver-
y despertaba sus m á s poderosas e n e r g í a s era el
sos,
y tal vez entonces sus palabras no fueron
todo lo precisas que uno quisiera. Pero está claro
Blake. "Fragmento", en Poetry arid Prose, p. 128.
" Blake. "Anotaciones a los poemas de Wordsworlh", en Poetry and
Prose, p. 821.
que v e í a , desde muy joven, la i m a g i n a c i ó n como
un poder que crea y revela, o que revela a t r a v é s
de la creación. Keats aceptaba los trabajos de la
imaginación no sólo como válidos por sí mismos,
sino también por su relación con la realidad última
que ellos iluminaban. Persiguió esta idea con largas meditaciones hasta esclarecer su significado
y la hizo suya porque respondía a una necesidad
de su ser creador.
KEATS'S
Po ET H Y A \ D PROSE
A través de la imaginación, Keats veía una realidad absoluta, a la que él podía llegar con su apreciación de la belleza revelada por los sentidos.
Cuando los objetos de los sentidos vertían su hechizo sobre él, se sentía tan conmovido y exaltado
que se creía transportado a otro mundo y se consideraba capaz de abarcar la totalidad del universo.
La vista, el tacto y el olfato elevaban su imaginación
a una esfera en la que contemplaba vastos paisajes
con los que se sentía compenetrado. A través de la
belleza, sentía que accedía a la presencia de la realidad última. Cuando más intensamente le impresionaba un objeto bello, más se convencía de que
detrás de él había algo distinto. En Endymión nos
dice que la felicidad eleva nuestras mentes a la
"unión con la esencia" y nos deja "transmutados
como por alquimia y libres del espacio":
¿Sentimos estas cosas? Entonces pasaremos
a una especie de unidad en la que somos
como espíritus flotantes. Pero liay aún
encuentros más ricos, sumisiones
muctio más autodestructoras. que conducen por
[grados
a la suprema intensidad."
La belleza de las cosas visibles conduce a Keats
al éxtasis y éste era el objetivo de sus deseos,
pues le sirve para explicar el atractivo que los
objetos sensibles ejercen sobre él y para justificar
su anhelo de traspasarlos a fin de alcanzar la realidad permanente y universal. La noción de esta
realidad era más estrecha en Keats que en Blake.
El phmero habla específicamente como poeta,
mientras que el segundo incluye en la imaginación
todas las actividades que crean o acrecientan la
vida. Además, la imaginación de Blake es activa,
mientras que la de Keats es principalmente pasiva
y aspira, sobre todo, a la "intensidad suprema".
Pero ambos coinciden en considerar la imaginación como algo absorbente y exaltante, que abre
el camino para un orden espiritual invisible.
También Coleridge se interesó mucho por la
imaginación y le consagró algunos de los mejores
capítulos de su Biografia Literaria. No es fácil en él
separar las teorias que formó en sus últimos años
de las presunciones conforme a las que actuó casi
instintivamente antes de que sus facultades creadoras comenzaran a debilitarse. A veces parece
demasiado consciente de la filosofía sensualista
de su juventud. Conserva de ella su concepción
'· John Keats. Endymión. I. pp. 795-800.
«
NORTON
CRIIIC«L
EOlllON
de un mundo de hechos, "un mundo frío, inanimado" en el que "los objetos, como objetos, están
fijos y muertos". Pero como poeta trasciende esta
idea, o la enlaza, con una conclusión inesperada.
Precisamente porque el mundo externo es asi, la
tarea del poeta consiste en transformado por la
imaginación. Así como los "accidentes de la luz y
la sombra" pueden transmutar "un paisaje conocido y familiar"," así también este mundo muerto
puede ser vivificado por la imaginación. Coleridge
justifica esto con una atrevida paradoja:
¿Me atreveré a añadir que el genio debe actuar
como si el cuerpo se esforzara por convertirse en
mente, como si el cuerpo, en esencia fuese mente?"
Lo más importante para Coleridge era su confianza en la imaginación como algo que da forma
a la vida. Lo que esto significa en la práctica para
él puede verse en unas líneas de su "Decepción",
en las que explica que la naturaleza sólo vive en
nosotros y que somos nosotros los que creamos
todas sus cosas importantes:
¡Afi! Solamente del alma surgen
la luz. la gloria, la nube luminosa
que envuelven la Tierra.
Y de la propia alma debe salir
Coleridge, Biograptlia Literana. II. p-. 450.
Letters of Samuel Taylor Coiendge. II. p. 450.
Keats en su litera durante el viaje a Italia, realizado por John Severn
la dulce y potente voz, nacida en ella,
vivido que el mundo familiar, debido a su m á s agu-
que resuena en todos los dulces sones y elementos
da contraposición entre el bien y el mal y a una ma-
de la vida.
yor carga de sentido. Esta c o n c e p c i ó n se desarrolló solamente en su poesía, y m á s estrictamente en
Coleridge no va tan lejos como Blake en los títulos
dos o tres de sus poemas. Coleridge se sintió com-
que concede a la i m a g i n a c i ó n . Se siente un poco
pendo a esa c o n c e p c i ó n por la impresión conturba-
cohibido por la presencia del mundo externo y
dora de que la vida estaba gobernada por poderes
cree que, en cierto modo, debe conformarse a é l .
que
Pero cuando su genio creador entra en a c c i ó n ,
resultado de esto es una poesía m á s misteriosa
disipa estas dudas y trata de dar forma a una reali-
que la de cualquier otro r o m á n t i c o , pero singular-
dad
a partir de lo indeferenciado, de lo "dado".
Termina por creer que el sentido de la vida se adquiere por el ejercicio de una actividad creadora,
muy parecida a la de Dios.
no p o d í a n ser plenamente comprendidos. El
mente emotiva y penetrante, precisamente porque
se basa en sentimientos humanos primordiales.
Wordsw/orth coincide con muchas de las opiniones de Coleridge sobre la i m a g i n a c i ó n , especial-
Coleridge no nos da una perfecta definición de la
mente con sus distingos entre la i m a g i n a c i ó n y la
realidad ijitima que la poesía explora. A juzgar por
f a n t a s í a . Para Wordsworth, la i m a g i n a c i ó n era el
lo que nos dice en "Kubla Khan", parecía sentir, al
don m á s alto del poeta, y en la c o m p o s i c i ó n de
menos en ciertos momentos, que la creación era
sus poemas revela lo que e n t e n d í a por imagina-
trascendental en sí misma y que no n e c e s i t á b a m o s
c i ó n . La s e c c i ó n que él llama "Poemas de la ima-
pedir más. Pero acaso no debamos estirar dema-
g i n a c i ó n " contiene composiciones en las que el
siado el testimonio de "Kubla Khan". Si reflexiona-
poder creador se une a una intuición visionaria
mos sobre lo que se nos dice en "El Viejo Marinero"
especial. Piensa como Coleridge que esta activi-
y "Christabel", veremos que Coleridge pensaba que
dad se parece a la de Dios. Es la divina capacidad
la tarea de la poesía consistía en revelar el misterio
del n i ñ o para crear sus propios mundos diminutos:
de la vida. La naturaleza ambigua de ambos poemas, con su sugestión de un estado intermedio entre el s u e ñ o y la vigilia, entre las gentes vivas y los
espíritus ultraterrenos, nos indica la índole del objetivo perseguido por el genio de Coleridge en sus
vuelos m á s audaces. Pensara lo que quisiera como
El sentimiento
tiene para él un poder singular /
que, a través de las crecientes
facultades
del senti-
do, /actúa como agente de la gran tviente
/trabajando
juntos,
con las obras que
creador y recipiente,
Creadora,
/en alianza
realizan.''
filósofo, Coleridge se sentía fascinado como poeta
por la noción de poderes ultraterrenos que operaban en el mundo y cuya influencia trataba de comprender. Por supuesto, no quería ser interpretado
literalmente, pero sentía que su c o n c e p c i ó n imagi-
El poeta conserva esta facultad aun en la madurez
y con ella se identifica. Pero Wordsworth comp r e n d í a que no bastaba con la mera c r e a c i ó n : ha-
nativa de la realidad vislumbraba algo que estaba
m á s allá de las acciones humanas y que era m á s
" William Wordsworth, The Prelude, or Growth of a Poet's Mind. II, pp.
255-260, editado por Ernest de Selincourt (Oxford, 1928).
bla que añadirle una visión especial. Por eso nos
explica que la imaginación
no es más que otro nombre del poder absoluto,
de la clara visión y de la mente amplísima
de la razón en su forma más exaltada.'^
Wordsworth no llega, como otros románticos, al
extremo de relegar a la razón a una posición infeñor. Prefiere darle una nueva dignidad a esa palabra e insiste en que la visión inspirada es en sí
misma racional.
Wordsworth difiere de Coleridge en su concepción del mundo externo. Acepta su existencia independiente y afirma que la imaginación debe
conformarse a él. De nuevo encuentra esta idea
ilustrada por la niñez:
Un poder plástico
reside en mí; una mano laboriosa
y a veces rebelde, que actúa extravagantemente:
un espíritu particular en guerra
con la tendencia general y a la vez obediente
con fidelidad a las cosas externas
con las que se siente compenetrado."
Según Wordsworth, la imaginación debe someterse al mundo externo porque éste no está muerto, sino que vive y tiene su propia alma que es, al
menos en la vida que conocemos, distinta del alma humana. El hombre debe entrar en comunicación con esa alma y en realidad no podría evitario, puesto que su vida está formada desde que
nace por la naturaleza, que penetra en su ser y
promueve sus pensamientos. Wordsworth creía
que podía ayudar a estrechar los lazos entre el
alma de la naturaleza y la del hombre,
Aunque la mente de Shelley se movía por caminos
distintos de los de otros románticos, no estaba
menos ligado que ellos a la imaginación, ni le daba
menor importancia en su teoría poética. Comprendía la naturaleza creadora de su trabajo y nos explicó lo que pensaba de ella cuando en su Prometeo Desencadenado
un espíritu dice del poeta:
Vigilará desde el alba hasta la noche
la luz del sol reflejada en el lago.
las abejas amarillas entre la hiedra florecida:
no oirá ni verá lo que las cosas son.
sino que forjará con las cosas creadas
formas más reales que el hombre vivo:
criaturas de inmortalidad.
Shelley veía que, aunque el poeta no advertía
apenas el mundo visible, lo utilizaba como material para crear seres independientes, que poseían
un grado superior de realidad. Y no se detenía
aquí; pensaba que la razón debía relacionarse de
algún modo con la imaginación y decidió, en contraposición a Wordsworth, que la tarea de la razón
consistía en analizar las cosas para poder utilizarias como instrumentos de la imaginación, que
los usa para crear un todo sintético y armonioso.
Shelley llamaba a la poesía "la expresión de la
imaginación", porque unía y armonizaba las cosas
dispersas, en vez de separarías por el análisis. En
este punto recuerda a pensadores como Bacon y
Locke, aunque llegue a una conclusión diferente,
pues insiste en que la imaginación es la más alta
facultad del hombre y la que lo habilita para desenvolver sus poderes más nobles.
En su Defensa de la Poesía, Shelley rebate la
vieja noción desdeñosa de la imaginación, afirmando que el poeta posee un tipo especial de conocimiento:
por medio de palabras
que no hablan más que de lo que somos nosotros."
y que expresa lo delicadamente que el mundo extemo se ajusta al alma individual y ésta a la naturaleza del mundo extemo. Esto no era del gusto de
Blake, quien comentó la citada frase de Wordsworth
diciendo: "No me hará usted creer en la existencia
de ese ajuste".^^ Pero Wordsworth no lo dudaba. La
naturaleza era la fuente de su inspiración, y no podía
negarte una existencia tan poderosa como la del
hombre. Pero como la naturaleza le elevaba por
encima de sí mismo, él tenía que buscar un estado
superior en el que ambas almas se unieran en una
suprema armonía. A veces pensaba que esto ocurría en efecto y que su visión le hacía comprender la
unidad de todas las cosas.
"Ibid., XIV pp. 190-192.
" lbld.,11, pp. 362-369.
" Wordsworth, The Recluse. II, pp. 71-72.
" Blake. "Anotaciones a The Excursion", en Poetry and Prose, pp.,
823.
El poeta, no sólo siente con intensidad el presente
tal como es, y descubre las leyes con arreglo a las
cuales las cosas presentes deben ser ordenadas,
sino que vislumbra el futuro en el presente, y hace
de sus pensamientos el germen de la flor y el fruto
de los tjltimos tiempos... El poeta participa en lo eterno, lo infinito y lo uno.''
Para Shelley, el poeta es un vidente, dotado de
una peculiar intuición para percibir la realidad de la
naturaleza. Y esa realidad es un orden completo,
que está por encima del tiempo y del cambio y con
respecto al cual el mundo corriente no es más que
un pálido reflejo. Shelley adoptó la teoría platónica
del conocimiento y la aplicó a la belleza. Para é l ,
las Formas Ideales son una base no tanto del
conocimiento, como de esa intuición exaltada que
nos inspira la presencia de las cosas bellas. La
^ Defense of Poetry, en Prose IVorirs of Percy Bysshe Shelley, editadas por Harry Buxton Forman (4 volúmene. Londres, 1880), III. ρ, 104,
Biblioteca de México
tarea del poeta consiste en descubrir la realidad
absoluta en sus ejemplos visibles y en interpretarlos a la luz de ella. Esa tarea es espiritual en el
sentido de que incluye las más altas facultades del
hombre y da significado a sus sensaciones transitorias. Shelley trataba de captar el todo de las cosas en su unidad esencial, para separar lo real de
lo meramente fenoménico, y para demostrar de
este modo la dependencia de lo fenoménico con
respecto a lo real. Para él la realidad última es la
mente eterna, que mantiene unido al universo:
El Todo /con sus soles, mundos, hombres, bestias y
flores, /con todos sus movimientos silenciosos o
tempestuosos, /que le hacen ser lo que fue, lo que
es y lo que dejará de ser /no es más que una visión;
todos sus reflejos /son simplemente motas de un ojo
enfermo; burbujas y sueños. /El pensamiento es su
cuna y su tumba; /tanto el futuro como el pasado son
sombras vanas /del eterno vuelo del pensamiento;
carecen de ser /Nada es sino lo que se siente ser."
En el pensar y en el sentir, en la conciencia y en el
espíritu, Shelley encontró la realidad y dio su respuesta al nihilismo de Próspero. Creía que la tarea
de la imaginación consistía en crear formas que
revelaran esa realidad.
nismo. Y aunque Coleridge y Wordsworth llegaron
con el tiempo a una conformidad casi entusiasta,
sin embargo en los días más creadores de su
labor poética, su estética estuvo fundada en otras
creencias. El movimiento romántico fue un prodigioso intento de descubrir el mundo del espíritu
por el solo esfuerzo del alma solitaria. Fue una
manifestación especial de la creencia en la dignidad del individuo que los filósofos y los políticos
habían predicado recientemente al mundo.
La expedición audaz hacia lo desconocido emprendida con una escrupulosa sinceridad y una fe
apasionada, estaba muy lejos de ser una emoción
egoísta. Cada uno de estos poetas estaba convencido de que podía descubrir algo muy importante y de que su poesía era una llave propia negada a los demás hombres. Estaban dispuestos a
consagrarse devotamente a su tarea y en diferentes modos pagaron por ello un alto precio en
felicidad, en seguridad íntima y en la propia fuerza
de sus poderes creadores. No se contentaban con
soñar sus sueños personales, ni con feriarse confortadoras ilusiones. Insistían en que sus creaciones tenían que ser reales, no en el sentido estricto de que todo lo que pensamos tiene una cierta
forma de existencia, sino por ser expresión de cosas eternas que no pueden ser presentadas más
que en ejemplos individuales. Como los románticos eran poetas, exponían sus visiones con la
riqueza que sólo la poesía puede ofrecernos, en la
forma individual y concreta que hace lo universal
vivido y significativo para la mente finita. Se negaban a aceptar confiadamente las ideas de otros
hombres, o a sacrificar la imaginación al razonamiento. Como Blake dice de Los:
Los grandes románticos, pues, estaban de
acuerdo en que su tarea consistía en descubrir por
medio de la imaginación un orden trascendental
que explicaría el mundo de las apariencias y nos
revelaría no sólo la existencia de las cosas visibles, sino también sus efectos en nuestro ser, los
latidos imprevistos de nuestro corazón en presencia de la belleza y la convicción de que la fuerza
que nos mueve no puede ser una ilusión, sino algo
que asienta su autoridad en el poder que gobierna
el universo. Para ellos, esta realidad no podía ser
más que espiritual y vendría a reforzar la doctrina
de Hegel, según la cual, no existe más realidad
que la del espíritu. Mientras hacían atrevidas declaraciones sobre la unidad de las cosas, eran
metafísicos, pero a diferencia de los metafísicos
profesionales, no confiaban en la lógica, sino más
bien en la intuición; no en la razón analítica, sino
en el alma deliciosamente inspirada que, en su
plena naturaleza, trasciende la mente y las emociones. Los románticos eran, a su modo, religiosos, puesto que hallaban religiosa la realidad y se
sentían devotos de ella. Pero en lo que respecta a
sus creencias centrales, no eran ortodoxos. La
religión de Blake negaba la existencia de un Dios
distinto de los hombres. A Shelley le gustaba
proclamar que él era ateo. Keats no sabía hasta
qué punto podía aceptar las doctrinas del cristia-
Los románticos sabían que su misión era crear e
iluminar con su creación todo el mundo consciente
y sentimental del hombre; dirigir su imaginación
hacia la realidad que late más alia de las cosas
familiares; elevar al hombre sobre la rutina mortal
de la costumbre, para darie conciencia de las distancias inconmensurables y las profundidades insondables, haciéndole ver que la mera razón no
basta y que es necesaria la intuición de la inspiración. Tenían una visión del hombre y de la poesía más amplia que la adoptada por sus racionales
y sosegados predecesores del siglo xviii, porque
creían que lo importante era la naturaleza espiritual entera del hombre y a ésta dirigían su esfuerzo y su llamamiento.
" Helias. II, pp. 776-785. en Poetical works of Percy Bysstìe Shelley.
editadas por Harry Buxton Forman (4 volúmenes, Londres, 1882). III.
p. 80.
" Blake. Jerusalem en Poetry and Prose, p. 442.
Debo crear mi sistema o esclavizarme al de otro hombre.
No razonaré ni compararé; mi misión es crear.
C. M . BOWRA*
ODA SOBRE UNA
URNA GRIEGA
Abril y mayo de 1819 fueron tal
ya
grandes
de reaccionar del espíritu creador
vez el periodo m á s brillante de la
odas fueron una nueva aventura,
frente a las circunstancias. En la
vida creadora de Keats, no tanto
distinta de todo lo que Keats
por la cantidad como por la cali-
había hecho antes y dirigida por
bido severos golpes de la adver-
dad de su trabajo.
un nuevo espíritu. De la "Oda a
sidad. Tenía sólo veintitrés a ñ o s y
su felicidad se v e í a amenazada
comenzado. Las
primavera de 1819 había ya reci-
aquellos meses escribió
Psique" el poeta dice: "He hecho
"La Belle Dame sans Merci", la
esto pausadamente, y creo que
por diversos frentes. En el prece-
"Oda a Psique", la "Oda a un rui-
por eso es tanto m á s rico y es-
dente mes de junio, su hermano
señor" y la "Oda sobre una urna
pero que me anime a escribir
Jorge, que había sido para él
griega". En estos poemas encon-
otras cosas con un espíritu to-
" m á s que un hermano" y desde
tró su verdadera voz y la perfec-
davía m á s sosegado y saluda-
luego "su mejor amigo"" había
ción que había estado buscando.
ble".^ Si la "Oda a Psique" fue la
emigrado con su mujer a A m é -
En
explosión,
primera, las esperanzas de Keats
rica. En diciembre, otro hermano
tanto más inesperada cuanto que
se vieron realizadas. Las odas
suyo, Thomas, al que no amaba
en los meses precedentes de fe-
siguientes son " m á s ricas" por el
menos que a Jorge, murió. El d í a
brero y marzo Keats tiabia escrito
cuidado puesto en su composi-
de
muy poco. En febrero a b a n d o n ó
ción y por la selección y concen-
esponsales con Fanny Brawne,
Fue
una m a g n í f i c a
J
Navidad, Keats celebró sus
porque,
tración de las experiencias imagi-
pero cualesquiera que fuesen los
a su hermano
nativas que contienen. En esas
sentimientos de ambos es indu-,
Iprge, "la verdad es que última-
odas Keats realiza las prescrip-
dable que sus relaciones nq
A|nte no he tenido temple para
ciones para la poesía que le dio a
fueron una fuente de fuerza y <
^ n b l r " ; ' y dejó "La víspera de
Shelley^ y llena de adornos cada
estímulo para é l . Finalmente,^
¡ ^ M a r c o s " sin terminar. Cuan-
resquicio de su obra.
s í n t o m a s de su fatal e n f e r m a l e í i
temporalmente Hyperion
como e s c r i b i ó
do le volvió la inspiración en abril
Esta siJbita floración del genio
no se trataba de continuar algo
es desde luego inexplicable, pero
que
- / • · sais, editadas por M.
^_0.xíoid, Oxford University
mes
' bld., pp. 339-340.
» Ibid., p. 507.
de
se^embre,
retornaron en febrero y i e ataca-
nos muestra la extraña manera
^
había aparecido en el pre-
cedente
_
• Ibid., p. 208.
intermitentemente en la primavera y el verano de 1819. Aunque el poeta no se daba cuenta
todavía de la amenaza mortal
que se cernía sobre él, comenzó
a notar deprimido su espíritu y
rebajada su vitalidad. En estas
condiciones no era de esperar
que Keats creara una nueva
forma de poesía y le diera una
riqueza sin precedentes. Esto es,
sin embargo, lo que ocumó y
aquí tenemos otro ejemplo de los
misteriosos caminos en que
actúa el espíritu creador. Tal vez
lo ocurrido tenga sus orígenes en
el famoso paseo que dio Keats
con Coleridge el 11 de abril,
cuando Coleridge le fiabló entre
otras cosas de "ruiseñores, poesía, sensación poética y metafísica".* Mister H. W. Gan-od ha sostenido, con buenas razones, que
aquel diálogo contiene el primer
germen de la "Oda a un ruiseñor",' y si esto es así, las otras
odas tienen que presentar señales indirectas de esa ascendencia. Pero aquella charia no pudo
hacer más que incitar al genio de
Keats a entrar en acción. Este estaba dispuesto a la nueva aventura y una vez que emprendió su
esfuerzo creador, tuvo poco que
deberle a Coleridge.
La "Oda sobre una urna griega" merece una especial consideración por dos razones. En primer
lugar es su visión final y más madura de la Hélade que Keats descubrió a través del Diccionario
Clásico de Lemprière, el Homero
de Chapman y los mármoles de
Elgin. En segundo término, a diferencia de otras odas, ésta ha sido
inteφretada de modos muy dife­
rentes. Es verdad que el propio
Keats pensaba que sus poemas
deberían explicarse a sí mismos
sin necesidad de comentarios,
pero en este caso no consiguió
su objeto. La "Oda sobre una
urna griega" exige comentarios
porque su significado y su pro­
pósito han sido diversamente
inteφretados y juzgados. Keats
no es enteramente responsable
' lUd.. p. 324.
" H. W. Garrod. Keats (0)!(brd, 1926), pp. 119
de esto. La mayor parte de no­
sotros conocemos la Oda lo bas­
tante bien para no preocuparnos
excesivamente de escudriñar su
significado y si lo intentáramos,
trataríamos de adaptar esa significación a nuestras propias convicciones. Lo que estaba perfectamente claro para Keats no lo es
tanto para nosotros porque no
compartimos todas sus ideas, y
nos inclinamos a pensar que sus
conclusiones m á s ponderadas
sobre su obra maestra habrán de
coincidir con las nuestras.
El título de la Oda sugiere que
Keats tenía en su mente una pieza determinada del arte griego,
que él describe primero, para
interpretarla después. Pero no se
ha descubierto ninguna urna griega que corresponda exactamente
a la que Keats describe. Fijémonos en sus palabras. Su descripción es perfectamente clara. Su
urna es de mármol y podemos
inferir que las escenas reproducidas en ella están grabadas en
relieve:
con una serie/de hombres y doncellas grabados en mármol.
Hay en la urna dos escenas separadas. La primera descrita en
las tres primeras estancias, nos
pinta una "loca persecución", en
la que un joven toca la flauta bajo
un árbol, mientras otro persigue a
una doncella. La otra escena representa una procesión sacrificial, en la que un sacerdote conduce a una novilla enguirnaldada
a un "altar verde", y es seguido
por un grupo de piadosos fieles.
Las dos escenas pueden ser
complementarias, pero no están
unidas. Su espíritu y su temple
son diferentes y en ellas Keats se
anticipa al famoso análisis de
Nietzsche sobre el genio griego,
con sus dos elementos, dionisiaco y apolíneo, que representan la
excitación extática y el orden
luminoso. Está claro que, si
Keats describe un vaso de mármol, tiene que ser del tipo neoátíco, tan en boga en el mundo
grecorromano. Los vasos de
mármol de periodos anteriores
son muy raros y es muy poco
probable que Keats viera nunca
uno. Se presenta, además, la dificultad de que estos vasos de
mármol neoático no solían tener
dos escenas separadas, como
los vasos de figuras negras y figuras rojas de la epoca clásica,
sino una sola escena que gira en
circunferencia presentando un diseño continuo. Keats parece conocer esta peculiaridad de los vasos de mármol griegos, pues ha
aludido a ellos en su "Oda a la
indolencia", donde dice de tres
figuras que le persiguen:
Pasaron como figuras en una urna de mármol / cuando se la hace
girar para ver el otro lado. / Aparecieron otra vez: volvía a girar la
urna, / y las sombras anteriores
retomaron.
La palabra "retomar" sugiere una
franja circular que corre alrededor
del vaso. Pero esto no es lo que
Keats tiene en su mente en la
"Oda sobre una urna griega". Su
urna de mármol tiene dos escenas separadas. Un objeto así no
ha podido ser conocido por él, y
la Urna de su Oda tiene que haber sido en cierto modo una invención de su fantasía.
Tenemos la suerte de poder
identificar algunos de los elementos con que Keats constmyó su
urna imaginaria. Su amigo Charles Wentworth Dilke dijo a su nieto Sir Charies Dilke que Keats había diseñado una urna de mármol. El dibujo se conserva en
Roma, en la casa de la Plaza de
España, donde murió Keats. Fue
tomada de un libro, publicado en
1804 por F. y P. Piranesi, titulado:
Les Monuments antiques du Musée Napoléon, con grabados de
Thomas Piroli. Los grabados que
copió Keats son los de un lado de
un vaso de mánnol hecho por el
escultor Sosibios, y que todavía
puede verse en el Louvre. En el
friso de este vaso, el punto central es un altar al que se acercan
cuatro figuras por cada lado. La
más próxima al altar por el lado
izquierdo alastra a un cabrito.
Detrás de ella hay una mujer que
pulsa una lira y un hombre que
árboles bajo los cuales se cobiji
toca una flauta. En el lado dere-
el flautista de Keats, entre las paJ
cho hay un hombre viejo, un
rras que rodean a todo el grupo
joven y dos figuras femeninas. En
grabado. Es cierto que hay otras
general, la escena guarda cierto
figuras de las que Keats no dice
parecido con la del sacrificio en la
nada, pero las tres figuras esen-
Oda. Las diversas figuras pueden
ciales del flautista, el amante y la
haber sugerido a Keats el "grupd doncella perseguida están prepiadoso" que viene de la p e q u e l sentes. Si Keats t o m ó del vaso
ña ciudad y hay indudablemente
de Sosibios algunos elementos
un animal y un altar. Pero las
de su escena sacrificial, pudo to-
semejanzas cesan en este p u n t o » mar t a m b i é n la escena orgiástica
El cabrito no es un novillo y no e a del segundo vaso. En su Urna
tanto conducido como arrastradca ideal, mantuvo las dos escenas
sus flancos no están cubiertos d a aparte, tanto en d i s e ñ o como en
guirnaldas y no es arrastrado p o " espíritu y creó una obra de arte
un sacerdote, sino por una mujer imaginaria, que va m á s allá de
con un arco, probablemente una
las limitaciones de los vasos de
diosa, y el altar no es verde ni
m á r m o l , conocidos por él a t r a v é s
rústico,
de las ilustraciones de Piranesi.
sino una
construcción
arquitectónica de piedra y m á r ^
Aunque estos dos vasos de
mol. Aunque Keats c o n o c i ó esta m á r m o l n e o á t i c o s prestaran a
vaso y pudo haber tomado a l ' Keats la materia prima para su
gunas ideas de él, no es posible
Urna imaginaria, no hay duda de
que ésta fuese su única fuente y
que
su poema está lejos de ser una
bertad. Retuvo ciertos temas que
mera descripción del mismo.
le atraían y rechazó el resto. Y no
la trató con desenvuelta li-
segundo vaso, que s a j es desatinado pensar que, en su
guarda t a m b i é n en el L o u v r í í s e l e c c i ó n de temas, Keats se
Un
puede haber prestado un servicia apartó del mundo greconromano
similar a la escena de persecul para atenerse a su instintivo amor
ción orgiástica de Keats. Se trat^
por el arte de Atenas en el siglo ν
t a m b i é n de un vaso de m á r m o l ,
de antes de Cristo. No es un acci­
del mismo tipo que el de Sosi-
dente que los grupos de figuras
bios. Keats puede haberlo visto
imaginados por Keats tengan una
reproducido en el libro de G. B.
marcada afinidad con los diseños
Piranesi sobre vasos, cande-
de los artistas áticos de la gran
labros y otros objetos, publicado
é p o c a . Keats, como muestra en
en 1778. Este vaso nos muestra
un famoso soneto, c o n o c í a muy
una escena dionisiaca de diez fi-
bien los m á r m o l e s de Elgin y no
guras, entre ellas, algunas nos
parece probable que al proponer-
recuerdan la Oda de Keats: un
se crear en su imaginación una
hombre que toca una flauta, una
obra de arte griego no se dejara
mujer con un tamboril, un hombre
influir, consciente o inconsciente-
casi desnudo, agarrando el vesti-
mente, por las reliquias de la
do de una mujer a la que persi-
"grandeza griega". El equilibrio y
gue. El ambiente general se ex-
la a r m o n í a de su diseño sobre-
presa acertadamente
en estas
pasan a los de Sosibios o de cualquier otro escultor neoático y nos
palabras de Keats:
inclinan a pensar que Keats, con
¿Qué hombres o dioses son és- su clara intuición para las cosas
tos? ¿Porqué resisten las donce- bellas, se inspiró en el arte de
persecu-
Fidias para simplificar las esce-
ción? ¿Por qué la lucha para es-
nas dionisíacas y de sacrificio que
llas? / ¿Por qué la loca
capar? / ¿Para qué las flautas y
había descubierto en las ilustra-
los tamboriles?
ciones de Piranesi. Hay momen-
sis
¿Por qué el éxta-
desmesurado?
tos en los que casi estamos viendo c ó m o se verificó ese proceso.
B^o
•3? 7.
da razón t a m b i é n de los
Dice Keats:
¿A qué gran altar, oh misterioso
sacerdote, / llevas esa novilla que
muge hasta los cielos?
había un altar de mármol, con una
trenza / de flores recién abiertas. I
(I, 90-91).
En el vaso de Sosibios no figura,
como vimos, ningún sacerdote y
no se puede decir que el cabrito
sea conducido, ni esté mugiendo.
Keats parece haber fundido dos
impresiones en una sola; el cabri- ·
to arrastrado del vaso y la novilla
mugiente conducida por los sacerdotes en el friso sur del Partenón. Que los bueyes estén mu- i
giendo se indica por la posición !
de sus cabezas. Keats pudo ha- i
ber notado esto y la alquimia de j
su genio creador transmutó dos ¡
recuerdos visuales en un resulta- !
do perfecto.
Las memorias que Keats guardaba de aquellos monumentos
griegos fueron gradualmente refinadas y alteradas, hasta que alcanzaron su forma final en la
"Oda sobre una uma griega". Por
misterioso que sea el proceso
empleado por un poeta para madurar sus impresiones, podemos
discemir en este caso algunos de
los pasos del progreso de Keats
desde su primer conocimiento de
las obras de arte griegas hasta su
presentación, en la Oda, de los
temas inspirados en ellas. En el
Libro I de Endymion hay un detenido relato de un sacrificio rústico
dirigido por un "venerable sacerdote" y al que asisten pastores y
zagales. Es posible que Keats
confundiera la figura de la derecha del altar, en el vaso de
Sosibios, y creyera que lo que en
realidad es Mercurio con su caduceo fuese un pastor con su cayado. Sea de ello lo que quiera, la
escena del sacrificio estaba ya viva en la mente de Keats en la primavera de 1817. En Endymion le
presta el tumultuoso movimiento
que vio en el vaso de Sosibios y
que excluyó más tarde de la Oda.
Sigue describiendo una amplia
escena con numerosos personajes. Pero aun así, algunos de los
detalles han sido ya transformados. Por ejemplo, aunque el altar
de Sosibios no está adomado, en
Endymion
Un año más tarde todo el cuadro
se simplifica grandemente en la
mente de Keats. En su epístola
poética a J. H. Reynolds, escrita
en marzo de 1818, Keats medita
sobre las horribles visiones que
le acosan y piensa en otros
hombres más afortunados, favorecidos por visiones encantadoras, como la del sacrificio al
que se refiere la cuarta estancia
de la "Oda sobre una urna griega":
El sacrificio continúa; el cuchillo
del pontífice / brilla al sol, la novilla blanca como la leche muge /
suenan los pífanos con estridencia, fluye la libación.
Incluso esto ha quedado reducido en la Oda, en la que se conserva poco, excepto la novilla
mugiente, de la que ni siquiera te
dice que sea blanca como la
nieve. El cuchillo y la libación han
desaparecido y los pífanos son
transferidos a la otra escena.
Esta otra escena ha conservado también huellas de su origen en el trabajo de Keats. La
desenfrenada actividad y el
tumulto dionisiaco pueden verse
en el Libro iv de
Endymion,
donde la Doncella India canta al
Baco que se acerca y habla de
música y de danza y de orgia.
La grave trompeta resuena y las
vibraciones / de los címbalos plateados que entrechocan producen
un alegre estrépito: se acerca
Baco con su tropa. / Vienen como
vendimiadores, / coronados de
hojas verdes, con las mejillas inflamadas. / Danzan locamente en
todo el alegre valle, /para espantar a la melancolía.
Cuando Keats escribió la "Oda
sobre una uma griega" parece
acordarse de este pasaje o de la
experiencia originaria de que
brotó. Porque en Endymion se
pregunta a los revoltosos:
vuestros
vaso de que ya hemos hablado,
Por tímido que fuese Keats como
emparrados desolados, / vuestros
pero la idea g a n ó fuerza en la
amante en la vida real, c o m p e n s ó
¿Por qué habéis dejado
laúdes y vuestro destino más dul-
mente de Keats, y lo que era ori-
su modestia con s u e ñ o s de sal-
ce?
ginalmente un hombre que tiraba
vaje p e r s e c u c i ó n , hasta que en la
del vestido de una mujer se con-
Oda
Y en la Oda, esta idea es expla-
virtió para él en un hombre lanza-
amante ideal, a punto de besar a
yada y enriquecida, d á n d o l e un
do a una persecución amorosa.
la doncella a quien persigue.
nuevo impulso a la imaginación:
Tal vez esta descripción se apoyara en las escenas de bacanal
nos pinta a su atrevido
Las
principales figuras imagi-
nadas por Keats en la Urna han
tus calles es-
representadas en los m á r m o l e s
sido atesoradas por él desde el
tarán calladas / para siempre y
griegos que Keats vio en el Mu-
tiempo en que vio por primera
ningún alma que diga / por qué
seo Británico. Pero la idea, una
vez los vasos griegos de las pu-
estás tan desolada puede ya re-
vez concebida, m a d u r ó y t o m ó
blicaciones de Piranesi. La "Oda
tomar
formas diferentes. En el poema
sobre una urna griega" represen-
primitivo "De puntillas...",
ta su selección final entre todo
Pequeña
Que
ciudad:
tal reminiscencia
es casi
Keats
nos recuerda algunas viejas his-
aquel material disponible y orga-
de que Keats transfiere la idea de
| niza los diversos temas en un
solo poema. Keats impone al
una escena de tropel jubiloso a
conjunto una norma que ha pasa-
su nueva escena de solemne
do inadvertida para muchos críti-
sacrificio. Su tratamiento nos indi-
cos, llevándoles a formular juicios
ca c ó m o se asociaban en su
equivocados. Hay la tendencia a
mente ciertas concepciones y c ó -
pensar que el poema contiene
inconsciente lo prueba el hecho
torias, especialmente una que
mo resurgían d e s p u é s en nuevas
una sola idea estática, limitándo-
relaciones. Otro p e q u e ñ o punto
se a ampliada y a ilustrada. A s í ,
de
Robert Bridges dice:
la Oda nos muestra
cómo
Keats avanza desde su primitiva
visión a otra m á s austera y se da
cuenta
La idea enunciada en la primera
luego de que ha ido
estancia es la supremacía del arte
demasiado lejos y retrocede en
ideal sobre la naturaleza, debido a
parte del camino. En la Oda no se
su expresión perfectamente aca-
habla de Baco, que tan impor-
bada; esto es cierto y hermoso;
tante papel d e s e m p e ñ a en Endy-
pero su amplificación, en el poe-
mion, y la escena de la persecu-
ma, resulta lenta, monótona y dis-
ción tiene un carácter menos de-
persa, llamándose la atención
finido. Pero en un lugar Keats da
sobre nuevos detalles sin efica-
la impresión de haber tenido la
cia... lo que da una impresión de
sospecha de que había refinado
pobreza, a pesar de la belleza.'
su estilo en exceso. En el manuscrito de la primera estancia lee-
3y
'JuL^
/6-«yCi
En otras palabras. Bridges no ve
mos:
ningún
desenvolvimiento en el
poema, sino meramente la ampli¿Qué amor? ¿Qué danza?
¿Qué
lucha para escapar?
Pero en el texto impreso cambia
nos habla de cómo la bella y tem-
ficación de un tema expuesto al
blorosa Siringa / huyó del Pan de
comenzar. P o d r í a m o s argüir que
Arcadia, con tanto horror / ¡Pobre
de hecho este tema no está declarado al empezar, pero aunque
Ninfa! ¡Pobre Pan!
esa frase por esta otra:
así fuese, ¿ c ó m o p o d r í a m o s dey
cir honestamente que no hay en
¿Qué persecución loca? ¿Qué lu-
Poesía", Keats vuelve a su idea
el poema m á s que una amplifi-
cha para
de la p e r s e c u c i ó n , cuando s u e ñ a
cación? ¿ S e ocupan todas las
lo que las ninfas imaginarias pue-
estancias de la misma idea del
den hacer por él y dice:
principio? ¿ Y no hay ningún cam-
Poco d e s p u é s ,
escapar?
El cambio intensifica la impresión
en " S u e ñ o
bio de tono, ni se introduce ningu-
de tumulto dionisiaco y acerca la
Oda de nuevo al canto de la Don-
Otra me seducirá / con capullos
na nueva idea? Cuando leemos
cella India. En la escena desen-
de almendro y rica canela / hasta
el poema tenemos seguramente
frenada de su Urna, Keats da una
que en el fondo de un mundo flori-
prominencia especial a un aman-
do/descansemos
te que persigue a una doncella.
mo dos gemas prendidas / en el
El origen de esta idea puede en-
seno de una concha.
contrarse tal vez en el segundlo.^
en silencio, co-
' Collected Essays, Papers, Etc.. of Robert
Bridges (4 volúmenes, Oxford. Oxford University Press, 1933), IV, pp. 131-132. "A Critical
Introduction to Keats". He modernizado la c
tografia fonética de Bridges. [M. Β.].
la impresión de que liace más
que ampliar un solo tema y cuando llegamos al final vemos que
esa impresión estaba iustificada.
La "Oda sobre una urna griega" está construida siguiendo un
plan perfectamente nítido, que se
divide en tres partes: introducción, tema principal y conclusión.
La introducción nos presenta la
urna en todo su misterio y expone
las cuestiones que le plantea al
poeta. El tema principal consiste
en las escenas de la urna presentadas no como las vería un
observador casual, sino como las
ve Keats, con toda la fuerza de su
visión imaginativa, con los problemas metafísicos implicados y con
su alusión a otra vida diferente de
la que ordinariamente conocemos. La conclusión relaciona la
experiencia obtenida de la urna
con su realidad especial y contesta a las preguntas que el poema formula al empezar. El poema
tiene lo que llamaría Aristóteles
un principio, un medio y un fin;
plantea preguntas a las que contesta; evoca un estado especial
de la mente al que relaciona con
la vida ordinaria; conduce de la
inquieta curiosidad al éxtasis delicioso, al exaltado entusiasmo y a
la devota solemnidad; termina
con una nota afín a la revelación
y sintetiza su mensaie en palabras de claridad asombrosa y
paradójica. Este mundo ideal de
la imaginación recibe una fuerza
inesperada por la comparación
que se fiace entre él y el del
amor, tal como Keats lo conoce:
lla el mismo plan. Comienza con
una introducción en la que el
poeta, sintiéndose como somnoliento o drogado, oye a un ruiseñor cantar en el verano. No se
hace ningún comentario y aunque no se formulan preguntas explícitas, el contraste entre la letargia del poeta y el ardoroso
canto del pájaro plantea ya una
cuestión y determina lo que sigue. Desde la segunda hasta la
séptima estancia, Keats desenvuelve el tema principal, que es el
efecto del canto del ruiseñor sobre su alma. El poeta desea desaparecer con el pájaro, disolver-
se y olvidar su fiebre y su enojo,
morir al filo de la medianoche.
Después se eleva a un tema más
Eso deja el corazón dolorido y positivo. Ve que el canto del páhastiado, / la frente ardiendo y la jaro pertenece a un orden de cosas que se mueve fuera del tiemlengua reseca.
po y alcanzamos la cima al final
El poema tiene más de una línea de la estancia séptima, cuando el
directa de desarrollo; posee sus poeta descubre que el canto del
ntrastes de altura y profundi- pájaro está más allá de la garra
dad que añaden riqueza a su de la muerte. La estancia octava
expresa la conclusión, en la que
ontenido.
La estructura de la "Oda sobre Keats retoma a la realidad, relauna urna griega" guarda un estre- cionando con ella su experiencia
ho paralelo con la de su con- fantástica y reconociendo que él
emporánea "Oda a un ruiseñor". no puede gozar durante mucho
Este poema, con sus octio estan- tiempo el éxtasis de la canción
cas, es más largo, pero desan-o- del pájaro. Vuelve al punto de
que partió, pero ha ocurrido algo
que le hace sentirse inseguro y
preguntarse si está dormido o
despierto. Sin embargo, las preguntas implícitas en la primera
estancia han sido contestadas.
Keats ha comprendido el rapto, el
arrobo del pájaro, lo ha compartido y ahora ve más claramente
que antes la naturaleza ambigua
de sus relaciones con estas experiencias. Y así como en la "Oda
sobre una urna griega" Keats depura la significación del poema
por el contraste entre la belleza
idéal y la vida real, así también en
la "Oda a un ruiseñor" pasa de la
contemplación de la felicidad
eterna del pájaro a la de un mundo en que la belleza es perecedera. En estos dos poemas,
Keats creó el modelo que permitió a su poesía desenvolver todas
las implicaciones de un tema
ideológico sin perder los claros
perfiles de una obra de arte.
En cada etapa de la "Oda sobre una urna griega", Keats transforma en poesía pensamientos a
los que ha dedicado una larga
atención y que son en gran parte
obra suya. En la primera estancia
plantea la situación, no directamente como en la "Oda a un
ruiseñor", sino en forma más misteriosa y provocativa. Los primeros versos desafían nuestra atención:
Tú, novia de la quietud, todavía no
violada; / tú. hija adoptiva del silencio y del tiempo lento.
Al llamar a la urna "novia de la
quietud todavía no violada" Keats
penetra en el corazón de la experiencia que le interesa. En un
mundo ruidoso y cambiante aparece algo que está más allá del
sonido y del cambio. El tono del
poema queda sentado desde el
principio con esas atrevidas palabras. Somos transportados inmediatamente a un orden de cosas
alejado de la vida comente. El
poeta nos pide que veamos en la
urna todo el misterio de su silencio inalterable. Y no es esto todo.
Elige sus palabras con cuidadosa
precisión. La Urna es una "novia marzo de 1818, Keats expresa la
no violada" porque guarda una' opinión de que
relación sagrada especial conJ
una clase peculiar de existencia
toda investigación mental toma su
conserva esta relación inmacula-j
realidad y su valor del ardor del
da e intacta. La Urna es un sím-*
investigador, puesto que ella no es
bolo concreto de una vasta reali-;
nada. Las cosas etéreas pueden
dad que sólo puede ser alcanza-!
ser reales bajo tres denominacioda mediante el conocimiento dej
nes diferentes: cosas reales, coobjetos individuales que compar-i
sas semirreales y cosas irreales."
ten y reflejan su carácter.
La Urna es t a m b i é n la "hijai
adoptiva del silencio y el tiempo;
lento". No es su hija carnal, pues-j
to que no ha sido creada por'
ellos, pero ellos la han guardado^
y preservado y por eso es llama-;
da su "hija de adopción". Keatsi
sentía fuertemente el llamamien^
to del remoto pasado y veía en la|
Urna un depósito de la antigua]
sabiduría. Pero veía en ella másj
que eso. No enlaza en vano el si4
lencio con el tiempo lento. En,;
esta línea expresa un pensa^
miento que significa mucho paraj
él y al que da plena expresión enj
otro pasaje. Se refiere a lo que êti
llama las "cosas etéreas". En unaj
carta a Bailey, escrita el 13 de
En otras palabras, las cosas e t é reas son reales porque significan
mucho para nosotros y porque
las perseguimos ardientemente.
Podemos llegar a la c o n c l u s i ó n
-aunque Keats no lo dice a s í en
su carta- de que las cosas que
han sido perseguidas y amadas a
través de muchas generaciones
son algo m á s que "etéreas" en el
sentido usual. Y que Keats creía
esto aparece claro en un pasaje
del Libro m de Endymión, donde,
d e s p u é s de atacar a la gente que
no es capaz de percibir los esplendores de la existencia, Keats
sale en defensa de los mismos.
•Letters of John Keats.
p.m.
Esos esplendores, s e g ú n é l , lejos |
de ser irreales, son realidades J
remotas y sublimes, que s ó l o i
pueden ser alcanzadas por medio del esfuerzo y de la paciente
devoción:
<
¿Son todas las realezas
ras doradas?/No.
másca-l
Hay tronos ina-.
sequibles / si no es por medio de i
un paciente
vuelo, de un
tante arrobamiento,
cons-,
/ o de cosas 1
etéreas que, no teniendo límites, /'
pueden
hacer
una escala
del
viento eterno / y aposentarse en
tiendas tonventosas / para obserervar el nacimiento abismal de los
h
elementos.
La e x p r e s i ó n "cosas e t é r e ais"
aparece aquí como en la carta1 a
Bailey, y muestra que Keats
sigue pensando en el mismo problema. Esas cosas son, como
vemos ahora, no un fin, sino un
medio para llegar a esa región
sublime, a esos "tronos" que muchos d e s d e ñ a n , pero que ta
significan para Keats.
La relación de este pasaje di
Endymión
urna
c o n la " O d a s o b r e
griega"
como
en
es
una
dirigida
a su
Así
19
marzo
manifiesta.
la O d a
Keats
a l l á d e la m ú s i c a y l o s
va
más
amantes,
de
hermano
de
Jorge,
1819,
mente.
