Cómo gestionar la creatividad L James Krohe Jr. ¿Cómo obtener lo mejor de los más anárquicos y desordenados sin volverse loco uno mismo? Las personas creativas proliferan en agencias de publicidad o en empresas recién fundadas, proporcionando acceso a nuevas formas de considerar y gestionar mercados, procesos, productos y personal. a expresión directivos de la creatividad parece contradictoria a quienes saben un poco de ambos. Después de todo, el propósito de la labor de la dirección corporativa es el control del proceso, mientras que la esencia de la creatividad consiste en dejar que dicho proceso vuele libre. La libertad de probar cosas nuevas y la libertad de fracasar –las dos cosas que probablemente más necesite la creatividad– están tan alejadas de la mentalidad corporativa tradicional como lo pueden estar la música folk o el ludismo. creatividad”. En el modelo de la BOSTI llamado “oficina creativa del futuro”, el directivo ilustrado tendrá la libertad para “permitir en el trabajo la presencia de la impredecibilidad, la espontaneidad y la excepcionalidad”. Consideremos el consejo de Michael Brill y sus colegas de la Buffalo Organization for Social and Technological Innovation Inc. (BOSTI): “La chiripa fomenta la Por desgracia, si bien es posible que una empresa en su “sano juicio” no quiera ningún creativo en el taller, toda empresa necesita acceso a las nuevas formas de L Lo malo es que, sobre la base de impredecibilidad, espontaneidad y excepcionalidad, se puede acabar subvirtiendo el trabajo mismo. El proceso de creatividad suele estar dominado por el desorden, mientras que el propósito de la organización empresarial es mantenerlo todo ordenado. 1 Cómo gestionar la creatividad Es importante para la moral de un creativo que se le elogie tanto por un esfuerzo infructuoso como por un éxito considerar y gestionar mercados, procesos, productos y personal que sólo un creativo es capaz de procurar. Las personas creativas proliferan en agencias de publicidad o en empresas ultramodernas recién fundadas. Sin embargo, en tales ambientes, la ausencia de la cultura corporativa tradicional es la causa de la creatividad, no un simple subproducto de ésta. Las corporaciones son más creativas a medida que son menos corporaciones. Sin embargo, eso lo sabíamos todos. ¿A que sí? De modo que las preguntas de hoy son las siguientes: ¿será capaz la gran organización empresarial de liberar al Beethoven escondido dentro, sin que se desate la anarquía en el departamento de contabilidad? y ¿cómo puede dedicarse una empresa a pensar “trascendiendo límites” sin echar a perder los miles de millones gastados en sistemas de dirección que sirven para poner límites a las cosas? El creativo en la empresa Tanto el carácter del trabajador creativo como el de su propio trabajo distan mucho del carácter del típico veterano de oficina. Como se pregunta Christopher K. Bart, director del Centro de Investigación de la Innovación de la Facultad de Empresariales Michael G. DeGroote de la Universidad McMaster de Ontario: “¿Necesitan las personas creativas –así como aquéllas que están a cargo de proyectos creativos– 2 recurrir a un estilo de dirección distinto del que se emplea con los que se encargan de llevar los elementos cotidianos? ¡Claro que sí!”. A algunos les desagrada la presencia de creativos en el mismo edificio, por lo que prefieren contratar los servicios de agencias de publicidad o diseñadores free-lance de producto o de interiores para que hagan el trabajo sucio. A su vez, el creativo siente a menudo que tanto el ambiente como los valores característicos de las grandes corporaciones son como de otro planeta. Esto no significa que tales empresas sean siempre mal lugar para el creativo. Aunque el tópico nos presenta al genio solitario que se mata a trabajar en un ático, hoy se entiende que la creatividad es un acto social. El equipo que triunfa con un proyecto no es sino una comunidad creativa más cuyos resultados dependen de que sus miembros sepan extraer y apoyar nuevas formas de pensar. De hecho, hay entornos sociales, como el laboratorio de investigación de una empresa, que saben procurar a la frágil personalidad creativa un apoyo terapéutico del que carecen escritores, pintores o compositores que trabajan