Y FÁBULA

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Y FÁBULA
PARA EL HOMBRE MODERNí
Pedro Ribes
PEDRO RIBES
PARÁBOLAS Y FÁBULAS
PARA EL HOMBRE MODERNO
30 textos para animadores de grupos
o simplemente para ocio de lectores enamorados
de los «vuelos de fantasía»
2.a edición
EDICIONES PAULINAS
PRÓLOGO
© Ediciones Paulinas 1991 (Protasio Gómez, 11-15. 28027 Madrid)
Tel. (91) 742 51 13 - Fax (91) 742 57 23
© St Paul Publications. Slough 1990
Título original: Parables and fables for modem man
Traducido por Eloy Requena Calvo
Fotocomposición: Marasán, S. A. San Enrique, 4. 28020 Madrid
Impreso en Artes Gráficas Gar.Vi. 28960 Humanes (Madrid)
ISBN: 84-285-1438-0
Depósito legal: M. 33.596-1992
Impreso en España - Printed in Spain
HUBO un tiempo en el que casi toda la sabiduría se exponía y
transmitía en términos puramente intelectuales. Se realizaron
esfuerzos para interpretar las parábolas bíblicas como medio
de saber más sobre los misterios de la vida. Hoy parece que
hemos vuelto a descubrir el valor de «hablar en parábolas»,
como lo hizo Cristo mismo. El más grande maestro de la tierra
debió tener alguna buena razón para enseñar en parábolas,
sirviéndose de cosas sencillas y cotidianas para expresar realidades eternas.
Las parábolas, fábulas y alegorías, e incluso los cuentos de
hadas, han sido siempre muy populares, especialmente entre
audiencias juveniles.
Las parábolas tienen una fuerza expresiva muy superior al
lenguaje ordinario o a los argumentos racionales cuidadosamente expuestos. Todo aquel cuya mente sintonice con el símbolo o la imagen descubrirá más «verdad» en una parábola que
en una erudita tesis doctoral. No olvidemos que una cosa es el
conocimiento y otra muy distinta la verdad. El primero tiene
que ver con la acumulación de hechos; la otra, con la sabiduría.
Las parábolas tienen también el poder de estimular la «conciencia pública», sacando a la gente de su estado de letargo o
satisfacción. Las parábolas agudizan el ojo «intuitivo» de la
mente, embotado por el exceso actual de lógica y racionalización.
Las parábolas nos ayudan a ver las cosas, no meramente a comprenderlas. Nos ponen en contacto con el núcleo
de la realidad; nos conducen derechamente al corazón de la
verdad.
Este libro fue preparado en el Centro Nacional de Servicio
a la Vocación de Pune, India, donde se usaban parábolas du5
rante las sesiones de instrucción para profesores y estudiantes
de seminarios y de casas religiosas de formación. Tales parábolas demostraron ser un medio estimulante para fomentar la
discusión activa y compartir ideas.
Por razones de conveniencia se han agrupado las parábolas
de este libro bajo tres capítulos: 1) valores religiosos (temas
religiosos); 2) valores personales (crecimiento psicológico, personalidad); 3) valores sociales (concienciación, temas sociales).
Sin embargo, la mayoría de las parábolas no pertenecen
exclusivamente a una de estas categorías. Muchas abarcan las
tres, por lo que pueden emplearse durante sesiones dedicadas
a temas aparentemente diferentes.
Cada parábola está contenida en un capítulo, que comprende: 1) el texto de la parábola; 2) mensajes de la parábola;
3) ideas y aplicaciones de la parábola; 4) referencias a los textos
bíblicos relacionados con las ideas de la parábola.
Todas estas parábolas fueron preparadas originalmente
como guiones para montajes audiovisuales, escenificaciones y
mimos. Ello explica el formato, estilo y desarrollo particulares
que se les ha dado.
INTRODUCCIÓN
Valor de las parábolas
1.
Transcultural
LOS IDIOMAS se han formado normalmente por influencia de
diversas culturas. El lenguaje de las parábolas no está condicionado por ninguna cultura particular.
La lengua original de las parábolas puede cambiar en el
transcurso del tiempo, pero su mensaje permanece inalterado.
Las parábolas trascienden las fronteras culturales. Poseen
un valor universal. Las parábolas evangélicas, por ejemplo, son
válidas en todas partes.
El mensaje de una parábola no se ve afectado por su medio
de presentación, ya sea audiovisual, un dibujo, una pintura,
una pieza de música o cualquiera otro. El mensaje permanece
vivo e intacto, cualquiera que sea el modo de presentar la parábola.
2.
Intemporal
Las parábolas son pertinentes siempre y en todo tiempo.
Tocan y evocan algo primordial y fundamental de la raza humana.
Son siempre antiguas y siempre nuevas. Nos hablan en el
fondo de nuestro ser, ajeno a lo que ocurre en la superficie de
nuestra vida o al flujo de los acontecimientos que nos rodean.
3.
Simbólico
Las parábolas participan de la naturaleza de los símbolos.
No se limitan a meras palabras. Son una especie de comunicación no verbal.
é
7
Las parábolas pueden expresarse sin palabras. Pueden ser
tema del mimo, la representación, el dibujo, la canción o la
danza.
Las parábolas se dirigen a todos: analfabetos o no, eruditos
o ignorantes, modernos o anticuados. Sin embargo confían su
secreto más fácilmente a los que no están contaminados por la
«cultura» y la «civilización».
Las parábolas hablan un lenguaje mucho más directo, incisivo y elocuente que el lenguaje ordinario. Mientras que otras
palabras resultan opacas, las parábolas son transparentes.
4.
Subversivo
Las parábolas desafían al orden establecido, a las estructuras sociales y a los sistemas de valor. Hacen añicos nuestros
ídolos. Desenmascaran la autosatisfacción de la vida cotidiana,
los convencionalismos con los que racionalizamos nuestras pretensiones sociales, los mecanismos con los que intentamos proteger a nuestro yo mimado.
Nos abren los ojos a las múltiples distorsiones de nuestro
«orden social», causadas por la injusticia, la opresión y la explotación, de un lado, y por una manifiesta falta de interés social
y de compromiso, por otro.
5. Provocativo
Las parábolas aguijonean y provocan, desafían y depuran,
despiertan y activan.
Fuerzan al oyente a reaccionar, a reinterpretar y reevaluar
la pauta de nuestra conducta, pensamiento y emociones.
Nos sacuden, induciéndonos a reformarnos y renovarnos.
Nos sacan del engaño respecto a nosotros mismos y de la
falta de verdadero propósito.
6. Cajas de resonancia
Las parábolas son un espejo para que contemplemos nuestra vida y obligan al oyente a comprender con mayor claridad su existencia relacionándolo con las historias. A través de
esas historias se ven a sí mismos como son, y no como pretenden ser.
Las parábolas son cajas de resonancia que hacen aflorar a
8
la superficie las actitudes internas, facilitando el encuentro de
la visión de la realidad que configura o debiera configurar
nuestras vidas.
Las reacciones a las historias de la parábola muestran si el
oyente está realizando un esfuerzo honesto de enfrentarse resueltamente con la realidad o si intenta encubrirla con la cortina de las ilusiones.
7. Pro]ético y proclamatorio
«Proclaman» lo que se debe y lo que no se debe aceptar.
Instan a cambiar el corazón como base de cualquier transformación de nuestra vida.
Nos descubren la profundidad más recóndita de la persona,
en la que es posible encontrar a Dios, que es a su vez amor y la
respuesta a todos los conflictos humanos.
Manifiestan la fidelidad definitiva de Dios a quienes aspiran
sinceramente a conocer y hacer su voluntad aunque no sepan
en absoluto lo que significa para ellos y adonde les conduce.
Uso de las parábolas
Principio general
Las parábolas no son pasatiempos o modos de matar el
tiempo. No intentan entretener a la gente o presentarles algunas distracciones atractivas. Pretenden ser mecanismos de
arranque o disparadores que provoquen a los oyentes a actuar,
reaccionar o interactuar. No son más que el comienzo de un
proceso de reflexión, discusión y participación...
Sugerencias para profesores y jefes de grupo
a) Estar listos para captar las reacciones del grupo y de cada
miembro en particular.
b) Estar muy alerta y ser muy sensibles a las vibraciones emocionales y al estado de ánimo de cada uno y de todos.
c) Sintonizar con la «longitud de onda» de los oyentes.
d) Aceptarlos como son.
e) No dejar de acompañarlos. No forzar el paso.
f) Comenzar desde donde están y llevarles lo más lejos posible en la dirección que deben tomar.
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Formas de presentación
Después de la presentación
Cuando necesite usar una parábola para cualquier tipo de
sesión, comience con la forma más impresionante de presentación de que disponga.
A continuación se dan trece modos diferentes de presentación:
Tiempo de reflexión
— No apresurarse a comenzar la participación o discusión.
— Mantener al grupo en estado de silencio reflexivo por un
rato.
— Pedir al grupo que recuerde los puntos o escenas principales
de la parábola y que conserven los sentimientos y puntos de
vista adquiridos en el momento de la presentación.
1. Leer la parábola a los oyentes.
2. Distribuir copias impresas o multicopiadas de la parábola
y pedir a los participantes que las lean muy cuidadosamente.
3. Narre usted mismo la parábola o invite a hacerlo a un
buen narrador.
4. Invite a los participantes a leerla en forma dialogada.
5. Haga que la mimemicen.
6. Haga que la representen, como drama o comedia.
7. Usar marionetas.
8. Técnica radiofónica: preparar una banda sonora en cinta
magnética y ponerla a los oyentes.
9. Juegos de sombras.
10. Fotolenguaje: técnica de fotografía o fotohistorieta.
11. Historia en posters: los participantes preparan posters de
antemano y se sirven de ellos para explicar la historia.
12. Cuadros vivos: construir los cuadros mientras avanza la
historia.
13. Mostrar un montaje audiovisual basado en la historia.
Antes de la presentación
— Preparar al auditorio creando un estado de ánimo apropiado de seriedad y deseo de cooperar.
— Explicar que la parábola se presenta a fin de animar la
discusión.
— Fomentar una actitud atenta, pero relajada.
— Animar a los oyentes a entrar en la disposición de ánimo de
la parábola con el deseo de ser estimulado por ella.
— Insistir en que se guarde silencio estricto antes y durante la
representación. Rogar a los participantes que reserven todo
comentario para después.
— No anunciar el título de la parábola, describir su contenido
o descubrir su tema previamente.
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Participación y discusión
— Después de un rato de reflexión personal, invitar al grupo a
participar y discutir.
— Se puede dirigir el grupo de uno de estos dos modos, a
elegir: el método abierto o el método restringido.
Personalización
— Dejar que los participantes reflexionen en silencio sobre las
consecuencias, para su vida personal, de lo que se ha discutido y compartido.
— Un sencillo cuestionario puede ayudar a la reflexión y personalización:
• ¿Alguna idea o conocimiento sobre mí mismo?
• ¿Hay algo que deba cambiar en mi vida?
• ¿Soy feliz de ser lo que soy? ¿Por qué?
Fijar metas
— Pedir a los participantes que den un paso, aunque sea pequeño, a fin de realizar algún cambio en su conducta.
— Pedirles que consignen por escrito el paso que han de dar y
los medios para llevarlo a efecto.
Oración
— Invitar a los participantes a orar individualmente, en pequeños grupos o en un solo grupo.
11
1. LOS CAMELLOS
HORACIO miró al cielo y dijo a sus amigos: «¡Qué estrella más
rara! Parece que nos hace señas, pidiendo que la sigamos».
Todos ellos vivían cerca de un oasis, donde sus vidas discurrían en paz, humildes y seguras. Tenían siempre hierba y
dátiles en abundancia para comer y mucha agua para beber.
Nada había turbado jamás la plácida existencia de estos
camellos; ahora, sin embargo, se daban cuenta de que su amigo
estaba fascinado por aquella nueva estrella, rara y brillante.
Les dejaba perplejos y se preguntaban qué podía significar.
«Recuerdo uno de mis sueños de infancia», prosiguió Horacio. «Vi una estrella que se alzaba sobre el horizonte y oí claramente que mandaba por señas que todos la siguieran en busca
de una nueva vida, de un nuevo país y una nueva patria... Me
pregunto si ésta podrá ser la misma».
Algunos de sus amigos se echaron entonces a reír. Los que
no habían visto la estrella le tachaban de loco visionario, de
soñador ingenuo. Los que la habían visto le llamaban chiflado:
«¿Cómo? ¿Seguir a la estrella? Jamás nadie lo pensó antes.
¿Adonde? ¿Cómo? ¿Por cuánto tiempo? Además, ¿por qué seguirla?»
«¿Adonde? Adonde nos quiera conducir», respondió él; «y
para siempre, si es preciso. Porque nos está invitando. Me siento
atraído por ella irremediablemente... La seguiré, no importa lo
que cueste. He tomado una decisión y nadie podrá detenerme».
La mayoría de los otros camellos le dejaron solo y se fueron
a comer, beber y dormir.
Sólo unos pocos se quedaron detrás. Estaban intrigados por
la nueva estrella resplandeciente y por la manera de adueñarse
completamente de su amigo. Uno de ellos preguntó:
12
«¿Tienes intención de adentrarte en el desierto, Horacio, y
dejar toda la comodidad y seguridad de este hermoso oasis?»
«Sí. He decidido renunciar a todo. Mirad. Está comenzando
a desaparecer del horizonte. Tengo que darme prisa. Si alguno
desea seguirme, sea bienvenido. Pero es peligroso retrasarse.
¡Vamos! Un minuto más y la estrella podría pasar de largo ante
nosotros. Podría desaparecer y no volver nunca. Ahora o nunca; es la oportunidad de la vida».
Algunos camellos se sentían impresionados por la impaciencia y la determinación de Horacio. Resolvieron en aquel momento unirse a él:
«Nosotros tambicn iremos. Pero danos tiempo para reunir
algunas cosas para «1 viaje. Necesitamos mucha hierba, abundancia de agua, dátiles y cereales. Necesitamos...»
«Mirad; se acaba el tiempo. La estrella comienza a alejarse.
No podemos esperar un minuto más. La que nos llama a se-
n
guirla se hará cargo seguramente de nuestras necesidades. Ella
mirará por nosotros durante el viaje. Yo me voy al instante. Si
alguno desea seguirme, que venga. Si no, quedaos ahí y arregláoslas».
Y empezó a alejarse, adentrándose en el yermo, hostil e
interminable desierto. Sus ojos permanecían fijos en la pequeña
estrella resplandeciente según iba desapareciendo del horizonte
del oasis.
Sólo dos camellos echaron a correr y se unieron a él antes
de que fuera demasiado tarde. Los demás menearon la cabeza
con un gesto de desaprobación y murmuraron:
«Están chiflados. Seguramente perecerán de hambre, de
sed y de frío. ¡Y pensar que podían haberse quedado aquí con
nosotros en este oasis, disfrutando de todas las cosas buenas
que la vida nos brinda!»
Sugerencias generales
Mensajes de la parábola
— Significado de una vocación cristiana.
— Hemos de tener suficiente generosidad para decir sí a Dios
siempre que nos llame.
— Los requerimientos de Dios son absolutos y constantes.
— Si estamos apegados a lo que tenemos, jamás seremos capaces de seguir a Dios o de participar de la rica vida que nos
ofrece.
— No tenemos ciudad permanente aquí y la vida es una peregrinación.
— Para seguir a Cristo debemos vaciarnos de todo lo que tenemos.
— Aumentar la confianza y la seguridad en la providencia de
Dios.
— Creemos firmemente que vamos hacia algún sitio. ¿Hacia
dónde vamos? ¿Cuánto hemos progresado? Simplemente
creemos que hay un «otra parte».
— Los ideales son una necesidad primordial de la vida. Para
avanzar necesitamos soñar lo imposible, lo imprevisible.
— Valor para ser nosotros mismos y seguir nuestra conciencia.
— Valor para ser diferentes, para nadar contra corriente, para
resistir a la tentación de seguir las modas y las manías tornadizas del mundo.
— No podemos pretender gozar de seguridad. El cristiano debe
renunciar voluntariamente a la seguridad mundana.
— Los impulsos interiores, los movimientos de la gracia y las
inspiraciones de Dios.
— En el servicio de Dios no podemos ser demasiado racionales.
Dios no es una divinidad aristotélica.
— La racionalización es lo contrario de la racionalidad. Haríamos bien en abandonar nuestras pretensiones intelectuales
y buscar a Dios con esperanza y amor en nuestros corazones en medio de las incertidumbres.
— Racionalizamos no lo que es verdad, sino lo que queremos
que sea verdad.
— Debemos arrojarnos a la oscuridad para alcanzar la luz.
— Hemos de confiar en Dios ilimitadamente. Él nos conduce a
«alguna parte».
— Para entrar en posesión de «el todo», hemos de renunciar a
«nuestro todo».
— Mientras, hemos de elevar los ojos al cielo en oración y
silencio.
— Los apegos nos esclavizan..., nos inmovilizan..., nos congelan... Nos impiden crecer.
— Para crecer debemos morir constantemente a nuestro «hoy»
y nacer de nuevo a nuestro «mañana».
Textos de la Biblia en relación
con las ideas de la parábola
Ideas y aplicaciones de la parábola
— La vida —la vida cristiana en particular— es un viaje. Tenemos que trasladarnos de continuo.
14
Gen 12,1-4
Éx 3,1-6 1
Éx 3,10-12 /
La vocación de Abrahán.
La llamada
de Moisés.
1.S
Jer 1,4-10
Mt 2,1-11
Mt 2,13-15
Mt 4,18-22
Mt 6,24-34
Mt9,9
Mt 16,24-26
Me 10,17-31
Le 14,25-33 1
Mt 10,37-39 J
Jn 12,22-25
He 9,1-18
16
La llamada de Jeremías.
Los magos.
José y la huida a Egipto.
Jesús llama a sus discípulos.
No os preocupéis. Dios cuidará de vosotros.
La llamada de Mateo.
El que quiera salvar su vida...
El joven rico.
Precio del
discipulado.
Si el grano de trigo no muere...
La llamada de Saulo.
2. LAS GUITARRAS
UN NUEVO grupo folk comenzaba a tener mucho éxito, hasta
que uno de sus miembros sugirió que era preciso afinar las
guitarras. Bien mirado, el consejo era sensato, pues todas aquellas guitarras se habían comprado de segunda mano y normalmente se las guardaba en habitaciones muy húmedas y polvorientas.
Se contactó con varios afinadores por medio de las páginas
amarillas y se confió la tarea al más barato. Éste llegó a los
pocos minutos y puso enseguida manos a la obra.
Sosteniendo bien la primera guitarra, comenzó a tirar de las
cuerdas y a tensarlas.
«¡Uy! ¡Ay! ¡Ooh!», chilló la víctima infortunada.
Las otras guitarras lo oyeron, vieron lo que estaba ocurriendo y quedaron todas aterradas. Una de ellas susurró a sus
amigas:
«Miradle. Es un sádico. Parece que disfruta haciendo sufrir
a la gente».
Todas las guitarras comenzaron a temblar de miedo"; pero el
afinador no se dio por enterado y continuó su trabajo implacable, sin que pareciera importarle nada.
Entretanto, en el último rincón, semioculta detrás de un
cojín, Adela, una de las guitarras más pequeñas, estaba muerta
de miedo e intentaba deliberadamente no moverse:
«Te lo ruego, Señor, no permitas que me encuentre. Sálvame
de este torturador y haré cuanto me pidas».
La oración de Adela parece que fue escuchada. El afinador
no reparó en ella, que permanecía inmóvil detrás del cojín:
«Gracias, Señor, por librarme», dijo con voz entrecortada la
pequeña guitarra, agradecida.
17
Por la tarde llegaron los músicos, listos para su próxima
intervención. Apenas comenzaron a probarlas, se quedaron encantados:
«¡Son fantásticas ahora! No creía que pudieran emitir un
sonido tan bueno».
Por supuesto, las guitarras se sintieron muy halagadas y
orgullosas de sí mismas.
f%
Sugerencias generales
Mensajes de la parábola
— Significado del sufrimiento.
— Nada se puede llevar a cabo sin sufrimiento y dolor.
— La mayoría de los fracasos se deben a nuestro miedo o
aversión al esfuerzo, el sacrificio y la disciplina.
— Identificando a los «afinadores» de nuestra vida, podemos
aprender a amarlos, pero aceptando la responsabilidad de
nuestros propios fracasos.
— Algunas de nuestras oraciones pueden ser equivocadas o
descaminadas.
Ideas y aplicaciones de la parábola
Entonces uno de los guitarristas descubrió a Adela, que
asomaba por encima del cojín. Apenas pulsaron sus cuerdas,
todos gruñeron. Luego se echaron a reír:
«¡Qué graznido! Ésta sí que es una basura de guitarra. Creo
que prescindiremos de ella por esta noche al menos».
Cogieron todos las otras guitarras y bajaron. La pobre Adela
se quedó sola. Se sentía ofendida y comenzó a gritar:
«Nadie me quiere. Soy inútil».
18
— Necesitamos autodisciplina sin miedo a ella.
— No hay éxito sin esfuerzo y sacrificio.
— Nada de atajos ni de caminos fáciles para hacer frente a los
peligros de la vida.
— Sin afinar, las mejores guitarras son inútiles. Sin disciplina
de espíritu, incluso las personas mejor dotadas desperdician
sus talentos.
— No hay crecimiento sin ajustes, cortes y poda.
— Si las cuerdas de la vida no están tensas, no se puede obtener una música melodiosa con ellas.
— Disfrutar esforzándonos, a pesar del dolor.
— Gratitud por la ayuda recibida, aunque los que nos ayudan
nos hagan sufrir.
— Los que nos quieren nos hacen sufrir. No maldecir al afinador, sino besar su mano.
— Dios es el gran afinador de la vida. Debemos bendecirle en
la adversidad y en el dolor.
— Él sabe lo que es mejor para nosotros y puede conseguir la
música más melodiosa de los instrumentos menos prometedores.
— Orar no para evitar el sufrimiento, sino para tener el valor
de sufrir y perseverar.
19
— Con frecuencia rezamos como la guitarra asustada, pero
luego sentimos lástima de nosotros por el fracaso.
— De nada sirve lamentarse de las oportunidades perdidas.
Aceptemos las que nos vienen y saquemos de ellas el mejor
partido posible.
— Es fácil censurar a los demás cuando no conseguimos cambiarnos a nosotros mismos.
— Honradez y valor para aceptar la responsabilidad de nuestros propios fracasos.
— Amabilidad, pero firmeza, con los que nos están confiados,
sin inducirles a creer que el éxito llega fácilmente.
— Torpeza de evitar a la gente las penalidades del desarrollo.
El progreso se consigue mediante el sufrimiento.
— Obligación de afinar a los demás, ayudándoles a emitir la
música más agradable.
— Evitar toda actitud paternalista, maternalista y proteccionista. Debemos ayudar a la gente a soportar sus sufrimientos, no a librarlos de ellos.
Jn 15,1-2
Jn 16,19-22
Dios corta todas las ramas que no dan fruto.
«Vuestra tristeza se convertirá en gozo... La mujer cuando está de parto se siente angustiada...
Luego se regocija...».
Flp 2,1-11
Cristo fue exaltado por haber sufrido.
2Cor 11,30 1 Pablo se gloría
2Corl2,9-10J de sus sufrimientos.
Flp 3,8-11
Toda ganancia es pérdida.
Col 1,24
«Me alegro de sufrir».
Rom 8,16-18 Todos los sufrimientos de esta vida son nada
en comparación.
IPe 2,19-21 ] Si sufrimos con Cristo
IPe 4,12-13
y como Cristo,
lPe5,10 J nos alegraremos como él.
Textos del Nuevo Testamento en relación
con las ideas de la parábola
Mt 5,10-12
Mt 10,16-23
Mt 13,44-46
Mt 16,21-23
Mt 16,24-26
Mt 26,36-46
Me 19,30-31
Le 4,1-13
Le 24,13-27
Jn 12,22-25
20
Persecuciones y sufrimientos. Estad alegres. Os
espera una gran recompensa.
Llegarán las persecuciones. Os salvaréis.
El tesoro escondido y la perla preciosa. Vended
cuanto tenéis para conseguirlos.
Pedro protesta contra el sufrimiento. Jesús le
llama Satanás.
Para salvar vuestra vida, debéis perderla.
La agonía del huerto. Jesús tuvo que sufrir.
Cristo anuncia sus inminentes sufrimientos.
Tentaciones en el desierto. Jesús renuncia a la
comodidad, a los honores y al poder. La gran
«poda».
Emaús: «¿No era necesario que Cristo sufriera
y así entrara en su gloria?»
«Si el grano de trigo que cae en tierra no
muere...».
21
3. LA CARAVANA
UNA CARAVANA del desierto marchaba penosamente por un
terreno árido, polvoriento y pedregoso. Sus componentes tenían todos fe absoluta en su guía, y confiadamente dejaban en
sus manos todas las decisiones. Especialmente les complacía
cuando, debido al intenso calor del día, decidía que viajarían
sólo de noche y que dormirían durante el día.
Una noche, en una jornada particularmente agotadora, el
guía exclamó de pronto:
«¡Alto! Nos detendremos aquí un momento. Como veis, estamos cruzando en este momento un terreno muy pedregoso.
Quiero que os agachéis y cojáis todas las piedras y guijarros
que podáis. Si llenáis vuestras bolsas de ellas, podréis llevároslas
a casa. Ea, deprisa», prosiguió, dando palmadas; «sólo tenéis
cinco minutos antes de reemprender la marcha».
Los viajeros, que únicamente deseaban un prolongado descanso y otro dulce sueño, creyeron que su guía se había vuelto
loco.
«¿Piedras?», dijeron. «¿Qué se cree que somos? Un atajo de
camellos o de mulos?»
Solamente algunos de ellos hicieron lo que el guía había
sugerido, metiendo unos cuantos puñados de piedras en sus
bolsas.
«Bueno, basta», dijo el guía. «En camino de nuevo».
Mientras continuaban su pesado camino durante el resto de
la noche, todos se encontraban demasiado cansados para molestarse en hablar; pero todos seguían preguntándose qué podrían significar las extrañas órdenes de su guía.
Cuando el sol se alzó sobre el horizonte, la caravana se
detuvo de nuevo y plantaron todas las tiendas. Los pocos via22
jeros que habían cogido algunas piedras pudieron ahora verlas
por primera vez. Con exclamaciones de asombro, comenzaron
a gritar:
«¡Santo Dios! Son todas de diferentes colores. Todas brillan
y resplandecen. Realmente son piedras preciosas y gemas».
Pero esta sensación de júbilo pronto dio paso a otra de
depresión y abatimiento:
«¡Ojalá hubiéramos tenido la cordura de seguir las órdenes
del guía y hubiéramos cogido todas las piedras que hubiéramos
podido!».
Sugerencias generales
Mensajes de la parábola
— Conciencia de que la vida es un viaje.
— Aceptación de las fatigas y sufrimientos de la vida.
— Significado de las fatigas y sufrimientos.
— Confiar en Cristo como nuestro guía en el viaje de la vida.
— Como pueblo peregrino, debemos soportarnos unos a otros
a lo largo del camino.
— Valor para ir por la vida con alegría, paz y esperanza.
23
Ideas y aplicaciones de la parábola
— La vida humana es semejante a un viaje por el desierto.
— Viaje de la vida hacia el reino de Dios.
— ¿Dónde está el reino? ¿Cuándo llegaremos a él? No importa.
Nos basta saber que llegaremos un día.
— La fe y la esperanza nos sostienen.
— Debemos seguir adelante, no renunciar. No podemos acampar donde nos guste.
— No caminamos solos, sino como pueblo, guiándonos y apoyándonos unos a otros.
— Cristo es nuestro guía. Él ha entrado en nuestra historia
gara llevarnos adelante.
— El conoce nuestro destino. Nosotros simplemente necesitamos seguirle.
— Como hombre, Cristo comparte nuestras penas, frustraciones e incertidumbres.
— Cristo, fundamento de nuestra fe y áncora de nuestra esperanza.
— La Iglesia es un pueblo peregrino que sigue a Cristo como
su guía y señor.
— Rehusar seguir a Cristo es incitar a la futilidad.
— En el nombre de Jesús hemos de aceptar y superar todos los
obstáculos de nuestro camino.
— Cristo nos ordena tomar su cruz y seguirle. ¿Nos lamentamos de que tenemos suficientes cruces propias?
— El sufrimiento aparentemente no tiene sentido, pero debemos obedecer a nuestro guía y llenar nuestras bolsas de
cruces.
— Un día comprenderemos los sufrimientos y las penas.
— Todos quedarán transfigurados; las cruces se transformarán en espléndidas joyas. Lamentaremos no haber aceptado
más.
— Si sembramos con dolor, recogeremos con gozo.
— Muerte y resurrección son dos caras de la misma moneda.
La gloria de la resurrección no es posible sin la ignominia de
la crucifixión.
— Dios sostiene nuestro valor con destellos ocasionales de su
transfiguración.
— Valor oculto del sufrimiento: los que lo descubren renuncian a cuanto tienen para adquirirlo.
24
Textos del Nuevo Testamento en relación
con las ideas de la parábola
Mt 2,13-14
Mt 2,19-23
Mt 5,10-12
Mt 13,4-46
Mt 16,21 -27
Mt 17,1 - 5
Me 9,30-31
Me 10,32-34
Me 8,31-33
Le 2,1 -20
Le 4,1-13
Le 5,1-10
Le 12,13 -21
Le 12,32-34
Le 24,13-35
Jn 3,14-16
Jn 12,27-33
Jn 16,19-22
He 5,27-41
Gal 6,14
Flp 3,8-11
Rom 8,16-18
2Cor 4,10-17
IPe 4,12-13
Huida a Egipto. (En una jornada).
Vuelta a Egipto. (En una jornada).
Regocijaos cuando os persigan.
El tesoro oculto. La perla preciosa.
El que quiera salvar su vida la perderá.
La transfiguración.
Los discípulos no comprenden la doctrina de la
cruz.
Jesús explica la doctrina de la cruz.
Pedro protesta.
Nacimiento de Jesús en la pobreza, despreciado
y en el dolor.
Tentaciones de Jesús. Desprecia las riquezas,
los honores y el poder.
En tu nombre, Señor... Seguir las órdenes.
El rico insensato.
Las riquezas en el cielo.
Emaús: «¿No era necesario...?»
Nicodemo: «El Hijo del hombre tiene que ser
levantado».
El sufrimiento trae la glorificación.
Angustias y gozo del alumbramiento.
Los discípulos se alegraron de tener que sufrir
por Jesús.
Me glorío en la cruz de Jesús.
Todo lo considero una pérdida por Cristo.
Los sufrimientos de la vida no pueden compararse con las...
La presente tribulación actúa en nosotros.
Si compartimos los sufrimientos de Cristo.
25
4. HERMANO, PERMITE QUE TE ENSEÑE
SEGÚN una antigua tradición sufí, los derviches podían alcanzar la cima de la contemplación mediante la repetición de cierto
mantra u oración sagrada. El mantra en cuestión era «YA HU,
YA HU». Repitiéndolo con mucha frecuencia no sólo llevaría a
la cima de la contemplación, sino que haría al derviche capaz
de realizar milagros y llevar a cabo proezas tan extraordinarias
como caminar sobre el agua.
Cierto derviche joven, cuya única aspiración era alcanzar la
cumbre de la contemplación, pero que era tenido por muchos
como un ingenuo, decidió dejar su pueblo natal. Vivía solo en
una roca en medio de un lago, y comenzó a repetir fervorosamente el mantra día y noche.
Pero como era tan simple y analfabeto, pronunciaba mal
«YA HU, YA HU». En lugar de ello exclamaba: «U YA HU, U YA
HU», con gran disgusto de un sabio derviche de mucha edad,
que vivía cerca, en la orilla del lago.
«Verdaderamente, debía ir a ayudar a este derviche», pensaba el anciano para sí mismo. En consecuencia, cruzó el lago
remando y habló con el joven derviche, que estaba sentado en
su roca.
«Mi querido y joven hermano, noche y día te he oído pronunciar mal nuestro mantra sagrado. Temo que no llegues
nunca a la cima de la contemplación si no me permites que te
enseñe. No digas U YA HU, U YA HU, sino di YA HU, YA HU».
El joven derviche se sintió encantado, dio efusivamente las
gracias a su hermano y prometió seguir su consejo.
Mientras que el anciano derviche remaba por el lago de
vuelta, sintiéndose muy satisfecho de aquella buena acción, de
repente se sintió descorazonado al oír otra vez pronunciar mal
26
el mantra, cuyo eco le llegaba desde la roca: «U YA HU, U YA
HU». Dejó de remar, preguntándose qué debía hacer ahora y
sintiendo gran enojo contra la gente obstinada y aferrada a sus
antiguas maneras.
Cuando levantó los ojos, presa de gran frustración, se encontró con una insólita visión. El joven derviche caminaba hacia él sobre el agua. Al llegar a la barca, hizo una humilde
reverencia y preguntó:
«Excúseme, hermano, y perdóneme mi torpeza; ¿podría hacer el favor de decirme otra vez cómo hay que pronunciar el
sagrado mantra? ¿Debo decir U YA HU, U YA HU o HU YA HU,
HU YA HU?».
27
Sugerencias generales
Mensajes de la parábola
— En la oración, lo más importante es la actitud de la persona
que ora.
— Sencillez de corazón más que grandes conocimientos.
