jWadmd, 30 de OetubPe de 1911.

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jWadmd, 3 0 d e OetubPe
d e 1911.
ejERCiTO V rnñf^iNñ
310
STjnycj^iRio
TEXTO.—El Capitán General D.José López Domínguez.—Crónica quincenal.—Los acorazados franceses.—El contrabando de armas.—Efemérides militar notable de la quincena: Batalla del Salado.—Notas gráficas de la quincena.—La actualidad extranjera.-Italia y Turquía en guerra:
El dominio de la Tripolitania y el peligro de los Balkanes.—El nuevo submarino «Laubeuf».—De «re marítima-'.
FOTOGRABADOS.—El Capitán General D. José López Domínguez.—Columna conmemorativa y descubrimiento de ella el día l.ó de Octubre.—
Primer festejo de la fiesta de la jura.—Jura de banderas en el patio del Alcázar el día 15 de Octubre.—Firmando la documentación 'que se 'colocó al poner la primera piedra en el monumento conmemorativo.—Colocación de la primera piedra el día 17 de Junio en el sitio donde estuvo
la tienda de S. M. en el Campamento de los Alijares,—El Coronel Villalva dirigiendo la palabra y la Academia, formada delante del monumento conmemorativo de la visita de S. M. el Rey. — Caballería italiana. — Infantería italiana. — Caballería turca. —Infantería turca.—Víctor
Manuel \l, Rey de Italia.—Almirante italiano Aubrey.—Mahomed "V, Sultán de Turquía.—La escuadra turca en Constanfínopla. —General en
Jefe italiano Canevá.—Infantería turca saliendo de Salónica—BersagLeris italianos en marcha.—Caballería turca vadeando un rio.
EL CAPITÁN GENERAL D. JOSÉ LÓPEZ DOMÍNGUEZ
V
ÍCTIMA de pertinaz dolencia falleció en esta Corte, á logró brillantes triunfos, que acrecentaron su merecida
la avanzada edad de ochenta y un años, el Capitán fama. Figuró siempre en la política activa en las filas democráticas de la Monarquía, constituyendo, con los que
General de Ejército D. José López Domínguez.
Era el finado el más antiguo de los Príncipes de la seguían su credo político, la fracción izquierdista del partido liberal.
Milicia y procedía del Arma de Artillería.
Fué diversas veces Ministro de la Guerra, y en la anEn su juventud militar asistió, como agregado militar,
terior etapa liberal presidió un Gobierno que llevó á la
á la acción de los franceses en Crimea.
Sobrino de aquella gran figura histórica que se llamó práctica anheladas reformas y que trajo al Poder auras
en vida el Duque de la Torre, á su lado prestó grandes de libertad.
¡Descanse en paz el veterano soldado y prestigioso poservicios militares y políticos.
.... En la campaña del Norte contra las huestes carlistas. lítico!
cí^tKS
s i ^ o&oeso
K ^ S>3 tS>S! E ^ e s o E50 K^SJ C<a SO B<3 B O B-Í3 El«fl SSO S O B O
CRÓNICA QUIHCENAÜ
Papeles son papeles.—Francos, reformista.—Todo
está igual, parece que fué ayer.—Con la nuisica
á otra liarte.—Serenata catalanista.
Las papeleras adosadas á los muros de los edificios en
las calles principales, ha sido la innovación municipal de
la quincena. Obsesión de nuestro Alcalde primero: esto y
los evacuatorios subterráneos darán fe de su paso por el
Municipio; y, ¡ay!, que fe darán también de su democrático poderío el déficit que la alteración de impuestos lleva
á las arcas del Ayuntamiento, víctimas de otra obsesión
lastimosamente errónea: la supresión del arbitrio de Consumos.
Los artículos de primera necesidad siguen por las nubes, sin que los dignos sucesores de Mercurio hayan rebajado sus tarifas, antes al contrario. La carestía de la
vida sigue en crescendo rápido; el impuesto sustitutorio
de inquilinato es una carga más para el paciente madrileño, que ha visto en poco tiempo subir en enorme desproporción los alquileres de las viviendas.
Pero no nos apuramos, tenemos, en cambio, donde
arrojar nuestros papeles, y eso que muchos los hemos
perdido por completo. Las papeleras son estéticas: semejan portatiestos dé mimbre dorado, de los que orlan las
antesalas humildes ó los confortables rincones de los gabinetes de la infortunada clase media; de la clase que sufre el celo reformista de los de arriba y la tiránica protesta rebelde de los de abajo.
Realizada su exótica idea, el Sr. Francos Rodríguez se
ha marchado con la música á otra parte: ha ido con varios Concejales y la banda municipal á Barcelona. Allí logrará otro de sus triunfos: llegar á un concierto con todos los heterogéneos elementos políticos que bullen y se
agitan en la ciudad condal.
Que los agasajos barceloneses no amengüen la salud
de nuestro Alcalde y le den bríos y energías para más
importantes reformas que las que en su etapa de mando,
pu ede asegurarse, sin que nadie se atreva á rectificarnos,
han ido á parar al cesto de los papeles.
Falsa piedad.—Falacias punibles.—La leyenda falsa.—No hubo tormentos.—La Guardia civil injuriada.—Castigúese á los maldicientes.
La piedad humanitaria ya no muestra su compasión en
súplicas, ni demanda perdón para los culpables: altiva y
amenazadora acude á fábulas difamantes para sujetar con
despótico escándalo la cuchilla del verdugo.
En Cullera, unos desalmados se pusieron fuera de la
ley en nombre de una revolución reivindicadora, que empezaba por aplastar, algo más que simbólicamente, la repres^'.ntación de la justicia humana. El robo, el asesinato
con ferocidades de hiena; el salvajismo audaz y sin freno, arrollaron momentáneamente el valladar del orden,
cuando la fiebre revolucionaria paseó unos días nuestra
Patria.
Con tino exquisito, con celo admirable, la Autoridad
militar, por poderes de la ley, nombró jueces, que inquirieron sin agravio, que apresaron sin violencias, que cumplieron sus penosos deberes á conciencia, sin odios de
ideas antitéticas, sin apasionamientos de banderías políticas.
Era precisa una leyenda, era necesario un oprobio más,
y no hubo inconveniente en fabricade, en urdide, en tramade, aun á trueque de desgarrar, con un jirón más, la
honra nacional.
¿Qué importa que nuestro nombre sufra menoscabo en
el Extranjero? ¿Qué importa que crean en una España
atávica y salvaje, apegada á sus rutinas, encariñada con
su Inquisición, fuera del concierto de los pueblos cultos
y civilizados?
A ellos, á los falsos denunciadores, al italiano que se
negó á servir con las armas á un pueblo que hoy estima
por Patria, para escarnecerla, y á sus secuaces y fanáticos adláteres, á esos no les importa un borrón más en el
prestigio hispano. A menos que sueñen con la intervención extranjera como único medio de lograr el escalamiento de un Poder del que les aleja cada vez más su
poco acertada labor de aproche político.
EJÉI^CITO V TTl^l^mfl
No hubo tormentos; la leyenda ha quedado totalmente
desvanecida. El prestigioso General Conde del Serrallo
autoridad militar de la región levantina, ha procedido con
tal corrección y con tan exquisito tacto, que su caballerosidad ha resplandecido en todo momento, hasta solemnemente reconocida por sus enemigos. Su labor ha destrozado el cúmulo de falacias de sus impugnadores, y ni
por un instante ha pensado en dimitir un cargo, en el que
su crédito, excepcional ya, ha conquistado nuevos méritos; un cargo, que ejerce á satisfacción plena del Rey, del
Gobierno y de todas las personas amantes del orden, que
afortunadamente van siendo más de las que se creen.
Muchos son los telegramas que de todas las entidades
y Corporaciones felicitan al prestigioso General.
La Guardia civil, como siempre, pagaba en la burda
trama, la enemiga de los inventores de martirios; á las
dignas clases del benemérito Instituto se acumulaban inquisitoriales indagatorias y bárbaros castigos. El Montjuich de Levante se ha esfumado rápido ante la luz de la
Verdad. Sirva este luminoso desenlace de ejemplo y
norma de supuestos é hipotéticos tormentos en análogos
casos.
Por encargo de sus compañeros de Gabinete, el Ministro de Estado ha dirigido un telegrama circular á los Embajadores y demás representantes de España en el Extranjero dándoles cuenta de los acuerdos del Gobierno y
de los informes transmitidos por el Capitán general y el
Gobernador civil de Valencia.
La comedia é finita; empieza el drama.
Caiga sobre los maldicientes antipatriotas el férreo
yugo de la ley, y por esta vez no confundamos los españoles inmunidad con impunidad. Hasta ahora, para ciertas gentes ha habido sinonimia entre ambos vocablos.
¿La habrá en lo sucesivo? Los partidos de orden tienen
la palabra..
,
De Melilla.—Paz intranquila.—Viaje rápido.—Impresiones del cronista.—La labor magna del General Marina.—Patriótica decisión del General
Luque.—Hizo muy bien.—Esperemos.
