Jesús.Todo Japhet De Oliveira, Pastor, Campus Ministries, Andrews

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Jesús.Todo
Japhet De Oliveira, Pastor, Campus Ministries, Andrews University
Sinopsis
Necesitamos entender la razón de nuestra existencia y lo que debe conducir cualquier modelo de
ministerio juvenil que elijamos. El propósito de nuestras vidas no es someternos a una fe
materialista de media clase que sólo funciona durante los primeros años, pero más bien es para
aceptar completamente a Jesús por primera vez en todo lo que sabemos. Tenemos que
desprendernos de una fe impulsada por el consumismo y explorar, con pasión renovada, el
Evangelio - Jesús mismo. La base de nuestro movimiento y el núcleo de nuestra teología, como el
apóstol Pablo claramente comparte en Gálatas 6:14, es Jesús reclamando este planeta una vida a
la vez. El movimiento "the One Project” es el ministerio para jóvenes que nos va a cambiar
personalmente, afectará a nuestra comunidad local y reclamará este planeta en el nombre de
Jesús. Es la esperanza de su pronto regreso y la celebración que Jesús es la razón por la que
existimos, que Jesús es la razón por la que cambiaremos y que Jesús es la respuesta.
Casi un cristiano
El Estudio Nacional de la Juventud y Religión (NSYR), según el análisis de Kenda Creasy Dean
(2010) en su último trabajo Almost Christian (Casi un cristiano), comparte una realidad silenciosa
ya experimentada en Europa y ahora siendo aceptada en América del Norte. Hubo un momento en
que uno era un niño o un adulto. Sin embargo, después de la Segunda Guerra Mundial, surgió una
generación intermedia llamada adolescentes. Un grupo de adolescentes de 13 a 16 años de edad
con dinero y tiempo libre que se ha trasladado al siglo 21. Veintiuno es el nuevo dieciséis (Dean,
2010). Profesionales jóvenes han comenzado a adoptar el término "adulto joven" como un título
para manejar este fenómeno. La sociedad ha adoptado las tendencias del mercado de negocios
para ampliar los años de la adolescencia en vez de ir contra la corriente y fomentar madurez.
Personas de veinticinco años de edad que manejan millones de dólares en fondos de inversión
durante la semana de trabajo aún no son vistos como adultos en su iglesia con la madurez y la
sabiduría para liderar, sino que se califican como adultos “jóvenes". Estamos frente a una tasa de
pérdida constante del 50% de esta generación, no entendiendo que cuanto menos conectados están
con una iglesia, menos probable es que se queden con su comunidad de fe.
Si agregamos a la fórmula una expresión de fe inactiva mezclada con la falta de auténtica alegría
en las vidas de muchos adultos, los resultados están a nuestro alrededor. La dura verdad es que
hemos pasado a los adolescentes "una versión bien intencionada, pero en última instancia, banal
del cristianismo" (Dean, 2010, p.15). En Europa, tenemos que volver a la esencia de Jesús y
darnos cuenta de que el legado de por lo menos dos generaciones anteriores no se ha pasado. El
secularismo ha echado raíces y la presencia y el poder del Jesús están ausente. Tenemos una
generación que es casi cristiana, pero a la que le falta vitalidad en su fe.
Moneda, Oveja e Hijo
Hace diez años, el fallecido Jim Cress, que era entonces el director ministerial en la Conferencia
General, visitó una iglesia que yo estaba pastoreando y compartió un mensaje que ayudó a enfocar
mi estrategia personal en el ministerio juvenil. Su conocimiento profundo de Lucas 15 me dió el
marco y la claridad para dar forma a mi práctica, que gira en torno a tres historias que Jesús contó:
la moneda perdida, la oveja perdida y el hijo perdido. Estas tres historias representan tres grandes
grupos que están saliendo por la puerta trasera de la iglesia.
La historia de la mujer que perdió su moneda representa a aquellos que se quedan, pero están
desconectados. Asisten cada semana, pero se sienten cómodos enviando mensajes de texto
durante los servicios. Aparentan estar comprometidos, pero en realidad están perdidos en la
iglesia. Tienen la religión formal, pero sin corazón. Han adoptado las costumbres sin acción ni
pasión. El nivel de apatía es alto y la rutina es mundana. Están aburridos y desconectados.
La historia de la oveja perdida representa a aquellos que se alejan. Pasan por alto un par de
reuniones de Escuela Sabática, no van a algún programa de jóvenes, y aceptan compromisos que
los alejan de los momentos de conexión. Saben que Jesús existe, pero un día simplemente se
olvidan de escuchar su voz y se alejan, como lo hizo la oveja.
La historia del hijo pródigo representa a aquellos que han optado por irse. Han considerado sus
opciones y han tomado la decisión de marcharse, en un acto de desafío y rechazo.
Los que se quedan, los que se alejan, y los se van están todos desconectados de Jesús de una
forma u otra. Y honestamente, estas características representan más que la generación del milenio
- se aplican a todos.