en soledad. Quizá sea ésta una de las razones por las cuales la creatividad de las grandes empresas tiende a dar más frutos en el campo de la ingeniería, la Cómo gestionar la creatividad disciplina creativa que se encuentra más cómoda en el contexto de una corporación. Se sientan felices o no, la típica corporación sigue considerando a la mayoría de los creativos como excéntrica sin remedio. El directivo acostumbrado a trabajadores deseosos de agradar al jefe pierde los nervios ante el creativo que está más dispuesto a agradarse a sí mismo. El creativo tiende a responder a incentivos de índole personal y emocional antes que institucional y económica. Del mismo modo que, si se desea obtener el mejor rendimiento de un contable, no se apela a su sentido de la aventura, a nadie se le ocurre prometer al inventor un despacho para él solo. Estas personalidades poco convencionales reaccionan mejor ante recompensas poco convencionales. “En general, el creativo trabaja por tres cosas”, explicaba el vicepresidente de Lotus, Jeffrey Beir, en una conferencia en Chicago: “Primero, la diversión que entraña el propio acto creativo; segundo, la admiración, sobre todo de sus homólogos; y tercero, la emoción y la gloria de participar en una creación con futuro”. En la mayor parte de los manuales de personal, los capítulos dedicados a la diversión, la admiración y la gloria no se caracterizan por su extensión. En consecuencia, el directivo debe CUADRO 1 Los hábitos y la creatividad La resistencia ofrecida al traje convencional de empresa por parte de la nueva generación puede obedecer tanto a ideales de moda como a criterios edípicos. “El hábito hace al monje” es una verdad tanto psicológica como social. Quien se pone la ropa que lleva el jefe empieza a pensar y a actuar como el jefe... o eso espera el jefe. Si bien son muchos los que detestan esta imposición, la personalidad creativa se resiste por principio a este intento de homogeneización en el trabajo. Para alguien de estas características, acatar significa renunciar a la propia personalidad singular. Así es como se ha ido extendiendo el rechazo por principio al traje en el seno de bastiones del conformismo poco conformista tales como las agencias de publicidad, el laboratorio y la docencia. En resumen, lo que marca la diferencia creativa es liberarse de las normas de vestir de la empresa, no liberarse del traje, la corbata o las medias que constituyen la expresión de dichas normas. “Hoy nadie lleva corbata en IBM”, asegura Watts Wacker, “pero, aunque sea ropa informal, sigue siendo un uniforme”. El deseo de quitarse el traje se suele justificar en términos de las tres “C”: comodidad, coste y creatividad. “Cuando visito una empresa, suelo pedirles que identifiquen aquellas cosas que acaban con la creatividad en las organizaciones. El punto primero en todas las listas es la obligación de vestir ropa formal”, afirma Couger. Tal vez a comodidad, coste y creatividad debamos añadir una cuarta “C”, la de conformidad, puesto que, si es algo que hacen todos, ¿qué tiene de creativo? Una pregunta paradójica, pero ignorada por los aspirantes a trabajar en Silicon Valley, cuya lógica es la misma que utilizaban sus padres cuando imitaban a IBM: los trabajadores de Silicon Valley son creativos; los trabajadores de Silicon Valley llevan pantalones vaqueros; por lo tanto, los pantalones vaqueros hacen que los trabajadores sean creativos. estar preparado para aprender de sus trabajadores creativos tanto como ellos de él. Por ejemplo, Beir –fundador de la Instinctive Technology de Boston– invita a confiar en el feedback informal (desde mensajes de correo electrónico a rumores de pasillos) si se desea mantener a los miembros de un equipo creativo centrados en sus tareas, limitando la tendencia de esta especie a salirse por la tangente o a perder tiempo en aras del perfeccionismo. Los creativos, hasta los más brillantes, cuentan en su haber con fracasos, por lo que a veces es más importante para la moral de un El creativo tiende a responder a incentivos de índole personal y emocional más que económica 3 Cómo gestionar la creatividad La creatividad de las grandes empresas tiende a dar más frutos en el campo de la ingeniería creativo que se le elogie por un esfuerzo