( 2) FASCICULO Campañas de difusión y comunicación Foto archivo CVJ Conocer y educar para el futuro El trabajo de la Comisión de Verdad y Justicia no está exclusivamente enfocado al pasado. Por el contrario, el valor principal de la recolección de testimonios y documentos está asociado al futuro, a la educación de las nuevas generaciones de paraguayos y paraguayas en el respeto a los derechos humanos y en los valores de la democracia y la tolerancia. El propósito final de la CVJ es contribuir, mediante el esclarecimiento de la verdad histórica, a que jamás vuelva a instalarse en el país una tiranía. Por eso el aspecto educativo no estuvo ausente en el trabajo de la CVJ. Se impulsó la enseñanza de la materia “Autoritarismo en la historia reciente del Paraguay”, como parte del programa de estudios del MEC para estudiantes del tercer ciclo de la educación escolar. La elaboración de esta cátedra fue obra de la CVJ y, con el fin de lograr una óptima enseñanza en niños y jóvenes, se realizaron también talleres de capacitación docente. Estas actividades fueron acompañadas de la entrega de materiales de difusión de la Comisión. Asimismo, la CVJ desarrolló campañas de comunicación masiva para resaltar la importancia y la necesidad del rescate de la historia. Fueron emblemáticas las campañas “Órama ña ñeèvo. Rompamos el silencio” –dirigida a determinar el paradero de personas desaparecidas- y “2.000 testimonios para la historia”, concebida para lograr los relatos de las víctimas. colaboradores El trabajo de la Comisión de Verdad y Justicia no hubiera sido posible sin la colaboración de muchas instituciones públicas y privadas. Son especialmente importantes los aportes y la cooperación del Ministerio de Relaciones Exteriores; el MEC; la Procuraduría General; el Tribunal Superior de Justicia Electoral; el Congreso Nacional y la Corte Suprema de Justicia. Aunque la ley que la creó contempló su financiamiento con recursos estatales, la CVJ recibió el respaldo de varias organizaciones sin cuya ayuda quizás no se habrían alcanzado las metas propuestas. Estas instituciones son Diakonia; las embajadas de Alemania, Chile y Suiza; la embajada de Argentina por medio del Proyecto FO-AR; la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación Argentina; el Equipo Argentino de Antropología Forense. También cabe mencionar a la Universidad Roma Tree; la Agencia Española de Cooperación y Desarrollo; Amnistía Internacional; Sistema de las Naciones Unidas del Paraguay. Muchas organizaciones y entidades civiles paraguayas prestaron su invalorable colaboración a la elaboración del Informe. Fueron decisivos los aportes de las universidades Católica y Columbia del Paraguay; de la Pastoral Social; de la Conferencia Episcopal Paraguaya; del Comité de Iglesias para Ayudas de Emergencia; del Servicio Jurídico Integral para el Desarrollo Agrario; Callescuela; Coordinadora de Luchadores/as y Víctimas de la Dictadura; organizaciones de Familiares de Detenidos, Desaparecidos y Asesinados por Razones Políticas del Paraguay; la Fundación “Celestina Pérez Almada”; el Movimiento Nacional de Víctimas de la Dictadura; la Coordinadora de los Derechos Humanos del Paraguay y la Mesa de Memoria Histórica y Archivos de la Represión. 17 ( FASCICULO 2 ) “Por los Derechos Humanos, Dictaduras Nunca Más” 177 sugerencias para un Estado democrático Revisar el pasado con el espíritu puesto en el futuro Una de las misiones de la Comisión de Verdad y Justicia fue proponer medidas para construir un Estado democrático con plena vigencia de los derechos humanos, sólidamente arraigado en valores como el espíritu de justicia y verdad, compromiso y rectitud, prudencia y coherencia, respeto, lealtad institucional, autenticidad, responsabilidad, honestidad, solidaridad, creatividad y transparencia. Los componentes de la Comisión de Verdad y Justicia tuvieron que sumergirse en las atrocidades y crímenes cometidos durante la dictadura del general Alfredo Stroessner. Este arduo trabajo –que supone un fuerte desgaste emocional y síquico para quienes lo realizan- fue cumplido con un objetivo muy claro: evitar que la historia se repita. El espíritu que animó a la CVJ fue proyectar sus conclusiones hacia el futuro, en la forma de una serie de recomendaciones presentadas al Estado y a la sociedad paraguaya. Se trata de 177 recomendaciones agrupadas en cinco ejes: a) Satisfacción, que incluye 18 medidas para la revelación pública y completa de la verdad; la búsqueda de personas desaparecidas; medidas dirigidas a obtener declaraciones oficiales; acciones orientadas a obtener disculpas públicas; aplicar sanciones; realización de homenajes a las víctimas y la promoción de una educación de derechos humanos que cuente lo ocurrido. b) Restitución, que contempla medidas para el restablecimiento de los derechos; propiciar