Número de registro: 19566 Novena Época Instancia: Tribunales

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AMPARO DIRECTO 721/2005.
Número de registro: 19566
Novena Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Tomo XXIV, Julio de 2006
Página: 1257
AMPARO DIRECTO 721/2005. ROBERTO REGINO MENDOZA.
CONSIDERANDO:
SEXTO. Previo al estudio de los conceptos de violación resulta pertinente, para mayor
comprensión del caso, hacer una relación de las constancias que integran el expediente
laboral.
Roberto Regino Mendoza, a través de su apoderado jurídico, demandó al Instituto Mexicano
del Seguro Social el otorgamiento y pago de una pensión de viudez, pago de aguinaldos,
otorgamiento de la atención médica y clínica, ayuda asistencial y demás prestaciones, con
base en que era esposo de la de cujus quien falleció el veinticinco de febrero de dos mil
cuatro, basando sus pretensiones en los artículos 14, fracción I y 22 del Régimen de
Jubilaciones y Pensiones para los Trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social,
inmerso en el contrato colectivo de trabajo.
El instituto contestó la demanda donde negó la procedencia de la acción y del derecho.
La Junta absolvió a la demandada del pago de las prestaciones reclamadas en términos del
laudo trascrito, con fundamento en el artículo 501 de la Ley Federal del Trabajo, y los
diversos 14 y 22 del Régimen de Jubilaciones y Pensiones para los Trabajadores del instituto.
SÉPTIMO. Son fundados los conceptos de violación, aunque para así determinarlo este
Tribunal Colegiado tenga que suplir la queja deficiente como lo autoriza el artículo 76 Bis de
la Ley de Amparo.
El quejoso aduce en su primer motivo de disconformidad que la Junta responsable vulneró la
garantía de legalidad al resolver el caso en contravención a lo dispuesto en los artículos 840,
841 y 842 de la Ley Federal del Trabajo, en atención a que -sostiene- dicha responsable no
acató el principio de congruencia, ni hizo un adecuado estudio de las acciones ejercitadas; lo
cual deviene fundado, toda vez que la Junta fundó su determinación en el artículo 501 de la
Ley Federal del Trabajo, el cual establece:
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De la Ley Federal del Trabajo
"Artículo 501. Tendrán derecho a recibir la indemnización en los casos de muerte:
"I. La viuda, o el viudo que hubiese dependido económicamente de la trabajadora y que tenga
una incapacidad de cincuenta por ciento o más, y los hijos menores de dieciséis años y los
mayores de esta edad si tienen una incapacidad de cincuenta por ciento o más;
"II. Los ascendientes concurrirán con las personas mencionadas en la fracción anterior, a
menos que se pruebe que no dependían económicamente del trabajador;
"III. A falta de cónyuge supérstite, concurrirá con las personas señaladas en las dos
fracciones anteriores, la persona con quien el trabajador vivió como si fuera su cónyuge
durante los cinco años que precedieron inmediatamente a su muerte, o con la que tuvo hijos,
siempre que ambos hubieran permanecido libres de matrimonio durante el concubinato.
"IV. A falta de cónyuge supérstite, hijos y ascendientes, las personas que dependían
económicamente del trabajador concurrirán con la persona que reúna los requisitos señalados
en la fracción anterior, en la proporción en que cada una dependía de él; y
"V. A falta de las personas mencionadas en las fracciones anteriores, el Instituto Mexicano
del Seguro Social."
Tal actuación de la Junta se estima ilegal, puesto que la causa de pedir en que se basó la
acción -otorgamiento y pago de la pensión de viudez- no lo fue en el numeral 501 de la Ley
Federal del Trabajo, sino en las disposiciones de los artículos 14, fracción I y 22 del Régimen
de Jubilaciones y Pensiones que se contienen en el Contrato Colectivo de Trabajo celebrado
entre del Instituto Mexicano del Seguro Social y su sindicato de trabajadores; de manera que
al resolver la Junta con base en una norma jurídica de la Ley Federal del Trabajo que no fue
el sustento de la causa de pedir de la acción de otorgamiento de pensión de viudez, es
inconcuso que dicha Junta no sólo alteró la litis sino que se apartó del principio de
congruencia -externa- que rige a toda clase de resolución, y conforme al cual estaba
constreñida a decidir el caso, pero ocupándose sólo de las acciones y excepciones materia de
los puntos litigiosos, lo cual inobservó y con ello violó el artículo 842 de la Ley Federal del
Trabajo, que dispone:
"Los laudos deben ser claros, precisos y congruentes con la demanda, contestación, y demás
pretensiones deducidas en el juicio oportunamente."
En efecto, el laudo debe ser congruente no sólo consigo mismo, sino también con la litis, tal
como haya quedado establecida en la etapa de demanda y excepciones de la audiencia de ley;
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de ahí que se establezca, por un lado, la congruencia interna, entendida como aquella
característica de que el laudo no contenga resoluciones o afirmaciones que se contradigan
entre sí y, por otro, la congruencia externa que en sí atañe a la concordancia que debe haber
con la demanda y contestación formuladas por las partes, esto es, que el laudo no distorsione
o altere lo pedido o lo alegado en defensa, sino que sólo se ocupe de las pretensiones de las
partes y de éstas, sin introducir alguna que no se reclamara ni de condenar o de absolver a
alguien que no fue parte en el juicio laboral. Sobre el tema, es ilustrativa la tesis de la otrora
Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, publicada en el Semanario
Judicial de la Federación, Sexta Época, Volumen XI, Cuarta Parte, página 193, que informa:
"SENTENCIAS, CONGRUENCIA DE LAS. El principio de congruencia de las sentencias
estriba en que éstas deben dictarse en concordancia con la demanda y con la contestación
formuladas por las partes, y en que no contengan resoluciones ni afirmaciones que se
contradigan entre sí. El primer aspecto constituye la congruencia externa, y el segundo la
interna. Ahora bien, una incongruencia reclamada corresponde a la llamada interna si se
señalan concretamente las partes de la sentencia de primera instancia que se estiman
contradictorias entre sí, afirmando que mientras en un considerando el Juez hizo suyas las
apreciaciones y conclusiones a que llegó un perito para condenar al demandado a hacer
determinadas reparaciones, en el punto resolutivo únicamente condenó a efectuar tales
reparaciones, o en su defecto, a pagar una suma de dinero; pero no existe tal incongruencia si
del peritaje se desprende que debe condenarse a hacer las reparaciones, pero que en el caso
que no se cumpla deberá condenarse a pagar la cantidad a que se condenó."