Después de la muerte del General Díaz Ordóñez, una
paz intranquila y molesta, pero paz al cabo, reina en campamentos y posiciones. La jarka disminuye con la proximidad de fríos y lluvias, y muy en breve la normalidad
invernal será un hecho. El cronista hizo pasados días un
viaje rápido á Melilla, tan rápido, que un amigo suyo dice
que fué á la población africana á tomar el vapor que de
allí sale para Málaga.
Impresiones del viaje: muchas y muy diversas.
Sólo viéndolo sobre el terreno puede admirarse la labor del General Marina; labor tenaz y patriótica que con
siguió su dominación efectiva sobre algo más de cien kilómetros cuadrados, rompiendo vigorosamente el circuito
que durante siglos aprisionaba la plaza en reducidos y
estrechos límites. Admiran las carreteras con un firme, que
para sí quisieran muchas que enlazan en la Península
partidos judiciales y aun capitales de tercer orden; dos
ferrocarriles serpentean su férrea trayectoria, bordeando
la costa de Mar Chica; en su viaje veloz, pasa cinematográficamente el teatro de las memorables acciones de Julio de 1909. Por todas partes líneas telegráficas y telefónicas, en las afueras de Melilla, industria naciente y
311-
pujante. Nador, un pueblo improvisado, con alardes de
modernismo.
Melilla, creciendo, hermoseando, con una vida animada y bulliciosa, con calles amplias, trazadas á cordel, buenos comercios, edificios esbeltos. El cronista iba á ser
testigo de anunciadas operaciones, que un patriotismo
nunca bastante ponderado del General Luque dejó en
proyecto, aun á trueque de afrontar inmerecida impopularidad. Cuando el fruto no está maduro debe seguir en
la rama; separarlo de ella es inutilizarlo. El sacrificio del
Ministro que en el soñado triunfo cifraba sus esperanzas
y sus entusiasmos, fué inmenso. Es de alabar su decisión
oportuna; su claro talento previo la manifiesta inoportunidad de lo que juzgó desde la Corte empresa del momento, y recogiendo velas desistió, con loable acierto, de
sus propósitos bélicos. ¿Hizo bien? Admirablemente. Su
acierto y su discreción merecen plácemes.
Por un momento, la tempestad política amenazó al General Luque con excomunión. Pasó la nube con silenciosa
rapidez, y un optimismo sensato aplaudió su determinación
y dio beneplácito á la visita inspectora del Ministro, que
en nada estorbó las iniciativas del alto mando en el Rif.
Mucho podía contar el cronista, propio y ajeno; pero
en su prudente y voluntario mutismo está el discreto término medio. La operación famosa, ¿se hará? ¿No se hará?... Callemos y esperemos.
Dos ascensos y tres banquetes.—Banquete I.
Banquete II.—Banquete III.
El ascenso del General Marvá ha sido otro acierto del
Ministro de la Guerra. La opinión ha visto con agrado
que un hombre de tan extraordinaria valía alcance el
empleo de General de División. Nosotros nos alegramos
mucho de la decisión ministerial, que nos permite felicitar
al sabio ingeniero.
El domingo 29 obsequiaron al ascendido con un entusiasta banquete, en el restaurant Tournié, sus compañeros
del distinguido Cuerpo de la guarnición de esta Corte.
Con otro banquete de cariñoso afecto, comida de amigos, en la que reinó efusiva franqueza y cordial sinceridad, fué obsequiado por su ascenso á Teniente Coronel
el ilustrado y prestigioso Jefe D. Manuel Montilla Medina.
En el Casino de Madrid se celebró el sábado 28, por la
noche, la grata fiesta, á la que asistieron los señores Conde de Locatelli, Morales, Montilla García, Bustos, Gistau,
Fernández Sougel, Ruiz Benítez de Lugo, Soto, Murciano,
Garmilla, Lagasca, Marfil, Suárez, Madariaga, Hévia y
Matilla.
Esta fiesta tuvo su primera parte análoga con la que el
Teniente Coronel Montilla invitó á todos para celebrar su
ascenso.
Otro banquete militar tuvo efecto el sábado, á la una, en .
el salón de actos del cuartel de Reina Cristina.
Los Jefes y Oficiales del Regimiento del Rey se reunieron para obsequiar á sus compañeros los Sres. Torres,
Fuentes y Moreno Abella, que regresaban de hacer prácticas en el Regimiento de Magdeburgo, del cual es Coronel honorario el Rey de España.
Éste sorprendió á los comensales, y con tal motivo el
Coronel Águila pronució elocuentes frases, y el Rey dirigió un saludo cariñoso al Regimiento y á los Oficiales que
habían regresado.
Polinomio.
i^síRñcion miuTñf^
312
üOS ACOHñZñDOS FH^NCESES
L
A catástrofe del Liberté ha privado á Francia de uno de
los buques con que contaba para completar el programa naval, que debe proporcionar á aquella nación, en 1917,
una flota cuyo núcleo la constituirán 28 acorazados de linea.
De estos habrá 6 del tipo Liberté, 6 del tipo Voltaire y 16 del
tipo Jean Bart, aunque es posible que, dada la vertiginosa
rapidez con que varían hoy las construcciones navales, los
últimos buques de este tipo difieran de los primeros.
La comparación de los tres tipos citados pondrá de relieve la marcha que en lo que va de siglo, del cual no llevamos
aún once años, ha seguido la construcción de las grandes
unidades de combate.
Los acorazados del tipo Liberté son, además de éste, Pa-
cert, Mirabeau, Diderot y Danton. Aunque mucho más recientes que los anteriores, distan bastante de reunir las condiciones de los llamados Dreadnought, contemporáneos
suyos. Las características de este tipo son:
Eslora, 145 metros; manga, 25,80, y calado, 8,45.
Desplazamiento, 18.350 toneladas.
Caballos, 22.500.
Velocidad, 19 nudos.
PROTECCIÓN.—Coraza, á todo lo largo, de270 milímetros en
el centro, 200 en los extremos, 300 en las torres de las piezas
de 305 milímetros y en los blockaus, y 220 en las torres destinadas á las piezas de 240 milímetros. Encima de la coraza
existe otra faja protegida, pero sólo de 220 milímetros. Tienen además estos buques una protección especial contra los
torpedos, constituida por mamparos longitudinales y transversales, situados debajo del puente inferior, que constituyen
varias celdas; pero no debió reputarse este sistema suficientemenie eficaz, á pesar de su coste, puesto que no se ha adoptado en los tipos posteriores. El puente es doble, como en
los acorazados del tipo Liberté.
1'berté
ARMAMENTO.—Cuatro piezas de 305 milímetros en dos totrie, République, Justice, Vérité, Démocratie. Aunque estos rres, y doce de 240 milímetros en seis, tres por banda. Estas
buques empezaron á construirse en 1900, sus proyectos son seis torres quedan dentro del bloclíaus. Además tienen pieanteriores á esta fecha, y puede decirse que al botarlos, resul- zas de tiro rápido de 75 y 47 milímetros y dos tubos lanzataron ya anticuados.
torpedos. La disposición del armamento puede verse en la
Las características de este tipo son las que á continuación adjunta figura.
se expresan.
Comparado este tipo con el anterior, resulta un aumento
Eslora, 133,80 metros; manga, 24,25, y calado, 8,20.
de tonelaje y la desaparición de la artillería de calibre medio,
Desplazamiento, 14.870 toneladas.
pero sin llegar á la unidad de calibre; esta circunstancia es la
Caballos, 17.500 á 18.000.
que más los diferencia del tipo Dreadnough primitivo, cuyo
Velocidad, 18 nudos.
desplazamiento (17.900 toneladas) es próximamente el misPR0TECcióN.~La coraza corre á todo lo largo del buque; mo, pero cuyo armamento principal lo constituyen 10 cañotiene en el centro un espesor de 280 milímetros y en los ex- nes de 305 milímetros.
tremos 180 milímetros. Encima de la coraza hay otra faja de
Los dieciséis acorazados que han de completar el progra32 metros de longitud protegida por planchas de menor es- ma de 1917 son del tipo Jean Bart. Éste tiene las siguientes
características: Eslora, 165 metros; manga, 27, y calado, 9.
Desplazamiento, 23.467 toneladas; caballos, 23.100; velocidad, 20 nudos.
PROTECCIÓN.—Desde este punto de vista no difiere eXJean
Bart de los tipos anteriores más que en carecer de protección
contra los torpedos, puesto que no dispone de las celdas situadas
bajo el puente inferior que protejen la carena del VolPatrie
pesor que aquélla. Tiene dos puentes, uno superior, que ter3o5 mm
I 'SoS mm
mina en el canto alto de la faja acorazada, y otro inferior que
termina en el centro bajo, constituyendo en su conjunto un
cajón blindado; el puente superior tiene 54 milímetros de es:.;- ./^.
pesor, y el inferior 51 en las partes horizontales y 70 milímei^H"
tros en las inclinadas.
