REVISTA MEXICANA DE CIENCIAS FARMACÉUTICAS Trabajo científico La trayectoria de Francisco Río de la Loza en la Sección de Química Analítica del Instituto Médico Nacional The trajectory of Francisco Río de la Loza in the Analytical Chemistry Section of the Instituto Médico Nacional Liliana Schifter Aceves,1 Angélica Morales Sarabia.2 2 Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, Universidad Nacional Autónoma de México. 1 Resumen El objetivo de este trabajo, es analizar la actividad científica de Francisco Río de la Loza, uno de los farmacéuticos más destacados del Instituto Médico Nacional (IMN). Asimismo, se examinará su participación en las exposiciones universales y conmemorativas más relevantes del siglo XIX, a partir de la revisión de diversas publicaciones de la época. Los resultados obtenidos por los farmacéuticos, médicos y químicos que conducían sus investigaciones en instituciones científicas de enorme prestigio como el IMN, constituyen un legado científico y cultural sin precedente que mantiene su vigencia hasta nuestros días. Abstract The objective of this study is to analyze the scientific activity of Francisco Rio de la Loza, one of the most prominent pharmacists of the Instituto Médico Nacional (IMN). Our paper will also consider his participation in the most relevant universal and commemorative exhibitions of the XIXth century based on the analysis of publications of the time. The results obtained by pharmacists, physicians, and chemists that conducted their research in scientific institutions of great prestige as the IMN, constitute a scientific and cultural legacy without precedent in Mexico which maintains in force to the present day. Palabras clave: Francisco Río de la Loza, Instituto Médico Nacional, plantas medicinales, farmacia mexicana, siglo XIX, exposiciones universales. Correspondencia: Dra. Liliana Schifter Aceves Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco Calzada del Hueso 1100, Col. Villa Quietud, C.P. 04960, Delegación Coyoacán, México D.F. Tel 54837338 email: [email protected] Key words: Francisco Río de la Loza, Instituto Médico Nacional, medicinal plants, mexican pharmacy, XIXth century, universal expositions Fecha de recepción: 06 de septiembre de 2012 Fecha de recepción de modificaciones: 18 de diciembre de 2012 Fecha de aceptación: 11 de enero de 2013 69 Rev Mex Cienc Farm 43 (4) 2012 Introducción El Instituto Médico Nacional, inaugurado en la Ciudad de México en 1888, fue sin lugar a dudas, el centro de investigación más importante sobre plantas medicinales del siglo XIX y la primera década del siglo XX. La institución logró concentrar a la élite científica de la época, entre ellos a Francisco Río de la Loza, uno de los químicos y farmacéuticos mexicanos más destacados de este periodo. En el IMN, Río de la Loza fue Jefe de la Sección de Química Analítica durante diez años (1891-1901), y tuvo bajo su responsabilidad el estudio de diversas sustancias medicamentosas derivadas de aguas minerales, suelos, animales y plantas. Es importante destacar que el estudio de las plantas medicinales y sus aplicaciones terapéuticas, constituyó la principal línea de investigación de la farmacia mexicana durante el siglo XIX. En esta investigación se pondrá especial énfasis en sus aportaciones al estudio de las plantas medicinales dentro de esta Sección. Por otra parte, también nos ocuparemos de sus contribuciones fuera del laboratorio, tal es el caso de su participación en los trabajos sobre plantas y sus preparaciones medicinales, para las exposiciones universales y conmemorativas más relevantes de la época. Material y método Las fuentes primarias consultadas en este trabajo incluyen las revistas oficiales publicadas por el IMN como El Estudio y Los Anales del Instituto Médico Nacional, además de los 5 volúmenes de los Datos para la Materia Médica Mexicana. Este texto también fue elaborado por el IMN y constituye la principal publicación acerca de plantas medicinales de su tiempo. Por otra parte, se consultó la tercera edición de la Nueva Farmacopea Mexicana de 1896, para determinar las aportaciones de Francisco Río de la Loza a dicho texto. Para el tema de las exposiciones se consultó el Catálogo de la Sección de México (t. I y II) de la Exposición Histórico-Americana de Madrid, la revista Anales del Museo Nacional y el Fondo de Exposiciones del Archivo General de la Nación. La delimitación temporal de la investigación coincide con la trayectoria de Francisco Río de la Loza en el IMN, por lo que comienza en 1890 y termina alrededor de 1901 con la muerte de nuestro biografiado. Resultados y discusión Los primeros años (1856-1890) Francisco Río de la Loza Miranda nació en la Ciudad de México el 23 de enero de 1856 y murió el 9 de noviembre de 1901 tras lo que sus cronistas definieron como “una breve y aguda dolencia de rápidos avances que lo paralizaron física e 70 intelectualmente”.1 Hijo del ilustre Leopoldo Río de la Loza y María Valenta Miranda, fue el primogénito del segundo matrimonio de su padre, que desde niño lo llevó a su laboratorio para familiarizarlo con los instrumentos y accesorios propios de la química. La impresión que Don Leopoldo causó sobre Francisco fue profunda, en 1874 decidió seguir sus pasos y se inscribió a la Escuela Nacional de Medicina para cursar los estudios de farmacia. Don Leopoldo murió dos años después, en 1876, habiéndolo nombrado su albacea testamentario y heredero de algunos de sus compromisos. Como veremos más adelante, junto con estas obligaciones, también le transfirió contactos y relaciones con el régimen porfirista que a la postre fueron definitorios en su trayectoria profesional. Ese mismo año, Francisco participó como miembro de la comisión mexicana en la Exposición Universal de Filadelfia bajo la dirección del farmacéutico Alfonso Herrera. Poco tiempo después, en 1877, obtuvo su título de farmacéutico con una tesis acerca del estudio del colorín, tema propuesto y dirigido por el mismo Herrera. Esta tesis fue un trabajo de tipo teórico-experimental que abarcó la historia, usos vulgares y distribución geográfica de la planta, además de su descripción y clasificación botánica. Asimismo, incluyó el análisis químico de las