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NUM. 2 .
MADRil), 30 DE ENERO DE I8oS.
HFAl MISIÍO Dlí I'INTUIIA Y ESCULTUHA.
(Iriii son los
müIllITIKMllOS
iiiiliguos. Solo
i;l li()í![tiln! (!(•
lii Laliiia n*lldjaeii Husosciiros sillares
los iilliinos rayos lif! los siglos mullios;
sdlo liis p u r r ias iliil Oliisiio
y alt^iliios s('piilcros , los
claros (lias ik'!
rcnacimiiüilo.
Atinniaii en
faiiiliio psla
córt'i graiiiliows (!il¡[i,.¡Q^ inoileriHis: en t;l cciilro la Casa df. CiHTcos
y 'ü Aduana, hoy Miiiisleríosdií Golicrnacion v Ilacicn''!'; al Occidenlé, el Palacio; al Orieiilc , el Museo de
'''iiUirayDsculUirn.
Rlandi') conslriiir (ísla ñlliTiia Táhrica el rey Carlos !ll,
•razóla el ar(]uile('l(i Juan de Vilianueva/ieleVioráninlü y
"ifiíiio la arrniíiarou los ri'aiicesesá|irinci|i¡osdn esLi'siM'O, i'cstainHila y deslinóla á lo quees hoy, Fernando Vil.
I P^^Lá siiuaila'nl pié lit! la cuesta de SaiiGenuiinio, dewtjo lie ins arboledas del Holiro, entre el Tivoli y el Jarl'iii Iloti'niico, al Oriente del liennoso paseo que ciurran
'" fuente de iVepliino y la de la Alcachofa.
¡
Sniicillii es por deiiiás su plañía: uii naralelúgramo '
!;"'''« dos ciiadraiios; el parali'h'ifjramo de ¡178 piús de
''¡••go por 7-i de ajiclio; los euailrados mucho mas aii'^"osydcsolo l-ij pies <le largos.
., V^"ticuairo farhadas. Mira la priiioiiial A Occidente.
"•sla compuesta de una doble galería entre dos cncr|)os
•'vaiizarlos inlerruuipidn en su mitad por uninapestuojo I'cristiio dórico. Consta la palería liaja de catorce a r ^os (lo medio ¡unilo y cuatro adintelados; la alia , de
eiiite y ocho columnas jónicas que soslionen direcla'^nlc sobre sus capiteles una elegante cornisa, lis el
peristilo salienlc, de seis columnas, de la altura do las
dos galerías, bello y de severas proporciones. Corre á lo
largo y en los lados de los cuerpos estreñios, un doble
veid,anage.
Grandioso es el peristilo. Alzansc. enlre sus últimas
columnas sobre allo-s pedestales dos iiguras que ¡larecen
defender la entrada de tan augusto sanluario; solirc su
cornisa un iUici> de cuyo centro arranca un cuerpo en
nue las arles reciben sus iiimurlales coronas de manos
ue Minerva.
No están decorados los inlercolumnios de la galería
alta, pero sí los machones de la baja. Estii iibierla
en cada machón una ornacina rectangular en cuyo hueco se levanta, cuando no una figura alcíjórica, un hermoso jarrón de mármol; sobre la ornacina un medallón
encuadrado con el buslo lie uno de nuestros arlisias.
Presenta ;i no dudarlo esle museo grandes líneas. Las
de las cornisas corren á lo lai'go de toda la fachada y
aun de lodo el edilicio. .\ escepcion del peristilo bay,
sin emiiargo, en lo demás cierlo aire de iue/.(|uindaii y
de polu'eza. t s la facliada, lenída en cuenla su desmesurada lungilud, de escasa allura. Colunuias, arcos, ornaeinas, ludo aparece peiineño y estrecho. Como para
destruir mas el efecto, asoma sobre la galerín superior
el apaisado veiilanage de un solabanco: se dcsTanece
(oda ilusión al fijar los ojos cu cíe lercer cuerpo. T e r mínale un alio cornisamento: las ménsulas sobre ser
muchas, son pesailas y de poco puslo. ¡Y on los cuerpos
avanzados se eleva aun sobre esle cornisamento otro
solabanco!
Es por idra ¡arlo lan ingrata esa absul-da me/.cla de la
arquileclura griega y la romana
Ni un solo adorno
nionumeidal lialda eñ la griega que no fuese exigido » la
vez [lor la íilosofía y (d arle; los hay muchos en la grecoromana coniteiiados á la ve/, por el arle y la lüosofía.
.luau de Villanueva fue en usarlos parco: supo ya sobre
todo desterrar de su pcrisliloel fronlon, boy ilógico y
contrario al sentimienlo estético. Mas decoró aun tan
poco arlisticamenle la galería ínFerior y las veulanas,..
1.a faeliada de Mediodía lleva sin dispula sobre las
liemiis una gran ventaja. Constilúyenla una puerta ri'Ctangular y nn airoso cuer|io arquitectónico que empíe/..i
á JUICOS piVís del dintel y acaba en lo alio del edilicio, Es
el cuerpo corintio, dc'scis columnas estriadas, de las
mas gallardas y nobles proporciones, de un todo lleno
de armonía en que descansan con placer el alma y los
sentiilos. Recibió ya el color poético de que suele cül)rir
el tiempo las piedras de los nionunientos; y suele a b sorber lan por completo al que se detiene li contemplarle
AÑO II.
(jue ni su frió remale , ni los poco menos que ridículi.s
adornos de las ventanas laterales, en nada dislinlasde
la fachada de Occideide, baslan á didiililar la Íni|iresion
que produce en espíritus verdaíleramenle artistas. Su
íiilla capital es quizá la de no arrancar del suelo.
La fachada de Órlenle es la de lo'i cuerpos avanzadosen
la |7:irle ileOccideiiie; la ilel Norte, de muy poco efecto.
Consiste en un pórtico levantado sobre una escalinata y
sosteniílo iH>r dos columnas y lios inedias columnas de
orden jónico. Sobre su cornisa hav un liernioso grupo;
en su fondo la puerla del Museo de Pintura, puerta colocada enlre dos ornacinas enriciuecidaB con antiguas
estatuas. .\1 revés de la de Mediodí i, no logra conceiíIrar esta fachada la alcncionde los especladores : una
verja lic hierro acaba de desíigurarla.
Vamos á penetrar ahora en lo interior del museo, ¡i salvar con respeto el umliral de líse temphi cousagnido al
genio. Nodeleihlremos anulas miradas en las esculturas
ni en los cuadros; seguiremos circunscribiéndonos al
e.\ánien de sus bellezas moiiinneiilales. Dejamos para
otnt artículo la rápida ojeada i\uf [icnsanos dar sobre
las grandes crenci<nies del arle guardadas bajo esas claras y brillantes bóvedas.
El terreno que ocupa el Museo está mucho mas elevado por el Norte y el Oríenle cine por el Occidente y
el Medioilia. La baso de la fachada del Norte está al n i vel de la cornisa que corre sobre la galería iiaja de la
fachada de Occidente. Entramos por la del Norle en el
piso principal del edilicio.
Nos bailamos por de ^ironto en un vestíbulo que nos
hace concebir de improviso la sunluosidad y la grandeza del Museo. Es circular, está cubierto por una cíi|iula encaseíonada c¡ue tiene en su anillo diez pies de
diámetro y descansa sobre ocho columnas jónicas. Le
circunda una galería abovedaila . alta de treinta y cincíp
pies por trece de anchura. Es un niagnilico vestíbulo.
A la derecha y á la izquierda del que entra en él están las puertas ile ilos salones cuadrilongos, donde vive
el espíritu de nuestros grandes pintores de los siglos XVI
y XVll; en frente, la de la sala Ilaliana ; entre esta y la
tic la derecha la que conduce á galerías de diversas e s cuelas; entre la misma y la de la izquierda, la do la
galería de los reyes, donde eslán pintados, los mas por
artistas contem[)oráneos . los monarcas que han regido
los destinos de España. Verdadero vestíbulo, es el paso
obligado para todas las salas; el iiunto desde que se las
domina casi todas.
La sala de verdadero interés monumental csla de las
escuelas de Italia. Precédela una pieza cuadrada c u -
EL MUSlílO UNIVERSAL.
10
liiiTta por otra cú[)ula ile bnllos CÜSL'Iones. Alirolfi ¡laso
un arco I\G veinto y nueve pies tío allura. Tiene Irescientos SDtfiíila y ocho di; largo, sobre treinta y seis de
anclio. Eslá ricamenle abovedada. Decórala en su centro un cuiT|)n arquilectóiiico con iniacúpola de diice
pies de diámetro. Inúndaiila por todas fiarles torrentes
do luz. Es tan suntuosa como sencilla, tan grande como
bella. Fállale solo altura. No cuoiita mas plcvacion ipie
la de triíinla y ocho pies; solo en su cenlro llcí^a á l e nnr cincuenta y cinco desde el suelo al remate de la
cúpula.
En medio dfl esta sala, á la izquierda , se abre la dn
la reina Isabel, donde modernamente se han reuniílo,
como en un ramillclo, las mas hermosas llores del arte
que encerraba este musco. Termina lii salu en semicírculo, no tiene por anden sino una como galería limitada
por nna b;iranda. Hueca en su centro, deja ver debajo
otra de ií,'nales formas y dimensiones que contieno las
mas eloRantes figuras debidas al cincel de la edail antigua y la moderna. Muy baja es la sala, pero ile buen
efecto: sus tesoros ariísUcos neutralizan la mala impresión de sus faltas.
Al fin del gran paralelígramo de las escuelas ílnlianas
se estiende aun otra sala, no para omiliila. Es circular,
está cerrada por una ci'quda de abundantes molilnras
que vierte luz «obre enrantadores paisajes de Poussin
y Claudio de Lorena , siihre originalisimas tablas de Alberto Dnrero , sobre magníficos lienzos do las escuelas
liolandcsa y francesa.
Comunican sus dos puertas laterales con dos corredores, entrada de otros dos sidones iguales á los que en
la eslremidad opuesta gnardan las (dirás lie nuestras
escuelas de Valencia, Madriil y Sevilla. Conliiwien los
salones numerosas y ricas ¡linluras do la escuela llamcnca.
Cuenta aun e! musen otros salones: mas ¿á rpiédescribirlos? merecen ya la aíencion únicamenti'.Jos de la
escultura, (pie ocupan la planta baja del eiliíieio. Son
los [irinci|iales dos paralelógramos separados por una
rotunda rpic está en !a misma línea del perislilo de Occidente y sirve como de templo al grupo de Alvarez, La
rolunda es algo oscura pero severa y noble, los salones
tan niai:estuosos como sencillos. Ve uno revivir alli
la anligiiedad con sus héroes y sus dioses, sus re[)ú-blicos y sus filósofos, sus poe'las y FUS artistas. Casi
cada olljeto de escultura nos trae allí á la memoria sif;los remotos y pueiilos que bajaron al S('|iulcn> llevando
consigo el ge'nio que los dirigió al través ile mil sangrientas baíallas y catástrofes por el camino del progreso y de la gloria.
Pero se nos va sin sentirlo la imaginación: no ba llcgadii aun la hora ile recorn^r á la luzde la bistoria estos
salones. Es inmenso el museo, y tiene iiasta sus corredores ateslailos lio objetos ya de pinliira ya 'le e,scultura. ;. Querrá creerse (pie no cabe aun apreciar en él
todas las evoluciones ponjue lia pasado el arle? Do m u chos pintores sobran euadrf>H , de oíros faltan. La Alemania moderna queda roni|iliitiimente desconocida. La
escuela francesa eslá pobremente represeidada. lín las
mismas escuelas ilalianas bay grandi's vacíos, llasla
pintores esiiañoles di> gran imta no tienen aipii obras
por donde quepa juzgarlos. Para conocer bien á Zurbarán es inilispcnsalile pasiir á Sevilla. Víladoni;it, arlisla
notable biijo mas de un eonee|d,o, no ha ballailo anii
cabilla donde la han Inillado tantos de ninclio miónos talento. ;Qué baytampoco en este museo de nuestros pintores lie la edad media?
Seria, eon todo, muy fácil com|detarlc: no habría
mas que apelar al cambio. Pero es tanta la incuria o s pañola.....
, ,
Es, aun tal como esta , el museo \uio de jos mejores
de En'ropa Podna ser sin gran trabajo ni sin muy enormes gastos (!l primero del mtnido.
FRANCISCO P I MARGALL.
POESÍA GALLEGA
CONTRMPORANlíA.
L
Antes de hablar de la poesía gallega conlomporánea,
séanos permitido eslendernos t;n algunas, aunque b r e ves reflexiones, acerca del origen y de la índole del
dialecto en que se halla escrita.
No entraremos, sin embargo, en la cuestión tan de
lleno como seria de desear; sin los conocimientos necesarios para esta empresa de suyo liarlo difícil, sui
libros de ninguna clase que consultar , antes ile emitir
nuestra 0|)inÍon, no [lodemus hacer otra cosa r|ue apuntar algunas ideas (pn; nosotros creemos acertadas para
(lue los (|uo andiindo el tiempo y con mayor co[i¡a de
dalos se dediquen á i lustrar este [luiilu, bastante oscuro
á la verdad , puedan desecharlas o tomarlas en cuenta
según satisfagan ó no las exigencias de lui criterio
(iesapasionado 6 ilustrado.