Habla
d e s p e g o d e los intereses
reas", hacia otro plano, así
y dice:
b i é n e n Endymión
tam­
le la n a t u r a l e z a .
tiene
algo
Pero este
más
en
pa­
común
c o n la O d a . P o r q u e K e a t s l l e g a a
decir a q u í algo, q u e c o n s t i t u y e el
g e r m e n d e lo q u e s e r í a
después
a Oda:
imaginamos
ia u r n a
comienza
más
dulce
verdadera­
m e n t e o í d a , p o r q u e e s el ideal d e
que
la
que
música
de
concebir
debe
ser,
la
música
que
con
fantasía,
pero
r e s o n a r á e n el
"oído
nunca
la
podemos
sensual". E n todas las artes
hombres
aspiran
a
ese
los
ideal
aunque saben que nunca
y
podrán
alcanzarlo, lo a c e p t a n c o m o
nor­
m a d e lo q u e el arte d e b e ser. P o r
eso
=i s i m D o i o ae
es
que cualquier música
lo
Ni la Poesía, ni la Ambición, ni el
Amor me ofrecen una figura real
cuando pasan junto a mi: me
parecen más bien tres figuras de
un vaso griego: un hombre y dos
mujeres que nadie, sino yo, puede
reconocer bajo su mascara.'
compe­
n e t r a d o c o n los p o d e r e s s e c r e t o s
saje
sólo
su
clase
vés del culto d e tales c o s a s llega
ingenioso.
sigue
de
activos
él v e q u e a tra­
a otra altura, y se siente
plemente de un tropo
La música que no oímos sino q u e
muestra que este símbolo
vivo en su
que son seguramente "cosas eté­
el
Keats
Keats
está
en
su
derecho
c u a n d o desarrolla su idea y dice:
Dor s i g n i f i c a r u n a r e a l i d a d r e m o t a
Por
encima
Destino
de
la marchitez
de viejos labios,
de poderes
del
millares
un estado
re­
ligioso, I en el agua, en el reino
del
fuego
lentes
guardan
/
y en la meta
como
una
consagra­
esféricas
nes en debida
sesio­
sazón.
pero
adquiere
izarlo Keats c o m o e x p r e s i ó n
íxpone
la
situación
inicial
Doema.
La
Urna
una
esenciales
son
del
"silen­
consagra­
El c a n t o ideal, p o r e n c i m a d e t o ­
dos
los cantos existentes,
tiene
canto que yace en cualquier m ú ­
difíciles,
Keats
de
la
cosa.
no
las fi­
lo q u e
significan.
podamos
componer
La verdad es que en su
cepción
Keats
de
la
música
expresa
con
con­
no
gran
oída
fuerza
a l g o q u e e s t á e n el c e n t r o d e t o d a
las
tres
experiencia verdaderamente crea­
Keats
nos
dora.
En
Por grande
que
fuese
sstancias
pero tienen, c o m o
3xplica el s e n t i d o d e las p r e g u n -
sensibilidad
;as a n t e s f o r m u l a d a s
c i a c i ó n d e t o d o lo q u e c a í a
mensaje cuyo carácter
un
intuimos.
siguientes
o
son
s u r a s d e l a u r n a , s i n o lo q u e
I
que
escuchar.
as­
Keats
quiere s a b e r q u i é n e s s o n
sica
da". No nos hablan directamente,
una urna,
su
nuevos.
u n c a n t o real, s i n o la e s e n c i a d e l
pectos
cosas
del
pre­
su t e m a , a d v e r t i m o s n u e v o s
Estas
/
en
siempre
Dreguntas. Al principio e s a s
recen respeto religioso y profun­
elementos
infatigable,
constantemente
cantos
stérea" q u e sugiere una serie d e
da devoción y que pertenecen
ciosas c o m o una urna
metodista
una frescura eterna porque no es
Dero a l ir d e s e n v o l v i e n d o
mundo.
toca
"cosa
es
destino, algunas cosas que
los
el
que
caramillo
de
L a p r i m e r a e s t a n c i a d e la O d a
suntas no parecen m u y
a
Feliz
j n aspecto de su experiencia.
Hay, s e g ú n el p o e t a , m á s allá del
me­
luego
más precisión e i n t i m i d a d , al uti-
del aire; y si­
urna
da, / mantienen
/ sublime,
y su
rela­
física
y
su
su
apre­
baio
H a y t i e m p o s m a r c a d o s e n el or­
j ó n c o n l o s t e m a s d e la q u i e t u d y
sus sentidos, Keats sabía, en
d e n natural del universo - " s e s i o ­
j e l silencio. El silencio e s d e s t a -
m o m e n t o mismo de gozarlo, que
nes esféricas"- en que esos
; a d o al c o m i e n z o d e la
po­
deres cobran estado y es enton­
ces
cuando
debemos
entrar
en
sstancia,
cuando
segunda
Keats
excita
nuestra curiosidad m e d i a n t e
una
aquello
no era todo
ni e r a
cendente tenía q u e ser relaciona­
saradoja expresada con una sim-
do
Dlicidad
más permanente y más
e n sencilla paráfrasis, el significa­
tante:
d o d e los v e r s o s d e K e a t s e n
L i b r o ni d e Endymión,
sobre
una urna griega". La Urna es
adoptiva
simplemente
el
q u e n o s lle­
v a n a l c o r a z ó n d e la " O d a
"hija
lo
del
silencio",
porque está
la
no
muda,
sino porque se relaciona con esa
misteriosa jerarquía
sobrenaturales,
de
ocultos
poderes
hasta
que
la
hace
más
pun­
bas­
tante. Algo tan vivido y tan tras­
que quieran revelarnos. Este es,
contacto con ellos y escuchar
el
con
otra
realidad
más
alta,
comple­
ta, q u e p u d i e r a s e r v i r d e b a s e a lo
•11
percibido. P o d e m o s llamar legíti­
m a m e n t e a esa realidad
"mundo
i d e a l " , si c o n e s a f r a s e n o s referi­
mos a un orden de cosas que da
sustancia y significación a los da­
tos d e los sentidos. Q u e ésta era
la c r e e n c i a d e
en
Esta
música
no
oída,
esta
me­
del
Keats se
las líneas q u e
Libro
ni
de
prueba
hemos
citado
Endymión.
Su
lodía d e l s i l e n c i o , e s lo q u e K e a t s
m u n d o ideal no era un sistema d e
fecha,
encuentra
abstracciones, sino una fuente de
en
la
U r n a , y el p a s a j e
idea d e una urna un símbolo
de
que
aprendemos
presencia.
Keats
había
Ya
a
en
detectar
esa
encontrado
su
demuestra
en
el
flautista
de
de
la
Endymión
q u e no se trata
sim­
p o d e r e s vivos, s i t u a d o s m á s allá
d e los s e n t i d o s y p o r tanto silen­
algo esencial en su pensamiento.
ciosos, pero m á s
U n poco m á s tarde, e n una carta
d o s los h e c h i z o s s e n s u a l e s ,
reales q u e
to­
por
HYPERION
Sho dwclls witli Beauty—Beauly Ihat miiBt dio ;
And .Tov. Lose 1I.-UK) is over at ¡na litis
Bidding a.lk.u ; ..,,,.1 «cl.il,;; ricasuro n¡glí
Turning lo Poi.i»n ivliile II,,. uc-monlli sipa:
Ay, ¡i. the vcry lon,|,le „f ilelight
Veir.l Mi'l:uirlic-lv !,.„ „,.,• >.,vr.-,n ,1,,,,,,.,
Thougl, «eon of nono sayo l.iin wliose alrcmious
tonguo
Can l.iil-st J..,s -r:ij,v ahilos! 1,,'s palato
;
IIÍS SOU1 Hli.lll I.-,,,.;.
s,,,:,,.^ .,( 1,-1 ,„¡ .l,t.
;
And bo among l,or cloudv Irophios limi»
BOOK I
Dr.fr ¡n ll.o .ludy mínm of a vale
Far aunken fconi ll.o l.rallhy brcall, of moni.
F„r from llio fiory noon. n"' «™«
S.it grayl.aii'.lS.,l,,ni. n.ii.-l as «.alono
Si,II a» llio «ilonco round alioul lus laír:
Forc.l on fonal l.ung . 1 - 1 h„ Iiiad
Liko clond on cloud. No tur of a..ll.fro.
Xot ao mu.li lifo as on a summci•» day
I!ol~ i.ol „no lisl.t ac,l f.«m ll.o fcalbcrd crasa.
Bul whoro ll.o .load loaf MI. tilín did il nal.
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A airean, i.cit »M.
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By roason of 1,1, fallón d.vinily
1
> „a.li„B » aliado: » »
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Presad lior oold nn cr cloaor lo l.or lipa.
Along llio marginsand largo foolmarka »,nl.
Xo fu.ll.or tlian lo «horo l.ia fool liad alrayd.
Atol aloi-l Ilion ainci. Unon tlio soddon ground
His oíd right liand lay norvolos». listín», ilead.
Vnsooj.lnKl; and his nalinloaa oyes wore olosod;
8
la devoción que nos inspiran y la
seguridad que nos dan de que
existe algo imperecedero. Esta
creencia no deja de ser razonable. El gran arte no puede por
menos de sugerirnos algo que
está más allá de todas sus visiones inmediatas o remotas,
"otra cosa" indefinible, que es lo
más importante que el arte puede
ofrecernos. Al aprehender y gozar ese "algo más" olvidamos los
detalles de la obra de arte y pasamos a un estado que podríamos llamar silencioso, porque
nos habla no al oído, sino al espíritu. Si sentimos esto al leer
poesía, podemos imaginar cuanto más lo sentiría Keats al escribirla. En sus momentos de
composición más inspirada, Keats
trataba de expresar en palabras
audibles y musicales esa otra
música indefinible y, sin embargo,
más poderosa, que es la esencia
misma de la poesía.
bien su cuidadosa atención, como si fuese más importante todavía; y es muy posible que lo
sea. La paradoja del arte consiste en que da permanencia a los
momentos flotantes fijándolos en
forma inalterable. Keats comparte esta idea y la ve encamada en
su Urna ideal, la cual, preservada y santificada por el tiempo,
conserva su frescura y su atractivo originales. Y no se trata de
una permanencia fría e inhumana. La obra de arte tiene su
propia vida, que es más vivida
que la vida real a que se refiere
Keats en la tercera estancia. La
paradoja de la Urna, como de
toda verdadera obra de arte, es
que trasciende el tiempo, al
hacer que un solo momento perdure hasta volverse eterno. Esto
no se debe simplemente al material que utiliza el artista. La éternidad del logro artístico es el reflejo de algo que los artistas
nos habla de los momentos eternos fijados en la Urna nacen de
su conocimiento de lo que es la
creación. En el acto de creación,
cuando todas las facultades trábajan armoniosamente, el tiempo más bien que permanecer
inadvertido se desvanece. El
artista no se da cuenta de esto
porque está absorbido en su
propia actividad y no tiene sentido del antes ni del después. Es
esta experiencia la que da un
poder especial a las estancias de
Keats referentes a las fisuras de
la Urna. La persecución y el saorificio, tal como los presenta
Keats, tienen un atractivo especial porque encarnan ese sentido
del arrobo fuera del tiempo,
Bridges acertó, hasta cierto punto, cuando dijo que la "Oda sobre
una urna griega" trata de "la supremacía del arte ideal sobre la
naturaleza, debida a su expresión inalterable de la perfección".
La noción de Keats sobre el
silencio se combina con su noción del tiempo, que recibe tam-
conocen cuando trabajan bajo el
aliento de la más alta inspiración,
Las tres estancias en que Keats
Pero la Oda trata de muchas
más cosas. Nos habla del significado que tiene para los hombres
tión de la intemporalidad, planteada por la Urna, sea un problema filosófico fuera del alcance de
Keats. Sin duda lo era, y Keats
hubiera sido el primero en reconocerio, pero él no pensaba en
esto. Quería decir que las obras
de arte como la Urna nos apartan
de la vida ordinaria del pensamiento para llevarnos a la vida
extraordinaria de la imaginación.
Debemos relacionar las palabras
de la Oda con las de la carta dirigida a Reynolds en que Keats
rechaza la filosofía:
Κ
Robert Bridges
ntimiento que da vida al arte
y nos lleva más allá de la obra de
I
realizada, hasta la visión
idora que la hizo nacer.
1 tema principal de la O d a
re una urna griega" es el éxtacreador que el artista perla en una obra maestra. En
tres estancias del centro del
ma, Keats explica el pleno
significado de las insinuaciones
que había hecho al principio.
Contesta a las preguntas formuladas al final de la primera estancia. La "leyenda de hojas
orladas", que se cierne sobre la
forma de la urna, se nos presenta como algo especial y maravilloso, pero en último término no
enteramente desusado. Keats no
se contenta con dejar el asunto
así. Se siente obligado a completar su conclusión y a aclarar explícitamente lo que su experiencia significa. Así como en la "Oda
a un njiseñor' termina relacionando el arrolx) del pájaro con su
propia vida, así también en la
"Oda sobre una urna griega" trata
de explicar el significado de ese
rapto a lo etemo para los hombres que viven en el tiempo. Este
es el propósito de la última
estancia. Dirigiéndose a la Urna,
dice Keats:
Tú, forma silenciosa, nos obligas
a salir del pensamiento, I œmo lo
hace la eternidad.
Esto no quiere decir que la cues-
Oh, nunca sea mi premio / la alta
razón, ni el amor a lo bueno y lo
malo / mi recompensa. Las cosas
no pueden ser arregladas / a
nuestra voluntad; nos obligan a
salir del pensamiento.
Keats expresa aquí su resistencia
a dejar su visión especial de la
experiencia a través de la imaginación por algo como la filosofía,
y esta negativa se funda en la
creencia de que el misterio de las
cosas no puede ser dominado por
un acto de nuestra voluntad, sino
que nos obliga a "salir del pensamiento", es decir, lejos de la manera ordinaria de pensar, para acogemos al auxilio de la imaginación. Por pensamiento se entiende aquí la actividad analítica, discursiva y taraceada del intelecto.
Las palabras de la Oda expresan
un punto de vista similar. La Uma
pertenece a un orden de cosas
que está más allá de ese pensamiento. Es tan remota como la
etemidad a la que representa en
su existencia intemporal. Y no está sólo fuera del pensamiento;
está también fijera de las emociones ordinarias y por eso su historia es una "ft-ia pastorela". Aunque en el cuadro de la ciudad vacía hay una momentánea nota
emotiva ante su desolación, es
una nota efímera que trata de recordamos que nuestra existencia
ordinaria es diferente de la de la
Uma. La desolación es trascendida, pues no hay ningún ser humano que hable de ella o la sienta:
ningún alma que diga / por qué
estás desolada puede ya retomar
En última instancia, el arte va
más allá de las emociones, hacia
algo impersonal y absoluto.
No podemos advertir en todo
esto una sola nota de queja.
Keats no deplora el hecho de que
la Uma le impida pensar ni que
no haya en ella alusión alguna a
su existencia ordinaria. Por el
contrario, la realidad del mundo
intemporal que se alcanza a través del arte constituye un aliento
y un solaz no sólo para él, sino
también para los hombres y mujeres del futuro:
Cuando la edad desgaste esta
generación, / tú permanecerás, en
medio de otras miserias / distintas
de las nuestras, como amiga del
hombre.
Tenemos ya un indicio de lo que
Keats quiere decir. En el goce perfecto de escenas como las de la
Uma adquirimos un sentido de
seguridad y de dicha. Pero el poeta no se contenta con esto. La
Uma tiene un mensaje final que
resume el significado de su existencia y completa el poema en
sus dos famosas líneas últimas.
Se han fonmulado varios juicios
sobre estas líneas. Si para Robert
Bridges redimen un trabajo que
no es, por otra parte, sobresaliente, para Quiller-Couch constituyen
"una conclusión inadecuada" y
para T. S. Eliot "una grave mancha en un bello poema". Aparte de
estas diferencias de gusto, que
sólo tienen carácter personal, hay
otras diferencias más serias de interpretación. ¿Qué significan esas
líneas y cuál es su relación con el
resto del poema?
Por lo pronto, hay una dificultad respecto al texto. En la versión de Oxford, Mr. Garrod transcritie las líneas en la forma que
nos es familiar:
La belleza es verdad y la verdad
belleza, esto es todo / lo que sabéis sobre la tierra y no necesitáis
saber más.
Pero está claro que el texto del
hace en nombre de una da:
volumen de 1820 representa la
ú n i c a de experiencia, cuya esen-
elección final de Keats respecto a
cia central especifica. Las pal-
la forma en que d e b í a n imprimirse
abras que Keats atribuye a í nla-
sus palabras. No hubiera a ñ a d i d o
Urna se derivan de sus propias
las comillas si no lo hubiese esti-
meditaciones
mado necesario. Ahora bien, de
raleza de su arte. S a b í a
aquí no se sigue que ese texto
este arte no lo era todo, pero en
haya sido correctamente interpre-
la parte que le c o n c e r n í a , t e n í a
sobre
la
natuque
tado, ni podemos inferir que las
una clara v i s i ó n de é l . Cinco pa-
últimas palabras sean un comen-
sajes de sus cartas muestran
tario independiente de Keats so-
c ó m o le obsesionaba el proble-
bre el mensaje de la Urna. Porque
ma y a que conclusiones llegó:
está bastante claro que en estas
últimas palabras no es Keats el
22 de noviembre de 1817, a
que habla, sino la Urna. A s í se
Benjamín Bailey:
deduce del uso de la palabra "ye"
(vosotros). Keats no se dirige ha-
No estoy cierto de nada, sino de
John Taylor
bitualmente de este modo a sus
la santidad de los afectos del co-
En apoyo de esta versión el edi-
lectores y no es pensable que se-
razón y de la verdad de la Ima-
tor puede alegar no sólo el propio
dirigiese a s í a ellos cuando en la
ginación. Lo que la imaginación
autógrafo de Keats, sino las trans-
línea precedente ha hablado de
concibe como belleza tiene que
cripciones hechas por sus ami-
"otras miserias distintas de las
ser verdad, existiera antes o no.
gos Brown, Woodhouse y Dilke.
nuestras". Si hubiera querido ha-
El texto impreso en los Annals
of
blar por sí mismo no hubiera di-
21 de diciembre de 1817, a Geor-
the Fine Arts en enero de 1820,
cho "ye" sino "we" (nosotros).
ge y Thomas Keats:
el mismo,
Debemos rechazar, por tanto, la
aunque pone la frase "esto es
es
sustancialmente
hipótesis de que las últimas pala-
La excelencia de todo arte está en
todo" al comienzo de una nueva
bras son un comentario de Keats
su intensidad, capaz de hacer
frase, d e s p u é s de un punto y se-
sobre el mensaje de la Urna. Son
desaparecer todo lo discordante,
guido. Todo ello son razones de
parte del mensaje y, en cierto mo-
por estar en estrecha relación con
peso, pero cuando el poema apa-
do, el comentario de la Urna mis-
la belleza y la verdad.
reció en el volumen publicado por
ma sobre algo m á s impersonal y
Keats en junio de 1820 había una
universal: amplifican la doctrina
30 de enero de 1818, a John Tay-
importante diferencia. Las pala-
de que "la belleza es verdad y la
lor (sobre Endymión):
bras "La belleza es verdad y la
verdad belleza", que aparece en-
verdad belleza" aparecen entre
tre comillas porque es una espe-
comillas y lo que sigue no. Estas
cie de lema o de reto, una doctri-
diferencias de texto provocaron
na implícita en todo arte y distinta,
dos interpretaciones. La una, ba-
por tanto, de las palabras propias
sada en el manuscrito y en sus
de la Urna que siguen a esa frase
transcripciones, supone que las
y la subrayan. El poema, que se
dos líneas finales son el mensaje
ha ocupado de la Urna, termina
de la Urna; la otra presume que
con una lección que todos los
sólo las palabras iniciales consti-
artistas deben aprender y a la que
tuyen el mensaje y que así lo sos-
el poeta concede especial im-
tuvo el propio Keats en lenguaje
portancia.
inequívoco. La primera opinión
no presenta ninguna dificultad en
relación con las ideas de Keats
expresadas en otras partes; pero
la segunda está en oposición con
mucho de lo que Keats dijo acerca de la importancia de las actividades y relaciones humanas. Si
ésta es su deliberada conclusión,
Keats se nos presenta como un
esteta mucho m á s intransigente
de lo que admite en sus cartas.
El
significado
del
mensaje
está fuera de toda duda. Mr.
Cuando lo escribí, fue un paso
importante de la imaginación hacia la verdad.
3 de mayo de 1818, a J. H. Reynolds:
Los axiomas de la filosofía no son
axiomas hasta que se hayan probado sobre nuestros pulsos.
Diciembre de 1818, a George y
Gregoriana Keats:
Garrod lo interpreta rectamente
diciendo: "No hay nada real sino
Nunca puedo estar cierto de una
lo bello, ni nada bello sino lo
verdad si no percibo claramente
real." Keats usa la palabra "ver-
su belleza.
dad",
como hacen otros, para
significar "realidad". A ñ a d e lue-
Todos estos pasajes fueron es-
go, a través de la Urna, que é s t e
critos antes que la "Oda sobre
es
que
una urna griega" y muestran cuan
poseemos y que no necesitamos
profundamente le preocupaba a
otro. Es la Urna la que habla y lo
Keats la relación entre la verdad
el único
conocimiento
II
y la belleza y cómo fue desarrollando su teoría acerca de este
tema.
Esta teoría puede ser expresada en la siguiente forma: la verdad es otro nombre de la realidad
última y es descubierta no por razonamientos, sino por medio de
la imaginación. La imaginación
tiene una perspicacia especial
para penetrar en la verdadera
naturaleza de las cosas, y Keats
acepta sus descubrimientos porque están de acuerdo con sus
sentidos, resuelven las discordancias de éstos y se imponen al
poeta con intensidad. Keats está
convencido de que todo lo descubierto en esta forma tiene un sentido del que carecen las conclusiones filosóficas. Keats llama a
esta realidad "belleza" porque se
siente abollado por ella de un
modo absorbente. De hecho, prefiere el descubrimiento de la,
belleza por medio de la imaginación al que pueda hacer la razón examinando los hechos, porque cree que el primer método es
más satisfactorio y más cierto, ya
que la intuición inspirada penetra
más profundamente en el corazón de las cosas que el raciocinio
abstracto. Keats se interesa por
la imaginación en un sentido especial y coincide en gran parte
con la opinión de Coleridge sobre
este punto. Para Keats la imaginación hace algo más que imaginaren el sentido ordinario; tiene
' una penetración tan aguda que
ve lo que está oculto para la mayoría de los hombres y comprende las cosas en toda su plenitud de rango, significado y carácter La fuerza de la poesía
consiste en que a través de la
imaginación encuentra algo tan
convincente en su intensidad que
se hace a la vez hermoso y real.
La teoría que Keats expone a retazos en sus cartas recibe su
forma final en los versos de la
"Oda sobre una urna griega".
Esta no es una filosofía acabada de la vida, ni Keats pretendía
que lo fuese. Es una teoría del
arte, una doctrina que trata de explicar su propia experiencia crea-
Enôymion
lint "Λ tiÍnjiff'ít^nff
/ / x / i j / i v f i r r '<«> *rí«</f<v» ν · " " · · "
.ν..,.,,(„Λιν.,.ν,ίί>ν..'.··
dora. Se hizo cada vez más consciente de que el arte no lo era
todo, y en sus dos últimos años
se mostró desazonado por el
apartamiento de la vida que su
trabajo le había impuesto. En "La
caída de Hyperion", Moneta sugiere que el poeta no es más que
un "ser soñador", que debe ser
colocado por debajo de aquellos
que se compadecen de los sufrimientos humanos. Cuando escribió la "Oda sobre una urna
griega" Keats no había llegado al
extremo de pensar que la verdad
que veía a través de la imaginación era un sueño. Esa verdad
seguía siendo muy importante
para él como poeta, pero sólo
como poeta. La Oda es su última
palabra sobre una actividad y una
experiencia especiales. Dentro
de sus límites, la Oda tiene su
propia visión de la vida y eso es lo
que Keats expresa. La creencia
de que "la belleza es verdad y la
verdad belleza" es verdadera para el artista mientras se ocupa de
su arte. No es menos cierto que,
mientras el artista trabaja, eso i
todo cuanto sabe con seguridad y
es lo único que necesita saber
para realizar su tarea. Si no creyera en ello estaría en peligro de
arminar su arte. La "Oda sobre
una urna griega" explica lo que el
gran arte significa para los que lo
crean en el momento en que lo están creando; y en tanto esta doctrina no se aplique fuera de sus
propios confines, no es sólo clara,
sino cierta.
HAROLD BLOOM*
JOHN KEATS
(Fragmentos)
La Imaginación
se extiende más allá de la
desesperación,
Dejando atrás ganga, vocablo y rezo.
HART
LOS J A R D I N E S DE LA L U N A
Sueño y Poesía
CRANE
hace paralelos el mordisco a las manzanas, y a los
hombros. Su primer reino conserva, aunque invertida, la identificación propia de la imaginación popu-
Sueño
y Poesía,
el primer poema importante de
Keats, es su versión de la Abadía
de Tintern
de
Wordsworth. Es un himno dedicado a la poesía
lar ortodoxa de la Caída con la sexualidad. Completa su forma de ver el Elíseo identificando el reposo dentro de la naturaleza con la unión sexual:
que explora las etapas del desarrollo imaginativo,
y comienza la a f i r m a c i ó n de la voz personal o mito
El universo de Sueño
y Poesia
Otra me persuadirá de que la siga, y la seguiré
A través de almendros en flor y olorosas canelas;
individual del nuevo poeta.
es el de la ino-
cencia pastoral. Un escondrijo de enramadas, dice
Hasta que en el seno de un frondoso mundo
Descansemos en silencio.
Keats, será el Elíseo para él; desea ser un glorioso
habitante del ancho cielo de la poesía y ruega ar-
Aquí no hay conflicto de contrarios o lucha de cora-
dientemente por un soplo de i n s p i r a c i ó n ;
zones y, sin embargo, él debe despedirse de esta
inocencia y estas alegrías. Busca la experiencia,
con "las agonías, la lucha de los corazones hu-
Que pueda morir una muerte
De lujo, y mi joven espíritu seguir
manos". Una visión del ideal dentro de la experien-
Los rayos solares de la mañana hasta el gran Apolo
cia se le aparece en la forma de un auriga con su
carro y sus corceles, una visión de la figura del
Como un nuevo sacrificio.
joven como poeta viril. En el ijifimo término es tanto
Esto es tristemente profético, m á s de lo que Keats
el Apolo romántico (el Ore de Blake, el joven de la
pudiera haber deseado. Pide diez a ñ o s en los que
m a r a ñ a de abundante cabellera de Collins, el joven
pueda volcarse en la p o e s í a , pero apenas obtuvo
de ojos centelleantes y cabello ondulante de Co-
cuatro de vida, y sólo tres de poesía d e s p u é s de
leridge) como el romántico sucesor de la figura del
haber escrito estos versos.
Hijo de Dios que conduce la Carroza Llameante de
Para llevar a cabo la hazaña que su propia alma
la Deidad de Ezequiel, el Apocalipsis, y El
Paraíso
se ordena a sí misma, necesita atravesar los países
Perdido.
de la mente y saborear continuamente las fuentes
dirige a los objetos naturales, éstos se avivan con
puras que existen en cada estado del ser;
Cuando el auriga de Keats desciende y se
una vitalidad m á s intensa que las personificaciones
animadas de Collins:
Primero pasaré por el reino
De Flora y el viejo Pan: dormiré en la hierba.
El auriga con maravilloso ademán habla
Me alimentaré de manzanas rojas
A los árboles y las montañas; y pronto aparecen
y elegiré cada placer que mi fantasía vea;
Formas de delicia, de misterio y temor.
cogeré a las ninfas de blancas manos en umbrosos
Pasando una tras otra ante un espacio oscuro.
[lugares,
Para solicitar dulces besos de ruborizados rostros.
El "maravilloso a d e m á n " es el a d e m á n que hace
Jugaré con sus dedos, tocaré sus hombros blancos
un poema, y por la c o n f r o n t a c i ó n de un poema los
En un precioso pliegue con un mordisco
á r b o l e s y las m o n t a ñ a s devienen personas a las
Tan firme como los labios puedan darlo.
que el poeta puede hablar. Ellas aparecen como
relaciones humanas abstractas pero su comporta-
El estado de inocencia de Keats es directamente
miento es concreto y particular:
erótico y no elude la honestidad naturalista que
• Harold Bloom, Los poeías visionarios del romanticismo inglés, traducción de M. Antolín, Barrai Editores. S.A.. Barcelona, 1974, 528 pp.
IMirad!, cómo murmuran, ríen y sonríen, y lloran:
Unas con la mano levantada y la boca severa;
Brbiioteca de México
.
El paraíso
perdido,
de John Milton, grabado de Gustavo Doré
Otras con sus rostros tapaidos hasta la oreja
Entre sus brazos; otras claras en juvenil lozanía,
Van alegres y sonriendo a través de la oscuridad;
Unas mirando hacia atrás y otras con la mirada
[levantada;
Sí, miles en un millar de diferentes posturas
Pasan volando.
La variedad y multitud de formas es la phmera
imagen de Keats de lo que más tarde (en la Oda a
Psique) relacionará con el complejo fingimiento de
la Jardinera Fantasía "quien cultivando flores,
nunca cultivará la misma". La singularidad de cada
forma es parte de su valor, pero da fe también de
su aspecto de ficción. Las partidas ideales, y el
alto vuelo de la imaginación, vuelven a tierra:
Todas las visiones han huido, el carro se desvanece
En la luz del cielo, y en lugar de ellos
Un sentido de las cosas reales se hace doblemente
[fuerte,
Y, como una fangosa coniente, llevaría
Mi alma a la nada.
w
El efecto del ideal poético es redoblar el sentido de
las cosas reales y al mismo tiempo presentar
semejante realidad como una corriente fangosa.
Cogido en el fango de lo real, Keats jura que luchará en contra de todas las incertidumbres para
mantener vivo el pensamiento de la carroza de la
poesía y su viaje. Semejante lucha le conduce a la
polémica romántica. ¿ P o r q u é no puede la suprema imaginación volar libremente como lo hizo
antaño, cuando preparaba sus corceles y ejecutaba las excelsas actividades que constituyen los
poemas de Spenser, Shakespeare, Milton? ¿Qué
ha causado el olvido de las Musas naturales?
Un cisma
Alimentado por la afectación y la barbarie,
Hicieron que el gran Apolo se avergonzara de esta
[su tierra
Hombres que se creyeron sabios no pudieron
[comprender
Sus glorias: con una gimoteante fuerza infantil
Se mecieron sobre un caballo de balancín.
Que creyeron Pegaso.
Es la fuerza medio inerte en su propio brazo
[derecho.
El solo movimiento de sus párpados obliga
A miles de serviciales agentes a obedecer,
E inmóvil ella gobierna con la más leve inclinación.
La p o e s í a es el poder supremo porque no necesita utilizar su fuerza para mandar; gobierna por
s u g e s t i ó n , y se define por su propio potencial, o
sentido de la posibilidad. Es un Titán bajo su propio autocontrol:
Pero la fuerza sola aunque de las Musas nacida
Es como un ángel caído; árboles arrancados.
Oscuridad, gusanos, mortajas y sepulcros
Se deleitan en ella, porque se alimentan de los
[erizos
Y las espinas de la vida; olvidándose del gran fin
De la poesía, que debería ser una amiga
Para calmar las inquietudes y elevar los
[pensamientos del hombre.
Lord Byron
La referencia a q u í es a Byron, pero es profética
No es un ataque contra la escuela de Pope, en
con respecto al otro Titán de la "escuela s a t á n i c a " ,
cuanto que Keats no tiene mucho talento para
Shelley, a quien Keats ya c o n o c í a y cuyo
esta clase de agudezas. Blake lo explicó mejor en
encuentra eco y réplica en Endimión.
un Proverbio del Infierno: " n ú m e r o , peso y medida,
pronosticando poemas como La Mimosa
déjalos para a ñ o de escasez". Keats se muestra
ai Viento
un
del Oeste,
Alastor
Keats está
y La Oda
con su é n f a s i s vehemente en
critico m á s persuasivo, tanto en el ataque
una d e s e s p e r a c i ó n ante la naturaleza mutable, y
como en la alabanza, cuando c o n t i n ú a hablando
las insinuaciones de una esperanza a p o c a l í p t i c a
de sus c o n t e m p o r á n e o s m á s viejos:
que nace de las ruinas de la naturaleza. De una
manera m á s directa, Keats puede estar pensando
en Childe
Bellos sonidos flotan tempestuosos
Harold,
y protestando por su irónica b ú s -
Alrededor de la tierra: felices sois y alegres.
queda y su prometeico expresionismo. En cual-
Estas cosas no ofrecen duda; sin embargo,
quier caso, la queja de Keats es wordsworthiana.
[en verdad, hemos tenido
Extraños truenos debidos a la potencia del canto;
La naturaleza de la p o e s í a es ser desinteresada,
pero su f u n c i ó n es consoladora e iluminadora.
Mezclados verdaderamente con lo que es dulce y
[fuerte;
Derivados de la majestad; pero a decir verdad los
[temas
Keats es m á s él mismo cuando, en el resto de
su poema, considera su propio destino
como
poeta. Es consciente de que será llamado presuntuoso y de que puede fracasar, pero si lo hace,
Son feos garrotes, los poetas Polifemos
será el sino de un Icaro que se ha atrevido a inten-
Que perturban el gran mar.
tar su propia libertad y sus poderes. Su a m b i c i ó n
se funda en una visión de la p o e s í a como el modo
La referencia es probablemente a Wordsworth y
m á s elevado. Reconoce que otros le sobrepasan
Byron juntos. "Odiamos la poesía que tiene una
en la fuerza de la r a z ó n :
palpable intención sobre nosotros", iba a escribir
Keats, y aquí repudia lo que considera tendencio-
Sin embargo siempre da vueltas
so, el uso de la poesía para e n s e ñ a r una doctrina
Ante mí una vasta idea, y espigo
moral o agrandar una personalidad. Los temas son
de ella mi libertad; desde ella he visto
feos garrotes; son muchos los cíclopes ciegos que
El fin y propósito de la Poesía.
enfurecidamente
lanzan piedras a un esquivo
Odiseo, piedras que van a caer a la inmensidad de
No identifica la idea en el resto del poema, pero el
las aguas perturbándolas simplemente. Pero los
lector puede deducida de su contexto. Un poema
poemas no existen para dar un mayor volumen a
no
los temas:
nada, ni siquiera al poeta mismo; un poema nace
es pensamiento ni personalidad, no afirma
en la conciencia de una forma tan natural como al
Una inagotable lluvia
De luz es la poesía; es el poder supremo;
árbol le salen hojas. El poema trasciende la naturaleza y, sin embargo, es un producto natural de la
naturaleza. La vasta idea de Keats es la del uso
apocalíptico de la poesía, que trata de apretiender
una verdad completa de la naturaleza y el tiombre
a la que otros modos menos desinteresados y
más artificiales no pueden llegar, y de expresar
esta a p r e h e n s i ó n siendo modestamente ella
misma, un lenguaje que no puede ser reducido. La
idea de la poesía de Keats tiene su mejor expresión fuera de su propia obra en la última encarnación de la figura del joven como poeta viril, el
jinete "pobremente vestido", que galopa delante
en Mrs. Alfrey Uruguay, de Wallace Stevens,
mientras ella se aproxima lentamente a su reductor real, sobre su montaña, en la sublime oscuhdad. El joven como un Apolo renacido vive de
nuevo en "la figura de la imaginación capaz' que
crea en su mente "la última elegancia: la tierra
imaginada":
Era un jinete absorto en el sol.
Un joven, un amante de fosforescente cabello.
Vestido pobremente, orgulloso de sus arrolladores
poderes.
De nuevo aquí se trata de una fuerza medio inerte
en su propio brazo derecho, un joven que está
orgulloso de sus arrolladores poderes, porque
sabe que éstos son una lluvia inagotable de luz.
Endimión
El romance poético Endimión comienza mostrando el estado de existencia intenso y mutable
habitado por su protagonista: un mundo cerrado,
frecuentemente comparado con una enramada o
soto, un templo natural dominado por la luna, que
apenas se diferencia de la poesía hecha por sus
celebrantes:
Así hace la luna.
La pasión poesía, las glorias infinitas.
Nos obsesionan hasta que se convierten en una
[esperanzadora luz
Que ilumina nuestras almas.
El pastor príncipe, Endimión, es presentado presidiendo una procesión dionisiaca. Como Adonis,
lleva una lanza para cazar el jabalí. Esta insinuación de autodestrucción se ve reforzada por una
comparación con Ganimedes y por "una vaga
preocupación en su semblante". La procesión culmina con un himno a Pan, que es una oración
extraordinaria y bastante más de lo que la condescendencia de Wordsworth ("una bonita muestra de
paganismo") nos hubiera hecho suponer. El
Himno saluda a Pan como "un nuevo nacimiento",
el refugio de las elaboraciones imaginativas que
"esquivan el concepto" y, le implora:
Wallace Stevens
Sé todavía un simbolo de la inmensidad;
Un firmamento reflejado en un mar;
Un elemento que llena el espacio entre los dos;
Un desconocido.
Sé lo que no puede ser categorizado discursivamente, esa es la súplica. El poema Endimión,
aunque imperfecto en su estructura y lenguaje,
está tan logrado como Ei Libro de Tiiel y La Bruja
dei Atlas en lo que tiene de resistencia consciente
a toda clase de análisis ajeno a él. El esquema de
Endimión sigue la tradición spenseriana de lo pastoni romántico, como ya hemos observado en
Blake y Shelley. El joven pastor poeta vaga por su
jardín de la luna, una tierra de eterna primavera,
entregado a una deliciosa indolencia, un estado
relajado, pasivo, incluso un poco amodorrado. Endimión es el héroe de romance al que se niega su
búsqueda, o un joven Ore en el simbolismo de
Blake. Se siente atormentado y confortado, en un
ciclo recurrente, por la diosa contraha que le ha
visitado. Ella es al mismo tiempo virginal y lasciva,
y tan esquiva dormida como despierta, triunfante
en su luna de plata de amor, mientras su imagen
reflejada se mueve lentamente a través del agua
misteriosa en cuyas profundidades de cristal Circe
construye su vitrina para atrapar a los príncipes
pastores que en sus búsquedas vagan. Los ritmos
aquí son triples, como corresponde a un acuoso
mundo de recurrencia eterna, de ciclos que nunca
se terminan.
En un mundo semejante, la acción lleva siempre sus reflejos confusos, y en el poema Endimión
el lector necesita esforzarse si desea comprender
Completamente transfigurados y libres del espacio.
¡Contempla
La clara religión del cielo!
Esto no es, sin embargo, muy claro. Una especie
de unidad, un estado como el de un espíritu que
flota nos espera, si nuestras mentes pueden ser
llevadas hacia la liberación de las
limitaciones
espaciales que constituyen una a s o c i a c i ó n con la
esencia. Sea lo que fuere esto, no es t o d a v í a la intensidad capital deseable, que depende de:
Enredos más ricos, encantamientos mucho
más autodestructores.
4
Estos son la amistad y el amor, y sólo el amor
destruye la identidad. Esto no puede hacerse sin
dolor y placer al mismo tiempo, y Endimión
ha
empezado a saborearlos en el encuentro que él
cree haber sido m á s que visionario.
El Libro I se ha abierto con una d e c l a r a c i ó n de
que
los f e n ó m e n o s de la belleza p e r d u r a r á n . El
William Wordsworth
Libro II comienza con un rechazo apasionado de
toda la serie de acontecimientos o lo que debe
da en que es la historia del amor humano. La si-
pasar por acontecimientos, Pero un poco de pa-
guiente i n v o c a c i ó n , que encabeza el Libro III, es a
la realidad de la historia humana, salvo en la medi-
Endimión
la realeza de los cuatro elementos, combinada
es el único poema completo de Keats en su longi-
con una vehemente denuncia de todas las reale-
tud real. Los fragmentarios IHiperion
zas
ciencia produce amplias recompensas.
son m á s
grandiosos, pero terminan antes de que Keats no
políticas. El cuarto y último Libro comienza
con la largamente demorada i n v o c a c i ó n a la Mu-
haga m á s que indicar el esquema de su elabo-
sa, que es en efecto la Musa de Thomas Cha-
ración mítica. Endimión
tterton, del genio natural británico, i n v o c a c i ó n de
es una obra incluso m á s
Keats se en-
una soledad profundamente poética y de raptos
frentó con grandes estructuras demasiado pronto.
d r u í d i c o s . Esta i n v o c a c i ó n es b á s i c a en el poema
Pero el poema, como Prometeo,
prematura que Prometeo
Liberado;
expone la com-
y necesita una c o n s i d e r a c i ó n m á s detenida, m á s
pleta a n a t o m í a de una gran estructura mítica, y es
tarde, en su contexto. A q u í , de momento, nos in-
la revelación m á s completa del alcance y el poder
teresa en lo que se refiere al esquema y a la
de la mente poética que nos ha quedado de Keats.
estructura totales de
En el himno cantado a Pan, éste ha sido saludado como el;
Endimión.
Desde la belleza al amor, a la dignidad real de
los elementos, hasta la p o e s í a : este es el movimiento de la b ú s q u e d a de E n d i m i ó n , en el plan
Pavoroso abridor de las misteriosas puertas
Que conducen al conocimiento universal.
abierto de Keats. Estas etapas de la existencia son
paralelas a las estructuras generales de la b ú s q u e da r o m á n t i c a en Blake y Wordsworth. La belleza es
Presumiblemente este conocimiento universal es
la de la phmera inocencia; el amor, el de la experi-
hacia el que se dirige la b ú s q u e d a de
Endimión.
encia generadora. Elevarse hasta la altura de los
Ha tenido un primer encuentro con una diosa des-
elementos es alcanzar el punto de reconocimiento
conocida. El no la identifica con Cintia, Diana o
que es el límite superior u organizado del inocente
H é c a t e , la triple diosa de la luna, los bosques, y
mundo natural. M á s allá de é s t e sólo la imagi-
los infiernos, c o m ú n m e n t e llamada la Gran Diosa
n a c i ó n puede ir, d e s p u é s de remontar la crisis de
o la Blanca Diosa, pero tiene la intuición de que
visión y triunfar sobre lo que Blake llama UIro,
esta primera visita amatoria le c o n d u c i r á hacia el
Wordsworth la m o n o t o n í a visionaria o d e s o l a c i ó n ,
cumplimiento de sus s u e ñ o s y sus deseos. Y
y Keats en Endimión,
éstos parecen las etapas hacia la p e n e t r a c i ó n ya
especial énfasis de Keats en la confusa b ú s q u e d a
s e ñ a l a d a en Sueño y
de E n d i m i ó n está puesto en el valor de los impul-
Poesía:
sos
¿En dónde yace la felicidad? En aquello que llama
la Cueva de la Quietud. El
instintivos, que nos ligan a la tierra y final-
mente, si son obedecidos, nos c o n d u c i r á n a aque-
A nuestras mentes dispuestas a la asociación divina.
lla verdad esencial en la que la i m a g i n a c i ó n pueda
Una asociación con la esencia; hasta que brillemos,
fijarse como belleza. Pero esta b ú s q u e d a natural-
ista, llevada a cabo en un contexto ampliamente para este buscador y él se encuentra perdido en
sobrenatural, no parece confirmar el abierto énfa- un infierno laberíntico, separado de la luz del cielo
sis de Keats, porque el sino de Endimión lo consti- y de la belleza pastoril de su tierra. Corre el pelituye, sobre todo, una serie de frustraciones y él gro de "la mortal sensación de soledad' y entonculmina finalmente su búsqueda abandonándola. ces suplica a Diana, una vez la reina de sus
La experiencia m á s intensa al alcance de bosques y la trémula luz creciente de la libertad
Endimión, dentro de la naturaleza, es sexual, pero del aire. Es una súplica irónica en su contexto,
su malestar, aunque fiene orígenes sexuales, porque él no sabe que es la misma Diana quien le
expresa un antielo más complejo, una enfermedad ha visitado y ha originado la búsqueda que le ha
de la acción. El héroe necesita un antagonista; llevado a la oscuridad, desde la que ahora le suplifinalmente, en el romance, este antagonista va a ca que le libere. Pide ver sus enramadas naturales
ser la mortalidad misma. La inmensa fuerza y var- de nuevo, en contraste con el rapaz piélago que le
iedad de la invención de Spenser en La Reina de rodea. Su súplica es oída y se encuentra de pronias l-iadas se debe a las abundantes proyecciones to en el Jardín de Adonis, siguiendo a sus avende aquel gran poeta de los adversarios de la turas infernales un interludio sexualmente alecbúsqueda. Los únicos oponentes de Endimión son cionador.
sus propias confusiones y frecuentes desesperaAdonis se despierta de su recurrente sueño de
ciones, y nosotros nos cansamos de éstas, en seis meses y Venus le lleva a un abrazo de seis
cuanto que son todas muy parecidas. Y sin embar- meses en las regiones superiores. Endimión está
go Keats esfiela sí mismo y al temperamento y las fuertemente impresionado y vaga en busca de su
necesidades de su época al rechazar la exterior- propia enramada de placer, en donde su desconoización del adversado de la búsqueda. El poeta cida diosa le espera. La escena erótica que se
vagabundo de Shelley, en Alastor, cae víctima del desarrolla entre los dos lleva desgraciadamente a
espíritu de su propia soledad. La influencia de la Keats a la utilización de un sorprendente lenguaje
Excursión de Wordsworth es básica en Aiastor, co- (Endimión se refiere a los labios de su amada
mo ya hemos visto. Las influencias determinantes como "bienaventuranzas resbaladizas"), pero
en el interiorizado tema de Endimión son las com- cumple bastante bien su propósito estructural. El
binadas de Alastor y la Excursión, en cuanto que encuentro físico causa incluso a la diosa felicidad
ambas enfafizan la destrucflvidad de una soledad y dolor, porque ella confiesa que no puede transintrovertida y estancada. El hombre separado de portar al joven hasta su estrellada eminencia y por
los otros y de su propia, verdadera imaginación, tanto debe abandonarle.
está en el inflerno, porque el infierno de los románCuando Endimión, que se ha dormido en sus
ticos no es ni los demás ni uno mismo sino la
brazos, se despierta, está solo. Y su aventura seausencia de relación entre ambos. El mundo a
xual ha trastocado su visión de las esencias:
través del cual Endimión debe moverse, parece
sólo una barrera para su búsqueda y las tribulaAhora que he saboreado su dulce alma hasta el
ciones de los demás parecen irrelevantes a sus
[corazón
elevados deseos; pero Keats, siguiendo a
Las demás profundidades son superficiales: las
Wordsrworth, desea que Endimión busque de otra
[esencias.
manera. El joven poeta Shelley con toda su fragiliUna vez espirituales, son como lodosas heces
dad, tenía demasiada intensidad para abandonar
Que no sin/en más que para fertilizar mis raíces
su camino hacia una gloriosa extinción. Keats,
[terrenales,
incluso en un romance tan ideal como Endimión,
Y hacer que mis ramas eleven una fruta dorada
no cede en sentido de los contrarios existenciales.
A la lozanía del cielo.
La realidad de la tierra y la fuerza del impulso natural que le lleva a adherirse a ella salvará al héroe
Está equivocado y necesita sumergirse en una prode Keats y al mismo tiempo le proporcionará su
fundidad todavía más honda si ha de saberio. La
ideal en una forma que la carne puede tocar.
búsqueda se mueve desde lo subterrráneo a lo subEn el Libro II comienza la acflva búsqueda por marino. Como en un acto de solidaridad insfinfiva
parte de Endimión de la visión que le ha abando- con el amor prohibido de Alfeo y Aretusa, Endimión
nado. La historia es negada por Keats en el pasaje se zambulle tras estos amantes metamorfoseados.
que abre el Libro porque no puede afectar a la Ellos han sido devueltos al agua por la misma
conciencia poética, que depende completamente Diana y Endimión, antes de descender, la nombra
del amor. La búsqueda conducirá a Endimión a las como la diosa de su peregrinaje y le suplica que les
profundidades, para tratar de encontrar a la esqui- otorgue plena realización de uno en el otro.
va verdad, de la misma forma que en el Libro iv le
conducirá hacia arriba en persecución de una
belleza igualmente esquiva.
