Eusko-Folklore. Materiales y cuestionarios

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Eusko-Folklore.
Materiales
y
I95
Cuestionarios
Eusko-Folklore
(Publicación del Laboratorio de Etnología del 6. de C. N. Aranzadi de lo R. S. V. A. P.)
Materiales
Año 38
y
Cuestionarios
. San Sebastián (Museo de San Telmo) Julio-Septiembre I958 . 3.ª Serie, n.º II
TRADICIONES Y LEYENDAS
LURPEKO EREMUETAN
(en las regiones subterráneas)
GENIOS DE FIGURA HUMANA O SEMIHUMANA
(Continuación)
Otra versión localizada en una cueva de Garagarza (Mondragón) llamada Kobaundi, me fué referida el año pasado,
cuando estábamos explorando Lezetxiki que es otra cueva situada a pocos metros de la primera. A continuación, el original
y su traducción castellana:
Korrione’ko
mutilla
joan
zan Kobate’ko Kobaundi’
(1).
An topau ei euben lamiña
bat: emakume ederra ei zan,
emengo kristauek baño ederraua.
Ezkongetako
berbia
emon
ei utzen lamiña orrek; baña
berak zenbat urte euken igertzen
beutzen.
Mutillek asmau euben auzoko andra bati preguntetia zela azertauko eubän.
ei
ra
(1)
(=cueva
El muchacho de Korrione
fué a Kobaundi del monte
Kobate (1).
Allí encontró a una lamia:
era mujer hermosa, más hermosa que las cristianas de esta tierra.
Esa lamia le dió palabra
de casarse, a condición de
que averiguase cuántos años
tenía ella.
El muchacho decidió preguntar a una señora de la vecindad cómo lo averiguaría.
Korrione,
caserío del barrio Garagarza
(Mondragón).
grande) es una cueva situada cerca de aquel barrio.
Kobaundi
6
I96
Eusko-Folklore.
Materiales
Andriek
esa’utzen
berak
igerriko
utzela.
Andri oi juen ei zan Kobaundi’ra. Jarri ei zen ipurdixaz kobara begira;
buruä
makurtu,
ankabien
erdittik
atzera begira.
Laminiak urten ei eubän.
Billurtuta
esan
ei
eubän:
“eun dä bost urte badittut,
baña
estot
beinbe
olakoik
ikusi“. (Fot. 1).
y
Cuestionarios
La mujer le dijo que ella
averiguaría.
Esa mujer fué a Kobaundi. Púsose dando frente a la
cueva con el trasero; inclinó la cabeza, [se puso] mirando atrás por entre ambas
piernas.
La lamia salió. Asustada
dijo:
“tengo
ciento
cinco
años, pero jamás he visto
cosa igual”. (Fot. I).
lo
Fot. I.— Detalle de la columna de Zurbano (Museo de Alava)
(FOTO GERARDO Lz. DE GUEREÑU)
Eusko-Folklore.
Materiales
Andri
orrek
Korrione’ko
mutillari esan ei utzen: “eun
dä bost urte jaittuk emakume
orrek”.
Orduän
mutillak
esan
ei
utzen lamiñari: “eun dä bost
urte
dittuzu”.
Orduän
lamiña
ezkongetako gertau ei zan.
Mutillek
esa’utzen
bere
anaari.
Anaak
mutillari
esa’utzen,
lamiñen
anketara
begireketako.
Mutillek begiretu utzen eta
lamiñek paitten moruko ankak euken.
Mutil ori billurtu ei zan eta
geixotu.
Gero ill.
y
Cuestionarios
I97
Esa señora dijo al muchacho de Korrione: “tiene ciento cinco años esa mujer”.
Entonces el muchacho dijo a la lamia: “tiene Usted
ciento cinco años”.
La lamia se avino entonces
a casarse.
El muchacho se lo dijo a
su madre.
La madre dijo al muchacho que mirara a los pies de
la lamia.
El muchacho le miró y la
lamia tenía pies como los de
patos.
Ese muchacho se asustó y
enfermó. Luego murió.
(Contado el I8 de Julio de I956 por Tomás Zabarte, de 68
años, natural de Udala, habitante de Gesalibar-Mondragón).
En una variante de la leyenda precedente que recogí en
I925, se dice que la lamia asistió al entierro de su novio, llegando sólo hasta la puerta de la iglesia de Garagarza (Eusko-Folklore,
n.º
LXI).
en
Otras versiones de la misma leyenda recogí en Cortézubi,
Orozco y en Ceánuri (Eusko-Folklore, n.º XIV y LXI).
Resurrección María de Azkue publicó también una variante
en Ochandiano. En su obra Euskalerriaren Yakintza (tomo II,
pág. 426) dice que, entre la montaña de Amboto y la de Aranguio, a un pastor se le aparecían las lamias. Una de éstas entabló relaciones amorosas con el pastor y ambos se dieron palabra de casarse. La lamia puso a su novio una sortija en el
dedo meñique. El pastor dió noticia de todo a su mujer y al
cura de su pueblo. Este último le dijo que mirase cómo eran
los pies de su novia. Hízole así, y vió que su novia tenía pies
como los de pato. El cura le dijo entonces que devolviera a la
I98
Eusko-Folklore.
Materiales
y
Cuestionarios
lamia la sortija. El pastor se la devolvió, y al regresar a su
casa la novia le siguió. Enfermo el pastor, se retiró a la cama
y nunca más se levantó.
*
*
*
Lamia reclamando el auxilio del hombre.— El libro de
Jean Barbier “Légendes du Pays Basque” (Paris,
Librairie
Delagrave, I93I) es una valiosa contribución al estudio de la
mitología y de la literatura oral del pueblo vasco. He aquí una
leyenda relativa al tema de la lamia auxiliada por el hombre
tal como aparece en la página 26:
Behorlegi-Mendin non nahi
baziren
lehenago
Lamin-ziloak.