infructuoso antes que por un éxito. Aunque la sabiduría directiva convencional sostiene que el mejor directivo es aquél que sabe eliminar errores, el manual para creativos insta al directivo a cultivar la creatividad concediéndoles la libertad de correr riesgos. Allegheny Ludlum, dueño de fábricas de acero, apareció en Harvard Business Review por haber conseguido combinar creatividad y control. A menudo, en lugar de reducir al mínimo los conflictos entre el personal, los directivos los fomentan entre sus creativos. “Sobre todo se es más creativo cuando se juntan soñadores y materialistas en el mismo equipo”, 4 declara Watts Wacker, quien, en calidad de miembro de SRI Consulting en Connecticut, es especialista en elaboración de sueños. La creatividad se ha definido como la resolución productiva de la tensión entre formas distintas de percibir las cosas, diferentes estados mentales o anímicos y escalas distintas de percepción. Algunas empresas sacan partido a este fenómeno por medio de una asignación deliberada de individuos con habilidades y personalidades dispares a la misma oficina o equipo; normalmente, los agrupamientos son casuales, como cuando los ingenieros se sientan con los creadores de estilo para diseñar un coche nuevo. Ya sea algo planeado o no, el resultado se conoce como “abrasión creativa”. El catálogo de “curas” para la creatividad está abarrotado de supuestos remedios que mejorarán el ánimo del directivo incluso aunque no puedan curar la enfermedad: desde “mapas mentales” y “pensamiento subconsciente” hasta juegos malabares y concursos de chistes. Sin embargo, las mejores curas sobre creatividad obedecen a principios sólidos basados en la naturaleza humana y la organización de empresas. J. Daniel Couger, profesor del Centro de Investigación de Creatividad e Innovación de la Universidad de Colorado, y sus colegas han realizado una labor titánica al buscar en los archivos académicos –revisando más de 4.000 artículos sobre creatividad e innovación en los campos de ciencias básicas, educación, arquitectura, ingeniería y psicología– técnicas potenciadoras de la creatividad. De 50 técnicas identificadas, Couger ha considerado 22 como “útiles para el entorno empresarial”: entre ellas varias técnicas de generación de ideas intuitivas. Ésta es una variante de la generación de ideas en grupo, puesta primero de moda en los años cincuenta con el nombre de brainstorming o sesión de ideas. El entusiasmo inicial por las sesiones de ideas fue disminuyendo cuando se hizo patente que muchas personas se sentían más inhibidas que inspiradas ante la idea de tener que ser creativas colectivamente. Couger ha canalizado muchas sesiones de ideas y concluye: “No sabía que había tantas posturas corporales para expresar desaprobación. Si se trabaja mejor en solitario que en sesiones de ideas, es por culpa de la deficiente técnica que se emplea en esas sesiones”. Sin embargo, la generación anónima de ideas (mediante el uso de software para grupos, por ejemplo) permite desarrollar las sesiones sin la influencia de conductas inhibidoras por parte de los compañeros. Se logra, en efecto, trabajar en solitario y en grupo al mismo tiempo. El mentor y la creatividad Ninguno de los viejos modelos de relaciones entre directivo y Cómo gestionar la creatividad CUADRO 2 Encender la chispa Usted cuenta con personas creativas en su equipo, pero a veces resulta que los ánimos bajan, los ojos se vuelven vidriosos y las grandes ideas no llegan. ¿Qué puede hacer un directivo? No le hará daño intentar aplicar alguno de los 22 métodos siguientes, extraídos de una revisión de más de 4.000 artículos sobre creatividad y seleccionados por J. Daniel Couger. • Analogías y metáforas. Einstein las utilizaba para visualizar y resolver problemas. • Asociación de atributos. Esta técnica se basa en la premisa de que toda idea deriva de ideas anteriores. La llave inglesa, por ejemplo, es una llave de tuercas mejorada. Forma de uso: formule su problema y sus objetivos; elabore una lista de las características de productos, servicios o ideas relacionados con el problema; y modifique sistemáticamente estas características de la forma que mejor cumpla sus objetivos. • Examen de límites. Al reestructurar sus propios límites o