Reg.: A y S t 231 p 458-464. En la ciudad de Santa Fe, a los veinte días del mes de mayo del año dos mil nueve, se reunieron en acuerdo los señores Ministros de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia, doctores Daniel Aníbal Erbetta, María Angélica Gastaldi y Mario Luis Netri, con la presidencia del titular doctor Roberto Héctor Falistocco, a fin de dictar sentencia en los autos caratulados "CABRAL, Santiago Manuel contra TENDIDOS Y MONTAJES S.R.L. -Ordinario- sobre RECURSO DE INCONSTITUCIONALIDAD" (Expte. C.S.J. nro. 81, año 2003). Se resolvió someter a decisión las siguientes cuestiones: PRIMERA: ¿es admisible el recurso interpuesto?; SEGUNDA: en su caso, ¿es procedente?; y TERCERA: en consecuencia, ¿qué resolución corresponde dictar? Asimismo se emitieron los votos en el orden que realizaron el estudio de la causa, o sea, doctores: Gastaldi, Erbetta, Falistocco y Netri. A la primera cuestión, la señora Ministra doctora Gastaldi dijo: 1. El actor promovió demanda ordinaria contra "Tendidos y Montajes S.R.L.", su empleador, tendente al cobro de una indemnización por los perjuicios sufridos como consecuencia de un accidente de tránsito, mientras se desplazaba a bordo de un camión propiedad de la empresa conducido por otro dependiente de ésta, afirmando que no había concurrido ninguno de los extremos excluyentes de responsabilidad objetiva de su patrón. Reclamó reparación por daño material (daño emergente y lucro cesante) y daño moral. Postuló la inconstitucionalidad del artículo 39 -primer párrafo- de la ley 24557 "...tanto en orden a la limitación cuantitativa que fija la extensión del daño resarcible, como a la restringida excepción que contempla, con la que ... reduce... los supuestos de atribución objetiva y subjetiva de responsabilidad que abren a los trabajadores la posibilidad de acceder a una reparación plena con fundamento en las normas del Código Civil", por ser totalmente contraria al espíritu y a la letra de la Ley Superior (fs. 2/10). La demanda fue rechazada por al jueza que entendió en la causa. Para así resolver, sostuvo que "...previo a considerar la cuestión de inconstitucionalidad deducida, corresponde expedirse sobre la admisión o no del reclamo integral efectuado por la actora y que fundamenta en los presupuestos de la responsabilidad civil, para luego comparar cuáles serían las prestaciones que brindaría cada sistema (L.R.T. y Derecho Civil), atento a que la magnitud de los daños no reparados será la que en cada caso habrá de mostrar si la limitación cuantitativa, aunque se considere compensada con otras ventajas del sistema, supone o no una privación irrazonable del derecho a la reparación plena y consecuentemente, si ello implica trato discriminatorio en perjuicio del actor". Del análisis del "sub lite", coligió que resultaba de aplicación la responsabilidad por riesgo que consagra el artículo 1113, apartado segundo, del Código Civil, atento a la calidad del demandado de dueño del vehículo en el que el empleado se accidentara en ocasión del trabajo, además de la responsabilidad refleja que le cabía por el daño causado por su dependiente (art. cit., 1 p.); empero, entendió que no se encontraba acreditado cuál era el grado de incapacidad derivado del accidente y, por las razones que expuso, consideró que tampoco se había demostrado en el caso la insuficiencia de la cobertura sistémica, lo cual según expresó, "...me inhibe tratar el planteo de inconstitucionalidad deducido, dado que las inconstitucionalidades no son declarables en abstracto o en defecto de perjuicio concreto" (fs. 330/333). La Alzada confirmó dicho fallo. Abordó en primer término, por razones de orden lógico, el tratamiento de la inconstitucionalidad de la aludida normativa y, para ello, remitió especialmente a los fundamentos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el fallo "Gorosito, Juan R. c. Riva S.A. y otros", en el que señalara que "no es posible predicar en abstracto que el precepto impugnado en la especie conduzca inevitablemente a la concesión de reparaciones menguadas, con menoscabo de derechos de raigambre constitucional", y que "consecuentemente, al no haberse acreditado violación a las garantías que se dijeron conculcadas, no cabe sino concluir en la validez constitucional del art. 39 de la ley 24557" (considerando 18). Expresó el A quo que la declaración de inconstitucionalidad postulada en el "sub lite", "sólo resultaría procedente en el caso de que se