Escusado es detenerse i>u probar que el gallego'es
un dialecto cuya eslruclin-a difiere noluhlemenl.e de la
del idioma casiellaní,, y ipie por lo mismo mal |)uede
ser como cree de consuno el vulgo ignorante, el casllano corrompido , asi como tampoco es el aLiliguu c a s -
tellano que se conserva todavía en aquellas moiilafias,
en toda su primitiva rudeza.
Si este dialecto no lo fiahlase un pueblo que fi»rma
parle de la monaripiia española , un pueblo liermano,
digámoslo asi, en continuo roce con sus vecinos, viviendo su villa, tenieniio una misma liisloría, tmas
mismas leyes, y costumbres análogas , bastaría el que
ambos se derivasen de mi mismo iilioina matriz y que
liujjíesen sufrido los ifos pueblos las mismas irrupciones extranjeras para ijue se fuesen moiliruíanilo á uii
tiempo y lie un modo semejante, resullandn de aquí
cierta ¡laridail , cierta semejanza, que, no pm'de menos
de notarse al cunijiarar aquel dialecto con el idintna castellano, máxime hoy en í|ue este último ha introducido,
no solamente palabras, sino giros ente.nis hahiéndole
hecho ya perder en algunos sitios su primitivo carador.
Los pueblos del Norte que se apoderaron de líspaña,
no [ludieron, sin embargo, hacer que su idioma fuese
aceptado por los natnniles al propio tienqio que. su dominación ; asi fue que ellos mismos tomaron de los vencidos parle de su lenguiije latino, mezclándole ilespues
con el suyo y eoníuiidiéuilose and)as razas. Pai'a enlenderse mejor, dieron principio de este nioibi á la gerga
hárliara é inculta , origen y ¡u-incijiio del idioma castellano y de algunos ile nuestros dialectos. Los suevos y
los godos, los únicos ¡lueblos invasores (p.ie lograi'on
liominar en nuestro país, tenían, ademas de ser de raza
germáiiiea , otros punios de semejanza entre si, pues
Tácito qne díviilía las ra/a-< germánicas en dos grandes
gru[)os, suecos y no nueros, coloca á los godos entre los
primeros. Es, pues, de inrerir de arpiíipH; id lenguaje de
ambos [)ueblos fuese bastan li'p;trec.i(Ío. ydií este mudóse
comprende mejor ¡pie. el dialecto gallego y el antiguu castellano tengan fanloít pniitos de conlacío, ipie puedan
indncir á creer (¡ne uno de ellos eg la nialríz y el otro
su corrupción ii su perfeccionamiento como quieren algunos.
iVo existeii mnnumi'iilos que puedan darnos á conocer basta (pié )unito dti bondad llegaron esas gergas á
nuevos lenguajes antes de la dominación árabe en f'.sluuia. Verificada esta, el cataclismo <[ne necesariamente sufrió nuestro |iaís, delii<) ser bastaid.e [lara conmover la suciedad visigoda, liasla el estn-modi', ipu!
osla al perder su autonomía, perdiese también, cinno
asi sucedió , no solo su rivilizaciim, sino hasta los mas
pequeños restos de, njla, nrilándose esto de un iiiiido
mas palpable en aipndlas pniviniuas que, por efecto de
liallarsií bajo la presión árabe , apenas podían , al nbrígo
de las protecloras leies que aquel pueblo les había dado,
desear su emancipación.
La civilización entonces se retiró con los valientes
de la reconquista al abrigo de las munlNiías eii que
había aun bombres libres, I'uiíron estos agnindando el
estrecho circulo en qiio gírai'oii al prínei|iio; Asturias
y Galicia res[)ít"iroii libres del poder sarraceno , y entonces , en [larticolar en esta última provincia, las
ciencias de arpiellos tiempos cmpeziiron á leviintar su
débil vuelo, lauto que según so desprende lie una cseiitnradfd obispo i'idayo , lialiía en Siuiliago estudios dolados, según el parecer de (¡añilara , ¡lor el rey don
Ürdoíio.
Seria necesario para nuestro intento entrar en algunas consíileracíones ¡icerea de la lusloría eivíl y política
d(d antiguo reino lie Calicía , porocslo ims \n ínipíde lo
breve de nuestni lrab;ijo. Sí es verdad que los [pueMos
llegan stem|ire á un [leriodo de eiigriindecimienlo que
pierden poco á poro, para caer en una triste y vergonzosa vejez de donde salen de iiuevn, pílenlos virgoiies,
para llegar otra vez á la pasada grandfiza y caer de su
altura, Galicia tuvo en los [irímeros siglos de la reciniquísla ese piírioiio ipie en otra ocasión liemos ihiniado
virilidad prematura, Galicia Fue entonces grande, y poderosa como se [lOilia ser en aquellos siglos bárbaros,
Galicia, ¡lor sn desgnicía, llegó á su a[nigiío, en un
tiempo en (¡ne esle era un miserable eco de otros dias
de pros[)eridari y degraiuleza.
Con vida pública , lejos del teatro de la guerra ú donde marcbaban sus caudillos |)ara volver cargados de
diíspojos, nalnralmente allí debía perfeccionarse el
lenguaje, y adquirir esa flexibilidad, e.-;e desarroflo
(jue en vanó se biisea en id castellano de algunos siglos
ilespnes.
Para convencerse de esto hasta leer las escrituras de
donaciones, las rarla-pneblas, escritas en dialecto gallego y compararlas luego con las oliras que nos ipiedan del castellano iintíguo, euando ai|uel no solo era
un verdadero idioma , con toda la riqueza y la armonía
de una lengua literaria, sino que conservándose y niejoránilose en Portugal , llegó mas tarde á un alto grado
de perfección, perfticeion á que llegaría en Galicia si
esta como la nación hermana, hubiese coiiipiistado con
sn independiincia una nacionalidad (|ue [indi'giera el
desiirrollo de lo ipie i;s fioy nn díafíicto solamente.
Pidid y con él iilgnims otros escritores, creen que la
verdadera cuna del idioma castelliuio, asi como la época
de su aumenlo, engrandecimiento y algo deesa ríipieza
de voces ipie posee y del perfeccionainienl.o á que ha
lletíado después, datíi cuando mas de la conipiisla de
Toledo [lor Alfonso VL ¿ Y á (pié altura no había llegiido
el dialecto gullegoeii tiempí' de este rey?... Compárese
la rudeza de frase, la falla de aruioiiía en los [leriodos,
lo descarnado y áspero de cuidqiiíer trozo del poema
del Cid , poema escrito según loiias las pruh;il)iliiladi'.s á
fines del siglo XII con el sii,'ine.nto trozo del llanto ¡pii; »
la muerte de su liíjo don Sandio, ipte |iereci(i en la
batalla de ü(dés, hizo según Sandovai, el rey don Alfonso VI (I),
A;/! liten filh, liime dos mvns olios , solnz da miña
vcUoz. Al/! nieu rs¡)eU.ii en i¡uc me soiii rrr , // en i¡ue
lomaba inu)/ urun ¡iracer. Dádeme inen (¡lio condes, etc.
Adviértese aquí desde luego, que no son las palabras
las (pie (Mnislítuyen la diferencia entn» este período y
otro escribí en castellano antiguo , cmiipie algunos hallan bastante semejanza ; son los giros , es el IUOIID de
decir, (¡ne cuabpiier hijo de aquel antiguo reino reconoce como de. sus inoidañas.
La prosodia castellana , así la de aquidlos tiempos
como la de hoy , es diferente de la de aquel dialecto.
Conserva este inas pura laímlole, de. la lengua latina; y su
estructura, sos voces, que el idioma cashdliino, y si los
estrechos limites i[ qne tenemos que ceñirnos nos lo permitieran, entraríamos mas de lleno en esta cuestión, ipie
es la principal cuando se trata de. comparar un lengiiajo
con oiro y lU'. hacer ver la marcada diferencia (¡ne existe
entre ellos, l-^l ilialecío gallego por su riqíie/.a de voces, y
por su libre construcción , es iuin hoy un idioiua capaz
de sustituir íiasla con ventiijas, al castellano, pues hasta
sab('r nu(! á no haber caído en el olvido estaría en lii
actoalidad al nivel del porlngnés , á (|iiieii Sísniondi
llama id castellano desbnesado, siendo lauto mas dignas
de cri''dil(i nnesiras paliiliras, cuanto que los inisnuis e s critores lusitanos dicen, ipie su antifiíia lengua y (d gallego í'i-ao (inlininnenle (¡nasi nina nicsinii, ñas ptilahrax
é nos d¡ph»i;ios, el ¡ironiintiarion, <¡ne os initrns ¡lartcs
de ¡IcsjKiña nao lem (2).
II.
Nos liemos detenido rniudio mas de lo que era do nuestro |iro|p(')sito, en probar que e| dialecto gallego estaba
coinplelanu'nle formado , servía ya de lengua literaria
ciiatirlo el eiistidlano se hallaba todavía en su inr;incía,
ipiirqiie inins pidabras claras y terminanti's del marrjuiis
de Siinlillana, acerca del origen de la |ioesía castellana,
han dado lugar á reñidas polémicas, por parte do a l gllllOS.
Si como liice Santíllana, escribían los trovadores
castellanos en el dialecto gallego ó no, es eiiestíou
decidida ya por lodos los i[ue entiendan algo de nuestra
antigua literatnra. ÍNo bastidla ibícir y proluir (píese
escribía en lopiidios ticiiipos en ciistelliiiio, emiio lo íii/.o
Sánchez, era necesario para conseguir (d (dijeto que
se propiinia , probar, (pie no se. escribía en gallego, cosa
impi.sible, cuando se olvidó de ello, ipiien tenia mas interés en hacer ver esto, y (piien no carecia de taleido
pura conocer que á semejante enqn-esa debían dirigirle
todos sus i'sbierzos.
Tiknor asegura que esta es una cueslíon imposible de
resolver, pero uo lo creemos asi nosolros; será imposibb!
para ai|ii(d ipte quiera, sin mas ijoe sueinpeíio ungir óleo
do verdad,á iniiiúolra opinión de verdud, pero nosotros
vemiis(piei'xist(í en esta cuestión nii tcrnuiio medio, ium
cuando, v aparte de tudo seiitímieiilo estraño á ellas,
creamos IJOIÍ fue mas usailo el gallego y portugués; pues
]iara (dio leñemos otras razones muy dignas de tener en
cuenta. Si't^uii el niaripiés de. Santíllana, Ins trovadores
coiiipoiiÍaiicíiii/'(/".''i|ii';eoinoiiiilica esta pa lid ira, servían
pura cantar al compás ile los instriiinenlos nn'isicosde
iiqnellos lienqios, y las coni pul lían con preferencia en ambos día ledos. Estose con! prende mejor cuando es Indi ando
la liter;itiiraes|iecial de iiqnellos reinos, y en particular
el de Galicia , se ve (pie ;illí la inspiración domiiianle es
el sentimiento, que es el que prevalece casi siempre eiiesa
dase de composiciones. Asi tuvo podas lirieos , y nada
mas ipie esto. No porque la escinda provenzal dejase
Sentir alli su ¡nlliijo im; ellos teiiiaii, como tuvieron después , como lo tienen boy los poetas de aquellas cuatro
provincias, un corazón lleno de dulce sentimiento, respondiendo siem|tre ,>;ns versos á los impulsos de sus a l mas ensoñadoras. l'Ji ellos no era escuela, era el scjulíinienlo (espontáneo, Ubre.
Teiiieiido en cuenta qne los trovadores do aquellos
tiempos escribían sos eñntiiins o decires para ser cantados, no olvidando que el giiliego eslidia mas trabajado
como idioma literario, \ servía por lo mismo mejor que
el casb'llano que. se hallaba toilavía en su i i J a m i a , no
necesiláliaiiinsipie id estudioso autor de la Historio, de la
inúsicíi íííi ¡•^sjxiñii nos hablase de la música de tlalicia,
de esa música que no solo inven taba nue.vos ¡iislrumeiilos.sino puiiliniciones musicales,—es decir,—ipieaipiel
pueblo, á ipiien boy lauto se afecta (bisdeñar, tenia csn
los siglos mas bárbaros de la edad media, un idionia,
una liieral.urav música,—no necesitábamos, repelimos,
buscar en sus p;dabras un apoyo en favor de nuestra
opí.iíori, puesto (pie TerriM-os díc! tiU'iiiÍiiantenieiil.e,
liablaiidodeCalieiaen los Líempos á que nos referimos,
(lasi como domíualia la leiiü'ia en la^ poesía vulgar, así
tambíeii dominaba su gusto en la música.n
Puede (ífedivameiite dis|intarse, sobre si la poiísíil
vulgar se escribía ó no Gil gallego, aunque haya cscri(1) Murió psio reven IKHI.
(i) tuiíirlc Ñtrfipz'ile Lemi.—O' lycii ile Hii'jon ¡loiiuguciia.
EL MÜSRO UNIVERSAL.
