EPILEPSIA PARCIALORIGINAL BENIGNA Epilepsia parcial infantil benigna atípica. Estudio clínico-EEG evolutivo de tres pacientes A.C. Rodríguez-Barrionuevo, E. Bauzano-Poley, M.P. Delgado-Marqués, M.D. Mora-Ramírez, E. Tosina-García Resumen. Introducción y material. De 369 casos de epilepsias parciales benignas de la infancia (EBI) diagnosticados en nuestro hospital, hemos podido estudiar tres pacientes, que han presentado un cuadro electroclínico compatible con la forma descrita por Aicardi y Chevrie en 1982. Resultados. Ninguno de nuestros pacientes tenía antecedentes familiares de epilepsia. No existían antecedentes neonatales patológicos, ni trastornos neurológicos previos a las crisis. La maduración neuropsíquica fue normal hasta el comienzo del cuadro clínico. Las crisis se iniciaron entre los 3 años y 4 meses del caso más precoz, hasta los 5 años de edad, con crisis parciales de las mismas características que presentan los pacientes con EBI. Dos de ellos sufrieron crisis tónico-clónicas generalizadas (CTCG) durante el sueño. Todos los pacientes presentaron a lo largo de la evolución ausencias, crisis mioclónicas y/o atónicas. Los trazados EEG mostraban durante la vigilia una actividad de base normal y paroxismos de punta-onda focales con difusión a áreas centrales. Durante el sueño lento, todos los casos mostraron paroxismos de punta-onda lenta generalizados y difusos, prácticamente continuos. Las crisis parciales fueron escasas, pero las ausencias y las crisis mioatónicas fueron pluricotidianas, y en un paciente se manifestaban en forma de estado de mal. Conclusiones. La evolución fue favorable en todos los pacientes, que quedaron libres de crisis y con una maduración neuropsíquica normal. Al comienzo, las crisis fueron refractarias al tratamiento con diversos fármacos antiepilépticos (FAE). El tratamiento en biterapia con ácido valproico (VPA) y clonacepam (CZP) ha sido muy efectivo [REV NEUROL 1998; 26: 197-204]. Palabras clave. Epilepsia parcial benigna. Epilepsia parcial benigna atípica. Epilepsia con punta-onda continua durante el sueño. ATYPICAL BENIGN PARTIAL EPILEPSY OF CHILDHOOD. A CLINICAL EVOLUTIVE EEG STUDY OF THREE PATIENTS Summary. Introduction and material. Between 369 cases of benign partial epilepsy of the childhood with Rolandic spikes (BECRS) diagnosed in our hospital, we have been able to study three patients that have presented a neurophysiological and clinical presentation that was compatible with the form described by Aicardi and Chevrie in 1982. Results. None of our patients had familial epilepsy precedents. There were no pathological birth or previous neurological disorders. The neurophysiological development was normal until the beginning of the clinical picture. The seizures began when the patients were 3 years and 4 months, and 5 years, with partial seizures of the same characteristic that present patients with BECRS. Two of them had generalized tonic-clonic seizures during sleep. All the patients presented throughout the evolution absences myoclonic and/or atonic seizures. The awake EEG patterns showed normal background activity and paroxysms of focal spike wave complexes with diffusion to central areas. During the slow wave sleep, every cases showed paroxysms of diffuse and generalized slow spike and wave complexes practically continuous. The partial seizures were scarce, but the absences and the atonicas seizures presented several times every day, and in one case appeared in the form of a grand mal state. Conclusions. The evolution of the patients was favourable, as they were free of seizures, with a normal neurophysiological development. At the beginning, the seizures were resistant to treatment with several antiepileptics drugs (AED). The treatment with valproic acid (VPA) and clonazepam (CZP), has been very effective [REV NEUROL 1998; 26: 197-204]. Key words. Atypical benign partial epilepsy. Benign partial epilepsy of the childhood. Electrical status epilepticus sleep. INTRODUCCIÓN Desde las primeras descripciones de la semiología electroclínica de la punta-onda rolándica [1,2], y su buen pronóstico [3], hasta la sistematización del cuadro clínico-EEG