Cómo estimular la creatividad en el ámbito laboral y ganar

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ICD Recursos
Aconsejan cómo estimular la creatividad en el ámbito laboral y
ganar competitividad
Pablo Cardona y Helen Wilkinson
Según especialistas, todos los empleados pueden generar buenas ideas. De qué
forma pueden las empresas fomentar la capacidad de innovación en su personal
"Una idea no es más que una combinación nueva de viejos elementos". Ésta es la piedra
angular de la creatividad, expresada por Jack Foster en el libro How to Get Ideas ("Cómo
dar con ideas"). Para producir nuevas ideas a partir de la combinación de otras anteriores,
las empresas tienen que observar, escuchar, no perder nunca la curiosidad y ser audaces.
Historias de éxito como las de 3M, Intel o Microsoft demuestran que la creatividad y la
innovación pueden ser los elementos que distinguen a una empresa y le procuran
una auténtica ventaja competitiva a largo plazo.
Pero ¿en qué se diferencian la creatividad y la innovación? y ¿cómo pueden desarrollarse
estas capacidades en las organizaciones?
Aunque creatividad e innovación van de la mano, la primera abre la puerta a la
segunda. La creatividad es la capacidad de introducir algo por primera vez, mientras que
la innovación consiste en crear o modificar un producto y lograr venderlo en un mercado.
Las empresas necesitan la creatividad para innovar en determinadas áreas de sus
actividades diarias, ya sean procesos, relaciones humanas, toma de decisiones o
soluciones, o departamentos como producción, logística, marketing o servicio posventa.
¿Pueden ser creativos todos los empleados? Es necesario derrumbar el mito de que
depende de la personalidad, la inteligencia, la edad o la experiencia, o que es
característica de quienes viven peligrosamente.
Lo cierto es que, muy a menudo, son las personas conservadoras las que dan con las
mejores ideas. Distintos estudios han indicado que personas excepcionalmente
inteligentes, con un alto coeficiente intelectual, no son más creativas que las que tienen un
coeficiente medio.
La creatividad surge cuando se tienen las aptitudes y actitudes correctas: capacidad y
voluntad. Sin embargo, si todos podemos ser creativos, ¿cómo pueden las empresas
fomentar el talento creativo? Los empleados necesitan libertad para trabajar, ya que
las mejores ideas se nos ocurren cuando nos divertimos, reímos y disfrutamos de
nuestro trabajo.
Actitudes y aptitudes básicas
Tener una mentalidad creativa supone mostrar siempre una disposición a abordar los
problemas y las distintas situaciones con nuevos enfoques.
La creatividad se basa en tres actitudes básicas:
•
•
•
Tenacidad,
Confianza
Entusiasmo
La tenacidad es necesaria porque la creatividad no es una chispa que surge de la nada,
sin dedicarle ningún esfuerzo. Al contrario, el trabajo creativo exige la participación de las
dos mitades del cerebro, la creativa "situada en la zona derecha" y la ejecutiva "en la
izquierda".
La mitad ejecutiva del cerebro se hace cargo de la primera fase de un proyecto creativo:
se analizan los hechos, se define el problema y se reúne la información relevante. Sólo
entonces podemos generar alternativas creativas. Sin embargo, esas alternativas no
servirán de nada si no se materializan en un plan de acción, un paso que exige de nuevo
la intervención de la mitad ejecutiva del cerebro.
La confianza es importante porque el estrés, la frustración y el miedo al ridículo o al
fracaso pueden atentar contra la creatividad, por lo que debemos ser audaces y calcular
bien los riesgos.
El consejo es reservar unas horas al día para pensar tranquilamente. El entusiasmo es
esencial porque la creatividad florece cuando nos apasiona nuestro trabajo, cuando nos
sentimos profundamente motivados. Debemos preguntarnos, entonces, cómo disfrutar
más de él.
Además de la actitud o la voluntad, son necesarias la aptitud o capacidad. En los negocios
no basta la originalidad. Las ideas han de ser útiles y prácticas. Para mejorar nuestra
capacidad de producir nuevas ideas tenemos que aprender a hacer un mejor uso de los
"viejos elementos".
Para eso, tenemos que observar el mundo que nos rodea y aprender de él, lo que implica
escuchar atentamente para quedarnos con el mensaje y poder reproducirlo en su
integridad más adelante. Y siendo curiosos nos abrimos a nuevas experiencias, temas y
situaciones que pueden ser beneficiosos para nuestro trabajo.
