CONSECUENCIAS DE LA RENDICIÓN DEL CASTILLO DE SAN

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CONSECUENCIAS DE LA RENDICIÓN DEL CASTILLO DE SAN JUAN DE ULUA RESPECTO DE
LA ISLA DE CUBA
(publicado en el periódico "El Habanero")
TOMO 1 NO. 6
Al fin después de enormes sacrificios pecuniarios, de la pérdida de muchas vidas, ocasionada en distintas épocas
por infinitos sufrimientos, se rindió el Castillo de San Juan de Ulúa, y su comandante con alguna tropa ha
entrado en el puerto de La Habana, como ya antes lo habían hecho Morillo y Morales y lo hubieran hecho La
Serna y Canterac. Se acabó el único apoyo del gobierno español en el continente americano, (1) y éste sólo tiene
que ocuparse de perseguir al enemigo en su último asilo, de quitarle todos los medios de ofender, y de alejar su
influencia confinándolo en el otro hemisferio. La necesidad de hacerlo es absoluta. La ocasión es oportuna, y los
medios ya son mucho más que suficientes. ¿Dirán aún los enemigos de El Habanero que no es probable la
invasión? Séalo en hora buena, dicen: nos defenderemos. ¿Por qué no dicen: nos destruiremos, y al fin nos
rendiremos, después de haber perdido inmensos caudales y muchas vidas, después de haber reconcentrado el
odio y alimentado una guerra civil; después de haber dado origen a nuevos partidos no menos funestos que los
que existen; después de haber empobrecido si no arrasado los campos, ahuyentando el comercio, causado una
emigración; en una palabra: después que Cuba haya perdido cuanto la da valor en el mundo culto, y se reduzca a
sus ventajas naturales? Entonces saldrán para España los jefes principales, ¿y qué les quedará a los heroicos
defensores? La necesidad absoluta de sostener por mucho tiempo un ejército de ocupación y un gobierno militar
que contenga la gangrena amputando y quemando.
Y después de todo esto, ¿qué dirán en La Habana? Como si lo oyera. Unos, que el negocio está apurado, pero
que no se sabe qué hacer; otros, que por ahí vendrán miles y miles de soldados de España contribuyendo los
Santos Aliados; otros, que ojalá lleguen cuanto antes los invasores, sin hacer más reflexión sino que ése es el
medio de sacudir el yugo, y sin prepararse a hacer otra cosa que charlar muchísimo. En estas y las otras tendrán
en casa la visita, y un desengaño triste será el tormento de muchos que no lo esperan.
Notas
(1) El Callao acaso está ya rendido, y aún cuando no lo esté significa muy poco por la distancia a que se halla, y
por la situación de España.
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