Fascículo 2

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2)
FASCICULO
Campañas de difusión y comunicación
Foto archivo CVJ
Conocer y educar para el futuro
El trabajo de la Comisión de Verdad y Justicia no está
exclusivamente enfocado al pasado. Por el contrario,
el valor principal de la recolección de testimonios y
documentos está asociado al futuro, a la educación de
las nuevas generaciones de paraguayos y paraguayas
en el respeto a los derechos humanos y en los valores
de la democracia y la tolerancia. El propósito final de
la CVJ es contribuir, mediante el esclarecimiento de la
verdad histórica, a que jamás vuelva a instalarse en el
país una tiranía. Por eso el aspecto educativo no estuvo
ausente en el trabajo de la CVJ. Se impulsó la enseñanza
de la materia “Autoritarismo en la historia reciente del
Paraguay”, como parte del programa de estudios del MEC
para estudiantes del tercer ciclo de la educación escolar.
La elaboración de esta cátedra fue obra de la CVJ y,
con el fin de lograr una óptima enseñanza en niños y
jóvenes, se realizaron también talleres de capacitación
docente. Estas actividades fueron acompañadas de
la entrega de materiales de difusión de la Comisión.
Asimismo, la CVJ desarrolló campañas de comunicación
masiva para resaltar la importancia y la necesidad
del rescate de la historia. Fueron emblemáticas las
campañas “Órama ña ñeèvo. Rompamos el silencio”
–dirigida a determinar el paradero de personas
desaparecidas- y “2.000 testimonios para la historia”,
concebida para lograr los relatos de las víctimas.
colaboradores
El trabajo de la Comisión de Verdad y Justicia no
hubiera sido posible sin la colaboración de muchas
instituciones públicas y privadas. Son especialmente
importantes los aportes y la cooperación del
Ministerio de Relaciones Exteriores; el MEC; la
Procuraduría General; el Tribunal Superior de
Justicia Electoral; el Congreso Nacional y la Corte
Suprema de Justicia.
Aunque la ley que la creó contempló su
financiamiento con recursos estatales, la CVJ
recibió el respaldo de varias organizaciones sin cuya
ayuda quizás no se habrían alcanzado las metas
propuestas. Estas instituciones son Diakonia; las
embajadas de Alemania, Chile y Suiza; la embajada
de Argentina por medio del Proyecto FO-AR; la
Secretaría de Derechos Humanos de la Nación
Argentina; el Equipo Argentino de Antropología
Forense. También cabe mencionar a la Universidad
Roma Tree; la Agencia Española de Cooperación y
Desarrollo; Amnistía Internacional; Sistema de las
Naciones Unidas del Paraguay.
Muchas organizaciones y entidades civiles paraguayas
prestaron su invalorable colaboración a la elaboración
del Informe. Fueron decisivos los aportes de las
universidades Católica y Columbia del Paraguay; de la
Pastoral Social; de la Conferencia Episcopal Paraguaya;
del Comité de Iglesias para Ayudas de Emergencia; del
Servicio Jurídico Integral para el Desarrollo Agrario;
Callescuela; Coordinadora de Luchadores/as y Víctimas
de la Dictadura; organizaciones de Familiares de
Detenidos, Desaparecidos y Asesinados por Razones
Políticas del Paraguay; la Fundación “Celestina Pérez
Almada”; el Movimiento Nacional de Víctimas de la
Dictadura; la Coordinadora de los Derechos Humanos
del Paraguay y la Mesa de Memoria Histórica y Archivos
de la Represión.
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FASCICULO 2
)
“Por los Derechos Humanos, Dictaduras Nunca Más”
177 sugerencias para un Estado democrático
Revisar el pasado con el espíritu
puesto en el futuro
Una de las misiones de la Comisión de Verdad
y Justicia fue proponer medidas para construir
un Estado democrático con plena vigencia de
los derechos humanos, sólidamente arraigado
en valores como el espíritu de justicia y verdad,
compromiso y rectitud, prudencia y coherencia,
respeto, lealtad institucional, autenticidad,
responsabilidad, honestidad, solidaridad,
creatividad y transparencia.
Los componentes de la Comisión de Verdad
y Justicia tuvieron que sumergirse en las
atrocidades y crímenes cometidos durante
la dictadura del general Alfredo Stroessner.
