El periodismo en Cuba: La Revolución (Cap. 51) Periodistas e ideas justas para el mundo Juan Marrero El tema de la globalización neoliberal y los desafíos que ello plantea para la prensa cubana fueron ampliamente debatidos en el VII Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba, cuyas sesiones finales se efectuaron en el Palacio de Convenciones los días 13, 14,15,16 y 17 de marzo de 1999. Fueron cincuenta horas de debates con la presencia y activa participación del Presidente Fidel Castro. Este congreso tuvo su inicio, en realidad, el 14 de marzo de 1998, cuando frente a la estatua de José Martí en la Plaza de la Revolución se hizo su convocatoria y se trazaron los objetivos de la Upec para los próximos años. Lograr un mejor periodismo, que haga más efectivo el papel social de los periodistas, que ayude a la resistencia del pueblo y que honre los conceptos martianos sobre la profesión, así como enfrentar los retos de la globalización neoliberal y perfeccionar nuestras propuestas de alternativa en materia de información y comunicación, fueron los principales objetivos de esa convocatoria. Previo al VII Congreso, y como ocurrió en el anterior, se efectuaron asambleas provinciales y de bloques de los periodistas de medios nacionales, en las que se agotó una agenda similar a la tratada en la sesión final. En estas asambleas, mediante el voto secreto y directo, se eligieron las direcciones de la organización en esas instancias y el Comité Nacional de la Upec. El congreso comenzó y se hizo en las bases de la organización. La posición desde la cual se analizaron en las asambleas los problemas del periodismo en Cuba estuvo caracterizada por la comprensión de hacer un mejor periodismo para defender a la nación, amenazada con el exterminio. De igual manera, fue sentimiento compartido por todos los profesionales de la prensa escrita, la radio y la televisión que solo en la revolución está la garantía del ejercicio de un periodismo dignificante, fiel a la verdad y a los intereses del pueblo cubano, y se llamó a trabajar para impulsar ideas justas para el mundo. La enumeración de errores, indolencias, rutina, acomodamiento, superficialidad y malos hábitos, presentes en toda obra humana y que crecen cuando se baja la guardia o decae la exigencia, se expusieron con toda franqueza, en contraste con numerosos ejemplos de iniciativas, creatividad, oficio y consagración individual y colectiva, demostrativos de un palpitar ético en el sector que el proceso del VII Congreso avivó. Durante todo este proceso en las asambleas fueron duramente denunciadas deformaciones como la apología y el triunfalismo en los que se refugian algunos colegas para no meterse en complejidades. Con igual preocupación se alertó acerca de intentos de colar, en los espacios informativos, la publicidad disfrazada de periodismo. El proyecto de reformas del código de ética sancionó como graves, entre otras, las desviaciones anteriormente señaladas. El sector de la prensa, en fin, no se dedicó solo a mirarse el ombligo durante el proceso previo al congreso. Enmarcó la discusión en las realidades del mundo. Por eso fue estimulante comprobar el desprecio unánime hacia un modelo de periodismo decadente que el mercado puro ha estado globalizando y que ha convertido la noticia en una mercancía más, despojando a la profesión del papel promotor de los mejores valores humanos, tal como sentenció Tubal Páez en un artículo publicado el 8 de marzo en el periódico Trabajadores. Dialogo de Fidel con Guillermo Cabrera, El Genio. Al abrirse las puertas del VII Congreso la membresía de la Upec la integraban 2 800 personas (1 799 hombres y 1 001 mujeres). Un total de 144 delegados e igual número de invitados asistieron al congreso en el Palacio de Convenciones, programado para dos días, pero que por sugerencia de Fidel se extendió a cinco. A diferencia de otros congresos uno de los primeros actos fue dar a conocer el nuevo Comité Nacional de la Upec, elegido por el voto secreto por todos los periodistas del país. Se presentó una candidatura de 50 compañeros, para elegir 40. Los que fueron electos, a su vez, votaron por una candidatura para la presidencia de la organización de 11 miembros. Como presidente quedó ratificado Tubal Páez Hernández. La nueva presidencia de la UPEC quedó integrada así: Presidente: Tubal Páez Hernández Primer vicepresidente: José Dos Santos Vicepresidentes: José A. Martín Pulido, Juan Marrero, Aixa Hevia, Antonio Moltó y Jorge Rojo. Miembros de la presidencia (no profesionales): Omar George, Alina Martínez Castillo, Grisell Pérez y Gisela