suposiciones, usted mismo se dota de nuevas formas de abordar el problema. Esta técnica producirá soluciones provocadoras y hará que los suyos sean más flexibles. • Sesión de ideas. Antigua, pero efectiva: lance a los suyos a un proceso libre de pensamiento en el que la aparición de ideas se vea estimulada al escuchar otras ideas. Es esencial que haya gran cantidad de ideas, ya que, en este caso, de la cantidad surge la calidad. • Sesión de ideas escritas. Cada uno escribe una idea en un papel que posteriormente va rotando para que los demás añadan elementos nuevos. Así se evita que los más habladores monopolicen la sesión. • Técnica de la “lista de agobios”. Se pide a cada uno que elabore una lista de las cosas que más le “agobian”. Una vez fusionadas las listas en una, el grupo debe votar las más agobiantes para buscar después soluciones en una sesión de ideas. • Incrementalismo disjunto. Se trata de un método que funciona bien con objetivos complejos y cambiantes. Decida qué políticas desea analizar; descomponga esas políticas en incrementos, para analizarlas de forma más efectiva; evalúelos y compare los distintos incrementos entre sí. • Análisis de campo de fuerza. No, no se trata del método Planeta Prohibido. Se trata de identificar las fuerzas que contribuyen a la presencia o ausencia de soluciones para un problema: escriba una breve descripción del problema; describa su situación en caso de catástrofe absoluta; describa su situación ideal; elabore una tabla con la catástrofe en la izquierda y lo ideal en la derecha; y rellénela con las “fuerzas” que tiran hacia un lado o hacia otro. • Meta/deseo. Busque nuevas ideas situándose en una nueva mentalidad. Piense en una “idea absurda” y, posteriormente, encuentre los paralelismos con su situación sin perder nunca de vista su deseo. Couger sugiere recurrir a Star Trek: mencione todas las cosas que se le ocurran, como, por ejemplo, las naves espaciales, el capitán Kirk, la “hipervelocidad”, el señor Spock y los transportadores. Proceda luego a traducir estos elementos a su empresa para llegar con valentía a lugares a los que no ha llegado antes. • Interrogativas. Un clásico del periodismo que también funciona en la empresa: pregunte por el “quién, qué, dónde, cuándo, por qué y cómo” de su situación. • Tarjeta de Crawford. Haga a los suyos una pregunta que empiece por “cómo”, por ejemplo: “¿Cómo podemos mejorar el servicio al cliente?”. Todos cuentan con cinco minutos para escribir la mayor cantidad posible de respuestas. Tras recoger las tarjetas, el grupo procederá a la evaluación de las ideas. • Uso alternativo del cerebro izquierdo-derecho. Usted desea que los suyos utilicen todo el poder de su cerebro, ¿no? Haga que escriban una lista de soluciones a un problema determinado. Describa posteriormente esas soluciones como de la parte izquierda (las que recurren al análisis) o de la parte derecha del cerebro (las que confían en la intuición). A medida que lea la lista, busque una solución alternativa procedente del lado opuesto del cerebro. • Matrices descomponibles. Según se desprende de la obra de Herbert Simon, los sistemas jerárquicos formales se analizan examinando las estructuras simples que los componen. Es un buen modo de identificar subsistemas problemáticos que estén difundiendo su infección en otras áreas de la empresa. • Técnica de la “flor de loto”. Este método, tomado de los japoneses, consiste en ir arrancando uno a uno los “pétalos” que rodean el núcleo de la flor con el fin de examinar componentes esenciales de la situación: se utiliza describiendo círculos cada vez más amplios hasta que se haya explorado el problema en su totalidad. (continúa) 5 Cómo gestionar la creatividad CUADRO 2 (continuación) Encender la chispa • Verbos de manipulación. Tome una lista de verbos y vaya pasando de uno a otro, aplicando cada uno a su situación para ver lo que sugiere. Una lista muy reducida: someter, estrujar, repetir y proteger. • Conexiones morfológicas forzadas. La palabra clave es “forzadas”. Coloque en una lista las cualidades de su situación; apunte debajo de cada cualidad la mayor cantidad posible de modos alternativos de tratar dicha situación; realice posteriormente selecciones al azar de distintos elementos, forzándolos para