el regreso a su lugar de residencia a exiliados y desplazados; reintegrar el empleo a las víctimas, así como acciones destinadas a la devolución de sus bienes. c) Indemnización, con acciones que busquen la mínima reparación material de los daños físicos y mentales de las víctimas y el reconocimiento de la pérdida de oportunidades, como las referidas a la educación y otras prestaciones sociales. d) Rehabilitación. En torno a este eje se agrupan las medidas de atención médica y sicológica de las víctimas directas e indirectas del Terrorismo de Estado, al igual que la provisión de servicios jurídicos y sociales adecuados. e) No repetición, que abarca la adopción de medidas que garanticen un control efectivo de las autoridades civiles sobre las fuerzas armadas y de seguridad. También se sugieren acciones que aseguren que todos los procedimientos civiles y militares se ajusten a las normas internacionales, así como el fortalecimiento de la independencia del Poder Judicial. Entre estas recomendaciones figuran pautas de protección a profesionales que están en situación de riesgo así como las medidas sugeridas para la educación de todos los sectores de la sociedad en materia de derechos humanos. Acciones para garantizar los derechos humanos Foto archivo CVJ Algunas recomendaciones 6. Modificar la ley 838/96 para que se reconozca como víctima al exiliado por razones políticas y tenga derecho así de solicitar una indemnización. También se propone que las víctimas, sus herederos y descendientes puedan tener el derecho de acceder a la indemnización. 7. Asignar por ley a la Defensoría Para la elaboración del Informe, la Comisión de Verdad y Justicia realizó varias audiencias públicas, en Paraguay y también en el exterior, como la de la foto, llevada a cabo en el recinto del Congreso argentino en Buenos Aires. Entre las medidas que la CVJ recomienda en su Informe Final elevado al Estado y la sociedad paraguaya es importante destacar al menos diez. 1. La creación de una Secretaría Nacional de Derechos Humanos, dependiente de la Presidencia de la República, que tenga por objetivos, entre otros, la elaboración de un plan nacional de derechos humanos, la implementación y seguimiento de las recomendaciones de la CVJ e intervenir como sujeto procesal en litigios promovidos por la CVJ en tribunales a favor de las víctimas de la dictadura stronista. 2. La continuidad de los trabajos de búsqueda de personas desaparecidas con dos objetivos: facilitar el proceso de duelo de familiares y allegados y evitar la revictimización de estas personas. 3. La realización por parte del Estado de un reconocimiento público a los luchadores y víctimas del Terrorismo de Estado de la dictadura stronista. 4. La declaración por parte del Estado de su responsabilidad en las violaciones de los derechos humanos que ocurrieron bajo la dictadura. A este reconocimiento corresponde un pedido de perdón a las víctimas y a la sociedad paraguaya. 5. Entregar al Procurador Ge- neral de la República y al Fiscal General del Estado el Informe de la Comisión de Verdad y Justicia con el propósito de que se investiguen las denuncias en él contenidas e iniciar las acciones legales correspondientes. del Pueblo la facultad de investigar y sancionar a miembros de las Fuerzas Armadas y Policiales. 8. Incorporar la materia de derechos humanos al programa de estudios de escolares, estudiantes secundarios y universitarios. Se insta a utilizar métodos modernos de enseñanza que hagan interesante la materia. 9. Impulsar los juicios sobre tierras malhabidas y proseguir los trámites y gestiones hasta la finalización del proceso. La intención es restablecer el orden legal y legítimo de la propiedad de la tierra en el país. 10. Reclamar la aprobación de tratados de derechos humanos en los cuales el Estado para- guayo aún no es parte. Ese es el caso de la Convención sobre la prohibición de utilizar técnicas de modificación ambiental con fines militares o la Convención Internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas. 19 ( FASCICULO 2 ) “Por los Derechos Humanos, Dictaduras Nunca Más” Presentaciones ante organismos judiciales y búsqueda de desaparecidos Iniciativas concretas para alcanzar la justicia El trabajo de la Comisión de Verdad y Justicia no se limitó a la colecta de información, datos y testimonios. Incluyó además, como ya se refirió, la organización de campañas de comunicación y educación dirigidas a la población en general. Sin embargo, la CVJ se propuso también abrir caminos concretos en la búsqueda de justicia y reparación para las víctimas del Terrorismo de estado impuesto por el stronismo. En este sentido una iniciativa importante fue la presentación formal ante organismos judiciales de casos de violaciones de derechos humanos, especialmente de tortura, tratos degradantes e