Artzain batek, egun batez,
ikusi
zuen
Bas’Andre
bat,
urhezko orhaze batekin zilo
hetarik
batean
orhaztatzen
ari; ez baitzen guti harritu!
Bainan Bas’ Andreak erran
zion ez izitzeko eta zilo hartarik,
bizkarrean
hartu’ta,
eremaiten
bazuen
Apanizera (I), diruz zer nahi emanen ziola.
Artzainak:
baietz,
eremanen zuela gogotik.
Hartu zuen beraz bizkarrean: bainan, zilotik athera
ere gabe, sekulako alimaleak
jali zitzaizkon bidera. Harritu zen artzaina, eta, Bas’Andrea
han
berean arthikirik,
eskapatu zen ahalik eta lasterrena.
de
En el monte de Behorlegui
antiguamente
había
dondequiera cavernas de Lamias.
Un pastor vió, cierto día,
a una Señora salvaje que en
uno de aquellos antros se
peinaba con un peine de oro;
lo que le extrañó no poco.
Pero la Señora salvaje le
dijo que no se espantara, y si
tomándola al hombro la llevaba de aquella caverna a
Apanize (I), le daría dinero
cuanto él quisiera.
El pastor: que sí, que la
llevaría
gustosamente.
La tomó, pues, al hombro:
pero antes que hubiese salido del antro se le presentaron en el camino multitud
de animales. Se asustó el pastor y dejando allí a la Señora salvaje, huyó lo más pronto posible.
(1) Apanize, raso y pico en la montaña de este nombre sobre el pueblo
Behorlegui.
Eusko-Folklore.
Materiales
Bas’Andreak, orduan, oihu
bat
egin
zuen
ikaragarria,
eta
erran
zuen
marrumaz:
“Madarikatua
ni!
Mila
urthez egon behar baitut orai
zilo
huntan!”
Eta geroztik, han da, zilo
hartan;
artzainik
ez
baita
sekulan
harat
menturatzen...
y
Cuestionarios
I99
La Señora salvaje dió entonces un grito terrible y dijo
chillando:
¡Maldita
yo!
Todavía habré de estar durante mil años en este antro!”
Y desde entonces, allí está,
en aquel antro; pues ningún
pastor se aventura a acercarse allí:
* * *
No sabemos dónde ni de quién recogió Barbier la leyenda precedente; suponemos que su informante fué algún laburdino, a juzgar por el dialecto en que se había expresado.
Antes que Barbier, había publicado Cerquand una
sión de la misma leyenda en dialecto suletino. Hela aquí:
Orhico lecian egun batez
artzain batec ikhoussi zizun
andere bat urhe orraziaz iresten ari, eta zouñec erran beitzeron
artzaiñari:
“Joundane
Jouhane goizan lece hountaric
elkhitzen
banaic
bizcarrian, emanen derat nahi diaiza hountarzun; bena zer nahi ikhoussiric eztukec behar
lotxatu”.
Artzainac
hitzemaiten
dirozu eta Joundane Jouhane
eguna
jin
cenian,
anderia
bascarrian har eta abiatzen
duzu; bena basa ihice suerte
orotaric bidiala jalkiten cirozu, eta sugue inobre handi
batec, zouñec su ahotic ourthoukitzen
beitan,
icirasten
dizu.
ver-
En la sima de Orhi, cierto
día, un pastor vió a una señora que se peinaba con peine de oro, y ella dijo al pastor: “Si en la mañana de San
Juan me sacas al hombro de
esta sima, te daré cuantas
riquezas quieras; pero no debes asustarte aunque veas
cualquier
cosa”.
El pastor se lo promete, y,
llegado el día de San Juan,
toma al hombro a la señora
y echa a andar; pero le salen al camino toda suerte de
animales salvajes y una serpiente
enormemente
grande,
que lanzaba fuego de la boca, le espanta.
200
Eusko-Folklore.
Materiales
Cuestionarios
Entonces, dejando la seño-
Ordian,
anderia
utziric,
lasterra hartzen dizu eta elkhiten lecetic; anderiac aldiz
arrama
bateki,
erraiten
dizu:
“Madaricatu
dela
ene
sorthia:
orano milla ourtheren heben nuzu”.
(Recité par
Iriart.
Dialecte
y
ra, echa a correr y sale de la
sima; la señora a su vez en
un grito dice:
‘‘Maldita mi
suerte: todavía en mil años
estaré aquí"
M. Bustanoby,
souletin),
(I).
Barthélemy,
transcrit
par
M.
El tema principal de esta leyenda se halla extendido en
círculo que rebasa en mucho el territorio vasco. Baste citar
Cataluña, Asturias y Galicia, donde este mito ha logrado una
concentración aún más densa que en Vasconia (2).
*
*
*
Hay otras funciones para las que las lamias han solido pedir colaboración o ayuda a los humanos: por ejemplo, en casos de parto, como se verá en los relatos siguientes:
AKELARRE’KO
Zugarramurdi’ko Lekuberri’tik urbil da leez bat, Akelarren lezea.
Leze artan omentzen emazteki
bat —lamina—
haurra
beharra.
Gizona gan omentzen Lekuberri’ra
emainaren
bila.
Lekxberri’ko
emaztekiagan
omentzen
emaintzarat
lezeat.
LAMIA
Cerca de Lekuberri de Zugarramurdi hay una caverna, la caverna de Akelarre.
En aquella caverna se hallaba
una mujer —lamia—
parturienta.
El hombre fué a Lekuberri en busca de partera.
La
mujer
de
Lekuberri
fué a la caverna a hacer de
partera.
(I) M. Cerquand: “Légendes et récits populaires du Pays Basque”. (Bulletin de la Société de Sciences, Lettres et Arts de Pau. 1874-1875). pág. 283.