Asimismo es aplicable, en lo conducente, la tesis de jurisprudencia número IV.2o.T. J/44,
sustentada por este Tribunal Colegiado, que señala:
"CONGRUENCIA Y EXHAUSTIVIDAD, PRINCIPIOS DE. SUS DIFERENCIAS Y
CASO EN QUE EL LAUDO INCUMPLE EL SEGUNDO DE ELLOS. Del artículo 842 de
la Ley Federal del Trabajo se advierte la existencia de dos principios fundamentales o
requisitos de fondo que deben observarse en el dictado del laudo: el de congruencia y el de
exhaustividad. El primero es explícito, en tanto que el segundo queda imbíbito en la
disposición legal. Así, el principio de congruencia está referido a que el laudo debe ser
congruente no sólo consigo mismo, sino también con la litis tal como haya quedado
establecida en la etapa oportuna; de ahí que se hable, por un lado, de congruencia interna,
entendida como aquella característica de que el laudo no contenga resoluciones o
afirmaciones que se contradigan entre sí y, por otro, de congruencia externa, que en sí atañe a
la concordancia que debe haber con la demanda y contestación formuladas por las partes, esto
es, que el laudo no distorsione o altere lo pedido o lo alegado en la defensa, sino que sólo se
ocupe de las pretensiones de las partes y de éstas, sin introducir cuestión alguna que no se
hubiere reclamado, ni de condenar o de absolver a alguien que no fue parte en el juicio
laboral. Mientras que el de exhaustividad está relacionado con el examen que debe efectuar la
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autoridad respecto de todas las cuestiones o puntos litigiosos, sin omitir ninguno de ellos, es
decir, dicho principio implica la obligación del juzgador de decidir las controversias que se
sometan a su conocimiento tomando en cuenta los argumentos aducidos tanto en la demanda
como en aquellos en los que se sustenta la contestación y demás pretensiones hechas valer
oportunamente en el juicio, de tal forma que se condene o absuelva al demandado,
resolviendo sobre todos y cada uno de los puntos litigiosos que hubieran sido materia del
debate. Por tanto, cuando la autoridad laboral dicta un laudo sin resolver sobre algún punto
litigioso, en realidad no resulta contrario al principio de congruencia, sino al de
exhaustividad, pues lejos de distorsionar o alterar la litis, su proceder se reduce a omitir el
examen y pronunciamiento de una cuestión controvertida que oportunamente se le planteó, lo
que permite, entonces, hablar de un laudo propiamente incompleto, falto de exhaustividad,
precisamente porque la congruencia -externa- significa que sólo debe ocuparse de las
personas que contendieron como partes y de sus pretensiones; mientras que la exhaustividad
implica que el laudo ha de ocuparse de todos los puntos discutibles. Consecuentemente, si el
laudo no satisface esto último es inconcuso que resulta contrario al principio de exhaustividad
que emerge del artículo 842 de la Ley Federal del Trabajo, traduciéndose en un laudo
incompleto, con la consiguiente violación a la garantía consagrada en el artículo 17 de la
Constitución Federal." (Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época,
Tomo XXI, marzo de 2005, página 959).
En mérito de lo expuesto, es de establecerse que si en el particular el quejoso basó su
pretensión en el otorgamiento y pago de una pensión por viudez conforme a lo establecido en
los numerales 14, fracción I y 22 del aludido régimen; mientras que del laudo se observa que
la autoridad estudió tal prestación, pero la desestimó bajo la óptica del numeral 501 de la Ley
Federal del Trabajo, como de los requisitos que prevén aquellos otros numerales, es
inconcuso que la aplicación del artículo 501 en cita se tradujo en un laudo incongruente, con
la consiguiente violación a la garantía consagrada en el artículo 14 de la Constitución Federal
en perjuicio del hoy quejoso, pues la pretensión de que se condenara al instituto tercero
perjudicado a otorgar una pensión por viudez se fundaba sólo en los numerales del
reglamento de marras, pero no en el artículo 501 de la Ley Federal del Trabajo.
Respecto a la resolución del caso con base en los artículos 14 y 22 del Régimen de
Jubilaciones y Pensiones del Instituto Mexicano del Seguro Social, inmerso en el contrato
colectivo de trabajo, ha de considerarse ilegal el proceder de la Junta responsable en cuanto a
la exigencia de probar la dependencia económica del quejoso en relación con la extinta
asegurada, a la vez trabajadora del instituto tercero perjudicado, toda vez que tales preceptos
establecen:
"Artículo 14. A la muerte de un trabajador, de un jubilado o de un pensionado, se otorgarán a
sus beneficiarios, en su caso, conforme a lo dispuesto en este régimen, las prestaciones
siguientes:
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"I. Pensión de viudez.
"...
"Para tal fin se establecen las normas siguientes:
"a) Viudez. La pensión para la viuda, viudo, concubina o concubinario, se otorgará bajo las
siguientes reglas:
"...
"Tendrá derecho a recibir la pensión de viudez, el viudo o concubinario siempre y cuando se
acredite que se encuentra totalmente incapacitado y que dependía económicamente de la
trabajadora, la jubilada o la pensionada. ..."
"Artículo 22. A los jubilados, pensionados por edad avanzada, vejez, invalidez, riesgo de
trabajo, viudez, orfandad y ascendencia bajo el presente régimen, se les entregará un
aguinaldo anual en los términos señalados por la Ley del Seguro Social, que será
complementado hasta alcanzar la cantidad que resulte de 15 días del monto de la jubilación o
pensión que se encuentre percibiendo al momento de su pago."
