Revista Digital de la Universidad Autónoma de Zacatecas Nueva época. Publicación cuatrimestral. Enero-Abril 2007, volumen 3, número 1. ISSN 1870-8196 Francisco Sotomayor: pesquisas de un autor eclesiorregular zacatecano. Un estudio historiográfico Francisco Sotomayor: inquires of a missionary zacatecano author. A historiographic study Salvador Moreno Basurto Unidad Académica de Historia Universidad Autónoma de Zacatecas e–mail: [email protected] A la memoria de don José Luis Moreno Rodríguez «el Jefe». Resumen Los franciscanos sufrieron la exclaustración del colegio apostólico de Propaganda Fide de Nuestra Señora de Guadalupe en Zacatecas en 1859 por la aplicación de las leyes de reformas por el gobernador estatal González Ortega. Muchos fueron los escritores tanto conservadores como religiosos que se quejaron de este acontecimiento. El sacerdote José Francisco Sotomayor fue uno de ellos. Escribió su Historia del apostólico Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe en 1874 y posteriormente una segunda edición en 1889. En esta obra el autor tuvo el propósito de rescatar del olvido a esta institución religiosa. Su obra se convirtió en una especie de homilética o discurso religioso para descubrir los designios de Dios en la historia de este colegio y cómo, a pesar de los malos tiempos, se podría vislumbrar el restablecimiento del colegio en un futuro cercano. En el fondo la obra analizada es una historia romanticista con tintes providencialistas por parte del autor. Palabras clave: historiografía, siglo XIX, nación, escatología, mariología. http://www.uaz.edu.mx/revistainvestigacion 1 Revista Digital de la Universidad Autónoma de Zacatecas Nueva época. Publicación cuatrimestral. Enero-Abril 2007, volumen 3, número 1. ISSN 1870-8196 Abstract Franciscans were expulsed from the Apostolic College of Propaganda Fide of our Lady of Guadalupe in Zacatecas 1859, due to the application of Reform Laws by the state governor Jesús González Ortega. Many writers, both conservative and religious, complained about this. The priest José Francisco Sotomayor was one of them. He wrote Historia del apostólico Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe («History of Apostolic College of Propaganda Fide of our Lady of Guadalupe») in 1874, and a later second edition in 1889. The author aimed to keep this religious institution alive in collective memory through this book. It became as a kind of homiletic or religious discourse in order to discover the designs of God in the history of the College and, despite the bad times, reestablish the College in a nearby future. The book analyzed is essentially a romanticist story with providentialist hues. Keywords: historiography, XIX century, nation, scatology, mariology. http://www.uaz.edu.mx/revistainvestigacion 2 Revista Digital de la Universidad Autónoma de Zacatecas Nueva época. Publicación cuatrimestral. Enero-Abril 2007, volumen 3, número 1. ISSN 1870-8196 Introducción Tras la emancipación del dominio español, ante ojos de los liberales, el siglo XIX representa para México el punto de arranque hacia una autonomía como nación. En sus primeros treinta años la nación –desde el Plan de Guadalupe hasta la Reforma propuesta por el Presidente Benito Juárez– desarrolló un sentimiento anticolonialista en pro de una República, a semejanza de los Estados Unidos de Norteamérica. Así, la Iglesia y el clero – reminiscencias novohispanas– se convirtieron en el blanco de ataques del ideario reformista durante el gobierno de Benito Juárez. Los conventos no fueron la excepción, ya que además tenían amplios territorios en su poder. El gobierno lo llamó «bienes de manos muertas», bienes a los que había que expropiar. Este esfuerzo por parte del reciente gobierno no era nuevo, el antecedente se puede encontrar desde la época novohispana con las reformas borbónicas. No solamente fue Carlos III sino su sucesor Carlos IV quien expidió en 1794 una disposición sobre los bienes eclesiásticos en el que obligaba a la Iglesia a contribuir con los gastos del Estado. En 1795, se dictaron leyes ordenando la intervención de jueces laicos en los tribunales religiosos; para 1798 se llevó a cabo la enajenación de bienes raíces de los religiosos, el producto de dichas ventas en la Real Caja de Amortización se puso al 3 % de interés anual. Por último, en 1804, se dio la expedición de la Real Cédula de Consolidación; en ella se mandaba recoger los capitales de juzgados de capellanías y de obras pías, con la intención de enviarlos a España. Contra estas disposiciones reales se oponía el clero y los terratenientes novohispanos, a tal grado que derrocaron a Iturrigaray de virrey cuándo http://www.uaz.edu.mx/revistainvestigacion 3 Revista Digital de la Universidad Autónoma de Zacatecas Nueva época. Publicación cuatrimestral. Enero-Abril 2007, volumen 3, número 1. ISSN 1870-8196 intentó poner en práctica las disposiciones reales. Aunque la reforma eclesiástica de los dos reyes no pudo realizarse, resultó ser el antecedente de las reformas de Gómez Farías en 1833, de Juan Álvarez durante 1855, Ignacio Comonfort en 1856 y de Benito Juárez en los años 1859 y 18601. Zacatecas, al igual que otros estados liberales, vio cómo fueron expulsadas las órdenes religiosas de sus ciudades. El colegio apostólico de Guadalupe recibió la orden de exclaustración el primero de agosto de 1859, lo que ocasionó una revuelta popular que se