lavanguardia.com 28/05/2015 Las calles de Barcelona acogen cada noche a casi mil personas Para ver la noticia online clique aquí Cerca de 750 voluntarios rastrearon la madrugada de ayer los diez barrios de la ciudad "¿Eres de Arrels?", pregunta una chica sentada en un banco a una pareja que se acerca a la entrada del metro de plaza Universitat. Este es el punto de encuentro de los 14 voluntarios que la madrugada de ayer peinaron 30 manzanas del Eixample Esquerra para contar a las personas que duermen en la calle. La Fundació Arrels reunió a cerca de 750 voluntarios que entre las doce y las dos rastrearon los diez distritos de Barcelona detectando un total de 892 sin techo. Desde Arrels, entidad que desde 1987 lucha para que nadie pernocte a la intemperie, consideran que el número real es superior pues quedaron zonas apartadas de Montjuïc, Les Planes y parques, como el de la Ciutadella -cerrado de noche-, a las que no se accedió. En todo caso, subraya Ferran Busquets, director de Arrels, esta cifra es más elevada que los 838 sin techo registrados en el recuento realizado en 2011 por la Xarxa d'Atenció a Persones sense Llar. En 2013, se estimaron 870 personas. Poco a poco van llegando a la plaza Universitat los 14 voluntarios que rastrearán la zona delimitada por las calles Aragó y Gran Via y Balmes y Rocafort. La cita es a las once de la noche para organizar los grupos de dos o tres personas y seguir las instrucciones de Sílvia Torralba, de Arrels. "Cuando veamos a alguien no le abordaremos, nos mantendremos a una cierta distancia para no molestarlo, apuntaremos el sexo, si están en un cajero, en una marquesina, en la entrada de un garaje, en un jardín... y la dirección. También si va acompañado de alguna mascota y si va en silla de ruedas", explica Torralba a un auditorio acomodado en la terraza del bar Estudiantil. La edad de los voluntarios oscila entre los veintitantos y la sesentena. Algunos son socios o viejos colaboradores de Arrels; otros se han enterado a través de amigos o de las redes sociales de esta iniciativa; también hay quien ha vivido personalmente el drama de la calle. Sestere, de 61 años, llegó a finales del pasado siglo a Barcelona desde Rumanía y, sin trabajo, sobrevivió ocho años a la intemperie, el mismo periodo de tiempo que lleva en pisos de Arrels. "Pasaba la noche en un cajero de la calle Còrsega, me ganaba la vida recogiendo chatarra. Ahora ayudó a Arrels en lo que puedo, ellos también me han apoyado a mí", comenta Sestere. Nico, licenciado en Historia de 37 años, apunta: "Todos podemos acabar en la calle. Yo sólo tengo trabajo cuatro horas al día, en la biblioteca de la UB de aquí, de plaza Universitat, y acabo de tener una hija. Nos tenemos que apoyar unos a otros. He conocido a gente lavanguardia.com 28/05/2015 que duerme en la calle, dos amigos búlgaros estuvieron viviendo en mi casa durante un mes, ahora se han ido a Dinamarca a buscar trabajo". Nico, que ya participó en anteriores recuentos, hace pareja esta noche con Inés Marco, economista que está haciendo el doctorado en la UB a la vez que está inmersa en "un estudio cualitativo para el Ayuntamiento de Barcelona sobre los recursos públicos para las personas sin techo". La mayoría de voluntarios de este grupo no son ajenos a la situación de los ciudadanos que lo han perdido todo, familia y casa. José Sols, director de la cátedra de Ética y Pensamiento Cristiano del Institut Químic de Sarrià, acompaña cada año a sus alumnos de la asignatura de Ética Empresarial al centro de día de Arrels, en el Raval. Una vez repartidas fichas y planos de la zona por recorrer, todos emprenden la marcha. La Vanguardia acompaña a la pareja integrada por Laura Bernadó, de 32 años, y su amiga Charlotte, una francesa residente en Viena que dedica la última noche de sus vacaciones en Barcelona a sumarse a la iniciativa de Arrels. Ambas son ingenieras de telecomunicaciones y, tras una etapa en un centro de investigación de la capital austriaca, han enfocado sus carreras hacia áreas con gran impacto social: Laura en Médicos sin Fronteras y Charlotte como maestra de matemáticas de niños y adolescentes. La primera parte de la ruta empieza en Gran Via esquina con Villarroel e incluye nueve manzanas. Los cajeros están vacíos y cerrados. Tranquilidad. "Aquí hay alguien", susurra Laura tras asomarse al muro que da al Espai Germanetes, un solar de autogestión vecinal. Charlotte asevera, en inglés: "Sí, hay un colchón y se ven los pies de un hombre". Anotan en la ficha los datos requeridos: "Hombre, en el Espai Germanetes, calle Viladomat..." Más adelante se suben a un banco para comprobar si en el patio de la Casa Golferichs descansa alguna persona. Nadie, pero cerca, en la esquina de Urgell con Diputació yace en el suelo, al lado de la entrada de un parking, un hombre junto a su silla de ruedas y un carrito de supermercado con sus pertenencias. Una manta le cubre la cara pero tiene las piernas al descubierto. Parece no inmutarse por el molesto ruido de los aparatos de climatización de un hotel vecino. "¿No le podéis buscar algún sitio donde dormir?", pregunta el vigilante del parking al grupo de voluntarias. Al llegar al número 170 de Consell de Cent un espacio aporchado ofrece cobijo a cuatro personas. Un quinto colchón aguarda a que alguien lo ocupe. El itinerario cubierto por Laura y Charlotte concluye con un registro de seis personas. Esta es la última noche de Charlotte en Barcelona, a primera hora de la mañana tomaba el vuelo de regreso a Viena. lavanguardia.com 28/05/2015 A las dos de la madrugada, los diferentes grupos se citan de nuevo en la plaza Universitat para el recuento final. En total se han detectado 23 sin techo. No muy lejos, la futura alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, acompañada de otras integrantes de su candidatura, entre ellas Laia Ortiz, han barrido el Raval Sud. En su equipo estaba Roger Roca, de 14 años, que ha comprobado en primera persona la cara más cruda de la crisis y de la marginalidad. Su experiencia la plasmará en un trabajo de tercero de ESO. "El número de ciudadanos que pernoctan al raso es un indicador de la calidad de la sociedad y es la única pobreza que puede cuantificarse con un mínimo margen de error", afirma Busquets. El Eixample es el distrito en el que se han detectado más personas a la intemperie, 242. En total, los cerca de 750 voluntarios se han pateado 130 zonas. Inés Marco destaca el mensaje que le ha transmitido Mònica, una mujer transexual de 62 años, que está a punto de quedarse sin la prestación de unos 450 euros mensuales: "Además de las personas que ya duermen al raso se tendría que tener en cuenta a las que estamos a punto de acabar en la calle".