inhumanos y desapariciones forzadas de personas. Un total de diez denuncias fueron arrimadas a la Justicia entre mayo del 2006 y marzo del 2008, las cuales se encuentran en su etapa de investigación. Conviene recordar que la tesis institucional de la Fiscalía ha sido por muchos años considerar los delitos de tortura como prescriptos. Esta posición es abiertamente contradictoria con el derecho internacional de los derechos humanos y la Convención sobre imprescriptibilidad de crímenes de guerra y lesa humanidad ratificada por Paraguay. Sobre este punto, en su Informe la CVJ destaca un pronunciamiento del fiscal general adjunto quien se manifestó a favor de calificar de imprescriptibles tales crímenes y de esa manera evitar la impunidad de los torturadores y represores. 20 Con el mismo espíritu, la CVJ también impulsó la búsqueda de personas desaparecidas, mediante la conformación de una Unidad de Desapariciones Forzadas y Ejecuciones Extrajudiciales. Este grupo elaboró un listado de las personas desaparecidas y víctimas de ejecuciones sumarias para después encarar la búsqueda en tumbas N.N., fosas comunes, y otros lugares donde pudieran encontrarse los restos de las posibles víctimas. A lo largo de su mandato, los integrantes de la Comisión de Verdad y Justicia organizaron seis excavaciones en busca de restos de víctimas de la dictadura stronista. Para llevar adelante estos trabajos se contó con la valiosa cooperación del Equipo Argentino de Antropología Forense y del antropólogo forense del Ministerio Público. La CVJ participó también de una excavación en territorio argentino –con carácter de observador- en un lugar en que se presumía podrían hallarse los cuerpos de ciudadanos paraguayos. Los estudios en este caso están en proceso todavía. En igual estado se encuentran los análisis periciales y de comparación genética de los huesos descubiertos en tres excavaciones hechas en Paraguay. En las tres restantes excavaciones no fueron hallados tejidos humanos, por lo que se aguarda la construcción de nuevas hipótesis para proseguir la búsqueda. La CVJ también impulsó a nivel del Ministerio de Salud Pública la constitución de un banco de datos genéticos. En ese marco fueron extraídas muestras de ADN de 67 familiares directos de personas desaparecidas de forma a realizar las comparaciones pertinentes en el caso eventual de que nuevos restos óseos sean exhumados. La CVJ impulsó excavaciones en el marco de la búsqueda de personas desaparecidas durante la dictadura. Sección II « Antecedentes históricos del autoritarismo militar « El inicio de la larga noche stronista La relación con EEUU y Brasil « La máscara legalista del régimen estado de sitio y leyes represivas El general Alfredo Stroessner conversa con su consuegro el general Andrés Rodríguez durante un acto militar. 521 ( FASCICULO 2 ) “Por los Derechos Humanos, Dictaduras Nunca Más” Antecedentes históricos de la represión stronista Génesis del autoritarismo militar Tras el fin de la Guerra del Chaco resurgieron con toda su fuerza los problemas políticos y sociales que habían llevado al régimen liberal al borde del colapso. El regreso a la normalidad ciudadana de grandes contingentes de personas que habían combatido en condiciones muy duras y habían vencido en virtud de su capacidad de sacrificio representó una presión que ya el gobierno no pudo contener. El 17 de febrero de 1936 hace irrupción en la vida política un nuevo actor que habría de tener el protagonismo en la escena nacional por las próximas décadas: las Fuerzas Armadas. En esa fecha, un levantamiento militar impuso en la presidencia del país al coronel Rafael Franco, dando inicio a la que se autodenominó la “Revolución libertadora”. Con un discurso marcadamente nacionalista, la revolución de febrero proclamó la identificación del pueblo paraguayo con las FFAA, calificadas como el “pueblo en armas”. En esta visión militarista y totalitaria se encuentran los elementos ideológicos y jurídicos que habrían de servir a la represión en los gobiernos posteriores. Toda actividad de carácter político, de organizaciones partidistas, sindicales (…) que no emane explícitamente del Estado, será prohibida...” Otro decreto-ley, el Nº 5.484, de octubre de 1936, se orientaba en el mismo sentido, atacando de manera particular al Partido Comunista o grupos de izquierda. El texto decía que “se declaran punibles las actividades comunistas y se establecen las penas correspondientes...”; las sanciones iban desde 34 meses hasta cuatro años de prisión para quienes cometieran actividades “comunistas comprobadas”, sin derecho a excarcelación, otorgando al Poder Ejecutivo la facultad de detener “a los sospechosos de ejercer actividades comunistas y a confinarlos en algún punto del país o a deportarlos, si así lo juzgare conveniente”. Si bien solo duró 16 