— El que ora encuentra muchas sendas hacia Dios. Ningún
camino es superior a otro.
— Peligros del orgullo espiritual.
— Nada de «motivos ulteriores» al orar a Dios. (El anciano
derviche deseaba poderes extraordinarios).
Ideas y aplicaciones de la parábola
— Los métodos y técnicas de oración son buenos, pero secundarios.
— No obran automáticamente.
— Necesidad de un medio apropiado para orar, pero sin atarse
a él. Atenerse servilmente a técnicas y fórmulas conduce a
una oración mecánica, no a elevar verdaderamente la mente y el corazón a Dios.
— Los rituales y las fórmulas no son absolutos, sino sólo
soportes para ayudar nuestros pasos vacilantes. Tarde o
temprano hay que desecharlos y encontrar a Dios en la total
desnudez de espíritu.
— Peligros de convertir en fetiche las meras mecánicas de la
oración.
— No se puede alcanzar a Dios con métodos, reglas o técnicas
de humana invención.
— Dios da su gracia a todo el que la desea y por los medios que
él escoge.
— Las actitudes debidas 0oven derviche) para llegar a Dios
son:
• No creerse nunca superior a nadie.
• Rehusar presentarse como maestro en presencia de Dios.
• Acercarse a Dios con sencillez, como un niño.
• Comunicarse con Dios con el corazón, no con la mente.
28
— Las actitudes falsas (anciano dervich) son:
• Egoísmo, segundas intenciones, ventajas personales.
• Orgullo, creerse superior, juzgar mal a los demás.
• Complacencia, satisfacción de la oración y las buenas
obras propias.
• Autosuficiencia, creyendo que podemos llegar a Dios con
nuestras propias técnicas de oración.
— Lecciones que aprendemos:
• Dios exaltó al humilde y confundió al soberbio.
• El ignorante puede dar lecciones al sabio.
• Al avanzar en los caminos de Dios, nos liberamos de la
dependencia servil de los métodos y las técnicas.
• La experiencia enseña el medio mejor de alcanzar a Dios.
• Peligros de imponer a otros ideas o experiencias personales sobre Dios.
• Respetar la experiencia religiosa de los otros como la más
válida para la vida individual.
Textos del Nuevo Testamento en relación
con las ideas de la parábola
Mt 5,1 -11
Mt6,l
1
Mt 6,16-18 J
Mt 6,5-16
Mt 7,1 - 5
Mt 7,21-23
Mt 11,25-26
Mt 15,15-20
Mt 18,1-5
Mt 21,14-16
Mt 23,1-12
Mt 23,13-28
Me 12,41-44
Las bienaventuranzas: dichosos los sencillos, los
humildes, los pobres.
Orar y
ayunar en secreto.
Orar: Jesús enseña actitudes, no técnicas.
No j uzgar a los demás.
No todo el que dice «Señor, Señor...»
Dios muestra a los sencillos y a los niños lo que
no muestra a los sabios.
Lo que sale del corazón hace a una persona
impura.
¿Quién es el más grande delante de Dios?
Los niños son los que mejor alaban a Dios.
Aviso a precaverse contra los que se presentan
como maestros, doctores y señores.
Jesús condena la hipocresía.
El óbolo de la viuda. El corazón es lo que
cuenta.
29
Le 1 y 2
Le 6,41-42
Le 18,9-14
Le 1,46-55
Jn 9,1-41
ICor 1,27-29
Flp 2,3
Sant 4,6 j
Sant 4,10 /
Dios habla a los humildes: Nuestra Señora, Isabel, los pastores, Simeón, Ana.
«Deja, hermano, que quite la paja de tu ojo».
Jesús confunde al orgulloso y exalta al humilde.
Cántico de la virgen.
Los ciegos que son humildes verán, los orgullosos que ven son ciegos.
Dios escoge a ignorantes y confunde a los
sabios.
No hagáis nada por vanagloria.
Dios exalta a los humildes
y resiste a los soberbios.
5. PRAKASH QUERÍA VER A DIOS
PRAKASH era un hombre santo y estaba muy orgullosos de
ser un hombre santo. Como ansiaba ver a Dios, naturalmente
se alegró muchísimo cuando Dios le habló en un sueño:
«Prakash, ¿quieres verme y poseerme de veras?»
«Por supuesto que lo quiero», replicó impaciente Prakash.
Ése es el momento que he estado esperando. Me contentaría
incluso con un solo vislumbre vuestro».
«Así será, Prakash. En la montaña, lejos de todos y de todo,
te abrazaré».
Al día siguiente Prakash, el hombre santo, se despertó excitado después de una noche inquieta. La vista de la montaña y
la idea de ver a Dios cara a cara casi le obligaban a alzarse del
suelo.
Entonces comenzó a pensar impaciente para sí mismo qué
presente podría ofrecerle a Dios. Sin duda Dios esperaría un
presente; pero ¿qué podía encontrar digno de Dios?
«Ya lo sé», pen^c Prakash. «Le llevaré mi hermoso jarrón
nuevo. Es valioso y le encantará... Pero no puedo llevarlo vacío.
Debo llenarlo de algo».
Estuvo pensando mucho y asiduamente en lo que metería
en el precioso jarrón. ¿Oro? ¿Plata? ¿Diamantes u otras piedras
preciosas? Después de todo, Dios mismo había hecho todas
aquellas cosas, por lo que se merecía un presente mucho más
valioso.
«Sí», pensó al final; «le daré a Dios mis oraciones. Esto es lo
que esperará él de un hombre santo como yo. Mis oraciones,
mi ayuda y servicio a los demás, mi limosna, sufrimientos, sacrificios buenas obras...»
Prakash se sentía ahora contento de haber descubierto jus30
31
tamente lo que Dios esperaría, y decidió aumentar sus oraciones y buenas obras, consiguiendo un verdadero récord de
ellas.
Durante las pocas semanas siguientes anotó cada oración y
buena obra colocando una piedrecita en su jarrón. Cuando
estuviera lleno a rebosar lo subiría a la montaña y se lo ofrecería a Dios.
Finalmente, con su precioso jarrón lleno hasta los bordes de
piedrecitas, Prakash se puso en camino hacia la montaña. A
cada paso del camino se repetía lo que debía decirle a Dios:
«Mira, Señor: ¿te gusta mi precioso jarrón? Espero que sí.
estoy seguro de que te gustará y que estarás encantado con
todas las oraciones y buenas obras que he ahorrado durante
este tiempo para ofrecértelas. Por favor, abrázame ahora».
«¿Quién está ahí abajo? ¿Por qué te escondes de mí? ¿Eres
tú, Prakash? No te veo. ¿Por qué te escondes? ¿Qué has puesto
entre nosotros?»
«Sí, Señor. Soy yo. Soy yo, Prakash. Tu santo hombre. Te he
traído este precioso jarrón. Mi vida entera está en él. Lo he
traído para ti».
«Pero no te veo. ¿Por qué has de esconderte detrás de ese
enorme jarrón? No nos veremos de ese modo. Deseo abrazarte;
por tanto, arrójalo lejos. Quítalo de mi vista. Arrójalo lejos.
Vuélcalo».
Prakash apenas podía creer lo que estaba oyendo. ¿Romper
su precioso jarrón y tirar lejos todas sus piedrecitas?
«No, Señor. Mi hermoso jarrón, no. Lo he traído especialmente para ti. Lo he llenado de mis...»
«Tíralo, Prakash. Dáselo a otro si quieres, pero líbrate de él.
Deseo abrazarte, Prakash. Te quiero a ti».
Sugerencias generales
Mensajes de la parábola
Prakash siguió subiendo deprisa la montaña, donde tenía su
cita con Dios. Repitiéndose todavía su discurso y jadeante ahora de expectación, llegó trémulo de ilusión a la cumbre. Pero
¿dónde estaba Dios? No se le veía en ningún sitio.
«Dios, ¡dónde estás? Me invitaste aquí y yo he mantenido mi
palabra. Aquí estoy; pero ¿dónde estás tú? No me decepciones.
Por favor, muéstrate».
Lleno de desesperación, el santo hombre se echó al suelo y
rompió a llorar. Entonces, de repente, oyó una voz que descendía retumbando de las nubes:
32
— Dios nos ama incondicionalmente.
— Aceptación gustosa por nuestra parte de la aceptación de
Dios.
— Purificación de cualquier actitud farisaica sobre la observancia de la ley o sobre la santidad «legal», «jurídica» y «canónica».
— Excluir de las relaciones con Dios el huero «ritualismo» y
«formalismo».
— Conciencia de nuestra total indignidad delante de Dios, y de
su amor, perdón y bendición, que no es posible nunca merecer. Todo ello son dones.
— Prepararse para la «experiencia» del amor de Dios no haciendo cosas, sino sencillamente esperándole con humildad.
Ideas y aplicaciones de la parábola
— Entrar en posesión de Dios requiere ponerse uno mismo y
todas las buenas obras en sus manos.
33
— Nuestra actitud para con Dios ha de ser la «veneración» y
«adoración».
— Avanzar hacia Dios exige que hagamos menos y confiemos
más en él.
— Tenemos que hacer buenas obras (erróneamente llamadas
«meritorias») no como medio de comprar el amor de Dios,
que está siempre ahí para el que lo pide, sino sólo para
mostrarle nuestra gratitud y amor.
— Conciencia y aceptación de nuestra debilidad y condición
pecadora con pena, pero sin culpabilidad, con esperanza y
sin desesperación.
— Las compulsiones, obsesiones y escrúpulos descubren una
mayor confianza en nuestras buenas acciones que en el
amor y misericordia infinitos de Dios.
— Las buenas obras pueden convertirse en ídolos que se interponen entre Dios y nosotros. Podemos adorarlos más que a
Dios, por el cual se supone que las hacemos.
— Creamos nuestros propios ídolos como protección contra la
ira de Dios.
— Inconscientemente usamos las buenas obras como una póliza de seguros.
— Dios ama el bien y odia el mal, pero nos ama prescindiendo
de nuestras buenas o malas obras. Nos ama no por lo que
hacemos, sino por lo que somos. Si existimos, es porque él
nos ama.
— En el servicio de Dios se supone que disfrutamos de auténtica paz, felicidad y serenidad. La ansiedad, el desasosiego y
la irritabilidad no vienen de Dios.
Le 11,37-52
Jesús acusa a los fariseos y a los maestros de
la ley.
Me 3,13-19
Jesús llama a los discípulos, a los que él quiso.
Me 7,14-23
Qué hace impura a una persona.
Jn 8,1-11
La mujer sorprendida en adulterio.
Jn 21,15-19
Jesús y Pedro.
Rom 2,4.5.9.10 La justificación no viene de las buenas obras.
Gal 2,15-211 La justificación
Gal 3,1-29 [ es un don gratuito
Gal 4,1-7 J de Dios.
ITes 5,9-11
Dios nos ha escogido para conseguir la salvación por medio de Jesucristo.
Textos del Nuevo Testamento en relación
con las ideas de la parábola
Mt 20,1 -16
Le 5,27-32
Le 8,36-50
Le 15,1-32
Le 18,9-14
Le 19,1-10
34
Los obreros de la viña.
La vocación de Mateo.
Jesús y la mujer pecadora en casa de Simón.
La oveja perdida, la moneda perdida, el hijo
pródigo.
El fariseo y el publicano.
Zaqueo.
35
6. ¿QUÉ ESTÁ HACIENDO AQUÍ?
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[
1
EL SEÑOR CURIOSO se pasaba la mayor parte del tiempo
investigando la vida de los demás. Un día se acercó a una
construcción y preguntó a uno de los obreros qué estaba haciendo.
«¿Es que no lo ve?», respondió el obrero, un tanto sorprendido. «Trabajo aquí como un burro, subiendo y bajando ladrillos por este andamio miles de veces al día. ¿Es que quiere
trabajar aquí?».
^<vf'r'r
«No, gracias», dijo el señor Curioso.
«Le aseguro que no debo hacerlo», prosiguió el obrero. «No
vale la pena. Calado hasta los huesos y temblando de frío en
invierno, a veces sudando tinta en verano. Estoy harto, pero no
me queda más remedio».
El señor Curioso se dirigió entonces al restaurante de Luis:
«Buenos días, señor Luis; ¿qué está haciendo?»
«¿Qué te parece a ti? Estoy malo y harto de hacer lo mismo
un día tras otro: espagueti, tomates, espagueti, cebollas, espagueti, llenar botellas de vino, espagueti, moler pimienta, espagueti, lavar cazuelas, espagueti... ¡No aguanto más!»
«¿Que qué está haciendo?», terció la mujer de Luis, que
acababa de entrar en la cocina. «Yo le diré lo que hace. Me
ayuda en la cocina, naturalmente. Sí, me ayuda a comer en
abundancia. Y a esos niños tragones...».
«Así es el matrimonio, supongo», se aventuró a decir el señor
Curioso. «¿Matrimonio?». Un marido así basta para convencer
a la gente de que no existe felicidad en el matrimonio por
mucho tiempo. Si está pensando en casarse, ahórrese la molestia».
El señor Curioso no tenía ganas de andar merodeando más,
36
y volvió deprisa atrás calle abajo. Poco después estaba preguntando a un muchacho:
«¿Qué estás haciendo aquí, hijito?»
«Voy a la escuela. A entregar un montón de trabajos que no
comprendo. Horas y más horas cada noche sólo para dar gusto
a unos maestros viejos y estúpidos. Si te equivocas, te gritan; si
lo haces bien, dicen que lo has copiado».
El pobre señor Curioso se alejó de nuevo deprisa; pero no
pudo menos de preguntar todavía a otro.
«¿Qué estoy naciendo aquí?», repuso perplejo el transeúnte.
«Estoy haciendo otra entrega de arena y cemento, ffoácaiey
¿gr^j^Er Y hago esto durante todo el día. Algunos días se dan
mejor que otros, pero siempre es muy pesado. Por lo menos, al
37
fin de semana me pagan, y me siento feliz. Hago también que
mi mujer y mis hijos lo sean. Ellos hacen mucho por mí; por eso
todo este trabajo es realmente por ellos. Se merecen que lo
haga; ¿no le parece?»
«Desde luego», dijo el señor Curioso; «estoy seguro que se lo
merecen». Luego se alejó una vez más deprisa a ver si encontraba otras personas así, y decidió abordar a otra mujer.
«Perdóneme, señora ^téhiñtoiH; espero no interrumpir su
trabajo».
«No, naturalmente».
«¿Qué está haciendo exactamente?»
«Lo que hacen la mayoría de las madres. Cocinando para mi
marido y mis hijos. Ellos disfrutan con mis guisos».
«¿Pero no se aburre», insistió el señor Curioso, «de hacer lo
mismo todos los días?»
«Puede que sea un poco monótono, pero realmente disfruto
haciéndolo por las personas que amo. Vale la pena vivir cuando
lo hago por ellos».
Entonces el señor Curioso vio al pequeño Jaime sentado en
la mesa de la cocina.
«Hola, Jaime; ¿qué estás haciendo?»
«Mis deberes».
«¿No preferirías estar jugando con tus amigos?»
«Claro que sí», repuso Jaime; «pero mamá y papá quieren
que estudie, y les complazco haciéndolo».
Sintiéndose mucho más eufórico, el señor Curioso decidió
volver a la construcción en busca de otras personas felices.
Uno de los obreros le aseguró que disfrutaba con lo que estaba haciendo. Y le señaló una elevada torre que estaba ayudando a construir:
«Estoy construyendo una iglesia para Dios».
«Pero, ¿no le parece muy pesado?».
«Lo es, por supuesto; pero piense lo feliz que me siento
ayudando a que mucha gente venga a rezar. Es algo grande
trabajar por Dios».
Aunque estas palabras le emocionaron, no lograron impedir
que el señor Curioso entrara por otra puerta, donde encontró
a una mujer evidentemente muy pobre, que estaba cantando.
Le preguntó por qué, y su respuesta le dejó perplejo:
«Porque la cocina es mi lugar de culto. Aquí canto para
Dios».
38
«¿Aquí, en medio de la cocina? ¿Y no lo encuentra aburrido?»
«Por supuesto que no. Me gusta cocinar para mi esposo y
mis hijos. También yo procuro que crezcan con la gracia de
Dios y que sean miembros realmente vivos de la Iglesia en el
mundo actual. A mi modo, me siento feliz de hacer esto, y por
eso canto mientras lo hago».
«Pero ¿de qué clase de iglesia está hablando?», continuó el
señor Curioso, todavía intrigado.
«¿Es que aún no lo comprende? Mi cocina es mi iglesia. Mi
casa, la ciudad, el mundo son la iglesia».
«Ah, ya veo...», dijo el perplejo señor Curioso mientras salía
de la casa, preguntándose si la mujer estaba realmente en su
sano juicio. Pero bastaba para un día. Decidió volver a casa sin
hacer más preguntas.
PeCÍ/>
Al ver a un joven de pie bajo una farola leyendo un libro, no
pudo resistir formular otra pregunta:
«¿Qué estás haciendo a la luz de la calle?»
«Me estoy preparando».
«Preparando, ¿para qué? ¿Para algún examen?»
«Sí, un examen», replicó el joven; «pero también mucho más.
Quiero construir un mundo mejor para todos. Estoy construyendo el reino de Dios en la tierra».
«¿Estás plenamente seguro? ¿El reino de Dios?»
«Sí; si no comienzo a hacer algo ahora para construir el
reino de Dios, seguramente no lo haré nunca más tarde».«¿Pero cómo puedes estudiar con una luz tan pobre?», interrumpió el señor Curioso. «Debe suponer un gran esfuerzo».
«Cuando pienso que de alguna manera, en algún sitio, algún
día, alguien será lo que yo he nacido para ser, lo demás no
importa».
«Pero ¿cómo lo sabes? ¿Cómo sabes lo que has nacido para
ser?»
,
,
'
" „' , v,
\
«Mi corazón me lo dice», concluyó el joven. «Lo creo, y si
sigo lo que me dice, el mundo será más feliz y yo sabré que he
vivido realmente». x
39
Sugerencias generales
Mensajes de la parábola
—
—
—
—
La felicidad depende de actitudes y valores.
Necesidad de encontrar sentido a la vida.
El sentido pleno se encuentra viviendo la propia vocación.
Todos estamos llamados a construir el reino de Dios en la
tierra.
— Hay que vivir para los demás, y no sólo para uno mismo.
— A Dios se le adora en espíritu y en verdad. El mundo entero
es su templo.
Ideas y aplicaciones de la parábola
— Sin ideales, la vida es un desierto, una tarea sin finalidad.
— La felicidad no está en lo que hacemos, sino en lo que somos. Una ocupación puede ser fuente de gozo para uno y de
desdicha para otro.
— No podemos cambiar las circunstancias de nuestras vidas,
pero podemos cambiar el modo de verlas.
— No podemos hacer siempre lo que nos gusta, pero podemos
querer lo que hacemos.
— Vivir sólo para sí es un infierno. Vivir para los demás y para
Dios es una fuente de alegría.
— La vocación significa vivir para Dios y para los demás, haciendo lo que tenemos que hacer con amor.
— Vocación significa ser la clase de persona que intentaba ser
y amarlo.
— Cada uno tiene una vocación para ser cierto tipo de persona
haciendo cierto tipo de ocupaciones en la vida. Sólo aceptarlo nos conducirá a la comprensión y la satisfacción.
— Todos los personajes de esta fábula tenían su vocación. Algunos la descubrieron. Otros no.
— Nadie se queda al margen del plan de Dios. La Iglesia de
Dios necesita ser construida por arquitectos, inspectores,
obreros, diversos artesanos, pero también por personas casadas, sacerdotes, profesores, oficinistas, médicos, misione40
ros, marineros; todos han de hacer, amar y disfrutar de lo
que tienen que hacer.
— Las circunstancias, las dotes, las oportunidades, junto con
la inspiración de Dios, pueden enseñar a la gente cuál es su
vocación.
— Dentro de mis limitaciones, debo «actualizar» mis posibilidades para edificar el reino de Dios.
— La tierra entera es mi templo. Un despacho, un mostrador,
un volante son todo ello altares de Dios en el templo universal de la creación.
— Cada uno de nosotros necesita identificar su propio altar,
dónde y cómo podemos adorar a Dios.
— Algunos de los personajes de la fábula poseían valores humanos que daban sentido a su vida. Sólo los valores religiosos pueden dar el «sentido último».
— La felicidad y la satisfacción duradera e inquebrantable
dependen de este «sentido último». Los valores humanos no
bastan.
Textos del Nuevo Testamento en relación
con las ideas de la parábola
Mt 1,18-25
Mt 4,18-22
Mt 5,1 -10
Mt 5,13-16
Mt 6,5-8 1
Mt 6,16-18 J
Mt 13,33
Mt 19,16-22
Me 12,41-44
La vida y el ejemplo de José, carpintero dichoso.
La vocación de los cuatro primeros discípulos:
ser pescadores de hombres.
Las bienaventuranzas: ideales, valores y actitudes de Cristo. Ellas pueden hacer feliz nuestra
vida y darle sentido.
Nosotros somos sal y luz dondequiera que nos
encontremos.
Cumplamos nuestros deberes serenamente.
Dios sabe lo que hacemos. Haciéndolo edificamos su reino.
Siendo lo que intentamos ser, somos como levadura.
Para ser felices tenemos que servir a Dios y a
los hombres.
El óbolo de la viuda. Hagamos lo poco que tenemos que hacer con amor y alegría.
41
Le 1,5-25
Le 1,57-66
Le 1,26-38
Zacarías e Isabel, gente piadosa y sencilla.
Hicieron lo que Dios deseaba que hicieran.
Nuestra Señora: su vida fue sencilla y feliz haciendo la voluntad de Dios.
Le 2,22-52
La vida en la sagrada familia: Nazaret era su
templo.
Le 17,20-21
El reino de Dios está dentro de vosotros. Vosotros sois el reino de Dios.
Le 19,1-10
Zaqueo no era feliz con el dinero; encontró la
felicidad sirviendo a Dios y a los demás.
Jn 4,19-24
El mundo entero es el templo de Dios. Hay que
adorarle en espíritu y verdad.
Jn 18,36
«Mi reino no es de este mundo». Pero es el mundo que está dentro de nosotros.
He 2,43-471
La vida entre
He 4,32-35 /
creyentes: gozo, felicidad.
1 Cor 12,12-31 Somos todos parte del reino.
IPe 2,4-9
Somos todos «piedras vivas» del reino de Dios,
sacerdotes de su templo.
42
7. ABUNDANCIA Y PENURIA
DOS PEQUEÑAS islas se encontraban una frente a otra, separadas por el mar. Una, llamada Abundancia, era fértil y producía frutos y dorado trigo en abundancia. La otra, llamada
Penuria, era pedregosa y estéril, con escasez de agua, frutos y
trigo.
Los habitantes de Penuria eran todos pobres, y les resultaba
muy difícil proveer a su mísera existencia. Entre los habitantes de Abundancia estaba el señor Interés, que a menudo trepaba a una pequeña montaña a contemplar a Penuria a la otra
orilla. Hombre bondadoso, rebosaba compasión y se decía a sí
mismo:
«¿Cómo pueden sobrevivir ahí esas pobres gentes, viviendo
solas? Aquí en Abundancia tenemos cuanto deseamos y podríamos permitirnos compartirlo todo con Penuria. Me parece
que voy a ir a invitarles a que se unan a nosotros».
El señor Interés bajó deprisa la montaña y se zambulló en el
mar. Como era un excelente nadador, en tres o cuatro horas
llegó a la desolada playa de Penuria. Los isleños se juntaron
pronto a su alrededor, sorprendidos de que algún extranjero
quisiera visitarlos. Le preguntaron qué quería.
«He venido a invitaros a todos a ir conmigo a Abundancia»,
contestó amablemente. «Allí podréis compartir con nosotros la
gran riqueza que nuestra fértil isla produce. Necesito descansar
ahora un rato; pero por la mañana espero que me sigáis».
Los ancianos de Penuria se pusieron a discutir la propuesta
del señor Interés, y pronto se pusieron de acuerdo en que todos
debían aceptar su generosa invitación. A la mañana siguiente,
con las primeras luces, estaban todos listos para zambullirse
con él en el mar.
43
Algunos de los habitantes de Penuria llevaban consigo pequeñas bolsas, en las que habían metido sus posesiones más
preciosas: dinero, piedras resplandecientes y joyas. Después de
echarse al hombro las bolsas, se pusieron a seguir animadamente al señor Interés a través del mar.
Este, al encontrarse de nuevo de vuelta en su isla de Abundancia, se sintió aliviado y satisfecho por el éxito de la misión.
Comenzó a contar con regocijo los vecinos de Penuria que le
habían seguido a tierra firme.
Entonces, con gran horror por su parte, al terminar de contar, se dio cuenta demasiado tarde de que los únicos que habían
hecho la travesía eran niños y otras personas que no llevaban
bolsas a la espalda. Los demás se habían ahogado todos.
Sugerencias generales
Mensajes de la parábola
Esta parábola admite dos interpretaciones distintas:
a) Espiritual: el plan de Dios para salvarnos del pecado y la
muerte.
b) Social: un nuevo orden social en armonía con los valores del evangelio.
44
a) Plan redentor de Dios:
— Dios llama a todos a vivir, a una vida plena.
— Cristo era el amor personificado, la solicitud amorosa de
Dios por nosotros.
— Vivimos en penuria: sin gracia, sin amor, sin esperanza.
— Cristo vivía en la plenitud divina, la vida de Dios.
— Interesado por nosotros, vino al mundo a compartir nuestras necesidades e invitarnos a participar de su plenitud.
— Primeramente se hizo uno de nosotros, y luego hizo nuestra
su propia vida para que pudiéramos participar de ella plenamente.
— Para entrar en una vida de plenitud debemos ser «pobres de
espíritu» dispuestos a renunciar a cuanto tenemos, para ser
«como niños», «confiados», «humildes».
— Debemos seguirle, zambullirnos en al mar, desafiando los
peligros por él.
— En este mar, a sólo unos kilómetros de distancia, la abundancia está cerca para apetecerla, pero es muy difícil de
conseguir.
— Como Cristo, debemos interesarnos por los demás y arriesgar nuestra vida por ellos.
— Sólo los que renunciaron a todo lo que tenían (los pobres y
los niños) alcanzaron la tierra de la abundancia. Los demás
perecieron bajo las aguas.
b)
Un nuevo orden social Una nueva fe
— Penuria simboliza nuestro mundo de pobreza, privación y
explotación.
— Abundancia simboliza la nueva sociedad que queremos
construir sobre el amor, la justicia y la paz.
— Los que nadan en la abundancia han de estar prontos a
compartir con los que están necesitados.
— Todos, lo mismo los que están en la abundancia que en
necesidad, han de llevar a cabo una conversión de corazón.
— Ricos y pobres están apegados por igual a la riqueza, la
posición, el prestigio y la fama del mundo.
— Debemos hacernos «pobres de espíritu», «como niños», para
edificar la sociedad que soñamos.
— Para entrar en el reino de la abundancia debemos desprendernos espiritualmente.
45
— Los corazones ambiciosos y posesivos nunca gozarán de la
bendición de la abundancia.
— Transformarse para no estar poseídos por lo que poseemos.
— Para Cristo, la necesidad material y la privación eran males,
pero él predicó un género superior de pobreza espiritual.
— El Antiguo Testamento mira la riqueza como una bendición
que puede trocarse en la maldición si está inficionada por la
ambición y la avaricia.
— El señor Interés era rico, pero «pobre de espíritu». Algunas
personas de Penuria eran «ricas de espíritu». Apegadas a lo
poco que tenían, resultaron ineptas para el reino de Abundancia.
— Una nueva sociedad de abundancia para todos tiene necesidad de corazones nuevos, desprendidos, simples, pobres,
como niños.
— Semejante sociedad tendrá abundancia para las necesidades de cada uno, pero no bastante la ambición de todos.
— Un orden socio-político justo y equitativo es imposible
a menos que redimamos el corazón de la «miseria del
egoísmo».
Le 16,19-31
Los que carecen de interés no pueden entrar
en el reino de Dios.
Le 18,18-27
El joven rico apegado al dinero es inepto para
ser discípulo.
Jn 1,1-14
La Palabra se hizo carne.
Jn 3,1-24
Nicodemo. Dios amó al mundo y envió a su
Hijo.
Jn 10,1-16
Jesús, el buen pastor, muere por sus ovejas.
Jn 11,25-26
Yo soy la resurrección y la vida.
Jn 17,20-26
Jesús ora por nosotros a fin de que ninguno se
pierda.
Rom 1,18-32 Nuestra «necesidad espiritual»; nuestra «pobreza espiritual».
Rom 5,1-11
Dios es salvación para todos.
Rom 6,1-14 1 Cristo vino
Rom 10,1-21 i para salvarnos a todos.
Gal 5,16-26
Conversión del corazón: tenemos que ser un
pueblo espiritual.
Ef 1,3-21
El plan de Dios para salvarnos en Cristo.
Flp 2,1-11
Se hizo uno con nosotros.
Sant 5,1-6
Amonestación a los ricos.
1 Jn 3,11 -18
Amaos unos a otros.
Textos del Nuevo Testamento en relación
con las ideas de la parábola
Mt 5,1-11
Mt 6,19-21
Mt 6,24
Mt 9,36-38
Mt 15,32-33
Mt 19,13 -15
Mt 22,34-40
Mt 2 5,31 -46
Le 7,11 -16
Le 10,11 -16
Le 12,13-21
Le 15,1-32
46
Bienaventuranzas: el sistema de valores de
Cristo.
No ambicionéis las riquezas terrenas.
No podéis servir a Dios y al dinero, a la humanidad y al dinero.
Jesús se muestra interesado por las turbas.
Jesús se preocupa de las muchedumbres.
Jesús demuestra interés por los niños.
No podemos amar a Dios sin amar a los seres
humanos.
Interesarse por los demás significa amar a Dios.
Naín: Jesús siente compasión de la viuda.
Jesús es el «señor Interés», el buen samaritano.
El rico necio. Ambición de dinero.
La oveja perdida, la moneda perdida, el hijo
perdido... Interés.
47
8. LAS GOLONDRINAS
LOS DÍAS se hacían más cortos y más fríos. Las golondrinas
sentían el impulso de marcharse en busca de países más cálidos, donde hubiera más sol. Decidieron dejar este paisaje ahora
desolado, donde las flores se ajaban y los árboles se quedaban
sin hojas.
«¿Irse adonde?», preguntó una de las golondrinas más sabias. «¿Por qué tenemos que dejar este lugar?»
«Porque hemos de encontrar un sitio más caliente donde
poder anidar», contestaron a coro algunas de sus amigas.
Pero la golondrina sabia no terminaba de convencerse: «¿A
qué distancia está ese país cálido del que habláis? ¿Y cuánto
creéis que nos llevará llegar allí?»
Las otras no podían decirlo con seguridad, pero insistían en
que debían irse lo más pronto posible, antes de que fuera demasiado tarde.
«No esperaréis que deje este hermoso nido que he construido sólo para ir en busca de una remota posibilidad de encontrar
un sitio mejor», prosiguió la sabia y reflexiva golondrina, exponiendo su estrategia de una manera racional y rehusando dejarse influir por los instintos de sus amigas.
«Bien, evidentemente no podemos convencerte», dijo una
de ellas; «pero nosotras nos vamos inmediatamente. Interiormente, todas sentimos la llamada, y nuestros corazones siguen
diciéndonos que nos vayamos. Me temo que deberemos dejarte
aquí, si no quieres venir y unirte a nosotras».
La golondrina razonable se negó a partir. Cuando las demás
se hubieron ido, siguió convencida de que había hecho lo mejor.
Hubiera sido una locura confiar meramente en sentimientos
interiores sin ninguna prueba positiva. Además, ella podía hacer
48
más caliente su confortable nido, y enseguida comenzó a recoger más plumas y trozos de algodón para protegerlo contra los
riesgos del frío.
Orgullosa de su restaurado nido, se instaló para resistir la
entrada del invierno, creyendo aún que las otras habían sido
unas necias al marcharse sin saber concretamente adonde
iban. El refuerzo de protección la mantendría seguramente a
salvo.
49
Y así se demostró, a pesar de que los días se hacían más
cortos y las noches se volvían más frías. Entonces, de repente,
comenzó a nevar; pero nuestra razonable y sensata golondrina
permaneció caliente en su confortable nido. Convencida, por
último, de que estaba a salvo de los zarpazos del invierno, se
preguntaba si sus amigas habrían tenido tanta suerte en su
fatigoso e imprevisto viaje a lo desconocido.
Mas, como todo estaba cubierto de nieve, el alimento comenzó a escasear. Era imposible encontrar una migaja ni un
gusano. Se fue debilitando, volviéndose cada vez más lánguida,
hasta que al fin se vio reducida sólo a las plumas y los huesos.
Justamente cuando la nieve comenzaba a derretirse y asomaban los primeros brotes, la vida de la golondrina se extinguió
finalmente.
Sus necias e irracionales amigas, que no habían sabido hacer nada mejor que obedecer a la voz interior de su instinto,
volvieron pocas semanas después. Una vez más les esperaban
días felices; en cambio, su razonable amiga, contraída y mustia,
yacía muerta en su confortable nido.
Sugerencias generales
Mensajes de la parábola
— Necesidad del «discernimiento» para dar con la voluntad de
Dios.
— Significado del «discernimiento».
— Aprender a leer los signos de los tiempos.
— Confiar en nuestros sentimientos y aceptarnos como realmente somos.