Este arduo trabajo –que supone un fuerte
desgaste emocional y síquico para quienes
lo realizan- fue cumplido con un objetivo
muy claro: evitar que la historia se repita. El
espíritu que animó a la CVJ fue proyectar sus
conclusiones hacia el futuro, en la forma de
una serie de recomendaciones presentadas al
Estado y a la sociedad paraguaya. Se trata de 177
recomendaciones agrupadas en cinco ejes:
a) Satisfacción, que incluye
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medidas para la revelación pública y completa
de la verdad; la búsqueda de personas
desaparecidas; medidas dirigidas a obtener
declaraciones oficiales; acciones orientadas a
obtener disculpas públicas; aplicar sanciones;
realización de homenajes a las víctimas y la
promoción de una educación de derechos
humanos que cuente lo ocurrido.
b) Restitución, que contempla
medidas para el restablecimiento de los
derechos; propiciar el regreso a su lugar de
residencia a exiliados y desplazados; reintegrar
el empleo a las víctimas, así como acciones
destinadas a la devolución de sus bienes.
c) Indemnización, con
acciones que busquen la mínima reparación
material de los daños físicos y mentales de
las víctimas y el reconocimiento de la pérdida
de oportunidades, como las referidas a la
educación y otras prestaciones sociales.
d) Rehabilitación. En
torno a este eje se agrupan las medidas de
atención médica y sicológica de las víctimas
directas e indirectas del Terrorismo de Estado,
al igual que la provisión de servicios jurídicos y
sociales adecuados.
e) No repetición, que
abarca la adopción de medidas que garanticen
un control efectivo de las autoridades
civiles sobre las fuerzas armadas y de
seguridad. También se sugieren acciones
que aseguren que todos los procedimientos
civiles y militares se ajusten a las normas
internacionales, así como el fortalecimiento
de la independencia del Poder Judicial. Entre
estas recomendaciones figuran pautas de
protección a profesionales que están en
situación de riesgo así como las medidas
sugeridas para la educación de todos los
sectores de la sociedad en materia de
derechos humanos.
Acciones para garantizar los derechos humanos
Foto archivo CVJ
Algunas recomendaciones
6. Modificar la ley 838/96
para que se reconozca como
víctima al exiliado por razones políticas y tenga derecho
así de solicitar una indemnización.
También se propone que las víctimas,
sus herederos y descendientes puedan tener el derecho de acceder a la
indemnización.
7. Asignar por ley a la Defensoría
Para la elaboración del Informe, la Comisión de Verdad y Justicia realizó varias audiencias
públicas, en Paraguay y también en el exterior, como la de la foto, llevada a cabo en el recinto
del Congreso argentino en Buenos Aires.
Entre las medidas que la CVJ recomienda en su Informe Final elevado
al Estado y la sociedad paraguaya es
importante destacar al menos diez.
1. La creación de una Secretaría
Nacional de Derechos Humanos,
dependiente de la Presidencia de la
República, que tenga por objetivos,
entre otros, la elaboración de un
plan nacional de derechos humanos, la implementación y seguimiento de las recomendaciones de la
CVJ e intervenir como sujeto procesal
en litigios promovidos por la CVJ en
tribunales a favor de las víctimas de la
dictadura stronista.
2.
La continuidad de los trabajos
de búsqueda de personas desaparecidas con dos objetivos: facilitar el proceso de duelo de familiares
y allegados y evitar la revictimización
de estas personas.
3. La realización por parte del
Estado de un reconocimiento
público a los luchadores y
víctimas del Terrorismo de Estado de la dictadura stronista.
4. La declaración por parte del
Estado de su responsabilidad en las
violaciones de los derechos humanos que ocurrieron bajo la dictadura. A este reconocimiento corresponde un pedido de perdón
a las víctimas y a la sociedad
paraguaya.
5. Entregar al Procurador Ge-
neral de la República y al Fiscal
General del Estado el Informe de la
Comisión de Verdad y Justicia con
el propósito de que se investiguen
las denuncias en él contenidas e
iniciar las acciones legales
correspondientes.
del Pueblo la facultad de investigar
y sancionar a miembros de las
Fuerzas Armadas y Policiales.
8. Incorporar la materia de
derechos humanos al programa de estudios de escolares,
estudiantes secundarios y universitarios. Se insta a utilizar métodos
modernos de enseñanza que hagan
interesante la materia.
9.
Impulsar los juicios sobre
tierras malhabidas y proseguir
los trámites y gestiones hasta la finalización del proceso. La intención es
restablecer el orden legal y legítimo de
la propiedad de la tierra en el país.
10. Reclamar la aprobación
de tratados de derechos humanos en los cuales el Estado para-
guayo aún no es parte. Ese es el caso
de la Convención sobre la prohibición
de utilizar técnicas de modificación
ambiental con fines militares o la Convención Internacional para la protección de todas las personas contra las
desapariciones forzadas.
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FASCICULO 2
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“Por los Derechos Humanos, Dictaduras Nunca Más”
Presentaciones ante organismos judiciales y búsqueda
de desaparecidos
Iniciativas concretas para
alcanzar la justicia
El trabajo de la Comisión de Verdad y Justicia no se
limitó a la colecta de información, datos y testimonios.
Incluyó además, como ya se refirió, la organización de
campañas de comunicación y educación dirigidas a la
población en general. Sin embargo, la CVJ se propuso
también abrir caminos concretos en la búsqueda de
justicia y reparación para las víctimas del Terrorismo
de estado impuesto por el stronismo. En este sentido
una iniciativa importante fue la presentación formal
ante organismos judiciales de casos de violaciones de
derechos humanos, especialmente de tortura, tratos
degradantes e inhumanos y desapariciones forzadas
de personas.