Pero la profunda verdad es demasiado oscura
El Libro I culminaba con la invitación sexual de
la búsqueda. El Libro II ha traído la safisfacción
sexual, pero ha renovado la alienación. En el
acuoso mundo del Libro III, que expone las am-
Endimión
A esta compleja h a z a ñ a de la mente necesita
busca una liberación del ciclo natural y una huida
añadir una de la a c c i ó n , que es preparatoria del
de un yo que es alternativamente favorecido o vic-
apocalipsis. Debe conservar los cuerpos de todos
bigüedades
de las formas naturales,
tima de ese ciclo. Encuentra los materiales para la
los amantes ahogados hasta que un joven se le
visión imaginativa, pero no la visión misma. Sin
acerque y sea instruido sobre " c ó m o consumario
embargo comienza a entender algunas de las limi-
todo". E n d i m i ó n es claramente esta figura m e s i á -
taciones del mundo lunar que habita, turbias como
nica; Glauco le conduce a una curiosa estructura,
lo que es el entendimiento. El lector imaginativo,
"un edificio cristalino, brillante y con incrustaciones
que se esfuerza por descifrar el modelo revelado
de coral, guijarros y perias". Es un lugar "vasto,
en las profundidades, puede comprender mejor el
desolado y heladoramente frío", que Circe aparen-
dilema cíclico del h é r o e del poema.
temente ha destinado a ser un horripilante d e p ó s i -
Antes de que su aventura comience propia-
to para amantes ahogados. Glauco ha depositado
mente, Endimión se dirige a la luna. Esta es la luz
a Escila, ahogada por Circe, en él, y E n d i m i ó n es
de la luna, a la que Shelley hubiera llamado "la
llevado a "aquel lugar de cristal", a donde no han
Belleza Intelectual" de la juventud de E n d i m i ó n , que
llegado ni la vida ni la decadencia, para llevar a
funde el arte, la naturaleza, la amistad, en una uni-
cabo un ritual m á g i c o de l i b e r a c i ó n . Este servicio
dad m á s elevada. Con el advenimiento de "su ex-
humanista es seguido por una c o m u n i ó n en la que
traño amor" la luz de la luna se marchita, pero so-
"los dos libertadores saborean un puro vino de feli-
brevive como "una subpasión". Endimión comienza
cidad".
a comprender que puede estar cogido en un con-
amantes revividos toman parte marca la culmi-
flicto entre dos amores diversos, pero conexos;
Una c e l e b r a c i ó n
en la que todos
los
n a c i ó n del Libro, que termina de una forma característica, con E n d i m i ó n d e s m a y á n d o s e al oír la
Ahora comienzo a sentir tu esférico poder
voz de su amada Diana. Es reanimado al asegu-
Que se acerca nuevo a mí: jOhl sé bondadosa.
rado ella que por él ha conseguido la felicidad
Conten tu influencia, y no ciegues
inmortal,
Mi soberana visión. ¡Mi más querido amor, perdona
nuevo en el bosque.
y Endimión
vuelve a encontrarse de
Este resumen es lo suficientemente absurdo en
Que pueda pensar en algo más que en ti y vivir!
¡Perdóname, aéreo planeta, que valore
lo que se refiere a la a c c i ó n , como para obligarnos
Un pensamiento más que tus argénteos lujos!
a buscar el modelo en nuestras f a n t a s í a s , con la
¡Cuánto más!
esperanza de que lo que es un desatino literal cobre sentido en otro nivel de s i g n i f i c a c i ó n . La b ú s -
Entonces encuentra a Glauco, un viejo del mar
queda de E n d i m i ó n de su amor libera a Glauco de
que
un estado de muerte-en-vida, aunque E n d i m i ó n
ha sido esclavizado por la tentadora Circe.
Keats t o m ó prestado el incidente del cementano
no
de Sandys sobre Ovidio, pero lo t r a n s f o r m ó en un
Glauco muestra inicialmente un anhelo por una
s í m b o l o a n á l o g o a la vitrina de cristal de Blake.
existencia m á s imaginativa. Su experiencia con
desciende con ninguna intención
parecida.
La historia de Glauco es bastante parecida a la
Circe le coloca en un estado de aislamiento solip-
del mismo E n d i m i ó n . Glauco es una especie de
sistico, y sus esfuerzos para salir de él e s t á n con-
pastor del o c é a n o , un seguidor de Neptuno como
denados a ser espantosamente crueles sin la in-
Endimión lo es de Pan. Pero no es feliz y siente
t e r v e n c i ó n de E n d i m i ó n . La urna de cristal en la
"destemplados anhelos". El se sumerge en el mar
que él deposita a los amantes ahogados es mera-
"para vivir o morir", y aprende a vivir bajo las olas,
mente una ilusión de clemencia hasta que su
en donde se enamora de una tímida ninfa marina.
estructura irreal es sacudida por la vida por medio
Escila, que huye de él. D e s p u é s de jurar ir en busca
de la g e n e r a c i ó n de una relación de solidaridad
de la ayuda de Circe, es seducido en un
entre E n d i m i ó n y él mismo. Nuestra mejor pista
rincón
e n g a ñ o s o por "una arbitraria reina del sentido". Un
imaginativa, en cuanto a la naturaleza de la con-
día descubre a su seductora presidiendo un aque-
s u m a c i ó n a p o c a l í p t i c a en la que los amantes vuel-
larre y acude a Circe para que rompa su cautiverio,
ven a la vida es la advertencia dada a Glauco por
pero Circe se descubre como su amante y él es
el pergamino. Todas las formas y sustancias, lo
condenado a una acuosa muerte-en-vida.
exterior y lo interior de los f e n ó m e n o s , necesitan
Glauco se convierte entonces en una especie
ser explorados directamente hasta sus esencias, y
de solitario s u b t e r r á n e o wordsw/orthiano que re-
estas esencias son ellas mismas s í m b o l o s ( s í m -
corre las aguas en todas las direcciones, hasta
bolos de a s o c i a c i ó n , podemos deducir, recordan-
que encuentra un m á g i c o pergamino procedente
do la a f i r m a c i ó n de E n d i m i ó n sobre d ó n d e yace la
de
felicidad, en el Libro I). La felicidad es un estado
un naufragio. El pergamino predice su libe-
ración;
que se alcanza por medio de una alquimia humanista que produce en nuestra existencia una li-
Si explora todas las formas y sustancias
b e r a c i ó n de las limitaciones de las conceptualiza-
Directamente hasta sus símbolos-esencias.
cíones materialistas de la realidad. Y el camino
ama simultáneamente a Diana, a la desconocida
visitante todavía no identificada con ella y a la doncella terrenal que tiene a su inmediato alcance.
Shelley, enfrentado a una constelación similar en
Epipsiquidion,
no ve ningún problema en amadas
a todas, pero Keats en estos asuntos era más convencional y Endimión gime contrariado. Sin embargo, se entrega a su amor por lo humano y se
humaniza.
Keats por Ctiarles Brown
hacia ella va a través de lo que llama a nuestras
mentes dispuestas a la asociación divina que
Keats denomina una asociación con la esencia.
Keats parece bordear una afirmación neoplatónica, pero es demasiado naturalista para cruzar la
linea divisoria y entrar en ella. Lo que da es una
versión de la elaboración mítica muy cercana a la
de Wordsworth, Blake y Shelley La expenencia
sujeto-objeto, en la que nosotros no estamos libres del espacio, puede ser superada por una
relación en la que la vida se enfrente a la vida, y
en una transfigurada coparticipación de la esencia
de dos compañeros iguales. La amistad como
semejante modo ha sido ilustrada en el Libro III del
poema. El Libro IV está dedicado a unos enredos
más heos, unos encantos mucho más autodestructores, que conducen, por grados, a la capital
intensidad del amor.
El ijitimo Libro de Endimión es, afortunadamente, mucho más claro que los tres primeros y
es menos desproporcionado en su estructura. La
invocación a la Musa Británica saluda a esa subdeidad por su paciencia con una ironía no intencionada. Bajo este alegre saludo, yace una indicación de mortalidad, con una advertencia implícita de que este poema está dedicado a Chatterton
y una insinuación de la falta de tiempo de Keats.
La historia de Endimión comienza de nuevo con
la bella complicación de su enamoramiento de una
doncella india que ha sido arrastrada desde su tierra natal por una procesión báquica. El pastor príncipe revela "un alma triple" en cuanto que ahora
Aunque ha hecho una elección, Endimión es reclamado por el poder superior y de esta forma debe
ascender a los cielos con su nuevo amor. Asi como
se había sumergido para descubrir la verdad, ahora
asciende para encontrar la belleza última. Se duermen los dos amantes conforme suben, y cuando la
figura de Diana se alza en su sueño, Endimión la
reconoce como su verdadera diosa. Cuando se
despierta, encuentra a su durmiente amante terrenal junto a él y se desgarra de nuevo por su doble
amor. Comienza a dudar de su propia alma y teme
"carecer de identidad". De esta manera ha alcanzado una etapa más avanzada hacia la capacidad
negativa que Keats consideraba como la señal del
verdadero poeta, la pérdida del yo en el conflicto
entre los contrarios imaginativos. Antes de alcanzar
este laurel, experimenta su desesperación suprema, y su purificación. Primero la luz de la luna disuelve a su desposada terrenal:
Vio cómo el cuerpo de ella se desvanecía
[lentamente
En el frío resplandor de la luna.
Inmediatamente asió su muñeca;
Ésta se derritió al apretarla; la mano de ella él
[besó,
Y, ¡horror! besó la suya propia. Estaba solo.
Diana parece ser otra Circe, y el sino de la doncella india en este punto se aproxima al de Escila.
De la misma forma que Glauco cayó en una muerte-en-vida bajo la superfìcie, asi Endimión cae en
la Cueva de la Quietud, una madriguera de UIro,
un aislamiento mortal, sin embargo con un Edén
insospechado en su mismo corazón.
Ningún otro pasaje de Keats despliega una
retórica más repleta de exasperadas contradicciones, figuras verbales por medio de las cuales se
produce el efecto de la autocontradicción. Porque
la Cueva describe el éxtasis calmo que la desesperación puede finalmente traer, y nosotros no
sabemos si denominar su última sensación una
alegre tristeza o una triste alegría. La Cueva es
una profecía de la lección que Keats leerá en el silencioso rostro de Moneta en el pasaje culminante
de La Caida de l-liperión. Dentro de esta quietud la
angustia no quema, ni el placer empalaga. En esta
"feliz tenebrosidad" y "oscuro Paraíso" la salud y la
enfermedad se vuelven intercambiables, y el silencio m á s monótono está sumamente articulado.
esperanzas infestan y las desesperaciones
gunta sobre la a d e c u a c i ó n del material mítico de-
pierden toda su fuerza. La evidencia verbal sugie-
rivado a la síntesis muy personal que Keats espe-
re que la n o c i ó n de Keats de este estado es estéti-
raba alcanzar Alastor
ca, y ú n i c a m e n t e de una forma secundaria psi-
Endimión,
Las
es menos ambicioso que
aunque es igualmente un poema confe-
c o l ó g i c a . Un poeta necesita adoptar una postura
sional, pero Alastor es una totalidad articulada, en
fuera del alcance de las emociones humanas pri-
donde el poeta se identifica plenamente con su
marias antes de alcanzar un arte apropiado para
tema y con la forma que su historia adopta. La ma-
ellas. E n d i m i ó n sale de la Cueva lo suficiente-
teria de Alastor
mente desinteresado como para ser incapaz de
ver con la carne y la sangre, de forma que
proseguir la b ú s q u e d a . Ha pasado de la inocencia
puede permitirse mejor sus confusiones en su in-
a la experiencia, ha tocado el infierno dentro de la
tento de dar al hombre natural cierto tratamiento
expehencia y está preparado para una inocencia
apropiado, incluso en la forma de romance pastoril.
tiene a veces demasiado poco que
Endimión
que puede preceder la visión del arte. En un verso
Endimión
verdaderamente grandioso, vuelve a la realidad
sus
ordinaria:
e x t r a ñ a m e n t e en ese contexto. El exquisito sentido
es fundamentalmente un poema erótico y
wordsworthianas
doctrinas a veces suenan
de lo lujoso que tenía Keats prefigura el Wallace
Su primer contacto con la tierra estuvo a punto de
Stevens de Armonio,
y no siempre encaja en su
abstracto tema de la identidad de la belleza, la ver-
materie.
dad y el amor ideales. La carga implícita en EnEs la tierra lo que él escoge, pero viene a ella
d i m i ó n es un hedonismo humanista, y los únicos
desde un mundo que está m á s allá y el dolor
apocalipsis realizados del poema son las consuma-
a c o m p a ñ a a su renacimiento dentro de las cosas
ciones naturales del amor sexual. En La Víspera de
comunes. Keats acierta en el plano imaginativo al
Santa
equiparar el primer contacto de E n d i m i ó n (dolor) y
Eros, brillante unidad de todos los impulsos poéti-
Inés, Keats iba a escribir un himno abierto a
el placer de encontrar a la doncella india echada
cos. Endimión,
de nuevo a su lado. El pastor que ha vuelto salu-
abandona demasiado a menudo el mundo sensual
aunque hermoso casi siempre,
da a Pan como su deidad y renuncia a su b ú s q u e -
que existe para ser celebrado.
da como "un gran s u e ñ o " .
Ha sido presuntuoso con el amor, el cielo, el
vínculo que une a los mortales y con toda la tierra
de flores y ríos. Se encuentra con la realización
Hiperión
cuando apenas ha escapado del sino que Keats
m á s tarde visualizara, como el del caballero armado en La Belle Dame
sans Merci, porque:
Keats publicó su primer intento de poema épico
maduro, Hiperión,
como un fragmento en su vo-
Allí nunca vivió un hombre mortal que dirigiera
lumen de 1820. Lo había compuesto entre el o t o ñ o
Su anhelo más allá de su esfera natural.
de 1818 y la primavera de 1819. Entre agosto y
Sin padecer hambre y morir
diciembre de 1819 Keats lo intentó de nuevo con La
Caída
de Hiperión,
subtitulado
Un Sueño.
Este
A d i ó s pues a las cavernas solitarias, al aire de las
segundo fragmento (unos 325 versos del total de
visiones y al monstruoso oleaje de los mares
los ochocientos ochenta de Hiperión,
visionarios. Ama su s u e ñ o t o d a v í a , pero no hasta
Keats simplemente lo dejó en manuscrito. Escribió
m á s o menos)
la muerte. El poeta de Shelley en /A/asfor ignoraba
solamente unos cuantos versos m á s d e s p u é s de
el amor de la doncella á r a b e y moría en su v i s i ó n ,
diciembre de 1819. Así, el dejar apartado La Caída
pero E n d i m i ó n estará satisfecho con "un beso
de Hiperión
humano, un suspiro de aliento real" de su amante.
para terminar El Triunfo de la Vida. Probablemente
Probablemente Keats d e b e r í a haber terminado
el poema aquí, pero en lugar de esto intenta una
corre paralelo con el fracaso de Shelley
fue involuntario. La Caída,
como El Triunfo, es un
poema de crisis desesperada, y ambas obras de-
prematura unión de contrarios, un intento bastante
rivan su estructura y temple del Purgatorio
desesperado de unir abiertamente lo real y lo
te, una influencia inevitable para poemas, tan auto-
ideal, la verdad y la belleza.
castigadores, y tan amargamente determinados a
La doncella india rechaza a E n d i m i ó n , pretendiendo que le está prohibido amario ahora. El se
aleja, prometiéndose ser ermitaño, pero la doncella
se transfigura en la diosa Luna y Endimión se
de Dan-
buscar un conocimiento nuevo de las realidades
interiores.
El primer Hiperíón
es muy distinto del Segundo,
en cuanto que su impresionante fuerza y frescura
desvanece con ella. Es un final m e c á n i c o para el
representan el triunfo de la primitiva idea de Keats
desarrollo exuberante y natural del poema y proba-
de la poesía como un modo desinteresado, libre del
blemente el episodio menos satisfactorio en la
énfasis didáctico de la autodramatización persona-
totalidad de la estructura. Keats no había resuelto
lista. Hiperión
ninguno de sus confictos interiores, y uno se pre-
Hiperión
es miltoniano, mientras La Caída de
es dantesco. Keats está fuera de
Hiperíón,
pero, corno Dante o el Shelley de El Triunfo, es enteramente el protagonista de La Caida de Hiperión.
Hiperlan es el poema de Apolo, pero en La Caida el
dios está desde el principio encarnado en un poeta
romántico atrapado en el sufrimiento de la crisis de
su propia visión.
Las peripecias románticas del tema de la guerra
entre Titanes y Olímpicos las hemos seguido ya en
Blake, Byron y Shelley Keats, de una manera reJ O H N KEATS.
posada, era tan antinomiano como cualquiera de
ellos, pero a él le preocupaba demasiado poco el
cristianismo como para ocuparse de luchar contra
la ortodoxia. El calvinismo invertido de Byron, las
persuasivas redefiniciones de la doctrina del perdón
de Blake, y los anhelos de Shelley por el apocalipsis eran todos igualmente ajenos al naturalismo
firme de Keats, Los demás (incluyendo a Wordsworth e incluso a Coleridge) estaban obsesionados
por la Biblia; sin embargo hay sólo un puñado de
alusiones bíblicas en toda la obra de Keats, y nunca
son centrales. La Biblia de Keats estaba hecha de
tjOSDON
Spenser, Shakespeare, Milton y hasta cierto punto,
Wordsworth. Esto es lo que ayuda a adjudicar a
Keats la peculiar modernidad que tiene para muchos lectores de poesía contemporáneos. Keats se
anticipó a lo que Matthew Arnold predicaba, practicándolo: hacer una fe de la tradición de la poesía
seria y elevada. La prontitud de Blake y Shelley es
la prontitud del espíritu que contesta a la llamada
profética para desembarazarse del peso de la naturaleza mortal; la lentitud de Keats es el ocio deliberado de-un-más-que-wordsworthiano naturalista,
época de Keats. Pero el Saturno de Keats es tan
que se mueve siguiendo los pasos sensuales del
enteramente diferente de cualquiera anterior a él
propio cuerpo hacia un humanismo totalmente heque el estudio de las fuentes sirve de poca ayuda
donista y estético, Kierkegaard no hubiera clasificapara la comprensión. La caída de los Titanes de
do a Keats como alcanzando siempre lo ético,
Keats es igualmente producto de una elaboración
dejando atrás el estadio religioso, pero Keats es un
mítica individual como la caída de los Zoas de
fenómeno humano demasiado saludable para ser
Blake o la liberación de Prometeo de Shelley
subsumido por cualquier categoría hecha por un
Pocos poemas comienzan tan hermosamente
poeta que pensara en la fierra menos de lo que él
como Hiperión. Keats crea para nosotros al caído
lo hizo. Como su sabia Moneta señala en La Caída
Saturno como un Lear más noble, impresionante
de Hiperión, Keats se esforzó por ser uno de esos
incluso en la divinidad caída. Con Tela, la esposa
humanistas que, "no buscan otra maravilla que el
de Hiperión, lamentándose a sus pies, la escena
rostro humano". El mundo nocturno del demonismo
fiene la apariencia de lo que Keats acertadamente
románfico y la religiosidad, en el que se mueve La
llama "una escultura natural":
Era de Kierkegaard, no tiene nada que ver con el
sol natural de Keats.
Entretanto, llorosa.
Ella tocaba el suelo con su bella y amplia frente,
Es una crisis del sol lo que el primer Hiperión
Precisamente en donde su suelto cabello podría
toma como tema, porque el poema acepta como
[extender
dado ese momento en el mito en el que los viejos
dioses parten y los nuevos no se han manifestado
todavía. El glorioso y bravo Titán Hiperión todavía
conserva su inseguro lugar en el cielo; el joven
Apolo, abajo en la tierra, muere en vida, naciendo
dos veces a sus poderes poéticos.
Los antecedentes de la teogonia del poema de
Keats han de ser encontrados en las versiones de
Hesiodo y Homero de Chapman, la versión de
Ovidio de Sandys, y varios mitologistas de la misma
Una suave y sedosa estera para los pies de
[Saturno,
Una luna, con lenta alteración, había derramado
Sus cuatro estaciones de plata sobre la noche,
Y todavía los dos estaban en postura inmóvil.
Como una escultura natural en una cripta.
El congelado Dios tendido en la tierra, con la
[cabeza levantada,
Y la triste Diosa llorando a sus pies.
JULIO CORTÁZAR*
JOHN KEATS * *
(Fragmentos)
El
METODOLOGÍA
no
buscado
pero
tampoco
aborrecido
desorden que h a b r á en este libro proviene de
En el recuerdo de cada uno, los poetas traban
que,
un conocimiento que no tuvieron en vida. La
espera turno, recuerdo o casualidad para irse
idea dantesca es el infierno como
colando, y por otra, que me divierte m á s escri-
de la memoria
de Dios.
descripción
Al humanismo le gus-
taron luego los "viajes al parnaso", las " r e p ú -
por una parte, un material v a r i a d í s i m o
bir cuando me dan ganas de hacerlo
y eso puede ocurrir a mitad de una naranja,
blicas" y los " s u e ñ o s " donde, como ese gran
una
bicho de Luciano lo h a b í a mostrado, se po-
sso.
suite
de Bach o una e x c u r s i ó n por Beri-
d í a n traer al d i á l o g o tantas soledades.
materiales a usar
Luego me pasa que el handling
de los
paseándome
ficheros (recuerdo de la Universidad Nacio-
por mi memoria, del brazo de John Keats, y
nal de Cuyo, donde hice un curso sobre Keats
favorecer toda clase de encuentros, presenta-
y Shelley, tan felices los dos bajo ese cielo bri-
Simplemente
me divierte ir
llante, esos á l a m o s italianos, esas nubes para
ciones y citas.
Porque la palabra cita se las trae, como se ve.
Voy del brazo de Keats, actitud m á s natural
para conocerlo que la otra tan frecuente, en
odas)
cuadernos ( q u é l í o , azules, verdes, rotos,
sucios, torcidos)
que al pobre lo izan en una nube mientras el
papeles sueltos libros libros libros. Y yo, pe-
c r í t i c o junta mesas y sillas para armarse una
tulante y deseoso de decir que esto es a s í y
plataforma que no h a c í a la menor falta. No
soy gran lector de Maurois, pero siempre me
g u s t ó su enfoque de Shelley en Ariel:
seco,
claro, cordial sin sacarina. No hay un libro a s í
JULIO
-Q
VjortázaIv
sobre Keats, q u i z á porque, como Baudelaire
(pero todo acercamiento de nombres no debe
entenderse a modo de c o n e x i ó n estética; si al
hablar de la Condesa de Noailles me acuerdo
por ahí de Damon Runyon, no hay que perder el
s u e ñ o buscando correspondencias),
su presencia es m á s literaria
(poemas y car-
tas) que personal, hasta que el contacto con
esa
literatura devuelve al hombre en su total
medida, en cuanto la total medida de un poeta
es someterse
a su p o e s í a , reducirlo todo a
ella, serla. (Dios m í o , s á l v a m e de la m e t a f í s i -
" Julio Cortázar, Imagen de John Keats. Alfaguara, Santillana, S,A-,
Madrid, 1996. 618 pp,
" Biblioteca de México agradece profundamente a Ramón Córdoba,
editor de Santillana, su autorización para reproducir las páginas que
aquí aparecen, de éste que llama libro de culto para los lectores de
Cortázar"
m
i agen
John Keats
que fulanito no tiene r a z ó n cuando sostiene
que
Leigh Hunt - ¡ p e r o ya llegaremos! ¿ Q u é
apuro hay al fin y al cabo?
Y ellos, no tanto Keats que es hombre
sobrio, pero toda la coterie,
y el diluvio de car-
tas, de hechos...
En fin, me pasa que entre todo esto no me
puedo resignar a poner cada cosa en su sitio
para luego, r e t ó r i c a en mano, componer el volumen. No se puede pasear primero y gozar
d e s p u é s de los paisajes, o al vesre.
Busco cosas, me acuerdo de otras, vuelvo
a los poemas, y a d e m á s voy y vengo, quiero,
juego, trabajo, espero, desespero, considero.
Y todo forma parte de Keats, porque no voy a
escribir sobre él sino andar a su lado y hacer
de eso, por fin, un diario. Proyecto i n s t a n t á n e o
de titulo: Diario
para
Johtn
Ctiaries Baudelaire
Keats.
Curioso: por Gide me entero de que a Du
Bos
le interesaba John, y salgo a ver q u é
pasa en su Diario.
W e band of b r o t h e r s
Abro la e d i c i ó n de E m e c é y
en la primera p á g i n a (lo de Keats e s t á m á s
Esta tarde ha estado a q u í Samuel Kaplan, y
adelante, ya lo veremos) me doy con este pro-
desde las tres hasta las nueve trabajamos en
grama que,
la c o r r e c c i ó n de pruebas de mi v e r s i ó n del
cierta crema aparte,
libro de Lord Houghton sobre Keats. Kaplan
responde asaz bien a mi programa de paseo.
Ecco:
me traía la noticia de que IVlariquiña, su mujer,
estaba s e ñ a l a n d o para m í todas las referencias keatsianas que aparecen en la corres-
Idea de un gran trabajo sobre el estado Urico y su
pondencia Gide-Claudel. ( A q u í tengo pasajes
expresión en la poesía moderna. Un estudio
del Diario
sobre Stefan George constituiría un centro favo-
H a c í a calor, d e s p u é s llovió y el río estaba re-
de Gide, que a p a r e c e r á n a su hora.)
rable. Desde mi iniciación en los poetas ingleses,
vuelto y ceniciento en mi ventana, mientras
en Oxford (1900-1901), en las poesías de D'An-
p a s á b a m o s una a una las galeras, afligidos
nunzio, de Hofmannsthal y de George (Florencia
por tanto problema, por tanta dificultad.
y Berlín, 1904-1905), y posteriormente en la primavera y verano últimos, en Novalis, esos pro-
Traduje el libro en 1947, ahora lo miro desde lejos y me desalienta la i m p e r f e c c i ó n de
blemas han ocupado siempre de alguna manera
una tarea para la que entonces me faltaban
el phmer plano de mi conciencia; y al mismo
elementos. El d í a en que c o n s e g u í la e d i c i ó n
tiempo no llego a relacionarlos con ningún poeta
Buxton-Forman de las Carias,
francés, excepto Baudelaire; el Baudelaire del
tanta cosa oscura de la correspondencia de
Baicón, de la Cabeilera y, sobre todo, de la Invi¬
John, Houghton ya estaba traducido. Lo revi-
tación ai viaje. De ningún modo se trataría de un
s é , puse notas, a c l a r é dificultades; pero com-
y vi claro en
trabajo histórico, sino de una exploración de cier-
prendo que no s a l d r á como d e b e r í a . (El hecho
tas regiones oscuras de la vida
es que sale, gracias a Kaplan, keatsiano y
espirituai.
amigo de editar a poetas con aire de familia
Excelente plan, con el que coincido salvo dife-
con John; Cernuda, Gil-Albert...)
rencias de detalle (Chivilcoy en vez de Oxford,
- j Q u é cartas! - d e c í a m o s , remando afano-
e t c é t e r a ) , Pero a q u í lo que me g u s t a r í a explo-
sos en las galeras. El aire lleno de lluvia; y
rar, m á s que las oscuridades de la vida espiri-
a q u í a n d á b a m o s con John por las m a ñ a n a s
tual, es la s i t u a c i ó n y el decurso del e s p í r i t u en
de Shankiin entre las p r í m u l a s "que se extien-
la vida del hombre dotado de e s p í r i t u e inmer-
den hasta el borde mismo del mar". Yo pensa-
so en su circunstancia. Una p o e s í a h a c i é n d o -
ba en Ricardo Molinari, otro de la barra de
se, su r e s p i r a c i ó n , su pulso, ese alentar que
John entre nosotros; me acordaba de que
separa las aguas y entra en el alegre caos del
Francisco Luis B e r n á r d e z lleva en la cartera
d í a como la proa o el p á j a r o .
una hojita cortada en la tumba de Roma. (Yo
Contra el oscuro vacío
de la noche
Lo que Keats le decía a Lou es lo que hoy nos dice
Cirri:
No te entregues a las sombras,
Que sean otros los que mueran y perezcan.
{La
bailarína)
Desde el comienzo su mensaje es diurno, liJcido - e s decir: el que elige la claridad-, y parece proponerse con Wordsworth y Shelley, en
un tiempo oscurecido por la penetrante mel a n c o l í a de Coleridge y Byron, una l í r i c a solar,
una
a f i r m a c i ó n vigilante del vivir humano, un
romanticismo de visión
directa. De los prime-
ros poemas keatsianos (el volumen publicado
en
marzo de 1817, que abarca su labor de
1814
en adelante), lo m á s revelador de esta
inmediata actitud son las Epístolas
Samuel Kaplan
y los dos
largos poemas que abren y cierran el volu-
tengo dos, la otra la t o m é de la tumba de She-
men: De puntillas
lley; era una m a ñ a n a de febrero, f r í a y seca, y
C o m o Lou dijo unos versos de la Epístola
en
Reynolds,
el cementerio
estábamos
solamente
un
estuve...,
y Sueño
y
poesía.
a
posterior a los del volumen pero en
la misma l í n e a , por ellos salimos a buscarlo a
joven g u a r d i á n y yo para tantos muertos.)
Pienso en otros que han sentido a Keats
John tal como era en sus veinte a ñ o s , a la
entre nosotros. En Miguel C a ñ é , de quien cito
hora de la primera gran p o e s í a . Precisamente
un bello pasaje en el p r ó l o g o de la t r a d u c c i ó n
la carta m á s antigua que se conserva de é l
que c u i d á b a m o s esa tarde,
(Margate, agosto de 1816) incluye, o mejor, es
en Julio A. Roca y Rafael Alberto Arriata,
en
la e p í s t o l a a su hermano George. Un viento de
sed,
que hicieron traducciones,
Daniel Devoto, pronto a regalarme los
un ansioso movimiento de ataque p o é t i -
co circula por este poema que e n t r a ñ a ya un
programa de a c c i ó n espiritual, una toma de
m á s finos encuentros b i b l i o g r á f i c o s ,
cada
contacto con la realidad. El poema se abre
tanto con una noticia, un recorte de revista ita-
con una c o n f e s i ó n de embotamiento, de priva-
liana, una papirola-ficha.
c i ó n ; la aridez que todo poeta conoce. Luego
en
Lorenzo Mascialino,
que viene
Y c u á n t o muchacho h a b r á que anda con el
tornito de la Everyman
vienen la hora, el lugar
y la fórmula,
el acceso
en el bolsillo, para leer a
al dominio secreto: ya e s t á Keats alzando el
John en la calle, al aire libre, bajo los parasoles
inventario jubiloso. Spenser, poeta de su ado-
verdes de las plazas. Keats es para el bolsillo,
lescencia,
donde se llevan las cosas que cuentan, las ma-
receptividad era el fanal que ilumina la v i s i ó n ,
nos,
y Keats recuerda
el dinero, el p a ñ u e l o ; los estantes se los
le
reveló
cómo
una
repentina
dejo a Coleridge y a T. S. Eliot, p o e t a s - l á m p a ra. Un bolsillo es la casa esencial y p o r t á t i l del
That when a poet is in such a
hombre; hay que elegir lo imprescindible,
In air he sees white coursers
y
trance
paw and
prance...
solamente un poeta cabe allí.
Shelley e l i g i ó t a m b i é n a John para su bolsillo, ly en q u é d í a ! Por mi ventana miro el r í o
encrespado. Ese yatecito que vuelve, ¿ n o es
el
(Cuando un poeta está en ese trance / ve en el
aire albos corceles piafantes y encabritados...)
(A mi hermano
George,
vv. 25-26)
ArieR
-Vea
usted -dice Kaplan-. No se puede es-
cribir "desde que las cosas son a s í " . Hay que
poner: "Ya que las cosas..."
Yo chupo mi mate amargo. Galera ciento
catorce. Hermoso nombre, galera.
(Nacimiento perpetuo de las m i t o l o g í a s ; ¿ q u é
son los deseos sino las ideas del c o r a z ó n ? )
Entonces hay que decir, hay que enumerar, y
la palabra entra en el mundo. " O h , palabra,
patria de mi alma...", dice Eduardo J o n q u i è r e s
en Como
el pino...
Vertiginoso, urgido por un
punto extremo de s a t u r a c i ó n , Keats precipita
desde el principio la cristalización de su universo; todo debe ser dichio en seguida, sin descanso; dictio a los amigos, organizado en el
poema, w s í o desde
la palabra.
Su primer des-
cubrimiento juvenil es é s t e ; La palabra
ve. Hay
una sustancia esencial del mundo que sólo la
palabra del poeta sitúa, aparta, perfecciona,
designa. Estamos en el octavo día. "Los mudos
son
mentirosos; tiabla", va a decirnos Paul
Éluard.
La Epístola
vale a d e m á s porque Keats se
atreve ya (tan potrillo, tan empezando) a conjeturar la verdad de su destino, a entrever la
urdimbre de su futuro. T o d a v í a mojigato, le
planta estas ideas al poeta en general, como
arquetipo, pero ni George ni nosotros nos eng a ñ a m o s , aparte de que él sabe de sobra que
no nos e n g a ñ a m o s . El Non omnís
moriar
se
encarna a q u í en i m á g e n e s p l á s t i c a s , en la
prevision sin ambages de una permanencia
Paul Valéry
en la tierra. "He dejado canciones de tan cara
delicia, que las doncellas las c a n t a r á n en su
noche nupcial"
Y la reinecita de las fiestas
pastoriles leerá "un relato de esperanzas y temores", y el n i ñ o se d o r m i r á con la balada que
su madre le cante. Todo esto forma parte del
velo de Maya, pero John no se e n g a ñ a sobre
el precio que d e b e r á pagar hoy por su durac i ó n en el m a ñ a n a . Se lo dice contante y sonante a George (que siempre estuvo en la
dorada mediocridad); "Ah, querido amigo y
hermano, si yo pudiera ahogar ahora mismo
mi a m b i c i ó n de gustar delicias tales, sin duda
s e r í a m á s feliz, y m á s caro a la sociedad."
(Mala p o e s í a , de paso; porque es mera
expli-
cación.)
Si el hombre es ese "hueco siempre futuro"
SU futuro; todo el llanto que le esperaba no
vino de su c o n d i c i ó n de poeta, sino de ser un
hombre con destino de poeta. Seguro de ello,
dirá r i é n d o s e ; "Si yo pudiera ahogar ahora
mismo mi a m b i c i ó n . . . " Y a h í nomas se tira de
nuevo al poema como su E n d i m i ó n se tirará al
o c é a n o , de cabeza y sin esperar. Boca arriba
en los acantilados de Margate, él mira, mira,
mira; una gaviota, un barco, la sombra de un
tallo, las amapolas. Se va acercando lentamente a las identificaciones que r e t e n d r á n las
Odas
de 1819. Ahora solamente mira y des-
cribe. Adherir es ya la meta, pero su palabra
no tiene eficacia, maneras y r e t ó r i c a s lo distancian t o d a v í a . Eso que se h a r á realidad dos
a ñ o s d e s p u é s es ahora una entrevision, es
que v e í a Paul Valéry, el poeta sospecha que
como esta p á g i n a del Diario
presente y futuro son un sistema de vasos
G u é r i n : "Si p u d i é r a m o s identificarnos con la
de Maurice de
comunicantes, y que el nivel de uno d a r á el ni-
primavera al punto de querer aspirar en noso-
vel del otro. Lo que Keats s e ñ a l a ahora es la
tros toda la vida, todo el amor que fermenta en
clave terrible de esos vasos; la copa futura
la naturaleza, ser a la vez flor, follaje, p á j a r o ,
s ó l o se c o l m a r á cuando la copa presente sepa
frescura, elasticidad, goce, sosiego...".
amarga a los labios que la tocan; y sin embargo h a b í a sido llenada para ellos, ahora y a q u í .
John sabe esperar Su p o e s í a fue un á r b o l ,
c u m p l i é n d o s e a su tiempo.
No es cierto que se escriba para el futuro, ni
que la desdicha del poeta sea el rescate de su
gloria venidera. El poeta es feliz si es poeta,
es feliz en cuanto poeta; s ó l o su persona civil,
su pobre c o r a z ó n enamorado de la circunstancia que lo colma, padecen la felicidad del
poeta, lloran su a l e g r í a , mueren poco a poco
de su vida. Keats no c a m b i ó su presente por
Dinero y poesía
Entre Keats y la felicidad normal de todos los
d í a s , la paz civil que deja libre la i m a g i n a c i ó n
y el deseo, se interpone desde ahora la som-
y seguir adelante con el cuerpo limpio. Su
sufrimiento por razones de dinero,
porque a c e r t ó en su sospecha, y el " q u i z á
siempre" lo fue hasta el final,
no
turba
en
é l m á s que
d o m é s t i c a . Endimión
la
tranquilidad
vive al margen su edad
de oro no a c u ñ a d o . )
En esa misma carta a Haydon hay un p á r r a fo donde una oscura m i s i ó n del poeta salta a
la palabra comunicable, y
por un lado se da como imagen, sola manera de acercar esa oscuridad esencial,
y por otro se hace inevitablemente c a t e g ó r i ca, asustando al mismo John que retrocede
bruscamente.
"...mirar el sol, la luna, las estrellas, la tierra
y su contenido como elementos para formar
cosas m á s grandes... vale decir, cosas e t é reas".
Y el salto a t r á s ; "Pero estoy hablando como
un loco. ¡ C o s a s m á s grandes que las hechas
por nuestro Creador...!"
La
imagen es aparentemente shelleyana,
es decir, p l a t ó n i c a , a orillas de un rio universibra de una esterlina, el crujir de una factura
tario i n g l é s . La obra posterior de Keats, y su
brotando del sobre como un c i e m p i é s . "Esta
sentido personal
m a ñ a n a r e c i b í carta de George, parece que
embargo la c o m p r e n s i ó n de "cosas e t é r e a s " a
las dificultades de dinero van a perseguirnos
una
por un tiempo... q u i z á siempre... Estas mo-
Rilke, John advierte que el poeta es ese punto
de lo p o é t i c o , reducen sin
o p e r a c i ó n esencialmente e s t é t i c a . C o m o
lestias son una gran r é m o r a , no como la envi-
del mundo que se hace garganta, y que "el
dia y la maledicencia, que nos incitan a nue-
sol, la luna..." parecen esperar un rescate ver-
vos
bal,
esfuerzos..." Y a pesar del recato
del
tono, la a d m i s i ó n : "Revoco mi promesa de ter-
una memoria espiritual, un ser fuera del
espacio-tiempo. La m ú s i c a no es rescate de
minar el poema en el o t o ñ o . . . No puedo escri-
nada, es c r e a c i ó n pura; por eso el error de
bir mientras mi e s p í r i t u afiebrado sigue una
Walter Pater ( s í i n c l u í a a la P o e s í a ) al suponer
d i r e c c i ó n opuesta..." E s t á realmente preocu-
una convergencia ideal de las artes en la m ú -
pado, y se lo advierte a Haydon: "La verdad es
sica. Keats sabe que la p o e s í a es c e l e b r a c i ó n ,
que
vale decir a d m i s i ó n justificada, elegida. M u é -
tengo
un temperamento
horriblemente
m ó r b i d o , que se manifiesta a intervalos... sin
rete, sol; en el himno de Akhenaton ardes sin
duda mi peor enemigo..." Y a h í nomas se
quemarte, y en el de Francisco eres la Paloma
encresta, uno lo ve gallito de pelea picotean-
del d í a .
do su propia sombra
y la de la esterlina:
¿Y cuando muera el hombre? P e q u e ñ a vanidad que sirve de r a í z a nuestro mundo: sa-
hay mal que por bien no venga. Este
bemos que el sol se a c a b a r á (tema de quinto
veneno me a y u d a r á a mirar fijo al m i s m í s i m o
grado, que naturalmente se olvida en sexto y
demonio. Estoy seguro de que de h a b é r s e m e
conviene por tanto repetir), y el hombre es ani-
"No
dado la oportunidad, yo hubiera sido un á n g e l
mal de universo sublunar,
rebelde." (10-5-1817)
tórica
(Para Baudelaire, el dinero es una c a í d a
contaminante, una lepra de escamas l i t o g r á f i cas. John, a quien ni siquiera las deudas le
provisional.
mera c a t e g o r í a his-
Un d í a nos
instalaremos
en... (Pero esto se acerca ya al Pocket
of Science
Book
Fiction.)
A d e m á s el poeta, aunque
parezca
mentira,
vienen por derecho propio (lo que hubiera sido
no escribe para el futuro. É s t a es una de las
al fin y al cabo un consuelo) ve en el dinero
grandes p a t r a ñ a s
una
mera m á q u i n a de asepsia. La esterlina
salen de la prosa. Un Gide y un Stendhal alu-
hace falta como el j a b ó n , para dejarla fundirse
den a las futuras generaciones que los l e e r á n .
que inventan los que no
pero el poeta hinca sus treinta y dos dientes
en el durazno diurno.
(¿Y la actitud nieves
de
antaño?
Tan simple: una sustitución.
E N D Y M I Ó N :
Los duraznos
en lata son excelentes para muchos.)
Derecho viejo
El a ñ o de Endimión
BY JOHN KEATS.
va a concluir. El 21 de
diciembre hay una carta para George y Tom,
donde John comenta las noticias del dia, su critica sobre el actor Kean que se ha publicado en
el Ctiampion,
y sus paseos por exposiciones de
cuadros. La n o c i ó n de intensidad como prueba
de todo arte reaparece e x p l í c i t a m e n t e en su
referencia a una pintura:
LONDON:
"No hay en ella nada que produzca un senti-
r a i K T S D pom TATLOK AND
miento intenso. [...] La excelencia de todo arte
B M O V ,
está en la intensidad capaz de disipar todo lo
que sea desagradable, poniéndolo en relación
estrecha con la Belleza y la Verdad... Pensad
en el Rey Lear y encontraréis un ejemplo; en
cambio en este cuadro sólo se siente lo desagradable, sin nada que incite a una profunda
Primera edición de
Endimión
contemplación en la que desaparezca lo que de
repulsivo tiene..." (21-12-1817)
la totalidad de sus modos, su esfera completa, se da en cada poeta. S ó l o que el poeta
C ó m o adivina John -sin seguirlo- uno de
los caminos de la poesia c o n t e m p o r á n e a ,
el que resueltamente e m p r e n d e r á Baudelaire, la instancia donde la intensidad del poe-
es un punto de esa esfera, le toca la cara iluminada de la luna
0 la otra, la no vista por nadie,
y sólo en instantes de oneness
atisba la ope-
ma permite el acceso de las sustancias noc-
ración poética total. A s í John ve de pronto el
turnas, lo repulsivo en todo nivel que no sea el
mundo de Baudelaire, de pie ante un cuadro
p o é t i c o , "la necedad, el error, el pecado, la
que no le gusta,
cicatería...", por obra de esa o p e r a c i ó n indes-
pero sacude la cabeza y se va a la calle, y
criptible en que la belleza tiene "una mirada
cuando se compra un traje se lo compra ale-
infernal y divina" y anda sobre los muertos,
gre, y cuando ve el horror del mundo, como en
pero
l-lipehón,
lo ve desde el plano del templo, del
m á r m o l , de las sustancias puras. Y pronto lo
Vengas del cielo o del infierno, qué importa,
encontraremos rechazando con espanto el
¡Oh Belleza! ¡Monstruo enorme, aterrador, in-
mismo bestiario que el Conde h a b r á de tejer
genuo!
noche a noche con dedos de m a n i á t i c o perfecto.)
(No es q u i z á vano sospechar que la p o e s í a
-como la quieren los surrealistas apoyados en
Esa misma carta a Tom y George contiene
una frase de L a u t r é a m o n t - es una virtualidad
otro atisbo esencial, q u i z á el que m á s ha tras-
colectiva, y como tal,
cendido al vocabulario crítico posterior
al modo de esa memoria de la raza, esa
He
a q u í el pasaje:
comunidad de instintos y tabulaciones que los
a n t r o p ó l o g o s y los psicoanalistas persiguen
"...de golpe advertí cuál era la cualidad que hace
armados de palas, grabadores de alambre y
a un hombre plenamente realizado, sobre todo
canapés.
en literatura, y que Shakespeare poseía tan
enormemente: quiero decir la capacidad
negati-
va, o sea, la del hombre capaz de existir entre
incertidumbres, misterios, dudas, sin encarnizarse en alcanzar el hecho y la razón.,. Coleridge,
por ejemplo, dejarla perderse una bella verosimilitud aislada, arrancada a lo m á s profundo del
misterio, por ser incapaz de contentarse con un
conocimiento
a medias. Esto, estudiado en
muchos v o l ú m e n e s , tal vez no nos llevarla m á s
allá de lo siguiente: que en un gran poeta, el sentido de la Belleza supera toda otra consideración,
o m á s bien anula toda consideración".
En menos de un mes (22 de noviembre / 21 de
diciembre), y en dos cartas escritas al correr de
la pluma, Keats ha acumulado la carga explosiva de una p o é t i c a in nuce,
las semillas de toda
su selva futura. Este ú l t i m o descubrimiento tan
simplemente dicho, esta "negative
capabilit/
es la base de los descubrimientos contenidos
en la carta a Bailey; es verdad esencial que
l i b e r a r á , a lo largo del siglo xix, la p o e s í a de la
mera e s t é t i c a , del "arte".
Le paso el tubo a Wladimir W e i d i é , que en
sus Abeilles
d'Aristée
se ocupa del sentido de
este descubrimiento de Keats, Curioso que el
libro valga mucho m á s por los á r b o l e s que por
el bosque; acumula f i n í s i m a s
Wladimir Weidié
observaciones
para llegar a la manida c o n c l u s i ó n de que el
punto de vista de la r a z ó n y de la lógica, pero
hombre c o n t e m p o r á n e o
que
está
perdido
si
no
desde un punto de vista m á s profundo
reencuentra una Iglesia, un sacramento. Esto
p o d r í a revelarse como superior a la r a z ó n y
me parece a mi como decide al automovilista
trascender la lógica del pensamiento concep-
empantanado que su remedio final e s t á
en
tual... El artista debe poder contemplar el uni-
atarie un caballo al Ford, Si de algo podemos
verso y cada una de sus partes, no en un esta-
enorgullecemos en este "glorioso, tedioso y
do de d i f e r e n c i a c i ó n , de d e s i n t e g r a c i ó n analíti-
horrible mundo de nuestro tiempo" (Borges,
ca, sino en la unidad primera del ser...
p r ó l o g o a Ferment
de William Shand) es de
habernos atrevido a caminar sin el andador
Keats... es uno de los primeros que han sentido
el poder disolvente de la r a z ó n pura...*
celestial, sin la d e c l a r a c i ó n de los deberes del
hombre; de liquidar la Iglesia en nosotros como
(Vaya si lo ha sentido: estilo aparte, el pasaje
ella misma se ha liquidado h i s t ó r i c a m e n t e . De
de su carta p o d r í a interpolarse coherentemen-
ser, cada uno en su medida o su esperanza,
te en la Carta
como el Orestes de Las moscas.
ca sesenta a ñ o s antes.)