Bell Heredia. La primera intervención especial del congreso fue hecha por José Ramón Balaguer, miembro del Buró Político. Informó, entre otros temas, que antes de decretarse el período especial los periódicos cubanos consumían unas veintiocho mil toneladas de papel, que llegaron a reducirse a más del setenta y cinco por ciento, en tanto la radio y la televisión disminuían sus espacios. Señaló que en los albores de la reanimación económica del país se había decidido incrementar las tiradas de Granma y Trabajadores y la reaparición –cinco días a la semana– de Juventud Rebelde. Condenó la actitud mercenaria de los que ofenden la profesión al entregarse a los deseos del gobierno norteamericano de destruirnos, que gasta más de veintidós millones de dólares financiando más de doscientas ochenta horas diarias de transmisión a través de 19 emisoras radicadas en La Florida. Aclaró, por otra parte, que durante el proceso previo al congreso los periodistas cubanos no reclamaron más recursos sino mayores posibilidades para realizar un mejor ejercicio de la profesión y servir mejor al país. Los temas centrales discutidos en el VII Congreso fueron: 1) La globalización de la información y de la comunicación. Desafíos para el periodismo cubano; 2) La política informativa y los periodistas cubanos; 3) Superación y formación de los periodistas. Tubal Páez, presidente de la UPEC, presentó el primer tema: • Las tecnologías y sistemas de información y comunicación son utilizados por las grandes corporaciones y grupos de poder transnacionales como instrumentos de recolonización con el objetivo estratégico de modernizar las estructuras de control imperialista, fortalecer la dictadura ideológica y subordinar todo a los designios del mercado. • El pasado VI Congreso, apremiado por los retos del período especial que atravesaba entonces su etapa más crítica, centró con justicia sus debates en el papel de los periodistas cubanos en aquellas circunstancias y su aporte en la solución de los complejos problemas que el país enfrentaba. La globalización apenas fue mencionada. • Pretextando la globalización, la modernidad y el progreso humano, el neoliberalismo ha ido reduciendo a su antojo el patrimonio de los estados, la capacidad de los gobiernos, la autoridad de los parlamentos y la soberanía de los pueblos, dejando las impotentes democracias a merced de la voracidad de selectos conglomerados. • Grupos económicos de la banca, la fabricación de equipos, la telefonía, la gran industria y la informática se disputan la supremacía en toda la cadena: en los satélites, la telefonía, el cable, la prensa escrita, la radio, la televisión, el video, el cine... • Como resultado de esto, 99,99 % de la población mundial ha quedado marginada de manera total del control de los medios de difusión y de la toma de decisiones en el terreno del desarrollo, la producción y la comercialización de las tecnologías de la comunicación. • Se desploma así el sentido cívico y democrático que el propio capitalismo proclamó siempre como característica de su prensa. Los medios de difusión, convertidos en maquinarias comerciales, buscan la ganancia por encima de todo, constituyen otra prueba de que el modelo neoliberal exige al mercado un papel que no puede desempeñar sin destruir los valores ciudadanos. • El trato discriminatorio, parcializado, injusto y prejuiciado que suele dársele a la revolución cubana a la hora de enjuiciarla en la prensa mundial es otra muestra. Si todos los medios dicen lo mismo, entonces el ciudadano común, en su búsqueda de la verdad, al no tener alternativa que contrastar unos medios con otros, termina por creer que en Cuba se violan los derechos humanos, no hay democracia ni libertad, se tolera el narcotráfico, todos los cubanos desean emigrar, el bloqueo se ha flexibilizado y la fundación cubanoamericana ha sido organizada para promover la fraternidad entre los hombres. • Nuestro congreso ha decidido examinar en su primer día el trabajo de la prensa, los periodistas y la UPEC desde la doble vertiente que para nosotros implica: por una parte, la necesidad de profundizar en nuestro modelo de prensa como experiencia propia o alternativa a la amenaza neoliberal de liquidar un oficio que forma parte también de la riqueza espiritual de la humanidad; y, por otra, la misión de explicar, argumentar y educar a nuestro pueblo en la comprensión y promoción de esas ideas. • Vivimos en un mundo interconectado y a nuestro país llegan las influencias negativas y positivas de la globalización. • La globalización de la información para algunos es una