Nuestro núcleo
Estaba en el despacho de aduanas del Aeropuerto Internacional de Dulles en Washington DC
cuando tuve el privilegio de hablar durante dos horas con uno de los principales ingenieros de
Mercedes-Benz, mientras él estaba en una gira mundial de control de calidad. Hablamos sobre el
colapso de Mercedes-Benz en los años 80 y
90 y su reciente retorno a construir la calidad que solía ser famosa en los años 60 y 70. El giro
más interesante de la conversación fue que Mercedes-Benz se enorgullece de tener un motor para
todos sus automóviles. Esto sinceramente me dejó perplejo, hasta que deduje que el motor tiene
mas de cuatrocientas variaciones. La calidad del combustible es diferente en cada país, las
variaciones climáticas y los niveles de sal en el ambiente afectan la estructura y los requisitos de
desempeño de cada gobierno influyen en el resultado. La clave es que todas las variaciones tienen
el mismo punto de la partida, el motor ideal, una buena base.
En la Iglesia Adventista del Séptimo Día, el ministerio de jóvenes se ve a menudo como sinónimo
del club de Conquistadores. Sin embargo este no es nuestro motor. . . es solo una variación,
especialmente cuando se toman en cuenta los factores globales que dan forma a nuestros
esfuerzos como la cultura, los recursos y las necesidades. En nuestro núcleo tenemos un motor.
Tenemos una razón por la que existimos y esta debe dar forma a todos nuestros modelos.
Simon Sinek (2009), en su maravillosa obra Start with Why (Comienza con el porqué), explora lo
que él llama la brújula dorada. Tres círculos concéntricos, que comienzan con el "¿por qué?" en el
círculo central, "¿cómo?" en el segundo círculo y "¿qué?" en el círculo exterior final. Él sugiere
que las empresas que están siguiendo con éxito la ley de difusión obteniendo la mayor cuota de
mercado desde el principio hasta el final, contestan la pregunta "¿por qué?" en primer lugar.
Aquellos que se han centrado en lo "¿qué?" producen han tenido siempre una presencia mas débil
en el mercado.
Llevando la teoría de Sinek a las Escrituras y colocándola sobre un texto fundamental como Juan
3:16 (NVI) nos ofrece esta perspectiva:
¿Por qué? - Porque Dios amó tanto al mundo
¿Cómo? - dió a su Hijo unigénito,
¿Qué? - para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna
¿Cuál es nuestro motor? ¿Cuál es el "por qué" y el último propósito del ministerio juvenil?
Por el Único
Mirando de nuevo a Lucas 15, vemos que también ofrece algunas soluciones muy prácticas para
trabajar con estos tres grandes grupos. Por ejemplo, el pastor nunca se habría dado cuenta de que
una de sus ovejas faltaba a menos que las contara. En el ministerio de jóvenes debemos tener un
registro exacto de todos nuestros jóvenes. Nosotros, como comunidad, necesitamos saber cuando
alguien está ausente y averiguar el porqué inmediatamente. Pero más interesante que todos los
consejos integrados dentro de este pasaje es el hecho de que todos ellos están centrados en "uno".
Es decir, el “uno” que es casi cristiano y el uno, Jesucristo. El carácter de Jesús es el reflejo de
Dios. Todo el Conflicto de los Siglos se trata de reivindicar y exaltar a Dios quien cree en la
libertad de elección- en el amor.
Elena G. de White (1898), en el primer capítulo de su pieza manifiesto, El Deseado de Todas las
Gentes, escribe que Dios está con nosotros a través de Jesús. A través de su estudio de las
Escrituras y la conexión personal ella se encontró con Jesús. Expresó "Cristo fue tratado como
nosotros merecemos a fin de que nosotros pudiésemos ser tratados como él merece. Fue
condenado por nuestros pecados, en los que no había participado, a fin de que nosotros
pudiésemos ser justificados por su justicia, en la cual no habíamos participado. El sufrió la muerte
nuestra, a fin de que pudiésemos recibir la vida suya. Por su llaga fuimos nosotros curados."
(White,1898, p. 25). Sin embargo, esa imagen de Dios a través de Jesús no es tan hermosa como
debe ser. Aquel a quien seguimos se ha visto empañado por nosotros mismos.
Michael Frost & Alan Hirsch (2009), en ReJesus, A Wild Messiah for a Missional Church
(ReJesus, un Mesías salvaje para una iglesia misional), llaman nuestra atención a Jesús el Único!