Ya s é que
del vidente,
la anuncia y justifi-
todo anda mal. La primera vez que el chico se
Luego se v e r á mejor pero ya a q u í puede
aparta del andador, golpe seguro. Pero el hom-
advertirse que, en el orden esencial, esta ú l t i -
bre se ha elegido como Anteo. Llama
que te
ma f o r m u l a c i ó n de Keats antecede a las que
P e r d ó n , p e r d ó n . A q u í e s t á W e i d i é lleno de
en un sistema un poco provisional, cabe entre-
van a abrir
es una i n t u i c i ó n maravillosa.
felices notas a este pasaje de Keats:
contiene la carta a Bailey. R e u n i é n d o l a s todas
ver la p o é t i c a de Keats, en el a ñ o de
que
La Capacidad
Negativa
Endimión
termina, como una actitud de a c e p t a c i ó n
es el don de permane-
de lo real, corroborada por la sola certidumbre
cer fiel a una certeza intuitiva que el razona-
p o é t i c a (la belleza que es verdad), sostenida
miento desecha y que el buen sentido no admite; de conservar un modo de pensar que no
puede sino parecer insensato e ilógico desde el
• Cito de la versión española {Ensayo sobre el destino actual de las
letras y las arles, Emecé, 1943, págs. 191 y ss.). Todo el capítulo
merece lectura para entender mejor este asunto.
por su mero darse en el presente, en unión
comer y el beber, hasta en el modo de alzar
afectiva con el poeta, calada en su fiondura
una garrafa... Hablaron de Kean [el actor] y de
m á s esencial ( m á s "intensa"), y ante la cual la
sus malas c o m p a ñ í a s . '¡Ojalá estuviera yo en
identidad personal, la idiosincrasia del poeta,
esa c o m p a ñ í a y no en la vuestra!' - m e dije."
cede y se disuelve como la del c a m a l e ó n , para
Lo que hay d e t r á s de esto es simple y terri-
ser nube con la nube, gorrión con el g o r r i ó n ,
ble; John ha optado ya por la soledad, y sin
azul con el azul.
saberlo lo sabe. Va equivocado a las fiestas, y
e s t á bien que vaya a las fiestas equivocado;
(Así el poeta se pierde y se anega; pero,
juega un juego que no es el suyo, y es bueno
lo adelanto por John desde ahora,
que lo haga. Hiperión
en su obra se devuelve
a si mismo.
Un poema
es siempre un retorno.)
no t e n d r í a n
juventud que avanza
Todo esto suena a puerta cerrada, a cejijunta
c o n c e n t r a c i ó n . Pero John e s t á contento a fin
de a ñ o , en él juego y "realidad" no son actividades excluyentes como imagina el esprit
sérieux.
y las Odas
el á m b i t o que les d a r á este titubeo de una
de
La carta que abre 1818 (5 de enero)
En este momento en que la primavera está
indecisa
como una muchacha sobre la escalera de su
jardín...
(Daniel Devoto, Canciones
contra
mudanza)
y que menciono a q u í como cierre del ciclo de
Endimión
nos vierte a sus d í a s a l c i ó n i c o s , lle-
nos de noticias, juego y actividad. A Tom (por
esta
necesidad del
poeta de desgajar
su
mundo de la ganga, pero desde la ganga
cuya salud se preocupa y consulta a un m é d i -
misma, sin a prioris.
co) y a George, les cuenta sus andanzas,
detiene, su e s t a c i ó n debe parecerle m á s pro-
charlas con amigos, el slang
Cuando el derviche se
especial de un
funda, m á s i n m ó v i l que la e s t a c i ó n del que no
grupo al que se ha vinculado; les describe una
fue nunca un huso en torbellino. Del sabor del
cena que Haydon l l a m ó luego "inmortal", en la
clarete que tanto le gusta a John, s u r g i r á un
que una gloriosa borrachera de Charles Lamb
día la segunda estrofa de la Oda a un
hizo de las suyas. Con evidente complacencia
ñor. Supervielle ha oteado admirablemente la
narra una a n d é c d o t a de la que es protagonis-
resonancia lejana de las cosas m á s peque-
ruise-
ta su hermanita. "La s e ñ o r a Abbey [esposa
ñ a s . Q u i z á un vals en casa de sus camaradas
del tutor de los hermanos] estaba diciendo
hizo m á s por La víspera
que
los Keats han sido siempre indolentes,
todas las lecturas medievales de John. Baila y
que
siempre lo s e r í a n y que era innato en
bebe, muchacho. Esto te lo dice Girri:
de Santa
Inés
que
ellos... 'Pues bien - m e s u s u r r ó Fanny- si es
cosa
innata
en nosotros,
¿qué
podemos
hacerle?'."
... hace tiempo aceptaste lo que pronto
pronto serás aunque tal mudanza no desees.
Y se va a un baile, donde "bebí a fondo", y en
el cual se discute la e t i m o l o g í a de la palabra
C-t, que ya es discutir Pero a la vez está distante de eso, lo goza como un paisaje desde
una ventanilla de tren, sin entrar en é l , aceptando por inercia y porque no es bueno rechazar s i s t e m á t i c a m e n t e todo lo que no se ha elegido. Nada hay en John del r o m á n t i c o al modo
de Musset, que hace de un baile un decorado
para su tortura, y de su embriaguez una pócima a veinte pesos la botella. No es de los que
van a las fiestas y salen de ellas "pálidos para
siempre". Pero tampoco va a las fiestas como
van sus amigos ocasionales. Mide de nuevo la
pobreza de su circunstancia. Sin orgullo, sin
manfredismo, pero la mide. "Estos hombres
dicen cosas que te sobresaltan sin hacerte sentir, son todos iguales; sus maneras se parecen;
todos e s t á n al d í a ; son amanerados hasta en el
Jules Supervielle
c í a un poeta!")
No quiero decir que estos tipos que conozco parezcan poetas. Quiero decir que son
desagradables porque son poetas.
Ahora, ay, a explicar.
No se puede ser agradable sin formar parte
del cuadro. Uno de esos seres chorreantes
4·
con muletas que pinta D a l í s e r í a sumamente
desagradable en el prolijo paseo de La
de
Jatte.
Gran-
Al ponerle bigotes a la Gioconda,
Marcel Duchamp e s t a b l e c i ó el hecho p o é t i c o
desagradable por excelencia, metiendo el dedo en el ventilador de la realidad. Cuando todos piden whisky con soda en la fiesta que da
Monona P é r e z , es muy desagradable que alguien
reclame
exigentemente
un
plato
de
tapioca. Cuando las s e ñ o r a s se r e ú n e n para
corroborar que el doctor Cronin es la culminac i ó n de la literatura, siempre es desagradable
César Vallejo
que
una adolescente, una mocosa despeina-
da y dedos sucios, se inmiscuya en la convers a c i ó n para sostener que el doctor Cronin no
Fotomatón del poeta
sirve ni para cortar un resfrio. Estas cosas son
En tiempos de Jolin Keats, los ensayistas al
Quincey se le hubiera ocurrido hablar de ellas
modo de Hazzlitt y De Quincey hubieran podi-
desde este á n g u l o , estoy seguro de que hu-
profundamente
desagradables, y
si
a
De
do ganarse muy bien unas guineas producien-
biera logrado el m á s estupendo de sus ensa-
do un ensayo sobre este tema: " ¿ E s el poeta
yos.
un
dentro de la cosa para verla bien. Uno habla
individuo desagradable?" Y junto con las
guineas hubieran ganado maldiciones inmediatas y la verdad eterna, porque el poeta es siempre un individuo desagradable.
Por
mi parte conozco a pocos, y no me
Yo, por desgracia, me siento demasiado
siempre con excesivo c a r i ñ o de su club.
Por otra parte no es muy novedoso hacerse
el Baudelaire II (parece nombre de conde de
las cruzadas) y discurrir sobre el horror y el
pongo como ejemplo porque mis amigos me
escándalo
llevan ampliamente demostrado que no lo soy.
vida del poeta. No es para ponerse tan ner-
que presiden el nacimiento
y la
Quisiera con todo que me aceptaran en el ofi-
vioso, los poetas ganan sus sueldos, y los que
cio, para confirmar con mi desagradabilidad lo
se mueren de hambre lo hacen del mismo mo-
desagradable de mi a f i r m a c i ó n . En cambio ten-
do que otros ignorantes de que el cielo rima
d r é que decir algo que no me place decir desde
con desvelo y con bisabuelo. Los poetas no
fuera, y es que todo los poetas que he conoci-
son malditos. Lo que hay es que estos maldi-
do son sorprendentemente desagradables, no
tos son poetas, y te lo hacen sentir.
coinciden en absoluto con su futura b i o g r a f í a .
Te
lo hacen sentir (esta t é c n i c a se llama
Los tipos son desagradables, y los b i ó g r a -
punto cadena; cada fin de frase espera que la
fos de mala fe cuando, llevados por su amor,
enganches con la siguiente), porque inevita-
repiten lo de la rama de Saizburgo y convier-
blemente se s i t ú a n fuera del cuadro, y a la
ten a su biografiado en una vitrina de perfec-
a x i o l o g í a de la ciudad contestan con la axiolo-
ciones. No quiero decir que sean tipos repul-
g í a personal, de manera que hay un espanto-
sivos, que anden tropezando con las soperas
so juego de fricciones y topetazos, de para-
y que, de acuerdo con la imagen tradicional
guas c i t á n d o s e con m á q u i n a s de coser sobre
del poeta, circulen a contramano con el cuer-
las
po cubierto de picaduras y el alma a s o m á n d o -
surrealismo en a c c i ó n no es m á s que la pues-
mesas
de
operaciones
valorativas.
El
les por una corbata de flecos y pelusas. (Yo
ta en escena de esa conducta: hacer que el
estaba parado en San M a r t í n y Lavalle, y dos
hombre se enfrente con la ciudad. No hable-
chicas pasaron charlando. " F í j a t e que t e n í a
mos de los resultados, porque me entristezco,
anteojos negros y un p u l ó v e r amarillo. ¡ P a r e -
orgullosamente me entristezco.
y q u e d é m o n o s en los hechos. Lo desagradable del poeta no e s t á en que lleve el coraz ó n peinado de otra manera que los d e m á s ,
sino en que es siempre un testigo, y ya se
sabe lo desagradables que son los testigos,
especialmente los que suben a declarar que
usted no estaba en la cama a las siete y veinticuatro, porque a esa hora donde estaba era
en un bar de Viamonte y Reconquista. Pero el
poeta es peor, es ese testigo que no dice nada
contra usted,
pero usted sabe que desde que e s c r i b i ó su
primera l í n e a , desde que d e j ó caer la primera
palabra del primer poema,
ese
individuo
está
testimoniando
contra
usted, contra la parte de usted que es ciudad,
que es fin de semana, que es una marca de
auto, que es la costumbre de leer el
Digest,
Reader's
que es su manfutismo, que es su
escapismo, que es su argentinismo o su salv a d o r e ñ i s m o o su neoyorquismo.* El tipo es
desagradable porque nunca habla de usted,
Monckton Mllnes
no lo menciona nunca, no lo saluda o lo
increpa en la calle, no se ocupa de su vida,
anda por a h í , y si lo conoce le habla de
a s í como que la entera actitud r o m á n t i c a se
cualquier cosa y nunca, nunca le ve usted los
simboliza muy bien en el alarido de
ojos del e s p í a o del testigo,
"¡Yo la m a t é ! " ,
Antony.
y lo desagradable es eso, que no tiene por
tras lo cual el poeta se enjuga los ojos, se
d ó n d e agarrarlo, el tipo es desagradable por-
va a la cama, y tiene para unos pocos d í a s
que
nunca dijo ni dirá la primera palabra de
una a c u s a c i ó n ,
simplemente se ocupa de sustancias confusas,
inventa nomenclaturas, un d í a es una
urna griega, otro d í a son las tierras b a l d í a s ,
d e s p u é s se las toma con las lesbianas o se
queja porque nadie lo escucha entre las jerarq u í a s de los á n g e l e s ,
m á s , porque a su manera ha cumplido el anticonsejo de Cocteau a Orfeo: "Mata a Euridice,
te s e n t i r á s mucho mejor d e s p u é s . " Pero cuando el poeta es realmente grande
(mal asunto, esto de "grande" y "menor",
pero q u é le vamos a hacer)
entonces no confiesa: se acusa. La diferencia es absoluta, toda una estirpe queda para
siempre de lado a usted, no
siempre aparte. Y el poeta de esta especie es
diciendo absolutamente nada de su valiosa
un individuo que merece su propia a c u s a c i ó n
dejándolo
persona, pero a n d á n d o l e al lado como perro
porque e s t á
de sulky, mirando adelante y sin fijarse en
debilidades y de e s p í r i t u ciudadano, es un ser
usted. Y esto es muy desagradable.
abijlico, o dado al devaneo, o inconsecuente,
Tan desagradable es esto, que el poeta llega
al punto de ser testigo de sí mismo, y entonces
se torna altamente desagradable para con su
lleno de faltas personales, de
un hombre como todos; pero en él el poeta es
su testigo, su vampiro
tiasta
morir.
Esta especie es casi siempre la grande.
propia persona. Baudelaire sigue siendo el
Están m á s con Dionisos que con Apolo, con
gran ejemplo, pero hay muchos otros; m í r e l o a
Afrodita y no con Palas. Nerval, L a u t r é a m o n t ,
Villon, m í r e l o a Hart Crane, m í r e l o a C é s a r
Rimbaud, Baudelaire, p ó q u e r de ases. Y en la
Vallejo. É s t o s llegan incluso a hacer del poema
isla,
el acta de a u t o a c u s a c i ó n . Pero no confundir
Chatterton,
Shakespeare,
Ben
Jonson,
Donne,
Bob Burns. Seres sumamente
con las confesiones al uso, ya sabemos que
desagradables hacia sí mismos y, naturalmen-
todo lírico tiende a la confidencia, le guste o no,
te, hacia la ciudad. A q u í está Mariano J o s é de
y que "cantar" posee una a c e p c i ó n de uso fre-
Larra. A q u í está Alejandro Pushkin. IQué tipos!
cuente en los medios policiales,
¿ Y John?
' Para más metafásica. cf. Albert Camus. El aitìsla es e! testigo de la litiertad.
É s t e es mi problema. John habla, y alguien
d e b e r í a atarme al m á s t i l . Tiendo a eximirlo de
odia al que se le va, al que pisa sus calles sin
esta c a r a c t e r o l o g í a , soy ya el buen b i ó g r a f o
s a n c i ó n posible, sin dejarse atrapar. El poeta
entusiasta. No lo veo entre esos poetas, pero
en situación
q u i z á no lo veo porque su vampirismo, su acu-
muy
s a c i ó n , no se dan en e s p e c t á c u l o . Y sin em-
do de las citaciones judiciales es el ser m á s
bargo John es un poeta desagradable, como
abominable, es el enemigo que no ataca, ta
de ciudad
(Shelley, Rimbaud) es
desagradable; pero el poeta desentendi-
bien se lo sospecharon sus c o n t e m p o r á n e o s
mano que no abofetea. Su mera presencia es
apresurados por olvidarlo. Cuando Monckton
asalto y bofetada, pero vaya usted a decirle
Milnes lo exhuma, en 1840, lo que sale a luz
eso al comisario.
es
ya la f á b u l a , la b i o g r a f í a de John Keats
poeta i n g l é s . Y si no quiero repetir la fabulación,
caer
en
la
idolatría
universitaria
Middieton Murry o el eco persistente de
nais,
Lo desagradable de John Keats e s t á en que
es encantador.
de
Ado-
necesito ver a John por debajo de su
apariencia, de su involuntario
Estar e n el mundo
ocultamiento.
En su obra, la fuente capital, no hay de é l
Suelo. Nada más.
Suelo. Nada menos.
Y que te baste con eso.
Pedro Salinas, Presagios
m á s que su e s p l é n d i d o camaleonismo. Esa
p o e s í a se da como nacida de s í misma, y s ó l o
sus
defectos dan indicios de lo personal. A
medida que se acerca a la pureza extrema
(las Odas,
IHiperión),
la parte temporal, el ente
Marzo se va llevando el invierno pero no la
melancolía.
h i s t ó r i c o que aportaba las faltas iniciales,
Una ansiedad del futuro,
hasta
entonces desechada por Keats, toma cuerpo
frente a Fanny Brawne. Su noviazgo precario,
mal gusto
la incertidumbre sobre lo venidero, lo agitan y
mojigatería
lo arrancan de lo m o m e n t á n e o .
afectación
si d e b e r í a irme a Edimburgo y estudiar medi-
sentimentalidad
cina; temo que no me g u s t a r í a , y estoy segu-
facilidad
ro de que no p o d r í a cobrar honorarios... Sin
i m p r o v i s a c i ó n retórica (sic)
embargo debería
desaparece l l e v á n d o s e consigo el iJItimo resto
de
la desagradabilidad general del hombre
Keats para dejar s ó l o su perfecto cumplimiento p o é t i c o . Su p o e s í a no testimonia contra é l ,
no es a u t o a c u s a c i ó n . No se siente
nada,
"He estado
dando vueltas en mi cabeza a la c u e s t i ó n de
delicuescencia
culpable
de
y é s a es la actitud que hace al l í r i c o . Su
agradarme; no es peor que
escribir poemas y colgarlos para que los manchen las moscas en los mataderos de las
revistas
idea
literarias..." S u tutor ha tenido una
genial:
"Quiere hacerme
sombrerero."
Agita ante el candidato las buenas perspectivas de la p r o f e s i ó n . La respuesta es que diez
compromiso e n t r a ñ a la materia p o é t i c a abso-
líneas
luta, sin s i t u a c i ó n h i s t ó r i c a , sin circunstancia
Beaumont y Fletcher, perdido a gusto en el
atendible.
mundo isabelino. Poco a poco vuelve la lenta
(Se puede discutir esta c o n c e p c i ó n , pero no
el derecho de John a adoptarla, al elegirse,
como M a l l a r m é , habitante de una p o e s í a que
m á s adelante
John
está
leyendo a
marea, el abandono. Una m a ñ a n a ha jugado
al cricket,
"me
y
pusieron un ojo negro... É s t e es el se-
no nace por r e a c c i ó n ni contragolpe (Shelley)
gundo ojo negro desde que s a l í de la escue-
sino como traslación
la..." Y al d í a siguiente, sin t r a n s i c i ó n : "Esta
a su plano de los ele-
mentos inmediatos. Usando de su vocabula-
m a ñ a n a ando con un humor indolente y una
rio, un ir de la cosa a la "cosa e t é r e a " ; es la
d e s p r e o c u p a c i ó n suprema; siento la nostalgia
moral de
de una o dos estrofas del Castillo
Endimión.)
Lo desagradable de Keats no e s t á , pues, en
lencia
de la
indo-
de Thomson. Mis pasiones e s t á n total-
que testimonie contra la ciudad o contra noso-
mente dormidas por haber remoloneado hasta
tros o contra s í mismo, sino en que se
manda
cerca de las once y debilitado en m í la fibra
anda por la ciudad pero no pertenece
animal, con una deliciosa s e n s a c i ó n que e s t á
a ella, se adhiere a la tierra pero no a la que
a unos tres grados de este lado del desfalleci-
mudar,
eligen sus c o n t e m p o r á n e o s . La ciudad aplas-
miento... [...] En este estado de afeminamien-
ta al que se alza contra ella, pero mucho m á s
to las fibras del cerebro se relajan junto con el
resto del cuerpo, y en modo tan excelente que
el placer no muestra atractivo ni el dolor un
c e ñ o insoportable. Ni la P o e s í a , ni la Amb i c i ó n , ni el Amor tienen un rostro alerta cuando pasan a mi lado; parecen m á s bien tres
figuras en un vaso griego, un hombre y dos
mujeres a quienes s ó l o yo p o d r í a distinguir
bajo su disfraz. É s t a es la ú n i c a felicidad, y un
raro ejemplo de la ventaja de que el cuerpo
sobrepuje a la mente..."
(Tal como el pasaje sobre el clarete, la carta
americana recoge un adelanto, un pregusto
de una de las Odas:
pero a q u í no s ó l o hay un
acercamiento de estado, de abandono, sino
que
la v i s i ó n central [las figuras en el vaso
griego] v a l d r á como imagen en la Oda a la
indolencia,
y a l c a n z a r á toda su hondura en la
Oda a una urna
griega.)
La carta-diario va a interrumpirse el 19 de
marzo, para continuar el 15 de abril. En ese
intervalo
pudo John escribir las dos
Odas
nombradas que ciertamente se s i t ú a n en esas
semanas. El tono de los p á r r a f o s que preceden
a la i n t e r r u p c i ó n
es nervioso y hasta
angustiado; otra vez el demonio de la r a z ó n
lucha con su ingenuidad para probarle que
vive mal y que, en el fondo, d e b e r í a hacerse
m é d i c o o sombrerero. De nuevo asoma como
un espejismo la f i l o s o f í a -ese p á j a r o inasible,
esa "vía m e t a f í s i c a " que se le antoja la seguridad
y la calma-; pero la duda coincide con
El pasaje a que aludo es el siguiente: a
una nueva i n m e r s i ó n en lo elemental, lo p a t é -
Haslam se le ha agravado repentinamente el
y el pasa-
padre, y John recibe la noticia justamente
je previo de su carta preludia, junto con la
tico, que le d a r á las primeras Odas,
cuando e s c r i b í a a George y a Georgina las
batalla, la esperanza secreta de que el "cami-
frases sobre "el humor indolente" y la "despre-
no
o c u p a c i ó n suprema" de aquella m a ñ a n a . De
instintivo" que e s t á siguiendo lo l l e v a r á
hacia la luz. Una s i m u l t á n e a
preocupación
pronto siente remordimiento ante esta morde-
ética se agrega a este momento de su carta, y
dura de una desdicha ajena. ¿ C ó m o puede él
el texto se hace oscuro y d i f í c i l m e n t e interpre-
"razonar" sobre esa desdicha? Si fuera suya,
table. Ya se h a b r á advertido que en la prosa
lo heriría "demasiado de cerca para expresar-
de estas cartas abunda una m e c á n i c a extra-
lo con palabras". Y con un salto mental decla-
discursiva,
específicamente
ra: "Pocos hombres han llegado a tener un
p o é t i c o que hace saltar a John de una idea a
e s p í r i t u completamente desinteresado; muy
una
un dinamismo
imagen puramente a n a l ó g i c a (y que a
pocos se han sentido impulsados por el puro
veces reemplaza al gesto, el r á p i d o pantalleo
deseo del bien ajeno... A juzgar
de la mano, el encogerse de hombros y el
en que siento
s o n r e í r ) . Las cartas e s t á n ya en esa línea de
lo lejos
espontaneidad expresiva
poco
que hace hoy la
la desdiclia
que estoy
que sea..."
fuerza y el encanto de los libros de Cendrars,
do,
de Miller, de Aragon, fuerza y encanto al mar-
Epístola
cosa
por la
de Haslam.
de ser desinteresado,
forma
percibo
por
Pero bruscamente (volvien-
curiosa,
a Reynolds)
a las
imágenes
de la
advierte que el desinte-
gen de sus contenidos intencionales. (En rea-
rés, llevado a su extremo, a c a b a r í a con la
lidad hoy empezamos a escribir, para todo el
vida. "Porque en la naturaleza silvestre, el hal-
mundo, como ayer se e s c r i b í a en la intimidad
c ó n p e r d e r í a su desayuno de petirrojos, y el
para los hermanos y los amigos.) El h i e r á t i c o
petirrojo el suyo de gusanos..." Hombre y hal-
cede a un d e m ò t i c o ; el estilo surge de dentro
c ó n son semejantes en su conducta: buscan,
a fuera; sentir es la c o n d i c i ó n del entender
atacan, gozan igualmente. Mucho de esto es
Voltaire (François Marie Arouet)
derivar dos conclusiones en una r á p i d a s í n t e -
é t i c a m e n t e reprensible, pero
otro brinco
sis; "Aunque una pelea en la calle sea odiosa,
y ya está John plantatdo en lo suyo, en su "prue-
las e n e r g í a s desplegadas en ella son bellas...
Lo mismo pueden parecerle nuestros razona-
ba por la belleza"
ocurre que esa conducta tiene algo de hermoso,
"Ando por los campos y atisbo una comadreja o un r a t ó n
mientos a un ser superior; aunque e r r ó n e o s ,
pueden ser bellos. La p o e s í a consiste preci-
algo que encanta a quien la contempla:
campesino espiando entre el
pasto seco,,. El animalito persigue un p r o p ó s i to, que le hace brillar los ojos,,," Lo mismo es el
samente en eso, y en este caso, no es cosa
tan bella como la f i l o s o f í a . "
Honestamente
lo
siente,
"por
la
misma
r a z ó n que un á g u i l a no es tan bella como una
hombre visto en una ciudad. Entonces, ¿ c a b e
verdad..." De nuevo la o b s e s i ó n de la verdad
reprocharse esta o b s t i n a c i ó n
f i l o s ó f i c a , de la verdad especulativa.
egoísta,
indivi-
dual, esa falta de d e s i n t e r é s ? John se mira a si
Pero é l tiene el á g u i l a . C o n sorda angustia
mismo (el pasaje es muy confuso) y su intros-
prorrumpe: "Concededme esto;
p e c c i ó n conmovedora, su defensa del c o r a z ó n
que
contra los reproches que a toda hora lo asaltan,
alarga el p u ñ o para que su á g u i l a se pose a h í ,
lo absuelve en nombre de la belleza y la gracia:
y con un ijitimo, convulsivo salto, repite su
¿ N o creéis
lucho para conocerme a m í mismo?" Y
"AiJn a q u í , aunque instintivamente persigo el
antigua,
mismo derrotero, como un verdadero animal
j a m á s a ser real mientras no sea experimen-
humano,,, escribiendo al azar, buscando las
tado."
p a r t í c u l a s de luz en medio de una gran oscuri-
A
definitiva
esto s i g u i ó
convicción;
"Nada
un silencio epistolar
llega
hasta
dad... no siento el peso de una a f i r m a c i ó n , de
mediados de abril, silencio donde se insertan
una o p i n i ó n . Y al fin de cuentas, ¿ n o puedo en
las dos primeras
esto estar libre de pecado?"
La Belle
Y lo ilumina de pronto esta conjetura: " ¿ N o
habrá
seres
cualquier
mi
espíritu,
superiores
actitud
airosa,
a
quienes
aunque
instintiva,
Dame
Odas,
sans
Merci
y varios poemas breves
divierta
de
pero stJbitamente John reanuda su carta, co-
a s í como yo me divierto con la
mo continuando la afiebrada corriente medita-
vivacidad de la comadreja o la ansiedad del
tiva que se alternaba con la c o m p o s i c i ó n . A
cuervo?" Es decir: mi actitud de a p r e h e n s i ó n
pesar del tiempo transcurrido y el
e s t é t i c a y p o é t i c a , que es mi canon, ¿ n o esta-
miento de otros temas y noticias, reanuda su
rá justificada por una a p r o b a c i ó n trascendente
debate en el punto donde lo h a b í a dejado. Ha
("seres superiores") igualmente e s t é t i c a , p o é -
estado leyendo América
tica?
siglo
Y con un vigoroso golpe de remo, John va a
intercala-
de Robertson, y El
de Luís xiv de Voltaire. "Todo se resuelve
en esto: que el hombre es originariamente ' u n
pobre bipede' [cita al Rey Lear]
sujeto a los
mismos sinsabores que las bestias de la sel-
un
hombre pasa del mero existir
al
"Distingo el alma de la inteligencia;
ser.
puede
va..." Sobre este punto t i a b í a transcurrido en
haber millones de inteligencias o chispas de la
parte su m e d i t a c i ó n anterior: el hombre y el
divinidad, pero
animal trabajan y se obstinan sin " d e s i n t e r é s " ,
adquieran
c a í d o s en su terrible individualidad y soledad
no sea personalmente ella misma..."
que, sin embargo,
Las
tienen una belleza propia que q u i z á los redime.
"inteligencias"
mientras
no
mientras cada una
son el animal humano
conteniendo su p a r t í c u l a del e s p í r i t u divino.
Pero
John se pregunta ahora si, por i n t e r c e s i ó n
no son almas
individualidad,
no
tienen
Existencialmente
identity,
individualidad.
hablando, existen pero no
de un S ó c r a t e s o un J e s ú s , es decir, de un ser
han hecho t o d a v í a las elecciones que las dis-
desinteresado,
puede la humanidad llegar a
t i n g u i r á n de las d e m á s , que les d a r í a n "alma"
ser feliz. "La verdad es que no creo en abso-
-ser-. ¿ Y c ó m o pueden esas "inteligencias"
luto en esta especie de perfectibilidad..." Las
alcanzar su individualidad, si no es por inter-
condiciones del mundo se oponen a la felici-
medio "de un mundo como é s t e " ? Seriamente
dad terrena. Y a d e m á s , piensa John, ¿ p o r q u é
dice Keats: "Sinceramente d e s e a r í a conside-
la p e r f e c c i ó n y la felicidad d e b e r í a n
dadas
al
hombre
por
intercesión
S ó c r a t e s o un J e s ú s , de un tercero?
serles
de
un
Frente a
su circunstancia
na... Es m á s bien un sistema de c r e a c i ó n de
e s p í r i t u [spirit-creation)."
(y a q u í la m e d i t a c i ó n alcanza toda su hon-
Y muestra elemen-
talmente su m e c á n i c a : "[Hay] ... tres grandes
elementos que a c t ú a n unos sobre otros a lo
dura)
el hombre no debe ni tiene por q u é esperar
una
rar este punto, porque creo que es un sistema
de s a l v a c i ó n m á s noble que la religión cristia-
perfección
de fuera a dentro. Con un
largo de los a ñ o s . Estos tres elementos son la
Inteligencia,
el corazón
fiumano
(que se dis-
brusco salto, su pensamiento se sitúa en otro
tingue de la inteligencia o Mente) y el
extremo: el consuelo trascendente. "La deno-
o espacio
minación común
supersticiosos
que los extraviados y los
dan a este mundo es la de
'valle de l á g r i m a s ' , del cual seremos redimi-
y limitadal"
tan
Mundo
a la a c c i ó n recí-
proca de la Mente y el C o r a z ó n con el p r o p ó o Inteligencia,
da a poseer
de la
¡Qué
el sentido
confuso,
destina-
Individualidad..."
q u é tosco,
q u é simple!
pequeña
"Apenas alcanzo a expresar lo que s ó l o perci-
Ahora su idea e s t á clara: tan poco
bo nebulosamente, y sin embargo creo perci-
digno del hombre le parece aceptar una felicidad
adaptado
sito de formar el Alma
dos por cierta arbitraria i n t e r p o s i c i ó n de Dios,
y llevados al cielo... ¡ Q u é noción
elemental
ofrecida
aquí
abajo
por
otros
birlo..."
-un
La
consecuencia, con todo, es absoluta:
S ó c r a t e s , un J e s ú s - como un consolador res-
" ¿ N o veis cuan necesario es un mundo de
cate postumo. El "progreso social" le resulta
penas y preocupaciones para educar a una
tan d e s d e ñ a b l e como las trompetas del Juicio.
Inteligencia y hacer de ella un alma?"
Avanza hacia una n o c i ó n que e n t r a ñ e en su
Y paralelamente; ¿ N o se ve c ó m o el hom-
sentido personal y p o é t i c o al hombre en el
bre sólo
mundo. Hay un mundo dado, y un hombre
" e d u c a c i ó n " que elija en el mundo le d a r á su
dado. La c o n c i l i a c i ó n de uno y otro debe ser
alma verdadera, su ser hombre? A q u í agrega
depende
de si mismo,
tarea personal y presente de cada individuo.
Keats; "Tan diversas
En
los
rigor, nada que cuente
puede enseñarse.
esencialmente
La verdad debe sentirse
"en el pulso". S ó l o lo experimentado cuenta
hombres,
almas,
como
en cuanto la
son las vidas
asi de diversas
resultan
de
sus
y a s í hace Dios seres individuales... a
partir de las chispas de su propia esencia." La
como real para m í ; el resto es c o n v e n c i ó n y
n o c i ó n de Dios, introducida m á s pour
creencia. Sobre este "existencialismo", turbio
rie que otra cosa
la
gale-
y confuso, mal expresado y lleno de titubeos,
John busca alzar
"un
(toda esta d i a l é c t i c a se abre con la siguien-
sistema de s a l v a c i ó n que no ofenda
te a d m i s i ó n : "Hablo ahora en los t é r m i n o s
m á s altos de la naturaleza humana,
nuestra r a z ó n y nuestra humanidad".
Lo esboza en pocas l í n e a s , que dan aproxi-
tiendo
admi-
que sea inmortal, cosa que t o m a r é
madamente esto; El mundo merece denomi-
a q u í como segura a efectos de mostrar una
narse un "valle hacedor del alma"
(soulma-
idea que me ha impresionado al respecto..."
escenario mediante el cual y en el cual
En rigor Keats no tiene convicciones tras-
king),
cendentes)
ba como esencial. En la hora de la m á s alta
no impide advertir la fuerza con que el acen-
felicidad, é l sabe que no ha nacido para esa
to de esta c o n c e p c i ó n se centra en el hombre,
dicha, que Fanny es el nombre para una trai-
en cada hombre. Tan diversas como son las
ción
vidas...
Q u e Fanny,
a s í resultan las almas,
es decir, las indi-
inexplicable
pero
real, p r ó x i m a ,
suya.
vidualidades. Vivir es siempre a priori del ser, y
esa tragedia atroz del hombre, que es su gran-
eso que e s t á organizado en torno d e Fanny,
deza y su humanidad, como harto bien lo ense-
el tiempo, las cosas, los usos,
ñ a el existencialismo, John la advierte sin ro-
las clasificaciones y los comportamientos,
deos. Convencido, insiste: el hombre e s t á for-
las madres y los bailes y las modas
mado por las circunstancias
[reposa en silencio,
(lo que suena a
determinismo). "Pero ¿ q u é son las circunstancias sino
las piedras
de toque
de su c o r a z ó n ?
¿ Y q u é son las piedras de toque sino las
bas de su corazón?
prue-
Y las pruebas de su cora-
dulcemente, con blandura de chocolate en la
taza esperando que acerques los labios para
abrasártelos.
Cuando
z ó n , ¿ q u é son sino lo que fortifica o transforma
todo eso se l l a m a r á
su naturaleza? ¿Y qué es su naturaleza
explicaciones: t r a i c i ó n .
formada
sino
su Alma?"
trans-
é l acepte
quemarse,
de pronto t r a i c i ó n . Sin
Al demonio los p l a ñ i -
C o m o este libro no es una b i o g r a f í a , me
deros del "valle de l á g r i m a s " . El mundo e s t á
excuso de r e s e ñ a r en detalle la llegada ence-
bien como e s t á , y vale la pena.
guecedora del cometa Brawne; si era bonito
En é l , nada m á s
que en é l , y dentro de é l , ser. El hombre
suma
de sus
actos,
es la
( s í que lo era; una carucha de ojos grandes y
es responsabilidad. El
boca modelada, sensual - c o m o la de é l , que
hombre es Orestes, no Edipo. Con clara desesp e r a c i ó n de poeta, John Keats sabe que un
hombre como é l e s t á
Jesús
son i m á g e n e s
solo, que S ó c r a t e s
y
y fuerzas que é l debe
la b e s a r í a g o l o s o o si Fanny lo q u e r í a de veras,
o si se conocieron cerca de la segunda ventana
entrando
desde
la
sala.
El
cometa
sufrir e l i g i é n d o l a s o r e c h a z á n d o l a s , al igual que
Brawne e n t r a ñ a ,
todo lo que gravita en su mundo. Y que Dios es
d e s t r u c c i ó n , y no es del todo casual que la pri-
m á s que una p a s i ó n , una
acaso el nombre que los hombres dan a su
mera crisis reveladora de la enfermedad de
debilidad y a su desamparo.
John cerrara el a ñ o inaugural de ese amor
que tan amargamente lo h a b í a hecho feliz. Sin
culpa
de Fanny; nada que reprocharle, pobre
muchacha.*
En todo
lo que
sigue
deberá
entenderse que no le pide peras al olmo, y
Fanny B r a w n e
que es John quien, desesperadamente, busca
Yo no miro adonde miras:
yo te estoy viendo mirar.
ser leal a s í mismo en contra de Fanny, busca
que Fanny sea otra, sea lo que una mujer no
P E D R O SALINAS,
La voz a ti debida
DIALÉCTICA
p u e d e ser.
Estas oscuras enunciaciones van a aclararse
¡Amor! iAmor! Qué es amor sino quedarse más
a t r a v é s del epistolario de este tiempo - q u e
solo con el corazón,
con el pensamiento estropeado, el cabello lleno tiene el inconveniente de ser unilateral, aunde nubes
y hojas de otoño, SI, pero yo soy diferente: que por suerte nos queda la parte b u e n a - La
tengo un cielo ardiendo en los ojos
presencia de Fanny va a cambiar de tal maney una muerte que me muerde los dedos
ra a Keats, que este estudio de su p o é t i c a no
y me encarna las lágrimas.
RICARDO MOLINARI a l c a n z a r í a sentido si yo no lo acercara a su
actitud ante el amor, su complejo de culpa y
En la vida personal de John Keats, la presencia de Fanny Brawne marca el punto m á s alto
de su t e n s i ó n vital, del proyectarse en la vida
ilimitadamente. Concentrando en una mujer la
ansiedad ú n i c a de esa naturaleza nacida para
abarcarlo todo, para fusionarse en todo, el
amor pone a Keats frente al problema que, sin
necesidad de examen ni de palabras, adivina-
* Que lo diga Middieton Murry. quien después de hacernos de Fanny
una pintura bastante tiorrible en su Keats and Shakespeare, tiubo de
retractase de manera total en su ultimo libro sobre el poeta {The
Mystery of Keats, 1949). luego de que la reciente publicación de las
cartas de Fanny Brawne a Fanny Keats le revelara la integridad del
carácter de la novia del poeta, y su sincero amor por él. No es cierto
que "Fanny Brawne mató a Keats"; nadie mata así a un hombre de su
temple. Convenía liquidar por fin un último resto de la "leyenda
Keats". en la que sin saberlo el fiel fvliddieton Murry jugaba la parte
de abogado del diablo.
Fanny Brawne
SU rescate por via verbal. Comprendo - y pre-
lobo, y nombres murmurados contra el falso
fiero decirlo desde ahora- que mi a n á l i s i s no
vientre de una almohada, m o n ó l o g o s como el
excede los datos exteriores; no me vali de la
oboe de Tristan,
i n d a g a c i ó n b i o g r á f i c a , ni acudi a la p s i c o l o g í a
noches de frente ardida en la ventana, entre-
profunda
gado delicadamente a la lengua de las estre-
que t e n d r í a n que e n s e ñ a r m e previamente.
llas,
Me limito a un esquema concreto; hay Fanny,
obscenas ilusiones, media-
de esa adolescencia no sabemos nada por él
hay una p a s i ó n desencadenante de la crisis
mismo. Hasta un d í a de julio de sus v e i n t i t r é s
que
años
r e s o n a r á en la obra y la conducta de
Keats;
cuando, corriendo
por el norte
con
Charles Brown, le escribe a Bailey este pasa-
ergo, estudio ese proceso ( p e r d ó n ,
perdón)
como otra instancia del movimiento p o é t i c o de
je revelador; "Estoy seguro de que mis sentimientos hacia las mujeres no son justos,,,
Keats; su momento m á s alto, que marcha
¿ S e r á porque las veo tan por debajo de mi
paralelo a las Odas, y que d a r á a d e m á s como
i m a g i n a c i ó n infantil? Cuando colegial pensa-
tema directo, unos pocos poemas amorosos
ba que una mujer bella era una diosa pura; mi
dignos de su pobre h é r o e .
mente era un mullido nido donde alguna de
ellas d o r m í a sin saberlo,,. No tengo derecho a
Las cartas ayudan a repasar la actitud inicial
esperar m á s que su realidad. Las creí m á s
de John frente a la mujer. Siempre recatado
e t é r e a s que los hombres..." (18 a 22-7-1818)
en materia personal, no es hombre de confi-
Y como no oculta su conciencia de impureza
dencias e r ó t i c a s , y de su adolescencia,
frente a las mujeres, le duele insultarlas con el
mero pensamiento; "Al que sea sensible a las
que h a b r á sido turbia como todas, con malos
ofensas no le gusta pensar de manera ofensi-
sueños
va contra nadie... No me gusta pensar de
y solitarias compensaciones, con
desesperada ansiedad de pureza y amores
manera
de llorar a gritos, de desnudarse ante un
mujer... Cometo un crimen contra ella que no
ofensiva
cuando
estoy
con
una
espejo y apoyar suavemente un cuchillo en la
hubiera cometido en su ausencia. ¿ N o es ex-
piel que enguanta el c o r a z ó n , y necesitar de
traordinario? Cuando estoy entre hombres no
la muerte, tan seguro de que luego será her-
tengo malos pensamientos, ni malicia, ni es-
moso irse a pasear y tener un hambre de
plín... Me siento libre de hablar o callarme...
duele que el mismo genero de representaciones lo asalte en c o m p a ñ í a de las hermanas de
Reynolds o de cualquier otra amiga. En lo
suyo no entra la misoginia, y su actitud sexual
es abiertamente positiva como lo revela - b a s t a r í a con e s o - su p o e s í a , su verso que es una
panspermia continua, y sus cartas, y la l í n e a
de su boca, y Fanny cuando llegue su d í a . El
sentimiento de culpabilidad me parece acrecentado en cuanto John, a los veinte a ñ o s ,
e s t á Í n t e g r a m e n t e extravertido en su mundo
p o é t i c o que no conoce rechazos ni ocultaciones. Abierto y e x p l í c i t o con los camaradas, en
í n t i m o contacto con las fuerzas de dentro y de
fuera que corren por é l como el oleaje de la
piel del tigre, ¿ c ó m o no h a b í a de encabritarse
ante el t a b ú sexual, t o d a v í a m á s duro para é l
porque le obedece
conscientemente?
Las mu-
jeres no son diosas, pero es verdaderamente
una l á s t i m a . C o n principios a s í , neurosis.
"Es
absolutamente
esto. ¿ P e r o
cómo?
necesario
que
supere
- a g r e g a en su carta a
Bailey-. La ú n i c a manera es descubrir
la
raíz
del
mal y a s í curarlo..." Bien sabe é l que hay
un
mal arraigado. ¿ L a s "decepciones" de la
adolescencia?
jPero
para
q u é hacer
aquí
como F r a n ç o i s Porche! Q u i z á un complejo de
Edipo... Hay una a n é c d o t a donde figuran un
n i ñ o y una espada... S í , si, lo que usted quiera. A q u í interesan m á s los productos que los
orígenes.
¿Complejo
de
inferioridad?
Pero
claro, s e ñ o r de las fichas rosas y verdes. Lea
Fanny Brawne
este otro p á r r a f o de la misma carta: " D e s p u é s
Meto las manos en los bolsillos, c ó m o d o
y
de todo, tengo un concepto lo bastante bueno
libre de toda sospectia. Cuando estoy entre
de
mujeres
preocupe el que mister John Keats, de cinco
me
vienen
malos pensamientos,
las mujeres como para suponer que las
malicia, e s p l í n . . . No puedo ni hablar ni callar-
pies de estatura, guste o no de ellas...". Esta
me...
frase da que pensar.
Estoy lleno de sospectias y soy incapaz
de escuchar... S ó l o pienso en marctiarme...".
Y de inmediato, con un arranque que su pudor
detiene casi al punto, confiesa: "Debes ser
caritativo y achacar toda esta perversidad a
las decepciones que s u f r í en la adolescencia..."
Piense usted por m í , c o m p a ñ e r o . Yo me voy
con John, que unos d í a s d e s p u é s le escribe a
su hermano Tom: "Con respecto a las mujeres, creo que en el futuro s e r é capaz de dominar
mis pasiones mejor de lo que he podido
hacerlo hasta ahora." (23 a 26 -7-1818) ¿ Q u é
No cuesta gran cosa advertir que lo que en
historias -conocidas por Tom, que tampoco
realidad le ocurre a John es que no le ocurre
era m a n c o - hay d e t r á s de esta frase? Lo inte-
nada de raro. A su sensibilidad fuera de lo
resante es la frase, llenita de duende.
común
se agrega una honradez a u t o c r í t i c a
En septiembre de 1818, a la vuelta de las
que
lo lleva a culparse de las representacio-
c o r r e r í a s por el norte, miss Jane Cox p a s a r á
nes
e r ó t i c a s que la c e r c a n í a de una mucha-
brillantemente
cha le produce. Ya sabe de sobra que no hay
"diosas puras", y presumo que d e b i ó de corroborarlo adecuadamente en las calles londinenses y en los lechos a precio fijo. Pero le
por su vida,
deslumbrándolo
m á s como e s p e c t á c u l o que como presencia
real. "No es una Cleopatra, pero es por lo
menos una Charmian. Tiene un marcado aire
oriental;
sus ojos son bellos y bellas sus
maneras. Cuando entra en una h a b i t a c i ó n , da
la misma i m p r e s i ó n de belleza que una pantera..." (14 a 31-10-1818) Esto lo c o n f í a a sus
hermanos en A m é r i c a ; les da m á s detalles,
r i é n d o s e de la posibilidad de que lo crean enamorado. É l ,
Por gracia de sentimientos mucho m á s hondos que los suyos.
Esto es de Lord Byron, y una de las cosas
m á s bellas que ha dicho..."
S e g ú n M. Buxton Forman, en todo Byron no
aparecen estos dos versos, lo que es gracioso; q u i z á John se divirtió en p e g á r s e l o s . No
que jamás
escribirá
hermanos
una soia iinea
a sus
acerca
de su amor por
los cita con demasiado é n f a s i s , le preocupa
defenderse de su propia sospecha de estar
Fanny,
enamorado. Me pregunto si él mismo ve claro
que la g u a r d a r á en su dolido secreto, en
en ese estado de á n i m o . Su sensualismo p o é -
su p e q u e ñ o
tico se vertía sobre la mujer como sobre el
infierno
resto de su mundo elegido; la "fuerza m a g n é -
solitario,
tica" h a c í a lo suyo para que ese sensualismo
juega ahora, t o d a v í a ignorante del futuro, con
alcanzara el punto extremo en el que la pre-
su m o m e n t á n e o flirt. Jane Cox no le preocupa
sencia de la elegida recorta el mundo y lo
como otras mujeres, porque es demasiado bo-
separa, lo opone a su presencia y busca diluir-
nita y demasiado consciente de si misma para
lo y anegarlo; el punto en que el goce sensual
rechazar a un hombre que la aborde... Está
se concentra en la mujer como los haces de
habituada a no ver en ello nada de
luz en un punto í g n e o al pasar por el lente.
particular.."
(Es decir, que la m o j i g a t e r í a al uso es lo que
Y en ese momento - q u e en la vida de casi
despierta en John los "malos pensamientos".
todos los hombres constituye la hora m á s
Con Jane sabe a q u é atenerse, los dos juegan
alta-, John se tapa los ojos con las manos y
limpio.)
retrocede lentamente, sale del punto de luz
que deliciosamente lo quemaba y busca con
con una
angustia el á m b i t o total de la luz, el d í a y sus
mujer así.,, demasiado ocupado en admirarla
criaturas. En el minuto del encuentro sensual
"Me
siento siempre m á s c ó m o d o
para sentirme t í m i d o o azorado,.. Me olvido de
ha sentido la amenaza de una fuerza menos
mi mismo por entero, porque vivo en ella..."
evidente pero inexorable; algo que, como la
m e l a n c o l í a y la belleza, se mezclaba en el pla-
El t a b ú roto, o al menos franqueado por un
cer. Eso que h a b r á de llamar azar, t o t a l i z a c i ó n
tiempo. El poeta puede estar frente a esa
de la entrega por sobre la esfera sensual que
mujer en la misma actitud con que va hacia el
s ó l o c o n t e n í a una parte de é l , su modo m á s
g o r r i ó n ("tomo parte en su existencia": son las
fugitivo.
mismas palabras); su libertad
no e s t á compro-
metida por un objeto a la vez fascinante
extraño
Es
casi terrible advertir c ó m o
retrocede
y
John ante la posibilidad del amor. Su gusto
como lo son para él las d e m á s muje-
por las mujeres que le ofrecen una misma
res. "A esta altura p e n s a r é i s que estoy ena-
sensualidad se ve de pronto helado ante la
morado de ella; por eso, antes de proseguir,
sospecha del encarcelamiento. ¿ Y el resto del
os diré que no... Me tuvo despierto una noche
mundo? ¿ Y la libertad, la p o e s í a , el dolce
como p o d r í a
niente,
hacerlo una m e l o d í a
zart..." Busca mostrarles
de Mo-
que Jane Cox lo
to verá
la llave de la calle? En ningún
en el amor
esa actividad
far
momenunlversali-
atrae por el e s p e c t á c u l o de belleza y soltura
zante,
que le ofrece. "Tiene un modo de atravesar la
mo el dantesco.
h a b i t a c i ó n que cualquier
Keats, que con mi querido Tristan D e r é m e se
hombre se siente
a t r a í d o hacia ella como por una fuerza mag-
trascendente,
que se da en un amor coNo hay Beatrices para John
hubiera burlado de
n é t i c a . . . " Pero no e s t á enamorado, la contempla como una v i s i ó n , a thing of beauty.