semillas y el método de aislamiento del principio activo principal, bautizado por Francisco Río de la Loza como Erythrocoraloidina, así como también la descripción de sus características fisicoquímicas, organolépticas y su composición química cuantitativa. El estudio de Río de la Loza sobre el colorín fue reconocido en México y en el extranjero. Aparece repetidamente citado en otros trabajos relacionados con la planta y fue retomado en las investigaciones del doctor Fernando Altamirano, que estudió la acción fisiológica de las semillas de colorín en diversas especies de animales. Tras obtener su título, Río de la Loza viajó a Europa para completar su instrucción y especializarse en química industrial. Por su pericia en el análisis químico, a su regreso, la oficina de Côntrole Chymique con sede en París, lo nombró como su Secretario en México.2 Ya en su nuevo cargo emprendió numerosas iniciativas para establecer un laboratorio de control químico de alimentos y bebidas en nuestro país, e incluso consiguió un subsidio del gobierno, pero no llegó a culminar esta empresa y el laboratorio nunca se estableció. En 1890 ingresa como Profesor de la Segunda Sección de Química Analítica del IMN; posteriormente sería nombrado Jefe de la Sección, posición que ocupó de forma intermitente hasta su muerte en 1901. Siendo ya miembro del IMN, en 1898 fue nombrado Profesor de Física y Química de la Escuela Normal para Profesores, cargo que desempeñó hasta que su REVISTA MEXICANA DE CIENCIAS estado de salud lo imposibilitó. Fue miembro de sociedades científicas nacionales y extranjeras y tuvo corresponsales en México y en Europa. Además de sus artículos científicos y sus aportaciones a los textos del IMN y la Farmacopea, fue autor de un Tratado de Química pensado como libro de texto para la Escuela Normal y otro acerca de los productos químicos del país que desafortunadamente quedaron inéditos. Algunas características de la red de científicos en torno al IMN Francisco Río inicia su carrera profesional con el apoyo de una red de farmacéuticos especializados en el estudio de la materia médica mexicana. Ya en su tesis agradecía los consejos y la ayuda de Alfonso Herrera y Gumesindo Mendoza. Estos destacados farmacéuticos del siglo XIX, se distinguieron por sus trabajos sobre plantas medicinales mexicanas.3 A lo largo de su vida, Mendoza formó parte de numerosas instituciones educativas, científicas, culturales y gubernamentales. Tal es el caso del Museo Nacional que presidió durante siete años, y la Escuela Nacional de Medicina, donde fue profesor de química analítica en la década de 1880. Fue un autor prolífico de artículos científicos y colaborador muy cercano de Herrera con el que publicó varios trabajos en conjunto en la Gaceta Médica y otros periódicos de la época.4 No menos importante fue la relación que mantuvo Francisco Río de la Loza con Fernando Altamirano quien fue director del IMN desde la fundación de este establecimiento hasta 1908, año en que falleció. Altamirano colaboró en la Segunda Sección de Química Analítica del IMN de forma intermitente. Ambos eran farmacéuticos lo que necesariamente los llevó a tener una relación de trabajo sumamente estrecha. Algunos de los integrantes de la primera generación de profesores que se sumaron al IMN como el propio Francisco Río de la Loza, provenían de familias en la que uno o varios de sus integrantes formaban parte de los proyectos de educación y de salud de la época. Entre ellos podemos nombrar a los Ramírez, a los Herrera y a los Altamirano. José Ramírez fue Secretario del Consejo Superior de Salubridad y Jefe de la Primera Sección de Historia Natural del IMN, su hermano Román fue profesor de la Escuela Nacional de Agricultura, y de la Escuela Nacional de Jurisprudencia y también colaboró con el Museo Nacional. Para esta institución escribió Catálogo de anomalías coleccionadas en el Museo Nacional (1896). Por su parte Ricardo Ramírez fue integrante de la Sociedad Mexicana de Historia Natural (SMHN) y colaborador intermitente del IMN. Por otro lado, los hijos de Alfonso Herrera también contribuyeron con el IMN. Alfonso Luis Herrera participó en los primeros años de esta institución, como Ayudante de la Primera Sección de Historia Natural. Más tarde, impulsó sus propios proyectos vinculados con la creación de la Sección de Biología del IMN (1909-1911), de la cual fue nombrado jefe. FARMACÉUTICAS Fuera del IMN propuso la creación de la Comisión de Parasitología Agrícola (1900) y de la primera cátedra de Biología en la Escuela Normal (1902). Años más tarde, su hermano el arquitecto Carlos Herrera participó en la construcción de las nuevas instalaciones del IMN, ubicadas en la avenida Balderas y la calle de Ayuntamiento en la ciudad de México. Finalmente, no podemos dejar de mencionar a los Altamirano. Su principal representante fue Fernando Altamirano, que como ya hemos mencionado, presidió la institución durante casi dos décadas además de colaborar con la segunda sección. También participó su hijo, Rafael Altamirano, que trabajó en la Sección de Química Analítica en calidad de estudiante con funciones de Perito Agrónomo (1906) y más tarde fue nombrado bibliotecario encargado de las publicaciones del IMN (1908). Existe también el registro de la presencia de A. Altamirano, que aparece como ayudante en la Sección Cuarta de Terapéutica Clínica (1906). A todos ellos los encontramos colaborando en un mismo espacio o en diversas instituciones. Señalamos esto, ya que nos arroja luz sobre las características de la comunidad de este establecimiento; una nueva generación de investigadores jóvenes, que supo aprovechar el legado intelectual de sus progenitores y su cercanía con el poder. La confluencia de estos dos factores, influyó de forma definitiva en sus trayectorias profesionales y les permitió contar con recursos suficientes para trabajar con cierta libertad. La creación del IMN fue un proyecto que hoy en día reconocemos inédito dentro de la ciencia mexicana. Los resultados obtenidos por esta generación de médicos, químicos, farmacéuticos y naturalistas no tienen precedentes. Fueron los responsables de publicar los textos acerca de materia médica y farmacología mexicanas más