Cabe acotar que el Régimen de Jubilaciones y Pensiones del Instituto Mexicano del Seguro
Social se encuentra inmerso en el Contrato Colectivo de Trabajo, documento este en el que
quedaron plasmadas las prestaciones legales, celebrado entre el Sindicato de Trabajadores del
Instituto Mexicano del Seguro Social con el propio instituto, puesto que así lo revela su
cláusula 110, en relación con el artículo 29 del aludido régimen, que respectivamente
disponen:
"Cláusula 110. Jubilaciones y Pensiones
"Se incorpora a este contrato colectivo de trabajo el Régimen de Jubilaciones y Pensiones
contenido en el convenio de 7 de octubre de 1966 y el reglamento fechado el 20 de abril de
1967. Las partes convienen en que a partir de la fecha de la firma de este contrato, quedan
incluidos en el régimen los convenios de 1o. de abril de 1968, de 14 de marzo de 1969 y el
del 14 de julio de 1982 relativos al propio régimen, así como los riesgos de trabajo y en el
salario base para la pensión jubilatoria a que alude el artículo 5 del expresado régimen, se
incorporan las prestaciones contenidas en las cláusulas 86 y 142 Bis del propio contrato.
"Las jubilaciones y pensiones otorgadas en los términos del Régimen de Jubilaciones y
Pensiones, se revisarán e incrementarán en el mes de enero de cada año, en base a la
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capacidad económica del instituto y con apoyo en los estudios económicos y actuariales que
las partes realicen. Los trabajadores con 30 años de servicio en el instituto, sin límite de edad,
que deseen jubilarse, podrán hacerlo con la cuantía máxima que otorga el régimen. A las
trabajadoras con 27 años de servicios, se les computarán 3 años más para efectos de
jubilación."
"Artículo 29. El presente Régimen de Jubilaciones y Pensiones forma parte integrante del
contrato colectivo de trabajo y será revisado de acuerdo a lo pactado en la cláusula relativa
del propio contrato."
Prestaciones legales ahí plasmadas -jubilaciones y pensiones- otorgadas a los trabajadores en
su doble carácter de asegurados y de trabajadores del instituto, como lo revela el artículo 1
del régimen aludido, que dispone:
"Artículo 1. El Régimen de Jubilaciones y Pensiones para los trabajadores del instituto es un
estatuto que crea una protección más amplia y que complementa al plan de pensiones
determinado por la Ley del Seguro Social, en los seguros de invalidez, vejez, edad avanzada
y muerte y en el de riesgos de trabajo.
"Las jubilaciones o pensiones que se otorguen conforme al presente régimen comprenden,
respecto de los trabajadores, su doble carácter de asegurado y de trabajador del instituto."
Los numerales transcritos hacen referencia a una serie de prestaciones de naturaleza legal,
mismas que fueron pactadas en el contrato colectivo de trabajo y, por ende, reflejadas en el
régimen de marras.
En la especie, resulta indispensable hacer referencia a los contratos en general, así como al
principio -teoría- de la autonomía de la voluntad, y posteriormente abordar el tema de si es
válido o no que en las prestaciones de carácter legal otorgadas en un contrato colectivo de
trabajo -como acto jurídico- se contenga una estipulación que riña con las garantías
individuales o sociales.
La postura tradicional -derecho romano- es que en la materia de los contratos en general, las
partes son libres para crear derechos y obligaciones con la condicionante de que su objeto sea
lícito -que no violen normas de orden público ni sean contrarios a las buenas costumbres- y
que propongan un objeto posible; de lo anterior se obtienen dos principios: el de licitud y
posibilidad, los cuales limitan la voluntad de los contratantes; por ende, superados esos
principios, en cualquier contrato es válido pactar derechos y obligaciones por los
contratantes, claro, dentro del límite de posibilidad y licitud. Dice Kelsen, en el caso de los
contratos, que las partes -contratantes- se encuentran facultadas por el derecho objetivo para
elaborar una norma, éstos se convierten en órganos accidentales del Estado a los cuales
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denomina órganos en sentido formal, donde los contratantes accidentalmente en sus
operaciones jurídicas se convierten en órganos facultados para crear derecho a la par de los
órganos en sentido material reconocidos como legislativo, ejecutivo y judicial, éstos últimos,
que en realidad desempeñan una función normal, permanente y generalmente remunerada.
Ahora, para la existencia de un contrato se requieren consentimiento, objeto y, en algunos
casos, la solemnidad, denominados elementos de existencia; en cambio, para alcanzar la
validez, ese contrato, además de cumplir con la forma prescrita por la ley (solemnidad), debe
ser lícito en su objeto, motivo o fin que persigan los contratantes con ese contrato, pues así lo
exige la ley.
El elemento normativo en los contratos colectivos proviene de sujetos de derecho privado trabajo y capital-, el cual es derecho objetivo creado por particulares, justamente porque no es
derecho creado por el Estado, sino el ordenamiento que pactan los contratantes es derecho
autónomo.
Las partes en el contrato colectivo de trabajo son el sindicato obrero y el patrón; los obreros
en lo individual no contratan y el sindicato es el que suministra los servicios de los
trabajadores a las empresas.
A través del contrato colectivo de trabajo el derecho positivo laboral vigente ha delimitado
que se trata de un acto que es el resultado de un acuerdo temporal entre el trabajo y el capital,
donde la conjunción de voluntades se proponen la realización de un fin común, el cual puede
extenderse (acto-unión) a personas que no participaron en su formación; por tanto, creador de
derecho objetivo, del cual surgen dos elementos: el obligacional y normativo, ésta es la
esencia del contrato colectivo, la reunión de dos elementos en un solo acto jurídico, pues el
primero existe en función y como garantía del segundo, sin poder existir por sí solos.
El elemento obligacional regula derechos y obligaciones entre las partes contratantes -capital
y obrero-, en tanto que el elemento normativo contiene las normas a las que deberán de
ajustarse en el futuro las relaciones de cada trabajador con la empresa, éste viene a ser la
razón verdadera de la existencia del contrato colectivo.