meses, el gobierno de Franco marca un giro histórico en la sociedad paraguaya. Su caída, en 1937, abre un periodo de gran inestabilidad en la política paraguaya. El decreto ley Nº 152 de 1936, de Defensa de la Paz Pública, señala la total identidad entre la revolución libertadora y el Estado paraguayo y, en ese sentido, agrega: “moviliza (…) a (…) todos los ciudadanos (…) para realizar integralmente sus objetivos permanentes directamente a través del organismo estatal. (…) contexto 22 Ametralladora antiaérea paraguaya en el Chaco. La revolución de febrero de 1936 sintoniza con las tendencias ideológicas en boga a nivel mundial. Por un lado, luego de años de profundas crisis económicas, la Unión Soviética conseguía finalmente consolidarse. Su peso en la política internacional aumentó considerablemente, así como su influencia en los partidos comunistas de todo el mundo. Para entonces ya algunos países tenían regímenes nazi fascistas, como Italia y Alemania, donde la represión política llegaba a límites extremos. Las corrientes totalitarias habían ganado terreno por sobre las democracias liberales en todo el planeta. Entre tanto, en algunas naciones se instauraron gobiernos con mayor control e intervención sobre la economía, como era el caso de Estados Unidos, Inglaterra o Francia. Rafael Franco. La represión y el totalitarismo con ropaje legal Con Estigarribia y Morínigo se consolida el rol de las FFAA Los gobiernos posteriores a la revolución de febrero del 36 no consiguen el suficiente consenso para normalizar la vida institucional y se suceden varios intentos de golpes de estado militares. La candidatura del general José Félix Estigarribia, propugnada por sectores de las FFAA y por el Partido Liberal, en 1939, no logró apaciguar la caldeada atmósfera política. El Partido Colorado y los demás grupos resolvieron no participar en las elecciones. De esta manera, Estigarribia se convirtió en el único postulante en las votaciones. Asumió el gobierno el 15 de agosto de 1939, a la cabeza de un gabinete cívico-militar. A pesar de su enorme prestigio personal, el general Estigarribia y sus colaboradores no fueron capaces de conducir al país a la paz pública. Los partidos y movimientos continuaron realizando movilizaciones y formulando duras críticas al régimen. En este contexto, en febrero de 1940, el general Estigarribia se abrogó decreto mediante “la plenitud de todos los poderes políticos del gobierno de la República”. A un grupo de juristas le fue encargada la redacción de una nueva Constitución Nacional en reemplazo de la de 1870. La Carta Magna fue aprobada a través de un Higinio Morínigo referéndum, una figura que no estaba contemplada en la legislación pero que fue utilizada con el propósito de brindar legitimidad al nuevo ordenamiento jurídicopolítico. En setiembre de 1940, el avión en que viajaba el presidente Estigarribia cayó en la zona de Cordillera, provocando su muerte. Con el Poder Legislativo disuelto y con la nueva Asamblea de Representantes aún sin integrarse, la acefalía fue resuelta por los militares eligiendo como presidente de la República al general Higinio Morínigo. El perfil del nuevo gobierno queda en evidencia con el mensaje de Morínigo del 30 de noviembre de 1940: “Pueblo y ejército actuarán desde ahora bajo la dirección del mando único. Con la ayuda de Dios ejercerá inflexiblemente para orientar de una vez la Revolución Paraguaya”. Morínigo implantó en el país una durísima dictadura que estuvo compuesta en su gabinete primero por los liberales llamados “cuarentistas” y posteriormente por nacionalistas católicos vinculados al periódico El Tiempo. En febrero de 1945 el Paraguay declaró oficialmente la guerra a los países del Eje (Alemania y Japón en ese entonces), pero continuó la influencia del grupo militar de orientación nazi fascista. La victoria de los aliados en la Segunda Guerra mundial, en mayo de 1945, modificó sustancialmente la correlación de fuerzas en el hemisferio y determinó el aislamiento internacional del régimen de Morínigo 23 ( FASCICULO 2 ) “Por los Derechos Humanos, Dictaduras Nunca Más” así como el fortalecimiento de los sectores democráticos paraguayos. Las presiones internacionales, sobre todo de Estados Unidos, obligaron a Morínigo a retirar del poder al núcleo militar de extrema derecha, cuyo desplazamiento trajo como consecuencia la formación de un gobierno de coalición entre febreristas, colorados y militares. Entre estos últimos se encontraban algunos del sector “institucionalista” de las FFAA (los generales Juan Rovira, Amancio Pampliega y Vicente Machuca) quienes lograron que Morínigo levantara algunas restricciones a la prensa y a los partidos políticos y que constituyera un gabinete de coalición. « 24 Estigarribia contó con el respaldo de amplios sectores de las Fuerzas Armadas y