compruebe la existencia y realidad de un menoscabo sustancial a la garantía que invoca el interesado (considerando 17)", pero mal podría invocarse ello en el presente "...cuando, como lo apunta la sentencia (inferior) en reflexiones que no fueron motivo de agravio (art. 365, C.P.C.), 'el actor reconoció que se le abonaron los salarios por enfermedad desde marzo hasta octubre de 1997; que a través de la ART se le dieron las prestaciones en especie y que ni siquiera ha invocado que le fuera negada atención posterior al alta médica, de lo que debo inferir que no la solicitó; que tampoco ha acreditado pese a reconocer que fue atendido en un hospital público, cuáles son los gastos que le irrogaron $ 5.000, ni los futuros gastos médicos por $ 10.000 que reclama, menos aún es aceptable el daño moral de $ 30.000 solicitado, pues si bien fue despedido luego del alta médica (lo que no le impedía ser atendido a través de la A.R.T.), la indemnización por ese motivo le debe ser resarcida a través de las normas que contiene la ley de contrato de trabajo y no a través de una demanda civil de reparación de daños', concluyendo el a quo 'que no se ha acreditado en el caso la insuficiencia de la cobertura sistémica'...". Agregó, además, que "es insoslayable señalar que el cálculo que el actor hace para explicar el reclamo de $ 178.725 como resarcimiento de su incapacidad (estimada por él, en el 19,15% de la total obrera), no está basado en ninguna norma legal o criterio doctrinario o jurisprudencial, sino, y sólo, en su arbitrio, lo que le resta toda validez" (sentencia del 16.02.2002, fs. 362/364). 2. Contra ese pronunciamiento interpuso el perdidoso recurso de inconstitucionalidad, con fundamento en los incisos 2 y 3 del artículo 1, de la ley 7055. Sostuvo que la sentencia "niega" los derechos constitucionales de igualdad ante la ley, propiedad y debido proceso (arts. 8, 9, 15 C.P.; 16, 17, 18 C.N.) que amparan a su parte. En cuanto a la acusación de arbitrariedad, le imputó al decisorio contradecir inequívocas constancias de autos, no decidir cuestiones planteadas, prescindir de prueba decisiva y adolecer de falta de motivación suficiente. Advirtió que tanto el rechazo de la pretensión indemnizatoria como de la declaración de inconstitucionalidad de la norma en cuestión se fundan "...En circunstancias que se dan de bruces con prueba incuestionable...", incorporada a la causa, en virtud de que su parte "...demostró sobradamente los menoscabos sufridos...". Así afirmó que el Tribunal prescindió de prueba decisiva, al "...apartarse injustificadamente de prueba científica, técnicamente justificada, aportada por un idóneo..."; señaló que no se tuvo en cuenta la aportada por el doctor Sosa Etcheverry -quien lo atendiera en el hospital local, con posterioridad al despido-, sin tampoco considerarse el informe suministrado por la Municipalidad de Rafaela, sobre cuya base el recurrente fundó sus agravios. Señaló que no se tuvo en cuenta el diagnóstico erróneo proporcionado en los certificados expedidos por el médico de la A.R.T.. Bajo la tacha de falta de motivación suficiente, expresó que no se indicó la causa por la que se consideraron no probados rubros indemnizatorios cuya acreditación luce en autos. Asimismo afirmó que se omitió analizar la grave patología padecida por su parte, así como también el hecho del "injustificado despido". Agregó que el A quo se adelantó "a afirmar la imposibilidad de expedirse sobre un planteo de inconstitucionalidad en abstracto, sin prueba concreta de violación a garantías constitucionales, cuando no se hubo analizado una sola de las probanzas o reclamos de esta parte..." (Fs. 367/373). 3. La Cámara concedió el recurso deducido, con sustento en que "el recurrente ha planteado desde la interposición de la demanda (f. 6) la inconstitucionalidad del art. 39 de la ley 24.557 (Riesgos del Trabajo), y la sostuvo a lo largo de la litis (fs. 320, fs. 352 y sig.)", y que "la decisión... ha sido -ante las circunstancias fácticas del caso- favorable a la validez de la norma de jerarquía inferior lo que habilita la vía extraordinaria intentada, en el marco de la doctrina de la C.S.N. en el caso "Strada" (art. 1ro., ley 7055, art. 14, inc. 3, ley 48)", atendiendo asimismo a que la colisión de una norma con la Constitución nacional también afecta a la Constitución provincial por expreso reenvío de ésta (art. 6) (fs. 382/382v.). En el examen que prescribe el artículo 11 de la ley 7055 no se