Y como
queriendo establecer ya mismo un deslinde
que
los trazos, las trenzas, las zozobras
atroces de las Beatrices,,.
s e r á d e s p u é s su problema con Fanny,
agrega:
"No pienses... que mis pasiones me arrastran... No.
Estoy libre de las preocupaciones de los
hombres dados al placer
R e c u é r d e s e la carta a Reynolds: "Nunca estuve enamorado... y sin embargo la voz y la
forma de una mujer me rondaron estos dos
d í a s . . . Esta m a ñ a n a la P o e s í a pudo m á s . . . " Y
la c o n f e s i ó n cobarde: "Siento que me he libra-
me p i d i ó mi d i r e c c i ó n para enviarme otras piezas de caza... C o m o yo me h a b í a inflamado la
vez anterior y la h a b í a besado, me p a r e c i ó que
no
repetirlo era echarse a t r á s . . . Pero ella se
m o s t r ó m á s delicada; a d v i r t i ó que se trataba
de una rutina, y me r e c h a z ó . . . No con mojigat e r í a , sino, como digo, con delicadeza. Se las
a r r e g l ó para desilusionarme de una manera
que
me produjo mayor placer que un simple
beso. Me dijo que le d a r í a un gusto m á s grande si me limitaba a estrecharle la mano y marcharme..." (14,16, 21 24-10-1818).
¿Concibe
uno
a
los
contemporáneos,
Pushkin, a Musset, en una s i t u a c i ó n
da?
a
pareci-
jOtra que marcharse! Pero en John las
acciones forman siempre parte de una estructura vital perfectamente equilibrada. Era
ral
natu-
que obedeciera; no entiende a la mujer
como un " g é n e r o " , al modo r o m á n t i c o habitual; s ó l o ve a esta
o a aquella
mujer, y frente
a cada una r e a c c i o n a r á s e g ú n su confianza,
su a d m i r a c i ó n o su temor. Besa a la dama de
Hastings para no "hacer un mal papel" - l o que
significa una c o n c e s i ó n
a la
circunstancia-;
pero no la desea, y lo admite en su carta: "No
me
inspira pensamientos libidinosos. Ella (y
Georgina) son las ú n i c a s mujeres á peu
près
de mon âge a quienes me g u s t a r í a tratar s ó l o
por su inteligencia y su amistad..." Las
únicas,
es decir, que el resto lo atrae por razones sensuales. Otra mujer no lo h a b r í a despedido tan
intelectualmente; y Fanny, que r e u n i r á en su
persona el prestigio distante y sutil de la dama
de
Aleksandr Pushkin
Hastings con la "fuerza m a g n é t i c a " de la
llamada carnal, j u n t a r á las dos actitudes de
John en una t o t a l i z a c i ó n inevitable. Pero é l ,
do de un nuevo dolor e x t r a ñ o y amenazante...
entregándose
estoy agradecido." Pobre Fanny Brawne, tu
resto del mundo y luchando por no perderlo.
al amor s e g u i r á
deseando el
rival s e r á una impalpable materia sonora, una
Si miss Brawne hubiera podido hacer en s u
imagen inasible, humo entre sus dedos que
d í a esto que tan simple nos resulta ahora, y
no s a b r á n tejerlo para hacerte una p a ñ o l e t a .
Por
leído
la
correspondencia
que
precede s u
aquellos mismos d í a s John habla de
entrada en escena, me pregunto q u é m o h í n
una mujer -"la dama de Hastings"- y cuenta a
de perplejidad hubieran hecho sus labios naci-
sus hermanos su aventura. Todo se reduce a
dos
un encuentro casual (luego hubo otros menos
domesticidad,
casuales), un paseo por Londres, y su entrada
bobas al piano y los d i á l o g o s con el canario a
en casa de ella. "Un s a l ó n de muy buen gusto,
la hora del alpiste.
con libros, cuadros, una estatua de bronce de
para el vocabulario
gris y rosa de
Richardson,
las
la
canciones
Vamos a jugar a ponerle debajo de la nari-
Bonaparte, piano, arpa e ò l i c a ; un loro, un jil-
cita este
guero, una caja de licores escogidos." (Esto
"aventura" con la dama de Hastings:
pasaje que sigue al relato de la
suena a Daniel Defoe.) Entonces, con un candor que prueba su absoluta falta de vanidad en
"Espero no casarme nunca. Aunque la criatura
materia e r ó t i c a , vienen estas frases: "[Ella] Se
m á s hermosa estuviera e s p e r á n d o m e al final
condujo de la manera m á s amable; me o b l i g ó
de un viaje o un paseo... mi felicidad no s e r í a
a aceptar un urogallo para la cena de Tom, y
tan bella; (porque) mi soledad es sublime... El
rugir del viento es mi esposa, y las estrellas a
Soledad, vienes a mi habitación armada de
través de los cristales de la ventana son mis
seres sin fin:
hijos. La poderosa
llueve sobre el abngo de éste, nieva sobre
ta Beileza
idea abstracta
en todas ias cosas
doméstica,
más
menuda
que tengo de
ahoga
la
y
fragmentada.
felicidad
aquél,
y ese otro se ilumina bajo el sol de julio.
Considero que una amable esposa y unos
Salen de todas partes: "¡Escúchame! ¡Escú-
niños
chame!".
encantadores son una parte de esa
Belleza... pero necesito un millar de esas bellas
(Peso de un dia)
partículas para llenar mi c o r a z ó n . "
Y con Lubicz-Milosz, en la admirable
Lo que él llama su soledad es su disponibili-
nie de
Sympho-
Septembre:
dad, su estar presente en el dibujo de cada
minuto, en la nervadura de cada hoja. Su sole-
Bienvenida tú seas, que acudes a mi encuentro
dad
en el eco de mis propios pasos, desde el fondo
es su comunidad, es la oneness
en el
todo.
del corredor oscuro y frío de los tiempos.
Bienvenida tú seas, soledad, madre mía.
Por ti me encuentro ahora, constelados
hallazgos,
Bien sabe que su poblada soledad es verda-
Limpios de otro deseo.
dero cumplimiento. "Te escribo esto [los p á r r a -
El sol, mi dios, la noche rumorosa,
fos citados antes] para que veas que t a m b i é n
La lluvia, intimidad de siempre.
participo de los m á s altos placeres, y que aun-
El bosque y su alentar pagano.
que elija pasar
El mar, el mar como su nombre hermoso;
tario.
Y sobre todos ellos.
todo esto."
Cuerpo oscuro y esbelto.
mis dias solo,
no seré un soli-
Ya ves que no hay nada enfermizo en
Claro que no, pero en cambio hay circulo
Te encuentro a ti, tú, soledad tan mía,
vicioso. Las pocas mujeres que ha conocido
Y tú me das fuerza y debilidad
con su entrada en el grupo de Hampstead le
Como al ave cansada los brazos de la piedra.
(Luis Cernuda, Soliloquio
del tarerò)
han resultado siempre insignificantes desde un
punto de vista espiritual. E r ó t i c a m e n t e no e s t á n
al alcance de su deseo; son las hermanas y las
Soledad que no es m i s a n t r o p í a ni, rigurosa-
hijas y las sobrinas de sus amigos, son las se-
mente, soledad. Un deseo de evitar lo cir-
ñoritas para la hora del t é y el piano a cuatro
de no verse atrapado por un
manos. Convencido de esa mediocridad mani-
de cosas o de personas; un sordo sen-
fiesta, no enamorado de ninguna y flirteando a
cunstancial,
orden
timiento de deber hacia el mundo total que su
r e g a ñ a d i e n t e s , John se ha creado una imagen
don p o é t i c o era capaz de incluir. Tiene miedo
femenina equivalente en cierto modo a la que
de las jaulas, de los h á b i t o s . Una mujer es
t e n í a n los r o m á n t i c o s franceses como Musset y
siempre un olvido de otras cosas; John no
Gautier: la mujer es un bibelot,
parece haber meditado la i n c i t a c i ó n goethiana
llevarse a los labios y olvidar apenas se le
a alcanzar lo universal por lo particular. Una
acaba el perfumado té. Y como Fanny Brawne
claustrofobia atroz lo gana desde el vamos.
no es diferente
Se quiere solo, es decir, disponible, es decir,
m á s terrible para Keats que enamorarse. Su
de esa imagen,
tacita china para
nada p o d í a ser
con todos y todo. ¡ L o dice tan claramente a
lucidez le d u r a r á lo suficiente para advertir que
r e n g l ó n seguido! " D í a a dia, a medida que mi
se ha enamorado de quien, por su c o n d i c i ó n
i m a g i n a c i ó n se fortalece, siento que no s ó l o
misma de mujer, de la manera en que él la
vivo en este mundo sino en otros mil... De
entiende, va a luchar por arrancarlo dulcemen-
acuerdo con mi estado de á n i m o estoy con
te de su mundo total, de la p o e s í a . Sin querer-
Aquiles gritando en el combate, o con Teocrito
lo, sin p r o p o n é r s e l o , con la inocencia del gato
en los valles de Sicilia... Me diluyo en el aire
c o m i é n d o s e al canario, Fanny le va a exigir que
con una voluptuosidad tan delicada que me
sea otra cosa que lo que es.
alegra estar solo..."
Quiere estar solo para que los habitantes de
Sí, estaba equivocado sobre las mujeres,
pero admitamos que las que anduvieron por
su mundo lo invadan sin esfuerzo, se lo lleven
su vida no p o d í a n ayudado a salir de esa
consigo al poema que s e r á el gran juego, la
s u b e s t i m a c i ó n de la femineidad en el plano
oneness.
espiritual. Basta pensar en Pushkin, inescru-
Con Supervielle p o d r í a decir:
que
e t c é t e r a ; "Una de las causas [de que el libro
posee a una mujer tras otra en una alucinada
se venda poco] es que las damas se ofenden.
puloso
y
sexualmente
incontrolado,
realizada;
P e n s á n d o l o bien, estoy seguro de no haber
con un á m b i t o mucho mayor que el de Keats,
dicho nada con i n t e n c i ó n de disgustar a una
tampoco r e e n c o n t r a r á a la "diosa" de las ado-
mujer a quien quisiera agradar; pero existe en
p e r s e c u c i ó n de cierta idea j a m á s
mis libros la tendencia a colocar a las mujeres
lescencias r o m á n t i c a s .
T a m b i é n Pushkin se debate en salvaguarda
de
una
libertad que el
estrecho
horizonte
junto a las rosas y las golosinas; nunca se ven
dominantes." (Agosto de 1820.)
A q u í y a l l á , las cartas recogen este divorcio
femenino le coarta. Libertad para amar a otras
mujeres, jugar, irse por a h í -libertad de todas
de
maneras. Y t a m b i é n para su p o e s í a - ; "No te
John de un modo casi pueril. De pronto corta
belleza y plenitud interior que resiente a
i m a g i n a r í a s nunca -le escribe a un a m i g o - , lo
por lo sano (eran los d í a s en que Fanny lo
alegre que resulta escapar de casa de nuestra
a b s o r b í a ) y en lo que dice a sus hermanos
novia y ponerse a escribir versos..."* Y en v í s -
hay ya, para nosotros, un eco de la entablada
peras de su boda con Natalia Goncharova
lucha; "El s á b a d o . . . cenamos en casa de Mrs.
e s c r i b i r á un fragmento a u t o b i o g r á f i c o que, por
Brawne; no s u c e d i ó
contragolpe, ilumina el problema sordo y sin
adelante estoy resuelto a no gastar el tiempo
s o l u c i ó n del r o m á n t i c o frente a una realidad
con las damas, a menos que sean bonitas; de
que
lo contrario es perderlo i n ú t i l m e n t e . Me discul-
s ó l o en lo carnal coincide con su espe-
nada de particular. En
p a r é y no i r é a (reuniones) donde no haya
ranza.**
(Curioso el caso de Shelley, para quien la
alguna criatura bella entre los presentes, y
mujer no representa nunca c o a c c i ó n ni restric-
donde la ú n i c a d i s t r a c c i ó n consista en (cam-
c i ó n ; cuando lo es, como en el caso de Harriet
biar cumplidos)... cosas ni siquiera lo bastan-
Westbrook, é l se aparta con la misma delibe-
te aburridas como para mantenerlo a uno des-
r a c i ó n que pone en todas sus grandes deci-
pierto. Para c o n v e r s a c i ó n amable tengo la lec-
siones. Una mujer como Mary Wollstonecraft
tura; si mis ojos no encuentran alimento, no
e s t á muy por encima de una Fanny Brawne;
a s i s t i r é a ninguna de esas comidas... "(6-12¬
pero es que a d e m á s
educación
Shelley e m p r e n d í a
de sus mujeres, las
la
maleaba y
e s c u l p í a como un P i g m a l i ó n godwiniano - l o
1818,
4-1-1810) P o d r í a ser Pushkin o Musset
el que escribe estas l í n e a s .
Cuando
la hora de Fanny
Brawne
haya
que no entraba en las posibilidades de Keats,
sonado para John, é l s a b r á que la d i s t i n c i ó n
para quien toda enseñanza
entre cuerpo y alma, entre placer y amor,
parece ser, oscu-
ramente un e n g a ñ o . )
Limitado lamentablemente
a su
pequeño,
esa
d i s t i n c i ó n que tan d i a l é c t i c a m e n t e bus-
demasiado p e q u e ñ o circulo, John cae en un
c ó establecer Gide en El inmoralista
comprensible
la semilla
sofisma
de
generalización.***
no muere,
y en Si
ese salvar un erotismo
La mujer d e b e r í a ser algo m á s que hermosu-
al estado puro de la entrega sentimental y
ra,
moral que el amor e n t r a ñ a ,
algo m á s que bordados y Clementi
al
piano. "Todo esto -sigue diciendo en la carta
que
c i t á b a m o s - , combinado con mi o p i n i ó n
cede y se disuelve en un solo, ú n i c o ser que de
acerca de la generalidad de las mujeres, a las
pronto e s t á a h í , tiene ojos de un color dado, y
que
considero como n i ñ a s , y antes les d a r í a
un timbre de voz, y una manera de alzar la
una ciruela que mi tiempo libre..." Y en agosto
mano y volver la cabeza sobre el hombro. C o n
de 1820, a medio a ñ o de la muerte, afirma a
Fanny, el precario edificio de las resoluciones a
p r o p ó s i t o de la p u b l i c a c i ó n de Lamia,
priori se viene limpiamente abajo. John sucum-
Isabella,
be como cualquiera: se abre una puerta, entra
• Cf. Henri Troyat, Poushkine, II, pág. 146.
·· Ob. cil..», pág. 134.
" · Los tres sonetos acerca de la mujer, incluidos en el volumen de
1817, contienen ya, elegantemente disimulado por la retórica de ese
tiempo, el germen de la desilusión. En el segundo de ellos se dice
que la belleza femenina atrae irresistiblemenre al poeta, aunque sus
poseedoras carezcan de todo mérito, modestia y virtudes. Pero
wtien I mark
Sucti ctiarms with mild intelligence shine
My ear is open like a greedy shark
To catch the tunings of a voice divine.
(,, cuando veo / encantos tales brillar con gentil inteligencia / mi oído
se abre como tiburón voraz / para apresar las melodías de una voz
divina.)
alguien, a d i ó s libertad. Placer, e s p í r i t u , alimento de los ojos, c u á n t a
palabra inútil cuando
basta decir Fanny.
Entonces, en esa hora que hace la felicidad
del hombre de la ciudad, el poeta despierta
una vez m á s en Keats y gime. Afuera e s t á la
noche, hermosa y necesitada; en su memoria
habitan los recuerdos como peces, pero no se
puede bajar a las piscinas cuando todo es pre-
Visión de Endymion, óleo de John Poynter
senda amorosa y obsesiva. Lentamente, con
objeto; alrededor de é l , m á s a l l á , un mundo
la estatuaria v i b r a c i ó n de las figuras de Paollo
amenazado de olvido le hace s e ñ a s , lo llama,
Uccello, el combate empieza en el centro mis-
se lamenta. En el p e q u e ñ o , perfecto cristal
mo de la dicha. John sabe que su felicidad es
que sostiene entre las manos ve brillar, como
m á s intensa porque e s t á agolpada en un solo
ecos de luz r e c l a m á n d o l o , la totalidad inevita-
JORGE LUIS BORGES*
EL RUISEÑOR
DE KEATS
la
parecer, es t a m b i é n una falla
se refiere al r u i s e ñ o r que can-
p o e s í a lirica de Inglaterra no
p o é t i c a , Keats opone a la fu-
taba en ese momento, sino a
o l v i d a r á n la Oda a un
la especie."
Quienes lian frecuentado
ruiseñor
gacidad de la vida humana,
que John Keats, t í s i c o , pobre
por la que entiende la vida del
Cinco d i c t á m e n e s de cinco
y acaso infortunado en amor,
individuo, la permanencia de
c r í t i c o s actuales y pasados he
compuso
en
Hampstead,
un j a r d í n
a
la
edad
de
la vida del p á j a r o , por la que
recogido;
de
entiende
todos el menos vano es el de
la
vida
de
la
es-
entiendo
que
de
v e i n t i t r é s a ñ o s , en una de las
pecie." En 1895, Bridges repi-,
la
noches del mes de abril de
t i ó la denuncia: F. R. Leavis la
well, pero niego la o p o s i c i ó n
1819.
norteamericana
Amy
Lo-
Keats, en el j a r d í n sub-
a p r o b ó en 1936 y le a g r e g ó el
que
urbano, o y ó el eterno r u i s e ñ o r
escolio; "Naturalmente, la fa-
efímero
de Ovidio y de Shakespeare y
lacia incluida en este concep-
che y el r u i s e ñ o r g e n é r i c o . La
s i n t i ó su propia mortalidad y
to
del
clave, la exacta clave, e s t á , lo
la c o n t r a s t ó con la tenue voz
sentimiento
prohijó...
sospecho, en un p á r r a f o me-
imperecedera
del
Keats, en la primera
pájaro.
había
que
Keats
invisible
escrito
el poeta debe dar poe-
sías
naturalmente,
árbol
da
como
el
hojas; dos o tres
horas le bastaron para producir
esas
páginas
de
inago-
table e insaciable hermosura,
que
apenas l i m a r í a
después;
su virtud, que yo sepa, no ha
sido discutida por nadie, pero
sí la i n t e r p r e t a c i ó n .
El nudo
del problema e s t á en la p e n ú l tima estrofa.
El hombre cir-
prueba
la
intensidad
que la
estrofa
de su poema, h a b í a llamado
dríade
en é l se postula entre el
r u i s e ñ o r de esa no-
tafisico de Schopenhauer, que
no l e y ó nunca.
al r u i s e ñ o r ; otro c r í t i c o ,
La
Oda a un ruiseñor
data
Garrod, seriamente a l e g ó ese
de 1819; en 1844 a p a r e c i ó el
epíteto
segundo volumen de El
en
para dictaminar
que
la s é p t i m a , el ave es in-
do como
mortal porque es una d r í a d e ,
tación.
una divinidad de los bosques.
lee:
Amy
ceridad
Lowell e s c r i b i ó con me-
voluntad
y
mun-
represen-
En el c a p í t u l o 41 se
" P r e g ú n t e m e n o s con sinsi
la golondrina
de
jor acierto; "El lector que ten-
este verano es otra que la del
ga una chispa de sentido ima-
primero y si realmente
ginativo o p o é t i c o
in-
las dos el milagro de sacar
mediatamente que Keats no
algo de la nada ha ocurrido mi-
intuirá
entre
cunstancial y mortal se dirige
llones de veces para ser burla-
al p á j a r o , "que no huellan las
do
hambrientas generaciones" y
cuya voz, ahora, es la que en
campos de Israel, una antigua
tarde, o y ó Ruth la moabita.
En
Keats,
su
monografía
publicada
en
otras
tantas
por
la ani-
q u i l a c i ó n absoluta. Quien me
Jorge Luis
Borges
oiga asegurar que ese gato
que
e s t á jugando a h í es el
mismo que brincaba y que traveseaba
en ese lugar
hace
sobre
trescientos
1887,
m í lo que quiera, pero locura
años
pensará
de
Sidney Colvin (corresponsal y
m á s e x t r a ñ a es imaginar que
amigo de Stevenson) p e r c i b i ó
fundamentalmente es otro." Es
o i n v e n t ó una dificultad en la
decir, el individuo es de a l g ú n
estrofa de que hablo. Copio
modo la especie, y el r u i s e ñ o r
su curiosa d e c l a r a c i ó n : "Con
de
un error de l ó g i c a , que a mi
s e ñ o r de Ruth.
Jorge Luis Borges, Prosa
completa,,
Editorial Bruguera, S.A., Barcelona, 1980.'
Volumen 2, 544 pp.
:
injusticia, pudo escribir: "No
Keats es t a m b i é n
el rui-
Keats, que, sin exagerada
s é nada, no he l e í d o nada",
a d i v i n ó a t r a v é s de las p á g i -
Ock ham, entia non sunt multiplicanda praeter
necessitatem
permite o prefigura el no menos taxativo esse est percipi.
Los hombres, dijo Coleridge,
nacen aristotélicos o platónicos; de la mente inglesa cabe
afirmar que nació aristotélica.
Lo real, para esa mente, no
son los conceptos abstractos,
sino los individuos; no el ruiseñ o r g e n é r i c o , sino los ruis e ñ o r e s concretos. Es natural,
es acaso inevitable, que en
Inglaterra no sea comprendida
rectamente la Oda a un ruiseñor.
Amy Lowell
nas de a l g ú n diccionario escolar el e s p í r i t u griego; sutilísima prueba de esa adivin a c i ó n o r e c r e a c i ó n es hiaber
intuido en el oscuro r u i s e ñ o r
de una noche el r u i s e ñ o r plat ó n i c o . Keats, acaso incapaz
de definir la palabra
arquetipo, se a n t i c i p ó en un cuarto
de siglo a una tesis de Schopenhauer.
Observa Coleridge que todos los hombres nacen arist o t é l i c o s o p l a t ó n i c o s . Los últimos sienten que las clases,
las ó r d e n e s y los g é n e r o s son
realidades; los primeros, que
son generalizaciones; para
é s t o s , el lenguaje no es otra
cosa que un aproximativo juego de s í m b o l o s ; para a q u é l l o s
es el mapa del universo. El
Aclarada a s í la dificultad, p l a t ó n i c o sabe que el univerqueda por aclarar una segun- so es de a l g ú n modo un cosda, de muy diversa índole. mos, un orden; ese orden,
¿ C ó m o no dieron con esta in - para el a r i s t o t é l i c o , puede ser
t e r p r e t a c i ó n evidente Garrod y un error o una f i c c i ó n de
Leavis y los otros?* Leavis es nuestro conocimiento parcial.
profesor de uno de los cole- A t r a v é s de las latitudes y de
gios de Cambridige -la ciudad las é p o c a s , los dos antagoque, en el siglo xvii, c o n g r e g ó nistas inmortales cambian de
y dio nombre a los
Cambridge dialecto y de nombre; uno es
Platonists-;
Bridges e s c r i b i ó P a r m é n i d e s , P l a t ó n , Spinoza,
un poema p l a t ó n i c o titulado Kant, Francis Bradley; el otro,
The Fourth Dimension;
la me- H e r á c l i t o , A r i s t ó t e l e s , Locke,
ra e n u m e r a c i ó n de estos h e - Hume, William James. En las
chos parece agravar el enig- arduas escuelas de la Edad
ma. Si no me equivoco, su ra - Media, todos invocan a Arisz ó n deriva de algo esencial en tóteles, maestro de la humana
r a z ó n {Convivio, iv, 2), pero los
la mente t>ritánica.
nominalistas son A r i s t ó t e l e s ;
* A los que habría que agregar el genial poe - los realistas. P l a t ó n . El nomita Vt/illiam Butler Yeats que, en la primera
nalismo inglés del siglo xiv
estrofa de Sailing to Byzantium, habla de las
resurge en el escrupuloso
"murientes genereraciones" de pájaros, con
idealismo inglés del siglo xviii;
alusión deliberada o involuntaria a la Oda.
Véase T. R, Henn: The Lonely Tower, 1950, la e c o n o m í a de la f ó r m u l a de
pág.211.
Que nadie lea una reprobación o un d e s d é n en las anteriores palabras. El inglés rechaza lo g e n é r i c o porque
siente que lo individual es
irreductible,
inasimilable e
impar Un e s c r ú p u l o é t i c o , no
una incapacidad especulativa, le impide traficar en abstracciones, como los alema nes. No entiende la Oda a un
ruiseñor,
esa valiosa incomp r e n s i ó n le permite ser Locke, ser Berkeley y ser Hume,
y redactar h a r á setenta a ñ o s ,
las no escuchadas y p r o f é t i cas advertencias del
Individuo contra el Estado.
El ruiseñor, en todas las
lenguas del orbe, goza de
nombres melodiosos {nightingale, nachtigall,
usignolo),
como si los hombres instintivamente hubieran querido que
é s t o s no desmerecieran del
canto que los m a r a v i l l ó . Tanto
lo han exaltado los poetas
que ahora es un poco irreal;
menos a f í n a la calandria que
al á n g e l . Desde los enigmas
sajones del Libro de Exeter
("yo,
antiguo cantor de la
tarde, traigo a los nobles aleg r í a en las villas"), hasta la
t r á g i c a Atalanta
de Swinburne, el infinito r u i s e ñ o r ha cantado en la literatura b r i t á n i c a ;
Chaucer y Shakespeare lo
celebran, Milton y Matthew
Arnold, pero a John Keats
unimos fatalmente su imagen
como a Blake la del tigre.
ODA A UN RUISEÑOR
(Fragmentos)
M e considero esencialmente un lector. Como
saben ustedes, me he atrevido a escribir; pero
creo que lo que he leído es mucho más importante que lo que he escrito. Pues uno lee lo
que quiere, pero no escribe lo que quisiera,
sino lo que puede.
Mi memoria me devuelve a una tarde de
hace sesenta años, a la biblioteca de mi padre
en Buenos Aires. Estoy viendo a mi padre;
veo la luz de gas; podría tocar los anaqueles.
Sé exactamente dónde encontrar Las mil y
una noches
de Burton y La conquista
del
Perú
de Prescott, aunque la biblioteca ya no exista.
Vuelvo a aquella vieja tarde suramericana y
veo a mi padre. Lo estoy viendo ahora mismo
y oigo su voz, que pronuncia palabras que yo
no entendía, pero que sentía. Esas palabras
procedían de Keats, de su Oda a un ruiseñor.
Las he vuelto a leer muchas veces, como ustedes, pero me gustaría repasarlas de nuevo.
Creo que le gustará al fantasma de mi padre,
si está cerca.
Los versos que recuerdo son los que en este momento les vienen a ustedes a la memoria:
Thou wast not born for death, immortal Bird!
No hungry generations tread thee down;
The voice I hear this passing night was heard
In ancient days by emperor and clown:
Perhaps the self-same song that found a path
Through the sad heart of Ruth, when, sick for
[home,
She stood in tears amid the alien corn.
^Jorge Luis Borges, Arte poètica (seis conferencias), Editorial Critica,
Karcelona, 2001,184 pp.
( T ú no has nacido para la muerte, ¡ i n n í t d | ^ ^ ^ |
No han de pisotearte otras gentes h a m b r i e n t á | ^
la voz que oigo esta noche fugaz es la que
[oyeron
en los dias antiguos el labriego y el rey;
q u i z á este mismo canto se a b r i ó camino al trisfi
c o r a z ó n de Ruth, cuando, con nostalgia de
fl
[hogsfl
llorando se detuvo en el trigal ajeno.)
Pienso que hay eternidad en la b e l l e z a ^ ^ ^ ^ ^
en'mirilP
por supuesto, es lo que Keats tenía
cuando escribió "A thing of beauty is a joy forever" ("Lo bello es gozo para siempre"). Aceptamos este verso, y lo aceptamos como una
especie de verdad, como una especie de fórmula. Alguna vez tengo el coraje y la esperanza suficientes para pensar que puede ser
verdad; que, aunque todos los hombres escriben en el tiempo, envueltos en circunstancias y accidentes y frustraciones temporales,
es posible alcanzar, de algún modo, un poco
de belleza eterna.
JORGE LUIS BORGES*
A JOHN KEATS
(1795-1821)
Desde el principio hasta la joven muerte
La terrible belleza te acechaba
Como a los otros la propicia suerte
O la adversa. En las albas te esperaba
De Londres, en las páginas casuales
De un diccionario de mitología,
En las comunes dádivas del día.
En un rostro, una voz, y en los mortales
Labios de Fanny Brawne. Oh sucesivo
Y arrebatado Keats, que el tiempo ciega.
El alto ruiseñor y la urna griega
Serán tu eternidad, oh fugitivo.
Fuiste el fuego. En la pánica memoria
No eres hoy la ceniza. Eres la gloria.
íüi
Ï Luis Borges, El oro de los tigres, Emecé Editores. S.A., Buenos Aires. 1972, 174 pp.
OSCAR WILDE*
LA TUMBA DE
KEATS^
cierto Cayo Cestio, noble ro-
El nombre del joven poeta in-
la
mano de escasa notoriedad,
g l é s es John Keats.
Puerta de San Paolo, el pri-
que m u r i ó por el a ñ o 30 antes
mer objeto con que tropieza la
de Jesucristo.
Cuando
por
la
se entra
Via
en
Ostlensis
Roma
y
mirada es una p i r á m i d e
Lord Houghton llama a este
cementerio "uno de los m á s
bellos
parajes
que
puedan
de
Pero aunque no podamos
m á r m o l que se alza muy cer-
ya interesarnos por el difunto
encontrar la mirada y el cora-
ca, a la izquierda.
que
zón
Hay muchos obeliscos egip-
yace en una
magnífica
soledad debajo de esa p i r á m i -
del hombre", y Shelley
dijo de é l que "se e n a m o r a r í a
altas agujas
de, y que es conocido ú n i c a -
uno de la muerte al s ó l o pen-
serpentiformes de rojo barro,
mente en el Universo por su
samiento de ser enterrado en
salpicadas de e x t r a ñ o s carac-
tumba,
semejante lugar".
teres que nos recuerdan las
siempre dilecta a los hombres
Y, realmente, cuando vi las
columnas de fuego que guia-
de habla inglesa, porque, de
violetas, las margaritas y las
cios en Roma,
esta
pirámide
será
ron a los hijos de Israel por el
noche, su sombra se extiende
adormideras que c u b r í a n
desierto a su salida del p a í s de
sobre la tumba de un escritor
tumba, r e c o r d é que el poeta
los
que
al mismo nivel de
difunto h a b í a dicho una vez a
asombro a ú n se siente al con-
Spenser, de Shakespeare, de
un amigo suyo que el placer
templar esta p i r á m i d e desnu-
Byron, de Shelley y de Eliza-
m á s intenso que h a b í a expe-
da, en forma de c u ñ a , que se
beth Barret Browning, en el
rimentado nunca en su vida
levanta a q u í , en esta ciudad
gran
italiana, intacta en medio de
cantores de Inglaterra.
Faraones; pero
mayor
las ruinas y de los restos del
está
la
En
cortejo
de
los
dulces
efecto, en su base se
h a b í a sido el de ver crecer las
flores, y que, en otra o c a s i ó n ,
d e s p u é s de haber permaneci-
tiempo, y que parece m á s ve-
extiende, en suave y verde
do
tusta que
pendiente, el paraje llamado
i n m ó v i l , h a b í a murmurado con
la
propia Ciudad
durante un rato tendido,
Eterna, como una terrible im-
Antiguo
Cementerio Protes-
un e x t r a ñ o presentimiento de
pasibilidad petrificada.
tante, y en é l se ve una tumba
su muerte prematura: "Siento
de aspecto vulgar, que lleva la
las flores crecer sobre m í . "
A s í , en la Edad Media, se la
consideraba
como
sepulcro
siguiente i n s c r i p c i ó n :
de Remo, que fue degollado
Pero esta
piedra gastada
por el tiempo y estas flores sil-
por su propio hermano a r a í z
AQUÍ REPOSA TODO CUANTO
de la f u n d a c i ó n de la ciudad:
DE MORTAL HABÍA EN UN
hasta tal punto parece anti-
JOVEN POETA INGLÉS QUE EN
tan
gua
SU LECHO DE MUERTE, EN LA
m á s que en parte alguna, en
y misteriosa; pero hoy,
cosa q u i z á lamentable, estamos
m á s exactamente infor-
mados
sobre ese
punto, y
sabemos que es la tumba de
AMARGURA DE SU CORAZÓN,
ros recuerdos^ de un hombre
esta
grande como
ciudad
de
Keats,
Roma,
y
que
PIDIÓ QUE SE GRABARAN
SOBRE SU LOSA FUNERARIA
ESTAS PALABRAS:
AQUÍ YACE UN HOMBRE CUYO
• Osear Wilde. Obras completas, traducción
de Julio Gómez de la Serna, Aguilar, S.A. de
Ediciones. Ivladrid. 1967. 1328 pp.
' Insti Monthly, julio de 1877.
vestres no son m á s que m í s e -
NOMBRE FUE ESCRITO SOBRE
EL AGUA
24 DE FEBRERO DE 1821
' Una persona, animada por las mejores
intenciones tía colocado, respetuosa, sobre el
muro del cementerio, una lápida de mánnol '
que lleva en un medallón el retrato de Keats,
visto de perfil, y algunos versos mediocres.
La cara es fea, casi como una tioja de cuchillo, con abultados labios sensuales, sin ningún parecido con los rasgos del poeta, que
era muy hermoso, "Su fisonomía —dice una
C rave
JfiU
IJUQJ
urtai
of.
YOUNG ENGLISH POET
W/ÎO.
on ku
at flit MaiUioii/
Ilt^tf,
'i^over
tnoraittn
cf
(t-
on-
(Sitntf^
3omê
^üftoof
Here lies One
'hoseNamewas writ mNAéíei
tantos tiomenajes rinde a sus
digno de un noble monumen-
todo, el suelo que hollamos
muertos, y en la que papas,
to. En su parte posterior está
es la propia Roma!
emperadores, santos y car-
dominado por la p i r á m i d e gris,
Y en pie, junto a la mezqui-
denales, yacen ocultos
s í m b o l o de la edad del mundo,
na tumba de aquel divino ado-
en
"matrices de p ó r f i d o " , o tendi-
y lleno de los recuerdos de las
lescente, me lo i m a g i n é como
dos en b a ñ e r a s de jaspe, cal-
esfinges, de la tioja de loto y
un sacerdote de la Belleza
cedonia y malaquita, cente-
de las glorias del antiguo Nilo.
inmolado prematuramente; y
lleantes de piedras y metales
Delante veo el Monte Tes-
la v i s i ó n del San S e b a s t i á n
preciosos, y que son objetos
tacelo, construido, dicen, con
del Guido a p a r e c i ó ante mis
de un oficio religioso incesan-
los cascos de las á n f o r a s en
ojos, tal como lo vi en Geno-
te.
que
va; un adolescente hermoso y
Pues el sitio es nobilísimo y
dama que lo vio en uno de los cursos de
Hazzlitt— ha quedado grabada en mi espíritu
como notable por su belleza y su animación;
por su expresión se hubiera dicho que contemplaba algún magnifico espectáculo." Y
ésta es la ¡dea que Severn da de él en el retrato que le hizo Aun el estilizado boceto, trazado a pluma y lápiz por Haydon, vale más que
esta "calumia en mámnol" que espero no tardará en ser an-ancada. Creo que la mejor
manera de representar al poeta seria un busto
policromado, como el del joven raja de
Kulapur, de Florencia, que es una obra de arle
llena de encanto y de vida. (Nota de Wilde.j
todas las naciones de
Oriente y de Occidente apor-
moreno, de cabellera espesa
taban su tributo a Roma, y a
y rizosa, de labios rojos, a
escasa distancia de allí, en la
quien sus enemigos h a b í a n
ladera de la colina, bajo el
atado a un á r b o l , y que, aun
muro de Aureliano, se yer-
traspasado de flechas, alzaba
guen unos largos y afilados
los ojos llenos de divina ex-
cipreses, parecidos a antor-
p r e s i ó n apasionada hacia la
ctias consumidas, para s e ñ a -
eterna belleza de los cielos
lar el sitio donde está sepulta-
que se a b r í a n .
do, bajo tierra, el c o r a z ó n de
Y entonces mis pensamien-
Shelley, aquel " c o r a z ó n de co-
tos tomaron por sí mismos la
razones", ly por encima de
forma de versos:
OSCAR WILDE
HEU MISERANDE PUER!
Liberado de la injusticia del mundo y de su pena,
descansa al fin bajo el azul velo de Dios;
arrebatado a la vida mientras la vida y el amor eran nuevos,
el más joven de los mártires aquí reposa.
Bello como Sebastián, y como él indignamente muerto.
Ningún ciprés sombrea su tumba, ningún tejo fúnebre;
pero las margaritas de rojos labios, las violetas
[empapadas de rocío
y las soñolientas adormideras apresan la lluvia del
[anochecer.
¡Oh el más altivo corazón que rompió la desdicha!
¡Oh el más triste poeta que el mundo haya visto!
¡Oh el más dulce cantor de la tierra inglesa!
Tu nombre fue escrito con agua sobre la arena,
pero nuestras lágrimas conservarán verde tu recuerdo;
y lo harán florecer como un albahaca.
(1a, versión)
>
LA TUMBA DE KEATS
Liberado de la injusticia del mundo y de su dolor,
reposa al fin bajo el azul velo de Dios;
l(||||fBS
arrebatado de la vida cuando la vida y el amor eran nuevos
aquí yace el más juvenil de los mártires,
f
1
^
I
"!
»
bello como Sebastián, y tan precozmente asesinado.
Ningún ciprés sombrea su tumba, ningún tejo funeral,
sino dulces violetas llorando con el rocío,
tejiendo sobre sus huesos una guirnalda siempre florida.
¡Oh el más altivo corazón que rompió la desgracia!
¡Oh los más dulces labios después de los de Mitilene!
¡Oh poeta pintor de nuestra tierra inglesa!
Tu nombre fue escrito en el agua... y perdurará;
y lágrimas como las mías mantendrán verde tu recuerdo,
como hicieron las de Isabella con su albahaca.
( 2 a , v e r s i ó n , definitiva)
PERCY Β . SHELLEY*
PROLOGO
Φάρμακον
ri\de,
núJs rey rois
Bta-t", ποτΙ
σον στόμα,
φάρμακου
χ ί ι λ ί σ σ ι ΤΓΟΤΈΟΡΑ,μξ, κούκ
7) δοΰναί λαλΰοντί
ΤΟ φαρμακον;
ΐκφνγβν
tîSes.
έ-)\υκάΐ'θη;
ωΰάν.
Mosco Epitatio 3 θιοη
( L l e g ó el veneno a tu boca, oh B i ó n , y t ú sentiste el
v e n e n o . ¿ C ó m o pudo acercarse a esos labios sin
endulzarse? ¿ Q u é mortal fue tan desalmado para prepararlo
o para d á r t e l o a tus instancias? Se ha hurtado a mi canto).
Es
mi intención
acompa-
ñ a r a la e d i c i ó n
londinen-
se
d e este
poema
una
romántico
los
cementerio
Protestantes
ciudad,
bajo
de
de esa
la
pirámide
moria
menos
nota crítica s o b r e los títu-
q u e e s la t u m b a d e C e s t i o
que
los q u e p u e d e n
y las macizas
para
alegarse
contar al lamentado
objeto
d e misversos c o -
torres,
versos,
delicado
hermoso.
estos
no era
y
Y
frágil
donde
y
abundan lasorugas,
y
mo asombrarse d eque su
q u e for-
flor j u v e n i l s e a g o t a r a e n
murallas
hoy desoladas
desmoronadas,
he dedicado
indignos
L a salvaje
maban
d e m á s alto g e n i o q u e h a
Roma
ornado nuestra época. M i
terio e s u ne s p a c i o
conocida repugnancia por
entre
los e s t r e c h o s principios d e
invierno d evioletas y m a r -
m á s violento d e los efec-
gusto
garitas.
tos
segijn
de
los cuales
modeladas
s u s primitivas
varias
com-
p o s i c i o n e s , p r u e b a , p o r lo
menos,
fragmento
como
cuanto
nunca
de
inferior
haya
Hyperion
a nada
de
producido
u n escritor
d e los
John
Keats
murió
d e consunción,
en
a
los v e i n t i c u a t r o a ñ o s , e l 2 3
de
febrero
cubierto e n
U n o amaría
pensando
ser enterrado
la
persona
a
de su
en un
Endymion,
q u e a p a r e c i ó e n la
terly
Review,
en
en po- mente;
su
la
originada
Quar-
produjo
el
susceptible
agitación
terminó
así
e n la
ruptura d e u n a arteria pul-
El g e n i o d e la l a m e n t a da
crítica
cuya m e -
monar;
a ella
siguió u n a
rápida consunción, y el reconocimiento
ulterior
de
sus facultades, hecho p o r
algunos
críticos
m á s sin-
ceros d e verdadera
gran-
d e z a , fue ineficaz para c u -
mismos años.
Roma,
ruinas,
abierto
lugar tan dulce.
q u e soy un juez
imparcial. N o considero el
antigua. El c e m e n -
muerte,
der
d e la
pleno capullo?
m o a u n o d e los escritores
fueron
el contorno
¿có-
de 1821;fue
rar
la
herida
que tan
i m p e r d o n a b l e m e n t e le h a b í a sido infligida.
Se
dirá q u e e s o s
seres
e n t e r r a d o e n el solitario y
d e s p r e c i a b l e s n o s a b e n lo
' Percy Β. Shelley. Adonais y otros poemas
breves, traducción, prólogo y notas de
Vicente Gaos. Colección Austral. EspasaCalpe. Argentina, S.A., Buenos Aires, 1954,
146 pp.
q u e hacen. L a n z a n sus insultos y s u s c a l u m n i a s sin
tener
e n cuenta
si s u s
envenenadas
se
q u e s e d e s a r r o l l ó la ú l t i m a
g u i d o d e s u ilustre
clavan e n un corazón e n -
flechas
e s c e n a d e la v i d a d e l p o -
a n i m a r la c r e a c i ó n d e
callecido a fuerza d e
bre
pincel y d e f e n d e r su n o m -
gol-
Keats
no
me
fueron
pes, o e n uno, c o m o el d e
conocidas
Keats,
E l e g í a e s t a b a lista p a r a la
de
más
sensible
hasta
que
la
m a t e r i a . U n o d e los c ó m -
imprenta.
plices e s , a mi
n o c e r q u e la h e i d a q u e s u
entender,
He
dado
u n o d e los c a l u m n i a d o r e s
sensitivo
más
d e la c r í t i c a d e
ruines
y
sin
princi-
p i o s . ¿ E r a e l Endymión
un
e s p i itu
se agravó
a
co-
recibió
Endymión
por el
amargo
poema, cualesquiera pue-
sentimiento de
dan ser sus defectos, para
n o r e c o m p e n s a d o s . Al p a -
ser
tratado
mente
por
desdeñosaquienes
han
celebrado, en diversos to-
recer, nuestro p o b r e
go
nos de panegírico y c o m -
nos
man,
y A Syrian
abucheado
amien
por
aquellos
en
la
melos
y
Wo-
c u a l e s m a l g a s t ó la p r o m e -
Tale,
y a
sa
Mrs. Lefanu, y a Mrs. Barret, y a M r
fue
e s c e n a d e la v i d a n o
placencia,
París
beneficios
Howard
Pay-
de
su genio,
que
a q u e l l o s s o b r e los
por
cuales
d e r r o c h ó s u solicitud y su
n e , y a u n a l a r g a lista d e
fortuna. F u e
ilustres o s c u r o s ? ¿ N o s o n
a R o m a y atendido en
é s o s los h o m b r e s q u e , e n
última e n f e r m e d a d por M r
su
S e v e r n , j o v e n a r t i s t a d e la
venal
benevolencia,
atreviéronse a
establecer
u n p a r a l e l o e n t r e el
Mr. M i l m a n y Lord
¿Qué
mosquito
Rev.
Byron?
se
les
acompañado
su
m á s alta p r o m e s a , q u e s e gún
es
sabido,
"arriesgó
casi su propia vida y sacrificó t o d o plan p a r a a t e n d e r
atosiga d e s p u é s d e haber
infatigablemente a su a m i -
tragado
go moribundo". Si yo
tanto
camello?
hu-
¿Contra qué mujer cogida
biera
esas
cir-
e n a d u l t e r i o o s a n la m a y o -
cunstancias antes de
ha-
ría d e e s o s literatos prosti-
ber terminado mi
tuidos
piedra
h u b i e r a i n t e n t a d o s u m a r el
lanzar
oprobiosa?
su
¡Ah,
conocido
poema,
misera-
débil tributo d e mi a p l a u s o
ble! T ú , tan ruin, h a s muti-
a la r e c o m p e n s a m á s s ó l i -
lado
d a q u e el h o m b r e virtuoso
imperdonablemente
a u n o d e los m á s
e j e m p l a r e s d e la
de
nobles
hechura
Dios. Ni te servirá
excusa que, siendo
eres
un
asesino,
hablado palabras
como
puñales,
de
como
hayas
afiladas
pero
sin
usar ninguno.
Las
circunstancias
e n c u e n t r a e n el
recuerdo
de
sus
motivos.
Mr
Severn
ciar
a
propios
puede
una
renun-
recompensa
" d e la m i s m a m a t e r i a
los s u e ñ o s " . S u
es
un
áureo
que
conducta
augurio
de
éxito e n su futura carrera.
en
¡ P u e d a el espíritu inextin-
bre del Olvido!
amigo
su
PERCY BYSSHE SHELLEY
ADONAIS
Shelley
ADONAIS Y OTRAS
POESÍAS
III
M u r i ó Adonais y por su muerte lloro.
j M e l a n c ó l i c a madre, vela y llora,
Llorad por é l aunque el ardiente llanto
por Adonais, difunto, vela y llora!
no deshaga la nieve que le cubre.
Mas,
Y t ú , su hora fatal, la que escogida
tus encendidas l á g r i m a s y deja
¿ p a r a q u é ? En su ardiente lecho apaga
fue de los a ñ o s para que é l muriese,
a tu gimiente c o r a z ó n que guarde
despierta a tus oscuras c o m p a ñ e r a s ,
tan silencioso s u e ñ o como el suyo.
m u é s t r a l e s tu dolor y di; conmigo
Porque se fue, hundido en donde todas
m u r i ó Adonais y mientras que el futuro
las bellas cosas graves descendieron,
al pasado no olvide, su destino
no s u e ñ e s , ¡ a y ! , que el amoroso abismo
y su fama s e r á n eternamente
te lo devuelva al aire. No. La muerte
un eco y una luz para los hombres.
devorando su voz muda se r í e
de tu desesperanza y de la m í a ,
II
IV
Cuando Adonais m u r i ó di, ¿ d ó n d e estabas?
¿ E n d ó n d e estabas t ú , madre valiente,
T ú , la m á s musical lamentadora,
cuando tu hijo y a c í a traspasado
llora otra vez la muerte del poeta,
por el dardo que surca las tinieblas?
anciano, ciego, en vida abandonado,
¿ E n d ó n d e estabas t ú , perdida Urania?
cuando pisoteaban el orgullo
A l l á en su p a r a í s o , con los ojos
de su patria infeliz, cuando el tirano,
en l á g r i m a s , sentada entre los Ecos
el c l é r i g o y el pueblo la humillaban
vigilantes y mientras con suspiros
con sus sangrientos ritos de lujuria.
amorosos y blandos reanimaba
Al penetrar sin miedo en los oscuros
una de las ya marchitas m e l o d í a s ,
dominios de la muerte, su alma clara
con las que, como flores que se burlan
p e r m a n e c i ó reinando sobre el mundo,
del c a d á v e r , ornar y esconder quiso
hijo tercero de la luz gloriosa.
el futuro volumen de la muerte.