oponía a las disposiciones del gobernador en turno el general J. Jesús González Ortega2. Francisco Sotomayor se sumaría a la tendencia conservadora en pro de la defensa de la Iglesia y sus instituciones, en especial al colegio de Guadalupe. En sus escritos se puede ver esta predilección, por ejemplo en su novela Ruinas del monasterio publicada en 1874, en un capítulo intitulado «Exclaustración» escribe: «tocamos ya el blanco de nuestras narraciones; el punto a que principalmente se dirigen. Vamos a recordar un hecho reciente, una de las aberraciones que comete el mundo: ¡la exclaustración; esto es, un ataque directo a la libertad individual!»3Sin embargo, sería en su libro Historia del Colegio de Guadalupe... donde se explayaría al quejarse constantemente de «los dolorosos acontecimientos» y de paso intentaría rescatar al colegio de las garras del tiempo para que su memoria no se olvidara. La vida de Sotomayor ha sido muy estudiada por Enrique Salinas en la edición facsímil Poliántea del mismo autor4. Anteriormente, fray Ángel de los Dolores Tiscareño había http://www.uaz.edu.mx/revistainvestigacion 4 Revista Digital de la Universidad Autónoma de Zacatecas Nueva época. Publicación cuatrimestral. Enero-Abril 2007, volumen 3, número 1. ISSN 1870-8196 escrito una reseña sobre el clérigo apoyado, según comenta, en una autobiografía «escrita de su propio puño, en 120 páginas (inédita)».5 Francisco Sotomayor nació el 2 de octubre de 1821 en la hacienda de Sauceda cerca de Guadalupe, Zacatecas. Comenzó a trabajar desde los dieciséis años, por lo que no pudo aplicarse en sus estudios hasta los veintiocho años. En 1849 ingresó al Instituto de Ciencias de Zacatecas, ahí permaneció sólo cuatro semanas, ya que después pasó al Seminario de Guadalajara en el que tuvo como maestro de latín y filosofía a Agustín Rivera. Tuvo que interrumpir sus estudios debido a que en 1851 la revolución de Blancarte, en la ciudad de Guadalajara, clausuró el seminario. En este tiempo fue cuando tuvo contacto con fray Crisóstomo Gómez del colegio de Guadalupe, quien lo convenció de ingresar al plantel. En 1852, a la edad de 31 años, tomó el hábito franciscano en el Colegio de Guadalupe de manos del padre Guardián fray Diego de la Concepción Palomar, pero sólo permaneció cuatro meses a causa de su frágil complexión física. Volvió a Guadalajara donde obtuvo el grado de bachiller por la universidad, y luego el presbiterado secular en abril de 1854. Ejerció su ministerio en Mazapil a lo largo de diez años y después en Real de Catorce –ambos poblados pertenecientes a la diócesis de San Luis Potosí–, estuvo solamente cuatro meses, porque en 1864 fray Diego de la Concepción Palomar, en ese entonces Gobernador de la nueva Mitra de Zacatecas6, lo invitó a incardinarse7 a la nueva diócesis, con la anuencia de don Ignacio Mateo Guerra, primer obispo de Zacatecas. Ya en la ciudad se le nombró capellán de coro en 1864 y fue director y catedrático de teología moral del nuevo seminario. A partir de 1869 se retiró a la vida privada y aprovechó para dedicarse a la actividad literaria. Fundó periódicos y publicó más de veinticinco obras que van de la historia a la poesía y del http://www.uaz.edu.mx/revistainvestigacion 5 Revista Digital de la Universidad Autónoma de Zacatecas Nueva época. Publicación cuatrimestral. Enero-Abril 2007, volumen 3, número 1. ISSN 1870-8196 devocionario a la novela. Sobre su deceso no se ponen de acuerdo sus dos únicos biógrafos; pues mientras Tiscareño dice que murió «a la edad de 76 años, 6 meses, 4 días» el miércoles santo, 6 de abril de 1898,8 Enrique Salinas sostiene que murió el martes santo de 1899 y que fue inhumado en el panteón de la Purísima el 29 de marzo de 18999. Lo cierto es que ninguno brinda determinada fuente. Por lo que se refiere a sus escritos publicados, Emeterio Valverde nos presenta una larga lista de material bibliográfico que este sacerdote llegó a publicar:10 libros mariológicos como El Ave María. Comentada en diez devotas meditaciones (1865 y 1869), Reflexiones sobre la aparición de la Santísima Virgen de Guadalupe (1875), Sermón sobre la Santísima Virgen (1871), Devoción a la Santísima Virgen de Guadalupe que se puede rezar en todo tiempo, pero principalmente el día 12 de cada mes (1872), y Delicias del alma en la contemplación y amor de la Santísima Virgen (1875). Su única obra de carácter cristológico fue La venida del Mesías. Pequeño drama bíblico (1870) y una obra josefina titulada El devoto josefino (1880). Una obra catequística de nombre Catecismo razonado de la Doctrina Cristiana, circuló de manera continua en los años 1872, 1875 y 1889. De corte litúrgico se encuentra la obra Rúbricas del Misal Romano en verso castellano... publicado en 1886 y 1889. Sin duda su obra más prolífica fueron diversas novelas con rasgos edificantes y moralistas: El solitario del Teira, en 1873; Las ruinas del monasterio, en 1874; Las tardes de la Pradera o el nuevo amigo de las Familias, en 1876; y Un santuario en el desierto, en 1877 y posteriormente en 1890. http://www.uaz.edu.mx/revistainvestigacion 6 Revista Digital de la Universidad Autónoma de Zacatecas Nueva época. Publicación cuatrimestral. Enero-Abril 2007, volumen 3, número 1. ISSN 1870-8196 Para la historia local la que más destaca es Historia del apostólico Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe de Zacatecas, desde su fundación hasta nuestros