de la epilepsia benigna infantil (EBI) con paroxismos rolándicos o centrotemporales (EBI-R) [4,5], han transcurrido 20 años. Posteriormente, se han descrito otras formas de EBI no rolándicas [6-9]. Aicardi y Chevrie [10] comunican los primeros casos de lo que ellos denominaron ‘epilepsia parcial benigna atípica de la infancia’ (EBI-A), forma peculiar de epilepsia que combina crisis parciales con semiología semejante a la EBI-R, y crisis generalizadas (ausencias, crisis mioatónicas y CTCG), observando en el EEG un patrón de punta-onda continua durante el sueño NREM (POCS). Deonna et al [11] ratifican estos resultados, y Recibido: 20.03.97. Recibido en versión revisada: 07.08.97. Aceptado: 16.08.97. Secciones de Neuropediatría y Neurofisiología Infantil. Hospital MaternoInfantil Carlos Haya. Arroyo de los Ángeles, s/n. Málaga, España. Correspondencia: Dr. A. Carlos Rodríguez Barrionuevo. Zacarías, 11. E-29016 Málaga. 1998, REVISTA DE NEUROLOGÍA REV NEUROL 1998; 26 (150): 197-204 Doose et al [12] la denominan ‘pseudo-Lennox’. Previamente, Aicardi y Chevrie [13] y Markland [14] encuentran un grupo de pacientes con síndrome de Lennox-Gastaut de buen pronóstico. Beaumanoir et al [15] y Morikawa et al [16] publican pacientes con crisis de EBI-R y ausencias. Patry et al [17] encuentran pacientes con lo que ellos denominan ‘estado de mal eléctrico subclínico inducido por el sueño en la infancia’ (ESES). Dalla Bernardina et al [18] describen casos de EBI-R con gran difusión de los paroxismos en el sueño. Tassinari et al [19] describen tres subgrupos dentro de los pacientes con ESES, y los pacientes que incluyen en el subgrupo III presentan un cuadro electroclínico similar a las formas de EBI atípica. Lo mismo ocurre con los casos del grupo III de Billard et al [20]. Acrónimos por orden alfabético: CBZ: carbamacepina; CTCG: crisis tónico-clónica generalizada; CZP: clonacepam; EBI: epilepsia parcial benigna de la infancia; EBI-A: epilepsia parcial benigna atípica de la infancia; EBI-R: epilepsia parcial benigna con paroxismos rolándicos; EPOCS: epilepsia con punta-onda continua durante el sueño lento; ESES: Electrical Status Epilepticus Sleep; ESM: etosuximida; FAE: fármacos antiepilépticos; LTG: lamotrigina; PB: fenobarbital; POCS: punta-onda continua durante el sueño; RM: resonancia magnética; TC: tomografía computarizada; VPA: valproato sódico. 197 A.C. RODRÍGUEZ-BARRIONUEVO, ET AL Figura 1. Caso 1. EEG de vigilia. Paroxismos de puntas y PO en áreas centrales, con proyección a vértex. La epilepsia parcial benigna atípica de la infancia (EBI-A) [10] es un síndrome, no aceptado aún por la ICE, que asocia crisis epilépticas parciales y generalizadas. Las crisis comienzan entre los 2 y 6 años de edad [10,11]. Las crisis iniciales suelen ser de tipo parcial, parecidas a las de las epilepsias parciales benignas infantiles con paroxismos rolándicos, y/o CTCG. Éstas predominan en el sueño, aunque pueden presentarse en vigilia [11]. Después de un intervalo de tiempo variable (semanas o meses), aparecen otros tipos de crisis: mioclónico-atónicas, CTCG generalmente nocturnas y crisis de ausencias de corta duración [10,11]. Las crisis atónicas, que son las más características, pueden afectar a la musculatura axial y/o extremidades inferiores, dando lugar a numerosas caídas; pueden afectar a la musculatura cervical con episodios de caída de la cabeza; o involucrar a una sola extremidad, lo que se pueden demostrar colocando al paciente con los brazos extendidos [21]. Dichas crisis se manifiestan en períodos de varias semanas de duración (‘períodos malos’), y están separadas por intervalos sin crisis de semanas o meses. Con frecuencia aparecen en accesos de estado de mal con caídas frecuentes. Los pacientes presentan en algún momento de la evolución dos o más tipos de crisis distintas a la vez. Nunca existen crisis tónicas. La maduración neuropsíquica es normal antes del inicio de las crisis y a lo largo de la evolución, aunque se puede observar, durante los ‘períodos malos’ de crisis, un enlentecimiento de las funciones cerebrales que afecta al aprendizaje y a la conducta, sobre todo con aparición de hiperactividad. Los