H
lores nslríinjuroa qiio COIIKI Diiiiliiim y (Uros nsuguraii, cas [ilayas, Pues hien, en esa ciu lad, ol ilustro heuedic<iuc el rey ilim Alfiirisii el Snliiu no Iciliria iisaih ;il diii- tino, sino con gran le inspiración, ¿qué gran poi:ta tuvo
m TARIS A LONDRES.
liícti) f^iilíi'j^ii, piislurfíaiiiiiicl casliilliiiHi, i,si t;sln últiiiii) su siglo? al menos con entusiasmo por su patria , y con
se. Imliif'.si! :iilii|ilii<lo lainliíi'ii ¡i su [iniiiósitu, ó lo t[iu'. ns gramles conocimieiilos cu ol dialecto que habia baldado
A S. DE S.
1(1 misiiid, si liuliicsc (iSlaJo laniliii'ii ciilliva'lii'i, [n-ni un eu su niñez., describiii en aipiol silío pintoresco, dosde
iMiaiilo á la Tm'isica osla ya ftiiTa <k'. Unía iluda , él i|iio donde según sus mismas palabras
>
I
Loniirps iSdc .ijínsli).
iliiiiiiiialia no sdli) ol gusUi, siiiu la inúsii^a , |iii;'s i-n Casse VI; Inda a isla
lilla a¡>i>nas cxislia ciiaiulo <>ii lialícía lia!)ta lli'f^ailo al
con seus arrodeos.
I Querido Pepo: las ocho de la noche serian cuando me
|HniI.() ih'. jn!rri!(H;t(iii jiosil)li', mi a'|ui'llris ilias, S(i;^un nos
So ve o mar bravo
I acomodó en un solitario compartimento de los coches
lialilaii los aiilnnís (|ii(> so o(',ii|iai'oii i;ii liiskiciar las v i so ve o mar (¡uerlo
I do primera clase del convov, que salía ospresameiite de
cisiliiliis |iof(|iiii |>a-;ii un iiiUíSlro país iislo divino arle
de Ous ó de Tamlii)
'
iI París, con direcoion á Buloua.
¿Ni si> |iui!(ie (irc.c.r muy lijeii, aun ciuunlo se |i()ii;íaii
as llfias do loxos ..
II Veinte seguivlos ilespues íbamos ecliando chispas por
en i!a la las ¡mlaliras IIIÍ Sauliüaua, i|ui> dice ¡/o he, visto
cu iKiilcr lie mi alíñela un Ühni ile cánligas y decires escr¡hi(í un libro, ([ue bajo un modesto tilulo, lleva el el ferro-carril del Norte.
Asmiániomealt(!rnativamento á las ventanillas, con
cscrilas «n galh'^'o y [nirliiy'it'is, no si' jur-de cri'iT, (¡ne sello ilel amor ipie le auimalia Inicia su pais natal, sienlos Irovadorcs caslellaiioK Í\ÍU'. l()ina])ari de uti |iaís U<T~ do el prÍin''ro (pie después de algunos siglos eclni con .a cnriosidail de un niño, quería reconoc(!r el vaslo hoa(piol
libro
los
cimifüitos
do
una
verdadera
literatura
rizmite do la llanura iluminaild por la ténuo claridad del
mana la música para sus eántigas, liiciesLíii cslas laiuliien iMi f^allei^d? ¿No se pueile creor. i|ue, pu^'S (¡alicia provincial, en (pie todo debe ser liíjo de aqu(d suelo, crepúsculo. ¡ Intento vano ¡.Como las nubes que el huracán alrojiella y deshace, como las cintas do fuego ipio
lialiia lliv*ad()en a(|UiílIos lieuijios á uii^radii de civiliza- ins|)iracion , liorí/.dnlos. Iiíuguaje y aspiraciones.
Asi lo comprendió aipiel liomiire'cuya porlenlosa ima- forman los Üxoner, de una hoguera cuando se los agiUl
ción sn|H',rioi" á la ile las ilemás |iniv¡ucias, imprimiese
el scliii d(! su [irc|inuderancia inicicciiiat, easnalmi'iile ginaeion lo lo lo abarcalia , en td lo oslaba presente , y en círculo, así pasaron ant(! mi vista el monte de los
vu la pO(;sia (pie es ilonde uias se liejn simlír la inlluen- arillo cuyos ojos de pi'Uülrante mirada parecía doscorrer Mártires (.l/üíi/í/i(íírír) y San Dionisio, quo ha perdido
cia ili;| pais mas civili/.ado soltre el ijue lo cslá uieiios? su velo el diísconocido porvenir. ¡Lástima grande que su lorro gótica arruinada por la edad , y sus regias l u n i el iloscui'lo y la inilifereneia coiiijue se miran e-las co- bas por el imljócíl vanilalismo do los revolucíonaiaos
sas en nuiíslra palria, permita que semejante libro per- del 93, Algo alcancé del aspecto de MoiUmorency y de
manezca inédilo!...
sus campiñas pintorescas, que en los domingos sij p u e blan de giras do campo y do alegres cabálgalas en burro,
procedentes de la clase mas laboriosa y mas sana de
n'¡culos Á uulailo esla enojosa cueslimi.
IV.
París; pero al llegar á [ínghion, ia oscuridad era tan
l.lcuos eslán uueslros aiiI ifímis cancioneros, de versos
Nos hemos a|i;u'lado basluniedel camino ipie dehiamos grande coinn la do aquella iioclio terrible en que Napoln'clios en dial(;cl,o ¡fallufío, lo mismo los cspañole-s que
seguir en estos |wbres estuilios, sin imporlancía y sin león liizj asesinar con las fórmulas de un proceso al inlos piirlugiKisiis.
fortunado duque que llevalja ol titulo de este c a s I'ei'o desdi! el mntneul,(i cu que los Reyes CaLólicos, preleusioucs do ninguna clase.
No nos (pii'.da vadtMpiiéii hablar oil los pasados siglos: Üllo.
«ijíuiiíudo su f^'rau olira do cciitraljzaeiou, alrajcnm las
(inatni provincias al Luniieiilnso vi'irUce de la f^uerrera podemos muy bien entrar alimM en el examen ile la poeLos empleados grilaron Creül, y me acordé de que en
piitilica de aquellos tiempos; desde el moineiiloeii que sía gallega contemporánea.
este pueblo luibia oslado loco Carlos VI, luego Liaii^¡aliciii euLni bajo el veriiaiero ]iiiilcr de la luonai-ipiía
Pero ¿no me.rece ol pueblo, ese gran poeta, sublime, courl y Clorinonl, Breteuill y Ajlli; sin (¡ue yo conserve
esjiaMdla , desde i|ue sus liijns TrnTon lí recocieron el sencillo, tierno, aun cnando sea á veces chocarroro y de estos lugarejos mas recuerdo que sus iiom'jres.
campo (U\ lialalla los san^rienlos laureles de (pie su en- de mal gusto, (pie empece.mos por él? La poesía popuLa vi;i ('omeuzaba á desarrollarse en un terreno fravanece uueslni pal.ria, ponpie le recuerdan sus ilias de lar, caracteriza un reino ó una comarca, describe una goso , porque unas veces íbamos colgados sobro los vaIriniifo y de poderío , os desde cuando, perdida la limra- costumlire ó una creencia, nos da la mut',stra mas pal- lles, y otras atravesábamos zanjas abiertas á pico en
tura ]HMvtneial, ¡lueslo (¡dc esla siyuiond» el ¡rn|>iilso pablií y digna de crédito aci'.rca ¡le su cultura i'i do su los costados d(> los alcores y do las colínas.
tliido [lor liis Reyes CaLólicns, liabia ido á confundirse en liarbaríe ,V.s |mi'.a necesario que aun cuando en breves
Ll cigarro se acabii, mis párpados empezaron á pesar
«1 vaslo mar lie'la lileralura palria, relegado el Kallef^o rasgos, digamos algo dí^ esa poesía, ijue forma la at- mas ilu lo ordinario , y casi estaba dormido cuando lleíí la oal.iíyoria do dialeclo, diíji'ise de escrthir en él, per- mósfera iuleleclual de un pueblo, (pie no es de riailie, y gamos al ¡mradrro de Amiens, y no estrañes (pie diga
ilii'i la pe(piei"i¡i iin|iorlani'ia que hmia hasta en el esi,re- es do lodos , llures (¡ue hrolaron ignoraiias y que (m to- paradero, porque en castellano no hay mas estaciones
clio y re lucido Icrreno en q le se liaMaba, y des le en- dos los sitios dan su perfume, estrellas que iluminan que las de la via sacra. En vez do seguir la corriente
lonciisliasla liov, pocos, nniy pocos lian siiio lospoelas dulcemente el ci^jlo bajo el cual reposamos, y quo nadie famélica de viajeros que so dirigía á la fonda , prt;gunt6
'jue lian tenido para el pi^rlido idioma de'os antiguos sabe rio dónde VÍLÍUCU, á donde van, dómiü tienen su por la puerta de. Moiitrescut, y me contestaron que ya
Ir.ivaiiori's, una mirada de conijiasion,
morada.
oslaba derruida, y que se iialla'ha lejana do aipiel punto.
Mirad , apenas la liísloria echa un borrón de infamia Fue esla nueva de gran contrariedad pant m i , nu(;s jio
I,a esclava w- lialiia liecho rema.
Lii Iraduccioii iW- la obni did iihispo Servando, hecha sobre la freiili', de un liéroe querido, euaii lo (d poeta quería pasar por Amiens sin conociír el teatro de la facu este iiliiimii ¡mr Sii^'uino , es I;i última olira literaria, popular, ese corazón que sieiile [nir loi.is. protesta en mosa lia/.aña de a(]ue,l esforzado capitán Hernán Ttdlo
ftn que se usií la ttm^íiia (jue lialiia serví.lo al rey Salii i su lenguaje del cielo, con la misma voz . con el mismo Portoearrero , hombre [lequeño de estatura y de ánimo
para e-;eríliír sns lu'rmosas y tiernas cantigas , modelo valor conqui! [iroleslabaii sus bi'rmanos dos le su Im- giganlc, (¡ue en II de marzo ilc I;¡.'i7 con diez y seis
inílilií retiro, y desalia a la bisloria y al tÍem[)o, se burla soldados y doscientos arcabuceros , lomó una plaza que
dedui/.ura y de seulimienlo.
I'ncd imporia ijiie- Va/.ipiiv, de Neyra resucilase á de los vícloriosos onomigos del héroe, y levanla su canto luego (!l valeroso rey de Francia, línrique IV, lardó seis
|"'incípí(»s del si^lo XVII la poesía fíaílega , apenas ! e - en favor did desgraciado, cauto que va de choza cu cho- meses en recuperar.
n(!iiids de él mas iju'' el si^'nienle soneto, sonólo <|ue za , (pie pasa de generación en generación, y que d u Permileme (pie desde pais cslranjero te recuerde alCdpiiouos para que se pueda conqiarar con las poesías raría mas Ipil! el liviano recii 'rdo de la traición sí él gunos pormenores de lan gloriosa hazaña, pues mi breK^ille^as de nuesVnis días, y oon()i.;er asi y virr cuánto ha inismu no lo piirpeluara.
ve reíalo será mas agradable á lu ánimo que la desi'lo perdiendo hasla hoy el díaloi-to g.tllego, del que ¡loCae Pardo de (<ela. per.sonilicacion , gefe de una re- cripción do eslas cenas al va[»or de la- liosb'rias de los
'leniiis decir con harto fnndamenlo (¡ue se lia caslellaui- volueiou ([Uri t"nilia ;i acabar con el [lodcr feudal, |KÍ- ferro-carriles; fuera de la palria y en ol corazón de nazailo.
ri'ce á las asi'clianzasde ese niismu po li'r; id lii-loriador, cimii'S poi'orosas, las uK-morias de nuesira granileza
y el noviliario,callan su iiomliro por no manchar, seguí pasada dan mejor templo al espíritu y le sirven de conellos, unos polines timbres (tu familia; no importa, el suelo.
SONICTO.
poeta popular esclama:
En tiempos de Felipe I I , nuestros dominios de Flandos,
llegaban al territorio municipal de Amiens. D.irlans
Morle cruel esa traidora maña
A nolis diiran conta de lo
(tos franceses dicen Donlens), tenia guarnición española
de niiiliar (l(> un ralo á Immana vida,
que. lies queira perdonar
(¡ue mandaba el inclilo capitán Hernán Tidlo de Porto¿C(Hi qué (dlds ii podeehe ver i'uiiqirirla
lo qué acalidU á IVonseira
carrero. Ganoso de gloría v niedilando siempn! peligrona sania reina qii' oxe penin ICspaña?
