ESCENAS POPULARES, por J. O`radvax

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B&ra8lon& 29 Í9 Junio ds 1895
Kúm. 2$
DiBKOTOB, C, OesoRxo T GALLARDO
ESCENAS POPULARES, por J. O'radvax
La jrente qao aqui sale & pasear
\oa3omingoiy fleBUftde guardar.
ctíóNicñ mnoRiüEislñ
Oradores de última hora —Preparativos de ceraneo.—Ini-ento
fúnebre.
Las seaionea de Cortea tocan á su término. Caando así no lo indicasen el calor que reiH'^
y la proximidad del nuevo año económico, indicarlalo sobradamente el empeño con qtie 1^^
oradoi-ea de última hora ao esfuerzan'por despachar loa discursea que tenían embotellados,
Para este resultado ea posible qne hayan mediado no pocos recuerdos y recomendaciones.
Los electores de don H. escriben continuamente á este qne no deje de hacer su discar-'*''
en defensa de la producción del distrito y den H., á semejanza de Jerónimo Patnrot, exclft'
ma en la Cámara; ftMe levunto ante la representación del país en defensa de una indiistr]»
injustamente menospreciada y preterida: la industria de los quesos.»
Otras vecfts son móviles prívadoa los que engendran la elocuencia del orador, & quien ba
escrito su mnjer:
«El comerciante de mitones de lana de nnestra caliese ríe siempre que me ve pasar.»
Y el diputado presenta los aiguientes artículos adicionales al presupuesto y al Código:
«Los mitones de lana pagarAn nn derecho de cincuenta pesetas al ser puestos á la veat»-"
«Todos los cnmei'ciante.'J de tejidos que se rían al ver pasar á, la mujer de cualquier dip"^'
tado serán desterrados k perpetuidad del punto de su residencia y si reinciden terminaban
sus dias en un presidio.»
—Pido la palabra, dice otro.
—Para qué la quiere su SeñoriaV
—Para que no sigan diciendo en mi distrito qne soy mndo. T dicho esto, rae siento.
—Pido la palabra, añade un tercero.
—ffPara qné?
—Para qne se conceda un ramal á. mí pueblo.
—Cual es su pueblo y qué clase de ramal solicita?
—Rl pueblo es Villachica y el ramal que pide es de la carretera de Villamagna. El pLi^h
de Villachica, conocido ya en la antigüedad y descrito poi- Ptolomoo es abundante en O"*
y su industria de garbanzos torrados se halla á. la altura de las primevas naciones de Europ"^'
Patria de grandes genios y de activos agentes de Bolsa, bañado por el río Guadaaeco, t*
abundante en pescados y en tercianas, y en la falda de una montaña cuyos naturales de^p'*^*^
diraientoa le surten de piedra para sua construcciones, estuvo ya A pique de tener un jnzg**^
y sostiene dos escuelas de pirvulos y un convento de monjas bornardas, conocidas fafar'C*
tes de cabello de an»el por la línormo producción de calabazas que hay en el término...'
—Bien; pero el Señor Diputado podrA presentar una proposición y...,
—Aníbal residió nn verano en él; loa Gracos fueron oriundos del mismo y uno de sus h»J
estuvo para embarcarse en el «Reina Regente» y habría sido, de hacerlo, una de las ^ ^
timas
—Repito al Sr. Diputado que no pnelo permitir
—Con el ramal que mi pueblo solicita, los garbanzos torrados podrían llegar por la o*^
tera á la estación del ferrocarril.,.
—Señor Diputado...
—Y el cabello de ángel de las monjas bsrnardas podrfa exportarse y constituir una rici'^^
za... El camino... el camino...
—Van á transcurrir laa horas de reglamento y no ea posible que Su Señoría continúe P»^
ese camino.
Entre t a n t o pregunta nn periodista que acaba de entrar en la tribuna:
—¿Quién habla?
—Don Z.
—¿Y qné dice?
—Pues nada... pidiendo nn ramal.
***
Otro de los síntomas de la próxima terminación de las tareaa parlamentarias nos lo ***
cen las señoras de los diputados y senadores con sus despedidas.
.
—Madrid se pone imposible en esta época, me decía ayer una de ellas. Se han acabado
BARCELONA CÓMICA
403
Sarden-partí/, las satitcriea, loa asaltos: No hay señora de distinción que ae quede en casa y
solo las gentes de VJOCO más ó menos dejan de veraneai*,
—Gracias pof lo que á mi se reñers.
— Es la verdad,,. Cotnerciantua, industi-ialee, rateros, mendigos, periodiattis,
—Efectivamente, dentro de una semana todos loa qne aqní quedémosnos podremos hablar
de til. ¿Y ristedea á donde van?
—Primero á San SebastlAn y á San J u a n de Luz.
—Vamos, HÍ, á cumplir con los Santos.
—Después á Niza, Monaco... (Josas de mi marido Norberto.
—Y muy puestas en razón.
—Eso digo yo. Aquí no hacemos más que gastar y es preciso velar algo por los ingresos.
HacG dos años mi Nórberto hizo en Niza saltar la banca.
—Pues me parece qae así ha combatido el juego.
—Ah! Pero el juego en Monaco y en Niza es de muy buen tono.
Una tarjeta me advierte lacónicamente que, aEl Senador Sr. X. y sn familia se despiden
para el Norte». Es su fórmula y en ella no hay engaño, poea en la línea del Norte está
Pozuelo.
Mis vecinas las de Brutañez no cesan tampoco en sus preparativos, habiéndose mandado
hacer las niñas un vestuario completo. Matinées para almorzar, trajea para el baño, batas
para la playa y vestidos para las noches de concierto en el hotel. Laa pobres juegan su última carta y quieren a m a r r a r ; pero es muy posible que regresen conforme se fueron.
Qué desencanto el de Laurita el año último! Creyó que la pretendía un general y luego
l'esultó que era un chico de la Cruz Roja .sin otra profesión que la de estar alquilado por un
sastre para qiie le hiciera propaganda.
Tampoco fué malo el de su hermana Magdalena, aunque de peores consecuencias, pues
despubs de haber sido depositada por su amante y de oir decir á todos que el asunto «tacabaría en boda», no pudo realizarse el anuncio por la sencilla razón de que su amante era casado,
Carolina, la pequeña, es la más juiciosa de todas, Da cita á sus novios por una reja, pero
siempre tiene dentro de la habitación un notario para en cuanto el amante lance la palabra
matrimonio hacerlo constar en un documento público.
De todas maneras con veraneo y ain él creo que Brutañez tiene niñas para rato.
En el Monte de Piedad y en las casas de préstamos se nota también la proximidad del
veraneo, aiendo frecuentísimo oir en ellas:
•—Aquí traigo este aderezo de brillantes.
—Sí señor, ya lo recuerdo de todos los años.