completos escritos hasta ese momento; uno de esos científicos fue Francisco Río de la Loza. Los trabajos desarrollados en forma colectiva por las diferentes secciones del IMN y las aportaciones individuales de algunos de sus miembros, pueden consultarse en el periódico El Estudio; publicación semanal que funcionó como su órgano de difusión entre 1889 y 1893. A partir de esa fecha, fue remplazado por los Anales del Instituto Médico Nacional que estuvo en circulación hasta 1914, año en que se publicó el tomo correspondiente al número XII (1912-1914).5 El primer tomo del semanario refleja claramente la situación del Instituto durante sus primeros años. En este periodo el IMN trabajó en condiciones poco favorables. Los materiales y los equipos escaseaban y las instalaciones eran inadecuadas e insuficientes, especialmente los laboratorios, es por ello que la prioridad de los trabajos fue inicialmente la adecuación de los espacios físicos. Por otra parte, las plantas medicinales que llegaban hasta el IMN lo hacían en cantidades insuficientes o en malas condiciones, por lo que se avanzaba muy lentamente. 71 Rev Mex Cienc Farm 43 (4) 2012 Los artículos publicados en El Estudio durante este periodo, son en su mayoría reproducciones de textos extranjeros, los temas abarcan la descripción de formulaciones novedosas y las técnicas químicas de separación y extracción de compuestos químicos a partir de vegetales. Sin embargo también aparecen algunos trabajos que se realizaban en el IMN, un ejemplo es el artículo sobre el matarique en el cual se describe minuciosamente la planta y la técnica de extracción de sus principios activos a partir de un método desarrollado por Río de la Loza. En este trabajo también participa Altamirano, quien reporta los resultados de pruebas preclínicas realizadas en animales y algunas aplicaciones terapéuticas en pacientes.6 A partir del 15 de agosto de 1890, las oficinas de El Estudio se mudan definitivamente al IMN y paulatinamente, sus páginas comienzan a llenarse con los trabajos del Instituto. Para noviembre del mismo año apareció publicado el Reglamento de la institución y su organización, quedando constituido por 5 secciones que trabajaban de forma independiente: 1) Historia Natural Médica, 2) Química Analítica, 3) Fisiología Experimental, 4) Terapéutica Clínica, 5) Climatología y Geografía Médica. En el artículo 31 de dicho reglamento, se especificaba que para ser profesor de cualquiera de estas secciones, se necesitaba tener título legal de médico-cirujano, farmacéutico o veterinario desde hacía por lo menos 5 años, haberse dedicado con predilección al género de estudios correspondientes a la plaza vacante, haber sido propuesto por la Dirección del Instituto a la Secretaría de Fomento y ser nombrado por el Supremo Gobierno.7 Las distintas secciones del Instituto trabajaban de manera simultánea con las mismas plantas; la primera se encargaba de su descripción botánica e histórica, la segunda de los estudios químicos de la misma, así como de la extracción de sus principios activos en un vehículo adecuado. En la tercera se conducían pruebas farmacológicas en animales, y en la cuarta se llevaban a cabo ensayos en humanos. Aquí hay que hacer referencia al Hospital de San Andrés, donde se llevaban a cabo las pruebas. Finalmente, la quinta sección trabajaba sobre aspectos relacionados con las zonas geográficas y las condiciones climatológicas para el correcto desarrollo de las especies de interés.8 Es importante mencionar que la segunda sección también funcionaba como gabinete de análisis y oficina de farmacia. Esta última se mudó posteriormente al Hospital de San Andrés con la intención de dar un servicio más eficiente a la cuarta sección de Terapéutica Clínica. Las secciones trabajaban de acuerdo a un plan anual establecido por el propio Instituto, y un programa específico por cada sección. 72 Durante 1890, la segunda sección estuvo muy activa ya que se prepararon las siguientes formas farmacéuticas: extracto de cocolmeca, de pambotano, de chocolon, tlalocopetate, sangre de drago y de Perú, así como otras tinturas y aguas destiladas. Por otro lado se avanzó en los estudios acerca de la sustancia azucarada del hueso del aguacate, sobre la yerba del burro y el pañete y también se estudió el yoloxochitl, el zoapatli, el estafiate y el encino borracho. Algunas de estas plantas siguieron siendo las protagonistas de los trabajos en el IMN para el año siguiente, tal y como lo demuestra el programa anual de 1891.9 Tabla 1. Plantas indígenas estudiadas en el IMN durante 1891 Yoloxochitl Nopalillo Zoapatli Yerba de la Puebla Colorín Añil Yerba del Burro Llora sangre Matarique Quina de Michoacán Guaco Pambotano Programa anual para la segunda sección En El Estudio. Semanario en ciencias médicas, 1891; IV (1):105 En ese año se continuaron los estudios sobre el tlahuile, la anona morada, la artemisa, las lobelias, el periquillo y la contrayerba. Asimismo se llevaron a cabo análisis elementales de muestras de aguas potables y minerales provenientes de todo el país.10 Durante este período, existe en la segunda sección, un predominio de los trabajos de preparación de extractos y elixires para ser utilizados por las demás secciones del IMN. Esta actividad requería de mucho tiempo, por lo que las demás investigaciones iban retrasándose. Como ya mencionamos, eventualmente la oficina de Farmacia saldría de la segunda sección hacia el Hospital de San Andrés desahogando parte del trabajo. Entre los artículos publicados en El Estudio durante 1891, sobre las nuevas plantas medicinales, destaca uno de Río de la Loza acerca de las características químicas y posibles aplicaciones terapéuticas de la cáscara amarga. Sus resultados y conclusiones estaban respaldados por los numerosos ensayos experimentales que había realizado en su laboratorio tal y como dejó asentado en sus informes de actividades publicados en los Anales del Instituto Médico Nacional, texto oficial del IMN.11 Por otra parte, durante estos primeros años, también encontramos a Río de la Loza fuertemente involucrado en la remodelación del laboratorio de Química Analítica. En 1892, enunciaba en su informe un listado de problemáticas que iban desde la