Ellos argumentan que el cristianismo demasiado tiempo ha retratado a Jesús junto con KKK, o al
zar Nicolás II, quien supervisó la feroz masacre del Domingo Sangriento" (p. 4); que el Jesús de
antaño no se encuentra en nuestras vidas y que lo que nuestra iglesia necesita no es reforma pero
ser re-fundada, una conexión con el fundador mismo, Jesús (Frost & Hirsch, 2009). Por
demasiado tiempo ahora, nuestra fe se ha vuelto simplemente un "deísmo terapéutico moralista"
(Dean, 2010, p.29). Frost y Hirsch comparten una broma de un arzobispo que dijo: "Dondequiera
que Jesús iba había un motín. Dondequiera que yo voy me hacen tazas de té "(Frost & Hirsch,
2009, p. 21). En algún momento tenemos que reconocer que Jesús tiene un efecto personal, local
y global sobre nosotros que es positiva y radicalmente en contra del pecado.
Opciones
Reconozco que todos podríamos estar de acuerdo que el cristianismo ha sufrido una campaña de
promoción pobre y que, como resultado, el ministerio juvenil, en particular, se enfrenta a una
lucha cuesta arriba con mentes inquisitivamente críticas. ¿Hay esperanza para una generación que
está sobrecargada de información y matices de la verdad, que no confían en nadie, que es cínica
hacia cualquier intento de sinceridad, y no han comprendido la historia de este planeta a través de
Jesús? ¿Qué podemos hacer?
En julio del 2010, cinco simple seguidores de Jesús (Alex Bryan, Japhet De Oliveira, Sam
Leonor, Tim Gillespie y Terry Swenson) se reunieron en la habitación 602 del Holiday Inn en
Denver. Nos reunimos para tener compañerismo y para orar. Habíamos planeado este encuentro
por más de un año y finalmente encontramos el momento en que todos nuestros calendarios se
alineaban. Después de dos días de oración, ayuno, compañerismo y reflexión miramos alrededor
de la habitación y volvimos a reconocer que Jesús era el número uno.
Suena muy simple, pero fue nuestro momento de revelación. Hablamos en verdad y con libertad
que Jesús debe ser el número uno en todo lo que hacemos. Recordamos que la energía que inició
la Iglesia Adventista del Séptimo Día fue un deseo profundo de ver el retorno de Jesús. Nuestro
movimiento fue liderado por jóvenes y adultos, que al igual que los 12 discípulos, se encendieron
con una pasión por conocer a Jesús y por darlo a conocer.
Nos dimos cuenta de que Gabe Lyons (2010) en su nuevo trabajo The Next Christians (Los
próximos cristianos) desafiaba diciendo que tenemos que "recuperar el Evangelio, volver a
aprender y enamorarnos otra vez de aquellas históricas, hermosas, redentoras, fieles, exigentes,
conciliadoras, omnipotentes, reconstituyentes, expiatorias, y espiritualmente plenas buenas nuevas
del amor de Dios "(p. 192), tal como se expresa en Jesús.
Nuestra iglesia comenzó como un movimiento con Jesús como su enfoque número uno. De hecho,
el nombre de nuestra denominación, que acaba de conmemorar su 150 aniversario el 1 de octubre
del 2010, se trata de la bendita esperanza en el Jesús que vuelve.
¿Qué pasaría si reunimos a líderes de todo el mundo para celebrar la supremacía de Jesús en la
Iglesia Adventista del Séptimo Día? ¿Qué pasaría si nos reunimos y nos centramos en lo que
significaría para nosotros, a nivel personal, local, y, finalmente, en la comunidad global? ¿Qué
pasaría si tuviéramos una conversación honesta acerca de nuestro legado, el patrimonio y llamado
de nuestra iglesia hoy? ¿Qué pasaría si reunimos a líderes, de jóvenes y de adultos, jóvenes y
viejos, empleados y jubilados, pastores y miembros para simplemente sumergirnos en Jesús otra
vez?
Durante demasiado tiempo, nuestra atención se ha centrado en nosotros mismos. Edwin H.
Friedman (2007), en A Failure of Nerve (Una falta de valor) sugiere que no se trata simplemente
de que arreglemos nuestros métodos para que todo esté bien. Más bien, se trata de estar
honestamente y emocionalmente comprometidos en el futuro. Los exploradores que descubrieron
América, no lo hicieron porque eran los más inteligentes o capaces o porque los astros se los
garantizaban, sino porque simplemente estaban comprometidos y tenían el valor para ser los
primeros. Se vieron obligados por algo más grande-una pasión diferente a todo lo que hemos
visto.
Poner a Jesús primero en nuestras vidas nos dará el valor de intentar algo diferente. Con el valor
debe venir el enfoque, como Erwin McManus (2008) lo cuenta en Wide Awake (Despierto) en la
historia del discípulo Pedro caminando sobre el agua. Pedro, por causa de su falta de
concentración, ignoró al Jesús visible, se concentró en el viento invisible y casi se ahoga. Nuestra
opción es conocer a Jesús y permanecer conectados con él todos los días, para ver todo lo que
creemos y hacemos a través de Él.
Al final del día, cuando reflexione sobre mi vida, quiero saber que serví bien, me divertí, que mis
hijos y esposa están orgullosos de mí, y que Jesús inspiró mi liderazgo. Honestamente, ¿qué más
hay?
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