— No es que me haga falta dinero, sino para dejarlo seguro.
—Ya lo supongo... Pues bien: podemos dar 2.000 pesetaa.
— Hombre, si vale diez veces más!
—Es cuanto puede darse.
—No es que necesite dinero... Pero dos rail pesetas es tan poco .. En fin, vengan esas peBetiUaa y empeñaré después la papeleta.
*
La ciencia, que ante nada se detiene, trata de realizar hoy un nuevo progreso; el de conservar los cadáveres mediante la presión mecánica, que deje reducido cada uno de ellos k un
volumen pequeñísimo, análogo al da una bola de billar. P a r a que la analogía sea más completa, el inventor,—un médico americano,—recomienda que una vez comprimido el cuerpo
hasta reducirlo á una bola, perfectamente sólida, se le dá un barniz exterior que le preserve
y permita reconocer.
Se conoce que el inventor es on billarista acérrimo.
Si los paloa de boj se reemplazaran con otros de tibias humanas, podrían jugarse partidas
fúnebrea de billar, que serian un encanto.
Madrid 23 Junio 1895.
ARTE Y LETRAS
LO P O E M A D E L COR
Haca mucho tiempo que el nombre del ilustre
catalán Teodoro Baró, no sonaba sino entre los
apÍJ.Li60S 6 las censuras á que deben soriieterae
con resignación verdaderamente evangiilica cuantos consagran BU actividaii al servicio de la política, esa voluble y coqueíona deidad, en cuyos
braaos se ensalzan caai tantos como ae hunden.
No obstante, las oltaa posiciones oficiales que
cual la Dirección do Beneficencia v Sanidad ha
ocupado y Jas tarcas que le impone la representación que de Figueras tiene en las Cortes, Baró no
ae ha olvidado de que el cultivo de las letras es
au profesión verdadera, como lo prueban los innumerables libros que ostentan su firma v entre los
míales recordamos lo.s didActicos Pdíjinnn de la
Historia de Sspaña, El 'mundo. Jlp.perlorit de co•noeimienf.os útiles. Primerait necesidad*"» de.l hombre. La focomoció", Compendio de IlisLoria de
España; \n<< cuentos y novelas La Aldea de San
Tjorenzo, La paz del atvia. Am-or ;i aloria. Un
drama en la Aldea, Ijtiz y f.iniehfaa, E'ouen-maeBtro, Velada de invierno. Cuentos y novelas, las
t'*:\trales IM secret del nunci. En buera de agua.
La tondmhula. B'.ra» ;/ festas. L'ama del fadrí
harher. L' escaleta del coilal, Una olla de grilla,
Lojochdelsdi.tharal-a.
Lo senyor matraca, y Ion
lilir-os C\i.entos del hogar. Aventuras de un ochavo
y Juan Alcarreño, y después de un largo pan-ntesis vuelve al palenque literario con un libro
precioso, sentido, pictórico de inspiración, verdadera joya del arte catalán titulado I^ poema del
cor y en el cual Baró ha amontonado inmensos
tesoros de t e r n u r a y algunos pedazos del corazón
justificando A maravilla su título.
El flamante libro es el retrato de un alma a r diente, apasionada y dolorida y denuncia que ó
au autor conserva los bríos, entusiasmos, ilusiones y desencantos juveniles ó que sus versos son
el producto del trabajo de aquellos años y de
naquellas horas do tristeza, de amor, de meclitación, de soledad, de apartamiento de las luchas y
miserias doradas». De cualquier raodo que sea, ei
lector tiene en Lo poema del eor muchas [Páginas
con las quo regocijarse, no con el regocijo mal
sano y trastornador que proporciona la mayoría
de las obras modernaa, sino con ese otro que, naciendo desde lo más Intimo del ser, embarga el
espíritu como la olead \ del incienso embarga los
sentidos.
TEonoHO IBARÓ
Por si tan buenas cualidades uo fueran bastantes A avalorar un libro, eminentes artistas como
Martínez Ciibella, el celebrado autor de La educación del Princip-^ D. Juan, iJpía y Trucas Villamil, el artista contemporáneo que mejor siente ^
Goya y m/ia imita su estilo, han esmaltado á Lo
poema del cor con preciosas ilustraciones que demuestran por un lado lo mucho que valen 3us autores y por otro las l'uentes de inspiración qi'^
brotan del mismo poema.
Por su parte también In casa editorial de Henrich ha puesto al servicio de Baró y sus colaboradores artísticos lo mejorcito de sus talleres, contribuyendo á la maynr belleza materia] del toniOt
quíí ó mucho nos engañamos ó ha de obtener un
éxito tan lucido como merecen su bondad y el exclarecido nombre de su autor.
Las letras catalanas estrtn de enhorabuena, tanto 6 más que el celebrado director de Zíi Crántca, diario de grata memoria en los fastos periodísticos de Barcelona.
O. V (í.
HAS trErlfflPESTATS 0-iL, GtRi
Gent de mar, que ab bravura
á la bullenta onada '1 pa demanas,
no oblidis la a m a r g u r a
que 't donan las germanas
si '8 juntan per obrirte sepultura.
Be sabs que se anomenan
la tempeatat y mort, y que abraasadas
bramant sobre tú venen
per enfonsá, enrabiadas,
la barca hon los teus filis lo seu pa tene".
I,a tempestat airada
devant del cal la nuvolada posa
robantlo A ta mirada;
KABCELONA CÓMICA
y ''I moi'L, fureíosa
fossa & 1' abisme 't té ja preparada.
•^1 pescador no aterra
^garrifós perill, perfjue 'a conforta
P^'^eaiitá Deu;y i i t e r r a
'^ proa va, y soporta
P'6 de fe tan terrible y fera guerra.
^ en tant que la desfeta
•^'ttpestat brama, encenen Iluminarias
^OaailB y la mareta,
' ''•^Kfecan aots pregarías
Pwque '1 pare retorni á la caseta.
les cuan la mar ae ajoca
Mentir las manyagas de la quilla
'l^e amorosa la toea,
'^^^'lU la tmuae humilla
^^vantla déla escolla y de la roca.
Lo mariner navega
"*re de al'anys, la vela al vent donada;
^ ^1 barca carrega
^Peix^qno laiíníilada
_ 'leí mar y al pescador 1' entrega.
Mondeja allihont ja espera
a la gent rjue porta la caboria
^comprarla primera,
j^ ^n itiitx de la cridoria
405
carregan las banaataa. Fuetejada
la muía, aurt lleugera;
y en tant, per la barriada,
las aobras va cridant la peixetera.
Al tbgü la piiella
preparada ja está, y la gent tiienmla
pscolta ab ñaa orella,
per la gana moguda,
de I' oli la seguida cantarilla.