del Partido Liberal para llegar a la presidencia de la República. Mano dura Algunas medidas adoptadas bajo el gobierno del general Higinio Morínigo: Proscripción de los partidos políticos Disolución del partido Liberal por decreto Nº 12.246 Prohibición de asambleas, mítines, publicación y difusión de documentos y de artículos críticos hacia las autoridades nacionales Receso sindical Movilización militar de todo obrero que se declarase en huelga Censura previa de prensa y propaganda Estrechas relaciones con Italia y Alemania, con las cuales rompió solo al final de la Segunda Guerra Mundial por la presión internacional. En los gobiernos de Estigarribia y Morínigo, la policía mantuvo en el exilio o controló la actividad de 2.800 personas. De ellas, 45,6% eran obreros y dirigentes sindicales 10% eran liberales 7,7% eran comunistas 6,7% eran dirigentes estudiantiles 4,5% jefes y oficiales militares 3,2% franquistas Los años de mayor represión fueron 1940, 1944 y 1947/8 Breve periodo de apertura política La “Primavera democrática” Las medidas de apertura política adoptadas por el gobierno de Higinio Morínigo dieron inicio al periodo posteriormente conocido como “primavera democrática”. Muchos dirigentes (especialmente liberales, franquistas y comunistas) que habían partido al exilio pudieron regresar al país, se levantaron las restricciones a la actividad de los grupos políticos y a la prensa y se respiraba en general un ambiente de libertades. El gobierno de coalición -que se integraba con tres ministros colorados, tres franquistas y dos militares institucionalistas- anunció a la población la convocatoria a una Convención Nacional Constituyente para la elaboración de una nueva Constitución y ordenamiento jurídico político de la República. En este llamado no habría discriminaciones de ningún tipo y se garantizaría la pluralidad y la libertad en las elecciones. Esta promesa no puedo concretarse sin embargo. La creciente tensión entre los miembros del gabinete de coalición, la crispación política en la sociedad, la postergación de las elecciones y los repetidos ataques a la prensa y a la oposición y, sobre todo, las intrigas por parte de algunos sectores colorados apoyados por el general Morínigo acabaron por arrastrar al país a una guerra civil. El enfrentamiento sangriento sentó las bases, en última instancia, para la instalación de la larga dictadura de Stroessner. 25 Obdulio Barthe, histórico dirigente comunista, pudo retornar al país en 1946, luego de varios años de exilio. En la foto aparece junto a José Asunción Flores y Agustín Barboza (atrás). ( FASCICULO 2 ) “Por los Derechos Humanos, Dictaduras Nunca Más” La sangrienta Guerra Civil del 47 El trinomio FFAA, Gobierno y Partido Colorado asume el poder Las consecuencias políticas y sociales de la Revolución de 1947 siguen marcando el presente de nuestro país 26 El corto periodo de libertades conocido en la historia paraguaya como “primavera democrática” llegó brusca y definitivamente a su fin el 10 de enero de 1947, cuando los miembros franquistas del gobierno de coalición resolvieron abandonar sus cargos. La exigencia de este sector era que el gabinete fuera compuesto solo por militares, con el fin de garantizar la realización de los comicios en igualdad de condiciones para todos los partidos políticos. Se trataba de una reacción ante los evidentes privilegios que tenía el partido colorado dentro de la administración de Higinio Morínigo. La cúpula militar respaldó ampliamente el planteamiento del franquismo, pero Morínigo, junto a dos jefes militares colorados -el teniente coronel Jiménez, comandante de la DC 1, y el mayor Rogelio Benítez, quien estaba al frente de la Policía de la Capital-, decidió dar un golpe de mano. El 13 de enero de 1947, el presidente Morínigo sustituyó a los jefes institucionalistas y franquistas, reemplazándolos con cuatro militares leales y cuatro colorados. Pero no se detuvo allí. Una gran cantidad de líderes franquistas y comunistas, así como militares institucionalistas fueron detenidos o debieron buscar asilo en embajadas extranjeras. En marzo de 1947 estalló la Guerra Civil, la cual tuvo su epicentro en la ciudad de Concepción. Al menos el 80% de la oficialidad militar se plegó al levantamiento que incluyó además al partido liberal, la Concentración Revolucionaria Franquista y al Partido Comunista. Las reivindicaciones del alzamiento eran simples: vigencia inmediata de amplias libertades; legalización de todos los partidos, organizaciones obreras y estudiantiles; constitución de una Junta Electoral con representantes de los cuatro partidos políticos y elecciones libres para la integración de una Asamblea Nacional Constituyente. La descoordinación interna de los sectores insurrectos y la rápida reacción del gobierno de Morínigo fueron factores determinantes