formar nuevas combinaciones. • Técnica del grupo nominal. A pesar de lo sonoro del nombre, se trata de una variante de la sesión de ideas por escrito: las ideas se escriben, se recogen de modo anónimo para fomentar la participación, se discuten y se vuelve a escribir sobre ellas. • Ambiente pacífico. Es posible que sea el entorno normal de trabajo lo que haya interrumpido los flujos creativos de los suyos. Haga que se trasladen mentalmente a un lugar pacífico para que puedan escuchar los dictados de su intuición. • Inversión de problemas. Escriba su problema en forma de pregunta; identifique el verbo o la “acción” contenidos en la empleado –padre e hijo, vendedor y comprador, amo y criado, mecánico y máquina, martillo y clavo– encajan en el nuevo paradigma del empleo. El viejo concepto de “ser el engranaje de la rueda” se ve sustituido por el de “ser artesano, un trabajador de habilidades múltiples, capaz de dirigirse a sí mismo y con iniciativa empresarial”. Un taller creativo lleno de tales genios no debería organizarse como una factoría de cuellos blancos, sino como un taller de arte. Es posible entonces que sea la relación entre mecenas y artista la que constituya el modelo más adecuado para la 6 pregunta; invierta el significado del verbo; haga una lista de respuestas a la pregunta invertida; y, finalmente, invierta la última lista de respuestas. • Abstracciones progresivas. A veces el problema se soluciona argumentando por elevación. Por ejemplo, Gigantic Corp. se dio cuenta de que necesitaba contratar recién licenciados de la clase de genios informáticos en un porcentaje más alto que en el pasado. Posteriormente, Gigantic redefinió el problema en términos abstractos más elevados: “Necesitamos encontrar genios informáticos altamente cualificados”. Una vez que Gigantic dejó de mirar exclusivamente al mercado universitario, encontró legiones de candidatos. • La idea más loca. Pida a los suyos ideas locas; elija una para que el grupo la comente. Si la discusión no conduce a algo práctico, utilice otra idea loca. • Formulación de deseos. Imagine que es capaz de hacer cualquier cosa. ¿Qué ocurriría entonces? Utilice eso como punto de partida para luego volver a la realidad y pensar en aquello que sí sepa hacer. Nunca se sabe lo que puede ocurrir cuando se pide un deseo a una estrella. corporación creativa. Al igual que la del mecenas, la labor del jefe es la de apoyar –y, ocasionalmente, inspirar– al artista, el cual, a su vez, dedicará su mejor obra al propio mecenas. Sea cual sea el nuevo modelo de dirección, tendrá que satisfacer en particular las expectativas de los trabajadores más jóvenes. Muchos creativos realizan sus mejores trabajos cuando su ordenador todavía huele a nuevo, antes de que los reflejos creativos de la juventud se vean enturbiados por ideas preconcebidas, dudas o deudas. Como escribe Bruce Tulgan en su manual Managing Generation X: How to Bring Out the Best in Young, “los X ven relaciones nuevas donde las generaciones precedentes no ven más que confusión y ruido”. Asimismo, se suele tachar a los que acaban de cumplir 30 años de encerrados en sí mismos, poco atentos, indiferentes e, incluso, hostiles al entorno corporativo. Sin embargo, si los X se centran en sí mismos, puede ser porque perciben la creatividad personal como una forma de capital, y el trabajo como Cómo gestionar la creatividad una oportunidad de invertirlo. Los réditos de esa inversión alimentan su esperanza de obtener lo que Tulgan llama seguridad profesional “autoprocurada”. A cambio, estos trabajadores exigirán que se les conceda espacio para aprender y crecer, así como la propiedad –emocional, cuando no económica– de su trabajo y una mayor autoestima: lo que esta generación considera el pan suyo de cada día. La innovación en la organización Si uno se considera un directivo avispado, ¿no debería procurar un entorno que ofreciera estímulo y apoyo a toda clase de trabajadores, otorgándoles la libertad necesaria para llevar a cabo sus tareas, sin perder de vista las políticas que la empresa claramente establezca? La pregunta encierra un punto clave: ¿es la creatividad una diferencia de grado o de especie? La mayoría de los expertos coincide en que, mientras el grado de potencial creativo varía