Y '1 pescador se aaaeiita
rodojat de la dona y la mainada;
y oblidant la tormenta,
liona, á cada moasada,
lalleta ais filis, á qu¡ ab pelons cüntciit.-i.
tient de mar, la confianaa
no apartis de la Verge, de María;
y aixís en la bonansa
com en perill, confia
en la Estrella del Mar, tiueestaesperatiaa.
'I'KOIÍORO
BARÜ
™-rca de la carga ae alleugara.
/ Baitaa lae oradas
na la banasta; ab grans Ijellugadiaaaa
°« rt>gé8, laa obladas,
^^Psypagellsylliaaas
" t a r r o s y congres y rajados,
^^córporas y ratas
^'tfes pcixos de roca, Uuenta, vistosos,
^"'íesaa las eaealas;
p ^^'•soa y 'la popa de llrljas patas.
^ Poaadaa á la sorra
paneras, ben preat I' encant comenaa.
^^Itantias tothom corra
^ntcompieaab la pansa,
^ '^ ^'ta mea alia 1' altra eaborro.
-^1 carro, q u e j a espera,
Posadas li ia sorra
las paneras, ben prest 1^ eocaut comensa
Refería no ha mncho an colega mío que,
en cierta ocasión y estando él encargado de
la gacetilla de un periódico, le dijo el regente de la imprenta:
—Observo que no pone nsted nunca gacetillaa amenas.
—(¡Y qué entiende nsted por eao^
— Un incendio... un asesinato...
Si yo fuese dado á. tales amenidades, tendría siempre tela cortada para
eitos artículos, pues Barcelona
va reaaltando una población anienísima .. según el criterio del ansodicho regente.
Apenas pasa semana sin que algún
matrimonio cariñoso ande á la navaja
(que lo de andar
á la greña ya es
antiguo) 6 dos
mozos crúos ae
vacien el vientre
con equidady
aseo, ó un no»• vio desdeñado
haga albondiguillas de sn
adorado
lo-iM
tormento y de
sumamA
( la de
ella) y
del hermanito y basta del gato cíe la casa.
Pero como soy muy sensible y no puedo
hablar ni escribir de esaa cosas porque rae
enternezco demasiado y seme ponen los ojos
como loa de un perro de agiiaa, en ocaaiones
me veo y me deseo para llenar mi cometido.
Por fortuna esta, semana me sacan de apii
TO las verbenas
La de San Antonio, complicada con el
Corpus, nada ha ofrecido de particular. Aqu[
pasa siempre inadvertida, y no es que no
haya en Barcelona niñas cafaderas y con ganas de casarte, aunque sea con un senador
vitalicio; es... ¿por qné he de mentir? Ko si-
lo que es, pero me consta que aquí se trata
&, San Antonio de la Florida con incomprensible indiferencia.
En cumbio San Juan y S, Pedro son objeto de las mayores atenciones.
¡Ay] ¡Qué atenciones]
En cada esquina de cada calle se forma
una pira con restoa gloriosos de sillas jubiladas, patas de banco desvalido, paja y otros
comestibles, digo combustibles, y al anochecer se la pega fuego y se tuesta el morrillo
á todos los pacíficos ó inofensivos transeúntes.
l.os chiquillos, ya saltan por encima de
las llamas exponiéndose á. snfrir grave detrimento en su aterciopelado cutis, ya diaparan cohetes con gran júbilo délos viandantes, entusiasmados ante la ¡dea de volver á casa con un ojo menos, en honor del
santo.
LBS raamí'is, las niñas y los adjuntos de
éstas, 86 lanzan al Paseo do Gracia y compran esas sabrosas cocas de piñones, que
parecen plantillas para loa
zapatos de Colón (el del mO'
nuraento) y que se pasan un par de meses veraneando en el estomago antes de continuar
su natural marcha polla vía digestiva. Hüy
quien dice que están
hechas con escenas da
Teresa, una de las cosas máa indigestas que
conozso.
En Madrid, el eiou de las
verbenas, son los buñuelos;
aquí, laa cocas. Verdad eg
que los buñuelos barceloneses (hablo do los comestibles), parecen hechos de estropajo fino y no es extraño que
tengan pocos aíicionadosi pero si me dan A
elpgir enti e ellos y las cocaa, prefiero... BXÚ-
BARCELONA CÓMICA
cidavme paja no tener que elegir.
Otro gocfi de las verbeuas a la catalana:
las l'nnciones ní(ÍRsí?'íiü compuestas Ue diez
ó doce actoa, otras tantas tandas iJe múdica
y_el correspondiente caatilloile fuegos artificiales, ¡Pasar desde las nueve de la noche
nasta las dos de la madrugada viendo coíneíer malas obras y salir chamuscado por alguna estrella giratoria ó algiin obús á la
italianal [Y todo por cincuenta ó setenta
y cinco céntimos de peseta! ¡Oh, colrao de la
felicidad!
Y sin embargo, hay familias que no van
al teatro en todo el año y se reservan para
las funciones de veibena.
—Así vemos de un golpe y por poco dinero, todas las novedades de la temporada,—
dicen.
Que es como si se pasaran toda una semana en ayunas y el domingo hiciesen jnntaa
•as siete comidas.
Hay quien sale del teatro con una indigestión de ripios que le lleva 6. la tumba.
Pues ¿y los que asisten á la función mónsti'tto del Circo EcTicsírc y se echan A los ojos
ios Veinticuatro números del programa?
Mi amigo Berraguete fué uno de ellos.
A las tres de la m a ñ a n a del día 24 entró
en su casa dando zapatetas y saltos mortales.
-•¿Qué le pasa á usted, señorito?—le pre-'
gnntó la fámula que le abrió la puerta al
verle en aquel estado,
—¡Oh! ¡La! ¡la! ¡la!...—exclamó él con voz
de clown trasnochado.
Luego paso las dos banquetas de la antesala una encima de otra y dijo á. la criada:
—Osté subir abi, señorita.
—¿Está usted loco?
Pero Berrngaete sin andarse en chiquitas,
la pasó la mano por detrás de las caderas,
luego se la chupó haciendo ademanes grotescos y por fin agarró á la criada por la
cintura, y se empeñó en subirla sobre laa
banquetas.
L a chica perdió la paciencia y le arrimó
una de nuestras primeras bofetadas, exclamando:
— [Arre allá.1 i Si viene usted borracho,
duerma la mona!
Nó, el pobre Berruguete no estaba borracho.
Estaba obsesionado por cinco ó seis horas
de caballitos, ecuyeres, clowns y funámbulas,
Se pasó el resto de la noche, soñando con
cintas, aros de papel y alambres tirantes, y
se desportó con la cabeza metida en la j o faina.
Gracias á la benéñca impresión del agua,
no ha parado en San Baudilio.
^ h a j u r a d o no volver más al teatro en
días de función monstruo.