— Peligros de «racionalizar» todo lo que no encaja dentro de
nuestras categorías racionales y, a pesar de todo, ofrece
sentido.
— Obedecer a la voluntad de Dios exige a veces que dejemos
nuestros «cómodos nidos», los intereses creados y el pequeño mundo de nuestro ego.
— Buscar nuestra vocación en la vida.
50
Ideas y aplicaciones de la parábola
— Vocación es la llamada de Dios manifestada a través de los
signos de los tiempos, los impulsos de nuestra naturaleza y
las inspiraciones de la gracia.
— Nuestra vocación puede exigirnos que dejemos nuestros
«nidos», nuestra patria y nuestros seres queridos.
— Las disposiciones que más ayudan a seguir la vocación son
la generosidad y la audacia.
— Permanecer instalados en nuestros «nidos» significa estancamiento ritual, retirarse cobardemente de la lucha entre
las fuerzas de la vida y la muerte.
— La «voz de Dios» nos llama a desprendernos de la vida egoísta y recluida en nosotros mismos.
— La seguridad no lo es todo ni el fin último de la vida. Si la
vida es algo, es aventura y riesgo.
— Hay que trocar la llamada seguridad por la inseguridad de
la oportunidad, la angustia y el reto al espíritu humano.
— El status quo es un ídolo al que sacrificamos nuestro futuro
y la voluntad de Dios, prefiriendo la muerte a la vida.
— Dios habla de muchas maneras, no siempre a través del
lenguaje humano o de argumentos racionales. Sus modos
de hablar son:
•
•
•
•
•
Nuestra naturaleza, incluso nuestro cuerpo.
Nuestros sentimientos y emociones.
Las circunstancias de nuestra vida.
Los signos de los tiempos: acontecimientos históricos.
Los impulsos de la gracia: toques interiores e inspiraciones.
— Los argumentos racionales comprometen nuestra mente.
La verdad total compromete a la persona entera.
— Con frecuencia usamos nuestra «razón» para protegernos a
nosotros mismos de Dios.
— Racionalizamos a fin de probarnos a nosotros mismos que
tenemos razón, para «sentirnos» con razón.
— La racionalización es irracional, pues es incapaz de ver que
ni Dios ni los seres humanos están ideados con conexiones
lógicas y partes funcionales hábilmente ajustadas. Esto sería
la negación de la libertad, el amor y la gracia.
51
Hemos de aprender a confiar en nuestra naturaleza y en los
sentimientos, y no a «racionalizarlos».
Si nos hacemos humildes, pero con naturalidad, no tendremos necesidad de «racionalizaciones».
ICor 2,12-15
Flp 1,9-11
Col 1,9-10
El hombre sensual contra el hombre espiritual.
Percepción.
Conocimiento y comprensión.
Sabiduría espiritual y comprensión.
Textos de la Biblia en relación
con las ideas de la parábola
Gen 12,1-4
Éx 4,19 1
Éx 12,511
Mt 2,1-12 |
Mt 2,13 -15
Mt 2,19-23 J
Mt 4,1
Mt 4,18-22 |
Mt 10,1-4 J
Mt 9,9
Mt 10,34-39
Mt 24,32-33
Me 10,17-22
Le 9,57-62
Le 12,54-56
Jn 20,24-29
He 17,16-33
ICor 1,18-25
He 9,1-19
Flp 2,1-11
Rom 8,1 -17
52
La vocación de Abrahán: «Deja...»
Dios ordena a su pueblo dejar Egipto
y ponerse en marcha.
Los magos se ponen en camino, siguiendo a la
estrella.
Se le ordena a José que huya
con María y con el niño.
Jesús es conducido por el Espíritu al desierto al
Jordán, a comenzar su ministerio.
La llamada de los discípulos:
«Sígueme».
Mateo: «Ven y sigúeme».
«El que ama a su padre o a su madre... más que
a mí. Deja todo lo que quieres... y sigúeme».
Lecciones de la higuera: leer los signos de los
tiempos.
El joven rico: «Vende cuanto tienes, dalo a los
pobres... y sigúeme».
Los falsos seguidores de Jesús le ponen condiciones.
Interpretar el tiempo: «Cuando veis nubes...»
Tomás, el incrédulo, pedía pruebas.
Pablo en el Areópago: los griegos pedían
pruebas.
Los judíos quieren milagros, los griegos sabiduría.
Conversión de Pablo, que lo entrega todo a
Cristo.
Ejemplo de Cristo, que se desprende de todo.
El Espíritu de Dios contra el espíritu del mundo.
Discernimiento.
53
9. ¡LO SABÍA! ¡LO SABÍA!
CÉSAR AUGUSTO había dispuesto que se hiciera el censo en
todo el imperio. Esto suponía que José tendría que viajar a
Belén a empadronarse. Debido a las condiciones en que se
encontraba María, era obvio que no podía dejarla sola; mas
¿cómo se las iba a arreglar para que el viaje le resultara cómodo? Con el bebé para llegar cualquier día, evidentemente no
podía permitir que caminara mucho. Pero todo lo que consiguió fue un jumento.
En cuanto al animal, no tenía más que piel y huesos. Sus
amos anteriores jamás le habían tratado bien; pero ahora sentía
que las cosas mejoraban. Sus nuevos amos le daban de comer,
le abrevaban e incluso a veces le daban palmaditas. Comenzó
ahora a experimentar una sensación de paz y de alegría que le
venía de este feliz matrimonio. Aunque no podía explicarlo,
sentía que no eran un matrimonio corriente:
«Puede que no sea más que un borrico», pensaba para sí
mismo; «pero estoy seguro de que hay algo muy diferente en
estos dos que hace que no sean seres humanos corrientes».
Cuando llegaron los tres a Belén, agotados por los días de
un viaje tan pesado, no pudieron encontrar alojamiento. El
borriquito bajó de repente de las nubes por la manera como
uno de los posaderos hablaba a José. Acostumbrado a los modales de sus nuevos amos, recordaba ahora cómo suelen tratar
la mayoría de los seres humanos a los jumentos. Algunos de
ellos trataban a los otros seres humanos igual de mal:
«¡Largo! No queda ninguna habitación aquí y no me preocupa adonde van, con tal de que lo hagan lo más pronto posible».
El único lugar que pudieron encontrar fue un establo viejo
y maloliente; pero incluso allí no fueron bien recibidos. Los
54
animales que ya vivían en el lugar se mostraron sumamente
rudos con el jumento. Una de las vacas fue particularmente
sarcástica:
«¡Mirad qué suerte la nuestra por tener con nosotros a esta
gente bien, que ha podido procurarse un jumento semejante!
¿Habéis visto alguna vez un borrico más guapo y de aspecto
más inteligente que éste? ¡Y qué voz más suave! Estoy seguro
que nos cantará una bonita nana que nos hará dormir profundamente hasta el amanecer».
Los caballos, perros y bueyes se echaron a reír, mirando
hostilmente a los intrusos.
Las horas que siguieron fueron un poco más tranquilas,
porque al fin los animales se calmaron. Todos estaban tranquilos y la mayoría de ellos dormidos cuando, al sonar la medianoche, de pronto llegó el niño de María. Incluso esto, pensaba el
jumento, ocurrió sin gran alboroto; y nadie se hubiera quejado
de exceso de ruido o perturbaciones, hasta que, de repente,
llegó una multitud de pastores de los campos vecinos que entraron arrastrando los pies.
Extrañamente habían oído hablar del nuevo bebé. Le miraron fijamente y luego comenzaron a hacerle reverencias, diciendo cosas extrañas como «¡Hosanna! ¡Bienvenido, salvador! ¡Salve! Dichoso el Cristo, nuestro salvador. ¡Loor a nuestro
mesías!»
Los demás animales se enfadaron mucho, y uno de los caballos les dijo a los pastores que se callaran:
«Mirad, atajo de ignorantes. Estáis hablando a unos desgraciados mendigos. Salvador, mesías, Señor; ¡y un rábano!
El acaba de nacer, y no le espera un gran futuro con esos
dos. No han conseguido otra cosa mejor que ese estúpido jumento».
El borrico entonces se sintió sumamente molesto; no tanto
por los insultos dirigidos a él, sino porque sus amables dueños
y su bebé eran presentados de una manera completamente
inexacta. Decidiendo sumar su voz a la de aquellos pastores,
rebuznó lo mejor que supo:
«¡Hosanna! ¡Bienvenido, Señor! Yo sé que tú eres esas cosas
y mucho más».
«No seas estúpido», le cortó uno de los perros. ¿Cómo es
posible que un bebé como ése sea el Cristo? ¡Ni siquiera tiene
una ropa decorosa!»
55
«Porque es verdad», replicó el borrico. «Estoy cierto de ello».
«¿Cierto?», corearon dos de los bueyes. «Los jumentos no
tienen seso; ¿cómo puedes estar cierto?»
«De acuerdo, puede que no tenga seso, pero lo siento en mis
huesos. Sé que este niño es nuestro salvador. Sencillamente lo
sé. ¡Lo sé! ¡Lo sé!»
«Cerrad el pico, vosotros», gruñó el perro más grande. «Es
inútil discutir con un idiota como ése; así que volvamos a
dormir».
Los demás animales hicieron lo que les decían, y también el
borrico resolvió no discutir más. Se limitó a decirse a sí mismo
una y otra vez en su interior que aquel niño era el mesías que
todos los seres humanos estaban aguardando:
«Sé que no soy muy inteligente y que no tengo seso, pero sé
que son verdad muchas cosas que no entiendo. Las siento en
mi corazón, y eso me basta. Lo sé, lo sé, lo sé...»
Muchas veces, durante los años siguientes, el jumento recordó aquella noche.
Treinta años después, el niño Jesús se había convertido en
un hombre. Algunas personas le llamaban ahora profeta, taumaturgo, y era corriente oír que le designaban con algunos de
los nombres que habían empleado aquellos pastores en el establo: salvador, mesías, Cristo.
Precisamente acababa de llegar a las afueras de Jerusalén,
donde una multitud de personas le esperaban para aclamarle e
introducirle triunfalmente en la ciudad santa. Esperaban que
hiciera una declaración solemne de quién era realmente. Sus
seguidores habían cogido hojas de palmera para la procesión.
Las iban arrojando en el suelo y algunos de sus vestidos para
que el cortejo pasara por encima de ellos. Se preguntaban
cómo dispondría la procesión y qué medio escogería para entrar en triunfo.
«Id a la aldea vecina», dijo Jesús a uno de sus amigos, «y
veréis un pollino atado a un árbol. Desatadlo y traedlo. Quiero
cabalgar sobre un jumento, para que todos sepan que soy el
salvador, su mesías, su señor».
Cuando al fin el pueblo vio a Jesús sentado en su jumento,
entrando triunfalmente en la ciudad, comenzaron a gritar:
«¡Hosanna! ¡Dios bendiga al rey que viene en nombre del
Señor!»
56
Varios animales testigos de esta escena miraban con envidia
al estúpido borriquillo que parecía haberse convertido en el
centro de atención:
«¿Por qué nuestro salvador y rey ha escogido montar un
jumento?», se preguntaron un caballo a otro. «¿No somos nosotros mucho más inteligentes, más respetables y honorables
que ese ridículo pedazo de animal?»
El jumento seguía avanzando, feliz de llevar a su precioso
viajero. A cada paso asentía con la cabeza, como mostrando su
acuerdo con todo lo que gritaban. Y continuamente se repetía
para sus adentros;
«¡Lo sabía! ¡Lo sabía! ¡Lo sabía!»
Sugerencias generales
Mensajes de la parábola
— En asuntos divinos, la razón no es suficiente.
— A Dios se le entiende con el corazón, no con el cerebro.
— Debemos tender a la experiencia de Dios.
— Es necesario el verdadero conocimiento de Dios entre los
que parecen saber mucho sobre Dios, pero que no conocen
a Dios.
— «Doctrinas», «credos» y «dogmas» no satisfacen tanto como
una experiencia subjetiva de Dios.
— En nuestro encuentro con Dios es mucho más remuneradora una experiencia total e integradora que las afirmaciones
racionales, lógicas, impersonales y abstractas sobre él.
Ideas y aplicaciones de la parábola
— Los sencillos, pobres y despreciados son los primeros en
comprender los misterios de Dios.
— Dios mostró su preferencia por el pobre y el oprimido cuando quiso manifestarse a nosotros.
— Debemos hacernos como niños pequeños si queremos entrar en el reino de los cielos.
57
— Las razones abstraen de la realidad, y nos dan sólo partes,
puntos de vista, aspectos de la realidad.
— Los conceptos nos dan parte de la verdad, no la verdad
entera.
— Nuestra mente diseca, hiela, fosiliza aspectos de la realidad
y tiende a presentarlos como la verdad total.
— Nuestra pobre inteligencia no puede comprender la realidad
en su plenitud.
— Nuestra mente sólo es una pequeña parte de la realidad.
— El corazón penetra en la realidad de un modo existencial.
Por «corazón» entendemos la realidad total del ser humano:
su estructura física y psicológica, intuición, imaginación,
sentimientos interiores.
— Conocemos con el corazón muchas cosas que no podemos
probar racionalmente; podemos probar con nuestra inteligencia muchas cosas que no sabemos.
— Los niños reconocen a los amigos y los enemigos, a quien
los quiere y quien no. Sin embargo, no pueden probarlo.
Sencillamente lo saben.
— En todo encuentro genuino, humano o divino, sólo sabemos
lo que conocemos por experiencia. Experimentamos con la
totalidad de nuestro ser. Nuestra inteligencia no experimenta una cosa, sino que sólo trabaja con lo que hemos experimentado.
— Dios no es objeto de conocimiento, sino el sujeto de nuestra
experiencia religiosa, objeto de fe.
— Podemos conocer, pero no experimentar a Dios con la inteligencia.
— La relación con Dios se mide por lo que le amamos, no por
lo que sabemos de él.
— El «corazón» tiene la llave del «corazón de la verdad».
Textos del Nuevo Testamento en relación
con las ideas de la parábola
Mt 1,18-25
Mt 5,3-10
58
Los padres de Jesús, personas pobres y sencillas.
Bienaventuranzas: las bendiciones del reino son
para los pobres y los sencillos.
Mt 9,35-36
Mt 11,4-6
Mt 11,25-26
Mt 12,22-23 ]
Mt 23,1-36
Jn 5,19-45
Jn 6,41-59
Jn 10,22-42 >
Mt 16,13-20
Mt 18,1 -5 l
Mt 19,23-15 |
Mt 21,15-16 '
Mt 21,1 -11
Mt 25,31-46
Me 7,14-23
Me 1,26-38
Le 1,46-55
Le 2,8-20 1
Lc 2,25-38 i
Le 2,51-52
Le 5,1 -11 ]
Le 5,23
i
Le 5,39-43 J
Jn 1,43-51
Jn 9,1-9
Jn 3,1 -21
He 17,16-34
Jesús siente compasión de los pobres y los sencillos.
Los discípulos de Juan Bautista. Se predica a
los pobres.
Dios revela los misterios del reino sólo a los
niños, no a los intelectuales.
No tiene sentido discutir con
los maestros de la ley y con los fariseos
para hacer que comprendan los
misterios del
reino de Dios.
Pedro llegó a conocer a Cristo como Hijo de
Dios no por medio de razonamientos, sino con
el corazón.
Los niños son los que mejor entienden los
misterios de Dios. Ellos son lo que saben
la manera de alabar a Dios.
Entrada triunfante de Jesús en Jerusalén montado en un jumento.
Nuestra relación última con Dios (juicio final)
se determinará por lo mucho que hayamos
amado, no por lo mucho que sepamos.
El «corazón» nos hace buenos o malos.
La anunciación: María comprendió con el corazón.
El Magníficat los pobres y los sencillos son los
que serán exaltados.
Los pastores, Ana, Simeón pudieron comprender el misterio; no Herodes, ni los escribas, ni
los maestros de la ley.
María ponderaba todas estas cosas en su corazón.
Fue Pedro el pescador y
el buen ladrón
los que conocieron a Jesús.
Natanael y el ciego mendigo llegaron a
Jesús.
Nicodemo, el maestro de la ley, no era capaz de
comprender.
En el Areópago, los argumentos racionales no
59
le valieron a Pablo para «probar» los misterios
de Cristo a los griegos.
1 Cor 1,18-311 Dios confunde la sabiduría de los sabios y el
1 Cor 2,1 -16 J conocimiento de los eruditos.
10. LO SABEMOS TODO DE ÉL
CIERTAS CABRAS muy inteligentes oyeron hablar del TajMahal de Agrá, y decidieron ir a verlo por sí mismas:
«No basta oír hablar de él», dijo una de ellas. «Necesitamos
hacer nuestro propio estudio de él».
Se pusieron en camino con todos los aparatos de su especialidad, y al poco tiempo vieron con satisfacción un mojón en el
camino con la inscripción «Taj-Mahal».
«Aquí está, justo delante de nosotras», gritaron. «Con todo
su esplendor y belleza», añadió el director de la expedición.
«Acamparemos inmediatamente».
La más entendida y erudita de las cabras organizó enseguida varios equipos, instándoles a comenzar sin dilación su trabajo de recoger pacientemente todos los datos que habrían de
beneficiarles a ellas mismas y a muchas generaciones futuras.
Pronto se llenarían bibliotecas enteras con todos los hechos
prodigiosos que estaban a punto de registrar.
En efecto, después de muchos meses de laboriosa investigación, estuvieron listas para publicar enormes cantidades de
sorprendentes estadísticas:
La superficie de Taj-Mahal medía 2.221.401 m2.
Pesaba 221.432.202 mg.
La arena empleada en su construcción ascendía a:
136.541.464 granos.
Las partículas de cemento sumaban 3.202.001.
El agua de la mole de cemento no evaporada aún por el sol,
23.456.325.405 moléculas.
En tiempo de los cálculos su edad era: setenta y ocho años,
tres meses, dos semanas, cuatro horas y cinco minutos.
60
61
Otros datos se referían a las cualidades estructurales y funcionales del Taj, tales como resistencia a los ciclones, terremotos y otras catástrofes naturales, incluyendo los rayos; su impermeabilidad a la humedad, su capacidad para irradiar frío
en condiciones de riguroso calor.
orgullosas de nuestra investigación; ahora sabemos que conocemos todo lo que se puede saber sobre Taj-Mahal. Nadie puede enseñarnos nada sobre él. Nuestro conocimiento es insuperable, completo, perfecto, infalible e inmutable. Para siempre
jamás. Amén».
Sugerencias generales
Mensajes de la parábola
— Debemos acercarnos a Dios con humildad.
— Evitar el dogmatismo y las declaraciones doctrinales en
cuestiones sobre Dios.
—- Dios es el único absoluto. La Sagrada Escritura, los dogmas,
las doctrinas, etc., no son fines, sino medios para llegar al
conocimiento de Dios.
— Nuestro conocimiento de Dios será siempre imperfecto, provisional, relativo.
Ideas y aplicaciones de la parábola
•+it/¿
\
/
«Gracias sean dadas a Dios», anunció el director en la conclusión de su reunión deliberativa. «Podemos estar justamente
62
— La Sagrada Escritura y los dogmas son indicadores, mojones, que nos indican el camino.
— No debemos pararnos en ellos. El mojón no era el Taj. Hemos de mirar más allá de los mojones a la realidad.
— Peligro de absolutizar el conocimiento de Dios encerrándolo
en dogmas, doctrinas y fórmulas de culto. Esto haría de los
instrumentos ídolos, convirtiéndolos en obstáculos de nuestro camino hacia Dios.
— Las formulaciones extrínsecas de la fe (doctrinas, liturgia,
etcétera) son necesarias, pero únicamente expresiones provisionales en lenguaje humano del conocimiento y la experiencia de Dios.
— Como todo lenguaje, están cultural e históricamente condicionados, son medios relativos e imperfectos para alcanzar
el conocimiento de Dios.
— Semejantes misterios incrementan nuestra comprensión del
misterio divino, pero no lo agotan nunca.
63
— Las afirmaciones teológicas hay que reformularlas para
adaptarse a los cambios histérico-culturales constantes. A
esto se le llama «inculturación».
— Nunca podemos decir: «Lo sabemos todo sobre Dios. Nadie
puede enseñarnos nada nuevo».
— Dios y la realidad son demasiado inmensos para que la pobre capacidad de cualquier persona, cultura o sistema de
pensamiento pueda abarcarlos. No podemos introducir a
Dios en moldes creados.
— Los ídolos tranquilizan nuestra incredulidad, y los dogmas
encubren nuestra ignorancia.
— «Sacralizamos» las cosas para adormecernos en la sensación
de «seguridad».
— Puede que sigamos los mandamientos de la Iglesia y sus
prescripciones no por creer que son rectos y justos, sino
porque necesitamos sentirnos rectos y justos.
— Nos resulta más fácil tratar con rituales y dogmas que
relacionarnos íntimamente con un Dios omnipotente e inescrutable. Dios no es ni un dogma ni una doctrina. Adorarle
no es un ritual, y obedecer a Dios es más que guardar sus
mandamientos.
— Rebajamos a Dios a un nivel humano por una especie de
juego de manos al reducirle a dogmas, rituales y mandamientos.
— Como nos resulta insoportable estar desnudos delante de
Dios, nos revestimos de creencias, prácticas y rituales.
— Sin percatarnos de ello, nos ponemos a nosotros mismos en
primer lugar. Dios ocupa el segundo, convirtiéndose en un
medio para que podamos encontrar paz y seguridad, y no
en un fin en sí mismo, en lo absoluto, para el cual y por el
cual vivimos por amor a él.
Mt 12,22-32
No estar demasiado seguros. Podemos pecar
contra el Espíritu Santo.
Mt 22
Las preguntas que hacían a Jesús los fariseos y
los maestros de la ley. Ya sabían siempre las
respuestas, pero querían sorprender a Jesús. Jesús responde directamente, sin dogmatismos.
Mt 23,6-8
No deben desear que les llamen «maestros de
de la ley».
Mt 23,13-28
Jesús acusa a los maestros de la ley.
Mt 24,36
Jesús admite que no sabe.
Me 7,1-13
Se puede desorientar y extraviar a la gente. El
conocimiento está sujeto a impresiones superficiales y a prejuicios.
Le 18,9-14
Jesús humilla a los que se sienten seguros de sí
mismos.
Jn 3,1 -21
Nicodemo no está muy seguro de su enseñanza.
Jn 9,1 -41
Hay una cosa que se llama «infancia espiritual».
He 17,16-32
Pablo no puede convencer a los «instruidos» y
«eruditos» con argumentos racionales.
ICor 2 1
Pablo ataca la sabiduría del mundo y
ICor 3 J
el conocimiento basado sólo en la razón.
ICor 10,14-15 Alejarse del «culto a los ídolos». Todos los absolutos son ídolos.
Textos del Nuevo Testamento en relación
con las ideas de la parábola
Mt 5,36-37
Mt 12,1-14
64
Que vuestro lenguaje sea «sí» y «no». Simplicidad y candor.
No absolutizar las costumbres, los ritos y las
tradiciones.
65
11. EL PEQUEÑO PEZ
UN PEZ pequeño y feliz estaba nadando y retozando junto al
fondo del océano. Allí disfrutaba de la compañía de muchos
amigos. Tenía para comer cuanto quería y no parecía carecer
de nada.
Entonces comenzó a nadar hacia arriba, cada vez más alto.
Nunca había subido tanto hasta entonces.
«Me pregunto cómo serán las cosas allá arriba», se dijo.
«Parece que hay mucha más luz y veo las cosas mucho más
claras que allá abajo».
En poco tiempo, el pequeño pez llegó a la superficie del
océano. Se quedó sorprendido al ver lo hermoso que era el
cielo, y se preguntaba qué pasaría asomándose por encima del
agua. Incluso se las arregló por un segundo para sacar la cabeza a la superficie.
«¡Qué bonito! ¡Qué excitante!», exclamó al ver el borde de la
playa de arena.
Cuando se encontró de nuevo bajo las olas, se sintió abatido.
¿Por qué tenía que volver allá abajo, a aquella vida lóbrega y
oscura en el fondo del océano? ¡Con la luz y el calor que había
fuera! ¿Por qué no podía ir a vivir fuera, donde había mucha
más claridad y calor?
El pequeño pez decidió salir fuera del agua dando un salto
lo más grande posible. Entonces sintió el calor del sol más
todavía. Podía también ver mucho más, más allá de la playa,
hasta las ramas de los árboles, las bonitas flores y una calle
llena de pequeños y pintorescos bungalows.
Pronto decidió llegar a aquella playa y comenzar una nueva
vida. Nada se lo hubiera podido impedir. Comenzó a nadar
enérgicamente hacia adelante hasta que por fin se encontró
fuera del agua en la arena.
66
«¡Libre al fin!», exclamó. «Ahora puedo disfrutar de una nueva y maravillosa vida, lejos de la vida insípida y fría del fondo
del agua...»
De repente sintió una sensación de ahogo. «¡Vaya!», murmuró. «Debo estar agotado. He nadado... demasiado deprisa..., demasiado... rápidamente...»
Intentó de nuevo recobrar el aliento, pero la sensación de
ahogo persistía. Pocos minutos después el pequeño pez yacía
muerto en la playa.
Sugerencias generales
Mensajes de la parábola
— La felicidad es lo que somos y se encuentra donde estamos.
— Aceptación de nuestra situación y de las circunstancias de
la vida.
67
— La tentación de pensar que «la hierba es más verde en la
otra orilla».
— Hemos nacido para la felicidad y somos nosotros quienes
hacemos nuestra felicidad.
— Vivir las consecuencias de la aceptación propia en nuestras
relaciones con los demás.
Ideas y aplicaciones de la parábola
— Dios le asigna a cada uno un puesto en la vida, indicado por
los acontecimientos, las facultades y las oportunidades que
mejor pueden procurarnos alegría y satisfacción.
— La felicidad no es una abstracción. No encontraremos un
estado impersonal denominado felicidad, sino sólo «personas felices».
— Hemos de aceptarnos a nosotros mismos y nuestras circunstancias no con pasiva resignación, sino con positiva y
activa alegría y gratitud.
— Alegrémonos de lo que tenemos y olvidemos lo que nos
gustaría tener.
— Un pez es feliz siendo un pez, un pájaro siendo un pájaro, un
hombre siendo un hombre y una mujer siendo una mujer.
— Para la familia, la felicidad está en el hogar, no en la
fascinación del mundo exterior.
— Para los estudiantes, la felicidad es la escuela o el colegio,
no el activismo político o la droga.
— Para los obreros, la felicidad está en el puesto de trabajo, no
en los «mentideros».
— Para los religiosos, la felicidad está en sus comunidades, no
en los círculos sociales.
— Estamos atados por limitaciones y coacciones. Aceptándolas
y consintiendo en trabajar con ellas encontraremos la satisfacción.
— La vida se nos da en dosis y a retazos. Debemos disfrutar de
cada momento presente. Preocuparse por el pasado o por el
futuro no nos aportará alegría al momento presente.
— En el contexto del presente es donde nos llega la felicidad.
— Dios comunica su vida, su ser, su presencia y su gozo en el
aquí y ahora. Tenemos que encontrar la felicidad y la satisfacción justamente en este momento.
68
— Escapando de vivir el presente y refugiándonos en el pasado
fenecido o en el futuro incierto, nos alejamos de Dios, de
nosotros mismos y del gozo. No olvidemos la gran verdad
de que la felicidad es lo que somos y dondequiera que estamos.
Textos de la Biblia en relación
con las ideas de la parábola
Textos principales:
Gen 3,1-24
Adán y Eva, no contentos con ser humanos,
querían ser dioses.
Mt 26,14-161 Judas buscaba la felicidad en el dinero,
Mt 26,47-50 í fuera de la compañía de los doce. Resultado:
Mt 27,3-5 J se ahorcó.
Le 15,11-17
El hijo pródigo buscaba la felicidad fuera de
casa. Terminó haciendo compañía a los cerdos.
Le 24,13-35
Los discípulos de Emaús dejaron a sus compañeros con la esperanza de encontrar consuelo
fuera del grupo. Su ansiedad no se desvaneció
hasta que se encontraron con el Señor resucitado.
Mt 6,25-34
Confianza en Dios. No preocuparse por el futuro. Vivir el presente. Arroja todas tus preocupaciones en el Señor.
Otros textos:
Mt 5,1-11
Mt 6,16-21
Mt 10,17-31
Le 2,21 -52
Le 4,1-11
Las bienaventuranzas: dónde se encuentra la
verdadera felicidad.
La verdadera riqueza.
El joven rico perdió la felicidad por no hacer lo
que Jesús le pedía. Perdió su vocación en la
vida.
Felicidad de la sagrada familia. Hacer la voluntad de Dios.
El diablo tentó a Jesús para que buscara la felicidad y la plenitud al margen de su vocación
mesiánica.
69
Le 11,1-13
Le 12,13-22
Le 18,15-17
Jn 21,20-22
Ponerse en las manos de Dios. Él atenderá a tus
necesidades.
El rico insensato quería encontrar la felicidad
en acumular riquezas.
Ser como niños es realmente una fuente de
gozo.
Jesús y el otro discípulo. Lo que Jesús le dice a
Pedro se resume en esto: «Lo que le ocurre a
otro no te concierne a ti. Tú sigúeme».
12. LA ESCUDILLA DEL MENDIGO
CHANDRAKANT era un mendigo indio que se tenía por el
último de todos. «No valgo para nada», solía repetirse a sí mismo. «Soy un inútil, un parásito. Nadie me quiere ni nadie me
querrá jamás».
La única cosa que de veras llamaba suya era su sucia y vieja
escudilla de pedir, que jamás se apartaba de su lado y que
constantemente ponía delante de todo el que creía que probablemente le daría dinero. A veces lo hacía tímidamente, del
todo consciente de su insuficiencia. Otras veces la ponía descarada y hasta rencorosamente delante de ciertas personas, especialmente si sentía envidia de ellas. Esto lo sentía con frecuencia, por lo cual experimentaba satisfacción más que vergüenza
en aceptar la caridad.
A menudo entraba en las tiendas, pidiendo a dueños y clientes indistintamente que le dieran una limosna. Un día entró en
una tienda de objetos curiosos y puso su pesada y vieja escudilla de mendigo ante las narices del propietario:
«Por favor, se lo ruego. Tenga compasión de mí. Sólo lo
preciso para un pedazo de pan. Tengo hambre. Tenga piedad
de mí».
El dueño se quedó mirando la sucia escudilla del mendigo.
Por último se la cogió a Chandrakant, diciendo:
«Deja que examine más de cerca esa sucia escudilla tuya».
«Por favor, señor», exclamó Chandrakant, «déjemela... Es lo
único...»
«Sólo un minuto», le interrumpió el propietario de la tienda.
«Eres tú un extraño mendigo. Tienes tú más que yo».
«Por favor, señor, no se burle de mí. Sólo deseo...»
«Lo digo en serio. Tú no eres un pobre. Esa escudilla tuya
tan grande... ¿Por qué no la vendes? Es de puro oro macizo».
70
71
Ideas y aplicaciones de la parábola
Sugerencias generales
Mensajes de la parábola
— Para mejorar la propia imagen.
— La mayoría de los problemas emocionales y psicológicos
proceden de una pobre imagen propia.
— Recobrar el respeto, la estima y la confianza propias.
— Creer en tu valor intrínseco; descubrir las fuerzas y talentos
ocultos.
— Fijar el crecimiento y desarrollo de la propia imagen.
— Descubrir y erradicar cualquier complejo de inferioridad y
otros mecanismos de frustración que actúan en la psique.
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Una cosa es el «auténtico yo», y otra muy distinta el «yo
imaginario».
Al afirmarse nuestro yo imaginario como la imagen propia, condiciona nuestros pensamientos, sentimientos y conducta.
Chandrakant se miraba a sí mismo como un hombre pobre,
cuando en realidad era rico. Por eso pensaba que era pobre,
se sentía pobre y desempeñaba el papel de mendigo.
Es prácticamente imposible que nos veamos a nosotros mismos de manera objetiva y adecuada. Vemos una mínima
parte de nosotros mismos, la punta del iceberg.
Esto explica la imagen normalmente pobre de nosotros mismos, por qué somos más conscientes de las limitaciones que
de las fuerzas y talentos.
Los cambios de personalidad y de conducta deben comenzar en las zonas de la propia imagen. Sin este cambio básico,
todos los demás resultan superficiales y efímeros.
Mejorar la percepción de sí mismo hace que pensemos mejor de nosotros. Entonces sentiremos mejor y actuaremos
más afirmativamente.
En la infancia nos conocíamos a través de las percepciones
de «personas importantes»: padres y otros familiares, maestros, amigos y compañeros íntimos.
Nos veíamos reflejados en sus percepciones; pero los espejos
humanos no pueden ser objetivos y precisos. Están barnizados y condicionados por los valores culturales, los supuestos
e inclinaciones, lo mismo que por sus deficiencias y complejos propios.
Por eso la imagen de nuestra infancia no era exacta; sin
embargo, lamentablemente la interiorizamos por completo.
Esta imagen interiorizada controla nuestros pensamientos,
sentimientos y conducta.
Hemos de revalorizar y mejorar nuestra propia imagen de
alguna de las maneras siguientes:
• Confiando implícitamente en nosotros mismos.
• Sacando coraje y determinación.
• Buscando y descubriendo nuestras energías.
• Aceptando nuestra singularidad.
• Afirmándonos a nosotros mismos, siendo nosotros mismos.
73
• Rehusando compararnos con los demás.
• No valorándonos o midiéndonos por pautas ajenas a
nosotros.