de una persona a otra, cada uno es capaz de ser creativo hasta cierto punto si se le da una oportunidad y un poco de ánimo. No es que muchas empresas carezcan de ideas creativas que dirigir, sino que carecen de ideas creativas para dirigir. A los futuros directivos se les enseña a controlar, mientras que la forma de cuidar la creatividad es dejarla libre. Los directivos deben ser capaces de soportar altos niveles de ambigüedad e incertidumbre en sus creativos; por ejemplo, no siempre es fácil saber si un empleado ha hecho un buen trabajo si ese trabajo nunca se había hecho antes. También puede ocurrir que los retrasos, el papeleo y el tener que adivinar qué es lo que quieren otros tengan efectos fatales sobre la energía y la atención que necesita el proceso creativo. Por ello, los gurús de la creatividad recomiendan el recorte de papeleo en la empresa con el mismo empeño que los dentistas recomiendan el hilo dental. “Lo que realmente acaba con la creatividad es la burocracia”, opina Couger desde Colorado. Thomas F. Morgan y William M. Ammentorp, científicos académicos conductistas de Minnesota, coautores de un artículo sobre lo que ellos llaman “creatividad práctica”, señalan: “Quienes saben dirigir a creativos son capaces de soslayar la complejidad de sus organizaciones y de visualizar los flujos esenciales de trabajo y control. En términos generales, saben reflejar la dinámica de la corporación por medio de modelos y metáforas simples”. “Se es más creativo cuando se juntan soñadores y materialistas en el mismo equipo” Christopher Bart se ha referido a esta cuestión en Business Horizons: “Esa idea de que las organizaciones innovadoras a gran escala se caracterizan por una toma de decisiones descentralizada y una gran cantidad de libertad individual es un mito. La innovación no fracasa porque la burocracia sea mala per se; los fracasos se 7 Cómo gestionar la creatividad producen porque no se aplica la burocracia adecuada”. Motorola constituye un buen ejemplo. Además de ser una de las empresas más innovadoras, es una de las más firmemente gestionadas. Es una gestión que funciona porque su sistema de equipos, igualitario y multifuncional, resulta adecuado a las tareas creativas que la propia empresa se ha impuesto. Lo que marca la diferencia creativa es liberarse de las normas de vestir de la empresa, no liberarse del traje, la corbata o las medias James Krohe Jr. Director de Across the Board y experto en creatividad y nuevos productos En resumidas cuentas, sería de creer que, para dirigir a los ciudadanos menos convencionales dentro de las corporaciones, habrá que abandonar toda esperanza de dirigirlos. Habrá que abandonar la mayor parte de las técnicas convencionales de dirección. Antes, la gestión de personal consistía en adecuar la persona al trabajo; aumentar al máximo la creatividad consiste en adecuar el trabajo a los talentos del personal disponible. Asignar un tipo de creativo a un trabajo que se adapta mejor a otro tiene el mismo sentido que utilizar un elevador de carga para servir una taza de café. El responsable de la dirección de creativos debe conocer a los suyos individualmente: no sólo lo que saben hacer, sino también qué clase de personas son. Lo que dice Beir sobre la gestión de equipos creativos es lo mismo que repiten casi todos los que han sobrevivido a esa actividad: fiche a una estrella. Articule una meta clara e ilusionante. Forme un equipo pequeño dentro de un mismo taller. Si es posible, que 8 sean personas que se gusten o, al menos, que se respeten: puede que esto vaya en contra de la abrasión creativa antes mencionada, pero no se puede formar un equipo exclusivamente con agentes abrasivos. Abandone la distinción entre jefes y trabajadores. Escuche con paciencia todas las ideas, vengan de quien vengan. Por último, fomente el contacto interno con otros equipos como antídoto contra el tribalismo. “Dentro de la mayoría de las organizaciones hay jugos creativos estancados”, dice Wacker desde la SRI, “porque la dirección no sabe dotarlos de la válvula adecuada que los haga fluir”. Mientras no sepa hacerlo, el total de la típica empresa seguirá siendo manifiestamente menor que la suma de sus partes en términos de potencial humano. I © The Conference Board y PMP.