Y FÁBULA PARA EL HOMBRE MODERNí Pedro Ribes PEDRO RIBES PARÁBOLAS Y FÁBULAS PARA EL HOMBRE MODERNO 30 textos para animadores de grupos o simplemente para ocio de lectores enamorados de los «vuelos de fantasía» 2.a edición EDICIONES PAULINAS PRÓLOGO © Ediciones Paulinas 1991 (Protasio Gómez, 11-15. 28027 Madrid) Tel. (91) 742 51 13 - Fax (91) 742 57 23 © St Paul Publications. Slough 1990 Título original: Parables and fables for modem man Traducido por Eloy Requena Calvo Fotocomposición: Marasán, S. A. San Enrique, 4. 28020 Madrid Impreso en Artes Gráficas Gar.Vi. 28960 Humanes (Madrid) ISBN: 84-285-1438-0 Depósito legal: M. 33.596-1992 Impreso en España - Printed in Spain HUBO un tiempo en el que casi toda la sabiduría se exponía y transmitía en términos puramente intelectuales. Se realizaron esfuerzos para interpretar las parábolas bíblicas como medio de saber más sobre los misterios de la vida. Hoy parece que hemos vuelto a descubrir el valor de «hablar en parábolas», como lo hizo Cristo mismo. El más grande maestro de la tierra debió tener alguna buena razón para enseñar en parábolas, sirviéndose de cosas sencillas y cotidianas para expresar realidades eternas. Las parábolas, fábulas y alegorías, e incluso los cuentos de hadas, han sido siempre muy populares, especialmente entre audiencias juveniles. Las parábolas tienen una fuerza expresiva muy superior al lenguaje ordinario o a los argumentos racionales cuidadosamente expuestos. Todo aquel cuya mente sintonice con el símbolo o la imagen descubrirá más «verdad» en una parábola que en una erudita tesis doctoral. No olvidemos que una cosa es el conocimiento y otra muy distinta la verdad. El primero tiene que ver con la acumulación de hechos; la otra, con la sabiduría. Las parábolas tienen también el poder de estimular la «conciencia pública», sacando a la gente de su estado de letargo o satisfacción. Las parábolas agudizan el ojo «intuitivo» de la mente, embotado por el exceso actual de lógica y racionalización. Las parábolas nos ayudan a ver las cosas, no meramente a comprenderlas. Nos ponen en contacto con el núcleo de la realidad; nos conducen derechamente al corazón de la verdad. Este libro fue preparado en el Centro Nacional de Servicio a la Vocación de Pune, India, donde se usaban parábolas du5 rante las sesiones de instrucción para profesores y estudiantes de seminarios y de casas religiosas de formación. Tales parábolas demostraron ser un medio estimulante para fomentar la discusión activa y compartir ideas. Por razones de conveniencia se han agrupado las parábolas de este libro bajo tres capítulos: 1) valores religiosos (temas religiosos); 2) valores personales (crecimiento psicológico, personalidad); 3) valores sociales (concienciación, temas sociales). Sin embargo, la mayoría de las parábolas no pertenecen exclusivamente a una de estas categorías. Muchas abarcan las tres, por lo que pueden emplearse durante sesiones dedicadas a temas aparentemente diferentes. Cada parábola está contenida en un capítulo, que comprende: 1) el texto de la parábola; 2) mensajes de la parábola; 3) ideas y aplicaciones de la parábola; 4) referencias a los textos bíblicos relacionados con las ideas de la parábola. Todas estas parábolas fueron preparadas originalmente como guiones para montajes audiovisuales, escenificaciones y mimos. Ello explica el formato, estilo y desarrollo particulares que se les ha dado. INTRODUCCIÓN Valor de las parábolas 1. Transcultural LOS IDIOMAS se han formado normalmente por influencia de diversas culturas. El lenguaje de las parábolas no está condicionado por ninguna cultura particular. La lengua original de las parábolas puede cambiar en el transcurso del tiempo, pero su mensaje permanece inalterado. Las parábolas trascienden las fronteras culturales. Poseen un valor universal. Las parábolas evangélicas, por ejemplo, son válidas en todas partes. El mensaje de una parábola no se ve afectado por su medio de presentación, ya sea audiovisual, un dibujo, una pintura, una pieza de música o cualquiera otro. El mensaje permanece vivo e intacto, cualquiera que sea el modo de presentar la parábola. 2. Intemporal Las parábolas son pertinentes siempre y en todo tiempo. Tocan y evocan algo primordial y fundamental de la raza humana. Son siempre antiguas y siempre nuevas. Nos hablan en el fondo de nuestro ser, ajeno a lo que ocurre en la superficie de nuestra vida o al flujo de los acontecimientos que nos rodean. 3. Simbólico Las parábolas participan de la naturaleza de los símbolos. No se limitan a meras palabras. Son una especie de comunicación no verbal. é 7 Las parábolas pueden expresarse sin palabras. Pueden ser tema del mimo, la representación, el dibujo, la canción o la danza. Las parábolas se dirigen a todos: analfabetos o no, eruditos o ignorantes, modernos o anticuados. Sin embargo confían su secreto más fácilmente a los que no están contaminados por la «cultura» y la «civilización». Las parábolas hablan un lenguaje mucho más directo, incisivo y elocuente que el lenguaje ordinario. Mientras que otras palabras resultan opacas, las parábolas son transparentes. 4. Subversivo Las parábolas desafían al orden establecido, a las estructuras sociales y a los sistemas de valor. Hacen añicos nuestros ídolos. Desenmascaran la autosatisfacción de la vida cotidiana, los convencionalismos con los que racionalizamos nuestras pretensiones sociales, los mecanismos con los que intentamos proteger a nuestro yo mimado. Nos abren los ojos a las múltiples distorsiones de nuestro «orden social», causadas por la injusticia, la opresión y la explotación, de un lado, y por una manifiesta falta de interés social y de compromiso, por otro. 5. Provocativo Las parábolas aguijonean y provocan, desafían y depuran, despiertan y activan. Fuerzan al oyente a reaccionar, a reinterpretar y reevaluar la pauta de nuestra conducta, pensamiento y emociones. Nos sacuden, induciéndonos a reformarnos y renovarnos. Nos sacan del engaño respecto a nosotros mismos y de la falta de verdadero propósito. 6. Cajas de resonancia Las parábolas son un espejo para que contemplemos nuestra vida y obligan al oyente a comprender con mayor claridad su existencia relacionándolo con las historias. A través de esas historias se ven a sí mismos como son, y no como pretenden ser. Las parábolas son cajas de resonancia que hacen aflorar a 8 la superficie las actitudes internas, facilitando el encuentro de la visión de la realidad que configura o debiera configurar nuestras vidas. Las reacciones a las historias de la parábola muestran si el oyente está realizando un esfuerzo honesto de enfrentarse resueltamente con la realidad o si intenta encubrirla con la cortina de las ilusiones. 7. Pro]ético y proclamatorio «Proclaman» lo que se debe y lo que no se debe aceptar. Instan a cambiar el corazón como base de cualquier transformación de nuestra vida. Nos descubren la profundidad más recóndita de la persona, en la que es posible encontrar a Dios, que es a su vez amor y la respuesta a todos los conflictos humanos. Manifiestan la fidelidad definitiva de Dios a quienes aspiran sinceramente a conocer y hacer su voluntad aunque no sepan en absoluto lo que significa para ellos y adonde les conduce. Uso de las parábolas Principio general Las parábolas no son pasatiempos o modos de matar el tiempo. No intentan entretener a la gente o presentarles algunas distracciones atractivas. Pretenden ser mecanismos de arranque o disparadores que provoquen a los oyentes a actuar, reaccionar o interactuar. No son más que el comienzo de un proceso de reflexión, discusión y participación... Sugerencias para profesores y jefes de grupo a) Estar listos para captar las reacciones del grupo y de cada miembro en particular. b) Estar muy alerta y ser muy sensibles a las vibraciones emocionales y al estado de ánimo de cada uno y de todos. c) Sintonizar con la «longitud de onda» de los oyentes. d) Aceptarlos como son. e) No dejar de acompañarlos. No forzar el paso. f) Comenzar desde donde están y llevarles lo más lejos posible en la dirección que deben tomar. 9 Formas de presentación Después de la presentación Cuando necesite usar una parábola para cualquier tipo de sesión, comience con la forma más impresionante de presentación de que disponga. A continuación se dan trece modos diferentes de presentación: Tiempo de reflexión — No apresurarse a comenzar la participación o discusión. — Mantener al grupo en estado de silencio reflexivo por un rato. — Pedir al grupo que recuerde los puntos o escenas principales de la parábola y que conserven los sentimientos y puntos de vista adquiridos en el momento de la presentación. 1. Leer la parábola a los oyentes. 2. Distribuir copias impresas o multicopiadas de la parábola y pedir a los participantes que las lean muy cuidadosamente. 3. Narre usted mismo la parábola o invite a hacerlo a un buen narrador. 4. Invite a los participantes a leerla en forma dialogada. 5. Haga que la mimemicen. 6. Haga que la representen, como drama o comedia. 7. Usar marionetas. 8. Técnica radiofónica: preparar una banda sonora en cinta magnética y ponerla a los oyentes. 9. Juegos de sombras. 10. Fotolenguaje: técnica de fotografía o fotohistorieta. 11. Historia en posters: los participantes preparan posters de antemano y se sirven de ellos para explicar la historia. 12. Cuadros vivos: construir los cuadros mientras avanza la historia. 13. Mostrar un montaje audiovisual basado en la historia. Antes de la presentación — Preparar al auditorio creando un estado de ánimo apropiado de seriedad y deseo de cooperar. — Explicar que la parábola se presenta a fin de animar la discusión. — Fomentar una actitud atenta, pero relajada. — Animar a los oyentes a entrar en la disposición de ánimo de la parábola con el deseo de ser estimulado por ella. — Insistir en que se guarde silencio estricto antes y durante la representación. Rogar a los participantes que reserven todo comentario para después. — No anunciar el título de la parábola, describir su contenido o descubrir su tema previamente. 10 Participación y discusión — Después de un rato de reflexión personal, invitar al grupo a participar y discutir. — Se puede dirigir el grupo de uno de estos dos modos, a elegir: el método abierto o el método restringido. Personalización — Dejar que los participantes reflexionen en silencio sobre las consecuencias, para su vida personal, de lo que se ha discutido y compartido. — Un sencillo cuestionario puede ayudar a la reflexión y personalización: • ¿Alguna idea o conocimiento sobre mí mismo? • ¿Hay algo que deba cambiar en mi vida? • ¿Soy feliz de ser lo que soy? ¿Por qué? Fijar metas — Pedir a los participantes que den un paso, aunque sea pequeño, a fin de realizar algún cambio en su conducta. — Pedirles que consignen por escrito el paso que han de dar y los medios para llevarlo a efecto. Oración — Invitar a los participantes a orar individualmente, en pequeños grupos o en un solo grupo. 11 1. LOS CAMELLOS HORACIO miró al cielo y dijo a sus amigos: «¡Qué estrella más rara! Parece que nos hace señas, pidiendo que la sigamos». Todos ellos vivían cerca de un oasis, donde sus vidas discurrían en paz, humildes y seguras. Tenían siempre hierba y dátiles en abundancia para comer y mucha agua para beber. Nada había turbado jamás la plácida existencia de estos camellos; ahora, sin embargo, se daban cuenta de que su amigo estaba fascinado por aquella nueva estrella, rara y brillante. Les dejaba perplejos y se preguntaban qué podía significar. «Recuerdo uno de mis sueños de infancia», prosiguió Horacio. «Vi una estrella que se alzaba sobre el horizonte y oí claramente que mandaba por señas que todos la siguieran en busca de una nueva vida, de un nuevo país y una nueva patria... Me pregunto si ésta podrá ser la misma». Algunos de sus amigos se echaron entonces a reír. Los que no habían visto la estrella le tachaban de loco visionario, de soñador ingenuo. Los que la habían visto le llamaban chiflado: «¿Cómo? ¿Seguir a la estrella? Jamás nadie lo pensó antes. ¿Adonde? ¿Cómo? ¿Por cuánto tiempo? Además, ¿por qué seguirla?» «¿Adonde? Adonde nos quiera conducir», respondió él; «y para siempre, si es preciso. Porque nos está invitando. Me siento atraído por ella irremediablemente... La seguiré, no importa lo que cueste. He tomado una decisión y nadie podrá detenerme». La mayoría de los otros camellos le dejaron solo y se fueron a comer, beber y dormir. Sólo unos pocos se quedaron detrás. Estaban intrigados por la nueva estrella resplandeciente y por la manera de adueñarse completamente de su amigo. Uno de ellos preguntó: 12 «¿Tienes intención de adentrarte en el desierto, Horacio, y dejar toda la comodidad y seguridad de este hermoso oasis?» «Sí. He decidido renunciar a todo. Mirad. Está comenzando a desaparecer del horizonte. Tengo que darme prisa. Si alguno desea seguirme, sea bienvenido. Pero es peligroso retrasarse. ¡Vamos! Un minuto más y la estrella podría pasar de largo ante nosotros. Podría desaparecer y no volver nunca. Ahora o nunca; es la oportunidad de la vida». Algunos camellos se sentían impresionados por la impaciencia y la determinación de Horacio. Resolvieron en aquel momento unirse a él: «Nosotros tambicn iremos. Pero danos tiempo para reunir algunas cosas para «1 viaje. Necesitamos mucha hierba, abundancia de agua, dátiles y cereales. Necesitamos...» «Mirad; se acaba el tiempo. La estrella comienza a alejarse. No podemos esperar un minuto más. La que nos llama a se- n guirla se hará cargo seguramente de nuestras necesidades. Ella mirará por nosotros durante el viaje. Yo me voy al instante. Si alguno desea seguirme, que venga. Si no, quedaos ahí y arregláoslas». Y empezó a alejarse, adentrándose en el yermo, hostil e interminable desierto. Sus ojos permanecían fijos en la pequeña estrella resplandeciente según iba desapareciendo del horizonte del oasis. Sólo dos camellos echaron a correr y se unieron a él antes de que fuera demasiado tarde. Los demás menearon la cabeza con un gesto de desaprobación y murmuraron: «Están chiflados. Seguramente perecerán de hambre, de sed y de frío. ¡Y pensar que podían haberse quedado aquí con nosotros en este oasis, disfrutando de todas las cosas buenas que la vida nos brinda!» Sugerencias generales Mensajes de la parábola — Significado de una vocación cristiana. — Hemos de tener suficiente generosidad para decir sí a Dios siempre que nos llame. — Los requerimientos de Dios son absolutos y constantes. — Si estamos apegados a lo que tenemos, jamás seremos capaces de seguir a Dios o de participar de la rica vida que nos ofrece. — No tenemos ciudad permanente aquí y la vida es una peregrinación. — Para seguir a Cristo debemos vaciarnos de todo lo que tenemos. — Aumentar la confianza y la seguridad en la providencia de Dios. — Creemos firmemente que vamos hacia algún sitio. ¿Hacia dónde vamos? ¿Cuánto hemos progresado? Simplemente creemos que hay un «otra parte». — Los ideales son una necesidad primordial de la vida. Para avanzar necesitamos soñar lo imposible, lo imprevisible. — Valor para ser nosotros mismos y seguir nuestra conciencia. — Valor para ser diferentes, para nadar contra corriente, para resistir a la tentación de seguir las modas y las manías tornadizas del mundo. — No podemos pretender gozar de seguridad. El cristiano debe renunciar voluntariamente a la seguridad mundana. — Los impulsos interiores, los movimientos de la gracia y las inspiraciones de Dios. — En el servicio de Dios no podemos ser demasiado racionales. Dios no es una divinidad aristotélica. — La racionalización es lo contrario de la racionalidad. Haríamos bien en abandonar nuestras pretensiones intelectuales y buscar a Dios con esperanza y amor en nuestros corazones en medio de las incertidumbres. — Racionalizamos no lo que es verdad, sino lo que queremos que sea verdad. — Debemos arrojarnos a la oscuridad para alcanzar la luz. — Hemos de confiar en Dios ilimitadamente. Él nos conduce a «alguna parte». — Para entrar en posesión de «el todo», hemos de renunciar a «nuestro todo». — Mientras, hemos de elevar los ojos al cielo en oración y silencio. — Los apegos nos esclavizan..., nos inmovilizan..., nos congelan... Nos impiden crecer. — Para crecer debemos morir constantemente a nuestro «hoy» y nacer de nuevo a nuestro «mañana». Textos de la Biblia en relación con las ideas de la parábola Ideas y aplicaciones de la parábola — La vida —la vida cristiana en particular— es un viaje. Tenemos que trasladarnos de continuo. 14 Gen 12,1-4 Éx 3,1-6 1 Éx 3,10-12 / La vocación de Abrahán. La llamada de Moisés. 1.S Jer 1,4-10 Mt 2,1-11 Mt 2,13-15 Mt 4,18-22 Mt 6,24-34 Mt9,9 Mt 16,24-26 Me 10,17-31 Le 14,25-33 1 Mt 10,37-39 J Jn 12,22-25 He 9,1-18 16 La llamada de Jeremías. Los magos. José y la huida a Egipto. Jesús llama a sus discípulos. No os preocupéis. Dios cuidará de vosotros. La llamada de Mateo. El que quiera salvar su vida... El joven rico. Precio del discipulado. Si el grano de trigo no muere... La llamada de Saulo. 2. LAS GUITARRAS UN NUEVO grupo folk comenzaba a tener mucho éxito, hasta que uno de sus miembros sugirió que era preciso afinar las guitarras. Bien mirado, el consejo era sensato, pues todas aquellas guitarras se habían comprado de segunda mano y normalmente se las guardaba en habitaciones muy húmedas y polvorientas. Se contactó con varios afinadores por medio de las páginas amarillas y se confió la tarea al más barato. Éste llegó a los pocos minutos y puso enseguida manos a la obra. Sosteniendo bien la primera guitarra, comenzó a tirar de las cuerdas y a tensarlas. «¡Uy! ¡Ay! ¡Ooh!», chilló la víctima infortunada. Las otras guitarras lo oyeron, vieron lo que estaba ocurriendo y quedaron todas aterradas. Una de ellas susurró a sus amigas: «Miradle. Es un sádico. Parece que disfruta haciendo sufrir a la gente». Todas las guitarras comenzaron a temblar de miedo"; pero el afinador no se dio por enterado y continuó su trabajo implacable, sin que pareciera importarle nada. Entretanto, en el último rincón, semioculta detrás de un cojín, Adela, una de las guitarras más pequeñas, estaba muerta de miedo e intentaba deliberadamente no moverse: «Te lo ruego, Señor, no permitas que me encuentre. Sálvame de este torturador y haré cuanto me pidas». La oración de Adela parece que fue escuchada. El afinador no reparó en ella, que permanecía inmóvil detrás del cojín: «Gracias, Señor, por librarme», dijo con voz entrecortada la pequeña guitarra, agradecida. 17 Por la tarde llegaron los músicos, listos para su próxima intervención. Apenas comenzaron a probarlas, se quedaron encantados: «¡Son fantásticas ahora! No creía que pudieran emitir un sonido tan bueno». Por supuesto, las guitarras se sintieron muy halagadas y orgullosas de sí mismas. f% Sugerencias generales Mensajes de la parábola — Significado del sufrimiento. — Nada se puede llevar a cabo sin sufrimiento y dolor. — La mayoría de los fracasos se deben a nuestro miedo o aversión al esfuerzo, el sacrificio y la disciplina. — Identificando a los «afinadores» de nuestra vida, podemos aprender a amarlos, pero aceptando la responsabilidad de nuestros propios fracasos. — Algunas de nuestras oraciones pueden ser equivocadas o descaminadas. Ideas y aplicaciones de la parábola Entonces uno de los guitarristas descubrió a Adela, que asomaba por encima del cojín. Apenas pulsaron sus cuerdas, todos gruñeron. Luego se echaron a reír: «¡Qué graznido! Ésta sí que es una basura de guitarra. Creo que prescindiremos de ella por esta noche al menos». Cogieron todos las otras guitarras y bajaron. La pobre Adela se quedó sola. Se sentía ofendida y comenzó a gritar: «Nadie me quiere. Soy inútil». 18 — Necesitamos autodisciplina sin miedo a ella. — No hay éxito sin esfuerzo y sacrificio. — Nada de atajos ni de caminos fáciles para hacer frente a los peligros de la vida. — Sin afinar, las mejores guitarras son inútiles. Sin disciplina de espíritu, incluso las personas mejor dotadas desperdician sus talentos. — No hay crecimiento sin ajustes, cortes y poda. — Si las cuerdas de la vida no están tensas, no se puede obtener una música melodiosa con ellas. — Disfrutar esforzándonos, a pesar del dolor. — Gratitud por la ayuda recibida, aunque los que nos ayudan nos hagan sufrir. — Los que nos quieren nos hacen sufrir. No maldecir al afinador, sino besar su mano. — Dios es el gran afinador de la vida. Debemos bendecirle en la adversidad y en el dolor. — Él sabe lo que es mejor para nosotros y puede conseguir la música más melodiosa de los instrumentos menos prometedores. — Orar no para evitar el sufrimiento, sino para tener el valor de sufrir y perseverar. 19 — Con frecuencia rezamos como la guitarra asustada, pero luego sentimos lástima de nosotros por el fracaso. — De nada sirve lamentarse de las oportunidades perdidas. Aceptemos las que nos vienen y saquemos de ellas el mejor partido posible. — Es fácil censurar a los demás cuando no conseguimos cambiarnos a nosotros mismos. — Honradez y valor para aceptar la responsabilidad de nuestros propios fracasos. — Amabilidad, pero firmeza, con los que nos están confiados, sin inducirles a creer que el éxito llega fácilmente. — Torpeza de evitar a la gente las penalidades del desarrollo. El progreso se consigue mediante el sufrimiento. — Obligación de afinar a los demás, ayudándoles a emitir la música más agradable. — Evitar toda actitud paternalista, maternalista y proteccionista. Debemos ayudar a la gente a soportar sus sufrimientos, no a librarlos de ellos. Jn 15,1-2 Jn 16,19-22 Dios corta todas las ramas que no dan fruto. «Vuestra tristeza se convertirá en gozo... La mujer cuando está de parto se siente angustiada... Luego se regocija...». Flp 2,1-11 Cristo fue exaltado por haber sufrido. 2Cor 11,30 1 Pablo se gloría 2Corl2,9-10J de sus sufrimientos. Flp 3,8-11 Toda ganancia es pérdida. Col 1,24 «Me alegro de sufrir». Rom 8,16-18 Todos los sufrimientos de esta vida son nada en comparación. IPe 2,19-21 ] Si sufrimos con Cristo IPe 4,12-13 y como Cristo, lPe5,10 J nos alegraremos como él. Textos del Nuevo Testamento en relación con las ideas de la parábola Mt 5,10-12 Mt 10,16-23 Mt 13,44-46 Mt 16,21-23 Mt 16,24-26 Mt 26,36-46 Me 19,30-31 Le 4,1-13 Le 24,13-27 Jn 12,22-25 20 Persecuciones y sufrimientos. Estad alegres. Os espera una gran recompensa. Llegarán las persecuciones. Os salvaréis. El tesoro escondido y la perla preciosa. Vended cuanto tenéis para conseguirlos. Pedro protesta contra el sufrimiento. Jesús le llama Satanás. Para salvar vuestra vida, debéis perderla. La agonía del huerto. Jesús tuvo que sufrir. Cristo anuncia sus inminentes sufrimientos. Tentaciones en el desierto. Jesús renuncia a la comodidad, a los honores y al poder. La gran «poda». Emaús: «¿No era necesario que Cristo sufriera y así entrara en su gloria?» «Si el grano de trigo que cae en tierra no muere...». 21 3. LA CARAVANA UNA CARAVANA del desierto marchaba penosamente por un terreno árido, polvoriento y pedregoso. Sus componentes tenían todos fe absoluta en su guía, y confiadamente dejaban en sus manos todas las decisiones. Especialmente les complacía cuando, debido al intenso calor del día, decidía que viajarían sólo de noche y que dormirían durante el día. Una noche, en una jornada particularmente agotadora, el guía exclamó de pronto: «¡Alto! Nos detendremos aquí un momento. Como veis, estamos cruzando en este momento un terreno muy pedregoso. Quiero que os agachéis y cojáis todas las piedras y guijarros que podáis. Si llenáis vuestras bolsas de ellas, podréis llevároslas a casa. Ea, deprisa», prosiguió, dando palmadas; «sólo tenéis cinco minutos antes de reemprender la marcha». Los viajeros, que únicamente deseaban un prolongado descanso y otro dulce sueño, creyeron que su guía se había vuelto loco. «¿Piedras?», dijeron. «¿Qué se cree que somos? Un atajo de camellos o de mulos?» Solamente algunos de ellos hicieron lo que el guía había sugerido, metiendo unos cuantos puñados de piedras en sus bolsas. «Bueno, basta», dijo el guía. «En camino de nuevo». Mientras continuaban su pesado camino durante el resto de la noche, todos se encontraban demasiado cansados para molestarse en hablar; pero todos seguían preguntándose qué podrían significar las extrañas órdenes de su guía. Cuando el sol se alzó sobre el horizonte, la caravana se detuvo de nuevo y plantaron todas las tiendas. Los pocos via22 jeros que habían cogido algunas piedras pudieron ahora verlas por primera vez. Con exclamaciones de asombro, comenzaron a gritar: «¡Santo Dios! Son todas de diferentes colores. Todas brillan y resplandecen. Realmente son piedras preciosas y gemas». Pero esta sensación de júbilo pronto dio paso a otra de depresión y abatimiento: «¡Ojalá hubiéramos tenido la cordura de seguir las órdenes del guía y hubiéramos cogido todas las piedras que hubiéramos podido!». Sugerencias generales Mensajes de la parábola — Conciencia de que la vida es un viaje. — Aceptación de las fatigas y sufrimientos de la vida. — Significado de las fatigas y sufrimientos. — Confiar en Cristo como nuestro guía en el viaje de la vida. — Como pueblo peregrino, debemos soportarnos unos a otros a lo largo del camino. — Valor para ir por la vida con alegría, paz y esperanza. 23 Ideas y aplicaciones de la parábola — La vida humana es semejante a un viaje por el desierto. — Viaje de la vida hacia el reino de Dios. — ¿Dónde está el reino? ¿Cuándo llegaremos a él? No importa. Nos basta saber que llegaremos un día. — La fe y la esperanza nos sostienen. — Debemos seguir adelante, no renunciar. No podemos acampar donde nos guste. — No caminamos solos, sino como pueblo, guiándonos y apoyándonos unos a otros. — Cristo es nuestro guía. Él ha entrado en nuestra historia gara llevarnos adelante. — El conoce nuestro destino. Nosotros simplemente necesitamos seguirle. — Como hombre, Cristo comparte nuestras penas, frustraciones e incertidumbres. — Cristo, fundamento de nuestra fe y áncora de nuestra esperanza. — La Iglesia es un pueblo peregrino que sigue a Cristo como su guía y señor. — Rehusar seguir a Cristo es incitar a la futilidad. — En el nombre de Jesús hemos de aceptar y superar todos los obstáculos de nuestro camino. — Cristo nos ordena tomar su cruz y seguirle. ¿Nos lamentamos de que tenemos suficientes cruces propias? — El sufrimiento aparentemente no tiene sentido, pero debemos obedecer a nuestro guía y llenar nuestras bolsas de cruces. — Un día comprenderemos los sufrimientos y las penas. — Todos quedarán transfigurados; las cruces se transformarán en espléndidas joyas. Lamentaremos no haber aceptado más. — Si sembramos con dolor, recogeremos con gozo. — Muerte y resurrección son dos caras de la misma moneda. La gloria de la resurrección no es posible sin la ignominia de la crucifixión. — Dios sostiene nuestro valor con destellos ocasionales de su transfiguración. — Valor oculto del sufrimiento: los que lo descubren renuncian a cuanto tienen para adquirirlo. 24 Textos del Nuevo Testamento en relación con las ideas de la parábola Mt 2,13-14 Mt 2,19-23 Mt 5,10-12 Mt 13,4-46 Mt 16,21 -27 Mt 17,1 - 5 Me 9,30-31 Me 10,32-34 Me 8,31-33 Le 2,1 -20 Le 4,1-13 Le 5,1-10 Le 12,13 -21 Le 12,32-34 Le 24,13-35 Jn 3,14-16 Jn 12,27-33 Jn 16,19-22 He 5,27-41 Gal 6,14 Flp 3,8-11 Rom 8,16-18 2Cor 4,10-17 IPe 4,12-13 Huida a Egipto. (En una jornada). Vuelta a Egipto. (En una jornada). Regocijaos cuando os persigan. El tesoro oculto. La perla preciosa. El que quiera salvar su vida la perderá. La transfiguración. Los discípulos no comprenden la doctrina de la cruz. Jesús explica la doctrina de la cruz. Pedro protesta. Nacimiento de Jesús en la pobreza, despreciado y en el dolor. Tentaciones de Jesús. Desprecia las riquezas, los honores y el poder. En tu nombre, Señor... Seguir las órdenes. El rico insensato. Las riquezas en el cielo. Emaús: «¿No era necesario...?» Nicodemo: «El Hijo del hombre tiene que ser levantado». El sufrimiento trae la glorificación. Angustias y gozo del alumbramiento. Los discípulos se alegraron de tener que sufrir por Jesús. Me glorío en la cruz de Jesús. Todo lo considero una pérdida por Cristo. Los sufrimientos de la vida no pueden compararse con las... La presente tribulación actúa en nosotros. Si compartimos los sufrimientos de Cristo. 25 4. HERMANO, PERMITE QUE TE ENSEÑE SEGÚN una antigua tradición sufí, los derviches podían alcanzar la cima de la contemplación mediante la repetición de cierto mantra u oración sagrada. El mantra en cuestión era «YA HU, YA HU». Repitiéndolo con mucha frecuencia no sólo llevaría a la cima de la contemplación, sino que haría al derviche capaz de realizar milagros y llevar a cabo proezas tan extraordinarias como caminar sobre el agua. Cierto derviche joven, cuya única aspiración era alcanzar la cumbre de la contemplación, pero que era tenido por muchos como un ingenuo, decidió dejar su pueblo natal. Vivía solo en una roca en medio de un lago, y comenzó a repetir fervorosamente el mantra día y noche. Pero como era tan simple y analfabeto, pronunciaba mal «YA HU, YA HU». En lugar de ello exclamaba: «U YA HU, U YA HU», con gran disgusto de un sabio derviche de mucha edad, que vivía cerca, en la orilla del lago. «Verdaderamente, debía ir a ayudar a este derviche», pensaba el anciano para sí mismo. En consecuencia, cruzó el lago remando y habló con el joven derviche, que estaba sentado en su roca. «Mi querido y joven hermano, noche y día te he oído pronunciar mal nuestro mantra sagrado. Temo que no llegues nunca a la cima de la contemplación si no me permites que te enseñe. No digas U YA HU, U YA HU, sino di YA HU, YA HU». El joven derviche se sintió encantado, dio efusivamente las gracias a su hermano y prometió seguir su consejo. Mientras que el anciano derviche remaba por el lago de vuelta, sintiéndose muy satisfecho de aquella buena acción, de repente se sintió descorazonado al oír otra vez pronunciar mal 26 el mantra, cuyo eco le llegaba desde la roca: «U YA HU, U YA HU». Dejó de remar, preguntándose qué debía hacer ahora y sintiendo gran enojo contra la gente obstinada y aferrada a sus antiguas maneras. Cuando levantó los ojos, presa de gran frustración, se encontró con una insólita visión. El joven derviche caminaba hacia él sobre el agua. Al llegar a la barca, hizo una humilde reverencia y preguntó: «Excúseme, hermano, y perdóneme mi torpeza; ¿podría hacer el favor de decirme otra vez cómo hay que pronunciar el sagrado mantra? ¿Debo decir U YA HU, U YA HU o HU YA HU, HU YA HU?». 