¡Oh, candidos lectores! Escarmentad en
cabeza agena y no os dejéis seducir por los
alicientes de una función ¿ cinco céntimos
el actOf
pues las tales funciones
son cansa de no pocas desazones.
Cuando leáis estas lineas, aún no se habrá,
celebrado la verbena de San Pedro.
Todavía podrán serviros mis prudentes
consejos
Huid de los espectáculos extraordinarios...
y de las cocas.
¡Casi son preferibles las hogueras y los
cohetes!
-BLAS QUITO.
A MI QtiEUlUO AMLliO J O a E
l^n casa de don Cleio
Gómez Valiente
eataba consternada
toda li gente,
porque el hijo de Oomez,
que es muy travieso,
jugando anteayer tarJu
se traRó un peso.
—¡Un duro en una pieza!
¡Pobre alma inial
gritaba el padre viendo
queae moría;
y seguía exclamando
con desvarío:
407
LoV&'i.
Sll-VA
—¡l¿uó tragaderas tienen,
pobre hijo mió!
Llamó ¿ un doctor de r;im:i.
j üsteal instante
ordenó que le dieran
algún purgante...
Mae no surtió el efecto
tan deseado,
¡y e] chiquillo seguía
deseaperadol
Volvieron á la cargjt,
con mna ahinco,
y le dieron dos purgas,
y tres...'¡y cinco!
Y qué efecto no harJa
tanto purgante
en cuerpo tan pequeño,
que el tierno infante
después de haber suTrido
terriblemente,
arrojó li poco e! duro
per ledamente;
pero nt) el duro entero
que había tragado,
sino cinco péselas:
¡lo echó cambiado!.
ARTURO tlANíOá.
o,A.Tr^vx^i:7ivA
Durante los pasados
días, Tortosa ha sido
objeto de la atención
pública , con motivo
de la inaogui'aciÓn del
puente del Estado, y
cuantos no conocían
la población han quedado enoantádoa d e
eUa.
Sus vegas Bonrien;
su huerta causa embeleso; su cielo es poético; sus mujeres tienen algo de l a raza
ái'abe en sus rasgados
ojos y en su negra,
sedosa y abundante
cabellera. ¡ L á s t i m a
grande, que las i n testinas lachas poUtlcaa, marchiten p a trióticas iniciativas y
no permitan que sus
hijos persigan an solo
fin, una sola aspiración> un solo objetivo:
la prosperidad de su
patria.
El grabado número
1 representa la barca
que instaló D. Vicente
Tiñema en el bajador
de San Roque, para
facilitar ol tránsito de
personas entre ambas
orillas del Ebro.
El número 2 es el
magnifico y s ó l i d o
pnente del ferrocarril,
perteneciente á. la linea del Norte y construido bajo la acertada dirección de los
ilustrados ingenieros
hermanos Debergue,
con cuyo suntuoso paso ae unen ambas orillas del Ebro.
Esta es a n a de las
mejores y m¿8 importantes obras, que d a n
vida y movimiento á
Tortosa.
Créese que este
pnente se inauguró
durante el verano del
año 1867, ^pues de l a
notable obra Anales ó
historia de Tortosa,
escrita en dicho año
por D. Daniel Fernandez y Domingo, así se desprende.
Dice este documento:
,
/
«El camino de hierro que desde Valencia á Tarragona ha de completar la linea del qne va
desde Madrid ¿ la frontera se inaagoró, para el servicio público en su sección de Tortosa a
Tarragona el día 8 de Mayo del corriente año y en el momento que vé la luz pública esta
obra signe trahajAndose en el pnente sobre el Ebro de dicha vía y en el trozo que falta desao
Tortosa i las Ventallas, pndiendo esperarse con fundamento su completa terminación dentro
de pocos meses.»
Su elevación se halla ¿ mayor a l t n i a que han alcanzado las avenidas del Ebro, inclaSip 1»
^ a e tuvo lugar el dia 9 de Octubre de 17S7.
^ÍIVTOK^E:SÓ-A.
Bl estribo de la parte derecha, linda con
el lugar que ocupaban
las antiguas murallas;
exi&te en dicho panto
un baluarte y a n a
puerta de la ciudad
llamada del Temple,
como recuerdo de los
t-ntiguoB templarios,
que ayudaron ¿ la reconquista de esta ciudad, por don Ramón
Bei'engner.
El grabado número
8 reproduce la barca
en que estos vecinos
ae trasladan de una
orilla á otra del Ebro,
cuyo paso es gratis y
cuyo presupuesto como es de suponer, va
á. cargo del Estado.
También marcha merced i una gúmena.
El número 4 retrata
el puente volante ó
barcada, en la que pasan el río los vehículos, ganado, etc.
Forman dicho puente dos barcas unidas
por un tablado de madera rodeado por una
barandilla, para impedir d e s g r a c i a s y
aprisionar la carga.
Todas estas instalaciones obedecieron
al lamentable y sensible incendio del puente de barcas, verdadera hecatombe para
Tortosa, ocurrida hará, próximamente tres
años.
Tortosa es una de
las poblaciones catalanes que m á s hijos
ilustres han dado a l a
patria en todas las
manifestaciones de la
actividad y todo el
mundo se acuerda de
Tortosa ante loa nombre preclaros de artistas t a n cel ebrados
como Quej'ol, Marqués, Alcoverro, Casanova, Pedrell, J a i me Tió y otros que
t a n legado al arte español páginas de envidiable gloria, al propio tiempo que han honrado
á la poética tierra que les vio nacer y les alentó con sus aplausos.
_
.
^ -,
Estos grabados débense á fotografías sacadas por el ilustrado jnventortosmo don Federico Fernandez, entusiasta de su país natal, que quisiera ver convertido en un envidiable
vergel, en un pueblo próspero y dichoso.
410
BARCELONA U O M I Ü A
EXÁMENES, por M. González
—iQué en ini lunol?
— Un ag-ujero inrgo, larg'O y muy tiacuro y lueg-o.
ailbuu.
-;A]i tutmnlt;! ¡Iteprnliarto üu lutlnl
• EflquoeLproftJBor ee mi advorBario piilitico,
-íQuíCB unalocomotoray
ferrocarril con máquina ; todo.
f?EÜOdERÍR
Los hombi-ea y los relojes tienen muchos
puntos de contacto, empezando porque cada
ano tiene su esfera correspondiente.
El estómago es el muelle real que pone en
movimieuto (a máquina.
Un reloj sin cuerda ao para necesariamente, y un hombre sin comer no va á ninguna
parte, que viene á ser lo mismo.
Es mny difícil encontrar dos liombies que
piensen de igual manera, y casi imposible encontrar dos relojes que señalen ta misma
hora.
El reloj que sale malo de fábrica no tiene
compostura poFJble, y al hombre que nace
torcido no hay maestro quo le baga andar derecho.
Si la mayoría de los relojes penden de una
cadtina, también hay hombre que la arrastra
paia que pregone con lengua de hierro su
delito.