Un total de diez denuncias fueron arrimadas a la
Justicia entre mayo del 2006 y marzo del 2008, las
cuales se encuentran en su etapa de investigación.
Conviene recordar que la tesis institucional de la
Fiscalía ha sido por muchos años considerar los
delitos de tortura como prescriptos. Esta posición
es abiertamente contradictoria con el derecho
internacional de los derechos humanos y la Convención
sobre imprescriptibilidad de crímenes de guerra y lesa
humanidad ratificada por Paraguay. Sobre este punto,
en su Informe la CVJ destaca un pronunciamiento
del fiscal general adjunto quien se manifestó a favor
de calificar de imprescriptibles tales crímenes y de
esa manera evitar la impunidad de los torturadores y
represores.
20
Con el mismo espíritu, la CVJ también impulsó la
búsqueda de personas desaparecidas, mediante
la conformación de una Unidad de Desapariciones
Forzadas y Ejecuciones Extrajudiciales. Este grupo
elaboró un listado de las personas desaparecidas
y víctimas de ejecuciones sumarias para después
encarar la búsqueda en tumbas N.N., fosas comunes,
y otros lugares donde pudieran encontrarse los restos
de las posibles víctimas. A lo largo de su mandato,
los integrantes de la Comisión de Verdad y Justicia
organizaron seis excavaciones en busca de restos de
víctimas de la dictadura stronista. Para llevar adelante
estos trabajos se contó con la valiosa cooperación
del Equipo Argentino de Antropología Forense y del
antropólogo forense del Ministerio Público.
La CVJ participó también de una excavación en
territorio argentino –con carácter de observador- en
un lugar en que se presumía podrían hallarse los
cuerpos de ciudadanos paraguayos. Los estudios en
este caso están en proceso todavía. En igual estado
se encuentran los análisis periciales y de comparación
genética de los huesos descubiertos en tres
excavaciones hechas en Paraguay. En las tres restantes
excavaciones no fueron hallados tejidos humanos, por
lo que se aguarda la construcción de nuevas hipótesis
para proseguir la búsqueda.
La CVJ también impulsó a nivel del Ministerio de Salud
Pública la constitución de un banco de datos genéticos.
En ese marco fueron extraídas muestras de ADN de 67
familiares directos de personas desaparecidas de forma
a realizar las comparaciones pertinentes en el caso
eventual de que nuevos restos óseos sean exhumados.
La CVJ impulsó excavaciones en el marco de la búsqueda de personas desaparecidas durante la dictadura.
Sección II
«
Antecedentes históricos del autoritarismo
militar
«
El inicio de la larga noche stronista
La relación con EEUU y Brasil
«
La máscara legalista del régimen
estado de sitio y leyes represivas
El general Alfredo Stroessner conversa con su consuegro el general Andrés Rodríguez durante un acto militar.
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FASCICULO 2
)
“Por los Derechos Humanos, Dictaduras Nunca Más”
Antecedentes históricos de la represión stronista
Génesis del autoritarismo militar
Tras el fin de la Guerra del Chaco resurgieron con
toda su fuerza los problemas políticos y sociales que
habían llevado al régimen liberal al borde del colapso.
El regreso a la normalidad ciudadana de grandes
contingentes de personas que habían combatido en
condiciones muy duras y habían vencido en virtud de su
capacidad de sacrificio representó una presión que ya
el gobierno no pudo contener.
El 17 de febrero de 1936 hace irrupción en la vida
política un nuevo actor que habría de tener el
protagonismo en la escena nacional por las próximas
décadas: las Fuerzas Armadas. En esa fecha, un
levantamiento militar impuso en la presidencia del
país al coronel Rafael Franco, dando inicio a la que
se autodenominó la “Revolución libertadora”. Con un
discurso marcadamente nacionalista, la revolución de
febrero proclamó la identificación del pueblo paraguayo
con las FFAA, calificadas como el “pueblo en armas”.
En esta visión militarista y totalitaria se encuentran los
elementos ideológicos y jurídicos que habrían de servir
a la represión en los gobiernos posteriores.
Toda actividad de carácter político, de organizaciones
partidistas, sindicales (…) que no emane explícitamente
del Estado, será prohibida...”
Otro decreto-ley, el Nº 5.484, de octubre de 1936,
se orientaba en el mismo sentido, atacando de
manera particular al Partido Comunista o grupos de
izquierda. El texto decía que “se declaran punibles
las actividades comunistas y se establecen las penas
correspondientes...”; las sanciones iban desde 34 meses
hasta cuatro años de prisión para quienes cometieran
actividades “comunistas comprobadas”, sin derecho a
excarcelación, otorgando al Poder Ejecutivo la facultad
de detener “a los sospechosos de ejercer actividades
comunistas y a confinarlos en algún punto del país o a
deportarlos, si así lo juzgare conveniente”.