Así, las convenciones colectivas -contratos colectivos de trabajo- constituyen una fuente
formal autónoma del derecho del trabajo, ya que su propósito es regular las relaciones de
trabajo, porque los contratantes las utilizan como diseños en la elaboración de estipulaciones;
afirmación la anterior que se encuentra consignada en la exposición de motivos de la ley de
1931:
"... Ahí donde los trabajadores han logrado formar sindicatos fuertes, particularmente
nacionales, y donde se ha logrado su unión en federaciones y confederaciones, los contratos
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colectivos han consignado en sus cláusulas beneficios y prestaciones para los trabajadores
muy superiores a los que se encuentran contenidos en la Ley Federal del Trabajo (la de 1931)
..."
De ahí que la naturaleza de las convenciones colectivas como fuentes formales del derecho
del trabajo, cuya misión es elevarse sobre la declaración de derechos sociales (Constitución),
es precisamente lograr mejores condiciones de trabajo cuya extensión abarca a todos los
trabajadores sindicalizados o no, esto es, la generalidad o universalidad del elemento
normativo. Así, la declaración constitucional de derechos sociales postuló una filosofía que
dista de la igualdad aritmética de las prestaciones (Ética nicomáquea), pues conforme a ésta,
la idea de la justicia que priva en el derecho de las obligaciones y de los contratos (derecho
privado), es la llamada conmutativa, principio que no atiende a la condición y a las
necesidades de los hombres, sino exclusivamente a la importancia o valor de los bienes
objeto de las prestaciones cuando aquella declaración constitucional postuló(1) que el
derecho del trabajo tiende a conseguir el equilibrio y justicia social en las relaciones entre
trabajadores y patrones, pues: "... si el liberalismo deificó a la empresa, la idea de la justicia
social proclama que en la dualidad trabajo-capital, aquél es el valor supremo, por cuya razón,
la economía en general, y la empresa en particular, cualquiera que sea el régimen de
producción que adopten los pueblos, han de ordenarse en una forma que respete la dignidad
del hombre y satisfaga las necesidades de toda índole de la persona del trabajador. En
consecuencia, el estatuto del trabajo ha de partir del hombre-trabajador hasta lograr su
libertad económica frente al capital, una existencia adecuada a la dignidad y a las necesidades
humanas, y la seguridad de un ingreso futuro que le posibilite la contemplación del mañana
sin temor ..."; por eso fue que en el artículo 17 de la Ley Federal del Trabajo partieron de la
idea de que la Constitución es la norma suprema del orden jurídico, con lo cual resolvió el
problema de la autonomía de la voluntad, porque aparece disminuida en el contenido del
derecho objetivo creado por las partes ante la supremacía del derecho constitucional y del
trabajo.
El derecho colectivo del trabajo(2) presenta como características propias que:
a) Atañe a grupos sociales que se inspiran en la escuela sociológica;
b) Constituye un correctivo de la situación de inferioridad del trabajador frente al empleador
que, por consiguiente, persigue lograr el equilibrio, colocándolos -tanto a trabajador como
empleador- en igualdad para la concertación de las condiciones que debe respetar el contrato
de trabajo;
c) Acepta la licitud del uso de medios de acción directa;
d) Procura la solución pacífica de los conflictos de intereses colectivos;
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e) Reconoce la existencia de una nueva fuente del derecho por virtud de la posibilidad de
creación de derecho objetivo vía el convenio colectivo;
d) Es garantía de libertad, porque los hombres que carecen de poder económico pierden su
libertad y aislados carecen de fuerza frente al Estado.
El contrato colectivo de trabajo en el derecho positivo mexicano adoptó la tesis de la
historicidad(3) del derecho (escuela histórica de Friedrich Karl Von Savigny) bajo la idea de
que el derecho romano fue todo, menos un ordenamiento estático, pues quienes redactaron la
exposición de motivos de la primera ley de trabajo (1931) consideraron que el derecho del
trabajo es un estatuto en continua evolución y de necesaria transformación cuando cambian
las circunstancias que le dieron origen, y cuando el desarrollo y progreso de la economía
exigen un reajuste que armonice nuevamente los intereses del trabajo con los del capital; de
manera que si bien en una relación individual de trabajo las modalidades en que puedan
convenirse las prestaciones es a condición de que no afecten -en perjuicio de la clase
trabajadora- normas superiores establecidas por la Constitución,(4) las leyes y las
convenciones internacionales; la relación colectiva consiste en una serie de compromisos y
de medios encaminados a la fijación de las condiciones de trabajo, pues representa -el
contrato colectivo- un marco dentro del cual han de pasar los contratos individuales,
precisamente porque su finalidad es esencialmente normativa; lo cual significa que esa
finalidad normativa (creación de derecho objetivo) no debe contrariar, por la misma razón, el
mínimo de garantías individuales y sociales que prevé la Constitución.
Por eso es que el derecho positivo laboral mexicano se apoya en la tesis de la solidaridad
social de León Duguit, pues considera que la empresa moderna cumple una función social,
consistente en: a) proporcionar y asegurar a los trabajadores condiciones satisfactorias para la
prestación de los trabajos; y, b) contribuir a la producción de los bienes que son
indispensables al bienestar colectivo.
Mario de la Cueva(5) sostiene que el contrato colectivo es una fuente formal del derecho del
trabajo que se sitúa como el punto último en la escala de esas fuentes formales, cuya base es
la declaración de derechos sociales (Constitución), de manera que el contrato colectivo es la
fuente más concreta, pero la que tiene como finalidad superar -en beneficio de los
trabajadores- todas las normas estatales e internacionales, y no restringirlas, sino que la
Constitución y la Ley Federal del Trabajo son el marco jurídico y de referencia en el
contenido de sus estipulaciones, precisamente porque prevalece la necesidad(6) de que el
contrato colectivo respete los límites que a la autonomía de la voluntad imponen las leyes
laborales.