días, formada con excelentes datos, se editó por el mismo padre Sotomayor en la Imprenta Económica de Mariano Ruiz de Esparza en Zacatecas entre los años 1873-1874; luego en 1889, hubo una segunda edición en dos tomos.11Durante la aplicación de las leyes de Reforma en Zacatecas y por ende la exclaustración de los religiosos, Francisco Sotomayor ejerció su sacerdocio en la Diócesis de Guadalajara, lugar donde tal vez leyó el opúsculo Los Crímenes de la Demagogia.12 Su llegada a la nueva diócesis coincidió con el retorno de la comunidad franciscana al Colegio (1864), durante ese periodo pudo convivir con los franciscanos hasta 1867. Como antiguo miembro de esta comunidad, fue quizá cuando comenzó a escribir su obra histórica. Idea de la historia Me centraré en su Historia del Colegio de Guadalupe.... Tal parece que el título no es nada humilde sabiendo que los anteriores escritores jamás utilizaron la palabra Historia para sus escritos; Sotomayor en cambio lo hizo http://www.uaz.edu.mx/revistainvestigacion 7 Revista Digital de la Universidad Autónoma de Zacatecas Nueva época. Publicación cuatrimestral. Enero-Abril 2007, volumen 3, número 1. ISSN 1870-8196 ¿a qué se debió esta decisión? Posiblemente temía el fin de su mundo cristiano, ante los giros y embates históricos por los que estaba pasando tanto la segunda mitad del siglo XIX mexicano como el mismo colegio de Guadalupe. Sotomayor escribió su obra dentro de un ambiente dualista opositor: por un lado, estaba la situación política en la que no solamente las órdenes religiosas fueron excluidas del ámbito social de la nueva nación, sino que la abierta política de los liberales –grupo triunfador encabezado por Benito Juárez– abrió más la brecha entre el Estado contra la Iglesia,13 y, por el otro, estaba la efervescencia guadalupana bajo la discusiones eruditas entre aparicionistas y antiaparicionistas, así como la promoción para la coronación de la Virgen.14 Inmerso dentro de este escenario, Sotomayor justifica la hechura de su obra para lograr el restablecimiento del Colegio de Guadalupe debido a la exclaustración15, o por lo menos la memoria del colegio más importante del mundo y que avive la necesidad en el lector de la utilidad de los monasterios sobre todo en México16, pues sus apuntes históricos «algo han de servir... y yo creo hacer un servicio, aunque imperfecto a mi patria y a mi religión».17 Considera que no existe una diferencia entre religión y cualquier forma que gobierne a los hombres, sea república, imperio o nación.18 La necesidad de la historia, en este caso al servicio del colegio de Guadalupe, es útil o en más de los casos, se ofrece como lección muy ciceroniana. Su Historia tiene la función para que la memoria de esta institución no se pierda, así vemos una marcado idea herodotoniana en Sotomayor. La historia del colegio de Guadalupe debería ser escrita por un sabio. http://www.uaz.edu.mx/revistainvestigacion 8 Revista Digital de la Universidad Autónoma de Zacatecas Nueva época. Publicación cuatrimestral. Enero-Abril 2007, volumen 3, número 1. ISSN 1870-8196 No por modestia sino obsequiando a la verdad, confieso ingenuamente, que no soy yo quien debía escribir esta importantísima historia; pero habiendo venido a mis manos preciosos manuscritos, y continuando con otros muchos datos no menos apreciables, no pude resistir al vehemente deseo de formar mis narraciones, mientras pluma mejor forme las suyas sobre la misma materia.19 De esta manera considera útil su historia del colegio de Guadalupe, mientras no aparezca otra con las nobles características de la época: completa, erudita, adornada y que cumpla con los elementos bellos de la literatura20. Se le puede considerar la primera Historia escrita del Colegio Apostólico. Anteriormente existían las crónicas de los religiosos del convento, desde fray Simón del Hierro, hasta fray Francisco Frejes o apenas bosquejos como el de Alcocer. En realidad Sotomayor se apoyó en dichos cronistas. El autor señala: «confieso ingenuamente que no soy yo quien debía escribir esta importantísima historia; pero habiendo venido a mis manos preciosos manuscritos y contando con otros muchos datos no menos apreciables, no pude resistir al vehemente deseo de formar mis narraciones, mientras pluma mejor forme las suyas sobre la misma materia».21 Estos manuscritos a los que se refiere Sotomayor son los de Bosquejo de fray José Antonio Alcocer y fray Hermenegildo Vilaplana. Se vale de la historia de nuestra Señora del Refugio del P. fray Joaquín de Silva, del Método de Misionar entre Fieles de fray Francisco García Diego y en su mayor parte del Cronicón de fray Francisco Frejes. De autores seculares se apoyó en una obra titulada Oda del licenciado José María Moreno y del opúsculo Crímenes de la Demagogia. Trascribió algunos documentos originales y relató sucesos sabidos por boca de testigos, como en el caso de la http://www.uaz.edu.mx/revistainvestigacion 9 Revista Digital de la Universidad Autónoma de Zacatecas Nueva época. Publicación cuatrimestral. Enero-Abril 2007, volumen 3, número 1. ISSN 1870-8196 exclaustración o en algunos momentos él mismo fue testigo ocular o auricular22. Pero ante este mar de fuentes el padre Rafael Cervantes comenta que está hecha la obra a base de comentarios y narraciones con más imaginación y sentimiento que rigor histórico.23 La obra de Sotomayor continúa con la tradición de las hechuras de las