Y siguiendo por la carrera del crimen, si
hay quien ahorca relojes, también hay hombres que son ahorcados, y otros qiiü debían
serlo y no lo sotí^ según caen las pesas 6 ios
pesos.
Hay hombres y mujeres ([ne d<in la hora;
pero/ofíCUff.rííj.s-generalmente no los dan má.a
que los relojes.
Hay relojes de oro con una máquina detestable, como hay hombrea may ricoi con un
corazón muy pobre.
Los relojes de níquel han desacreditado la
clase.
' Los cabafferoH de doubló han desacreditado la sociedad.
Los relojes ae venden por más ó menos
precio.
Desgraciadamente loa hombrea se vende»
también.
Y respecto á empeños, hay hombres más
empeñados que todos los relojes del mundo.
tJn reloj sin volante se á n d a l a s veinticuatro horas en uu segundo.
TJn empleado sin régimen se come en vein
ticuatro horas los treinta días AA mes,
TJn reloj parado se echa á perder con el
tiempo.
Un hombre que no trabaja no puede andar
bien, aunque Dios lo mande.
Convengamos en que si hay relojes de pared, hay también hombres de cal y canto, y
respecto ¿ cainpanadas, hombres y relojes
las dan con la misma frecuencia.
H a y relojes de á real y medio que sirven
para juguetes do niños, y hombres de poco
precio que sirven para juguete de las mu
•jeres.
Si los relojes miden el tiempo con su tictac uniforme, los hombres lo miden también
con los latidos del corazón.
Aunque dicen que resultan odiosas, caben
mnchas comparaciones entre la máquina de
carne y la máquina de metal.
El sereno es un reloj despertador, que en
vez de repicar en el timbre, golpea en las
puertas con el chuzo.
El casero es un cronómetro inglés qnetie-
BARCELONA
ne u n m e s d e c u e r d a y otro en
fiaiua.
-La m a j e r i n c o n s t a n t e es n n a
s a b o n e t a q n e n o t i e n e n u n c a hor a fija.
E l u s u r e r o es un reh¡ de cuco
q n e n o a s o m a la c a b e z a s i n o en
la h o r a p r e c i s a .
E l p o e t a es un re(oj de ynñsií-'o, q u e s u e n a bien, pero q u e
anda inál c a s i s i e m p r e
L o s oi'adores políticos n o son
o t r a cosa q u e relojes de repetición.
H a c e r que varios hombres se
p o n g a n de a c u e r d o , e s como col o c a r v a r i o s relojes en la m i s m a
hora.
A los t r e s d í a s c a d a n n o m a r c h a p o r s u lado.
T o c a r l a a g u j a del r e g i s t r o
p a r a q u e « n reloj a d e l a n t o ó
a t r a s e , es comO n e c e s i t a r de la
justicia para q u e u n hombre
c u m p l a consu d e b e r .
U n i c t r ó g r a d o en el s i g l o del
p r o g r e s ó m e hace el m i s m o efecto q u e un reloj de pesas.
Qüuriu" e n t e r a r s e d e lo q u e
h a b l a n c u a t r o mujerpa r e u n i d a s
ea c o m o q u e r e r s a b e r la h o r a en
u n a relojería en d o n d e m a r c h a n
v e i n t e relojes á u n t i e m p o .
TJn reloj d e s c o m p u e s t o e c h a á
a n d a r m u c h a s veces con u n soplido del relojero, q u e n o s c o b r a
la c o m p o s t u r a c o m o l o s m ó d i c o s
n o s iiobran m a c h a s v i s i t a s sin
que sofden s i q u i e r a .
H o m b r e s y relojea s u e l e n decir la verdad m u y pocas veces;
pero, m á q u i n a por m a q u i n a ,
prefiei'O l a '-cl reloj,
CÓMICA
411
A CONFESIÓN DE PARTE
por
AKQIIL
PONS
-KB vtriijid; ticiiu usted rníún; taUbii muiveeiulo; Eoy un tonto!
-U&tcil lifnc sumpre In motiuinania lie los gromlcxas.
.losE J A C K S O N V E Y A N ,
ElTTIIVIOr^OGrí.^
Lina üiiiigDS veriltiijtro*
eran Anibroaio y Uerimrdo;
tenientes de intUnierla
del uño diez, reliradoB.
(Eato que cuento, pasaba
por et año veinticuatro)
Acudían á un cal'é
todas las tardes del año,
y allí mataban el tiempo
yrilli charlaban de larj^o,
üüutAndoso mutuamente
entre sorbito y cigarro,
sus campañas y ialigaa,
mintiendo de cuando en cuatidu.
Contaba una tarde Ambrosio
que acribilló mil y tantos
en un célebre combate.
Entonces dijo Bernardo,
amoaiazado y mohmo
pop tan dudoso relato:
—Si tú con tu carabina
hiciste taíea estragos,
yo destruye con mi espada
ri>ucho más el oño cuatro.
—¡Imposible, dijo Ambrosio,
que tu espada biciera tanto!
yigiiierün la djbcuísjuri
hasta irritarse toe ánimos.
El uno aoltó dos ternes:
al otro Bolió dOB tacos;
y ya montados en cólera
un duelo alli concertaron.
Eligieron los padrinos
y las armae de au agrado:
el uno su carabina
y la espada su adversario,
que aunque anómalo parezuu
era su gusto y andando.
Con grun encarnieamiento
á las dos horas y cuarto
en el campo del lionor
se bailaban loa dos luchando,
precisamente 6 la sombra
de un rico ciruelo claudlo.
\ aquí empieza lo ridiculo
de este lance eslralulario.
.\mbroBÍo apuntó muy bien,
casi casi á quema tropo;
pero salió por las grietas
del cañón el fogonazo;
jera la tal carabina
un vejestorio, un cascajo!
El otro al quurer píui^bui'
en e! vientre á su adversario
la espada se le encojla
cual juncia de cazar pAjaroB,
y si pegaba mandobles
crujían como coñazos:
|ta3 estaba aquel acero
de sucio y deteriorado!
Viendo aquello los padrinos,
burlones ae encaramaron
á comer ciruelas Claudias
del rico ciruelo ctaudio
Cesaron los contendientes
corridos y avergonzados,
y con sus chismas hiitóricot
se fueron ó un anticuario,
el cual compró los objetos
por unos catorce cuartos.
Y aquí la etimología
descrita les he dejado.
Ya co[iocen el origen
deesas dos fto8P>s que usamos:
aLa carahiva de Ambrosio»
y «La espadade
Sernardo.n
AKütL tEKltÜLAÜA.
PROSR
La casaalidad IIÍKO que Adolfo y yo nos encontráacmoa en el café.
Habían transcurrido muchos años sin vernos, así es que después de abrazarnos con efusión y cambiar sin número de preguntas, nos quednmos un momento contemplándonos en
silencio.
