Juanete del pie - Hemeroteca Digital

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HERALDO DE MADRID
EL
DIARIO I N D E P E N D I E N T E
PÁGINA 14
TUiBUTO
AL
E« U O
^
TOROS Y TOREROS
¡a, el tor e r o de Madrid
Con la solemnidad de todos los años se celebró ayer mañana en el Retiro ia irermosa fiesta de recordación que
nn grupo de artistas y escritores rinde en el aniversario de sn muerte al glorioso D Benito Pérear Galdós. He
aquí una instantánea del acto.
(Foto Luque.)
ni]iiMniiirn:3inniiiiii!t]iniiiiiiuiE]HnnM»iiniHiini(iiiniimnninaiitnniini[]niiiiini!iniiiiniini»]iiiiunHiinniHiiiinininHiiiiii!ainiMiiiniinn^^
LA TRAGEDIA DEL PUENTE DE VALLECAS
Encontré a Juanito en ese trozo alegre y pintoresco del Madrid típico situado entre la calle de Peligros y el
Museo de Bellas Artes. Su airoso porte, su cara morena, ensombrecida por
unos ojos grandes y soñadores, a lo
Reverte, trascienden a torero'. Perrito,
el gran Porrito, figura destacada en
esa estampa madrileña, se detiene un
instante para mirar, c para admirar,
a Juanito. Sé lo que piensa. A Perrito le oigo acertadamente definir do
esta guisa el tipo del torero:
—Moreno, mu moreno, con loz ojo
zombreao po una peztaña azín de larga y que z'ajunten la ceja en er barraníjuiyo e la narí. ¡Azín hay que zé
pa zé torero!...
Perrito ha pensado seguramente:
—¡Ahi va un torero!
Y no se equivoca.
V ,
—•—
Hablamos.
—De Salamanca, ¿ eh ?
—Sí, de Salamanca.
—¿A pasar las Navidades con la
familia?...
—Justamente. Y en seguida a Salamanca otra vez. Dos meses he pasado
en la tierra charra, entrenándome...
—Así, así me gusta. ¿ Qué tal de facultades ?
—Estoy "en forma", que dicen los
rar, bien sea con los pies juntos o
con los pies separados.
— i Y las manos ? ¿ Cómo se debe
torear, con las manos altas o con las
manos bajas ?
—En n'i sentir, e! toreo no puede
sujetarse a reglas fijas. Yo toreo unas
veces con las manos bajas y otras con
las manos altas, según sea la índole
del toro que tengo delante. Belmente
es, sin duda, el creador del toreo moderno, y no arrastraba el capote. La
modalidad la ha traído Gitanillo de
Triana, y lo que en ellos resulta muy
personal en otros lidiadoi-es no es sini un remedo, una imitación... Yo no
he visto torear a José. Le conozco únicamente por lo que de él he leído y
me han contado. Pero tampoco bajaba las manos, y, no obstante, su toreo
—lo he visto, además, en las fotografías—era muy bonito y muy alegre.
Por cierto, me han explicado un quite
maravilloso que hacia José y en el que
precisamente llevaba las manos muy
altas. Lo he agregado a mi repertorio, y este año, si Dios quiere, lo ejecutaré...
—¿De alternativa?
—Nada por ahora. Mi deseo es torear mucho? novillos todavía; perfeccionarme, y, sobre t.o-do, aprender a
matar. ¡Hay que ver lo difícil que es
|lllilllllllllllllllllliilillliiillilMiliiliiliiiiilnilliillllllirilliiiMlllllliiiiiiMiiiiiiilliiinillllMlliMiiiiiillniiiMlitMiiiilMillinn=
«—,—
Como nosotros dijimos se trata de un crimen y suíGidío
'Ayer el Juzgado municipal d&I
Pílente tle Vallecas, en funciones de
instruiccióii, continuó praotica.ndo diligencias hasta bien entrada la noche. Primeramente estuvo en la casa
en. que se desarrolló la tragedia y
después tonió declaración a varias
vecinas. Según nuestras noticias, estaos declaraciones no aportaron nada
mieivo al sumario,
A primera hora de la tarde los
doctores Sres. Rodríguez Carbajal y
Santo Tomás realizaron la diligencia de autopsia a los cadáveres de
Juan Fernández García y Julia Pérez.
Acerca de esta diligencia, como es
natural, se guarda gran reserva, por
pertenecer al secreto del sumario. No
obstante, según nuestras noticias, los
cadáveres presentaban las siguientes
heridas: Juan, un corte debajo del
paíbellón cíe la oreja izquierda, muy
poco profundo, de seis o siete centímetros de extensión, y otro muy profundo, ciue partiendo del mismo sitio
le secciona la tráquea. La muerte
fué instantánea. Julia Pérez tiene
onatro heridas: una en el brazo izquierdo, que le secciona el pa^^uete
muscular; dos más en el pecí-io, poco
profundas, una de las cuales, al resbalar el arma, le ha producido una
cortadura en sedal de varios centímetros de extensión, y otra en el
tercer espacio intercostal del lado izqiuierdo, que_ le interesa el corazón.