(2) José Romeu Figueras: ”Mitos tradicionales pirenaicos” (Pirineos núm.
I5-I6, pág. 168).—José Manuel González: “La mitología de las fuentes en Valduno (Asturias). (Revista de Dialectología y Tradiciones populares, t. XIII,
pág. 73).
Eusko-Folklore.
Materiales
y
el 3I de Enero
Zugarramurdi).
de
AIZPURU’KO
Aizpuru’ko
(I)
armalpin
lamik izaten omen ziren, ta
bat aur itteko miñek artu
omen zun ta ekar omen zuten
emagiñetako
Yoane’ko
(2)
etxekoandrea.
Lamin
etxin
gauz
guzik
urrezkuk omen ziren.
Bere lanak akittuta, galdetu ziyoten arren enoyua zer
zen.
Arrek txarrantxa nai zula
zion aikeri.
Eman
zioten
txarrantxaurria, erranaz gibela ez be(I)
(2)
Aizpuru, término de Ituren
Yoane, caserío de Ituren.
20I
Nacido el niño, la lamia
dió a la partera, como recompensa, rueca y huso de
oro.
La lamia dijo a la partera
que, al regresar a casa, no
mirase atrás.
Aquella
partera,
cuando
volvía a casa, sentía atrás,
grandes ruidos.
No quería mirar atrás. Como era curiosa, al introducir
un pie en casa, antes de introducir el otro, miró atrás.
Y le arrebataron la mitad de
sus cosas.
Haurra sortu onduan, laminak eman
omentzion saritzat emainari urrezko kiloa
eta ardatza.
Laminak
emainari
erran
omentzion
etxeatekoan
gibelerat ez beatzeko,
Emaina
harek etxeatekoan
arraots
haundiak
sentitzen
omentzituan
gibelean.
Ez beatu nahi gibelat. Kurios,
baitzen, etxean zango
’at sartzean,
bertzea
sartu
gabe, beidatu omentzuen gibelat. Eta bere gauzen erdiak
kendu omen ziozkaten.
(Contado
natural de
Cuestionarios
I94I
por
Dominica
Guiltzu,
LAMIK
En las peñas de Aizpuru
(I) había lamias, y una sentía dolores de parto y trajeron como partera a la señora de Yoane (2).
En la casa de las lamias
todas las cosas eran de oro.
En cuanto terminó su faena le preguntaron cuánto era
su jornal.
Aquélla dijo a ellas que
quería una carda.
Le dieron carda de oro,
diciendo que no mirara atrás
mientras regresaba a casa.
(Navarra).
202
Eusko-Folklore.
Materiales
gitzeko
etxera
ziguyela.
Lamik
kompañatu
zioten
musike-soñun.
Etxin
sartzen,
anka
bat
kampun ta bestea barrunen
zaukela,
gibela
begitu zun,
ta ordun lamik tiraka txarrantxan erdia kendu zioten.
Beste erdikin egiña izaten
dala Yoanea diote.
y
Cuestionarios
Las lamias la acompañaron con música.
Al entrar en casa, teniendo
una pierna fuera y la otra
dentro, miró atrás, y entonces las lamias le quitaron violentamente la mitad de la
carda.
Dicen que con la otra mitad fué edificado Yoanea.
(Comunicado en I930 por D. Pedro María de Gorostidi,
Ituren).
* * *
de
En el extremo oriental como en el occidental del país vasco hemos hallado esta leyenda localizada en cavernas y caseríos más próximos. En el año I937 una anciana de Laguinge
o Liguinaga llamada Margarita Aroztegixar me refirió la variante, muy popular en aquella comarca suletina, que transcribo a continuación.
BUZTANOGIA’KO
(En
la
caverna
Lakarri’ko
Buztanogia
deitzen zen etxe batetan ebiltzen
zien lamiñak.
Gai batez juan zeion bat
etxekadeiai:
lamina bat bazela
haurraen
ezin
hükenian: eia laguntzea nahi zeionez juan.
Baietz erran zeion;
bena
senharrai erran beur zeola.
Eta senharrak erran zeion
lamiñai: eta geo errendi zazut emazte hoi hartzen düzun lekila.
Eta bizkarrian har eta ea-
de
KARBIAN
Buztanoguia)
Una casa de Lakarry, llamada
Buztanoguia,
solían
frecuentar las lamias.
Cierta noche se le fué una
a la señora: que una lamia
se hallaba en dificultad para
parir; a ver si quería ir a
ayudarla.
Le contestó que sí; pero
que tenía que decírselo al
marido.
Y el marido dijo a la lamia:
devuélvamela
después
esa mujer al sitio de donde
la toma.
Eusko-Folklore.
man
zian
lamiñak
hoi leze bati behea.
emazte
Eta emazte horrek
raen ukeiten lagundu
Eta
geo
eman
haurzian.
lamiñek
zeien
jatea
emaztiai,
erran zen ez deus e
han.
Eta
hain
eta
hartzez
beitzen
ogi
zui
ederra, ezai zian buxi bat
kolkuan, etxen eakasteko.
Geo lamiñak galtatu zian
ze nahi zian pakamentutako,
tipinta bat uin ala tipinta bat
ezti.
Emazteak
nahiago
eginen
erran
zila,
zeola
zerbutxu
abo
erran
lezan eztia,
nahi:
uina
eztiak
Lamiñak
Emaztik
zian
zeion
har
hobe ziala hua.
erran
uina
zion
nahigo
Lamiñak erran
gamentia
bihar
dukezu.
Eta
beno.
bizkarrian
lamiñak emaztia,
etziala
zila.
ziozun: Pakaminetian
hartu
zizun
eta ezin el-
ki.
Eta lamiñak erraiten deio:
zerbait hartu duzu hemen.