(! i'i vi la tld Mariscal.
sas em|iresas, (d goliernador de Üorlans envió secretalíe a(piel ranein' que te carcome é laña
clie liña ¡i inao [laiM malar crc^uiíia ,
líxísle una costumbre, poética, sencilla, mejor dicho, mente á Aiuieii • al sargento Francisco del Arco, veterano
¿no.1 lleras imutra parte esa l'erida
patriarcal, en medio de aquellas niotilañas (pie so al/.an lailino quecmidcia la tierra, y hablaba el francés como
ddiiile iidn Tora á lastima lamaiíay
cercji d(d mar canlábrico; el potMa la viste con ol iraje los naturales. I':i sargenlo cum'|ilió su secreto encargo, y
de la poesía culta , y hace asomar á los labios la sonrisa encerrado con su ca|JÍlau , ambos trazanm el snr[ireiider
¿Non se torcera a(pi(d fatal coslmne
incrédula; pero ved , el pueblo caula, el pueblo la san- y lomar la plaza vecina, lil arcliiduí¡ue, noticioso por
óá ley ipie iguala do morrer na sorle
liiica y le pr,>slaese dulce baño de caslidad , osa certe- Tollo del inicnto le envió tropas, y la noclic del Id de
os allos reísimos liaixos labradores?
za (pie sin sabi'r por (pió acogemos, y no podemos hacer marzo do lüíí?, salió el capílan español con dos mil
TerrÍbl(M-n lin i; le.i poder, ('i unirte,
oira cosa mas ipie amarla , admiraría. ¿No creís ver en hombres y amaneció cerca do Amiens. Diez y seis soll'ois (Ijiiule lie ti nns é señores
eslos cuairo versos ipjn la describen , algo de pun^za, dados escogidos ipie conocían bien la lengua dé la tierra,
Son iiébiKi^ sombra, [n"ni, son vimio é rmue.
algo do idealismo (pie la hace querida .i nuestros ojos? se disfrazaron de campesinos; unos llevalian legumbres,
otros av(!s, eslos fruías, y aquellos cosliilcs de nueces;
Resdecl aulor de estos versos, hasta el padre Sar~
un gran carro de heno lirado ñor dos mansos bueyes,
—Canlaii os galos pra o dia
nih'iili), un encdiilramos uri solo nombre que lleno este
corraba esta roliorte de vendedores: todos llevaban arlírquelc meu heii é vail"!...
Viinoileuusiíílo.
mas, pero cubiertas. Doscienlos arcabuceros so queda—t.; lino me bey dir (pirriiliña
. 'hiy una pequeña oiiiilad en el aiiíifíno reino ile Galiron en (pelada detrás de una ermita lioy arruinada, y á
(^iimo me bey d"jr ó ilcixnrle!...
^'a, (pie se halla rodeada de niíiia , de árboles, de moll¡Kica dislaiicia ol resto de la infanteria y caballería. Apeliuias; rismnia eonm una ciudad del Mediodía, suatiiK'isNuesira memoria apenas nos permíle recordar algu- nas apuntaba el sol, cuando los diez y seis disfrazados
''''•'i limpia y serena eslil cargada do perfumi^s, los nas do atpiellas lindísiínas c¡ii¡ti¡/as conijiie arrullaban se mezclaron con la gente que venia al mercado, y enbienios ijne vienen de la mar, traen las misteriosas a r - nuestro sueño las hijas de aquellas liermosas ribera-*.
traba por la puerta ríe Montrescut; los de las nueces
'noni;is de las olas, las ligeras nubes que cru/.an su cíe.lo,
¡.\h! coiivengaiuiis una vez mas, que no so conoce desataron con maña los cosíales para que se derramase
corud pájaros errantes, llevan im su SIMIO algo do aipiella ontorarneiite ol genio poólicode un pueblo, por el de un su mercancía, y la guardia do la ciudad se arnij(í á
nenurisura , algo de aípiella poesía que cnvuidveu las p o d a ; hemos visto que osios muchas veces lian sido lo recoger la fruta con rechina v algazara; en lanío avan^niubresde sus ludulañas. Como lasciurlmles del Adríá- contrario du lo ipie (Ta y les exigía su época , no es no- zaron los del carro de heno v lo atravesaron eu la puerta
'•'00, se mini en líl crislal de los mares, y la pnidíga cosario conocer osa pnesí-i piqnilar. espontánea, fresca, para (¡ue ni estji pudiese cerrar.se, ni menos levantarse
ji'Unraleza vistió aipiellas orillas , aipiellas'verdes y s í - vordadoro eco do los sentimíenlos, do las nocesídades, el puente levadizo; nsi las cosas, Francisco del Arco
'i'ncídsas cañadas , do árboles centenarios , de plantas de las aspiraciones th'. la multitud. Poco importa quo saltó de entre el Inmo, y disparé un pistoletazo al gefe
(íiganlcscíts, de llores, de todo cuanto podía engalanar apoyailiis en l,i mayoría de l.is poetas do Galicia sostu- de la guardia, dejándolo tendido á sus pies, y dando la
'iquella liíj;i uiiiiiada. Ñi fallan las sombrías ruinas que viéramos y probáramos que os mas, ipie allí la inspira- señal á los suyos ipie cerraron con los soldados france''y"e,aii |-i.|.|[|,p|jj,^,¡j. |||j.|^^ hombres y de. otras ('dados, ción es ersenlimienlo, nada liabíamos (iichii, nada h a - ses, listos se pusieron en defensa |)rontameiilo y alarma'n los niaravílld-íos lejos , (ui que se V(m fiomo oscalona- bíamos ¡iroiíado, sino viniese la [loesía |)n|mlar. sino vi- nm la ciudad ; pero Hernán Tollo cdrgó con los arcabu^'''¡^, Igual á ]iájaros luarjiíos ipie salen á tomar d sol al niesen esos pubres cantaros, á dar mas vigor á nuestras ceros y Ifl re.serva , y antes de dos horas ya estaba tomada
'I'''"!''' >J"s cien peipieños puertos, (|Utí se adidantan á as i!ve raciones.
y saijueada una áe las plazas ráas fuertes del rey de
"!ir la uieiivpiiiilii al marino que so torna á laii píulorcsMANUEL MUIIGUÍA.
I
12
Francia, y en sus castillos ondeaba cl pabellón rojo y
grana de Castilla.
París quedo consternado al saber qua los españoles
estaban á sus [luerlas; línrifjufi IV, Í]UIÍ pasaba el tiempo
en fiestas y en paraos ¿ la veneciana, nsclarnií:—« Basta
de hacer el n ^ de Francia, vamoí: ¡í hacer cl my de
EL MUSEO UMVEKSAL.
Navarra. >)—línvió por el pronto al mariscal de Biron (•'i
que bloqncasc á ilernaii Tello, y después con toda la
wirtc, inclusa la linda Gabriela , fué en persona á poner
sitio á Amiens. Luego conoció que la empresa no era una
aventura de torneo, y des[)iilió á las damas y á los j u glares , y puso el mayor rigor en la disciplina de su n u -
meroso ejércilo. Los asaltos se rc|ieiian y el valeroso
Tello, no solo no redia, sino que hizo, entre oirás, una
salida en qne dfgollóá selectentns franceses. La arlilleria de sillo se multiplicaba , las minas y las contraminas
eran tan frecui'iites, que muchos dias españoios y sitiados se batían ibdiajn ihitierra comnen un campo. Hernán
tlHAl. MUShO riK l'TNTUHA V ESCUt.TLnA.
Tello pidió socorro al archiduque, sin desmayar un punto ; pero el -í de setiembrí;, liisponiendo una salida desde
lo alto de un rebellin, le hirieron morlalmente de una
bala que le entni por debajo del brazo; murió á pocas
horas Tello, mas su memoria quedará siempre viva en
la historia.
El archiduque ¡untó veinte y cuatro mii hombres, y
no derrotó al rey (le Francia por exag(írada prudencia del
almirante de .\rai;on y del ikuiue de Ariscot, pues huyeron las avanzadas del campamento francés al descutjrir su ejército.
Por elección de los oltciales, don (leronimo Carrafa,
marí|ués de Montene^'ro , se encargó dtd mamio ije
Atniens, y iles[iues de algunos combates sin es|ieranza
de socorro, conlesió á las pro[iosiciones lie Knriípic IV,
que capitularía sí en oclio días no le llegaban fuerzas, y
como el arcbidu(|uc no [Kíiisalia volver, autorizó
al gobernador para (lue traíase, y asi lo bizo, saliendo los españoles Como habían entrado, con
banderas tcniiidas, carros cubiertos, y con lodos los iionores de la guerra á la vista ilid mismo rey, que luego los ajíasajó mucho, como
que babia gastado cu el sitio seis millones de
escudos (lo oro y ma.s gente que en una campaña....
La bora de partir lia llegado y he de hablarte
del resto del viaje; penlona que nada te diga
de las famosas industrias liu esta cíuilad, de su
cateilral, una de las mejores de Francia, y de
otras cosas que si bien nobe visto, á usairza de
otros viajeros, [tudiera copiar di", las finias y de
los Diccionarios, cuya liilelidad es notoria. Al
montar en el tren me acuerdo con atimiracion
sincera de que aipii nació el bomhre estraordinario que precipitó al Occidente sobre el Oriente : ¡ Peilro cl cnnUiíítf)!
Si el tren fuese hacia Calais ¡ cuántos r e cuerdos de España encontrariamos á cada paso!
pero ya sabes que esta clase ile caballerías no
se manejan tan fácilmente como los pacílloos
burros que nos llevan jior esos amlurriales.
Va caminamos á rienda suelta y un francés
que ha venido á turbar mí soleiíad, me dice
que estos campos son fértiles y ipie dan trigo,
lino y cáñamo, y pastos para mucho y buen
ganaao; durante estas observaciones liemos pasado por Piquigiiy, llangert, Longpre y PontUeuiy , y antes qno yo tuviese tiempo de e n t e rarme del porte de mi improvisado nccrom:,
este salló en un pandero, que era precisamente
el lie Abbeville, y no le vi mas. Empezábala niídila,
de lo cual deduje (pie nos hallábiUTios cerca liel mar;
Abbeville estaba envuelta en el maulo ib; la nocbe, y
tenia ademas un rebozo de nubes. Díóme gran pavor,
pues .se me vino á las míenles que los magistrados de
aquella villa habian condenado a la hoguera al joven
caballero de La Barre, por caiilar coplas licenciosas y
no haberse í;uilado cl sombrero al pasar una procesión;
efecto necesario de las ¡ileas y del rigor de aciuellos
tiempos en materias religiosas.
Tres ó cuatro pueblos mas y hemos llegado á Boloña.
Esta ciudad que parece una colonia inglesa, tiene m u chos recuerdos clásicos; Cijsar la consiruyó á semejanza de la Bolonia italiana, y alli escondía las ílolas con
i|ue liomeñó á los brelones, ¡lensamiejilo que después
tuvo Napoleón y que hubiera realizado sí üulonces im-
biese existido la marina de vapor. Tamliíeii Carlos V do
Alemania y 1 en tlspaña la saípief'i.
Eran las rloei; á iiueslra llegada y caía niia ll(jvizna
glacial, ó mejor dicho , estábamos sumergidos en una
niebla helada que nos calaba liasla los huesos. Todos
los viajeros , romo una corriente iKísbonlaila, se precipitaron al despacho de los [lasaporles, operaeíun inútil
según verás después; pero ca[iaz de hai^er pei'der la paciencia al bomhre mas lliMuálico. Luego que cada cual
¡lor su turno recogía el doeumenlo de la policía y pagaba el eoiiliugiMilii, (diservé ipie ilísparado como una bala
se dirigía hacía el puerto. No ijuísn iuiílarlos y sulViendo la intemperie llegué al muelle, rolo/ándoine e| á n i mo de alegría, [lorque iba á ver (d mar del Norte y me
ilia á efnbarcar en un elegantísimo y cómodo va|ior inglés. ¡ Ilusiones vanas á la manera de lanías oirás qne
se rorinan sobre las cosas de estas líerras!
Aquel mar no es ej de Kyrnn, ni id d(í Quínlana, n o e s el trans]iarenle lago ile (ísmeralda
'jue en mí niñez vi en Málaga , magnílico cuando sus olas al caer e,l sol, son maulo de grana
con recamado ÍV-, perlas; nudancóhco en la nocbe , iluminado por la luna y parecidas sus
ondas á montes de ¡ilata aljofarada; noes el s u blime mar cantábrico , furioso en su cólera
como la liiviuídad ; n o , aiiuel mar era de color
de cieno, sus olas se penlian en las olas de una
niebla semejante al bumo negro de una caldera
ó lio ini incendio; las luces de los faros parcciiui brasas cubiertas ile cenizas, los buques,
esquelelos que se agitaban en lianza faiiliislica
sobre los fétidos vanores del íulienio. Aquella
niebla a/ulaila (|ue desde las ci'ispiíiesilel Velela , velamos tendida sohn' los valles y los rios,
como el velo de encaje de jMalinas que encubre el rostro de nuesíras andaluzas, no existe en estas regiones; conforme los hombres y
las mujeres blanquean oscurece todo lo que les
rodea.'
Para bajar al va[ior babía nna escalei'a pe.ndiente y (¡iie o.scilaba sobre mi abismo, en cuyo
fondo mugían las olas encenagadas. La entrada
lie esta escalera la guardaba un nnnliiniii-, que
exigía de nuevo el pasaporte con la i-restoza y
[luntualidad que le permiliali los cuidados de
una enorme pipa, con cuyo humo hacía llorar á
todos los viajeros que enti'aban en .su almósfcra. Mientras veía un ¡lasaporle, á la luz de un
farolillo ó arreglaba su pipa que se resentía de
la lluvia, pasaban tres ó cuatro por la escalera,
n. in;iM<iii Ai;u.\r»o.
.
•
\
•
EL MUSEO UNIVERSAL.
43
y en aqui;l inomciUo setili lio
ser reo político
para Imrlar la
|ioiiiÍeriiiiii vigitaiiciii fraiiccsii,
ya mi(i iii<! Iiiihia
proiluciiio tantas
iiicomoiiiiiailcs.