27 Sugerencias generales Mensajes de la parábola — En la oración, lo más importante es la actitud de la persona que ora. — Sencillez de corazón más que grandes conocimientos. — El que ora encuentra muchas sendas hacia Dios. Ningún camino es superior a otro. — Peligros del orgullo espiritual. — Nada de «motivos ulteriores» al orar a Dios. (El anciano derviche deseaba poderes extraordinarios). Ideas y aplicaciones de la parábola — Los métodos y técnicas de oración son buenos, pero secundarios. — No obran automáticamente. — Necesidad de un medio apropiado para orar, pero sin atarse a él. Atenerse servilmente a técnicas y fórmulas conduce a una oración mecánica, no a elevar verdaderamente la mente y el corazón a Dios. — Los rituales y las fórmulas no son absolutos, sino sólo soportes para ayudar nuestros pasos vacilantes. Tarde o temprano hay que desecharlos y encontrar a Dios en la total desnudez de espíritu. — Peligros de convertir en fetiche las meras mecánicas de la oración. — No se puede alcanzar a Dios con métodos, reglas o técnicas de humana invención. — Dios da su gracia a todo el que la desea y por los medios que él escoge. — Las actitudes debidas 0oven derviche) para llegar a Dios son: • No creerse nunca superior a nadie. • Rehusar presentarse como maestro en presencia de Dios. • Acercarse a Dios con sencillez, como un niño. • Comunicarse con Dios con el corazón, no con la mente. 28 — Las actitudes falsas (anciano dervich) son: • Egoísmo, segundas intenciones, ventajas personales. • Orgullo, creerse superior, juzgar mal a los demás. • Complacencia, satisfacción de la oración y las buenas obras propias. • Autosuficiencia, creyendo que podemos llegar a Dios con nuestras propias técnicas de oración. — Lecciones que aprendemos: • Dios exaltó al humilde y confundió al soberbio. • El ignorante puede dar lecciones al sabio. • Al avanzar en los caminos de Dios, nos liberamos de la dependencia servil de los métodos y las técnicas. • La experiencia enseña el medio mejor de alcanzar a Dios. • Peligros de imponer a otros ideas o experiencias personales sobre Dios. • Respetar la experiencia religiosa de los otros como la más válida para la vida individual. Textos del Nuevo Testamento en relación con las ideas de la parábola Mt 5,1 -11 Mt6,l 1 Mt 6,16-18 J Mt 6,5-16 Mt 7,1 - 5 Mt 7,21-23 Mt 11,25-26 Mt 15,15-20 Mt 18,1-5 Mt 21,14-16 Mt 23,1-12 Mt 23,13-28 Me 12,41-44 Las bienaventuranzas: dichosos los sencillos, los humildes, los pobres. Orar y ayunar en secreto. Orar: Jesús enseña actitudes, no técnicas. No j uzgar a los demás. No todo el que dice «Señor, Señor...» Dios muestra a los sencillos y a los niños lo que no muestra a los sabios. Lo que sale del corazón hace a una persona impura. ¿Quién es el más grande delante de Dios? Los niños son los que mejor alaban a Dios. Aviso a precaverse contra los que se presentan como maestros, doctores y señores. Jesús condena la hipocresía. El óbolo de la viuda. El corazón es lo que cuenta. 29 Le 1 y 2 Le 6,41-42 Le 18,9-14 Le 1,46-55 Jn 9,1-41 ICor 1,27-29 Flp 2,3 Sant 4,6 j Sant 4,10 / Dios habla a los humildes: Nuestra Señora, Isabel, los pastores, Simeón, Ana. «Deja, hermano, que quite la paja de tu ojo». Jesús confunde al orgulloso y exalta al humilde. Cántico de la virgen. Los ciegos que son humildes verán, los orgullosos que ven son ciegos. Dios escoge a ignorantes y confunde a los sabios. No hagáis nada por vanagloria. Dios exalta a los humildes y resiste a los soberbios. 5. PRAKASH QUERÍA VER A DIOS PRAKASH era un hombre santo y estaba muy orgullosos de ser un hombre santo. Como ansiaba ver a Dios, naturalmente se alegró muchísimo cuando Dios le habló en un sueño: «Prakash, ¿quieres verme y poseerme de veras?» «Por supuesto que lo quiero», replicó impaciente Prakash. Ése es el momento que he estado esperando. Me contentaría incluso con un solo vislumbre vuestro». «Así será, Prakash. En la montaña, lejos de todos y de todo, te abrazaré». Al día siguiente Prakash, el hombre santo, se despertó excitado después de una noche inquieta. La vista de la montaña y la idea de ver a Dios cara a cara casi le obligaban a alzarse del suelo. Entonces comenzó a pensar impaciente para sí mismo qué presente podría ofrecerle a Dios. Sin duda Dios esperaría un presente; pero ¿qué podía encontrar digno de Dios? «Ya lo sé», pen^c Prakash. «Le llevaré mi hermoso jarrón nuevo. Es valioso y le encantará... Pero no puedo llevarlo vacío. Debo llenarlo de algo». Estuvo pensando mucho y asiduamente en lo que metería en el precioso jarrón. ¿Oro? ¿Plata? ¿Diamantes u otras piedras preciosas? Después de todo, Dios mismo había hecho todas aquellas cosas, por lo que se merecía un presente mucho más valioso. «Sí», pensó al final; «le daré a Dios mis oraciones. Esto es lo que esperará él de un hombre santo como yo. Mis oraciones, mi ayuda y servicio a los demás, mi limosna, sufrimientos, sacrificios buenas obras...» Prakash se sentía ahora contento de haber descubierto jus30 31 tamente lo que Dios esperaría, y decidió aumentar sus oraciones y buenas obras, consiguiendo un verdadero récord de ellas. Durante las pocas semanas siguientes anotó cada oración y buena obra colocando una piedrecita en su jarrón. Cuando estuviera lleno a rebosar lo subiría a la montaña y se lo ofrecería a Dios. Finalmente, con su precioso jarrón lleno hasta los bordes de piedrecitas, Prakash se puso en camino hacia la montaña. A cada paso del camino se repetía lo que debía decirle a Dios: «Mira, Señor: ¿te gusta mi precioso jarrón? Espero que sí. estoy seguro de que te gustará y que estarás encantado con todas las oraciones y buenas obras que he ahorrado durante este tiempo para ofrecértelas. Por favor, abrázame ahora». «¿Quién está ahí abajo? ¿Por qué te escondes de mí? ¿Eres tú, Prakash? No te veo. ¿Por qué te escondes? ¿Qué has puesto entre nosotros?» «Sí, Señor. Soy yo. Soy yo, Prakash. Tu santo hombre. Te he traído este precioso jarrón. Mi vida entera está en él. Lo he traído para ti». «Pero no te veo. ¿Por qué has de esconderte detrás de ese enorme jarrón? No nos veremos de ese modo. Deseo abrazarte; por tanto, arrójalo lejos. Quítalo de mi vista. Arrójalo lejos. Vuélcalo». Prakash apenas podía creer lo que estaba oyendo. ¿Romper su precioso jarrón y tirar lejos todas sus piedrecitas? «No, Señor. Mi hermoso jarrón, no. Lo he traído especialmente para ti. Lo he llenado de mis...» «Tíralo, Prakash. Dáselo a otro si quieres, pero líbrate de él. Deseo abrazarte, Prakash. Te quiero a ti». Sugerencias generales Mensajes de la parábola Prakash siguió subiendo deprisa la montaña, donde tenía su cita con Dios. Repitiéndose todavía su discurso y jadeante ahora de expectación, llegó trémulo de ilusión a la cumbre. Pero ¿dónde estaba Dios? No se le veía en ningún sitio. «Dios, ¡dónde estás? Me invitaste aquí y yo he mantenido mi palabra. Aquí estoy; pero ¿dónde estás tú? No me decepciones. Por favor, muéstrate». Lleno de desesperación, el santo hombre se echó al suelo y rompió a llorar. Entonces, de repente, oyó una voz que descendía retumbando de las nubes: 32 — Dios nos ama incondicionalmente. — Aceptación gustosa por nuestra parte de la aceptación de Dios. — Purificación de cualquier actitud farisaica sobre la observancia de la ley o sobre la santidad «legal», «jurídica» y «canónica». — Excluir de las relaciones con Dios el huero «ritualismo» y «formalismo». — Conciencia de nuestra total indignidad delante de Dios, y de su amor, perdón y bendición, que no es posible nunca merecer. Todo ello son dones. — Prepararse para la «experiencia» del amor de Dios no haciendo cosas, sino sencillamente esperándole con humildad. Ideas y aplicaciones de la parábola — Entrar en posesión de Dios requiere ponerse uno mismo y todas las buenas obras en sus manos. 33 — Nuestra actitud para con Dios ha de ser la «veneración» y «adoración». — Avanzar hacia Dios exige que hagamos menos y confiemos más en él. — Tenemos que hacer buenas obras (erróneamente llamadas «meritorias») no como medio de comprar el amor de Dios, que está siempre ahí para el que lo pide, sino sólo para mostrarle nuestra gratitud y amor. — Conciencia y aceptación de nuestra debilidad y condición pecadora con pena, pero sin culpabilidad, con esperanza y sin desesperación. — Las compulsiones, obsesiones y escrúpulos descubren una mayor confianza en nuestras buenas acciones que en el amor y misericordia infinitos de Dios. — Las buenas obras pueden convertirse en ídolos que se interponen entre Dios y nosotros. Podemos adorarlos más que a Dios, por el cual se supone que las hacemos. — Creamos nuestros propios ídolos como protección contra la ira de Dios. — Inconscientemente usamos las buenas obras como una póliza de seguros. — Dios ama el bien y odia el mal, pero nos ama prescindiendo de nuestras buenas o malas obras. Nos ama no por lo que hacemos, sino por lo que somos. Si existimos, es porque él nos ama. — En el servicio de Dios se supone que disfrutamos de auténtica paz, felicidad y serenidad. La ansiedad, el desasosiego y la irritabilidad no vienen de Dios. Le 11,37-52 Jesús acusa a los fariseos y a los maestros de la ley. Me 3,13-19 Jesús llama a los discípulos, a los que él quiso. Me 7,14-23 Qué hace impura a una persona. Jn 8,1-11 La mujer sorprendida en adulterio. Jn 21,15-19 Jesús y Pedro. Rom 2,4.5.9.10 La justificación no viene de las buenas obras. Gal 2,15-211 La justificación Gal 3,1-29 [ es un don gratuito Gal 4,1-7 J de Dios. ITes 5,9-11 Dios nos ha escogido para conseguir la salvación por medio de Jesucristo. Textos del Nuevo Testamento en relación con las ideas de la parábola Mt 20,1 -16 Le 5,27-32 Le 8,36-50 Le 15,1-32 Le 18,9-14 Le 19,1-10 34 Los obreros de la viña. La vocación de Mateo. Jesús y la mujer pecadora en casa de Simón. La oveja perdida, la moneda perdida, el hijo pródigo. El fariseo y el publicano. Zaqueo. 35 6. ¿QUÉ ESTÁ HACIENDO AQUÍ? / i %j i j i [ 1 EL SEÑOR CURIOSO se pasaba la mayor parte del tiempo investigando la vida de los demás. Un día se acercó a una construcción y preguntó a uno de los obreros qué estaba haciendo. «¿Es que no lo ve?», respondió el obrero, un tanto sorprendido. «Trabajo aquí como un burro, subiendo y bajando ladrillos por este andamio miles de veces al día. ¿Es que quiere trabajar aquí?». ^<vf'r'r «No, gracias», dijo el señor Curioso. «Le aseguro que no debo hacerlo», prosiguió el obrero. «No vale la pena. Calado hasta los huesos y temblando de frío en invierno, a veces sudando tinta en verano. Estoy harto, pero no me queda más remedio». El señor Curioso se dirigió entonces al restaurante de Luis: «Buenos días, señor Luis; ¿qué está haciendo?» «¿Qué te parece a ti? Estoy malo y harto de hacer lo mismo un día tras otro: espagueti, tomates, espagueti, cebollas, espagueti, llenar botellas de vino, espagueti, moler pimienta, espagueti, lavar cazuelas, espagueti... ¡No aguanto más!» «¿Que qué está haciendo?», terció la mujer de Luis, que acababa de entrar en la cocina. «Yo le diré lo que hace. Me ayuda en la cocina, naturalmente. Sí, me ayuda a comer en abundancia. Y a esos niños tragones...». «Así es el matrimonio, supongo», se aventuró a decir el señor Curioso. «¿Matrimonio?». Un marido así basta para convencer a la gente de que no existe felicidad en el matrimonio por mucho tiempo. Si está pensando en casarse, ahórrese la molestia». El señor Curioso no tenía ganas de andar merodeando más, 36 y volvió deprisa atrás calle abajo. Poco después estaba preguntando a un muchacho: «¿Qué estás haciendo aquí, hijito?» «Voy a la escuela. A entregar un montón de trabajos que no comprendo. Horas y más horas cada noche sólo para dar gusto a unos maestros viejos y estúpidos. Si te equivocas, te gritan; si lo haces bien, dicen que lo has copiado». El pobre señor Curioso se alejó de nuevo deprisa; pero no pudo menos de preguntar todavía a otro. «¿Qué estoy naciendo aquí?», repuso perplejo el transeúnte. «Estoy haciendo otra entrega de arena y cemento, ffoácaiey ¿gr^j^Er Y hago esto durante todo el día. Algunos días se dan mejor que otros, pero siempre es muy pesado. Por lo menos, al 37 fin de semana me pagan, y me siento feliz. Hago también que mi mujer y mis hijos lo sean. Ellos hacen mucho por mí; por eso todo este trabajo es realmente por ellos. Se merecen que lo haga; ¿no le parece?» «Desde luego», dijo el señor Curioso; «estoy seguro que se lo merecen». Luego se alejó una vez más deprisa a ver si encontraba otras personas así, y decidió abordar a otra mujer. «Perdóneme, señora ^téhiñtoiH; espero no interrumpir su trabajo». «No, naturalmente». «¿Qué está haciendo exactamente?» «Lo que hacen la mayoría de las madres. Cocinando para mi marido y mis hijos. Ellos disfrutan con mis guisos». «¿Pero no se aburre», insistió el señor Curioso, «de hacer lo mismo todos los días?» «Puede que sea un poco monótono, pero realmente disfruto haciéndolo por las personas que amo. Vale la pena vivir cuando lo hago por ellos». Entonces el señor Curioso vio al pequeño Jaime sentado en la mesa de la cocina. «Hola, Jaime; ¿qué estás haciendo?» «Mis deberes». «¿No preferirías estar jugando con tus amigos?» «Claro que sí», repuso Jaime; «pero mamá y papá quieren que estudie, y les complazco haciéndolo». Sintiéndose mucho más eufórico, el señor Curioso decidió volver a la construcción en busca de otras personas felices. Uno de los obreros le aseguró que disfrutaba con lo que estaba haciendo. Y le señaló una elevada torre que estaba ayudando a construir: «Estoy construyendo una iglesia para Dios». «Pero, ¿no le parece muy pesado?». «Lo es, por supuesto; pero piense lo feliz que me siento ayudando a que mucha gente venga a rezar. Es algo grande trabajar por Dios». Aunque estas palabras le emocionaron, no lograron impedir que el señor Curioso entrara por otra puerta, donde encontró a una mujer evidentemente muy pobre, que estaba cantando. Le preguntó por qué, y su respuesta le dejó perplejo: «Porque la cocina es mi lugar de culto. Aquí canto para Dios». 38 «¿Aquí, en medio de la cocina? ¿Y no lo encuentra aburrido?» «Por supuesto que no. Me gusta cocinar para mi esposo y mis hijos. También yo procuro que crezcan con la gracia de Dios y que sean miembros realmente vivos de la Iglesia en el mundo actual. A mi modo, me siento feliz de hacer esto, y por eso canto mientras lo hago». «Pero ¿de qué clase de iglesia está hablando?», continuó el señor Curioso, todavía intrigado. «¿Es que aún no lo comprende? Mi cocina es mi iglesia. Mi casa, la ciudad, el mundo son la iglesia». «Ah, ya veo...», dijo el perplejo señor Curioso mientras salía de la casa, preguntándose si la mujer estaba realmente en su sano juicio. Pero bastaba para un día. Decidió volver a casa sin hacer más preguntas. PeCÍ/> Al ver a un joven de pie bajo una farola leyendo un libro, no pudo resistir formular otra pregunta: «¿Qué estás haciendo a la luz de la calle?» «Me estoy preparando». «Preparando, ¿para qué? ¿Para algún examen?» «Sí, un examen», replicó el joven; «pero también mucho más. Quiero construir un mundo mejor para todos. Estoy construyendo el reino de Dios en la tierra». «¿Estás plenamente seguro? ¿El reino de Dios?» «Sí; si no comienzo a hacer algo ahora para construir el reino de Dios, seguramente no lo haré nunca más tarde».«¿Pero cómo puedes estudiar con una luz tan pobre?», interrumpió el señor Curioso. «Debe suponer un gran esfuerzo». «Cuando pienso que de alguna manera, en algún sitio, algún día, alguien será lo que yo he nacido para ser, lo demás no importa». «Pero ¿cómo lo sabes? ¿Cómo sabes lo que has nacido para ser?» , , ' " „' , v, \ «Mi corazón me lo dice», concluyó el joven. «Lo creo, y si sigo lo que me dice, el mundo será más feliz y yo sabré que he vivido realmente». x 39 Sugerencias generales Mensajes de la parábola — — — — La felicidad depende de actitudes y valores. Necesidad de encontrar sentido a la vida. El sentido pleno se encuentra viviendo la propia vocación. Todos estamos llamados a construir el reino de Dios en la tierra. — Hay que vivir para los demás, y no sólo para uno mismo. — A Dios se le adora en espíritu y en verdad. El mundo entero es su templo. Ideas y aplicaciones de la parábola — Sin ideales, la vida es un desierto, una tarea sin finalidad. — La felicidad no está en lo que hacemos, sino en lo que somos. Una ocupación puede ser fuente de gozo para uno y de desdicha para otro. — No podemos cambiar las circunstancias de nuestras vidas, pero podemos cambiar el modo de verlas. — No podemos hacer siempre lo que nos gusta, pero podemos querer lo que hacemos. — Vivir sólo para sí es un infierno. Vivir para los demás y para Dios es una fuente de alegría. — La vocación significa vivir para Dios y para los demás, haciendo lo que tenemos que hacer con amor. — Vocación significa ser la clase de persona que intentaba ser y amarlo. — Cada uno tiene una vocación para ser cierto tipo de persona haciendo cierto tipo de ocupaciones en la vida. Sólo aceptarlo nos conducirá a la comprensión y la satisfacción. — Todos los personajes de esta fábula tenían su vocación. Algunos la descubrieron. Otros no. — Nadie se queda al margen del plan de Dios. La Iglesia de Dios necesita ser construida por arquitectos, inspectores, obreros, diversos artesanos, pero también por personas casadas, sacerdotes, profesores, oficinistas, médicos, misione40 ros, marineros; todos han de hacer, amar y disfrutar de lo que tienen que hacer. — Las circunstancias, las dotes, las oportunidades, junto con la inspiración de Dios, pueden enseñar a la gente cuál es su vocación. — Dentro de mis limitaciones, debo «actualizar» mis posibilidades para edificar el reino de Dios. — La tierra entera es mi templo. Un despacho, un mostrador, un volante son todo ello altares de Dios en el templo universal de la creación. — Cada uno de nosotros necesita identificar su propio altar, dónde y cómo podemos adorar a Dios. — Algunos de los personajes de la fábula poseían valores humanos que daban sentido a su vida. Sólo los valores religiosos pueden dar el «sentido último». — La felicidad y la satisfacción duradera e inquebrantable dependen de este «sentido último». Los valores humanos no bastan. Textos del Nuevo Testamento en relación con las ideas de la parábola Mt 1,18-25 Mt 4,18-22 Mt 5,1 -10 Mt 5,13-16 Mt 6,5-8 1 Mt 6,16-18 J Mt 13,33 Mt 19,16-22 Me 12,41-44 La vida y el ejemplo de José, carpintero dichoso. La vocación de los cuatro primeros discípulos: ser pescadores de hombres. Las bienaventuranzas: ideales, valores y actitudes de Cristo. Ellas pueden hacer feliz nuestra vida y darle sentido. Nosotros somos sal y luz dondequiera que nos encontremos. Cumplamos nuestros deberes serenamente. Dios sabe lo que hacemos. Haciéndolo edificamos su reino. Siendo lo que intentamos ser, somos como levadura. Para ser felices tenemos que servir a Dios y a los hombres. El óbolo de la viuda. Hagamos lo poco que tenemos que hacer con amor y alegría. 41 Le 1,5-25 Le 1,57-66 Le 1,26-38 Zacarías e Isabel, gente piadosa y sencilla. Hicieron lo que Dios deseaba que hicieran. Nuestra Señora: su vida fue sencilla y feliz haciendo la voluntad de Dios. Le 2,22-52 La vida en la sagrada familia: Nazaret era su templo. Le 17,20-21 El reino de Dios está dentro de vosotros. Vosotros sois el reino de Dios. Le 19,1-10 Zaqueo no era feliz con el dinero; encontró la felicidad sirviendo a Dios y a los demás. Jn 4,19-24 El mundo entero es el templo de Dios. Hay que adorarle en espíritu y verdad. Jn 18,36 «Mi reino no es de este mundo». Pero es el mundo que está dentro de nosotros. He 2,43-471 La vida entre He 4,32-35 / creyentes: gozo, felicidad. 1 Cor 12,12-31 Somos todos parte del reino. IPe 2,4-9 Somos todos «piedras vivas» del reino de Dios, sacerdotes de su templo. 42 7. ABUNDANCIA Y PENURIA DOS PEQUEÑAS islas se encontraban una frente a otra, separadas por el mar. Una, llamada Abundancia, era fértil y producía frutos y dorado trigo en abundancia. La otra, llamada Penuria, era pedregosa y estéril, con escasez de agua, frutos y trigo. Los habitantes de Penuria eran todos pobres, y les resultaba muy difícil proveer a su mísera existencia. Entre los habitantes de Abundancia estaba el señor Interés, que a menudo trepaba a una pequeña montaña a contemplar a Penuria a la otra orilla. Hombre bondadoso, rebosaba compasión y se decía a sí mismo: «¿Cómo pueden sobrevivir ahí esas pobres gentes, viviendo solas? Aquí en Abundancia tenemos cuanto deseamos y podríamos permitirnos compartirlo todo con Penuria. Me parece que voy a ir a invitarles a que se unan a nosotros». El señor Interés bajó deprisa la montaña y se zambulló en el mar. Como era un excelente nadador, en tres o cuatro horas llegó a la desolada playa de Penuria. Los isleños se juntaron pronto a su alrededor, sorprendidos de que algún extranjero quisiera visitarlos. Le preguntaron qué quería. «He venido a invitaros a todos a ir conmigo a Abundancia», contestó amablemente. «Allí podréis compartir con nosotros la gran riqueza que nuestra fértil isla produce. Necesito descansar ahora un rato; pero por la mañana espero que me sigáis». Los ancianos de Penuria se pusieron a discutir la propuesta del señor Interés, y pronto se pusieron de acuerdo en que todos debían aceptar su generosa invitación. A la mañana siguiente, con las primeras luces, estaban todos listos para zambullirse con él en el mar. 43 Algunos de los habitantes de Penuria llevaban consigo pequeñas bolsas, en las que habían metido sus posesiones más preciosas: dinero, piedras resplandecientes y joyas. Después de echarse al hombro las bolsas, se pusieron a seguir animadamente al señor Interés a través del mar. Este, al encontrarse de nuevo de vuelta en su isla de Abundancia, se sintió aliviado y satisfecho por el éxito de la misión. Comenzó a contar con regocijo los vecinos de Penuria que le habían seguido a tierra firme. Entonces, con gran horror por su parte, al terminar de contar, se dio cuenta demasiado tarde de que los únicos que habían hecho la travesía eran niños y otras personas que no llevaban bolsas a la espalda. Los demás se habían ahogado todos. Sugerencias generales Mensajes de la parábola Esta parábola admite dos interpretaciones distintas: a) Espiritual: el plan de Dios para salvarnos del pecado y la muerte. b) Social: un nuevo orden social en armonía con los valores del evangelio. 44 a) Plan redentor de Dios: — Dios llama a todos a vivir, a una vida plena. — Cristo era el amor personificado, la solicitud amorosa de Dios por nosotros. — Vivimos en penuria: sin gracia, sin amor, sin esperanza. — Cristo vivía en la plenitud divina, la vida de Dios. — Interesado por nosotros, vino al mundo a compartir nuestras necesidades e invitarnos a participar de su plenitud. — Primeramente se hizo uno de nosotros, y luego hizo nuestra su propia vida para que pudiéramos participar de ella plenamente. — Para entrar en una vida de plenitud debemos ser «pobres de espíritu» dispuestos a renunciar a cuanto tenemos, para ser «como niños», «confiados», «humildes». — Debemos seguirle, zambullirnos en al mar, desafiando los peligros por él. — En este mar, a sólo unos kilómetros de distancia, la abundancia está cerca para apetecerla, pero es muy difícil de conseguir. — Como Cristo, debemos interesarnos por los demás y arriesgar nuestra vida por ellos. — Sólo los que renunciaron a todo lo que tenían (los pobres y los niños) alcanzaron la tierra de la abundancia. Los demás perecieron bajo las aguas. b) Un nuevo orden social Una nueva fe — Penuria simboliza nuestro mundo de pobreza, privación y explotación. — Abundancia simboliza la nueva sociedad que queremos construir sobre el amor, la justicia y la paz. — Los que nadan en la abundancia han de estar prontos a compartir con los que están necesitados. — Todos, lo mismo los que están en la abundancia que en necesidad, han de llevar a cabo una conversión de corazón. — Ricos y pobres están apegados por igual a la riqueza, la posición, el prestigio y la fama del mundo. — Debemos hacernos «pobres de espíritu», «como niños», para edificar la sociedad que soñamos. — Para entrar en el reino de la abundancia debemos desprendernos espiritualmente. 45 — Los corazones ambiciosos y posesivos nunca gozarán de la bendición de la abundancia. — Transformarse para no estar poseídos por lo que poseemos. — Para Cristo, la necesidad material y la privación eran males, pero él predicó un género superior de pobreza espiritual. — El Antiguo Testamento mira la riqueza como una bendición que puede trocarse en la maldición si está inficionada por la ambición y la avaricia. — El señor Interés era rico, pero «pobre de espíritu». Algunas personas de Penuria eran «ricas de espíritu». Apegadas a lo poco que tenían, resultaron ineptas para el reino de Abundancia. — Una nueva sociedad de abundancia para todos tiene necesidad de corazones nuevos, desprendidos, simples, pobres, como niños. — Semejante sociedad tendrá abundancia para las necesidades de cada uno, pero no bastante la ambición de todos. — Un orden socio-político justo y equitativo es imposible a menos que redimamos el corazón de la «miseria del egoísmo». Le 16,19-31 Los que carecen de interés no pueden entrar en el reino de Dios. Le 18,18-27 El joven rico apegado al dinero es inepto para ser discípulo. Jn 1,1-14 La Palabra se hizo carne. Jn 3,1-24 Nicodemo. Dios amó al mundo y envió a su Hijo. Jn 10,1-16 Jesús, el buen pastor, muere por sus ovejas. Jn 11,25-26 Yo soy la resurrección y la vida. Jn 17,20-26 Jesús ora por nosotros a fin de que ninguno se pierda. Rom 1,18-32 Nuestra «necesidad espiritual»; nuestra «pobreza espiritual». Rom 5,1-11 Dios es salvación para todos. Rom 6,1-14 1 Cristo vino Rom 10,1-21 i para salvarnos a todos. Gal 5,16-26 Conversión del corazón: tenemos que ser un pueblo espiritual. Ef 1,3-21 El plan de Dios para salvarnos en Cristo. Flp 2,1-11 Se hizo uno con nosotros. Sant 5,1-6 Amonestación a los ricos. 1 Jn 3,11 -18 Amaos unos a otros. Textos del Nuevo Testamento en relación con las ideas de la parábola Mt 5,1-11 Mt 6,19-21 Mt 6,24 Mt 9,36-38 Mt 15,32-33 Mt 19,13 -15 Mt 22,34-40 Mt 2 5,31 -46 Le 7,11 -16 Le 10,11 -16 Le 12,13-21 Le 15,1-32 46 Bienaventuranzas: el sistema de valores de Cristo. No ambicionéis las riquezas terrenas. No podéis servir a Dios y al dinero, a la humanidad y al dinero. Jesús se muestra interesado por las turbas. Jesús se preocupa de las muchedumbres. Jesús demuestra interés por los niños. No podemos amar a Dios sin amar a los seres humanos. Interesarse por los demás significa amar a Dios. Naín: Jesús siente compasión de la viuda. Jesús es el «señor Interés», el buen samaritano. El rico necio. Ambición de dinero. La oveja perdida, la moneda perdida, el hijo perdido... Interés. 47 8. LAS GOLONDRINAS LOS DÍAS se hacían más cortos y más fríos. Las golondrinas sentían el impulso de marcharse en busca de países más cálidos, donde hubiera más sol. Decidieron dejar este paisaje ahora desolado, donde las flores se ajaban y los árboles se quedaban sin hojas. «¿Irse adonde?», preguntó una de las golondrinas más sabias. «¿Por qué tenemos que dejar este lugar?» «Porque hemos de encontrar un sitio más caliente donde poder anidar», contestaron a coro algunas de sus amigas. Pero la golondrina sabia no terminaba de convencerse: «¿A qué distancia está ese país cálido del que habláis? ¿Y cuánto creéis que nos llevará llegar allí?» Las otras no podían decirlo con seguridad, pero insistían en que debían irse lo más pronto posible, antes de que fuera demasiado tarde. «No esperaréis que deje este hermoso nido que he construido sólo para ir en busca de una remota posibilidad de encontrar un sitio mejor», prosiguió la sabia y reflexiva golondrina, exponiendo su estrategia de una manera racional y rehusando dejarse influir por los instintos de sus amigas. «Bien, evidentemente no podemos convencerte», dijo una de ellas; «pero nosotras nos vamos inmediatamente. Interiormente, todas sentimos la llamada, y nuestros corazones siguen diciéndonos que nos vayamos. Me temo que deberemos dejarte aquí, si no quieres venir y unirte a nosotras». La golondrina razonable se negó a partir. Cuando las demás se hubieron ido, siguió convencida de que había hecho lo mejor. Hubiera sido una locura confiar meramente en sentimientos interiores sin ninguna prueba positiva. Además, ella podía hacer 48 más caliente su confortable nido, y enseguida comenzó a recoger más plumas y trozos de algodón para protegerlo contra los riesgos del frío. Orgullosa de su restaurado nido, se instaló para resistir la entrada del invierno, creyendo aún que las otras habían sido unas necias al marcharse sin saber concretamente adonde iban. El refuerzo de protección la mantendría seguramente a salvo. 49 Y así se demostró, a pesar de que los días se hacían más cortos y las noches se volvían más frías. Entonces, de repente, comenzó a nevar; pero nuestra razonable y sensata golondrina permaneció caliente en su confortable nido. Convencida, por último, de que estaba a salvo de los zarpazos del invierno, se preguntaba si sus amigas habrían tenido tanta suerte en su fatigoso e imprevisto viaje a lo desconocido. Mas, como todo estaba cubierto de nieve, el alimento comenzó a escasear. Era imposible encontrar una migaja ni un gusano. Se fue debilitando, volviéndose cada vez más lánguida, hasta que al fin se vio reducida sólo a las plumas y los huesos. Justamente cuando la nieve comenzaba a derretirse y asomaban los primeros brotes, la vida de la golondrina se extinguió finalmente. Sus necias e irracionales amigas, que no habían sabido hacer nada mejor que obedecer a la voz interior de su instinto, volvieron pocas semanas después. Una vez más les esperaban días felices; en cambio, su razonable amiga, contraída y mustia, yacía muerta en su confortable nido. Sugerencias generales Mensajes de la parábola — Necesidad del «discernimiento» para dar con la voluntad de Dios. — Significado del «discernimiento». — Aprender a leer los signos de los tiempos. — Confiar en nuestros sentimientos y aceptarnos como realmente somos. — Peligros de «racionalizar» todo lo que no encaja dentro de nuestras categorías racionales y, a pesar de todo, ofrece sentido. — Obedecer a la voluntad de Dios exige a veces que dejemos nuestros «cómodos nidos», los intereses creados y el pequeño mundo de nuestro ego. — Buscar nuestra vocación en la vida. 50 Ideas y aplicaciones de la parábola — Vocación es la llamada de Dios manifestada a través de los signos de los tiempos, los impulsos de nuestra naturaleza y las inspiraciones de la gracia. — Nuestra vocación puede exigirnos que dejemos nuestros «nidos», nuestra patria y nuestros seres queridos. — Las disposiciones que más ayudan a seguir la vocación son la generosidad y la audacia. — Permanecer instalados en nuestros «nidos» significa estancamiento ritual, retirarse cobardemente de la lucha entre las fuerzas de la vida y la muerte. — La «voz de Dios» nos llama a desprendernos de la vida egoísta y recluida en nosotros mismos. — La seguridad no lo es todo ni el fin último de la vida. Si la vida es algo, es aventura y riesgo. — Hay que trocar la llamada seguridad por la inseguridad de la oportunidad, la angustia y el reto al espíritu humano. — El status quo es un ídolo al que sacrificamos nuestro futuro y la voluntad de Dios, prefiriendo la muerte a la vida. — Dios habla de muchas maneras, no siempre a través del lenguaje humano o de argumentos racionales. Sus modos de hablar son: • • • • • Nuestra naturaleza, incluso nuestro cuerpo. Nuestros sentimientos y emociones. Las circunstancias de nuestra vida. Los signos de los tiempos: acontecimientos históricos. Los impulsos de la gracia: toques interiores e inspiraciones. — Los argumentos racionales comprometen nuestra mente. La verdad total compromete a la persona entera. — Con frecuencia usamos nuestra «razón» para protegernos a nosotros mismos de Dios. — Racionalizamos a fin de probarnos a nosotros mismos que tenemos razón, para «sentirnos» con razón. — La racionalización es irracional, pues es incapaz de ver que ni Dios ni los seres humanos están ideados con conexiones lógicas y partes funcionales hábilmente ajustadas. Esto sería la negación de la libertad, el amor y la gracia. 