readaptación de los espacios asignados a la sección, con miras a mejorar su funcionamiento; hasta la incapacidad de REVISTA MEXICANA DE CIENCIAS responder a las exigencias de los ministerios por falta de equipo, de personal y de tiempo. Los espacios físicos durante esta primera época fueron inadecuados para dar cumplimiento a todas las demandas. Esto no debemos pasarlo por alto, por el contrario, es un dato significativo que nos permite dimensionar el esfuerzo que debieron llevar a cabo los investigadores para capitalizar sus recursos, establecer procedimientos estandarizados que aseguraran la reproducibilidad de sus investigaciones y encarar compromisos como las exposiciones universales y las encomiendas gubernamentales. La Segunda Sección se vio sometida a la presión de las exposiciones desde un primer momento. Como ya mencionamos, el tiempo dedicado a la preparación farmacéutica de las sustancias medicamentosas, ocupaba un tiempo importante del conjunto de sus actividades de laboratorio.12 Por otro lado, los diversos estudios que solicitaba la Secretaría de Fomento (análisis para establecer la calidad de sustancias alimenticias, aguas minerales, aguas potables, abonos y tierras),13 generaban una enorme presión sobre la sección. Cabe mencionar también, que a diferencia de otras secciones que componían el establecimiento, la segunda sección albergó desde muy temprano a estudiantes que estaban en proceso de realizar su tesis de farmacia. Esta carga en ocasiones desmesurada –considerando el número de personal y recursos materiales disponibles- cancelaba cualquier posibilidad para los trabajos dedicados a la Química Industrial, uno de los intereses de Río de la Loza.14 En aquel momento, los integrantes de la sección además de Francisco Río de la Loza eran Mariano Lozano y Castro (Preparador y más tarde Ayudante) y Federico Villaseñor (Preparador, quien a la muerte de Río de la Loza tomó la jefatura de la sección). Durante 1893, los trabajos en el IMN fueron muy intensos, con la inminente publicación del primer tomo de los Datos para la materia médica mexicana impreso en 1894, los profesores incrementaron su trabajo. La importancia de la aparición de este texto radica en su labor de rescate de algunas plantas medicinales que ya habían sido estudiadas por destacados científicos europeos y mexicanos a lo largo de los siglos anteriores. Su publicación ponía a disposición de la comunidad en general, información acerca de sus características morfológicas, origen, usos y posibles aplicaciones terapéuticas. A diferencia de textos anteriores sobre plantas medicinales mexicanas, los Datos para la materia médica contaban con el respaldo de los trabajos de un grupo ampliamente reconocido de científicos que además estaban avalados por el Estado. Fue la primera vez que el gobierno se involucró directamente para impulsar el estudio de las plantas nativas del país. Los criterios para la selección de las especies estudiadas fueron los siguientes: “Las plantas que proponemos para ser publicadas (en los Datos) se han elegido en su mayoría de las que cita nuestra FARMACÉUTICAS Farmacopea. Dos motivos nos han guiado para esta elección: primero, que son usuales tanto entre los médicos como entre el vulgo; y segundo porque son las que primero hemos conseguido en fuertes cantidades para satisfacer los pedidos diarios de la experimentación clínica. Muchas de ellas son vulgarsísimas, inertes, despreciables se pude decir, y tal podría creerse que no deberíamos ocuparnos de ellas. Es verdad, pero si lo hacemos, es porque no tenemos ningún dato científico para juzgarlas y desecharlas como inútiles, y porque si las consignamos ahora es para exponer los experimentos y análisis hechos con ellas y que se vea con qué fundamento se les puede desechar de la Materia Médica Nacional.” 15 En el primer tomo del texto, se hace mención a los trabajos de Río de la Loza sobre distintas plantas; por ejemplo la boconia, para la cual corroboró el método de extracción y obtención de sus principios activos, o el yoloxóchitl, del que logró aislar su aceite esencial. También se hace referencia a sus investigaciones sobre la yerba de la Puebla, el chicalote y la yerba del tabardillo a partir de las cuales aisló e identificó algunos alcaloides. En total, el primer tomo de los Datos para la materia medica, contiene trabajos acerca de 29 plantas. En el segundo volumen del texto, publicado en 1898, aparecen otras 11 monografías. La parte química de todas ellas fue redactada por Río de la Loza, en conjunto con sus colaboradores de la sección, hecho que pone en evidencia su enorme aportación a los contenidos de la obra.16 En el tercer tomo publicado en 1900 se incluyen 9 plantas más, sin embargo Río de la Loza ya no participa, su salud estaba ya muy deteriorada y murió al año siguiente. El cuarto tomo se publicó en 1907 y contenía 12 monografías. Finalmente, al año siguiente, el IMN publicó avances de lo que conformaría el siguiente tomo: el Primer Folleto de la quinta parte dedicado a los azafracillos de México.17 Entre 1892 y 1896, la segunda sección estudió 115 plantas y dio a conocer los análisis cuali-cuantitativos completos de 42 de ellas. Río de la Loza estudió 18 especies, por su cuenta o en colaboración con sus colegas a partir de las cuáles se aislaron 31 principios activos. Es importante destacar que los trabajos de Río de la Loza sobre 13 de estas plantas, permitieron que sus monografías fueran incluidas en la tercera edición de la Nueva Farmacopea Mexicana publicada en 1896. La siguiente tabla recoge las plantas cuyo análisis químico se completó durante el periodo 1892-1896. Las que aparecen dentro de un recuadro negro, corresponden a las que fueron incorporadas a la Farmacopea. Así, al igual que las contribuciones de su hermano Maximino Río de la Loza y de su padre Leopoldo Río de la Loza, los hallazgos de Francisco también formaron parte de las páginas de la Farmacopea Mexicana. 