Mioiilras llpgalia mi turno rmi
•entretuvo un contemplar el cómo
se cargahaii los
<!<]u¡|iaj(ís.
Sen
"Hiy iiigcniíisns
b» í^iguipndo con
la vista el descenso dt! un fardo, oí
rocío de mi capa,
tomando ladireccion do nna a m i ga, formaba capcada sobro mis
rodillas ó bifurcándose rofrescabael centro (le mi
diminuto abdomen. Bnjí^, pues,
In escalera, mas
temeroso (¡ne si
descendiese á la
cneva do Monlesinos, Y sin r e s pirar hasta poner
ol jiié sidire c u bierta.
' o s i n g l ( i S ( í R y SMS
in(''lüdosnn(r('Cf'n
'luscriliirsft |)iini
üiiscñanzailo |i;ii^cs atracados como fil nuestro.
Hcl mm>llr al vapor esla[);ui ti'u'litlos (iiis lahloncs f|ueroim;i(i!Ui
una rampa pcii'liciilo m;is ipi.'
i'l
tiiKnl
lili
i Qué vapor,
Pepe mió! El mas
desmantelado faInclio de, pescar
en el canto e s *
mayor y mas
acomodado para
id trasporte dtt
viajeros, Lnt: que
hacen el servicio
enlre Sevilla v
Cádiz, pasarían
\wv Lrridlaiirsiá
lado de aípiolla
cascara fie nuez,
estrecha como alma de vizcaíno.
El centro lo ocupa la máquina,
la proa está esconihradaron ios
equipajes y con
la carga, todo011
nioiiion V recibieitilo el agua
del cielo y el
agua de las" ondas ('nfnreoidas.
La popa sin loldilla tenia sus
asieiiins de m a dera ncupados per
una Itirba de par-ngpro= quo se
' agrupaban para
librarse del frío
y que desaüalian
con estiiiri^^nmla
niebla liúnu'da y
las olas que r a saban de vez en
cuando con sns
pies. ¡Desgraciados, (íijR YO [.ara
mi, la escasez de
medios les obliga
á viajar -^obre cu
bierta I Tras de
iiii;i
rortal(>/.¡i.l,osmii'•íos linjaliiui i!(d
ómntlius los llallíes, las iiiiilol;is,
l«s muwliis (1),
liissombrcnTiisy
los sacos (lii nucltfí y liis arrnjal*;in jior la rampa
vinicuili) á raiT
fioii torrilili' frat,'or soliri! la riiInerla del liaiTo.
Mo (ís|ianl('' di> a'pi'd niccaiiisnui.
I'ii liaiil di- liaM"i'ladaiii!o liiiiil'iis viim lí caiT
solin» lina somiiriTi'ra lii- carltm
'lueipnídó aplasIniia y il(!sln'(:lia;
la lliivia s(! iMicargi'i (i(> las d o iiüís pornuitacioiius poripii'. deliia
pusandcoiiloniíio
'liif! fue sombrero. Un niiniihi vino después, como
una roca polásgií'!', solire el iiion•¡"'i y las tablas
¡'0 los banli's tpic
'o recibicrou. «stiillnron do dolor,
yjasmalolaspcr' leroii al acomo«•irseoli-pcÍGriveilAl-KIlU l)K I.A l í S r m X A ITALIANA DBI, RIÍAI. MUSEO TIE r i K T U n A S .
nido gran p a r "^ '10 su pellejo bruñido; dos paraguas ligados á un cojre ntrave-saron de narto á parlo uii saco do noclio... Yo
Uuscnba con ansiedad mi pobre maleta, ailmirando el
, ( I ) tlaules qiio ahnrn iisiin Ins liniiins y an-' iitii'ili'ii c'nmiwr.ii'so r.nn
'" eupnla do Han Ve.]rn.
osmeradii trato de aquellos marineros, cuando observé
qutí el agua me calaba hasta los buesos. Por mas gala
bahía yo comprado una capola de goma . trago do í n vencion inglesa, y como no estoy acostumbrado á permanecer en forma de uso, cada vez que yo me inclina-
I esta compasiva exclamación tomóla escalera y bajé
! á lo que allí llamaban cámara de popa. Era el tal re¡ ce[iláculo de la ligura de una caja morlnoria y apeñas contaría cinco varas ile largo y dos de ancho:
I guarnecian sus coslados unas banquetas cubiertas de
» • . - - • - »
l'Li-RlO nEI, IIRAÜ D I ; VAl.LM.IA.
EL MUSEO UNIVERSAL
tola ili! crin y snlirn clIaR iinns basares con nlmnlmionna vega de Granada no liencn tierras mejor cultivadas,
(lis gutln percha, v.\ sutilo cuijicrLii rki IIUIB V dul lecliü mas [(obladas de hermosísimos iirbDlcs, de setos, de
hIaiKiiicailo pninüii iiim Irisiísima lampLirillii. Mus no prados, de cusilas pcf[ueñas [lero limpias y pintudus
creiis fjLifi mií Jii]i{j;ió «I mal [lorlií do lu estancia, lo <\\ifí como las torres arugonesus ó lus quintas de recreo y
nroiigrtji'i mi Aiiitiio Tiiii c[ vnr liín'iifios á la larfíü oi;ii- los cármenes do las orillas del Uauro. Allí lo (]ue fullii
paiiilo Ledo ni nspai:io, incluso cil duro piiviineiili>, una son las montañas azules, el tono, el vigor del colorido,
jiitrva <ie gigiiutCB rjuo roiicnlia ort Lodos los touos^. No la luz de nuestro sol meridional , la verdura lujuriosa
liiil)ia ]ila'/,a ni [laní un iilliinr! liuLoiicjs coinpnirnlí las de nuestra vegelacion. allí es desmayado el color, d o carrorus al salir de la CIÍMÍI , ouLonccs larnbiisn íjue no me mina d amarillo , el blanco mate , el coiii/,a en d cielo
queiialmolro rociirso sino pnsar iil raso el viiijii con los Y la ínqtresioii i[ne arpidla naluraleza [iroduce es m e perezosos de la cobiorln , que Cínno yo , liabiuu ijafjailo Fancóltca como la conLem|dacíon de un cadáver.
sin fruLo í^n asiüoLo do ciiinnra di; popií.
No solo el campo , lus ultiiras il; Sidbenarn se deaEl piioiiLe prnscnlaba un o-^pedáculo curioso; dos in- cubren ya y á [loco el iialucio de cristal , giguntesco
glesas do cabellos sedosos y blancas como el ampo ile la invernáculo de hierro y de crislid , dentro del cual
nieve, con sombmros á la pasLura, se abrazabnn en el cuben cinco de nufiSlrus'mayonss catedrales y que puecentro con su piídre , que las cubría Cíoi inaiiLas y nian- tle considerarse co:no las pirámides de la arquitoclura
lones p;ira lilirarluí; de lu lluvia; dos iieyros sentados il deleznable y jiorlíitil de los tiempos moilernos, y digo
lnoritíulal liriLabini como e[)ilepÍÍcos poi;o mus allá; Ires portátil, porque este [lalacio, con algunos uiliLam'.;ulos,
fdernanascon uu niño liermosísimo en sus bru/.os desa- es el gran palacio <]onile se celebró á seis leguas, en un
liaban la iucleinencia etr los bancos di; la borda ; dos paseo de Lonilres, la gran esposicion universal de 1.SJI.
comisionisLas dorniian envuellos en maletas, ciirleras y
Vumos.ienlrar cu Lmi Iros, laanÍm;u;ion que [trccede
sacos de noclie ; una turba de norLü-aniericaiios se b a - á las grandes ciudades me lo aiuinda. ¡ Con cuánto e n hía ten'iiilo en el sunlo y tenia colimados los ¡íiós en tusiasmóme pre|)aro á admirar la primara ciudad del
alto sobre suí equipajes; iiquí pasísaban 6 se revolvían mundo ! Uigo m!Ll, Louiires no es una ciudad, es umi
algunos íLaliaiiíts; allí dos per\iviiinos seliaciaii un uvillo. [irovincia cubierta de casas , y tieii i mas jioblacion que
El bu'iue niarcbaba biim y no se oia mas ruiílorpiecl la sétima parle de España (2.';W.'í,l i l bubitanlos), por
pavoroso ruyir de las olas desliedlas por las ruedas , los sus callos circuluii 1. i O t,3^8 hombres y 1,2:18,78:; muaiinllidos del ea[)ilan y los griLosdel tini()nel. De [tronío jeres. En lH.t!) consumió 8.500,000 fanegas de trigo,
comenzaron las angaslias del mareo y lus quejidos y los auníjue no secóme muctio pan, 2ID,OOObueyes, 2S,íli}0
laoientos y idros gorgoriLos menos musicales.
vucas,. •I.'?!)»,!)!?» CiU'uerus, \i'.y,mO cerdos , .*.ü2Í,iOO
Yo liabia cíif^ido la punía de un banco y con los píes aves, 3.0r>0,0[)0 de salmones, 21>Í.2:>0,Ü0ü cuarLíllos
OUCOKÍIIOS iiitenfaba «lormirme. Un borrible estruenrio de cerveza, Í).0i>y,ü00 de cuírtillos de aguurdicnte,
semejanie a! ile una balado eaoon cuando cercana á 5-2,000 de leche do vaciis , 3.000,000 de Ion-dadas de
UDSOlros rompe los aires, me lii/.o abrir los ojos y vi carbón , cuyo hnmi se divisa á -ii millas de distanpasar al coslado, casi rozúnrlomií, un íantiisma inmen- cia y se alumbró con :]iiO,000 mecheros de gus.
Allí"2;),;J 17 sastres visten á las gentes vecinu y íoriisso : era una fi'agala.
lera , ¿o,o7!) za[iiiteros los culzan , los sirven 1CÍS,701
Los faros de la eosLn de Inglaterra so rüvisaban d i s - criudos y les cosen la ropa blanca «0,000 coslurerus...
linlamenle y conLempliíndolos dormité, ií poco me .ni[ue- mus á q u é cansarle, inienLras yo recordaba en globo
jaba una pesadilla, soñaba qui'. mububia inareailo. Vn estos datos i[uü tú conoces, [loriiue habrás registrado
iispenv sacudiinieuLo meiles[)erLÓ y me enconlré rrerilc los últimos censos de lu Gran IJreLaña, ya el ferro-carril
¿i frenle con mi marinero que me [nülia los IjillcLiss y no pasaba sobre un barrio de «asas bajas , uegruxcas y
soquegraLificaciono.fi. Le contesté [)oni6ndole como n u e - muy semiijuntes á las do los [uieblos iln las .Mpujiirras.
vo; pues me liabía mareado en realidii;!.
Ni un moiunnenlo, ni uu arco triunfal, ni un editicio
Pagué, me puse lie \ñé y al débil crepúsculo de la siquiera, de bolla a[íariencía. ¡ Qué desengaño! Loiimañana (livis-! Ins. cosías blauffuecinas de liiglalerra. rlres es una tortuga, cuya cojicha lios.igradií, lo bello
Aquellas dos horas de travesía no las olvidaré jumds y no He encnenira allí, tiene grande/u como el mar, coimí
le aconsejo i[ue no vayas á Iiighilerra liasLa i[ue se cons- lus allísimas montañas , COIÍT) las cosas grandes.
Irnya el TÚÍÍCÍ submarino.
Él puerto do. Fidksloniles unu canlera, al desembarNueva molesliu en la Uiiuana, al lin libre de aquellos
car caes en Li'rroiins fangosos, subes |ior unas escale- cancerberos y dol ojo avizor de la iiolioíit, tnmíi un c o ras de madera, alumbrado por mi farolillo de la genio che mas desvencijado v mas feo (|ue los mas ridículos
ílií m a r , y después de mil vueltas y revueltas como las de .Madrid , di las senas rio la fonda {Murli-is hotd,
qiltí describen los novelistas amigos ile subLerr.'incos, Tr<tfal¡¡ar si/iiare) al cochero , que estaba borrucbo y
liasen un salón A cuya puerla un empleado te arrebata vestido cisi de burapos, y [(enelramos eii uu occóano
el saco (jo noejm ilo las tnanos, lo regisLra los bolsillos, de niebla espesa, annirilla y liúin-üla , al Iravés de la
sin pedirte perdón, te itniLiliza los cigarros, si pasan cual so divisaban algunos odilicios gótico-sajones.
di^ doce ó quince, y te vacia elrouile Lu botella de vinjc,
Llegué al fin ; nn amigo mo esjioruba y autos de ba;0h pobres guardas de mi país , como os calumniamos,, ñarme te escribo la [)resonte, bosi[uejo de mis imprecuando pasaríais ]ior ángeles al lado de estas aves <le siones.
rapiTia! Despojado del equipaje , cuyo [niradero no supe
Después de leerla ¿ no Icrecondliiirás algo con esta
basta mucho desjiui'S, hubo tie ocu[iarme del pasaporte. pobre Lspaña tan caliitnniailaV Yo le |>ueiio usegurar
Una fioni perdí sufi'iendo coiiazos y cmpellone.s, al fin ijue alioni mas que nunca amo a mi jialria.
alcancé el pa[)elejo i[iii! acreditaba mi p4!rsoualidad y
entró en otro saktn, donde registraron con la mayor
J. Gi)n¡M-;7,-S»;iiu.vMi.
escrujiulosidail hasta los meiun'es intersticios de mi
maleta. Una n-aiicesa que llevaba de regalo de boda á
su hija, un si:rviído lie café ihi piala, vWi con llanloen
los OJOS que losailuimen)s se lo ¡ijilaslaron y Lrilnraron,
D. UIOMSIO AGUADO.
porque nii la ]iatr¡a de las liberlades están prohibidos
ios artículos do plalería ; á los peruvianos les bícierou
Célolire [)rofesor do guitarra español, nació en Madrid
[)agarcuarent-a reales por una rueda de cigarro.i liúdos, el 8 do abril d<t 178-4, y murió el 20 do diciembre
vá'mí me (leslroxaron la somhnírern al cerrarla y era do lSi!)..Munifesl.ó desde sus [irimeros años tisceioiiles
<l(! cuero con cantoneras de hroiice.
disi)osiciones ; estudió ciiii singular iqu-ovuchamieuio
Para consuelo, tres ó cuatro coniisionislas, cuyos gruínáticu latina, litosofiu y francés , y dedicáiidose mas
auxilios no hubiamos solintado, nos cobraron derednis adelante á la paleografiu , debió á su 'íncansahli; asiduidad el litukí de paleiigrafo íld (Consejo de Custillu. Por
por el servicio que acubalm de prestarnos lu udiiaiia.