historias propias del siglo. La mayoría de las veces, trascribe obras ya sean publicadas o no. La intención del autor es sencilla: rescatar sucesos históricos de una institución antes de que se pierdan en el tiempo. Este objetivo herodotoniano, pero a la vez casi positivista, es la que le da elementos suficientes para copiar los trabajos inéditos de autores como fray Francisco Frejes (1784-1847) –cronista, historiador y literato del colegio de Guadalupe– o de algunos de talla internacional como Chateaubriand. No todo es trascripción, la estructura discursiva de la obra se conforma por un estilo cuasihomilético por parte del autor; en efecto, Sotomayor no olvida que es sacerdote y por lo tanto portador de una verdad. La historia del colegio de Guadalupe además de brindar datos históricos está conformada por un continuo sermón con intenciones verdaderamente claras. A lo largo del texto, no deja de lanzar discursos casi homiléticos, lo que permite ver su posición a favor del mundo católico amenazada por el gobierno liberal, antagonista del discurso de Sotomayor. Idea de progreso y nación Si bien Sotomayor añora los buenos tiempos de la institución religiosa del colegio, exhorta al lector a una moralidad netamente cristiana y, sobre todo, exalta la devoción mariana, en especial la guadalupana. No es partícipe de una añoranza real, es decir, no extraña a la Nueva España no http://www.uaz.edu.mx/revistainvestigacion 10 Revista Digital de la Universidad Autónoma de Zacatecas Nueva época. Publicación cuatrimestral. Enero-Abril 2007, volumen 3, número 1. ISSN 1870-8196 quiere regresar a ese sistema; habla más bien de patria, nación, país, mexicanos. Para el tiempo que escribe su Historia es obvio que ya está inmerso en una realidad nacionalista, a la que él desea estamparle una mentalidad cristiana católica. Pero una idea cristiana libre de elementos nocivos, por lo que arremete contra prejuicios, que en su mayoría, emergen del populacho. Después de probar que los aparecidos no son contrarios a la fe católica (no son más que almas del purgatorio «que pedían sufragios [...] mediante el permiso divino»24 y que ya los había narrado conforme a los testimonios de misioneros en Nayarit), desbarata la superstición y el espiritismo. La primera porque no es posible que frecuentemente aparezca el diablo, y la segunda porque es imposible que la voluntad humana pueda invocar al demonio.25 Ambos errores son propios del siglo que la iglesia lucha para erradicarlos; el primero generado por la ignorancia de los pueblos alejados de la ciudades centros de la verdadera civilización, y la segunda por modas importadas desde Europa, contrario a los dogmas católicos.26 Sotomayor se queja de la situación nacional en la que las continuas revoluciones están agotando al país internamente: cuando veo, con sumo dolor, que en México, tierra y nación privilegiada bajo todos respectos [sic], se ha perdido en muchas cabezas la idea de lo que han sido y serán los monasterios, especialmente los consagrados a la propagación de la fe, creo y con razón, que debe revivirse esa idea civilizadora y propia de las naciones verdaderamente ilustradas.27 A la vez que el gobierno mexicano hacia el exterior caía en similar descuido, como el recién fundado obispado http://www.uaz.edu.mx/revistainvestigacion de las Californias, 11 Revista Digital de la Universidad Autónoma de Zacatecas Nueva época. Publicación cuatrimestral. Enero-Abril 2007, volumen 3, número 1. ISSN 1870-8196 abandonando a su obispo fray Francisco García Diego,28 Sotomayor extraña a la nación desde su presente. En México existe una gran variedad de hermosos paisajes para el recreo del visitante, pero las obras del hombre (científicas, artísticas y religiosas) se perdieron con la Revolución. «¿En dónde está el progreso?» –se queja. En Zacatecas ya no está el templo de Chepinque con su aspecto gótico; el templo de san Agustín, ahora en pequeñas viviendas, amenaza su ruina; el Colegio de niñas, el Templo de San José, la Aurora, La Concepción, etcétera todas han sido sustituidos por tabernas, talleres y viviendas... «¡pobre Zacatecas!».29 En otra obra vuelve a sostener lo mismo: «Una ciudad sin templos no parece una ciudad ilustrada, ni civilizada”, pues los templos miden el grado de civilización y de ilustración de una ciudad y de un país»30. Las causas las encuentra en «las revueltas políticas, la vorágine de las pasiones y el trastorno de las ideas, [que] hicieron concebir y poner en obra la exclaustración».31 Por eso nuestro autor tiene una intención en su obra (igual que el autor de Crímenes de la Demagogia): hacer una historia de la gran desgracia de los religiosos del colegio y de la situación ruinosa de su edificio por las mismas causas, debido al destierro de la comunidad franciscana. Juicio a la exclaustración A manera de introducción en los capítulos XXI y XXII de la segunda edición,32 inicia lamentándose ante un hecho que debería ser omitido de la historia del colegio. Pero «tenemos que penetrar [en esta] materia que de buena gana omitiéramos, si la integridad de la historia no lo exigiera» ya que «Es una oscura mancha que ha caído en la historia de México, que debiera por mil razones ser brillante y sin borrón alguno». Comienza su http://www.uaz.edu.mx/revistainvestigacion 12 Revista Digital de la Universidad Autónoma de Zacatecas Nueva época. Publicación cuatrimestral. Enero-Abril 2007, volumen 