73 Rev Mex Cienc Farm 43 (4) 2012 Tabla 2. Análisis cuali-cuantitativos de plantas medicinales realizados entre 1892 y 1896 Nombre vulgar Nombre científico Principios encontrados Arnica del país Heterotheca inuloides Alcaloide (arnicina) Atanasia amarga Brickellia Cavanillesii Glucósido (brickelina) y una resina Calatola Juglans sp? Glucósido y materia colorante Caña de javalí Costus spicatus Dos ácidos orgánicos Capulín Prunus capuli Alcaloide (prunuina) Cáscara amarga Exostema sp? Dos principios amargos Chicalote Argemone mexicana Papaverina, morfina y un purgante Chichicuahuitl Garrya racemosa Alcaloide (garryna) Cicutilla Parthenium hysterophorus Alcaloide Colorín Erythrina corallodendron Cuatro alcaloides Contrayerba Psoralea pentaphylla Alcaloide cristalizado (psoralina) Costomate Physalis costomatl Alcaloide (physalina) y resina Epazote de zorrillo Chenopodium foetidum Alcaloide (se sospecha) y esencia Espinosilla Loeselia coccinea Alcaloide (leselina) y saponia Estafiate Artemisia mexicana Alcaloide, esencia y santonina Falsa cebolleja Hymenocalis rotata Alcaloide (himenocalina) Inguande Bocconia arborea Cuatro alcaloides Madroño borracho Aretostaphylos arguta Glucósido Matarique Cacalia decomposita Alcaloide y resina Palillo Croton morifolius Glucósido y esencia Pambotano Calliandra grandiflora Glucósido (caleandreina) Pegarropa Mentzelia hispida Alcaloide y resina Pimienta de tierra Peperomia unbilicata Alcaloide, resina y esencia Pingüica Arctostaphylos pungens Arbutina Pipitzahoac Perezia adnata Quinona (perezona) Raíz del oso Valeriana ceratophylla Alcaloide?, esencia y ácido Simonillo Conizia filaginoides Principio amargo Tlanepaquelite Piper sanctum Esencia Tlalocopetate Coriaria atropurpurea Glucósido (coriamirtina) Tumbavaqueros Ipomea stans Glucósido Sangre de toro Spigelia longiflora Alcaloide (espigelina) Yerba de la Puebla Senecio canicida Alcaloide, ácido especial y senecatos Yerba de S. Nicolás Piqueria trinervis Alcaloide cristalizado Yerba del zorrillo Croton morifolius Esencia Yoloxochitl Thalauma mexicana Alcaloide (talaumina)y dos grasas Yoyote Thevetia yecotli Tebetosa y aceite Zacatechichi Calea zacatechichi Principio amargo Zapote blanco Casimiroa edulis Alcaloide (casimiroina) y principio hipnótico Zábila Aloe vulgaris Alcaloide (aloesina) Zoapatle Montagnoa tomentosa Acido especial (montanoico) y alcaloide Anales del Instituto Médico Nacional, t. II, 1896, pp. 93 Por otro parte, Río de la Loza y el médico y naturalista José Ramírez, fueron comisionados como responsables de otro proyecto: el estudio de las aguas y las tierras del lago de Texcoco a partir su análisis químico y bacteriológico. Se acordó que además se estudiarían cuestiones de carácter higiénico, meteorológico, industrial y agrícola ocasionadas por 74 Analizadores Río de la Loza Carmona Lozano y Armendáriz Lozano Lozano Río de la Loza Río de la Loza y Villaseñor Armendáriz Río de la Loza Río de la Loza y Altamirano Lozano De Lille Villaseñor Villaseñor Villaseñor Río de la Loza Lozano y Armendáriz Lozano Lozano Río de la Loza Altamirano Lozano Villaseñor Murillo Río de la Loza Río de la Loza Río de la Loza y Armendáriz Lozano Río de la Loza Montes de Oca Cordero Río de la Loza Río de la Loza Río de la Loza Armendáriz y Río de la Loza Villaseñor Río de la Loza y Armendáriz Río de la Loza Lozano Río de la Loza y Armendáriz su desecación parcial o total. Esta desecación era una derivación de las obras de desagüe que se realizaban en dicho lago. Dadas la dimensión del empresa urbanística y sanitaria, fue un proyecto prioritario para el IMN en ese año (1895). REVISTA MEXICANA DE CIENCIAS Las expediciones en el contexto de las exposiciones universales Francisco Río de la Loza participó en diferentes ferias y exposiciones científicas, lo que nos revela una faceta poco conocida de este personaje. Las exposiciones universales fueron movilizadoras de una diversidad de agentes sociales. Además de que contaban con la participación directa del gobierno y las instituciones públicas como institutos, museos o comisiones científicas, estas exposiciones tuvieron la capacidad de convocar a comerciantes, empresarios, políticos locales y en general ciudadanos interesados en participar a través de donaciones o préstamos de objetos dignos de ser presentados en la exposición (arqueológicos, artesanales, productos comerciales etcétera). En esta coyuntura, los institutos de investigación se vieron beneficiados al formar colecciones, catálogos, floras y farmacologías regionales, entre otros materiales para la investigación. Más aún, se impulsaron líneas de trabajo que dieron renombre al IMN, como fue el caso de la materia médica. Un ejemplo fueron los materiales que preparó Altamirano para la Exposición Universal de París.18 En esa ocasión elaboró un catálogo con nombres científicos y vulgares de cerca de 300 plantas medicinales. Llamó la atención sobre las plantas pertenecientes a la familia de las Labiadas como la zarzaparrilla; propuso que se continuaran los estudios sobre el azafrán que como ya mencionamos formó parte del quinto y último tomo de Datos para la materia médica (1908) y recomendó el estudio de la tullidora, el chilillo de la huasteca, las semillas del globo, la raíz del zacatechichi y el pambotano, plantas que por sus cualidades astringentes o purgantes fueron promovidas como “productos nacionales”. Efectivamente, años más tarde, algunas de estas plantas también formaron parte de Datos para la materia médica mexicana. Durante el tiempo que Río de la Loza colaboró en el IMN, participó en el Cuarto Centenario del Descubrimiento de América en Madrid (1892), la Exposición Internacional de Chicago (1893), la Exposición Universal de París (1900) y la Exposición Pan-Americana de Búfalo (1901). También asistió a la Exposición Universal de París (1889), pero en calidad de auxiliar de la Secretaría de Fomento, cuando aún no formaba parte del IMN. En algunas de estas exposiciones se le asignó específicamente el nombramiento de Auxiliar, que combinó con su puesto de Jefe de la Segunda Sección de Química Analítica del IMN. En la Exposición Universal de París de 1889 la delegación mexicana quedó integrada por personalidades adscritas a los establecimientos de educación e investigación.19 Los científicos que formaron parte de las comisiones de exploración escribieron informes técnicos y catálogos que robustecieron con información científica los “productos nacionales” que se promoverían en el extranjero. FARMACÉUTICAS Las expediciones en la que colaboró Río de la Loza las hemos denominado expediciones de prospección y recolección (primeras inspecciones del territorio o región, con el fin de establecer las posibilidades futuras de explotación, basadas sustancialmente en observaciones directas). Aunque también es cierto que por reglamento se establecía que el IMN debía realizar periódicamente “excursiones científicas” con el fin de explorar el territorio. De acuerdo con Altamirano estas excursiones servían para “recoger ejemplares de la flora con los nombres vulgares que se les atribuyan, y, en fin reunir todas aquellas observaciones que puedan servir para los estudios de la Geografía botánica, para el conocimiento de la abundancia de tal ó cual materia prima, de la fauna del lugar visitado y aún de sus condiciones topográficas y climatológicas, en lo que se refiera á la Geografía Médica”. 