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Centro de Estudios Antropológicos
A p a r t a d o s d e ! N.° 2 de
ANTROPOLOGIA
I N F O R M E
P R E L I M I N A R
A R Q U E O L O G I C A S
E N
D E
L A S
E X C A V A C I O N E S
C O N C O N
por Bernardo Berdichewky
I.
Scher
viembre de 1962 hasta mediados de enero de
1963, continuándose posteriormente en los
meses de abril y mayo de 1963. Pretendemos
todavía realizar u n a última etapa en el curso
del año actual.
En los inicios de este trabajo de terreno
el autor tuvo la colaboración del Arquitecto
señor Francisco Reyes, en esa época Investigador del Centro de Estudios Antropológicos,
y también del Arqueólogo señor L a u t a r o Núñez, en aquel entonces Ayudante del autor
en La Cátedra de Arqueología. El Ayudante
de campo p e r m a n e n t e y a la vez d i b u j a n t e en
el terreno fue el estudiante señor Ornar Ortiz,
auxiliar del autor en la Cátedra de Arqueología de la Universidad. Participaron también,
por varios días y en forma alternada, algunos
estudiantes de la Especialidad de Arqueología de la Universidad de Chile y algunos aficionados a la Arqueología, miembros de la
Sociedad de Amigos de la Arqueología de
Santiago. El Dr. Matzen, de Valparaíso, ayudó
en el rescate de los esqueletos y el señor José
Luis Feyio de la Sociedad Arqueológica de
Viña del Mar cooperó como fotógrafo de la
excavación.
Introducción.
A partir de noviembre de 1962 el Centro de
Estudios Antropológicos de la Universidad
de Chile inició excavaciones estratigráficas en
la localidad de Concón, b a j o la dirección del
autor de este artículo. Este t r a b a j o de terreno es parte de la investigación registrada bajo el n ú m e r o U. Ch. 18 en el mencionado
Centro.
El sitio se ubica en el F u n d o de la Empresa Nacional de Petróleo (ENAP) , detrás de los
últimos tanques de la Refinería de la E N A P
en Concón, en las lomas de las primeras colinas que bordean el valle del Aconcagua (v.
mapa en Lám. i ) . Cerca de nuestro sitio y
también en los límites de la Refinería se habían ubicado previamente otros dos yacimientos arqueológicos, por lo que hemos denominado a éste con el nombre de Sitio E N A P 3.
Hace ya algún tiempo habíamos tenido
referencia de estos sitios, como de otros yacimientos en torno al pueblo de Concón, por
intermedio del señor E d u a r d o Humeres, Secretario del Centro de Estudios Antropológicos. Posteriormente, a comienzos del año 1962
fuimos acompañados y guiados a visitar esos
sitios p o r el Ingeniero señor Jorge Silva, Presidente de la Sociedad Arqueológica Fe.
Fonck de Viña del Mar quien nos dio valiosas informaciones e indicaciones sobre estos
yacimientos.
El autor, preocupado en una investigación
arqueológica de la costa central, se interesó
por los sitios en torno a la E N A P y resolvió,
con la previa autorización y patrocinio del
Centro de Estudios Antropológicos, realizar
excavaciones estratigráficas en el sitio E N A P 3.
Fueron solicitados los permisos correspondientes en la Empresa Nacional de Petróleo,
tanto a la Central en Santiago, como a las
autoridades de la Refinería y de su F u n d o
en Concón. Estos, no sólo autorizaron gentilmente, sino que además, otorgaron toda clase
de facilidades d u r a n t e nuestras actividades,
como ser materiales y herramientas y hasta el
uso de tractores y bombas de agua, como
igualmente, instalaron luz eléctrica en nuestro campamento.
Las excavaciones se realizaron desde no-
D u r a n t e el período de las excavaciones éstas fueron visitadas por autoridades y numeroso público a quienes se les dieron las explicaciones del caso por los Ayudantes y estudiantes que cooperaban en los trabajos.
En las páginas que siguen presentaremos
un informe preliminar de la primera etapa de
las excavaciones, siendo nuestra intención,
una vez terminada la segunda etapa, en el
presente año, confeccionar u n a monografía
completa sobre esta investigación.
II. Desarrollo
y técnica
de la
excavación.