—Ez
erran
—O!
cliozu
Eta
tit
zeion
bai,
deus
e
hartu—
emaztiak.
bai—
erraiten
lamiñak.
ordian
emaztiak
ea-
Materiales
y
Cuestionarios
203
Y tomándola al hombro,
la lamia llevó a esa mujer
por una sima abajo.
Y esa mujer ayudó en el
parto.
Y después las lamias dieron de comer a la mujer y
le dijeron que nada tomase
de allí (para conservarlo).
Y como era tan blanco y
hermoso el pan ocultó un trozo en el seno, a fin de enseñarlo en casa.
Después las lamias le preguntaron
qué
quería como
paga, un bote de manteca o
un bote de miel.
La mujer les dijo que prefería la manteca, que le haría
mejor
servicio
que la
miel.
Las lamias le dijeron que
tomara la miel, que ésta era
mejor.
La mujer les dijo que no
la quería;
que prefería la
manteca.
Las lamias le dijeron: la
paga la tendrá mañana en
el armario.
Y la lamia tomó al hombro a la mujer, y no la podía sacar.
Y la lamia le dice: algo ha
tomado aquí.
—No he tomado nada— le
dijo la mujer.
—¡Oh! sí, sí — le dice la
lamia.
204
Eusko-Folklore.
Materiales
y
Entonces la mujer le mostró que era un trozo de pan.
La lamia le dijo que lo dejara allí: de otro modo, no
podía llevarla.
Entonces la mujer lo dejó
y la lamia la tomó al hombro
y la llevó a casa.
Al día siguiente halló el bote de manteca lleno de plata. Si hubiera dicho (escogido), la miel, lo hubiese tenido lleno de oro.
kasten diozu ogi buxi bat zela.
Lamiñak erran zeion ützi
lezan han, bestela etzila eamaiten ahal.
Eta
ordian
emaztik
ützi
zizun, eta lamiñak bizkarrian
har eta eaman zian etxeat.
Biahamenian
atzeman
zizun uinen tipiña zilharrez beteik. Erran balu eztia, urrez
beteik
zikezun.
(Contado en I937 por Margarita
Alzay, vecina de Laguinge).
*
Cuestionarios
*
Arozteguixar,
natural
de
*
En Cortézubi (Vizcaya) es popular esta leyenda con ligeras
variantes. Me la refirió el año I9I9 el anciano Matías Aranaz,
vecino de aquel pueblo. He aquí su texto vasco con su traducción
castellana:
Jentil-andra bat bizi ei zan
Santimamiñe’ko
(I)
kueban,
ta, laister seña egin biar zan
lez,
Lezika
deritxon
auzoetxeko andra bat ekarri ei
eban señegintzan lagundu ta
serbietako.
Señegintza
zorionez
pasa
ta gero,
jentil-andriaren familiek konbidau ei eban auzonadra ori, eurekaz bazkari
bat egitera.
Ta bazkari eder bat emon
ei eutzen, bere serbiziyo onen
saritzat.
Una mujer gentil vivía en
la cueva de Santimamiñe y,
como estaba próxima a dar
a luz, trajo a una mujer de
la casa vecina llamada Lezika para que la asistiese en
el parto y la sirviese.
Terminado
felizmente
el
parto, la familia de la mujer
gentil convidó a aquella vecina a que comiese con ellos.
Y le dieron una espléndida
comida, como premio a este
su servicio.
(I)
Esta cueva de Santimamiñe tiene un importante yacimiento
tórico y una cámara de pinturas y grabados paleolíticos.
prehis-
Eusko-Folklore.
Materiales
y
205
Lo que más asombró a esa
mujer fué el pan tan blanco que le sirvieron en la comida.
Geyen mire egin ei eutzana andra orri, izan ei zan,
bazkaritan emon eutsen ain
ogi suriye.
Sati bat gorde ei eban sakelian, etxera eruan ta etxekueri
erakusteko.
Baña, maitik altzetako ordua eldu zaniän, ezin ei zan
zutundu, indar andiyak eginda be.
Orduän
jentillak
preguntau ei eutsien, kuebako gauzaren bat artu ta gorde ete
eban.
Lenengoz ezezkolakoa egin
ei eban; baña gero autortu
ei eban eta biurtu ostu ebana.
Gero, jentillak emon ei eutsen ogi oso bat famelientzako, ta geyago barik etorri ei
zan Lezika’ra (I).
*
Cuestionarios
Se guardó un trozo en el
bolsillo para llevarlo a su casa y enseñarlo a la familia.
Pero, llegado el momento
de levantarse de la mesa, no
podía levantarse por más que
se esforzara.
Entonces los gentiles le preguntaron si había cogido y
guardado algo de la cueva.
Primero hizo como que lo
negaba; pero después lo confesó y devolvió lo robado.
Después los gentiles le dieron un pan entero para la familia y, sin más, volvió a
Lezika
(I).
*
*
Las gentes de la región de Arberua localizan en la célebre
caverna llamada Laminazilo (cueva de Istúriz) los hechos que
se refieren en esta leyenda. Mi amigo el abate Moulier (Oxobi)
publicó una versión de la misma en “Gure Almanaka” de I930.
Y en el año I955 me la contó la señora del caserío Otsozelai
—Jeanette Duharte— con pequeñas variantes. Una lamia de
Laminazilo estaba enferma. Se trataba de un parto difícil. Las
lamias solicitaron los servicios de la señora del vecino caserío
Otsozelai. Tras algunas vacilaciones, la señora fué a la caverna
y ayudó a la parturienta. Habiendo terminado su labor con
feliz resultado, las lamias la obsequiaron con un banquete.
(I) Otra versión me fué contada por Tomás de Kobeaga, de Cortézubi,
y fué publicada en Eusko-Folklore, serie I.ª, año VI, pág. I3.
206
Eusko-Folklore.