Si bien solo duró 16 meses, el gobierno de Franco marca
un giro histórico en la sociedad paraguaya. Su caída,
en 1937, abre un periodo de gran inestabilidad en la
política paraguaya.
El decreto ley Nº 152 de 1936, de Defensa de la Paz
Pública, señala la total identidad entre la revolución
libertadora y el Estado paraguayo y, en ese sentido,
agrega: “moviliza (…) a (…) todos los ciudadanos (…)
para realizar integralmente sus objetivos permanentes
directamente a través del organismo estatal. (…)
contexto
22
Ametralladora antiaérea paraguaya en el Chaco.
La revolución de febrero de 1936 sintoniza con las tendencias
ideológicas en boga a nivel mundial. Por un lado, luego de años
de profundas crisis económicas, la Unión Soviética conseguía
finalmente consolidarse. Su peso en la política internacional
aumentó considerablemente, así como su influencia en los
partidos comunistas de todo el mundo. Para entonces ya
algunos países tenían regímenes nazi fascistas, como Italia y
Alemania, donde la represión política llegaba a límites extremos.
Las corrientes totalitarias habían ganado terreno por sobre
las democracias liberales en todo el planeta. Entre tanto, en
algunas naciones se instauraron gobiernos con mayor control
e intervención sobre la economía, como era el caso de Estados
Unidos, Inglaterra o Francia.
Rafael Franco.
La represión y el totalitarismo con ropaje legal
Con Estigarribia y Morínigo se
consolida el rol de las FFAA
Los gobiernos posteriores a la revolución de febrero del
36 no consiguen el suficiente consenso para normalizar
la vida institucional y se suceden varios intentos de
golpes de estado militares. La candidatura del general
José Félix Estigarribia, propugnada por sectores de
las FFAA y por el Partido Liberal, en 1939, no logró
apaciguar la caldeada atmósfera política.
El Partido Colorado y los demás grupos resolvieron no
participar en las elecciones. De esta manera, Estigarribia
se convirtió en el único postulante en las votaciones.
Asumió el gobierno el 15 de agosto de
1939, a la cabeza de un gabinete
cívico-militar. A pesar de su enorme
prestigio personal, el general
Estigarribia y sus colaboradores
no fueron capaces de conducir al
país a la paz pública. Los partidos y
movimientos continuaron realizando
movilizaciones y formulando duras
críticas al régimen.
En este contexto, en febrero de 1940, el
general Estigarribia se abrogó decreto
mediante “la plenitud de
todos los poderes
políticos del
gobierno de la
República”. A un
grupo de juristas
le fue encargada
la redacción
de una nueva
Constitución
Nacional en
reemplazo de
la de 1870.
La Carta
Magna fue
aprobada a
través de un
Higinio Morínigo
referéndum, una figura que no estaba contemplada en
la legislación pero que fue utilizada con el propósito de
brindar legitimidad al nuevo ordenamiento jurídicopolítico.
En setiembre de 1940, el avión en que viajaba el
presidente Estigarribia cayó en la zona de Cordillera,
provocando su muerte. Con el Poder Legislativo
disuelto y con la nueva Asamblea de Representantes
aún sin integrarse, la acefalía fue resuelta por los
militares eligiendo como presidente de la República al
general Higinio Morínigo. El perfil del nuevo gobierno
queda en evidencia con el mensaje de Morínigo
del 30 de noviembre de 1940: “Pueblo y
ejército actuarán desde ahora bajo la
dirección del mando único. Con la ayuda
de Dios ejercerá inflexiblemente para
orientar de una vez la Revolución
Paraguaya”. Morínigo implantó en
el país una durísima dictadura que
estuvo compuesta en su gabinete primero
por los liberales llamados “cuarentistas” y
posteriormente por nacionalistas católicos
vinculados al periódico El Tiempo. En febrero
de 1945 el Paraguay declaró
oficialmente la guerra a los
países del Eje (Alemania y
Japón en ese entonces), pero
continuó la influencia del
grupo militar de orientación
nazi fascista.
La victoria de los aliados
en la Segunda Guerra
mundial, en mayo
de 1945, modificó
sustancialmente la
correlación de fuerzas
en el hemisferio
y determinó
el aislamiento
internacional del
régimen de Morínigo
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(
FASCICULO 2
)
“Por los Derechos Humanos, Dictaduras Nunca Más”
así como el fortalecimiento
de los sectores democráticos
paraguayos. Las presiones
internacionales, sobre todo de
Estados Unidos, obligaron a
Morínigo a retirar del poder al
núcleo militar de extrema derecha,
cuyo desplazamiento trajo como
consecuencia la formación de
un gobierno de coalición entre
febreristas, colorados y militares.
Entre estos últimos se
encontraban algunos del sector
“institucionalista” de las FFAA (los
generales Juan Rovira, Amancio
Pampliega y
Vicente Machuca) quienes
lograron que Morínigo levantara
algunas restricciones a la prensa
y a los partidos políticos y que
constituyera un gabinete de
coalición.