3, número 1. ISSN 1870-8196 narración con el decreto de exclaustración del primero de agosto de 1859. No hay datos, pero sí abunda la retórica romántica, para enaltecer a los religiosos y hacer que el lector los compadezca de su suerte. Para este fin cita, o mejor aún, hace una trascripción literal del punto XI de Crímenes de la Demagogia y de otros textos de autores en boga de la época. El conde de Montalambert, Victor Balagar, Chateaubriand, Balmes, el barón de Henrión,33 son autores que defienden las instituciones «monásticas» en el mundo. La humanidad le debe mucho a estas instituciones, América no puede ni debe de ser la excepción, en especial México. La civilización fue importada por los religiosos a este continente y hacia el norte el Colegio de Guadalupe destacó por el papel que desempeñó. De esta manera, la exclaustración es un acto vergonzoso: «el hecho de la exclaustración de los Religiosos del Colegio de Guadalupe, es sin duda una de las más negras manchas que registrarse puede en la historia de Zacatecas».34 Luego escribe: «añadiremos, para concluir, algunos apuntes de un efemérides que afortunadamente llegó a nuestras manos, lo cual extractamos brevemente con sus debidas observaciones».35 No dice cuáles son estas «efemérides», sólo se limita a mencionarlas y hacer con ellas la historia de la exclaustración. Si bien es cierto que deja el acontecimiento al final a manera de colofón o conclusión, es el primer trabajo impreso histórico que narra la expulsión de los franciscanos de este convento, pero sin olvidar que su discurso es nostálgico y quejumbroso, al igual que Crímenes de la Demagogia. «Lloremos sobre Guadalupe, sobre su devoto templo, sobre sus venerables claustros profanados ya...! Lloremos sobre los dispersos religiosos que sufrieron y sufren aun, la persecución...! ¡Bienaventurados! porque fueron hallados dignos de padecer por el nombre de Jesús».36 http://www.uaz.edu.mx/revistainvestigacion 13 Revista Digital de la Universidad Autónoma de Zacatecas Nueva época. Publicación cuatrimestral. Enero-Abril 2007, volumen 3, número 1. ISSN 1870-8196 El siguiente capítulo –XXII– trata sobre el Colegio después de su exclaustración con el mismo tipo de discurso. La apología monástica y la crítica al sistema dominantemente «ilustrado» están fundamentadas por las historias universales y nacionales, lo que permite reconstruir la historia local. Un recurso que retoma en este capítulo es el teofánico; para él toda presencia de Dios o manifestación milagrosa es digna de ser registrados en la historia. Un caso que se menciona, es aquél de cuando los religiosos fueron expulsados totalmente y el gobierno dio órdenes de que se destruyera el convento: «y para que el pueblo no se opusiera, se halagó a éste prometiendo las puertas, las ventanas, la madera de todo el edificio.»37 Una «mano invisible poderosa e irresistible» frustró todo intento de destrucción. Reconoce que si las profanaciones se dieron es porque fueron permitidas por Dios, pero aun en estos sacrilegios Dios sigue actuando. El edificio se convirtió en diferentes cosas con el paso del tiempo: primero fue una escuela de artes que no duró mucho; después una escuela protestante (algo escandaloso para Sotomayor) que desapareció por encanto y lo sustituyó una fábrica de cerillos que terminó con un incendio38. Ante tales acontecimientos, la causa de las desgracias que abaten al humano es porque cayó en el pecado. Los males que aquejan a México no son los decretos del mundo, sino todo espíritu manchado por el pecado. Así, en la retórica de Sotomayor, la historia es maestra que enseña a todo hombre a volver a los verdaderos pasos del bien y de la verdadera religión. Cuando el panorama nacional es más negro, existe todavía una esperanza para el autor, pues aunque el edificio está abandonado, destruido y en ruinas,39 Sotomayor rompe su discurso temático y cae en un nuevo tema que aparentemente no tiene nada que ver con la http://www.uaz.edu.mx/revistainvestigacion 14 Revista Digital de la Universidad Autónoma de Zacatecas Nueva época. Publicación cuatrimestral. Enero-Abril 2007, volumen 3, número 1. ISSN 1870-8196 exclaustración. Con el fin de apartar de la vista cuadros tan tristes y desoladores, obliga al lector a que centre su atención en otras historias más encomiables para el colegio: la Imagen de la Santísima Virgen de Guadalupe que está ubicada en el altar principal del templo40; «el cuadro del colegio bajo sus aspectos físicos, científico, religioso y social»;41 las fundaciones del colegio apostólico de Cholula y el proyecto del hospicio en Palestina42 y la erección de la capilla de la Purísima.43 Ya no vuelve a tratar la expulsión, ahora su tema es la historia de la imagen de la Virgen de Guadalupe. ¿A qué se debe este brusco cambio de tema? No lo explica, pero es posible que quiera mover al lector de una piedad a una devoción. De ahí que pase de las malas noticias a las halagüeñas, de la soledad de una expulsión al refugio de la virgen como madre protectora. Para Sotomayor es ésta la conclusión del capítulo que a pesar de su compromiso con la historia él no quería relatar. La escatología de Sotomayor Es cierto que Sotomayor estampa en su obra una marcada añoranza por el colegio tanto como institución necesaria para la evangelización de los indígenas, como la continuación de la fe católica para resaltar el nacionalismo o patriotismo naciente. Pero