El yacimiento del sitio ENIVP 3 se ubica, como
hemos dicho, sobre u n a loma de suave pendiente, inmediatamente detrás de los últimos
tanques de la Refinería de Petróleo (ver foto
1) . Al instalar la pandereta divisoria, por
detrás de dichos tanques, la Empresa trazó
u n camino cortafuego de unos diez metros de
ancho que bordeaba esa pandereta. Dicho camino obligó a rebajar y cortar al pie de la
ladera con el fin de emparejarlo quedando,
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a n t r o p o l o g í a / publicación del C e n t r o d e Estudios Antropológicos
que para el efecto nos facilitó la Sección de
Seguridad de la ENAP. La finalidad de esto
era obtener, u n a vez secada la tierra, que re
cuperara ésta sus colores naturales y poder
así apreciar con más claridad las capas ge 0 .
lógicas y culturales del gran perfil. Se tomaron fotografías de éste, en blanco y negro v
en color desde distintos ángulos. También
se obtuvieron algunas fotos de detalles en lugares especialmente claros del perfil o donde habían aparecido rasgos culturales especiales, como ser fogones, concentraciones de
concha y restos óseos. Se d i b u j ó a colores los
50 m. de perfil limpiados y sirviéndose para
la escala de u n gran c u a d r a n t e con marco de
madera de 2,20 x 2,20 m. ajedrezado con lienzas colocadas cada 0,20 m. T a m b i é n se usó
este cuadrante para los dibujos de plantas
o perfiles realizados en las propias cuadrículas (foto 4) .
fue cuidadosamente limpiada (recogiéndose
unos poquísimos fragmentos de cerámica en
esta tarea) y después dividida en 6 secciones
de 15 x 21 m. contando desde S. a N. e indicadas en esa misma dirección con letras mayúsculas del alfabeto. El primer p u n t o de referencia (P. R. 1) estaba ubicado a 1 m. exacto de la intersección de las dos panderetas de
la E N A P q u e hacían rincón en ese lugar. A
20,35 m. en dirección W. se fijó el P. R. 2
donde se p l a n t ó la estaca O al extremo Sur
y Este de d o n d e parten u n par de coordenadas hacia el N. y el W. en relación a las cuales se referirían las estacas y cuadrículas. Las
primeras f u e r o n numeradas en dirección N.
con números romanos y en la W. con letras
mayúsculas; las segundas, en dirección W .
con las letras minúsculas del alfabeto y hacia
el N. con números árabes. El gran perfil quedó f o r m a n d o u n a larga línea sinuosa en el
plano dentro de las cuadrículas a. (Lám. II) .
U n a vez analizado el gran perfil, reconociendo sus capas y su estratigrafía arqueológica (foto 2), se pasó a la excavación de las
cuadrículas p r o p i a m e n t e tales. Para el efecto
y t o m a n d o en cuenta la mayor concentración
de materia c u h u r a l y más cantidad de capas
que se apreciaban en la parte correspondiente del gran perfil, se eligió la Sección C., es
T e r m i n a d o el levantamiento y realizados
los planos a escala, como igualmente tomadas
las fotografías panorámicas del sitio, nos dedicamos a estudiar y revisar minuciosamente
el gran perfil q u e ya había sido limpiado y
e m p a r e j a d o con pala y rastrillo y además lavado totalmente con las grandes mangueras
i*.
•
.n-:- "l"-
*
A s f i s s i ? : ai.
Foto NO 2. Vista del gran perfil f r e n t e a la Sección C después de l i m p i a d o y e m p a r e j a d o . El
n ú m e r o 6 d e la base del perfil, corresponde al estrato I de la L á m i n a IV, el 5 corresponde al
estrato II, el 4 al estrato III, el 3 al estrato IV, el 2 al estrato V y el 1 al estrato VI o superficie.
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¡¡grnardo
Berdicheirsky
S.
I n f o r m e p r e l i m i n a r d e las excavaciones arqueológicas en Concón
Wir
la t e r c e r a sección de 15 m. de extenen dirección Sur a Norte. Las
estacas plantadas dentro de dicha sección se
unieron entre sí con lienzas niveladas en relación a la estaca cero, cuya altura sobre el
nivel del mar se había establecido. T o d a la
sección quedó así cuadriculada con las lienzas en u n ajedrezado de 3 x 3 m. Las cuadrículas de la letra a, concretamente de la a-11 a la
resultaron, en la práctica, más pequeñas
p o r q u e terminaban
en el gran
perfil.