51 Hemos de aprender a confiar en nuestra naturaleza y en los sentimientos, y no a «racionalizarlos». Si nos hacemos humildes, pero con naturalidad, no tendremos necesidad de «racionalizaciones». ICor 2,12-15 Flp 1,9-11 Col 1,9-10 El hombre sensual contra el hombre espiritual. Percepción. Conocimiento y comprensión. Sabiduría espiritual y comprensión. Textos de la Biblia en relación con las ideas de la parábola Gen 12,1-4 Éx 4,19 1 Éx 12,511 Mt 2,1-12 | Mt 2,13 -15 Mt 2,19-23 J Mt 4,1 Mt 4,18-22 | Mt 10,1-4 J Mt 9,9 Mt 10,34-39 Mt 24,32-33 Me 10,17-22 Le 9,57-62 Le 12,54-56 Jn 20,24-29 He 17,16-33 ICor 1,18-25 He 9,1-19 Flp 2,1-11 Rom 8,1 -17 52 La vocación de Abrahán: «Deja...» Dios ordena a su pueblo dejar Egipto y ponerse en marcha. Los magos se ponen en camino, siguiendo a la estrella. Se le ordena a José que huya con María y con el niño. Jesús es conducido por el Espíritu al desierto al Jordán, a comenzar su ministerio. La llamada de los discípulos: «Sígueme». Mateo: «Ven y sigúeme». «El que ama a su padre o a su madre... más que a mí. Deja todo lo que quieres... y sigúeme». Lecciones de la higuera: leer los signos de los tiempos. El joven rico: «Vende cuanto tienes, dalo a los pobres... y sigúeme». Los falsos seguidores de Jesús le ponen condiciones. Interpretar el tiempo: «Cuando veis nubes...» Tomás, el incrédulo, pedía pruebas. Pablo en el Areópago: los griegos pedían pruebas. Los judíos quieren milagros, los griegos sabiduría. Conversión de Pablo, que lo entrega todo a Cristo. Ejemplo de Cristo, que se desprende de todo. El Espíritu de Dios contra el espíritu del mundo. Discernimiento. 53 9. ¡LO SABÍA! ¡LO SABÍA! CÉSAR AUGUSTO había dispuesto que se hiciera el censo en todo el imperio. Esto suponía que José tendría que viajar a Belén a empadronarse. Debido a las condiciones en que se encontraba María, era obvio que no podía dejarla sola; mas ¿cómo se las iba a arreglar para que el viaje le resultara cómodo? Con el bebé para llegar cualquier día, evidentemente no podía permitir que caminara mucho. Pero todo lo que consiguió fue un jumento. En cuanto al animal, no tenía más que piel y huesos. Sus amos anteriores jamás le habían tratado bien; pero ahora sentía que las cosas mejoraban. Sus nuevos amos le daban de comer, le abrevaban e incluso a veces le daban palmaditas. Comenzó ahora a experimentar una sensación de paz y de alegría que le venía de este feliz matrimonio. Aunque no podía explicarlo, sentía que no eran un matrimonio corriente: «Puede que no sea más que un borrico», pensaba para sí mismo; «pero estoy seguro de que hay algo muy diferente en estos dos que hace que no sean seres humanos corrientes». Cuando llegaron los tres a Belén, agotados por los días de un viaje tan pesado, no pudieron encontrar alojamiento. El borriquito bajó de repente de las nubes por la manera como uno de los posaderos hablaba a José. Acostumbrado a los modales de sus nuevos amos, recordaba ahora cómo suelen tratar la mayoría de los seres humanos a los jumentos. Algunos de ellos trataban a los otros seres humanos igual de mal: «¡Largo! No queda ninguna habitación aquí y no me preocupa adonde van, con tal de que lo hagan lo más pronto posible». El único lugar que pudieron encontrar fue un establo viejo y maloliente; pero incluso allí no fueron bien recibidos. Los 54 animales que ya vivían en el lugar se mostraron sumamente rudos con el jumento. Una de las vacas fue particularmente sarcástica: «¡Mirad qué suerte la nuestra por tener con nosotros a esta gente bien, que ha podido procurarse un jumento semejante! ¿Habéis visto alguna vez un borrico más guapo y de aspecto más inteligente que éste? ¡Y qué voz más suave! Estoy seguro que nos cantará una bonita nana que nos hará dormir profundamente hasta el amanecer». Los caballos, perros y bueyes se echaron a reír, mirando hostilmente a los intrusos. Las horas que siguieron fueron un poco más tranquilas, porque al fin los animales se calmaron. Todos estaban tranquilos y la mayoría de ellos dormidos cuando, al sonar la medianoche, de pronto llegó el niño de María. Incluso esto, pensaba el jumento, ocurrió sin gran alboroto; y nadie se hubiera quejado de exceso de ruido o perturbaciones, hasta que, de repente, llegó una multitud de pastores de los campos vecinos que entraron arrastrando los pies. Extrañamente habían oído hablar del nuevo bebé. Le miraron fijamente y luego comenzaron a hacerle reverencias, diciendo cosas extrañas como «¡Hosanna! ¡Bienvenido, salvador! ¡Salve! Dichoso el Cristo, nuestro salvador. ¡Loor a nuestro mesías!» Los demás animales se enfadaron mucho, y uno de los caballos les dijo a los pastores que se callaran: «Mirad, atajo de ignorantes. Estáis hablando a unos desgraciados mendigos. Salvador, mesías, Señor; ¡y un rábano! El acaba de nacer, y no le espera un gran futuro con esos dos. No han conseguido otra cosa mejor que ese estúpido jumento». El borrico entonces se sintió sumamente molesto; no tanto por los insultos dirigidos a él, sino porque sus amables dueños y su bebé eran presentados de una manera completamente inexacta. Decidiendo sumar su voz a la de aquellos pastores, rebuznó lo mejor que supo: «¡Hosanna! ¡Bienvenido, Señor! Yo sé que tú eres esas cosas y mucho más». «No seas estúpido», le cortó uno de los perros. ¿Cómo es posible que un bebé como ése sea el Cristo? ¡Ni siquiera tiene una ropa decorosa!» 55 «Porque es verdad», replicó el borrico. «Estoy cierto de ello». «¿Cierto?», corearon dos de los bueyes. «Los jumentos no tienen seso; ¿cómo puedes estar cierto?» «De acuerdo, puede que no tenga seso, pero lo siento en mis huesos. Sé que este niño es nuestro salvador. Sencillamente lo sé. ¡Lo sé! ¡Lo sé!» «Cerrad el pico, vosotros», gruñó el perro más grande. «Es inútil discutir con un idiota como ése; así que volvamos a dormir». Los demás animales hicieron lo que les decían, y también el borrico resolvió no discutir más. Se limitó a decirse a sí mismo una y otra vez en su interior que aquel niño era el mesías que todos los seres humanos estaban aguardando: «Sé que no soy muy inteligente y que no tengo seso, pero sé que son verdad muchas cosas que no entiendo. Las siento en mi corazón, y eso me basta. Lo sé, lo sé, lo sé...» Muchas veces, durante los años siguientes, el jumento recordó aquella noche. Treinta años después, el niño Jesús se había convertido en un hombre. Algunas personas le llamaban ahora profeta, taumaturgo, y era corriente oír que le designaban con algunos de los nombres que habían empleado aquellos pastores en el establo: salvador, mesías, Cristo. Precisamente acababa de llegar a las afueras de Jerusalén, donde una multitud de personas le esperaban para aclamarle e introducirle triunfalmente en la ciudad santa. Esperaban que hiciera una declaración solemne de quién era realmente. Sus seguidores habían cogido hojas de palmera para la procesión. Las iban arrojando en el suelo y algunos de sus vestidos para que el cortejo pasara por encima de ellos. Se preguntaban cómo dispondría la procesión y qué medio escogería para entrar en triunfo. «Id a la aldea vecina», dijo Jesús a uno de sus amigos, «y veréis un pollino atado a un árbol. Desatadlo y traedlo. Quiero cabalgar sobre un jumento, para que todos sepan que soy el salvador, su mesías, su señor». Cuando al fin el pueblo vio a Jesús sentado en su jumento, entrando triunfalmente en la ciudad, comenzaron a gritar: «¡Hosanna! ¡Dios bendiga al rey que viene en nombre del Señor!» 56 Varios animales testigos de esta escena miraban con envidia al estúpido borriquillo que parecía haberse convertido en el centro de atención: «¿Por qué nuestro salvador y rey ha escogido montar un jumento?», se preguntaron un caballo a otro. «¿No somos nosotros mucho más inteligentes, más respetables y honorables que ese ridículo pedazo de animal?» El jumento seguía avanzando, feliz de llevar a su precioso viajero. A cada paso asentía con la cabeza, como mostrando su acuerdo con todo lo que gritaban. Y continuamente se repetía para sus adentros; «¡Lo sabía! ¡Lo sabía! ¡Lo sabía!» Sugerencias generales Mensajes de la parábola — En asuntos divinos, la razón no es suficiente. — A Dios se le entiende con el corazón, no con el cerebro. — Debemos tender a la experiencia de Dios. — Es necesario el verdadero conocimiento de Dios entre los que parecen saber mucho sobre Dios, pero que no conocen a Dios. — «Doctrinas», «credos» y «dogmas» no satisfacen tanto como una experiencia subjetiva de Dios. — En nuestro encuentro con Dios es mucho más remuneradora una experiencia total e integradora que las afirmaciones racionales, lógicas, impersonales y abstractas sobre él. Ideas y aplicaciones de la parábola — Los sencillos, pobres y despreciados son los primeros en comprender los misterios de Dios. — Dios mostró su preferencia por el pobre y el oprimido cuando quiso manifestarse a nosotros. — Debemos hacernos como niños pequeños si queremos entrar en el reino de los cielos. 57 — Las razones abstraen de la realidad, y nos dan sólo partes, puntos de vista, aspectos de la realidad. — Los conceptos nos dan parte de la verdad, no la verdad entera. — Nuestra mente diseca, hiela, fosiliza aspectos de la realidad y tiende a presentarlos como la verdad total. — Nuestra pobre inteligencia no puede comprender la realidad en su plenitud. — Nuestra mente sólo es una pequeña parte de la realidad. — El corazón penetra en la realidad de un modo existencial. Por «corazón» entendemos la realidad total del ser humano: su estructura física y psicológica, intuición, imaginación, sentimientos interiores. — Conocemos con el corazón muchas cosas que no podemos probar racionalmente; podemos probar con nuestra inteligencia muchas cosas que no sabemos. — Los niños reconocen a los amigos y los enemigos, a quien los quiere y quien no. Sin embargo, no pueden probarlo. Sencillamente lo saben. — En todo encuentro genuino, humano o divino, sólo sabemos lo que conocemos por experiencia. Experimentamos con la totalidad de nuestro ser. Nuestra inteligencia no experimenta una cosa, sino que sólo trabaja con lo que hemos experimentado. — Dios no es objeto de conocimiento, sino el sujeto de nuestra experiencia religiosa, objeto de fe. — Podemos conocer, pero no experimentar a Dios con la inteligencia. — La relación con Dios se mide por lo que le amamos, no por lo que sabemos de él. — El «corazón» tiene la llave del «corazón de la verdad». Textos del Nuevo Testamento en relación con las ideas de la parábola Mt 1,18-25 Mt 5,3-10 58 Los padres de Jesús, personas pobres y sencillas. Bienaventuranzas: las bendiciones del reino son para los pobres y los sencillos. Mt 9,35-36 Mt 11,4-6 Mt 11,25-26 Mt 12,22-23 ] Mt 23,1-36 Jn 5,19-45 Jn 6,41-59 Jn 10,22-42 > Mt 16,13-20 Mt 18,1 -5 l Mt 19,23-15 | Mt 21,15-16 ' Mt 21,1 -11 Mt 25,31-46 Me 7,14-23 Me 1,26-38 Le 1,46-55 Le 2,8-20 1 Lc 2,25-38 i Le 2,51-52 Le 5,1 -11 ] Le 5,23 i Le 5,39-43 J Jn 1,43-51 Jn 9,1-9 Jn 3,1 -21 He 17,16-34 Jesús siente compasión de los pobres y los sencillos. Los discípulos de Juan Bautista. Se predica a los pobres. Dios revela los misterios del reino sólo a los niños, no a los intelectuales. No tiene sentido discutir con los maestros de la ley y con los fariseos para hacer que comprendan los misterios del reino de Dios. Pedro llegó a conocer a Cristo como Hijo de Dios no por medio de razonamientos, sino con el corazón. Los niños son los que mejor entienden los misterios de Dios. Ellos son lo que saben la manera de alabar a Dios. Entrada triunfante de Jesús en Jerusalén montado en un jumento. Nuestra relación última con Dios (juicio final) se determinará por lo mucho que hayamos amado, no por lo mucho que sepamos. El «corazón» nos hace buenos o malos. La anunciación: María comprendió con el corazón. El Magníficat los pobres y los sencillos son los que serán exaltados. Los pastores, Ana, Simeón pudieron comprender el misterio; no Herodes, ni los escribas, ni los maestros de la ley. María ponderaba todas estas cosas en su corazón. Fue Pedro el pescador y el buen ladrón los que conocieron a Jesús. Natanael y el ciego mendigo llegaron a Jesús. Nicodemo, el maestro de la ley, no era capaz de comprender. En el Areópago, los argumentos racionales no 59 le valieron a Pablo para «probar» los misterios de Cristo a los griegos. 1 Cor 1,18-311 Dios confunde la sabiduría de los sabios y el 1 Cor 2,1 -16 J conocimiento de los eruditos. 10. LO SABEMOS TODO DE ÉL CIERTAS CABRAS muy inteligentes oyeron hablar del TajMahal de Agrá, y decidieron ir a verlo por sí mismas: «No basta oír hablar de él», dijo una de ellas. «Necesitamos hacer nuestro propio estudio de él». Se pusieron en camino con todos los aparatos de su especialidad, y al poco tiempo vieron con satisfacción un mojón en el camino con la inscripción «Taj-Mahal». «Aquí está, justo delante de nosotras», gritaron. «Con todo su esplendor y belleza», añadió el director de la expedición. «Acamparemos inmediatamente». La más entendida y erudita de las cabras organizó enseguida varios equipos, instándoles a comenzar sin dilación su trabajo de recoger pacientemente todos los datos que habrían de beneficiarles a ellas mismas y a muchas generaciones futuras. Pronto se llenarían bibliotecas enteras con todos los hechos prodigiosos que estaban a punto de registrar. En efecto, después de muchos meses de laboriosa investigación, estuvieron listas para publicar enormes cantidades de sorprendentes estadísticas: La superficie de Taj-Mahal medía 2.221.401 m2. Pesaba 221.432.202 mg. La arena empleada en su construcción ascendía a: 136.541.464 granos. Las partículas de cemento sumaban 3.202.001. El agua de la mole de cemento no evaporada aún por el sol, 23.456.325.405 moléculas. En tiempo de los cálculos su edad era: setenta y ocho años, tres meses, dos semanas, cuatro horas y cinco minutos. 60 61 Otros datos se referían a las cualidades estructurales y funcionales del Taj, tales como resistencia a los ciclones, terremotos y otras catástrofes naturales, incluyendo los rayos; su impermeabilidad a la humedad, su capacidad para irradiar frío en condiciones de riguroso calor. orgullosas de nuestra investigación; ahora sabemos que conocemos todo lo que se puede saber sobre Taj-Mahal. Nadie puede enseñarnos nada sobre él. Nuestro conocimiento es insuperable, completo, perfecto, infalible e inmutable. Para siempre jamás. Amén». Sugerencias generales Mensajes de la parábola — Debemos acercarnos a Dios con humildad. — Evitar el dogmatismo y las declaraciones doctrinales en cuestiones sobre Dios. —- Dios es el único absoluto. La Sagrada Escritura, los dogmas, las doctrinas, etc., no son fines, sino medios para llegar al conocimiento de Dios. — Nuestro conocimiento de Dios será siempre imperfecto, provisional, relativo. Ideas y aplicaciones de la parábola •+it/¿ \ / «Gracias sean dadas a Dios», anunció el director en la conclusión de su reunión deliberativa. «Podemos estar justamente 62 — La Sagrada Escritura y los dogmas son indicadores, mojones, que nos indican el camino. — No debemos pararnos en ellos. El mojón no era el Taj. Hemos de mirar más allá de los mojones a la realidad. — Peligro de absolutizar el conocimiento de Dios encerrándolo en dogmas, doctrinas y fórmulas de culto. Esto haría de los instrumentos ídolos, convirtiéndolos en obstáculos de nuestro camino hacia Dios. — Las formulaciones extrínsecas de la fe (doctrinas, liturgia, etcétera) son necesarias, pero únicamente expresiones provisionales en lenguaje humano del conocimiento y la experiencia de Dios. — Como todo lenguaje, están cultural e históricamente condicionados, son medios relativos e imperfectos para alcanzar el conocimiento de Dios. — Semejantes misterios incrementan nuestra comprensión del misterio divino, pero no lo agotan nunca. 63 — Las afirmaciones teológicas hay que reformularlas para adaptarse a los cambios histérico-culturales constantes. A esto se le llama «inculturación». — Nunca podemos decir: «Lo sabemos todo sobre Dios. Nadie puede enseñarnos nada nuevo». — Dios y la realidad son demasiado inmensos para que la pobre capacidad de cualquier persona, cultura o sistema de pensamiento pueda abarcarlos. No podemos introducir a Dios en moldes creados. — Los ídolos tranquilizan nuestra incredulidad, y los dogmas encubren nuestra ignorancia. — «Sacralizamos» las cosas para adormecernos en la sensación de «seguridad». — Puede que sigamos los mandamientos de la Iglesia y sus prescripciones no por creer que son rectos y justos, sino porque necesitamos sentirnos rectos y justos. — Nos resulta más fácil tratar con rituales y dogmas que relacionarnos íntimamente con un Dios omnipotente e inescrutable. Dios no es ni un dogma ni una doctrina. Adorarle no es un ritual, y obedecer a Dios es más que guardar sus mandamientos. — Rebajamos a Dios a un nivel humano por una especie de juego de manos al reducirle a dogmas, rituales y mandamientos. — Como nos resulta insoportable estar desnudos delante de Dios, nos revestimos de creencias, prácticas y rituales. — Sin percatarnos de ello, nos ponemos a nosotros mismos en primer lugar. Dios ocupa el segundo, convirtiéndose en un medio para que podamos encontrar paz y seguridad, y no en un fin en sí mismo, en lo absoluto, para el cual y por el cual vivimos por amor a él. Mt 12,22-32 No estar demasiado seguros. Podemos pecar contra el Espíritu Santo. Mt 22 Las preguntas que hacían a Jesús los fariseos y los maestros de la ley. Ya sabían siempre las respuestas, pero querían sorprender a Jesús. Jesús responde directamente, sin dogmatismos. Mt 23,6-8 No deben desear que les llamen «maestros de de la ley». Mt 23,13-28 Jesús acusa a los maestros de la ley. Mt 24,36 Jesús admite que no sabe. Me 7,1-13 Se puede desorientar y extraviar a la gente. El conocimiento está sujeto a impresiones superficiales y a prejuicios. Le 18,9-14 Jesús humilla a los que se sienten seguros de sí mismos. Jn 3,1 -21 Nicodemo no está muy seguro de su enseñanza. Jn 9,1 -41 Hay una cosa que se llama «infancia espiritual». He 17,16-32 Pablo no puede convencer a los «instruidos» y «eruditos» con argumentos racionales. ICor 2 1 Pablo ataca la sabiduría del mundo y ICor 3 J el conocimiento basado sólo en la razón. ICor 10,14-15 Alejarse del «culto a los ídolos». Todos los absolutos son ídolos. Textos del Nuevo Testamento en relación con las ideas de la parábola Mt 5,36-37 Mt 12,1-14 64 Que vuestro lenguaje sea «sí» y «no». Simplicidad y candor. No absolutizar las costumbres, los ritos y las tradiciones. 65 11. EL PEQUEÑO PEZ UN PEZ pequeño y feliz estaba nadando y retozando junto al fondo del océano. Allí disfrutaba de la compañía de muchos amigos. Tenía para comer cuanto quería y no parecía carecer de nada. Entonces comenzó a nadar hacia arriba, cada vez más alto. Nunca había subido tanto hasta entonces. «Me pregunto cómo serán las cosas allá arriba», se dijo. «Parece que hay mucha más luz y veo las cosas mucho más claras que allá abajo». En poco tiempo, el pequeño pez llegó a la superficie del océano. Se quedó sorprendido al ver lo hermoso que era el cielo, y se preguntaba qué pasaría asomándose por encima del agua. Incluso se las arregló por un segundo para sacar la cabeza a la superficie. «¡Qué bonito! ¡Qué excitante!», exclamó al ver el borde de la playa de arena. Cuando se encontró de nuevo bajo las olas, se sintió abatido. ¿Por qué tenía que volver allá abajo, a aquella vida lóbrega y oscura en el fondo del océano? ¡Con la luz y el calor que había fuera! ¿Por qué no podía ir a vivir fuera, donde había mucha más claridad y calor? El pequeño pez decidió salir fuera del agua dando un salto lo más grande posible. Entonces sintió el calor del sol más todavía. Podía también ver mucho más, más allá de la playa, hasta las ramas de los árboles, las bonitas flores y una calle llena de pequeños y pintorescos bungalows. Pronto decidió llegar a aquella playa y comenzar una nueva vida. Nada se lo hubiera podido impedir. Comenzó a nadar enérgicamente hacia adelante hasta que por fin se encontró fuera del agua en la arena. 66 «¡Libre al fin!», exclamó. «Ahora puedo disfrutar de una nueva y maravillosa vida, lejos de la vida insípida y fría del fondo del agua...» De repente sintió una sensación de ahogo. «¡Vaya!», murmuró. «Debo estar agotado. He nadado... demasiado deprisa..., demasiado... rápidamente...» Intentó de nuevo recobrar el aliento, pero la sensación de ahogo persistía. Pocos minutos después el pequeño pez yacía muerto en la playa. Sugerencias generales Mensajes de la parábola — La felicidad es lo que somos y se encuentra donde estamos. — Aceptación de nuestra situación y de las circunstancias de la vida. 67 — La tentación de pensar que «la hierba es más verde en la otra orilla». — Hemos nacido para la felicidad y somos nosotros quienes hacemos nuestra felicidad. — Vivir las consecuencias de la aceptación propia en nuestras relaciones con los demás. Ideas y aplicaciones de la parábola — Dios le asigna a cada uno un puesto en la vida, indicado por los acontecimientos, las facultades y las oportunidades que mejor pueden procurarnos alegría y satisfacción. — La felicidad no es una abstracción. No encontraremos un estado impersonal denominado felicidad, sino sólo «personas felices». — Hemos de aceptarnos a nosotros mismos y nuestras circunstancias no con pasiva resignación, sino con positiva y activa alegría y gratitud. — Alegrémonos de lo que tenemos y olvidemos lo que nos gustaría tener. — Un pez es feliz siendo un pez, un pájaro siendo un pájaro, un hombre siendo un hombre y una mujer siendo una mujer. — Para la familia, la felicidad está en el hogar, no en la fascinación del mundo exterior. — Para los estudiantes, la felicidad es la escuela o el colegio, no el activismo político o la droga. — Para los obreros, la felicidad está en el puesto de trabajo, no en los «mentideros». — Para los religiosos, la felicidad está en sus comunidades, no en los círculos sociales. — Estamos atados por limitaciones y coacciones. Aceptándolas y consintiendo en trabajar con ellas encontraremos la satisfacción. — La vida se nos da en dosis y a retazos. Debemos disfrutar de cada momento presente. Preocuparse por el pasado o por el futuro no nos aportará alegría al momento presente. — En el contexto del presente es donde nos llega la felicidad. — Dios comunica su vida, su ser, su presencia y su gozo en el aquí y ahora. Tenemos que encontrar la felicidad y la satisfacción justamente en este momento. 68 — Escapando de vivir el presente y refugiándonos en el pasado fenecido o en el futuro incierto, nos alejamos de Dios, de nosotros mismos y del gozo. No olvidemos la gran verdad de que la felicidad es lo que somos y dondequiera que estamos. Textos de la Biblia en relación con las ideas de la parábola Textos principales: Gen 3,1-24 Adán y Eva, no contentos con ser humanos, querían ser dioses. Mt 26,14-161 Judas buscaba la felicidad en el dinero, Mt 26,47-50 í fuera de la compañía de los doce. Resultado: Mt 27,3-5 J se ahorcó. Le 15,11-17 El hijo pródigo buscaba la felicidad fuera de casa. Terminó haciendo compañía a los cerdos. Le 24,13-35 Los discípulos de Emaús dejaron a sus compañeros con la esperanza de encontrar consuelo fuera del grupo. Su ansiedad no se desvaneció hasta que se encontraron con el Señor resucitado. Mt 6,25-34 Confianza en Dios. No preocuparse por el futuro. Vivir el presente. Arroja todas tus preocupaciones en el Señor. Otros textos: Mt 5,1-11 Mt 6,16-21 Mt 10,17-31 Le 2,21 -52 Le 4,1-11 Las bienaventuranzas: dónde se encuentra la verdadera felicidad. La verdadera riqueza. El joven rico perdió la felicidad por no hacer lo que Jesús le pedía. Perdió su vocación en la vida. Felicidad de la sagrada familia. Hacer la voluntad de Dios. El diablo tentó a Jesús para que buscara la felicidad y la plenitud al margen de su vocación mesiánica. 69 Le 11,1-13 Le 12,13-22 Le 18,15-17 Jn 21,20-22 Ponerse en las manos de Dios. Él atenderá a tus necesidades. El rico insensato quería encontrar la felicidad en acumular riquezas. Ser como niños es realmente una fuente de gozo. Jesús y el otro discípulo. Lo que Jesús le dice a Pedro se resume en esto: «Lo que le ocurre a otro no te concierne a ti. Tú sigúeme». 12. LA ESCUDILLA DEL MENDIGO CHANDRAKANT era un mendigo indio que se tenía por el último de todos. «No valgo para nada», solía repetirse a sí mismo. «Soy un inútil, un parásito. Nadie me quiere ni nadie me querrá jamás». La única cosa que de veras llamaba suya era su sucia y vieja escudilla de pedir, que jamás se apartaba de su lado y que constantemente ponía delante de todo el que creía que probablemente le daría dinero. A veces lo hacía tímidamente, del todo consciente de su insuficiencia. Otras veces la ponía descarada y hasta rencorosamente delante de ciertas personas, especialmente si sentía envidia de ellas. Esto lo sentía con frecuencia, por lo cual experimentaba satisfacción más que vergüenza en aceptar la caridad. A menudo entraba en las tiendas, pidiendo a dueños y clientes indistintamente que le dieran una limosna. Un día entró en una tienda de objetos curiosos y puso su pesada y vieja escudilla de mendigo ante las narices del propietario: «Por favor, se lo ruego. Tenga compasión de mí. Sólo lo preciso para un pedazo de pan. Tengo hambre. Tenga piedad de mí». El dueño se quedó mirando la sucia escudilla del mendigo. Por último se la cogió a Chandrakant, diciendo: «Deja que examine más de cerca esa sucia escudilla tuya». «Por favor, señor», exclamó Chandrakant, «déjemela... Es lo único...» «Sólo un minuto», le interrumpió el propietario de la tienda. «Eres tú un extraño mendigo. Tienes tú más que yo». «Por favor, señor, no se burle de mí. Sólo deseo...» «Lo digo en serio. Tú no eres un pobre. Esa escudilla tuya tan grande... ¿Por qué no la vendes? Es de puro oro macizo». 70 71 Ideas y aplicaciones de la parábola Sugerencias generales Mensajes de la parábola — Para mejorar la propia imagen. — La mayoría de los problemas emocionales y psicológicos proceden de una pobre imagen propia. — Recobrar el respeto, la estima y la confianza propias. — Creer en tu valor intrínseco; descubrir las fuerzas y talentos ocultos. — Fijar el crecimiento y desarrollo de la propia imagen. — Descubrir y erradicar cualquier complejo de inferioridad y otros mecanismos de frustración que actúan en la psique. 72 Una cosa es el «auténtico yo», y otra muy distinta el «yo imaginario». Al afirmarse nuestro yo imaginario como la imagen propia, condiciona nuestros pensamientos, sentimientos y conducta. Chandrakant se miraba a sí mismo como un hombre pobre, cuando en realidad era rico. Por eso pensaba que era pobre, se sentía pobre y desempeñaba el papel de mendigo. Es prácticamente imposible que nos veamos a nosotros mismos de manera objetiva y adecuada. Vemos una mínima parte de nosotros mismos, la punta del iceberg. Esto explica la imagen normalmente pobre de nosotros mismos, por qué somos más conscientes de las limitaciones que de las fuerzas y talentos. Los cambios de personalidad y de conducta deben comenzar en las zonas de la propia imagen. Sin este cambio básico, todos los demás resultan superficiales y efímeros. Mejorar la percepción de sí mismo hace que pensemos mejor de nosotros. Entonces sentiremos mejor y actuaremos más afirmativamente. En la infancia nos conocíamos a través de las percepciones de «personas importantes»: padres y otros familiares, maestros, amigos y compañeros íntimos. Nos veíamos reflejados en sus percepciones; pero los espejos humanos no pueden ser objetivos y precisos. Están barnizados y condicionados por los valores culturales, los supuestos e inclinaciones, lo mismo que por sus deficiencias y complejos propios. Por eso la imagen de nuestra infancia no era exacta; sin embargo, lamentablemente la interiorizamos por completo. Esta imagen interiorizada controla nuestros pensamientos, sentimientos y conducta. Hemos de revalorizar y mejorar nuestra propia imagen de alguna de las maneras siguientes: • Confiando implícitamente en nosotros mismos. • Sacando coraje y determinación. • Buscando y descubriendo nuestras energías. • Aceptando nuestra singularidad. • Afirmándonos a nosotros mismos, siendo nosotros mismos. 73 • Rehusando compararnos con los demás. • No valorándonos o midiéndonos por pautas ajenas a nosotros. • Amándonos a nosotros mismos. — Ayudar a otros a descubrir su verdadero yo: • Aceptándolos incondicionalmente. • No criticándolos. • Siendo generosos en nuestras alabanzas y aprecio de ellos. • No implicándolos en comparaciones envidiosas. • Confiando en ellos tácitamente. • Dejando que sean ellos mismos. • No imponiéndoles sentirse obligados a nosotros. • No dejándoles ver que decepcionan nuestras expectativas respecto a ellos. Jn 4,1 -41 Jn 8,1 -11 Me 9,33-37 Me 10,13-16 Muj eres adúlteras, buen ladrón, Pedro, etc. Jesús acepta y quiere a los niños, ayudándoles así a crecer. Textos del Nuevo Testamento en relación con las ideas de la parábola No existen textos específicos en el Nuevo Testamento sobre la «imagen propia»; pero en el conjunto del evangelio vemos cómo se relacionaba Jesús con toda clase de personas. Siempre les infundía confianza en sí mismos y los aceptaba en su trato con ellos. La gente descubría su valor por la manera de ser tratados. Mt 5,21-22 Mt 5,43-48 Mt 7,1-5 Mt 13,44-46 Mt 4,18-22 Le 5,1-11 l Me 3,13-16 | Me 9,9-13 -I Le 7,36-48 1 Le 19,1-10 J 74 Jesús quiere que tratemos a los otros con gran respeto. Incluso quiere que amemos a nuestros enemigos. Nos prohibe juzgar a los demás. Podemos aplicar la parábola del tesoro escondido y de la perla preciosa a los seres humanos. Jesús escoge a sus discípulos. Ve valor donde otros no ven ninguno. Jesús acepta y respeta a los pecadores, y de esta manera los trasforma: la mujer pecadora, Zaqueo. 