en la victoria final, en agosto del 47, de las fuerzas gubernistas. Es destacable el fuerte apoyo que recibió el régimen de Morínigo por parte del gobierno argentino del general Perón, quien en agosto remitió al Paraguay armas y pertrechos para equipar las milicias coloradas conocidas como “guiones rojos”, formadas por excombatientes de la Guerra del Chaco pertenecientes a la ANR. La Guerra Civil fue el marco para un sinnúmero de violaciones de los derechos humanos no solo de los prisioneros sino también de la población no combatiente. Los allanamientos ilegales y los apresamientos irregulares de opositores continuaron en los meses posteriores a la contienda. Los grupos parapoliciales -la temible “guardia urbana”- exigían la constancia de afiliación al Partido Colorado para permitir la libre circulación de los ciudadanos. Una consecuencia directa de la victoria del gobierno de Morínigo fue el desplazamiento de amplias camadas de oficiales de las FFAA y el ascenso prematuro de jefes jóvenes. Esta situación acabó desvirtuando la cadena de mando dentro del ejército, poniendo en cuestión los liderazgos institucionales y los mecanismos de ascenso. Uno de esos jóvenes oficiales que por su lealtad al régimen de Morínigo se vieron beneficiados fue Alfredo Stroessner. I NESTAB I L I DAD Muchas de las consecuencias de la Guerra Civil del 47 se siguieron sintiendo en la sociedad paraguaya incluso entrado el siglo XXI. Aquella contienda significó la división del Paraguay en vencedores y vencidos y representó además la destrucción completa de la oposición y el punto de arranque de la larga hegemonía del partido colorado, que habría de durar décadas. Pese a que el partido colorado empezó a actuar con absoluto y excluyente protagonismo en el escenario político nacional, el periodo inmediatamente posterior no se caracterizó en absoluto por la estabilidad. Once meses después de concluida la Guerra Civil, el general Higinio Morínigo fue desplazado de la Presidencia de la República, siendo ocupado el cargo por el líder de los “guiones rojos”, Natalicio González, quien también fue depuesto poco tiempo más tarde. Se trata solo de los primeros eslabones de una cadena de inestables gobiernos colorados que habrían de sucederse hasta el advenimiento de Federico Chávez, en 1949. Una característica común tuvieron sin embargo estas administraciones civiles y militares coloradas: la incensante represión a la oposición política y a los movimientos obrero y estudiantil. En 1948 el número de “prontuariados” por la policía política llegó a 549 nuevos ingresos. Bastaba la simpatía hacia un partido político que no fuera el colorado para justificar la detención. Un caso extremo de la represión y que ilustra acerca de la situación en ese entonces ocurrió en octubre de 1949 cuando se produjo la muerte por torturas del joven dirigente comunista Mariano Roque Alonso. Muchas de las personas que acompañaron el cortejo fúnebre de Alonso fueron detenidas en forma completamente arbitraria por parte de la Policía. 27 Dos figuras claves del Partido Colorado en los años 40 y 50: Natalicio González, lider de los “guiones rojos”, y Alfredo Stroessner. ( FASCICULO 2 ) “Por los Derechos Humanos, Dictaduras Nunca Más” El Golpe de Estado y el disfraz de la legalidad Se inicia la larga noche de la dictadura stronista Con el pretexto de una oposición a ciertos ascensos militares dispuestos por el presidente Federico Chávez, el general Alfredo Stroessner, comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, encabezó un golpe militar el 4 de mayo de 1954. El levantamiento contó con el amplio respaldo de la oficialidad joven, vinculada generacionalmente al emergente líder militar. El golpe fue concebido y planificado, sin embargo, mucho tiempo antes. Fueron varios los dirigentes colorados que estuvieron involucrados. Entre ellos se destacan nítidamente Epifanio Méndez Fleitas, Tomás Romero Pereira y Guillermo Enciso Velloso, quienes mantenían profundas discrepancias con Federico Chávez. El presidente derrocado fue detenido primero en la Escuela Militar y luego en su propia residencia mientras la Junta de Gobierno del Partido Colorado deliberaba la salida por la que se optaría para zanjar la situación. La dirigencia de la ANR se mantuvo en sesión permanente por espacio de cuatro días, hasta el 8 de mayo, día en que finalmente Stroessner logró imponer su candidato para encabezar un gobierno provisorio. Se trataba del arquitecto Tomás Romero Pereira, cuya función se limitaría a conducir al país a unas elecciones 28 generales para designar a quien completaría el periodo presidencial de 1953-1958. El 21 de mayo, el Partido Colorado asumió una resolución histórica: postular al general golpista Alfredo Stroessner a la presidencia de la República. Los comicios se realizaron en julio, sin la