trazados EEG de vigilia muestran paroxismos de puntas y punta-onda sobre las regiones centrales, con proyección contralateral. Durante el adormecimiento, y todo el sueño NREM, el EEG está muy alterado, mostrando un patrón de POCS parecido al que se encuentra en la epilepsia con punta-onda continua durante el sueño lento (EPOCS). Esta actividad aparece con más frecuencia en los ‘períodos malos’ y mejora o desaparece en los períodos asintomáticos [22,23], aunque esta correlación no se cumple siempre. También se pueden observar paroxismos de punta-onda a 3 Hz, acompañados o no de crisis de ausencias clínicas. Las crisis atónicas se correlacionan con el componente lento de los complejos de punta-onda lenta (POL) [24-27]. El pronóstico del síndrome es favorable a lo largo de la evolución, desapareciendo las crisis y normalizándose los trazados EEG. Un síndrome epiléptico que reúna crisis parciales, crisis tónico-clónicas generalizadas, mioclonías, crisis atónicas y ausencias, siempre es motivo de alarma diagnóstica, más aún si las crisis no obedecen al tratamiento con fármacos antiepilépticos (FAE). En 198 Figura 2. Caso 1. EEG de vigilia. Paroxismos de PO hipervoltadas sobre área centrotemporal derecha con proyección a vértex. la práctica es importante reconocer este tipo de pacientes, para no diagnosticarlos de una epilepsia severa, lo cual contrae un pronóstico malo y un tratamiento muy agresivo. MATERIAL Y MÉTODOS De 369 casos de epilepsias parciales benignas del niño diagnosticadas en nuestro servicio, hemos podido estudiar tres pacientes que presentaron un cuadro electroclínico compatible con una epilepsia parcial infantil atípica [1]. Todos reunían los siguientes criterios [11]: a) b) c) d) e) f) No existían antecedentes obstétricos patológicos Maduración neuropsíquica normal hasta el inicio de las crisis Ninguno presentaba encefalopatía previa Crisis parciales, crisis mioclónico-atónicas y ausencias atípicas EEG de sueño con paroxismos de POL generalizados y difusos Evolución favorable, manteniendo una función neuropsíquica normal a lo largo de la evolución. Caso 1. Niño nacido el 22.10.79, tras embarazo y parto normales, con peso de 4.250 g y Apgar de 9-10. No existía consanguinidad y no se encontraron antecedentes familiares de epilepsia. Tras un período de normalidad, comienza a los 3 años y 9 meses a padecer crisis parciales tónico-versivas y crisis clónicas generalizadas durante el sueño, y pocas crisis parciales durante la vigilia. Las crisis, que se repitieron de 8 a 10 veces en un mes, se controlaron con fenobarbital (PB). El EEG de vigilia mostraba paroxismos focales de puntas y punta-onda, y descargas generalizadas a 2-2,5 Hz de breve duración (Fig. 1). La TC cerebral era normal. A los 4 años de edad presenta dos tipos de crisis: crisis atónicas durante la vigilia, que le provocaban caída de la cabeza y algunas veces le tiraban al suelo; y crisis de ausencias con parpadeo, de 2 a 3 s de duración y muy frecuentes. Se le retira el PB y se le administra VPA, REV NEUROL 1998; 26 (150): 197-204 EPILEPSIA PARCIAL BENIGNA Figura 3. Caso 1. EEG tras privación de sueño. Durante el sueño NREM se pueden observar paroxismos generalizados de PO lenta, que descargan de forma prácticamente continua. Figura 4. Caso 2. EEG de vigilia. a) Actividad de base normal, sobre la que se recogen paroxismos de puntas y PO en región parietotemporal izquierda con proyección contralateral y a vértex. b) Paroxismos generalizados de PO a 2-2,5 Hz, de corta duración. Figura 5. Caso 2. EEG tras privación de sueño. Durante la fase II existe un incremento de la incidencia de los paroxismos de PO focales descritos en la figura 4a. Figura 6. Caso 2. EEG obtenido tras privación de sueño. Durante el sueño NREM se aprecian paroxismos de PO lenta generalizadas, que descargan de forma prácticamente continua. disminuyendo la frecuencia de las ausencias y persistiendo las crisis atónicas, por lo que se le asocia etosuximida (ESM). A los 4 años y 5 meses ingresa en el hospital por presentar de 15 a 20 crisis atónicas al día, que le provocanban caída al suelo, y ausencias pluricotidianas de 2 a 3 s de duración, observando