—Cbico, ¡qué cambiado te hallo!
— Y yo á. tí.
—¿Te casaste?...
—Hí,—contestó Adolfo con gesto displicente.
Hubo una pausa corta y después me atreví á preguntarle:
—¿Eres feliz?.,.
—¿Quieres que te hable con franqueza como cuando estudiábamos jnntos?
—Eso deseo.
—Pues bien, soy y no soy feliz... Mi mujer e s m a y bnena, muy simpática, me adora, pero...
—Pero, ¿qué?
—¡Nada!... No soy tan feliz como yo soñara serlo.
—¿Sufres algunas contrariedades? ..
—Morales... muchísimas... Eeoncba: soy rico, tengo unos hijos modelo, la gente me envidia y sin embargo...
Se interrumpió en su charla, apuró de un sorbo el café do la taza y echándose hacia atrás
en el diván, me dijo, después de encender un cigarro habano:
—Mira, muchacho, no te cases.
—¡Hombre I
—Esto que á primera vista parece una atrocidad no lo es ¡qué diablo; yo contigo no he de
imitar á la mayoría de los casados que cantan dichas y pintan maravillas del matrimonio...
¡Son unos hipocritones!... El matrimonio es una cadena, no dulce, como dicen los poetas,
pero sí cadena; sobre todo si se posee un poquitito de sensibilidad y se ve un más allá de las
narices propias... Yo me he casado con una mejor á quien adorabay me adoraba... ¡Bueno!...
Y pensé que la felicidad sería eterna y o l hogar un paraíso y la suegra un Luzbel, aunque
sin propasarse como lo hizo ol auténtico. . Y no hay nnda de eso... Tú ya me conoce.s; aoy
del número de los idealistas, de los que se conmueven al ver lae estrellas, al oir á Meyerbeer
ó admirar á Velázquez: acaso esto sea la cansa de que ahora que conozco el matrimonio no
me parezca ni tan hermoso como me lo pintó mi fantasía, ni tan feo como me lo contaron los
detractores... No, chico, pongámonos eu un justo medio; ol matrimonio es paraíso, gloria,
oasis, cielo, lúa, alegría en los primeros meses.. No bay hina raáa tierna, molancólica, suave y dulcemente caprichosa que esn. fantástica luna de miel de los casados... Pero, la luna
esta es como la del cielo; tiene sus cuartos: el creciente os rápido, el menguante eterno.., ¿Y
sabes lo que produce el eclipse total?...
—No.
—Pues, la prosa, hijo, la prosa de la vida: el poema matrimonial tiene nn primer canto
que envidiaría Homero, Horacio, Ovidio, "Virgilio, el Dante, cualquiera de los colosos can-
I3L
G i « A N
\^isiri
Q U I E Í I E :
Q U E S O
'^^¿^
Í&10^^
¡Por vidtt de.Mobomal Eatolmolc que apeala il queso
de Gruyere
coico el que comi cuantía estuvo aquí
la emoBjada iraLcesa.... ei, BJ, es el mismo queso...
neglBtratodo eliiicázary tráomo queflode Oruyora
quo flljíuicn tiene escondido, pero que yo lengoun olfato tBii Uno que no me tía pasado por alto.
BARCELONA CÓMICA
413
tores áe la antigüedad. Y no pases del primer canto; el reato del poemita es prosaico, de estilo monótono, pesado, lleno (Tti volgaridades y Ingares comnnes, con muchos gerundios... Y
por más que intentes sustituir tamañas tonterías que te aburren, no consigues nada si no
es hacerte el poema más manido y deplorable.
Y para que aprecies la verdad de mi aserto, voy á señalarte entre cien mil cosas de qas
podía echar mano, algunas tan prosaioas, qne te quitarán las ganas de casarte, si es que en
tales trotes puáo meterte el loco caballo de amor.
Empieza porque tu sEñora, cuando tú por tal la tomaste, era una silfide: la javentnd brillaba en sus ojos, el cuerpo snyo era escultural de líneas puras y atrevidas: en una palabra,
til te reías en secreto de todas las venus estatuarias habidas y por haber.
Bueno: tu señora ¡oh mutabilidad de lo humano! andando el tiempo, no mucho, se convierto en un carabinero sin bigotes, pero, con faldas, tan inarmónicas y groseras se cambiaron las lineas esculturales de la sílflde; tu señora que en los bueno? tiempos sólo siisijiros Je
amor tenía para tí, acaba por hablarte del precio de las patatas y dn la carne, de cómo salen
mejor los garbanzos y de los vicios descubiertos en la doméstica, amén de querer discutir de
negocios contigo y darte consejos y advertirte que á ella le da el corazón que tu amigo Fernández, ó tu compañero Pérez te explota, etcétera, «tcétefa.
Tu señora se siente mamá ¡y adiós idealidades!... L a prosa, liijo, la prosa impera en el
bogar y hay suatos á dos por tres y mareos y ahogos y pesadez y prohibiciones y levantarse á
media noche para socorrerla en los naturales aprietos á que el flaco organismo se ve sujeto,
ítem paseos higiénicos en que el amante esposo .sirve de escarpia humana... Indudablemente
de esto debe originarse llevar la pesada carga del matrimonio.
Y un día, tu casa siempre pacífica se ve interrumpida en su apacibilidad, por gritos desgarradores, entrar y salir de gente, parientes, médicos, vecinos, amigos y danzantes, que te
acosan á preguntas y te marean á consejos, mientras que tú estúpidamente contemplas A to •
dos sin saber lo qne te ocurre ni lo que sientes ni lo que piensas.
El ser papá primerizo es lo raá.s prosaico que pueda soñarseNo tendrás noche tranquila y á todas horas tendrás al oido an lloriqneo insoportable y 4
las nacices aromas m i s insoportables aún.
El estado especial de tn señora te obliga en los primeros meses á estar con el alma en
vilo y consultar á diario al módico
Si tienes la horrible desgracia de necesitar para el hijo de tu alma una nodriza ¡ay! serás
el esclavo de la acémila con pendientes de ¿ dos realitos: aguantarás impertinencias, sufrirás
sus cánticos chillones y procurarás tenerla propicia siempre: no sea qne de un disgusto que
ella pueda recibir le ocurra al nene alguna desgracia.
Y esto del primer hijo se repite en los sncesivos, con la agravante de que tienes que duplicar tus cuidados con los anteriores que aún andan á gatas y cometen una porción de
diabluras.
Mi amigo hizo pausa en su pintoresco relato.
—¿Y no hay m¿3 prosaV~le pregunté.