20 Entre las características de las expediciones de prospección y recolección destacan: el ser financiadas casi exclusivamente con recursos públicos; ser planeadas en el contexto de la promoción comercial y científica del régimen, y marcar su agenda de investigación desde una institución científica. Otra de sus características relevantes es que fueron constituidas por personas con diferentes profesiones y adscripciones institucionales (ingenieros militares, naturalistas, químicos y médicos). En ese sentido, estaban formadas por especialistas, así como por amateurs, y su tiempo de duración variaba, pero generalmente eran muy cortos. El Cuarto Centenario del Descubrimiento de América en Madrid (1892) Río de la Loza se desempeñó en el Cuarto Centenario del Descubrimiento de América en Madrid (1892) como fotógrafo, bajo el nombramiento de Auxiliar. Esta designación fue expedida por la Junta Colombina, responsable de organizar los trabajos de México en Madrid, formalmente constituida el 9 de mayo de 1891.21 No deja de ser sorprendente que alguien que venía desarrollándose dentro de los campos de la química y la farmacia, fuera llamado para ocupar ese puesto. Es probable que sus actividades en la Exposición de París de 1889, hayan estado vinculadas en alguna medida con la fotografía, o que haya sido una actividad que viniera desempeñando de tiempo atrás. Lo que es un hecho, es que demostró manejar la técnica fotográfica durante las expediciones de 1892. La Junta Colombina planeó varias expediciones arqueológicas y etnográficas con el fin de cubrir diferentes puntos del territorio. Su objetivo explicito: reunir un extenso número de objetos para ser exhibidos en Madrid. Esto quiere decir que las colecciones de los museos nacionales y estatales eran insuficientes.22 En las expediciones, Río de la Loza hizo registros de sitios arqueológicos, de objetos y códices. Son de su autoría los estudios fotográficos al Códice de Santa Catarina de Tuxpan23 y 75 Rev Mex Cienc Farm 43 (4) 2012 al Códice de Yuncuitlán (ambos resguardados hasta 1892 en la Academia de Pintura de Puebla).24 En la primera expedición, recorrió las costas del sotavento en Veracruz, en donde hizo registros de “sitios notables” y “objetos arqueológicos”.25 Esta expedición estuvo comandada por Francisco Del Paso y Troncoso, y duró escasos quince días. Más tarde, se le asignó a una segunda expedición, con la compañía del ingeniero militar Pedro Pablo Romero. Sus objetivos: “recoger objetos, levantar planos de ruinas y reproducir por medio de la fotografía monumentos y tipos indígenas”.26 Ambos recorrieron las regiones que comprenden los estados de Tabasco y Chiapas. Cabe señalar que trabajaron en el sitio arqueológico de Palenque (Chiapas), que previamente había sido explorado por Alfred Madslay (diciembre de 1890- mayo de 1891), situación que les ayudó en las tareas de desmonte y reconocimiento del sitio.27 Por su parte, Del Paso y Troncoso trabajó la zona arqueológica del Tajín (Veracruz).28 La expedición que realizaron Río de la Loza y Romero estuvo sometida en todo momento a los contratiempos climáticos, a la carencia de materiales y a la ausencia de herramientas de trabajo. Tuvieron que hacer uso de sus habilidades para subsanar las problemáticas derivadas de la pobre infraestructura de comunicaciones y de transportes. Es probable que la expedición durara poco menos de dos meses, aunque no lo podemos afirmar del todo, porque sólo contamos con registros del 2 abril al 19 mayo de 1892. La Exposición Universal de París (1900) En la Exposición Universal de París (1900), Río de la Loza contó con el nombramiento de Adjunto de los grupos XIV y XV, dedicados a la Industria Química e Industrias Diversas respectivamente.29 El jefe de estas secciones fue el Dr. Manuel Flores,30 quien fue director de la Escuela Nacional Preparatoria (1901-1910), y también fue diputado federal durante veinte años a demás de haber integrado en su juventud la Asociación Metodófila “Gabino Barreda.”31, 32 Para esa exposición, Altamirano, dispuso que la Segunda Sección entregara varias preparaciones químicas extraídas de plantas. Para 1900, la segunda sección ya contaba con una lista nada despreciable de tinturas, extractos fluidos, grageas, cápsulas, perlas y granulados hechos a base de plantas medicinales mexicanas.33 En esa ocasión, a Río de la Loza se le encomendó la entrega de 26 sustancias, de las cuales sólo pudo reunir 24, debido a la falta de materia prima, quedando pendientes las preparaciones de yoyote y del yoloxochitl.34 Como se ha señalado en otras investigaciones es evidente la falta de un jardín botánico asociado a los requerimientos del IMN, ya que las “excusiones científicas” nunca pudieron cubrir al cien por cien las necesidades de materia prima indispensable para las diversas secciones del establecimiento. 