los padres un discreto deterioro en el lenguaje e hiperactividad moderada. El EEG de vigilia mostraba frecuentes paroxismos focales de punta-ondas hipervoltadas en áreas centrales (Fig. 2); y durante el sueño NREM se pudo observar un patrón de punta-ondas generalizadas, muy continuas (Fig. 3). Se retira la ESM y se dispone tratamiento en monoterapia con VPA, mejorando la frecuencia de las crisis pero sin llegar a controlarse. Se asocia carbamacepina (CBZ) y desaparecen las crisis al mes de tratamiento. Los trazados EEG se normalizan tanto en vigilia como en sueño. A los 12 años de edad se retira el tratamiento, y a los 16 años permanece asintomático, con un desarrollo neuropsíquico normal. corta duración, sin traducción clínica apreciable (Fig. 4 b). Durante el sueño NREM existía un gran incremento de los paroxismos focales de punta y puntaonda (Fig. 5); la organización fásica del sueño era normal. Se inicia tratamiento con CBZ en dosis de 20 mg/kg/día y permanece asintomático durante 4 meses, al cabo de los cuales presenta tres crisis parciales en vigilia, el mismo día, con semiología igual a las crisis de la EBI. Se aumenta la dosis de CBZ. Durante los 2 meses siguientes sufre una crisis clónica generalizada durante el sueño y, al mismo tiempo, comienza con ausencias de corta duración acompañadas de parpadeo rápido y a veces de mioclonías de los miembros superiores, que se repiten de 10 a 15 veces al día. Al mismo tiempo, presenta crisis mioatónicas que le producen caída de la cabeza, a veces de un solo brazo y otras veces globales. Los padres le notan cierto grado de hiperactividad y deterioro del lenguaje. En el EEG de vigilia persisten las anomalías focales y breves descargas generalizadas de punta-onda a 2-2,5 Hz, que se correlacionan con ausencias de corta duración. Se retira la CBZ y se administra VPA en monoterapia. Las crisis persisten 6 meses más tarde, con ausencias, crisis atónicas y mioclonías axiales. Existe un aumento en el deterioro del lenguaje con hiperactividad. En el EEG de sueño NREM se pudo apreciar un patrón caracterizado por puntaondas lentas, generalizadas y difusas, prácticamente continuas, sin llegar a representar el 80% del sueño NREM (Fig. 6). No se pudo llegar a la fase REM, pero las descargas desaparecieron al despertar el paciente. Se pone tratamiento con VPA y CZP, y las crisis decrecen en frecuencia e intensidad, hasta cesar en unos meses, normalizándose el EEG de vigilia y sueño. Durante los 2 años Caso 2. Niño nacido el 27.08.84 tras embarazo y parto normales, con peso de 3.450 g y Apgar de 8-10. Los padres no eran consanguíneos, y no existían antecedentes familiares de epilepsia. El paciente presentaba una agenesia renal izquierda, descubierta en una exploración ecográfica de rutina. A los 3 años y 4 meses comienza, durante la vigilia, a padecer crisis parciales simples, de características similares a las crisis de la EBI. La TC cerebral fue normal. El EEG de vigilia mostraba una actividad de base normal, con paroxismos de punta-onda parietotemporal izquierda con difusión a áreas contralaterales y vértex (Fig. 4a). Además, mostraba descargas de punta-onda a 2-2,5 Hz de REV NEUROL 1998; 26 (150): 197-204 199 A.C. RODRÍGUEZ-BARRIONUEVO, ET AL Figura 7. Caso 3. a) En el EEG de vigilia aparecen paroxismos focales de PO en región parietal derecha (flechas); b) En el EEG tras privación de sueño (fase II de sueño), se aprecia una proyección de los paroxismos focales a áreas temporales y vértex. siguientes ha padecido crisis aisladas de tipo parcial, pero ha mejorado su comportamiento y se ha recuperado de los trastornos del lenguaje. En la actualidad, lleva más de 5 años sin crisis, se le ha retirado el tratamiento y permanece asintomático. Los trazados EEG de sueño y vigilia son normales. La maduración neuropsíquica es normal, aunque existen dificultades escolares leves. Caso 3. Niño nacido el 15.07.88 tras embarazo y parto normales, con un peso de 3.330 g y Apgar de 9-10. No existen antecedentes familiares de epilepsia. Previo período de normalidad, comienza a los 5 años de edad (julio, 93), con una crisis aislada de tipo parcial simple durante la