encuentran razones que determinen la adopción de un criterio diverso, de conformidad a lo dictaminado por el señor Procurador General (fs. 387/388). Por ello, voto, pues, por la afirmativa. A la misma cuestión, el señor Ministro doctor Erbetta, el señor Presidente doctor Falistocco y el señor Ministro doctor Netri expresaron idénticos fundamentos a los vertidos por la señora Ministra doctora Gastaldi y votaron en igual sentido. A la segunda cuestión la señora Ministra doctora Gastaldi dijo: Adelanto que, a mi juicio, el recurso extraordinario deducido por el actor debe merecer favorable acogida. Ello es así pues considero que la sentencia impugnada, al exigirle al accionante la demostración, en el caso, de la insuficiencia reparatoria en el marco de la ley 24557 como paso previo a la ponderación de su reclamo, desconoce lisa y llanamente el principio constitucional según el cual todas las personas tienen derecho a la protección de las leyes contra la interferencia arbitraria o ilegal de terceros en sus vidas o en el ejercicio de sus derechos (arts. 18 y 19 C.N.). Ahora bien, no pueden pasar desapercibidas las vicisitudes interpretativas -jurisprudenciales y doctrinarias- que suscitara el régimen establecido por la ley 24557 (vastísima bibliografía existe al respecto, y puntualmente sobre la constitucionalidad o inconstitucionalidad del artículo 39, primera parte -antes y después de "Gorosito" (Fallos:325:11); y a partir de "Aquino" (Fallos:327:3753), hasta la fecha, pudiendo mencionarse a simple título ejemplificativo y de más reciente data: Ackerman, Mario E., "La Ley sobre Riesgos del Trabajo en la Jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación", Rubinzal Culzoni Editores, año 2008; Cornaglia, Ricardo, "Sobre la relación dialéctica que mantiene el derecho civil con el derecho del Trabajo", L.L. 2005-E,530; Cornaglia, Ricardo, "Un debate actual: pluridimensión de responsabilidades versus acción excluyente", L.L. 2006-D,987; Fera, Mario, "Principales Aspectos de la Ley de Riesgos del Trabajo abordados por el máximo Tribunal nacional", publicado en www.laleyonline.com.ar; Schik, Horacio, "Los montos indemnizatorios en los accidentes del trabajo y el derecho civil", L.L. del 5.5.2008; Rodríguez Mancini, Jorge, "Los daños y su reparación en la jurisprudencia de la Corte Suprema", L.L. 2008-F,1327; Giletta, Ricardo, "Algunas reflexiones en vista del pasado, presente y futuro del régimen de accidentes y enfermedades del trabajo", publicado en www.laleyonline.com.ar; C.S.J.N.: "Ferreyra" (328:2520); "Donamaría" (327:2422), entre muchos otros). Mas, cierto es que en el "sub lite", el criterio adoptado por el Tribunal se opone -tal como lo adelanté- a lo sustentado por la Corte nacional en "Aquino" (Fallos:327:3753), "Diaz" (Fallos:329:2206) y "Arostegui" (Fallos:331:570). Habrá de advertirse que los actuales lineamientos no implican censurar todo régimen legal limitativo de la reparación por daños -lo cual incluye al propio de la L.R.T., con sus elevados propósitos de automaticidad y celeridad en el otorgamiento de las prestaciones- . En realidad, de lo que se trata es que, por más ancho que fuese el margen que consienta la Constitución nacional en orden a dichas limitaciones, resulta poco menos que impensable que éstas puedan obrar válidamente para impedir que, siendo de aplicación el tantas veces citado principio contenido en el artículo 19 de la Constitución nacional "alterum non laedere", resulte precisamente el trabajador, sujeto de preferente tutela constitucional, quien pueda verse privado, en tanto tal, de reclamar a su empleador la justa indemnización por los daños derivados de un accidente o enfermedad laboral, persiguiendo una reparación integral frente a la mengua de sus capacidades. Y dicho esto, sin adelantar opinión acerca de la concurrencia -o no- en la especie, de los recaudos necesarios para que una acción basada en el derecho común pueda resultar viable (prueba que deberá aportar el actor en punto al daño y su relación casual adecuada con el trabajo) y que los jueces deberán evaluar nuevamente ajustándose a las exigencias propias de la acción de derecho común, sólo que a partir de las nuevas directrices trazadas por el Alto Cuerpo nacional. Por las razones expuestas, estimo que la sentencia debe ser anulada y remitida a la Sala que corresponda a fin de que juzgue nuevamente la causa. Así voto. A la misma cuestión, el señor Ministro doctor Erbetta expresó idénticos fundamentos a los vertidos por la señora Ministra doctora Gastaldi y votó en igual sentido. A la misma cuestión, el señor Ministro doctor Falistocco dijo: Adelanto que, a mi juicio, el recurso de inconstitucionalidad interpuesto por el actor merece favorable acogida. 