^05 mta
ARMAMENTO.—Como puede verse en las figuras adjuntas
hay dos tipos, el Liberté y el Patrie; aquél lleva cuatro caJean-Bart
taire y similares. Pero hay que tener en cuenta que, según ya
hemos dicho, no debe inspirar gran confianza la eficacia de
tal sistema, cuando no se ha generalizado.
ARTILLERÍA.—En este nuevo tipo, los franceses han adoptado ya la unidad de calibre, pues el armamento se compone
Voltaire
de doce piezas de 305 milímetros, en seis torres dispuestas
ñones de 305 milímetros, situados en dos torres, una á popa como expresa la figura. Hay que advertir que las torres de
y otra á proa, y diez de 194 milímetros; el segundo, en vez de proa y popa tienen sus piezas á distinta altura, siendo las
las piezas de este calibre, tiene dieciocho de 164 milíme- más elevadas las más próximas al centro; de este modo puetros. Ambos poseen además piezas de tiro rápido, cuyo cali- den utilizarse ocho piezas para la caza y retirada, y diez por
bre varia entre 35 y 65 milímetros y dos tubos lanzatorpedos. banda. Es el artillado de estos buques superior al de los tipos
Los acorazados del tipo Voltaire son Vergniaud, Cóndor- procedentes y al de los primitivos Dreadnough ir^leses.
313
ejERciiu ? mñf^iNñ
Vemos, pues, que del tonelaje de 14.000 del Patrie se ha
pasado, sucesivamente, al de 23.000 del nuevo tipo, y que la
unidad de calibre y adopción del de 305 milímetros es ya un
hecho en la Marina francesa. Este aumento en la potencia de
la artillería da por resultado obtener mayores penetraciones
y superior precisión, lo cual, en el momento del combate, se
355 m m
Kaiser
traducirá en empezar éste á distancias de 6 á 8 kilómetros, y
quizás mayores.
En los modernos combates navales, entendiendo por tales
los librados por los japoneses contra chinos y rusos, el orden
de fila ha dado buenos resultados y parece ser el que actualmente goza mayor favor en la táctica naval. Este.orden, según el cual los buques, marchando uno tras otro, disparan
por una de sus bandas, exige aprovechar para la andanada
el mayor número de piezas, y de aquí la conveniencia de dis poner las torres según el eje del acorazado. De ello es un
ejemplo el Arkansas, cuyas doce piezas pueden disparar por
ambas bandas. En cambio, en caza y retirada sólo puede disponer de las cuatro piezas correspondientes á las torres de
proa y popa; las de las torres extremas se hallan á un nivel
inferior, á fin de que las situadas más atrás puedan hacer fue-
superior al que dan los otros acorazados. Esta solución tiene
la ventaja de disminuir el espacio ocupado por las torres y
el peso total de las mismas; pero dificulta el servicio de municiones y, tanto más, cuanto mayor sea la rapidez de tiro.
Inglaterra, en su tipo Orion, de 22.500 toneladas, ha adoptado el calibre de 343 milímetros; el armamento principal de
este acorazado consiste en diez piezas de esta clase, seis en
la popa y cuatro en la proa. Tanto en aquéllas como en éstas, se hallan escalonadas, de modo que para caza sólo pueden utilizarse cuatro, y seis para retirada; las diez disparan
indistintamente por ambas bandas.
Se ve, pues, realizada la tendencia á que nos referíamos en
nuestro artículo «La artillería de los futuros acorazados» (1),
y Francia no tendrá más remedio que seguiría; de modo que
los sucesores del Jean Bart, además de tener las torres en el
3o5| mn
^05 mm
.-^^^|Z
Sebastopol
eje, dispondrán, probablemente, de piezas cuyo calibre alcanzará, por lo menos, 340 milímetros.
Si el programa mencionado al príncipío de este artículo se
realiza, Francia podrá disponer en 1917 de una escuadra realmente poderosa, aun cuando los buques de los tipos Liberté
y Voltaire resultan anticuados, especialmente en lo referente
al armamento.
Calculando, aproximadamente, en cuarenta millones de
• - \ 1 1 f t...l—I
k-ifrancos el valor de cada acorazado tipo Liberté, en cincuenta
el tipo Danton y en setenta ú ochenta el tipo Jean Bart, los
28 acorazados representan, próximamente, un valor de mil
r~T~T~T-n
seiscientos sesenta millones de francos. Agregúese á éstos ei
importe de los demás buques de combate, el entretenimíeato
A!-E<a.nsas
y el gasto de carbón y municiones indispensables para los
go por encima de ellas. Según parece, ésta será la disposi- ejercicios, y se comprenderá lo que cuesta una escuadra moción adoptada en el tipo París, que, junto con los Jean Bart, derna. Adviértase que aun así, verosímilmente, Francia sólo
ha de constituir la seríe de los dieciséis acorazados modernos.
a^a m-m Í45 m m
Los alemanes, en el tipo Kaiser, han adoptado la disposición que expresa la figura adjunta, mediante la cual se logra
que las diez piezas puedan disparar por ambas bandas, seis
•en caza y ocho en retirada; en este acorazado todas las piezas están á igual altura, exceptuando las de la torre a, que se
Orion
hallan á un nivel inferíor. El calibre de estos cañones será,
ocupará el tercero ó cuarto lugar entre las potencias maprobablemente, de 355 milímetros.
En el acorazado ruso Sebastopol se ha adoptado otra so- rítimas.
.
Carlos B a n ú s .
lución que la figura indica, y consiste en cuatro torres al tresbolillo, de tres cañones cada una, y así se utilizan doce piezas
(1) Véase el número 149, que corresponde al 15 de Marzo del año
por banda y nueve en caza y retirada, número este último corriente.
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e¡<a ££>» p<0e>a R<S e>ae>í3 fs>ae¡<si B O eso
Eü COflTHflBAflDO DE
L
ÓGICAMENTE díscurricndo, hay que dar la razón á Juan
de Aragón en lo que dice que no puede atribuirse á
Francia el propósito de perjudicar á España, favoreciendo el
contrabando de armas y municiones en el Rif.
Los argumentos de tan distinguido escritor parece que son
de los que no admiten réplica, porque es cierto que si Francia empleara estos reprobables medios no haría otra cosa que
laborar por su suicidio, ya que no es posible fiar en la adhesión y lealtad de unas tribus que sí hoy formulan protestas
de amor y sumisión, mañana se truecan en levantiscas y se
pronuncian en abierta hostilidad.
flHMñS
Pero ¿piensan de igual modo todos los franceses? Y lo
ciego de su exclusivismo, ¿permite á buena parte de ellos
medir los daños que á sí mismos pueden inferirse, al fomentar
el odio de las cabilas contra España y proveerías de medios
para que sangrientamente lo hagan efectivo?
Y esto es lo que puede ocurrír con el contrabando de guerra que se hace en la parte de Marruecos, donde ejerce su influencia España.
No se le imputará á Francia el acudir á tan malas artes
para entorpecer nuestra gestión en los puntos del Imperío en
que de hecho y de derecho la venimos ejerciendo y la hemos
314
ilUSTRñCiOn miLiTñf^
de ejercer, pese á quien pese; pero no se hallan muy descaminados los que fundadamente atribuyen á los franceses una
solapada intervención.
Los fusiles y cartuchería Lebel, que en gran número se
hallan en poder de los rífenos, como los explosivos con que
hostilizan nuestros campamentos, no se han producido espontáneamente.
Procederán algunos de ellos, efectivamente, como los
mausers reglamentarios españoles, de los encuentros habidos
entre moros y franceses; pero en tan gran cuantía no es de
fácil comprensión, á menos de haberse convertido en desastres las escaramuzas que han tenido lugar en las inmediaciones del Muluya ó no sepamos la verdad de los combates habidos entre las tropas de la República y los indómitos
vasallos del Sultán.
Hay que desechar tal hipótesis, porque, por mucho que se
oculte, tarde ó temprano se viene al conocimiento de los hechos, y hemos de admitir la suposición, verosímil, de que el
contrabando de guerra existe en el Rif; y aun sentar la afirmación, fundamentada en pruebas tangibles, que parte de ese
contrabando lleva el marchamo francés.
Y tal afirmación no podría molestar á Francia, como tampoco á higlaterra, Alemania, Bélgica, y á la misma España,
porque sabido es, en primer término, que el comercio carece
de entrañas, y por lo tanto le tiene sin cuidado el patriotismo,
consideraciones de humanidad, religiones y razas, cuando ve
en perspectiva un pingüe negocio; y en segundo, que, sean
cualquiera las más extremadas precauciones que se adopten
para evitar el contrabando de armas, éste, burlando todas las
vigilancias y haciendo uso de las más remotas vías, se filtra
por las costas, por los puertos, por el desierto, por el más estrecho portillo que le abra el lucro y el anhelo de á quien va
á beneficiar.
