LEA Y RAQUEL: LAS MADRES DE LA NACIÓN ISRAELITA Génesis 29:6-32; 30:1-19; 34:1, 2, 7; 35:16-26; 44:27; 46:15, 18, 19, 22, 25; 49:7, 31. Rut 4:11. 1 Samuel 10:2. Jeremías 31:15. Mateo 2:18. Por Edelgar M. M. Garlipp. Imbé, RS.1 ¿Ustedes ya oyeron la expresión “Los hombres pueden cerrar puertas, pero Dios abre ventanas”? ¿Cuántas veces no dejamos a Dios ser Dios y buscamos nuestras propias alternativas para un rumbo en la vida? En nuestra vida, en nuestra historia y en la historia de la humanidad, podemos analizar y concluir que nadie puede interferir en las decisiones de Dios. Él obra cómo y cuándo le place. TRAMPAS ENTRE LOS PERSONAJES Jacob era hijo de Isaac y Rebeca y, con el auxilio de su madre, engañó a su padre Isaac, para conseguir la bendición del hijo mayor (Gn. 27), ocasionando el odio y el deseo de venganza de su hermano Esaú. Por otro lado, es bueno recordar lo que Dios ya había dicho en Génesis 25:23, que “el mayor servirá al menor”. Debido a ese hecho, Jacob debió huir de la ira de su hermano y, orientado por su madre, fue hacia Harán, en la Mesopotamia, donde vivía su tío Labán, hermano de Rebeca. Labán adoraba a Dios, pero al mismo tiempo adoraba ídolos, haciendo uso de los dioses familiares, los terafines, y practicaba la adivinación. Él era el padre de Lea (Lía) y Raquel, personajes importantes en la vida de Jacob. Jacob conoció primeramente a Raquel, que era la hija más joven de Labán, dotada de una extraordinaria belleza. Y se enamoró de ella. Raquel, cuyo nombre significa “oveja”, era pastora de ovejas. Su hermana Lea (Lía) era su hermana mayor, responsable por el trabajo en el hogar. Según los relatos y estudios, ella sufría de una enfermedad en los ojos, lo que probablemente no la dejaba muy atractiva. El significado de su nombre es “vaca brava, salvaje”. Jacob ya estaba viviendo un mes en casa de Labán y trabajaba sin recibir un salario. Labán, que no consideraba correcto eso, preguntó a Jacob cuánto gustaría recibir por los servicios. Jacob, que estaba enamorado de Raquel y que no tenía una dote para ofrecer por la joven, propuso a Labán trabajar siete años a fin de poder casarse con su hija más joven. Labán concordó y, pasados los siete años, Jacob cobró de Labán lo combinado. Entonces, Labán ofreció una fiesta de casamiento y convidó a toda la gente del lugar. Pero aquella noche Labán engañó a Jacob, pues le entregó a Lea (Lía) en Lugar de Raquel, y tuvo relaciones con ella. Sólo a la mañana siguiente Jacob descubrió que había desposado a la hija mayor, y fue a reclamarle a su suegro. Este, que era muy hábil, le dijo que la ley de su tierra prohibía que una hija más joven se casara antes que la hija mayor. Le sugirió una alternativa: “Espera que termine la semana de esta fiesta nupcial, y después te daré también a Raquel, como pago por los servicios que me prestarás durante otros siete años” (Gn. 29:27). Jacob estuvo de acuerdo y se casó también con Raquel. Jacob hizo trampa para recibir la bendición de su padre, y luego fue engañado por Labán: fue víctima de una trampa también. 1 Liga de Servas Luteranas do Brasil (LSLB). (2012). Lígue-se v. 15: Mulheres da Bíblia. Porto Alegre: Editora Concórdia, pp. 83-86. Rev. Adrián Correnti (trad.), IELPA. 1 COMIENZAN LOS PROBLEMAS ¡Imaginen la situación de Lea (Lía) al ser despreciada, rechazada e inclusive humillada por su marido! “Y vio el Señor que Lea era menospreciada, y le dio hijos; pero Raquel era estéril” (Gn. 29:31). A través del versículo 32 de Génesis 29, podemos constatar la aflicción y la esperanza de Lea (Lía), cuando explicó el nombre de su hijo Rubén: “Ha mirado el Señor mi aflicción; ahora, por tanto, me amará mi marido”. Lea (Lía) tuvo cuatro hijos seguidos, y alabó a Dios, el Señor. Ella reconoce las bendiciones de Dios en su vida y le agradece (Gn. 29:31-35). Raquel, por no tener hijos, comenzó a envidiar a su hermana Lea (Lía) y culpó a su marido por el hecho de que ella no podía concebir. Jacob se enojó por esta acusación y cuestionó a Raquel: “¿Soy yo acaso Dios, que te impidió el fruto de tu vientre?” (Gn. 30:2). Lea (Lía) clamaba a Dios, y Raquel retaba a su marido. Raquel, con envidia, comenzó a competir con su hermana y dio a su esclava Bilha para que Jacob tuviese hijos con ella, y así pudiese ser madre a través de la esclava (Gn. 30:3-8). Jacob tuvo dos hijos con Bila, y Raquel quedó satisfecha, diciendo: “Con luchas de Dios he contendido con mi hermana, y he vencido” (Gn. 30:8). Lea (Lía), al darse cuenta que no tendría más hijos, también entregó su esclava Zilpa a su marido, y de esa relación nacieron dos hijos, lo que alegró a Lea (Lía): “Para dicha mía; porque las mujeres me dirán dichosa” (Gn. 30:13). Sin embargo, la competencia entre las dos hermanas