Materiales
y
Cuestionarios
Ella guardó un trozo de pan para llevarlo a su casa. Como
recompensa de su trabajo las lamias le presentaron dos cedazos,
de los que uno estaba lleno de piezas de oro y el otro contenía
carbón, y le dijeron que escogiese uno para llevarlo a su casa. Unas lamias jóvenes, que estaban apostadas detrás de ella
le dijeron que escogiera el cedazo que contenía carbón. Así
lo hizo. Y saliendo de la caverna, volvía a Otsozelai. Al pasar
por el puente de Harixtoi, le salieron las lamias y le dijeron:
Bilinchi, balancha, eso del
bolsillo échalo, de otro modo te echaremos.
Bilintxi, balantxa, sakelako hori aurdik zan, edo aurdikiko hugu.
Segunda vez hicieron la misma amenaza. Entonces la de
Otsozelai dejó caer al río Arberua el trozo de pan que llevaba
en su bolsillo. Las lamias no volvieron a molestarla. Cuando
hubo llegado a Otsozelai, el carbón de su cedazo se había convertido en oro.
En Eusko-Folklore (serie I.ª año VI, páginas I2 y 13) cité
otras variantes de esta leyenda, localizadas en la cueva de Okamika (de Guizaburuaga), en la de Ogoño (de Elanchove) y en
la de Santimamiñe (de Cortézubi).
*
*
*
Jean Barbier, en su Légendes du Pays Basque, (pág. 25),
recoge la siguiente versión de la lamia en parto, sin señalar
dónde ni de quien la tuvo.
(El
L A M I N- E L T Z E A
puchero de las lamias)
Behin
batez,
Lamin
bat
Haurra beharra zen.
Igorri zuen beraz bere lagunetarik bat, emaintzan ari
zen kerriko emazteki baten
bilha.
Bidean heldu zirelarik, laminak errailen dio emainari: “Nola, lana zuk egin ondoan,
hautatzerat
emanen
baitauzkitzute bi eltze, bat
En cierta ocasión una Lamia iba a parir.
Envió, pues, a una de sus
compañeras a llamar a una
mujer del pueblo que tenía
oficio de comadrona.
Viniendo en el camino, la
lamia dice a la comadrona:
"Cómo, al terminar su labor,
le darán a usted a dos pucheros a elegir uno con oro
Eusko-Folklore.
Materiales
Cuestionarios
207
en la superficie, el otro con
ceniza en la superficie, escoja el de la ceniza, porque sólo ella contendrá oro.
achalean
urhearekin,
bertzea
achalean
hautsarekin,
hautaazu
hautsarekilakoa,
zere urhea harek bakarrik izanen baitu barnean”.
—Baietz,
segurki!
Hitzeman bezala egin zuen
emainak, eta laminak errana
hala hala gerthatu zitzaion
guzia.
*
y
—Sí,
ciertamente!
La comadrona se condujo
conforme a lo prometido, y
le ocurrió todo como se lo
había predicho la lamia.
*
*
La misma leyenda fué también recogida por Cerquand en
Esquiule y publicada por Julien Vinson en el libro Le Folk-lore
du Pays Basque (Paris, Maisonneuve, I883), pág. 40, bajo el
título La Lamigna en couches. He aquí su texto:
“Un soir de la Saint-Jean, une belle fille arriva chez la maîtresse de la maison Gorritepe au moment où le soleil allait se
lever: “Bonjour, Marguerite; il vous faut venir sous la forêt;
il y a là une femme en mal d’enfant, et vous devez l’assister.—
Et qui êtes-vous? Je ne vous connais pas.—Vous saurez qui je
suis; mais, de grâce, venez tout de suite.—Je ne puis sortir
maintenant de la maison; il faut que je prépare le déjeuner des
faucheurs.—Suivez-moi, de grâce; vous en serez sûrement trèscontente; vous aurez votre fortune faite si vous nous aidez à
mettre au mond cet enfant”.
Elle y consent, et totes deux arrivent sous le bois. La fille
donne à Marguerite une baguette et lui dit: “Frapez la terre!”
Elle le fit de confiance, et en même temps un beau portail
s’ouvrit devant elle. Après y être entrée, elle se trouvá dans un
beau château dont le dedans et le dehors brillaient comme le
soleil: “N’ayez pas peur, Marguerite; nous y sommes”. Elles
entrent dans une grande chambre qui était la plus belle de
toutes. Là, y avait une Lamigna sur le point d’accoucher et en
mal d’enfant; tout le tour de la chambre était garni de mignons
petits êtres, tous assis et dont aucun ne bougeait jamais.
208
Eusko-Folklore.
Materiales
y
Cuestionarios
Marguerite fit son office et fut ensuite choyée autant que
possible. On lui donna notamment d’un certain pain qui était
blanc comme la neige.
Comme il commencait à faire tard, Marguerite voulut se
retirer à la maison. La même jeune fille l’accompagna jusqu’au
portail; mais elles ne purent jamais ouvrir la porte.—Vous,
vous aurez pris quelque chose ici! lui dit sa compagne.—Moi!
rien, si ce n’est ce petit morceau de pain, por montrer à ceux
de chez nous comme il est beau!—Mais vous devez le laisser
ici”. Elle le laisse, et à l’instant la porte c’ouvre.
“—Voici votre paiement, Marguerite; voici une poire d’or.
Ne le dites jamais à personne, et cachez— la bien dans votre armoire. Tous les matins, vous trouverez une pile d’or à côté
d’elle’’. Elle fit ainsi, et le lendemain matin elle alla voir et
trouva la pile d’or, et ainsi les lendemains suivants, pendant
longtemps, si bien que, quoique cette maison fût toute chargée de dettes, ils payèrent tout et achetèrent en outre de grands
biens.
Le mari en devint jaloux, et Marguerite, par amour pour
la paix de son ménage, lui dit son secret. Pendant la nuit suivante, la poire disparut, et il ne s’en trouva plus trace.