ante el entorno histórico que vive, que no le deja más que una constante pesadumbre y que así lo plasma en su obra, se muestra optimista en que a la larga la Iglesia y la fe católica resurgirá y se integrarán a la dinámica social. El colegio también resurgirá de sus ruinas, con la ayuda de Dios y por intercesión de la Virgen María volverá a florecer lo que en el pasado se perdió: nobles y heroicos misioneros, un instituto donde brillarán las ciencias y el amor a Dios y a su Madre «entonces se oirá de nuevo el órgano y el canto melodioso, y se verá el culto divino en un esplendor sorprendente y sublime. Entonces http://www.uaz.edu.mx/revistainvestigacion 15 Revista Digital de la Universidad Autónoma de Zacatecas Nueva época. Publicación cuatrimestral. Enero-Abril 2007, volumen 3, número 1. ISSN 1870-8196 resonarán en su augusto coro los Salmos de David, los Himnos y las oraciones de la Iglesia».44 Al igual que Torquemada y Mendieta, este autor decimonónico vuelve al discurso escatológico pero ahora más puntual y conciso: «es en el Colegio de Guadalupe donde Saldrán los misioneros, y nadie interrumpirá sus pasos, y harán resonar la palabra divina en las aldeas, en los pueblos y ciudades, en las capillas rurales y en los suntuosos templos, en el campo y en las plazas. Y se convertirá el impío y el pecador, y se fortalecerán los justos!».45 Asimila las ideas escatológicas de los cronistas del siglo XVI al retomar la propuesta de una época dorada que antecede a la que está muriendo. En efecto, para Sotomayor la primera época dorada es la que brilló en el siglo XVIII con los grandes logros misionales tanto de fieles como de infieles por sus grandes misioneros encabezado por su ilustre fundador: Margil de Jesús. «La gloria del apostólico Colegio de Guadalupe, en su primera época, fue grande por la observancia de la regla, por sus sublimes funciones religiosas, por los esfuerzos evangélicos y santidad de sus hijos».46 Los tiempos que a él le tocó vivir –segunda mitad del XIX, revolución de independencia, secularización de los bienes de la Iglesia y en especial la exclaustración– son solamente una etapa intermedia entre esta época dorada con la más brillante que está por venir. Mientras tanto todos los males que padece en dicho intervalo es un momento de purgación debido a las culpas de los mexicanos Y quien patria mía, os privó de tanto bien. ¿Fueron acaso, las ideas, las pasiones o los caprichos de los hombres? No, no, los pecados de tus hijos. México no supo apreciar los bienes que el cielo benigno le concediera. México fue ingrato, México prevaricó[...] Y Dios irritado castigó a mi nación permitiendo la ruina de muchos templos y de todos los monasterios [...] y entre http://www.uaz.edu.mx/revistainvestigacion 16 Revista Digital de la Universidad Autónoma de Zacatecas Nueva época. Publicación cuatrimestral. Enero-Abril 2007, volumen 3, número 1. ISSN 1870-8196 ellos [...] ay de mí [...] el Colegio apostólico de Nuestra Señora de Guadalupe de Zacatecas, el más celebre de todos.47 Pasadas estas penas vendrá –por fin– la segunda época dorada que revitalizará al colegio y que a diferencia de la Parusía cristiana de fray Jerónimo de Mendieta, finales del siglo XVI, para Sotomayor el gran acontecimiento no tendrá visos apocalípticos universales sino logros a pequeña escala: «a gloria segunda será mayor que la primera! entonces se celebrará la canonización de su santo Fundador y quizá también de otros varones venerables de Guadalupe y sus imágenes se dejarán ver en los altares. La gloria de la segunda época brillará más que la de la primera».48 Margil fue un el eje central del colegio tanto en el principio como en el fin. La misma fundación del colegio tiene estos visos providencialistas. Desde el inicio del primer capítulo de su obra, Sotomayor cita constantemente a Alcocer, al igual que éste acude a la Crónica Apostólica de los Colegios... de fray Isidro Felix de Espinosa, quien a su vez se basa en la obra del padre Escaray, Voces del Dolor. No obstante, Sotomayor le otorga un sentir providencialista, sobre todo, con la famosa misión de 168649, en la que se nombra como fundador a Antonio Margil de Jesús; el mismo Sotomayor afirma que «el Señor lo eligió para fundador del colegio».50 El autor necesitaba más argumentos para sostener su idea, por lo que recurrió a la ciudad de Zacatecas, pues «en esa época feliz presentó un cuadro sublime, grandiosamente edificante». En ella se desarrollaron los sentimientos de buenas costumbres, moral y caridad. Así que providencialmente la ciudad estaba preparada para estas instituciones apostólicas.51 Parte de la tradición de la aparición de la Virgen en la Bufa y de que su sola presencia «venía a ahuyentar las sombras de la noche del http://www.uaz.edu.mx/revistainvestigacion 17 Revista Digital de la Universidad Autónoma de Zacatecas Nueva época. Publicación cuatrimestral. Enero-Abril 2007, volumen 3, número 1. ISSN 1870-8196 error que dominaban en los naturales». En este sentido, no duda en asegurar que la Virgen María fue la causante de la docilidad de los indios y por ende es la primera misionera. Pues mientras Dios con los colonizadores terminaba la conquista material, María con la ayuda de los misioneros «hacía milagrosamente la conquista de las almas de los indígenas».52 Estas ideas no son del todo de Sotomayor, ahonda en el tema que ya anteriormente fray Francisco Frejes había