• Amándonos a nosotros mismos.
— Ayudar a otros a descubrir su verdadero yo:
• Aceptándolos incondicionalmente.
• No criticándolos.
• Siendo generosos en nuestras alabanzas y aprecio de
ellos.
• No implicándolos en comparaciones envidiosas.
• Confiando en ellos tácitamente.
• Dejando que sean ellos mismos.
• No imponiéndoles sentirse obligados a nosotros.
• No dejándoles ver que decepcionan nuestras expectativas
respecto a ellos.
Jn 4,1 -41
Jn 8,1 -11
Me 9,33-37
Me 10,13-16
Muj eres adúlteras,
buen ladrón, Pedro, etc.
Jesús acepta y quiere a los niños, ayudándoles
así a crecer.
Textos del Nuevo Testamento en relación
con las ideas de la parábola
No existen textos específicos en el Nuevo Testamento
sobre la «imagen propia»; pero en el conjunto del evangelio vemos cómo se relacionaba Jesús con toda clase de
personas. Siempre les infundía confianza en sí mismos y
los aceptaba en su trato con ellos. La gente descubría su
valor por la manera de ser tratados.
Mt 5,21-22
Mt 5,43-48
Mt 7,1-5
Mt 13,44-46
Mt 4,18-22
Le 5,1-11 l
Me 3,13-16 |
Me 9,9-13 -I
Le 7,36-48 1
Le 19,1-10 J
74
Jesús quiere que tratemos a los otros con gran
respeto.
Incluso quiere que amemos a nuestros enemigos.
Nos prohibe juzgar a los demás.
Podemos aplicar la parábola del tesoro escondido y de la perla preciosa a los seres humanos.
Jesús escoge a sus discípulos.
Ve valor
donde otros
no ven ninguno.
Jesús acepta y respeta a los pecadores, y de
esta manera los trasforma: la mujer pecadora,
Zaqueo.
75
13. ISAAC
ISAAC era muy pobre y padre de familia numerosa. Incapaz de
procurarle el sustento, veía impotente cómo, por tercera noche
sucesiva, su mujer sólo podía dar a los niños un mendrugo de
pan antes de acostarlos.
También él se acostó pronto, y en el lecho oró ardientemente: «Señor, ten compasión de nosotros. Confío mi familia a tu
amorosa providencia. Te ruego que no nos olvides».
Aquella misma noche Isaac tuvo un sueño, en el que una
voz misteriosa le dijo que dejara la aldea y se fuera a la gran
ciudad. Allí, bajo un puente, encontraría una bolsa llena de oro
y se acabarían sus preocupaciones.
«¿Dónde? ¿Bajo qué puente? ¿Cómo estaba escondido?».
Isaac se despertó haciéndose estas preguntas. Entonces se dio
cuenta de que había estado soñando, y siguió en la cama. Los
demás dormían.
Sin embargo, el sueño había sido tan vivo... Le gustaría creer
en él, pero pensó que era perder el tiempo. Intentó dormir de
nuevo. Sin embargo, el sueño le rondaba en la mente y permaneció completamente despierto. ¿Por qué no ir a la ciudad, tal
como se lo había dicho la voz misteriosa? Después de todo, a
lo mejor era la respuesta a su oración.
Aunque todavía era muy oscuro, Isaac comenzó a vestirse.
Entonces se despertó su mujer y le preguntó qué hacía. Su
respuesta le pareció ridicula, y le dijo que perdería el tiempo.
Sin arredrarse, se puso en camino hacia la ciudad. No tenía
nada que perder obedeciendo al sueño.
Era ya pasado mediodía cuando terminó su largo y pesado
viaje. Inmediatamente se olvidó de la rigidez de sus piernas y
del dolor de sus pies: allí, ante él, estaba el mismo puente que
76
había visto en su sueño. Pero ¿dónde estaba escondido el tesoro? Comenzó a buscar cuidadosamente y con disimulo debajo
de él: Cada poco, de manera regular, miraba furtivamente atrás
para ver si alguien le estaba observando.
«¡Eh, usted!», le gritó un guardia de seguridad de una fábrica
cercana. «¿Qué es lo que está haciendo?»
«Nada», repuso Isaac, algo asustado.
«¿Nada? No me diga que nada. Vengo observándolo durante
diez minutos. Está buscando algo que robar, ¿no es así?»
«No, sinceramente que no», repitió Isaac. «Se me ha dicho
en un sueño que viniera aquí».
«Un sueño...», repitió sarcásticamente el guarda. «¡Conque
cree en sueños! Bien, escuche. También yo he tenido un sueño
esta noche. Me dijeron que fuera a una aldea, donde encontraría una bolsa llena de oro enterrada detrás de la chimenea de
un hombre llamado Isaac. ¿No pensará que lo he creído, no?
Así que ¡largo! Deje de andar merodeando por aquí y desaparezca por donde ha venido».
Muy excitado, Isaac volvió a su casa corriendo, al trote,
mucho más deprisa de lo que había venido temprano. Apenas
entró en casa comenzó a cavar detrás de la chimenea. Allí, con
gran sorpresa suya, estaba la bolsa de oro.
77
Sugerencias generales
Mensajes de la parábola
— La satisfacción, la paz y la dicha duradera no se encuentran
fuera, sino dentro de nosotros.
— Para encontrar estos tesoros, salimos fuera de nosotros
mismos siguiendo direcciones extrañas e inciertas, para
terminar volviendo a nosotros mismos y encontrarlos al fin
en el fondo de nosotros.
— Salimos fuera en busca de Dios, para terminar volviendo
adentro y descubrirle al fin en el centro de nuestro ser.
— Necesidad de aumentar la comprensión de las profundas palabras de Jesús: «El reino de Dios está dentro de
vosotros».
Ideas y aplicaciones de la parábola
— Nos creemos pobres e indigentes, cuando en realidad somos
ricos en riquezas que ningún ladrón puede quitarnos ni la
polilla destruir.
— Creemos que estamos lejos de Dios, cuando Dios está más
presente de lo que lo estamos nosotros a nosotros mismos.
— Buscamos la verdad, la belleza, la satisfacción y a Dios donde podemos, pero nuestro instinto primario es salir de nosotros mismos.
— Si no salimos de nosotros mismos con generosidad y desprendimiento, nunca encontraremos el sentido último de la
vida ni hallaremos a Dios.
— La vida es, en definitiva, un viaje hacia casa, al interior.
Tarde o temprano nuestra búsqueda en el exterior nos llevará al interior.
— Todo «viaje espiritual» ha de terminar conduciéndonos al
interior, a lo recóndito de nuestro corazón.
— Toda «odisea espiritual» debe llevarnos a descubrir a Dios
en la fibra más secreta de nuestro ser.
— En su «odisea», Cristo dejó el cielo y tomó tierra, para terminar volviendo el cielo en un retorno glorioso.
78
— El movimiento dialéctico hacia adelante y hacia atrás, de
renuncia y de toma de posesión, es parte esencial del proceder humano para trascendernos a nosotros mismos,
pero para volver luego a nosotros mismos en la inmanencia
divina.
— Alejados de nosotros mismos, buscamos la plenitud, sentido
y goce fuera de nosotros mismos. Perdida la huella de nosotros mismos, desparramados en el exterior, al final convergemos hacia el interior, hacia el fondo de nuestro ser. Al
volver a nosotros mismos, integramos las partes alienadas y
nos convertimos en un todo, en uno nuevamente con nosotros mismos, con Dios y con el mundo.
— Todos los «tesoros» (paz, alegría, serenidad, plenitud, verdad,
amor, belleza) que frenéticamente buscamos en las cosas
externas (dinero, placeres, éxito, fama, honores, posición,
poder) están ya en nuestro corazón. Sólo renunciando a
esas cosas exteriores entraremos al final en la tesorería del
corazón.
— Los grandes santos y místicos siguieron esta senda: renunciar a las cosas transitorias y encontrar a Dios en el fondo
de su ser.
— A pesar de la condición trascendental de la naturaleza humana, nuestro viaje de ida y vuelta terminaría finalmente en el vacío si Cristo no hubiera redimido y transfigurado nuestra trascendencia con la inmanencia trascendental
divina.
— Las cosas creadas del mundo exterior son buenas, en parte
en sí mismas, pero más aún por el bien mayor al que apuntan. Son señalizaciones de dónde se encuentra Dios con
nosotros en lo íntimo de nuestro ser y que hemos de leer
correctamente para que nuestro viaje sea realmente remunerador.
Textos del Nuevo Testamento en relación
con las ideas de la parábola
Mt 5,1 -11
Las bienaventuranzas: la dicha se encuentra en
el desprendimiento, saliendo de uno mismo.
79
Mt 5,13-16
Mt 6,5-6
Mt 6,16-21
Mt 10,37-39
Mt 13,44-46
Me 10,17-31
Le 12,13-21
Le 17,20-22
Le 24,13-35
Jn 3,1
Somos sal y luz. Aún no hemos descubierto lo
que seremos y lo que se supone que hacemos
en el mundo.
Cuando ores, no salgas de ti mismo. Cierra la
puerta de tu aposento, es decir, de tu corazón.
Dios está allí.
Las verdaderas riquezas se encuentran en
nuestro corazón.
Para entrar en posesión de nuestra vida, tenemos que perderla.
El tesoro escondido y la perla.
El joven rico buscaba tesoros fuera de su corazón, y perdió a Jesús.
El rico necio.
El reino de Dios está en vosotros.
Emaús: los discípulos se alejaban de Jerusalén
para encontrar a Jesús en el camino, y volvieron a Jerusalén.
Para entrar en el reino de Dios tenemos que
nacer de nuevo.
14. ¿ES QUE NO PUEDEN PROBARLAS
POR SÍ MISMOS?
UNA COMPAÑÍA comercial internacional pidió a un fabricante
indio que les proporcionara muestras de mangos, incluyendo
variedades para elegir a diferentes precios. Siguiendo sus indicaciones, se las preparó en cinco cajas separadas, indicando el
fabricante a sus obreros que les colocaran las etiquetas y adjuntando una carta para la compañía comercial:
"Muy Sres. míos:
Atendiendo a su solicitud, les expido cinco cajas conteniendo una docena de mangos cada una, seleccionados
y con indicación del precio como sigue:
Caja n.° 1: Mangos Alfonso,
a 10 rupias cada uno... Calidad excelente.
Caja n.° 2: Mangos Pires,
a 5 rupias cada uno... Calidad excelente inferior.
Caja n.° 3: Mangos Fernández,
a 5 rupias cada uno... Buena calidad.
Caja n.° 4: Mangos Malgoba,
a 3 rupias cada uno... Calidad corriente.
Caja n.° 5: Mangos Langda,
a 1 rupia cada una...Calidad inferior.
A la espera de su pedido y garantizándoles un servicio
pronto y eficiente, quedo de Uds. atto. y s.s.»
Lamentablemente, los embaladores confundieron las etiquetas, por lo cual los precios y las cualidades estaban mal
indicados. Cuando los importadores abrieron los mangos con
81
80
la etiqueta «Calidad excelente; Mangos Alfonso», lo que probaron en realidad fue la calidad ínfima Langda.
Sin inmutarse, sin embargo, declararon que eran deliciosamente dulces, a pesar de lo elevado del precio, que ellos estimaban excelente para aquella calidad. Decididamente, harían un
pedido grande.
Al probar los mangos Pires, de excelente calidad inferior,
creyeron que estaban probando la calidad corriente Malgoba.
Pusieron un gesto de desagrado por lo ácido que sabían, pero
convinieron en que la inferioridad estaba reflejada en el precio,
mucho menor.
Cuando, por fin, los importadores abrieron la caja con la
etiqueta «Langda... Calidad inferior», decidieron no probarla
siquiera. Después de todo, ¿qué se podía esperar por una rupia
ejemplar? Poco podían sospechar que aquella caja contenía de
hecho los mangos Alfonso de la mejor calidad, y que ellos arrojaron a un montón de basura.
«.*
«¡Qué estúpidos son los humanos!», dijo uno de ellos. «¿Es
que no pueden probar por sí mismos la calidad de los mangos
en lugar de confiar en las etiquetas?»
«Esa gente está muy orgullosa de sí misma», añadió otro
grajo; «de su racionalidad; a nosotros, en cambio, que somos
irracionales, nos basta probar y ver».
«Nosotros confiamos en nuestra experiencia», indicó un tercero. «No necesitamos etiquetas ni títulos para conocer dónde
están los buenos mangos. Juzgamos por nosotros mismos dónde está la dulzura, el valor y la calidad».
Sugerencias generales
Mensajes de la parábola
— Fiabilidad de nuestras percepciones.
— Valorar las cosas, los hechos y a las personas sirviéndonos
de la razón, la experiencia, los sentidos y la intuición.
— El centro de nuestra mente ha de partir del mundo exterior
y de lo que dicen los otros e ir hacia nuestro mundo interior
y a lo que nosotros mismos sentimos.
— Necesidad de resistir a las modas que la gente toma por
credenciales, grados, diplomas, títulos y honores...
Ideas y aplicaciones de la parábola
Algunos grajos que observaban de lejos bajaron enseguida
satisfechos y se dieron u n festín:
82
— Hoy se concede gran importancia a las manifestaciones externas de poder o autoridad.
— El valor del hombre está dentro, en lo que somos, no en lo
que creemos ser o en lo que exteriorizamos ser.
— El valor de las cosas hay que juzgarlo por ellas mismas, no
en referencia a las personas que poseyeron o inventaron las
cosas.
— Etiquetas, títulos, grados, etc., son medios para reforzar la
pobre imagen de nosotros mismos.
— Nos ocultamos detrás de ellos para protegernos de las críticas y el rechazo.
— Cuanto más inseguras son las personas, más propenden a
etiquetas y laureles.
83
— Preferimos la hipocresía a la realidad, las apariencias y la
simulación a la verdad.
— Muchos estiman que lo importante no es ser, sino aparentar
ser bueno, honrado, respetable, capaz, etc. Existe un hechizo
fácil en la gente que nos hace sentirnos buenos, honestos, etc., aunque no lo seamos en realidad.
— Los títulos y las etiquetas «honoríficas» son «símbolos del
status)). Los que no pueden merecerlos los compran.
— Los títulos y honores a menudo se ritualizan. Se puede
sustituir el status titular: tan pronto como una persona
deshonesta adquiere un título es revestida de respetabilidad.
Muchos líderes políticos fueron antes criminales comunes,
pero de repente se han convertido en gente honorable, consiguiendo respetabilidad mundial.
— Una persona inteligente es considerada ignorante si no lleva
un título después del nombre.
— Los juicios se hacen de acuerdo con los valores mundanos:
dinero, popularidad, pompa, fama, status, valores comerciales. No se atiende a su verdadero valor, sino sólo a lo que es
aceptado sin más por el mundo.
— Tememos ser diferentes: pensar, sentir o hablar de modo
diferente. Nos gusta sentirnos seguros y sintonizados con el
resto de la gente.
— Tenemos miedo de ser fieles a nuestros valores, convicciones y percepciones.
— Antes de aventurar una opinión, queremos saber lo que
otros piensan, a fin de poder pensar y sentir lo mismo. Sin
voluntad propia, nuestra voluntad depende de la última novedad, moda o fantasía.
— Los animales confían en sus percepciones y saben lo que es
bueno y malo para ellos, lo que sabe bien o mal. Los seres
humanos no confían en sus percepciones.
— Para la mayoría de nosotros, lo hermoso no es lo que excita
nuestra sensibilidad estética, sino lo que la publicidad y los
medios de comunicación presentan como hermoso.
— Esclavos de los gustos y modas predominantes en nuestra
sociedad de consumo, somos presa de persuasiones abiertas
u ocultas de publicitarios o demagogos políticos.
— Al vender nuestra singularidad por un plato de lentejas,
hemos perdido nuestra mente, juicio, discreción y alma.
84
Textos del Nuevo Testamento en relación
con las ideas de la parábola
Mt 5,33-37
Mt 6,1-6
Ser honestos y directos en nuestro lenguaje.
Cumplir los deberes religiosos sin publicitarios.
Dios mira el corazón, no las apariencias.
Mt 7,15-20 1 Conoceréis al árbol por sus frutos. Juzgar a la
Mt 12,33-35 J gente por su valor intrínseco y no por el valor
de sus actos.
Mt 7,21-23
«No todo el que dice 'Señor, Señor'..., sino el
que...»
Mt 21,23-27
Los judíos buscaban títulos y credenciales:
«¿Con qué autoridad haces todo esto?»
Mt 23,1-12
Jesús nos enseña que no aspiremos a títulos o
a ser llamados «preceptor», «maestro», «padre».
Mt 23,13-28
Jesús detesta toda hipocresía y las apariencias.
Me 7,1-13
No aferrarse a normas exteriores y a exterioridades.
Me 7,14-23
Lo que cuenta es el corazón de la persona. El
verdadero valor está dentro.
Me 9,33-36
¿Quién es el más grande?
Le 4,16-30
Jesús es rechazado en Nazaret. No tenía títulos
o credenciales. Ningún profeta es aceptado en
su tierra.
Le 6,45
Las cosas buenas provienen del corazón de la
persona buena.
Le 7,18-23
Jesús presenta sus credenciales a los discípulos
de Juan Bautista: hechos, actos, no títulos o etiquetas.
Le 12,13-21
Él rico necio: el verdadero valor de un hombre
no viene de lo que posee, sino de lo que es.
Le 18,9-14
Fariseo y publicano: ¿quién es aceptable a los
ojos de Dios? ¿Por qué?
Le 21,1-4
El óbolo de la viuda. No es lo que se da, sino la
actitud del que da lo que cuenta delante de
Dios.
Sant 2,1 -4
No juzgar por las apariencias.
Sant 2,14-24 Fe en acción.
85
15. AUTOBIOGRAFÍA DE UN COCO
NACÍ en la copa de un árbol robusto, que había crecido en un
suelo arenoso a lo largo de la franja de la costa. Desde mi
atalaya disfrutaba de una vista fantástica de cuanto me rodeaba.
Era muy feliz y me sentía orgulloso de ser un coco. Creía
que mi padre era maravilloso, hasta que un día oí que varios
transeúntes le maldecían a él y a toda la familia. Si no recuerdo
mal, uno de ellos dijo:
«¡Qué calor hace hoy! ¡Si al menos este maldito cocotero nos
diera sombra! Odio los cocoteros. Tan rugosos, tan feos y deformes. Sin hojas, ni flores ni siquiera aroma».
Esto hizo sentirme tan desgraciado que algo cambió dentro
de mí. ¿Cómo es que no lo había visto antes? Realmente era
feo; casi deforme. Me sentía avergonzado, y decidí que no dejaría jamás que nadie viera mi fealdad interior...
Comencé a construir a mi alrededor una capa muy densa,
dura y peluda para proteger mi interior de las miradas. Después
de todo, evidentemente, no había nada bueno dentro de mí. Si
alguien me hubiera visto por dentro, me despreciaría y rechazaría aún más. Por eso tejí a mi alrededor una capa de materia
áspera, peluda, de color pardo, desagradable al tacto, para que
nadie se atreviera a tocarme. Odiaba que me tocaran o acariciaran.
Al cabo de una semanas, que pasé deprimido meditando
sobre mi desgracia y sin apenas hablar con mis hermanos y
hermanas, me vi de repente sorprendido por un impetuoso
temporal. Todos éramos sacudidos violentamente y, aterrado,
me agarré a mi padre, temiendo ser arrancado del árbol.
Pero todo fue inútil. Perdí el control y sentí que era arrojado
86
con vehemencia hacia abajo, cayendo en el oscuro vacío. Me
encontré aturdido en el suelo, magullado y dolorido por el
golpe. Solo y temblando de miedo, pensé que lo único que me
quedaba era esperar la muerte. Evidentemente, había sonado
mi hora..., cuando un grupo de aquellos odiosos transeúntes se
acercó a mí.
Mas ¡qué sorpresa grata fue para mí oír que uno de ellos
decía:
«¡Mira qué coco tan bonito! Realmente es una suerte».
Sin apenas dar crédito a lo que oía, sentí que me levantaban
y me agitaban junto al oído de un joven. Su nariz comenzó a
olerme y sus labios murmuraban, dirigiéndose directamente
a mí:
87
«¡Qué coco tan fresco, dulce y sabroso debes ser! Me alegro
de veras de haberte encontrado».
¡Cómo! ¿Yo fresco y dulce? Tenía que haber algún error.
Ciertamente, yo no era más que algo estúpido, deforme, feo e
insípido, que se contentaba con que le dejaran en paz.
El muchacho comenzó a quitar con cuidado los pelos ásperos y pardos que había hecho crecer a mi alrededor para protegerme. Lo hizo con gran delicadeza, como si deseara no hacerme daño. Por primera vez en muchos meses volví a sentirme
feliz de nuevo, sin darme cuenta de que el muchacho cogía una
piedra grande y comenzaba a golpearme con fuerza. Con mayor rapidez y energía cada vez, no dejaba de darme golpes.
Gritando de dolor, quería preguntarle qué buscaba y pedirle
que parara. Ciertamente debe saber que dentro de mí no hay
más que fealdad. ¿Qué esperaría encontrar debajo de mi dura
corteza?
Unos segundos más tarde se escuchó un fuerte chasquido y
sentí que me partían en dos. De mis heridas comenzó a rezumar
un jugo, y, con gran sorpresa mía, el chico y sus amigos intentaron beberlo. Por sus gestos de satisfacción podía decir que
estaban disfrutando. Ellos comentaban lo dulce y fresco que
estaba.
Mi mayor sorpresa fue cuando, después de separar partes de mi corteza, arrancaron algo de mi interior. ¡Era inmaculado! Mi interior era hermoso y evidentemente disfrutaban comiendo.
«¡La gente me quiere!», exclamé. «No soy feo ni inútil. ¡Por
favor, os lo ruego, comedme. Comedme todos! ¡Qué satisfacción proporcionar placer a personas que han hecho que al fin
creyera en mí mismo!»
Sugerencias generales
Mensajes de la parábola
— Descubrir nuestras riquezas interiores.
— Acrecentar la estima propia.
— Por qué tenemos una pobre imagen de nosotros mismos.
88
— Descubrir los «mecanismos de frustración» empleados para
encubrir partes de nosotros mismos que no nos gustan y
que rechazamos.
— Mejorar nuestra imagen.
Ideas y aplicaciones de la parábola
— Todos nos parecemos al coco: tesoros ocultos bajo un exterior áspero.
— Desconfiando de su riqueza interior, la gente endurece su
apariencia externa para proteger una pobre imagen de sí
mismos.
— Dios ha hecho a cada uno único, hermoso y precioso. Estamos en un error al hacer que la gente se sienta incompetente atendiendo meramente a las pautas arbitrarias de la sociedad. Los niños no nacen jamás con «complejos de inferioridad», sino que se los imponemos nosotros.
— La opinión de los demás sobre nosotros nos influye más de
lo que creemos.
— No somos «actores» ni «actuamos». Somos más bien «reactores» que «reaccionan».
— Dejamos que nos configuren los demás, la sociedad y las
influencias exteriores.
— Si los demás no creen en nosotros, no creeremos en nosotros mismos.
— El temor a ser rechazados por los demás dirige el rechazo
de nosotros mismos.
— Sólo desde fuera se puede poner en marcha el proceso de
mejorar nuestra imagen. Es preciso que alguien crea en
nosotros para que creamos en nosotros mismos.
— Nuestra «fealdad» es una falsa fachada, que tiene por fin
mantener a los otros a distancia.
— El miedo a que nos hagan daño nos lleva a construir murallas que no son parte de nosotros mismos y que pueden
desmoronarse.
— Si nos rechazamos a nosotros mismos, ¿cómo esperamos
que nos acepten los demás?
— Lo que más nos hiere no es el rechazo de los demás, sino el
miedo a que su rechazo «confirme» nuestra indignidad.
89
— No demos importancia a las observaciones despectivas. Si
la gente nos quiere, estupendo; si no, peor para ellos.
— El mejor presente que podemos hacer a los demás es nuestra «incondicional» aceptación de ellos.
— La confianza, el respeto y la admiración por los demás harán
que superen la pobre imagen que tienen de sí mismos.
— Debemos hablar con cautela sobre los jóvenes, los débiles,
los pobres y los inseguros. Las indiscreciones podrían conducirles a replegarse sobre sí mismos e incluso a odiarse.
Le 8,19-21
Le 15,11-32
Le 18,9-14
Le 19,1-10
Le 23,39-43
Textos del Nuevo Testamento en relación
con las ideas de la parábola
No es fácil encontrar en el Nuevo Testamento textos
que se refieran directamente a los temas de la «imagen
propia» y a los «mecanismos de frustración»; sin embargo,
los evangelios nos muestran cómo trataba Jesús a los pobres e ignorantes. Los aceptaba siempre y mostraba una
confianza inquebrantable en ellos:
Mt 4,18-22 1
Mt 10,1-4 j
Mt 5,21-22
Mt 7,1 -1
Mt 18,1 -4
Me 7,14-23
Me 10,13-16
Me 2,13-14
Me 6,1-4
Me 12,41 -44
Le 2,6-19
Le 7,36-50
90
Jn 1,42-43
Jn 8,1-11
Jn 9,1-41
Jn 21,15-19
La madre y los parientes de Jesús: la única relación que cuenta para él es el corazón leal y
afectuoso.
La parábola del hijo pródigo nos muestra la
bondad de un corazón aparentemente corrompido.
El fariseo y el publicano. ¿Quién es mejor?
En el corazón de un ambicioso recaudador se
encuentra oro.
Confía en un ladrón y cambia su corazón: el
buen ladrón.
Jesús descubre bondad en un corazón cínico:
Natanael.
Con sus demostraciones de interés, Jesús cambia el corazón de la mujer adúltera.
El ciego aprende sabiduría y valor.
Jesús acepta a Pedro después de su negación.
Escoge a sus discípulos de entre los pobres y
los ignorantes.
Condena los insultos, abusos y agravios.
Prohibe que juzguemos a los demás.
¿Quién es el más grande? ¿Dónde se encuentra
el verdadero valor?
Lo que cuenta es el corazón humano, no las
apariencias.
Jesús bendice a los niños, los toma en serio,
resaltando así su imagen.
Llama a Mateo, el recaudador. Cree en él.
Jesús es rechazado en Nazaret. Sus conciudadanos no podían aceptar su valor, porque juzgaban por los factores externos.
Jesús alaba a la pobre viuda. Lee en su corazón.
Los primeros receptores de la buena nueva:
unos pobres y humildes pastores.
Jesús acepta y alaba a la mujer pecadora, cambiando su vida para bien.
91
16. ¿QUÉ PASA, SEÑOR TOILER?
«Bueno, no hay nada que hacer», concluyó, «excepto trabajar aún más hasta que mi almacén esté lleno de nuevo hasta los
topes».
Durante muchos meses más el señor Toiler siguió trabajando aún con mayor ardor que antes, hasta que las puertas del
almacén apenas se pudieron cerrar de nuevo. Después de otra
noche de insomnio, volvió apresuradamente para hacer una
inspección triunfal; pero, con mayor espanto aún que en la
primera ocasión comprobó que faltaba la mitad de las existencias.
EL SEÑOR TOILER era muy trabajador y ambicioso. Orgulloso de su riqueza y de sus posesiones, la ambición que le impulsaba era llenar por fin su almacén hasta arriba. Sólo cuando
estuviera lleno hasta rebosar de sacos de trigo, latas de azúcar,
bidones de aceite, latas y cajas de alimentos se sentiría realmente satisfecho.
Cada día se anima a sí mismo a trabajar aún más:
«Tendré lleno mi almacén pronto sólo con que trabaje duro
y no afloje la marcha».
Por fin, llegó el gran día. Al señor Toiler le fue absolutamente imposible meter nada más en su almacén. Incluso le resultó
difícil cerrar la puerta del local.
Pensando en un retiro bien merecido, no pudo, sin embargo,
dormir en toda la noche, esperando impaciente inspeccionar
de nuevo su almacén por la mañana. Por eso le pareció fácil
levantarse incluso antes de lo habitual, y salió deprisa de su
casa.
Al llegar a la puerta del almacén, metió nervioso la llave en
la cerradura, abriendo al fin la puerta de golpe. Horrorizado, se
encontró con que el almacén estaba medio vacío.
«¿Qué le ha ocurrido a mi almacén?», gimió el señor Toiler.
«¡Los ladrones deben haber entrado durante la noche, robando
la mitad de mis existencias!»
Irritado, comenzó a examinar todo lo que quedaba, comprobándolo con la lista original para descubrir lo que había
desaparecido. Sin embargo, todo parecía estar allí. No pudo
comprobar la desaparición de un solo artículo. ¿Cómo podía
entonces estar medio vacío el almacén si todas las existencias
seguían allí?
92
93
Una vez más contó todo lo que quedaba comparándolo con
la lista original. Cosa extraña; todo parecía intacto y no podía
. sospechar ciertamente de los ladrones.
No quedaba más que hacer que trabajar todavía más y el
señor Toiler consiguió por tercera vez llenar su almacén. Mas
por tercera vez lo encontró de nuevo a la mañana siguiente
lleno sólo a medias. El señor Toiler estaba lejos de caer en la
cuenta de que sus riquezas no disminuían, sino que su almacén
se ampliaba, dejando siempre espacio para un mayor suministro.
Sugerencias generales
— Este mito utópico es alimentado constantemente con eslóganes como «producir más», «consumir más», «vivir la vida
a tope», «no resignarse jamás».
— Cuando la «carrera de la competencia» se convierte en lucha
por sobrevivir, son inevitables la frustración y el desencanto.
— Hay que sustituir el afán incesante de alimentar el monstruo
insaciable de la producción con la satisfacción de llevar una
vida más humana.
— ¿La verdadera finalidad de la vida es «tener» o «ser», «poseer» o «disfrutar»?
— Cuando saboreamos las cosas buenas de la vida con la ambición del avaro, se convierten en nuestros labios en frutos
del mar Muerto.
Mensajes de la parábola
— Necesidad de guardarse de un falso sistema de valores.
— Futilidad de la jactanciosa ambición de adquirir posesiones
materiales siempre mayores.
— Peligros de la preocupación exclusiva por la prosperidad
material, de la opresión del consumismo y la ilusión de que
el progreso debe ser inevitable.
— Ventajas de una vida de moderación; estar contento con lo
que se tiene en lugar de suspirar por más.
Textos de la Biblia en relación
con las ideas de la parábola
Prov 28,6-11
Prov 30,8-9
Qo 2,8-11 i
Qo 4,7-8 |
Qo 5,12-15 >
Mt 5,1 -11
Mt 6,11
Ideas y aplicaciones de la parábola
Mt 6,19-21
— El problema del señor Toiler no eran sus bienes, pues tenía
suficientes para llevar una vida de placer, sino que el almacén creciera en proporción con su contenido.
— El almacén representa el corazón humano, depósito de los
deseos. Cuanto más tenemos, más queremos; la ambición
crece en proporción de la riqueza y no se satisface nunca.
— El señor Toiler simboliza la obsesión moderna de adquirir
cada vez más bienes y de conseguir la mayor satisfacción
posible de la vida.
— Vana esperanza de alcanzar un día el colmo de la felicidad
y completa satisfacción adquiriendo riquezas que superen
los sueños de la avaricia.
94
Mt 6,24-34
Mt 26,14-16
Me 10,17-27
Me 10,28-31
Le 6,20-27
Le 12,13-21
Le 16,14-15
Le 16J.9-31
«Más vale el pobre contento que el rico...»
«No me des ni pobreza ni riqueza».
«Vanidad
de vanidades.
Todo es vanidad».
Las bienaventuranzas: «Bienaventurados los pobres de espíritu...»
Danos «nuestro pan de cada día». Esto es suficiente.
Las riquezas del cielo: las verdaderas riquezas,
que ni se las roba ni se enmohecen.
Dios y las posesiones: la verdad es la providencia de Dios.
Judas traiciona a Jesús.
El joven rico.
Consigue el ciento por ciento de «tus riquezas».
Dónde están la verdadera felicidad y la pena.
El rico necio llenó sus graneros, pero no disfrutó nunca de ello.
Los maestros de la ley se burlaban de Jesús
porque no ambicionaba el dinero.
El rico epulón y Lázaro.
95
Jn 12,4-6
ITim 6,6-10
ITim 6,17-19
Sant 1,9-11
Sant 5,1-3
Ap 3,17-19
Judas ambiciona el dinero.
«Nada hemos traído a este mundo. El amor al
dinero es la raíz de todos los males».
«A los ricos de este mundo recomiéndales que
no sean orgullosos».
Pobreza y riquezas.
Aviso a los ricos.
Dices: «soy rico...»
17. NO TENDRÁS OTROS DIOSES
FUERA DE MÍ
EN NUESTRA época científica no es raro encontrar una familia
que dé culto a la «ciencia» como su dios principal. La familia
Prestigio era un claro ejemplo de ello.
El señor Prestigio insistía en que sus dos hijos, Norberto y
Támara, se doctoraran. La señora Prestigio estaba de acuerdo,
creyendo que sólo haciéndose médicos o ingenieros podían
esperar hoy los muchachos disfrutar de un elevado nivel de
vida.
Puede suponer la sorpresa de sus padres cuando Norberto
pidió como regalo de cumpleaños una guitarra:
«Me gusta la música y mis profesores dicen que debería
intentar desarrollar mis talentos naturales».
«¿Una guitarra?», exclamó desconcertado el señor Prestigio.