La del idbu seria al euliar en el Ctn;he dol ferro- via de dislraccion y reci'co , [trocuró adquirir los [trirnecarril r[ue d'dna conilueírrne á Londres. ¡Qué cndiesf ros rudiiuonlos do la guitarra, y bis rocibió de fray MiEstrechos, forrados dn badana negra, semejantes ii guel (iarcía, conocido [lor td padre llusilio, moiige en el
unu litera, con lamparillas tristisinius, con viajeros convenio ilo este ruanbre. Las iirimeras lecciones revogroseramente tendidos tpie f c í b e n en silencio y con laron al maestro d raro ingenie de qms csluba dotado su
gesto airado al recien venido! El luuhir rapiílft; pero discípulo, d c u a l hizo iles()nes por sí mismo un osludio
frecuentes los estreuíecrmioiitns. j Cuánto me acordé serio del instrumenlo r[uo hubía inorecido su predileclie los forro-carriles alemanes , díí los fruncoscs y de ción, al mismo tiem[)0 que de lu rmisica.
loa de Cataluña!
En tSOS la invasión francesa le obligó á retirarse con
Un inglés de porte muy eVgnnte hda á mi lado, su madre , viuda ya á la sazón , al pueblo de Fucnlucreí que sería un libro insiruclivo, una novela de fama brada, distante tres leguas de Madrid , donde permanemerecida, un folleto polílice tul ve/,: nuda tle eso, el ció durante lu guerra , sin mas recursos para atender á
libro , segim |oiile ver á burtadillus , se tilulaÍKi: Vida au subsistencia que los productos de un pequeño viny aventuras tln James Frcncij, el mus célebre dfi los culo que alli [loaeia. Los bonefictos que dispensó al v e bandidos irlandeses, el Francisco Eslébuii de aquella cindario le hicieron acreedor á una gratitud sin límites,
isla. Este romance con las Vidas de los piratas n'-iebrus, l-j) derla ocaaioil foeroii muertos violentamiiiiic algunos
la/íisioj-í'a de Mb<tll Tlanders, de Juck , el cootrabuíi- franceses de lu división acaiitonadu en Léganos, los
dista, de la bella Rosamimda y de Doña Uoí.ena la cor- cuales liahian llogudo paseundo á ruoiilubraiia. El g o tesana españcln. forman la literaUíra del bujo pueblo nend de la división apenas tuvo conociniionlo del hecho
envió al pueblo una gruesa colnmnu con orden de reduinfllés , on un todosomojanLcá la nuestra.
cir la [loldacion á cenizas; poro Aguado, (jue de niiteí'n sol de pidtre cometizaha A iluminar las campiñas man(> lo hahia [n-evislo todo, se dirigió á Leganés, tuvo
de higlal'Ti'a: ¡Qué camposl ¡Con cudnia injustida Uíia enirevisla ron el general francés, á (pnen eonociu
juzga el vulgo la agricnluira inglesa! Se cree cu nues- por haljor varias voces á jicticion suya tiicado la guitra patria i[ue allí lodo son fábricas y que el suelo Árido tarra en su [labellon , y recabó ríe él, ofreciéndole la eny pedregoso es como los vac¡aden)s"rle una mina, l'nr trega do lus verdaderos culpables en el caso de conocerse
el conlnirio, las huertas de Murcia y do Valencia, la
su paradero, (]ue revocase lu cínlen terrible en el m o menio misino do irse á oji'cular.
Aguado con su habilidail admirable tanh'i muy poco
011 llamiU' lu atonc¡i>n de los aíidonudos á l;i guitarra,
cuyo ostudio coiitiiiui't con jierseveranciu en su retiro,
y logró cailii ilia d<'.scuhrir en él nnevus hdlozas. Concluida la guerra, regresó rí Madrid con su iiiudre á
quien adoraba , y no se se¡iari'i de ella hasla i[iii> en JSdl
la muorle se la robó. En ISi'ó [msó ;i i'iU'ís , don lo sorprendió con su bahiliilad superior ;i los mas notables
profesores, y contrajo una aiuislad muy íiitínia c.on los
mas esdarocidos , corno Snrs, llnsíni , l\ig;mtni y I t e llini. Su modestia le ht/,o (avilar on la cajiilul de Francia
casi Unías las ocasiones que se le, prosonlarou [)ura distinguirse, y sin embargo logró una gran celobridad con
solóla publicití^icui de sus coinposicioues y lu reinqiresion de su ¡-^w-uda, duda á luz [lor [irimera vez on
España en liSJii. Al reim[iriniirlu vn París lo díii el t ¡ tufo, que desde enlonces conserva, do Xuevo método
jiara guitarra. Todos los inteligentes están de acuerdo
en calilicar esla obra de esceleiito ; todos la consideran
como la mas ]irii|Ma para aiirender ii locar la gnilarrucon
arte y [)nrfeccion, y en roalidaí! ella basla p;ira legitimar
la reítntai'.ion inme.iisu (pie gloriíicu el nomljre de Aguiido. iNo se íiu cscrít(t^ ni es posible i|ue se escrihUj
nada mejor en la miiteria.
El dia \i deal)ril de 18^8, la diligencia en que regresaba á su palria fue usidtadu ul llegar á Arísa [lor una
jiurtiila lie carlisLus perlenecíenles al ejércilo de Cabrera, los cuales, después do robar [KT ciim|)lelo á Aguado
le conilujeri)ná loa montes con suscom[)aíieros de viaje,
y lo notiíicaron la sentenciado muorle, (]uo solo podía revocarla ajiroiitiuido cierla cunlidad de dinero. La misma
suerte ameiia/^abu á los doiiiús viajeros; él fue sin e m bargo ni [)rÍtnero que ulcauzí'i la lihertuil sin soindorse á
las duras condiciones f|ue se lo im|ion¡un jiara su rescate,
pues su venerable ancianidml y umuhlo triiUt lograron
alilaiidar el corazón do uqnellos luoubres que tuiítu h a hia eiidurecitlo la guerra.
I^asó en Madrid el re.slo de su vidu sin coniruor m a trimonio , y sostoiiiéndose con los jirududos de.l mencionado víiicii¡(). .Siguió profnndizauílo el estudio de la
gnilarra, llama'ia [mr él su iiHeparabln cumpafiera, y
algunos años antes de morir dio á luz lu tercera edición
de su ¡\''i'ivo .lí'iíoiío, ul e.ual agr-'gi'i un apéndice que
esl.ai>u en pre.iisu cuauíhi fillecii'i. I'nr «iicargo suycí sus
testamenlarios llevaron á cabo la puhl¡raoi>in.
Don Diiiiiisio Aguado fue víclima de un calarro c r ó nico [Mil orinal rpiolo. tuvoen cama cu;irenl.ii y d neo días.
Consorvii hasta ol último instante tuda la [>loiiilud do su
rrizoii I y inoslní en tan ti'rríblo tranco unu (Conformidad
ojo,in¡)lar. Los i[uo conooiau sus virtudes ki llururoii tun
amargamente como los admiradores do su ingo do. Murió l.an pnbre, riue sin la generosidad de su agradecido
discipiilo don 1'rancisco Casariego hubiiTa basta carecido del modoslo nidio un (pie duerme el sue.ño oleriio.
Agnado en la vida prúcticu era uu verdadero lilósofo.
Se bullía creado muy ¡vicus necesidades, y us¡ os que
no tuvo para satisfuc(irlas que recurrir sií[ni(U'a á la
enseñanza. Con todo, toini'i á su cargo algniios d¡scí[)Ulos Con (d exclusivo ohjolo de imbuirles lits eseelontes
diicli'inas de su iiirdodo jiara i[uc jiiidiesi'u ¡irojiagurias.
Tiidiis ellos se distinguen por el siuiido II.MIO, rutuniio y
hrill;inte (]ue sacan del ínslrunii'utii. Fmn'on ohji'to de
su [)articnlar cariño los dos berinaiios don .losé y don
.\gU3l.in Cain¡io, y arnhos hicieron muy rá¡iid<ís [irogresos ha|0 la diroccinn de uu niaostn) tun csdarecido,
eB[iecialnienle don Agustín, el cuul á la edad de Í3
años locó en la real cámara , donde lo presíMitó el mismo Agualó. Como una muestra del Ujirocio r(ue [trofesalia á don Aguslín f^unji i, ;\guado k^ legó en el lestame.nlo su famusu guitarra, y e.l que oye looar al discípulo des[iues do bafior oído al mai'slro, cree [[ue aquel
con el instrumento y la nu'isica de. oste hu herodado au
genio, sn habilidad, sn biion gusto y siii'jecuci*tn. P u diérnmi)scasi decir ipv Agiiudo -¡e. formó somejunle discípulo para tenor un comjielidiir digno do él.
A mas dol í^'n/^i'o Mt':i.<uh> / w m í/iííVajTff, debemos á
Aguado lu invcninon ik un iustrumi'.nlo, lliunad(í 7'J'Ípod.-á Máíjuíiiít de A//Hiuh>, jiaru colurar lu guitarra
(Ul su pcíHÍcion mas jirojiia. (^on dicha máipiina se toca
la guilarracon mus comodidad, y la [losídon dd cuerpo
es menos viidenlu y mas eloganle. El gid)iorno francés
di(i ú Aguado por su máquina privilegio de invenciuu.
A. HuioT.
VALRXCÍA.
PUCUTO OKI.
r,\\\n.
El destino del [tuerto de Valencia, es ser pmnto ^*
Larde mm de loa [luertos de M^idrid en ol Meiliterrrtiicy sean cuales fiHTcn los ohslúculos qni" se vuviin suscitando, y el origen mas ó nioiio'* baslariln ijiié los croe.
ar[uellos van, aninpie kMilisinnun'Milo desapareciendoy este perdiendo diariamente do su inlluoiinia y aclituill)iís,ie Inogo el prohli'nia . (pie bahía empeño secular ei'
presontar como iiisnlnhle, ha bniido unu solución víctoriosu, y el sínqile exániori dd grahudo f|uo acouq>añaj copia exacla de una fítlografiu, hará ver que la [d"'
EL MUSEO UNIVERSAL.
Va iiri'iinsa dn \n (>mhocailnra ili'l Tnriii, siiTro y lasca
irtíiiii; qim lnn|iníSiK' [mi-In, oritrn nllns n-a^intaft y vaiuircs iliíyiiürra ülrai-aii ¡i su escollfra; y «lun en la a'Uii'a fnní filcair/a lii Uwvv.n iM IMIIHIH-IÍ seciuuliuln |ior la
'iiiíciiiiii-n ^ iiLrilmir ú iiii[iiiH¡I)il¡(lail física lit imcoiiclusiiin (lili |ui('-i-l.(i, i's Hi'iiíiir Ins [inulinins liicii-áuliros iln
"l'K' nlumilmi his cosins inarítiiims ili^t I^MM, y li qiiinins
su rcíjtiK'iHua iiiisrrin iliíS[ioja casi ilnl [ircsli^iiiy linal;i
Otil iiíinilirn |iiini i'ulcgarlos ul catalogo (le liis olirasor'íiiiiiriiks.
Ijací'. mas do. mnclio siglo que el puerta de Valencia
'"LSiiiru !i h cat(';:or¡a t\w lo. iinitnoti'n sus ilnsliiins : otro
taiitii liiH'i.' ([iní lui.'lia li ln'azii ¡larliilo con ciionii;.'()B ilii
"lüs (I(! un friíiioro, y oiiiitra uiin fiii'i-y.ii ilcscinionitiii eniviz (l(i iliísalciiliir mía ff, nicims arritigiulii, y ilfibluc nna
'•tii'rf,'in inoiKis itií](.'.\ibh; que lii del os|)íriUi qne lo snslinne.