La naturaleza de las convenciones colectivas -cláusulas normativas- como fuente formal es
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elevarse sobre la ley -Constitución, leyes reglamentarias, así como convenciones
internacionales- para otorgar mejores condiciones de trabajo, sin que signifique que por el
solo hecho de la creación de ese derecho objetivo deba contrariarse el mínimo de garantías
individuales y sociales plasmadas en la Norma Suprema, por tanto, el derecho del trabajo
busca mantener la igualdad y el equilibrio entre los patrones y los trabajadores, y para
lograrlo ha establecido una serie de derechos mínimos de los cuales deben gozar los obreros;
además, para garantizar esos derechos mínimos consagrados tanto constitucional como
legalmente, sanciona con su nulidad cualquier acuerdo o convenio que los reduzca o
desconozca. Así, los artículos 123, apartado A, fracción XXVII, inciso h), de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos y 5o., fracción XIII y 33 de la Ley Federal del
Trabajo, establecen:
"Artículo 123. Toda persona tiene derecho al trabajo digno y socialmente útil; al efecto, se
promoverán la creación de empleos y la organización social para el trabajo, conforme a la
ley. El Congreso de la Unión, sin contravenir a las bases siguientes deberá expedir leyes
sobre el trabajo, las cuales regirán: A. Entre los obreros, jornaleros, empleados domésticos,
artesanos y de una manera general, todo contrato de trabajo: ... XXVII. Serán condiciones
nulas y no obligarán a los contrayentes, aunque se expresen en el contrato: ... h) Todas las
demás estipulaciones que impliquen renuncia de algún derecho consagrado a favor del obrero
en las leyes de protección y auxilio a los trabajadores."
Ley Federal del Trabajo:
"Artículo 5o. Las disposiciones de esta ley son de orden público por lo que no producirá
efecto legal, ni impedirá el goce y el ejercicio de los derechos, sea escrita o verbal, la
estipulación que establezca: ... XIII. Renuncia por parte del trabajador de cualquiera de los
derechos o prorrogativas consignados en las normas de trabajo. En todos estos casos se
entenderá que rigen la ley o las normas supletorias en lugar de las cláusulas nulas."
"Artículo 33. Es nula la renuncia que los trabajadores hagan de los salarios devengados, de
las indemnizaciones y demás prestaciones que deriven de los servicios prestados, cualquiera
que sea la forma o denominación que se le dé. Todo convenio o liquidación, para ser válido,
deberá hacerse por escrito y contener una relación circunstanciada de los hechos que lo
motiven y de los derechos comprendidos en él. Será ratificado ente la Junta de Conciliación y
Arbitraje, la que lo aprobará siempre que no contenga renuncia de los derechos de los
trabajadores."
Los preceptos transcritos reconocen que será nula cualquier estipulación que implique
renuncia de derechos y prerrogativas consagrados en las disposiciones constitucionales y
legales y, por tanto, no producirán ningún efecto legal. Ese mismo criterio ha sido reiterado
por la Suprema Corte de Justicia, que ha establecido, entre otras, las siguientes tesis en
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relación con los contratos y convenios en materia de trabajo:
"CONTRATO DE TRABAJO, AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD DE LAS PARTES.
LÍMITES. La Cuarta Sala de la Suprema Corte de Justicia ha establecido que la autonomía de
la voluntad de las partes en los contratos de trabajo, como en cualquier contrato, no puede
rebasar los imperativos de la ley de orden público porque nuestra legislación sostiene el
principio de la nulidad de los actos jurídicos que se realizan en contra de disposiciones
prohibitivas y que afectan al orden público; y en especial, tratándose del derecho laboral, con
categoría constitucional, se establece la nulidad de toda estipulación que sea contraria a las
disposiciones legales protectoras del trabajador." (Tesis aislada de la anterior Cuarta Sala
publicada en el Semanario Judicial de la Federación, Sexta Época, tomo LXII, Quinta Parte,
página dieciocho).
"CONVENIOS. La autonomía de la voluntad, elemento esencial de los contratos civiles, es
restringida en las convenciones laborales, las cuales se circunscriben y actúan dentro de los
límites fijados por la ley de la materia y el artículo 123 constitucional en su fracción XXVII;
de tal suerte que las composiciones realizadas por los trabajadores y sus patrones son ilícitas
y obligatorias en tanto, no rebasen los límites señalados, pues probándose esta circunstancia,
los actos jurídicos están afectados de nulidad. Cuando el convenio o transacción se refiere al
caso de terminación voluntaria del contrato de trabajo, fracción I del artículo 126 de la ley
laboral, el acto jurídico es correcto y legal en sí, y sólo podría anularse demostrando que han
existido vicios de la voluntad que determinen su ineficacia jurídica o que concurre alguna de
las circunstancias indicadas en la disposición constitucional antes invocada." (Tesis aislada
de la anterior Cuarta Sala, publicada en el Informe de Labores rendido a la Suprema Corte de
Justicia por su presidente al finalizar el año de 1956, parte II, página catorce).
"CONVENIOS EN MATERIA DE TRABAJO. La Cuarta Sala de la Suprema Corte de
Justicia ha establecido que no es contraria al artículo 123 constitucional, la celebración de
una transacción que pone fin a las dificultades entre obreros y patronos, en la cual se hagan
mutuas concesiones que satisfagan sus respectivas pretensiones. El concepto de
irrenunciabilidad de los derechos del trabajador, no puede constituir una prohibición que lo
haga incapaz de evitar una contienda, haciendo alguna concesión respecto a su punto de vista,
a cambio de algún beneficio, o declarando en términos de equidad, que lo que realmente le
corresponde es menos de lo que había demandado, siempre que se reúnan los requisitos
legales y que el convenio sea aprobado por las autoridades del trabajo, ya que de otro modo,
carecería de sentido las disposiciones de la ley que establecen los requisitos mediante los
cuales han de llevarse a cabo dichos convenios." (Tesis aislada de la anterior Cuarta Sala
publicada en el Semanario Judicial de la Federación, Quinta Época, Tomo LXXXI, página
dos mil cuatrocientos doce).
De donde sigue que el contrato colectivo es la fuente más concreta, al tener como finalidad
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superar en beneficio de los trabajadores todas las normas estatales e internacionales, sin
restringirlas, teniendo como cúspide la Constitución y la Ley Federal del Trabajo, y al ser
éstas el marco jurídico y de referencia para el contenido de sus estipulaciones, entonces el
contrato colectivo deberá respetar los límites que a la autonomía de la voluntad imponen las
leyes laborales.