76 Otra de las tareas que realizó fue un viaje de expedición a los Estados de Querétaro, Jalisco y Territorio de Tepic (diciembre de 1899). Su misión: “recoger los productos naturales de origen mineral, vegetal y animal que se encontraran en las localidades”.35 Recordemos que una de las tareas de los adjuntos era fungir como curadores de la exposición. Algunos de los productos que colectó fueron previamente seleccionados por el IMN. José Ramírez, Jefe de la Sección Primera de Historia Natural le solicitó que llevara ejemplares de algunas plantas (el peyote y papayos) que venía estudiando y que deseaba presentar en París. Pero la mayoría fueron elegidos por el propio Río de la Loza como lo demuestra su informe: “Algunos datos relativos á los estados de Querétaro y de Jalisco y al Territorio de Tepic” (1900).36 De esta expedición de prospección y recolección deseamos destacar varios elementos. En primer lugar, a diferencia de la expedición que realizó para exposición de Madrid, en ésta ocasión colectó productos naturales con potencial comercial. De tal suerte que sus recorridos no estuvieron marcados por las huellas del pasado sino por las rutas establecidas por los enclaves de explotación minera o agrícola. En segundo lugar, a diferencia de las excursiones científicas que contemplaba el reglamento interno de IMN, ésta era eminentemente una expedición de prospección. Río de la Loza puso sus sentidos en las potencialidades económicas de los productos vegetales. Ahí dio cuenta de las “plantas balsámicas, textiles, tintoreales o productoras de goma, de resinas, de gomo-resinas, esencias, trementinas y cuyo cultivo y explotación [podían ser un] manantial inagotable en el que se debe buscar nuestra riqueza y bienestar”.37 De Querétaro hizo una selección de plantas (organizadas en “ramos”) para llevarlas al Instituto. Dejó consignado el costo de las semillas en los mercados locales e hizo un cálculo de costos de transportación que se erogarían en su traslado a la Ciudad de México, dejando en claro los altos beneficios que podría traer su explotación.38 De Querétaro viajó a Guadalajara. Ahí fue auxiliado por el farmacéutico Adrián Puga, quien a su vez le proporcionó información sobre las riquezas minerales y vegetales del estado. Entre los productos que enlistó destacan: el yeso de la Barranca de Ibarra, el ajijí de los caminos de Jocotepec, el kaolín de Santa Lucía y las piritas de Ameca. Llevó al IMN muestras de minerales de magnesio que se encontraban cristalizados, amorfos, compactos o pulverulentos. Estas muestras fueron proporcionadas por Ignacio Portugal. Además de reunir muestras de arcilla ferruginosa, casiterita y manganesa cristalizada. Por supuesto también llevó ejemplares de las flores de diversas especies de sábila y tomó registros fotográficos de unos ejemplares de abacá (que es una planta semejante al plátano originaria de Manila). En su informe dedicó un buen espacio para hablar de los agaves y del proceso de producción de mezcal conocido como Tequila. Después de dejar Ameca, se vio REVISTA MEXICANA DE CIENCIAS obligado a prescindir de las comodidades del Ferrocarril Central. El recorrido a los territorios de Tepic lo tuvo que hacer en “coche”, y conforme fue adentrándose en el territorio, se transportó a lomo de caballo o mula. Como ya señalamos, el interés de Río de la Loza estaba colocado en los procesos productivos. Hizo anotaciones de las técnicas locales que fue observando en el procesamiento de los recursos naturales (vegetales o minerales). Se interesó en las posibilidades de introducir innovaciones tecnológicas en dichos procesos. Observó la explotación a pequeña y mediana escala de plantas medicinales, huleras, fibrosas o alimentarias en los territorios de Tepic;39 e hizo levantamientos generales de la infraestructura de comunicaciones de las localidades que iba recorriendo. Posiblemente, él estaba pensando en el establecimiento de futuros enclaves de explotación comercial. Por ejemplo, reportó la existencia de yacimientos de plata en el territorio de Tepic (pocos y mal explotados).40 De esta región llevó al IMN ejemplares de diversas plantas entre las que destaca la malva babosa (huinar), nuevamente ejemplares de cóngora, ñamole y sacasile41 así como de zapote blanco (de esta última con hojas más grandes que las especies que nacían en la ciudad de México. Entre las plantas que colectó en el territorio de Tepic destacan: mata-iza (izcahue o iztacahue),42 árbol de hule, papaya, chirimoyas, anonas, añil silvestre, palo de Campeche, cuautecomates, bejucos, achiote y barbasco entre muchas otras especies. Cabe mencionar que también reunió una colección de aves de Mezcaltitlán, Tepic. Inferimos de este informe que Río de la Loza tuvo un conocimiento de mineralogía y de botánica importantes. Hizo anotaciones sobre las diversas regiones botánico-geográficas -sobre todo para el territorio de Tepic- que recorrió como ya lo dijimos a lomo de caballo y de mula. Inmediatamente después de París, vendría la Exposición Pan-Americana de Búfalo, (1901). Para esos momentos su salud ya estaba fuertemente disminuida. Villaseñor recordaba que sus dolencias no habían sido un obstáculo para supervisar los trabajos de la sección hasta el último momento.43 Para ese año la sección había alcanzado el estudio de 122 plantas, de las cuales se habían extraído resinas, ácidos, esencias, alcaloides, glucósidos, materias colorantes entre otras, computando más o menos 700 substancias.44 Conclusiones Francisco Río de la Loza era un químico meticuloso y dedicado. Dentro del IMN se especializó en el estudio de las plantas medicinales y en específico de las características fisicoquímicas de los principios activos involucrados en su acción. Durante su paso por la institución se dedicó en gran medida al aislamiento de dichas sustancias a partir de plantas medicinales nacionales, FARMACÉUTICAS asimismo trabajó para mejorar los rendimientos de las reacciones que permitían obtenerlas y en facilitar las técnicas involucradas para estos procesos. Su conocimiento del trabajo de laboratorio y la química analítica eran tales, que le valieron ser uno de los redactores de la parte química de los trabajos sobre plantas medicinales que aparecen en el segundo tomo de los Datos para la materia médica, y de más de una decena de monografías de la sección de productos naturales de la Nueva Farmacopea Mexicana (1896). Por lo que consideramos que sus aportaciones a la química analítica en el ámbito de las plantas medicinales fueron fundamentales para la sistematización de su estudio y aprovechamiento. Sin embargo, su participación en las exposiciones le exigió a Río de la Loza el desarrollo de habilidades que rebasaron su formación como químico y farmacéutico. Requirió el perfeccionamiento de conocimientos técnicos y comerciales vinculados al campo de la química industrial. En las exposiciones universales aprendió a desenvolverse como representante del gobierno mexicano frente a los agentes comerciales, los institutos científicos, y otros agentes sociales. Referencias 1. Villaseñor F. Discurso en la inhumación del cadáver del Dr. Francisco Río de la Loza. En Anales del Instituto Médico Nacional. Continuación de “El Estudio”. Oficina Tipográfica de la Secretaría de Fomento. México. 