ideología y para otros una simple consigna para esconder los trasfondos de desigualdad, sobre todo cuando se sabe que para la interconexión se necesita, entre otras cosas, una línea telefónica, servicio que beneficia solo a un 6% de los habitantes de los países subdesarrollados, donde vive el 85% de la población mundial. • Pero la globalización de la información es una realidad innegable, cuyas oportunidades nuestro país bloqueado, silenciado y que pretenden aislar, debe aprovechar. Internet abre un enorme e inagotable espacio donde colocar nuestra verdad. • Si la mentira multiplicada llega de forma instantánea a cualquier parte gracias a las nuevas tecnologías, nunca podrá superar la fuerza de la verdad que preconizan nuestros medios, cuando esta es argumentada, clara, vital, directa, profunda, atractiva y firme. Fue un congreso estratégico, como lo definió un comentarista del periódico Trabajadores: «Le hacía falta a nuestra sociedad, enfrentada a duras confrontaciones y a la perspectiva de una lucha larga, en la que las ideas, la opinión pública y el papel de los medios de comunicación ocuparán un lugar central». Bajo el título «Un congreso estratégico», el columnista Julio García calificó de acierto que los debates del congreso se iniciaran con el tema de la globalización neoliberal y los desafíos que ella plantea para nuestra prensa. Hoy se hace prensa para el mundo, tal como lo señaló Fidel. Numerosas fueron las intervenciones de Fidel durante las jornadas del congreso. «Me gusta el oficio. Ténganme por uno de ustedes», dijo. Elogió asimismo el informe sobre la globalización presentado por Tubal Páez. Saludó la reaparición de Juventud Rebelde como diario. Refiriéndose al lenguaje Fidel hizo algunas confesiones sobre las cosas que él escribe: «Yo tengo otro estilo [...] me gusta que mis escritos tengan un poquito de elegancia, incluso un poquito de cadencia. A veces tengo un conflicto con alguna frase, porque quiero inventar cosas, o quiero violar alguna regla de la gramática. [...]. Yo creo que el lenguaje es algo vivo, que no puede ser sometido siempre a reglas. Defiendo más el principio de comunicar la idea, que la regla de la gramática, repito deliberadamente porque a veces uno tiene que martillar; dar dos disparos, digamos. Mi especialidad es un poco la del ajedrecista: combinar esto con lo otro, empezar por aquí y terminar por acá, para lograr el efecto. Si quiero demostrar algo, por ejemplo, lo bandido que son los yanquis, voy buscando por distinta vía, y yo mismo, que ya estoy convencido, termino más convencido que antes de empezar a escribir». En la primera jornada Fidel sostuvo un extenso y animado diálogo con varios delegados sobre la presencia de nuestros médicos en países de Centroamérica y Haití. Casi ya hay mil médicos en esos países y de ello apenas se habla, al tiempo que anunciaba la extensión de este programa a otros países y continentes. Se insistió en la necesidad de contribuir a mantener informados a esos médicos sobre la realidad de Cuba, sus vínculos con sus familiares y todo lo que los periodistas cubanos puedan hacer por divulgar su trabajo humanitario para conocimiento de Cuba y el mundo. Fidel impone la medalla de Héroe del Trabajo a Marta Rojas durante el VII Congreso. Otro tema que ocupó la atención de los congresistas fue la presencia de Cuba en internet. Hubo una presentación audiovisual sobre la presencia de los medios cubanos en la red de redes. Se constató que en apenas dos años los medios de prensa cubanos comenzaban a ganar espacio en la red, un sistema dominado por las naciones desarrolladas. Fidel llamó a apoderarnos de internet, a usarla para informar, dar a conocer una verdad que hoy es considerada subversiva, sembrar ideas y fortalecer conciencias. Como cierre de la primera jornada, en ocasión del Día de la Prensa Cubana, Fidel impuso la Estrella de Oro de Héroe del Trabajo de la República de Cuba a los colegas Martha Rojas, Julio Batista y Eddy Martín, en reconocimiento a sus valiosas y prolongadas vidas profesionales. Fue entregado, además, el Premio Nacional de Periodismo José Martí por la obra de la vida a 15 profesionales: Baldomero Álvarez Ríos, José Antonio Benítez Cabrera, Rolando Castillo Montoya, Orlando Contreras, Manolo García García, Roberto González Quesada, Tomás Lapique Becali, Roberto Pavón Tamayo, Jorge Oller, Alberto Pozo, Juan Sánchez Sánchez, Evelio Tellería Toca, Jorge Timossi, Ernesto Vera Méndez y Luis Wilson Valera. (De lo que ocurrió en los días siguientes en este VII Congreso continuaremos relatándolo en el siguiente capítulo).