Ahora sí, que es muy distinta la protección que la represión. Por aquélla, el producto se abarata y hace fácil su
compra; por ésta, y para compensar los mayores gastos y
riesgos á que el género se expone, su precio sube, y, por lo
tanto, se restringe la venta. Resultado: que el contrabandista
obtiene los mismos beneficios vendiendo menos armas y municiones; pero quienes no las pueden adquirir, por no estar
en relación su coste con los medios de que disponen, aunque
mal de su grado han de mantenerse en una forzada pasividad.
aminorándose por ello las proporciones del conflicto. No culpemos, pues, á Francia de lo que en el Rif ocurre; mas no
perdamos de vista á los franceses. ¿Y cómo si no llamar asi
á los exaltados que desde las columnas de su Prensa nos
tratan despectivamente, llegando al punto de la injuria? ¿No
son franceses los que militan en el partido colonial de la vecina República y extreman sus ataques con cualquier motivo
y pretexto contra la Nación que irónicamente la llaman hermana? ¿No fueron franceses los que en Larache y Alcazarquivir provocaron los enojosos incidentes que pusieron á
durísima prueba la paciencia de nuestros bravos Oficiales y
soldados que allí velan por el honor y prestigio de su Patria
y muy particularmente la de su bizarro, digno é ilustrado Jefe?
Ahora mismo, en Uxda, el General Toutée, pundonoroso
y honorable militar, indignado por las males artes de funcionarios, sugestionados por el lucro ó al servicio, más que de
Francia, de la fracción colonial, que audazmente conduce á
su país por el camino de las más temerarias y locas aventuras, dispuso su encarcelamiento; y cuando adoptó tan grave
resolución, cuyo escándalo no ha desvirtuado las órdenes en
contrario del Gobierno de la Metrópoli, es porque tendría
pruebas fehacientes del cohecho; porque su honor de soldado se habrá sublevado ante tal indignidad, porque la nobleza de su alma no podía consentir tal superchería con una
Nación amiga; superchería, que si hace aiiora correr la sangre
de bravos y generosos soldados, mañana la hará verter á
otros no menos bravos y generosos que como éstos combaten por la gloria de su Bandera.
Seguramente que Francia protesta contra todas esas maquinaciones que se urden en la sombra, siquiera converjan á
su provecho, porque son opuestas á la hidalguía de sus tradiciones, á la grandeza de raza y á su siempre mantenidad
dignidad.
Y hemos de confiar que esa protesta se traduzca en obras
que despejen las nebulosidades que hoy amortiguan el mutuo afecto; que pongan fin á las insidias que excitan nerviosidades mal sanas y que su altruismo brille á la altura que se
debe mantener, rechazando con energía las miras egoístas de
unos cuantos que en sus bastardas ambiciones la calumnian
y empequeñecen.
Omiae.
v>a exa e:^ e&^ ^«a IB<^ K ^ eso (so es^ eso eso tya nosk t>ak t>a-tt<i eso B O B O exa
EPEJWÉÍ^IDES JWmiTñf^ JSLOTMBLiE D E I l ñ QUlJSJCEISlñ
B ñ T ñ l i b ñ DELt SñLiñDO
20 de OetubPo de 1340.
A
Emperador de Fez y de Marruecos, había
resuelto invadir la España cristiana y emular las hazañas de Muza y de Tarik.
Para ello contaba con la fiereza de sus numerosos guerreros y la poderosa ayuda que le había de prestar su amigo y
aliado el Rey de Granada lusuf-Abul-Hajiaj.
Deshechas las Escuadras aragonesa y castellana, habiendo
perecido en el desastre sus Almirantes Gilabert de Cruyllás y
Jofre de Tenorio, nada se oponía al paso por el Estrecho de
Gibralíar de las numerosas expediciones que mandó á España Abul-Hassan, desde Abril del año 1340 hasta Septiembre
siguiente, en que él tomó tierra en las inmediaciones de Tarifa con lo más florido de su Ejército, donde le aguardaba con
su también numerosa y lucida hueste el Monarca granadino.
Tal fué la muchedumbre de africanos que desembarcó, que
historiadores musulmanes y cristianos hacen ascender su número á 600.000, de los cuales 200.000 eran hombres de armas
y el resto labradores é industriales que con sus familias pretendían establecerse definitivamente en la Península.
BUL-HASSAN,
Abul-Hassan emprendió seguidamente el asedio de Tarifa,
y esta relativa inacción de sus numerosas fuerzas, constituyó
un gravísimo error de que se aprovechó hábilmente D. Alfonso XI, Rey de Castilla y de León, quien, sin pérdida de tiempo, adoptó cuantas disposiciones pudieron aconsejarle la inminencia del peligro en que la Patria estaba.
Al efecto, dispuso que se repararan unas cuantas naves que
arrumbadas casi se hallaban en los puertos de Andalucía;
hizo venir las pocas que surcaban los mares de Asturias y de
Galicia, y con las cinco que pudieron salvarse del desastre
antes mencionado, constituyó una Escuadra, cuyo mando
confió al Prior de San Juan, írey D. Alonso Ortiz Calderón, á
quien dio el encargo de auxiliar á los defensores de Tarifa,
cuyo Gobernador, D.Juan Alfonso de Benavides había jurado
morir entre los escombros de la plaza y repetir el heroísmo
de su antecesor Guzmán el Bueno antes de rendirla á la
morisma.
Á la vez solicitó D. Alfonso Xí del Papa Benedicto XII la
gracia de indulgencias de cruzada para los que concurrieran
EJÉRCITO V nriñRINñ
á luchar con el muslín, y obtuvo de su agraviada esposa
doña María, por sus amores con la Guzmán, que interesara
de su padre, el Rey Alfonso IV de Portugal, diera al olvido
antiguas querellas y le prestaran auxilio con sus Ejércitos de
mar y tierra. Y, por último, envió Embajadas coa el mismo
objeto á la Señoría de Genova y á la Corte de Aragón.
Linsojero fué el éxito de tales gestiones. Firmóse un pacto
de alianza entre los Monarcas castellano y portugués, por el
cual el último se obligaba á auxiliar á su yerno con su Escuadra que al mando del Almirante Manuel Perano zarpó para
el puerto de Cádiz y el mismo D. Alfonso IV se puso al frente
de su Ejército y corrió á unirse con el de Alfonso XI.
Por su parte, Genova destacó 15 galeras con su Almirante
Bocanegra á las órdenes del Rey de Castilla. Pedro IV de
Aragón le envió otras 12 capitaneadas por D. Pedro de Moneada, y, finalmente, el Papa Benedicto expidió desde Avignon una Bula de cruzada, duradera por tres meses, concediendo indulgencias á los que murieran combatiendo por
la fe bajo las banderas del Ejército cristiano.
Reunidas la mayor parte de las fuerzas en Sevilla, salieron
de esta población los Reyes D. Alfonso XI y D. Alfonso IV el
día 15 de Octubre, caminando muy lentamente para dar lugar
á la incorporación de las mesnadas é infanzones que faltaban,
hasta llegar el 29 á la Peña del Ciervo, punto distante unas
dos leguas del río Salado de Tarifa, donde asentaron sus
reales.
Es él Salado de Tarifa un riachuelo bastante caudaloso,
que nace en el término de esta ciudad y desemboca en el mar
á tres kilómetros, al Oeste de la misma, y éste era el obstáculo que separaba al Ejército cristiano de la plaza que iba a socorrer y del invasor que la sitiaba.
Apercibidos el Emperador de Marruecos y el Rey de Granada de la aproximación de las huestes cristianas, levantaron
el cerco, y prendiendo fuego á los ingenios y maquinas de
batir se dispusieron á la pelea, confiados en que sus 150.000
agarenos, de los que 50.000 eran montados, darían buena
cuenta de los 40.000 peones y 14.000 jinetes que les osaban
provocar.
Los dos Alfonsos, reunidos en Consejo con sus mas expertos Capitanes, acordaron tomar la ofensiva, disponiéndose
para el ataque en esta forma:
El Rey de Portugal, con los mil caballos que había traído
de sus tierras y tres mil más castellanos que comandaba el
Infante que después se llamó D. Pedro I de Castilla, y de los
que formaban parte los Escuadrones de Caballeros de Calatrava y Alcántara, constituía la izquierda del Ejército cristiano, que tenía á su frente 7.000 jinetes moros andaluces capitaneados por el Rey de Granada.
El Rey de Castilla tomó á su cargo atacar al grueso del
Ejército africano que acaudillaba el Emperador de Fez, teniendo aquél á sus órdenes á los Caballeros de Santiago, las
mesnadas de los principales ricoshomes y jas compañías de
los Concejos de Sevilla, Jerez, Carmona y Écija.
El ala derecha se componía de montañeses de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya; de asturianos de Oviedo y Santillana y de
los naturales de las tierras de las Órdenes y villas realengas,
y la mandaba D. Pero Núñez, ricohome de las montañas
de León.
En el centro, pero en segunda línea, se situó el pendón y la
mesnada real, los Arzobispos y Obispos, con las tropas que
capitaneaban; los pendones y vasallos de los Príncipes bastardos D. Enrique, D. Fadrique, D. Fernando y D. Tello; la
mesnada de D. Ruy Pérez de León; las Compañías de varios
Concejos y todos los hijosdalgo que habían acudido al llamamiento de su Rey.
