Cuerpo Propio, Cuerpo Extraño

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"Cuerpo Propio, Cuerpo Extraño"
(*)convergencia, Iii Congreso Argentino: “cuerpo, Síntoma, Transferencia, ¿un Nuevo Amor?”, Bs. As, Octubre De 2010.
Noemi Lapaco
Buenas tardes y gracias a todos por su tan amable presencia. Entre las preguntas que la
Comisión Organizadora propuso para convocar a este III Congreso Argentino de
Convergencia, está el siguiente: ¿De qué cuerpo habla el psicoanálisis? En esa línea es que
intento desarrollar hoy algunas ideas.
Quienes nos consultan por sus padecimientos existenciales, eventualmente presentan, aún si
no se interrogaron por ellos, malestares corporales y disfunciones orgánicas: sensaciones o
ideas aparentemente poco lógicas acerca de sus cuerpos, o aún enfermedades que afecten
sus funciones vitales.
La experiencia me ha llevado a apreciar que, lejos de ser homogéneas, estas alteraciones
corporales constituyen una serie de elementos de muy distinto orden. Algunas son tributarias
de los mecanismos neuróticos productores de síntomas, otras son fenómenos de
fragmentación corporal propios de las esquizofrenias, algunas veces tropezamos con
malestares de orden hipocondríaco... y hay otras, a las que llamamos por insuficiencia del
lenguaje, psicosomáticas.
Si bien todas ellas tienen relación con el trauma producido por la entrada del viviente en el
mundo de lenguaje, que desnaturaliza para siempre el cuerpo, les propongo pensar las
diferentes vicisitudes de ese segundo cuerpo, el humano, en función de qué operaciones
suponen en cuanto a la inscripción de ese pasaje traumático, y a lo que cada quien pudo
hacer con eso.
Por efecto del significante, respecto de nuestros semejantes, no podemos pensar ya más en
lo “puramente” biológico, sino en cada organismo como singular, efecto del recorte que el
significante produce en la carne tornando irrecuperable su naturalidad. Cuerpo entonces
erógeno, pulsionalmente organizado por efecto del significante sobre la apoyatura analítica de
los cuidados primordiales.
Nacemos vivos y el campo del lenguaje, nos somete a su violencia, escribe un corte entre
funciones biológicas y funcionamiento orgánico en tanto que afectado de significante. Trauma
de lo que allí, originariamente queda radicalmente perdido.
Por este corte, lo biológico queda recortado por el significante en zonas erógenas que se
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prestarán a modalidades singulares de goce.
Esta operación del significante sobre la carne, constituye la premisa de la posibilidad de
emergencia de un sujeto del discurso entre un significante y otro, dejando en esa misma
operación un resto, el objeto a, radicalmente perdido.
Instituye la diferencia primera del significante respecto de la cosa.
Que haya quien se anoticie de esta pérdida y la anote a su cuenta, o que la misma sea
rechazada, o renegada, he ahí la cuestión que establece diferencias en la posición del
hablante respecto de su palabra.
Escuchando a nuestros pacientes advertimos rápidamente que el cuerpo del síntoma histérico
no es el mismo que el de las psicosis, cuerpo fragmentado, ni tampoco el cuerpo del goce
loco, propio de lo psicosomático (1). No es el mismo, quiero decir, para quien lo habita.
Este habitante es quien habla en la consulta al analista. Localizar dónde, estructuralmente, se
ubica con relación a su palabra, es la brújula que nos permitirá orientar nuestras
intervenciones en la cura y lo que definirá el lugar desde el que convendrá abordarla, en cada
caso
El cuerpo es ubicado por Lacan en la cuerda de lo Imaginario de su nudo. A nuestro entender,
esto implica considerarlo como una representación elaborada, comandada por la economía
libidinal afectada de significante, que habita a cada parlêttre.
En el mundo y frente a los otros, el Yo es representante de esa representación, que llamamos
cuerpo, cuyos bordes están determinados por las marcas de la historia pulsional del hablante,
ya cifradas o aún sin cifra alguna a nivel del Inconciente (2).
No se trata de que, como suele decirse, el Inconciente afecte o tenga efectos sobre el cuerpo,
como si se tratara dos campos disjuntos sino que el cuerpo mismo, sede de las vicisitudes
pulsionales queda, en tanto representación, sometido a las leyes del significante.
Ser pulsional, organismo unificado en sus funciones e imagen corporal serían tres modos
diferenciados de nombrar lo que habitualmente llamamos cuerpo.