«No tendrás tal cosa. Recuerda que estás en el último año del
colegio y has de trabajar duro en los exámenes a fin de sacar
nota para medicina. No puedes permitirte distracciones como
la guitarra o cualquier otro tipo de instrumento musical».
Sacrificadas las dotes musicales de Norberto en el altar de
la «ciencia», la afición de Támara por la literatura iba a correr
igual suerte:
«Quisiera ser escritora, y mi profesor de inglés me dice que
debo licenciarme en filosofía y letras, tomando el inglés como
principal asignatura. Necesito matricularme en inglés el próximo año».
«¡Cómo! ¿Inglés? De ningún modo. Sigue concentrándote en
matemáticas y^^ncias. No hemos gastado tanto dinero sólo
para verlo despeWwiado en cursos de literatura».
Aunque ambos muchachos siguieron en los años siguientes
97
96
!M
pidiendo a sus padres otros varios favores —afiliarse a un club
de criquet, matricularse en clases de arte, asistir a clubes juveniles, tomar lecciones de danza—, los señores Prestigio rechazaron firmemente todas las peticiones. Especialmente se condenó cualquier forma de voluntariado, y ni Norberto ni Támara
pudieron alimentar la esperanza de dedicar algún tiempo a la
cruz roja, caritas, etc.
«Las escuelas y universidades no están para saciar el hambre o para ayudar a arruinados. Concentraos en vuestros estudios. Para eso nos hemos sacrificado; por tanto, demostrad por
una vez un poco de gratitud aprobando todos los exámenes».
inhumanos, estúpidos y sin alegría; pero los señores Prestigio
estaban orgullosos de sus dos hijos, a los que habían ofrecido
un brillante futuro, asegurándoles un alto nivel de vida.
Sugerencias generales
Mensajes de la parábola
— Valores discutibles por los que administramos nuestros
hogares, instituciones, escuelas, colegios y hasta nuestras
iglesias.
— Hay que animar a la juventud a tomar sus propias decisiones y a seguir su conciencia.
— Manipulación de nuestra sociedad: al escoger su vocación o
cambiar el rumbo de su vida, se fuerza a la gente constantemente a introducirse en nuestros lechos de Procrusto,
aceptando ideologías, tradiciones, intereses de grupo o manteniendo el status quo. Un oculto imperialismo les fuerza a
hacer lo que otros desean.
— Las satisfacciones materiales se concentran en el fácil acceso a la riqueza y al poder. En lugar de hacer la vida más
humana y satisfactoria, en realidad la empobrecen, matando lo mejor que hay en nosotros.
— La verdadera alegría y satisfacción vienen de usar los talentos dados por Dios, no de suprimirlos en atención a las estructuras heredadas y a los intereses creados.
Ideas y aplicaciones de la parábola
Desde luego, aprobaron todos los exámenes. La vida social,
las amistades personales, el amor, el talento artístico, todo fue
neciamente sacrificado; pero al fin Norberto y Támara consiguieron graduarse. Norberto fue ingeniero aeronáutico y Támara neuróloga.
Un brillante futuro les esperaba ahora, y en realidad las
desventajas eran muy pocas: ambos jóvenes se habían vuelto
personajes sin alma, sin amigos y egoístas. Eran autómatas
98
— Como muchos otros padres que se atienen servilmente a los
valores sociales prevalecientes, los señores Prestigio trituraron todo lo que había de mejor en sus hijos.
— Sus valores mundanos personales: dinero, prestigio, posición, éxito, los compendiaban erróneamente en lo que llamaban ellos un «elevado nivel de vida».
— Lavaron el cerebro de sus hijos obligándoles a aceptar y
vivir de acuerdo con esos valores.
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— El dinero y el prestigio no valían para sus hijos tanto como
la amistad, el interés social, el arte, la música, la literatura y
el amor a los pobres. La índole sencilla y natural de Norberto y Támara así se lo decía.
— Al ajustarse a los deseos de sus padres, arruinaron su vida.
Realizaron todo lo que sus padres querían de ellos, pero no
lograron la felicidad ni la sensación de realizarse.
— Nosotros, en cuanto profesores, pastores o padres, ¿no arruinamos la vida de quienes nos están confiados?
— Debemos enseñarles a rechazar los valores hedonistas y
materialistas.
— Ningún padre, profesor o clérigo tiene derecho a imponer
su punto de vista a las personas que tienen a su cargo.
— Los chicos no conseguirán la felicidad y satisfacción si sofocamos lo mejor que hay en ellos o les forzamos a atenerse
a un determinado molde social y si ahogamos cualquier
posible disenso.
— Experimentarán una inmensa satisfacción si les dejamos
libres para que sean y lleguen a conseguir aquello para lo
que están mejor dotados de acuerdo con sus convicciones
propias.
— Un elevado «nivel de vida» es realmente un empobrecimiento de la vida, y no es igual que una alta «calidad de vida»,
que encumbra la existencia. Cuando Norberto y Támara se
aseguraron un elevado «nivel de vida», la fetidez de la corrupción había comenzado ya a viciar su «calidad de vida».
— La ciencia, o mejor el cienticismo, se ha convertido en un
poderoso ídolo, en cuyo altar se han sacrificado niños. Esto
es generado, y genera a su vez los molocs del prestigio, la
posición y el dinero, que devoran el alma.
— Un sistema educativo imbuido de estos falsos valores llevará
a los alumnos a la frustración personal y al fracaso moral.
— Las escuelas y colegios en los que vige ese sistema no «forman», sino que sólo «informan». No «educan» para la vida,
sino que sólo «entrenan» para vivir. El resultado de las escuelas y colegios debería ser una juventud plenamente humanizada, preparada para el serio negocio de la vida. Con
demasiada frecuencia se les ha enseñado a ser ambiciosos
y capaces únicamente de satisfacer las demandas de una
sociedad competitiva.
— El programa de un colegio puede que enseñe un conjunto
100
de valores que incluyen el amor, la cooperación, el interés
social, el patriotismo, el humanitarismo, la honradez y la
integridad. Sin embargo, en la vida real practicamos exactamente lo contrario: competitividad, egoísmo, individualismo,
prestigio, posición, dinero.
— Hay un secreto «orden del día» en todo lo que hacemos y
enseñamos. Debemos recordar que los «valores se captan,
no se enseñan». Los estudiantes captan los valores que practicamos, no aprenden los valores que enseñamos.
Textos de la Biblia en relación
con las ideas de la parábola
La idolatría atribuye prerrogativas a algo que no es Dios:
• Buscar en ello un «significado absoluto».
• Hacer de ello el ser pleno y el fin último.
• Sacrificarle todo lo que tenemos y todo lo que somos.
Textos del Antiguo Testamento sobre el dinero
y el culto a los ídolos
Lev 26,1
Sab 12,23-25
Sab 14,12-31
Sal 113,4-8
Is 46,6-9
«Yo soy el Señor, tu Dios...»
«Los atormentaste... porque andaban extraviados...»
La locura del culto a los ídolos.
Los ídolos son plata y oro.
Despilfarran su oro para hacer un dios.
Textos del Nuevo Testamento
sobre el prestigio y el dinero
Mt 5,1-11
Mt 6,19-21
Mt 6,19-21
Mt 13,53-58
Las bienaventuranzas: los valores de Cristo.
No podéis servir a dos señores: Dios y el dinero.
Las riquezas del cielo.
Jesús fue rechazado en Nazaret por ser el hijo
de un carpintero, no por ser hijo de un médico
o un ingeniero.
101
Mt 23,1-2
Mt 25,31 -46
Me 9,32-37
Me 10,17-31
Me 10,35-45
Le 4,1-13
Le 12,13-21
Le 14,7-14
Le 22,24-27
ITim 6,6-10
Sant 1,9-11
Sant 5,1-6
102
Jesús condena a los maestros de la ley, que
codiciaban títulos, prestigio y posición.
La verdadera grandeza delante de Dios se mide
por lo que amamos, no por lo que poseemos.
¿Quién es el más grande?
El joven rico perdió la verdadera dicha por su
riqueza.
Petición de Santiago y Juan: deseaban poder e
influencia, pero se les prometió sufrimientos.
Jesús venció la tentación de hacerse rico y poderoso.
El rico necio: el valor de un hombre no depende
de lo que posee.
Los primeros puestos en el banquete de bodas.
Los primeros serán los últimos y los últimos los
primeros.
Discusión sobre la grandeza y el prestigio.
El amor al dinero es la fuente de toda clase
de mal.
Pobreza y riqueza.
Amonestación a los ricos.
18. MARGARITA
MARGARITA era una profesora joven, entusiasta y muy popular. Sus alumnos la querían y los padres de ellos la tenían en
gran estima. Era querida y respetada por sus colegas, admirada por sus superiores y por los administradores del colegio.
Le gustaba estar con los niños, charlar con ellos y tomar parte en sus juegos durante las horas del recreo. Todo el
mundo, incluyendo a los alumnos, la llamaban por su nombre
de pila.
Al jubilarse la directora, muchos de los directivos, administradores y padres pidieron a Margarita que se presentara a la
vacante. En realidad, nunca había entrado en sus cálculos ser
directora, pero al fin la persuadieron a que presentara la solicitud. Después de ser seleccionada y entrevistada, fue nombrada
directora en su momento.
Las felicitaciones que siguieron hicieron a Margarita muy
feliz en su nuevo puesto, pero se preguntaba también si, aislada
en cierto momento en su despacho, no perdería el estrecho
contacto con los niños, a los que veía todos los días en clase.
Pronto, sin embargo, los niños se sintieron felices de poder
demostrarle la misma amistad, y durante el recreo había siempre un montón entrando por su puerta. Les encantaba visitarla
en su despacho para charlar con ella e invitarla a participar en
sus juegos. Pero todos la llamaban simplemente «Margarita».
Con frecuencia los niños llegaban tarde a clase después del
recreo debido a la aglomeración que se juntaba en el despacho
de la directora. Esto la preocupaba, y decidió adoptar una actitud más estricta. En adelante los alumnos debían hacer cola
ante su puerta, y no entrar todos de golpe. También les dijo que
la llamaran «directora», en vez del tratamiento demasiado familiar de «Margarita».
103
Lamentablemente, nadie parecía prestar atención al letrero
ni molestarse en dirigirse a la directora por ningún nombre. El
letrero era tan grande, que los niños no veían por encima de él.
Cualquier niño que entraba en la habitación de Margarita creía
sinceramente que no había nadie y volvía a salir inmediatamente.
Algunos de los más fieles volvieron en unas pocas ocasiones, pero al final se cansaron de encontrar la habitación aparentemente vacía. En consecuencia, Margarita se quedó allí
sola, respetada al fin por todos, pero sin amigos, triste, solitaria
y olvidada.
Sugerencias generales
Mensajes de la parábola
Aunque comenzaron a formarse colas más ordenadas, nadie parecía hacer caso de la petición de Margarita sobre darle
el tratamiento de directora. Todos seguían llamándola por su
nombre de pila. Esto comenzó a molestarla.
Decidió mandar imprimir un letrero grande con la palabra
DIRECTORA impresa en forma llamativa, y lo colocó delante
de ella en la mesa. Sin embargo, los adultos y los niños insistían
en llamarla «Margarita».
Aunque eran menos los niños que requerían su atención
durante las horas del recreo, iba en aumento su disgusto por la
forma familiar de tratarla. Por eso hizo imprimir un letrero mucho mayor, de forma que nadie pudiera evitar ver la
palabra
DIRECTORA
Lo colocó inmediatamente delante de ella, mostrándolo e insistiendo en que se le debía llamar directora.
104
— Concepto, fin y función de la obediencia y la autoridad.
— Hay que ejercer la autoridad de acuerdo con la dignidad
humana, tanto del que está revestido de ella como de cualquiera que esté sujeto a la misma.
— Distinción entre autoridad de servicio y autoridad de poder.
— Distinción entre autoridad personal y autoridad formal.
— Obstrucciones psicológicas que impiden el debido funcionamiento de la autoridad.
Ideas y aplicaciones de la parábola
— Como profesora ordinaria, Margarita era popular, influyente, muy querida y disfrutaba de toda la autoridad que tenía.
— Como directora, perdió la autoridad de que gozaba como
profesora, y con ello perdió la relación que mantenía con
todos en la escuela.
— Margarita dejó de ser ella misma, la persona bondadosa y
amable que era, y comenzó a ocultarse detrás de su rol de
directora.
— Existen dos clases de autoridad: formal y personal. Margarita disfrutaba al principio de autoridad personal y era amada, obedecida, respetada y se confiaba en ella.
105
Como directora, adquirió una autoridad formal, que poco a
poco se impuso a su autoridad personal. Dejó de ser objeto
de amor, convirtiéndose en cambio en objeto de temor reverencial.
Ambas clases de autoridad son necesarias en un buen jefe.
La autoridad personal se gana, no es una creación de la ley,
como sucede con la autoridad formal.
Jesús nunca poseyó autoridad formal entre los jefes judíos.
Por eso los fariseos y los maestros de la ley le preguntaban:
«¿Con qué autoridad haces estas cosas?» Sin embargo, Jesús
gozaba de gran autoridad personal y hablaba como quien
tiene autoridad.
A los fariseos sólo les preocupaba la autoridad formal. En el
plano de la autoridad, Cristo era personalista; los fariseos,
legalistas.
La autoridad formal divide a las personas en superiores e
inferiores, y tiende a convertir a los superiores en tiranos y
a los inferiores en esclavos.
La autoridad hace de los subditos amigos, cooperadores y
compañeros. Los que están revestidos de autoridad se convierten en padres, ayuda, guías y animadores.
La autoridad formal hace pesada, humillante, gravosa y repugnante a la obediencia. La autoridad personal la hace
agradable, enriquecedora y liberadora.
La autoridad formal aisla. Los de a pie se sienten segregados e indeseados, separados de la élite.
La autoridad personal hace que autoridades y subditos se
sientan todos comprendidos, aceptados y queridos.
La autoridad personal construye espíritu de comunidad.
La autoridad formal agrupa a la gente mediante lazos legales, convencionales y artificiales, uniendo a extraños entre
sí mediante conveniencias, no por solidaridad.
El sentido de la autoridad es ayudar, guiar y orientar a la
comunidad hacia un compañerismo amable, de cooperación y responsable.
La autoridad no debe oprimir a las personas, explotarlas o
suprimir la libertad individual, forzando a la sumisión, la
docilidad o la pasividad por una especie de colonialismo
social o cultural.
Los superiores no deberían tanto satisfacer sus propias necesidades y aspiraciones cuanto las de sus subordinados.
106
— Las personas constituidas en autoridad han recibido el cometido y el encargo de servir a la comunidad. No se trata de
un privilegio, sino de una carga obligatoria impuesta en
interés de la sociedad.
— La autoridad dimana de nuestra naturaleza social. En cuanto necesidad, es desagradable, un «mal necesario». Siempre
habrá necesidad de regular y coordinar los niveles de la
existencia en la sociedad; pero esto cercena la libertad personal, que es el más precioso de los derechos innatos.
— Delante de Dios, realmente no hay ni superiores ni inferiores. Aunque metafísicamente todos somos iguales, sin embargo el mundo de las relaciones humanas asigna diversas
funciones de acuerdo con las necesidades del bien común.
— Los superiores no deberían ser demasiado conscientes de
su autoridad formal, ni llamar la atención explícitamente
sobre ella cuando tienen ocasión de usarla.
— Al ejercicio de la verdadera autoridad no deberían acompañarle honores, fama, dinero, beneficios, privilegios, protocolo y preferencias. Si los que están revestidos de autoridad
solicitan estas cosas, pierden su credibilidad ante cuantos
tienen derecho al amor y protección de su parte. Su autoridad personal se pierde entonces, siendo reemplazada por la
autoridad formal y por todo lo que acarrea: fuerza, represión, sanciones, castigos, amonestaciones...
— Los superiores han de ser queridos, no temidos.
— Una cosa es la obediencia, y otra muy distinta la esclavitud.
— La obediencia debe dignificar, no degradar.
— La expresión «crisis de obediencia» es realmente una «crisis
de autoridad». Si la autoridad se concibe rectamente y se
ejerce debidamente, la obediencia perderá su postura crítica.
— Autoridad y obediencia se complementan entre sí. El problema no está si en la una ni en la otra, sino más bien en la
relación recíproca entre ambas.
Textos del Nuevo Testamento en relación
con las ideas de la parábola
Mt 2,16-18
La muerte de niños inocentes. Abuso de autoridad.
107
Mt 7,28-29
Mt 13,53-58
Mt 18,1-5
Mt 20,20-28
Mt 23,1 -12
Mt 23,13-28
Mt 11,27-33
Le 3,1-20
Le 14,7-11
Le 22,24-27
Jn 13,1-17
Jn 19,8-11
108
Jesús enseñaba con «autoridad».
Jesús, rechazado por sus paisanos de Nazaret.
No tenía autoridad formal.
¿Quién es el más grande?
Petición de una madre. La verdadera grandeza
y autoridad.
Amonestación contra los que ambicionan autoridad formal y títulos.
Jesús condena la hipocresía de los que están
revestidos de autoridad.
¿Con qué autoridad?
Autoridad personal de Juan Bautista.
Los primeros puestos en la mesa del banquete.
Discusión sobre la grandeza.
Lavatorio de los pies.
Jesús y Pilato. «Yo tengo poder...» (Abuso de
autoridad).
19. ESCUCHAR A LOS GALGOS
ACABABA de terminar la carrera. Con la lengua fuera y echando espumarajos por la boca, jadeantes, su pelo bañado en sudor, los galgos volvían exhaustos al trote a sus casetas.
Una vez más habían hecho cuanto estaba en sus manos
para apresar aquella furtiva liebre, sin que ninguno lo lograra:
«Tenemos que seguir intentándolo con más fuerza la próxima vez», aseguró Princesa de Plata, un animal fino, gris claro
que casi parecía blanco, la única hembra de la carrera.
«Tienes razón en lo que dices, querida», observó Daniel, uno
de los perros más viejos, mientras palpitaban sus oscuros flancos bajo el esfuerzo. «Cada vez lo intentamos con todas las
fuerzas, pero nunca nos acercamos más a esa maldita liebre».
«Al fin, lo conseguiremos», murmuraron unos cuantos. «La
práctica dará resultado, ya veréis».
Por supuesto, ninguno de ellos caía en la cuenta de que
hablaban de una liebre artificial, impulsada por un motor eléctrico y controlada mecánicamente para mantenerse justamente delante de los galgos perseguidores.
«Cuanto más corremos, más parece correr la dichosa liebre», fue lo más cerca de la verdad que nunca estuvo ninguno
de aquellos pobres perros. Después de cada carrera, su conversación era una mezcla de decepción por el fracaso y de determinación de conseguir al fin atrapar su presa. Todos estaban
seguros de que al fin uno de ellos lo lograría muy pronto.
Escuchando conversaciones tan ingenuas, cualquiera sentiría lástima realmente de aquellos pobres animales, tan sinceros
en su proceder, pero tan crédulos y fáciles de engañar. Sin
embargo, no muy lejos de ellos, sentados en las tribunas, era
posible oír conversaciones semejantes de sus superiores humanos:
©*¡i
109
«Me he afanado como un loco para conseguir ese bonito
contrato la semana pasada. Hubiera supuesto una bonita
suma... Casi lo consigo. Pero se me fue de las manos por un tris.
La próxima vez, sin embargo, andaré más listo, y al final lo
conseguiré».
«Sí; sé muy bien lo que quieres decir», replicó alguien. «Aunque mi trabajo está en otra línea, sé muy bien lo que es la
decepción».
«¿Tú decepcionado?», interrumpió el primero. «¡Pero si eres
un especialista y uno de los mejores cirujanos del país!»
«Puede que lo sea, pero no quiero pasarme toda la vida en
la misma ocupación. No; si trabajo fuerte, me relaciono con las
personas adecuadas y tengo una pizca de suerte, podría llegar
a inspector general de sanidad».
«Yo no he sido elegido por menos de mil votos», intervino un
tercero; «así que sé lo que significa estar decepcionado. He roto
algunos calcetines pateando todo el distrito electoral; pero la
próxima vez me emplearé más a fondo y me concentraré en los
puntos que ganen votos. Estoy seguro de que lo lograré al fin».
«Me alegro de oíros hablar a todos así», añadió una cuarta
voz. «Yo no dejo de decir a los chicos que trabajen duro en la
escuela. No parecen darse cuenta de que el éxito sólo se consigue cuando se esfuerza uno en conseguirlo. Muchas personas
hoy en el mundo no se percatan de que el éxito sólo es cuestión
de esforzarse más en ese poquito».
Nos quedaríamos sorprendidos de lo que hubieran pensado
los pobres galgos si hubieran sido capaces de escuchar lo que
decían algunos de los espectadores.
110
Sugerencias generales
Mensajes de la parábola
— La vida humana es cualitativa y cuantitativa. Para una persona responsable y comprometida, vivir es cuestión de ser,
no de tener.
— Futilidad de un estilo de vida moderno programado para
correr sin parar jamás, para «devenir» sin llegar nunca a
«ser».
— El «éxito», tal como el mundo lo entiende, es algo totalmente
diferente de una «vida con éxito». La filosofía del éxito supone la persecución incesante de la satisfacción de las necesidades materiales a costa de mejorar la calidad de vida.
— Advertencia bíblica de que «la verdadera vida del hombre
no la constituyen las cosas que posee, por muy rico que sea»
(Le 12,15).
— La gente que persigue la riqueza, el poder y el prestigio ha
de aprender a comenzar a vivir y disfrutar de lo que tiene.
Ideas y aplicaciones de la parábola
— Nuestro sistema económico y educativo, las actividades recreativas y hasta nuestras prácticas religiosas están contaminadas por el culto del éxito.
— Nuestra cultura ha identificado éxito con epítetos de mercado: más, más grande, más deprisa, más alto.
— Para triunfar tenemos que tener más, adquirir más, divertirnos más, saber más, trepar más alto, llegar a la cumbre.
— La carrera no tiene meta, hay que acelerar más el paso. Sólo
importa correr.
— El éxito se nos escapará siempre, porque vamos corriendo
detrás de una sombra, un espejismo.
— Condenados al fracaso, a la frustración perpetua, no somos
mejores que los necios galgos que corren tras una liebre
ilusoria.
— Hemos sido condicionados para creer que el éxito significa
riqueza, poder, popularidad, aplauso, posición, ponerse a la
cabeza del montón, dejar atrás a nuestros rivales, eliminar
a nuestros oponentes.
111
— Sin embargo, el verdadero éxito estriba en la satisfacción, la
aceptación, la disponibilidad, la confianza, la paz, la alegría
y la esperanza en un futuro definitivo.
— Nuestra idea del éxito nos imposibilita alcanzarlo.
— Sólo una persona puede llegar a la cima, sólo uno puede
tener éxito. Pero esto será sólo en una de las áreas de la
vida, no necesariamente en todas. Un hombre de negocios
de un éxito enorme puede fracasar en ciertos campos del
conocimientos o carecer de dotes de mando. Por eso también él se sentirá frustrado.
— Muchos mueren sin haber vivido. Su vida entera ha sido un
lento vivir la muerte si se niega a dejar de acumular. Debemos disfrutar de lo que tenemos, absteniéndonos de poseer
y comenzando a ser.
— El éxito no depende de intentarlo cada vez más, de quemarnos los nervios para labrarnos una posición mejor en la
vida, pero destruyendo así la paz y eliminando el verdadero
éxito de la vida.
— Los seres humanos no están hechos meramente para trabajar, para desarrollar una actividad brutal y febril sin fin. Al
contrario, el trabajo y la actividad están a nuestra disposición, son para satisfacción nuestra.
— Durante muchos años se ha sacrificado todo al «moloc del
éxito»; pero ha llegado la hora de adorar al verdadero Dios
de la paz, la serenidad, el sosiego, la fruición y el gozo.
— Hemos de aspirar no a tener más, sino a vivir más; no a
adquirir más, sino a disfrutar mejor.
Me 10,17-27
Me 10,28-31
Me 10,35-45
Me 12,38-40
Le 4,1 -13
Le 11,43
Le 12,13-21
Le 14,7-11
Le 15,1-3
Jn 13,1-17
Sant 4,1-6
Sant 5,1 -3
El joven rico: no era libre, sino esclavo de sus
riquezas.
Cómo conseguir el ciento por ciento.
Santiago y Juan querían ser más que los otros
discípulos.
Jesús previene a sus oyentes contra los maestros de la ley, que pretendían ser considerados
mejores que nadie.
Jesús es tentado por el diablo a poseer placeres,
riquezas y poder.
Amenazas contra los fariseos. Querían tener
los mejores puestos y honores.
El rico necio.
«Los primeros serán los últimos, y los últimos
los primeros».
Los fariseos critican a Jesús porque come con
pecadores y degenerados. Sin embargo, aquellas personas eran más rectas.
Lavatorio de los pies. La verdadera grandeza.
El mayor éxito.
Amistad con el mundo.
Avisos contra los ricos.
Textos del Nuevo Testamento en relación
con las ideas de la parábola
Mt 5,1-11
Mt 6,19-21
Mt 6,24-34
Mt 23,1-12
Me 9,33-37
112
Las bienaventuranzas: la verdadera satisfacción y gozo.
Las riquezas del cielo: tender a ellas.
Dios y las posesiones. No inquietarse indebidamente.
No aspirar a ser superiores a los demás. No
pedir títulos:maestro, padre, líder.
¿Quién es el más grande en el reino de los
cielos?
113
20. UN ASUNTO DE MONOS
EL SEÑOR ROBINSON llegó a casa cansado y fatigado, llevando un gran mono cómodamente sentado en sus hombros. La
señora Robinson se sintió muy preocupada al ver a su marido
en semejante estado:
«¿Qué pasa, querido?», le preguntó afectuosamente. «¿Por
qué tienes ese aspecto tan cansado y deprimido?»
«A decir verdad», repuso él, «tu madre tiene tanta culpa
como cualquiera. Apenas pedí verla, prorrumpió en denuestos
contra mí sin parar. Ella y el resto de la familia. Santiago y
Dora son por el estilo. Siempre están encima de mí. Dicen que
no deberías haberte casado nunca conmigo. Tu madre decía
que ella y tu padre sospechaban lo que iba a suceder...»
«Tonterías querido», le interrumpió su esposa, tranquilizándole. «Tú eres el mejor de los maridos del mundo. No les
hagas caso. Yo les diré unas palabras la próxima vez que vaya
a verlos. Lo arreglaré todo, no te preocupes. Ahora siéntate
aquí y serénate. Ea, deja que te quite ese enorme mono de tus
hombros».
Inmediatamente le quitó el mono y lo colocó sobre sus propios hombros. Ello hizo que el señor Robinson se sintiera muy
aliviado. Serenado y de nuevo feliz, decidió ir a ver a algunos
amigos al club de bolos y marchar con ellos a un pub.
Al poco rato, llegó del colegio el joven Frank. Traía un pequeño mono posado en sus hombros.
«Querido», exclamó su madre con ansiedad, «¿qué ha ocurrido en la escuela hoy?»
«Estoy harto, mamá. La profesora me ha reñido por algo
que no he hecho. Dijo que era un descarado y marrullero y que
daba mal ejemplo a toda la clase».
114
«¡Cómo se ha atrevido a decirte cosas así! Déjamela de mi
cuenta. Iré a verla mañana por la mañana a primera hora.
Olvídala de momento. Sal a jugar con tus amigos, y yo te llamaré cuando esté listo el té».
Apenas la señora Robinson le había quitado el pequeño
mono de los hombros, Frank olvidó inmediatamente lo ocurrido en la escuela y se fue contento a jugar.
Poco después llegó Ángela a casa. Había estado en la fiesta
de cumpleaños de una amiga, pero ciertamente su aspecto no
era el de haberlo pasado bien. También ella traía un pequeño
mono sobre sus hombros, y su madre sospechó que había estado llorando:
«¿Qué te ocurre, querida? ¿No fue bonita la fiesta?»
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«Ha sido horrible, mamá. Algunas chicas me han insultado.
Dijeron que era una afeminada y una niña mimada. ¡Las odio!»
«No hagas caso, querida. Dime quiénes fueron esas antipáticas y yo informaré a sus padres exactamente de lo ocurrido.
115
Ahora cambíate y vete a jugar. Yo te daré una voz tan pronto
como esté preparado el té. Ea, deja que te quite ese mono de
tus hombros».
Así era la señora Robinson. Una mujer muy amable y muy
querida; tenía numerosas amistades, que a menudo iban a verla durante el día. Ella escuchaba afectuosamente sus problemas y se mostraba preocupada al ver monos sobre sus hombros. Las amigas se iban luego con una gran sensación de alivio
por haber encontrado quien las escuchara con simpatía y un
lugar en el que podían dejar tranquilamente sus monos.
No obstante, según pasaban los días, la señora Robinson
comenzó a sentirse también cansada. Evidentemente, no era la
que solía ser y parecía preocupada por algo. Perdió el gusto por
la vida y parecía incapaz de hacer frente a sus deberes de
esposa y madre. Con frecuencia ahora se lamentaba y gruñía
de una manera muy extraña, comenzando a preocupar a la
familia y a las amistades.
Un día, una buena amiga la tomó aparte y le habló sin
rodeos:
«Escucha, Sandra; vengo dándome cuenta últimamente de
lo deprimida que pareces estar. Evidentemente, sabes de qué
se trata, ¿verdad?»
«Bueno, en realidad no estoy segura, Gladys. Verdaderamente, no me he sentido nunca como ahora. Supongo que
estoy algo cansada. Me siento abrumada últimamente, ya sabes».
«Ciertamente lo estás. El verdadero problema son todos
esos monos que tienes posados encima de tus hombros. Y tú
eres la única que puede hacer algo al respecto. El remedio está
en tus manos. Manda a paseo a esos monos. No son tuyos; ¿por
qué has de llevarlos encima? Deshazte de ellos».
«¿Lo crees así?», dijo pensativa la señora Robinson. «Sí, supongo que debo dejarlos. Después de todo, tienes razón. Realmente no me pertenecen; me parece, pues, que voy a dejarlos
y que vuelvan a subirse a los hombros de las personas a las que
realmente pertenecen».
En cuestión de días, la señora Robinson volvió a ser ella
misma. Los monos habían vuelto a quienes pertenecían y ella
sintió nuevas energías. Entonces se encontró de nuevo deseosa
y capaz de ayudar a su familia y a sus amistades.
116
Sugerencias generales
Mensajes de la parábola
— El modo más eficaz de ayudar a los demás.
— Diferencia entre ayuda genuina y operación de rescate.
— Responder a las siguientes preguntas:
• En nuestra manera de ayudar a los otros, ¿somos «ayudadores» o «rescatadores»?
• Por qué a veces experimentamos resentimiento hacia los
que intentamos ayudar?
• ¿Por qué nos sentimos enojados e irritados con los que
nos quieren?
• ¿A quién intentamos realmente ayudar, a los otros o a
nosotros mismos? ¿Cuál es el motivo que se oculta detrás
de la ayuda a nuestros familiares?
• ¿Somos manipuladores en el modo como intentamos
«rescatar» a otros?
• ¿Evitamos conflictos y enfrentamientos para sacar a
otros —o muy probablemente a nosotros mismos— de
esas situaciones penosas?
• Al ayudar a los familiares, ¿hacemos que los demás dependan de nosotros o les concedemos libertad absoluta?
Ideas y aplicaciones de la parábola
— La señora Robinson no era una genuina «ayudadora», sino
«rescatadora». Tomaba sobre sí los problemas de todos,
pero sin ayudarles a ayudarse a sí mismos.
— Mantenía a los demás dependiendo, sin darles oportunidad
de desarrollarse y aceptar la responsabilidad de su vida.
— Al final, se sintió aplastada, «explotada» y «resentida».
— ¿A quién ayudaba: a los otros o a sí misma (favoreciendo su
imagen personal)?
— Debería haberse enfrentado con su esposo y sus hijos en
lugar de salvarlos y tomar sobre sí sus problemas.
— La amiga de la señora Robinson, Gladys, era una genuina
ayudadora. Se enfrentó a ella y le ayudó a hacer frente a su
verdadero problema.
117
— Se da ayuda genuina a las personas:
1) que tienen verdadera necesidad,
2) que no pueden ayudarse a sí mismas,
3) que quieren ser ayudadas.
— Rescatar significa ayudar a personas:
• que no están en verdadera necesidad,
• que no quieren ser ayudadas,
• que desean evitar el sufrimiento de la confrontación no
diciendo o haciendo algo a alguien que podría ayudarles.
— Toda «operación de rescate»:
• impide que las personas se desarrollen,
• engendra resentimiento, cólera o sentimientos negativos
tanto en el «rescatado» como en el que rescata,
• cercena la libertad de las personas,
• fomenta la excesiva dependencia y el infantilismo,
• hincha la imagen propia del que rescata, que se siente así
superior al rescatado,
• implica falta de confianza en la capacidad de los demás
para ayudarse a sí mismos,
• desfigura la propia imagen,
• implica miedo, desconfianza y falta de aplomo en el «rescatado», en el «rescatador» o en ambos.
— Las razones para ser «rescatador» son múltiples: solicitud
excesiva, posesión, falsa compasión por los demás, miedo a
perder a los seres que amamos, desconfianza de los otros,
complejos de superioridad, tendencias perfeccionistas, manipulación, paternalismo o maternalismo, proteccionismo,
desestima de los otros, necesidad de realzar la imagen propia, autoritarismo, incapacidad para decir no, miedo a la
confrontación, sentido exagerado de responsabilidad, propensión a ser mirado como una «persona simpática», fijación compulsiva de ayudar...