Y, por último, el Cuerpo de reserva se componía de la
mesnada de D. Alonso de Aguilar y las Compañías del Concejo de Córdoba, de que dicho caballero era caudillo.
El Ejército agareno se apiñaba en un, para su numeroso
efectivo é impedimenta, reducido espacio, ocupando su Caballería el valle que se extiende á la'margen izquierda del río
Salado. Su centro, y por causa de los accidentes del terreno
y del recodo que forma dicho río, ofrecía un punto vulnerable en aquellas profundas masas, que á duras penas se podían revolver.
Numerosos y fuertes destacamentos defendían el paso del
Salado, y sobre la colina que á espaldas del valle se levanta
divisábanse los reales del Emperador Abul-Hassan, que custodiaban 8.000 peones y 3.000 caballos.
Mucho antes de amanecer el día 30 se tocó diana en el
campamento de los cristianos. El Arzobispo de Toledo cele-
315'
bró el Santo Sacrificio de la Misa en la tienda del Rey y le
dio la comunión, asi como al de Portugal y los caballeros
que á los Monarcas acompañaban. Los demás prelados y
sacerdotes verificaron lo propio con todos ios guerreros, y
conforme era costumbre en aquellos tiempos de fe y unción
religiosa, con lo que cumplido el deber espiritual y descargadas las conciencias requirieron sus armas, poseídos del mayor
entusiasmo, jurándose mutuamente auxiliarse en los trances
de la batalla, no volver la espalda al enemigo y morir luchando por su Dios, por su Patria y por su Rey.
Cuando un sol espléndido de otoño comenzaba á apuntar
sus dorados rayos por las cumbres de las montañas que aquel
día fueron testigos de tanta gloria, no conseguida sino á
costa de terribles estragos, vióse venir por la parte inferior
del río la vanguardia cristiana, marchando con majestuoso y
sereno continente en orden perfecto y silencio profundo.
Apenas divisada por los vigías de Tarifa, salió la guarnición
de la plaza, y juntándose con las tropas desembarcadas de
las galeras castellanas y de las tripulaciones de éstas, al mando del Prior de San Juan, tomó posiciones sobre el flanco izquierdo de la morisma, produciendo en esta gran inquietud
su situación y actitud amenazadora.
Sobrevino el choque, y la batalla se desarrolló dura, tenaz
y sangrienta como pocas, siendo pródiga en proezas y heroísmos por ambas partes, permaneciendo mucho tiempo indecisa la victoria.
La cobardía de D. Juan, hijo del Infante D. Manuel, negándose á pasar el rio, puso en grave aprieto á las huestes cristianas, salvándolas el arrojo temerario del Rey D. Alfonso XI
de Castilla, que arrostrando un diluvio de flechas, algunas
de las que claváronse en el arzón de su silla, volvióse á sus
soldados, y señalando á los moros les decía agrandes voces:
Feríalos, que yo soy el Rey Don Alfonso de Castilla y de
León; en el día de hoy veré yo cuáles son mis vasallos et
verán ellos quien soy.
Por su parte, el Rey de Portugal vióse abrumado por el
ímpetu de una brillante carga de los diestros jinetes granadinos, salvándole la oportuna llegada de D. Alonso de Aguilar,
quien envolviendo con sus bravas tropas el flanco derecho
agareno, lo arrojó «sobre su centro, que á su vez se retiral3a
ante el empuje del Rey de Castilla, produciendo tal encuentro
una terrible confusión entre granadinos y africanos, de la que'
se aprovechó la hueste cristiana para hendir y destrozar
aquella espantada masa, que llena de pánico se dio á la más
vergonzosa fuga y sin procurar más que salvar las vidas».
La mortandad de los moros fué muy grande, y proporcionalmente no fué menor la de los cristianos, quienes llevaron
la persecución de aquéllos hasta más allá del Quadalmesí, y
no dieron cuartel en el real africano ni á las mujeres, entre las
cuales pereció la hermosa Fátima, hija del Rey de Túnez y
esposa predilecta de Abul-Hassan.
Fueron hechos cautivos el Príncipe Abu-Ahmer, hijo del
Emperador; su primo Abu-Ali, Rey de una ciudad berberisca, y otros muchos jeques y caudillos principales, siendo inmenso el botín que se cogió, alguno de cuyos trofeos figuran
en nuestra Armería Real.
El Emperador de Marruecos y el Rey de Granada corrieron á refugiarse en Algeciras, y no considerándose seguros
dentro de sus muros, aprovecharon las sombras de la noche
para embarcarse y dirigirse: uno al África y otro á Marbella,
lo que no hubieran podido conseguir á ejercer más vigilancia
en el Estrecho que la que tuvo la escuadra aragonesa.
Tan memorable jornada puso término definitivo á las grandes invasiones africanas, de que periódicamente era víctima
la España cristiana, y fortalecían en la Península el poder
musulmán.
Fué también una gloriosa revancha de la rota de Guadalete. En ésta, algunas taifas de muslines, capitaneados por un
caudillo valeroso y audaz, destrozaron un Ejército cuatro
veces mayor y se apoderaron de un extenso y rico Imperio.
En la batalla del Salado, un Rey animoso, dotado de energía, de inconcebible actividad y de un espíritu guerrero, aniquila la fuerza bruta que pretende aplastarle, merced á sus
talentos militares y al empuje de su brazo.
Son contrastes de la vida de los pueblos, que se repiten
muchas veces en la historia de ellos, no debiendo alardear
ninguno por muy poderoso que se tenga, ni desconfiar el débil por mucha que sea su impotencia; aquél de su encumbramiento y éste de sus humildes medios, por ignorar los dos
lo que á cada cual reserva el arcano del destino.
I. B. C.
llU5CRñCI0N MIUTñR
316
La Jura de la bandera en el Alcázar toledano.—
El domingo 15 del corriente, con solemnidad fastuosa,
CO^UMKA CONMEMORATIVA Y DESCUBRIMIENTO DE ELLA EL DÍA 15
DE OCTUBRE.—PRIWER FESTEJO DE LA FIESTA DE LA JURA
juraron fidelidad á la patria enseña los alumnos de nuevo
ingreso de la Academia de Infantería. -
Para celebrar tan memorable fecha, que será siempre
un grato recuerdo y una plácida añoranza en la vida militar de los nuevos cadetes, las fiestas duraron tres días,
y en su programa y en su desarrollo resplandeció en todo
momento la cultura del docente Centro.
El 14 por la mañana, un paseo militar á los Alijares
señaló el comienzo de los trabajos. En la famosa dehesa
se descubrió la columna conmemorativa de la visita de
S. M. el Rey al campamento en el pasado mes de Abril.
Siguió á esto un animado partido de balompié, en el
que los jóvenes alumnos pusieron á prueba su destreza,
su agilidad y su maestría en este higiénico deporte.
Por la tarde, y en la toledana plaza, una corrida de novillos, á la que los cadetes invitaron á todo el pueblo:
aristocracia y plebe de la imperial ciudad.
Los cómicos incidentes de la lidia y el pánico de los
contratados diestros, cuyos nombres, como no han de
pasar á la posteridad taurina, huelga referidos, fueron encanto de niñeras y soldados, asombro de vargueñas y
motivo de flirteo animado y picaresco entre toledanas y
cadetes. Fiesta alegre, graciosa, entretenida, vistosa; desfile animado por el clásico Paseo de Merchán y la Cuesta
del Miradero, y paseo en el Zoco, como final de una tarde
en la que el odioso bando no vino á turbar la paz de los
cadetiles ensueños.
• ;
A las once del domingo dio comienzo la misa de campaña; el patio del Alcázar estaba preciosamente adorna-
JURA DE BANDERAS EN EL PATIO DEL ALCÁZAR EL DÍA 15 DE OCTUBRE
EJEf^CITO V MARINA
do: plantas y flores exornaban el pedestal de
Carlos V, en el frente de la escalera principal;
ricos tapices, cedidos por el clero catedral, cubrían el testero.
Sobre un estrado cubierto de damasco amarillo se alzaba el altar, con solio de rojo brocatel; á ambos lados, en las paredes, coronas
de laurel, y sobre los colores nacionales, los
nombres de Tikermin, Zoco del Zebuya y
otros, que recuerdan el heroico comportamiento reciente de nuestro bravo Ejército africano;
el suelo, cubierto de verde laurel; á ambos lados del altar, sillones para las Comisiones oficiales, militares y civiles.
Los alumnos de segundo y tercero, constituyendo un Batallón, formaron con armas en
los soportales del patio, y en éste se hallaban,
con ros de gala y sable, los que iban á jurar
317
K''|Í;:V'^
* ^
COLOCACIÓN DE LA PRIMERA PIEDRA EL DÍA 17 DE JUNIO EN EL SITIO DONDE ESTUVO
LA TIENDA DE S. M. EN EL CAMPAMENTO DE LOS ALIJARES
rúbrica. El acto de besar la cruz de la espada y el
asta y el de pasar bajo el paño de la bandera fué de
larga duración. El paso bajo el paño de la bandera
lo hicieron á los acordes del marcial himno de la
Academia.