Según el dictamen, las h^-ridas que
padece Jidia fueron iiroducidas con
un ouiohillo, y las de Juan con una
navaja barbera
_ Conooidb el dictamen de la autopsia, las auborida.des judiciales procedieron a practicar la diligencia, de
reconstitución del suceso.
Este se desai-rolló en la forma que
relatábamos en nujeistro número del
sábado. EJl matirimonio comenzó a
disputar en la habitación que puede
denominarse sala- La iniciación de
la disputa tuvo base en los celos, infundados al parecer, de Juan. Este,
exas'perado ante la negativa de su
esposa y la defensa c¡ue hacía dcil
supuesto amante, empuñó el cuchillo.
La mujer huyó con dirección a ia alcoba y allí forcejearon. La lucha fué
vio) entísima y Juan logró arrastrar a
Julia hasta las inmediaciones de la
mesa,, que, como es s.abido, estaba
colocada esa la parte izquierda de la
eaila. Durante el forcejeo la vela cayó al suelo y el resto del drama tuvo lugar entre sombras. En la lucha
£uen-on a parar junto a la puerta de
entrada. La mujer—que ya había sid a herida—troi>ezó con el sillón coftvcado detrás de la puerta v entonces el marido le asestó el golpe mortalLa mujer—herida eu ed corazón—cayó violentamente, y su muerte fué, por tanto, instantánea.
Al ruido de la lucha despertaron
las dos hijas. Eivira dormía en la
cama que había colocada a la izquierda de la habitación y Natividad
se hallaba eri la dej matrimonio.
Salguerrt estaba en su alcoba, o sea,
en la situada a la parte dereoha del
cuairto.
Francisco, advertido por Julia de
que su marido quería matarle, s e l e vajntó y entonces fué cuando pidió a
Elvira que abriese la puerta Juan,
guiado por la voz de Salguero, pudo
darle alcance, y on este momento es
cuando los dos hombres luchan. Li
uno para matar y 'el otro para defendierse. Acude l a joven y puied'e
sujetar el brazo homicida. Perro se
corta en las manos, y al creer inevitabile ia tragedia hace lo que Salguero le p i d e : esto es, abrir la puerta.
Al ver el paso libre, Francisco, que
había caído al suelo y sangi-^ba en
abundancia per las heridas que había
sufrido, huyó velozmente, y a los po-
cos instantes saHó también Elvira. El
primero fué recogido por el sereno
de comercio, que le trasladó a la Ca,&a de Socorro. Iba en paños menores.
La muchacha fué auxiliada por una
vecina, que la condujo a la Casa de
Socorro.
En la casa quedaba la niña pequeña. Aunque nada había visto—por
estar la habitació-n a oscuras—el ruido de la pelea le hizo proferir en gritos demandando auxilio. El jiadre.
—que dudaba fuese hija suya—entró
en la habitación, y con el mismo cuchillo que había empleado para matar a la madre agredió a la pequeña.
Encontrábase Natividad en la cama,
y al ser herida vertió parte de su
sangre en la sábana inferior. A esto
se debe la mancha sanguinolenta que
fué advertida.
Juan—que había percibido sin duda
los gritos que daban a la puerta de
la casa los vecinos—salió de la alcoba, y sentándose en la silla donde
apareció muerto, se dio dos tajos con
la navaja barbera. Uno de ellos, poco
profundo, y el otro, mortal de necesidad.
—Usted, ¿cómo poido salir de
casa?
•—Porque al caer ai suelo, Elvira
abrió la puerta y yo jmdo huir.
LOS
H I J O S DE LAS V I C T I M A S
VISITAN A SALGUERO
Encontrándose en la cama Francisco Salguero penetró en la sala Luis
Fernández, acompañado de su hermana Elvira. Ambos hermanos buscan entre los enfermos a Francisco.
Como se encuentran al lado de su
cama sin que ellos se den cuenta, el
herido les dice :
—Luis, j n o me ves? Estoy aquí.
Los hermanos se vuelven y Luis se
a-braza a «u amigo. Así permanecen
largo rato. Por fin Elvira rompe el
silencio diciendo :
—^Paco, venimos a pedirte perdón.
Nosotros sabemos que tú no has tenido culpa de lo ocurrido.
Salguero no responde ; emocionado,
llora y se limita a preguntar:
— j Y l a niña?