«
24
Estigarribia contó con el respaldo de amplios sectores de las Fuerzas Armadas y del Partido
Liberal para llegar a la presidencia de la República.
Mano dura
Algunas medidas adoptadas bajo el gobierno del
general Higinio Morínigo:
Proscripción de los partidos políticos
Disolución del partido Liberal por decreto Nº
12.246
Prohibición de asambleas, mítines, publicación
y difusión de documentos y de artículos críticos
hacia las autoridades nacionales
Receso sindical
Movilización militar de todo obrero que se
declarase en huelga
Censura previa de prensa y propaganda
Estrechas relaciones con Italia y Alemania,
con las cuales rompió solo al final de la Segunda
Guerra Mundial por la presión internacional.
En los gobiernos de Estigarribia y Morínigo,
la policía mantuvo en el exilio o controló la
actividad de 2.800 personas. De ellas,
45,6% eran obreros y dirigentes
sindicales
10% eran liberales
7,7% eran comunistas
6,7% eran dirigentes estudiantiles
4,5% jefes y oficiales militares
3,2% franquistas
Los años de mayor represión fueron 1940, 1944 y 1947/8
Breve periodo de apertura política
La “Primavera democrática”
Las medidas de apertura política adoptadas por
el gobierno de Higinio Morínigo dieron inicio al
periodo posteriormente conocido como “primavera
democrática”. Muchos dirigentes (especialmente
liberales, franquistas y comunistas) que habían partido
al exilio pudieron regresar al país, se levantaron las
restricciones a la actividad de los grupos políticos y
a la prensa y se respiraba en general un ambiente de
libertades.
El gobierno de coalición -que se integraba con
tres ministros colorados, tres franquistas y dos
militares institucionalistas- anunció a la población la
convocatoria a una Convención Nacional Constituyente
para la elaboración de una nueva Constitución y
ordenamiento jurídico político de la República. En
este llamado no habría discriminaciones de ningún
tipo y se garantizaría la pluralidad y la libertad en las
elecciones. Esta promesa no puedo concretarse sin
embargo.
La creciente tensión entre los miembros del gabinete
de coalición, la crispación política en la sociedad,
la postergación de las elecciones y los repetidos
ataques a la prensa y a la oposición y, sobre todo,
las intrigas por parte de algunos sectores colorados
apoyados por el general Morínigo acabaron por
arrastrar al país a una guerra civil. El enfrentamiento
sangriento sentó las bases, en última instancia, para
la instalación de la larga dictadura de Stroessner.
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Obdulio Barthe, histórico dirigente comunista, pudo retornar al país en 1946, luego de varios años de exilio. En la foto aparece junto
a José Asunción Flores y Agustín Barboza (atrás).
(
FASCICULO 2
)
“Por los Derechos Humanos, Dictaduras Nunca Más”
La sangrienta Guerra Civil del 47
El trinomio FFAA, Gobierno y
Partido Colorado asume el poder
Las consecuencias políticas y sociales de la Revolución de 1947 siguen marcando el presente de nuestro país
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El corto periodo de libertades conocido en la
historia paraguaya como “primavera democrática”
llegó brusca y definitivamente a su fin el 10 de
enero de 1947, cuando los miembros franquistas
del gobierno de coalición resolvieron abandonar
sus cargos. La exigencia de este sector era que el
gabinete fuera compuesto solo por militares, con
el fin de garantizar la realización de los comicios
en igualdad de condiciones para todos los partidos
políticos.
Se trataba de una reacción ante los evidentes
privilegios que tenía el partido colorado dentro de
la administración de Higinio Morínigo. La cúpula
militar respaldó ampliamente el planteamiento
del franquismo, pero Morínigo, junto a dos jefes
militares colorados -el teniente coronel Jiménez,
comandante de la DC 1, y el mayor Rogelio Benítez,
quien estaba al frente de la Policía de la Capital-,
decidió dar un golpe de mano.
El 13 de enero de 1947, el presidente Morínigo
sustituyó a los jefes institucionalistas y franquistas,
reemplazándolos con cuatro militares leales y
cuatro colorados. Pero no se detuvo allí. Una gran
cantidad de líderes franquistas y comunistas, así
como militares institucionalistas fueron detenidos
o debieron buscar asilo en embajadas extranjeras.
En marzo de 1947 estalló la Guerra Civil, la cual tuvo
su epicentro en la ciudad de Concepción. Al menos el
80% de la oficialidad militar se plegó al levantamiento
que incluyó además al partido liberal, la
Concentración Revolucionaria Franquista y al Partido
Comunista. Las reivindicaciones del alzamiento eran
simples: vigencia inmediata de amplias libertades;
legalización de todos los partidos, organizaciones
obreras y estudiantiles; constitución de una Junta
Electoral con representantes de los cuatro partidos
políticos y elecciones libres para la integración de una
Asamblea Nacional Constituyente.