FIRMANDO LA DOCUMENTACIÓN QUE SE COLOCÓ AL PONER LA PRIMERA PIEDRA
EN EL MONUMENTO CONMEMORATIVO
fidelidad á la Patria. Mandaba las cuatro Compañías de alumnos de nuevo ingreso el Comandante Araujo.
En las galerías, damas elegantes, jóvenes
hermosas; tantas, tantas, que á pesar de los
oables esfuerzos de la Comisión receptora,
cuya galantería excede á toda ponderación, se
apiñaban sobre la balaustrada para admirar
con entusiasmo el alborear de la vida militar
de aquella risueña juventud, que oía religiosamente en el patio la misa de campaña.
La notable banda de la Academia amenizó
el acto.
Terminada la misa, la jura; el Teniente Coronel García Toledo preguntó la fórmula de
ritual. Contestaron los jóvenes con firmeza
unánime, y el Capellán pronunció las frases de .
El Coronel Villalba pronunció una brillante y elocuente arenga.
El Orfeón de alumnos cantó el himno de la Academia.
,
Por la tarde hubo gardem party en el patio del
Alcázar, y al siguiente día concierto por la banda
municipal madrileña, la cual fué, como en cuantos
actos toma parte, justamente aplaudida y elogiada
por la inmejorable ejecución del difícil programa.
Tales fiestas, pues, endulzan los caracteres de
cuantos las presencian y hacen estrechar aun más
los cariños entre militares y paisanos.
EL CORONEL VILLALBA DIRIGIENDO LA PALABRA, Y LA ACADEMIA FORM .\DA DELANTE
DEL MONUMENTO CONMEMORATIVO DE LA VISITA DE S. M. EL REY
• i'LU5Tf^flCI0N miüTñR
318
LA ACTUALIDAD EXTRANJERA ^^^
CABALLERÍA ITALIANA
Las Armas combatientes en Tripolitanla.—La gueLos puntos principales de la costa de Trípoli y de Cirerra italo-turca ha sido hasta el actual momento una guerra naica están en poder de los italianos. La ocupación de Trísin batalla, una guerra en blanco ó poco menos; pero si un poli la hicieron el 5 de Octubre, sin resistencia. Lo mismo
armisticio internacional no obliga á la suspensión de hostili- sucedió en los puertos de la Cirenaica; Benghazi, Derna y
dades, la lucha de guerrillas que está ahora en sus comienzos Kons.
en Tripolitania y ,Cirenaica, asi como los bombardeos en el
Los árabes hacen causa común con los turcos, y éstos tiemar Egeo y sobre las costas del Asia Menor, harán de esta nen por Jefes de Estado Mayor de sus Ejércitos: para la Trilucha una guerra singular é interminable.
politania, el Mayor Fethy Bey; para la Cirenaica, el Mayor
INFANTERÍA ITALIANA
319
eJÉRCITO V mñRINA
it 1 ¡ n u i
CABALLERÍA TURCA
Enver Bey, agregados militares, el primero en- París y el segundo en Berlín. Los acontecimientos venideros y la solución de esta campaña son, más que en otras ocasiones, enig-
maticesé incalculables.Nuestros grabados representan unidades orgánicas de Infantería y Caballería turca y de Infantería
y Caballería italiana.
.
INFANTERÍA TURCA
320
l^5TRñCI0N MIUTñR
^íaíia y íSurquia en guerra.
CI doroii^ío de la Zíripolitcgrjia y el peligre de I05 ^all^soe^.
Alfcmiiplii'se ei iifíiiiei' mes.
La guerra turco-italiana, que comenzó alarmando á la opinión universal, no precisamente por la importancia de sus
operaciones, sino por
sus posibles derivaciones hacia la región
balkánica, no ofrece,
hasta ahora, á los técnicos militares, ningún extraordinario
caso que estudiar ni
enseñanza alguna que
recoger. Al transcurrir
un mes desde que fué
declarada, ni los ejércitos ni las escuadras
beligerantes han tenido un solo encuentro
digno de este nombre.
Es una guerra en que
ni la estrategia ni la
táctica han podido ni
pueden tener, de no
VÍCTOR M i N U h L II, REY DE ITALIA
v a r i a r radicalmente
su aspecto, la más
leve apiicación. De antemano sabíamos, y así lo hacíamos
constar en nuestro último trabajo, que no podían reñirse
Cirenaica, emprendiendo una guerra irregular, más ó menos
larga, más ó menos costosa, según la resistencia que al
avance de los nuevos poseedores se decidan á oponer los
elementos indígenas, y, á la vez, una parte de la flota italiana
vigilaría las c o s t a s
turcas del continente
europeo-asiático,
para evitar que los
barcos imperiales intenten algún golpe de
mano, inmovilizar la
Escuadra enemiga é
impedir el comercio
otomano.
T u r q u í a , por- su •
parte, se ve forzada á
mantener una enérgica defensiva en sus
costas del Adriático
y del Egeo para el
caso de que Italia se
aventure á trasladar
á ella su acción ofensiva, y, á la vez, proMAHOMED V, SULTÁN DE TURQUÍA
cura por cuantos medios tiene á su alcance, que no son muchos, estimular y mantener la resistencia
en la Tripolítania y en la Cirenaica, de las escasas tropas tur-
LA ESCUADRA TURCA EN CONSTANTINOPLA
grandes batallas en el mar, porque Turquía, con buen acuerdo, había procurado reunir bajo la protección de las defensas
de los Dardanelos los escasos y no muy fuertes elementos de su deficiente flota. No había que esperar,
tampoco, formales operaciones en tierra, porque Italia, previamente advertida
por las grandes Potencias,
renunció á llevar su acción
militar á las costas turcas
del continente europeo, y
en Trípoli no hallaría un
Ejército enemigo capacitado para seguir una guerra
regular.
Los objetivos de ambas
Naciones beligerantes quedaron, pues, desde los primeros momentos, perfectamente determinados. Italia
ALMIRANTE ITALIANO AUBREY
ocuparía la Trípolítanía y la
cas que en el víleyato se hayan, con e! auxilio de los árabes
que habitan aquella dilatada pero inhabitable región.
A estos respectivos fines
se han encaminado las medidas adoptadas por Italia y
por Turquía en este primer
mes que, si puede decirse
de guerra, no puede aún en
modo alguno afirmarse que
es de campaña.
La acción de las Naciones beligerantes.
Para realizar su objetivo,
Italia envió una fuerte parte
de su flota, previamente dispuesta para ello, á las costasde Trípoli y Barea, estableciendo inmediatamente el bloqueo de todo el litoral del vileyato y amena-
GENERAL EN JEFE ITALIANO CANEVÁ
321
, JÉRCITO V ÍTÍñf^lNñ
zando sus escasos puertos. Otra pequeña parte de su Escuadra fué á vigilar el Mediterráneo, y principalmente los puertos turcos del Adriático y Jónico, con ánimo, primeramente,
de ocuparlos, pero, en deifinitiva, con el propósito de destruir, en todo ó en parte, la flota turca, interrumpir el comercio otomano y perseguir el contrabando de guerra.
Luego movilizó en la Italia meridional un cuerpo de Ejército expedicionario, constituido por dos Divisiones, y de cuyo
mando fué encargado el General Canevá. Este Cuerpo, á
bordo de una numerosa flota de transatlánticos habilitados
para las funciones de transportes de guerra, fué enviado á las
costas de la Tripolitania y la Cirenaica. Dividido en varias
porciones fué desembarcando en Trípoli, en Benghazi, en
Derna y en Tobruk, que constituirán las diferentes bases de
operaciones para las que el Ejército italiano se propone realizar por el interior. Los desembarcos no fueron difíciles; en
Benghazi, que es donde los turcos opusieron mayor resistencia, dicen algunas noticias, aun no confirmadas oficialmente,
que los turcos experimentaron más de LOOO bajas y unas
160 los italianos. Lo que sí parece indudable es que las tropas
italianas se han hecho á poca costa dueñas de estos puertos,
y que las fuerzas turcas, escasas en número, que los defendían, se han retirado al interior del país para organizar allí la
resistencia con el auxilio de los indígenas.
El problema balkánico.
Las derivaciones que se temían de la guerra turco-italiana
hacia las costas y territorios de la península de los Balkanes,
no se han iniciado hasta ahora. Italia muéstrase dispuesta,
según ha manifestado á las Potencias, á circunscribir la acción de sus armas á la región tripolitana; Turquía ha asegurado que no atentará con propósitos compensatorios al statu
qiio en los Balkanes, fundado en la integridad de los pequeños Estados que se apoyan en las fronteras otomanas; Bulgaria, aunque ha tomado precauciones militares, hace protestas de sus pacíficos propósitos; Montenegro parece estar
tranquilo dentro de sus reducidos límites; Servia no ha hecho demostración militar ninguna. Rusia es la que parece
preocuparse del problema que para el Imperio moscovita representa el candado puesto en el Bosforo á la flota rusa del
mar NegfO; pero estas preocupaciones tienen ojo avizor á
las Potencias á quienes no conviene el paso franco de Rusia
al Mediterráneo y esto contrapesa cualquier propósito aventurado del Gobierno de San Petersburgo.