Podría decir que se trata del cuerpo en sus tres registros:
1.el organismo unificado en su funcionamiento subsidiario del recorte de un S1 que
represente al sujeto para otros significantes, (3)
2.la imagen del cuerpo dependiente de la operación especular, de la que resulta semejante y
radicalmente diferente a todos los otros cuerpos. El ese “este soy yo”, constitutivo del
narcisismo, que sanciona la unificación de la imagen a través de la función tercera del Otro
frente al espejo (4). A la vez inscribe un - ?, un imposible de representar.
3.el cuerpo pulsional, efecto del corte que produce a la vez un sujeto y un resto, el objeto a
en tanto éxtimo para quien habla.
Con la ayuda de pequeños recortes clínicos intentaré situar algunas diferencias respecto de
un padecimiento corporal singular, dependiendo de que el que habla en cada caso se deje
tomar por las leyes del significante y se implique, se reconozca en esa estructura de
incompletud, o no.
a.Una mujer ha sido internada varias veces por arritmias y taquicardias, con la particularidad
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de que rápidamente y sin demasiada intervención médica el cuadro cede. Ella regresa a su
casa, y al cabo de algunas semanas esta secuencia se repite. Consultada por el médico
cardiólogo la entrevisto: lo primero que dice es que tiene problemas en el corazón. Habla
también de otras cuestiones, dice estar enojada con su esposo, a raíz de lo cual afirma: “esta
vez me voy a la casa de mi mamá, yo en esa casa no quiero estar más”. Le digo que parece
que lo suyo más que problemitas en el corazón parecen problemitas del corazón. Muy
asombrada, habla de las cuestiones de su matrimonio que le preocupan en sucesivas
entrevistas y sin que, en muchos meses vuelva a presentarse la sintomatología cardiaca. La
diferencia entre en el corazón y del corazón hizo resultó en articulación significante porque ella
contaba originariamente con la inscripción, a nivel del Inconciente, de la experiencia de
sustitución entre la cosa y la palabra; ya sabía, que la sustitución opera. que algo, una
palabra, puede ser otra. Sufre una alteración física, como efecto de una sustitución simbólica
de valor significante, que es capaz de enlazarse a otros de la cadena cediendo por esa vía
algo del goce que retenía y sin ninguna alteración de su imagen corporal. El cuerpo del
síntoma histérico, está afectado de significante, su padecimiento simboliza, algo que no
alcanza un decir, pero que cuenta con una inscripción de esa falta. Muestra que “el cuerpo
erógeno resulta de la articulación del deseo y el goce en la cadena significante, y la demanda
al médico apunta a la producción de un saber incapaz por estructura de responder sobre la
causa de su deseo” (5) : ....
b.Alguien que dice tener un “chip”dentro de su oído, llega al Hospital mostrando como está
éste de inflamado, y pidiendo imperiosamente que se lo operen. Dice que la oreja “se le va”,
la oreja no la audición. Se queja de dolores, puntadas, fiebre, alteraciones en el volumen de
lo que oye. Allí el cuerpo está habitado de ajenidad y fragmentación en tanto que no se habría
producido la operación de recorte de un significante del campo del Otro que represente a un
posible sujeto para los otros de la cadena. Se trata entonces de la presentación en lo real de
algo, de un corte, una extracción de goce, para lo que no hubo originariamente inscripción
simbólica. Físicamente su oreja no tiene ninguna anomalía pero su imagen corporal y sus
impresiones propioceptivas se han alterado.
c.En un tercer ejemplo, un hombre consulta porque se siente deprimido. Padece desde hace
años de colitis ulcerosa. Desde su adolescencia ha trabajado en diferentes lugares, cada vez
con mayor responsabilidad y retribución, pero últimamente tuvo que dejarlo todo. Esta
enfermedad resulta altamente inhabilitante para él, ya que sus constantes descomposturas,
que se inician sin que él lo registre o pueda anticiparlo, le han hecho pasar malos momentos
en situaciones públicas más de una vez. Dice que le gustan las mujeres aunque no sabe,
nunca supo, cómo tratar o cómo seducir a una mujer. Sólo ha tenido sexo con prostitutas. Su
padre, quien lo inició en sus primeros trabajos, es una figura pregnante para él en cuanto a su
capacidad para trabajar y cuidar a la familia. Relata un recuerdo infantil de sus doce años:
estaba con el padre en la fundición donde éste trabajaba como herrero, lo recuerda portando
un hierro largo que metía dentro del horno y que retiraba de allí con la punta roja, candente.