—Í2stá mejor—contesta Eivira.
—Eso hace falta, que curéis pronto-..
Adiós.
Los
dos amigos vuelven a abrazarE N T I E R R O DE LAS
V I C T I M A S se y abandonan la sala.
En el cementerio del pueblo de Vallecas, una vez practicada la diligen- LAS H I J A S DE LOS P R O T A G O N I S T A S D E L SUCESO
cia de autopsia, se procedió al enteiTamiento de los cadáveres. A la trisEn el mismo centro benéfico, en
te ceremoniia asistió Luis Fernández, otra de las salas, ocupando camas
acompañado de algunos amigos.
también supletoriaB. se encuentran
Elvira y Natividad Fernández. Esta
HABLANDO CON FRANCISCO permanece
acostada, y su hermana,
SALGUERO
,
con ambas manos vendadas, e-stá
Hoy estuvimos en el hospital Pro- constan tómente sentada en una silla
vincial, donde uno de nuestros redac- a .=ini lado prodigándole toda clase de
tores se entrevistó con Francisco cuidados.
Salguero. Este ocupa ima cama suCuando nos aop.roamos a la niña
jiletoria de la sala cuarta. Cuando lle- nos mira con ojos asustados.
gamos el herido acababa de abando—;, Cómo estás, nena?
nar el lecho y se encuentra en el jarNatividad no responde; se limita
dín.
& mirar a su hermana y ésta nos di—¿Ya levantado?—^le decimos.
ce que está un poco mejor.
—Sí,
señor. Hoy, después de cu.ranme ©1 doctor, me ha dicho que
puedo levantarme un rato. Pero ya
ve cómo estoy. D'el brazo izquierdo
no me ipuedo valer, pues tiene varias
Oalebrará isesión el miércotes, 7
puñaladas; además ésta del cuello de enero, a las siete de la tarde, em
me molesta mucho...
©1 Dispensario Martínez A n i d o
(Sandoval, 5).
—i Y cómo ocurrió el suceso?
—Si le voy a decir verdad no lo . . P r e s e n t a r á n comunicaoioneis l o s
sé. Yo estaba en la cama cuando oí doctores , Sainz de Aja, Bejarano,
giritar a E l r i r a : «i Paco, márchate, Enterría, Covisa, Gay, X, Vianova,
que te mata!». Entonces me levanté, Ledro, Salaverri y Fernández de la
y antes de que pudiera ganar la Portilla.
puerta me alcanzó...
—jHubo lucha?
—^Ya lo creo ; como que si no es
por la fuerza que tengo me mata.
Slire usted cómo tengo las manos.
Se nos pide la inserción de la siY nos' (enseña a i A a s manos, en las guiente n o t a :
que pr«5enta numerosas cortaduras
«Conforme a lo prescrito en el calendario escolar vigente, las clases
de estíasa profundidad.
—i Usted fué agredido con un cu- de esta Universidad se reanudarán
el miércoles, recordando a los señochillo ?
—^Sí;
primero me acometió con un res alumnos la obligación que tienen
cuiohillo, que yo no conozco que sea de llevar consigo la Carta de identide casa, pues no lo he visto nunca, y dad escolar para la exhibición de la
después debió de agredirme con una misma a la entrada de los edificios
navaja barbera, pues el coi-te que universitarios, cuya carta deben tetengo en el cuello dicen que me lo nerla 7Ísada por la Facultad a que
pertenecen.»
proidjujo con ese arma.
NIITIiMIli® MEñm
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A G E N T E S P A R A E S P A f í A : G l M T ^ E Z - S A U N AS
V C Í A . S A G Ú E S , 2 ¥ 4. B A R C E L O N A
Este muchachito que aquí veis, con
cara de adolescente, es Juanito
Martín Caro (Chiquito de la Audiencia).
Madrileño por los cuatro costados.
Nacido en el barrio de Maravillas.
Pero en sn toreo se funden la alegria_ de la escuela sevillana y la
emoción del arte rondeño.
sillllliililllilMMllllliillltiiiMlirHlilMlilllllllllMiMiiliiiiiiiliiiiiiiniiiiiilIiriliilililllliiiiiiillii
boxeadores. Fuerte y seguro de mi arte; pero no importa. Hay que sacrificarse un poco para empezar la tempoi-ada perfectamente preparado...
—^Sé que vas a toTear mucho.
—Si la suerte me acompaña, mucho.
Mi apoderado, Miguel Prieto, tiene firmadas ya buen número de corridas y
está en negociaciones con varias Empresas...
—¿Empezarás la temporada?
—En febrero. Voy a ver si hago una
campaña grande.