Pero la constitución internacional de los Balkanes es una
verdadera yesca que está en peligro de arder mientras el fuego se halle próximo, y ya circulan por todos los periódicos
de Europa noticias que atribuyen á Italia la intención de llevar la ofensiva á puertos turcos del continente europeo y á
islas á él inmediatas, y si este propósito se realizara, podría
constituir la chispa que prendiera en los Balkanes; porque
Turquía, á su vez, impulsada por el ánimo popular, pudiera
intentar el desquite de lo que perdiera, á costa de los pequeños Estados que la rodean, y, por otro lado, puede darse por
seguro que estos Estados y otros más poderosos pretenderían hacer leña y sacar astilla del árbol caído.
INFANTERÍA TURCA SALIbNDO DE SALÓNICA
BERSAGLIERIS ITALIANOS EN MARCHA
,
^
Claro es que, por hoy, esto no pasa de la categoría de lo
posible y, aun quizá hasta cierto punto, de lo probable. Pero
en todo caso en el momento actual la guerra se halla circunscripta á la región africana del vileyato de Trípoli.
El verdadero teatro de operaciones.
Examinemos, por lo tanto, con la concisión á que obliga la
escasez de datos de que se dispone respecto á la citada región, hoy ya convertida en teatro de operaciones, las condiciones en que éstas habrán de desarrollarse si Italia se decide,
como anuncia, á ocupar y someter todo el país de que ya se
considera poseedora.
El extenso territorio que hasta ahora constituyó el vileyato
turco de Trípoli, es una prolongación del Desierto de Libia
que, formando parte del gran desierto africano, tiene su término en las extensas riberas del Nilo. Sólo el litoral y algunos grupos de oasis en el interior resultan habitables, y en
ellos se enclavan algunos miserables poblados entre los que
se reparten poco más de un millón de habitantes, que usufructúan 1.200.000 kilómetros cuadrados de extensión territorial, la mayor parte de ella constituida por grandes arenales
ó terrenos pedregosos, desprovistos de todo elemento de
vida y que separan entre sí pequeñas comarcas habitables.
La región tripolitana erigida en unidad política por la soberanía del Sultán, comprende dos regiones históricas de
muy distinta constitución geográfica: la Cirenaica al Este,
lindando con Egipto; la Tripolitania al Oeste, limitando con
Túnez; ambas se pierden al Sur en las inmensidades del desierto que las separa de las regiones centrales africanas que
ocupan el Sudán y el lago Tchad.
La Cirenaica ofrece en el litoral su comarca habitable de
Barka con los puertos Benghazi, Derna y Tobruk. Al Sur, y
separada por extensos arenales, la de Auyila, agrupación de
oasis en que la vida se hace más llevadera, y mucho más al
Sur, enclavada en la lejanía del desierto líbico, la constituida por otra agrupación de oasis, muy separados entre sí, y
que se denomina Kufra.
La Tripolitania tiene en el litoral la comarca y puerto de
Trípoli; al Sur, y diseminadas entre una gran extensión inhabitable, las de los oasis que forman la provincia de Fezzán, y
al Sudoeste, los oasis de Ghadames y de Ghat.
En todo el territorio tripolitano no se dispone ni de una
sola vía de comunicación; no hay caminos; sólo se conocen
como tales las rutas que á través de los inmensos arenales
siguen las caravanas y que el viento hace desaparecer en pocos días.
Los naturales del país, que por la religión que profesan tienen comunes ideales con los turcos, son amantes, sin embargo, de la independencia de su territorio. Como musulmanes
quizá intenten unirse á los turcos contra los cristianos; pero
como políticos, acaso se hallen más dispuestos á aceptar el
régimen italiano, que la soberanía del Sultán.
Tal es la región en que Italia inaugura su dominio; región
que, de hecho, es italiana desde que la flota de la antigua
Lacio se puso en marcha hacia el legendario Jardín de las
Hespérides, y mucho más, desde que un Ejército de 45.000
hombres, protegido por una fuerte Escuadra, ocupó los puertos y aseguró la posesión del litoral.
322
|[U5Tf^ñC10n miüTAR
Probabilidades y cálculos.
Si Italia se conforma con dominar la costa, y salvo las
ventajas estratégico-navales que obtenga, de hacer de Tobruk un puerto militar que comparta la influencia de Bizerta
y Malta en el Mediterráneo, los frutos positivos de su nueva
posesión serán bien escasos. El litoral tripolitano es pobre y
no ha de aportar beneficias de importancia al comercio italiano. Los indígenas de los oasis no sometidos, podrían lie-
tenares de kilómetros, una empresa colosal, y en tales condiciones, los indígenas, si se proponen cerrar el paso á los invasores en sus oasis, pueden á poca costa crear dificultades
insuperables al Ejército italiano.
Mucho de esto último puede esperarse del fanatismo religioso de los senussitas, y la actitud que han adoptado los
árabes próximos á Trípoli y á Benghazi, auxiliando á las tropas turcas regulares mandadas por Jefes competentes, revela
que los naturales del país no están dispuestos á someterse.
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r^'.^^K^
CABALLERÍA TURCA VADEANDO UN RIO
var al exterior sus productos por Egipto ó por Túnez, y las
comarcas interiores serían, de hecho, países independientes.
Por esto no se detendrá en el litoral y procurará someter á
los habitantes de las provincias interiores con loque, ala
vez, podrá hacer de Trípoli el puerto del Mediterráneo más
próximo al lago Tchad y los países centrales de África, más
fértiles y explotables para el comercio.
Ahora bien; el territorio tripolitano es dilatadísimo; su topografía dificilísima para el avance de un Ejército regular; los
abastecimientos de las fuerzas que se internaran á unos cen-
El General Canevá está convencido de que la empresa que
tiene que acometer no es sencilla y no precipitará la invasión; lo más que hará, por ahora, será reconocer la estrecha
faja septentrional que se extiende entre la costa y la cordillera Yebel-Gurian, que separa el litoral de las regiones desiertas; todo lo demás sería prematuro y no lo necesita Italia
para imponer á Turquía el reconocimiento de su nuevo dominio.
La guerra turco-italiana ha terminado, y queda sólo, como
hijuela de ella, la campaña irregular de la Tripolitania.
fJiGafdo Donoso-Cortés.
e>a B'aíes^ O S B O t>ae>s &&
^^^ ^«si BS'S s>ei
•EL NUEVO SUBA\ARINO "LAUBEUF
C
ATORCE años han transcurrido desde que el Ingeniero
Laubeuf construyó el primer submarino de su nombre,
nuevo tipo que desde entonces constituye una variedad unánimente aceptada y designada con el de sumergible. Aparte
de los fundamentos teóiicos, y de las mejoras técnicas de que
ha sido objeto esta clase de barcos, su principal crédito lo
deben á haber sido los primeros que se aventuraron á hacer
grandes incursiones en la mar, y al éxito alcanzado en las
maniobras navales de Francia.
Del 21 de Septiembre al 12 de Octubre de 1909, el Papin
hizo un recorrido de 2.200 millas. Más de la mitad de esta
distancia, correspondiente al viaje de Rodufort á Oran, fué
recorrido en condiciones sumamente desfavorables por haber
reinado mal tiempo durante casi toda la travesía. Y, sin embargo, el buque la realizó á satisfacción completa de los que
lo tripulaban. Digno es también de mencionarse, por lo muy
alto que habla en favor de esta clase de sumergibles, que las
jj
distintas unidades que se hallan al servicio de las diferentes
flotas han realizado durante el año último 14.000 incursiones,
sin que se registre un solo accidente.
Aunque ajustándose al tipo fundamental, los submarinos
Laubeuf han sido objeto en el transcurso del tiempo de modificaciones y cambios reveladores de un evidente progreso.
El último que se ha construido, y, por lo tanto, el que constituye la ultima palabra, dentro del tipo indicado, lo ha sido
en el astillero de los Sres. Schneider, de Chalons. De él da
idea bastante exacta el grabado que ilustra la página 323. En
la superficie desplaza 311 toneladas, y cuando está completamente sumergido, 465. Su flotabilidad es, por lo tanto, de
154 toneladas. Navegando por la superficie alcanza una velocidad de 15 millas por hora, que se reduce á poco más de
la mitad—ocho millas por hora— cuando navega sumergido.
El primer compartimiento de proa es un tanque de agua
que sirve de lastre, capaz de neutralizar los efectos de una
eJERCITO V mñRINñ
colisión, y dispuesto de tal suerte que en el caso de quedar
destrozado por el choque el submarino conservaría su flotabilidad y estabilidad.