vigilia. La TC fue normal. El EEG de vigilia mostraba paroxismos focales de punta-onda parietal derecha (Fig. 7a), que durante el sueño lento proyectaban a áreas temporales y vértex (Fig. 7b). Permaneció asintomático sin tratamiento durante 8 meses. En marzo del 95 comienza a sufrir crisis parciales simples, tanto en sueño como en vigilia (7-8 crisis), de iguales características a las crisis de la EBIR. En estos momentos, el paciente presenta hiperactividad moderada. El EEG de vigilia mostraba paroxismos focales de punta-onda hipervoltados en región parietotemporal derecha, con difusión a áreas contralaterales y vértex (Fig. 8). La RM cerebral era normal. En mayo del 95 se instaura tratamiento con CBZ y el paciente empeora, comenzando a padecer frecuentes ausencias, con parpadeo y clonías cefálicas, y crisis hemiatónicas izquierdas, que le provocan caída de los objetos de la mano. Se produce un deterioro neurológico, con bradipsiquia e hiperactividad. El EEG de vigilia seguía mostrando los paroxismos focales antes descritos y descargas generalizadas de punta-onda a 2,5-3 Hz, que se desencadenaban con la hiperventilación y coincidían con ausencias clínicas (Fig. 9). El EEG durante las primeras fases de sueño lento (no se pudo llegar a la fase IV de sueño), mostraba un patrón de puntaonda lenta difusa, algo discontinuo (Fig. 10). En agosto del 95 se instaura tratamiento en biterapia con VPA y CBZ, se controlan parcialmente las crisis y mejora la conducta. En enero del 96 presenta crisis parciales y hemilaterales durante el sueño. Los trazados EEG son similares a los anteriores, persistiendo la POCS. Se mantiene con VPA en monoterapia. En marzo del 96 comienza con crisis hemiatónicas muy frecuentes (Fig. 11), ausencias clónicas y crisis mioclónicas axiales (Fig. 12). Las crisis de ausencias se comportan a veces como un estado de mal de horas de duración (Fig. 13). En esta fase del proceso, empeora el comportamiento, existe bradipsiquia y el lenguaje se hace ininteligible. Persisten las descargas focales con proyección a vértex en el EEG de vigilia. Se le realiza un EEG de sueño nocturno y se aprecia, a partir de la somnolencia, una actividad de POL continua que ocupa el 65% de trazado en sueño NREM (Fig. 14). Las descargas se fraccionan en sueño REM, quedando la actividad paroxística focalizada en la región parietotemporal derecha (Fig. 15). Se inicia tratamiento con VPA y lamotrigina (LTG) y empeora tanto la frecuencia de las crisis, como el comportamiento. Se retira la LTG y se asocia CZP, desapareciendo las crisis en mayo del 96. En agosto de ese mismo año persisten los paroxismos focales en el EEG de vigilia, pero desaparece la POCS. Posteriormente, los trazados EEG de vigilia y sueño han sido normales. El paciente ha normalizado su comportamiento y el aprendizaje es normal. 200 Figura 8. Caso 3. EEG de vigilia. Paroxismos focales de PO hipervoltados en región parietotemporal derecha, que se proyectan a áreas contralaterales y vértex. Figura 9. Caso 3. EEG de vigilia. Durante la hiperventilación, y coincidiendo con una ausencia clínica, se puede apreciar descarga generalizada de PO a 2-3 Hz, de unos 10 segundos de duración. Figura 10. Caso 3. EEG tras privación de sueño. Durante el sueño NREM se aprecian paroxismos generalizados de PO lenta difusa. RESULTADOS Ninguno de nuestros pacientes estudiados había presentado enfermedades previas, sólo el caso 2 tenía una agenesia renal izquierda. La maduración neuropsíquica fue normal hasta el comienzo de las REV NEUROL 1998; 26 (150): 197-204 EPILEPSIA PARCIAL BENIGNA Figura 11. Caso 3. EEG de vigilia con monitorización vídeo-EEG-EMG. Paciente con los brazos extendidos en cruz: en el fotograma superior se puede apreciar la caída del brazo izquierdo, que coincide con breve descarga de PO con mayor expresión en áreas centrales derechas y vértex (flecha de la figura inferior). Obsérvese la correlación que existe entre la descarga EEG y la brusca y breve supresión de la actividad muscular en el canal EMG (deltoides izquierdo). Figura 12. Caso 3. Mioclonía axial. EEG de vigilia. Se aprecia un paroxismo generalizado de PPO (flecha) de menos de un segundo de