La descoordinación interna de los sectores
insurrectos y la rápida reacción del gobierno de
Morínigo fueron factores determinantes en la victoria
final, en agosto del 47, de las fuerzas gubernistas.
Es destacable el fuerte apoyo que recibió el régimen
de Morínigo por parte del gobierno argentino del
general Perón, quien en agosto remitió al Paraguay
armas y pertrechos para equipar las milicias coloradas
conocidas como “guiones rojos”, formadas por
excombatientes de la Guerra del Chaco pertenecientes
a la ANR.
La Guerra Civil fue el marco para un sinnúmero
de violaciones de los derechos humanos no solo
de los prisioneros sino también de la población
no combatiente. Los allanamientos ilegales y los
apresamientos irregulares de opositores continuaron
en los meses posteriores a la contienda. Los grupos
parapoliciales -la temible “guardia urbana”- exigían
la constancia de afiliación al Partido Colorado para
permitir la libre circulación de los ciudadanos.
Una consecuencia directa de la victoria del gobierno de
Morínigo fue el desplazamiento de amplias camadas
de oficiales de las FFAA y el ascenso prematuro de jefes
jóvenes. Esta situación acabó desvirtuando la cadena
de mando dentro del ejército, poniendo en cuestión
los liderazgos institucionales y los mecanismos de
ascenso. Uno de esos jóvenes oficiales que por su
lealtad al régimen de Morínigo se vieron beneficiados
fue Alfredo Stroessner.
I NESTAB I L I DAD
Muchas de las consecuencias de la Guerra Civil del
47 se siguieron sintiendo en la sociedad paraguaya
incluso entrado el siglo XXI. Aquella contienda
significó la división del Paraguay en vencedores
y vencidos y representó además la destrucción
completa de la oposición y el punto de arranque
de la larga hegemonía del partido colorado, que
habría de durar décadas. Pese a que el partido
colorado empezó a actuar con absoluto y excluyente
protagonismo en el escenario político nacional, el
periodo inmediatamente posterior no se caracterizó
en absoluto por la estabilidad. Once meses después
de concluida la Guerra Civil, el general Higinio
Morínigo fue desplazado de la Presidencia de la
República, siendo ocupado el cargo por el líder
de los “guiones rojos”, Natalicio González, quien
también fue depuesto poco tiempo más tarde. Se
trata solo de los primeros eslabones de una cadena
de inestables gobiernos colorados que habrían de
sucederse hasta el advenimiento de Federico Chávez,
en 1949. Una característica común tuvieron sin
embargo estas administraciones civiles y militares
coloradas: la incensante represión a la oposición
política y a los movimientos obrero y estudiantil. En
1948 el número de “prontuariados” por la policía
política llegó a 549 nuevos ingresos. Bastaba la
simpatía hacia un partido político que no fuera
el colorado para justificar la detención. Un caso
extremo de la represión y que ilustra acerca de la
situación en ese entonces ocurrió en octubre de
1949 cuando se produjo la muerte por torturas del
joven dirigente comunista Mariano Roque Alonso.
Muchas de las personas que acompañaron el cortejo
fúnebre de Alonso fueron detenidas en forma
completamente arbitraria por parte de la Policía.
27
Dos figuras claves del Partido Colorado en los años 40 y 50: Natalicio González, lider de los “guiones rojos”, y Alfredo Stroessner.
(
FASCICULO 2
)
“Por los Derechos Humanos, Dictaduras Nunca Más”
El Golpe de Estado y el disfraz de la legalidad
Se inicia la larga noche de la
dictadura stronista
Con el pretexto de una oposición a ciertos ascensos
militares dispuestos por el presidente Federico
Chávez, el general Alfredo Stroessner, comandante
en jefe de las Fuerzas Armadas, encabezó un golpe
militar el 4 de mayo de 1954. El levantamiento
contó con el amplio respaldo de la oficialidad joven,
vinculada generacionalmente al emergente líder
militar.
El golpe fue concebido y planificado, sin embargo,
mucho tiempo antes. Fueron varios los dirigentes
colorados que estuvieron involucrados. Entre ellos
se destacan nítidamente Epifanio Méndez Fleitas,
Tomás Romero Pereira y Guillermo Enciso Velloso,
quienes mantenían profundas discrepancias con
Federico Chávez. El presidente derrocado fue
detenido primero en la Escuela Militar y luego en
su propia residencia mientras la Junta de Gobierno
del Partido Colorado deliberaba la salida por la que
se optaría para zanjar la situación. La dirigencia
de la ANR se mantuvo en sesión permanente por
espacio de cuatro días, hasta el 8 de mayo, día en que
finalmente Stroessner logró imponer su candidato
para encabezar un gobierno provisorio. Se trataba
del arquitecto Tomás Romero Pereira, cuya función
se limitaría a conducir al país a unas elecciones
28
generales para designar a quien completaría el
periodo presidencial de 1953-1958.
El 21 de mayo, el Partido Colorado asumió una
resolución histórica: postular al general golpista
Alfredo Stroessner a la presidencia de la República.