, En la proa esférica hay un tubo lanzatorpedos, con los
torpedos correspondientes. En ella aloja la marinería. En el
compartimiento próximo se encuentran los acumuladores
323
Cuando navega sumergido, el volumen de aire que contiene y los medios de que dispone para renovarlo permiten que
la dotación pueda permanecer doce horas encerrada sin el
menor inconveniente.
El doble casco adoptado en esta clase de embarcaciones,
y los aparatos con que cuenta para la rápida salida del aire
eléctricos. A éste sigue el compartimiento central, contenien- comprimido, le permiten adquirir casi instantáneamente la
do el aparato del timón para navegar por la superficie, y el flotabilidad necesaria en caso de peligro. Las válvulas para
de los timones de incursión. En él están los alojamientos de dar salida al aire comprimido están á la vista del Comandante.
los Oficiales, con comunicación directa con la torre.
Luego sigue la cámara de máquinas, en la que se encuenLos tanques de agua se desocupan también con suma ratran los grandes motores de aceite y los aparatos auxiliares. pidez y simultáneamente por medio de bombas eléctricas. EnDespués se encuentran el departamento de motores y el de tre los medios de salvamento cuenta con pesosdesprendibles,
los compresores de aire, que sirve de alojamiento á los Con- palancas elevadoras y boyas telefónicas.
tramaestres y clases. El compartimiento de popa, que se halla
Para regular la inmersión de los submarinos del tipo C 6,
inmediatamente después, es un tanque para lastre de agua, el Comandante dispone de aparatos indicadores, y cuenta con
colocado por fuera del grueso casco interior.
tres pares de timones horizontales, situados uno á proa, otro
Montados en cubierta lleva cuatro tubos lanzatorpedos en el centro y otro á popa. Sirviéndose de ellos puede manocultables, que se manejan desde el interior del submarino tener el buque sumergido á la profundidad deseada, dentro
por medio del aire comprimido. El sumergible tiene siempre de un límite de medio metro. El barco tiene dos periscopios
cinco torpedos dispuestos para ser disparados.
que se suben y se bajan por medio de aparatos eléctricos. La
Teniendo en cuenta que la eficiencia de los submarinos de- comunicación con el barco nodriza y los buques gemelos se
pende en grado sumo de las condiciones de resistencia y de asegura por medio de las señales acústicas submarinas y de
la capacidad de trabajo de sus tripulantes, se ha prestado sin- la telefonía sin hilos.
gular atención en éste caso á las condiciones de habitabilidad.
En cuanto á las cualidades náuticas del último submarino
Cuando el barco navega en la superficie, los que no tienen Laubeuf, se ajustan y responden por completo á las de los
puesto asignado en el interior se instalan en la cubierta. Un demás barcos de este tipo, que, experimental y prácticamenbuen sistema de ventilación permite á los que trabajan den- te, han demostrado su excelencia en todas partes.
tro realizar su labor con la menor fatiga posible.
(Del Enginecering.)
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Alemania. — Los tres acorazados «Ostfriesland», de 22 nudos, y la coraza protectriz es de 24, 25, 21 y 22
«Thuringen» y «Helgoland», que pertenecen al segundo centímetros de espesor.
grupo de «Dreadnougts» alemanes, se han incorporado á
La dotación de esta nave, destinada á arbolar el pabela escuadra.
llón de almirante, se compone de 957 individuos, comSus características son las siguientes:
prendidos los del Estado Mayor.
Eslora, 166,50 metros.
*
Rusia.—En el pasado mes se ha dictado por el GoManga, 28,50 ídem.
bierno ruso un decreto reorganizando su constitución
Puntal, 8,20 ídem.
naval. En el preámbulo que le precede se hace constar
la necesidad de disponer de una flota de guerra que sea
Desplazamiento, 22.800 toneladas.
• •
armónica á las especiales condiciones del Imperio mosPotencia de los aparatos motores, 28.000 ídem.
covita, que asegure el equilibrio europeo y permita el
Velocidad, 20,5 nudos.
dominio de Rusia en el Báltico.
Grueso máximo de la coraza, 30 milímetros.
Armamento: 12 cañones de 310 ídem.
La flota de este mar constará de dos escuadras com—
14
— de 150 ídem.
puesta cada una de ellas de 8 acorazados, 4 cruceros acorazados, 8 cruceros, 30 cazatorpedos y 12 sumergibles.
—
24
— de tiro rápido.
La flota del mar Negro, aunque de una importancia,
—
6 lanzatorpedos.
Pueden almacenar normalmente en sus carboneras 900 secundaria, deberá sin embargo superar en un 50 pof-100
toneladas de carbón, y 3.000 de éstas como máximum. El á cualquiera combinación posible de buques en aquellas
«Ostfriesland» se ha construido con bastante más rapi- aguas.
El programa naval, puesto en práctica en 1908, deberá
dez que el cuarto del mismo tipo «Nassau». Mientras que
la construcción del último se ha calculado de 36 á 40 estar concluso para la primera escuadra en 1918 y para
meses; en la del primero no se ha invertido más de 33. la segunda en 1924.
Con relación á dicho programa se establece la siguienEl «Thuringen» comenzó á contruirse en Bremen, en
Junio de 1909; el «Ostfriesland», en 19 de Octubre te norma:
de 1908,yel «Helgoland»,en Diciembre de este últimoaño.
Duración de las construcciones.—Acorazados y cruceJapón.—El Japón tiene actualmente en construcción ros acorazados, cuatro años. Acorazados protegidos, tres
años. Torpederos de alta mar y sumergibles, dos años.
cuatro grandes acorazados, los cuales se denominan:
Duración de los buques de servicio. — Acorazados y
«Kongo», el que construye la Casa Vickers.
«Kirishimna», el puesto en grada en el astillero Mitsu- cruceros acorazados, veintidós años, de los cuales, dieciséis lo prestarán en la flota activa y los seis restantes
bishi, de Nagasaki.
«Haruna», el que construye el astillero Kaw-asaki, de en la de reserva. Acorazados protegidos, dieciocho años,
de los que trece estarán en la primera de dichas situaKobe, é
«Hiyei»,el que tiene á su cargo el arsenal deYokosuka. ciones, y los cinco últimos, en la segunda. Torpederos
Grecia.—Ha sido botado al agua, á presencia del de alta mar, diecisiete años, doce en actividad y cinco en
Ministro de Grecia en París, en el astillero Petit Creusot, reserva, y los sumergibles, catorce años, diez en activien Chalons-sur-Saone, un sumergible para la Marina de dad y cuatro en reserva.
La renovación de la escuadra tendrá lugar á medida
guerra griega.
Inglaterra.—El acorazado «Orion», comenzado á que las unidades nuevas se hallen listas para prestar serconstruir el 20 de Noviembre de 1909, en el arsenal de vicio. A la pérdida de un buque seguirá inmediatamente
Portsmouth, comenzará á prestar servicio á fines de este la construcción del nuevo que lo ha de substituir.
La navegación anual de los buques de guerra comaño en la Armada inglesa. Es un nuevo triunfo para la
construcción naval inglesa este «record- de construc- prenderá: nueve meses para los de activa situación y
ción. El nuevo buque británico monta diez, cañones seis para los de reserva, y los pertenecientes á la divide 343 milímetros; desplaza 22.800 toneladas; tiene de sión autónoma.
eslora 166,17 metros; de puntal 26,07, y sus 27.009 caEl personal de las naves de guerra lo constituirá: En
ballos de fuerza desarrollan una velocidad de 21 nudos. activo, la tripulación completa con sus Oficiales y tropa.
El cañón de 343 pesa 76 toneladas, once más que el Dos tercios de su dotación, en los de reserva; la de los
sumergibles tendrá todo su efectivo, y un tercio del
de 305. Su proyectil, 566 kilos.
Lleva el «Orion» dos torres centrales que casi no di- completo el de los pontones y demás barcos en pasividad.
fieren una de otra.
Italia.—El nuevo acorazado italiano «Conde de CaLa revista naval extranjera, de que tomamos los antevour», botado al agua en el mes de Agosto último, ofrece
riores datos, al hablar de España, dice: que la botadura
las siguientes características:
Longitud, 168,95 metros; manga, 28; inversión me- del acorazado «España», que se naoia anunciado para el
próximo Noviembre, se aplaza hasta el mes de Febrero
dia, 8,45; desplazamiento, 21.500 toneladas.
El armamento principal lo constituyen 13 cañones del año-próximo, y la del «Alfonso XIII» no se verificará
de 30,5, y el secundario, 20 cañones de 120 y 14 de 76. hasta la primavera del 1913, comenzándose la construcLa potencia de su aparato motor es de 24.000 caballos, ción del tercero de nuestros nuevos acorazados, cuando
y se halla formado por un grupo de tres turbinas. Dis- el «España» se halle completamente listo.
B.
pone de 20 calderas; desarrolla una velocidad máxima
*
1VIH.DIIIO.—ItnpBenta de OílCETH üDfairUSTRHTIVfli, ' l e g a n i t o s , núta.
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