75 13. ISAAC ISAAC era muy pobre y padre de familia numerosa. Incapaz de procurarle el sustento, veía impotente cómo, por tercera noche sucesiva, su mujer sólo podía dar a los niños un mendrugo de pan antes de acostarlos. También él se acostó pronto, y en el lecho oró ardientemente: «Señor, ten compasión de nosotros. Confío mi familia a tu amorosa providencia. Te ruego que no nos olvides». Aquella misma noche Isaac tuvo un sueño, en el que una voz misteriosa le dijo que dejara la aldea y se fuera a la gran ciudad. Allí, bajo un puente, encontraría una bolsa llena de oro y se acabarían sus preocupaciones. «¿Dónde? ¿Bajo qué puente? ¿Cómo estaba escondido?». Isaac se despertó haciéndose estas preguntas. Entonces se dio cuenta de que había estado soñando, y siguió en la cama. Los demás dormían. Sin embargo, el sueño había sido tan vivo... Le gustaría creer en él, pero pensó que era perder el tiempo. Intentó dormir de nuevo. Sin embargo, el sueño le rondaba en la mente y permaneció completamente despierto. ¿Por qué no ir a la ciudad, tal como se lo había dicho la voz misteriosa? Después de todo, a lo mejor era la respuesta a su oración. Aunque todavía era muy oscuro, Isaac comenzó a vestirse. Entonces se despertó su mujer y le preguntó qué hacía. Su respuesta le pareció ridicula, y le dijo que perdería el tiempo. Sin arredrarse, se puso en camino hacia la ciudad. No tenía nada que perder obedeciendo al sueño. Era ya pasado mediodía cuando terminó su largo y pesado viaje. Inmediatamente se olvidó de la rigidez de sus piernas y del dolor de sus pies: allí, ante él, estaba el mismo puente que 76 había visto en su sueño. Pero ¿dónde estaba escondido el tesoro? Comenzó a buscar cuidadosamente y con disimulo debajo de él: Cada poco, de manera regular, miraba furtivamente atrás para ver si alguien le estaba observando. «¡Eh, usted!», le gritó un guardia de seguridad de una fábrica cercana. «¿Qué es lo que está haciendo?» «Nada», repuso Isaac, algo asustado. «¿Nada? No me diga que nada. Vengo observándolo durante diez minutos. Está buscando algo que robar, ¿no es así?» «No, sinceramente que no», repitió Isaac. «Se me ha dicho en un sueño que viniera aquí». «Un sueño...», repitió sarcásticamente el guarda. «¡Conque cree en sueños! Bien, escuche. También yo he tenido un sueño esta noche. Me dijeron que fuera a una aldea, donde encontraría una bolsa llena de oro enterrada detrás de la chimenea de un hombre llamado Isaac. ¿No pensará que lo he creído, no? Así que ¡largo! Deje de andar merodeando por aquí y desaparezca por donde ha venido». Muy excitado, Isaac volvió a su casa corriendo, al trote, mucho más deprisa de lo que había venido temprano. Apenas entró en casa comenzó a cavar detrás de la chimenea. Allí, con gran sorpresa suya, estaba la bolsa de oro. 77 Sugerencias generales Mensajes de la parábola — La satisfacción, la paz y la dicha duradera no se encuentran fuera, sino dentro de nosotros. — Para encontrar estos tesoros, salimos fuera de nosotros mismos siguiendo direcciones extrañas e inciertas, para terminar volviendo a nosotros mismos y encontrarlos al fin en el fondo de nosotros. — Salimos fuera en busca de Dios, para terminar volviendo adentro y descubrirle al fin en el centro de nuestro ser. — Necesidad de aumentar la comprensión de las profundas palabras de Jesús: «El reino de Dios está dentro de vosotros». Ideas y aplicaciones de la parábola — Nos creemos pobres e indigentes, cuando en realidad somos ricos en riquezas que ningún ladrón puede quitarnos ni la polilla destruir. — Creemos que estamos lejos de Dios, cuando Dios está más presente de lo que lo estamos nosotros a nosotros mismos. — Buscamos la verdad, la belleza, la satisfacción y a Dios donde podemos, pero nuestro instinto primario es salir de nosotros mismos. — Si no salimos de nosotros mismos con generosidad y desprendimiento, nunca encontraremos el sentido último de la vida ni hallaremos a Dios. — La vida es, en definitiva, un viaje hacia casa, al interior. Tarde o temprano nuestra búsqueda en el exterior nos llevará al interior. — Todo «viaje espiritual» ha de terminar conduciéndonos al interior, a lo recóndito de nuestro corazón. — Toda «odisea espiritual» debe llevarnos a descubrir a Dios en la fibra más secreta de nuestro ser. — En su «odisea», Cristo dejó el cielo y tomó tierra, para terminar volviendo el cielo en un retorno glorioso. 78 — El movimiento dialéctico hacia adelante y hacia atrás, de renuncia y de toma de posesión, es parte esencial del proceder humano para trascendernos a nosotros mismos, pero para volver luego a nosotros mismos en la inmanencia divina. — Alejados de nosotros mismos, buscamos la plenitud, sentido y goce fuera de nosotros mismos. Perdida la huella de nosotros mismos, desparramados en el exterior, al final convergemos hacia el interior, hacia el fondo de nuestro ser. Al volver a nosotros mismos, integramos las partes alienadas y nos convertimos en un todo, en uno nuevamente con nosotros mismos, con Dios y con el mundo. — Todos los «tesoros» (paz, alegría, serenidad, plenitud, verdad, amor, belleza) que frenéticamente buscamos en las cosas externas (dinero, placeres, éxito, fama, honores, posición, poder) están ya en nuestro corazón. Sólo renunciando a esas cosas exteriores entraremos al final en la tesorería del corazón. — Los grandes santos y místicos siguieron esta senda: renunciar a las cosas transitorias y encontrar a Dios en el fondo de su ser. — A pesar de la condición trascendental de la naturaleza humana, nuestro viaje de ida y vuelta terminaría finalmente en el vacío si Cristo no hubiera redimido y transfigurado nuestra trascendencia con la inmanencia trascendental divina. — Las cosas creadas del mundo exterior son buenas, en parte en sí mismas, pero más aún por el bien mayor al que apuntan. Son señalizaciones de dónde se encuentra Dios con nosotros en lo íntimo de nuestro ser y que hemos de leer correctamente para que nuestro viaje sea realmente remunerador. Textos del Nuevo Testamento en relación con las ideas de la parábola Mt 5,1 -11 Las bienaventuranzas: la dicha se encuentra en el desprendimiento, saliendo de uno mismo. 79 Mt 5,13-16 Mt 6,5-6 Mt 6,16-21 Mt 10,37-39 Mt 13,44-46 Me 10,17-31 Le 12,13-21 Le 17,20-22 Le 24,13-35 Jn 3,1 Somos sal y luz. Aún no hemos descubierto lo que seremos y lo que se supone que hacemos en el mundo. Cuando ores, no salgas de ti mismo. Cierra la puerta de tu aposento, es decir, de tu corazón. Dios está allí. Las verdaderas riquezas se encuentran en nuestro corazón. Para entrar en posesión de nuestra vida, tenemos que perderla. El tesoro escondido y la perla. El joven rico buscaba tesoros fuera de su corazón, y perdió a Jesús. El rico necio. El reino de Dios está en vosotros. Emaús: los discípulos se alejaban de Jerusalén para encontrar a Jesús en el camino, y volvieron a Jerusalén. Para entrar en el reino de Dios tenemos que nacer de nuevo. 14. ¿ES QUE NO PUEDEN PROBARLAS POR SÍ MISMOS? UNA COMPAÑÍA comercial internacional pidió a un fabricante indio que les proporcionara muestras de mangos, incluyendo variedades para elegir a diferentes precios. Siguiendo sus indicaciones, se las preparó en cinco cajas separadas, indicando el fabricante a sus obreros que les colocaran las etiquetas y adjuntando una carta para la compañía comercial: "Muy Sres. míos: Atendiendo a su solicitud, les expido cinco cajas conteniendo una docena de mangos cada una, seleccionados y con indicación del precio como sigue: Caja n.° 1: Mangos Alfonso, a 10 rupias cada uno... Calidad excelente. Caja n.° 2: Mangos Pires, a 5 rupias cada uno... Calidad excelente inferior. Caja n.° 3: Mangos Fernández, a 5 rupias cada uno... Buena calidad. Caja n.° 4: Mangos Malgoba, a 3 rupias cada uno... Calidad corriente. Caja n.° 5: Mangos Langda, a 1 rupia cada una...Calidad inferior. A la espera de su pedido y garantizándoles un servicio pronto y eficiente, quedo de Uds. atto. y s.s.» Lamentablemente, los embaladores confundieron las etiquetas, por lo cual los precios y las cualidades estaban mal indicados. Cuando los importadores abrieron los mangos con 81 80 la etiqueta «Calidad excelente; Mangos Alfonso», lo que probaron en realidad fue la calidad ínfima Langda. Sin inmutarse, sin embargo, declararon que eran deliciosamente dulces, a pesar de lo elevado del precio, que ellos estimaban excelente para aquella calidad. Decididamente, harían un pedido grande. Al probar los mangos Pires, de excelente calidad inferior, creyeron que estaban probando la calidad corriente Malgoba. Pusieron un gesto de desagrado por lo ácido que sabían, pero convinieron en que la inferioridad estaba reflejada en el precio, mucho menor. Cuando, por fin, los importadores abrieron la caja con la etiqueta «Langda... Calidad inferior», decidieron no probarla siquiera. Después de todo, ¿qué se podía esperar por una rupia ejemplar? Poco podían sospechar que aquella caja contenía de hecho los mangos Alfonso de la mejor calidad, y que ellos arrojaron a un montón de basura. «.* «¡Qué estúpidos son los humanos!», dijo uno de ellos. «¿Es que no pueden probar por sí mismos la calidad de los mangos en lugar de confiar en las etiquetas?» «Esa gente está muy orgullosa de sí misma», añadió otro grajo; «de su racionalidad; a nosotros, en cambio, que somos irracionales, nos basta probar y ver». «Nosotros confiamos en nuestra experiencia», indicó un tercero. «No necesitamos etiquetas ni títulos para conocer dónde están los buenos mangos. Juzgamos por nosotros mismos dónde está la dulzura, el valor y la calidad». Sugerencias generales Mensajes de la parábola — Fiabilidad de nuestras percepciones. — Valorar las cosas, los hechos y a las personas sirviéndonos de la razón, la experiencia, los sentidos y la intuición. — El centro de nuestra mente ha de partir del mundo exterior y de lo que dicen los otros e ir hacia nuestro mundo interior y a lo que nosotros mismos sentimos. — Necesidad de resistir a las modas que la gente toma por credenciales, grados, diplomas, títulos y honores... Ideas y aplicaciones de la parábola Algunos grajos que observaban de lejos bajaron enseguida satisfechos y se dieron u n festín: 82 — Hoy se concede gran importancia a las manifestaciones externas de poder o autoridad. — El valor del hombre está dentro, en lo que somos, no en lo que creemos ser o en lo que exteriorizamos ser. — El valor de las cosas hay que juzgarlo por ellas mismas, no en referencia a las personas que poseyeron o inventaron las cosas. — Etiquetas, títulos, grados, etc., son medios para reforzar la pobre imagen de nosotros mismos. — Nos ocultamos detrás de ellos para protegernos de las críticas y el rechazo. — Cuanto más inseguras son las personas, más propenden a etiquetas y laureles. 83 — Preferimos la hipocresía a la realidad, las apariencias y la simulación a la verdad. — Muchos estiman que lo importante no es ser, sino aparentar ser bueno, honrado, respetable, capaz, etc. Existe un hechizo fácil en la gente que nos hace sentirnos buenos, honestos, etc., aunque no lo seamos en realidad. — Los títulos y las etiquetas «honoríficas» son «símbolos del status)). Los que no pueden merecerlos los compran. — Los títulos y honores a menudo se ritualizan. Se puede sustituir el status titular: tan pronto como una persona deshonesta adquiere un título es revestida de respetabilidad. Muchos líderes políticos fueron antes criminales comunes, pero de repente se han convertido en gente honorable, consiguiendo respetabilidad mundial. — Una persona inteligente es considerada ignorante si no lleva un título después del nombre. — Los juicios se hacen de acuerdo con los valores mundanos: dinero, popularidad, pompa, fama, status, valores comerciales. No se atiende a su verdadero valor, sino sólo a lo que es aceptado sin más por el mundo. — Tememos ser diferentes: pensar, sentir o hablar de modo diferente. Nos gusta sentirnos seguros y sintonizados con el resto de la gente. — Tenemos miedo de ser fieles a nuestros valores, convicciones y percepciones. — Antes de aventurar una opinión, queremos saber lo que otros piensan, a fin de poder pensar y sentir lo mismo. Sin voluntad propia, nuestra voluntad depende de la última novedad, moda o fantasía. — Los animales confían en sus percepciones y saben lo que es bueno y malo para ellos, lo que sabe bien o mal. Los seres humanos no confían en sus percepciones. — Para la mayoría de nosotros, lo hermoso no es lo que excita nuestra sensibilidad estética, sino lo que la publicidad y los medios de comunicación presentan como hermoso. — Esclavos de los gustos y modas predominantes en nuestra sociedad de consumo, somos presa de persuasiones abiertas u ocultas de publicitarios o demagogos políticos. — Al vender nuestra singularidad por un plato de lentejas, hemos perdido nuestra mente, juicio, discreción y alma. 84 Textos del Nuevo Testamento en relación con las ideas de la parábola Mt 5,33-37 Mt 6,1-6 Ser honestos y directos en nuestro lenguaje. Cumplir los deberes religiosos sin publicitarios. Dios mira el corazón, no las apariencias. Mt 7,15-20 1 Conoceréis al árbol por sus frutos. Juzgar a la Mt 12,33-35 J gente por su valor intrínseco y no por el valor de sus actos. Mt 7,21-23 «No todo el que dice 'Señor, Señor'..., sino el que...» Mt 21,23-27 Los judíos buscaban títulos y credenciales: «¿Con qué autoridad haces todo esto?» Mt 23,1-12 Jesús nos enseña que no aspiremos a títulos o a ser llamados «preceptor», «maestro», «padre». Mt 23,13-28 Jesús detesta toda hipocresía y las apariencias. Me 7,1-13 No aferrarse a normas exteriores y a exterioridades. Me 7,14-23 Lo que cuenta es el corazón de la persona. El verdadero valor está dentro. Me 9,33-36 ¿Quién es el más grande? Le 4,16-30 Jesús es rechazado en Nazaret. No tenía títulos o credenciales. Ningún profeta es aceptado en su tierra. Le 6,45 Las cosas buenas provienen del corazón de la persona buena. Le 7,18-23 Jesús presenta sus credenciales a los discípulos de Juan Bautista: hechos, actos, no títulos o etiquetas. Le 12,13-21 Él rico necio: el verdadero valor de un hombre no viene de lo que posee, sino de lo que es. Le 18,9-14 Fariseo y publicano: ¿quién es aceptable a los ojos de Dios? ¿Por qué? Le 21,1-4 El óbolo de la viuda. No es lo que se da, sino la actitud del que da lo que cuenta delante de Dios. Sant 2,1 -4 No juzgar por las apariencias. Sant 2,14-24 Fe en acción. 85 15. AUTOBIOGRAFÍA DE UN COCO NACÍ en la copa de un árbol robusto, que había crecido en un suelo arenoso a lo largo de la franja de la costa. Desde mi atalaya disfrutaba de una vista fantástica de cuanto me rodeaba. Era muy feliz y me sentía orgulloso de ser un coco. Creía que mi padre era maravilloso, hasta que un día oí que varios transeúntes le maldecían a él y a toda la familia. Si no recuerdo mal, uno de ellos dijo: «¡Qué calor hace hoy! ¡Si al menos este maldito cocotero nos diera sombra! Odio los cocoteros. Tan rugosos, tan feos y deformes. Sin hojas, ni flores ni siquiera aroma». Esto hizo sentirme tan desgraciado que algo cambió dentro de mí. ¿Cómo es que no lo había visto antes? Realmente era feo; casi deforme. Me sentía avergonzado, y decidí que no dejaría jamás que nadie viera mi fealdad interior... Comencé a construir a mi alrededor una capa muy densa, dura y peluda para proteger mi interior de las miradas. Después de todo, evidentemente, no había nada bueno dentro de mí. Si alguien me hubiera visto por dentro, me despreciaría y rechazaría aún más. Por eso tejí a mi alrededor una capa de materia áspera, peluda, de color pardo, desagradable al tacto, para que nadie se atreviera a tocarme. Odiaba que me tocaran o acariciaran. Al cabo de una semanas, que pasé deprimido meditando sobre mi desgracia y sin apenas hablar con mis hermanos y hermanas, me vi de repente sorprendido por un impetuoso temporal. Todos éramos sacudidos violentamente y, aterrado, me agarré a mi padre, temiendo ser arrancado del árbol. Pero todo fue inútil. Perdí el control y sentí que era arrojado 86 con vehemencia hacia abajo, cayendo en el oscuro vacío. Me encontré aturdido en el suelo, magullado y dolorido por el golpe. Solo y temblando de miedo, pensé que lo único que me quedaba era esperar la muerte. Evidentemente, había sonado mi hora..., cuando un grupo de aquellos odiosos transeúntes se acercó a mí. Mas ¡qué sorpresa grata fue para mí oír que uno de ellos decía: «¡Mira qué coco tan bonito! Realmente es una suerte». Sin apenas dar crédito a lo que oía, sentí que me levantaban y me agitaban junto al oído de un joven. Su nariz comenzó a olerme y sus labios murmuraban, dirigiéndose directamente a mí: 87 «¡Qué coco tan fresco, dulce y sabroso debes ser! Me alegro de veras de haberte encontrado». ¡Cómo! ¿Yo fresco y dulce? Tenía que haber algún error. Ciertamente, yo no era más que algo estúpido, deforme, feo e insípido, que se contentaba con que le dejaran en paz. El muchacho comenzó a quitar con cuidado los pelos ásperos y pardos que había hecho crecer a mi alrededor para protegerme. Lo hizo con gran delicadeza, como si deseara no hacerme daño. Por primera vez en muchos meses volví a sentirme feliz de nuevo, sin darme cuenta de que el muchacho cogía una piedra grande y comenzaba a golpearme con fuerza. Con mayor rapidez y energía cada vez, no dejaba de darme golpes. Gritando de dolor, quería preguntarle qué buscaba y pedirle que parara. Ciertamente debe saber que dentro de mí no hay más que fealdad. ¿Qué esperaría encontrar debajo de mi dura corteza? Unos segundos más tarde se escuchó un fuerte chasquido y sentí que me partían en dos. De mis heridas comenzó a rezumar un jugo, y, con gran sorpresa mía, el chico y sus amigos intentaron beberlo. Por sus gestos de satisfacción podía decir que estaban disfrutando. Ellos comentaban lo dulce y fresco que estaba. Mi mayor sorpresa fue cuando, después de separar partes de mi corteza, arrancaron algo de mi interior. ¡Era inmaculado! Mi interior era hermoso y evidentemente disfrutaban comiendo. «¡La gente me quiere!», exclamé. «No soy feo ni inútil. ¡Por favor, os lo ruego, comedme. Comedme todos! ¡Qué satisfacción proporcionar placer a personas que han hecho que al fin creyera en mí mismo!» Sugerencias generales Mensajes de la parábola — Descubrir nuestras riquezas interiores. — Acrecentar la estima propia. — Por qué tenemos una pobre imagen de nosotros mismos. 88 — Descubrir los «mecanismos de frustración» empleados para encubrir partes de nosotros mismos que no nos gustan y que rechazamos. — Mejorar nuestra imagen. Ideas y aplicaciones de la parábola — Todos nos parecemos al coco: tesoros ocultos bajo un exterior áspero. — Desconfiando de su riqueza interior, la gente endurece su apariencia externa para proteger una pobre imagen de sí mismos. — Dios ha hecho a cada uno único, hermoso y precioso. Estamos en un error al hacer que la gente se sienta incompetente atendiendo meramente a las pautas arbitrarias de la sociedad. Los niños no nacen jamás con «complejos de inferioridad», sino que se los imponemos nosotros. — La opinión de los demás sobre nosotros nos influye más de lo que creemos. — No somos «actores» ni «actuamos». Somos más bien «reactores» que «reaccionan». — Dejamos que nos configuren los demás, la sociedad y las influencias exteriores. — Si los demás no creen en nosotros, no creeremos en nosotros mismos. — El temor a ser rechazados por los demás dirige el rechazo de nosotros mismos. — Sólo desde fuera se puede poner en marcha el proceso de mejorar nuestra imagen. Es preciso que alguien crea en nosotros para que creamos en nosotros mismos. — Nuestra «fealdad» es una falsa fachada, que tiene por fin mantener a los otros a distancia. — El miedo a que nos hagan daño nos lleva a construir murallas que no son parte de nosotros mismos y que pueden desmoronarse. — Si nos rechazamos a nosotros mismos, ¿cómo esperamos que nos acepten los demás? — Lo que más nos hiere no es el rechazo de los demás, sino el miedo a que su rechazo «confirme» nuestra indignidad. 89 — No demos importancia a las observaciones despectivas. Si la gente nos quiere, estupendo; si no, peor para ellos. — El mejor presente que podemos hacer a los demás es nuestra «incondicional» aceptación de ellos. — La confianza, el respeto y la admiración por los demás harán que superen la pobre imagen que tienen de sí mismos. — Debemos hablar con cautela sobre los jóvenes, los débiles, los pobres y los inseguros. Las indiscreciones podrían conducirles a replegarse sobre sí mismos e incluso a odiarse. Le 8,19-21 Le 15,11-32 Le 18,9-14 Le 19,1-10 Le 23,39-43 Textos del Nuevo Testamento en relación con las ideas de la parábola No es fácil encontrar en el Nuevo Testamento textos que se refieran directamente a los temas de la «imagen propia» y a los «mecanismos de frustración»; sin embargo, los evangelios nos muestran cómo trataba Jesús a los pobres e ignorantes. Los aceptaba siempre y mostraba una confianza inquebrantable en ellos: Mt 4,18-22 1 Mt 10,1-4 j Mt 5,21-22 Mt 7,1 -1 Mt 18,1 -4 Me 7,14-23 Me 10,13-16 Me 2,13-14 Me 6,1-4 Me 12,41 -44 Le 2,6-19 Le 7,36-50 90 Jn 1,42-43 Jn 8,1-11 Jn 9,1-41 Jn 21,15-19 La madre y los parientes de Jesús: la única relación que cuenta para él es el corazón leal y afectuoso. La parábola del hijo pródigo nos muestra la bondad de un corazón aparentemente corrompido. El fariseo y el publicano. ¿Quién es mejor? En el corazón de un ambicioso recaudador se encuentra oro. Confía en un ladrón y cambia su corazón: el buen ladrón. Jesús descubre bondad en un corazón cínico: Natanael. Con sus demostraciones de interés, Jesús cambia el corazón de la mujer adúltera. El ciego aprende sabiduría y valor. Jesús acepta a Pedro después de su negación. Escoge a sus discípulos de entre los pobres y los ignorantes. Condena los insultos, abusos y agravios. Prohibe que juzguemos a los demás. ¿Quién es el más grande? ¿Dónde se encuentra el verdadero valor? Lo que cuenta es el corazón humano, no las apariencias. Jesús bendice a los niños, los toma en serio, resaltando así su imagen. Llama a Mateo, el recaudador. Cree en él. Jesús es rechazado en Nazaret. Sus conciudadanos no podían aceptar su valor, porque juzgaban por los factores externos. Jesús alaba a la pobre viuda. Lee en su corazón. Los primeros receptores de la buena nueva: unos pobres y humildes pastores. Jesús acepta y alaba a la mujer pecadora, cambiando su vida para bien. 91 16. ¿QUÉ PASA, SEÑOR TOILER? «Bueno, no hay nada que hacer», concluyó, «excepto trabajar aún más hasta que mi almacén esté lleno de nuevo hasta los topes». Durante muchos meses más el señor Toiler siguió trabajando aún con mayor ardor que antes, hasta que las puertas del almacén apenas se pudieron cerrar de nuevo. Después de otra noche de insomnio, volvió apresuradamente para hacer una inspección triunfal; pero, con mayor espanto aún que en la primera ocasión comprobó que faltaba la mitad de las existencias. EL SEÑOR TOILER era muy trabajador y ambicioso. Orgulloso de su riqueza y de sus posesiones, la ambición que le impulsaba era llenar por fin su almacén hasta arriba. Sólo cuando estuviera lleno hasta rebosar de sacos de trigo, latas de azúcar, bidones de aceite, latas y cajas de alimentos se sentiría realmente satisfecho. Cada día se anima a sí mismo a trabajar aún más: «Tendré lleno mi almacén pronto sólo con que trabaje duro y no afloje la marcha». Por fin, llegó el gran día. Al señor Toiler le fue absolutamente imposible meter nada más en su almacén. Incluso le resultó difícil cerrar la puerta del local. Pensando en un retiro bien merecido, no pudo, sin embargo, dormir en toda la noche, esperando impaciente inspeccionar de nuevo su almacén por la mañana. Por eso le pareció fácil levantarse incluso antes de lo habitual, y salió deprisa de su casa. Al llegar a la puerta del almacén, metió nervioso la llave en la cerradura, abriendo al fin la puerta de golpe. Horrorizado, se encontró con que el almacén estaba medio vacío. «¿Qué le ha ocurrido a mi almacén?», gimió el señor Toiler. «¡Los ladrones deben haber entrado durante la noche, robando la mitad de mis existencias!» Irritado, comenzó a examinar todo lo que quedaba, comprobándolo con la lista original para descubrir lo que había desaparecido. Sin embargo, todo parecía estar allí. No pudo comprobar la desaparición de un solo artículo. ¿Cómo podía entonces estar medio vacío el almacén si todas las existencias seguían allí? 92 93 Una vez más contó todo lo que quedaba comparándolo con la lista original. Cosa extraña; todo parecía intacto y no podía . sospechar ciertamente de los ladrones. No quedaba más que hacer que trabajar todavía más y el señor Toiler consiguió por tercera vez llenar su almacén. Mas por tercera vez lo encontró de nuevo a la mañana siguiente lleno sólo a medias. El señor Toiler estaba lejos de caer en la cuenta de que sus riquezas no disminuían, sino que su almacén se ampliaba, dejando siempre espacio para un mayor suministro. Sugerencias generales — Este mito utópico es alimentado constantemente con eslóganes como «producir más», «consumir más», «vivir la vida a tope», «no resignarse jamás». — Cuando la «carrera de la competencia» se convierte en lucha por sobrevivir, son inevitables la frustración y el desencanto. — Hay que sustituir el afán incesante de alimentar el monstruo insaciable de la producción con la satisfacción de llevar una vida más humana. — ¿La verdadera finalidad de la vida es «tener» o «ser», «poseer» o «disfrutar»? — Cuando saboreamos las cosas buenas de la vida con la ambición del avaro, se convierten en nuestros labios en frutos del mar Muerto. Mensajes de la parábola — Necesidad de guardarse de un falso sistema de valores. — Futilidad de la jactanciosa ambición de adquirir posesiones materiales siempre mayores. — Peligros de la preocupación exclusiva por la prosperidad material, de la opresión del consumismo y la ilusión de que el progreso debe ser inevitable. — Ventajas de una vida de moderación; estar contento con lo que se tiene en lugar de suspirar por más. Textos de la Biblia en relación con las ideas de la parábola Prov 28,6-11 Prov 30,8-9 Qo 2,8-11 i Qo 4,7-8 | Qo 5,12-15 > Mt 5,1 -11 Mt 6,11 Ideas y aplicaciones de la parábola Mt 6,19-21 — El problema del señor Toiler no eran sus bienes, pues tenía suficientes para llevar una vida de placer, sino que el almacén creciera en proporción con su contenido. — El almacén representa el corazón humano, depósito de los deseos. Cuanto más tenemos, más queremos; la ambición crece en proporción de la riqueza y no se satisface nunca. — El señor Toiler simboliza la obsesión moderna de adquirir cada vez más bienes y de conseguir la mayor satisfacción posible de la vida. — Vana esperanza de alcanzar un día el colmo de la felicidad y completa satisfacción adquiriendo riquezas que superen los sueños de la avaricia. 94 Mt 6,24-34 Mt 26,14-16 Me 10,17-27 Me 10,28-31 Le 6,20-27 Le 12,13-21 Le 16,14-15 Le 16J.9-31 «Más vale el pobre contento que el rico...» «No me des ni pobreza ni riqueza». «Vanidad de vanidades. Todo es vanidad». Las bienaventuranzas: «Bienaventurados los pobres de espíritu...» Danos «nuestro pan de cada día». Esto es suficiente. Las riquezas del cielo: las verdaderas riquezas, que ni se las roba ni se enmohecen. Dios y las posesiones: la verdad es la providencia de Dios. Judas traiciona a Jesús. El joven rico. Consigue el ciento por ciento de «tus riquezas». Dónde están la verdadera felicidad y la pena. El rico necio llenó sus graneros, pero no disfrutó nunca de ello. Los maestros de la ley se burlaban de Jesús porque no ambicionaba el dinero. El rico epulón y Lázaro. 95 Jn 12,4-6 ITim 6,6-10 ITim 6,17-19 Sant 1,9-11 Sant 5,1-3 Ap 3,17-19 Judas ambiciona el dinero. «Nada hemos traído a este mundo. El amor al dinero es la raíz de todos los males». «A los ricos de este mundo recomiéndales que no sean orgullosos». Pobreza y riquezas. Aviso a los ricos. Dices: «soy rico...» 17. NO TENDRÁS OTROS DIOSES FUERA DE MÍ EN NUESTRA época científica no es raro encontrar una familia que dé culto a la «ciencia» como su dios principal. La familia Prestigio era un claro ejemplo de ello. El señor Prestigio insistía en que sus dos hijos, Norberto y Támara, se doctoraran. La señora Prestigio estaba de acuerdo, creyendo que sólo haciéndose médicos o ingenieros podían esperar hoy los muchachos disfrutar de un elevado nivel de vida. Puede suponer la sorpresa de sus padres cuando Norberto pidió como regalo de cumpleaños una guitarra: «Me gusta la música y mis profesores dicen que debería intentar desarrollar mis talentos naturales». «¿Una guitarra?», exclamó desconcertado el señor Prestigio. «No tendrás tal cosa. Recuerda que estás en el último año del colegio y has de trabajar duro en los exámenes a fin de sacar nota para medicina. No puedes permitirte distracciones como la guitarra o cualquier otro tipo de instrumento musical». Sacrificadas las dotes musicales de Norberto en el altar de la «ciencia», la afición de Támara por la literatura iba a correr igual suerte: «Quisiera ser escritora, y mi profesor de inglés me dice que debo licenciarme en filosofía y letras, tomando el inglés como principal asignatura. Necesito matricularme en inglés el próximo año». «¡Cómo! ¿Inglés? De ningún modo. Sigue concentrándote en matemáticas y^^ncias. No hemos gastado tanto dinero sólo para verlo despeWwiado en cursos de literatura». Aunque ambos muchachos siguieron en los años siguientes 97 96 !M pidiendo a sus padres otros varios favores —afiliarse a un club de criquet, matricularse en clases de arte, asistir a clubes juveniles, tomar lecciones de danza—, los señores Prestigio rechazaron firmemente todas las peticiones. Especialmente se condenó cualquier forma de voluntariado, y ni Norberto ni Támara pudieron alimentar la esperanza de dedicar algún tiempo a la cruz roja, caritas, etc. «Las escuelas y universidades no están para saciar el hambre o para ayudar a arruinados. Concentraos en vuestros estudios. Para eso nos hemos sacrificado; por tanto, demostrad por una vez un poco de gratitud aprobando todos los exámenes». inhumanos, estúpidos y sin alegría; pero los señores Prestigio estaban orgullosos de sus dos hijos, a los que habían ofrecido un brillante futuro, asegurándoles un alto nivel de vida. Sugerencias generales Mensajes de la parábola — Valores discutibles por los que administramos nuestros hogares, instituciones, escuelas, colegios y hasta nuestras iglesias. — Hay que animar a la juventud a tomar sus propias decisiones y a seguir su conciencia. — Manipulación de nuestra sociedad: al escoger su vocación o cambiar el rumbo de su vida, se fuerza a la gente constantemente a introducirse en nuestros lechos de Procrusto, aceptando ideologías, tradiciones, intereses de grupo o manteniendo el status quo. Un oculto imperialismo les fuerza a hacer lo que otros desean. — Las satisfacciones materiales se concentran en el fácil acceso a la riqueza y al poder. En lugar de hacer la vida más humana y satisfactoria, en realidad la empobrecen, matando lo mejor que hay en nosotros. — La verdadera alegría y satisfacción vienen de usar los talentos dados por Dios, no de suprimirlos en atención a las estructuras heredadas y a los intereses creados. Ideas y aplicaciones de la parábola Desde luego, aprobaron todos los exámenes. La vida social, las amistades personales, el amor, el talento artístico, todo fue neciamente sacrificado; pero al fin Norberto y Támara consiguieron graduarse. Norberto fue ingeniero aeronáutico y Támara neuróloga. Un brillante futuro les esperaba ahora, y en realidad las desventajas eran muy pocas: ambos jóvenes se habían vuelto personajes sin alma, sin amigos y egoístas. Eran autómatas 98 — Como muchos otros padres que se atienen servilmente a los valores sociales prevalecientes, los señores Prestigio trituraron todo lo que había de mejor en sus hijos. — Sus valores mundanos personales: dinero, prestigio, posición, éxito, los compendiaban erróneamente en lo que llamaban ellos un «elevado nivel de vida». — Lavaron el cerebro de sus hijos obligándoles a aceptar y vivir de acuerdo con esos valores. 