Mas adelante, para dar cuenta de su desánimo por su enfermedad y las consecuencias de
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encierro que acarreaba, afirma: “Estamos al horno con papas”, digo - ¿al horno con papá? No se produce reacción ninguna, parece que no me hubiera oído y sigue adelante con su
relato, sin hacer lugar, sin anoticiarse de la homofonía en juego en su decir. Podríamos pensar
après coup que el significante está allí holofraseado, que no hay quien se apropie de la
homofonía entre “al horno con papas” y “al horno con papá” y haga entonces del dicho,
texto. No hay equivocidad posible, la palabra es lo que nombra y no se presta para ningún
juego. Se rechaza el re-conocimiento de la hiancia entre S1 y S2 que posibilitaría la
emergencia del efecto sujeto entre un significante y otro, y la invención de alguna nueva
significación. Este aspecto puntual de su vida, no está articulado alrededor de la pregunta por
el ¿qué me quiere? No hay registro de la falta de objeto, ni sujeto dividido que elabore una
argumentación fantasmática al respecto.
Nos pareció de interés la afirmación de Osvaldo Couso acerca de estos fenómenos llamados
habitualmente psicosomáticos: “No habrá entonces deseo y lo único que puede aparecer es
un fenómeno psicosomático en el lugar donde "estaría" esta tramitación, pero no aparece
como pregunta, sino ya como respuesta... Esa respuesta no es para leer, se da a ver,
muestra pero no dice, por eso no implica demanda, y no se articula a un saber.” (6).
No puedo ignorar, al hablar de esta cuestión tan espinosa, la definición de “formaciones del
objeto a” que propone Juan David Nasio para los fenómenos psicosomáticos, “Las
formaciones de objeto a - nos dice – se equiparan a un desborde de goce, a un goce en
más”(7). Podríamos pensar que ese supuesto goce en más, sólo podría existir por efecto de
una operación fallida en el campo del lenguaje. De una operación deficitaria o no efectuada en
alguna de las tres transcripciones (8) por las que las marcas sensoriales mudas originarias,
devienen signos de percepción, cifrado Inconciente ó significación preconciente.
Tentativamente proponemos - es la hipótesis que está aquí a consideración de Uds. proponemos ubicar para los fenómenos psicosomáticos un déficit en la segunda de las
operaciones, descriptas por Freud, la que transcribe los signos de percepción en cifrado
Inconciente.
Dicha falla no dejaría más que una letra muda, incrustada en el cuerpo como un incómodo
tatuaje.
En cuanto al abordaje clínico de estos pacientes, la experiencia nos indica, mucho más que
en otras ocasiones abstenernos del “furor curandis”. Estos fenómenos que pueden
presentarse en un aspecto de la vida de un paciente neurótico, sin embargo allí lo analizable
por la vía significante encontrará su límite, en principio. Si pensamos que no ha habido cifrado
Inconciente para ese signo de goce ¿será posible inscribirlo en el análisis? ¿O intentarlo sería
remar en la arena?
Lacan nos ofrece una pista, en la Conferencia de Ginebra sobre el Síntoma, dice allí: "Es por
la revelación del goce específico que hay en su fijación como siempre debe tenderse a
abordar el fenómeno psicosomático, en eso podemos esperar que la invención del
Inconsciente sirva para algo".
Esta afirmación no resulta sencilla a mi entender, y me plantea los siguientes interrogantes
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para el caso de considerar válida nuestra hipótesis:
1.¿para qué nos serviría a los analistas la invención del Inconciente frente a un resto de goce
que no ha accedido a su cifrado inconciente?
2.Abordar el goce específico de la afección psicosomática ¿por qué vía sería posible cuando
no contamos, con la llave de la demanda de un saber en falta respecto de ese goce
específico?
Dejo por ahora estas preguntas en suspenso para seguir desarrollando con Uds... otras
preguntas...
NOTAS:
(1) M.Buschini, S.Capornio, V.Cobos, N.Codega, J.De Petris, L.Flamma, N.Lapacó, L.Prieto:
“Subjetividad y cuerpo”.
Servicio de Salud Mental del Hospital Manuel Belgrano, Pcia de Bs As, 2009
(2) Sigmund Freud, “Carta 52” a Fliess. Obras Completas Ed Amorrortu.
(3) Colette Soler: “El Cuerpo en la enseñanza de Jacques Lacan”.
(4) Jacques Lacan: “El Estadío del Espejo como formador de la función del Yo tal como se
nos revela en la experiencia
psicoanalítica”, Escritos 1 Siglo XXI Ediciones.
(5) Alejandro del Carril: “Cuerpo, ciencia y tecnología: La psicosomática, la histeria y la
hipocondría”
(6) Osvaldo Couso: “Cuerpos arrasados”, Revista Tatuajes nº 8, Psicomundo
(7) Juan David Nasio: “Los gritos del Cuerpo”. Ed. Paidos.
(8) Rolando Karothy: “Sobre el goce y la carta 52” Clase 14 del Seminario “No hay relación
sexual”, E.F.B.A., 1992
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