señalado, de hecho este religioso –antes que Sotomayor– «creía que pertenecer a la comunidad de Guadalupe, era una señal de predestinación».53 De esta manera, era un privilegio ser religioso del colegio a lo largo del siglo XIX. Aunque después de la exclaustración, el colegio se perdió, desapareció o quedó en ruinas; la visión de Sotomayor era casi teleológica. Se muestra optimista en que algún día resurgirá de las cenizas como en el pasado sucedió con el templo de Jerusalén, el cual fue reconstruido gracias a la libertad que Ciro le dio a su pueblo; así también sucederá con el colegio de Guadalupe: «el Señor moverá los corazones de nuestros gobernantes, y nos darán libertad para reedificar nuestro célebre y muy querido monasterio de Guadalupe».54 Tal plenitud destinada al colegio, no sólo estará encargada por Dios, sino también por intercesión de María. En efecto, ya se ha visto que Sotomayor es un ferviente devoto de la Virgen María. Por lo tanto, su visión mariana estará grabada constantemente en su obra, incluso se la dedica a ella: «que mi [...] obrita sea para la gloria de Dios» pero por vía de la Virgen de Guadalupe,55 María es la precursora de los misioneros en México y en Zacatecas56 a la vez que es la pacificadora de los chichimecas.57 Asimismo, quebranta la prudencia historiográfica de fray Antonio Alcocer y aún de fray Simón del Hierro con retornar la historiografía del colegio a un http://www.uaz.edu.mx/revistainvestigacion 18 Revista Digital de la Universidad Autónoma de Zacatecas Nueva época. Publicación cuatrimestral. Enero-Abril 2007, volumen 3, número 1. ISSN 1870-8196 providencialismo y más aún: un providencialismo mariano. Este discurso posiblemente lo tomó como referencia de La Muralla Zacatecana de Bezanilla.58 Finalmente, también confronta la imagen mariana con la figura margilológica. Resalta las virtudes cristianas del fundador del colegio y las entrelaza con la devoción mariana. Sostiene que Margil «amó a la Reina de los cielos, con todas las potencias de su bendita alma, con todos los afectos de su puro y bendito corazón. La Santísima virgen era, después de Dios, toda su delicia, toda su esperanza, todo su consuelo».59 Sotomayor establece una tríada entre María, Margil y él mismo pues escribe: «glorioso Padre Margil de Jesús: ¡quien te imitará! Da una limosna de ese tesoro, por amor de Dios, al que te ama con ternura y escribe estos pequeños rasgos de tu vida. Dale una limosna».60 Conclusiones Con el nacimiento de la nación en el siglo XIX, caracterizada por una política nacionalista y liberal, la Iglesia dejaría de ser una de los principales protagonistas de la historia de México. Ahora su presencia sería secundaria ante los nuevos protagonistas conformados por burócratas y militares, el religioso sería derrumbado de su pedestal. Como contrarrespuesta a la reciente posición del religioso-misionero, Francisco Sotomayor, como buen romanticista, tenía en su mente una idea nacionalista propia: exaltar las instituciones monásticas al considerarlas importantes y –sobre todo– necesarias para México;61 prueba de ello era la tremenda responsabilidad de los misioneros frente a aquellos mexicanos http://www.uaz.edu.mx/revistainvestigacion 19 Revista Digital de la Universidad Autónoma de Zacatecas Nueva época. Publicación cuatrimestral. Enero-Abril 2007, volumen 3, número 1. ISSN 1870-8196 que habitaban las zonas norteñas que faltaban por catequizar y por ende civilizar.62 La exclaustración constituyó el tema a tratar para los historiadores o cronistas del colegio de Guadalupe, pues no solamente vieron a su institución ya inserta en las circunstancias que aquejaban al país, sino que se aferraron a sus propias formas de pensar desde un conservadurismo similar al de Sotomayor. Asimismo propone el restablecimiento del colegio de Guadalupe y demás monasterios que «reformarían las costumbres de los pueblos, preservándolos de los infinitos males del vicio».63 Sotomayor buscará reintegrar y reivindicar al religioso al tiempo actual y la historia del colegio ostentará un renovado discurso que es de reclamo y añoranza. Notas Agustin Cue Cánovas, Historia social y económica de México. 1521-1854, México, Trillas, 2002, p. 166. 2 Cuauhtémoc Esparza Sánchez, Compendio histórico del colegio apostólico de propaganda fide de nuestra Señora de Guadalupe de Zacatecas, Departamento de investigaciones históricas de la Universidad Autónoma de Zacatecas, 1974, p. 94. 3 Francisco Sotomayor, Ruinas del Monasterio Zacatecas, Imprenta económica de Mariano Ruiz de Esparza, 1874, p. 347. 4 José Francisco Sotomayor, Poliántea histórico-zacatecana, Zacatecas, Nazario Espinosa, 1897. Edición facsimilar, Facultad de Humanidades, Universidad Autónoma de Zacatecas, Estudio preliminar, bibliografías, notas e índice onomástico de Enrique Salinas E., Zacatecas, 1995, XIV+61 pp. 5 Ángel de los Dolores Tiscareño, Nuestra Señora del Refugio, Zacatecas, Talleres Nazario Espinoza, 1909, pp. 406-407. 6 Cfr. J. Ignacio Dávila Garibi, Recopilación de datos para la historia del Obispado de Zacatecas, Zacatecas, Imprenta económica, 1949, p 105. 7 Cuando un obispo admite como súbdito propio a un eclesiástico perteneciente a otra diócesis lo incardina, es decir, lo integra. 8 Tiscareño, op cit, p. 408. 9 José Francisco Sotomayor, Poliántea, op cit, p XIV. 10 Emeterio Valverde, Bio-bibliografía eclesiástica, Tomo III, Sacerdotes, México, Editorial Jus, 1949, pp. 437-439. 