continuó, según Génesis 30:14: “Fue Rubén en tiempo de la siega de los trigos, y halló mandrágoras en el campo, y las trajo a Lea su madre; y dijo Raquel a Lea: Te ruego que me des de las mandrágoras de tu hijo”. Raquel pidió que Lea (Lía) le diere lo que su hijo había traído, pues esa planta era usada para ayudar en la fertilidad y también tenía un efecto afrodisíaco. Lea (Lía) aceptó después de que Raquel le dijo que ella podría dormir con Jacob. Lea (Lía) tuvo relaciones con Jacob y nació su quinto hijo, y más tarde su sexto hijo. Tuvo además una hija: Dina. Lea (Lía), agradecida a Dios, expresó que él le había concedido un bello presente y que ahora su marido iba a quedar con ella. ¡Cuánta esperanza Lea (Lía) tuvo en su vida a pesar de todo su sufrimiento! Después de que Lea (Lía) tuvo a sus hijos, Dios se acordó de Raquel. Oyó su oración e hizo que ella pudiera tener hijos. Ella tuvo dos hijos, y murió en el parto del segundo (Gn. 35:26). NACE LA NACIÓN ISRAELITA Jacob tuvo seis hijos y una hija con Lea (Lía), y dos hijos con su esclava Zilpa. Con Raquel, Jacob tuvo dos hijos y con su esclava Bilha también dos. Sus doce hijos se convirtieron en las doce tribus de Israel, nombre que le fue dado a Jacob por Dios, en la ocasión en que luchó con él (Gn. 35:9-10). Y, según el Libro de Rut 4.11, “Raquel y a Lea… edificaron la casa de Israel”. Fue de Judá, de la descendencia de Jacob y Lea (Lía), el cuarto hijo de la mujer menospreciada, que nació nuestro Salvador Jesucristo. APRENDIZAJE CON LEA Y RAQUEL “Lea (Lía) no es muy comentada cuando se habla de las mujeres de la Biblia, sin embargo es una mujer digna de admiración. Ella sufrió el rechazo, la humillación y la soledad; con todo, en lugar de volverse contra Dios, ella se volvió hacia Él, convirtiéndose así en una mujer de Dios”.2 2 www.adminacu.com.br – acceso el 01.11.2010. 2 Por otro lado, Raquel, a pesar de ser la mujer amada por Jacob y de tener una bella apariencia de rostro y de cuerpo, fue capaz de acciones sin principios, como ser: hurto de los ídolos de su padre (los terafines), trampas, chantaje, manipulación. Al principio ella buscó con todas sus fuerzas ser la esposa perfecta para Jacob. Pero ella no se sentía completa. Solamente cuando se volvió para Dios este la bendijo con hijos (Gn. 30:22). Lea (Lía), la primera esposa de Jacob, a pesar de no ser una linda mujer y de haber sufrido mucho, nos muestra, por sus actitudes, que podemos pasar por momentos difíciles y mantener nuestra integridad invocando y confiando en la misericordia de Dios. Nos enseña también a permanecer felices cuando otras personas alrededor son bendecidas, y a creer que Dios nos bendecirá en el tiempo oportuno. Lea (Lía) y Raquel pueden aparentar ser de poca importancia en la historia, mas fue fundamental su participación para el cristianismo. Dios puede hacer de cosas o de personas simples y humildes grandiosas contribuciones para el pueblo de Dios. Raquel, la segunda esposa de Jacob, a pesar de su bella apariencia y del amor de su marido, fue al comienzo envidiosa y precisó aprender que debía dirigirse a Dios en sus necesidades y dificultades. La vida no fue muy fácil para ella, pero con el tiempo aprendió a confiar y a orar al Señor, y este la bendijo con su misericordia. Que aprendamos con Raquel a ser agradecidas a Dios por los dones y atributos que hemos recibido, y a no envidiar lo que otros tienen. Que sepamos humillarnos delante del Todopoderoso y a confiar en su promesas. ACTIVIDAD ¡Prueba relámpago! Formar dos grupos llamados Lea (Lía) y Raquel. El grupo de Lea (Lía) responderá las siguientes preguntas: 1) ¿Cuál era el nombre de cada uno de los hijos de Jacob y qué dijeron sus madres en ocasión de sus nacimientos? (Gn. 29:31-35; 30:1-24; 35:16-18). 2) ¿Qué pasaje bíblico comprueba que Jesucristo es descendiente del cuarto hijo de Lea (Lía)? (Mt. 1:2). 3) ¿Dónde fueron sepultadas Raquel y Lea (Lía)? (Gn. 35:19; 49:31). El grupo de Raquel responderá las siguientes preguntas: 1) ¿Dónde y cómo fue el primer encuentro de Jacob con Raquel? (Gn. 29:1-12). 2) ¿Qué dijo Jacob a cada uno de sus hijos? (Su bendición - Gn. 49). 3) ¿Dónde fue sepultado Jacob? (Gn. 49:29-33). ORACIÓN Señor Dios, Todopoderoso y Misericordioso Padre, te agradezco por acordarte de mí protegiéndome cada día. Te pido que me orientes y me des sabiduría, para que recuerde siempre de acudir a Ti en mis dificultades y necesidades. Fortaléceme en la fe de tu Hijo Jesucristo a través de tu Espíritu Santo y bendice mi familia y a todas las personas; en el nombre de tu Hijo Jesús. Amén. BIBLIOGRAFÍA Sagrada Biblia Reina-Valera 1960. El Libro del Pueblo de Dios, La Biblia. Davis, John D. Dicionário da Bíblia. Río de Janeiro: Casa Publicadora Batista, 1965. 3