• Shelley. Adonais y otras poesias. colección Los grandes poetas, traducción de Manuel Altolaguirre y Antonio Castro Leal, Buenos Aires
1954,112 pp.
T ú , la m á s musical lamentadora,
A esa alta capital en donde reina
llora y gime otra vez porque no todos
con una corte pálida la muerte
a tan gran esplendor subir osaron;
s u b i ó y pagando con su aliento puro
y m á s felices los que conocieron
en la gloria c o m p r ó morada eterna.
su dicfia y cuya antorcfia brilla a ú n
R e t í r a t e de prisa. Mientras sea
en la noche del tiempo en que los soles
un azul d í a italiano el mejor cielo
han muerto; m á s sublimes los heridos
para su osario, mientras él repose
por la envidiosa c ó l e r a del hombre
en un s u e ñ o cubierto de r o c í o ,
o de los dioses, que derrumbaron
no le despiertes, no, porque es seguro
fundidos en su aurora refulgente.
que h a l l ó su plenitud en la gran calma
Y otros viven a ú n y van pisando
de su profundo y l í q u i d o descanso,
el sendero espinoso que conduce
porque todo lo malo dio al olvido.
a t r a v é s de los odios y fatigas
a la m a n s i ó n serena de la fama.
VI
VIH
Él no d e s p e r t a r á , ¡ay!, nunca, nunca.
Dentro, en la tenue c á m a r a se esparce
Tu m á s joven y amado n i ñ o ha muerto,
veloz la sombra de la blanca muerte
el de tu viudedad; c r e c i ó cual p á l i d a
y la invisible c o r r u p c i ó n espera
flor cultivada por doncella triste
en tal puerta dar fin a su camino
y nutrida con l á g r i m a s de amor
encontrando su turbia residencia.
inconsolable en lugar de r o c í o .
El ansia eterna e s t á sentada, pero
j T ú , la m á s musical lamentadora,
el terror y la l á s t i m a calmaron
llora de nuevo tu esperanza ú l t i m a !
su d e s t e ñ i d a rabia y no se atreve
Perdida e s t á la flor, sus mustios p é t a l o s
a devorar su v í c t i m a preciosa
murieron sin abrirse en la promesa
hasta que las tinieblas y los a ñ o s
de su fruto mejor El lirio amado
no acaben de correr sobre su s u e ñ o
quebrado duerme y la tormenta pasa.
la cortina mortal que ya le oculta.
IX
XII
¡ L l o r a d por Adonais! Los s u e ñ o s r á p i d o s ,
Otra luz se p o s ó sobre su boca
los pensares con alas de p a s i ó n ,
aquella boca fina, acostumbrada
huyeron en bandadas desde el vivo
a sorber un aliento que t e n í a
torrente que su e s p í r i t u n u t r í a ,
fuerza para adentrarse en los ocultos
e n s e ñ a n d o el amor como una m ú s i c a .
e s p í r i t u s y entrar al palpitante
No vuelan m á s ardiendo en la memoria
profundo c o r a z ó n , con brillo y m ú s i c a .
y perecen allí donde nacieron.
La h ú m e d a muerte sobre el yerto labio,
Lloran su triste p é r d i d a girando
e x t i n g u i ó sus caricias, meteoro
sobre su helado c o r a z ó n , en donde
a g ó n i c o que cruza la f r í a noche,
ya no r e c o b r a r á n fuerzas perdidas
manchando su corona en l u n á t i c a s
ni d e s p u é s de tan dulce pena nunca
luces y nieblas, tal r e c o r r i ó el p á l i d o
e n c o n t r a r á n de nuevo una morada.
cuerpo sin vida hasta el total eclipse.
XIII
C u á l , con sus manos temblorosas coge
Llegan t a m b i é n . . . deseos, homenajes,
su cabeza helada y lo abanica
aladas persuasiones y velados
con sus alas de luz lunar, clamando:
destinos, esplendores y tinieblas,
"Nuestro amor y esperanza, nuestra pena,
encarnaciones d é b i l e s de miedos
no m u r i ó , no; contempla en los sedosos
y esperanzas, y tenues f a n t a s í a s ;
p á r p a d o s de sus ojos doloridos,
el dolor con familia de suspiros;
como el r o c í o en una flor que duerme,
el placer, ciego de l á g r i m a s , guiado
una l á g r i m a quiera, desprendida
por el furor que daba su sonrisa
del c o r a z ó n de un s u e ñ o . " j Á n g e l perdido
moribunda en lugar de por ojos.
de un p a r a í s o en ruinas! Ay, no supo
Vinieron, ay, con una lenta pompa,
que era su propia l á g r i m a y sin rastro
con la pompa que arrastra en las corrientes
d e s v a n e c i ó s e igual que blanca nube
el o t o ñ a l desfile de las brumas.
que d e r r a m ó su lluvia lentamente.
XIV
XI
Todo lo que é l a m ó , lo que amoldado
C u á l , e n j u a g ó los delicados miembros
fue por su pensamiento, formas, tonos,
desde la urna de estelar r o c í o ,
perfumes y sonidos melodiosos,
y e m b a l s a m ó su cuerpo; c u á l cortaba
por Adonais g e m í a n . La m a ñ a n a
abundantes sus rizos en anademas
buscaba la atalaya de la aurora
como depositando una corona
y sus cabellos, h ú m e d o s de l á g r i m a s
engastada con perlas de su llanto;
que son gala del suelo, oscurecieron
c u á l , q u e b r a n t ó las flechas, r o m p i ó el arco,
los ojos claros que dan luz al d í a .
consciente del dolor que la o p r i m í a ,
Distante el trueno sordo se quejaba.
atajando con p é r d i d a m á s d é b i l
En un sopor inquieto, el o c é a n o
la p é r d i d a mayor y amortiguando
p á l i d o y a c í a . En las alturas
el fuego agudo contra el rostro f r í o .
sollozaban los vientos alocados.
Entre m o n t a ñ a s mudas recostada
El ruiseñor, hermana de tu alma,
Eco e s t á alimentando sus pesares
no se duele viuda de su amante,
con el recuerdo de baladas suyas.
no expresa su dolor con tanta m ú s i c a ;
No responde ni al viento ni a las fuentes
no el á g u i l a se queja cuando sube
ni a las amantes aves suspendidas
al impeho del sol, como s o l í a s
sobre la verde espuma de las ramas;
subir t ú mismo, no se queja, nutre
ni al cuerpo del pastor ni a la campana
su juventud con sangre de la aurora,
vespertina; ya que imitar no puede
clamando alrededor del vacuo nido;
sus labios, queridos m á s que aquellos
Albion gime por ti con mayor pena.
cuyos desdenes fallecer lo h a c í a n
Caiga la m a l d i c i ó n al asesino
oscureciendo todos los sonidos.
C a í n , sobre la frente del que, herida
Un l ú g u b r e murmullo es lo que oye
en tu pecho c a u s ó , expulsando el alma
el l e ñ a d o r mezclarse con sus cantos.
angelical su h u é s p e d de la tierra.
XVi
XVIII
La adolescente primavera, loca
¡Ay! ¡Ay de m í ! Que en el rodar del a ñ o
se v o l v i ó de dolor, f i n g i ó s e o t o ñ o ,
el invierno partió luego que vino,
lanzando al suelo cual marchitas hojas
pero no mi pesar, aunque los aires
los nuevos brotes. Si se fue su gozo,
y las corrientes con acentos dulces
¿el a ñ o hostil por q u i é n d e s p e r t a r á ?
goces remueven. Ya las golondrinas,
No tan querido a Febo fue Jacinto
las hormigas y abejas reaparecen;
ni Narciso se a m ó tanto a sí mismo
nuevamente las hojas y las flores
como Febo y Narciso te quisieron,
de la muerta e s t a c i ó n ornan el f é r e t r o
¡oh! mi Adonais; exhaustos y marchitos
y las amantes aves ya se cruzan
entre sus juveniles c o m p a ñ e r o s ,
en los jarales, los musgosos nidos
al trocar el r o c í o por las l á g r i m a s
edificando en montes y praderas;
cambiaron los perfumes por suspiros.
ya de sus trances s o ñ o l i e n t o s vuelven
verdes lagartos y serpientes de oro,
como fuego que brota de una c á r c e l .
|PF
ED P O E T «
PROSE O F
S H E ! ΙΓΛ
XXI
¡ A y ! ¡ Q u e tenga que estar como si nunca
tiubiera en é l vivido lo que tanto
a m á b a m o s nosotros, y que sea
mortal t a m b i é n nuestro dolor! ¿ D e d ó n d e
hemos venido y para q u é vivimos?
¿ Y de q u é escena somos los actores
o los testigos? Grandes y p e q u e ñ o s
los confunde la muerte que anticipa
lo que la vida pide de prestado.
En tanto que los cielos sean azules
y verdes sean los campos, la m a ñ a n a
empujada s e r á por negra noche
cuyas sombras la tarde a n u n c i a r á ,
y los a ñ o s y meses con gemido
d e s p e r t a r á n s e sucesivamente.
XXII
XIX
¡ É l , no d e s p e r t a r á , a y nunca, nunca!
El c o r a z ó n terrestre emana vida
La miseria g r i t ó ; "Madre sin hijo,
para los bosques, r í o s y o c é a n o s ,
á l z a t e de tu s u e ñ o y con tu llanto,
igual que siempre desde la m a ñ a n a
con tus suspiros sacia la profunda
grande del mundo, la primer aurora,
herida de tu pecho, m á s terrible
alba de Dios nacida sobre el caos.
a ú n que la suya." Todos los e n s u e ñ o s
M á s blanda luz ostentan en el cielo
que velaban los ojos de Urania,
sujetos a sus ó r b i t a s los astros.
todos los Ecos que la voz fraterna
Las cosas m á s tiumildes se estremecen
en sagrado silencio m a n t e n í a ,
con sacra sed de vida; se difunden;
le gritaron; " ¡ L e v á n t a t e ! " Obediente,
y en deleites de amor gastan belleza
igual que un pensamiento a quien hubiera
que renuevan con j ú b i l o , potentes.
mordido la serpiente del recuerdo,
r á p i d o el esplendor agonizante
XX
s a l t ó de su reposo de a m b r o s í a .
XXIII
Por este tierno e s p í r i t u tocado
extiala flores de gentil aroma
el c a d á v e r leproso; cuando el brillo
Se i r g u i ó como una noche del o t o ñ o
se transforma en fragancia, las estrellas
que
encarnan para dar luz a la muerte
con temblorosas alas eternales
nace por Oriente y sigue loca
y a s í se burlan del feliz gusano
al triste d í a de oro, como un negro
que abajo se despierta. Nada muere
fantasma que abandona el catafalco
de lo que conocemos. ¿ S e r á todo
con un c a d á v e r m á s sobre la tierra.
una espada que fuera de su vaina
Miedo y dolor hirieron de este modo,
por el cielo r e l á m p a g o es fundida?
despertaron, raptaron de este modo
Un momento reluce intenso el á t o m o ,
a Urania, y de este modo hicieron
luego se apaga en un reposo f r í o .
un ambiente de niebla tormentosa
en torno suyo; a s í la arrebataron
P E R C Y BYSSHE
SHELLEY
por su camino t r á g i c o hasta el triste
lugar en donde su Adonais y a c í a .
XXIV
De su secreto E d é n salió corriendo
atravesando campos y ciudades,
Ode to the
West Wind
and Other
Poems
sobre un á s p e r o suelo en donde h a b í a
entre el hierro y las piedras, corazones,
humanos corazones que eran duros
a las leves pisadas, que le h e r í a n
las plantas delicadas e invisibles;
sobre lenguas agudas, por punzantes
pensamientos corno, que laceraban
la suave forma a la que no pudieron
nunca vencer, cuya bendita sangre,
como j ó v e n e s l á g r i m a s de mayo,
pavimentaba con eternas flores
el ingrato sendero recorrido.
XXV
En la c á m a r a f ú n e b r e un momento
e n r o j e c i ó la muerte que humillada
como si fueran una parte tuya,
ante tal poder vivo a n i q u i l ó s e .
ahora que t ú e s t á s muerto v i v i r á n
Alentaron de nuevo aquellos labios
con alimentos de memorias tristes,
y d e s t e l l ó la luz de la existencia
oh, mi Adonais. Yo lo d a r í a todo
en los p á l i d o s miembros que h a b í a n
por estar como t ú , no encadenado
sido momentos antes su deleite.
al tiempo que no puede libertarme."
"No me dejes a s í , desconsolada,
solitaria y demente, como mudo
XXVII
r e l á m p a g o a una noche sin estrellas.
¡Ay, no me dejes!" -exclamaba Urania.
"Oh, gentil n i ñ o , si eras tan hermoso,
Con sus gemidos d e s p e r t ó la muerte
¿ p o r q u é tan pronto dejas los senderos
y la muerte se irguió sonriente y vino
pisados por el hombre? ¿ C ó m o osaste
a encontrar sus inútiles caricias.
desafiar con p u ñ o s tan endebles
aunque con pecho firme, en su antro mismo
XXVi
al hambriento d r a g ó n ? Ay, indefenso,
¡ d ó n d e estaba el escudo reluciente
"Detente un poco y h a b í a m e otra vez,
de tu saber, la lanza del d e s d é n ?
b é s a m e lo que un beso durar pueda.
Si t ú hubieras esperado el fin del ciclo
Dentro, en mi pecho descorazonado
hasta cuando tu espíritu alcanzara
y en mi ardiente cerebro esas palabras
la plenitud de tu creciente esfera,
y ese beso s e r á n m á s permanentes
los monstruos del desierto de la vida
que todos los recuerdos de mi vida;
huyeran ante ti como los gamos."
XXVIII
"Los
lobos en manada son audaces
XXiX
"El sol nace y desovan los reptiles;
s ó l o cuando persiguen; los obscenos
se oculta el sol y cada insecto
cuervos sobre los muertos clamorean;
antes del alba e f í m e r o perece
los buitres s ó l o fieles al emblema
al renacer los astros inmortales,
del saqueador, no comen sino sobras
a s í es el mundo de los hombres vivos.
de lo arrasado y de sus alas llueve
Una mente divina alza su vuelo
sucio contagio. C ó m o huyeron cuando,
velando el firmamento, desnudando
tal nuevo Apolo, el Pitio de este tiempo
la tierra con su gozo y cuando cae
con arco de oro d i s p a r ó su flecha
los m í s e r o s enjambres que nublaban
sonriendo d e s p u é s . No insisten nunca
o c o m p a r t í a n su luz a futuros
los despojadores. Viles se doblegan
iguales esplendores abandonan
hasta besar los pies del orgulloso
la pavorosa noche del e s p í r i t u . "
que con d e s d é n altivo los aparta."
C e s ó de hablar Urania. Los pastores
Coronaban su frente pensamientos
rotas las mantas m á g i c a s venian
marchitos y violetas jaspeadas,
por los montes, marchitas las guirnaldas.
blancas y azules que l a n g u i d e c í a n ;
El peregrino de lo eterno, cuya
con p i ñ ó n de c i p r é s el ágil tirso,
fama se inclina igual que un alto cielo
c e ñ i d a el astra ruda con las trenzas
sobre su viva frente -monumento
s o m b r í a s de la yedra y goteando
prematuro y durable- llegó triste,
con r o c í o de selva al m e d i o d í a ,
velando los fulgores de su canto.
vibraba con el pulso interminable
De su á s p e r o dominio Irene infausta
del c o r a z ó n que hace temblar la d é b i l
al m á s dulce liróforo le e n v í a ,
mano que lo e m p u ñ a b a . Del cortejo
con el amor las penas aprendieron
v e n í a el ú l t i m o , aparte y solo,
a caer de sus labios hechas m ú s i c a .
ciervo desamparado por la grey
que d e r r u m b ó la flecha cazadora.
XXXI
XXXIV
Entre las menos destacadas, una
forma d é b i l l l e g ó , para los hombres
A su roto gemido, apartados,
fantasma, solitaria nube ú l t i m a
el noble grupo s o n r e í a entre l á g r i m a s
de a g ó n i c a tormenta que tronase
llorando el propio en el destino ajeno;
como doblan a muerto las campanas.
a s í cantaba a q u é l nuevas angustias
Yo pienso que ya h a b í a contemplado
con acentos de un mundo no sabido.
la desnuda hermosura de la tierra,
Urania triste, vuelta al extranjero,
nuevo A c t e ó n vagaba sin destino
" ¿ Q u i é n eres?", m u r m u r ó . É l , nada dijo,
recorriendo con d é b i l e s pisadas
con mano presta d e s n u d ó su frente,
el desierto del mundo, y a lo largo
s e ñ a l a d a y sangrienta, ¡ay dolor!,
del á s p e r o sendero lo s e g u í a n
como la de C a í n o la de Cristo.
sus propios pensamientos, cual rabiosos
perros, tortura y causa de su vida.
XXXII
XXXV
¿ Q u é suave voz se apaga sobre el muerto?
¿ C u á l frente esconde aquel s o m b r í o manto?
Un alma de l e ó n hermosa y ágil
¿ Q u é figura se inclina tristemente
un amor disfrazado de tristeza,
y junto al blanco lecho finge duro
un poder que se juzga d é b i l y
monumento, y en duelo el c o r a z ó n
casi no puede levantar el peso
sin una queja t r é m u l o palpita?
de la superyacente hora; l á m p a r a
S í , es é l , el m á s dulce de los sabios;
que muere, lluvia que cae, oleaje
amor, letras, consuelo dio al ausente,
roto antes que la voz mientras hablamos.
no con suspiros á s p e r o s turbemos
Sobre la mustia flor el sol s o n r í e
silencio de tan grato sacrificio.
aunque muerte le da. En las mejillas
arde la vida en sangre aunque en el pecho
el c o r a z ó n se e s t á resquebrajando.
tus colmillos, descarga tu p o n z o ñ a ;
asco y remordimiento i r á n contigo,
B e b i ó nuestro Adonais, jay!, el veneno.
la encendida v e r g ü e n z a q u e m a r á
¿ Q u é criminal v i p é r e o y sordo pudo
tu frente oculta y entonces como ora
con tal licor de angustia coronar
has de temblar cual perro fustigado.
la copa matutina de la vida?
Ya el gusano sin nombre se condena;
s i n t i ó el veneno, mas pudo librarse
del m á g i c o cantar que conjuraba
maldad, odio y envidia, y que clamaba
XXXVil I
desde aquel pecho solitario y ú n i c o ,
mudo ya en esperanza de canciones;
No lloremos, si aquel, deleite nuestro,
helada la maestra mano y sueltas
lejos v o l ó de los voraces buitres
e s t á n las cuerdas del l a ú d de plata.
que abajo graznan. Ora vela y duerme
al lado de los muertos perdurables.
No p o d r á s ascender hasta tu trono.
XXXVil
El polvo al polvo, mas el alma pura
fluye de nuevo a la encendida fuente
T ú , cuya infamia nunca s e r á gloria,
donde b r o t ó pedazo de lo eterno,
mancilla oscura en nombre memorable,
y ha de brillar igual, inextinguible,
vive, no temas un peor castigo.
atravesando tiempo y accidente,
S é t ú mismo y c o n ó c e t e cual eres,
mientras ahogan tus cenizas f r í a s
y cuando llegue la hora y se desborden
la miserable lumbre del oprobio.
h o s o d d y bardd Percy Bysshe
τ ι - ι ο p o o l Pr . r , . is,,.'
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1812.
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shelley'n penlinio arni.
^efyd av/grymir b o d
f e i r i a d at y p e r t h n a s a u tair
ochrog a oedd mor amiwg ym
m y w y d carwriaethol y b a r d d .
dancing, nymph-like,
female figures
represent
the p o e t ' s m u s e - as
t h e y a t e r i s i n g o u t o f the
g r o u n d S h e l l e y is k n e e l i n t
on.
R e f e r e n c e is aisc
implied to the
trianguls
r e l a t i o n s h i p s s o p r o m i n e n t ir
t h e p o e t ' s r o m a n t i c life
XXXIX
Callad, que no e s t á muerto ni dormido...
XLIi
Ya se f u n d i ó con la naturaleza;
D e s p e r t ó ya del s u e ñ o de la vida.
la voz de él, suena en toda su a r m o n í a ,
Perdidos en visiones tempestuosas
del gemido del trueno al dulce p á j a r o
y armados contra espectros sostenemos
de la noche; se siente y reconoce
contienda e s t é r i l y en delirio loco
su presencia en la luz y la tiniebla,
el p u ñ a l del e s p í r i t u clavamos
en la hierba y la roca, y se difunde
en el v a c í o invulnerable. Si,
doquiera que palpita ese poder
cruel despojos sepultos decaemos,
que r e c o g i ó su vida y cuyo amor
el temor y la angustia d í a a d í a
sin desmayo conduce y rige el mundo,
nos crispan y consumen, y esperanzas
lo sostiene en su mano y lo ilumina.
friolentas cual gusanos hormiguean
en la e n t r a ñ a del barro que vivimos.
XLIII
XL
Parte es de la belleza que otros d í a s
hizo m á s bella; e s t á con el e s p í r i t u
A s c e n d i ó m á s allá de las tinieblas
cuya potencia p l á s t i c a recorre
de nuestra noche; envidia ni calumnia,
la e n t r a ñ a del espeso mundo inerte
odio, dolor, ni esta inquietud que el hombre
y crea desde allí todas las formas
llama placer le tocan ni le hieren;
que revisten las nuevas sucesiones,
se libró del contagio de esta lenta
y tortura a la escoria en r e b e l d í a
mancha del mundo, y no p o d r á ya nunca
que se resiste al vuelo que la encumbra
gemir en vano cuando el tiempo torne
a su alta identidad, s e g ú n la masa
helado el c o r a z ó n , gris la cabeza,
la comparte, y estalla esplendorosa
ni al dejar de arder el alma misma
en todo su vigor y su belleza
l l e n a r á n sus cenizas sin fulgor
desde el á r b o l , las bestias y los hombres
urna desamparada por el llanto.
hasta la individida luz celeste.
XLI
XLIV
Vive, vela. No lloréis por Adonais,
Fulgor del firmamento de los tiempos
La muerte m u r i ó , no é l . T ú , joven
es eclipsado, pero no extinguido;
amanecer, enciende tu r o c í o ,
asciende y se remonta cual los astros
no se ha ido el e s p í r i t u que lloras;
a su fija altitud; neblina baja,
vosotras, grutas, selvas, no g i m á i s ,
la muerte que no e m p a ñ a el resplandor
ni vosotras, flores y fuentes l á n g u i d a s .
que vela. Si sublime pensamiento
Y t ú , aire, que extiendes como un velo
a un c o r a z ó n joven toca y levanta
de dolor tu cendal sobre la tierra
de su cubil mortal, y amor y vida
desolada, d e s n ú d a l a hasta el alto
se disputan en é l por su destino
fulgor en que s o n r í e n los alegres
en la tierra -alli los muertos viven
astros a su fatal desesperanza.
y se mueven cual r á f a g a s de luz
en un aire de sombra y tempestad.
Herederos de fama no cumplida
O ve a Roma, sepulcro no suyo
de su trono erigido m á s a l l á
mas de nuestra a l e g r í a . En vano
del pensamiento mortal, en el reino
fue que edades, imperios, religiones
de lo ¡ ñ a p á r o n t e , se levantan.
descansen enterradas en las ruinas
Es el p á l i d o Chatterton, en é l
que labraron; la gloria puede darla
a ú n no se desvanece su a g o n í a
é l y los suyos, pero nunca aquellos
solemne; Sidney, tal como en la lucha
que el mundo convirtieron en su presa.
y la derrota y en amor y vida,
En el c í r c u l o e s t á de los monarcas
sublime en su ternura y un e s p í r i t u
del pensamiento que pugnaron siempre
sin tacha, se a c e r c ó ; d e s p u é s , Lucano,
contra la decadencia de su siglo,
que en prueba dio su muerte. A su vista
y del pasado ellos s ó l o no pasan.
se escabulle el olvido como reprobo.
XLVI
XLIX
Y otros, oscuros nombres de la tierra,
A R o m a ve, que es tumba y p a r a í s o
mas cuyo trasfundido efluvio nunca
y ciudad y desierto; sus escombros
m o r i r á mientras el fuego sobreviva
se elevan cual m o n t a ñ a s sacudidas,
a la materia chispa, revestidos
y las hierbas en flor y las fragantes
en inmortalidad deslumbradora,
malezas engalanan el osario
a c é r c a n s e : "Ya e s t á n entre nosotros
de la desnuda d e s o l a c i ó n - s i g u e
- e x c l a m a n - e s p e r á n d o t e esa esfera
hasta que el genio del lugar te lleve
sin monarca hace tiempo giraba
al talud verdecido que en su prado,
en el cielo del canto, sola, muda
cual sonrisa infantil, sobre los muertos
y ciega en su v a c í a majestad.
derrama un grato resplandor de flores.
Y pues llegas, Lucero de la tarde,
tu trono alado ocupa en nuestra corte.'
XLVil
Y en torno tapias grises se deshacen
j Q u i é n llora a s í por Adonais? Suspende,
comidas por las horas indolentes
pobre infeliz, tu llanto y piensa en ti
como t i z ó n blanquizco en fuego sordo.
y en lo que é l es ahora. Y envuelva
Y á g i l p i r á m i d e de trazo excelso,
tu alma ardiente la tierra suspendida
p a b e l l ó n que custodia las cenizas
y de alli como flechas luminosas
del que s o ñ ó ese asilo a su memoria,
el poder espacioso de tu e s p í r i t u
alza su flama convertida en m á r m o l ,
traspase el litoral del universo
Y abajo, en la pradera, fresca banda
hasta que inunde su á m b i t o v a c í o
que p l a n t ó en la sonrisa de los cielos
y retorne d e s p u é s a un solo punto
su campo f ú n e b r e , acoge dulce
de estas noches y d í a s de nosotros,
con apagado aliento al que perdimos.
mas si e n c e n d i é n d o s e las esperanzas
te atraen al c o n f í n , para no hundirte
aligera el pesado c o r a z ó n .
Detente a q u í . Muy j ó v e n e s son estas
Este fulgor cuya sonrisa inflama
tumbas y t o d a v í a no tian vivido
al universo, esta pura belleza
el dolor que pesaba en cada una,
en que las cosas obran y palpitan,
mas no rompas el sello que c e g ó
esta gracia que nunca e x t i n g u i r á
el surtidor de un alma dolorida,
la m a l d i c i ó n oscura del nacer,
pues h a l l a r á s si a tu m a n s i ó n regresas
este perenne amor que entre las mallas
tu propia fuente derramando l á g r i m a s .
que ciegamente van tramando
Contra las agrias r á f a g a s del mundo
hombres, bestias y tierra y mar y cielo
busca asilo en la sombra de una tumba.
refulge esplendoroso o mortecino,
¿ P o r q u é temer la suerte de Adonais?
pues todo es un reflejo de la lumbre
que apaga nuestra sed, brilla ora en m í
Lll
y consume las nubes de esta fría
mortalidad, olvidadas y solas.
Lo uno queda, lo vario muda y pasa.
La luz del cielo es resplandor eterno,
LV
la tierra sombra e f í m e r a . La vida
cual cristalino domo de colores
Desciende a m í la vida cuya esencia
mancha y quiebra la blanca eternidad
i n v o c ó el canto. Lejos de la playa
esplendorosa hasta que se derrumba
la barca de mi e s p í r i t u deriva,
a los pies de la muerte en mil pedazos.
muy lejos de la turba temblorosa
Para encontrar lo que persigues, ¡ m u e r e !
que nunca dio su vela al h u r a c á n ,
¡ S i g u e la v í a de todo lo que huye!
¡La tierra ponderosa se desgaja
Flores, ruinas, el cielo azul romano,
de la celeste esfera! Voy llevado
estatuas, m e l o d í a s y palabras
a l e j a n í a s de pavura y sombra,
no alcanzan la verdad resplandeciente
mientras en lo m á s í n t i m o del cielo
de la gloria que viven y transfunden.
el alma de Adonais como una estrella,
fulgura en su m a n s i ó n de eternidad.
Lili
¿ P o r q u é esperas y vuelves y resistes?
Se fueron, c o r a z ó n , antes de ti
tus esperanzas y dejaron todas
las cosas de la tierra, ¡ P a r t e ya!
P a s ó una luz en el rodar del a ñ o ,
p a s ó para los hombres y mujeres.
Todo lo grato que en el mundo queda
atrae para perder y se resiste
para agotar tu vida lentamente.
S o n r í e el cielo p l á c i d o , murmura
cerca el viento. Es Adonais que llama.
Vuela con é l , que la vida no aparte
lo que u n i r á la muerte para siempre
JOHN KEATS*
CARTAS
(Selección)
A B.R. H a y d o n , * * 10-11 de ma yo de 1817
Leo y escribo unas ocho horas al día. Hay una
vieja sentencia que dice "lo que está bien empezaMargate, Vigilia del Sábado do está medio hecho"; -pero no es cierta. En vez
Mi querido Haydon:
de ésta usaría otra: "No está empezado hasta que
Que la fama perseguida por todos en sus vidas.
no está medio hecho"; en consecuencia no he
Viva registrada en nuestras tumbas de bronce,
empezado mi poema y por consiguiente (a priori)
no puedo decir nada acerca de él, ¡Gracias a Dios!
Y nos sea grata en la ingrata muerte:
Cuando a despectio del tiempo, cormorán devorador. Empiezo con esfuerzo donde lo dejo, a pesar de
mis depresiones ocasionales: y confío en el apoyo
Adquiramos por el esfuerzo del aliento presente
Aquel honor que embota el acerado filo de su guadaña de un Alto Poder mientras asciendo esta pequeña
eminencia
y especialmente en los años de la labor
Y nos convierta en herederos de toda eternidad.'
más importante. Recuerdo que decías que tenías
Pensar que respecto a esta sentencia no tengo la idea de que un genio bueno te presidía -en
derecho a emparejarme contigo sería mortal para estos tiempos he tenido el mismo pensamiento.
mí, y aun así la he escrito -y ruego a Dios que Pues cosas que hago medio al azar son confirnuestras tumbas de bronce estén en estrecha madas después por mi juicio en un sinfín de rasvecindad. No puede pasar mucho tiempo antes de gos propios. ¿Es demasiado atrevido suponer que
que el esfuerzo de este aliento presente sea pron- sea Shakespeare quien preside? Cuando en la
to realidad, y sin embargo lo mismo da si no tienes Isla de Wight me encontré con un Shakespeare en
que verte acosado por este asunto del dinero -la el pasillo de la casa donde vivía -se ajusta más a
peste de las facturas. Sin embargo debo pensar mi idea de él que cualquiera de los que he vistoque estas dificultades fortalecen el espíritu del todavía no hacía una semana que estaba aquí
hombre -hacen de nuestros objetos más impor- cuando la vieja quiso que yo lo tuviera, pero salí
tantes tanto un refugio como una pasión. La corriendo. ¿No piensas que es un mal presagio de
trompeta de la fama es como una torre de for- lo bueno?' Me alegro que digas que todo hombre
taleza contra la que arremete el ambicioso, y ella de altas miras a veces es atormentado como yo lo
está a salvo. Supongo que al decirme que no ceda soy.
a los presagios, George te ha mencionado lo que
Domingo por la tarde. Esta mañana he recibido
le he dicho en mis últimas cartas -la verdad es una carta de George en la que parece que los
que estaba en un estado de mente tal que releía problemas de dinero nos perseguirán por algún
mis líneas y las odiaba. Soy "uno que recoge hino- tiempo o quizás para siempre; estas preocupajo marino, terrible comercio",^ el acantilado de las ciones son un gran inconveniente, no son como la
torres de la poesía sobre mí; sin embargo, cuando envidia o la calumnia que estimulan un esfuerzo
Tom se encuentra con algo del Homero de Pope de mayor alcance en relación inmediata y consien las Vidas de Plutarco, y me lee algo de éstas, deradas al mismo tiempo con el objeto primero,
me parecen ratones en comparación con lo mío. sino más bien como hojas de ortigas en la cama.
• John Keats, Cartas, introducción de Lionel Trilling, traducción y
notas de Mario Lucarda, Icaria literaria, Bosch, Casa editorial, S.A.,
Barcelona, 1982, 232 pp.
" Benjamin Robert Haydon (1786-1846). pintor de cuadros históricos.
' Trabajos de amor perdidos. I.I.I-7.
= El Rey Lear, iv.ui.l5. Respecto al samphire, que traduzco por hinojo
marino, a quien recogía esta yerba se le condenaba a muerte, pero
desconozco la razón.
Por ello, ahora revoco mi promesa de acabar en
otoño mi poema, lo que debería haber hecho sí
hubiera seguido como hasta ahora, pero no puedo
escribir mientras mi espíritu se agita en direcciones opuestas y ahora estoy seguro de tener
^ El texto dice. Do you not think this is
of good?
en 6 horas si los planes pudieran llevarse a t é r m i no en la c o n s i d e r a c i ó n del Sol, de la Luna, de las
Estrellas, de la Tierra y de todo lo que ella contiene como materiales para realizar las cosas m á s
grandes; es decir, las cosas e t é r e a s , ¡pero a q u í yo
estoy hablando como un hombre loco de las cosas
m á s grandes que nuestro mismo Creador hizo!
Ayer e s c r i b í a Hunt, apenas s é lo que le dije. No
p o d í a hablar de p o e s í a de la manera que a m í me
g u s t a r í a pues no t e n í a humor para hacerlo ni de la
suya ni de la m í a . Sus propias desilusiones son
muy lamentables y lo han llevado a una s i t u a c i ó n
que yo d e s e a r í a menos que la del condenado a
galeras, lo que observes a partir de ahora es muy
verdad que ha de suceder Q u i z á s sea una des i l u s i ó n de sí mismo por a s í decirlo, pero pienso
que
no p o d r í a decepcionarme de la forma que
Hunt lo hace, p o d r í a morir m a ñ a n a si estuviera en
este estado. No hay mayor pecado m á s allá de los
7 capitales que vanagloriarse uno mismo de ser
un gran poeta, o uno de estos seres que tienen el
privilegio de llevar sus vidas en pos del honor. ¿ E s
un sentimiento confortable saber que tal crimen ha
de traer su grave s a n c i ó n ? ¿ S i uno e s t á desilusionado contrapesa sus cargos? Me alegra que
e s t é s trabajando -entonces pronto e s t a r á hecho.
Estoy deseando ver a Wordsworth, tanto como
abundancia de ellas para este verano. En este
momento no estoy en una s i t u a c i ó n envidiable.
Siento que hoy no estoy de humor para escribir
nada; y parece que su falta es el origen de todo
tipo de irregularidades. Me alegra enormemente
pensar que ha de venir un tiempo en el que un
naufragio no siga a cada suceso. Me dices que
nunca me desespere -quisiera que me fuera tan
fácil seguir el consejo-; la verdad es que tengo un
temperamento
terriblemente
mórbido
que se
muestra a intervalos, es, no me cabe duda, mi mayor enemigo y el o b s t á c u l o que tengo que temer,
a d e m á s puedo incluso decir que posiblemente es
la causa de mi disgusto. A pesar de ello cada
enfermedad tiene siempre
algo
bueno, este
veneno particular me c a p a c i t a r í a
en cualquier
momento para mirar con ojos obstinados al mismo
demonio; sí, para estar tan orgulloso de ser el m á s
bajo de los humanos como podría estarlo Alfredo"
estar yo:= pero preferiría no dejarme ver por la ciudad hasta finales de a ñ o -si este tiempo bastara.
Me d i s g u s t a r é si no me escribes incluso cuando
pienses que p o d r í a ser mejor. Nunca me desespero del todo y leo a Shakespeare -sin duda pienso que nunca leeré tanto n i n g ú n otro libro. Ahora
esto me p o d r í a llevar a una larga charla, pero
desisto. Estoy muy de acuerdo con Hazlitt que con
Shakespeare tenemos bastante. A p r o p ó s i t o , q u é
tremendo fue su ú l t i m o artículo
de Southean'
- d e s e a r í a que hubiera omitido lo de "cabellos grises".
Fue muy gratificador encontrar tus observa-
ciones acerca del manuscrito.' Estaba leyendo
Antonio
y Cleopatra
cuando me hice del papel y
a q u í hay varios pasajes aplicables a los sucesos
que comentas. Dices que llegó gradualmente y no
mediante una ú n i c a batalla a la cima de su ambic i ó n y que en los detalles su vida h a b í a sido co-
de ser de los m á s altos. Estoy seguro de que
m ú n a la de otros hombres. Shakespeare hace
habría sido un Á n g e l Rebelde de haber tenido la
decir a Enobarbo: ¿ D ó n d e e s t á Antonio? Eros:
oportunidad. Estoy completamente seguro de que
E s t á p a s e á n d o s e por el j a r d í n y arroja el Junco que
me quieres como a tu propio hermano -lo he visto
yace
en tu continua ansiedad por m í - y te aseguro que
misma escena encontramos: "que las cosas que el
tu bienestar y tu fama es y será para m í la satis-
destino determina tomen su camino sin lamen-
f a c c i ó n m á s importante de toda mi vida. No conoz-
tarse". Dolabella dice del mensajero de Antonie:
delante suyo. Lloras. ¡Loco L è p i d o ! En la
co a nadie m á s que a ti que pueda ser tan extremadamente sensato en las preocupaciones y
"Cuando aquí un argumento es desplumado
en la ansiedad, en el sacrificio de todo lo que se
entiende por comodidades, en la rapidez para
medir el tiempo en que se ha hecho y para morir
•· Alfred (849-901), rey de los sajones.
' Se refiere al cuadro que entonces pintaba, Christ's Entry, en el que
aparecían varios de sus contemporáneos.
' Véase Carta a Hunt, 1β de maye de 1817, neta 5.
' En The Examiner, 4 de maye de 1 · 1 7 , Hayden I r a t i de Bonaparte
al hablar del 'Manuscn't venu de St. Hilèna'. El geneial Bertrand tue
el confìdente de Napoleón.
.
-
Da una pobre opinion de sus alas". Luego de nuevo.
Eno "Veo que los juicios de los hombres son
Una parcela de sus fortunas; y las cosas exteriores
Arrastran a las cualidades interiores tras ellas,
Para sufrir todas de un modo parecido."
Lo que sigue se adapta bien a Bertrand.
"Todavía el que puede soportar
Seguir lealmente al Señor caído.
Conquista lo que su dueño conquista,
Y logra un lugar en la historia""
Shakespeare, Rafael y todos nuestros Santos te
encomiendo a la protección de los cielos!
Tu perdurable amigo,
John Keats
fi Β. R. H a y d o n ,
Oxford, 28 de septiembre de 1817
Mi querido Haydon;
Benjamín Roberto Haydo
¡Pero con q u é diferencia de Antonio soportó
Bonaparte su hado! También está bien que el
duque de Wellington tenga una buena palabra más
o menos en el Examiner. Un hombre debe tener la
fama que merece -y empiezo a pensar que tanto
calumniarlo a él como a Wordsworth son la misma
cosa. Desearía que tuviera un poco más de gusto,
y no lo tuvo respecto a esto "de acuerdo con su
Lugartenencia', Tendrías que haber sabido de mí
antes de esto, pero en primer lugar no quise hacerlo antes de adelantar algo en el primer libro y en
segundo lugar como me dijo que tij me ibas a
escribir lo aplacé hasta que hubiera sabido de ti.
Transmite mis saludos la próxima vez que escribas
al Norte' y también a John Hunt.'" Mis recuerdos
para Reynolds y dile que escriba, sí, y cuando
envíes correo al Este dile a tu hermana que la he
mencionado en ésta. ¡Ahora pues, en nombre de
° Citas extraídas de Antonio y Cieopatra.
Ill.xill 31-34, 43-46.
• A Wordswortii.
" El hermano de Leigh Hunt (1775-1848).
Leí tu Última al joven cuyo nombre es Cripps.'
Parecía más ansioso que nunca de aprovechar tu
ofrecimiento. Creo que te dije que le pedimos que
pusiera a prueba sus capacidades. No posee la
piedra filosofal -ni la bolsa de Fortunatus, ni el
anillo de Gyges-^ pero por sugerencia de Bailey,
quien te aseguro es un compañero imprescindible,
hemos encontrado un tipo de invención por el cual
será capaz de realizar por sí mismo los beneficios
que le pongas en su camino -tengo la buena
opinión de que será un pincel aceptable. Quizás
sea la cosa más bonita que le caerá en muchos
años: pues está en una edad en la que puede llegar a desarrollar malos hábitos, de los cuales tú le
sacarás. Trajo una copia de la María Reina de
Escocia, me parece que ha copiado tanto el mal
estilo de la pintura como el colorido amarillento del
globo de sus ojos igual que en el original. Tiene
también la falta que me señalaste en Hazlitt, constriñe y difumina la sustancia. Sin embargo, creo
que realmente se entusiasmará a la vista de tu
pintura y manos a la obra. Si está listo a tiempo
para volver conmigo a la ciudad, lo que yo haré en
pocos días, te lo traeré. Estarás contento de oír
que durante estas tres semanas he escrito 1000
líneas, que son el tercer libro de mi poema. Te
aseguro que mi opinión respecto a él es muy baja.
Y escribiría de nuevo el tema. Pero estoy cansado
de él y pienso que emplearía mejor el tiempo
escribiendo una nueva fábula, que tengo en la
cabeza, el próximo verano. No se edificó Roma en
un día. Y todo lo bueno que espero sacar de la
dedicación de este verano es el fruto de la experiencia, que espero reunir en mi próximo poema.
Los m á s afectuosos parabienes de Bailey y mi
juramento de ser
Tuyo eternamente
John Keats
' Charles Cripps (n. 1796. Iffiey. Oxford), quien le interesó a Haydon
como alumno.
' 'La bolsa de Fortunatus". de la obra ΟΙϋ Fortunatus de Deker, publi­
cada en 1600. El mendigo Fortunatus encontró a la Fortuna, quien le
ofreció entre varias cosas lariqueza,cuya elección hizo. Le entregó
una bolsa en la que siempre que metía la mano sacaba diez piezas
de oro.
Έ Ι anillo de Gyges". El pastor lidio, Gyges, según Platón, encon­
tró un anillo que tenía la propiedad de hacerio invisible al ponérselo.
A John Taylor, 2 7 de febrero de 1 8 1 8
Hampstead, 27 de febrero
He hecho a d e m á s una o dos alteraciones y
t a m b i é n he alterado la línea 13 de la p á g i n a 32,
como v e r á , para darle sentido. Tendré cuidado de
que el impresor no me haga dar un traspié. De-
Mi querido Taylor:
bería no haber g u i ó n d e s p u é s de Dryope en la líSu cambio me sorprende, ya que es una gran
nea
mejoría, la pàgina aparece mucho mejor, Y ahora
c u é r d e m e en Percy Street.**
"Dryope's lone lulling of her Child's".* Re-
a t e n d e r é a la p u n t u a c i ó n de la que me habla, la
coma debería estar en soberly,
que
debería seguir a quiet.
y en el otro pasaje
Su sincero y agradecido amigo
Estoy en una gran
John Keats
deuda con usted por su a t e n c i ó n y t a m b i é n por
sus posteriores advertencias.' Es lamentable para
P. s . Tendrá un corto prefacio en su momento.
mí que cualquiera tenga que superar prejuicios al
leer mis versos -me afecta m á s que cualquier
hipercrítica sobre cualquier pasaje en concreto.
En Endymion
he hecho lo que menos se parece a
moverme en andaderas desde las líneas iniciales.
En poesía tengo unos pocos axiomas, y v e r á q u é
lejos estoy de su centro,
)• Creo que la poesía debería sorprender al lector
como una f o r m u l a c i ó n verbal de sus propios pensamientos m á s elevados, y parecer casi como un
recuerdo,
2° Sus toques de belleza nunca d e b e r í a n estar a
mitad de camino puesto que ello haría que el lector se quedara sin aliento en vez de satisfecho: el
salir, el progresar, y el ponerse de las i m á g e n e s
debería como el Sol llegarle de manera natural,
brillar sobre él y ponerse sobriamente aunque con
magnificencia, d e j á n d o l e en la voluptuosidad del
c r e p ú s c u l o , pero es m á s fácil pensar q u é d e b e r í a
ser la poesía que eschbirla, y esto me lleva a otro
axioma. Que si la poesía no se da tan naturalmente como las hojas en el árbol sería mejor que
no se diera en absoluto.^ Sin embargo puede ocurrirme que no pueda evitar mirar nuevos p a í s e s
con un " ¡ O h , una Musa de fuego para ascender!"^
Si Endymion
me sirve como pionero q u i z á s de-
bería estar satisfecho. Tengo grandes razones
para estar satisfecho, pues gracias a Dios puedo
leer y q u i z á s entender a Shakespeare en sus honduras, y tengo, estoy seguro, muchos amigos,
quienes, si fracaso, atribuirán cualquier cambio en
mi vida y temperamento a la humildad antes que
al orgullo, a un estar agazapado bajo las alas de
los grandes poetas m á s que a una amargura por
no ser apreciado. Estoy ansioso de que
E N D Y M I O N : BOOK I . ^ ^ ^ ^ ^
T H I N G OF BEAUTY
IS A J O Y F O R E V E R
ITSLOVELINESSIN.,„
CREASES; I T W I L L K
N E V E R PASS I N T O
NOTHINGNESS;
BUT STILL W I L L
K Ë l P Ï B O W E R Q U I E T F O R US,
A N D A SLEEP FULL O F S W E E T
DREAMS, & H E A L T H , & Q U I E T
BREATHING ^
THEREFORE,,
O N E V E R Y M O R R O W , A R E WE\
WRBATHINGAFLOWERYBAND
T O B I N D US T O T H E E A R T H , ^ *
SPITE O F D E S P O N D E N C E , O F
THE I N H U M A N DEARTH OF N O
BLE Ν A T U R B S , O F T H B G L O O M Y
DAYS.OF A L L T H B U N H E A L T H Y
AND O'ER^DARKENED WAYS
M A D E FOR O U R S E A R C H I N G r Y E S ,
I M SPITE OF ALL, S O M E S H A P E
OF BEAUTY MOVES A W A Y T H E
PALL F R O M OUR DARK SPIRITS.
j ^ S U C H T H E SUN, T H E M O O N ,
TREES OLD & YOUNG, SPROUT.
I N G A S H A D Y B O O N FOR S I M P L E
SHEEP; & SUCH ARE DAFFODILS
Endymion
sea impreso para olvidarlo y seguir. He copiado el
tercer libro y he empezado el cuarto. Mirando por
encima las pruebas, vi una falta de la que le d a r é
noticia ahora y t a m b i é n de cualquier otra sí la hay
No debería haber coma en "the raft branch down
sweeping from a tall Ash top"."
' Corresponde a Endymion. 1.149 y 1.247.
' Aquí, como a menudo. Keats debe mucho a Hazlitt.
"Enrique v . Prólogo, linea i. O for a Muse of fire, that would ascend.
' Corresponde a Endymion. 1.334.
^ Corresponde a Endymion, 1.495.
• Los artistas De Wint y Hilton, quienes \
boe Place.
1 Percy Street. Rath-
^íiidi/mim
{li,,
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íu' ¡...aíírj
A J. Η. Reynolds, 9 de abril de 1818
Jueves, mañana
Mi querido Reynolds;
Ya que todos estáis de acuerdo en que la cosa' es
mala, debe de serlo, aunque no soy consciente de
que haya nada que se parezca a Hunt en ello (y si
lo hay es mi forma de hacer, y tengo algo en común
con Hunt) considéralo otra vez y examina sus
motivos de fondo, las semillas de las que brotó la
frase. No tengo el más mínimo sentimiento de
humildad hacia el público -o hacia nada que
exista-, salvo al Ser eterno, al principio de la Belleza -y a la memoria de los grandes hombres.
Cuando escribo para mí mismo por el mero interés
del disfrute del momento, quizás la naturaleza sigue
su curso en mí, pero un prefacio se escribe para el
público; algo a lo que no puedo dirigirme sin sentimientos de hostilidad. Si escribo un prefacio en un
estilo adaptado y amable, su carácter no se adecuaría a mí como conferenciante. Sería amable
ante mis amigos y les agradecería que me hicieran
amable, pero ante la multitud de los hombres no
tengo intención de humillarme. Odio la idea de
humildad hacia ellos.