— Los remedios para dejar de ser «rescatador» son: querer a la
gente como es, aceptarla incondicionalmente, respetar la
libertad de las personas, aceptar el conflicto y la confrontación como partes de la vida, dejar que sufra la gente (no
haciéndoles las cosas demasiado fáciles), consentir en que
la gente aprenda equivocándose, expresar honestamente
los propios sentimientos, no forzar nuestras expectativas
respecto a los demás, no ayudar puramente por un sentimiento de deber, no esperar correspondencia de los otros,
118
no censurar a los demás, no crear sentimientos de culpabilidad, ayudar a los otros a ayudarse a sí mismos, estar disponible, pero sin obstaculizar; no hacer que la gente se sienta obligada, rehusar llevar los «monos» de los otros sobre
nuestros hombros.
Textos del Nuevo Testamento en relación
con las ideas de la parábola
En el evangelio vemos que Jesús fue un gran «ayudador», pero nunca un «rescatador». Ayudaba a quienes estaban en verdadera necesidad y deseaban ser ayudados.
Ejemplos:
Mt 8,1 -4
Mt 14,13-21
Mt 15,21-28
Me 3,1-6
Me 5,25-34
Me 8,22-26
Me 9,14-29
Me 10,46-52
Jn 5,1 -18
Jn 8,1 -11
Jn 11,1-14
Jesús limpia a un leproso.
Jesús alimenta a los cinco mil en el desierto.
Lacananea.
El hombre de la mano seca.
La mujer que padecía hemorragias.
El ciego.
El muchacho con espíritu inmundo.
Bartimeo.
Curación en la piscina.
La mujer sorprendida en adulterio.
Lázaro.
Jesús dejaba a la gente libre. Jamás forzó a nadie ni
enseñó a forzar a nadie:
Mt 13,24-30
Mt 21,28-32
Me 6,37-42
Me 15,11-32
Me 19,1 -10
Jn 4,1-42
Me 1,14-201
Me 2,13-141
Me 3,13-19 J
Dejar que crezca la cizaña con el trigo.
Nadie es obligado a trabajar en el campo.
No juzgar.
El padre del hijo pródigo le deja que se vaya
libremente.
Zaqueo: Jesús le invita, no le fuerza.
Jesús invita a la samaritana, no la fuerza.
Jesús
invita
a sus discípulos.
119
21. APUROS DEL SAMARITANO
UN HOMBRE bajaba de Jerusalén a Jericó, cuando unos salteadores le atacaron y le despojaron de sus bienes, dejándolo
medio muerto. Un samaritano presenció el incidente y se sintió
movido a compasión. Levantó a la víctima y la llevó a una
posada cercana.
«Cuida de este hombre», dijo al dueño. «Gasta lo que sea
necesario para su tratamiento, y a mi vuelta te pagaré todo».
Al día siguiente, el mismo samaritano descubrió otra víctima
de los salteadores que yacía al lado del camino. Le llevó también a la posada y le dio las mismas instrucciones al posadero.
La escena se repitió regularmente durante los días siguientes, y cada vez el samaritano realizaba la misma buena acción.
«¡Pero bueno!», gritó enfurecido el posadero; «deja de traer
a esa gente. Esto es una posada para albergar personas, no un
hospital. Si las cosas van a este paso, pronto se arruinará mi
negocio».
Perplejo sobre lo que debía hacer, el samaritano discutió el
problema con tres amigos. Cada uno le dijo un buen consejo.
«Francamente», dijo el primer amigo, «no puedes hacer
nada. No es problema tuyo; por tanto, olvídalo. Es responsabilidad del gobierno».
«No sé que hacer», aventuró el segundo amigo. «Por supuesto, siento pena por las víctimas, y deberíamos hacer algo. Tengo
una idea...»
Este amigo compró la posada, convirtiéndola en un hospital
particular. Después de buscar por los caminos día y noche
víctimas de los ataques, pronto lo llenó completamente y comenzó a tratar con afecto a todos los nuevos pacientes.
Mientras, el tercer amigo adoptaba una postura completamente diferente:
120
«Necesitamos formar una fuerza armada especial para eliminar de raíz a esos salteadores y librar a la región de sus
amenazas».
Así lo hizo exactamente, y se ejecutó en el acto a muchos
salteadores.
Pero las cosas fueron de mal en peor, y el hospital originario
se llenó a rebosar. Algunos propusieron que se abrieran hospitales y clínicas, pero las posibilidades, evidentemente, tenían un
límite.
Los salteadores se fueron organizando mucho mejor y pronto estuvieron en condiciones de burlar cualquier fuerza que se
les opusiera. La violencia no hizo más que engendrar violencia
y los problemas se intensificaron. Un grupo de buenos samaritanos sometió a discusión las consecuencias.
«Tenemos que hacer una valoración racional», insistió el
primer orador. «Hemos obrado con el corazón, no con la cabeza. En lugar de atender con amor a las víctimas y enfrentarnos
a los salteadores con odio, nombremos una comisión de expertos que estudien el problema en todas sus dimensiones. Entonces conoceremos las causas y descubriremos lo que se debe
hacer para rectificar la situación».
121
La comisión se puso efectivamente a deliberar, y al final
llegó a las siguientes conclusiones:
1. La gente que vive entre Jerusalén y Jericó es extremadamente pobre.
2. No tienen medios de supervivencia independientes.
3. Son labradores esclavizados y jornaleros.
4. Cuando faltan las cosechas, se ven privados de todo
medio de subsistir.
5. A falta de un trabajo remunerado, se entregan al
pillaje.
6. La presente situación no existió siempre.
7. Es claro que esta gente era económicamente autosuficiente y pacífica en el pasado.
8. Pero entonces llegaron algunos intrusos a la zona.
9. Esos extraños desposeyeron a los originarios residentes
y, mediante la usura y otras artimañas, los redujeron a
labradores hipotecados y a esclavos.
10. Los extraños son ahora los amos del país y prestamistas, mientras que los habitantes originarios no son más
que esclavos suyos.
Todos los samaritanos quedaron impresionados ante tales
hallazgos. Se percataron de que, en vez de asistir a las víctimas
del pillaje y de atacar a los salteadores, necesitaban solucionar
de raíz las causas de la intranquilidad.
En consecuencia, se invitó a la comisión a deliberar de nuevo. Al final, el presidente informó:
«Amigos, nos ha resultado difícil ponernos de acuerdo sobre
una conclusión. De hecho, hemos llegado a tantas como expertos hay entre nosotros. En consecuencia, invito ahora a cada
uno de los miembros a que os dirijan la palabra por turno».
«Necesitamos intentar convertir a los explotadores, señores
del país y prestamistas», anunció el primer experto. «Necesitamos ir a su encuentro, cambiar sus corazones, hablarles del
amor de Dios. Si logramos convencerles de que los pobres son
sus hermanos, de que todos somos hijos de Dios, pronto compartirán con ellos sus riquezas mal adquiridas».
El segundo miembro sugirió que todas las esperanzas estaban en la juventud: «Los hijos de estos explotadores serán la
sociedad de mañana. Mi consejo es que invirtamos en construir
122
mejores escuelas, en las cuales se les enseñe a compartir sus
bienes y a tomar conciencia de los errores de sus padres. Hay
que estimular el apoyo a las organizaciones caritativas y filantrópicas, a través de las cuales los hijos de los ricos aprendan a
distribuir alimentos, ropa de segunda mano y medicinas gratuitas para los pobres. También pueden disfrutar promoviendo
bailes y fiestas en ayuda de los explotados por sus padres».
«También yo creo en la educación», repuso un tercer miembro; «pero en la educación para todos. Ésta debe incluir a los
hijos de los pobres, que han de tener igualdad de oportunidades
para competir con los ricos. Los pobres han de aprender a
competir a escala social y a asegurarse un empleo importante
y lucrativo en el mundo de mañana. Mi propuesta es que deben
abrir a los pobres al menos el veinte o el treinta por ciento de
las plazas de nuestras escuelas».
«¡A qué hablar tanto de educación!», objetó el cuarto orador.
«No es la cabeza lo que hay que llenar, sino la tripa. Concentraos en dar más alimento al pobre. Si no tuvieran hambre,
pronto dejarían de atacar a la gente. Satisfaced sus necesidades
inmediatas proporcionándoles más alimento, y si es necesario
importando de donde sea las clases de alimentos debidas».
«Estoy enteramente de acuerdo», exclamó el quinto miembro; «pero yo iría más lejos. A mí me preocupa la dignidad
humana y me angustia concebir a los pobres como meros receptores de caridad. Desde luego, alimentadlos y vestidlos; pero
no de forma que se avergüencen personalmente. Se sentirían
mucho más felices si supieran ganarse su alimento y su vestido;
por tanto, establezcamos proyectos de trabajo. Si construyen
carreteras, canales, escuelas y otros edificios públicos, los pobres se sentirán justamente remunerados».
«Dad un pez a un hombre», comenzó a decir el sexto orador,
«y le alimentaréis un día. Enseñadle a pescar, y le alimentaréis
para toda la vida. Estoy seguro de que todos habéis oído este
proverbio. Hemos de estimular a estos pobres a hacer mejor
uso de sus recursos. Hay muchas parcelas baldías, de las que
nadie se ha preocupado. Se las puede sembrar de trigo y cuidarlas. Hay que enseñar a los pobres a hacerlo; y entonces, os
lo aseguro, tanto ellos como nosotros mismos nos sorprenderemos de todo el bien que se puede producir».
«Pero ¿por qué han de regar los pobres las parcelas baldías?», preguntó el séptimo experto. «En el pasado no eran ni
123
pobres ni perturbadores. Sólo la explotación privó a sus antepasados de una vida próspera. Por tanto, mi solución es muy
simple. Devolvedles sus tierras».
El presidente comenzó a mirar muy preocupado. De mala
gana interrumpió al último orador:
«Querido colega, nos hemos reunido para solucionar problemas, no para crear otros nuevos...»
«Señor presidente», continuó el experto, «no es mi intención
exacerbar los problemas presentes. Mi propuesta es que deberíamos ayudar a los pobres no tanto económica como políticamente. En lugar de enseñarles a regar, hemos de formarlos
políticamente, darles la conciencia de sus derechos. Han de
saber que son iguales a los ojos de la ley y equiparables en
libertad y dignidad a cualquier otro ciudadano».
«Gracias», concluyó el presidente. «Gracias por su sugerencia, verdaderamente interesante; pero debiéramos abordar la
cuestión con cautela. Después de todo, esa pobre gente no está
acostumbrada a valerse por sí misma. El gusto del poder fácilmente se le podría subir a la cabeza, y una vez abiertas las
compuertas... En fin, como todos saben, Cristo y todos los grandes santos y pensadores han predicado siempre la caridad a los
ricos y la resignación a los pobres...»
Luego los samaritanos comenzaron a discutir las varias soluciones propuestas. Después de una discusión frecuentemente
acalorada, al fin triunfó su amor a la caridad y a la paz y
votaron unánimemente la solución X.
Sugerencias generales
Mensajes de la parábola
—- Conciencia del problema social.
— Conciencia de las causas reales de la pobreza, el hambre y
la necesidad.
— Valor de los intentos de solucionar los problemas sociales y
en qué grado han fracasado.
— Examinar las soluciones teniendo en cuenta las circunstancias peculiares de nuestra parte del mundo.
124
— Necesidad de despertar al pueblo del letargo y de estimularle a la acción.
— Las soluciones no han de limitarse a los problemas de la
injusticia, la opresión y la explotación en el plano sentimental. Los enfoques científico, pragmático y realista son igualmente necesarios.
— La satisfacción experimentada por contribuir a las causas
de caridad ha de dar paso a la conciencia de que esto a
menudo no es más que una justicia elemental, por no hablar
de caridad.
— Todos formamos parte del problema, porque vivimos dentro
de él; sin nuestra participación activa, el problema no desaparecerá jamás y no podrá mejorar el mundo.
Ideas y aplicaciones de la parábola
— Los acontecimientos ocurridos entre Jerusalén y Jericó son
un símbolo de los acontecimientos actuales a nivel cósmico.
— Las guerras, rapiñas, violencias, homicidios, tráfico de drogas, la explotación y el terrorismo son demasiado terribles
para admitir soluciones fáciles.
— Algunos buenos samaritanos intentan resolver estos problemas, pero sin éxito, pues los problemas parecen multiplicarse y diversificarse.
— Los buenos samaritanos de la parábola abordaron el problema en un nivel emocional, acercándose a las víctimas
con compasión o a los salteadores con odio.
— Un enfoque mejor hubiera sido pasar del sentimiento a los
hechos, reclamando una valoración fría, científica y realista
de la situación.
— Muchas soluciones parecen buenas hasta donde llegan, pero
no llegan lo bastante lejos; ninguna solución simple resolverá problemas tan polifacéticos.
— Cualquier solución ha de basarse en la justicia y el respeto
de la dignidad humana. El séptimo miembro hizo una sugerencia que podría ser el punto de partida de cualquier gobierno en el intento de solucionar el problema social.
— La caridad no basta, si la equiparamos solamente con la
compasión, la piedad y ayudar a la gente que se encuentra
en apuros. La caridad supone la justicia, que exige dar a los
125
demás lo que les es estrictamente debido: sus derechos,
libertad y dignidad.
— Los prejuicios de clase, los intereses sociales, el esnobismo
social, todo eso nos ciega ante las injusticias cometidas con
los demás.
— Temerosos de un cambio radical, nos contentamos con instalar un status quo injusto y opresivo so pretexto de «paz y
orden».
— Nuestro pensamiento está ensombrecido por supuestos erróneos, tales como «el desarrollo es directamente proporcional al crecimiento económico», «para mejorar sólo se precisa un cambio de corazón», «la democracia salvaguarda los
derechos de los pueblos», «el consumismo es la panacea
universal de todos los males del cuerpo político», «el marxismo proporciona la única interpretación científica de la historia».
— Cualquier solución ha de suponer la aceptación de los derechos humanos básicos, la dignidad humana, la libertad y
dignidad, el restablecimiento de los valores humanos negados por la injusticia, la opresión y la explotación.
— Cualquier solución práctica debe reconocer que el corazón
humano es la fuente de lo que ocurre en el mundo y que no
es posible realizar ningún cambio sin cambiar el corazón
de los individuos. Pero el cambio de corazón no basta. Es
sólo el punto de partida hacia la abolición de las estructuras injustas y la construcción de otras más equitativas y
humanas.
Le 1,46-55
Le 3,3-20
Le 4,16-21
Le 10,25-37
Le 12,13-21
Le 12,32-34
Le 16,14-15
Le 16,19-31
Le 19,1-10
Le 20,45-47
He 2,43-47 1
He 4,32-35 J
He 5,1-11
ITim 6,1-10
Sant 1,9-11
Sant 2,1-7
Sant 2,14-22
Sant 5,1-6
1 Jn 3,11 -18
Cántico de Nuestra Señora.
Predicación de Juan Bautista. Contenido social.
Misión de Jesús. Sinagoga de Nazaret.
El buen samaritano.
El rico insensato.
Las riquezas del cielo.
Amor de los fariseos al dinero.
El rico epulón y Lázaro.
La conversión de Zaqueo, el explotador.
Los fariseos que explotan a las viudas.
Todas las cosas
en común.
Ananías y Sáfira. Vivir por amor al dinero.
Falsas enseñanzas sobre las riquezas. La ambición del dinero es la raíz de todos los males.
Pobreza y riqueza.
Aviso contra los prejuicios y los ricos.
Fe en acción.
Amonestación a los ricos.
Amad a vuestros hermanos.
Textos del Nuevo Testamento en relación
con las ideas de la parábola
Mt 5,1 -11
Mt 6,1 -4
Mt 6,24-34
Mt 10,5-10
Mt 23,13-28
Mt 25,31 -46
Mt 26,14-16
Me 10,17-27
126
Las bienaventuranzas: cambio de corazón.
Ayudar a los demás.
Dios y las posesiones.
La misión de los doce: dar gratuitamente...
Jesús condena la hipocresía y la avaricia de los
fariseos.
El juicio final.
El dinero corrompe a Judas.
Nuestro corazón está apegado al dinero.
127-
22. UN MUNDO ARACNOIDE
LAS ARAÑAS llevaban tejiendo sus telas exactamente de la
misma manera desde que se podía recordar. Algunas telas eran
fuertes y otras delgadas, según la fuerza y habilidad de las
respectivas arañas.
Un día, una araña particularmente observadora y reflexiva
comenzó a meditar sobre el proceder de los seres humanos,
una clase de criaturas que las arañas habían considerado por
mucho tiempo como los seres más inteligentes y progresistas.
«¿Por qué los humanos se mejoran constantemente?», pensaba
esta reflexiva araña. «Cada día parecen más ricos y poderosos».
Contemplando un televisor que estaba situado en el rincón
de la habitación, la araña se sintió intrigada al presenciar cómo
un político se dirigía a la nación en los términos más optimistas:
«Querido pueblo, nos hemos embarcado en la senda del
progreso ilimitado. Nuestro partido os ha dado un nivel y estilo
mejores de lo que nunca hubierais podido soñar. Esta prosperidad va a continuar. La pobreza quedará al fin abolida, y con
la acumulación de riqueza de nuestros programas industriales
y agrícolas podréis comprar casas mejores y equiparlas con
todo lo que siempre habéis deseado».
Al día siguiente la araña se sintió igualmente intrigada al ver
en el mismo televisor una entrevista con un político de otro
país. El mensaje era muy similar:
«En nuestro país nos hemos empeñado en apoyar la gloriosa
revolución del proletariado. Esto desterrará toda pobreza y
sufrimiento para siempre y nos pondrá en la senda de un progreso ilimitado. Las fábricas y granjas propiedad del Estado
proporcionarán bienes que todos los ciudadanos podrán compartir».
128
Aunque llena de admiración por ambos políticos, la araña
se sentía, sin embargo, deprimida y bastante avergonzada:
«¡Qué inteligentes y resueltos son los seres humanos! En
cambio, las arañas, ¿qué hacemos para mejorarnos a nosotras
mismas? Porque hasta donde podemos recordar, siempre hemos tejido nuestras telas exactamente de la misma manera.
Somos subdesarrolladas; pero tenemos que intentar reformar
esta actitud torpe y sin imaginación».
La araña convocó una asamblea de otras arañas, exhortándolas a realizar mayores esfuerzos en nombre de una prosperidad creciente y de un ilimitado progreso.
«¡Hermanos y hermanas arañas, camaradas! Estamos retrasadas, carecemos de imaginación y de ambición. No se puede
tolerar por más tiempo esta situación. Fijaos en los seres humanos. Ellos crean un progreso ilimitado en sus opulentos imperios capitalistas y en sus prósperas sociedades proletarias.
Las arañas no podemos quedarnos a la zaga, sino que hemos
de competir con los hombres. Es preciso un esfuerzo mayor».
«Es cierto», convino otra araña entusiasta. «Hemos de mejorar nuestra imagen. No tenemos nada que perder, a no ser
nuestras torpes telas, carentes de interés y del todo anticuadas.
¿Por qué no dar muestras de más imaginación y tejerlas de una
manera creativa y más productiva?»
«Tenéis razón», exclamó entusiasmado otro miembro de la
reunión. «Incluso deberíamos ir más allá. Especialicémonos;
produzcamos más bienes aún, y tengamos la audacia suficiente
para exportar algunos de nuestros productos».
Al final se convino en que se ampliaría la economía de las
arañas, con un mayor volumen de producción a la vez que con
una mayor decisión de consumir más bienes. Como paso inicial,
cada una tejería telas más grandes y mejores, ayudándose mutuamente las arañas mediante la formación de nuevas cooperativas.
Con penosos esfuerzos mentales y físicos, sus nuevas telas
pronto llamaron la atención en todas partes. Desde lo alto de
las montañas el observador que miraba hacia abajo podía ver
en los bosques extensos espacios de telas que colgaban entre
los árboles proyectando sombra. Algunas telas, para extenderse, necesitaban distancias sorprendentemente grandes entre
los árboles; pero la tecnología de las arañas era capaz siempre
de salir triunfante.
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Sin embargo, pronto los líderes de la revolución aracnoide
no estuvieron contentos. Los esfuerzos fueron cada vez mayores, hasta que no sólo se juntaron los árboles, sino que se mancomunaron los recursos entre ciertas cooperativas, pudiendo
pronto ver cómo las telas se extendían de lo alto de una colina
a otra y, finalmente, de la cumbre de una montaña a otra. La
meta siguiente en este camino hacia un progreso sin límites fue
la total cooperación, llegando a tejer una tela que cubriría la
tierra entera.
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Mediante un esfuerzo llevado al límite, pronto las arañas
produjeron las telas más fuertes y más sedosas que jamás hubieran podido imaginar. De hecho, en poco tiempo todos los
espacios libres quedaron llenos. Agotadas, pero orgullosas, las
arañas anticipaban confiadamente este paso final. Sólo un esfuerzo más y su tela gigantesca lo abarcaría todo.
¡Qué triunfo tan grande! ¡Qué orgullosas estaban las arañas
de sí mismas! Pero a la mañana siguiente todas habían muerto
exhaustas y marchitas, cogidas en la tela más grande, más
hermosa y más lujosa que araña alguna jamás hubiera podido
soñar.
130
Sugerencias generales
Mensajes de la parábola
— Mitos predominantes en el mundo actual: «consumismo»,
«omnipotencia de la ciencia», «progreso ilimitado», «sociedad
sin clases».
— La filosofía del consumismo, de producir más, de consumir
más, es una carrera suicida.
— El verdadero peligro no viene del capitalismo ni del comunismo, sino del consumismo. Tanto el Estado capitalista
como el comunista son consumistas.
— La ideología de ambas sociedades, aunque aparentemente
contradictoria, comparte, sin embargo, las mismas aspiraciones de dominio del mundo, explotación económica y colonialismo cultural.
— Corremos peligro de «canibalizar» nuestro planeta por exceso de consumo y explotación de sus recursos naturales.
— La única solución para la paz, la justicia y la equidad del
mundo está en la frugalidad, moderación y justa distribución de las riqueza, la racionalización de la producción y el
adecuado ahorro de los recursos naturales.
Ideas y aplicaciones de la parábola
— Las arañas simbolizan la moderna sociedad de consumo,
basada en valores relativos a las necesidades materiales,
tales como automóviles, vídeos, tratamientos de belleza, etc.
Sin embargo, esas «necesidades» son en realidad meras distracciones y formas de evasión.
— Al canibalizarla, succionando su propia sangre, la misma
superabundancia de nuestra sociedad contiene en sí los gérmenes de la descomposición y la muerte.
— Las telas de las arañas son los símbolos de la posición: «la
buena vida», «un empleo lucrativo», «achantar al vecino»,
«instituciones elitistas», «placeres prefabricados», «evasión
de los viajes», «heroísmo televisado».
— Así como las arañas desean tejer telas cada vez más fuertes
131
y mejores, nosotros intentamos crear el mejor de los mundos posibles; pero nos negamos a admitir que tanto nuestros
recursos como los de la tierra son limitados.
— A medida que las telas eran más fuertes y mejores, los recursos físicos de las arañas disminuían inversamente. Cuanto más cerca estaban de realizar sus sueños, más se acercaban a su propia destrucción.
— Al fin, su pasión devoradora por lograr un progreso ilimitado dejó a las arañas exhaustas, justamente cuando se creían
a punto de conseguir el éxito.
Textos de la Biblia en relación
con las ideas de la parábola
Qo 5,10-20
Si 10,9-11
Si 14,3-6
Si 31,1-8
Mt 5,1 -10
Mt 6,24-34
Mt 13,44-46
Me 10,17-31
Le 6,34-36
Le 12,13-22
Le 12, 33-34
Le 16,19-31
ITim 6,1-10
Sant 2,1-7
Sant 2,14-17
Sant 4,1-6
Sant 5,1 -6
132
Todo el que ama el dinero no tiene jamás bastante.
¿Qué tiene el hombre de lo que pueda estar
orgulloso?
Las posesiones no dan la satisfacción.
El oro es una trampa. Los necios caen en ella.
Las bienaventuranzas.
Ningún hombre puede servir a dos señores.
La parábola del tesoro escondido.
El joven rico.
Dar sin esperar recompensa.
El rico necio.
Las riquezas del cielo.
El rico epulón y Lázaro.
El amor al dinero es la raíz de todos los males.
Avisos contra los prejuicios.
Fe en acción
Amistad con el mundo.
Avisos contra los ricos.
23. LAS VACAS
LAS VACAS pastaban alegremente en los prados. Siempre había allí hierba fresca y agua en abundancia en las charcas
vecinas. De vez en cuando nacía un ternero, que se sumaba
a la población en aumento e incrementaba la prosperidad general.
Una de las vacas dijo confidencialmente a su vecina:
«¿Te has dado cuenta de cuántos nuevos terneros han nacido recientemente? Te lo aseguro, si las cosas siguen a este
ritmo, sin tardar mucho la pradera quedará superpoblada».
«Sí», añadió la otra vaca, que casualmente lo oyó. «Precisamente el otro día decía yo que deberíamos vallar las mejores
partes de la pradera. De esta manera estaremos seguras de que
habrá siempre bastante para nosotras».
Apenas escucharon estas razones unas cuantas vacas, comenzaron a vallar los mejores pastos y charcos para sí mismas.
Seguras como estaban de que siempre tendrían abundancia de
comida y de bebida, tuvieron, sin embargo, que ocuparse de
varias propuestas de las otras vacas que estaban ahora al otro
lado de la valla. Éstas eran, con mucho, mayoría; pero tenían
que contentarse con mirar envidiosamente a sus vecinas más
inteligentes, que se habían posesionado de la tierra con mejores
pastos.
«¿No podéis darnos hierba y agua de la vuestra?», pedía una
de ellas. «Nos morimos de hambre y no podemos alimentar a
nuestros pequeños».
Las vacas ricas convinieron generosamente en ayudar a sus
vecinas pobres, pero sólo a cambio de leche: «Después de todo,
será nuestra hierba y nuestra agua lo que os permitirá producir
esa leche».
133
Evidentemente, las vacas pobres no tenían elección, y asintieron libremente.
Pronto las vacas emprendedoras comenzaron a desarrollar sus tierras y a construir grandes establos. Invitaron a entrar
en ellos a las otras, a las que así podrían vigilar más fácilmente, una vez más a cambio de condiciones de vida más confortables:
«Puede que os parezcan algo duras las condiciones, pero al
menos estaréis resguardadas del mal tiempo y tendréis abundante suministro de alimento y de agua mientras sigáis produciendo leche para nosotras».
Y desde luego produjeron leche. Se la almacenaba en depósitos cada vez más grandes; pero aun así era superior a lo que
se podía comercializar. Por tanto, había que especializar el negocio, pasando a producir ingentes cantidades de nata, mantequilla y queso.
Se emplearon hábiles técnicas de marketing para cambiar
aquellos productos lácteos por otros bienes, e incluso se puso
en marcha un beneficioso comercio de exportación. Pronto
abundaron los artículos de lujo, y las vacas capitalistas comenzaron a obligar a las otras no sólo a producir leche, sino también a trabajar como criados.
Sin embargo, cuando estos criados disponían de tiempo libre para visitar a sus familias, les parecía aún más fuerte el
contraste entre los dos estilos de vida. Las vacas pobres estaban
recluidas en un espacio menor incluso que antes y parecían
tener mucha menos leche para alimentar a sus pequeños.
Con todo, a pesar de las terribles condiciones de vida, las
vacas pobres aceptaron fácilmente seguir trabajando para sus
amos. Después de todo, habían establecido libremente un acuerdo con ellas, y por tanto no había motivo para lamentarse.
Sólo muchos años más tarde algunas de las jóvenes vacas
pobres comenzaron a poner en tela de juicio el sistema:
«¿Por qué hemos de ser nosotras vacas "lecheras", que trabajen para las otras? ¿Es que no procedemos todas de la misma
raza bovina? Tenemos el mismo derecho a un alto nivel de vida
que cualquier otra vaca. Tenemos que reivindicar nuestros derechos y unirnos contra la opresión. ¡Vacas del mundo, unios!
No tenemos más que perder que nuestras ataduras».
Constituyéndose en un nuevo partido revolucionario, estas
jóvenes vacas militantes comenzaron a organizar una serie de
134
huelgas. Al final resultó del todo fácil destronar a los amos
originarios y asumir el control en su lugar.
M
Se proclamó una sociedad de vacas sin clase. Cada miembro
daría según su habilidad y recibiría de acuerdo con sus necesidades. La riqueza se repartiría por igual, teniendo todas las
vacas los mismos derechos, sin distinción de riqueza o de clase.
Lamentablemente, todas estas nuevas esperanzas no se han
satisfecho aún. Han pasado muchos años, durante los cuales a
la mayoría de las vacas se les sigue negando la libertad de
vagar por donde quieran. En lugar de ello, la burocracia dominante de su reformado sistema ha perpetuado las mismas prácticas, con lo que la ingente mayoría son aún vacas «lecheras»,
que siguen viviendo en míseras condiciones y han de trabajar
duro para recibir una pequeña recompensa de hierba y de
agua. Aparentemente lo hacen libremente; pero el paraíso bovino prometido en la tierra está lejos de la realidad.
135
Sugerencias generales
Mensajes de la parábola
— Estudio de los principios básicos del capitalismo y del comunismo.
— Discusión de la legitimidad de la propiedad privada de los
medios de producción.
— Teoría de la plusvalía.
— Mitos de la ideología capitalista.
— Por qué los ricos son cada vez más ricos, mientras que los
pobres son cada vez más pobres.
— Falta de libertad de los obreros en un mercado de «economía libre».
— La ideología marxista y su práctica en los países comunistas
no son la misma cosa.
— Tanto el capitalismo como el comunismo han olvidado a
Dios y nuestra naturaleza humana espiritual. Como resultado, ambos sistemas esclavizan en vez de liberar a los seres
humanos.
— Ambos sistemas han deshumanizado y despersonalizado a
los seres humanos.
Ideas y aplicaciones de la parábola
— Ambos sistemas tratan al ser humano como homo economicus, para el cual la satisfacción de las necesidades materiales constituye la parte más importante de la existencia.
— Sin negar nuestras necesidades materiales, nosotros afirmamos que no son las principales.
— Lo mismo que las necesidades económicas, tenemos también otras, que son de orden intelectual, estético, moral y
espiritual. Si no las satisfacemos, no seremos nunca plenamente humanos ni viviremos a tope.
— El capitalismo se basa en la ambición humana, jugando con
nuestros instintos competitivos de conseguir recompensas
cada vez mayores que nadie y con nuestra creencia en el
mito de que la felicidad seguirá automáticamente al éxito.
— El comunismo se basa en el mito de un paraíso marxista en
136
la tierra, que establece que debemos dar de acuerdo con
nuestra capacidad y recibir según nuestras necesidades.
Ambos sistemas no caen en la cuenta de que es el corazón
humano el que últimamente hace el mundo lo que es y que
ningún sistema puede cambiar el mundo mientras no cambie el corazón del hombre.
Ni el sistema capitalista ni el comunista muestran rastro de
humanidad o respeto hacia la dignidad de las personas humanas.
Los dos sistemas son opresivos porque han descartado el
alma humana.
Ambos sistemas son ateos, seculares y materialistas, proveyendo únicamente a las necesidades materiales: el comunismo, de un modo totalitario y despersonalizado; el capitalismo, de una manera egoísta e individualista.
Ambos sistemas están cogidos en la trampa del consumismo, sucumbiendo a la filosofía materialista de producir más
y consumir más.
Ambos sistemas suscriben el mito de la perfectibilidad económica indefinida.
En la práctica, ambos sistemas son «anti-Dios», «antievangelio» y «anti-humanos».
El cristianismo no puede redimir al capitalismo, que es radicalmente materialista y antihumano, de modo que el capitalismo radical y el cristianismo son antitéticos. Aunque se
oponga también totalmente al comunismo, los cristianos
deberían, sin embargo, empaparse de los muchos rasgos
buenos del marxismo: interés por el pobre, igualdad, ideales
igualitarios, distribución equitativa de bienes materiales, justicia social.
Sean cristianos o marxistas, todas las personas de buena
voluntad deberían unirse para buscar soluciones constructivas y radicales a los problemas del mundo.
Las personas de buena voluntad deberían mostrar mayor
interés y comprometerse más en ayudar a construir un mañana mejor, donde la prosperidad y la oportunidad estén al
alcance de todos, y no sólo de unos pocos privilegiados.
No se puede imponer ninguna solución eficaz y duradera
desde arriba, ya sea mediante una revolución o por un cambio pacífico.
La sociedad puede cambiar mediante la concienciación, el
137
diálogo, la persuasión y la educación pública; pero el cambio
no ha de establecerse ni por la fuerza ni por la represión. El
proceso no debe comenzar fuera, sino sólo dentro del corazón humano, que es la fuente de la que puede provenir todo
cambio real.
— Uno de los mayores defectos del comunismo es que, mientras trabaja por las masas, no lo hace con las masas.
Mt 6,19-21
Mt 6,24-34
Mt 9,35-28
Mt 14,13-21
Mt 16,5-12
Textos de la Biblia en relación
con las ideas de la parábola
No hay textos bíblicos relacionados directamente con
el tema del capitalismo y el comunismo; pero algunos de
ellos nos muestran las verdaderas actitudes y valores que
hemos de adoptar respecto a la humanidad, la sociedad, el
dinero y el progreso.