1 http://www.uaz.edu.mx/revistainvestigacion 20 Revista Digital de la Universidad Autónoma de Zacatecas Nueva época. Publicación cuatrimestral. Enero-Abril 2007, volumen 3, número 1. ISSN 1870-8196 11 Francisco Sotomayor, Historia del apostólico Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe de Zacatecas, desde su fundación hasta nuestros días, formada con excelentes datos, dos tomos, Segunda edición, Zacatecas, Rafael Ceniceros y Villarreal (editor), Imprenta y encuadernación de “La Rosa” a cargo de Manuel Ceniceros, 1889. Para el presente trabajo me basaré en esta segunda edición. 12 Crímenes de la Demagogia, Tip. del Gobierno a cargo de Luis P. Vidaurri, Guadalajara, 1859. 13 Desde la perspectiva de Casillas esto sólo debilitó la frágil interacción entre la población –mayoritariamente católica– con el grupo dominante, donde con anterioridad la Iglesia tenía un papel preponderante en las decisiones nacionales. José Gutierrez Casillas, Historia de la Iglesia en México, México, Porrúa, 1993. 14 Cfr. David Brading, La Virgen de Guadalupe. Imagen y tradición, México, Taurus, México, Segunda Edición, 2002, pp. 447-480. 15 Sotomayor, Historia del Colegio de Guadalupe..., op. cit., Tomo I, p 12-13. 16 Ibidem, pp. 12-13. 17 Ibidem, p. 8. 18 Ibidem, p. 11. 19 Ibidem, p. 7. 20 Ibidem, p. 11. 21 Ibidem, p. 7. 22 En algunas ocasiones dice: «Yo fui testigo de la verdad que escribo». 23 Antonio Alcocer, Bosquejo de la historia del Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe y sus misiones año de 1788, México, Porrúa, 1958, pp. 9 -10. 24 Sotomayor, Historia del Apostólico colegio..., tomo I, p 287. 25 Ibidem, pp. 288-289. 26 En estas páginas y en las siguientes se puede percibir el escrito de Sotomayor como un sermón. 27 Ibidem, p 8. 28 Ibidem, pp 294-296. 29 Ibidem, tomo II, pp 348-350. 30 Cfr. Sotomayor, Poliántea, p. 25; retoma la cita de Chateaubriand, «El Genio del cristianismo». 31 Sotomayor, Historia del Apostólico colegio..., tomo I, p. 12. 32 Publicada en 1889, treinta años después de la exclaustración y quince desde la primera edición en 1874, donde los capítulos XXXV Y XXXVI abordan dicho tema. 33 Algunos de ellos fueron ampliamente leídos por los franciscanos. La biblioteca particular del noviciado posee libros que datan de la época. La obra del Barón de Henrión titulada Historia de la Misiones, (dos tomos, Biblioteca de Jurisprudencia, México, 1879), se encontraba en la biblioteca del Seminario Conciliar de Zacatecas al igual que la obra del resto de los autores. Cfr. Salvador Moreno Basurto, El ex-Colegio de Propaganda Fide de Ntra Sra. de Guadalupe de Zacatecas y un primer catálogo de la Biblioteca Fray Antonio Margil de Jesús de la orden franciscana, Tesis de Licenciatura, 1994, inédita, ficha 14, pp. 102 - 103. 34 Sotomayor, Historia del Apostólico colegio..., tomo II, p. 291. 35 Ibidem, tomo II, p. 291. 36 Ibidem, p 301. 37 Ibidem, p 304. 38 Ibidem, pp 304-305. 39 En el mismo año en que se publicó la Historia del apostólico colegio... (1874), Francisco Sotomayor sacó a luz una novela moral titulada Ruinas del Monasterio (Zacatecas, Imprenta Económica Mariano Ruiz de Esparza, 1874). En ella rescata los valores de la http://www.uaz.edu.mx/revistainvestigacion 21 Revista Digital de la Universidad Autónoma de Zacatecas Nueva época. Publicación cuatrimestral. Enero-Abril 2007, volumen 3, número 1. ISSN 1870-8196 familia, la religión, la vocación laica y religiosa, etcétera, que se enfrentan a las adversidades mundanas del siglo XIX. 40 En el mismo capítulo XXII del tomo II, que trata sobre la exclaustración gira la narración hacia la imagen guadalupana a partir de las páginas 312-315. 41 Sotomayor, Historia del Apostólico colegio..., tomo II, capítulo XXIII. 42 Ibidem, cap. XXIV. 43 Ibidem, cap. XXV. 44 Ibidem, p. 405. 45 Ibidem, p. 406. 46 Ibidem, p. 404. 47 Ibidem, p. 403. 48 Ibidem, p. 405. 49 Ibidem, tomo I, pp. 14-18. Cfr. Alcocer, op. cit, pp 62-63, Felix de Espinosa Crónica Apostólica de los Colegios..., op. cit., 1746, pp. 66-68 y 499-500. Considera a esta misión como el gran anuncio para el origen del célebre colegio de Guadalupe. ¿Es posible conjeturar que, desde su posición, Sotomayor considera que Dios ya tenía el proyecto de este Colegio? 50 Sotomayor, Historia del Apostólico colegio..., tomo I, p 48. 51 Ibidem, p 17. Cfr Alcocer op cit., p. 62. 52 Sotomayor, Historia del Apostólico colegio..., tomo I, pp. 15-16. 53 Ibidem, tomo II, pp. 196. 54 Ibidem, p. 405. 55 Ibidem, tomo I, p. 1-2. 56 Ibidem, p. 16. 57 Ibidem, p. 16. 58 José Mariano Esteban de Bezanilla y Mier, Muralla zacatecana..., México, don Felipe de Zúñiga y Ontiveros, 1788, pp. 181-193 59 Sotomayor, Historia del Apostólico colegio..., op.cit., tomo I, p. 72. 60 Ibidem, p. 73. 61 Ibidem, p. 8. 62 Ibidem, p. 12. 63 Ibidem, p. 12-13. http://www.uaz.edu.mx/revistainvestigacion 22 Revista Digital de la Universidad Autónoma de Zacatecas Nueva época. Publicación cuatrimestral. Enero-Abril 2007, volumen 3, número 1. ISSN 1870-8196 Bibliografía ALCOCER, José Antonio, Bosquejo de la historia del Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe y sus misiones año de 1788, México, Porrúa, 1958. BEZANILLA Y MIER, José Mariano Esteban de, Muralla zacatecana..., México, Imprenta de don Felipe de Zúñiga y Ontiveros, 1788. BRADING, David, La Virgen de Guadalupe. 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