participación de la oposición. El ambicioso militar llegaba por fin a su objetivo: el ejercicio pleno del poder político en Paraguay. Todo el impasse generado por el derrocamiento de Federico Chávez fue tratado y resuelto en el ámbito del partido colorado y no de las instituciones correspondientes, previstas en las leyes. A pesar de este origen irregular, el régimen stronista construyó desde sus inicios una fachada de legalidad, en la tentativa más bien absurda de encubrir el carácter dictatorial y criminal de su gobierno. La dictadura stronista tuvo particularidades que la diferenciaron de otros procesos autoritarios de la región, a los cuales, además, superó ampliamente en duración. Desde el principio, el régimen de Stroessner demostró una evidente aspiración totalitaria, ya que no se limitaba a detentar el poder político institucional sino que buscó el control absoluto del Stroessner preside desde una tarima un acto público realizado durante los primeros años de su gobierno. Juan Ramón Chávez aparece a su lado, mientras que Edgar L. Ynsfrán y Mario Abdo Benítez observan al arquitecto Tomás Romero Pereira al momento de firmar un documento. conjunto de la sociedad. Esta característica explica la fuerza, longevidad y gravedad de los efectos sociopolíticos y económicos de la dictadura. La estructura y el funcionamiento del stronismo se apoyaba en dos elementos fundamentales. Sin orden de prelación, mencionaremos en primer lugar a las Fuerzas Armadas. Con el poder en sus manos, el dictador Stroessner emprendió una purga de los cuadros de oficiales, desechando a todos los elementos políticamente desleales. De inmediato, se aseguró el respaldo de la cúpula militar en el mando mediante ascesos, privilegios, asignación de tierras fiscales y todo tipo de negociados que incluyeron también la protección del contrabando y el narcotráfico. Un eje crucial del esquema stronista fue la partidización de las FFAA, en cuyas filas solo se podía ingresar y escalar siendo afiliado a la ANR y exhibiendo la más indigna obsecuencia hacia el dictador. El segundo elemento fue el Partido Colorado, el cual aportó el sostén político al régimen a través de sus 229 seccionales en todo el país y la aplicación del clientelismo político llevado a límites inauditos. La ANR funcionó como partido único hasta 1963 y como partido hegemónico en los años siguientes hasta la caída del dictador. Además de ser el factor de legitimación de Stroessner, el partido colorado contribuyó incluso con la incorporación de sus afiliados a grupos de represión parapolicial. La bisagra o el papel articulador y de liderazgo entre ambos componentes, FFAA y ANR, estaba dado por la figura misma del dictador Alfredo Stroessner. Este militar ejercía un poder unipersonal con un control absoluto e incontestado sobre un régimen que se autodefinía como “democracia sin comunismo” y que estaba estrechamente ligado a la Doctrina de la Seguridad Nacional impulsada por los Estados Unidos. 29 Stroessner basó su régimen en las FFAA y la ANR, luego de expulsar a la disidencia en ambas instituciones. Aquí, al momento de llegar a una concentración colorada. ( FASCICULO 2 ) “Por los Derechos Humanos, Dictaduras Nunca Más” Nacionalismo militarista y anticomunismo Ejes doctrinarios de la dictadura Edgar L. Ynsfrán hace uso de la palabra en una sesión de la Junta de Gobierno del Partido Colorado, a mediados de los años 50. En primer plano se ve a Epifanio Méndez Fleitas, a quien Stroessner persiguió con saña posteriormente. 30 Más que una ideología propiamente dicha el basamento doctrinario del régimen de Alfredo Stroessner fue un difuso conglomerado de elementos nacionalistas, tradicionales y autoritarios con los que buscó impregnar a toda la sociedad paraguaya. A diferencia de las grandes ideologías de la época, la dictadura stronista no encarnó jamás un proyecto histórico, ni postuló la creación de un “hombre nuevo” ni pretendió transformar radicalmente la economía y la sociedad. En sus contenidos discursivos, la tiranía de Stroessner apeló a un nacionalismo elemental y de corte militarista sustentado en el culto al Mariscal Francisco Solano López y a la Guerra de la Triple Alianza, la heroicidad de la raza paraguaya, el odio a los Legionarios, etcétera. Los impulsores de esta corriente -y, por lo tanto, principales ideológos del stronismo- fueron los colorados Juan E. Oleary y J. Natalicio González. La práctica política del régimen desmentía sin embargo este rabioso patriotismo ya que a nivel internacional se mostraba cada vez más dependiente de EEUU y Brasil. Desde sus inicios, de hecho, la dictadura de Stroessner se alineó sin objeciones a la doctrina de la Seguridad Nacional propugnada por EEUU y se declaró en cuanta tribuna internacional pudo como una “democracia sin comunismo”. El discurso anticomunista