duración, que se correlaciona con un aumento brusco y breve de la amplitud del trazado EMG (deltoides izquierdo). Figura 13. Caso 3. Estado de mal de ausencias. Patrón EEG caracterizado por descargas generalizadas de PO irregular entre 2 y 3 Hz, de larga duración. Figura 14. Caso 3. EEG de sueño nocturno. Durante el sueño NREM se pueden apreciar paroxismos generalizados de POL difusa, que descargan de forma prácticamente continua. Figura 15. Caso 3. EEG de sueño nocturno. Durante el sueño REM se puede observar la desaparición de las descargas generalizadas, apreciándose escasos paroxismos focales de PO en región parietotemporal derecha, con transmisión contralateral. REV NEUROL 1998; 26 (150): 197-204 201 A.C. RODRÍGUEZ-BARRIONUEVO, ET AL Tabla I. Resumen de los datos electroclínicos más importantes de nuestros pacientes. Parámetros Caso 1 Caso 2 Caso 3 Fecha de nacimiento Octubre 79 Agosto 84 Julio 88 AF Negativo Negativo Negativo Antecedentes personales de epilepsia Negativo Negativo Negativo Edad de inicio de las crisis 3 años y 8 meses 3 años y 4 meses 5 años y 0 meses Edad de la primera consulta 4 años y 5 meses 3 años y 4 meses 5 años y 0 meses Comienzo de las crisis parciales 3 años y 8 meses 3 años y 4 meses 5 años y 0 meses Crisis generalizadas o hemigeneralizadas 3 años y 8 meses No No 6 años y 6 meses Ausencias 4 años y 2 meses 3 años y 10 meses 6 años y 1 mes Crisis atónicas o mioatónicas 4 años y 2 meses 3 años y 10 meses 6 años y 1 mes Estado de mal de crisis atónicas y/o ausencias No No 6 años y 8 meses POCS (inicio) 4 años y 2 meses 4 años y 9 meses 6 años y 1 mes POCS (final) 6 años y 4 meses 7 años y 6 meses 7 años y 1 mes Última crisis 5 años y 2 meses 4 años y 9 meses 6 años y 11 meses Retirada de la medicación 10 años y 6 meses 11 años y 7 meses Sigue tratamiento crisis epilépticas. Ninguno de los pacientes tenía antecedentes familiares de epilepsia. En la tabla I se puede observar un resumen de la evolución electroclínica de nuestros pacientes. Las crisis comenzaron entre los 3 años y 4 meses, y los 5 años de edad. Todos los pacientes presentaron crisis parciales de inicio, menos el caso 1, que, al parecer, sufrió una crisis generalizada motora. Las crisis parciales eran generalmente nocturnas, de iguales características que las crisis que aparecen en la EBI-R. El caso 1 presentó numerosas crisis generalizadas clónicas y tónico-clónicas, la mayoría de ellas en sueño. Las crisis de ausencias, segundo tipo de crisis en aparecer, siempre han sido de muy corta duración y se han acompañado de sacudidas palpebrales. En el caso 2 se acompañaban, a veces, de mioclonías de las extremidades superiores; el caso 3 de clonías cefálicas. Las crisis atónicas se han presentado prácticamente al mismo tiempo que las crisis de ausencias. Generalmente han sido axiales, con caída de la cabeza sobre el tórax o con desequilibrio, pero en muchas ocasiones han producido caídas del paciente al suelo. En los casos 2 y 3 las crisis se han observado en un lado del cuerpo, especialmente en el caso 3, que se le reproducían en los períodos ‘malos’ del proceso, cuando extendía los brazos. También se han observado mioclonías en los casos 2 y 3, en los períodos malos; en el caso 3 llegaron a ser muy frecuentes. Solamente en el caso 3 se ha observado estado de mal de ausencias y crisis atónicas, que le duraban desde horas a días enteros, y le producían confusión mental, bradilalia e hipoactividad. Ninguno de nuestros pacientes ha padecido crisis tónicas durante la evolución. 202 Se realizaron trazados de vigilia y privación del sueño a todos los pacientes, y, a uno de ellos, durante el sueño nocturno completo en dos ocasiones. En todos los casos los trazados de vigilia mostraban paroxismos focales de punta y punta-onda en regiones parietales y/o temporales, con difusión a vértex. También se han observado paroxismos generalizados de punta-onda que descargaban con una frecuencia entre 2 y 3 Hz, de corta duración, que a veces se traducían en ausencias clínicas. En el caso 3 estas ausencias se desencadenaban con la hiperventilación. Los trazados de sueño mostraban en todos los casos descargas difusas de puntaonda