_ lÜ puerto fio Valoiicra iiileropii miínos ]inr su descripoiiiii r(iio ]uir su liisliiria. Uiiii diírsnnn iivliíiciiil roiioaila
lili alriíacnnew (pío 1,L aUrif;uii ]K)r Ncirle y I'IHHI'.IIIP, proIdiigiiniiiisn liiícin ol Sur otra lítioa ilo nilil¡oÍ<iíi solmi ol
uiiti^'iKi y .ieslriii(i(n;oiilraiiiuiíllo ; un Tiiuello ó escnlliíi"i c.untra los t'inliali's iltíl Levante j Nonloi^te, lié ai[uí
toilii ni ]nnTt<^; lili ¡u|uí linio ol prolilomn. Y este puerto
lia sopteniílo su Te|uitiieiiiii oii los i'illiiiios lempornles (|*'l iiluño ; él, liosacredilmio y aliiilitlo, luí guai'iliiilo
iiitaolo ni ilepósito de loa iiuniemsos luquesquü so lian
coiili;iiln ¡í su cnsloilia.
iiesurnireiiius en l)n'.vo osfini'in la curiosa liisLoria del
liurri.o ilol (¡rao lío Valeiicin. Ue ni\iy anlí^ilo exlsUa uii
fitnluirnidenKle iniiilont, cu lit ]i<Tsu;isiiiii de cpie seria
traliajii y dis[)enilio iiiúlil la conslvuccion de luio do
|iiiiilr;i. Prevaleció sin otnluM'fíO esie in^iisauíieiilo, v so
coiisiruvó uno si'fíiiii i'l jirnyocln de ilou Tonm Guelda,
«I cual, dicf'U las nioniorius, solo duró treinta anos escasos, f[u('daiuio iinilíli/Lido al enlio ilo dicho liornpo, y
liiiliienilo servido sus silliu'es [)arn la re[iai'iicion ilel mismo
que corre desde la Puertn del Iloal Iiosla el lorreon di'.l
Cid. ó del Templo. No se iludolia do la posiliilidad do
priilíinjjar la oscollern ; pero ciuní cniuido se consiguiera
llevar á eroelcí los muelles proyecludos [liico el marqués
'lela Uoiiiitiia coulcslainlo li'la cniísulla quo sobre el
asunto le liizo oii lllfii el ¡niernienle cnrrefiiilor do Valencia ilou Antunio (lounv. do la Vef^a) es muy prosuiuilileqiio las nriMiHH del ladtidol Nurileste deleniílas en la
fiscoilern i[ue se eclinse , proiluje>en el niistno efi'clo i[uo
«II itiu'celdíia , que cn'ci.t la [daya i'i lit par que el m u e lle, y relli'oalia o| puerlo.D
Campo, salvus algunas modificticiones. I ^ licitación
luvolugar en IStil , (]uedanilo A favor de don Nazario
Curriquiri, el cuul adquiriii tres driigas, dos viqwres y
catorce gilnqnilcs, con lo necesario |>uru emprender las
obras do limpieza y conducción de oscídlera. El contrato,
[lasiulo íilguii ticnipt», (|ueiÍL'í rescindido [lor causas que
no es del caso ni de este lugar especilicar , y fue cedido
á favor de lii ¡iroviiieia. A inediiuios do ISii-l se lit/.o
osla ciirgo do lus iibras, desde ftnyu é[ioea se lia ínlelaulado mas de trescientas varas de escollera, abrigando ya
el puerto en su seno crecido m'uuemde buques de vel», do
vapor, taiitxt morcantes como de guerrn.
A LA DAMA QUE hk SUKRTlí ME llA DEPARADO
I'AIIA líl. CflKSKMTE AÑO DE «HACIA.
T'nes eres mi oño
joli feliz puerto!
y ;i mi uui inspiran
lUjuellas nueve...
Bravo afíuinaldo
mi aiuiir te ofrece
si no me, matas
con tus desdenes'.
Néclarí pualo
(;.r|ui'! le parece?)
y l;i uinbriisia
que escancia Ilebe.
Ka via lííelea,
si te a|ieiece,
oru en natillas
ora en sorbete.
ráslor'y Pólux,
si bien se udvicrLc,
para torlilla
son esceleutes.
Y íi lu regalo
prepiiru peces
el .líos (pie ciíipuña
luengo Iridente.
A'piísarde tcnlo, no se desislit'i de lit cmpresn; volvieron ;'i levaiilurso [iliiims, [irosi'niarse [ireyeelos, y
formarse eiilculiis , liasla qoe en ITíM stí etupe/.n h obra
del iniiTlo octua'i, lio jo la dirección del iní^iMiierii Iiiitriiuliro .Imi Moiniel Miralliis, li;dvÍéiidose cliivailo la
priuiero esloca e| -iil lie miirv.oiie 17ÍI"¿. íU'sih nnlonees
'"oiilinui'i uiiinuiircha irre'íulor y vai'ilaiile, hi cual futí
inlerninipida pnr la i:uiírra <le. la iinlepenileucia. PÍWO
Huii iinies í]iii' es'idl.ise esla li IÍIHÍS de 171)H , cinioíio la
Junliide. r.ono'roio y Af^rieidlura IÍÍÍ Videncia sejíuia las
uliriis con el mayor oriiii, y <'Uiiiiilo jí lo conslruMo solo
faltulín la estraccion do lus arenas, ínterin so adeliuilaliu la coiislrucciori del niuelle de l.evmito [>arii foriniir
id marlillo, se pnuuovienni cuestiones y sinsaliori-s
(íutriíid iniíiMiiiTo direclor y litJunla. Oiclnis cuestione-i
prijiluií'riin varias reiiles i'irdeiies, inhiltieinlo ii Íii .Kuiiii
de sn ciiiKiciiniento- l'i'rn esla desple^i'i desusada oiierfíin , [lorqui' se Irnlalm do los <;uuni.iiisiis ¡niereses ó ella
«ncimieududos, é ¡nverlidos en lus olirus, y en conse'íuencia se nofíii ¡í dar cuuq>liiiiie.iilo li ¡ir|nelins ; y Ut-.'^-ú
1^1 cuso lie eslriierse por ht fuer/a mililar ios papeles y
Untoeedenles do lit secretaría , pasando A uuii juntii qiii'
Sil furmrt , ciiui|inesí.a en su tolalidad de cnlnvllenis y
ücli-sii'islicos, com|dcIniiienle |>rofiiuos á la materia, absorbiembí f^ran parte do los Ibinlos, los muchos empleos
que se crearon , y luarcliando desile entonces lus obras
con una lenlilnd,' que no se biillabí) sino rmiy previstii
lin iNOlipieilarnii cirriinscriliis Ins recursos de la enipi'i'sa :i Sillos los 12 maraveilises [nir peso de esUiuacinn
de lus géneros de desem'nareo: uiis-Tables restos de los
ri!curs(tsoouiíoiliiiusal principio por el rey. y<pie dos unos
•^'''i^s, i-^ii IH02, yu liabian si.lo Reducidos ul subriinlo
U(í losrlercelKisiIftjiuei'tasdo In cupilnl,!! l-Hm/IIIO realca ii{;ref^ailiis al cupn del equivalente do todo el reino, y
í los la tniiravedises espresitdns, lo cual t>r()dueÍJi unos
3'*'0(l|lnio y medie en que osMilia lijado el [)resn[)neslo
'ii'lciiuiiiii necesiu'io para la conliuniu-iun de l;is obrus,
ft¡^linri,ni de ca|>Ílales, y pa^ío de rediles nnuidmente,
lié aqiii lu primera si'ccinn de lo cninicu del puerto
fin VnleiH-iii: |*uruliziiila couqdelameiito su unirclni uniis
^''coi^; iilrus arrjish'i'nidoso penosu y fatigada, y dandii
•ji'ili'riü ¡i jo-onóslicos y ealilicucinncs itHerosinliií! en ¡m
''iiserédiiii y abuudunó. Piirquc rjcistia un enqi<'ño en
í"'''!'eiitur c'nmo irreidi/.iible un puerto arlilieiul en la
E'l'iyii del Griio; y el aspírelo cine lo eusayudo nfreeiii,
"1^ cnn|.r¡|)ti¡;i ,„irn li itrraigur el erntr en í[iiie.u no subrá
^'í'pliciir-se In falnlidad que In acompañaba, sino por i m ro^jliilidudmaleriul.
,.Kii oelubre de IS19 recurrió iton -losé Campo al g o •¡'"Tiio, ofreeienilo anlicipar ll.(mO.OOt) do reales, y
fleTUfis qi[n fi[|>v¡, necesario para eoriclnir las obnis.Jiajo
''ii'rliis ]i;icl(ts V ernidreiiines. I,ii resolución del g.-híeroí)
f^- 'ii'''-o Ugniiritiu' un afni, y al cubo de él se aciirdií lici'•^^ dleljy empréstito seyuu la iiro[)osieuin ilol' señor
(Tú le baf)rás visto
doicieiilas vi'ces
bacendo guiños
illa Cibeles.)
Si Haco niegn
pura el banque.te
de Chipre, y Cilio
seiidiis loneles.
Agua fre.squilil
teuilreinos siempre,
vade Arotusu
ya de Ilipficreno,
DarA Minerva
la oliva verde,
y ano su lechuza,
sí á mano viene.
I'^rulas Pnmona
y birlas t'.ere.s
briuilanme, y berros
Fiunio silvestre.
peni lie loiloSj
el mas solemne,
es un bocado...
digno de Jérjes.
Ya le ndumea...
¿saberlo cpúeres?
uiut pecbnga
del avt; Fénix.
MAM7ti. líiu^TnM oK r.os iirntitnoR.
ICstú bastante ndelaiiluda la rostnuractou de la iglesiu
(lo lus comendadoras de Culalriivu. Véuiise algunos pormenores aceren de esle convenio :
lil monasterioaclual dereligiosasdeCiilalravu estuvo
primilivameuleeii Piuilla.conel lítulode San Salvador,
iiastaqueeii 1;;7(1, reinando Felipe 11, setrasliulfi li una
iglesia de la Concíqieioii enlu villa de Almonacid de / n ritu. l'ern como aiinella cusa fuera muy ii aineuos por lu
iusiilubridiiil del clima , en términos de que liinbe sealrevi^se á profesaren ella, y las inslancias de laspreliidas
de iii rtrden a! consejo de las mismas acerca de la traslucion li otro punto hieseu desoídas, duna (íerémma de
Velasen , una de elbis , se deeidií^ á venir ij Madrid a dar
cuenta al rev ll[/,rdo asi ou l«2.t, neompauada do iiLra
religiosu, v" postrándose li los pies de Felipe IV, que A
la sazón reínabu , consiguió la aoe.te.eida Iraslaciou de la
ciimunidad A lu cupilal de lu monarquía, donde eiilro
en ; Í I de octubre del mi^moaño. iiroporcionundo para
ello la reina doña Isabel tle Borbon ocho cocbes de sii
cuballerizay los curros neoesurins, Alojfíronsp. las n d i giosas on erconvcnlo de Sunla Isabel, dontle estuvieron
1S
cuatro días, busla la Iraslucinn A. la casa que se laa le—
uia prc[iurada, que se veriíicú en U do noviembre s i ñuiente.
El 23 Im falleciiloen .Nápiílea, á la cdud de (12 años,
el célebre bajo Lublacbe , que i.anl.<is triunfos lia obtenido en los principales tculros de Europa.
Según parece la cspiotacion de la línea fén-ea do Madrid A Alicante , comeii/ará bácia el 20 de febrero
ó 1." de marzo. Va se bu dado pnr terminada la nivelación de l;t kilómetros en lu sección de Alicunle á Almansa, y se truliaja para la conclusión de los detalles
de los eriilicios. lian llegiu'Io odio Itjcomotnrns nuevas v
se está aumenlando con grande actividad el material de
Lras]iorl.e. De los tulleres de Araujuez, salen de seis á
diez carruajes por scmuna, sin contar los que vienen del
ostraujero.
En la época en rpie Moliere se ensañabu mas con los
médicos, baltilabucn Puris una casudcquecra [iropietario un doctor en medicina. Este resentido, le quiso
bucer desalquilar la habitación; pero ul Un se convino
en prorogarle el arrientlo, mediante un aumento en el
[trecío del inqniliiialo. Hecbíi la nscríturu, la esposa de
.Moliere se vetigi'i, uegundo la entrada en el teutro á la
del médico que bubia querido ecliiirla de su casu.
Esta anécdoia [larecia dudosa , porque se ignoraba el
nombre del dueño de la tal cas;i', pero líoy se bu uveripuado su certeza por medio de lui plimo anliguo , del
cual aparece que [lerl.eneciu ul [irofesor Dioiiis, uno da
Los médicos mas célebres de In época.
\\\í\'\Sy\
\m LA QÜIiNGliNA.