Los comicios se realizaron en julio, sin la participación
de la oposición. El ambicioso militar llegaba por fin
a su objetivo: el ejercicio pleno del poder político en
Paraguay.
Todo el impasse generado por el derrocamiento
de Federico Chávez fue tratado y resuelto en el
ámbito del partido colorado y no de las instituciones
correspondientes, previstas en las leyes. A pesar de
este origen irregular, el régimen stronista construyó
desde sus inicios una fachada de legalidad, en la
tentativa más bien absurda de encubrir el carácter
dictatorial y criminal de su gobierno.
La dictadura stronista tuvo particularidades que la
diferenciaron de otros procesos autoritarios de la
región, a los cuales, además, superó ampliamente en
duración. Desde el principio, el régimen de Stroessner
demostró una evidente aspiración totalitaria, ya
que no se limitaba a detentar el poder político
institucional sino que buscó el control absoluto del
Stroessner preside desde una
tarima un acto público realizado durante los primeros años
de su gobierno. Juan Ramón
Chávez aparece a su lado,
mientras que Edgar L. Ynsfrán
y Mario Abdo Benítez observan
al arquitecto Tomás Romero
Pereira al momento de firmar
un documento.
conjunto de la sociedad. Esta característica explica
la fuerza, longevidad y gravedad de los efectos
sociopolíticos y económicos de la dictadura.
La estructura y el funcionamiento del stronismo
se apoyaba en dos elementos fundamentales. Sin
orden de prelación, mencionaremos en primer lugar
a las Fuerzas Armadas. Con el poder en sus manos,
el dictador Stroessner emprendió una purga de
los cuadros de oficiales, desechando a todos los
elementos políticamente desleales. De inmediato,
se aseguró el respaldo de la cúpula militar en el
mando mediante ascesos, privilegios, asignación
de tierras fiscales y todo tipo de negociados que
incluyeron también la protección del contrabando y
el narcotráfico. Un eje crucial del esquema stronista
fue la partidización de las FFAA, en cuyas filas solo
se podía ingresar y escalar siendo afiliado a la ANR
y exhibiendo la más indigna obsecuencia hacia el
dictador.
El segundo elemento fue el Partido Colorado, el
cual aportó el sostén político al régimen a través de
sus 229 seccionales en todo el país y la aplicación
del clientelismo político llevado a límites inauditos.
La ANR funcionó como partido único hasta 1963 y
como partido hegemónico en los años siguientes
hasta la caída del dictador. Además de ser el factor
de legitimación de Stroessner, el partido colorado
contribuyó incluso con la incorporación de sus
afiliados a grupos de represión parapolicial.
La bisagra o el papel articulador y de liderazgo entre
ambos componentes, FFAA y ANR, estaba dado por
la figura misma del dictador Alfredo Stroessner. Este
militar ejercía un poder unipersonal con un control
absoluto e incontestado sobre un régimen que se
autodefinía como “democracia sin comunismo” y
que estaba estrechamente ligado a la Doctrina de
la Seguridad Nacional impulsada por los Estados
Unidos.
29
Stroessner basó su régimen en las FFAA y la ANR, luego de expulsar a la disidencia en ambas instituciones. Aquí, al momento de llegar a
una concentración colorada.
(
FASCICULO 2
)
“Por los Derechos Humanos, Dictaduras Nunca Más”
Nacionalismo militarista y anticomunismo
Ejes doctrinarios de la dictadura
Edgar L. Ynsfrán
hace uso de la
palabra en una
sesión de la Junta de Gobierno
del Partido Colorado, a mediados de los años
50. En primer
plano se ve a
Epifanio Méndez
Fleitas, a quien
Stroessner persiguió con saña
posteriormente.
30
Más que una ideología propiamente dicha el
basamento doctrinario del régimen de Alfredo
Stroessner fue un difuso conglomerado de elementos
nacionalistas, tradicionales y autoritarios con los
que buscó impregnar a toda la sociedad paraguaya.
A diferencia de las grandes ideologías de la época,
la dictadura stronista no encarnó jamás un proyecto
histórico, ni postuló la creación de un “hombre
nuevo” ni pretendió transformar radicalmente la
economía y la sociedad.
En sus contenidos discursivos, la tiranía de
Stroessner apeló a un nacionalismo elemental y de
corte militarista sustentado en el culto al Mariscal
Francisco Solano López y a la Guerra de la Triple
Alianza, la heroicidad de la raza paraguaya, el odio
a los Legionarios, etcétera. Los impulsores de esta
corriente -y, por lo tanto, principales ideológos del
stronismo- fueron los colorados Juan E. Oleary y J.