El artículo 5o. de la ley obrera, en la fracción XIII, dispone que el trabajador no puede
"renunciar a sus derechos o prerrogativas"; término que es más amplio al de "leyes", lo que
implica que el mandamiento constitucional previsto en el artículo 123, apartado A, fracción
XXVII, se aplicará al futuro en la renuncia de disposiciones de las fuentes formales
(contratos colectivos).
De conformidad con el precepto 5o. de la ley obrera, serán nulas las cláusulas que contengan
"renuncia de derechos", término que debe extenderse a las convenciones, esto es, lo pactado
en un contrato colectivo de trabajo tiene como núcleo esencial superar las prestaciones de
otras leyes, incluidas las del Pacto Federal, con mejores beneficios; empero, la nulidad no
afecta la existencia o validez de las relaciones de trabajo, pues en lugar de la estipulación
inválida se aplicarán la ley y las normas que le son supletorias, puesto que el artículo 17 de la
ley obrera toma como punto de partida a la Constitución como ordenamiento jurídico que
frena al principio de la autonomía de la voluntad en el acto jurídico, que no es más que
derecho objetivo accidental creado por las partes, por debajo del principio de supremacía
constitucional y legal (ley obrera).
Luego, al margen de que la jubilación constituye una prestación extralegal pactada en el
Contrato Colectivo de Trabajo del Instituto Mexicano del Seguro Social, en el que solamente
puede considerarse la intención de las partes contratantes y de que la estipulación -que la
prevea- pueda constituir una cláusula obligacional o una cláusula normativa para efectos de
su interpretación y aplicación al caso concreto -lo pactado como el conjunto de cláusulas al
servicio del elemento normativo es el núcleo esencial de las convenciones, las cuales tienen
por objeto superar las prestaciones de otras leyes, incluidas las del Pacto Federal, con mejores
beneficios de los ahí contenidos-, lo cierto es que toda cláusula de un contrato colectivo que
sea contraria a las leyes laborales -ya fundamental, ya secundaria-, será considerada nula y,
por la misma razón, cuando pugna con una norma constitucional -aunque aquélla no sea una
ley laboral- no debe aplicarse en el caso particular, porque de permitirse rompería con el
orden público y constitucional, lo cual, incluso, ni siquiera se permite en los contratos en
general.
Así, es de concluirse entonces que aun cuando la pretensión deducida en el juicio laboral tuvo
su fundamento o causa de pedir en el régimen de referencia, y lo cual pudiese estimarse como
una prestación legal, la realidad es que dicha pretensión fue ampliada en dicho régimen en
razón de estar prevista en el artículo 84, fracción III, de la Ley del Seguro Social; mas
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impone dicho régimen al viudo una condición o requisito que no se prevé para la viuda, como
lo fue la dependencia económica, cuando tal requisito contraría una garantía constitucional,
consistente en la igualdad del varón y la mujer ante la ley, partiendo de la premisa de que las
estipulaciones de contrato colectivo de trabajo constituyen derecho objetivo creado por los
particulares.
Así lo es, atento a que el artículo 4o. constitucional establece:
"Artículo 4o. El varón y la mujer son iguales ante la ley ..."
Además de que el artículo 123 constitucional, en su apartado A, fracción VII, toma como
punto de comunión que por trabajo desarrollado debe corresponder igual salario, sin que sea
viable distinguir con base en el sexo de los trabajadores, precepto que establece:
"Artículo 123. Toda persona tiene derecho al trabajo digno y socialmente útil; al efecto, se
promoverán la creación de empleos y la organización social para el trabajo, conforme a la
ley.
"El Congreso de la Unión, sin contravenir a las bases siguientes deberá expedir leyes sobre el
trabajo, las cuales regirán:
"A. Entre los obreros, jornaleros, empleados domésticos, artesanos y de una manera general,
todo contrato de trabajo:
"...
"VII. Para trabajo igual debe corresponder salario igual, sin tener en cuenta sexo ni
nacionalidad."
Aún más, el artículo 3o. de la Ley Federal del Trabajo, párrafo segundo, es un fiel reflejó del
precepto 123 constitucional, puesto que aquél acoge el espíritu de equidad de género (sexo)
entre los trabajadores, también sin establecer distinciones por motivo de raza, edad, credo
religioso, doctrina política o condición social, numeral del código obrero que dispone:
"Artículo 3o. El trabajo es un derecho y un deber sociales. No es artículo de comercio, exige
respeto para las libertades y dignidad de quien lo presta y debe efectuarse en condiciones que
aseguren la vida, la salud y un nivel económico decoroso para el trabajador y su familia.
"No podrán establecerse distinciones entre los trabajadores por motivo de raza, sexo, edad,
credo religioso, doctrina política o condición social. ..."
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De lo anterior se concluye que, con base en el plano de igualdad que otorga la Norma
Suprema en su artículo 4o., no está permitido distinguir por razón del sexo, como acontece en
el Régimen de Jubilaciones y Pensiones del Instituto Mexicano del Seguro Social, el tener
que exigir mayores requisitos a los hombres para acceder a ese beneficio legal -por estar
previsto en la Ley del Seguro Social- pactado en el contrato colectivo de trabajo (pensión de
viudez), sólo por motivo de su condición de género masculino, cuando para el femenino no
prevé la demostración de la dependencia económica para obtener una misma pensión.
De tal suerte, es de considerarse que la condición de tener que demostrar el varón -viudo- que
dependía económicamente de la de cujus conforme a las estipulaciones contenidas en tal
convención, cuando se ha visto que rompe con el orden constitucional mexicano, entonces
debió inaplicarse tal exigencia en virtud de que violentan en perjuicio de los trabajadores una
de las garantías constitucionales, como es la de igualdad del varón y la mujer ante la ley,
cuando se ha visto que el contrato colectivo constituye derecho objetivo.