1. El quid de la cuestión se centra en el pedido del actor de que se declare la inconstitucionalidad del artículo 39, primer párrafo, de la ley 24557 de Riesgos del Trabajo en orden a la limitación cuantitativa que fija la extensión del daño resarcible y la restringida excepción que contempla, reduciéndose los supuestos de atribución subjetiva y objetiva de responsabilidad al acceso a una reparación plena con fundamento en las normas del Código Civil. 2. Esta controversia debe resolverse a la luz de la jurisprudencia del Máximo Tribunal de la Nación. En efecto: en una primera oportunidad, la Corte nacional "in re" "Gorosito" (Fallos:325:11) mantuvo la validez constitucional del precepto cuestionado al no haberse acreditado la violación de las garantías constitucionales invocadas, ni ser posible sostener en abstracto que la norma en cuestión llevaba inevitablemente a la aplicación de "reparaciones menguadas con menoscabo de derechos de raigambre constitucional". Con estos fundamentos -en lo esencial- el Alto Cuerpo declaró procedente el recurso extraordinario, revocando el fallo del Tribunal Superior de Justicia que había declarado la inconstitucionalidad del precepto en tratamiento. Esta línea jurisprudencial fue variada en "Aquino" (Fallos:327:3753) donde básicamente se sostuvo: El artículo 19 de la Constitución nacional establece el principio general que prohibe a los hombres perjudicar los derechos de un tercero: "alterum non laedere", que se encuentra entrañablemente vinculado a la idea de reparación; el valor de la vida humana no resulta apreciable con criterios exclusivamente económicos y dentro de este esquema, la Ley de Riesgos de Trabajo se aparta de la concepción reparadora integral del Derecho Civil, pues no admite indemnización por ningún otro daño que no sea la pérdida de la capacidad de ganancia del trabajador; que la indemnización menguada contradice los principios humanísticos que rigen el contrato de trabajo, en cuanto este último establece que "...el contrato de trabajo tiene como principal objeto la actividad productiva y creadora del hombre en sí. Sólo después ha de entenderse que media entre las partes una relación de intercambio y un fin económico (art. 4)..."; que de acuerdo al artículo 14 bis de la Constitución nacional el precepto que contiene el artículo 39 de la Ley de Riesgos de Trabajo no supera el test de razonabilidad constitucional, atento el carácter de sujeto de preferente tutela constitucional que atañe a los trabajadores y la igualdad de tratamiento establecida en el artículo 16 de la Constitución nacional, fortalecida por el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; el régimen de restricción de responsabilidad de la ley 24557 no encuentra armonía con otro principio señero de la constitución y del derecho internacional de los derechos humanos: la justicia social; pero contrariamente se ha ido en sentido opuesto, al agravar la desigualdad de las partes que regularmente supone la relación de trabajo. Esta doctrina constitucional fue consolidándose en los casos "Díaz" (Fallos:329:2206) y "Arostegui" (Fallos:331:570), entre otros. 3. Conforme a esta interpretación constitucional -repito, reiterada y consolidada- debo concluir que tratándose de infortunios laborales aprehendidos por la Ley de Riesgos del Trabajo dicho ordenamiento jurídico no puede excluir rubros que menoscaben una pretensión que se sustenta en la reparación integral -como la de autos-, pues ello importa desconocer -de acuerdo a lo dicho por la Corte federal en "Aquino"- que "...el valor de la vida humana no resulta apreciable con criterios exclusivamente económicos. Tal concepción materialista debe ceder frente a una comprensión integral de los valores materiales y espirituales unidos inescindiblemente en la vida humana y a cuya reparación debe, al menos, tender la justicia. No se trata, pues, de medir en términos monetarios la exclusiva capacidad económica de las víctimas, lo que vendría a instaurar una suerte de justicia distributiva de las indemnizaciones según el capital de aquéllas o según su capacidad de producir bienes económicos con el trabajo. Resulta incuestionable que en tales aspectos no se