fue central en la política represiva del régimen. Sin embargo, en realidad, el stronismo nunca consideró al comunismo o a las agrupaciones políticas de izquierda como un peligro real. Su feroz anticomunismo servía de elemento de legitimación -de cara a EEUU- para la represión a otros sectores, sin que importara la ideología ya que más de una vez alcanzó incluso a grupos conservadores. Con el argumento de la lucha anticomunista consiguió la más estrecha cooperación técnica y financiera por parte de EEUU. No hay mejores palabras para explicar estos mecanismos de la dictadura que las contenidas en un informe de la Comisión de DDHH de la ONU fechado en 1980: “Cualquiera que sea la posición de su propaganda oficial, el régimen de Stroessner no tiene realmente miedo a la subversión. De lo que tiene miedo es de la democracia”. Ayuda económica y asesoría en represión El padrinazgo de Estados Unidos El dictador Alfredo Stroessner saluda al ex presidente norteamericano Eisenhower. El régimen stronista fue un aliado fiel de EEUU durante la Guerra Fría. Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial la humanidad asistió a la división del planeta en dos bloques claramente diferenciados. Por un lado, las naciones occidentales, lideradas por Estados Unidos, y por el otro, el bloque socialista, a cuya cabeza se situaba la extinta Unión Soviética. Durante varias décadas, ambos sectores protagonizaron una sorda pero intensa confrontación conocida como la “Guerra Fría”. Nunca se produjo un enfrentamiento bélico entre las principales potencias, pero sí estuvieron involucradas ambas, siempre en bandos rivales, en todos los conflictos políticos y militares internacionales de esos años. Por el tiempo que duró la Guerra Fría, Estados Unidos impulsó en América Latina -una región de influencia tradicional para ese país- una férrea política anticomunista. Brindó un firme apoyo a å militares de derecha -como el de Stroessner- e 31 ( FASCICULO 2 ) “Por los Derechos Humanos, Dictaduras Nunca Más” intervino en golpes de estado que truncaron procesos democráticos. Asimismo, asesoró a los aparatos represivos de todos los países del continente e intentó abolir cualquier experiencia política autónoma, como por ejemplo la Revolución Cubana. Aliados íntimos Está claro que el stronismo no hubiera sobrevivido sin la ayuda masiva de EEUU. Una muestra: entre 1953 y 1961 el volumen de ayuda y créditos otorgados por EEUU llegó a 53,2 millones de dólares, muy por encima, en proporción con el PIB, que lo recibido por Brasil o Chile. Tras el triunfo del castrismo en Cuba, los montos asignados por Washington al Paraguay crecieron exponencialmente, llegando entre 1962 y 1965 a 80 millones de dólares. Pero la colaboración norteamericana con el stronismo no se quedó allí: entre 1962 y 1969, 400 oficiales paraguayos recibieron formación en EEUU y en la zona del Canal de Panamá en métodos contra la “insurgencia comunista”. Además, bajo la asesoría del teniente coronel Robert K. Thierry se creó en 1957 la Dirección de Asuntos Técnicos del Ministerio del Interior (la tenebrosa “Técnica”, principal centro de torturas). 32 Por el lado de la dictadura la sumisión a la política exterior norteamericana alcanzó límites de abyección dificilmente creíbles hoy en día. Dos ejemplos: En 1962, Paraguay fue portavoz de una posición extrema en la OEA al exigir que este organismo interviniera militarmente en Cuba para derrocar al gobierno de Fidel Castro. Años más tarde, en 1968, Paraguay llegó a ofrecer a EEUU tropas paraguayas para combatir en Vietnam. Las armoniosas relaciones entre ambos países habría de entrar en una breve crisis cuando a principios de los años 70, EEUU integró un nuevo criterio: la cooperación en la lucha contra el narcotráfico. Es emblemático en este sentido el caso de August Ricord, jefe de la llamada “conexión latina” y que fue extraditado a EEUU en 1973 pese a la protección que gozaba por parte de ministros y jefes militares paraguayos. Este epidosio no significó, sin embargo, el cese de la colaboración estadounidense a la represión. No fue sino hasta la presidencia de Jimmy Carter -quien llevó adelante una activa campaña a favor de los derechos humanos desde 1977- que el régimen stronista dejó de gozar del respaldo irrestricto de Washington. El entonces vicepresidente norteamericano Richard Nixon en una cena que le fue ofrecida durante su visita al país. Proyecto “Por los Derechos Humanos, Dictaduras Nunca Más” IMPLEMENTADO Y La presente publicación ha sido COFINANCIADO POR elaborada con la asistencia de la Unión Europea. El contenido de la misma es responsabilidad exclusiva de Diakonia y en ningún caso debe considerarse que refleja los puntos de vista de la Unión Europea. COFINANCIADO POR ORGANIZACINES SOCIAS www.codehupy.org/dictadurasnuncamas [email protected]