99 — El dinero y el prestigio no valían para sus hijos tanto como la amistad, el interés social, el arte, la música, la literatura y el amor a los pobres. La índole sencilla y natural de Norberto y Támara así se lo decía. — Al ajustarse a los deseos de sus padres, arruinaron su vida. Realizaron todo lo que sus padres querían de ellos, pero no lograron la felicidad ni la sensación de realizarse. — Nosotros, en cuanto profesores, pastores o padres, ¿no arruinamos la vida de quienes nos están confiados? — Debemos enseñarles a rechazar los valores hedonistas y materialistas. — Ningún padre, profesor o clérigo tiene derecho a imponer su punto de vista a las personas que tienen a su cargo. — Los chicos no conseguirán la felicidad y satisfacción si sofocamos lo mejor que hay en ellos o les forzamos a atenerse a un determinado molde social y si ahogamos cualquier posible disenso. — Experimentarán una inmensa satisfacción si les dejamos libres para que sean y lleguen a conseguir aquello para lo que están mejor dotados de acuerdo con sus convicciones propias. — Un elevado «nivel de vida» es realmente un empobrecimiento de la vida, y no es igual que una alta «calidad de vida», que encumbra la existencia. Cuando Norberto y Támara se aseguraron un elevado «nivel de vida», la fetidez de la corrupción había comenzado ya a viciar su «calidad de vida». — La ciencia, o mejor el cienticismo, se ha convertido en un poderoso ídolo, en cuyo altar se han sacrificado niños. Esto es generado, y genera a su vez los molocs del prestigio, la posición y el dinero, que devoran el alma. — Un sistema educativo imbuido de estos falsos valores llevará a los alumnos a la frustración personal y al fracaso moral. — Las escuelas y colegios en los que vige ese sistema no «forman», sino que sólo «informan». No «educan» para la vida, sino que sólo «entrenan» para vivir. El resultado de las escuelas y colegios debería ser una juventud plenamente humanizada, preparada para el serio negocio de la vida. Con demasiada frecuencia se les ha enseñado a ser ambiciosos y capaces únicamente de satisfacer las demandas de una sociedad competitiva. — El programa de un colegio puede que enseñe un conjunto 100 de valores que incluyen el amor, la cooperación, el interés social, el patriotismo, el humanitarismo, la honradez y la integridad. Sin embargo, en la vida real practicamos exactamente lo contrario: competitividad, egoísmo, individualismo, prestigio, posición, dinero. — Hay un secreto «orden del día» en todo lo que hacemos y enseñamos. Debemos recordar que los «valores se captan, no se enseñan». Los estudiantes captan los valores que practicamos, no aprenden los valores que enseñamos. Textos de la Biblia en relación con las ideas de la parábola La idolatría atribuye prerrogativas a algo que no es Dios: • Buscar en ello un «significado absoluto». • Hacer de ello el ser pleno y el fin último. • Sacrificarle todo lo que tenemos y todo lo que somos. Textos del Antiguo Testamento sobre el dinero y el culto a los ídolos Lev 26,1 Sab 12,23-25 Sab 14,12-31 Sal 113,4-8 Is 46,6-9 «Yo soy el Señor, tu Dios...» «Los atormentaste... porque andaban extraviados...» La locura del culto a los ídolos. Los ídolos son plata y oro. Despilfarran su oro para hacer un dios. Textos del Nuevo Testamento sobre el prestigio y el dinero Mt 5,1-11 Mt 6,19-21 Mt 6,19-21 Mt 13,53-58 Las bienaventuranzas: los valores de Cristo. No podéis servir a dos señores: Dios y el dinero. Las riquezas del cielo. Jesús fue rechazado en Nazaret por ser el hijo de un carpintero, no por ser hijo de un médico o un ingeniero. 101 Mt 23,1-2 Mt 25,31 -46 Me 9,32-37 Me 10,17-31 Me 10,35-45 Le 4,1-13 Le 12,13-21 Le 14,7-14 Le 22,24-27 ITim 6,6-10 Sant 1,9-11 Sant 5,1-6 102 Jesús condena a los maestros de la ley, que codiciaban títulos, prestigio y posición. La verdadera grandeza delante de Dios se mide por lo que amamos, no por lo que poseemos. ¿Quién es el más grande? El joven rico perdió la verdadera dicha por su riqueza. Petición de Santiago y Juan: deseaban poder e influencia, pero se les prometió sufrimientos. Jesús venció la tentación de hacerse rico y poderoso. El rico necio: el valor de un hombre no depende de lo que posee. Los primeros puestos en el banquete de bodas. Los primeros serán los últimos y los últimos los primeros. Discusión sobre la grandeza y el prestigio. El amor al dinero es la fuente de toda clase de mal. Pobreza y riqueza. Amonestación a los ricos. 18. MARGARITA MARGARITA era una profesora joven, entusiasta y muy popular. Sus alumnos la querían y los padres de ellos la tenían en gran estima. Era querida y respetada por sus colegas, admirada por sus superiores y por los administradores del colegio. Le gustaba estar con los niños, charlar con ellos y tomar parte en sus juegos durante las horas del recreo. Todo el mundo, incluyendo a los alumnos, la llamaban por su nombre de pila. Al jubilarse la directora, muchos de los directivos, administradores y padres pidieron a Margarita que se presentara a la vacante. En realidad, nunca había entrado en sus cálculos ser directora, pero al fin la persuadieron a que presentara la solicitud. Después de ser seleccionada y entrevistada, fue nombrada directora en su momento. Las felicitaciones que siguieron hicieron a Margarita muy feliz en su nuevo puesto, pero se preguntaba también si, aislada en cierto momento en su despacho, no perdería el estrecho contacto con los niños, a los que veía todos los días en clase. Pronto, sin embargo, los niños se sintieron felices de poder demostrarle la misma amistad, y durante el recreo había siempre un montón entrando por su puerta. Les encantaba visitarla en su despacho para charlar con ella e invitarla a participar en sus juegos. Pero todos la llamaban simplemente «Margarita». Con frecuencia los niños llegaban tarde a clase después del recreo debido a la aglomeración que se juntaba en el despacho de la directora. Esto la preocupaba, y decidió adoptar una actitud más estricta. En adelante los alumnos debían hacer cola ante su puerta, y no entrar todos de golpe. También les dijo que la llamaran «directora», en vez del tratamiento demasiado familiar de «Margarita». 103 Lamentablemente, nadie parecía prestar atención al letrero ni molestarse en dirigirse a la directora por ningún nombre. El letrero era tan grande, que los niños no veían por encima de él. Cualquier niño que entraba en la habitación de Margarita creía sinceramente que no había nadie y volvía a salir inmediatamente. Algunos de los más fieles volvieron en unas pocas ocasiones, pero al final se cansaron de encontrar la habitación aparentemente vacía. En consecuencia, Margarita se quedó allí sola, respetada al fin por todos, pero sin amigos, triste, solitaria y olvidada. Sugerencias generales Mensajes de la parábola Aunque comenzaron a formarse colas más ordenadas, nadie parecía hacer caso de la petición de Margarita sobre darle el tratamiento de directora. Todos seguían llamándola por su nombre de pila. Esto comenzó a molestarla. Decidió mandar imprimir un letrero grande con la palabra DIRECTORA impresa en forma llamativa, y lo colocó delante de ella en la mesa. Sin embargo, los adultos y los niños insistían en llamarla «Margarita». Aunque eran menos los niños que requerían su atención durante las horas del recreo, iba en aumento su disgusto por la forma familiar de tratarla. Por eso hizo imprimir un letrero mucho mayor, de forma que nadie pudiera evitar ver la palabra DIRECTORA Lo colocó inmediatamente delante de ella, mostrándolo e insistiendo en que se le debía llamar directora. 104 — Concepto, fin y función de la obediencia y la autoridad. — Hay que ejercer la autoridad de acuerdo con la dignidad humana, tanto del que está revestido de ella como de cualquiera que esté sujeto a la misma. — Distinción entre autoridad de servicio y autoridad de poder. — Distinción entre autoridad personal y autoridad formal. — Obstrucciones psicológicas que impiden el debido funcionamiento de la autoridad. Ideas y aplicaciones de la parábola — Como profesora ordinaria, Margarita era popular, influyente, muy querida y disfrutaba de toda la autoridad que tenía. — Como directora, perdió la autoridad de que gozaba como profesora, y con ello perdió la relación que mantenía con todos en la escuela. — Margarita dejó de ser ella misma, la persona bondadosa y amable que era, y comenzó a ocultarse detrás de su rol de directora. — Existen dos clases de autoridad: formal y personal. Margarita disfrutaba al principio de autoridad personal y era amada, obedecida, respetada y se confiaba en ella. 105 Como directora, adquirió una autoridad formal, que poco a poco se impuso a su autoridad personal. Dejó de ser objeto de amor, convirtiéndose en cambio en objeto de temor reverencial. Ambas clases de autoridad son necesarias en un buen jefe. La autoridad personal se gana, no es una creación de la ley, como sucede con la autoridad formal. Jesús nunca poseyó autoridad formal entre los jefes judíos. Por eso los fariseos y los maestros de la ley le preguntaban: «¿Con qué autoridad haces estas cosas?» Sin embargo, Jesús gozaba de gran autoridad personal y hablaba como quien tiene autoridad. A los fariseos sólo les preocupaba la autoridad formal. En el plano de la autoridad, Cristo era personalista; los fariseos, legalistas. La autoridad formal divide a las personas en superiores e inferiores, y tiende a convertir a los superiores en tiranos y a los inferiores en esclavos. La autoridad hace de los subditos amigos, cooperadores y compañeros. Los que están revestidos de autoridad se convierten en padres, ayuda, guías y animadores. La autoridad formal hace pesada, humillante, gravosa y repugnante a la obediencia. La autoridad personal la hace agradable, enriquecedora y liberadora. La autoridad formal aisla. Los de a pie se sienten segregados e indeseados, separados de la élite. La autoridad personal hace que autoridades y subditos se sientan todos comprendidos, aceptados y queridos. La autoridad personal construye espíritu de comunidad. La autoridad formal agrupa a la gente mediante lazos legales, convencionales y artificiales, uniendo a extraños entre sí mediante conveniencias, no por solidaridad. El sentido de la autoridad es ayudar, guiar y orientar a la comunidad hacia un compañerismo amable, de cooperación y responsable. La autoridad no debe oprimir a las personas, explotarlas o suprimir la libertad individual, forzando a la sumisión, la docilidad o la pasividad por una especie de colonialismo social o cultural. Los superiores no deberían tanto satisfacer sus propias necesidades y aspiraciones cuanto las de sus subordinados. 106 — Las personas constituidas en autoridad han recibido el cometido y el encargo de servir a la comunidad. No se trata de un privilegio, sino de una carga obligatoria impuesta en interés de la sociedad. — La autoridad dimana de nuestra naturaleza social. En cuanto necesidad, es desagradable, un «mal necesario». Siempre habrá necesidad de regular y coordinar los niveles de la existencia en la sociedad; pero esto cercena la libertad personal, que es el más precioso de los derechos innatos. — Delante de Dios, realmente no hay ni superiores ni inferiores. Aunque metafísicamente todos somos iguales, sin embargo el mundo de las relaciones humanas asigna diversas funciones de acuerdo con las necesidades del bien común. — Los superiores no deberían ser demasiado conscientes de su autoridad formal, ni llamar la atención explícitamente sobre ella cuando tienen ocasión de usarla. — Al ejercicio de la verdadera autoridad no deberían acompañarle honores, fama, dinero, beneficios, privilegios, protocolo y preferencias. Si los que están revestidos de autoridad solicitan estas cosas, pierden su credibilidad ante cuantos tienen derecho al amor y protección de su parte. Su autoridad personal se pierde entonces, siendo reemplazada por la autoridad formal y por todo lo que acarrea: fuerza, represión, sanciones, castigos, amonestaciones... — Los superiores han de ser queridos, no temidos. — Una cosa es la obediencia, y otra muy distinta la esclavitud. — La obediencia debe dignificar, no degradar. — La expresión «crisis de obediencia» es realmente una «crisis de autoridad». Si la autoridad se concibe rectamente y se ejerce debidamente, la obediencia perderá su postura crítica. — Autoridad y obediencia se complementan entre sí. El problema no está si en la una ni en la otra, sino más bien en la relación recíproca entre ambas. Textos del Nuevo Testamento en relación con las ideas de la parábola Mt 2,16-18 La muerte de niños inocentes. Abuso de autoridad. 107 Mt 7,28-29 Mt 13,53-58 Mt 18,1-5 Mt 20,20-28 Mt 23,1 -12 Mt 23,13-28 Mt 11,27-33 Le 3,1-20 Le 14,7-11 Le 22,24-27 Jn 13,1-17 Jn 19,8-11 108 Jesús enseñaba con «autoridad». Jesús, rechazado por sus paisanos de Nazaret. No tenía autoridad formal. ¿Quién es el más grande? Petición de una madre. La verdadera grandeza y autoridad. Amonestación contra los que ambicionan autoridad formal y títulos. Jesús condena la hipocresía de los que están revestidos de autoridad. ¿Con qué autoridad? Autoridad personal de Juan Bautista. Los primeros puestos en la mesa del banquete. Discusión sobre la grandeza. Lavatorio de los pies. Jesús y Pilato. «Yo tengo poder...» (Abuso de autoridad). 19. ESCUCHAR A LOS GALGOS ACABABA de terminar la carrera. Con la lengua fuera y echando espumarajos por la boca, jadeantes, su pelo bañado en sudor, los galgos volvían exhaustos al trote a sus casetas. Una vez más habían hecho cuanto estaba en sus manos para apresar aquella furtiva liebre, sin que ninguno lo lograra: «Tenemos que seguir intentándolo con más fuerza la próxima vez», aseguró Princesa de Plata, un animal fino, gris claro que casi parecía blanco, la única hembra de la carrera. «Tienes razón en lo que dices, querida», observó Daniel, uno de los perros más viejos, mientras palpitaban sus oscuros flancos bajo el esfuerzo. «Cada vez lo intentamos con todas las fuerzas, pero nunca nos acercamos más a esa maldita liebre». «Al fin, lo conseguiremos», murmuraron unos cuantos. «La práctica dará resultado, ya veréis». Por supuesto, ninguno de ellos caía en la cuenta de que hablaban de una liebre artificial, impulsada por un motor eléctrico y controlada mecánicamente para mantenerse justamente delante de los galgos perseguidores. «Cuanto más corremos, más parece correr la dichosa liebre», fue lo más cerca de la verdad que nunca estuvo ninguno de aquellos pobres perros. Después de cada carrera, su conversación era una mezcla de decepción por el fracaso y de determinación de conseguir al fin atrapar su presa. Todos estaban seguros de que al fin uno de ellos lo lograría muy pronto. Escuchando conversaciones tan ingenuas, cualquiera sentiría lástima realmente de aquellos pobres animales, tan sinceros en su proceder, pero tan crédulos y fáciles de engañar. Sin embargo, no muy lejos de ellos, sentados en las tribunas, era posible oír conversaciones semejantes de sus superiores humanos: ©*¡i 109 «Me he afanado como un loco para conseguir ese bonito contrato la semana pasada. Hubiera supuesto una bonita suma... Casi lo consigo. Pero se me fue de las manos por un tris. La próxima vez, sin embargo, andaré más listo, y al final lo conseguiré». «Sí; sé muy bien lo que quieres decir», replicó alguien. «Aunque mi trabajo está en otra línea, sé muy bien lo que es la decepción». «¿Tú decepcionado?», interrumpió el primero. «¡Pero si eres un especialista y uno de los mejores cirujanos del país!» «Puede que lo sea, pero no quiero pasarme toda la vida en la misma ocupación. No; si trabajo fuerte, me relaciono con las personas adecuadas y tengo una pizca de suerte, podría llegar a inspector general de sanidad». «Yo no he sido elegido por menos de mil votos», intervino un tercero; «así que sé lo que significa estar decepcionado. He roto algunos calcetines pateando todo el distrito electoral; pero la próxima vez me emplearé más a fondo y me concentraré en los puntos que ganen votos. Estoy seguro de que lo lograré al fin». «Me alegro de oíros hablar a todos así», añadió una cuarta voz. «Yo no dejo de decir a los chicos que trabajen duro en la escuela. No parecen darse cuenta de que el éxito sólo se consigue cuando se esfuerza uno en conseguirlo. Muchas personas hoy en el mundo no se percatan de que el éxito sólo es cuestión de esforzarse más en ese poquito». Nos quedaríamos sorprendidos de lo que hubieran pensado los pobres galgos si hubieran sido capaces de escuchar lo que decían algunos de los espectadores. 110 Sugerencias generales Mensajes de la parábola — La vida humana es cualitativa y cuantitativa. Para una persona responsable y comprometida, vivir es cuestión de ser, no de tener. — Futilidad de un estilo de vida moderno programado para correr sin parar jamás, para «devenir» sin llegar nunca a «ser». — El «éxito», tal como el mundo lo entiende, es algo totalmente diferente de una «vida con éxito». La filosofía del éxito supone la persecución incesante de la satisfacción de las necesidades materiales a costa de mejorar la calidad de vida. — Advertencia bíblica de que «la verdadera vida del hombre no la constituyen las cosas que posee, por muy rico que sea» (Le 12,15). — La gente que persigue la riqueza, el poder y el prestigio ha de aprender a comenzar a vivir y disfrutar de lo que tiene. Ideas y aplicaciones de la parábola — Nuestro sistema económico y educativo, las actividades recreativas y hasta nuestras prácticas religiosas están contaminadas por el culto del éxito. — Nuestra cultura ha identificado éxito con epítetos de mercado: más, más grande, más deprisa, más alto. — Para triunfar tenemos que tener más, adquirir más, divertirnos más, saber más, trepar más alto, llegar a la cumbre. — La carrera no tiene meta, hay que acelerar más el paso. Sólo importa correr. — El éxito se nos escapará siempre, porque vamos corriendo detrás de una sombra, un espejismo. — Condenados al fracaso, a la frustración perpetua, no somos mejores que los necios galgos que corren tras una liebre ilusoria. — Hemos sido condicionados para creer que el éxito significa riqueza, poder, popularidad, aplauso, posición, ponerse a la cabeza del montón, dejar atrás a nuestros rivales, eliminar a nuestros oponentes. 111 — Sin embargo, el verdadero éxito estriba en la satisfacción, la aceptación, la disponibilidad, la confianza, la paz, la alegría y la esperanza en un futuro definitivo. — Nuestra idea del éxito nos imposibilita alcanzarlo. — Sólo una persona puede llegar a la cima, sólo uno puede tener éxito. Pero esto será sólo en una de las áreas de la vida, no necesariamente en todas. Un hombre de negocios de un éxito enorme puede fracasar en ciertos campos del conocimientos o carecer de dotes de mando. Por eso también él se sentirá frustrado. — Muchos mueren sin haber vivido. Su vida entera ha sido un lento vivir la muerte si se niega a dejar de acumular. Debemos disfrutar de lo que tenemos, absteniéndonos de poseer y comenzando a ser. — El éxito no depende de intentarlo cada vez más, de quemarnos los nervios para labrarnos una posición mejor en la vida, pero destruyendo así la paz y eliminando el verdadero éxito de la vida. — Los seres humanos no están hechos meramente para trabajar, para desarrollar una actividad brutal y febril sin fin. Al contrario, el trabajo y la actividad están a nuestra disposición, son para satisfacción nuestra. — Durante muchos años se ha sacrificado todo al «moloc del éxito»; pero ha llegado la hora de adorar al verdadero Dios de la paz, la serenidad, el sosiego, la fruición y el gozo. — Hemos de aspirar no a tener más, sino a vivir más; no a adquirir más, sino a disfrutar mejor. Me 10,17-27 Me 10,28-31 Me 10,35-45 Me 12,38-40 Le 4,1 -13 Le 11,43 Le 12,13-21 Le 14,7-11 Le 15,1-3 Jn 13,1-17 Sant 4,1-6 Sant 5,1 -3 El joven rico: no era libre, sino esclavo de sus riquezas. Cómo conseguir el ciento por ciento. Santiago y Juan querían ser más que los otros discípulos. Jesús previene a sus oyentes contra los maestros de la ley, que pretendían ser considerados mejores que nadie. Jesús es tentado por el diablo a poseer placeres, riquezas y poder. Amenazas contra los fariseos. Querían tener los mejores puestos y honores. El rico necio. «Los primeros serán los últimos, y los últimos los primeros». Los fariseos critican a Jesús porque come con pecadores y degenerados. Sin embargo, aquellas personas eran más rectas. Lavatorio de los pies. La verdadera grandeza. El mayor éxito. Amistad con el mundo. Avisos contra los ricos. Textos del Nuevo Testamento en relación con las ideas de la parábola Mt 5,1-11 Mt 6,19-21 Mt 6,24-34 Mt 23,1-12 Me 9,33-37 112 Las bienaventuranzas: la verdadera satisfacción y gozo. Las riquezas del cielo: tender a ellas. Dios y las posesiones. No inquietarse indebidamente. No aspirar a ser superiores a los demás. No pedir títulos:maestro, padre, líder. ¿Quién es el más grande en el reino de los cielos? 113 20. UN ASUNTO DE MONOS EL SEÑOR ROBINSON llegó a casa cansado y fatigado, llevando un gran mono cómodamente sentado en sus hombros. La señora Robinson se sintió muy preocupada al ver a su marido en semejante estado: «¿Qué pasa, querido?», le preguntó afectuosamente. «¿Por qué tienes ese aspecto tan cansado y deprimido?» «A decir verdad», repuso él, «tu madre tiene tanta culpa como cualquiera. Apenas pedí verla, prorrumpió en denuestos contra mí sin parar. Ella y el resto de la familia. Santiago y Dora son por el estilo. Siempre están encima de mí. Dicen que no deberías haberte casado nunca conmigo. Tu madre decía que ella y tu padre sospechaban lo que iba a suceder...» «Tonterías querido», le interrumpió su esposa, tranquilizándole. «Tú eres el mejor de los maridos del mundo. No les hagas caso. Yo les diré unas palabras la próxima vez que vaya a verlos. Lo arreglaré todo, no te preocupes. Ahora siéntate aquí y serénate. Ea, deja que te quite ese enorme mono de tus hombros». Inmediatamente le quitó el mono y lo colocó sobre sus propios hombros. Ello hizo que el señor Robinson se sintiera muy aliviado. Serenado y de nuevo feliz, decidió ir a ver a algunos amigos al club de bolos y marchar con ellos a un pub. Al poco rato, llegó del colegio el joven Frank. Traía un pequeño mono posado en sus hombros. «Querido», exclamó su madre con ansiedad, «¿qué ha ocurrido en la escuela hoy?» «Estoy harto, mamá. La profesora me ha reñido por algo que no he hecho. Dijo que era un descarado y marrullero y que daba mal ejemplo a toda la clase». 114 «¡Cómo se ha atrevido a decirte cosas así! Déjamela de mi cuenta. Iré a verla mañana por la mañana a primera hora. Olvídala de momento. Sal a jugar con tus amigos, y yo te llamaré cuando esté listo el té». Apenas la señora Robinson le había quitado el pequeño mono de los hombros, Frank olvidó inmediatamente lo ocurrido en la escuela y se fue contento a jugar. Poco después llegó Ángela a casa. Había estado en la fiesta de cumpleaños de una amiga, pero ciertamente su aspecto no era el de haberlo pasado bien. También ella traía un pequeño mono sobre sus hombros, y su madre sospechó que había estado llorando: «¿Qué te ocurre, querida? ¿No fue bonita la fiesta?» ,f% «Ha sido horrible, mamá. Algunas chicas me han insultado. Dijeron que era una afeminada y una niña mimada. ¡Las odio!» «No hagas caso, querida. Dime quiénes fueron esas antipáticas y yo informaré a sus padres exactamente de lo ocurrido. 115 Ahora cambíate y vete a jugar. Yo te daré una voz tan pronto como esté preparado el té. Ea, deja que te quite ese mono de tus hombros». Así era la señora Robinson. Una mujer muy amable y muy querida; tenía numerosas amistades, que a menudo iban a verla durante el día. Ella escuchaba afectuosamente sus problemas y se mostraba preocupada al ver monos sobre sus hombros. Las amigas se iban luego con una gran sensación de alivio por haber encontrado quien las escuchara con simpatía y un lugar en el que podían dejar tranquilamente sus monos. No obstante, según pasaban los días, la señora Robinson comenzó a sentirse también cansada. Evidentemente, no era la que solía ser y parecía preocupada por algo. Perdió el gusto por la vida y parecía incapaz de hacer frente a sus deberes de esposa y madre. Con frecuencia ahora se lamentaba y gruñía de una manera muy extraña, comenzando a preocupar a la familia y a las amistades. Un día, una buena amiga la tomó aparte y le habló sin rodeos: «Escucha, Sandra; vengo dándome cuenta últimamente de lo deprimida que pareces estar. Evidentemente, sabes de qué se trata, ¿verdad?» «Bueno, en realidad no estoy segura, Gladys. Verdaderamente, no me he sentido nunca como ahora. Supongo que estoy algo cansada. Me siento abrumada últimamente, ya sabes». «Ciertamente lo estás. El verdadero problema son todos esos monos que tienes posados encima de tus hombros. Y tú eres la única que puede hacer algo al respecto. El remedio está en tus manos. Manda a paseo a esos monos. No son tuyos; ¿por qué has de llevarlos encima? Deshazte de ellos». «¿Lo crees así?», dijo pensativa la señora Robinson. «Sí, supongo que debo dejarlos. Después de todo, tienes razón. Realmente no me pertenecen; me parece, pues, que voy a dejarlos y que vuelvan a subirse a los hombros de las personas a las que realmente pertenecen». En cuestión de días, la señora Robinson volvió a ser ella misma. Los monos habían vuelto a quienes pertenecían y ella sintió nuevas energías. Entonces se encontró de nuevo deseosa y capaz de ayudar a su familia y a sus amistades. 116 Sugerencias generales Mensajes de la parábola — El modo más eficaz de ayudar a los demás. — Diferencia entre ayuda genuina y operación de rescate. — Responder a las siguientes preguntas: • En nuestra manera de ayudar a los otros, ¿somos «ayudadores» o «rescatadores»? • Por qué a veces experimentamos resentimiento hacia los que intentamos ayudar? • ¿Por qué nos sentimos enojados e irritados con los que nos quieren? • ¿A quién intentamos realmente ayudar, a los otros o a nosotros mismos? ¿Cuál es el motivo que se oculta detrás de la ayuda a nuestros familiares? • ¿Somos manipuladores en el modo como intentamos «rescatar» a otros? • ¿Evitamos conflictos y enfrentamientos para sacar a otros —o muy probablemente a nosotros mismos— de esas situaciones penosas? • Al ayudar a los familiares, ¿hacemos que los demás dependan de nosotros o les concedemos libertad absoluta? Ideas y aplicaciones de la parábola — La señora Robinson no era una genuina «ayudadora», sino «rescatadora». Tomaba sobre sí los problemas de todos, pero sin ayudarles a ayudarse a sí mismos. — Mantenía a los demás dependiendo, sin darles oportunidad de desarrollarse y aceptar la responsabilidad de su vida. — Al final, se sintió aplastada, «explotada» y «resentida». — ¿A quién ayudaba: a los otros o a sí misma (favoreciendo su imagen personal)? — Debería haberse enfrentado con su esposo y sus hijos en lugar de salvarlos y tomar sobre sí sus problemas. — La amiga de la señora Robinson, Gladys, era una genuina ayudadora. Se enfrentó a ella y le ayudó a hacer frente a su verdadero problema. 117 — Se da ayuda genuina a las personas: 1) que tienen verdadera necesidad, 2) que no pueden ayudarse a sí mismas, 3) que quieren ser ayudadas. — Rescatar significa ayudar a personas: • que no están en verdadera necesidad, • que no quieren ser ayudadas, • que desean evitar el sufrimiento de la confrontación no diciendo o haciendo algo a alguien que podría ayudarles. — Toda «operación de rescate»: • impide que las personas se desarrollen, • engendra resentimiento, cólera o sentimientos negativos tanto en el «rescatado» como en el que rescata, • cercena la libertad de las personas, • fomenta la excesiva dependencia y el infantilismo, • hincha la imagen propia del que rescata, que se siente así superior al rescatado, • implica falta de confianza en la capacidad de los demás para ayudarse a sí mismos, • desfigura la propia imagen, • implica miedo, desconfianza y falta de aplomo en el «rescatado», en el «rescatador» o en ambos. — Las razones para ser «rescatador» son múltiples: solicitud excesiva, posesión, falsa compasión por los demás, miedo a perder a los seres que amamos, desconfianza de los otros, complejos de superioridad, tendencias perfeccionistas, manipulación, paternalismo o maternalismo, proteccionismo, desestima de los otros, necesidad de realzar la imagen propia, autoritarismo, incapacidad para decir no, miedo a la confrontación, sentido exagerado de responsabilidad, propensión a ser mirado como una «persona simpática», fijación compulsiva de ayudar... — Los remedios para dejar de ser «rescatador» son: querer a la gente como es, aceptarla incondicionalmente, respetar la libertad de las personas, aceptar el conflicto y la confrontación como partes de la vida, dejar que sufra la gente (no haciéndoles las cosas demasiado fáciles), consentir en que la gente aprenda equivocándose, expresar honestamente los propios sentimientos, no forzar nuestras expectativas respecto a los demás, no ayudar puramente por un sentimiento de deber, no esperar correspondencia de los otros, 118 no censurar a los demás, no crear sentimientos de culpabilidad, ayudar a los otros a ayudarse a sí mismos, estar disponible, pero sin obstaculizar; no hacer que la gente se sienta obligada, rehusar llevar los «monos» de los otros sobre nuestros hombros. Textos del Nuevo Testamento en relación con las ideas de la parábola En el evangelio vemos que Jesús fue un gran «ayudador», pero nunca un «rescatador». Ayudaba a quienes estaban en verdadera necesidad y deseaban ser ayudados. Ejemplos: Mt 8,1 -4 Mt 14,13-21 Mt 15,21-28 Me 3,1-6 Me 5,25-34 Me 8,22-26 Me 9,14-29 Me 10,46-52 Jn 5,1 -18 Jn 8,1 -11 Jn 11,1-14 Jesús limpia a un leproso. Jesús alimenta a los cinco mil en el desierto. Lacananea. El hombre de la mano seca. La mujer que padecía hemorragias. El ciego. El muchacho con espíritu inmundo. Bartimeo. Curación en la piscina. La mujer sorprendida en adulterio. Lázaro. Jesús dejaba a la gente libre. Jamás forzó a nadie ni enseñó a forzar a nadie: Mt 13,24-30 Mt 21,28-32 Me 6,37-42 Me 15,11-32 Me 19,1 -10 Jn 4,1-42 Me 1,14-201 Me 2,13-141 Me 3,13-19 J Dejar que crezca la cizaña con el trigo. Nadie es obligado a trabajar en el campo. No juzgar. El padre del hijo pródigo le deja que se vaya libremente. Zaqueo: Jesús le invita, no le fuerza. Jesús invita a la samaritana, no la fuerza. Jesús invita a sus discípulos. 