—Oye, Juanito, ¿cómo tú, que practicas a la perfección el toreo clásico,
juntas lo's pies con tanta frecuencia?...
Juanito sonríe y responde sin jactancia:
—-Yo toreo con los pies juntos, cargando la suerte, de rodillas y hasta
sentado, si se tercia. No quiero que
me cataloguen los aficionados ni como' estilista ni como dominador. Aspiro a ser las dos cosas.
—¡Bravo!
—^En lo futuro no llegarán a ser
"figuras" ni un torerc estilista, exclusivamente estilista, ni un torero dominador, exclusivamente dominador. Ser á preciso que se sepan, y que se sepan bien, las dos asignaturas.
^—En tu concepto, ¿es fácil o es difícil torear con los pies juntos ?
—Según... Si sólo se da un lance,
fácil, porque puede hacerse a favor
de querencia; pero dar tres o cuatro
lances seguidos y sin enmendarse, o
enmendándose ligeramente, es muy difícil. En el primer lance puede ir el
toro a favor de querencia; en él segundo, como es natural, tiene que ir
contra querencia.
—Luego. ese quite que haces de modo tan admirable, tan perfecto, y que
tanto se discute—^me refiero al que hemos dado en llamar el "quite del silencio"—¿es muy difícil?
—^Como yo lo ejecuto, sí. Quien lo
dx>de que pruebe...
—¿ Cómo lo ejecutas ? V a m o s a
ver...
—Sencillamente. Cito con los pies
juntos y bien sentados en la arena,
y "hago" el lance sin empinarme sobre los dedos de los pies, como las bailarinas "de punta", ni encorvar el
cuerpo. El secreto está en llevar al
toro bien to'reado, y esto lo consigo
con el juego natural de los brazos y
un ligerisimo movimiento de cintura.
Así doy los tres lances y la media verónica. Es un quite que gusta extraordinariamente a todos los públicos y
que me ha valido muchas y muy ruidosas ovaciones.
—¿ Se puede dominar toreando con
los pies juntos?
—Drsde luego, sí. A los toros se
les doiiiina parando mucho. Claro que
se les domina más fácilmente si se carga la suerte; pero lo esencial es p^-
iMiiiiiüiiiiiiiMiiiniiiiH
eso.,., a lo menos para mí! Acaso para septiembre...
—¿ Consideras el paso muy difícil ?
—Sí y no. Si todo consistiera en
hacer lo que hacen hoy los conspicuos,
como usted los llama, no. Pero, a mi
juicio, es necesario hacerle más cosas
al toro. Y llegar a hacérselas, sí me
parece difícil. Por lo demás, creo que
no me costaría mucho destacar mi personalidad artística entre las actuales
"figuras". Vea el caso de Bietíyenida,
que ha triunfado con sólo poner en
ello un poco de voluntad...
Se llama Juan. Hay una promesa en
su nombre y acaso también una profecía en su segundo apellido. Juan y
Caro. Torero grande y torero de muchos miles de po ttas.
Es madrileño por los cuatro costados. Nació en el barrio de Maravillas;
cuna de chisperos y de manólas. Pero
al verle torear, con toda la alegría de
la escuela sevillana y también con toda la emoción del arte rondeño, diríase
que ha nacido en Andalucía, que no
en Madrid, y al arrullo del caudaloso
Guadalquivir, que no del seco Manzanares...
F. MORENA
«
F E S T I V A L T A U R I N O EN S E V I L L A
Cogida de Bombita I V
SEVILLA 5.—Se celebró ayer, no
obstante el mal tiempo que reina, el
festival taurino organizado por ©1
Casino de Clases del Ejército y Armada.
Se lidiaron dos novillos de las ganaderías de Paiilo Romero y Anastasio Martín. Angelillo de Triana,
primer matador, quedó muy bien.
El segundo novillo alcanzó al banderillero Bombita IV, que resbaló
ante la cara de la res al poner un.
par de bandeirillas. Pasó a la enfern\ería con un fuerte va-retazo. Perlad a mató a este novillo de varios pinchazos, después de una excelente labor con la muleta. Fué también cogido sin consecuencias.
La temporada en América
MÉJICO.—Toros de La Laguna,
bravos.
Manolo Bienvenida alcanzó um éxito formidable. Cortó cuatro orejas y
fué paseado en hombros por las calles.
Carmelo Pérez, que hacía su prese-atación después de su gravísima
cogida, quedó muy bien.
—•—
BOGOTÁ.—Han llegado dos expediciones de toreii'í>s españoles contra^
ta.<los para 'a tempoi-a-da actual, entre los que figuran Manolo Martínez,
Mariano E.odríguez y Pepito Igle.s i n s.
La corrida inaugural de la. nueva
plaza &e celebrará el domingo. 18
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