Nunca escribí una sola línea de poesía con la
menor sombra de lo que el público pudiera pensar.
Perdóname por molestarte y hacer un Caballo de
Troya de tal trivialidad, con respecto tanto al asunto
en cuestión, como a mí mismo, pero me descansa
el decírtelo; no podría vivir sin el afecto de rnis amigos, saltaría al Etna por cualquier bien público,^
pero odio la popularidad sensiblera. No puedo ser
amable ante ellos. Mi gloria sería desanimar y
deslumhrar a los cientos de charlatanes sobre
' El prefacio que Keats escribió originalmente para Endymión.
' Keats tiene en la mente el tiectio de Empédocles,
cuadros y libros. Veo manadas de puercoespines
con sus púas erectas "como ramas de tilo dispuestas para coger mi libro alado", y yo los espantaría
con una antorcha. Dirás que mi prefacio no tiene
mucho de antorcha. Habría sido demasiado insultante "empezar por Júpiter'" y no podría asentar
una cabeza de oro sobre una base de arcilla, si
alguna falta hay en el prefacio no es afectación:
sino un tonillo de falta de respeto hacia el público.
Si escnbo otro prefacio, tiene que ser hecho sin
pensaren esas gentes. Pensaré en ello. Si no te llegara en cuatro o cinco días dile a Taylor que lo
publique sin el prefacio, y que en la dedicatona simplemente diga "escrito a la memoria de Thomas
Chatterton".- Había decidido la pasada noche
escribirte esta mañana. Desearía que hubiera sido
acerca de otra cosa, algo con lo que saludarte en el
encierro de tu larga enfermedad. He tenido, yendo
a Hampstead, durante un rato uno o dos recuerdos
de tí, y siento que tu maldito reumatismo te retenga
en Little Britain donde estoy seguro de que el aire
está demasiado cargado." Devonshire continúa lluvioso. Cuando las gotas golpean contra la ventana,
tengo la misma sensación como si un litro de agua
fría se ofreciera para revivir a un diablo medio
ahogado. No siento que las nubes goteen su abundancia; sino como si las raíces de la tierra estuvieran podridamente frías y encharcadas. No he sido
capaz de ir a las Cuevas de Kent en Babbicum,' sin
embargo, en un día muy bello hice una bella escalada a lo largo de las rocas hasta aquel lugar: estaré
en la ciudad dentro de diez días. Pasaré por Bath
con la intención de visitar a Bailey Espero escribirte
pronto acerca de las cosas del norte, proponiéndome caminar por todos esos lugares. He fijado mis
pertrechos en mi propia mente, y haré surgir maravillas: sin embargo estaremos juntos algunos días
antes de que lo emprenda.
Tengo muchas razones para hacer sorprendentes caminos: que mi cátedra de invierno se
libere de la melancolía, ampliar mi visión, huir de
las disquisiciones sobre poesía y de la crítica de
Kingston, promover digestión y economizar cuero
de calzado. Tendré botones y cinturón de cuero; y
si Brown se mantiene, a las colinas iremos. Si mil
libros me ayudaran a ello daría la vuelta a Europa,
y vería los reinos de la Tierra y la gloria de ellos.
Tom mejora, espera que le puedas encontrar en lo
alto de la colina. Mi cariño para tus enfermeras.
Soy siempre
Tu afectuoso Amigo,
John Keats
Ennque vi. ni,lii.16, Lil<e iime-twigs set to cateti my winged soul.
' El poema "Evensong", linea I, en Hespendes. de Hemck,
- Tilomas Chatterton (1752-70), Escntor que se suicidó, al verse
reducido a la pobreza Sus obras fueron publicadas en 1803 y varias
veces reimpresas.
Little Bnttain. cerca de Aldergate Street, en la City of London.
' Las cuevas de Kent, en Babbacombe, son famosas por los materiales que han proporcionado al British Ivtuseum y al Torquay fviuseum.
A Fanny B r a w n e , 5, 6 de agosto d e 1 8 1 9
Shankiin, jueves por la noche
Mi querida Niña:
Dices que no has de tener nunca m á s cartas, tales
como la última: intentaré que tú no las tengas siguiendo obstinadamente otro camino. En efecto, no
puedo hacer un juego limpio. No estoy lo suficientemente ocioso para cartas de amor apropiadas y
directas. En este instante acabo de dejar una escena de nuestra tragedia y acabo de verte (creo si no
es una blasfemia) a través de la niebla de los parlamentos, de las tramas, las contratramas y los contraparlamentos. El amante está m á s loco de lo que
yo estoy No soy nada comparado con é l . Tiene una
Retrato anónimo de Fanny Brawne
apariencia de la estatua de Meleagro y en su corazón doble fuego destilado.' ¡Gracias a Dios por mi
diligencia!, si no fuera por esto sería desgraciado. Lo
para cambiarlos por mi catedral. T o d a v í a no estoy
animo, lucho por no pensar en ti, pero cuando he
tan cansado del paisaje como para odiar Suiza.
conseguido hacerlo así todo el día hasta media-
P o d r í a m o s pasar un a ñ o placentero en Berna o
noche, vuelves tan pronto esta excitación artificial se
Zurich, si pluguiera a Venus oír mi "Te imploro que
desvanece más rigurosa a causa de la fiebre en que
me deja. Por mi alma que no puedo decir por q u é
pudiste quererme. No pienso de mí que sea un
cobarde m á s de lo que pienso de Mr. A, Mr. Β y Mr.
C; aun si yo fuera una mujer no me gustaría ni A, B,
C. Pero basta de esto. Así que te propones que me
mantenga en mi promesa de verte dentro de poco.
La mantendré con tanto pesar como alegría: pues
yo no soy uno de los paladines de antaño que vivía
de agua, yerba y sonrisas durante años seguidos.
¿Qué no daría pues esta noche únicamente por la
gratificación de mis ojos? Dentro de una semana
nos trasladaremos a Winchester; pues siento la falta
de una biblioteca. Brown me dejará allí para hacer
una
visita a Mr. Snook en Bedhampton: en su
ausencia volaré a ti y regresaré. Estaré muy poco
rato; pues como ahora estoy en trance de escribir
temo perturbarlo -deja que siga su curso malo o
bueno-, en él probaré mi propia fuerza y el pulso del
nos oigas, Oh, Diosa",' Y si ella oyera. Dios no lo
quiera, nosotros como la gente lo llama,
ríamos
asenta-
-convertidos en una charca, en un estan-
cado Leteo- un vil creciente, una hilera o edificios," Mejor ser imprudentes movibles que prudentes fijaciones. Abro mi boca en la puerta de la
calle como la cabeza del l e ó n en Venecia* para
recibir tarjetas, cartas o mensajes odiosos. Salgo
y me seco en las reuniones de t é ; me congelo en
las cenas; me cuezo en los bailes, hiervo a fuego
lento en los festejos." No, amor m í o , c o n f í a t e a m í
y e n c o n t r a r é para ti m á s confortables diversiones;
si la fortuna nos favorece. Temo que no recibirás
ésta hasta el domingo o el lunes; como d e c í a el
i r l a n d é s : entre tanto no me odies. Estoy ansioso
de salir para Winchester pues a q u í empiezo a sentir disgusto de las jambas de las puertas, los nombres, los guijarros. Preguntas por mi salud, y no
público. En Winchester me llegarán tus cartas m á s me dices si t ú e s t á s mejor. Estoy bastante bien. Tu
pronto; y siendo una ciudad con catedral tendré el salida no es prueba de que lo e s t é s ; ¿ c ó m o te va?
placer, siempre es un gran placer cuando estoy
Las horas t a r d í a s te h a r á n mucho d a ñ o . ¿ S i se
cerca de una catedral, de leerlas durante el servicio
está bien? Estuve solo un par de d í a s mientras
paseando arriba y abajo de la nave lateral.
Brown fue a corretear por el p a í s con su antigua
mochila. Ahora me gusta su c o m p a ñ í a como la de
Viernes por la m a ñ a n a . A s í que había acabado
de
escribir hasta aquí
la pasada noche, bajó
cualquier otro hombre; con todo lamentaba su
regreso, me i n t e r r u m p i ó como un trueno. H a b í a
Brown con casaca^ y gorro de dormir, diciendo que
llegado a un s u e ñ o entre mis libros realmente
se había recuperado con un buen s u e ñ o y estaba
voluptuoso, en una soledad y un silencio que sólo
muy hambriento. Lo dejé comiendo y me fui a la
tú t e n í a s que haber perturbado.
cama, ya que estaba demasiado cansado para
entrar en ninguna d i s c u s i ó n . Te deleitarías m u c h í simo con los paseos por los alrededores, los acantilados, los bosques, las colinas, los arenales, las
rocas y c o m p a ñ í a de los alrededores. Sin embargo no son tan bellos que no les d é un cordial a d i ó s
' Estatua de IVIeleager en el museo Pio-Clementino, según, posiblemente la narración de Selina Manin. Ei "amante" se refiere a Ludolph
en Olho the Great.
' El texto dice: morning coat podria ser también una levita.
Tu siempre afectuoso
John Keats
' Profanación de una letanía anglicana.
' El texto dice: a vile crescent, row or buildings, todo se refiere a elementos urbanísticos de una ciudad, o modo de disponer conjuntos de
edificios.
' Se refiere a la famosa Bocea di Leone de los Dux de Venecia, donde
se ectiaban las acusaciones, verdaderas o pretextos de venganzas o
envidias para eliminar al oponente o al enemigo personal.
Posiblemente extraído del mismo texto de Selina Martín.
• Keats temblaba al pensar en la vida doméstica.
A John Taylor, 23 de agosto de 1819
Winchester, lunes por la mañana - 24 de agosto
Mi querido Taylor:
Se dará cuenta de que no le escribo hasta que me
veo forzado por la necesidad: y lo lamento. Tiene
que perdonarme por entrar abruptamente en el
asunto, meramente anteponiendo el acuerdo de
que no considerará mis modales negociantes de
expresarme y proceder como desconfianza ni como altanería contra usted, pero considérelo como
un deseo de orden y regularidad. He sido bastante
desafortunado últimamente por lo que a dinero se
refiere, a causa de un amenazador pleito en el juzgado. Fui privado inmediatamente de todo recurso. Confiaba un poco en que mi tutor pagara alguna de mis deudas, las cuales son de una cuantía
tolerable, pero no he recibido ni una libra. Durante
estos tres meses Brown me ha adelantado dinero:
no está en absoluto en la abundancia y estoy
ansioso por conseguir algo en otra parte. Los dos
nos hemos comprometido (esto desearía que permaneciera en secreto) en una tragedia que justo
acabo de terminar; y de ella esperamos compartir
moderados beneficios. Estando relacionados hasta este punto, Brown propuso hacerse responsable junto conmigo de cualquier dinero que usted
pudiera adelantarme para pasar el verano. Tengo
que hacerte observar otra vez que no es por falta
de confianza en su prontitud para auxiliarme por lo
que ofrezco un pagaré; sino como un remedio
para mí a causa de mi demasiado descuidado
sentimiento de la vida, el cual debería ser responsable, lo que requiere cadenas para su propio
bien, deberes que cumplir con mayor afán cuanto
menos estrictamente sean impuestos ¿no tendría
yo absolutamente ninguna esperanza?, ¿pero no
tengo razón de alegrarme con la idea de no ser
una carga para mis amigos? Si me decido a ello
tengo mucha confianza de que puedo ser un
escritor popular; lo que nunca seré; pero a pesar
de esto conseguiré un sustento. Lo mismo me
siento a disgusto con el favor del público que con
el amor de una mujer, ambos son una melaza
empachosa para las alas de la independencia.
Siempre los consideré (a la gente) como mis deudores por los versos, no a mí como el suyo por la
admiración de la que no puedo prescindir, tjltimamente he cedido a mi melancolía componiendo un
prefacio dirigido a elios: después de todo decidiendo no escribir nunca más un prefacio. "Hay
tantos versos, les habría dicho, dadme tantos
medios para comprar placer como alivio a mis
horas de trabajo." Al final de esto si deja la carta
observará: ¡Cómo una vida solitana engendra orgullo y egotismo! Cierto: sé que lo engendra pero
este orgullo y este egotismo me capacitarán para
escribir cosas más bellas de lo que podría cual-
quier otra cosa, así que cederé a ello. Tanto como
soy humilde con el genio que sobrepasa mi comprensión, me exalto y considero con odio y desprecio al mundo literario. Un muchacho tambor
que tiende la mano familiarmente a un manscal de
campo. Este muchacho tambor es lo que conmigo
la buena palabra y el favor del público. ¿Quién
desea estar entre la muchedumbre común de los
pequeños famosos, quienes están cada uno individualmente perdidos en una multitud constituida
por ellos mismos? ¿Vale la pena someterse o
hacer el hipócrita por esto? ¿Mendigar sufragios
por un asiento en los bancos de una aristocracia
numerosa de las letras? Esto no es sabio, no soy
un hombre sabio. Esto es orgullo. Le daré una
definición del hombre orgulloso: Es un hombre
que no tiene ni vanidad ni sabiduría, uno lleno de
odios no puede ser vanidoso ni puede ser sabio.
Perdóneme por martillear en vez de escribir. Dé
mis recuerdos a Woodhouse, Hessey y a todos en
la calle Percey.
Siempre suyo sinceramente
John Keats
P.S: He leído lo que Brown ha dicho en el otro
lado. Está de acuerdo conmigo en que esta manera
de proceder puede parecer demasiado ruda, distante y
poco delicada con usted. Esto, sin embargo, lo aclarará
todo. Si tuviera que pedir prestado dinero a Brovi/n y
estuviera en casa de usted, requeriría el uso del nombre de usted de la misma manera.
U^,.f^
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A J . H. Reynolds, 2 4 de agosto de 1 8 1 9
Winchester, 25 de agosto
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mundo en si misma y tiene suficiente quehacer en
su propia casa. No podría prescindir de aquellos a
quienes ya conozco y quienes han crecido como si
Mi querido Reynolds:
fueran una parte de mí mismo; pero en cuanto al
Por este correo escribo a Rice quien te contará por
resto de la humanidad son para mí tan s u e ñ o como
qué hemos dejado Shankiin; y cuánto nos gusta
las jerarquías de Milton.* Pienso que si tuviera una
este lugar. Verdaderamente no tengo apenas nada
organización de corazón y pulmones libre y saluda-
m á s que decir, por llevar una vida tan m o n ó t o n a
ble y duradera, tan fuerte como la de un buey, tanto
salvo que tenga que darte una historia de sensa-
como para soportar indemne el golpe de un pen-
ciones, y pesadillas diurno-nocturnas. No me en-
samiento extremo y una sensación sin cansancio,
contrarías en absoluto infeliz en ello; pues todos mis
podría pasar mi vida casi propiamente solo aunque
pensamientos y sentimientos, que son de natu-
durara ochenta
raleza egoísta, especulaciones caseras, continúan
demasiado débil para soportarme hasta la altura;
cada día h a c i é n d o m e m á s de hierro. Estoy covenci-
estoy continuamente obligado a controlarme y a
años.
Pero siento
mi cuerpo
do m á s y m á s día a día de que el escrito bello es lo
luchar para no ser nada. Sería en vano que me
m á s próximo al hecho bello en la cima del mundo;'
esforzara en escribirte de una manera m á s razona-
el Paraíso Perdido se convierte en una maravilla
ble. No tengo nada de q u é hablar salvo de m í mis-
aún mayor. Cuanto m á s s é lo que probablemente
mo,
puede realizar mi diligencia con el tiempo, tanto m á s
tuvieras cualquier razón para lamentar este estado
se distiende mi corazón con orgullo y obstinación.^
de excitación en mí, devolvería la marea de tus sen-
Siento que está en mi poder llegar a ser un escritor
popular. Me siento con fuerzas para rehusar el
venenoso sufragio de un público.' Mi propio ser que
sé que existe se convierte en m á s importante para
mí que las multitudes de sombras con la forma de
hombre y mujer que habitan un reino. El alma es un
¿y q u é puedo decir sino lo que siento? Si
timientos al canal correcto, m e n c i o n á n d o t e que es
el único estado para la mejor especie de poesía.
Esto es todo lo que me preocupa, todo aquello por
lo que vivo. P e r d ó n a m e por no llenarte toda la hoja;
las cartas me resultan tan agotadoras que la próxima vez que deje Londres pediré a todos que me liberen de ellas. Que se me dé crédito por la constan-
' Como en la nota 12 de la carta a George Keats del 14.11, al 3V el
texto dice 'fine", pero la tensión semántica en castellano reclama otra
palabra que "bello", "excelente"; "bello" en el sentido abstracto de
excelente,
cia y al mismo tiempo que se renuncie a las cartas
' Comparar con el Paraiso Perdido. 1.571, And now h/s heart/Distends
with pride.
• Interesante para abarcar esto, el articulo de Kattierine Philips, Upon
a scandaious libel made by J.J. to beg the Suffrage of a Vulgar
Tongue.
Siempre tu afectuoso amigo
será la m á s alta indulgencia que pueda imaginar
John Keats
' Que aparecen en el Paraiso Perdido. V.587, 591. 692, VIH 92, etc.
A Fanny B r a w n e , (?) febrero de 1820
A Fanny Brawne, 27 (?) de febrero de 1820
Mi querida Fanny:
No dejes que tu madre suponga que me tiaces
daño escribiéndome por la noctie. Por alguna u
otra razón tu nota de anoctie no era tan atesorable
como las anteriores. Quisiera que voluntariamente
me llamaras todavía amor. Verte feliz y de buen
ánimo es un gran consuelo para mí. Déjame aún
creer que tú no estás ni la mitad de feliz de lo que
estarías con mi recuperación. Estoy nervioso, lo
reconozco, y puedo creer que estoy peor de lo que
realmente estoy; si es así tienes que ser indulgente conmigo, y concédeme esta especie de ternura que has manifestado hacia mí en diversas
cartas. Mi dulce criatura, cuando considero los
dolores y tormentos que he sufrido por ti desde el
día que te dejé para ir a la isla de Wight; los éxtasis en que he pasado algunos días y las miserias
que les siguen más me maravillo de la belleza que
tan fervorosamente ha conservado este hechizo.
Cuando envíe ésta estaré en la salita de delante
observando a ver si por un instante te muestras en
el jardín. ¡Cómo levanta la enfermedad una barrera entre tú y yo! Incluso si estuviera bien, tengo
que hacerme tan buen filósofo como sea posible.
Ahora que he tenido la oportunidad de pasar
noches ansioso y despierto he encontrado que
otros pensamientos se abrían camino dentro de
mí. "Si muriera, me dije a mí mismo, no he dejado
obras inmortales detrás mío, nada que haga que
mis amigos se sientan orgullosos de mi memoria,
pero he amado el principio de la belleza en todas
las cosas, y si hubiera tenido tiempo me habría
hecho recordar," Pensamientos como éstos venían muy débilmente mientras tenía salud y cada
pulso golpeaba para ti, ahora tú compartes con
ésta (¿puedo yo decirio?) "la última flaqueza de
las mentes nobles"' toda mi reflexión.
Mi queridísima Fanny:
La noche pasada ha sido la mejor que he tenido
desde mi ataque, y esta mañana estoy igual que
cuando me viste. He estado examinando dos volúmenes de cartas escritas entre Rousseau y dos
señoras con la complicada tensión de finezas y
sentimientos entremezclados en lo que las señoras y caballeros de aquel tiempo eran tan ingeniosos, y lo que aún prevalece entre las señoras
de este país que viven en un estado de hacer eco
a la novela. La semejanza sin embargo sólo se
extiende al manierismo, no a la destreza. ¡Qué
habría dicho Rousseau al ver nuestra pequeña
correspondencia! ¡Qué habrían dicho sus señoras!
No me importa mucho. Antes preferiría la opinión
de Shakespeare sobre el asunto. El chismorreo
común de las lavanderas tiene que ser menos
repugnante que el continuo y eterno defenderse y
atacar de Rousseau y estas sublimes enaguas.
Una se llama a sí misma Clara y su amiga Julia,
dos de las heroínas de Rousseau, ellas al mismo
tiempo bautizan al pobre Jean Jacques St. Preux,
quien es el puro caballero de su famosa novela.'
Gracias a Dios he nacido en Inglaterra con nuestros grandes hombres ante mis ojos.^ Gracias a
Dios que tú eres honrada y puedes amarme sin
que se te escriban cartas y seas sentimentalizada
en ellas. Mr. Barry CornwaIP me ha enviado otro
libro, con una nota cortés. Tengo que hacer lo que
pueda para darie a conocer la estima en que tengo
su amabilidad. Si este nordeste cambiara sería
mucho mejor para mí. Adiós, mi amor, mi querido
amor, mi belleza. Á m a m e para siempre,
Dios te bendiga, amor
J. Keats
' Del Lycidas. 1.71.. de Milton. Mal citada.
J.K.
' Se refiere a La nouvelle Héloise. que estaba en la biblioteca de
Keats. Las cartas a ias que se refiere están en Correspondance originale et inédite de J.J. Rousseau avec Mme. Latour de Franeuville et
Mme- du Peyrou. Keats fue ei único de los grandes románticos que
se burló de Rousseau y no apreció su elocuencia.
^ Su observación quizás estuvo influenciada por el soneto de
Wordsworth, Great Men, en el cual dice de Francia "hay igual falta ée
libros que de hombres".
^ Pseudónimo de Bryan Waller Procter {1787-1874).
Silueta de Keats por Marianne Hunt
A Charles Brown, 30 de noviembre de 1820'
ahora el conocimiento del contraste, la aprecia-
Roma, 30 ide noviembre de 1820
ción de la luz y la sombra, toda esta i n f o r m a c i ó n
(en sentido primitivo) necesanos para un poema
Mi querido Brown:
son grandes enemigos para la r e c u p e r a c i ó n de mi
e s t ó m a g o . A q u í , ttJ, canalla, te torturo, pero tienes
Escribir una carta es para mi la cosa m á s dificii del
que traer tu filosofía para soportarlo como lo hago
mundo. Mi e s t ó m a g o contintJa tan mal, que lo
yo, realmente, ¿ o c ó m o sería yo capaz de vivir? El
siento peor al abrir cualquier libro. Con todo, estoy
Dr. Clarke está muy pendiente de m í ; dice que el
mucho mejor de lo que estaba en la cuarentena.
asunto de mis pulmones es poca cosa, pero que
Luego tengo miedo de enfrentarme con los pros y
mi e s t ó m a g o , dice, está muy mal. Estoy muy de-
los contras de cualquier cosa que me interese en
s e n g a ñ a d o al oír buenas noticias de George, pues
Inglaterra. Tengo un sentimiento habitual de que
me
mi vida real ha pasado, y que estoy llevando una
j ó v e n e s . No he escrito t o d a v í a a xxxx, quien debe
ronda en la cabeza que todos moriremos
existencia postuma. Dios sabe c ó m o habría sido,
creerme muy negligente; estando ansioso de en-
pero así me lo parece; sin embargo, no hablaré de
viarle una buena relación de mi salud la he aplaza-
este asunto. Tengo que haber estado en Bed-
do semana tras semana. Si me recupero, h a r é
hampton aproximadamente al tiempo que ttj esta-
todo lo que e s t é en mi mano para corregir los
bas e s c r i b i é n d o m e desde Chichester, q u é desa-
errores cometidos durante la enfermedad; y si no
fortunado, ¡y a d e m á s pasar por el no! ¡Era mi
lo hiciera, todas mis faltas s e r á n perdonadas. Es-
estrella predominante!' No puedo responder a na-
cribiré a XXX m a ñ a n a , o pasado m a ñ a n a . Escribiré
da de tu carta, la que me siguió de Ñ a p ó l e s a
a xxx a mitad de la p r ó x i m a semana. Severn está
Roma, porque tengo miedo de examinarla otra
muy bien, aunque lleva una vida tan aburrida con-
vez. Estoy tan débil (mentalmente) que no puedo
soportar la vista de ninguna escritura de un amigo
al que amo tanto como a ti. Sin embargo monto al
caballito' y, en la peor de mis situaciones, incluso
en la cuarentena, reuní m á s r e t r u é c a n o s , en una
especie de d e s e s p e r a c i ó n , en una semana, que
en ningtJn a ñ o de mi vida. Hay un pensamiento
que
basta para matarme. He estado bien, con
salud, alerta y c o m p a ñ í a , paseando con ella," y
migo. Da mis recuerdos a todos mis amigos, y dile
a XXXX' que no habría abandonado Londres sin
haberme despedido de é l , sino porque estuve muy
bajo corporal y mentalmente. Escribe a George
tan pronto recibas ésta, y dile c ó m o estoy, tanto
como puedas imaginarlo; y t a m b i é n una nota a mi
hermana, quien anda por mi i m a g i n a c i ó n como un
fantasma. Ella es tan parecida a Tom. Apenas
puedo decirte a d i ó s aun en mi carta. Hago siempre una e x t r a ñ a i n c l i n a c i ó n .
' Probablemente, por lo que se sabe, ésta es su ultima carta. En
Roma se alojó en las habitaciones de una casa de la Piazza di
Spagna.
' "El Cuento de Inviemo", .l.ii.201, bawdy planet, (hai will sWte /
Wtiere't is predominant.
' A menudo con el lugarteniente Isaac Marmaduke Elton, que también
murió de tuberculosis en Suiza el 24 de mayo de 1823.
' Brown sustituyó "Fanny" o "Miss Brawne" por "ella".
¡Dios te bendiga!
John Keats
* Las omisiones del copista son imposibles de sustituir.
John Keats y
101
Biblioteca de Mexico
JOHN
KEATS*
J ΠI N KEATSI
POESIA
COMPLEJA
POEMAS
E D I C I Ó N BILINGUE
ΤΟΜΟΙ
¿Pero qué hay más sublime más allá del pensamiento
SUEÑO Y POESÍA
[que tú?
(Fragmentos)
¿Más fresco que las bayas de un árbol de la montaña?
¿Más extraño, más hermoso, más suave, más regio,
Cuando tendido en mi cama dormido completamente despieito
que las alas de los cisnes, que las palomas, de las
estaba para mi, pero por qué no podía
[apenas visibles águilas?
descansar yo no lo sabia, porque ningiJn ser terrenal
(como yo supongo) tenía más dolencias
¿Qué hay? ¿Y a qué lo compararé?
que yo, porque yo no tenia males o enfennedades.
Chaucer Tiene gloria, y nadie más la puede compartir:
El pensamiento por tanto es temible, hermoso y sagrado,
¿Qué hay más delicioso que el viento en verano?
persiguiendo toda mundanería y ridiculez:
¿Qué hay más delicioso que el bello colibrí
viniendo a veces como temibles golpes de taieno,
que se detiene un momento en una flor abierta
o los bajos rugidos de las regiones interiores de la Tierra,
y luego zumba alegre de enramada en enramada?
y algunas veces como un suave cuchicheo
¿Qué hay más tranquilo que el florecer de la fragante rosa
de todos los secretos de cosas maravillosas
en una isla verde, sin que los hombres conozcan su
que respiran sobre nosotros en el aire;
[existencia?
así que ojeamos a nuestro alrededor con mirada vigilante,
¿Más saludable que el follaje de una cañada?
quizás para ver formas de luz, dibujos aéreos;
¿Más secreto que el nido de un ruiseñor?
y captar suaves notas flotantes de un himno apenas
¿Más sereno que el semblante de Cordelia?
[sonoro;
¿Más lleno de visiones que un romance sublime?
para ver una corona de laurel, suspendida en las alturas,
¿Qué, sino tú. Sueño? ¡Suave cerrar de tus ojos!
destinada a coronar nuestro nombre cuando la vida llegue
¡Suave murmurador de tiernos arrullos!
[a su fin.
¡Ligero revoloteador alrededor de nuestras felices
[almohadas!
A veces da cierta gloria a la voz,
y del corazón surge ¡regocijo! ¡regocijo!
¡Trenzador de capullos de amapolas y sauces llorones!
sonidos que alcanzarán al Hacedor de todas las cosas
¡Silencioso estrangulador de las trenzas de las bellezas!
y mueren a lo lejos en ardientes bisbíseos.
¡El más feliz de los que escuchan! Cuando la mañana te
[bendice
No hay nadie que haya visto una vez el sol glorioso,
por animar todos los ojos alegres
y todas las nubes, y sentido su pecho limpio
con esa mirada tan brillante en el nuevo amanecer.
por la gran presencia del Hacedor, pero debe saber
lo que esto significa, y sentir su ser resplandecer:
• John Keats. Poesía compieta, edición bilingue, traducción Arturo
Sánchez, Libros Rio Nuevo, Ediciones 29. Barcelona, España, 1978,
tomos I y II, 408 y 352 pp.
por lo tanto no insultaré su espíritu
diciéndole lo que ve por sus propios méritos.
¡Oh poesía! Por ti sostengo mi pluma,
La vida es la esperanza de la rosa mientras todavía no
que no soy todavía un glorioso habitante
[se ha abierto;
de tu ancho cielo. ¿Debería mejor hincarme de hinojos
la lectura de un cuento siempre cambiante;
en la cumbre de alguna montaña hasta sentir
el ligero alzado del velo de una doncella;
un glorioso esplendor a mi alrededor
un pichón cayendo en el limpio aire de verano;
y repetir el eco de la voz de tu propia lengua?
el reír de un chico en edad escolar, sin pesares o
¡Oh poesía! Por ti cojo mi pluma,
[preocupaciones
que no soy todavía un glorioso habitante
cabalgando en las bamboleantes ramas de un olmo.
de tu ancho cielo; aún, con mis ardientes plegarias,
cosecho de tu santuario algún aire limpio,
¡Oh, durante diez años, pueda abrumamne
suavizado por la intoxicación del aliento
con poesía! Así pudiera afrontar la proeza
de floreadas ensenadas, que puedo morir una muerte
que mi propia alma se ha decretado.
de lujos, y mi joven espíritu persigue
Entonces pasaré los países que veo
los rayos de sol de la mañana hasta el gran Apolo,
en larga perspectiva y continuamente
como un nuevo sacrificio; o, si puedo soportar
probar sus puras fuentes. Primero cruzaré el reino
las abrumadoras bellezas, me conducirá a las hermosas
de Flora, y el viejo Pan: dormir en la hierba,
visiones de todos los lugares; un rincón de la glorieta
alimentarse de manzanas rojas y fresas
será delicioso -un libro eterno
y elegir cada placer que se me apetezca;
donde pueda copiar numerosos y bellos dichos
atrapar las ninfas de manos blancas en sombríos lugares,
res,
sobre las hojas y las flores- sobre los juegos
enamorando con dulces besos esquivos rostros—,
de las ninfas en los bosques y fuentes; y la sombra
jugar con sus dedos, tocar sus blancos hombros
guardando el silencio en torno a la doncella dormida;
haciéndolos bellamente estremecer con un mordisco
y numerosos versos de extrañas influencias
tan fuerte como los labios lo puedan hacer; y así de
rdo,
[acuerdo,
que siempre debemos averiguar cómo y cuándo
llegaron. También revolotearán imaginaciones
un bello cuento sobre la vida humana leeremos.
alrededor de mi chimenea y allí felizmente descubrir
Y alguien enseñará a una paloma domesticada cómo
[mejor
visiones de solemne belleza, donde vagaría
en feliz silencio, como el limpio Meander
puede abanicar el aire suavemente cuando descanso;
por los solitarios valles; y donde encuentre un lugar
otra, inclinándose ágil sobre sus pasos,
de frondosa sombra, o una gruta encantada,
se colocará un manto verde flotando alrededor de su
[cabeza,
o una colina verde cubierta con un variado vestido
de flores y temerosa de su hermosura,
y todavía danzará siempre con variada facilidad,
escribir en mis cuartillas todo lo que se permita,
sonriendo a las flores y los árboles;
todo lo que sea apropiado para nuestras mentes
[humanas.
Cuando haga frente a los sucesos de este vasto mundo
otra me seducirá una y otra vez,
entrefloresde almendro yricacanela;
hasta que en el fondo de un mundo de hojas
como un poderoso gigante, y mi espíritu se inquiete,
descansemos en silencio, como dos gemas enroscadas
hasta que en sus hombros orgullosamente vea
en las entrañas de una madreperla.
alas para encontrar la inmortalidad.
¿Y cómo puedo despedir estas alegrías con un adiós?
¡Detente y reflexiona! La vida tan sólo es un día.
Si, las debo cambiar por una vida más noble,
Una frágil gota de rocío en su peligroso camino
donde pueda encontrar las agonías, la lucha
desde la cima de un árbol; el pobre sueño de un indio
de los corazones humanos; ¡Porque mira! veo a lo lejos
mientras su barca se precipita por el monstruoso
navegando sobre las azules escabrosidades, una carroza
[acantilado
de Montmorency ¿Por qué tan triste gemido?
y corceles con ondeantes crines -el cochero
atento a los vientos con glorioso temor;
I
1
y ahora los numerosos galopes trepidando ligeramente
respiración de los nuevos capullos abriéndose? ¿Des
[el significado
por el borde de una enorme nube; y ahora con alegres
ruedas descender a cielos más frescos,
de las grandes cejas de Júpiter hasta los frescos y \
adornado con plata de los ojos brillantes del sol,
campo de abril? Aquí brilló su altar,
y todavía abajo con capacitado giro resplandecen;
incluso en esta Isla; ¿Y quién puede comparar
y ahora los veo al lado de una colina verde
el ferviente coro que alzó un son
descansando a la brisa entre cabeceantes ramas.
de harmonía, a dónde jamás equilibrará
El cochero habla gesticulando maravillosamente
su propio poder de intrincado sonido,
a los árboles y las montañas y allí pronto aparecen
enorme como un planeta, y como él gira
formas de encanto, de misterio y de terror
eternamente alrededor de un desvanecido hueco?
pasando ante el oscurecido espacio
Ay, en aquellos días las musas estaban casi ahitas
compuesto por poderosos robles: mientras perseguirían
de honores; no tenían otra ocupación
sempiterna música, en su recorrido.
que la de cantar y suavizar su ondulado cabello.
¡Mira! Cómo murmuran, ríen y sonríen y lloran:
algunos con las manos levantadas y severa la boca;
¿Pudiera olvidarse todo esto? Sí, un cisma
algunos con sus rostros embozados hasta las orejas
alimentado por la vanidad y el barbarismo
entre sus brazos, limpios en su reciente juventud,
hace al gran Apolo ruborizarse por esta su tierra.
van alegres y sonrientes a pesar de la oscuridad;
Los hombres eran tan sabios de pensamientos que no
algunos mirando hacia atrás y otros con mirada altanera;
sí, miles en mil diferentes modos
[podían comprende
sus glorias; con la fuerza del grito de un infante
avanzan rápidamente -ahora una guirnalda de hermosas
cabalgaban sobre un poderoso caballo
[muchachas
que creían Pegaso. ¡Ah, funesta alma!,
danzando con su pelo suave enmarañado de rizos;
soplaron los vientos del cielo, el océano
y ahora amplios vientos. Más que desesperados intentos
amontonó sus olas y tú no lo notaste. El azul
hace el conductor de esos corceles,
mostraba su eterno florecer y el rocío
y parece escuchar: ¡Oh, que pueda conocer
de las noches de verano recogido para hacer
todo lo que escribe con tanta brillante precipitación!
la mañana más preciosa: ¡La belleza ha despertado!
Todas las visiones han huido. El coche se ha escapado
muerto para las cosas que no conocías -estaban
¿Por qué tú no estabas despierto? Porque tú estabas
a las regiones iluminadas del cielo y en su lugar
[estrechamente ligada
el sentido de las cosas reales aparece doblemente más
[fuerte,
a leyes rancias alineadas por miserables nomias
y viles círculos; tanto que enseñaste en una escuela
de imbéciles para suavizar, apaciguar, podar y ajustar,
y como un arroyo enlodazado, llevaría
mi alma a la nada: pero lucharé
hasta que, como cierta vara mágica de ingenio de Jacqg
contra todas las dudas, y conservaré vivo
sus versos exageraron. Fácil fue el empeño:
el pensamiento de aquella misma carroza y el extraño
Un mllar de habilidosos hombres usaban la máscara
viaje que realizó.
de la poesía. ¡Maldita, impía raza!
|
Blasfemaron a la brillante Lírica en su rostro
y no lo supieron -no, vagaron
¿Hay tan poco alcance
en la presente fortaleza de la hombría, que la más
[calenturienta
imaginación no puede volar libremente
como acostumbraba antaño? ¿Preparar sus corceles
llevando una pobre, decrépita norma
señalada con el más débil motivo, y más ampliamente
el nombre de un Boileau!
¡Oh tú cuya carga
para cabalgar sobre la luz y hacer cosas extrañas
es cubrir con las alas nuestras deliciosas colinas!
por las nubes? ¿No nos lo ha demostrado?
Cuya concentrada majestad llena
¿Desde el limpio espacio del éter hasta la pequeña
mi sujeta reverencia, tanto que no puedo trazar
5 benditos nombres, en esta profana tierra,
tan cercanos a aquellas razas. ¿No te avergonzaron
suena una gaita; herniosos sonidos flotan libres
sobre la tierra; Estás feliz y contento.
sus infamias? Nuestro viejo y quejoso Támesis
Estas cosas son dudosas; aún en verdad hemos tenido
¿No te deleitó? ¿Nunca anduviste alrededor
extraños truenos de la potencia de las canciones;
del delicioso Avon con triste lamento
suavizados en verdad con lo que es hermoso y fuerte,
y llanto? ¿O te despediste para siempre
la Majestad; pero la verdad desnuda es que los temas
de las regiones donde nunca más crece el laurel?
son feos garrotes, los poetas polifemos
¿O te quedaste para dar la bienvenida
inquietando el gran mar Una lluvia de luz sin drenaje
a algunos espíritus que orgullosamente pasan cantando
es la poesía. Es el poder supremo;
su juventud y mueren? Fue justamente así,
es poder, medio dormido en tu propio brazo derecho:
el sólo enarcar las cejas encanta
Pero permíteme apartar de mis pensamientos aquellos
[tiempos de dolor
a un millar de voluntariosos y obedientes agentes,
y aún así ella gobierna con discreto poder:
Ahora es una estación más tiermosa; tu has respirado
pero el poder solo, aunque nacido de las Musas,
ricas bendiciones sobre nosotros; tú has tejido
es como un ángel caído: árboles arrancados,
nuevas guirnaldas: porque hermosa música ha sido oída
oscuridad, y gusanos, y sudarios, y sepulcros
en numerosos lugares; alguna ha sido extraída
lo deleitan; porque se alimenta de los desperdicios
de su morada de cristal en un lago,
y restos de la vida. Olvidando el gran fin
por el pico de ébano de un cisne; en un espeso matorral
de la poesía. Ésta debe ser como un amigo
anidado y tranquilo en un sereno valle,
que acaricia y eleva los pensamientos del hombre.
Hermosa joven, bajo los árboles, no puedes abandonar
O D A A UNA URNA GRIEGA
tu canción, ni siquiera pueden estos árboles estar
[desnudos;
¡Tú, aún desencantada novia de la tranquilidad!
intrépido amante, nunca, nunca podrás besar,
Tú, hija de leche del Silencio y el lento Tiempo,
aunque triunfante ya cerca de la meta, no te entristezcas;
historiadora rústica, que puedes así expresar
ella no puede desvanecerse, aunque tú no tengas su
[encanto,
un cuentofloridocon más dulzura que nuestra rima:
¡amarás para siempre, y ella será hermosa!
¿Qué leyenda adornada de hojas rodea tu forma
de dioses o mortales, o de ambos
en Tesalia o los valles de Arcadia?
¡Ah felices, felices ramas que no podéis desprenderos
¿Qué hombres o dioses son éstos? ¿Qué reacias
de vuestras hojas, ni siquiera decirle adiós a la
[primavera!
[doncellas?
¿Qué loco propósito? ¿Qué lucha para huir?
Y feliz músico que sin ser sobrenatural
¿Qué gaitas o timbales? ¿Qué salvaje éxtasis?
siempre tocas canciones siempre nuevas;
Las melodías oídas son dulces, pero las que no se oyen
por siempre cálido y dispuesto a ser disfrutado,
¡amor más que feliz, más que feliz, feliz amor!
son más dulces; por lo tanto, vosotras, suaves gaitas,
[tocad;
siempre ansioso y siempre joven;
todos respirando alta pasión humana
no para el oído sensible, sino, aún más querido,
que deja al corazón muy apenado y ahito,
para el espíritu de las melodías sin tono:
la frente abrasando y la lengua reseca.
ODA A PSIQU
¡Oh diosa! Escucha estos desentonados versos,
[an-ancados
a pura fuerza y con queridos recuerdos
y perdona que tus secretos tengan que cantarse
incluso a tu suave oído en forma de concha:
seguro que hoy he soñado, ¿o he visto
a la alada Psique con los ojos bien abiertos?
Vagaba por un bosque despreocupadamente,
y, de repente, desmayándome de sorpresa,
vi dos bellas criaturas, tumbadas una al lado de la otra
entre la alta hierba, bajo el susurrante techo
de hojas y temblorosos capullos, por donde corría
un arroyuelo apenas advertido:
¿Quiénes son estos que se acercan al sacrificio?
En medio de silenciosas flores frescas de fragantes ojos,
¿Hasta qué altar verde, oh misterioso sacerdote;
azules, plateadas con capullos purpúreos,
conduces tú a esa novilla inclinándose ante el cielo
yacían respirando tranquilos en el lecho de hierba;
con sus sedosos flancos adornados de guirnaldas?
con los brazos entrelazados y las alas también;
¿Qué pequeña ciudad al lado de un río o a la orilla
[del mar,
sus labios no se tocaban, pero todavía no se habían
[despedido
o montaña coronada de una pacífica ciudadela
como si desunidos por la suave mano del sueño
ha quedado deshabitada esta piadosa mañana?
y dispuestos todavía a superar el número de besos dados
Pequeña ciudad, tus calles por siempre
al tierno ojo de la aurora del primer amor:
estarán silenciosas; y ni siquiera un alma que diga
conocí al alado joven;
por qué estás desolada, jamás volverá.
pero ¿quién eras tú, oh feliz, feliz paloma?
iSu Psique ciertamente!
¡Oh figura de Ática! ¡Bella posición! Con bien nacidos
hombres de mármol y doncellas muy labradas
¡Oh, la más hemiosa visión con diferencia última nacida
con ramas de bosques y hierbas pisadas;
de toda la jerarquía desaparecida del Olimpo!
tú, forma silenciosa, nos absorbes el pensamiento
IVlás hermosa que la estrella de la región de zafiro de
como lo hace la eternidad: ¡Frío Pastoral!
[Febe,
Cuando el viejo tiempo consuma esta generación
o el cálido resplandor amoroso del cielo de Vesper;
tú continuarás, sumida en otro dolor
más bella que éstas, aunque no tengas ningún templo
que el nuestro, como amiga del hombre, a quien dices
ni altar rodeado de flores,
"la belleza es verdad, y la verdad belleza... esto es lo
[único
ningún coro de vírgenes que susurren deliciosamente
en las horas de la medianoche;
que sabes en la tien-a y todo lo que necesitas saber".'
ni voz, ni laúd, ni gaita, ni dulce incienso
que surja abundante del encadenado incensario;
ni altar, ni enramada, ni oráculo, ni calor
de la pálida boca del soñador profeta.
P
Baitey, fechada el 22 de noviembre de 1817. Keats escribió: "No estoy
excepto de la santidad de las devociones del corazón y de la verdad
in. Lo que la Imaginación ve como Belleza tiene que ser Verdad -tanto ¡Oh,
tes como si no— porque tengo la misma idea de todas nuestras pasiomor todas son. en su forma sublime, creadoras de simple Belleza."
la más sublime! aunque demasiado tarde para
107
-Biblioteca de M « x i c a ^
[viejos votos,
demasiado, demasiado tarde para la apasionada lira
donde pensamientos en forma de ramas, recién nacidas
[con doloroso placer,
[creyente,
cuando sagradas eran las perseguidas ramas de los
[bosques,
murmurarán al viento en lugar de los pinos:
en amplio círculo estos oscuros árboles agrupados
sagrado el aire, el agua y el fuego;
rodearán las agrestes montañas ladera por ladera;
sin embargo aún en estos días tan apartados
y allí por medio de céfiros, arroyos, pájaros y abejas,
de las felices piedades, tus brillantes admiradores
las dríades reclinadas en el musgo serán arrulladas hasta
[dormir;
agitándose entre los desanimados olímpicos
veo, y les canto inspirado por mis propios ojos.
y en medio de esta amplia quietud
I Déjame entonces ser el coro y susurrar
un santuario rosado adornaré
en las horas de la medianoche!
con las enrejadas trenzas del cerebro que piensa,
Ser tu voz, tu laúd, tu gaita, tu dulce incienso
con capullos, campanas y estrellas sin nombre.
surgiendo del incensario que se balancea;
¡Con toda la jardinería que la Fantasía nunca pueda
tu altar, tu enramada, tu oráculo, tu calor
de la pálida boca del soñador profeta.
[imaginar,
que respirando flores, nunca volverá a repetir lo mismo;
y allí habrá para ti todas las delicadas delicias
Sí, seré tu sacerdote y construiré un templo
que el sombrío pensamiento pueda conquistar,
en alguna recóndita región de mi mente,
una brillante antorcha, y una ventana abierta en la noche
para permitir al cálido amor entrar!
CUANDO T E N G O TEMORES
Cuando tengo temores de que desaparezca
y cuando presiento, bella criatura de una hora,
antes de que mi pluma recoja mis prolíficos pensamientos,
que ya nunca más podré fijar mi vista en ti,
antes de que los altos montones de libros, impresos,
¡nunca he saboreado el hermoso poder
mantenidos como graneros llenos del grano maduro;
del amor no rechazado! -entonces a la orilla
del ancho mundo me quedo solo y pienso
cuando observo, en el rostro estrellado de la noche,
enormes nubes como símbolos de un sublime romance
y presiento que no viviré bastante para perfilar
sus sombras, con la mano mágica de la oportunidad;
hasta que el Amor y la Fama se hunden en la nada.,
L A FAMA, COMO UNA
MUCHACHA DÍSCOLA
UN SUEÑO DESPUÉS DE LEER
SOBRE PAOLO Y FRANCESCA EN EL
INFIERNO DE D A N T E
La Fama, como una muchacha díscola, todavía puede
Γη
Como
Hemies en cierta ocasión le dio ligereza a sus
[ser engatusada
[plumas
por aquellos que la cortejan de rodillas como esclavos
pero que se rinden a algunos muchachos atolondrados
cuando el arrullado Argos, impedido, desfallecido y
[dormido,
y se chiflan más por un corazón desahogado;
en un cañaveral de Delfos, mi pereza se sacudió,
es como una Gitana que no habla a aquellos
así jugué, así encanté, así conquisté, asi despojé
que no han aprendido a estar contentos con ella;
una Coqueta a cuyo oído no se ha susurrado lo bastante
al mundo-dragón de todos sus cientos de ojos,
y viéndolo dormido, así volé muy lejos,
[cerca
no para purificar a Ida con sus esquíes de fría nieve,
que cree que la escandalizan los que hablan de ella;
ni hasta Tempe, donde Júpiter se afligió un día,
una verdadera Gitana, nacida en la cuenca del Nilo,
sino a ese segundo círculo del triste Inflamo,
cuñada del celoso Putifar;
donde en las ráfagas, los remolinos y la Inundación
jamas locamente a los Bardos! Ragadía con desdén por
de lluvia y los granizos, los amantes no necesitan contar
[desdén;
sus penas; pálidos eran los labios que allí vi,
¡artistas desamados! ¡Locos estáis!
pálidas eran los labios que besé y bella la forma
Macedle vuestra mejor reverencia y decidle adiós,
que flotó conmigo) por
ρ la melancólica tormenta.
luego, si quiere, ella os seguirá.
Abril de 1819.
109
Biblioteca de México
Abril de 1819.
C U Á N ARDIENTE ES EL HOMBRE
A L SONETO
"No se puede comer el pastel y conservarlo."
Proverbio.'