Resultan aplicables las jurisprudencias 2a./J. 40/96 y 2a./J. 100/2004, emitidas por la
Segunda Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, publicadas en el Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomos IV, agosto de 1996 y XX, agosto de 2004,
Novena Época, páginas 177 y 384, respectivamente; así como dos tesis aisladas emitidas por
la entonces Cuarta Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, publicadas en el
Semanario Judicial de la Federación, Tomos LXVII y LXXIII, Quinta Época, páginas 394 y
1962, que en su orden establecen:
"CONTRATO COLECTIVO. EN SU REVISIÓN SE PUEDEN REDUCIR LAS
PRESTACIONES PACTADAS POR LAS PARTES, SIEMPRE Y CUANDO SE
RESPETEN LOS DERECHOS MÍNIMOS CONSTITUCIONALES Y LEGALES DEL
TRABAJADOR. De conformidad con el artículo 123, apartado ‘A’, fracción XXVII, inciso
h), de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, serán nulas las
estipulaciones que impliquen renuncia de algún derecho consagrado en favor del obrero en
las leyes de protección de auxilio a los trabajadores. A su vez, el artículo 394 de la Ley
Federal del Trabajo establece que ningún contrato colectivo podrá pactarse en condiciones
menos favorables a las existentes en los contratos vigentes en la empresa o establecimiento.
De la interpretación sistemática de ambos preceptos, se infiere que la nulidad a que se refiere
el precepto constitucional sobrevendrá cuando el derecho al que se renuncie esté previsto en
la legislación, mas no en un contrato; ello se afirma porque de la lectura del precepto legal de
que se trata, se advierte que se refiere a cuando por primera vez se va a firmar un contrato
colectivo, pues el empleo en dicho numeral de la palabra ‘contratos’, así en plural, implica
que se refiere a los contratos de trabajo individuales que existen en la empresa o
establecimientos, antes de que por primera vez se firme un contrato colectivo, dado que en un
centro de trabajo no puede existir más de uno de los mencionados contratos colectivos, según
se desprende del contenido del artículo 388 del mismo ordenamiento legal; de ahí que
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válidamente se puedan reducir prestaciones en la revisión de la contratación colectiva,
siempre y cuando sean éstas de carácter contractual o extralegal; estimar lo contrario, podría
implicar la ruptura del equilibrio de los factores de la producción (capital y trabajo) y en
algunos casos, la desaparición misma de la fuente laboral."
"INSTITUTO MEXICANO DEL SEGURO SOCIAL. EL EJERCICIO DE LA ACCIÓN DE
NULIDAD O LA INSUBSISTENCIA DE LA DETERMINACIÓN DE LA APLICACIÓN
DE LA CLÁUSULA 43 DE SU CONTRATO COLECTIVO DE TRABAJO (BIENIOS
1995-1997 Y 1997-1999), ESTÁ SUJETO AL PLAZO PRESCRIPTIVO QUE
ESTABLECE EL ARTÍCULO 516 DE LA LEY FEDERAL DEL TRABAJO.-La cláusula
citada establece un beneficio para los trabajadores consistente en que cuando la relación de
trabajo haya tenido una duración de más de 15 años, el Instituto Mexicano del Seguro Social
sólo podrá rescindirla por alguna causa señalada en la Ley Federal del Trabajo que sea
particularmente grave o que haga imposible su continuación. Ahora bien, cuando la acción de
nulidad o la insubsistencia de la determinación de la aplicación de la cláusula 43 del Contrato
Colectivo de Trabajo del indicado Instituto, se apoyan en que se aplicó incorrectamente el
citado beneficio, porque el procedimiento de investigación no se cumplió conforme al pacto
contractual y no se incurrió en la causal de rescisión que la motivó, aunado a la solicitud de la
restitución de ese beneficio, dicho ejercicio está sujeto al plazo prescriptivo genérico de un
año establecido por el artículo 516 de la Ley Federal del Trabajo, ya que los supuestos de
nulidad e insubsistencia mencionados no están contemplados en las normas de excepción que
prevé la propia ley laboral."
"CONVENIOS EN MATERIA DE TRABAJO.-Conforme a la Ley Federal del Trabajo, todo
acto de compensación, liquidación, transacción o convenio celebrado entre el obrero y el
patrono, para que tenga validez, deberá hacerse ante las autoridades de trabajo
correspondientes o ser ratificado ante las Juntas, e indudablemente implica una transacción,
el convenio celebrado entre una empresa y un sindicato para dar por terminado un contrato
colectivo de duración indefinida, mediante el pago de cierta indemnización; por tanto, para
que tenga validez tal convenio, debe ser ratificado ante la Junta respectiva, para ser aprobado
por ella, y si la ratificación no existió sino que, por el contrario el sindicato expresamente
manifestó su inconformidad, al otorgar la Junta su aprobación al convenio, viola en perjuicio
de los trabajadores, las disposiciones relativas de la ley del trabajo, y por ende, las garantías
constitucionales. No obsta a lo antes dicho, que el convenio se haya celebrado ante un
inspector del trabajo, y que por lo mismo la Junta hubiera podido legalmente estimar que no
era necesaria su ratificación, pues entre las atribuciones que corresponden a los inspectores,
no se encuentra la de autorizar convenios o transacciones que celebren los obreros; pero aun
en el caso de que no fuera necesaria la ratificación, si el convenio implica una renuncia a los
derechos de los obreros, éste no debe ser aprobado por la Junta, y si en dicho convenio se
pactó que los obreros separados recibirían, como indemnización una suma que no alcanzaba a
cubrir los tres meses de salario que como indemnización fija el artículo 123 constitucional,
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conforme a la fracción XXVII inciso ‘H’ de este precepto, el convenio es nulo y no obliga a
las partes, puesto que contiene una renuncia a un derecho consagrado por la ley, en favor de
los trabajadores, y, por lo mismo, no debió haber sido aprobado por la Junta, quien al hacerlo
así, viola la citada fracción del artículo 123 constitucional y las garantías de los artículos 14 y
16 del Pacto Federal."