Dispútase entre los parlidnrios do ISó" y los tic 1S59, es
deeir, entre lossecu.ices iln lo .inlijun y les nmiffos do lo
nuevo , entre los que KO aliiMieii á le esperimoriladi:! y Icis
que Ijoscnn lo clescouocido, á cual de estos dos años pcrleiicceo las cnliislrorcs que aeliinlmonlo conmucvee tos átiimos de lus que pienn.Tn CTI cllns. I,n muerle, nrmadadc su
terrible guadaña, vestida ¡le rigurosa cliiinela, can su
manto de sonitiray lodenctade un numeriisn es lado mayor
dceiifeíon'dades, pesies, puerros y terrem.itoH está pasando revista á líl bnnianidívd, Kii el reincide Nii])eles,
las vielimus tle los temblores de tierra se. eueninri jior
niillnres; ciudades enteras de Iros y cuatro mil almns
están boy reducidas ú noinmenso montón de ruinas, y los
ccrdijs recorren las íinlipuas callos dcvnruiiclo tos cadáveres de sus liutiilntites, Desdo principios rte diciembre
cenieníaroii á sentirse las convulsiones del terreno, y á
li» fecha (lo las últimns milicias aun no linliia desaparecido
el temor de quo se repitifseu con li\ [uismu viulencia. En
la India continúan las ulrocidades ile los cipayos y las nu
menos crueles represnlins de los ¡iif;-losos, ¡¡quellos pretcndienilo sacudir el yug-o, estos tratando do conservar
sn dominación y sufrieiidn la jicna de las fullas de su gobierno. Los mejores generales de la (irán Rrelafia hun
perecido en esta guerrn uiorlífera ; In insurreecion lejos
de eslnr abatida vaeobrjindo ftierzas; y nuevas desgracins y imovfts derrolns viisrien todos les correos á contristar ol áiiioK) de los ingle.s(;.s , á confundir los cñlctilos del
estadislay ú perturbar las medilncioiies del filósofo sobre
ol destino de la bnmauidad. En América gofes de piratas.
osleiitamlú altamente sus pretensiones de couquisla, acometen territorios oms ó menos dispuestos ii dejarse con(piistar, roban, saquean, y desjiues de sor lanzados del
teatro de sus cvimcucs, vuelven á su patria ú preparar
nuevas cspediciones con toda In seí^uridad y toda la impunidnd y todo el descaro de los fuertes cuando tienen
que bnliérselns con los débiles. I,n Eurrtpa síonte conmoverse sus entrañas ; y asi como en el orden material las
convulsiones ocasionnu lerrii)les catástrofes , en el orden
moral se tomón movimienlos no menos terril)les , tempestados viólenlas y vicisiludcs aterradoras, cuyos síntomas
croen algunos percil)ir.
TJO peor de torio os que pni o evitar esto no so encnenlra
hoy mas que un remedio, al cual leñemos lodos invencible rcpii!?nancin, y es morir. El nmnilo es joven todnvin ; per eso no se está qtÚL'lo , «i se eslard basin que envejezca ; onionces los vicios le ftb¡nKÍoiinrán; será virtuoso lio podiendo ser otra cosa, y no abusará de la vida
porqni; no F-ÍÍ puede abnsnr sino de lo quo sotira. Entonces
acabará do cometer locuras y calaveradas
es verdad;
pero poco des]iues morirá .'porque después de la vejez
viene la muerte. He manera que si esle mundo 'ta do perecer luepo que se arnlien en él las locuras, ]iodemoB
decir eou razón que es una casa de locos. Y á la verdad,
quo aliinnas veces se nos ha ocurrido si la Tierra , este
planeta que habitamos, seria el Lepanes u el Znraerozn
de nnesiro sistema ptnnolnrío, .ileimt vcridrinmosa parar
los qne en otros mundos Imbicramos dado pruebas de no
tener ouesira ra^on nuiy siina._
_
Oe todos modos, los que Vivimos en esta jaula que se
llama r.spnñu, mienlrns en Ñapóles perecen, y cu Ja
hidia se nmlnu, y en la Cbinn se envenenan, y en la America se asesinan, nosotros bndamos; porque ba llegado
el tiempo de los bailes, y en la época acloal un baile GK
cosa nins imporlnnle de loque parece. E'ocos años se btt
visio eo Madrid mas animación y mas afición á este i^é-
[•:i. MUSBO üNiVlíUSAI..
Ifi
lUIWS.
rencia del Circí)', un
nuevo teatro, llamado
de la Pri'n-eM, si; dispone en el anticuo
local de la Cruz á d a r nos re presen iaciones
de zarzuelas con la
pretensión , según an u n c i a . de hacer proíjresar la ó p e r a nacion a l , y a que en la comedia y el d r a m a h a s ta a h o r a no parecen
m u y tLOtablessus [irojjresos ; Etre aimé o»
viourir,
esclama lodos los días en s u s anunciosel lenlro franc é s , sin q u e hasla ahiira siqianios cual de
las dos cusas ha conseijaido; mientras la
protaesa
d e los
UU1N\S.
HM/JI-
notcs si^ue ¡i falta de
otra cosa liacientlu las
delicias de los <(i7iílunli en el T e a t r o
lieal.
El de ^'ofedades h a
dado etL u n a de las
últimas noches e l Hóvibic ííntstj'.io , producción del {,-L>tii:'ro
cómico, en qui' li.'iy
de loi!i> Como en botica.
I.as galerías do la
Trinidad h a n vuelto
eonio el año pasailu a
jioijlarse de hermosas
llamas (jue presiden á
la rifa e n favor d e los
eslablecitnientüs du
lienefleeneia. Esto año
la abundancia de o b j e t o s rifablcs no es
menor quí; los a n l i r i o r e s ; h a y una c o lección de Jii[j"t;l'^s
regalados por la prin
cesa , u n a pulsei'a de
esmeraldas y u n a copa
de alabastro, présenle
de los duques de
iMont[ieiisier; un r e loj ofrecido por el
r e y , y varios otros
Hace 40 nTius (|LII.'iiiu lic cimiirio la fnrluna do Irc^
Cuando yn hacia el (Helo en Badajo/
iibjelos do valor e n fniiiili.is y ln.'y mi III'M|VICÍ!II un 'üeiile con í\\.ífí <o m e r m e
viados por la reina.
eslds mcíitlruijüs.
a l e b r a r e m o s mucho
que el resultado de
ñ e r o de diversiones ; y c-s l u l u r . i l , porque las calamiil:^- la rifa corresponrla á los benéJicos deseos de las d a m a s Í|UC rodillos tnovihies guarneeidos de r u b í e s , y el movimiento
-des las traen consigo. Es en lífoclr» u n a observación HUQ en ella intervienen , prestándole ademas uno de sus |nin- está regulado por un ]ii''ndTilo de madera de a b e t o , y un
disco de hierro dü 215 libras.
h e m o s h e c h o cotislaiitonnrritc : al fin dt' todas- las cnlii- cipalcs atractivos.
No solamente en lispaña se baila y se rifa: ¿ por qué
l'olioitamos al artista q u e ha ideado y construido csla
niidades , y en cierto mf^do CUTÍIO cihiisi7<nioní;ia di?'•IJa'í,
viein'n ios liniles. ¿ilcinTe una irnitidacioii <)iJ(' lia ríps- llan.an los ingleses á su [latria wicrrji Énglami la a l e g r e In- m á q u i n a , y desearemos que obtenga el premio de su Irai r u i d " comarcaH e n t e r a s ? Ha i le para sueorrercon s u s pro- g l a t e r r a ? Iiidudahlemcnte por el b a i l e , y á los bailes que bajo.
liuclos ;t las víclimas, ¿ S e lia a\ini'Milaíln con'^idoralde- podremos llamar lilantrü]iicos que h a iiroducido el deseo
mcíilo el níimoro de niños espo'iitos? Bailnmos para q n n de socorrer á las viudas y liuérfanos de la hidia , se han
!*iu-rsfú rrfislti,
y ¡mr la ¡uirlt- uo [¡rmadti dü csle
esas (inljrcs c r i a t u r a s tfínpan quien les enidí; y aliment'í. agregado ahora-los bailes oliciales con motivo del casa¿ O c u r r e una peste que diezma una poldaeion'í Es prpcisn miento de la iiriiicesa .\IÍcÍacon el principe d e I'rusia. A\
NKSIESIO FE»^A^nEZ C U K S T A ,
bailar : ios senlimtenio.s do htmianidad nsi lo c x i p c n . ¿So- mismo tiempo en f r a n e l a las i'cccpcioncs y saraos m e n u b r e v i e n e n épocas de h a m b r e s , c!e carestía . <le .sequía d e a n ; y si Kiancia es y a por su Índole y naturaleza e l
osees iva i> de falta d e üosecíias? í,os p o b r e s . ios a r r u i n a - país del m u n d o dotule mas s e b a i l a , h o y todo personaje
ISet'oiKlíncn.
dos I las v i u d a s , los huérfanos , estntiriiendo hacia n o s - íle imjHjrtancia oficial, da u n baile para celebrar la salvaotros su*; escuálidos b r a z o s , n o s piden (|ue bailemos uti ción maravillosa fie Luis Napoleón y de n u e s t r a compapoco en '^n favor. T i e m b l e , piir-s. la t i e r r a ; \ncil<.'ti los Iriola, contra (|uienes e l 14 de este mes se cometió una
i m p e r i o s ; deiTÍimbense las c i u d a d e s ; corra la sauíjre ;i tentativa horrible de a s e s i n a t o , q u e hizo gran número de
lorrenlcs ; q u e d e n desiertos ó sembrarlos de cadáveres hm inocentes víctimas.
c a m p o s ; la g u e r r a . el liambie y la peste d e s l r n y a n lo
.absorta la atención en los suceso.s y en los s a r a o s , la
que el incendio y el teri'enioto iiayan respetada»; después quincena h a sido estéril eu hcclios de otra especie, y sode lodo , y sobre todo , nosotros b a i l a r e m o s ; y a¡ son de lu'e todo en publicaciones literarias.
los m o d e r n o s Orfcosde nuestros salones se Invaníarán de
Sin embargo , en ella hemos tenido el gusto de v e r u n
n u e v o i o s m u r o s a r r n i n a d o s . s e a l i r m a r á n los imperios, ¡iroducto artístico de gran m é r i t o : hablamos de u n reloj
se p o b l a r á n las ciudades , sn cubrirán d e frutos los astronómico con esfera m o v i b l e , inventado y construido
rarapos.
por don .•\Iborlo líillclcr, relojero de Barcelona. Esta miiNo conlentos con las m u c h a s reuniones públicas y par- quitia consta de dos parios principales; la u n a superior
t i c u l a r e s en que se baila, liemos q u e r i d o , vista la mairni- q u e contiene el sistema solar , y la otra inferior, que a d e lud del m a l (jue nos amcnaxa y la necesidad ilel remedio, m a s d e l sistema planetario , tiene l a s observaciones m e (|Utí las famosas artistas coreojíráíleas la i l n y y la Nena teorológicas y todas las indicaciones de la relojería civil y
vinieran á animar nuestros lealros. La primara se ha p r e - astronómica. Cuatro cuadrantes colocados en linea indisentado en el Prinripe; pero con la desgracia de no haber carirlo re.spectivamenle los días , las semanas , los tneses
podido d a r sino m u y pocas r e p r e s e n t a c i o n e s , por haberse , y los a ñ o s , forman un calemlario perpetuo , que se regula
ttisucUn la e m p r e s a :i consecuencia sin iluda de alirniia de I jior sí mismo. E n t r e ellos y el gran círculo planetario, h a y
las m u c h a s c a l a m h l a d e s q u e h o y allip-en rí In p o b r e ' I m m a - ; otros cinco c u a d r a n t e s , ilestinados ú mai'car ios segurólos,
nidad. La causa principal de esta disolución , dicen q»e es e r U c m p o m e d i o ; la ecuación ó sea la diforeucia entre el
anlerior á los terremotos de la Calabria y ú la pesie de , tiempo medio y el s o l a r , la s a l i d a , y la puesta del sol en
Lisboa. Sentimos el contratiempo p o r los actores ipie for- ; cada dia del a n o . y lí uno y otro lailo otros veinte c u a maban la compañía , entre los cuales l a Palma y Dsorin I drantos señalan erticmjio medio en todas l a s capitales de
merecen especial mención. Ku NoKf.-t-j'lf.x la Nena hi^o sn• E u r o p a , en .lorusalen, I s p a h a n , C a l c u t a , I ' e l u n , Manila,
primera salida la otra noche en medio de u n a írrnn con- la H a b a n a , Nueva Vork , l ü o .íaneiro, Montevideo y la
«OLLCIOS l>tl. (¡KUÜCLÍKICO 1>LI. ^^j-MKUr^ AMÜRIOR.
currencia <jue aplaudió como siempre su seg'uridad, su Nueva Zelanda, Por ú l t i m o , tres nuevos cuadrantes colocados debajo del círculo planetario , indican el estado do
Todo es desigual sobre la tierra.
agilidad , y sobre lodo su gracia,
Ocupada la atención general con los bailes, laliterafura la atmósfera y de la temperatura en lo interior do la m á dramática no h a d a d o señales de vida en osla quincena. quina.
U I R E C T O K , 1). J. G A S P A K .
La m a r c h a do osle reloj , q u e lleno cuerda para un «ño,
Los Míüfyarcs, el Dtmin/) azul, el Itelámpiíjo,
MU rio-t
KlIlTOR
HESPONSADLIÍ
n. JaSPÍ ItOICr^lSP. W. rrAípAB T ilOUi.
nnyVrcj, han hecho e l gaslo en la 7.mziícln: otras obras se divide en cuatro diferentes cuer[ios de rodajes, provisF.niTanKS. .VÍAUKII); 1'ai.scn'E. i. iS¡>8.
ifualnuínte vistas y revistadas h a n satisfecho á la concur- to cada uno do su fuerza motriz especial; el escape es de
^=r-.-^^í^
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