Ex 1-12
}
Lev 6,1-5
Job 20,18-28]
Job 24,1-4 |
Job 24,6-12 I
Am 5,7-121
Am 8,4-8 i
Prov 14,20-21
Prov 15,5
Prov 19,6-7
Prov 21,13
Prov 22,23-24
Is 10,1-3
Si 31,1 -8
Mt 4,1 -4
Mt 5,1 -11
138
Dios libra a su pueblo de la esclavitud de
Egipto.
Dios no satisface sólo sus necesidades materiales.
Se atiende a las necesidades espirituales y del
pueblo.
Dios castiga a los defraudadores y a los explotadores.
La cólera
y la venganza de Dios
contra los opresores.
¡Ay
de los explotadores!
Bendiciones y maldiciones.
Bendiciones y maldiciones.
Bendiciones y maldiciones.
Bendiciones y maldiciones.
Bendiciones y maldiciones.
No oprimir al desvalido.
El hombre rico está sujeto a muchas preocupaciones.
El hombre no vive sólo de pan.
Las bienaventuranzas: cambiar de corazón.
Me 1,14-15
Me 10,17-31
Me 12,28-34
Le 3,1-14
Le 4,16-22
Le 12,13-21
Le 16,19-31
Le 19,1-10
1 Cor 6,9-10
2Cor 8,13-15
ITim 6,3-10
Sant 1,9-11
Sant 2,1-9
Sant 5,1-6
Las riquezas del cielo. «Donde está vuestro tesoro...»
No podéis servir a dos señores. No os preocupéis sólo de las necesidades materiales.
Interés de Jesús por el pueblo.
Alimenta a los cinco mil. Jesús se cuida de las
necesidades materiales.
Los anhelos de los fariseos. No es sólo el pan lo
que cuenta.
El primer mensaje de Jesús: Arrepentios..., cambiar de corazón...
El joven rico perdió lo mejor de la vida.
El gran mandamiento. Sin amor a Dios y al prójimo no es posible ninguna sociedad humana.
Predicación de Juan Bautista. Justicia para
todos.
Misión «socio-religiosa» de Jesús.
El rico necio. No es la riqueza lo único que
cuenta.
Jesús condena las desigualdades sociales.
Zaqueo. Todo comienza por la conversión del
corazón.
Ningún explotador heredará el reino de los
cielos.
Comparte tu abundancia con los demás.
Basta con lo suficiente.
Pobreza y riqueza.
Aviso contra los prejuicios.
Aviso contra los ricos.
139
24. ¡MALDITA SEA!
EN UNA ESPESA jungla tropical vivían gran cantidad de loros.
Por desgracia, un grupo de colonos comenzó a reclamar el
terreno, derribando árboles y construyendo casas de madera.
Se puso de moda que los colonos cogieran los loros más
listos y bonitos, a los cuales metieron en jaulas para adorno de
sus nuevas moradas y para entretenimiento de todos con su
divertido cotorreo. Pronto hubo miles de loros cautivos en jaulas, privados de su natural libertad.
Algunos de los loros que seguían viviendo en la jungla comenzaron a discutir la situación de sus antiguos amigos:
«Debemos intentar introducirnos en las casas donde nuestros pobres hermanos y hermanas permanecen ahora cautivos», dijo Wilfredo, uno de los loros de colorido menos brillante
que la mayoría de los otros, pero que evidentemente estaba
dedicado a la nueva causa. «Debemos visitarles y consolarles
en la hora de la desgracia».
Con gran riesgo de la vida y de sus miembros, comenzaron
las visitas. Pronto Anselmo, uno de los loros cautivos, se sintió
consolado por Terencio, su generoso visitante:
«Mira, te he traído algunas frutas frescas. Las que sé que
más te gustan. Has tenido suerte de que haya podido deslizarme sin ser descubierto. Bueno, es mejor que me vaya antes de
que alguien me coja. Chirrio».
Patricia empezó a animar a Miriam cantando algunas de las
canciones con que solía divertirse durante los días de su libertad:
«Querida, pensé que esto te alegraría; y quiero decirte también que Antón y los niños se las arreglan muy bien. Todos ellos
me han pedido que te transmita su cariño. Espero volver a
verte pronto. Adiós».
140
Elba sentía mucha pena por Jaime, y había ido tan pronto como le fue posible, especialmente después de haber oído
contar que el pobre compañero había estado a punto de suicidarse:
«Estaba muy preocupada por tus molestias de estómago. Sé
que no debe resultarte fácil esto; he traído algunas de las hierbas amargas que normalmente te lo solucionaban. Intenta no
preocuparte demasiado; yo volveré tan pronto como pueda. Es
decir, si logro burlar a un enorme gato de tu amo. Casi me
coge. He perdido un par de plumas en el intento; pero nada de
importancia. Todo irá muy bien. Adiós, pues».
Las visitas prosiguieron, a pesar de los evidentes riesgos de
los amables visitantes. Hacían siempre lo que podían para aliviar la vida de los infortunados cautivos, y a la vez volvían a la
jungla bastante satisfechos de sí mismos por la amabilidad que
demostraban a los demás.
Obviamente, sin apreciar aquel servicio, Damián le soltó
furioso a Joe, uno de los más asiduos visitantes:
«¡Maldita sea! Largo de aquí, ¿quieres? Déjanos a todos en
paz. Todo lo que hacéis los loros libres es traer alimento y
141
medicinas, buenas noticias sobre la familia y aconsejar sobre la
mejor manera de adaptarse al cautiverio. Me pone malo toda
vuestra caridad y vuestras amables palabras. Estoy hasta la
coronilla, ¡maldita sea! Lo único que deseo es lo que tú y tus
amigos evidentemente no sois capaces de organizar. Por tanto,
¡largo de aquí tú y todos esos malditos cobardes!»
Sugerencias generales
Mensajes de la parábola
— En el mundo de hoy sigue prevaleciendo la antigua ley de la
jungla de que «el poder es la ley».
— «Paternalismo» en nuestra manera de ayudar a los pobres y
oprimidos.
— La ayuda a los miembros débiles de la sociedad frecuentemente consiste sólo en paliativos, que afectan a la periferia
del problema sin ir derechamente al fondo.
— Frecuentemente nos hacemos ilusiones pensando que hemos cumplido con nuestro deber, cuando todo lo que hemos
hecho es dar una limosna al pobre.
— Hemos de examinar por qué aquellos a quienes intentamos
ayudar a veces se muestran resentidos.
— Los pobres y oprimidos nunca conseguirán su libertad y sus
derechos sin organizarse y ayudarse unos a otros.
Ideas y aplicaciones de la parábola
— La jungla simboliza nuestro mundo, con los nuevos colonos
como personas poderosas e influyentes, mientras que los
loros son la gente ordinaria.
— Como en la jungla «el poder es la ley» y reina la ley de con
uñas y dientes, los colonos tomaron posesión de la tierra y
enjaularon a los loros.
— La jungla, incluyendo a los loros, fueron su propiedad.
— Los loros libres sentían lástima de sus compañeros cautivos
y, deseosos de ayudarles, creían que todo lo que podían dar
era alimento, medicinas, consuelo y consejos.
142
Pero nunca pensaron en darles la libertad abriendo las jaulas de sus amigos.
Por eso los cautivos sentían resentimiento y cólera.
Sin embargo, los loros libres se mostraban entusiasmados y
orgullosos de lo que habían hecho.
No comprendían por qué los cautivos estaban tan resentidos
y eran tan desagradecidos.
El no abrir las jaulas de sus compañeros puede que se debiera a un descuido; o quizá se debía al miedo, al propio
interés o la envidia.
En nuestro mundo todos nacemos libres, pero la sociedad
nos priva de muchos de nuestros derechos y libertades.
Las estructuras socio-políticas se han convertido en «jaulas»
para muchos ciudadanos.
A muchos se les niegan sus derechos socio-económicos: el
derecho a tener una vida digna, el derecho a comer, a descansar y a vestirse.
En algunos países se mantiene a los ciudadanos en jaulas de
hierro; en otros las jaulas son de plata e incluso de oro, pero
siguen siendo jaulas.
Debemos discutir el derecho de los colonos a enjaular a los
loros, exactamente igual que debemos discutir el derecho
de los ricos y poderosos a enjaular a sus vecinos en desventaja privándoles de su libertad y de sus derechos básicos.
La mayoría de las obras sociales son paliativas, superficiales
y pasajeras. No van a la raíz del problema, porque apenas
nos atrevemos a preguntar por qué ha de haber jaulas. Sin
atrevernos a abrir sus puertas, nos contentamos con dar
una limosna al enjaulado.
El pobre, el explotado y el oprimido no quieren realmente
compasión y simpatía; ni siquiera paquetes de comida o
ropa usada. Reivindican su libertad, respeto, justicia, aceptación e igualdad.
Las personas de buena voluntad no deberían descansar hasta que todos los «loros» de nuestro mundo estuvieran libres.
Los «loros libres» deberían dejar de favorecer los intereses
de los amos de los «loros enjaulados» intentando meramente
hacer soportable el cautiverio de sus amigos. Deberían hacer cuanto está en su mano para darles lo único que ellos
realmente necesitan: su libertad.
143
Textos de la Biblia en relación
con las ideas de la parábola
Antiguo Testamento:
Éx-Crón 1 a 12 La historia entera de la liberación de Egipto. Dios libera a su pueblo de la opresión del
faraón.
Castigo de los defraudadores y explotadores.
Lev 6,1-5
Job 20,18-28 Cólera de Dios contra los opresores.
Job 24,1-4 l Castigos
Job 24,6-12 / a los opresores.
Ayes
A m 5,7-121
A m 8,4-8 /
contra los explotadores.
Prov 14,20-21 Bendiciones y maldiciones.
Prov 17,5
Bendiciones y maldiciones.
Prov 19,6-7
Bendiciones y maldiciones.
Prov 21,13
Bendiciones y maldiciones.
Prov 22,23-24 Bendiciones y maldiciones.
Is 10,1-3
No oprimir a los indefensos.
Is 58,6-11
La verdadera religión.
Jer 5,26-29
«Sus casas son como una jaula llena de pájaros».
Ayudar a los oprimidos.
Si 4,7-10
ICor 6,9-10
2Cor 8,13-15
ITim 6,3-10
Sant 1,9-11
Sant 2,1-9
Sant 5,1-6
Ningún explotador poseerá el reino de Dios.
Compartir vuestra abundancia con los demás.
Basta con lo suficiente.
Pobreza y riqueza.
Aviso contra los prejuicios.
Aviso contra los ricos.
Nuevo Testamento:
Mt 5,1 -11
Mt 6,19-21
Mt 6,24-31
Mt 6,24-34
Mt 23,1-28
Me 12,28-34
Le 1,46-55
Le 3,1 -14
Le 4,16-21
Le 10,25-37
Le 12,13-22
Le 16,19-31
Jn 13,1-17
144
Las bienaventuranzas. Pensamiento de Cristo.
Las riquezas del cielo.
Dios y las posesiones.
No podéis servir a dos señores.
Jesús condena la conducta opresora y explotadora de los fariseos y de los maestros de la ley.
El gran mandamiento: ama a tu prójimo como
a ti mismo.
Cántico de la Virgen. Dios exalta al oprimido.
Predicación de Juan Bautista.
La misión de Jesús: liberar a los cautivos.
El buen sarraritano.
El rico necio.
El rico epulón y Lázaro.
Lavatorio de los pies.
145
25. ¿CÓMO LO LLAMARÍAS, MAMÁ?
EL 1 DE ENERO de 1984, exactamente a medianoche, nacían
dos bebés a sólo un centenar de metros de distancia. El uno
nació en una mansión lujosa, el otro en el hospital de la seguridad social.
Los padres del bebé Jason eran muy ricos. Su padre era un
próspero hombre de negocios, y su madre poseía grandes propiedades. Por eso Jason se sintió feliz echado cómodamente,
con su ropita nueva y limpia. Después de alimentarle su madre debidamente y de ponerle abundantes polvos de talco en
el culito, se durmió satisfecho en su cuna nueva y confortable.
El otro bebé, Frank, había nacido de padres pobres. Su padre era un obrero del ayuntamiento local, que acababa de
arreglar el aparcamiento del hospital en que había nacido su
hijo. Frank intentaba ahora dormir en una vivienda municipal;
pero aún tenía hambre y se sentía incómodo con su ropita
heredada de sus hermanos y hermanas mayores.
Su madre, Betty, le miraba impotente, casi disculpándose,
mientras le susurraba:
«No te preocupes, Frank; pronto te prepararé otro biberón.
Vamos a subir un poco la calefacción y veremos si esto hace
que te sientas un poco mejor».
La madre de Jason, Jayne, le arrullaba con cariño, prometiéndole toda suerte de regalos y unas estupendas vacaciones
en su villa de España.
Según pasaban los meses, los dos bebés seguían siendo objeto del cariño de sus padres, que los alimentaban y vestían lo
mejor que sabían. Por supuesto, el futuro de Jason estaba asegurado. Pronto le enviarían a una escuela preparatoria privada,
luego a un internado y por fin a Oxford o Cambridge. Su padre,
Nigel, se sentiría satisfecho si le viera convertido en ingeniero,
146
abogado o médico. No obstante, tanto él como Jayne estaban
de acuerdo en que no le forzarían a aceptar ningún tipo de
profesión que no le agradara, sino que preferían dejar del todo
la elección en sus manos.
«¿Por qué tengo que ir al colegio, mamá?», preguntaba
Jason.
«Porque es preciso que seas inteligente como papá y te prepares para conseguir un buen empleo en el que seas feliz y rico,
vivas confortablemente en una casa y tengas una esposa bonita
y unos hijos preciosos».
Betty y Tom sabían que Frank iría a la escuela local, como
sus hermanos, la cual dejaría luego a los dieciséis años. Si tenía
suerte, podría hacer formación profesional para llegar a ser
ebanista, fontanero o electricista. Aún era demasiado pronto
para saber qué clase de trabajo le iría bien.
«¿Por qué no puedo tener una bici nueva como la de otros
chicos del barrio?», preguntó Frank.
«Porque no podemos proporcionártela», replicó enseguida
Betty.
«¿Por qué no podéis tener dinero como las mamas y los
papas de otros?»
«Porque así son las cosas», explicó Tom.
«Algunos han nacido para ser ricos», suspiró Betty desanimada.
147
«¿Qué significa "nacidos para", mamá?», preguntó Frank perplejo.
«Bueno, algunos lo llaman "mala suerte", otros "hado", otros
"su estrella" o "su horóscopo"».
«¿Y tú cómo lo llamarías, mamá?»
Sugerencias generales
Mensajes de la parábola
— Existen las disparidades sociales y económicas porque la
urdimbre de nuestra sociedad está tejida con justicia y desigualdad.
— Las desigualdades sociales y las prácticas discriminatorias
se perpetúan de una generación a otra por el mero mecanismo interno del status quo.
— Se emplean subterfugios para encubrir las desigualdades e
injusticias sociales, manteniendo a la gente en la ignorancia
mediante la oferta de explicaciones como «suerte», «hado»,
«fortuna», «destino» y «las estrellas».
— Sacralizamos las desigualdades y las injusticias bautizándolas como «voluntad de Dios», «providencia»; aletargando a
las víctimas con un falso sentimiento de resignación, mientras que, al mismo tiempo, nos aseguramos a nosotros mismos una cierta «tranquilidad de conciencia».
— Hay que crear un clima emocional en el que el entusiasmo,
la generosidad, la amabilidad y el amor sean capaces de
ayudar a aliviar la situación aparentemente desesperada de
los explotados y los oprimidos.
Ideas y aplicaciones de la parábola
— La parábola de Jason y Frank es demasiado real para clasificarla como simple «cuento», pues forma parte de la historia de cada día.
— Existe el peligro de que en ciertos colegios se programe a los
hijos de los ricos para ser ricos, mientras que se programa
a los hijos de los pobres para ser pobres.
148
La estructura de nuestra sociedad tiende a perpetuar las
desigualdades entre ricos y pobres.
La gente acaudalada dispone de los recursos que necesita
para asegurarse lo que desean y pueden «tocar resortes»
usando medios tales como la presión e incluso los organismos del gobierno y diversos procedimientos legales para
incrementar su riqueza.
Conscientemente o no, usarán estos poderes para proteger
sus intereses y los de sus hijos.
Sin instrucción, habilidad e influencia, los pobres y analfabetos no pueden competir con los ricos e instruidos.
En nuestra sociedad altamente competitiva, el pobre perderá siempre la carrera de la competencia, en la que los deficientes sociales financiera e instructivamente no pueden
rivalizar con los ricos, altamente instruidos e influyentes.
La aireada igualdad de derechos y oportunidades de la moderna sociedad es a menudo una cortina de humo para
encubrir la sórdida realidad.
Trágicamente paliamos y sacralizamos las injusticias y discriminaciones sociales revistiéndolas de un aura «religiosa»,
y refiriéndonos a ellas diversamente como «divina providencia», «voluntad de Dios».
Dios no puede aprobar el mal; por eso ninguna forma de
injusticia social, de explotación económica, de opresión o
distinción de clases puede ser querida por Dios.
Las injusticias, lejos de ser resultado de la providencia amorosa de Dios, han de atribuirse directamente a la malicia,
crueldad, ambición y egoísmo humanos y a la inhumanidad
del hombre con el hombre.
Toda religión que esté en connivencia con la injusticia o
bendiga la explotación y discriminación no hace más que
deshonrar a Dios y no es auténtica religión, sino una terrible
manifestación del lado malo de la humana naturaleza, que
sencillamente se disfraza de religión.
La verdadera religión significa amor de Dios y amor de
todos los seres humanos, incluyendo de manera especial al
pobre, al débil y al oprimido.
La verdadera religión significa aceptación de la igualdad de
todos los seres humanos como hermanos.
La verdadera religión es darse uno mismo a los demás,
«incluso hasta la muerte», como lo hizo Cristo.
149
Textos de la Biblia en relación
con las ideas de la parábola
26. EL JUICIO DE DIOS
Antiguo Testamento:
Dt 15,7-10
Job 31,15-22
Job 20,18-28
Job 24,1-4
Job 24,6-12
Am 5,7-12
Am 6,1-7
Prov 14,20-21
Prov 17,5
Prov 19,6-7
Prov 21,13
Prov 22,23-24
Jer 5,28-29
Is 58,6-11
Si 4,7-10
Si 10,26-31
Si 31,1 - 8
Ser generosos y dadivosos.
He sido generoso.
Castigos a los que explotan a los demás.
Pedir cuentas a los que
han sido injustos.
Castigos a los explotadores.
Males que sobrevendrán a los muy ricos.
Bendiciones y maldiciones.
Bendiciones y maldiciones.
Bendiciones y maldiciones.
Bendiciones y maldiciones.
Bendiciones y maldiciones.
Bendiciones al justo y maldiciones al injusto.
Clases de ayuno y de culto que Dios aprueba.
Ayudar a los oprimidos.
Ser moderado en la vida.
El hombre rico está suj eto a muchas preocupaciones; el pobre no.
Muevo Testamento:
Mt 6,24-34
Mt 25,31-46
Me 10,17-31
Le 6,34-36
Le 12,13-22
Le 12,33-34
Le 16,19-31
Sant 2,1-9
Sant 5,1-6
Sant 2,14-20
1 Jn 3,11 -18
2 Cor 8,13 -15
1 Tim 6,7-10
150
Ningún hombre puede servir a dos señores.
Parábola del juicio último.
El joven rico.
Prestar sin esperar recompensa.
El rico necio.
Las riquezas del cielo.
El rico epulón y Lázaro.
Aviso contra los prejuicios.
Aviso a los ricos.
Fe en acción.
Amaos unos a otros.
Compartir la abundancia.
Basta con lo suficiente.
EN EL DÍA de la retribución, Dios dividirá a todas las gentes en
dos grupos, lo mismo que el pastor separa las ovejas de los
cabritos. Pondrá a las ovejas a su derecha y a los cabritos a su
izquierda. Luego Dios dirá a los que están a su derecha:
«Tomad posesión del reino preparado para vosotros desde
el principio del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de
comer, tuve sed y me disteis de beber. Estuve desnudo y me
vestísteis, enfermo y me visitasteis, preso y fuisteis a estar conmigo. Os aseguro que cuando hicisteis una de estas cosas con
uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis.
Venid ahora, amigos, gozad del gozo de mi presencia y de mi
amor».
Luego Dios se volverá a los otros y les dirá:
«Tuve hambre, y levantasteis hoteles de cinco estrellas y
lujosos restaurantes. Estuve desnudo, y montasteis una ingente
industria de ropa con excelentes fábricas. Estuve enfermo, y
abristeis caros centros de salud. No tuve casa, y construisteis
rascacielos y pisos de lujo. Estuve solo, y fundasteis clubes de
golf y centros culturales selectos... No sabía leer, y construisteis
institutos de alta gestión. Pedía justicia social, y os servísteis de
centros de caridad para darme ropa usada. Reclamé mis derechos, y construisteis cárceles más grandes. Necesitaba protección contra la explotación injusta, e inventasteis tanques, submarinos, misiles y cabezas nucleares... No necesitaba más que
un pequeño parque en el que reunirme con mis amigos, y vosotros construisteis ingentes autopistas. Deseaba orar en privado, y levantasteis grandes catedrales, mezquitas y templos. Quería comunicarme con mi Creador, e ideasteis rituales pomposos, complicados y caros».
151
— Con intención o sin ella, el aparato político-cultural imperante tiende a servir a los intereses de las élites intelectuales
y poderosas.
— En muchos países hay un pequeño porcentaje de personas
ricas y poderosas que viven a expensas de un ingente porcentaje de gente pobre.
— Nuestro sistema social está basado en múltiples premisas,
valores e ideales diametralmente opuestos a los del evangelio.
Ideas y aplicaciones de la parábola
Dios dirá entonces a todos los que están a su izquierda:
«Alejaos de mí, malditos, gente de injusticia. No os conozco».
Sugerencias generales
Mensajes de la parábola
— La ambición y el egoísmo profundamente arraigados crecen
exuberantes en nuestra sociedad.
— Funcionamiento de las estructuras socio-políticas en la sociedad moderna.
— La única meta de la producción es, no servir, sino el lucro.
152
— Si existe progreso, tenemos que preguntarnos en beneficio
de quién: ¿los ricos o los pobres?
— Industria, educación, instituciones socio-políticas, centros
culturales y de salud están concebidos frecuentemente para
servir a intereses de minorías; y no hay que excluir siempre
los intereses de ciertas entidades religiosas.
— ¿Está planificada nuestra economía para satisfacer las necesidades de las masas o la ambición de ricos industriales y
poderosos hombres de negocios?
— El capital está interesado en obtener beneficios y en producir capital, no en empresas orientadas al pueblo.
— La industria sigue produciendo bienes cada vez más sofisticados para un número cada vez menor de personas, para
unos pocos privilegiados.
— Sacrificadas al moloc de la industria, las masas son meros
engranajes de una ingente máquina sin alma, puesta en
marcha por los ricos y para los ricos.
— ¿Acaso podría el pequeño porcentaje de los ricos conseguir
su alto nivel de vida sin los esfuerzos a menudo penosos del
alto porcentaje de sus hermanos y hermanas?
— Quizá sea preciso responder a las siguientes preguntas:
• ¿A qué intereses sirven los centros de alta formación e
investigación?
• Con el establecimiento de las leyes, ¿ven siempre los pobres y los débiles salvaguardados y defendidos sus derechos?
• ¿Sirven a los intereses de los pobres la alta tecnología de
los satélites, las centrales nucleares y los organismos de
investigación?
153
• Las fuerzas militares especializadas y las armas sofisticadas, ¿defienden los intereses de los ricos o los de los pobres, que no tienen nada que defender?
• ¿Quién disfruta de los beneficios de la promoción de hoteles e industrias turísticas?
— A pesar de la erección de excelentes hospitales y de prestigiosos centros de investigación médica, mucha gente muere
por falta de los servicios sanitarios más elementales.
— Hemos trazado grandes autopistas para unir las ciudades,
pero mucha gente sigue viviendo en condiciones deplorables.
— Hemos construido instituciones caritativas y filantrópicas
para los pobres, los ancianos y los disminuidos, a fin de
acallar nuestra conciencia distribuyendo limosnas, ropa usada y alimentos de calidad inferior a esos miembros menos
afortunados de la sociedad.
— Dios no puede menos de condenar una sociedad asentada
en la ambición, la desigualdad, la discriminación y la injusticia.
Textos del Nuevo Testamento en relación
con la ideas de la parábola
Mt 5,1-11
Mt 6,19-21
Mt 6,24-31
Mt 20,20-28
Mt 23,1-28
Mt 25,32-46
Me 9,33-37
Me 10,11 -31
Me 12,28-34
Le 3,1-4
Le 4,1-13
154
Las bienaventuranzas: actitudes que hay que
establecer en una sociedad justa.
Las riquezas del cielo.
Dios y las posesiones.
Petición de una madre. Ambición de poder y de
influencia.
Jesús condena la hipocresía y ambición de los
fariseos. Nuestro mundo está edificado sobre
la hipocresía y la ambición.
El juicio final. Jesús condena nuestro egoísmo.
¿Quién es el más grande?
El joven rico,
El gran mandamiento.
La predicación de Juan Bautista.
Jesús fue tentado a sacar provecho de su posición para obtener riquezas, popularidad y
poder.
Le 10,25-37
Le 14,7-11
Le 17,19-31
Le 22,24-27
Jn 13,1-17
ITim 6,3-10
Sant 1,9-11
Sant 2,1-13
Sant 2,14-22
Sant 5,1-6
El buen samaritano.
Los mejores puestos del banquete. (Buscar los
mejores puestos en el banquete de la vida).
El rico epulón y Lázaro.
Discusión sobre la grandeza.
El lavatorio de los pies. La meta de nuestra vida
debe ser servir.
El amor al dinero es la raíz de todos los males.
Pobreza y riquezas.
Contra los prejuicios.
Fe en acción.
Amonestación contra los ricos.
27. ¡EUREKA!
DAVID y Esteban se habían graduado juntos en la misma universidad y habían conseguido una beca como investigadores.
Iban a trabajar ahora para la misma compañía de perfumes de
fama internacional.
Durante mucho tiempo su ambición había sido descubrir
una nueva fórmula e inventar un perfume tan raro y exquisito que habría de maravillar al mundo. Por fin, después de muchos años, pudieron exclamar: «¡Eureka! ¡Al fin lo hemos encontrado!»
«¿Qué vamos a hacer ahora?», preguntó David. «Creo que lo
mejor es que llevemos una muestra al jefe inmediatamente».
«No», dijo Esteban; «aún no. Lo conservaremos para nosotros un poco más. Estoy seguro de que podremos encontrar
un mercado muy lucrativo para él en un futuro no lejano».
Los dos estuvieron de acuerdo en esperar por el momento.
Su secreto no se divulgaría, y sólo se permitiría que usaran sus
mujeres el nuevo y maravilloso invento.
David se apresuró a ir casa; pero cuando estaba aún en el
coche mirando con ansiedad la pequeña muestra del nuevo
perfume, murmuró para sí mismo:
«No puedo arriesgarme a dejarlo en un frasco como éste.
Comenzará a evaporarse. Tengo que encontrar algo mejor».
Paró el coche, entró en una farmacia y compró un envase
mucho más seguro. Luego fue a casa y ofreció aquel maravilloso presente a su mujer, Raquel.
«Mira, lo que te he traído, querida», murmuró. «¡Al fin lo
hemos conseguido! Hemos inventado el perfume más maravilloso que jamás ha existido. Y mi muestra es toda para ti. Aquí
tienes. Ponte un poco. Serás la envidia de todos. Pero por un
156
tiempo no hemos de mencionar su procedencia. Creemos que
podremos obtener inmensas ganancias si procedemos cuidadosamente».
Raquel estaba encantada y siempre que se presentaba la
ocasión usaba el nuevo y maravilloso perfume, deleitando a
sus familiares y amigos, que no podían menos de sentir envidia
y estaban muy intrigados por conocer el nombre de la tienda
en que podrían procurárselo también ellos. Al final, cuando
hubo terminado el perfume, Raquel tiró el frasco sin ceremonias, sabiendo que David pronto le traería otra muestra.
Mientras, ¿qué había hecho Esteban? También él se apresuró a ir a casa con la muestra; pero en lugar de dar algo a su
esposa, decidió que no se podía desperdiciar ni una gota de
aquel nuevo y fantástico invento. Fue a un anticuario y compró
un raro frasco Ming. Naturalmente, era muy caro; pero lo dio
por bien empleado, y con muchísimo cuidado vertió en él el
precioso perfume.
Al día siguiente, sin dejar que nadie lo oliera ni siquiera
mirara el contenido del frasco ahora inestimable, encargó una
vitrina en la que exhibirlo. Su mujer y sus amigos estaban
157
entusiasmados con el hermoso objeto exhibido, pero Esteban
se negó a dejar que nadie lo tocara. Colocó un letrero que
decía. «NO TOCAR». Cuando uno de sus hijos extendía la mano
hacia él, gritaba: «¡No lo toques! ¿Es que no sabes leer? ¡No lo
toques nunca!»
Pronto la vida de Esteban quedó enteramente dominada
por el famoso frasco. Él era el único que sabía lo que contenía,
y constantemente lo contemplaba en privado. De la mañana a
la noche estaba absorto. Todo comenzó a girar alrededor de
este frasco. Incluso dejó de trabajar en el laboratorio de perfumes a fin de disponer de más tiempo para mirar el objeto de su
alegría y orgullo.
Pasaron los meses y los años, y Esteban cada vez estaba
más absorto ante su vitrina. Cuando, finalmente, murió, su
mujer la abrió y sacó el frasco Ming. Quitó la tapa para ver si
había algo dentro, pero no encontró nada. El inestimable frasco
estaba vacío.
Sugerencias generales
Mensajes de la parábola
— Hay que proteger y conservar constantemente el espíritu y
los ideales de todo nuevo movimiento para que no se desvanezcan.
— Toda sociedad humana precisa leyes, estructuras y sistemas
como trama en la que establecer su propia identidad, expresar sus metas y mantenerse unida.
— Una vez que esta trama pierde su espíritu interior, se vuelve inmóvil, rígida, anticuada y se queda en una envoltura
vacía.
— Existe el peligro de tomar los medios por fines cuando se
pierde de vista la esencia de los dogmas, ritos y organizaciones, que entonces se persiguen únicamente por ellos
mismos.
— Ha de existir una continua tensión dialéctica entre espíritu
y ley, ideal e institución, profetismo y organización, renovación y tradición si un organismo social o religioso quiere
conservarse sano y desarrollarse.
158
Ideas y aplicaciones de la parábola
— David y Esteban descubrieron una nueva «esencia», un perfume precioso, que ambos evitaron que se evaporara y consumiera.
— Ambos buscaron un envase, alguna «estructura» para salvaguardar su tesoro.
— David eligió un envase funcional; un frasco que sirviera
para su propósito, que no significaba nada por su calidad,
tamaño y apariencia. No era más que un medio para contener el perfume, que era lo auténtico precioso; cuando quedó
vacío, Raquel simplemente prescindió del frasco.
— Esteban buscó un envase precioso y bonito, y al final se
prendó de él. Para él resultó ser más esencial que el perfume.
— El frasco de David desapareció cuando se hubo terminado
todo el perfume; en cambio, Esteban siguió apegado a aquel
envase mucho después de haberse evaporado el perfume.
Aunque no era más que un envase, un medio para guardar
el perfume, se convirtió para Esteban en un fin en sí mismo.
— La moral de la parábola puede aplicarse a todas las instituciones humanas.
— Para mantener la ley y el orden y progresar necesitamos
estructuras socio-políticas, económicas y religiosas, mediante las cuales conseguimos la cultura, el arte, la ciencia y
todo lo que enriquece nuestra vida.
— Pero existe el peligro del «institucionalismo», pues las leyes,
estructuras, códigos de conducta y sistemas de creencias
tienen valor relativo, temporal e instrumental. Son medios,
no fines.
— Por desgracia, muchos los miran como «frascos Ming», a los
que no se puede tocar y que hay que conservar a toda costa,
como fines en sí mismos.
— Si han de servir como medios —para lo que realmente se
han ideado—, hay que renovarlos continuamente, de modo
que respondan al cambio de las necesidades. Tal renovación
supone incluso desentenderse totalmente de lo que es redundante o anticuado.
— Al absolutizar las formas exteriores de legalismo, literalismo,
ritualismo, fundamentalismo y estructuralismo, algunas personas inconscientemente se convierten en adoradores de
159
ídolos, sacrificando todo el sentido y la finalidad de sus
vidas en el altar de estructuras y sistemas humanos.
— Muchos de estos adoradores pueden encontrarse en el ámbito del dogma y la ideología, tributando culto en sus santuarios exclusivos y obrando con igual desenvoltura que
cualquier otro. Prueba de ello son los políticos, divididos
rígida, artificial y estáticamente en varios partidos políticos,
o en capitalistas y comunistas. Prueba de ellos son los cristianos, escindidos similarmente en católicos, protestantes y
ortodoxos.
— El derecho canónico no es más que un «envase» en el que
almacenar la quintaesencia de la buena nueva de Jesús para
conservar el verdadero espíritu del evangelio, que es mucho
más importante que la ley.
— Las reglas, votos y constituciones de las congregaciones religiosas son «envases» que contienen los cansinas de sus
fundadores. Al observar sus prescripciones, los religiosos
deben ir mucho más allá de ellas para captar el espíritu
evangélico que animó a esos fundadores.