119 21. APUROS DEL SAMARITANO UN HOMBRE bajaba de Jerusalén a Jericó, cuando unos salteadores le atacaron y le despojaron de sus bienes, dejándolo medio muerto. Un samaritano presenció el incidente y se sintió movido a compasión. Levantó a la víctima y la llevó a una posada cercana. «Cuida de este hombre», dijo al dueño. «Gasta lo que sea necesario para su tratamiento, y a mi vuelta te pagaré todo». Al día siguiente, el mismo samaritano descubrió otra víctima de los salteadores que yacía al lado del camino. Le llevó también a la posada y le dio las mismas instrucciones al posadero. La escena se repitió regularmente durante los días siguientes, y cada vez el samaritano realizaba la misma buena acción. «¡Pero bueno!», gritó enfurecido el posadero; «deja de traer a esa gente. Esto es una posada para albergar personas, no un hospital. Si las cosas van a este paso, pronto se arruinará mi negocio». Perplejo sobre lo que debía hacer, el samaritano discutió el problema con tres amigos. Cada uno le dijo un buen consejo. «Francamente», dijo el primer amigo, «no puedes hacer nada. No es problema tuyo; por tanto, olvídalo. Es responsabilidad del gobierno». «No sé que hacer», aventuró el segundo amigo. «Por supuesto, siento pena por las víctimas, y deberíamos hacer algo. Tengo una idea...» Este amigo compró la posada, convirtiéndola en un hospital particular. Después de buscar por los caminos día y noche víctimas de los ataques, pronto lo llenó completamente y comenzó a tratar con afecto a todos los nuevos pacientes. Mientras, el tercer amigo adoptaba una postura completamente diferente: 120 «Necesitamos formar una fuerza armada especial para eliminar de raíz a esos salteadores y librar a la región de sus amenazas». Así lo hizo exactamente, y se ejecutó en el acto a muchos salteadores. Pero las cosas fueron de mal en peor, y el hospital originario se llenó a rebosar. Algunos propusieron que se abrieran hospitales y clínicas, pero las posibilidades, evidentemente, tenían un límite. Los salteadores se fueron organizando mucho mejor y pronto estuvieron en condiciones de burlar cualquier fuerza que se les opusiera. La violencia no hizo más que engendrar violencia y los problemas se intensificaron. Un grupo de buenos samaritanos sometió a discusión las consecuencias. «Tenemos que hacer una valoración racional», insistió el primer orador. «Hemos obrado con el corazón, no con la cabeza. En lugar de atender con amor a las víctimas y enfrentarnos a los salteadores con odio, nombremos una comisión de expertos que estudien el problema en todas sus dimensiones. Entonces conoceremos las causas y descubriremos lo que se debe hacer para rectificar la situación». 121 La comisión se puso efectivamente a deliberar, y al final llegó a las siguientes conclusiones: 1. La gente que vive entre Jerusalén y Jericó es extremadamente pobre. 2. No tienen medios de supervivencia independientes. 3. Son labradores esclavizados y jornaleros. 4. Cuando faltan las cosechas, se ven privados de todo medio de subsistir. 5. A falta de un trabajo remunerado, se entregan al pillaje. 6. La presente situación no existió siempre. 7. Es claro que esta gente era económicamente autosuficiente y pacífica en el pasado. 8. Pero entonces llegaron algunos intrusos a la zona. 9. Esos extraños desposeyeron a los originarios residentes y, mediante la usura y otras artimañas, los redujeron a labradores hipotecados y a esclavos. 10. Los extraños son ahora los amos del país y prestamistas, mientras que los habitantes originarios no son más que esclavos suyos. Todos los samaritanos quedaron impresionados ante tales hallazgos. Se percataron de que, en vez de asistir a las víctimas del pillaje y de atacar a los salteadores, necesitaban solucionar de raíz las causas de la intranquilidad. En consecuencia, se invitó a la comisión a deliberar de nuevo. Al final, el presidente informó: «Amigos, nos ha resultado difícil ponernos de acuerdo sobre una conclusión. De hecho, hemos llegado a tantas como expertos hay entre nosotros. En consecuencia, invito ahora a cada uno de los miembros a que os dirijan la palabra por turno». «Necesitamos intentar convertir a los explotadores, señores del país y prestamistas», anunció el primer experto. «Necesitamos ir a su encuentro, cambiar sus corazones, hablarles del amor de Dios. Si logramos convencerles de que los pobres son sus hermanos, de que todos somos hijos de Dios, pronto compartirán con ellos sus riquezas mal adquiridas». El segundo miembro sugirió que todas las esperanzas estaban en la juventud: «Los hijos de estos explotadores serán la sociedad de mañana. Mi consejo es que invirtamos en construir 122 mejores escuelas, en las cuales se les enseñe a compartir sus bienes y a tomar conciencia de los errores de sus padres. Hay que estimular el apoyo a las organizaciones caritativas y filantrópicas, a través de las cuales los hijos de los ricos aprendan a distribuir alimentos, ropa de segunda mano y medicinas gratuitas para los pobres. También pueden disfrutar promoviendo bailes y fiestas en ayuda de los explotados por sus padres». «También yo creo en la educación», repuso un tercer miembro; «pero en la educación para todos. Ésta debe incluir a los hijos de los pobres, que han de tener igualdad de oportunidades para competir con los ricos. Los pobres han de aprender a competir a escala social y a asegurarse un empleo importante y lucrativo en el mundo de mañana. Mi propuesta es que deben abrir a los pobres al menos el veinte o el treinta por ciento de las plazas de nuestras escuelas». «¡A qué hablar tanto de educación!», objetó el cuarto orador. «No es la cabeza lo que hay que llenar, sino la tripa. Concentraos en dar más alimento al pobre. Si no tuvieran hambre, pronto dejarían de atacar a la gente. Satisfaced sus necesidades inmediatas proporcionándoles más alimento, y si es necesario importando de donde sea las clases de alimentos debidas». «Estoy enteramente de acuerdo», exclamó el quinto miembro; «pero yo iría más lejos. A mí me preocupa la dignidad humana y me angustia concebir a los pobres como meros receptores de caridad. Desde luego, alimentadlos y vestidlos; pero no de forma que se avergüencen personalmente. Se sentirían mucho más felices si supieran ganarse su alimento y su vestido; por tanto, establezcamos proyectos de trabajo. Si construyen carreteras, canales, escuelas y otros edificios públicos, los pobres se sentirán justamente remunerados». «Dad un pez a un hombre», comenzó a decir el sexto orador, «y le alimentaréis un día. Enseñadle a pescar, y le alimentaréis para toda la vida. Estoy seguro de que todos habéis oído este proverbio. Hemos de estimular a estos pobres a hacer mejor uso de sus recursos. Hay muchas parcelas baldías, de las que nadie se ha preocupado. Se las puede sembrar de trigo y cuidarlas. Hay que enseñar a los pobres a hacerlo; y entonces, os lo aseguro, tanto ellos como nosotros mismos nos sorprenderemos de todo el bien que se puede producir». «Pero ¿por qué han de regar los pobres las parcelas baldías?», preguntó el séptimo experto. «En el pasado no eran ni 123 pobres ni perturbadores. Sólo la explotación privó a sus antepasados de una vida próspera. Por tanto, mi solución es muy simple. Devolvedles sus tierras». El presidente comenzó a mirar muy preocupado. De mala gana interrumpió al último orador: «Querido colega, nos hemos reunido para solucionar problemas, no para crear otros nuevos...» «Señor presidente», continuó el experto, «no es mi intención exacerbar los problemas presentes. Mi propuesta es que deberíamos ayudar a los pobres no tanto económica como políticamente. En lugar de enseñarles a regar, hemos de formarlos políticamente, darles la conciencia de sus derechos. Han de saber que son iguales a los ojos de la ley y equiparables en libertad y dignidad a cualquier otro ciudadano». «Gracias», concluyó el presidente. «Gracias por su sugerencia, verdaderamente interesante; pero debiéramos abordar la cuestión con cautela. Después de todo, esa pobre gente no está acostumbrada a valerse por sí misma. El gusto del poder fácilmente se le podría subir a la cabeza, y una vez abiertas las compuertas... En fin, como todos saben, Cristo y todos los grandes santos y pensadores han predicado siempre la caridad a los ricos y la resignación a los pobres...» Luego los samaritanos comenzaron a discutir las varias soluciones propuestas. Después de una discusión frecuentemente acalorada, al fin triunfó su amor a la caridad y a la paz y votaron unánimemente la solución X. Sugerencias generales Mensajes de la parábola —- Conciencia del problema social. — Conciencia de las causas reales de la pobreza, el hambre y la necesidad. — Valor de los intentos de solucionar los problemas sociales y en qué grado han fracasado. — Examinar las soluciones teniendo en cuenta las circunstancias peculiares de nuestra parte del mundo. 124 — Necesidad de despertar al pueblo del letargo y de estimularle a la acción. — Las soluciones no han de limitarse a los problemas de la injusticia, la opresión y la explotación en el plano sentimental. Los enfoques científico, pragmático y realista son igualmente necesarios. — La satisfacción experimentada por contribuir a las causas de caridad ha de dar paso a la conciencia de que esto a menudo no es más que una justicia elemental, por no hablar de caridad. — Todos formamos parte del problema, porque vivimos dentro de él; sin nuestra participación activa, el problema no desaparecerá jamás y no podrá mejorar el mundo. Ideas y aplicaciones de la parábola — Los acontecimientos ocurridos entre Jerusalén y Jericó son un símbolo de los acontecimientos actuales a nivel cósmico. — Las guerras, rapiñas, violencias, homicidios, tráfico de drogas, la explotación y el terrorismo son demasiado terribles para admitir soluciones fáciles. — Algunos buenos samaritanos intentan resolver estos problemas, pero sin éxito, pues los problemas parecen multiplicarse y diversificarse. — Los buenos samaritanos de la parábola abordaron el problema en un nivel emocional, acercándose a las víctimas con compasión o a los salteadores con odio. — Un enfoque mejor hubiera sido pasar del sentimiento a los hechos, reclamando una valoración fría, científica y realista de la situación. — Muchas soluciones parecen buenas hasta donde llegan, pero no llegan lo bastante lejos; ninguna solución simple resolverá problemas tan polifacéticos. — Cualquier solución ha de basarse en la justicia y el respeto de la dignidad humana. El séptimo miembro hizo una sugerencia que podría ser el punto de partida de cualquier gobierno en el intento de solucionar el problema social. — La caridad no basta, si la equiparamos solamente con la compasión, la piedad y ayudar a la gente que se encuentra en apuros. La caridad supone la justicia, que exige dar a los 125 demás lo que les es estrictamente debido: sus derechos, libertad y dignidad. — Los prejuicios de clase, los intereses sociales, el esnobismo social, todo eso nos ciega ante las injusticias cometidas con los demás. — Temerosos de un cambio radical, nos contentamos con instalar un status quo injusto y opresivo so pretexto de «paz y orden». — Nuestro pensamiento está ensombrecido por supuestos erróneos, tales como «el desarrollo es directamente proporcional al crecimiento económico», «para mejorar sólo se precisa un cambio de corazón», «la democracia salvaguarda los derechos de los pueblos», «el consumismo es la panacea universal de todos los males del cuerpo político», «el marxismo proporciona la única interpretación científica de la historia». — Cualquier solución ha de suponer la aceptación de los derechos humanos básicos, la dignidad humana, la libertad y dignidad, el restablecimiento de los valores humanos negados por la injusticia, la opresión y la explotación. — Cualquier solución práctica debe reconocer que el corazón humano es la fuente de lo que ocurre en el mundo y que no es posible realizar ningún cambio sin cambiar el corazón de los individuos. Pero el cambio de corazón no basta. Es sólo el punto de partida hacia la abolición de las estructuras injustas y la construcción de otras más equitativas y humanas. Le 1,46-55 Le 3,3-20 Le 4,16-21 Le 10,25-37 Le 12,13-21 Le 12,32-34 Le 16,14-15 Le 16,19-31 Le 19,1-10 Le 20,45-47 He 2,43-47 1 He 4,32-35 J He 5,1-11 ITim 6,1-10 Sant 1,9-11 Sant 2,1-7 Sant 2,14-22 Sant 5,1-6 1 Jn 3,11 -18 Cántico de Nuestra Señora. Predicación de Juan Bautista. Contenido social. Misión de Jesús. Sinagoga de Nazaret. El buen samaritano. El rico insensato. Las riquezas del cielo. Amor de los fariseos al dinero. El rico epulón y Lázaro. La conversión de Zaqueo, el explotador. Los fariseos que explotan a las viudas. Todas las cosas en común. Ananías y Sáfira. Vivir por amor al dinero. Falsas enseñanzas sobre las riquezas. La ambición del dinero es la raíz de todos los males. Pobreza y riqueza. Aviso contra los prejuicios y los ricos. Fe en acción. Amonestación a los ricos. Amad a vuestros hermanos. Textos del Nuevo Testamento en relación con las ideas de la parábola Mt 5,1 -11 Mt 6,1 -4 Mt 6,24-34 Mt 10,5-10 Mt 23,13-28 Mt 25,31 -46 Mt 26,14-16 Me 10,17-27 126 Las bienaventuranzas: cambio de corazón. Ayudar a los demás. Dios y las posesiones. La misión de los doce: dar gratuitamente... Jesús condena la hipocresía y la avaricia de los fariseos. El juicio final. El dinero corrompe a Judas. Nuestro corazón está apegado al dinero. 127- 22. UN MUNDO ARACNOIDE LAS ARAÑAS llevaban tejiendo sus telas exactamente de la misma manera desde que se podía recordar. Algunas telas eran fuertes y otras delgadas, según la fuerza y habilidad de las respectivas arañas. Un día, una araña particularmente observadora y reflexiva comenzó a meditar sobre el proceder de los seres humanos, una clase de criaturas que las arañas habían considerado por mucho tiempo como los seres más inteligentes y progresistas. «¿Por qué los humanos se mejoran constantemente?», pensaba esta reflexiva araña. «Cada día parecen más ricos y poderosos». Contemplando un televisor que estaba situado en el rincón de la habitación, la araña se sintió intrigada al presenciar cómo un político se dirigía a la nación en los términos más optimistas: «Querido pueblo, nos hemos embarcado en la senda del progreso ilimitado. Nuestro partido os ha dado un nivel y estilo mejores de lo que nunca hubierais podido soñar. Esta prosperidad va a continuar. La pobreza quedará al fin abolida, y con la acumulación de riqueza de nuestros programas industriales y agrícolas podréis comprar casas mejores y equiparlas con todo lo que siempre habéis deseado». Al día siguiente la araña se sintió igualmente intrigada al ver en el mismo televisor una entrevista con un político de otro país. El mensaje era muy similar: «En nuestro país nos hemos empeñado en apoyar la gloriosa revolución del proletariado. Esto desterrará toda pobreza y sufrimiento para siempre y nos pondrá en la senda de un progreso ilimitado. Las fábricas y granjas propiedad del Estado proporcionarán bienes que todos los ciudadanos podrán compartir». 128 Aunque llena de admiración por ambos políticos, la araña se sentía, sin embargo, deprimida y bastante avergonzada: «¡Qué inteligentes y resueltos son los seres humanos! En cambio, las arañas, ¿qué hacemos para mejorarnos a nosotras mismas? Porque hasta donde podemos recordar, siempre hemos tejido nuestras telas exactamente de la misma manera. Somos subdesarrolladas; pero tenemos que intentar reformar esta actitud torpe y sin imaginación». La araña convocó una asamblea de otras arañas, exhortándolas a realizar mayores esfuerzos en nombre de una prosperidad creciente y de un ilimitado progreso. «¡Hermanos y hermanas arañas, camaradas! Estamos retrasadas, carecemos de imaginación y de ambición. No se puede tolerar por más tiempo esta situación. Fijaos en los seres humanos. Ellos crean un progreso ilimitado en sus opulentos imperios capitalistas y en sus prósperas sociedades proletarias. Las arañas no podemos quedarnos a la zaga, sino que hemos de competir con los hombres. Es preciso un esfuerzo mayor». «Es cierto», convino otra araña entusiasta. «Hemos de mejorar nuestra imagen. No tenemos nada que perder, a no ser nuestras torpes telas, carentes de interés y del todo anticuadas. ¿Por qué no dar muestras de más imaginación y tejerlas de una manera creativa y más productiva?» «Tenéis razón», exclamó entusiasmado otro miembro de la reunión. «Incluso deberíamos ir más allá. Especialicémonos; produzcamos más bienes aún, y tengamos la audacia suficiente para exportar algunos de nuestros productos». Al final se convino en que se ampliaría la economía de las arañas, con un mayor volumen de producción a la vez que con una mayor decisión de consumir más bienes. Como paso inicial, cada una tejería telas más grandes y mejores, ayudándose mutuamente las arañas mediante la formación de nuevas cooperativas. Con penosos esfuerzos mentales y físicos, sus nuevas telas pronto llamaron la atención en todas partes. Desde lo alto de las montañas el observador que miraba hacia abajo podía ver en los bosques extensos espacios de telas que colgaban entre los árboles proyectando sombra. Algunas telas, para extenderse, necesitaban distancias sorprendentemente grandes entre los árboles; pero la tecnología de las arañas era capaz siempre de salir triunfante. I2<J Sin embargo, pronto los líderes de la revolución aracnoide no estuvieron contentos. Los esfuerzos fueron cada vez mayores, hasta que no sólo se juntaron los árboles, sino que se mancomunaron los recursos entre ciertas cooperativas, pudiendo pronto ver cómo las telas se extendían de lo alto de una colina a otra y, finalmente, de la cumbre de una montaña a otra. La meta siguiente en este camino hacia un progreso sin límites fue la total cooperación, llegando a tejer una tela que cubriría la tierra entera. ••r '-^H 0 0 A Mediante un esfuerzo llevado al límite, pronto las arañas produjeron las telas más fuertes y más sedosas que jamás hubieran podido imaginar. De hecho, en poco tiempo todos los espacios libres quedaron llenos. Agotadas, pero orgullosas, las arañas anticipaban confiadamente este paso final. Sólo un esfuerzo más y su tela gigantesca lo abarcaría todo. ¡Qué triunfo tan grande! ¡Qué orgullosas estaban las arañas de sí mismas! Pero a la mañana siguiente todas habían muerto exhaustas y marchitas, cogidas en la tela más grande, más hermosa y más lujosa que araña alguna jamás hubiera podido soñar. 130 Sugerencias generales Mensajes de la parábola — Mitos predominantes en el mundo actual: «consumismo», «omnipotencia de la ciencia», «progreso ilimitado», «sociedad sin clases». — La filosofía del consumismo, de producir más, de consumir más, es una carrera suicida. — El verdadero peligro no viene del capitalismo ni del comunismo, sino del consumismo. Tanto el Estado capitalista como el comunista son consumistas. — La ideología de ambas sociedades, aunque aparentemente contradictoria, comparte, sin embargo, las mismas aspiraciones de dominio del mundo, explotación económica y colonialismo cultural. — Corremos peligro de «canibalizar» nuestro planeta por exceso de consumo y explotación de sus recursos naturales. — La única solución para la paz, la justicia y la equidad del mundo está en la frugalidad, moderación y justa distribución de las riqueza, la racionalización de la producción y el adecuado ahorro de los recursos naturales. Ideas y aplicaciones de la parábola — Las arañas simbolizan la moderna sociedad de consumo, basada en valores relativos a las necesidades materiales, tales como automóviles, vídeos, tratamientos de belleza, etc. Sin embargo, esas «necesidades» son en realidad meras distracciones y formas de evasión. — Al canibalizarla, succionando su propia sangre, la misma superabundancia de nuestra sociedad contiene en sí los gérmenes de la descomposición y la muerte. — Las telas de las arañas son los símbolos de la posición: «la buena vida», «un empleo lucrativo», «achantar al vecino», «instituciones elitistas», «placeres prefabricados», «evasión de los viajes», «heroísmo televisado». — Así como las arañas desean tejer telas cada vez más fuertes 131 y mejores, nosotros intentamos crear el mejor de los mundos posibles; pero nos negamos a admitir que tanto nuestros recursos como los de la tierra son limitados. — A medida que las telas eran más fuertes y mejores, los recursos físicos de las arañas disminuían inversamente. Cuanto más cerca estaban de realizar sus sueños, más se acercaban a su propia destrucción. — Al fin, su pasión devoradora por lograr un progreso ilimitado dejó a las arañas exhaustas, justamente cuando se creían a punto de conseguir el éxito. Textos de la Biblia en relación con las ideas de la parábola Qo 5,10-20 Si 10,9-11 Si 14,3-6 Si 31,1-8 Mt 5,1 -10 Mt 6,24-34 Mt 13,44-46 Me 10,17-31 Le 6,34-36 Le 12,13-22 Le 12, 33-34 Le 16,19-31 ITim 6,1-10 Sant 2,1-7 Sant 2,14-17 Sant 4,1-6 Sant 5,1 -6 132 Todo el que ama el dinero no tiene jamás bastante. ¿Qué tiene el hombre de lo que pueda estar orgulloso? Las posesiones no dan la satisfacción. El oro es una trampa. Los necios caen en ella. Las bienaventuranzas. Ningún hombre puede servir a dos señores. La parábola del tesoro escondido. El joven rico. Dar sin esperar recompensa. El rico necio. Las riquezas del cielo. El rico epulón y Lázaro. El amor al dinero es la raíz de todos los males. Avisos contra los prejuicios. Fe en acción Amistad con el mundo. Avisos contra los ricos. 23. LAS VACAS LAS VACAS pastaban alegremente en los prados. Siempre había allí hierba fresca y agua en abundancia en las charcas vecinas. De vez en cuando nacía un ternero, que se sumaba a la población en aumento e incrementaba la prosperidad general. Una de las vacas dijo confidencialmente a su vecina: «¿Te has dado cuenta de cuántos nuevos terneros han nacido recientemente? Te lo aseguro, si las cosas siguen a este ritmo, sin tardar mucho la pradera quedará superpoblada». «Sí», añadió la otra vaca, que casualmente lo oyó. «Precisamente el otro día decía yo que deberíamos vallar las mejores partes de la pradera. De esta manera estaremos seguras de que habrá siempre bastante para nosotras». Apenas escucharon estas razones unas cuantas vacas, comenzaron a vallar los mejores pastos y charcos para sí mismas. Seguras como estaban de que siempre tendrían abundancia de comida y de bebida, tuvieron, sin embargo, que ocuparse de varias propuestas de las otras vacas que estaban ahora al otro lado de la valla. Éstas eran, con mucho, mayoría; pero tenían que contentarse con mirar envidiosamente a sus vecinas más inteligentes, que se habían posesionado de la tierra con mejores pastos. «¿No podéis darnos hierba y agua de la vuestra?», pedía una de ellas. «Nos morimos de hambre y no podemos alimentar a nuestros pequeños». Las vacas ricas convinieron generosamente en ayudar a sus vecinas pobres, pero sólo a cambio de leche: «Después de todo, será nuestra hierba y nuestra agua lo que os permitirá producir esa leche». 133 Evidentemente, las vacas pobres no tenían elección, y asintieron libremente. Pronto las vacas emprendedoras comenzaron a desarrollar sus tierras y a construir grandes establos. Invitaron a entrar en ellos a las otras, a las que así podrían vigilar más fácilmente, una vez más a cambio de condiciones de vida más confortables: «Puede que os parezcan algo duras las condiciones, pero al menos estaréis resguardadas del mal tiempo y tendréis abundante suministro de alimento y de agua mientras sigáis produciendo leche para nosotras». Y desde luego produjeron leche. Se la almacenaba en depósitos cada vez más grandes; pero aun así era superior a lo que se podía comercializar. Por tanto, había que especializar el negocio, pasando a producir ingentes cantidades de nata, mantequilla y queso. Se emplearon hábiles técnicas de marketing para cambiar aquellos productos lácteos por otros bienes, e incluso se puso en marcha un beneficioso comercio de exportación. Pronto abundaron los artículos de lujo, y las vacas capitalistas comenzaron a obligar a las otras no sólo a producir leche, sino también a trabajar como criados. Sin embargo, cuando estos criados disponían de tiempo libre para visitar a sus familias, les parecía aún más fuerte el contraste entre los dos estilos de vida. Las vacas pobres estaban recluidas en un espacio menor incluso que antes y parecían tener mucha menos leche para alimentar a sus pequeños. Con todo, a pesar de las terribles condiciones de vida, las vacas pobres aceptaron fácilmente seguir trabajando para sus amos. Después de todo, habían establecido libremente un acuerdo con ellas, y por tanto no había motivo para lamentarse. Sólo muchos años más tarde algunas de las jóvenes vacas pobres comenzaron a poner en tela de juicio el sistema: «¿Por qué hemos de ser nosotras vacas "lecheras", que trabajen para las otras? ¿Es que no procedemos todas de la misma raza bovina? Tenemos el mismo derecho a un alto nivel de vida que cualquier otra vaca. Tenemos que reivindicar nuestros derechos y unirnos contra la opresión. ¡Vacas del mundo, unios! No tenemos más que perder que nuestras ataduras». Constituyéndose en un nuevo partido revolucionario, estas jóvenes vacas militantes comenzaron a organizar una serie de 134 huelgas. Al final resultó del todo fácil destronar a los amos originarios y asumir el control en su lugar. M Se proclamó una sociedad de vacas sin clase. Cada miembro daría según su habilidad y recibiría de acuerdo con sus necesidades. La riqueza se repartiría por igual, teniendo todas las vacas los mismos derechos, sin distinción de riqueza o de clase. Lamentablemente, todas estas nuevas esperanzas no se han satisfecho aún. Han pasado muchos años, durante los cuales a la mayoría de las vacas se les sigue negando la libertad de vagar por donde quieran. En lugar de ello, la burocracia dominante de su reformado sistema ha perpetuado las mismas prácticas, con lo que la ingente mayoría son aún vacas «lecheras», que siguen viviendo en míseras condiciones y han de trabajar duro para recibir una pequeña recompensa de hierba y de agua. Aparentemente lo hacen libremente; pero el paraíso bovino prometido en la tierra está lejos de la realidad. 135 Sugerencias generales Mensajes de la parábola — Estudio de los principios básicos del capitalismo y del comunismo. — Discusión de la legitimidad de la propiedad privada de los medios de producción. — Teoría de la plusvalía. — Mitos de la ideología capitalista. — Por qué los ricos son cada vez más ricos, mientras que los pobres son cada vez más pobres. — Falta de libertad de los obreros en un mercado de «economía libre». — La ideología marxista y su práctica en los países comunistas no son la misma cosa. — Tanto el capitalismo como el comunismo han olvidado a Dios y nuestra naturaleza humana espiritual. Como resultado, ambos sistemas esclavizan en vez de liberar a los seres humanos. — Ambos sistemas han deshumanizado y despersonalizado a los seres humanos. Ideas y aplicaciones de la parábola — Ambos sistemas tratan al ser humano como homo economicus, para el cual la satisfacción de las necesidades materiales constituye la parte más importante de la existencia. — Sin negar nuestras necesidades materiales, nosotros afirmamos que no son las principales. — Lo mismo que las necesidades económicas, tenemos también otras, que son de orden intelectual, estético, moral y espiritual. Si no las satisfacemos, no seremos nunca plenamente humanos ni viviremos a tope. — El capitalismo se basa en la ambición humana, jugando con nuestros instintos competitivos de conseguir recompensas cada vez mayores que nadie y con nuestra creencia en el mito de que la felicidad seguirá automáticamente al éxito. — El comunismo se basa en el mito de un paraíso marxista en 136 la tierra, que establece que debemos dar de acuerdo con nuestra capacidad y recibir según nuestras necesidades. Ambos sistemas no caen en la cuenta de que es el corazón humano el que últimamente hace el mundo lo que es y que ningún sistema puede cambiar el mundo mientras no cambie el corazón del hombre. Ni el sistema capitalista ni el comunista muestran rastro de humanidad o respeto hacia la dignidad de las personas humanas. Los dos sistemas son opresivos porque han descartado el alma humana. Ambos sistemas son ateos, seculares y materialistas, proveyendo únicamente a las necesidades materiales: el comunismo, de un modo totalitario y despersonalizado; el capitalismo, de una manera egoísta e individualista. Ambos sistemas están cogidos en la trampa del consumismo, sucumbiendo a la filosofía materialista de producir más y consumir más. Ambos sistemas suscriben el mito de la perfectibilidad económica indefinida. En la práctica, ambos sistemas son «anti-Dios», «antievangelio» y «anti-humanos». El cristianismo no puede redimir al capitalismo, que es radicalmente materialista y antihumano, de modo que el capitalismo radical y el cristianismo son antitéticos. Aunque se oponga también totalmente al comunismo, los cristianos deberían, sin embargo, empaparse de los muchos rasgos buenos del marxismo: interés por el pobre, igualdad, ideales igualitarios, distribución equitativa de bienes materiales, justicia social. Sean cristianos o marxistas, todas las personas de buena voluntad deberían unirse para buscar soluciones constructivas y radicales a los problemas del mundo. Las personas de buena voluntad deberían mostrar mayor interés y comprometerse más en ayudar a construir un mañana mejor, donde la prosperidad y la oportunidad estén al alcance de todos, y no sólo de unos pocos privilegiados. No se puede imponer ninguna solución eficaz y duradera desde arriba, ya sea mediante una revolución o por un cambio pacífico. La sociedad puede cambiar mediante la concienciación, el 137 diálogo, la persuasión y la educación pública; pero el cambio no ha de establecerse ni por la fuerza ni por la represión. El proceso no debe comenzar fuera, sino sólo dentro del corazón humano, que es la fuente de la que puede provenir todo cambio real. — Uno de los mayores defectos del comunismo es que, mientras trabaja por las masas, no lo hace con las masas. Mt 6,19-21 Mt 6,24-34 Mt 9,35-28 Mt 14,13-21 Mt 16,5-12 Textos de la Biblia en relación con las ideas de la parábola No hay textos bíblicos relacionados directamente con el tema del capitalismo y el comunismo; pero algunos de ellos nos muestran las verdaderas actitudes y valores que hemos de adoptar respecto a la humanidad, la sociedad, el dinero y el progreso. Ex 1-12 } Lev 6,1-5 Job 20,18-28] Job 24,1-4 | Job 24,6-12 I Am 5,7-121 Am 8,4-8 i Prov 14,20-21 Prov 15,5 Prov 19,6-7 Prov 21,13 Prov 22,23-24 Is 10,1-3 Si 31,1 -8 Mt 4,1 -4 Mt 5,1 -11 138 Dios libra a su pueblo de la esclavitud de Egipto. Dios no satisface sólo sus necesidades materiales. Se atiende a las necesidades espirituales y del pueblo. Dios castiga a los defraudadores y a los explotadores. La cólera y la venganza de Dios contra los opresores. ¡Ay de los explotadores! Bendiciones y maldiciones. Bendiciones y maldiciones. Bendiciones y maldiciones. Bendiciones y maldiciones. Bendiciones y maldiciones. No oprimir al desvalido. El hombre rico está sujeto a muchas preocupaciones. El hombre no vive sólo de pan. Las bienaventuranzas: cambiar de corazón. Me 1,14-15 Me 10,17-31 Me 12,28-34 Le 3,1-14 Le 4,16-22 Le 12,13-21 Le 16,19-31 Le 19,1-10 1 Cor 6,9-10 2Cor 8,13-15 ITim 6,3-10 Sant 1,9-11 Sant 2,1-9 Sant 5,1-6 Las riquezas del cielo. «Donde está vuestro tesoro...» No podéis servir a dos señores. No os preocupéis sólo de las necesidades materiales. Interés de Jesús por el pueblo. Alimenta a los cinco mil. Jesús se cuida de las necesidades materiales. Los anhelos de los fariseos. No es sólo el pan lo que cuenta. El primer mensaje de Jesús: Arrepentios..., cambiar de corazón... El joven rico perdió lo mejor de la vida. El gran mandamiento. Sin amor a Dios y al prójimo no es posible ninguna sociedad humana. Predicación de Juan Bautista. Justicia para todos. Misión «socio-religiosa» de Jesús. El rico necio. No es la riqueza lo único que cuenta. Jesús condena las desigualdades sociales. Zaqueo. Todo comienza por la conversión del corazón. Ningún explotador heredará el reino de los cielos. Comparte tu abundancia con los demás. Basta con lo suficiente. Pobreza y riqueza. Aviso contra los prejuicios. Aviso contra los ricos. 