Il y a aujourd’hui encore dans cet endroit quelques trous
qu’on appelle les trous des Lamignac”.
(Gracieuse
Orgambide,
soixante-quinze
*
*
ans,
d’Esquiule).
*
Resurrección María de Azkue incluyó en el volumen II de
su obra Euskalerriaren Yakintza (págs. 393 y 425), dos versiones procedentes de Abaurrea Baja y de Yabar.
La primera fué contada por una vecina de Abaurrepea
(Abaurrea Baja-Navarra, llamada Celestina Bidondo. Como el
texto no está tomado a la letra en las leyendas y cuentos de esta
colección, me limitaré a presentar a continuación un extracto
de las variantes aezcoana y araquelitana.
Eusko-Folklore.
Materiales
y
Cuestionarios
209
En Abaurrea una lamia fué en busca de partera y la condujo a su caverna. En el camino le dijo que, en recompensa a su
labor, solo pidiese una carda y que, al regreso, no mirase hacia
atrás. Al Ilegar al embalse del molino, la lamia separó el agua y
secó el camino y ambas entraron por el boquete del manantial.
La partera volvió a casa con su carda. Al entrar en ella, volvió
hacia atrás la cara para cerrar la puerta. Al instante alguien le
lanzó una pedrada que abrió un orificio en la puerta.
Según la versión de Yabar, una lamia solicitó los servicios
de una partera. Esta consintió en ello y fué a la cueva de las
lamias. Le dijeron que no sacara nada de aquel lugar y que,
de vuelta, no mirase hacia atrás. Terminada felizmente la labor, la partera cogió un trozo de pan; pero no podía salir de
aquel antro, hasta que dejó lo robado. Entonces las lamias le
dieron un pan entero y le presentaron muchos objetos preciosos para que eligiera lo que más quisiese. Eligió una carda de
oro. Al regresar a su casa, tenía que atravesar un río, y la
lamia que la acompañaba lo secó golpeándolo con una rama.
La partera miró luego atrás para ver si continuaba seco el
río. Al instante la mitad de su carda de oro se le fué al antro
de las lamias.
*
*
*
Según otras leyendas, las lamias requieren también el auxilio del hombre cuando se hallan en la agonía. Una lamia
de las que vivían junto al puente de Utsale de Saint-Pée estaba enferma, luchando con la muerte. Pero una lamia no
puede morir si alguien, que no lo sea, no la ve antes y recita
una plegaria, delante de ella. Una compañera de la moribunda
fué a la casa Gaazetxe y suplicó a la señora de ella que visitara
a la enferma, prometiéndole, como premio, cincuenta francos
y algún otro regalo. La señora de Gaazetxe consintió en ello y
fué al antro de las lamias. Había que atravesar el río junto al
puente de Utsale, y la lamia, golpeando las aguas con una
vara, las reparó a dos lados. Pasaron, pues, por el lecho del río.
Después la lamia volvió a tocar con su vara las aguas y éstas
se juntaron. La lamia dijo a la de Gaazetxe: “al regresar, no
vuelvas tu vista atrás por más ruidos que oigas; de lo contra-
2I0
Eusko-Folklore.
Materiales
y
Cuestionarios
rio, el premio que te hayamos dado desaparecerá de tus manos”. La señora de Gaazetxe le prometió que así haría. Introducida en la cámara donde estaba la enferma, hizo una breve
oración. En recompensa, las lamias le obsequiaron con una
comida y le dieron cincuenta francos, mas una tabaquera de
oro. Volvía contenta a su casa; pero al oir ruidos estrepitosos,
miró atrás y al instante desaparecieron sus dineros y su tabaquera de oro. Llegó al río, acompañada de su lamia, que luego golpeó las aguas. Estas no se separaron. Volvió a golpearlas segunda y tercera vez sin resultado. Entonces dijo a la
de
Gaazetxe:
“Algo nuestro ha debido tomar usted inadvertidamente”.—“No lo creo, si no es algún alfiler”. Y empieza
la señora a registrarse y luego dice: “No, no hallo nada”. La
lamia le dice: “No logro separar las aguas; estamos aquí para
rato, si usted no confiesa su robo”. Al fin, la señora confiesa
que ha tomado un trozo de pan para enseñarlo en su casa, pues
era tan blanco corno la nieve. —“Es cosa que puede ocurrir a
cualquiera; pero nada se puede sacar de nuestra morada. Devuélvame ese pan, pues ninguno debe ver lo que a nosotros nos
pertenece”. En cuanto la señora restituyó el pan, la lamia separó las aguas del Nivelle que dejaron libre el camino a la señora de Gaazetxe. En aquel momento desapareció la lamia.
(Contado por M. Raymonde,
Légendes du Pays Basque, págs.
*
*
de Saint-Pée.
7 y 22).
Jean
Barbier:
*
Uno de los temas de la leyenda precedente aparece en un
relato de Garagarza (Mondragón) que un vecino de este pueblo me contó el 20 de Junio de I934. Me dijo que en un caserío de Garagarza, llamado Dixana o Dieguena, estuvo hasta
hace poco un trozo de “txintxirriña” (gargantilla) que había
pertenecido antiguamente a las lamias. Era creencia que, al
pasar por Kobate (desfiladero entre los montes Artazu y Atxabal) una mujer de Dixana, recibió de una lamia un collar de
oro con la condición de que, al regresar a su casa, no mirase
atrás. Cuando la mujer hubo llegado a Dixana, volvió atrás
la vista. Al instante la lamia le agarró por el collar, arrancándole una parte del mismo. La mujer se quedó con la otra parte.
Eusko-Folklore.
Materiales
y
2II
Cuestionarios
Obsequios y ofrendas a las lamias.— En el año 1922 me refirió Nemesio Ugarriza, de 79 años, natural y vecino de Orozco, que en el caserío de Olabarri obsequiaban con tocino a las
lamias que iban allí de noche.