1903; V: 206-209. 2. Ibid, p. 206. 3. Véase Aceves P. Olea A. (coords.), Alfonso Herrera: homenaje a cien años de su muerte, UAM: México; 2002, pp. 7-245. Guevara R. Los últimos años de la historia natural y los primeros días de la biología en México. 1ª ed. México: UNAM; 2002, pp. 7-212. 4. Ortiz M. Las tesis de farmacia del siglo XIX mexicano. En Biblioteca de Historia de la Farmacia. UAM-X/CNQFB/SQM, México; 2002, 4, 30-31. 5. Fernández del Castillo, Francisco, Historia Bibliográfica del Instituto Médico Nacional (1888-1915), 1ª ed. México: UNAM; 1961, p. 107. 6. Altamirano F. El Matarique. En El Estudio. Semanario en ciencias médicas. 1890; III (6): 80-86. 7. Reglamento de funcionamiento del Instituto Médico Nacional. En El Estudio. Semanario en ciencias médicas. 1890; III (19): 289. 8. ibidem 9. Programa anual para la segunda sección En El Estudio. Semanario en ciencias médicas, 1891; IV (1) : 105 10. ibidem 11. Río de la Loza F. La cáscara amarga. En El Estudio. Semanario en ciencias médicas, 1891. IV (6); 183-202 77 Rev Mex Cienc Farm 43 (4) 2012 12. Río de las Loza F. Informe de la Segunda Sección. En El Estudio. Semanario en ciencias médicas. 1891; IV ( 6) : 212-231 13. Flores L. Reseña histórica acerca del objetivo, fundación, desarrollo y estado actual del Instituto Médico Nacional, leída en la sesión del 25 de abril de 1902. En Anales del Instituto Médico Nacional. Continuación de “El Estudio”. Oficina Tipográfica de la Secretaría de Fomento. México. 1903; V: 272. 14. Reglamento interior de la 2ª sección del Instituto Médico Nacional. En El Estudio. 1894; IV (8): 96. 15. Programa para los trabajos del IMN en el año de 1894. En Anales del Instituto Médico Nacional. 1894; I: 215. 16. Introducción. En Datos para la materia médica. Secretaría de Fomento. México. 1898; II: VII. 17. Datos para la materia médica Mexicana. Los Azafrancillos de México. Primer Folleto de la quinta parte. 1ª ed. México: Imprenta y Fototipia de la Secretaria de Fomento; 1908. 18. Morales R. El Naturalista José Ramírez. Un análisis de su obra científica (1879-1904), Tesis de doctorado, FFyL-UNAM, México; 2010, pp. 227-228. 19. AGN/Fomento/Exposiciones/caja 1/exp. 14. “Reglamento Económico para las funciones de la junta y personas auxiliares de la Comisión Mexicana de la Exposición Universal de París por la Junta Directiva de México en sesión extraordinaria de 7 del presente mes de marzo de 1889”, Oficina Tip. de la Secretaría de Fomento, México; 1889, pp. 1-13. 20. Altamirano F. Sobre algunas exploraciones botánicas practicadas en diciembre de 1907 por el Dr. F. Altamirano. En Anales del Instituto Médico Nacional. Continuación de “El Estudio”. México. 1909; X (1908): 18. 21. Ramírez D. La exposición Histórico-Americano de Madrid de 1892 y la ¿ausencia? de México”, En Revista de Indias. 2009; LXIX (246): 277. 22. Ibid, pp. 273-306; Romero P. Expedición a Chiapas y Tabasco realizada por el Capitán Primero de Ingenieros D. Pedro H. Romero el año de 1892. En Anales del Museo Nacional. 1926; (4): 459-477 23. Exposición histórico-americana de Madrid. Catálogo de la sección de México. II. Est. Tip. “Sucesores de Rivadeynera”, 1ª. ed. Madrid; 1893, p. 346. 24. Ibid, p. 359. 25. Ibid, pp. 21-23. 26. Ibid, p. 25. 27. Romero P. Expedición a Chiapas y Tabasco realizada por el Capitán Primero de Ingenieros D. Pedro H. Romero el año de 1892…op. cit., p. 466. 78 28. Exposición histórico-americana de Madrid. Catálogo de la sección de México. I. Est. Tip. “Sucesores de Rivadeynera”…op. cit., p. 24. 29. AGN/Fomento/Exposiciones/caja 18 bis/exp 5/ f 11-12. En 1898 quedaron constituidos formalmente los grupos para la Exposición de París (1900). Estos grupos quedaron organizados de la siguiente manera: 1º. Educación y Enseñanza, 2º. Obras de Arte, 3º. Instrumentos y procedimientos generales de las letras, de las ciencias y de las artes, 4º. Material y procedimientos generales a la mecánica, 5º. Electricidad, 6º. Ingeniería civil, medios de transporte 7º. Agricultura, 8º. Horticultura y arboricultura, 9º. Bosques, Caza y Pesca, 10º. Alimentos, 11º. Minas, Metalurgia, 12º. Decoración y mobiliario de edificios Públicos y habitaciones, 13º. Hilos, tejidos, vestidos, 14º. Industria química, 15º. Industrias diversas, 18º. Ejércitos y armadas. 30. Ibidem. 31. Garcíadiego J. Rudos contra científicos. La Universidad Nacional durante la Revolución Mexicana. 1ª reim. México: Colegio de México/UNAM 2000; p. 100. 32. Morales R. El Naturalista José Ramírez. Un análisis de su obra científica (1879-1904),op. cit., pp. 194-195. 33. AGN/Fomento/Exposiciones/caja 54/exp. 10/f. 30-31. 34. Informes de los trabajas ejecutados por el IMN durante el mes de noviembre de 1899. En Anales del Instituto Médico Nacional. Continuación de “El Estudio”. IV. Oficina Tipográfica de la Secretaría de Fomento. México. 1900: 187. 35. Río de la Loza F. Algunos datos relativos á los Estados de Querétaro y de Jalisco y al Territorio de Tepic En Anales del Instituto Médico Nacional. Continuación de “El Estudio”. IV. Oficina Tipográfica de la Secretaría de Fomento. México. 1900: 46. 36. Ibid, pp. 46-61. 37. Ibid, p. 47. 38. Ibid, p. 48. 39. Ibid, pp. 57-58. 40. Ibid, p. 52. 41. Ibid, p. 53. 42. Ibid, p. 57. 43. Villaseñor F. Discurso en la inhumación del cadáver del Dr. Francisco Río de la Loza…op. cit., pp. 206-209. 44. Flores, Leopoldo, “Reseña histórica acerca del objetivo, fundación, desarrollo y estado actual del Instituto Médico Nacional, leída en la sesión del 25 de abril de 1902. En Anales del Instituto Médico Nacional. Continuación de “El Estudio”. Oficina Tipográfica de la Secretaría de Fomento. México. 1903; V: 272.