139 24. ¡MALDITA SEA! EN UNA ESPESA jungla tropical vivían gran cantidad de loros. Por desgracia, un grupo de colonos comenzó a reclamar el terreno, derribando árboles y construyendo casas de madera. Se puso de moda que los colonos cogieran los loros más listos y bonitos, a los cuales metieron en jaulas para adorno de sus nuevas moradas y para entretenimiento de todos con su divertido cotorreo. Pronto hubo miles de loros cautivos en jaulas, privados de su natural libertad. Algunos de los loros que seguían viviendo en la jungla comenzaron a discutir la situación de sus antiguos amigos: «Debemos intentar introducirnos en las casas donde nuestros pobres hermanos y hermanas permanecen ahora cautivos», dijo Wilfredo, uno de los loros de colorido menos brillante que la mayoría de los otros, pero que evidentemente estaba dedicado a la nueva causa. «Debemos visitarles y consolarles en la hora de la desgracia». Con gran riesgo de la vida y de sus miembros, comenzaron las visitas. Pronto Anselmo, uno de los loros cautivos, se sintió consolado por Terencio, su generoso visitante: «Mira, te he traído algunas frutas frescas. Las que sé que más te gustan. Has tenido suerte de que haya podido deslizarme sin ser descubierto. Bueno, es mejor que me vaya antes de que alguien me coja. Chirrio». Patricia empezó a animar a Miriam cantando algunas de las canciones con que solía divertirse durante los días de su libertad: «Querida, pensé que esto te alegraría; y quiero decirte también que Antón y los niños se las arreglan muy bien. Todos ellos me han pedido que te transmita su cariño. Espero volver a verte pronto. Adiós». 140 Elba sentía mucha pena por Jaime, y había ido tan pronto como le fue posible, especialmente después de haber oído contar que el pobre compañero había estado a punto de suicidarse: «Estaba muy preocupada por tus molestias de estómago. Sé que no debe resultarte fácil esto; he traído algunas de las hierbas amargas que normalmente te lo solucionaban. Intenta no preocuparte demasiado; yo volveré tan pronto como pueda. Es decir, si logro burlar a un enorme gato de tu amo. Casi me coge. He perdido un par de plumas en el intento; pero nada de importancia. Todo irá muy bien. Adiós, pues». Las visitas prosiguieron, a pesar de los evidentes riesgos de los amables visitantes. Hacían siempre lo que podían para aliviar la vida de los infortunados cautivos, y a la vez volvían a la jungla bastante satisfechos de sí mismos por la amabilidad que demostraban a los demás. Obviamente, sin apreciar aquel servicio, Damián le soltó furioso a Joe, uno de los más asiduos visitantes: «¡Maldita sea! Largo de aquí, ¿quieres? Déjanos a todos en paz. Todo lo que hacéis los loros libres es traer alimento y 141 medicinas, buenas noticias sobre la familia y aconsejar sobre la mejor manera de adaptarse al cautiverio. Me pone malo toda vuestra caridad y vuestras amables palabras. Estoy hasta la coronilla, ¡maldita sea! Lo único que deseo es lo que tú y tus amigos evidentemente no sois capaces de organizar. Por tanto, ¡largo de aquí tú y todos esos malditos cobardes!» Sugerencias generales Mensajes de la parábola — En el mundo de hoy sigue prevaleciendo la antigua ley de la jungla de que «el poder es la ley». — «Paternalismo» en nuestra manera de ayudar a los pobres y oprimidos. — La ayuda a los miembros débiles de la sociedad frecuentemente consiste sólo en paliativos, que afectan a la periferia del problema sin ir derechamente al fondo. — Frecuentemente nos hacemos ilusiones pensando que hemos cumplido con nuestro deber, cuando todo lo que hemos hecho es dar una limosna al pobre. — Hemos de examinar por qué aquellos a quienes intentamos ayudar a veces se muestran resentidos. — Los pobres y oprimidos nunca conseguirán su libertad y sus derechos sin organizarse y ayudarse unos a otros. Ideas y aplicaciones de la parábola — La jungla simboliza nuestro mundo, con los nuevos colonos como personas poderosas e influyentes, mientras que los loros son la gente ordinaria. — Como en la jungla «el poder es la ley» y reina la ley de con uñas y dientes, los colonos tomaron posesión de la tierra y enjaularon a los loros. — La jungla, incluyendo a los loros, fueron su propiedad. — Los loros libres sentían lástima de sus compañeros cautivos y, deseosos de ayudarles, creían que todo lo que podían dar era alimento, medicinas, consuelo y consejos. 142 Pero nunca pensaron en darles la libertad abriendo las jaulas de sus amigos. Por eso los cautivos sentían resentimiento y cólera. Sin embargo, los loros libres se mostraban entusiasmados y orgullosos de lo que habían hecho. No comprendían por qué los cautivos estaban tan resentidos y eran tan desagradecidos. El no abrir las jaulas de sus compañeros puede que se debiera a un descuido; o quizá se debía al miedo, al propio interés o la envidia. En nuestro mundo todos nacemos libres, pero la sociedad nos priva de muchos de nuestros derechos y libertades. Las estructuras socio-políticas se han convertido en «jaulas» para muchos ciudadanos. A muchos se les niegan sus derechos socio-económicos: el derecho a tener una vida digna, el derecho a comer, a descansar y a vestirse. En algunos países se mantiene a los ciudadanos en jaulas de hierro; en otros las jaulas son de plata e incluso de oro, pero siguen siendo jaulas. Debemos discutir el derecho de los colonos a enjaular a los loros, exactamente igual que debemos discutir el derecho de los ricos y poderosos a enjaular a sus vecinos en desventaja privándoles de su libertad y de sus derechos básicos. La mayoría de las obras sociales son paliativas, superficiales y pasajeras. No van a la raíz del problema, porque apenas nos atrevemos a preguntar por qué ha de haber jaulas. Sin atrevernos a abrir sus puertas, nos contentamos con dar una limosna al enjaulado. El pobre, el explotado y el oprimido no quieren realmente compasión y simpatía; ni siquiera paquetes de comida o ropa usada. Reivindican su libertad, respeto, justicia, aceptación e igualdad. Las personas de buena voluntad no deberían descansar hasta que todos los «loros» de nuestro mundo estuvieran libres. Los «loros libres» deberían dejar de favorecer los intereses de los amos de los «loros enjaulados» intentando meramente hacer soportable el cautiverio de sus amigos. Deberían hacer cuanto está en su mano para darles lo único que ellos realmente necesitan: su libertad. 143 Textos de la Biblia en relación con las ideas de la parábola Antiguo Testamento: Éx-Crón 1 a 12 La historia entera de la liberación de Egipto. Dios libera a su pueblo de la opresión del faraón. Castigo de los defraudadores y explotadores. Lev 6,1-5 Job 20,18-28 Cólera de Dios contra los opresores. Job 24,1-4 l Castigos Job 24,6-12 / a los opresores. Ayes A m 5,7-121 A m 8,4-8 / contra los explotadores. Prov 14,20-21 Bendiciones y maldiciones. Prov 17,5 Bendiciones y maldiciones. Prov 19,6-7 Bendiciones y maldiciones. Prov 21,13 Bendiciones y maldiciones. Prov 22,23-24 Bendiciones y maldiciones. Is 10,1-3 No oprimir a los indefensos. Is 58,6-11 La verdadera religión. Jer 5,26-29 «Sus casas son como una jaula llena de pájaros». Ayudar a los oprimidos. Si 4,7-10 ICor 6,9-10 2Cor 8,13-15 ITim 6,3-10 Sant 1,9-11 Sant 2,1-9 Sant 5,1-6 Ningún explotador poseerá el reino de Dios. Compartir vuestra abundancia con los demás. Basta con lo suficiente. Pobreza y riqueza. Aviso contra los prejuicios. Aviso contra los ricos. Nuevo Testamento: Mt 5,1 -11 Mt 6,19-21 Mt 6,24-31 Mt 6,24-34 Mt 23,1-28 Me 12,28-34 Le 1,46-55 Le 3,1 -14 Le 4,16-21 Le 10,25-37 Le 12,13-22 Le 16,19-31 Jn 13,1-17 144 Las bienaventuranzas. Pensamiento de Cristo. Las riquezas del cielo. Dios y las posesiones. No podéis servir a dos señores. Jesús condena la conducta opresora y explotadora de los fariseos y de los maestros de la ley. El gran mandamiento: ama a tu prójimo como a ti mismo. Cántico de la Virgen. Dios exalta al oprimido. Predicación de Juan Bautista. La misión de Jesús: liberar a los cautivos. El buen sarraritano. El rico necio. El rico epulón y Lázaro. Lavatorio de los pies. 145 25. ¿CÓMO LO LLAMARÍAS, MAMÁ? EL 1 DE ENERO de 1984, exactamente a medianoche, nacían dos bebés a sólo un centenar de metros de distancia. El uno nació en una mansión lujosa, el otro en el hospital de la seguridad social. Los padres del bebé Jason eran muy ricos. Su padre era un próspero hombre de negocios, y su madre poseía grandes propiedades. Por eso Jason se sintió feliz echado cómodamente, con su ropita nueva y limpia. Después de alimentarle su madre debidamente y de ponerle abundantes polvos de talco en el culito, se durmió satisfecho en su cuna nueva y confortable. El otro bebé, Frank, había nacido de padres pobres. Su padre era un obrero del ayuntamiento local, que acababa de arreglar el aparcamiento del hospital en que había nacido su hijo. Frank intentaba ahora dormir en una vivienda municipal; pero aún tenía hambre y se sentía incómodo con su ropita heredada de sus hermanos y hermanas mayores. Su madre, Betty, le miraba impotente, casi disculpándose, mientras le susurraba: «No te preocupes, Frank; pronto te prepararé otro biberón. Vamos a subir un poco la calefacción y veremos si esto hace que te sientas un poco mejor». La madre de Jason, Jayne, le arrullaba con cariño, prometiéndole toda suerte de regalos y unas estupendas vacaciones en su villa de España. Según pasaban los meses, los dos bebés seguían siendo objeto del cariño de sus padres, que los alimentaban y vestían lo mejor que sabían. Por supuesto, el futuro de Jason estaba asegurado. Pronto le enviarían a una escuela preparatoria privada, luego a un internado y por fin a Oxford o Cambridge. Su padre, Nigel, se sentiría satisfecho si le viera convertido en ingeniero, 146 abogado o médico. No obstante, tanto él como Jayne estaban de acuerdo en que no le forzarían a aceptar ningún tipo de profesión que no le agradara, sino que preferían dejar del todo la elección en sus manos. «¿Por qué tengo que ir al colegio, mamá?», preguntaba Jason. «Porque es preciso que seas inteligente como papá y te prepares para conseguir un buen empleo en el que seas feliz y rico, vivas confortablemente en una casa y tengas una esposa bonita y unos hijos preciosos». Betty y Tom sabían que Frank iría a la escuela local, como sus hermanos, la cual dejaría luego a los dieciséis años. Si tenía suerte, podría hacer formación profesional para llegar a ser ebanista, fontanero o electricista. Aún era demasiado pronto para saber qué clase de trabajo le iría bien. «¿Por qué no puedo tener una bici nueva como la de otros chicos del barrio?», preguntó Frank. «Porque no podemos proporcionártela», replicó enseguida Betty. «¿Por qué no podéis tener dinero como las mamas y los papas de otros?» «Porque así son las cosas», explicó Tom. «Algunos han nacido para ser ricos», suspiró Betty desanimada. 147 «¿Qué significa "nacidos para", mamá?», preguntó Frank perplejo. «Bueno, algunos lo llaman "mala suerte", otros "hado", otros "su estrella" o "su horóscopo"». «¿Y tú cómo lo llamarías, mamá?» Sugerencias generales Mensajes de la parábola — Existen las disparidades sociales y económicas porque la urdimbre de nuestra sociedad está tejida con justicia y desigualdad. — Las desigualdades sociales y las prácticas discriminatorias se perpetúan de una generación a otra por el mero mecanismo interno del status quo. — Se emplean subterfugios para encubrir las desigualdades e injusticias sociales, manteniendo a la gente en la ignorancia mediante la oferta de explicaciones como «suerte», «hado», «fortuna», «destino» y «las estrellas». — Sacralizamos las desigualdades y las injusticias bautizándolas como «voluntad de Dios», «providencia»; aletargando a las víctimas con un falso sentimiento de resignación, mientras que, al mismo tiempo, nos aseguramos a nosotros mismos una cierta «tranquilidad de conciencia». — Hay que crear un clima emocional en el que el entusiasmo, la generosidad, la amabilidad y el amor sean capaces de ayudar a aliviar la situación aparentemente desesperada de los explotados y los oprimidos. Ideas y aplicaciones de la parábola — La parábola de Jason y Frank es demasiado real para clasificarla como simple «cuento», pues forma parte de la historia de cada día. — Existe el peligro de que en ciertos colegios se programe a los hijos de los ricos para ser ricos, mientras que se programa a los hijos de los pobres para ser pobres. 148 La estructura de nuestra sociedad tiende a perpetuar las desigualdades entre ricos y pobres. La gente acaudalada dispone de los recursos que necesita para asegurarse lo que desean y pueden «tocar resortes» usando medios tales como la presión e incluso los organismos del gobierno y diversos procedimientos legales para incrementar su riqueza. Conscientemente o no, usarán estos poderes para proteger sus intereses y los de sus hijos. Sin instrucción, habilidad e influencia, los pobres y analfabetos no pueden competir con los ricos e instruidos. En nuestra sociedad altamente competitiva, el pobre perderá siempre la carrera de la competencia, en la que los deficientes sociales financiera e instructivamente no pueden rivalizar con los ricos, altamente instruidos e influyentes. La aireada igualdad de derechos y oportunidades de la moderna sociedad es a menudo una cortina de humo para encubrir la sórdida realidad. Trágicamente paliamos y sacralizamos las injusticias y discriminaciones sociales revistiéndolas de un aura «religiosa», y refiriéndonos a ellas diversamente como «divina providencia», «voluntad de Dios». Dios no puede aprobar el mal; por eso ninguna forma de injusticia social, de explotación económica, de opresión o distinción de clases puede ser querida por Dios. Las injusticias, lejos de ser resultado de la providencia amorosa de Dios, han de atribuirse directamente a la malicia, crueldad, ambición y egoísmo humanos y a la inhumanidad del hombre con el hombre. Toda religión que esté en connivencia con la injusticia o bendiga la explotación y discriminación no hace más que deshonrar a Dios y no es auténtica religión, sino una terrible manifestación del lado malo de la humana naturaleza, que sencillamente se disfraza de religión. La verdadera religión significa amor de Dios y amor de todos los seres humanos, incluyendo de manera especial al pobre, al débil y al oprimido. La verdadera religión significa aceptación de la igualdad de todos los seres humanos como hermanos. La verdadera religión es darse uno mismo a los demás, «incluso hasta la muerte», como lo hizo Cristo. 149 Textos de la Biblia en relación con las ideas de la parábola 26. EL JUICIO DE DIOS Antiguo Testamento: Dt 15,7-10 Job 31,15-22 Job 20,18-28 Job 24,1-4 Job 24,6-12 Am 5,7-12 Am 6,1-7 Prov 14,20-21 Prov 17,5 Prov 19,6-7 Prov 21,13 Prov 22,23-24 Jer 5,28-29 Is 58,6-11 Si 4,7-10 Si 10,26-31 Si 31,1 - 8 Ser generosos y dadivosos. He sido generoso. Castigos a los que explotan a los demás. Pedir cuentas a los que han sido injustos. Castigos a los explotadores. Males que sobrevendrán a los muy ricos. Bendiciones y maldiciones. Bendiciones y maldiciones. Bendiciones y maldiciones. Bendiciones y maldiciones. Bendiciones y maldiciones. Bendiciones al justo y maldiciones al injusto. Clases de ayuno y de culto que Dios aprueba. Ayudar a los oprimidos. Ser moderado en la vida. El hombre rico está suj eto a muchas preocupaciones; el pobre no. Muevo Testamento: Mt 6,24-34 Mt 25,31-46 Me 10,17-31 Le 6,34-36 Le 12,13-22 Le 12,33-34 Le 16,19-31 Sant 2,1-9 Sant 5,1-6 Sant 2,14-20 1 Jn 3,11 -18 2 Cor 8,13 -15 1 Tim 6,7-10 150 Ningún hombre puede servir a dos señores. Parábola del juicio último. El joven rico. Prestar sin esperar recompensa. El rico necio. Las riquezas del cielo. El rico epulón y Lázaro. Aviso contra los prejuicios. Aviso a los ricos. Fe en acción. Amaos unos a otros. Compartir la abundancia. Basta con lo suficiente. EN EL DÍA de la retribución, Dios dividirá a todas las gentes en dos grupos, lo mismo que el pastor separa las ovejas de los cabritos. Pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su izquierda. Luego Dios dirá a los que están a su derecha: «Tomad posesión del reino preparado para vosotros desde el principio del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber. Estuve desnudo y me vestísteis, enfermo y me visitasteis, preso y fuisteis a estar conmigo. Os aseguro que cuando hicisteis una de estas cosas con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis. Venid ahora, amigos, gozad del gozo de mi presencia y de mi amor». Luego Dios se volverá a los otros y les dirá: «Tuve hambre, y levantasteis hoteles de cinco estrellas y lujosos restaurantes. Estuve desnudo, y montasteis una ingente industria de ropa con excelentes fábricas. Estuve enfermo, y abristeis caros centros de salud. No tuve casa, y construisteis rascacielos y pisos de lujo. Estuve solo, y fundasteis clubes de golf y centros culturales selectos... No sabía leer, y construisteis institutos de alta gestión. Pedía justicia social, y os servísteis de centros de caridad para darme ropa usada. Reclamé mis derechos, y construisteis cárceles más grandes. Necesitaba protección contra la explotación injusta, e inventasteis tanques, submarinos, misiles y cabezas nucleares... No necesitaba más que un pequeño parque en el que reunirme con mis amigos, y vosotros construisteis ingentes autopistas. Deseaba orar en privado, y levantasteis grandes catedrales, mezquitas y templos. Quería comunicarme con mi Creador, e ideasteis rituales pomposos, complicados y caros». 151 — Con intención o sin ella, el aparato político-cultural imperante tiende a servir a los intereses de las élites intelectuales y poderosas. — En muchos países hay un pequeño porcentaje de personas ricas y poderosas que viven a expensas de un ingente porcentaje de gente pobre. — Nuestro sistema social está basado en múltiples premisas, valores e ideales diametralmente opuestos a los del evangelio. Ideas y aplicaciones de la parábola Dios dirá entonces a todos los que están a su izquierda: «Alejaos de mí, malditos, gente de injusticia. No os conozco». Sugerencias generales Mensajes de la parábola — La ambición y el egoísmo profundamente arraigados crecen exuberantes en nuestra sociedad. — Funcionamiento de las estructuras socio-políticas en la sociedad moderna. — La única meta de la producción es, no servir, sino el lucro. 152 — Si existe progreso, tenemos que preguntarnos en beneficio de quién: ¿los ricos o los pobres? — Industria, educación, instituciones socio-políticas, centros culturales y de salud están concebidos frecuentemente para servir a intereses de minorías; y no hay que excluir siempre los intereses de ciertas entidades religiosas. — ¿Está planificada nuestra economía para satisfacer las necesidades de las masas o la ambición de ricos industriales y poderosos hombres de negocios? — El capital está interesado en obtener beneficios y en producir capital, no en empresas orientadas al pueblo. — La industria sigue produciendo bienes cada vez más sofisticados para un número cada vez menor de personas, para unos pocos privilegiados. — Sacrificadas al moloc de la industria, las masas son meros engranajes de una ingente máquina sin alma, puesta en marcha por los ricos y para los ricos. — ¿Acaso podría el pequeño porcentaje de los ricos conseguir su alto nivel de vida sin los esfuerzos a menudo penosos del alto porcentaje de sus hermanos y hermanas? — Quizá sea preciso responder a las siguientes preguntas: • ¿A qué intereses sirven los centros de alta formación e investigación? • Con el establecimiento de las leyes, ¿ven siempre los pobres y los débiles salvaguardados y defendidos sus derechos? • ¿Sirven a los intereses de los pobres la alta tecnología de los satélites, las centrales nucleares y los organismos de investigación? 153 • Las fuerzas militares especializadas y las armas sofisticadas, ¿defienden los intereses de los ricos o los de los pobres, que no tienen nada que defender? • ¿Quién disfruta de los beneficios de la promoción de hoteles e industrias turísticas? — A pesar de la erección de excelentes hospitales y de prestigiosos centros de investigación médica, mucha gente muere por falta de los servicios sanitarios más elementales. — Hemos trazado grandes autopistas para unir las ciudades, pero mucha gente sigue viviendo en condiciones deplorables. — Hemos construido instituciones caritativas y filantrópicas para los pobres, los ancianos y los disminuidos, a fin de acallar nuestra conciencia distribuyendo limosnas, ropa usada y alimentos de calidad inferior a esos miembros menos afortunados de la sociedad. — Dios no puede menos de condenar una sociedad asentada en la ambición, la desigualdad, la discriminación y la injusticia. Textos del Nuevo Testamento en relación con la ideas de la parábola Mt 5,1-11 Mt 6,19-21 Mt 6,24-31 Mt 20,20-28 Mt 23,1-28 Mt 25,32-46 Me 9,33-37 Me 10,11 -31 Me 12,28-34 Le 3,1-4 Le 4,1-13 154 Las bienaventuranzas: actitudes que hay que establecer en una sociedad justa. Las riquezas del cielo. Dios y las posesiones. Petición de una madre. Ambición de poder y de influencia. Jesús condena la hipocresía y ambición de los fariseos. Nuestro mundo está edificado sobre la hipocresía y la ambición. El juicio final. Jesús condena nuestro egoísmo. ¿Quién es el más grande? El joven rico, El gran mandamiento. La predicación de Juan Bautista. Jesús fue tentado a sacar provecho de su posición para obtener riquezas, popularidad y poder. Le 10,25-37 Le 14,7-11 Le 17,19-31 Le 22,24-27 Jn 13,1-17 ITim 6,3-10 Sant 1,9-11 Sant 2,1-13 Sant 2,14-22 Sant 5,1-6 El buen samaritano. Los mejores puestos del banquete. (Buscar los mejores puestos en el banquete de la vida). El rico epulón y Lázaro. Discusión sobre la grandeza. El lavatorio de los pies. La meta de nuestra vida debe ser servir. El amor al dinero es la raíz de todos los males. Pobreza y riquezas. Contra los prejuicios. Fe en acción. Amonestación contra los ricos. 27. ¡EUREKA! DAVID y Esteban se habían graduado juntos en la misma universidad y habían conseguido una beca como investigadores. Iban a trabajar ahora para la misma compañía de perfumes de fama internacional. Durante mucho tiempo su ambición había sido descubrir una nueva fórmula e inventar un perfume tan raro y exquisito que habría de maravillar al mundo. Por fin, después de muchos años, pudieron exclamar: «¡Eureka! ¡Al fin lo hemos encontrado!» «¿Qué vamos a hacer ahora?», preguntó David. «Creo que lo mejor es que llevemos una muestra al jefe inmediatamente». «No», dijo Esteban; «aún no. Lo conservaremos para nosotros un poco más. Estoy seguro de que podremos encontrar un mercado muy lucrativo para él en un futuro no lejano». Los dos estuvieron de acuerdo en esperar por el momento. Su secreto no se divulgaría, y sólo se permitiría que usaran sus mujeres el nuevo y maravilloso invento. David se apresuró a ir casa; pero cuando estaba aún en el coche mirando con ansiedad la pequeña muestra del nuevo perfume, murmuró para sí mismo: «No puedo arriesgarme a dejarlo en un frasco como éste. Comenzará a evaporarse. Tengo que encontrar algo mejor». Paró el coche, entró en una farmacia y compró un envase mucho más seguro. Luego fue a casa y ofreció aquel maravilloso presente a su mujer, Raquel. «Mira, lo que te he traído, querida», murmuró. «¡Al fin lo hemos conseguido! Hemos inventado el perfume más maravilloso que jamás ha existido. Y mi muestra es toda para ti. Aquí tienes. Ponte un poco. Serás la envidia de todos. Pero por un 156 tiempo no hemos de mencionar su procedencia. Creemos que podremos obtener inmensas ganancias si procedemos cuidadosamente». Raquel estaba encantada y siempre que se presentaba la ocasión usaba el nuevo y maravilloso perfume, deleitando a sus familiares y amigos, que no podían menos de sentir envidia y estaban muy intrigados por conocer el nombre de la tienda en que podrían procurárselo también ellos. Al final, cuando hubo terminado el perfume, Raquel tiró el frasco sin ceremonias, sabiendo que David pronto le traería otra muestra. Mientras, ¿qué había hecho Esteban? También él se apresuró a ir a casa con la muestra; pero en lugar de dar algo a su esposa, decidió que no se podía desperdiciar ni una gota de aquel nuevo y fantástico invento. Fue a un anticuario y compró un raro frasco Ming. Naturalmente, era muy caro; pero lo dio por bien empleado, y con muchísimo cuidado vertió en él el precioso perfume. Al día siguiente, sin dejar que nadie lo oliera ni siquiera mirara el contenido del frasco ahora inestimable, encargó una vitrina en la que exhibirlo. Su mujer y sus amigos estaban 157 entusiasmados con el hermoso objeto exhibido, pero Esteban se negó a dejar que nadie lo tocara. Colocó un letrero que decía. «NO TOCAR». Cuando uno de sus hijos extendía la mano hacia él, gritaba: «¡No lo toques! ¿Es que no sabes leer? ¡No lo toques nunca!» Pronto la vida de Esteban quedó enteramente dominada por el famoso frasco. Él era el único que sabía lo que contenía, y constantemente lo contemplaba en privado. De la mañana a la noche estaba absorto. Todo comenzó a girar alrededor de este frasco. Incluso dejó de trabajar en el laboratorio de perfumes a fin de disponer de más tiempo para mirar el objeto de su alegría y orgullo. Pasaron los meses y los años, y Esteban cada vez estaba más absorto ante su vitrina. Cuando, finalmente, murió, su mujer la abrió y sacó el frasco Ming. Quitó la tapa para ver si había algo dentro, pero no encontró nada. El inestimable frasco estaba vacío. Sugerencias generales Mensajes de la parábola — Hay que proteger y conservar constantemente el espíritu y los ideales de todo nuevo movimiento para que no se desvanezcan. — Toda sociedad humana precisa leyes, estructuras y sistemas como trama en la que establecer su propia identidad, expresar sus metas y mantenerse unida. — Una vez que esta trama pierde su espíritu interior, se vuelve inmóvil, rígida, anticuada y se queda en una envoltura vacía. — Existe el peligro de tomar los medios por fines cuando se pierde de vista la esencia de los dogmas, ritos y organizaciones, que entonces se persiguen únicamente por ellos mismos. — Ha de existir una continua tensión dialéctica entre espíritu y ley, ideal e institución, profetismo y organización, renovación y tradición si un organismo social o religioso quiere conservarse sano y desarrollarse. 