"CONTRATOS COLECTIVOS DE TRABAJO, CUMPLIMIENTO DE LOS.-El artículo 33
de la Ley Federal del Trabajo obliga al cumplimiento de lo pactado en los contratos, y sólo se
excluyen de esta obligación las estipulaciones que relaciona, en su fracción XXVII el artículo
123 constitucional, que el mismo considera nulas, porque implican renuncias de derechos que
la ley consagra en favor del obrero; estos derechos deben respetarse al celebrar los contratos,
conforme a lo prescrito en el artículo 15 de la propia ley del trabajo, y todo contrato que no
viole estos derechos, es obligatorio para los contratantes. Ahora bien, si existe un contrato
colectivo que comprende a los trabajadores de determinada sección de un sindicato, no hay
razón que justifique someter a la empresa, en cuanto a ellos, a las estipulaciones de un
contrato que rige sus relaciones con los trabajadores de otras secciones del mismo, mientras
no se modifiquen las condiciones fijadas para regular las prestaciones del trabajo que
desempeñan los trabajadores comprendidos en dicha sección, mediante la revisión prescrita
en el artículo 56 de la propia ley; por lo que las acciones que se ejerciten durante su vigencia,
están sujetas a lo expresamente convenido, sin que sea admisible, ni pueda justificarse la
aplicación de otros contratos, a pretexto de estipulaciones más ventajosas para los obreros."
En las relatadas consideraciones analizadas en este considerando, lo procedente es otorgar la
protección federal solicitada, para el efecto de que la autoridad responsable:
1. Deje insubsistente el laudo reclamado.
2. Dicte otro en el que:
2.1. Conforme a los lineamientos de esta ejecutoria, prescinda del fundamento del artículo
501 de la Ley Federal del Trabajo, en virtud de que la pretensión del quejoso -causa de pedira través de la demanda laboral se basó en los artículos 14, fracción I y 22 del Régimen de
Jubilaciones y Pensiones, inmerso en el Contrato Colectivo de Trabajo del Instituto Mexicano
de Seguro Social; y,
2.2. Inaplique el requisito de la demostración de que el varón -viudo- dependía
económicamente de la de cujus, y hecho lo anterior resuelva lo que proceda en derecho.
Dado el sentido de la presente resolución es innecesario el estudio de los restantes conceptos
de violación, entre ellos el de carácter procesal por virtud del mayor beneficio, conforme al
criterio sostenido en la jurisprudencia P./J. 3/2005, emitida por el Pleno y la jurisprudencia de
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la anterior Tercera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, publicadas en el
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XXI, febrero de 2005, Novena
Época, página 5, la primera; y en la página 85, Tomo VI, Materia Común, del Apéndice al
Semanario Judicial de la Federación 1917-2000, tesis 107, que en su orden establecen:
"CONCEPTOS DE VIOLACIÓN EN AMPARO DIRECTO. EL ESTUDIO DE LOS QUE
DETERMINEN SU CONCESIÓN DEBE ATENDER AL PRINCIPIO DE MAYOR
BENEFICIO, PUDIÉNDOSE OMITIR EL DE AQUELLOS QUE AUNQUE RESULTEN
FUNDADOS, NO MEJOREN LO YA ALCANZADO POR EL QUEJOSO, INCLUSIVE
LOS QUE SE REFIEREN A CONSTITUCIONALIDAD DE LEYES.-De acuerdo con la
técnica para resolver los juicios de amparo directo del conocimiento de los Tribunales
Colegiados de Circuito, con independencia de la materia de que se trate, el estudio de los
conceptos de violación que determinen su concesión debe atender al principio de mayor
beneficio, pudiéndose omitir el de aquellos que, aunque resulten fundados, no mejoren lo ya
alcanzado por el quejoso, inclusive los que se refieren a constitucionalidad de leyes. Por
tanto, deberá quedar al prudente arbitrio del órgano de control constitucional determinar la
preeminencia en el estudio de los conceptos de violación, atendiendo a la consecuencia que
para el quejoso tuviera el que se declararan fundados. Con lo anterior se pretende privilegiar
el derecho contenido en el artículo 17, segundo párrafo, de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, consistente en garantizar a los ciudadanos el acceso real,
completo y efectivo a la administración de justicia, esto es, que en los diversos asuntos
sometidos al conocimiento de los tribunales de amparo se diluciden de manera preferente
aquellas cuestiones que originen un mayor beneficio jurídico para el gobernado, afectado con
un acto de autoridad que al final deberá ser declarado inconstitucional."
"CONCEPTOS DE VIOLACIÓN, ESTUDIO INNECESARIO DE LOS.-Si al examinar los
conceptos de violación invocados en la demanda de amparo resulta fundado uno de éstos y el
mismo es suficiente para otorgar al peticionario de garantías la protección y el amparo de la
Justicia Federal, resulta innecesario el estudio de los demás motivos de queja."
Por lo expuesto y con fundamento además en lo dispuesto por los artículos 76, 77, 78 y 186
de la Ley de Amparo, se resuelve:
ÚNICO.-La Justicia de la Unión ampara y protege a Roberto Regino Mendoza, contra el acto
que reclama de la Junta Especial Número Veinte de la Federal de Conciliación y Arbitraje en
el Estado, precisado en el resultando primero de esta ejecutoria, para los efectos que se
indican en el considerando que antecede.
Notifíquese personalmente a las partes.
Así, por unanimidad, lo resolvió el Segundo Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del
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Cuarto Circuito, integrado por los Magistrados presidente Abraham Calderón Díaz, Alfredo
Gómez Molina y Victorino Rojas Rivera, siendo ponente el tercero de los nombrados, quien
formulará voto de salvedad por separado.
_______________
1. De la Cueva, Mario, y otros autores. "Derecho colectivo laboral". Ediciones Depalma,
Buenos Aires, 1973, pág. 35.
2. De la Cueva, Mario "Derecho colectivo laboral". Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1973,
pág. 19.
3. Opus citada. Pág. 34.
4. Opus citada. Amadeo Allocati, pág. 15 y siguientes.
5. Opus citada, pág. 61.
6. Opus citada, Bidart Campos, Germán J, pág. 81.
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