—Es el cuento de nunca acabar, porque suma á lo expuesto, los disgustos matrimoniales,
que siempre Ing hay aun cuando sean uubocillas, las exigencias de las familias, los berrinches con los criados, el desasosiego constante qne te proporcionan con sns niñadas tus hijos... En fin, chico, resumiendo—como diría un orador al uso —el enemigo mayor qne tiene
el matrimonio es la prosa: una prosa continua en la que de higos á brevas tropiezas con unos
cuantos versos que te recuerdan los hermosísimos iel primer canto matrimonial: la luna
de miel.
ALHJAKDHO
E L
GR^AIV V I S I R
Q U I E R E
LARHUBIEBA.
Q U E S O
0 tM
¡'^ 1U9 no lo encuentra?
al queso este UB procieuinonto Uno do loa qua mflB huelen y soril ciiijaE lio volver Hln éll
j
I
—¿Este es ol queso que traes?....
—Gran Viair! ¡Es lo unicü que huele i quoBo do Qruyereí loB pies del antecAmarRl
D<I1^,II(I6®S ÍB!f[Rfi®S
tío ea cosa tan fácil como parece el elegir en estos días teatro en qne esparcir los ánimos.
El público barc&lonéa se halla acostumbrado A qae on laa funcionas de verbesna le den cincuenta ó sesenta actos, prólogo, epílogo, fnegos arbíficialea y cafó con media toFitada y resnlta curioso por demás sorprender loa diálogos caseros y en maugaa de camisa que Be desarro
lian en los hogares de los qiie quieren divertirse á todo trance las noches de verbena.
—Nada... nada...,—dice el pa]>á. de cuatro pimpollos en estado de merecer;—en el Tívoli
©1 amigo Molgosa ha organizado ana función monstruo, con coca por barba y no os cosa de
faltar. Creería que le desairábamoa.
—Pues yo quierot—dice uno de los pimpollos citados, ir á Eldorado. Vico me subyuga cuando pone los ojoa en blanco y el gi'ito en el cielo, al hacer que ae muere.
Además, no ha tenido mucha fortuna en esta temporada y no quiero ni puedo permitif
que por nosotros decaiga, el teatro clásico.
¡Qué carí*o de conciencia deben tener los qne prefieren laa gt-acias de Tonitoff ó las exhibiciones de loa/reres Crolans á loa gipios de la Coofcreras, que cuando habla parece que ia están picando!
—Pues yo—dice el honrado bnrgoós—doy todoa los dramones que representa Vico por Ion
hermanos oalagnera, que son unos sabios dentro de BU género.
—Puea yo quiero ver El mundo que nace
—¿Para que? ¿Para hacerte socialista? ¡No en mis días) Fola, an autor, es un excelentísimo
poeta, casi tan buen poeta como buen giiitarriata, pero an drama digan lo que quieran loi*
termómetroH y el cura razonador y cristiano que en él figura, ea más apropóaito para sublevar A la gente de les galerías que para iiacerse aplaudir del público de las butacas.
—Pero ¿^.ay público en las butacas de Eldoradc?
•—No me interrumpas; donde podremos ir es al Lírico á v&r Miel de la A Icarria.
—Esa ya es miel de otro costal. La prensa se ha mostrado unánime rBconociendo la bondad de la obra; dice que Feliu y Codina es un genio en pequeño y que su última obra vale
tanto ó máa que La Dolores.
—Si os parece iremos ¿Novedades á ver á la María Guerrero. Veamos qné pone en escena.
(Leyendo h¿ Noficiero): La viUana de VaUecaa... pasemos por alto tales villanas. Sic oos non
vobis .. esto no pueden oírlo máa que los que sepan latín. Entre doctoras... ¡Mala compañÍB-l
El censo... bastante censo tengo yo con vosotras,.. Nada nada, renunciemos A Novedades,
—Entonces vamos al Edea conccrí. Allí todo ea \\\coloífaí\\\... |||ea:í/'aorrfíncirio!l!...
—Me parece más derecho que tomemos billetes para la Gran-Vía. Allí acaban de estrenar
una preciosa comodiu titulada En. todas partes cuecen haban ó la romeria del Santo, primer»
La música del Sr- Lamote también e.s muy bonita, especialmente una jota baatante nueva y^
original. Todas las n<)ches alcanza repetidos éxitos la obrita de Contreraa; de modo qu^ "'
queréis...
—¡Ño por Dioal Porqne sabemos que es tanto el público que acude á verla diariamente qntJ
desde bien temprano quedan agotadas todas las localidadea del teatro.
—Ea qne dicen que es de lo poquito que se ])ono en escena en estoa tiempos; que es niny
culta y bien escrita; qne tiene bastante gracia; que...
—Pero nosotras no queremos achicharrarnos, ni derretirnos—Bueno, hijas mías, ¿sabéis la que pienso? Que son tantos los obstáculos que ponéis P^'*^"'
ir al teatro que aún cuando tuviera dinero para compraros billotoa, nos quedaríamos en cas»Aá lo sumo os convidaría... 4 dar una vueltecita por Barcelona en el tranvía de circunvala"
ciAn, cosa muy higiénica y ecnpiiestak novios,
B. C.
Muy lucido r e ÜUILO el asalto
que
días pasados se ca¥^ -rf •" ^
, V ü ' ÍJ rt \BhrQ nn líl .ííimna-^ ^
I^/(Jr^
^N»
BiodnD.l-ranr.isco
"solé en honor dftl
'íp VtOB di San
Mftiato.
Dicho fieñor poderosamente s e ciindn,dQ por sus compañero-i de Barcelona, realizó verdaderos primores ron la espada y el florete.
El S r . Soló fuá muy felicitado por haber organizado con tanto acierto dicha fiesta.
* *
Kl aventajado joven Federico Alfonso ha obtenido en loa ejercicios do 2 * curso por concurso
en la asignatura da Teoría muaical, el primer
premio y además el jurado, por unanimidad le
noncédio la mención honorífica.
En el curso anterior mereció análoga distin
eión.
Un aplauso al conservatorio del Liceo que tiene
alumnos tan sobresalientes.
«
* *
P e r i o d i s t a . - S o halla en la más precaria aituación. Ha sido Director de diarios políticos y
Revistas.
Ruega ocupación y protección & sus compañeros.
Detalles en esta administración y Comercio, 34,
entresuelo.
—Te has casadoí
Loco estás.
¡Ya sé que todos caemosl
jLo hiciste p o r no ser menoa,
sin duda que loa demásí
iQuién pensara, amigo Gil!
¿Casarte por el dinero*?
—Nada de ego, imaiadero!
Me casó por lo civil.
II
Para atraer á loa hombres
?como Rosario no hay otra;
r como que p a r a atraerlos
dicen que ne pUita lol-a.
*
* *
Naturales son los hijos
cuyos padres
basta ya,
luego son artificiales
los hijos cuyos papAs
ae hallan unidos ó atados
por lazo matrimonial.