También es de Orozco el relato siguiente:
Las lamias eran aficionadas a la sidra, y penetraban
por cualquier orificio al sitio
donde hubiese sidra.
Si una vez se les dejaba
una jarra de sidra, en bebiéndola se iban contentas; pero
si no se les dejaba llena, se
marchaban dejando rotas todas las cubas de sidra.
También venían siempre a
la casa donde cocieran pan:
pero si se les daba trozo de
bollo, se iban en paz; de lo
contrario, permanecían causando molestias durante todo
el día.
Lamiñak ei sirian sagardao
saleak
eta sagardaua
egoan lekure sarteiteiteisirian
edosein suloti.
Bein pitxer bat bete sagardao itxi askero, a edanda
kontentu
juateisirian;
baye
a itxi es askero beteta, sagardao-barrika gustik
apurtute
juateisirian.
Labasue egoan lekure be
beti etorteisirian bein kea asmau askero; baye opil apur
bet emon askero
bake-bakean
juateisirian,
espabere
eyegosan egun gustin antoju
amoiten.
ría
(Comunicado en
del Yermo).
I920
por
Pablo
Guezala,
de
Santa
Ma-
informante
Ani-
* * *
Es
barro:
dicho
popular
en
Ceánuri,
Amarrenak egon ta eztagoesatia
mi
Las lamias vivían de los
no-diezmos.
Decir que no hay diezmos
habiéndoles,
es el no-diez-
Lanzinek
ez-amarrenakaz
bixiten ei zirian.
zala
según
mo.
da ez-amarrena.
*
Leenan
etxetan
ematen
omen zuten gauean mextura mainaren gainean.
*
*
Antes en las casas ponían
de noche pan de maíz sobre
la mesa.
7
2I2
Eusko-Folklore.
Materiales
y
Después de las lamias de
Gaztelu
venían
de
noche
a trabajar en las heredades
de aquella casa y comían
aquel pan de maíz.
Gero
Gaztelu’ko
laminak
gauaz yiten omen ziren laneat etxe artako landetan eta
mextura ua yaten omen zuten.
(Contado en I955 por Germain
rreta [Saint-Martin-d’Arberoue]).
*
Cuestionarios
*
Arrhemendaburu,
de
Iba-
*
Los vaqueros de Esterenzuby dejaban, después de la cena
un trozo de pan para Anxo (Basa-jauna) (I), que venía todas
noches después que aquéllos se hubiesen dormido. Una vez
sólo el más joven dejó su parte; los demás, no. Anxo se llevó las ropas de quienes no le habían dejado su ofrenda. Estos
enviaron al joven a la sima de Anxo a pedir los vestidos, prometiéndole una flaca ternera por tal servicio. Anxo se los devolvió diciendo que pegase a la ternera I0I golpes con un palo.
El joven vaquero hizo lo ordenado por Anxo, y la ternera le
dió I0I ovejas. (Cerquand, ap. cit., pág. 252).
*
*
*
ABAUNTZ’KO LAMIAK
(La lamias de Abauntz)
En la peña de Abauntz, sita sobre al barranco Aritzarte,
de Arraiz (valle de Ulzama), visité en el año I932 una cueva
que contiene un yacimiento prehistórico, según pudimos comprobar D. Telesforo de Aranzadi y yo. Es, además, morada
de lamias, según es creencia en aquellas aldeas. Había pastor que les llevaba cuajada todos los días. Una vez falsificó
su ofrenda, mezclando con la cuajada una gran dosis de excremento de oveja, lo que dió motivo a que las lamias le persiguieran aquella noche. Afortunadamente dieron las doce en
el reloj de Arraiz antes que aquéllas le alcanzasen, y así se
libró el pastor de un severo castigo. Esto nos contó el guía
(I) Anxo es el nombre de uno de los señores salvajes o genios que habitan en los montes y a los que van asociados muchas veces ciertos temas que,
en general, se refieren a las lamias.
Eusko-Folklore.
Materiales
y
Cuestionarios
2I3
que era un vecino de Arraiz. Es la misma leyenda que, sin
localizar la cueva de las lamias, publicó D. R. M. de Azkue
en su obra “Euskalerriaren Yakintza”, vol. II, pág. 427.
De vuelta de nuestra visita a la cueva de Abauntz, una
anciana de Arraiz nos refirió la misma leyenda con nuevos
detalles. Nos dijo que “en la cueva de Abauntz vivían antiguamente las lamias (lamiak). El pastor de la casa Sunbillenea
les obsequiaba todos los días con un kaiku (cuenco de madera)
lleno de leche. Las lamias devolvían el kaiku lleno de oro. Dícese que la casa Sunbillenea fué edificada, gracias al oro de las
lamias. Un día el pastor, en lugar de llenar de leche el kaiku,
lo llenó de excrementos y así se lo entregó a las lamias. Estas,
al conocer la fechoría, le siguieron al pastor; pero éste pudo
entrar en su casa antes que fuese alcanzado. Entonces las lamias lanzaron esta maldición: “No faltará en esa casa algún inválido o desgraciado”. Dícese que desde entonces nunca ha
faltado en Sunbillenea algún enfermo o anormal. Aún ahora
hay allí un hombre que sufre ataques de corazón y es medio
loco”.
*
*
*
Mi informante de Uhart-Mixe, Marie Eyeramuno, me refirió allá por el año de I937, que las lamias eran criaturas de
muy pequeña estatura, las cuales recompensaban muy bien las
ofrendas que les hicieran los hombres. “Les laboureurs laissaient
fréquemment quelques aliments aux bords des pièces de terre
à cultiver pour que les laminas s’en nourrissent pendant la
nuit. Celles-ci, reconnaissantes, travaillaient nocturnément dans
les parcelles de leurs bienfaiteurs, sarclant le maïs et faisant
aussi d’autres taches. Mon interlocutrice tenait d’une vieille
femme de Jutsi que celle-ci avait vu les travaux accomplis de
nuit par les laminas, en récompense de la nourriture laissée la
veille en bordure d’un champ” (I).