En ocasiones, es bueno distanciarse del problema e intentar verlo desde otros
ángulos, porque nuestra mente puede crear obstáculos que no existen. Para ser creativos
respecto a un tema hay que ser concreto; fijar objetivos nos ayuda a centrarnos y a
focalizar nuestra energía, lo que facilita el esfuerzo creativo.
Sin embargo, no hay que centrarse únicamente en resolver problemas, sino que se trata
de buscar soluciones para mejorar las cosas. Para ello, será necesario recabar
información y averiguar todo lo que se pueda sobre ese tema.
A todos nos han enseñado a pensar lógicamente, o verticalmente. Pero deberíamos
aprender a pensar lateralmente, diversificando nuestra atención para estimular distintas
percepciones y enfoques. Por ejemplo, cuando conectamos dos opiniones diferentes de un
cliente y de un distribuidor estamos pensando lateralmente.
Una vez que hemos observado, escuchado, reunido información y generado nuevas
alternativas, debemos relajarnos, ya que las mejores ideas se nos suelen ocurrir cuando
hacemos algo que no tiene nada que ver con el problema en cuestión. Y cuando surge la
idea, hemos de conceptualizarla y ser capaces de explicarla con claridad.
Fomentar el talento creativo
La actitud creativa tiene que ver con la voluntad, y por ello dependerá fundamentalmente
de la motivación. Para fortalecer la actitud creativa de nuestros subordinados tenemos que
reafirmar su motivación mediante varias medidas.
En primer lugar, premiando la iniciativa. Sin despreciar las ideas. Mostrando gratitud,
debemos registrarlas y desarrollarlas. Los premios no necesariamente tienen que ser
monetarios. Las personas que disfrutan de su trabajo le dedican más tiempo.
En segundo lugar, tenemos que asignar cada tarea a la persona adecuada, porque la
tarea se convierte entonces en un reto personal que estimula las aptitudes del empleado.
También deberíamos alentar la experimentación. Se dice que Bill Gates celebra sus
fracasos con champán. Deberíamos animar a las personas a arriesgarse, haciéndoles
saber que no pasa nada si cometen errores porque siempre se puede aprender de ellos.
Fijar objetivos claros y estables instiga la creatividad, al delimitar el espacio de que
disponen las personas para experimentar. También tenemos que dar buen ejemplo a los
empleados y fomentar la colaboración entre ellos.
Por último, deberíamos pararnos a pensar cómo podemos hacer el trabajo de nuestros
subordinados más interesante e incluso emocionante.
Hay cuatro maneras de alentar la aptitud creativa de los empleados:
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Fomentar la diversidad;
animarlos a estudiar y utilizar fuentes de innovación;
plantearles preguntas denominadas SCAMPER (S de sustituir, C de combinar, A
de adaptar. M de modificar, P de propósito, E de eliminar y R de reorganizar o
revocar), y
alentarlos a usar técnicas de creatividad de equipo.
Los grupos cuyos integrantes tienen una gran diversidad de experiencias son más eficaces
a la hora de estimular la creatividad. Es mucho más probable que surja la creatividad en
equipos de personas con experiencias y bagajes intelectuales diferentes, así como
distintas maneras de abordar los problemas o situaciones.
En su búsqueda de oportunidades de innovación, los empleados deberían beber de las
siete fuentes de innovación identificadas por el experto en gestión empresarial Peter. F.
Drucker:
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Sorpresas,
incongruencias,
cuellos de botella,
cambios en el sector,
cambios de percepción,
cambios demográficos y
cambios en el conocimiento.
Por último, para promover el pensamiento lateral, los equipos pueden recurrir a
técnicas de creatividad como la provocación, la falacia lógica, la lluvia de ideas o los
seis sombreros para pensar, con las que cada miembro del equipo ha de estudiar un tema
o situación desde un punto de vista diferente.
La creatividad surge cuando se tienen las aptitudes y actitudes correctas. Cuando a las
personas se les da libertad para trabajar como más les gusta en un entorno estimulante,
cuando sienten que se valora lo que hacen, son más creativas.
Por ello, para forjar una cultura de creatividad, las empresas deberían centrarse en
personas motivadoras con misiones y objetivos claros, así como fomentar el intercambio
de información y la colaboración.
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