lenta, que ocupaban gran parte del trazado. En el caso 3 se realizó un recuento de las punta-ondas durante el sueño nocturno de 10 horas y ocupaban el 65% del sueño NREM. En este mismo paciente, se observó que en el sueño REM se fragmentaban las descargas generalizadas, llegando a desaparecer, y daban paso a los paroxismos focales de iguales características que los paroxismos del EEG de vigilia. Los patrones EEG de POCS se pudieron observar durante períodos de tiempo que oscilaron desde 2 años en el paciente 3, hasta 2 años y 9 meses en el paciente 2. Las pruebas de imagen practicadas fueron normales en todos los casos. Al paciente 1 se le practicaron dos TC, que fueron normales. A los pacientes 2 y 3, además de la TC, se les realizó una RM cerebral, que también fue normal. Todos los pacientes han presentado a lo largo de la evolución períodos en los cuales había un incremento de las crisis, sobre todo de crisis atónicas y ausencias, junto con trastornos del comportamiento y problemas escolares, coincidiendo con la POCS en el EEG. El paciente 3, en uno de sus ‘períodos malos’, que coincidió con un estado de mal de ausencias y crisis hemiatónicas, presentó un deterioro del lenguaje, que llegó a ser completamente ininteligible. Los pacientes padecieron crisis durante un período de tiempo que varió desde 1 año y 5 meses (caso 2), hasta 2 años y 4 meses (caso 1). La evolución de todos los casos ha sido favorable. El seguimiento de nuestros pacientes se ha realizado durante un período de tiempo que oscila entre 3 años y medio (caso 3) y 12 años (caso 1). El paciente 1 lleva más de 10 años sin crisis, y más de 6 años sin tratamiento. Su maduración neuropsíquica es normal. El paciente 2 lleva más de 7 años sin crisis y 8 meses sin tratamiento, y presenta leves problemas escolares. El paciente 3 lleva año y medio sin crisis, está en tratamiento con VPA y CZP en biterapia, sigue bien el nivel de su curso escolar y la conducta se ha normalizado. DISCUSIÓN Nuestros casos son superponibles a los descritos por Aicardi y Chevrie [10] y Deonna et al [11], y posiblemente a los del grupo III de Tassinari et al [19] y Billard et al [20]. Todos han comenzado en la edad preescolar, con crisis parciales, generalmente en el sueño, y uno de ellos con crisis generalizadas motoras. Los tres pacientes han sufrido en algún período de su evolución dos o más tipos de crisis: parciales y/o CTCG, ausencias, atónicas o mioclonías. Uno de ellos ha presentado estado de mal de crisis atónicas y ausencias, al igual que alguno de los casos que presentan Deonna et al [11]. Durante los ‘períodos malos’ de uno de nuestros pacientes, tuvimos la ocasión de demostrar las crisis hemiatónicas que se hacían muy evidentes con la extensión de los brazos, como preconiza Aicardi [21]. Se practicaron numerosos EEG de vigilia a todos los pacientes, tres o más EEG tras privación de sueño, y, a uno de ellos, dos EEG de sueño nocturno. Los EEG de vigilia en todos los casos mostraron paroxismos focales de punta-onda en regiones centrales, de morfo- REV NEUROL 1998; 26 (150): 197-204 EPILEPSIA PARCIAL BENIGNA Tabla II. Diagnóstico diferencial de la EBI atípica con otros síndromes. Parámetros EBI atípica SLG E. mioclónico-atónica EPOCS Etiología Idiopática Criptogenético-sintomática Criptogenético-sintomática Criptogenética Crisis CP motoras CTCG Ausencias Crisis mioatónicas Crisis tónicas Crisis atónicas breves Ausencias atípicas Mioclonías CPC y CTCG CF y/o CTCG Crisismioclónicas Crisis atónicas Crisis mioatónicas Crisis parciales CTCG/hemiclónicas Ausencias (diversos tipos) Crisis atónicas Mioclonías EEG vigilia AB normal P-PO focal (proyección a vértex) AB anormal POL generalizada Descargas focales y multifocales AB normal o anormal PO-PP-PPO generalizadas Paroxismos focales EEG sueño NREM POL bilaterales y difusas (< 85%) Parecido al POCS POL difusa (no POCS) Cambios morfológicos (PO por PPO) Ritmos a 10 Hz Aumento de las descargas Fases de sueño conservadas POCS (> 85%) EEG sueño REM Se fragmentan las descargas de POL y desaparecen Descargas focales Disminuyen las descargas Desaparecen (casos de buen pronóstico) Disminuyen las descargas