Si nuestro inglés tiene que ser encadenado por
Cuan ardiente es el hombre, que no puede contemplar
[melancólicas rimas
sus días mortales sin que se le altere el pulso,
y, como Andrómeda, el dulce soneto
que hostiga todas las hojas del libro de su vida
engrillado, a pesar de la dolorosa hermosura,
y roba el bello nombre de su virginidad;
permítasenos encontrar, si nos vemos obligados,
es como si la rosa se arrancara a sí misma,
sandalias mejor entrelazadas y acabadas
a la ciruela madura se quitara su capa de polvillo,
que se adapten al desnudo pie de la poesía;
como si una Náyade, como un duende servicial,
vamos a revisar la lira y probar el sonido
oscureciera su limpia gruta con una capa de barro;
de cada cuerda, y así ver lo que se puede ganar
^
pero la rosa se queda en su rosal,
para que la bese el viento y se alimenten las abejas,
con oídos atentos, la atención concentrada;
y la ciruela madura sigue vistiendo su oscuro ropaje;
avaros de sonidos y sílabas, no menos
Β
que Midas con sus monedas, vamos a ser
9
JÊ
el lago tranquilo tiene la superficie de cristal;
¿por qué entonces el hombre, atonrientando al mundo
celosos de las hojas muertas en las coronas de laurel,
[en busca de gracia
así, si no permitimos que la Musa quede en libertad,
estropea su salvación por una arraigada falsa creencia?
ella quedará atada con guirnaldas propias.
Abril de 1819.
' Un equivalente castellano sería "No se puede nadar y cuidar la ropa." (N. del T.)
110
Biblioteca de México
Abril de 1819.
A L SUEÑO
L A BELLA DAMA SIN GRACIA
¡Oh, suave embalsamador de la callada medianoche!
¿Qué te aflige, caballero andante,
Cen'ando, con cuidadosos y benignos dedos
solitario y pálido vagabundo?
uestros contentos y oscurecidos ojos, refugiados de la
[luz,
Las juncias están marchitas en el lago
y ningún pájaro canta.
nsombrecidos en el divino olvido;
¿Qué te aflige, caballero andante,
¡Oh, suave sueño! Si te place así, cierra,
tan macilento y tan apenado?
) medio de ese tu himno, mis queridos ojos
) espera hasta el amén, antes que tu sopor extienda
El granero de las ardillas está lleno
y la cosecha recogida.
ededor de mi cama sus arrulladoras caridades;
Veo un lirio en tu frente
go sálvame, o el día que llega brillará
humedecido de angustia y del rocío de la flebre
en mi almohada, suspirando muchos dolores;
y en tu mejilla una pálida rosa
sálvame de la curiosa conciencia, que aún gobierna
marchitándose rápida también.
su fuerza en' la oscuridad, minando como un topo;
^gira la llave con destreza en las engrasadas cerraduras
Encontré a una dama en los campos
muy hermosa... como doncella de un cuento,
su cabello era largo, sus pies ligeros
^ ^ ^ e l l a la silenciosa urna de mi alma.
y sus ojos salvajes.
¿POR QUÉ ME HE REÍDO
ESTA NOCHE?
Tejí una corona para su cabeza
y también brazaletes, y un fragante espacio,
me miró como si amara,
¿Por qué me he reído esta noche? Nadie lo dirá:
y dejó escapar una dulce queja.
Ni Dios, ni el Demonio con sus severas respuestas,
se dignan responder desde el Cielo o desde el Inflerno.
La coloqué en mi corcel al paso
Entonces me dinjo de una vez a mi corazón humano.
y nada más sucedió en aquel día,
porque inclinada a un lado, cantaba
^ ^ C o i orazón! Tú y yo estamos aquí, tristes y solos;
^
una canción encantada.
P>ime, ¿de qué me he reído? ¡Oh, mortal dolor!
¡Oh, oscuridad! ¡Oscuridad! Siempre tengo que gemir,
B
reguntando al Cielo, al Infierno y al corazón en vano.
Por qué me reí? Conozco este arriendo del Ser,
Me buscaba raíces de dulce sabor,
miel silvestre y rocío de maná,
y con seguridad en una extraña lengua decía
¡verdaderamente te amo!
mi fantasía se extiende hasta su más alto encanto;
sin embargo en esta misma medianoche fallecería
Me llevó a su gruta de duendes
y la divisa de la brillantez del mundo vería hecha trizas;
y allí lloró y suspiró con sentimiento,
I
'sos, Fama y Belleza son de verdad intensos
y allí cen-é sus silvestres ojos
x> la Muerte es más intensa... La Muerte es el alto
con cuatro besos.
[precio de la Vida
Marzo de 1819.
palabra "en' (en otras ediciones aparece "por') es una corrección conjetural. Creo
Y allí me an\illó hasta quedar dormido,
y allí soné... ¡Ah! jAdiós dolor!,
Keats quiere dedr que la 'curiosa conciencia' está capacitada para gobernamos
so en la oscuridad del sueño. Mr. Charles Lee sugiere, de todas lomias, que su
clon pudiera haber sido escribir 'almacena' en vez de 'gobierna'
el último sueño que jamás soñé
en la fría ladera de la colina.
Poemas relacionados con Fanny
Brame
Vi pálidos reyes y también pálidas princesas,
pálidos guerreros, palidez mortal tenían todos;
gritaban: "¡La Belle Dame sans Merci
A F A N N Y BRAWNE
te ha esclavizado!"
Vi sus hambrientos labios en la oscuridad
¡Curadora naturaleza, deja sangrar a mi espíritu!
avisando horrorizados y muy abiertos
¡Oh! ¡Libera a mi corazón del verso y déjame descansar!
hasta que desperté y me encontré aquí
Arrójame sobre tu trípode, hasta que la sangre
en la fría ladera de la colina.
de sofocantes líneas desborde mi pecho lleno.
Y ésta es la razón por la que permanezco aquí
déjame comenzar mi sueño.
solitario y pálido vagabundo,
Vengo y te veo mientras tú estás ahí,
aunque las juncias estén marchitas en el lago
No me rechaces hacia el viento invernal.
¡Ah, el tema! ¡Un tema! ¡Gran naturaleza! Dame un tema;
y ningún pájaro cante.
¡Ah! mi más querido amor, dulce hogar de todos mis
[temores,
y esperanzas, y alegrías, jadeantes tristezas,
esta noche, si se me permite adivinar, tu belleza luce
una sonrisa tan deliciosa
tan brillante y tan radiante
como cuando con extasiados, dolorosos, humildes ojos
perdidos en dulce asombro,
miro y miro.
¡Quién ahora, con glotonas miradas, devora mi festín?
¿Qué mirada humilla ahora mi luna de plata?
¡Ah! Conserva esa mano lejos de mí por fin;
permite, permite que el amor queme,
pero, te lo ruego, no retires
la inclinación de tu corazón hacia mí tan pronto.
¡Oh! Guarda, por caridad,
el latido más intenso para mí.
¡Guárdalo para mí, dulce amor! Aunque la música
[produ
voluptuosas visiones en el cálido aire,
aunque nade por las danzas de los peligrosos remolinos:
Sé como un día de abril,
sonriente, frío y alegre,
un sobrio lirio, tan sobrio como hermoso;
entonces, ¡Cielos! Habrá
un junio más cálido para mí.
Por qué, esto -tu lo dirás, Fanny m í a - no es verdad:
Coloca tu suave mano sobre la blancura
donde tu corazón late: confiesa -no es nada nuevo-,
¡Divino, he dicho! ¿Qué ave marina sobre el mar
¿tiene una mujer que ser
es filósofa mientras va
como una pluma en el mar
aleteando hacia donde las grandes comentes la llevan?
¿Qué haré
llevada tiacia adelante y atrás por todos los vientos y
para conseguir de nuevo
[mareas?
¿a una velocidad incierta
esas plumas nuevas, y así remontarme una vez más
como un globo en las praderas?
por encima, por encima
del alcance del agitado Amor,
Yo lo sé, y saberlo es desesperación
y hacerlo agacharse lentamente mientras grito?
para alguien que te ama como yo te amo, dulce Fanny,
¿Debo beber vino? No, eso es vulgar,
cuyo corazón palpita por ti en todas partes,
una herejía y un cisma,
ni, cuando te marchas lejos
introducido en los cánones legales del amor.
se queda en su maltrecho hogar.
No, el vino tan sólo es dulce para los felices;
Amor, amor solitario, sus dolores muchos y grandes:
mas tristezas
Entonces, queridísima, libérame
me rodean sin nefarias.
de estos torturantes celos.
¿Dónde aprenderé a conseguir de nuevo la paz?
a barrer los pensamientos de esa tan odiada tierra,
¡Ah! Si tu valoras mi sometida alma por encima
calabozo de mis amigos, esa malvada costa
del pobre, desvaneciente y corto período de una hora,
donde encallaron y vivieron como náufragos;
no pemiifas que nadie profane mi Sagrada Visión del
esa monstnjosa región, donde corren aburridos ríos,
[amor,
siempre desde sus sórdidas urnas hasta la orilla,
o que con mda mano rompa
desposeídos de dioses de cabellos herbáceos;
la sacramental oblea:
cuyos vientos, todos sin céfiros, sosteniendo flagelantes
[varas,
no dejes que nadie toque la recién nacida flor.
heladas en los grandes lagos, para castigar a la
Si no... que se cierren mis ojos,
[humanidad;
¡amor!, en su último reposo.
cuyos viejos bosques, congelados, negros y ciegos,
I
asustarían a una dríada; cuyos campos de ásperas
[hierbas
hacen inclinarse al flaco y hambriento buey mientras
VERSOS A FANNY
[come;
sus flores malas no tienen perfume, los pájaros no trinan
y la gran e infalible Naturaleza parece por una vez
¿Qué puedo hacer para alejar
[equivocada.
los recuerdos de mis ojos? Porque ellos han visto
¡ay! hace una hora, mi radiante Reina!
i
El tacto tiene un recuerdo. ¡Oh!, di, amor, di,
j
¡Oh, que por algún encanto soleado
¿qué puedo hacer para matarlos y ser libre
j
se disipen las sombras de este inflamo!
como en mi vieja libertad?
|
Decid que han dasaparecido -con la nuava luz da la
[aurora
Cuando todas las bellezas que veía estaban bien
suficientemente para cogerme y medio atraparme,
aparece caminando mi radiante dama.
sin conservarme:
¡Oh, pemnitidma qua una vaz más descanse
cuando, no importa cuan pobres o policromadas cosas,
mi alma sobre ase deslumbrante pecho!
mi musa tenía alas,
¡Permitid una vez más a estos dolorosos brazos rodear
y siempre estaba dispuesta a seguir su curso
las tiemas cárceles da su cintura!
a donde yo la inclinaba,
inintelectual, aunque divino para mí.
Y déjame sentir tu cálido allanto aquí y allí
hasta qua an rapto sa ma arica al cabello.
1 1 4
Biblioteca de Méxicc
ί
, la dulzura del dolor!
WE
desenmascarado y siempre expuesto, sin mancha.
jame sentir esos labios otra vez!
¡Oh! ¡Déjame poseerte por completo, todo, todo mío!
sta! ¡Basta! Es suficiente para mí
Esa figura, esa belleza, ese pequeño gusto dulce
de amor, tus besos, esas manos, esos ojos divinos,
ese cálido, blanco, lúcido pecho con millones de placeres,
tú misma, tu alma, por piedad, dámelo todo,
no te quedes ni con un átomo de átomos o muero,
A FANNY
o sigo viviendo, quizás, como tu mísero esclavo,
olvidado en la niebla de la ociosa miseria,
Imploro tu piedad, piedad, amor, ¡ay! Amor
motivos de la vida, el paladar de mi mente
Piadoso amor que no tientas
perdiendo el gusto y mi ciega ambición.
a los pensativos, nunca errante, inocente amor.
Noviembre de 1B19
IIS
Biblioteca de México
JOSÉ DE LA COLINA
EL ARTE DE
SHEREZADA
T h e Book of t h e Thousand
Nights and a Night,
no, y luego nos p e d í a que a c e p t á r a m o s un obsequio, a l g ú n
objeto que lo h a b í a
acompañado
durante parte de su vida y que ya nos esperaba,
es decir las mil y una noches á r a b e s de Richard
envuelto, en el recibidor. Y unos pocos meses
Burton, en la edición de The Burton Club, era un
d e s p u é s , el 29 de julio, en una media tarde de tor-
libro que don Luis Bunuel decía visitar con alguna
mentosa lluvia, al volver yo a casa, M a r í a me dijo
•
frecuencia porque le parecía curioso y hasta diverti-
haber o í d o por radio la noticia que me entenebre-
do por la increíble abundancia de anotaciones que
ció m á s el d í a : Bunuel h a b í a fallecido.
lo convertían en una enciclopedia de usos, costum-
Bunuel h a b í a regalado a Luis Alcoriza un ma-
bres y obsesiones eróticas o meramente sexuales.
nuscrito inédito de Federico G a r c í a Lorca; a Al-
Una tarde don Luis, cuando, con T o m á s Pérez Tu-
berto Isaac la navaja-crucifijo filmada en un famo-
n-ent, revisábamos la transcripción de las entrevistas
so primer plano de Viridiana;
que habrían de integrar el libro Prohibido
al interior/Entrevistas
con Luis Bunuel,
asomarse
quiso docu-
a Emilio G a r c í a Riera
no s é q u é cosa; y a m í The Book of the
Nights
and a Night
Thousand
en la e d i c i ó n del Burton Club.
mentar no s é q u é punto de una conversación mar-
Los tomos han estado en lo alto de un librero de
ginal sobre, digamos, las posibles diferencias entre
mi casa desde entonces y rara vez los he ojeado,
la sexualidad oriental y la occidental, y para mostrar
hojeado, por una especie de vago temor: mi ele-
que esa proclividad del capitán Richard Burton hacia
mental conocimiento del inglés no es bastante
el ardiente tema era e-vi-den-ti-si-ma
para leer fluidamente la preciosista prosa burto-
ya desde las
primeras páginas, subió a buscar en su biblioteca
(su misteriosa biblioteca en el piso superior de la
casa de la Cerrada de Félix Cuevas, piso generalmente vedado a los visitantes) el primer tomo de tal
edición y nos señaló una de las primeras notas de
pie de página, referente al primer relato, el que produciendo a la doncella Sherezada producirá
el
torrente de cuentos: "Debauched women prefer
negroes on account of the size of their parts. I measured one man in Somali-land who, when quiescent,
numbered nearly six inches." Y don Luis, poniéndome en las manos el libro abierto en la página indicada y delatando con el índice la anotación, se reía y
exclamaba, acaso refiriéndose al desmedido negro
de Somalia, o quizá al obsesivo, ¿obsexual? capitán
Burton: "¡Pero q u é animal!" Aquel fue mi primer contacto con la famosa edición Burton Club de la enorme empresa sherezadiana de Burton.
niana a la que Borges le encuentra un " h e t e r o g é neo estilo", y he sentido una especie de v e r g ü e n za por ello, como si m á s que desaprovechar su
texto, estuviera yo faltando a citas con Bunuel, y
como si dejara que el libro se muriese. Cuando en
el n ú m e r o 33 de Lefras Libres,
2001,
de septiembre del
parcialmente dedicado al arte del cuento,
p u b l i q u é un ensayo titulado "El arte de Sherezada", en el que mencionaba esa e d i c i ó n (pero me
e q u i v o q u é en el n ú m e r o de tomos), J o s é Luis
M a r t í n e z , admirable erudito y ensayista, me telef o n e ó para decirme que le g u s t a r í a adquirir el
Sherezada-Burton-edición
Burton Club. Ahora
J o s é Luis lo tiene en su vasta, riquísima biblioteca
que,
sospecho, sólo él sabe sondear Y allí sin
duda The Book
of the Thousand
Nights
and a
Night e s t á donde debe estar: e s t á disponible para
una insuperable mirada lectora que lo revivirá.*
Dos o tres a ñ o s d e s p u é s , en los primeros meses de 1983, don Luis, como un ejemplar v a r ó n
J o s é de la Coline
antiguo, c o m e n z ó a prepararse a "un bel morire".
Telefoneaba a los amigos y a los cercanos conoci-
M é x i c o , 10 de julio de 2002
dos que t e n í a en M é x i c o , nos citaba en su casa,
uno cada vez, y con una gravedad sencilla, sin
solemnidad, a g r a d e c í a los momentos de amistad
compartidos, se d e s p e d í a , aclarando que ya no
recibiría visitas de nadie ni r e s p o n d e r í a al teléfo-
* Esta colección, junto con los demás libros que formaron el vasto
acervo bibliográfico de tan eminente crítico, fue adquirida por la
Biblioteca de fvléxico, y está a disposición de muchos y nuevos lectores que podrán consultarla en el recinto dedicado al Fondo Bibliográfico José Luis Martínez,
€Γ arte 5e SíjerejaSa
Mi primer contacto con Las mil y una
noches,
ocurrido en mis primeros a ñ o s , lo debo a un
libro de cuentos para n i ñ o s de la famosa edi-
vastas longitudes de tiempo insufrible
que
s u g e r í a el cuento.
Por
otro
motivo
aquellos
Cuentos
de
torial e s p a ñ o l a Calleja que entre sus grandes
Sherezada
y coloridas l á m i n a s ostentaba un espantoso
la huidiza memoria de mi n i ñ e z : la misma
m a r c a r í a n mi n i ñ e z , o mejor dicho
gigante surgido de la cima de una retorcida
palabra Sherezada,
columna de humo oscuro que, interrumpiendo
estaba en el título y ya no r e a p a r e c í a en una
el horizonte marino, a su vez s u r g í a de una
sola p á g i n a del libro; el cual era, por supues-
que misteriosamente s ó l o
p e q u e ñ a á n f o r a c a í d a en una playa y a los
pies de un viejo pescador vestido como un
" á r a b e de cuento". Aquella i l u s t r a c i ó n me caus a r í a alguna noche de espanto por el aspecto
monstruoso del genio, y a ú n m á s cuando leí la
L
E
C
T
P
A
R
A
V
R
A
.
S
breve pero vertiginosa a u t o b i o g r a f í a de é s t e
en la p á g i n a de enfrente: "El grande y terrible
S a l o m ó n , para castigarme por haberle deso-
^ Q ^ 5 ' α s !
bedecido, me e n c e r r ó en esta vasija; y durante mis primeros cien a ñ o s de prisionero j u r é
que
h a r í a rico al hombre que me liberase,
pero nadie lo hizo; y pasaron otros cien a ñ o s ,
y otros cien m á s , y miles de a ñ o s , y yo prom e t í a a ú n m á s riquezas y enormes poderes a
mi anhelado liberador, y é l continuaba sin aparecerse; y durante los miles de siglos siguientes fui l l e n á n d o m e de rencor y de odio y j u r é
que si a l g ú n hombre me sacaba de la p r i s i ó n
lo m a t a r í a por haberme hecho esperar tanto; y
como para tu desgracia eres t ú mi liberador,
DEPARTANEHTO"EDirOIÍIAl
SECRETAIÍIA«DE'EDVCACIIIN.«
dime de q u é manera prefieres morir, porque
voy a matarte." Algo d e s p u é s , habiendo despertado por la noche enredado entre las s á b a nas, y como apresado entre ellas por casi un
minuto, c o n s i d e r é con terror la idea de las
Lecturas clásicas para niños, edición de la Secretaria de
Educación Pública bajo la dirección de José Vasconcelos
Ilustración de Roberto Montenegro en Lecturas
clásicas para niños, edición de 1924
to, una s i m p l i f i c a c i ó n y a d a p t a c i ó n "ad usum
dense, hecho in wonderful
Delphini" de Las mil y una noches.
lor,
C r e í que
arabian
technico-
s e g ú n la publicidad en las carteleras de
Sherezada s e r í a el nombre de algo o alguien,
los cines, y con el t í t u l o en e s p a ñ o l de, s í . Las
pero ¿ q u é
mil y una noches,^
nombraba, o a q u i é n
evocaba?
me q u i t ó esa i l u s i ó n para
S o s p e c h é que d e b í a ser el nombre del p a í s en
compensarme con otra. Ahora yo s a b í a que
el que s u c e d í a n esas maravillosas y a veces
Sherezada era una mujer con el rostro y los
terribles historias: un ilimitado paisaje sin fron-
ojos oscuros y las r í t m i c a s caderas de la bella
teras, con desiertos, mares, selvas, palacios,
actriz dominicana M a r í a Montez, y que ade-
pescadores,
m á s contaba cuentos. Pero el film era un fias-
mercaderes, ladrones, pescadores, genios e
co con su Arabia de c a r t ó n y lentejuelas, su
incontables monstruos y prodigios, y un califa
actriz "arabizada" por el maquillaje de marca
al
Max
reyes,
princesas,
parecer
marineros,
inmortal
llamado
Harum
Al
Raschid. No era el p a í s de Sherezada, sino el
Factor,
paisajes
de
back-lot
de
la
Universal Pictures y su abundancia de figu-
p a í s Sherezada, que estaba en este planeta,
rantes alquilados a tantos d ó l a r e s la hora para
pero m á s a l l á y por encima de cualquier hori-
soportar los reflectores sunlight.
zonte, como un espejismo flotante entre el
y de veras fascinante, fue la p e l í c u l a anterior
Mucho mejor,
cielo y la tierra. S ó l o algo d e s p u é s , en las cerc a n í a s de la adolescencia, un film hollywoo-
' Arabian Nigtlis. de 1942, con John Hall, Maria Montez. Sabu,
Turtian Bey, etc, dirigidos (es un decir) por John Rawlins.
en dos a ñ o s y de p r o d u c c i ó n inglesa, con un
de Richard Burton, The Book
technicolor delicado y gran sentido narrativo,
Nights
r e s u l t ò fiel al -digamos- e s p í r i t u sherezadia-
de la preciada e d i c i ó n de The Burton Club,
no, aun si no la habitaba el cuerpo de "Shere-
que
zada": El Ladrón
dio como regalo de despedida (y que ya me
de
Años después
Baghdad.^
leí, primero en t r a d u c c i ó n
and a Nigth,
of the
Thousand
en los 16 copiosos tomos
Luis Bunuel, p r e p a r á n d o s e a morir, me
había
señalado
en el comienzo del primer
e s p a ñ o l a y en v e r s i ó n algo abreviada. Les
tomo una de las abundantes notas del obsesi-
mille
de Antoine Galland, el pre-
vo, el obsexual c a p i t á n Burton: "Debauched
cursor que con esas noches fabulosas intro-
et une nuits
women prefer negroes on account of the size
dujo en la literatura y en la i m a g i n a c i ó n de
of their parts. I measured one man in Somali-
Occidente el exotismo oriental y un romanti-
land who, when quiescent, numbered needy
cismo avant
six inches." La nota h a c í a reír a don Luis, que
la lettre.
Leí también
algunos
cuentos de la v e r s i ó n algo maja de Cansinos
exclamaba, no s é si r e f i r i é n d o s e
Assens; c o n o c í en parte la v e r s i ó n en i n g l é s
somali o a Burton: " ¡ P e r o q u é animali"). Y no
al negro
hace muchos a ñ o s v o l v í a leer, completa y en
' The Thief of Baghdad. Película Inglesa. Dirección: Michael Powell,
Ludwig Berger y Tim Whelan, 1940, Actuación; Conrad Veldt (el malvado gran visir). Sabu (el ladronzuelo), June Duprez (la princesa cautiva)
y Rex Ingran (el genio de la botella). Música de Miktós Rózsa. Dirección
artística: Vincent Korda. Producción: Alexander Korda. 1940,
el f r a n c é s original, la v e r s i ó n de Galland, de la
cual dice Borges que es "la peor escrita de
todas, la m á s embustera y la m á s d é b i l , pero
Ilustración de Roberto Montenegro en Lecturas clásicas para niños, edición de 1924
Ilustración de Gabriel Fernández Ledesma para el cuento de Aladino en Lecturas clásicas para niños
fue la mejor l e í d a " , acaso porque con ella
c i ó n admirable, muchas lecturas, una memo-
paso ¿ d e danza?
ria tan prodigiosa que nada le h a b í a escapado
hacia el cuento f a n t á s t i c o y la novela g ó t i c a .
de lo que h a b í a l e í d o ; [y] se h a b í a felizmente
daban
los europeos un
Ahora Sherezada ya no es para m í tanto un
aplicado a la f i l o s o f í a , a la medicina, a la his-
p a í s como una mujer, una maestra del arte de
toria y a las bellas artes, [y] h a c í a mejores ver-
seducir
contando
sos que los poetas m á s c é l e b r e s de su tiempo
rezada.
Y a ese r í o de relatos que parece
cuentos: el arte
de
She-
\y
además]
estaba provista
de una belleza
venir del infinito e ir al infinito, poblando con
excelente y de una virtud muy s ó l i d a que coro-
p a r a í s o s e infiernos un desierto sin fronteras,
naba todas estas cualidades". A s í espihtual-
debiera s u b t i t u l á r s e l e El libro
mente alhajada y armada, Sherezada se ha
de
Sherezada,
pues, aunque la muchacha del verbo inagota-
propuesto salvarse del Ó t e l o m ú l t i p l e y, a la
ble no sea su mayor protagonista, s í es su
vez,
principal voz narradora: un racimo de voces.
Desdémonas.
El
libro
incluye
pocos
datos
biográficos
terminar con la masacre de las diarias
La ingeniosa muchacha logra
sus dos p r o p ó s i t o s comenzando a contarle al
sobre la cuentista. En el comienzo, el s u l t á n
uxoricida serial un cuento que interrumpe a la
Shariar descubre que su primera esposa lo
siguiente noche, en la que otra vez i n i c i a r á
hace cornudo con un empleado menor del
otro para concluirlo en la p r ó x i m a , y a s í suce-
palacio y mata a ambos de un modo que
sivamente.
resulta
palabra: bajo sus propias palabras.
atroz aun en la meticulosa,
pacata
escritura de Galland: "El desdichado p r í n c i p e ,
sacando su alfanje, se a c e r c ó al lecho y de un
Uno
Logra entonces
de los misterios
la libertad bajo
que aureolan a la
s e ñ o r i t a hija del gran visir es c ó m o puede ella
solo tajo hizo pasar a los amantes del s u e ñ o a
conocer
la muerte. Luego, tomando a uno tras otro, los
gran experiencia de la vida y un i n v e r o s í m i l
t i r ó por la ventana al foso que rodeaba al pala-
trato con gente ruda, aventurera y aun de mal
cio." Y para vengarse de todo el g é n e r o feme-
vivir Pero lo cierto es que nunca ha habido
nino, a s e g u r á n d o s e de que no s e r á deshonra-
cuentista menos gratuito que Sherezada: para
do y de que siempre t o m a r á esposas v í r g e -
ella, en principio destinada al d e g ü e l l o como
tantas historias que suponen una
nes, el refinado e n e r g ú m e n o Shariar desposa
las precedentes infortunadas, contar cuentos
y desvirga cada noche a una doncella para
es, en sentido estricto, asunto de vital necesi-
darle muerte cada m a ñ a n a . Un d í a se casa
dad.
con la hija de su gran visir, y ya e s t á
aquí
dentora del pueblo (pues desea casarse con
Sherezada, que " t e n í a un coraje por encima
el s u l t á n porque "tengo el designio - d i c e - de
de su sexo, un ingenio infinito, una penetra-
parar el curso de la barbarie que ejerce sobre
Y a d e m á s de una brava h e r o í n a y re-
Escena de la película The Thief of Baghdad, 1940
las familias de esta ciudad"), es una narrado-
Entonces Jean-Paul Sartre, en alguno de
ra genial, la Madre de los Narradores, la pre-
sus
cursora de las novelas por entregas, las p e l í -
quiero acordarme, sentencia con inhabitual
libros de los que no puedo y acaso no
culas de episodios y las telenovelas seriales,
lucidez: "Para que el acontecimiento m á s tri-
y prefigura el cine de Hitcticock, el "maestro
vial se vuelva una aventura, se necesita y
del
basta ponerse a narrarlo. Eso es lo que siem-
suspense".^
Cuando, durante la f i l m a c i ó n de una p e l í c u -
pre embauca a la gente; un hombre es siem-
la, el m á s grande de los cineastas, Johin Ford,
pre un narrador de historias, vive rodeado de
le preguntaba a uno de sus asistentes de
sus
d i r e c c i ó n por q u é no h a b í a dispuesto a l g ú n
sucede lo ve a t r a v é s de ellas; y, así, tiende a
detalle de la escena a punto de ser filmada, y
vivir la vida como si la contara."
historias y de las de otro, y todo lo que
el asistente se disculpaba enumerando los
De modo que cuentan cada d í a por lo menos
contratiempos que le impidieron cumplir con lo
una historia y el cotidiano y vulgar periplo casa-
ordenado, Ford lo i n t e r r u m p í a : "Don't make
m e í r a - o f i c i n a - m e í r o - c a s a se vuelve, al ser con-
me the story of your life; just answer the ques-
tado, una aventura. Pero si todos los hombres
tion!""
son narradores, secretadores de historias, de
En un plano m á s sencillamente cotidiano, el
conatos de cuento, no todos son cuentistas.
ciudadano oficinista Pedro P é r e z , explicando
Para que la n a r r a c i ó n se convierta en cuento
ante la esposa por q u é llega tarde a comer, le
debe, de una manera u otra, acatar el a c a d é -
dice: "Deja que te
cuente: el
licenciado
mico requisito de hacerlo pasar por la
el nudo
y el desenlace,
exposi-
M a r t í n e z me p a s ó un expediente a las cinco
ción,
ya sea en ese
menos diez, el metro v e n í a lleno y paraba
orden o ya en cualquier otro. O, en otras pala-
largo rato en las estaciones, y, ya casi llegan-
bras: el cuento deja de ser mera n a r r a c i ó n
do a casa, e m p e z ó a llover y se me s o l t ó la
cuando logra que una s u c e s i ó n de hechos se
suela de un zapato y..."
arregle en un destino,
^ En la primera versión impresa de Las mil y una nociies, la de Antoine Galland, ya se da el sentido del suspense hitchcockiano (aunque sin la e final de la grafia inglesa): "La sultane Scheherezade, en
continuant de tenir en suspens le sultan des Indes..."
' "No me cuentes la historia de tu vida; sólo responde a mi pregunta."
lo mismo si el destino se
cumple en un a ñ o o en un día, o en una hora,
o en el tiempo de un p a φ a d e o . Si pongo al
Jardinero persa a explicarle al Príncipe que si
no ha plantado las rosas en los amates es por-
Collage de Willfried Satty para ΈΙ cuento dos mil dos de Sherezada", de E. Α. Poe
que ese d í a no e n c o n t r ó en el mercado al abas-
noche, por ventura,
mercado, y como la mula p e r d i ó una herradura,
—¿Por
una n a r r a c i ó n , no un cuento (y
mi jardinero
un gesto
—No
the story your life. Do it!"). Pero, en cambio,
de la Muerte—,
haré
esta
cuando
Un joven jardinero
—¡Sálvame!
mañana
persa te dice a su
Encontré
y me hizo un gesto
ve a la Muerte y le dice:
has hecho
amenazador
—respon-
sino un gesto de sorpresa.
lo encontraba
debo tomarlo
a
amenazador?
fue un gesto
mañana
Ispahan.
uno de sus caba-
qué hoy en la mañana
ya oigo al P r í n c i p e r e f u n f u ñ a r : "Don't make me
un cuento si digo esta historia "persa":
estar en
le presta
llos. Esa tarde, el príncipe
l l e g ó al otro mercado cuando ya h a b í a n cerrado, h a b r é hecho
quisiera
El buen príncipe
tecedor habitual, por lo cual hubo de ir a otro
lejos
esta noche
de
en
Pues
Ispahan,
Ispahan.^
príncipe:
a la Muerte
esta
de amenaza.
Esta
' Jean Cocteau, Le grand écart. El cuento parece genuinamente
oriental, pero quizá es invención de Cocteau.
(Incidentalmente: ¿ l a realidad a veces copia al
nuando la f i c c i ó n de una noche en otra para
arte y escribe cuentos "persas"? Hay el caso
evitar el zumbido del alfanje sobre su cuello,
de Federico G a r c í a Lorca en sus d í a s termi-
Sherezada repite el truco de Penelope, que
nales. En el Madrid de julio del 36, el poeta,
teje y desteje y reteje en la tela las figuras de
asustado ante los signos premonitorios de la
una escena (un cuento) para escapar a los
guerra civil, le dice a sus amigos: "Estos luga-
requerimientos de sus cortejadores, y acaso,
res se van a llenar de muertos", y escapa en
o
tren a su ciudad familiar, a Granada, porque
Odiseo y salvarlo del movedizo tejido de peli-
allí lo conocen y lo quieren y e s t a r á a salvo;
gros en que e s t á cautivo. La cuentacuentos
sobre todo, para dibujar
el destino
de
pero precisamente Granada s e r á una de las
modifica la realidad (y la realidad es, en la cir-
primeras ciudades tomadas por las tropas
cunstancia, "la barbarie que el s u l t á n ejerce
franquistas, y a Federico lo d e t e n d r á n , y lo
sobre las familias de esta ciudad"), emitiendo
m a t a r á n , pocos d í a s d e s p u é s . Como el jardi-
esas historias cuentos una tras otra, y unas
nero del cuento, Federico, por evadir a la
dentro de otra, p a r t i é n d o l o s en el filo entre dos
muerte, fue directamente hacia la muerte.)
noches, y a la vez inscribe a la ciudad, a las
Así,
la muchacha para posponer su anun-
mil noches y una, al s u l t á n , a sí misma y a
ciado cruel destino, cuenta cuentos, en algu-
innumerables otros personajes, en el cuento
nos de los cuales, a d e m á s , hay personajes
global, que es el libro de la voz de Sherezada,
que a su vez cuentan cuentos." Su voz, diga-
A s í nace el mito Sherezada una y otra vez teji-
mos la voz global del libro, emite historias que
do por Sherezada. Ejerciendo de principio a
interiormente se ramifican en otras historias,
fin lo que Ernest Hemingway llamaba "gracia
dibuja destinos que colectan otros destinos, y
bajo p r e s i ó n " (y no era poca p r e s i ó n : ¡la ame-
la f i c c i ó n aparece entonces como el reverso
naza del d e g ü e l l o ! ) , la astuta y graciosa hija
del tapiz en el que los hilos se cruzan, se anu-
del gran visir, la doncella cuyo e s p í r i t u tiene
dan, para crear una imagen como la otra cara
mil y un a ñ o s , tan s ó l o armada de sus s u e ñ o s
de la Luna. Contando, interrumpiendo y conti-
y de su arte verbal, domina el fluir del tiempo,
* Se produce de este modo una "mise en abîme", como en esas
estampas en que un pintor pinta un paisaje dentro del cual se ve al
mismo pintor pintando el mismo paisaje, dentro del cual el susodicho
pintor pinta otro,., y así supuestamente hasta el infinito.
ta s e ñ o r i a l del cuento de cuentos.
vence a la muerte y se ehge en la protagonis-
Las
mil y una noches,
titularse El arte de
entonces, debiera
Sherezada.
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Colofón de Lecturas clásicas para niños
UN
LAS
CUENTO
MIL
Y
BREVE
UNA
DE
NOCHES
LAS SEIS DONCELLAS
Una
vez estaba sentado M a m ú n , el p r í n c i p e
de los creyentes, en el interior de su palacio,
historia
antigua
y
sabéis
muchos
versos;
demostrad pues vuestra e r u d i c i ó n , poniendo
rodeado de muchos poetas y consejeros de
cada una de relieve sus prendas propias y las
su reino, y, d i r i g i é n d o s e a uno de sus comen-
faltas ajenas, alegando en su apoyo textos del
C o r á n , de los poetas y de las m á x i m a s a n -
sales que se llamaba Mohamed, dijo:
-Cuéntame
algo
que
yo
no
haya
oído
Al o í r esto l e v a n t ó s e la esclava blanca y dijo
nunca.
-Oye
tiguas.
atento, repuso Mohamed. Un rico co-
d i r i g i é n d o s e a la negra:
se
- ¡ D e s d i c h a d a de ti! Yo soy la clara luz y la
e s t a b l e c i ó en Bagdad, t e n í a seis esclavas: la
luna esplendorosa. Mi color es el de la rosa
primera era blanca, la segunda morena, la ter-
blanca, el de un d í a sereno y apacible y el de
merciante
de
la
Arabia
del
Sur, que
quinta
las resplandecientes estrellas. Por eso ha di-
amarilla, y negra la sexta; todas t e n í a n , sin
cho el profeta de Dios: "Aquella cuyo rostro es
embargo, hermosas facciones y p o s e í a n cier-
blanco
to grado de cultura y disposiciones muy felices
S e ñ o r . " Los musulmanes se distinguen de los
para la m ú s i c a y el canto.
infieles por sus blancos turbantes; t a m b i é n la
cera, gruesa, la cuarta delgada, la
conservará
siempre
la
gracia
del
noche, que estaban todas reunidas y
nieve baja blanca del cielo. Yo p o d r í a seguir
h a b í a n comido, bebido y recitado versos, les
encareciendo a ú n muchas ventajas y prerro-
dijo su s e ñ o r :
gativas del color blanco; pero prefiero m á s
Una
- T o d a s h a b é i s l e í d o el C o r á n , c o n o c é i s la
hacer resaltar tus faltas. ¡ O h , t ú que eres la
negra obra de un herrero y que tienes el si-
• Las mil y una noches. Cuentos árabes, edición ilustrada con dibujos
de Femando Schuitz Wettel, tomo primero, Editora Nacional, S.A.,
1984. 608 pp.
niestro y f ú n e b r e color del cuervo! ¿ N o cono-
acaso las palabras de aquel poeta que
den de Cam, a quien N o è maldijo a causa de
^ • i j o : "Preciosas son las blancas perlas, y el
su d e s v e r g ü e n z a , d e s t e r r á n d o l o a Abisinia;
^Biegro c a r b ó n es de un precio m í n i m o ; un ros-
también
i ^ t r o blanco denota a l e g r í a y felicidad, pero el
negros carecen
^mss
negro es signo de un temperamento s a t á n i ^bo"?
T a m b i é n s a b r á s que los negros desden^
e s t á n todos contestes en que los
de inteligencia y hay un
proverbio que dice: "Un negro y un inteligente
no pueden avenirse nunca."
A una seña de su dueño, la negra se puso
de pie y dijo a la blanca:
do por ella y es la que antecede siempre al día,
¿Y no es negro el cabello del hombre cuando
- ¿ N o sabes tú que Dios juró en el Corán por
es joven y blanco cuando ya falto de vigor y ale-
la noche, cuando extiende sus sombras, y por
gría se aproxima a la tumba? Si el color negro
el día, cuando derrama sus luces? Si la noche
no fuese el más valioso, no se hallaría ni en el
fuera algo despreciable. Dios no hubiese jura-
centro del corazón ni en el de los ojos. ¿No es
(
noche la que más aman y aprecian los
nantes? ¿No se escribe el nombre de Dios
nantes?
se levantó la amarilla y dijo, señalando hacia
la morena:
)n1 caracteres negros, y el almizcle y el ámbar
-Mi color alegra todos los ojos. Es el color
) son negros también? Tú glorificas tu color
del oro, de las estrellas, de la luna, de las
)lanco
anco y frío, y no piensas que la nieve y el
manzanas y del azafrán. De mí dijo un poeta:
granizo aumentan las penas del infierno.
"Mi amada se parece a la luna resplande-
También un poeta ha dicho: "¿Hay algo más
ciente. Sus ojos son tan agradables como el
precioso que el almizcle? ¿Algo más barato
oro, y su mirada, tan deleitosa como el
que el yeso? En los ojos no sirve lo blanco; sólo
azafrán." ¿No sabes cuál es el color que tú
lo negro tiene precio."
tienes? El de un búfalo, de quien todos huyen
El comerciante hizo que se levantara la
y de otras muchas cosas que repugnan a
esclava gruesa, que, desnudando sus brazos
todos; el de la herrumbre; el de un montón de
y sus piernas y encarándose con la delgada,
tierra. Tienes un color intermedio que no le
dijo:
gusta a nadie. No hay ni rosas morenas ni oro
-¡Loado sea Dios que me hizo tan gruesa y
moreno.
que en su libro sagrado encareció las preemi-
Por fin se levantó la morena y dijo:
nencias de las gordas, diciendo: "Y Abraham
-¡Loado sea Dios que no me ha hecho ni
trajo una ternera gruesa." Mi cuerpo se parece
blanca ni negra ni amarilla!, pues mi color es
a un jardín cargado de melocotones y gra-
el más preferido y más cantado por los poe-
nadas y de toda clase de flores; todos pre-
tas. ¿Qué es lo que más se pondera en una
fieren a un pájaro o a un carnero que esté
doncella, sino el oscuro lunar que hermosea
gordo. ¿Debo detenerme en todos los defec-
sus mejillas? No creáis que os envidie lo más
tos de las flacas, en sus piernas de gorrión y
mínimo; a ti, lechuza; a ti, mamarracho del
en sus cuerpos que parecen los palos de una
infierno, y a ti, repugnante papilla. De ti dijo un
horca?
poeta: "Cuando veo a una mujer amarilla me
El comerciante se echó a reír y, haciéndola
sentar, dijo a la flaca que hablara.
-¡Alabado sea Dios!, dijo ella, que me ha
parece que está enferma, y cuando se me
aproxima, siento tal angustia y temor como si
fuera a morir."
dado una figura tan graciosa y encantadora.
El comerciante las puso en paz entre sí y
Jamás he oído que un amante compare a su
las regaló, a cada una, un hermoso vestido,
amada con un elefante o un camello, sino con
oro y piedras preciosas.
el tallo de un junco, una caña india o una
El califa se rió mucho al oír esta peregrina y
gacela. Yo siempre estoy fresca y alegre, me
chistosa historia y después hizo que Mo-
nuevo fácilmente como un gorrión y me samuevo
hamed le comprara las seis esclavas por seis
sfago con muy poco alimento. Tú que estás
Isfago
mil dineros. Pero poco tiempo después recibió
rani gorda no sirves más que para la matanza;
una carta del comerciante que decía;
I
smpre estás grave y sombría: te cansarás
Sempre
"Seis hermosuras me han robado el co-
seguida; cuando te sientas, no te puedes
razón, y mi alegría se ha marchado con ellas;
vantar; nunca estás harta de manjares, si
pvantar;
eran mis oídos, mi vista y mi alimento, mí
n
|
ulem
r es
uermes te cuesta
mucho
el despertarte
y sueño
y mi vida. Mi pena es tan grande, que
te cuesta
mucho
el despertarte
y
ncas como un buey cuando le degüellan. Te
roncas
Estas líneas enternecieron tanto al califa
chado"; eres inmóvil como una montana,
montaña, y
que devolvió inmediatamente sus esclavas al
cuando andas por el Oriente se oyen tus pa-
comerciante; regalándole, además, ricos ves-
^
•ljos
I
no pienso más que en la muerte."
areces, como dijo un poeta, "a un odre hinpareces,
os por por
el Occidente.
el Occidente.
Accediendo a los deseos del comerciante,
tidos, y enviándole la suma de seis mil dineros.
MARCO ANTONIO
CAMPOS
EN EL CAFE
PIZARRA
Sentado en el ala del café, del lado izquierdo de las golondrinas
y al lado de la catedral, bebiéndonne el menos de un gintonic,
me pregunto, pregunto sin aspavientos:
de qué ventana del Palacio de Justicia cayó la justicia,
por qué, a quienes juraron la República,
K^ÊÊÊ
aún se les fusila en el patio del cuartel,
quién en cuándo y cómo y dónde dirá de España
v^l
V
la historia de América sin el naufragio de las navegaciones^
A mi edad ya no quedan por decir demasiadas cosas;
lo mínimo y precario que queda es saludarnos, amar de sesgo
y de perfil mujeres que se olvidan ya de verte,
la mañana delictiva que te cruza la noche sin alcohol.
Pero señores, a quienes enmohece el dinero y
mueren y matan por tener poder: aún desciendo
al Mediterráneo a la búsqueda del sol
y dondequiera digo y hago lo que quiero (si lo quiero),
soy libre en el adiós de las jóvenes de piernas torneadísimas,
la poesía toca fondo -allá lejos- en el índigo del horizonte,
donde el vuelo del gorrión desciende en naranja
o en amarillo para deslumhrar el punto en que lo vemos.
Lo digo claro, lo digo, claro, lo aclaro aquí, al lado
de la catedral de Oviedo, contemplándome la cara
en las heces del café que me leo en la taza,
en la taza que dibuja el plato, en el cuerpo
que cayó de bruces, no por el hecho de viajar, no,
sino por exigirle más de lo debido.
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1
m
=
HISTORIA DEL CIEGO
Y DEL PARALÍTICO*
Preguntáronle en cierta ocasión a un sabio muy
-Ponte de pie y coloca sobre tus hombros al
versado en ciencia teológica si en la otra vida re-
paralítico, el cual con sus ojos te guiará y tú con
cibirían su premio y su castigo el cuerpo y el alma
tus piernas lo conducirás hasta el árbol. Yo me
marcho y cuando esté fuera, podéis saciar vues-
conjuntamente.
-El cuerpo y el alma, contestó, participarán por
tro apetito.
igual de la suerte que les está deparada, pues en
Púsose de pie el ciego y, colocando sobre sus
común obran uno y otra, como obraron el ciego y
hombros al paralítico, lo llevó hasta el árbol cuya
el paralítico de la historia que voy a referiros.
fruta cogieron, arrancando además, algunas ra-
Un ciego y un paralitico, que eran amigos y juntos pedían limosna, manifestaron un día su deseo
de que algún rico les permitiese entrar en su huer-
mas y causando después grandes destrozos en
todo el huerto.
Cuando llegó el propietario y vio su huerto
to. Oyó un hombre bondadoso y compadeciendo - destruido, montó en cólera y encarándose con el
se de ellos los llevó a su huerto, los obsequió con
frutas y los dejó allí, suplicándoles tan sólo que
ciego y el paralítico dijo:
-¿Qué habéis hecho? ¿Es este el premio que
me dais por haberos dejado entrar en mi huerto y
nada estropeasen.
Pero cuando los mendigos hubieron probado
aquella fruta, súpoles ésta tan bien, que sintieron
obsequiado con sus frutas? ¿Cómo habéis podido abusar así de mi confianza?
ganas de comer más. Y habiéndose comunicado
-¡Oh, señor, respondieron los mendigos. Bien
uno a otro sus deseos, lamentándose el paralítico
sabes que no hemos podido ser nosotros los auto-
de no poder alcanzar las frutas y el ciego de no res de todo esto, ya que somos ciego el uno y paralítico el otro.
poder verlas.
En esto llegó el guardián y les preguntó por qué
-¿Aún os atrevéis a negar vuestra fechoría?
estaban tan tristes; y habiéndoles ellos explicado
¿Creéis que no sé cómo la habéis realizado? Si
el motivo de su malhumor, díjoles aquél:
hubieseis confesado vuestra culpa os habría per-
-¡Ay de vosotros si tocáis una fruta más! ¿No donado; pero puesto que la habéis negado os
habéis oído cómo mi amo os advertía que no es- daré el castigo que merecéis.
tropeaseis nada del huerto? Reprimid, pues, vuestra avidez; de lo contrario, os arrojaré de aquí.
Y expulsándolos del huerto, los encerró en una
cárcel, en donde al fin murieron.
-Queremos coger fruta de ésta, respondieron;
El significado de esta parabola, dijo el sabio, es
el amo no sabrá nada. Por favor no nos descubras
el siguiente: el ciego representa el cuerpo, y el pa-
y danos algún medio para que podamos satisfa-
ralítico el alma; el huerto es la imagen del mundo,
cer nuestros deseos.
y el propietario es Dios, el Creador; el árbol sig-
El guardián, al ver que no querían seguir su
nifica el apetito animal, y el guardián es la inte-
consejo, dijo al ciego:
ligencia que advierte lo malo y aconseja lo bueno.
' Las mil y una noches, Cuentos árabes, edición ilustrada con dibujos
de Fernando Schuitz Wettei, tomo primero, Editora Nacional, S.A.,
1984, 608 pp.
juntamente el premio y el castigo.
Por esto el cuerpo y el alma han de compartir con-
ISSN 0188-476X
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