agota la significación de la vida de las personas, pues las manifestaciones del espíritu insusceptibles de medida económica integran también aquel valor vital de los hombres ...". Ahora bien, la conclusión arribada no impide desconocer las atribuciones consagradas al legislador nacional para fijar un régimen especial indemnizatorio en la materia; ello "per se" no menoscaba ningún orden constitucional, pues proponer lo contrario implicaría invadir la esfera de atribuciones conferidas a otro poder del Estado en cuanto al mérito y conveniencia de establecer este tipo de sistemas de reparación de daños que otorguen una cobertura asistencial rápida y expedita, disminuyendo la judicialización del conflicto y otorgando mayor previsibilidad del riesgo en los sectores involucrados. Sólo se autorizaría -a mi juicio- la descalificación constitucional de un régimen que otorga una reparación tarifada cuando ello importe la desnaturalización o supresión del derecho que se intenta asegurar. Es más, el pretendiente de una reparación por infortunios laborales podría acudir a este tipo de indemnizaciones tarifadas o especiales (recuérdese, que campean no sólo en el derecho argentino sino también en el derecho comparado) y cuestionar la exigua reparación no solamente por rubros no contemplados en el sistema sino también porque la suma tasada, por ejemplo, ha quedado desacomodada de la realidad como producto de los avatares o crisis económicas sobrevinientes. Resumiendo: no encuentro "a priori" incongruencia entre la vigencia de un régimen tarifado de reparación de daños por infortunios laborales y las cláusulas constitucionales; en cambio, cuando se pretende una reparación integral y se demuestra que la Ley de Riesgos del Trabajo la limita por vedar la demandabilidad de algún rubro que integra aquélla, dicho ordenamiento jurídico contradice las cláusulas de orden superior enunciadas por la Corte nacional en los precedentes de referencia. Es en este último aspecto en donde se acredita la contradicción con normas constitucionales de la Ley de Riesgos del Trabajo en atención al reclamo practicado por el actor, en donde se incoa una pretensión sustentada en rubros resarcitorios insusceptible de ser abarcada por el régimen cuestionado, lesionándose el derecho a una reparación integral, en los alcances que le otorgara el Máximo Tribunal de la Nación. Ello así, atento a la necesidad de valorar al trabajador como un ser integral y no sólo como un productor de resultados económicos. La pérdida de resultados económicos corresponde sólo a la parte de la indemnización llamada "lucro cesante" y el "daño moral" representa un rubro distinto del material, sin tener directa relación numérica con este (vid., mi voto en "Suligoy" (A. y S. T., 105, pág. 171). Baste lo expuesto para descalificar el pronunciamiento impugnado como acto jurisdiccional válido, reenviando la causa para que sea nuevamente juzgada conforme a la doctrina constitucional aquí sentada y debiendo examinar el nuevo tribunal los presupuestos de toda reparación integral con fundamento en el derecho civil. Voto, pues, por la afirmativa. A la misma cuestión, el señor Ministro doctor Netri expresó identicos fundamentos a los vertidos por la señora Ministra doctora Gastaldi y votó en igual sentido. A la tercera cuestión, la señora Ministra doctora Gastaldi dijo: Atento al resultado obtenido al tratar la cuestión anterior, corresponde declarar procedente el recurso interpuesto y, en consecuencia, anular la resolución impugnada. Remitir los autos al tribunal subrogante que corresponde a fin de que juzgue nuevamente la causa. Con costas a la vencida (art. 12, ley 7055). Así voto. A la misma cuestión, el señor Ministro doctor Erbetta, el señor Presidente doctor Falistocco y el señor Ministro doctor Netri dijeron que la resolución que correspondía dictar era la propuesta por la señora Ministra doctora Gastaldi y así votaron. En mérito a los fundamentos del acuerdo que antecede, la Corte Suprema de Justicia de la Provincia RESOLVIÓ: declarar procedente el recurso interpuesto y, en consecuencia, anular la resolución impugnada. Remitir los autos al tribunal subrogante que corresponde a fin de que juzgue nuevamente la causa. Con costas a la vencida (art. 12, ley 7055). Registrarlo y hacerlo saber. Con lo que concluyó el acto, firmando el señor Presidente y los señores Ministros, por ante mí, doy fe. Fdo.: FALISTOCCO-ERBETTA-GASTALDI-NETRI- Fernández Riestra (Secretaria)