RESUMEN En el presente texto doy cuenta de una experiencia de investigación humanizada en la que busqué integrar uno de mis intereses personales, el cocinar, a mi pregunta sobre un hacer alternativo como psicóloga. Para ello me sumergí en una actividad culinaria realizada durante siete talleres, con seis de los participantes del programa de Hospital Día, del Hospital Psiquiátrico Universitario del Valle. El espacio asilar privilegia la técnica del silencio, el pensar un escenario alternativo, como la culinaria, fue pensar en un escenario para cocinar elementos propios en un lucha contra la omisión de la persona. De esta manera, el taller enfrentó a los participantes a resolver situaciones, definir proporciones, formas, texturas, temperaturas, tiempos, el sabor que se quería obtener, entre toda una gama de posibilidades. Fue una actividad en la que no se postergó, en la que se concretó para poder obtener un alimento agradable al paladar. No valieron efectos de adormecimiento producidos por el medicamento, ni tristeza que estuviera golpeando ese día, ni apatía por el otro. No había trastorno Bipolar I ni II ni ansiedad, esquizofrenia o paranoia, que los detuviera de buscar probar de lo preparado, poniendo en juego una relación con lo estético y el disfrute del objeto creado. Esta creación tuvo como testigo la institución psiquiatría en la que transcurrió la experiencia, siendo un tercero. Fue mi actuación en esta escena la que me permitió preguntarme por las creencias que puse en juego y reflexionar sobre la ambivalencia en el ejercicio profesional y la necesidad de asumir una posición ética. Palabras Claves: Culinaria, hacer alternativo del psicólogo e institución psiquiátrica. Invitación escrita por Silvia para convidar a los compañeros a probar la última comida que preparamos. CONTEXTUALIZANDO LA EXPERIENCIA En una mano el canasto de mercado, en la otra, la lista de los ingredientes que buscaría Zapatos cómodos para no agotarme, conversaciones con quienes me atendían sobre el aguacate y el pimentón. Un día antes de cada taller Todo aquello que me contaron los libros y las personas a quienes pregunté sobre la culinaria pensada en contextos clínicos, cobra sentido en el momento en que utilizo la escena de Hospital Día para cocinar allí, siendo ella misma la que me permita hablar de sus sazones y desazones. Quería escribir un documento que se alejara de homenajear la formación que recibí como psicóloga, al mostrar la comprensión que adquirir de los contenidos del programa. Por ello el lector encontrará a lo largo del texto, el proceso que vivió mi postura en el taller, de tal manera que si intentara pasar nuevamente por una experiencia similar, habría notables diferencias en mi forma de estar en ella. Dado que no contamos con recetas para actuar en el ejercicio profesional, estamos destinados a decidir nuestro proceder. En éste sentido, se hace necesario asumir una posición ética frente a las diferentes situaciones que enfrentamos en el hacer, pasando por un proceso reflexivo en el que el protagonista es uno mismo. Se trata de un desarrollo de la sensibilidad con la que nos percibimos como personas -nuestras motivaciones y ambigüedades-, del establecimiento de una relación intima consigo mismo que posibilite el oficio de escudriñar la complejidad humana, incluyéndonos en ella. Es así como asumir una posición frente al hacer del psicólogo requiere de una reflexión que se desprenda de la práctica misma, en una relación dialógica entre el pensar y el hacer. De ésta manera, abro mi texto con el elogio a la autocritica, la posibilidad que brinda ésta de ubicarnos en un lugar de resistencia a ser “funcionarios cómplices de un orden social”, llevándonos a un hacer susceptible a la trasformación, en el que las ideas, los procesos creativos, la vitalidad, estén en juego. Encuentro en el proceso académico la tendencia a formar profesionales que escriben, piensan e interpretan sobre el otro. Esto hace que haya poca evaluación de sí mismo y que sea común utilizar formas de intervención de manera desprevenida y acrítica, como si no tuviera que ver con nosotros, las reflexiones que hacemos sobre los demás. 4 Es así como la pregunta dueña de mi escrito, corresponde al interrogante sobre un hacer alternativo dentro de la institución psiquiátrica, tanto para mí como psicóloga en el intento de un ejercicio profesional, como para los “pacientes”, con la consigna de fondo, que nuestro lugar está íntimamente relacionado con nuestro hacer. En el texto encontrarán una contextualización de la experiencia que incluye el camino que me llevó a buscar en la culinaria una forma de hacer alternativo. Posteriormente, presentaré a los cocineros desde las particularidades percatadas a través de las historias clínicas y el encuentro con ellos, pasando a hablar de la propuesta que hacían las instalaciones en donde cocinamos, para terminar dando cuenta de la actuación de las tres partes implicadas: los participantes, la institución, y yo como tallerista. Al finalizar el texto, hay unas líneas dedicadas a los aspectos que llamaron mi atención del lugar que la cámara tuvo a lo largo del taller. Esta hizo parte de la experiencia, en la medida en que fue personificada en la relación que establecimos con ella. Por otro lado, el nombre que le pusimos a la experiencia culinaria fue “Cocinando Ando”, muy similar a “Creando Ando”, el nombre de mi taller de artesanías. Leo en esto un interés en apropiarme de la experiencia. Sin embargo, tengo que reconocer que para los participantes siempre fue el “Taller de Culinaria”, tal vez sintiendo lejanía con mi rima. En un intento de reconocimiento de dicha lejanía, a lo largo de éste texto, me refiero al taller con el nombre que tuvo para ellos “Taller de Culinaria”. El motor de ésta experiencia es la creencia que me lleva a plantear que se puede hacer algo con los propios asuntos. A continuación me sirvo de la posibilidad que me brinda el ejercicio de escribir para organizar y transmitir mi vivencia del Taller de Culinaria. La planeación y desarrollo del taller contó con la participación de otro estudiante de psicología que, al igual que yo, se encuentra interesado por discusiones alrededor de una intervención psicología alternativa. Javier Alonso Nieto es su nombre, el cual es mencionado en la exposición de la propuesta del taller y el relato de algunos episodios. 5