Se fragmenta la POCS y desaparece Anomalías focales de predominio frontal Neuroimagen Normal Depende de la etiología Depende de la etiología Normal Evolución y pronóstico Crisis resistentes al tratamiento al inicio Desarrollo psicomotor normal Crisis resistentes al tratamiento Evolución desfavorable Desarrollo psicomotor anormal Depende de la etiología Incierto Trastornos de conducta Problemas escolares logía y voltaje parecidos a los que aparecen en la EBI-R, con difusión a áreas contralaterales y vértex. También se pudo apreciar que las crisis atónicas tenían una correlación en el EEG con la onda lenta del complejo de punta-onda [24-27], como se puede observar en la figura 11. La hiperventilación desencadenó ausencias clínico-EEG, como destacan Deonna et al [11]. En todos los pacientes se observaron POCS en algún momento de la evolución, sobre todo en los períodos de máximas crisis, lo cual ha sido destacado por algunos autores [10,23]. En el estudio de sueño nocturno de uno de nuestros pacientes se pudo apreciar cómo los paroxismos de POCS se fraccionaban en el sueño REM y quedaba una actividad de puntas focales iguales a las observadas en los EEG de vigilia (Fig. 15). Esta misma observación la señalan Dalla Bernardina et al [18] y Tassinari et al [19] en sus casos de EPOCS. La evolución ha sido buena en los tres pacientes, aunque uno de ellos presenta en la actualidad problemas escolares leves. El tratamiento durante los dos primeros años ha sido ineficaz, pero hemos podido observar en un caso cómo la CBZ no sólo aumentó la frecuencia de las crisis, sino que coincidió con la aparición de las crisis atónicas y ausencias, como señalan Carabello et al [28]. Sin embargo, en otro paciente, al asociar la CBZ al VPA, se controlaron las crisis en poco tiempo. Aunque la mayoría de los autores han comprobado la ineficacia de los FAE [10,11,21,22], nuestra impresión personal es que el tratamiento en biterapia con VPA y CZP puede ser bueno para controlar las crisis. Así, en dos de nuestros pacientes, a los pocos días de asociar CZP se controlaron completamente las crisis, aunque uno de ellos siguió padeciendo crisis parciales aisladas durante unos meses más. El diagnóstico diferencial del síndrome plantea problemas (Ta- bla II), sobre todo si no se conoce bien esta entidad. Uno de nuestros pacientes venía diagnosticado de epilepsia parcial y ausencias, y a otro, en un principio, nosotros le diagnosticamos un síndrome de Lennox-Gastaut. El cuadro electroclínico inicial, parecido a una EBI-R, la difusión de los paroxismos en el EEG durante el sueño, la aparición de crisis de ausencias, mioclonías y crisis atónicas, y la POCS, deben hacer pensar en el diagnóstico, aunque en los ‘períodos malos’ del proceso existe un enlentecimiento mental con alteración de la conducta [22] que podía hacer pensar en una epilepsia más grave. La no persistencia de estas alteraciones después de unos meses de evolución, la ausencia de crisis tónicas, la presencia de anomalías focales en el EEG y el gran contraste entre los trazados de vigilia y sueño descartan un síndrome de Lennox-Gastaut [12,23]. La EPOCS se puede preceder de distintos tipos de crisis, al igual que la EBI atípica [29], lo cual podría hacer pensar que estas dos entidades pudieran estar relacionadas, pero su diferencia radica en que en la EPOCS los paroxismos durante el sueño ocupan más del 85% del trazado, mientras que en la EBI atípica están interrumpidos; además, tienen diferentes consecuencias sobre el aprendizaje y el comportamiento. La epilepsia mioclónico-atónica no presenta crisis parciales y el EEG tampoco tiene anomalías focales. Durante el sueño NREM, aunque aumentan las descargas generalizadas de punta-onda, se conserva la organización fásica y nunca existe POCS [12]. Por tanto, como argumenta Aicardi [21], la EBI atípica se podría considerar como el extremo más benigno de un conjunto de epilepsias parciales de origen estructural y/o funcional, que cursan en determinados períodos del proceso con una difusión de los paroxismos sobre todo durante el sueño. BIBLIOGRAFÍA 1. Nayrac P, Beaussart M. 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