— Se tiene a veces la impresión de que muchas leyes de la
Iglesia y constituciones religiosas son «frascos Ming» vacíos.
— Muchas cartas e instrucciones procedentes de autoridades
superiores son del mismo tenor que las advertencias de
Esteban: «¡No tocar! ¿Es que no sabes leer? ¡No lo toques
jamás!»
— ¿Se ha convertido nuestro mundo socio-político, económico, cultural, artístico y religioso en un museo de «frascos
Ming»?
Mt 7,21-23
Mt 7,21-23
No todo el que dice «Señor, Señor...»
Jesús enseñaba con autoridad —no con la que
le daba la ley—.
Mt 9,14-17
Preguntas sobre el ayuno. Nuevos odres para el
vino nuevo. Nuevas leyes, nuevas estructuras
para los nuevos avances, los nuevos hallazgos.
Mt 12,1-8 \ Preguntas sobre el sábado. El sábado fue
Me 2,23-28 } hecho para el hombre, no el hombre para el
sábado.
Mt 12,9-14 1 Curación en sábado: ¿conservar la ley
Le 13,10-17 J o el espíritu de la ley?
Mt 15,1-20
¿Qué hace a la persona impura? ¿Quebrantar la
ley o el mal que hay en el corazón de la persona?
Mt 23,1-28
Jesús habla contra la hipocresía, el fariseísmo,
el legalismo.
Me 11,27-33
¿Con qué autoridad? Los fariseos buscaban garantías legales.
He 15,1-35
La ley judía quedaba descartada. Ya no hay
circuncisión.
He 10,1-481
Quedan abrogadas las costumbres. Ya no son
He 11,1-8 J impuros los alimentos.
R o m 3,9-31
Nos salvamos
R o m 5,1-11
no por la ley,
R o m 6,1-23
sino por
R o m 10,1-21 el amor acogedor
R o m 11,25-37 de Dios.
Textos del Nuevo Testamento en relación
con las ideas de la parábola
Mt 5,17-20
Mt 5,21-22
Mt 5,27-28
Mt 5,31-32
Mt 5,33-34
Mt 5,38-39
Mt 5,43-44
160
Enseñanzas sobre la ley. Lo importante es hacer lo que Dios pide.
«Habéis
oído
que se dijo...
Pero ahora
yo os digo...»
Jesús pone al día la ley.
161
28. EL PAÍS FLOTANTE
ESKIPLANDIA era un país que constaba de muchas islas. Próspero y más avanzado científicamente que sus vecinos, sus habitantes eran muy felices. El único problema parecía ser el
congestionamiento, pues la población había crecido rápidamente, pero el mar fijaba límites a una ulterior expansión.
Los científicos y planificadores trabajaron mucho, llegando
al fin a dar con la solución: se construirían enormes pilares
sobre el fondo del mar, lo suficientemente fuertes como para
soportar gigantescas plataformas sobre las que se podrían edificar nuevas ciudades. En sólo unos meses los grandes recursos
tecnológicos del país habían creado una silueta, tachonada de
altos edificios, que comprendían colegios, escuelas, supermercados, fábricas, teatros e iglesias.
«¡Qué suerte tienen nuestros hijos!», exclamó uno de los profesores. «Ahora tenemos las mejores escuelas del mundo. Nuestros alumnos se convertirán en científicos más avanzados que
en ninguna otra parte».
«Ahora tenemos los mejores hospitales que existen», declaró
uno de los médicos. «Pronto se vencerán todas las enfermedades conocidas y nuestro pueblo seguirá siendo el más sano».
«Somos los más felices del mundo», le dijo Ted, uno de los
obreros, a su patrono. «Nuestro futuro está seguro, y ahora
podemos dedicarnos a disfrutar de la vida a tope».
Algunas semanas después de la apertura oficial de varios
edificios, Ted se encontraba descansando en la playa cuando
observó algo extraño. El mar parecía más alto de lo habitual, y
las plataformas sobre las que se habían edificado las nuevas
ciudades parecían más cerca de la superficie del agua.
Temiendo que el fondo del mar pudiera hundirse, Ted co162
rrió a informar a las autoridades. Pero uno de los ingenieros
municipales rechazó terminantemente tal sugerencia:
«¡Tonterías! No tenemos absolutamente dato científico alguno que apoye esa absurda eventualidad. Nuestras ciudades
han sido proyectadas por los mejores arquitectos del mundo y
construidas por los mejores maestros de obras. No perdamos
el tiempo, os ruego, hablando tontamente sobre el hundimiento
del fondo del mar».
«Pero yo lo he visto con mis propios ojos», insistió Ted.
«Debes haber estado soñando. Haz el favor de dejarnos en
paz», fueron las últimas palabras del ingeniero municipal.
Al salir del ayuntamiento, Ted decidió intentar otro procedimiento. Fue a uno de los hospitales, donde pidió a la recepcionista que pusiera en marcha algún tipo de evacuación para los
pacientes. Se avisó inmediatamente a un médico. Este declaró
que Ted estaba loco:
«¡Qué disparate! ¿Pero qué te ocurre? ¿Te parece que podemos trasladar a pacientes disminuidos como los nuestros sin
razones mucho más poderosas que ésa?»
163
Ted intentó entonces salvar a los niños de los colegios. Se le
dijo que los colegios eran los mejores del mundo. La enorme
cantidad de tiempo y de dinero empleados en ellos hacía inconcebible que pudieran hundirse alguna vez.
«Al menos», pensó Ted, «la gente ciertamente querrá salvar
su dinero». En consecuencia, intentó prevenir al personal de un
banco local; pero sospecharon que intentaba crear confusión y
pánico para poder cometer un robo. Llamaron a la policía, y
Ted fue arrestado.
A la mañana siguiente en todo el mundo millones de personas leían los titulares de los periódicos: «¡MILES DE AHOGADOS! ¡SE HUNDE UN PAÍS FLOTANTE!»
Sugerencias generales
Mensajes de la parábola
— Muchas de las enfermedades que afectan al mundo moderno son síntomas de colapso de la base misma de nuestra
sociedad.
— Hallar remedios a tales males no sería más que una chapuza; en lugar de ello necesitamos reestructurar la sociedad
desde sus mismos fundamentos.
— Necesitamos valorar críticamente la adecuación de nuestros
tradicionales ministerios a las condiciones y exigencias de la
vida moderna.
— Debemos investigar esos ministerios con nueva urgencia, a
fin de hacer frente al reto planteado por la sociedad tecnológica, que, llevada sobre la ola de un progreso ilimitado
y de la omnipotencia, se aleja de Dios hacia su propia destrucción.
— Necesitamos pensar en preparar, para caso de emergencia,
los cimientos de un orden social nuevo, justo, equitativo y
estable.
164
Ideas y aplicaciones de la parábola
— Eskiplandia era próspera, tecnológicamente avanzada y estaba orgullosa de sus logros; podía jactarse de sus múltiples
instituciones y excelentes construcciones.
— Su población se sentía segura y satisfecha, ajena al hecho
de que toda la infraestructura del país se iba hundiendo
gradualmente en el fondo del mar.
— Si se hubieran percatado de lo que estaba ocurriendo, los
habitantes de Eskiplandia ciertamente se hubieran preguntado por la relación de aquellas grandes realizaciones con
su vida individual.
— Eskiplandia simboliza nuestro mundo, cuyos avances científicos y tecnológicos nos han procurado tanto progreso material.
— ¿No deberíamos hacernos las preguntas que no se hicieron
los habitantes de Eskiplandia?
— ¿No se está desmoronando la base misma de nuestra sociedad?
— Y si es así, ¿debemos seguir construyendo edificios cada vez
más grandes y mejores o debemos movilizar los recursos
para salvar la tambaleante estructura de nuestra sociedad?
— Sin descuidar nuestros ministerios tradicionales de enseñanza, asistencia, evangelización, etc., ¿no debemos los cristianos apresurarnos a salvar el mundo edificando un orden
social mejor?
— Nos encontramos con un escenario pavoroso: polución ecológica, saqueo de recursos naturales, pánico ante un holocausto atómico, ruptura de relaciones internacionales, explosión demográfica, explotación humana a escala internacional, millones de muertos de hambre y pobreza, envejecimiento de las estructuras socio-políticas tradicionales,
pérdida del sentido de la vida. Es hora de que salgamos de
nuestro barbarismo fundamental y hagamos algo al respecto.
— Es hora de que nos preguntemos por la adecuación de nuestros ministerios tradicionales, con sus preocupaciones domésticas y sus intereses parroquiales en comparación con
los gigantescos problemas con que nos enfrentamos y con
el mal colectivo de nuestro entorno.
— Cuando un barco se hunde, ¿de qué sirve dar alimento a
unos pocos pasajeros hambrientos o esparadrapo a los
165
miembros de la tripulación heridos en el intento de salvar
vidas humanas?
— Necesitamos liberar a mucha gente de los ministerios
tradicionales y permitirles que se comprometan más activamente en el establecimiento de un nuevo orden social y en
la construcción del reino de Dios aquí y ahora.
— Hay que dar a todos los ministerios una orientación nueva
y hemos de alistar a toda la gente de buena voluntad para
que impidan que nuestra «Eskiplandia» se hunda.
— Algunos pensadores modernos han intentado establecer los
cimientos de nuestra sociedad sobre el terreno del materialismo burgués, confiando no en Dios, sino en su propia habilidad y poder. Ahora, cuando esa sociedad se está haciendo añicos, no quieren ni confesar sus errores ni dejar que
otros digan la verdad.
— Ted, el profeta de Eskiplandia, intentó abrir los ojos de sus
conciudadanos, pero al final fue detenido por la policía.
Cristo fue crucificado por rebelarse contra las pautas de la
sociedad materialista de su tiempo. Todos los reformadores
sociales íntegros pagan el precio por intentar eliminar los
males con que nos enfrentamos nosotros.
— Tenemos que cambiar el corazón de la gente si queremos
construir un mundo nuevo. No es posible edificar estructuras nuevas y mejores si el corazón de los que las edifican no
se hacen nuevos y mejores.
Textos del Nuevo Testamento en relación
con las ideas de la parábola
Mt 5,1 -11
Las bienaventuranzas: necesidad de cambiar el
corazón y los valores.
El sermón de la montaña: Jesús propone un
nuevo modo de ver la vida, a la gente y las
cosas. Un cambio radical.
Mt, ce. 5.6.7
2. Predicación de Juan Bautista
Mt 3,1-12
Le 3,1 -18
El reino de los cielos está cerca.
Urgencia de la tarea. Cambiad vuestros corazones. Cambio radical.
3. Las parábolas del reino
Mt 13,24-30
Mt 13,31-32
Mt 13,33
Mt 13,44
Mt 13,45-46
Mt 13,47-50
Me 2,21-22
Me 2,26-29
Le 14,15-24
La cizaña.
El grano de mostaza.
La levadura.
El tesoro escondido.
La perla de gran precio.
La red.
Nuevos remiendos y nuevos pellejos de vino.
La semilla que crece.
Una gran fiesta.
4. Otros textos
Le 1,46-56
Le 10,1-12
El cántico de la Virgen: «Destruyó los planes de
los soberbios..., derribó a los poderosos de sus
tronos..., encumbró a los humildes...»
La misión de los setenta y dos discípulos. «El
reino de Dios está cerca de vosotros».
No hay textos directamente relacionados con el tema
de la parábola. Únicamente podemos comentar algunos de ellos para reforzar los puntos destacados de la parábola.
1. Jesús comienza su ministerio
Mt 4,17
Le 4,16-30
166
El reino de los cielos está cerca.
La misión confiada a Jesús: predicar la buena
nueva a los pobres; proclamar la libertad de los
cautivos; libertar a los oprimidos; anunciar la
salvación de Dios.
167
29. SIN CIVILIZAR
No usan teléfonos, sino que, en lugar de ellos, hablan uno
con otro cara a cara durante horas y horas, según parece de la
manera más amistosa. Son completamente ajenos a su vida el
télex y el fax, vídeo, televisión e incluso transistores.
Forma de vida. Ningún niño va a la escuela, sino que se
pasan el tiempo jugando. Evidentemente, se afirma, "aprenden
de la vida".
Todos los habitantes creen firmemente en Dios, al cual acuden para todo lo que necesitan. Creen en una vida después de
la muerte, donde esperan participar de la felicidad de Dios.
UN GRUPO de turistas tomó tierra casualmente en una remota
isla perdida en el sur del Pacífico. Se quedaron sorprendidos al
descubrir allí una parte del mundo que aún no conocía el «don»
de la civilización, sino que estaba habitada por «salvajes».
Cuando aquellas sorprendentes noticias llegaron al mundo
civilizado, inmediatamente los reporteros de prensa, radio y
televisión comenzaron a hacer investigaciones. Bastará aducir
en nombre de todos ellos el relato de un periódico. Primero los
titulares:
y
«HALLADOS SALVAJES SIN CIVILIZAR
INCLUSO A
FINALES DEL SIGLO XX
Un grupo de turistas ha descubierto una nueva isla en el sur
del Pacífico. Sus habitantes parece que están aún completamente sin civilizar.
Beben agua pura y cristalina de los manantiales y los ríos. Se
negaron incluso a tomar diversas cervezas, licores y bebidas
gaseosas y otros refrescos que les ofreció uno de nuestros corresponsales especiales.
Fruta. Tampoco comen alimentos precocinados esterilizados, sino que prefieren frutas frescas de su propia isla.
Viven enteramente en pequeñas aldeas y nunca han conocido la vida de la gran ciudad.
A pie. Caminan a pie, pues ninguno de ellos posee coches,
motocicletas, helicópteros o aeroplanos. Ni siquiera han oído
hablar de bicicletas.
168
\-
%(.~~~¿
y
Relajados. Están relajados y serenos, y duermen a pierna
suelta sin barbitúricos, sedantes o somníferos de ninguna clase.
Ninguno ha oído hablar jamás de un electrocardiograma, y se
ignora absolutamente lo que es un psiquiatra en esta isla sorprendente.
Estos habitantes son extrañamente robustos, y hasta se diría, ingeniosos. No se tiene idea de una sola muerte por ataques
cardíacos ni se ha encontrado ningún caso de alta presión sanguínea o trombosis.
169
Empleo. Uno de los hallazgos más extraordinarios es que no
hay gente muy rica ni muy pobre. No hay patronos ni obreros,
sino sólo autoempleados.
Sexo. Los observadores declaran que las parejas disfrutan
de su vida amorosa sin señal alguna de complejos o "temor de
insuficiencia ".
Inaudito. Es realmente increíble que gente tan subdesarrollada, sin civilizar y retrasada pueda encontrarse todavía hoy,
casi a finales del siglo xx».
Sugerencias generales
Mensajes de la parábola
— Significado de «civilización».
— Supuesta superioridad de la cultura occidental.
— Criterios definitorios de civilización.
— Connotaciones subjetivas y relativas de las palabras «cultura» y «civilización».
— Las culturales son múltiples, diferentes y únicas, lo mismo
exactamente que los individuos.
— Arrogancia de creer que nuestra cultura es mejor que otras.
— Necesidad de acercarse con humildad a la gente de otras
culturas de puntos de vista y valores diferentes. Deseo de
aprender de ellas.
Ideas e implicaciones de la parábola
— Al descubrir gente diferente, los turistas los tildaron inmediatamente de «salvajes», «incivilizados» y «subdesarroUados».
— ¿Qué criterios usaron los turistas para expresar tales juicios?
— ¿Somos nosotros como aquellos turistas respecto a las
personas de culturas, gustos, creencias y costumbres diferentes?
170
Las culturas y civilizaciones son diferentes, pero ninguna es
superior o inferior a otra.
La cultura tiene un papel funcional dentro de un entorno y
de un grupo particular de personas. Esta función de la cultura consiste en capacitar a las personas de un grupo particular y de un entorno para vivir satisfactoriamente.
En la medida en que una cultura cumple esta función para
un grupo particular de personas, es la mejor para aquel
grupo.
Obviamente, la cultura occidental sería funcionalmente inapropiada para poblaciones tribales o llamadas retrasadas,
para moradores del desierto, para los millones de habitantes
del subcontinente indio y para los de las regiones polares.
Rico y técnicamente poderoso, Occidente exporta su cultura
a muchas partes del mundo, donde algunos países occidentales han intentado imponer su civilización a otras áreas del
globo.
Algunos pueblos, al aceptar la cultura occidental, puede que
sin querer hayan tolerado lo que podría ser una forma de
colonialismo cultural explotador.
Cada país, cada grupo de personas ha de encontrar lo que
es mejor para él. Los países pobres —aunque no necesariamente sin civilizar— afanosamente imitan las costumbres y
los estilos de vida de los países ricos, repudiando con ello su
rica herencia cultural.
La llamada «sociedad opulenta» se rige por el dinero. Las
naciones más pobres han vendido su herencia natural y
artística a las naciones ricas (tanto capitalistas como comunistas) por un plato de lentejas. El dinero es lo que cuenta
únicamente, no la religión, la poesía, el lenguaje o el arte.
La civilización de un país se juzga ahora por su riqueza
financiera. Aunque sus valores morales y espirituales y su
sensibilidad artística estén del todo desvalorizados, se la
considera, no obstante, como la más civilizada si tiene el
mayor cúmulo de dinero en papel o en monedas para negociarlo en el mercado de valores.
La llamada civilización moderna ha privado a muchos pueblos de su identidad, de toda su alegría, del justo orgullo
de un pasado histórico, de su genio nacional, de los tesoros
inestimables de su lengua y cultura y casi de su misma
alma.
171
— La cultura ha de proporcionar verdadera alegría; pero ¿dónde se encuentra ésta? ¿En el progreso material y en la riqueza? No. La verdadera alegría está en ser humano, en encontrar sentido a la vida, en disfrutar de las relaciones sociales,
de la amistad, de la aceptación de sí mismo y de la confianza
y el amor de Dios.
— ¿Qué clase de alegría ofrece la moderna civilización a los
pueblos a los que tilda de salvajes? Cosméticos, transistores,
vídeos, comidas precocinadas, bebidas alcohólicas y no alcohólicas, literatura sensacionalista, coches deportivos, lanchas de carrera, tranquilizantes.
— La civilización moderna es un lecho de Procusto, al que se
fuerza a adaptarse a los miembros de todos los grupos de
todas las naciones.
— En lugar de corazón, la civilización moderna tiene máquinas, símbolo de dinero, ambición, posición y poder. No hay
nada intrínsecamente malo en las máquinas, pero ellas no
deben gobernar la vida humana; los seres humanos han de
usarlas de manera que proporcionen verdadero sentido,
gozo y satisfacción.
— En vez de ser la fuerza básicamente buena, dinámica y progresiva que debiera, la civilización moderna se ha convertido en un monstruoso Frankenstein, que devora todas las
culturas y civilizaciones que se cruzan en su camino.
Mt 23,1 -28
Me 10,17-27
Le 4,1 -13
Le 12,13-21
Le 12,32-34
Sant 1,9-11
Sant 2,1-7
Sant 4,1-6
Jesús condena a los fariseos. Ellos se creían mejores a causa de su dinero y de su ciencia.
El dinero hace que el joven rico pierda su felicidad.
Jesús es tentado a ser rico, popular y poderoso.
El rico necio. «El valor de un hombre (lo mismo
podría decirse de un país o de una civilización)
no está en lo que posee, sino en lo que es».
Las riquezas del cielo.
Pobreza y riqueza.
Prejuicios.
Amistad con el mundo.
Textos del Nuevo Testamento en relación
con las ideas de la parábola
No es posible encontrar textos relacionados directamente con el tema de esta parábola, pero encontramos
muchos afines a sus ideas clave:
Mt 5,1 -11
Mt 6,24-37
Mt 7,1-6
Mt 13,53-58
172
Las bienaventuranzas: verdadera felicidad.
Dios y las posesiones. No preocuparse. Estar
contentos.
Juzgar a los otros. Ningún grupo de personas
puede juzgar a otro.
Jesús es rechazado en Nazaret. Fue juzgado inferior. No tenía instrucción.
173
30. GAFAS Y LENTES
EN TIEMPOS pasados se impuso la curiosa costumbre de poner una clase especial de gafas a los niños recién nacidos. Nadie
sabe cuándo o por qué comenzó esta práctica, pero uno de sus
efectos fue deformar los colores. El rojo parecía verde, el negro
blanco y el amarillo azul.
Otro efecto extraño fue alterar la figura. Lo alto parecía
bajo, lo delgado gordo y lo cercano lejano. Lo más alarmante
de todo era la manera de confundir la belleza y la fealdad y que
la gente amable parecía cruel y los buenos malos.
De acuerdo con el origen racial, la clase social o la convicción religiosa de una persona, se introdujeron ligeras variantes
en el diseño de las lentes. En consecuencia, se hizo corriente
que los niños blancos vieran a los negros como horribles, y que
los miembros de diferentes sectas religiosas se despreciaran
unos a otros.
En los países en los que se usaban esta rara clase de gafas
se prohibió además quitárselas. Al principio se opusieron algunos, mas al final se aceptó la ley y nadie pensó nunca en discutir
el uso de esas gafas desde el nacimiento a la muerte. La mayoría de la gente se hubiera avergonzado de cuestionar lo que se
había convertido en una práctica profundamente arraigada en
su cultura particular. Incluso parece ser que, con el correr de
los años, pocas personas se daban cuenta de que realmente
llevaban gafas.
Por desgracia, no se estableció ningún control sobre el número de variantes introducidas en el diseño de gafas para grupos tan diferentes dentro de una comunidad. En consecuencia,
se acrecentaron las fricciones en una proporción alarmante.
No sólo se odiaban entre sí los negros y los blancos y los creyentes discutían constantemente unos con otros, sino también
174
los hombres comenzaron a despreciar a las mujeres y las mujeres a ridiculizar a los hombres.
Constantemente se podían escuchar altercados, lo mismo
en casa que en lugares públicos:
«Todos los negros son sucios y holgazanes».
«Todos los blancos son explotadores y asesinos».
«Todos los trabajadores son inferiores y despreciables».
«Todos los profesionales son ladrones y orgullosos».
«No existe ningún Dios. El que cree en Dios es un insensato.
Es estúpido hablar de la existencia de un cielo situado en el
firmamento».
«Los ateos sois demasiado despreciables y necios para apreciar los milagros de la creación de Dios. No sois mejores que los
animales».
No mucho después los altercados degeneraron en alborotos,
y los alborotos en lucha armada. En muchos casos se produjo
la muerte inevitablemente.
En un mundo lleno de odio, se multiplicaron los asesinatos
privados. Las guerras —lo mismo entre tribus que nacionales—
crecieron de una manera alarmante. Al fin nació un niño que
un día tuvo el valor de quitarse las gafas.
Atónito, vio a la gente como realmente era. Todos le parecieron semejantes, con la misma clase de cuerpo. Tenían también los mismos anhelos, miedos y ansiedades, y suspiraban
por el mismo afecto y amor.
Se dio cuenta de que todos se necesitaban unos a otros para
sobrevivir. Compartían un destino común y, aunque se dirigían
a Dios bajo diferentes nombres, todos eran hijos del mismo
Dios Padre. Por eso le sorprendió y le entristecía ver un mundo
lleno de tanto odio, ansioso de poder y egoísta.
«Hijos míos», decía, «amaos los unos a los otros. Habéis oído
que se dijo: "Amad a vuestros amigos y odiad a vuestros enemigos". Pues yo os digo: "Amad a vuestros enemigos y orad por
los que os persiguen para que seáis hijos de vuestro Padre de
los cielos. Pues él hace que brille el sol sobre malos y buenos
igualmente y envía la lluvia a los que obran bien y a los malvados. ¿Por qué habría Dios de remuneraros si amarais sólo a los
que os aman? Hasta los pecadores hacen eso"».
Las multitudes, al oírlo, se enfurecieron. Siguieron insistiendo en que no eran iguales y que no era posible tener el mismo
Padre.
175
Realmente le crucificaron porque era demasiado peligroso
y porque osaba mirar el mundo y a sus habitantes sin gafas
deformadoras.
«¡Padre, perdónales a todos!», gritó desde la cruz en que le
habían clavado. «Han perdido la vista. Su visión está desfigurada y no ven en realidad. Perdónales, Padre. Realmente no saben
lo que hacen».
Desde entonces han pasado casi veinte siglos. Las disputas
han persistido. El resentimiento y el odio no dan señales de
desaparecer. Las guerras se han multiplicado y mucha gente
inocente está siendo aún exterminada. ¿Durante cuánto tiempo
continuará esto?
Sugerencias generales
«¿Cómo pueden los judíos ser iguales que los árabes, los
blancos como los negros y los extranjeros como los nacionales?»
«Los ricos y los pobres no pueden ser iguales», vociferaron
otros. «Los comunistas y los capitalistas serán siempre diferentes. Estás diciendo tonterías».
«Debéis ser perfectos», resumió él, para concluir, «igual que
vuestro Padre de los cielos es perfecto. Amad a los demás como
os amáis a vosotros mismos. Haced a los otros lo que quisierais
que los otros os hicieran a vosotros. Quitaos esas gafas deformadoras y veréis el bien que hay en los demás».
«¿Tonterías!», siguió gritando la multitud. «Ese hombre no
es más que un perturbador».
«¡Traidor!»
«¡No dejéis que se salga con la suya!»
«Ea, ¡hagámosle callar de una vez para siempre!»
Parecía que, por primera vez en la historia, todos estaban
unidos. Aunque los diversos grupos raciales y religiosos se habían estado despedazando desde que se tenía memoria, espontáneamente se unieron contra el común enemigo.
Judíos y romanos, ricos y pobres, pecadores y justos, jóvenes y ancianos, soldados y civiles, todos ellos decían, o mejor
vociferaban, ahora a una voz:
«¡Crucifícale, crucifícale!»
176
Mensajes de la parábola
— Formación y transmisión de prejuicios.
— Todos estamos afectados por prejuicios de varias clases:
nacionales, culturales, sociales, sexuales, religiosos, etc.
— Sin percatarnos de ello, los prejuicios se han convertido en
una segunda naturaleza para nosotros.
— Los prejuicios influyen en nuestra percepción de la realidad
y condicionan el proceso de nuestro pensamiento, determinando pautas emocionales y de conducta.
— Vemos a Cristo como un hombre libre de prejuicios.
— Para seguir a Cristo hemos de librarnos de nuestros prejuicios.
— Necesitamos aceptar honradamente que nuestro prejuicio,
como nuestros hábitos, persisten hasta la muerte.
— En la lucha contra los prejuicios, puesto que lleva a ser mal
visto y excluido de la sociedad, se necesita coraje: primero
dentro de nosotros mismos y luego en nuestra sociedad.
—- Libre personalmente de prejuicios, Cristo se convirtió en
objeto de ellos.
177
Ideas y aplicaciones de la parábola
— Todos hemos nacido libres de prejuicios.
— Nuestros padres, profesores, mayores y amigos condicionan
nuestra manera de pensar, y entonces comenzamos a ver
las cosas de una forma parcial.
— Los prejuicios intelectuales y emocionales se desarrollan
cuando nuestra mente se uniformiza. Renunciamos a nuestra libertad creadora o perdemos nuestra visión de la realidad, reemplazándola por los prejuicios intelectuales y emocionales atribuibles a la cultura, la clase, el grupo étnico o la
afiliación religiosa en que hemos nacido.
— Esos prejuicios empañan entonces y deforman nuestra visión, porque vemos la vida a través de gafas teñidas con
nuestras preferencias particulares.
— Debemos prevenirnos contra los múltiples prejuicios reinantes en las sociedades, naciones, regiones, lenguas, culturas, religiones, clases sociales, grupos étnicos, sexo, color,
política, familias, etc.
— Los prejuicios nos condicionan tanto que no vemos las cosas
y la gente como son. No conseguimos sentir, pensar y obrar
objetivamente, porque nuestro proceso mental y psicológico
moldea nuestra vida de acuerdo con unas pautas fijas.
— Cristo nos enseñó la manera de amar y lo aceptó todo sin
prejuicios.
— Nos enseñó que tenemos un Padre común y que todos sin
distinción somos hermanos.
— Nos enseñó a amar a los demás como nos amamos a nosotros mismos. Para él no había judíos o gentiles, ricos o
pobres, amigos o enemigos, justos o pecadores, adultos o
niños. Todos eran iguales a sus ojos. Él amaba y ayudaba a
todos, se mezclaba y charlaba con todos.
— Para ser verdaderos discípulos de Cristo, debemos combatir
los prejuicios con toda resolución y determinación.
— Si, como Cristo, queremos amar a todos, respetar, aceptar y
recibir a todos, debemos estar dispuestos a ser odiados, perseguidos y condenados, a ser clavados en la cruz de un
mundo cargado de prejuicios contra nosotros.
Textos del Nuevo Testamento en relación
con las ideas de la parábola
a) Predicación de Jesús
Mt 5,21-26
Mt 5,38-42
Mt 25,31-46
Me 6,31 -3 5
Me 7,14-23
Me 9,35-37
Me 12,28-34
Le 6,26-36
Le 6,37-42
Le 10,25-37
Le 18,9-14
Enseñanza sobre la cólera. Respetar a la gente.
No hay que desquitarse nunca contra nadie,
sino devolver amor por ofensas. El amor va
más allá de las exigencias de la justicia estricta.
Nuestra relación con Dios se prueba con nuestra relación con todos nuestros hermanos.
¿Quién es mi madre y mi hermano y hermana?
¡Todos!
¿Qué hace impura a una persona? El corazón
de todos es el mismo. Las cosas externas no nos
hacen diferentes.
¿Quién es el más grande? El que se hace como
los niños.
¿Cuál es el mandamiento más grande? Amar a
Dios y a todos los hombres.
Amar incluso a los enemigos.
No juzgar a nadie. Aceptar a todos.
El buen samaritano. Todos son tu prójimo.
Dios mira el corazón de la gente, no sus acciones.
b) Práctica de Jesús
Jesús no hace distinción alguna en el modo de tratar con:
Pecadores y justos
Jn 8,1-11
Le 7,36-50
La mujer sorprendida en adulterio.
La mujer pecadora en casa de Simón.
Los publícanos y los fariseos
Le 5,27-32
Le 19,1 -10
La llamada de Mateo.
Jesús va a casa de Zaqueo.
Samaritanos y judíos
178
Jn 4,1 -42
Le 17,11 -19
La samaritana.
El leproso samaritano.
179
Extranjeros y nacionales
Otros textos del Nuevo Testamento
Le 7,1 -10
Me 7,24-30
Col 3,8-11
Sant 2,1 -13
Sant 2,14-26
Un 2,7-11
Un 3,11-18
El oficial romano.
La mujer fenicia.
Mujeres y hombres
Le 10,38-42
Le 7,11 -15
Jn 20,11-18
Marta y María.
La viuda de Naín.
María Magdalena.
No hay judíos ni gentiles..., esclavos ni libres.
Amonestación contra los prejuicios.
Fe en acción.
Un nuevo mandamiento.
Amarse unos a otros.
Niños y adultos
Me 10,13-16
Mt 18,2-6
«Dejad que los niños vengan a mí».
Poniendo a un niño en medio de ellos.
Pobres y ricos
Mt 9,35-38
Le 7,36-38
Se compadece de las turbas.
Comida en casa de un rico fariseo.
Instruidos o no
Me 1,14-20
Jn 3,1 -17
Escoge a sus discípulos: pescadores.
Jesús y Nicodemo.
c) Jesús, objeto de prejuicios
Libre de prejuicios, Jesús mismo fue objeto de ellos:
Me 2,13-17
Me 3,1-6
Me 3,20-28
Me 6,1-6
Me 7,1 -13
Mt 26,57-67
Mt 27,15-26
Le 7,36-39
Le 19,1-10
Jn 9,1-41
Jn
Jn
Jn
Jn
180
11,45-54
12,9-11
18,38-40
19,1-22
La llamada de Mateo.
Cura al hombre de la mano seca.
Jesús y Belcebú.
Jesús es rechazado en Nazaret.
La enseñanza de los antiguos.
Jesús ante el sanedrín.
Jesús es sentenciado a muerte.
En casa de Simón el fariseo.
En casa de Zaqueo.
Curación del ciego. (¡Capítulo contra los prejuicios!).
El complot
contra Jesús.
La muerte
de Jesús.
181
Pág.
ÍNDICE
Pág.
Prólogo
Introducción
1. Los camellos
2. Las guitarras
3. La caravana
4. Hermano, permite que te enseñe
5. Prakash quería ver a Dios
6. ¿Qué está haciendo aquí?
7. Abundancia en penuria
8. Las golondrinas
9. ¡Lo sabía! ¡Lo sabía!
10. Lo sabemos todo de él
11. El pequeño pez
12. La escudilla del mendigo
13. Isaac
14. ¿Es que no pueden probarlas por sí mismos?
15. Autobiografía de un coco
16. ¿Qué pasa, señor Toiler?
17. No tendrás otros dioses fuera de mí
18. Margarita
19. Escuchar a los galgos
20. Un asunto de monos
21.
22.
23.
24.
25.
26.
27.
28.
29.
30.
Apuros del samaritano
Un mundo aracnoide
Las vacas
.'
¡Maldita sea!
¿Cómo lo llamarías, mamá?
El juicio de Dios
¡Eureka!
El país
flotante
Sin civilizar
Gafas y lentes
120
128
133
140
146
151
156
162
168
174
5
7
12
17
22
26
31
36
43
48
54
61
66
71
76
81
86
92
97
103
109
114
183
182
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