Natalicio González. La práctica política del régimen
desmentía sin embargo este rabioso patriotismo ya
que a nivel internacional se mostraba cada vez más
dependiente de EEUU y Brasil. Desde sus inicios,
de hecho, la dictadura de Stroessner se alineó sin
objeciones a la doctrina de la Seguridad Nacional
propugnada por EEUU y se declaró en cuanta tribuna
internacional pudo como una “democracia sin
comunismo”. El discurso anticomunista fue central
en la política represiva del régimen. Sin embargo, en
realidad, el stronismo nunca consideró al comunismo
o a las agrupaciones políticas de izquierda como
un peligro real. Su feroz anticomunismo servía de
elemento de legitimación -de cara a EEUU- para la
represión a otros sectores, sin que importara la
ideología ya que más de una vez alcanzó incluso a
grupos conservadores. Con el argumento de la lucha
anticomunista consiguió la más estrecha cooperación
técnica y financiera por parte de EEUU.
No hay mejores palabras para explicar estos
mecanismos de la dictadura que las contenidas en un
informe de la Comisión de DDHH de la ONU fechado
en 1980: “Cualquiera que sea la posición de su
propaganda oficial, el régimen de Stroessner no tiene
realmente miedo a la subversión. De lo que tiene
miedo es de la democracia”.
Ayuda económica y asesoría en represión
El padrinazgo de Estados Unidos
El dictador Alfredo Stroessner saluda al ex presidente norteamericano Eisenhower. El régimen stronista
fue un aliado fiel de EEUU durante la Guerra Fría.
Tras el fin de la
Segunda Guerra
Mundial la humanidad
asistió a la división
del planeta en dos
bloques claramente
diferenciados. Por
un lado, las naciones
occidentales, lideradas
por Estados Unidos, y
por el otro, el bloque
socialista, a cuya
cabeza se situaba
la extinta Unión
Soviética. Durante
varias décadas,
ambos sectores
protagonizaron una
sorda pero intensa
confrontación
conocida como
la “Guerra Fría”.
Nunca se produjo
un enfrentamiento
bélico entre las
principales potencias,
pero sí estuvieron
involucradas
ambas, siempre en
bandos rivales, en
todos los conflictos
políticos y militares
internacionales de
esos años. Por el
tiempo que duró la
Guerra Fría, Estados
Unidos impulsó en
América Latina -una
región de influencia
tradicional para
ese país- una férrea
política anticomunista.
Brindó un firme
apoyo a å militares
de derecha -como
el de Stroessner- e
31
(
FASCICULO 2
)
“Por los Derechos Humanos, Dictaduras Nunca Más”
intervino en golpes de estado que truncaron procesos
democráticos. Asimismo, asesoró a los aparatos
represivos de todos los países del continente
e intentó abolir cualquier experiencia política
autónoma, como por ejemplo la Revolución Cubana.
Aliados íntimos
Está claro que el stronismo no hubiera sobrevivido
sin la ayuda masiva de EEUU. Una muestra: entre
1953 y 1961 el volumen de ayuda y créditos otorgados
por EEUU llegó a 53,2 millones de dólares, muy por
encima, en proporción con el PIB, que lo recibido
por Brasil o Chile. Tras el triunfo del castrismo en
Cuba, los montos asignados por Washington al
Paraguay crecieron exponencialmente, llegando
entre 1962 y 1965 a 80 millones de dólares. Pero la
colaboración norteamericana con el stronismo no se
quedó allí: entre 1962 y 1969, 400 oficiales paraguayos
recibieron formación en EEUU y en la zona del
Canal de Panamá en métodos contra la “insurgencia
comunista”. Además, bajo la asesoría del teniente
coronel Robert K. Thierry se creó en 1957 la Dirección
de Asuntos Técnicos del Ministerio del Interior (la
tenebrosa “Técnica”, principal centro de torturas).
32
Por el lado de la dictadura la sumisión a la política
exterior norteamericana alcanzó límites de abyección
dificilmente creíbles hoy en día. Dos ejemplos: En
1962, Paraguay fue portavoz de una posición extrema
en la OEA al exigir que este organismo interviniera
militarmente en Cuba para derrocar al gobierno
de Fidel Castro. Años más tarde, en 1968, Paraguay
llegó a ofrecer a EEUU tropas paraguayas para
combatir en Vietnam. Las armoniosas relaciones
entre ambos países habría de entrar en una breve
crisis cuando a principios de los años 70, EEUU integró
un nuevo criterio: la cooperación en la lucha contra
el narcotráfico. Es emblemático en este sentido el
caso de August Ricord, jefe de la llamada “conexión
latina” y que fue extraditado a EEUU en 1973 pese a la
protección que gozaba por parte de ministros y jefes
militares paraguayos. Este epidosio no significó, sin
embargo, el cese de la colaboración estadounidense a
la represión.
No fue sino hasta la presidencia de Jimmy Carter
-quien llevó adelante una activa campaña a favor de
los derechos humanos desde 1977- que el régimen
stronista dejó de gozar del respaldo irrestricto de
Washington.
El entonces vicepresidente norteamericano Richard Nixon en una cena que le fue ofrecida durante su visita al país.
Proyecto “Por los Derechos Humanos, Dictaduras Nunca Más”
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