158 Ideas y aplicaciones de la parábola — David y Esteban descubrieron una nueva «esencia», un perfume precioso, que ambos evitaron que se evaporara y consumiera. — Ambos buscaron un envase, alguna «estructura» para salvaguardar su tesoro. — David eligió un envase funcional; un frasco que sirviera para su propósito, que no significaba nada por su calidad, tamaño y apariencia. No era más que un medio para contener el perfume, que era lo auténtico precioso; cuando quedó vacío, Raquel simplemente prescindió del frasco. — Esteban buscó un envase precioso y bonito, y al final se prendó de él. Para él resultó ser más esencial que el perfume. — El frasco de David desapareció cuando se hubo terminado todo el perfume; en cambio, Esteban siguió apegado a aquel envase mucho después de haberse evaporado el perfume. Aunque no era más que un envase, un medio para guardar el perfume, se convirtió para Esteban en un fin en sí mismo. — La moral de la parábola puede aplicarse a todas las instituciones humanas. — Para mantener la ley y el orden y progresar necesitamos estructuras socio-políticas, económicas y religiosas, mediante las cuales conseguimos la cultura, el arte, la ciencia y todo lo que enriquece nuestra vida. — Pero existe el peligro del «institucionalismo», pues las leyes, estructuras, códigos de conducta y sistemas de creencias tienen valor relativo, temporal e instrumental. Son medios, no fines. — Por desgracia, muchos los miran como «frascos Ming», a los que no se puede tocar y que hay que conservar a toda costa, como fines en sí mismos. — Si han de servir como medios —para lo que realmente se han ideado—, hay que renovarlos continuamente, de modo que respondan al cambio de las necesidades. Tal renovación supone incluso desentenderse totalmente de lo que es redundante o anticuado. — Al absolutizar las formas exteriores de legalismo, literalismo, ritualismo, fundamentalismo y estructuralismo, algunas personas inconscientemente se convierten en adoradores de 159 ídolos, sacrificando todo el sentido y la finalidad de sus vidas en el altar de estructuras y sistemas humanos. — Muchos de estos adoradores pueden encontrarse en el ámbito del dogma y la ideología, tributando culto en sus santuarios exclusivos y obrando con igual desenvoltura que cualquier otro. Prueba de ello son los políticos, divididos rígida, artificial y estáticamente en varios partidos políticos, o en capitalistas y comunistas. Prueba de ellos son los cristianos, escindidos similarmente en católicos, protestantes y ortodoxos. — El derecho canónico no es más que un «envase» en el que almacenar la quintaesencia de la buena nueva de Jesús para conservar el verdadero espíritu del evangelio, que es mucho más importante que la ley. — Las reglas, votos y constituciones de las congregaciones religiosas son «envases» que contienen los cansinas de sus fundadores. Al observar sus prescripciones, los religiosos deben ir mucho más allá de ellas para captar el espíritu evangélico que animó a esos fundadores. — Se tiene a veces la impresión de que muchas leyes de la Iglesia y constituciones religiosas son «frascos Ming» vacíos. — Muchas cartas e instrucciones procedentes de autoridades superiores son del mismo tenor que las advertencias de Esteban: «¡No tocar! ¿Es que no sabes leer? ¡No lo toques jamás!» — ¿Se ha convertido nuestro mundo socio-político, económico, cultural, artístico y religioso en un museo de «frascos Ming»? Mt 7,21-23 Mt 7,21-23 No todo el que dice «Señor, Señor...» Jesús enseñaba con autoridad —no con la que le daba la ley—. Mt 9,14-17 Preguntas sobre el ayuno. Nuevos odres para el vino nuevo. Nuevas leyes, nuevas estructuras para los nuevos avances, los nuevos hallazgos. Mt 12,1-8 \ Preguntas sobre el sábado. El sábado fue Me 2,23-28 } hecho para el hombre, no el hombre para el sábado. Mt 12,9-14 1 Curación en sábado: ¿conservar la ley Le 13,10-17 J o el espíritu de la ley? Mt 15,1-20 ¿Qué hace a la persona impura? ¿Quebrantar la ley o el mal que hay en el corazón de la persona? Mt 23,1-28 Jesús habla contra la hipocresía, el fariseísmo, el legalismo. Me 11,27-33 ¿Con qué autoridad? Los fariseos buscaban garantías legales. He 15,1-35 La ley judía quedaba descartada. Ya no hay circuncisión. He 10,1-481 Quedan abrogadas las costumbres. Ya no son He 11,1-8 J impuros los alimentos. R o m 3,9-31 Nos salvamos R o m 5,1-11 no por la ley, R o m 6,1-23 sino por R o m 10,1-21 el amor acogedor R o m 11,25-37 de Dios. Textos del Nuevo Testamento en relación con las ideas de la parábola Mt 5,17-20 Mt 5,21-22 Mt 5,27-28 Mt 5,31-32 Mt 5,33-34 Mt 5,38-39 Mt 5,43-44 160 Enseñanzas sobre la ley. Lo importante es hacer lo que Dios pide. «Habéis oído que se dijo... Pero ahora yo os digo...» Jesús pone al día la ley. 161 28. EL PAÍS FLOTANTE ESKIPLANDIA era un país que constaba de muchas islas. Próspero y más avanzado científicamente que sus vecinos, sus habitantes eran muy felices. El único problema parecía ser el congestionamiento, pues la población había crecido rápidamente, pero el mar fijaba límites a una ulterior expansión. Los científicos y planificadores trabajaron mucho, llegando al fin a dar con la solución: se construirían enormes pilares sobre el fondo del mar, lo suficientemente fuertes como para soportar gigantescas plataformas sobre las que se podrían edificar nuevas ciudades. En sólo unos meses los grandes recursos tecnológicos del país habían creado una silueta, tachonada de altos edificios, que comprendían colegios, escuelas, supermercados, fábricas, teatros e iglesias. «¡Qué suerte tienen nuestros hijos!», exclamó uno de los profesores. «Ahora tenemos las mejores escuelas del mundo. Nuestros alumnos se convertirán en científicos más avanzados que en ninguna otra parte». «Ahora tenemos los mejores hospitales que existen», declaró uno de los médicos. «Pronto se vencerán todas las enfermedades conocidas y nuestro pueblo seguirá siendo el más sano». «Somos los más felices del mundo», le dijo Ted, uno de los obreros, a su patrono. «Nuestro futuro está seguro, y ahora podemos dedicarnos a disfrutar de la vida a tope». Algunas semanas después de la apertura oficial de varios edificios, Ted se encontraba descansando en la playa cuando observó algo extraño. El mar parecía más alto de lo habitual, y las plataformas sobre las que se habían edificado las nuevas ciudades parecían más cerca de la superficie del agua. Temiendo que el fondo del mar pudiera hundirse, Ted co162 rrió a informar a las autoridades. Pero uno de los ingenieros municipales rechazó terminantemente tal sugerencia: «¡Tonterías! No tenemos absolutamente dato científico alguno que apoye esa absurda eventualidad. Nuestras ciudades han sido proyectadas por los mejores arquitectos del mundo y construidas por los mejores maestros de obras. No perdamos el tiempo, os ruego, hablando tontamente sobre el hundimiento del fondo del mar». «Pero yo lo he visto con mis propios ojos», insistió Ted. «Debes haber estado soñando. Haz el favor de dejarnos en paz», fueron las últimas palabras del ingeniero municipal. Al salir del ayuntamiento, Ted decidió intentar otro procedimiento. Fue a uno de los hospitales, donde pidió a la recepcionista que pusiera en marcha algún tipo de evacuación para los pacientes. Se avisó inmediatamente a un médico. Este declaró que Ted estaba loco: «¡Qué disparate! ¿Pero qué te ocurre? ¿Te parece que podemos trasladar a pacientes disminuidos como los nuestros sin razones mucho más poderosas que ésa?» 163 Ted intentó entonces salvar a los niños de los colegios. Se le dijo que los colegios eran los mejores del mundo. La enorme cantidad de tiempo y de dinero empleados en ellos hacía inconcebible que pudieran hundirse alguna vez. «Al menos», pensó Ted, «la gente ciertamente querrá salvar su dinero». En consecuencia, intentó prevenir al personal de un banco local; pero sospecharon que intentaba crear confusión y pánico para poder cometer un robo. Llamaron a la policía, y Ted fue arrestado. A la mañana siguiente en todo el mundo millones de personas leían los titulares de los periódicos: «¡MILES DE AHOGADOS! ¡SE HUNDE UN PAÍS FLOTANTE!» Sugerencias generales Mensajes de la parábola — Muchas de las enfermedades que afectan al mundo moderno son síntomas de colapso de la base misma de nuestra sociedad. — Hallar remedios a tales males no sería más que una chapuza; en lugar de ello necesitamos reestructurar la sociedad desde sus mismos fundamentos. — Necesitamos valorar críticamente la adecuación de nuestros tradicionales ministerios a las condiciones y exigencias de la vida moderna. — Debemos investigar esos ministerios con nueva urgencia, a fin de hacer frente al reto planteado por la sociedad tecnológica, que, llevada sobre la ola de un progreso ilimitado y de la omnipotencia, se aleja de Dios hacia su propia destrucción. — Necesitamos pensar en preparar, para caso de emergencia, los cimientos de un orden social nuevo, justo, equitativo y estable. 164 Ideas y aplicaciones de la parábola — Eskiplandia era próspera, tecnológicamente avanzada y estaba orgullosa de sus logros; podía jactarse de sus múltiples instituciones y excelentes construcciones. — Su población se sentía segura y satisfecha, ajena al hecho de que toda la infraestructura del país se iba hundiendo gradualmente en el fondo del mar. — Si se hubieran percatado de lo que estaba ocurriendo, los habitantes de Eskiplandia ciertamente se hubieran preguntado por la relación de aquellas grandes realizaciones con su vida individual. — Eskiplandia simboliza nuestro mundo, cuyos avances científicos y tecnológicos nos han procurado tanto progreso material. — ¿No deberíamos hacernos las preguntas que no se hicieron los habitantes de Eskiplandia? — ¿No se está desmoronando la base misma de nuestra sociedad? — Y si es así, ¿debemos seguir construyendo edificios cada vez más grandes y mejores o debemos movilizar los recursos para salvar la tambaleante estructura de nuestra sociedad? — Sin descuidar nuestros ministerios tradicionales de enseñanza, asistencia, evangelización, etc., ¿no debemos los cristianos apresurarnos a salvar el mundo edificando un orden social mejor? — Nos encontramos con un escenario pavoroso: polución ecológica, saqueo de recursos naturales, pánico ante un holocausto atómico, ruptura de relaciones internacionales, explosión demográfica, explotación humana a escala internacional, millones de muertos de hambre y pobreza, envejecimiento de las estructuras socio-políticas tradicionales, pérdida del sentido de la vida. Es hora de que salgamos de nuestro barbarismo fundamental y hagamos algo al respecto. — Es hora de que nos preguntemos por la adecuación de nuestros ministerios tradicionales, con sus preocupaciones domésticas y sus intereses parroquiales en comparación con los gigantescos problemas con que nos enfrentamos y con el mal colectivo de nuestro entorno. — Cuando un barco se hunde, ¿de qué sirve dar alimento a unos pocos pasajeros hambrientos o esparadrapo a los 165 miembros de la tripulación heridos en el intento de salvar vidas humanas? — Necesitamos liberar a mucha gente de los ministerios tradicionales y permitirles que se comprometan más activamente en el establecimiento de un nuevo orden social y en la construcción del reino de Dios aquí y ahora. — Hay que dar a todos los ministerios una orientación nueva y hemos de alistar a toda la gente de buena voluntad para que impidan que nuestra «Eskiplandia» se hunda. — Algunos pensadores modernos han intentado establecer los cimientos de nuestra sociedad sobre el terreno del materialismo burgués, confiando no en Dios, sino en su propia habilidad y poder. Ahora, cuando esa sociedad se está haciendo añicos, no quieren ni confesar sus errores ni dejar que otros digan la verdad. — Ted, el profeta de Eskiplandia, intentó abrir los ojos de sus conciudadanos, pero al final fue detenido por la policía. Cristo fue crucificado por rebelarse contra las pautas de la sociedad materialista de su tiempo. Todos los reformadores sociales íntegros pagan el precio por intentar eliminar los males con que nos enfrentamos nosotros. — Tenemos que cambiar el corazón de la gente si queremos construir un mundo nuevo. No es posible edificar estructuras nuevas y mejores si el corazón de los que las edifican no se hacen nuevos y mejores. Textos del Nuevo Testamento en relación con las ideas de la parábola Mt 5,1 -11 Las bienaventuranzas: necesidad de cambiar el corazón y los valores. El sermón de la montaña: Jesús propone un nuevo modo de ver la vida, a la gente y las cosas. Un cambio radical. Mt, ce. 5.6.7 2. Predicación de Juan Bautista Mt 3,1-12 Le 3,1 -18 El reino de los cielos está cerca. Urgencia de la tarea. Cambiad vuestros corazones. Cambio radical. 3. Las parábolas del reino Mt 13,24-30 Mt 13,31-32 Mt 13,33 Mt 13,44 Mt 13,45-46 Mt 13,47-50 Me 2,21-22 Me 2,26-29 Le 14,15-24 La cizaña. El grano de mostaza. La levadura. El tesoro escondido. La perla de gran precio. La red. Nuevos remiendos y nuevos pellejos de vino. La semilla que crece. Una gran fiesta. 4. Otros textos Le 1,46-56 Le 10,1-12 El cántico de la Virgen: «Destruyó los planes de los soberbios..., derribó a los poderosos de sus tronos..., encumbró a los humildes...» La misión de los setenta y dos discípulos. «El reino de Dios está cerca de vosotros». No hay textos directamente relacionados con el tema de la parábola. Únicamente podemos comentar algunos de ellos para reforzar los puntos destacados de la parábola. 1. Jesús comienza su ministerio Mt 4,17 Le 4,16-30 166 El reino de los cielos está cerca. La misión confiada a Jesús: predicar la buena nueva a los pobres; proclamar la libertad de los cautivos; libertar a los oprimidos; anunciar la salvación de Dios. 167 29. SIN CIVILIZAR No usan teléfonos, sino que, en lugar de ellos, hablan uno con otro cara a cara durante horas y horas, según parece de la manera más amistosa. Son completamente ajenos a su vida el télex y el fax, vídeo, televisión e incluso transistores. Forma de vida. Ningún niño va a la escuela, sino que se pasan el tiempo jugando. Evidentemente, se afirma, "aprenden de la vida". Todos los habitantes creen firmemente en Dios, al cual acuden para todo lo que necesitan. Creen en una vida después de la muerte, donde esperan participar de la felicidad de Dios. UN GRUPO de turistas tomó tierra casualmente en una remota isla perdida en el sur del Pacífico. Se quedaron sorprendidos al descubrir allí una parte del mundo que aún no conocía el «don» de la civilización, sino que estaba habitada por «salvajes». Cuando aquellas sorprendentes noticias llegaron al mundo civilizado, inmediatamente los reporteros de prensa, radio y televisión comenzaron a hacer investigaciones. Bastará aducir en nombre de todos ellos el relato de un periódico. Primero los titulares: y «HALLADOS SALVAJES SIN CIVILIZAR INCLUSO A FINALES DEL SIGLO XX Un grupo de turistas ha descubierto una nueva isla en el sur del Pacífico. Sus habitantes parece que están aún completamente sin civilizar. Beben agua pura y cristalina de los manantiales y los ríos. Se negaron incluso a tomar diversas cervezas, licores y bebidas gaseosas y otros refrescos que les ofreció uno de nuestros corresponsales especiales. Fruta. Tampoco comen alimentos precocinados esterilizados, sino que prefieren frutas frescas de su propia isla. Viven enteramente en pequeñas aldeas y nunca han conocido la vida de la gran ciudad. A pie. Caminan a pie, pues ninguno de ellos posee coches, motocicletas, helicópteros o aeroplanos. Ni siquiera han oído hablar de bicicletas. 168 \- %(.~~~¿ y Relajados. Están relajados y serenos, y duermen a pierna suelta sin barbitúricos, sedantes o somníferos de ninguna clase. Ninguno ha oído hablar jamás de un electrocardiograma, y se ignora absolutamente lo que es un psiquiatra en esta isla sorprendente. Estos habitantes son extrañamente robustos, y hasta se diría, ingeniosos. No se tiene idea de una sola muerte por ataques cardíacos ni se ha encontrado ningún caso de alta presión sanguínea o trombosis. 169 Empleo. Uno de los hallazgos más extraordinarios es que no hay gente muy rica ni muy pobre. No hay patronos ni obreros, sino sólo autoempleados. Sexo. Los observadores declaran que las parejas disfrutan de su vida amorosa sin señal alguna de complejos o "temor de insuficiencia ". Inaudito. Es realmente increíble que gente tan subdesarrollada, sin civilizar y retrasada pueda encontrarse todavía hoy, casi a finales del siglo xx». Sugerencias generales Mensajes de la parábola — Significado de «civilización». — Supuesta superioridad de la cultura occidental. — Criterios definitorios de civilización. — Connotaciones subjetivas y relativas de las palabras «cultura» y «civilización». — Las culturales son múltiples, diferentes y únicas, lo mismo exactamente que los individuos. — Arrogancia de creer que nuestra cultura es mejor que otras. — Necesidad de acercarse con humildad a la gente de otras culturas de puntos de vista y valores diferentes. Deseo de aprender de ellas. Ideas e implicaciones de la parábola — Al descubrir gente diferente, los turistas los tildaron inmediatamente de «salvajes», «incivilizados» y «subdesarroUados». — ¿Qué criterios usaron los turistas para expresar tales juicios? — ¿Somos nosotros como aquellos turistas respecto a las personas de culturas, gustos, creencias y costumbres diferentes? 170 Las culturas y civilizaciones son diferentes, pero ninguna es superior o inferior a otra. La cultura tiene un papel funcional dentro de un entorno y de un grupo particular de personas. Esta función de la cultura consiste en capacitar a las personas de un grupo particular y de un entorno para vivir satisfactoriamente. En la medida en que una cultura cumple esta función para un grupo particular de personas, es la mejor para aquel grupo. Obviamente, la cultura occidental sería funcionalmente inapropiada para poblaciones tribales o llamadas retrasadas, para moradores del desierto, para los millones de habitantes del subcontinente indio y para los de las regiones polares. Rico y técnicamente poderoso, Occidente exporta su cultura a muchas partes del mundo, donde algunos países occidentales han intentado imponer su civilización a otras áreas del globo. Algunos pueblos, al aceptar la cultura occidental, puede que sin querer hayan tolerado lo que podría ser una forma de colonialismo cultural explotador. Cada país, cada grupo de personas ha de encontrar lo que es mejor para él. Los países pobres —aunque no necesariamente sin civilizar— afanosamente imitan las costumbres y los estilos de vida de los países ricos, repudiando con ello su rica herencia cultural. La llamada «sociedad opulenta» se rige por el dinero. Las naciones más pobres han vendido su herencia natural y artística a las naciones ricas (tanto capitalistas como comunistas) por un plato de lentejas. El dinero es lo que cuenta únicamente, no la religión, la poesía, el lenguaje o el arte. La civilización de un país se juzga ahora por su riqueza financiera. Aunque sus valores morales y espirituales y su sensibilidad artística estén del todo desvalorizados, se la considera, no obstante, como la más civilizada si tiene el mayor cúmulo de dinero en papel o en monedas para negociarlo en el mercado de valores. La llamada civilización moderna ha privado a muchos pueblos de su identidad, de toda su alegría, del justo orgullo de un pasado histórico, de su genio nacional, de los tesoros inestimables de su lengua y cultura y casi de su misma alma. 171 — La cultura ha de proporcionar verdadera alegría; pero ¿dónde se encuentra ésta? ¿En el progreso material y en la riqueza? No. La verdadera alegría está en ser humano, en encontrar sentido a la vida, en disfrutar de las relaciones sociales, de la amistad, de la aceptación de sí mismo y de la confianza y el amor de Dios. — ¿Qué clase de alegría ofrece la moderna civilización a los pueblos a los que tilda de salvajes? Cosméticos, transistores, vídeos, comidas precocinadas, bebidas alcohólicas y no alcohólicas, literatura sensacionalista, coches deportivos, lanchas de carrera, tranquilizantes. — La civilización moderna es un lecho de Procusto, al que se fuerza a adaptarse a los miembros de todos los grupos de todas las naciones. — En lugar de corazón, la civilización moderna tiene máquinas, símbolo de dinero, ambición, posición y poder. No hay nada intrínsecamente malo en las máquinas, pero ellas no deben gobernar la vida humana; los seres humanos han de usarlas de manera que proporcionen verdadero sentido, gozo y satisfacción. — En vez de ser la fuerza básicamente buena, dinámica y progresiva que debiera, la civilización moderna se ha convertido en un monstruoso Frankenstein, que devora todas las culturas y civilizaciones que se cruzan en su camino. Mt 23,1 -28 Me 10,17-27 Le 4,1 -13 Le 12,13-21 Le 12,32-34 Sant 1,9-11 Sant 2,1-7 Sant 4,1-6 Jesús condena a los fariseos. Ellos se creían mejores a causa de su dinero y de su ciencia. El dinero hace que el joven rico pierda su felicidad. Jesús es tentado a ser rico, popular y poderoso. El rico necio. «El valor de un hombre (lo mismo podría decirse de un país o de una civilización) no está en lo que posee, sino en lo que es». Las riquezas del cielo. Pobreza y riqueza. Prejuicios. Amistad con el mundo. Textos del Nuevo Testamento en relación con las ideas de la parábola No es posible encontrar textos relacionados directamente con el tema de esta parábola, pero encontramos muchos afines a sus ideas clave: Mt 5,1 -11 Mt 6,24-37 Mt 7,1-6 Mt 13,53-58 172 Las bienaventuranzas: verdadera felicidad. Dios y las posesiones. No preocuparse. Estar contentos. Juzgar a los otros. Ningún grupo de personas puede juzgar a otro. Jesús es rechazado en Nazaret. Fue juzgado inferior. No tenía instrucción. 173 30. GAFAS Y LENTES EN TIEMPOS pasados se impuso la curiosa costumbre de poner una clase especial de gafas a los niños recién nacidos. Nadie sabe cuándo o por qué comenzó esta práctica, pero uno de sus efectos fue deformar los colores. El rojo parecía verde, el negro blanco y el amarillo azul. Otro efecto extraño fue alterar la figura. Lo alto parecía bajo, lo delgado gordo y lo cercano lejano. Lo más alarmante de todo era la manera de confundir la belleza y la fealdad y que la gente amable parecía cruel y los buenos malos. De acuerdo con el origen racial, la clase social o la convicción religiosa de una persona, se introdujeron ligeras variantes en el diseño de las lentes. En consecuencia, se hizo corriente que los niños blancos vieran a los negros como horribles, y que los miembros de diferentes sectas religiosas se despreciaran unos a otros. En los países en los que se usaban esta rara clase de gafas se prohibió además quitárselas. Al principio se opusieron algunos, mas al final se aceptó la ley y nadie pensó nunca en discutir el uso de esas gafas desde el nacimiento a la muerte. La mayoría de la gente se hubiera avergonzado de cuestionar lo que se había convertido en una práctica profundamente arraigada en su cultura particular. Incluso parece ser que, con el correr de los años, pocas personas se daban cuenta de que realmente llevaban gafas. Por desgracia, no se estableció ningún control sobre el número de variantes introducidas en el diseño de gafas para grupos tan diferentes dentro de una comunidad. En consecuencia, se acrecentaron las fricciones en una proporción alarmante. No sólo se odiaban entre sí los negros y los blancos y los creyentes discutían constantemente unos con otros, sino también 174 los hombres comenzaron a despreciar a las mujeres y las mujeres a ridiculizar a los hombres. Constantemente se podían escuchar altercados, lo mismo en casa que en lugares públicos: «Todos los negros son sucios y holgazanes». «Todos los blancos son explotadores y asesinos». «Todos los trabajadores son inferiores y despreciables». «Todos los profesionales son ladrones y orgullosos». «No existe ningún Dios. El que cree en Dios es un insensato. Es estúpido hablar de la existencia de un cielo situado en el firmamento». «Los ateos sois demasiado despreciables y necios para apreciar los milagros de la creación de Dios. No sois mejores que los animales». No mucho después los altercados degeneraron en alborotos, y los alborotos en lucha armada. En muchos casos se produjo la muerte inevitablemente. En un mundo lleno de odio, se multiplicaron los asesinatos privados. Las guerras —lo mismo entre tribus que nacionales— crecieron de una manera alarmante. Al fin nació un niño que un día tuvo el valor de quitarse las gafas. Atónito, vio a la gente como realmente era. Todos le parecieron semejantes, con la misma clase de cuerpo. Tenían también los mismos anhelos, miedos y ansiedades, y suspiraban por el mismo afecto y amor. Se dio cuenta de que todos se necesitaban unos a otros para sobrevivir. Compartían un destino común y, aunque se dirigían a Dios bajo diferentes nombres, todos eran hijos del mismo Dios Padre. Por eso le sorprendió y le entristecía ver un mundo lleno de tanto odio, ansioso de poder y egoísta. «Hijos míos», decía, «amaos los unos a los otros. Habéis oído que se dijo: "Amad a vuestros amigos y odiad a vuestros enemigos". Pues yo os digo: "Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen para que seáis hijos de vuestro Padre de los cielos. Pues él hace que brille el sol sobre malos y buenos igualmente y envía la lluvia a los que obran bien y a los malvados. ¿Por qué habría Dios de remuneraros si amarais sólo a los que os aman? Hasta los pecadores hacen eso"». Las multitudes, al oírlo, se enfurecieron. Siguieron insistiendo en que no eran iguales y que no era posible tener el mismo Padre. 175 Realmente le crucificaron porque era demasiado peligroso y porque osaba mirar el mundo y a sus habitantes sin gafas deformadoras. «¡Padre, perdónales a todos!», gritó desde la cruz en que le habían clavado. «Han perdido la vista. Su visión está desfigurada y no ven en realidad. Perdónales, Padre. Realmente no saben lo que hacen». Desde entonces han pasado casi veinte siglos. Las disputas han persistido. El resentimiento y el odio no dan señales de desaparecer. Las guerras se han multiplicado y mucha gente inocente está siendo aún exterminada. ¿Durante cuánto tiempo continuará esto? Sugerencias generales «¿Cómo pueden los judíos ser iguales que los árabes, los blancos como los negros y los extranjeros como los nacionales?» «Los ricos y los pobres no pueden ser iguales», vociferaron otros. «Los comunistas y los capitalistas serán siempre diferentes. Estás diciendo tonterías». «Debéis ser perfectos», resumió él, para concluir, «igual que vuestro Padre de los cielos es perfecto. Amad a los demás como os amáis a vosotros mismos. Haced a los otros lo que quisierais que los otros os hicieran a vosotros. Quitaos esas gafas deformadoras y veréis el bien que hay en los demás». «¿Tonterías!», siguió gritando la multitud. «Ese hombre no es más que un perturbador». «¡Traidor!» «¡No dejéis que se salga con la suya!» «Ea, ¡hagámosle callar de una vez para siempre!» Parecía que, por primera vez en la historia, todos estaban unidos. Aunque los diversos grupos raciales y religiosos se habían estado despedazando desde que se tenía memoria, espontáneamente se unieron contra el común enemigo. Judíos y romanos, ricos y pobres, pecadores y justos, jóvenes y ancianos, soldados y civiles, todos ellos decían, o mejor vociferaban, ahora a una voz: «¡Crucifícale, crucifícale!» 176 Mensajes de la parábola — Formación y transmisión de prejuicios. — Todos estamos afectados por prejuicios de varias clases: nacionales, culturales, sociales, sexuales, religiosos, etc. — Sin percatarnos de ello, los prejuicios se han convertido en una segunda naturaleza para nosotros. — Los prejuicios influyen en nuestra percepción de la realidad y condicionan el proceso de nuestro pensamiento, determinando pautas emocionales y de conducta. — Vemos a Cristo como un hombre libre de prejuicios. — Para seguir a Cristo hemos de librarnos de nuestros prejuicios. — Necesitamos aceptar honradamente que nuestro prejuicio, como nuestros hábitos, persisten hasta la muerte. — En la lucha contra los prejuicios, puesto que lleva a ser mal visto y excluido de la sociedad, se necesita coraje: primero dentro de nosotros mismos y luego en nuestra sociedad. —- Libre personalmente de prejuicios, Cristo se convirtió en objeto de ellos. 177 Ideas y aplicaciones de la parábola — Todos hemos nacido libres de prejuicios. — Nuestros padres, profesores, mayores y amigos condicionan nuestra manera de pensar, y entonces comenzamos a ver las cosas de una forma parcial. — Los prejuicios intelectuales y emocionales se desarrollan cuando nuestra mente se uniformiza. Renunciamos a nuestra libertad creadora o perdemos nuestra visión de la realidad, reemplazándola por los prejuicios intelectuales y emocionales atribuibles a la cultura, la clase, el grupo étnico o la afiliación religiosa en que hemos nacido. — Esos prejuicios empañan entonces y deforman nuestra visión, porque vemos la vida a través de gafas teñidas con nuestras preferencias particulares. — Debemos prevenirnos contra los múltiples prejuicios reinantes en las sociedades, naciones, regiones, lenguas, culturas, religiones, clases sociales, grupos étnicos, sexo, color, política, familias, etc. — Los prejuicios nos condicionan tanto que no vemos las cosas y la gente como son. No conseguimos sentir, pensar y obrar objetivamente, porque nuestro proceso mental y psicológico moldea nuestra vida de acuerdo con unas pautas fijas. — Cristo nos enseñó la manera de amar y lo aceptó todo sin prejuicios. — Nos enseñó que tenemos un Padre común y que todos sin distinción somos hermanos. — Nos enseñó a amar a los demás como nos amamos a nosotros mismos. Para él no había judíos o gentiles, ricos o pobres, amigos o enemigos, justos o pecadores, adultos o niños. Todos eran iguales a sus ojos. Él amaba y ayudaba a todos, se mezclaba y charlaba con todos. — Para ser verdaderos discípulos de Cristo, debemos combatir los prejuicios con toda resolución y determinación. — Si, como Cristo, queremos amar a todos, respetar, aceptar y recibir a todos, debemos estar dispuestos a ser odiados, perseguidos y condenados, a ser clavados en la cruz de un mundo cargado de prejuicios contra nosotros. Textos del Nuevo Testamento en relación con las ideas de la parábola a) Predicación de Jesús Mt 5,21-26 Mt 5,38-42 Mt 25,31-46 Me 6,31 -3 5 Me 7,14-23 Me 9,35-37 Me 12,28-34 Le 6,26-36 Le 6,37-42 Le 10,25-37 Le 18,9-14 Enseñanza sobre la cólera. Respetar a la gente. No hay que desquitarse nunca contra nadie, sino devolver amor por ofensas. El amor va más allá de las exigencias de la justicia estricta. Nuestra relación con Dios se prueba con nuestra relación con todos nuestros hermanos. ¿Quién es mi madre y mi hermano y hermana? ¡Todos! ¿Qué hace impura a una persona? El corazón de todos es el mismo. Las cosas externas no nos hacen diferentes. ¿Quién es el más grande? El que se hace como los niños. ¿Cuál es el mandamiento más grande? Amar a Dios y a todos los hombres. Amar incluso a los enemigos. No juzgar a nadie. Aceptar a todos. El buen samaritano. Todos son tu prójimo. Dios mira el corazón de la gente, no sus acciones. b) Práctica de Jesús Jesús no hace distinción alguna en el modo de tratar con: Pecadores y justos Jn 8,1-11 Le 7,36-50 La mujer sorprendida en adulterio. La mujer pecadora en casa de Simón. Los publícanos y los fariseos Le 5,27-32 Le 19,1 -10 La llamada de Mateo. Jesús va a casa de Zaqueo. Samaritanos y judíos 178 Jn 4,1 -42 Le 17,11 -19 La samaritana. El leproso samaritano. 179 Extranjeros y nacionales Otros textos del Nuevo Testamento Le 7,1 -10 Me 7,24-30 Col 3,8-11 Sant 2,1 -13 Sant 2,14-26 Un 2,7-11 Un 3,11-18 El oficial romano. La mujer fenicia. Mujeres y hombres Le 10,38-42 Le 7,11 -15 Jn 20,11-18 Marta y María. La viuda de Naín. María Magdalena. No hay judíos ni gentiles..., esclavos ni libres. Amonestación contra los prejuicios. Fe en acción. Un nuevo mandamiento. Amarse unos a otros. Niños y adultos Me 10,13-16 Mt 18,2-6 «Dejad que los niños vengan a mí». Poniendo a un niño en medio de ellos. Pobres y ricos Mt 9,35-38 Le 7,36-38 Se compadece de las turbas. Comida en casa de un rico fariseo. Instruidos o no Me 1,14-20 Jn 3,1 -17 Escoge a sus discípulos: pescadores. Jesús y Nicodemo. c) Jesús, objeto de prejuicios Libre de prejuicios, Jesús mismo fue objeto de ellos: Me 2,13-17 Me 3,1-6 Me 3,20-28 Me 6,1-6 Me 7,1 -13 Mt 26,57-67 Mt 27,15-26 Le 7,36-39 Le 19,1-10 Jn 9,1-41 Jn Jn Jn Jn 180 11,45-54 12,9-11 18,38-40 19,1-22 La llamada de Mateo. Cura al hombre de la mano seca. Jesús y Belcebú. Jesús es rechazado en Nazaret. La enseñanza de los antiguos. Jesús ante el sanedrín. Jesús es sentenciado a muerte. En casa de Simón el fariseo. En casa de Zaqueo. Curación del ciego. (¡Capítulo contra los prejuicios!). El complot contra Jesús. La muerte de Jesús. 181 Pág. ÍNDICE Pág. Prólogo Introducción 1. Los camellos 2. Las guitarras 3. La caravana 4. Hermano, permite que te enseñe 5. Prakash quería ver a Dios 6. ¿Qué está haciendo aquí? 7. Abundancia en penuria 8. Las golondrinas 9. ¡Lo sabía! ¡Lo sabía! 10. Lo sabemos todo de él 11. El pequeño pez 12. La escudilla del mendigo 13. Isaac 14. ¿Es que no pueden probarlas por sí mismos? 15. Autobiografía de un coco 16. ¿Qué pasa, señor Toiler? 17. No tendrás otros dioses fuera de mí 18. Margarita 19. Escuchar a los galgos 20. Un asunto de monos 21. 22. 23. 24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. Apuros del samaritano Un mundo aracnoide Las vacas .' ¡Maldita sea! ¿Cómo lo llamarías, mamá? El juicio de Dios ¡Eureka! El país flotante Sin civilizar Gafas y lentes 120 128 133 140 146 151 156 162 168 174 5 7 12 17 22 26 31 36 43 48 54 61 66 71 76 81 86 92 97 103 109 114 183 182