En primer lugar hay que significar que aunque el Proyecto CAREQ fue autorizado por resolución de la Dirección General de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía con fecha 11 de noviembre de 2009, la primera campaña de actuación fue autorizada por la Dirección General de Bienes Culturales e Instituciones Museísticas de la Junta de Andalucía con fecha 7 de agosto de 2012. Por ello hasta estos momentos los únicos resultados de la investigación proceden de dicha campaña, relatando a continuación algunos de los más relevantes. Dada la variedad de lugares y entornos en los que se ha intervenido, para un mejor seguimiento de los trabajos vamos a dividir este punto en 3 subapartados: Complejo Cuevas de Santiago, Batolito de El Pedroso y Cueva La Sima. A.- Complejo Cuevas de Santiago. En esta localización vamos a distinguir el trabajo de prospección a cielo abierto y el realizado en el espacio subterráneo de las diferentes cavidades. El conocimiento que desde el grupo de investigación se tenía de las distintas entradas al complejo kárstico nos ha permitido focalizar las actividades de forma precisa, sobre todo en lo referido a los tres espacios clásicos conocidos: Santiago Grande, Santiago Media y Santiago Chica. Sin embargo, la existencia de una cuarta cavidad a la que se ha bautizado como Cueva del Ocho, no referenciada públicamente ni mencionada en ninguna bibliografía, descubierta por un componente de S.E. Geos, nos condicionó desde el primer momento a su exploración más detallada. Los importantes descubrimientos acaecidos en su interior han hecho que el grueso de nuestra investigación durante esta campaña se haya centrado en la misma. De las prospecciones en los exteriores cabe destacar los hallazgos en la ladera sur del cerro, dónde además de restos cerámicos interesantes con bordes y decoración, se han localizado varios recintos amurallados, en dirección Este-Oeste, delimitando claramente una zona de hábitat cerrada concentrada en la parte culminante del cerro. Hasta el momento, hemos logrado distinguir al menos dos tramos, más o menos paralelos, uno de ellos, el exterior, de dimensiones colosales, construido con grandes bloques de piedra caliza sin ningún tipo de aglutinante. En Santiago Grande, Media y Chica lo más llamativo son las agresiones sufridas en forma de grafitis distribuidos por gran parte de las paredes, así como los numerosos agujeros de expoliadores que han alterado el sedimento arqueológico. En numerosas estancias se aprecia la existencia de fragmentos cerámicos prehistóricos, algunos pulimentos y diversos materiales con características que nos hacen asignarlos, en una primera aproximación, en las dos primeras a momentos del Calcolítico y el Bronce, mientras que en Chica también aparecen ejemplos de clara asignación neolítica. La denominada Cueva del Ocho, por la novedad de su redescubrimiento y la importancia de los hallazgos en ella encontrados, ha centrado la mayor parte de las actuaciones en lo que se refiere al Complejo de Santiago. La primera actividad emprendida fue la de exploración y reconocimiento del desarrollo espeleotopográfico de la cavidad, como medio de conocimiento para el planteamiento posterior de una exploración sistemática más detallada. Los resultados han evidenciado un desarrollo espelotopográfico de más de 800 m., la existencia de un gran número de salas, galerías, pasillos, espeleotemas, lagos, etc., junto a diversos puntos de concentración de materiales arqueológicos, destacando sobre todo la que hemos denominado Zona 1 dentro de la Gran Sala del Lago. Aquí la actuación de los clandestinos, que han abierto un agujero de más de 1,5 m. de diámetro por 80 cm de profundidad, nos ha permitido acometer una limpieza general del área con la recogida de numerosos materiales arqueológicos, fundamentalmente cerámica de clara adscripción neolítica y restos faunísticos variados. Por otro, lado se ha comenzado una limpieza y saneamiento de los perfiles para el estudio detallado de la estratigrafía resultante. Sin embargo, uno de los hallazgos arqueológicos más destacados en el Complejo de Santiago es la existencia de arte rupestre, principalmente grabados. Así lo hemos comentado tanto para Santiago Grande como para Santiago Media, si bien la significación de este tipo de manifestaciones por su abundancia y calidad es más destacado en Cueva del Ocho. Se trata de conjuntos de motivos lineales de trazos simples y dimensiones variables, generalmente paralelos, y con frecuencia enlazados o cruzados por otros aislados. Pueden agruparse llegando a formar grandes paneles de dimensiones métricas o, por el contrario, aparecer de forma aislada. Por último, algunos indicios de pigmentación roja detectados al fondo de una de las cavidades pueden entenderse, a priori, como una figura antropomorfa del tipo ancoriforme. B.- Batolito de El Pedroso. En este entorno se ha localizado un abrigo en cuyas paredes se distinguen diversas formas y figuras de color rojo. Se distinguen varias puntuaciones, líneas sueltas o combinadas, y varias figuras antropomorfas que en una primera aproximación podríamos relacionar con el tipo de brazos y piernas en ángulos de la clasificación de Bécares. C.- Cueva La Sima. En esta ocasión, como estaba previsto, la mayor parte del tiempo se ha dedicado, por un lado, al desescombro del pozo de entrada, y por otro, a la intervención en los depósitos descontextualizados provenientes de las remociones del terreno de las obras de captación de agua de León Degrell, y la intervención arqueológica de Collantes de Terán que se almacenaron en un lateral de la denominada por nosotros “Galería Antigua”. En el primer caso se han llenado 4 cubas de escombros que ofrecen un total de 16 m 3 (>27 Tm.). En lo que se refiere a los sedimentos de la Galería Antigua, aunque se trata de material acumulado y fuera de contexto, el procediendo con una metodología sistemática ha permitido la recuperación de un abundante material arqueológico, en el que se pueden distinguir dos grandes grupos: 1. Compuesto por los restos procedentes de los niveles más recientes de enterramientos calcolíticos, con numerosos restos óseos humanos, industria lítica, algún pulimento, cuentas de collar, etc.; y 2. Otro grupo integrado por materiales de los niveles inferiores de cronología pleistocena, entre los que cabe destacar la abundancia de restos óseos de grandes mamíferos (bóvidos, hienas, cérvidos, etc.), así como algunas piezas líticas de clara tipología de Paleolítico Medio.