LmsVIDAHT
TABACALERIA
Ni contigo ni sin ti
mis paníis tienen remedio:
no fumando, sufro mucho
y ai fumo, me enveneno.
M. a.
«
Como las olas del mar
Bon las penas que yo tengo;
no se han deshecho las unas
cuando vienen otras luego ..
^fORENO.
RETAZO
Ernesto, que es medio looo
un mal libro ha publicado
• y asegura que hace poco,
de texto le han declarado.
Y yo que conozco A Ernesto
digo que no es muy probable
que pni3da servir de texto,
un libro que es detestable.
JOSÉ a O D A O
***
El reputado poeta Luis de Ansorona, alentado
sin duda por el gran úxíto que ha tenido su novela Fea, acaba rle'darft.luz otro libio de la misma
índole titulado il/ario Cr«3, historia interesantísima y íl la cual ha llenado de ilustraciones-el lápiz de Caroedó,
1 -a obra porteño á la Colección Jiibera y se vende al precio de tros preaetas-
. í'-.í-..-
—Mirn, muiercitn, no \o imciio remediar; poro Blem• p r o q u o m o dices que-to gustan los mwrfítienfM, to
aulero tanto, que hüsta tongo celos de oUoa. ¿Qué moior impertinente que tu marido*
B A R C E L O N A CÓMICA
416
¿ Q u e r é i s c o m e r con a p e t i t o , d i g e r i r c o n fac i l i d a d y r e c o b r a r v u e s t r a s f u e r z a s ? Torand notes ó tloapuéa ríe CArtu cotnltla unn copitn rtol V i n o de
qnliia A m a r g o s , Iónico nulritivo. Pídanse proBpocboB.
S'aTiZkacia A m a r g ó » , Plaza Santa Ana, 9, oaquinii á
la ca\lo de Santa Ana, núm. 31.
PROBLB3MA D E BILLA.R
Corrida eou reunión por doblete. Bola I.'', rilacada eiiórgicamento entre el centro y el punto euperiop d a l a mismaj despuéa de chocar la hola 2
tiacia ]a ít. La bola 2 debe tociirse algo A la derecha, írA A dar contra la handa A, tocará la üanda
C y volverá hacia la \ como indica la linea de
puntos. Reuniáti en el sitio en que hay la bola 3
que deberé, correr lo menos posible.
*
• •
RecomondíiiTioR el verdüüero Hierro Bravaia. adoptado en los UDSiiilalca de París y que prcsciiben
¡08 módicos, cünlra la Anemia, Clorosis y Debilidad;
fiando á la piel de) Itello seso el sonrosado y
alorclopelado que lanío se desea. EB el mejfir de
lodOE los Iónicos y reconstíluyonlps. No produce
ostreñlralenlo, ni diarrea, teniendo además la
puiiCL-iorldad sobm todos los rcrnigiuosos de no
.jLiífar nunca el islúmafro,
***
CHAHADA
/Una dos treal ¡que me matan!
dijo la niña, total
que estaba sola en au casa
durmiendo en el princípil.
Y como soy tan curioso,
allA do» tres A enterarme,
¡un lo dos/ declan los chicos,
y un hombre salió á matarme.
FtiANcisco DEL AVIO Y LÓPEZ.
SOLUaiONHS
A la charada: Alano,
Al logoyrifo numérico:
Petronila
A n t 0 lina
Antonia
Leonor
Petra
Lina
Ana
R i t a
A n i t a
N0 n i t a
N a t a l i a
A p0 1 o n i a
Al aféresis y apóeopeí
pi a no
pi a no
a no
pi a
no
pi
Al tercio de HlabaB:
Má la ga
La za tO
Ga ro na
A la charada en acción: Morada.
CORRESPONDENCIA
.\NTE TODO.—Conste r[ue en la Correspondencia jjarítcu'ar del número posado quedó demostrado plenamente riue el orden de los factores altera el producto.
Contestando k don J, M. A, apareció lo siguiente:
Tiene defectos bastantes
deuda y deuda mn han chocado
demasiado y lo» juzgo
consonantes
que no fué precisamente lo que yo quise que saliera, sino esto:
Tiene fUfentng bastantes
deuda y deuda me lian chocado
y los juzgo demasiado
consonantes,
I Ya ven ustedesl lina simple trasposición de palabras convierte una cuarteta de p¡ó quebrado en
una tontería sin pies ni cabeza, quebrados ni sin
quebrar.
Y ahora á la tarea semanal.
J. M. de Q. y M. de P, —|Rstimando, prendasl
Sigue andando,—
Si VV. han de fiarse
de lo que yo aquí les diga,
no vuelvan 4 hacer mfts versos
en el resto de su vida.
Y cuando tengan un rato
aprendan ortografía
y no pongan v en beldades
que eso es cosa muy mal vista
aqui, en Londres, en Bruselas
y en Carabanche! de arriba
iíiccíffniío.—Entre esas menudencias hay algunas bien pensadas, por ejemplo la primera. ¡Lástima que el tercer verso seacojol
G. G.—Desde que leí su epigrama no he cesado
de reír. ¡Cuidadoai tiene gracia. En fin, véase y...
¡cuidado con las mandibnras!
Epigrama
Un Español y un Francés
cierto dia se disputaban;
y el Español viendo las de belén
tira enseguida de sn navaja;
y al ver el Franf-és aquella cosa tan larga
exclama aaombr-ido y sin l'é:
[Oh! iPardon! eso no se usa en Francia.,.
F. \ . L—E'alma.—Insistiré <'0n ol -Sr. Ortega y
le comunicaré el resultado.
jíVhl necesito un retrato de usted.
Serafín —Si se dijera pedricar no estarla mal
élepigranii. Pero ¡ayl que mipntras la Academia
no disponga otra cosa se dice predicar y más predicar.
T. P. A.—Puede mandar lo que guste.
J, B. E —Mucho original tengo en cartera, pero
en Un, veremos de complácele.
Carmelo.—'\lay bien hechos, pero muy serios y A
la trente le gusta más reír que llorar.
incógnito.—He variado un poquito el último verso fio me gustan los agudos externponlrieos) lí ÍrA.
M. C.—Palma. —Me parece demasiada licencia
y pico pT^tii^n comparar A una dama esquiva con
un corcho leve.
J. S, S —iTerroriflco estáis, compadre! Además
V. ya me h a h r i o i d í aquello de «los artículos.-'
etc.»
R. N.—Puerto-lUco,—MiL gracias por todo.
E. S —Cré.'ime q u e m e hago un lio con tanta
charada, lo^-ogrifos, rombos etc. como envían.
Císe-eo. —;l-Iombrel V. se olvida de que hay padres de familia por el mundo.
R, Vf.—Hace V. cosas mejores.
JVedjfío.—¿También V, se figura que con las charadas no reza eso de las silabas?
Imprenta de Podro Ortojfft. Aribao 18.—Burcoloua-
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