(I)
J. M. de Barandiarán: “Fragments d’Ethnographie basque” (Bull.
du Musée Basque, Bayonne, I937, pág. 61).— J. M. Barandiarán: “Matériaux pour une étude du peuple basque: A Uhart-Mixe” (IKUSKA, núm. 10-13,
p. 87, Sare, 1948).
2I4
Eusko-Folklore.
Materiales
y
Cuestionarios
LAMINAK
BAZTERRETXEA’N
(Las lamias de Bazterrechea)
Jean Barbier, en su ya citada obra “Légendes du Pays Basque”, dió a conocer un caso de lamias obsequiadas por una familia que vivía en la casa Bazterrechea. Las lamias, agradecidas, ejecutaban diversas labores en los campos de sus bienhechores. He aquí la leyenda:
Bazterretxe’ko
jendek,
arrats guziez, oherat joan gabe, gopor bat esnerekin artho-xigorrak
eta
xingar-axalak uzten zituzten, supazter
xokoan, zartaineko urin ondarren
Oro
gainean.
lokhartu
zirenean,
La-
minak jausten ziren su-phizkiari beheti, eta murtxa eta
murtxa,
marrumaño
batean
artzen
ziren,
supazterreko
guziak
azkenepuxka-miko
raino jan arte.
Eta,
gero,
ixil-ixila
joaiten
ziren
suphizkiari
goiti.
Eta,
biharamunean,
Bazterretxe’ko
jengeek
kausitzen zituzten ongarriak
tuak,
erreka
guziak
tuak, lurrak irauliak,
ak
jorratuak.
Gau
batez,
gopor
hedagarbiarthoesnea,
xingar-axalak eta
artho-xigorrak
supazterrean
emaitea
ahantzirik joan ziren guziak
oherat, eta Laminak, gaitziturik, joan ziren bertze basherri
baterat,
urrun,
biziki
Las
gentes
de
Bazterrechea, todas las noches antes
de ir a la cama, dejaban en
el rincón del fuego, juntamente con un cuezo de leche, panes de maíz tostados
y migajas de tocino sobre los
restos de grasa de la sartén.
Al
dormirse
totalmente,
las Lamias bajaban chimenea abajo y, chupa que chupa, se ponían en un gruñidito, hasta que hubiesen comido totalmente los restos de
comida del rincón del fuego.
Después, silenciosamente, se
retiraban
chimenea
arriba.
Y al día siguiente las gentes de Bazterrechea hallaban
esparcidos los abonos, limpias las acequias, arados los
campos, escardados los maizales.
Una noche,
olvidando el
colocar en el rincón del hogar el cuezo de leche, las migajas de tocino y los curruscos de pan de maiz, se fueron todos a la cama, y las
Lamias, resentidas, se trasladaron a otro barrio, lejos,
Eusko-Folklore.
Materiales
Barbier:
Cuestionarios
2I5
muy lejos, pues nunca más
aparecieron en los trabajos
de
Bazterrechea.
urrun,
sekulan
gehiago
ez
baitziren
Bazterretxe’ko
lanetarat agertu.
(Jean
y
“Légendes
du
*
*
Pays
Basque”,
pág.
26).
*
Las lamias auxilian a los hombres.— En los primeros días
del mes de Junio de I932 efectué algunas investigaciones etnográficas en el barrio de Zamakola (de Dima-Vizcaya), hospedándome en la casa Etxeandía. Una anciana que vivía en el
molino de Zamakola, llamada Ramona Etxebarria me refirió
una conseja cuyo extracto, copiado de mi diario de aquella
época, es como sigue:
“El bisabuelo de los actuales dueños de Etxeandia, llamado Antonio, fué un día a buscar sus cabras al monte. El tiempo era lluvioso. Se guareció en la cueva de Balzola. Allí le salió una lamia, ser de forma de mujer, salvo los pies que eran
como patas de gallina. Ella le dió un trozo de carbón y le dijo:
“Mi padre hace de esas cosas en gran cantidad”. Cuando Antonio hubo salido de la cueva, vió que su carbón se había
convertido en oro. Entró de nuevo en la cueva, a fin de devolvérselo a la lamia. Esta le dijo: “Sal presto del antro, pues
mi amo está a punto de despertar”. “Entonces Antonio salió de
allí, llevando a su casa el oro de la lamia”.
*
*
*
Un cantero cansado de picar piedras,
lamia, que le conoció, le hizo rico.
quiso ser rico.
Una
Cansado de ser rico y, pensando que había personas más
poderosas que él, quiso ser emperador. La lamia le hizo emperador.
Durante un verano caluroso, el sol le molestó. Dijo entre sí:
“es preferible ser sol”. Y la lamia le hizo sol.
Cambió el tiempo y una nube se puso delante del sol. Molestado por ello, se le ocurrió que fuera mejor ser nube. Y la
lamia le convirtió en nube.
2I6
Eusko-Folklore.
Materiales
y
Cuestionarios
Habiendo lanzado sobre la tierra trombas de agua, observó que una peña se quedaba inmóvil. Pensó, pues, que era
preferible ser peña. Y la lamia le convirtió en peña.
Un hombre, martillo en mano, le hacía saltar pedazo tras
pedazo. Entonces dijo a gritos que quería ser aquel hombre.
La lamia le hizo cantero y le dijo en son de mofa: “Quien tiene
una cosa desea otra. Te hallas tan avanzado como al principio de tu carrera. Quedémonos en adelante como ahora: yo
lamia y tú cantero”.
Y la lamia se le apagó por siempre al cantero.
(J.
Barbier,
op.
cit., pág.
26-27).
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