(Lam. ni) •
Se excavaron, primero, dos cuadrículas del
borde occidental de la Sección, las cuadrículas g-12 y g-13 hasta agotarlas, después se continuó con u n a serie completa de cuadrículas
del extremo oriental, las cuadrículas b-11 a
la b-15 hasta agotarlas igualmente y cuyos
perfiles orientales pudieron cotejarse perfectamente con los del gran perfil del que quedaron separados, aproximadamente, p o r cerca 1,50 m. T a m b i é n se excavaron dos cuadrículas que daban sobre el gran perfil, las
a-11 y a-12. Posteriormente se continuó excavando una serie de cuadrículas en dirección
W. por las cuadrículas de números 12, hasta
unirse con la g-12, excavada primeramente.
En esta forma f u e posible cotejar los perfiles
extremos de la sección, como igualmente los
intermedios (foto 3 ) .
I
-¿i*,
*
Foto 4. T r a b a j a n d o s i m u l t á n e a m e n t e en tres cuadrículas vecinas en l e v a n t a m i e n t o y limpieza de entierros
y fogones. En p r i m e r p l a n o se aprecia el c u a d r a n t e
ajedrezado p a r a los relevamientos.
una dimensión real de 2,40 m. x 2,40 m. y
separada de las cuadrículas vecinas por u n a
pared de 0,60 m. de ancho (0,30 m. p o r lado)
por la cual era perfectamente posible transitar. T r a b a j a m o s n o r m a l m e n t e dos cuadrículas a la vez, con dos obreros provistos de palas
y picotas o chuzos en cada una. Se cribaba toda la tierra q u e se sacaba. J u n t o a los harneros, con planitas en mano, t r a b a j a b a n los
ayudantes o estudiantes, separando todo el
material cultural que aparecía el que se guardaba en bolsas debidamente etiquetadas con
indicación de la cuadrícula y estrato. En el
m o m e n t o q u e aparecía cualquier rasgo especial, como ser, fogón, entierro, concentración
de conchas, etc., los obreros debían interrumpir su trabajo pasando a otra cuadrícula y los
ayudantes o estudiantes aislaban y limpiaban
el objeto con planitas, fuelle, brochas y hasta
con finos instrumentos dentales. Después de
aislados debidamente eran fotografiados, dibujados y fichados, sacándolos posteriormente con sumo cuidado. Los esqueletos eran colocados en cajas de cartón y cajoncitos de
madera. T e r m i n a d o esto volvían, nuevamente, un par de obreros y seguían profundizando la cuadrícula hasta agotar todas las capas
culturales y llegar al último estrato estéril.
El espesor de las capas se conocía anticipadamente con cierta aproximación, de acuerdo a la estratigrafía reconocida previamente
en el análisis del G r a n Perfil. Sin embargo,
dentro de cada capa se excavaba por niveles
Foto 3. Las cuadrículas de la sección C en p l e n o desarrollo d e la excavación.
Antes ile iniciar la excavación de cada cuadrícula se clavaban cuatro agujas-estacas en
el interior de éstas y en sus extremos, a u n a
distancia equidistante de 0,30 m. de los límites de la cuadrícula, uniéndose entre sí
con finas lienzas por sus cabezas a u n a altura
de 0,10 ra. sobre el nivel del suelo, y q u e servían de señalizadores para la excavación de
la cuadrícula, la que quedaba así reducida a
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antropología
/
publicación del Centro de Estudios Antropológicos
arbitrarios de más o menos 0,15 m. de espesor.
U n a vez sacado cada nivel que correspondía
a p r o x i m a d a m e n t e a dos piques de picota se
e m p a r e j a b a n las paredes de la cuadrícula
m a n t e n i e n d o así, siempre, los perfiles de las
cuatro paredes bien parejos. Se procedía, entonces, a medir las p r o f u n d i d a d e s de la cuadrícula, a poca distancia de las paredes E. y
W. desde las lienzas niveladas y usando u n
angulador con brazos de 1 111. de largo con
niveles de b u r b u j a en cada u n o de ellos, 1 v
te mismo angulador era usado para tomar las
medidas tridimensionales con que se medía
cada rasgo u o b j e t o especial. (Fotos 3 y 1) .
U n a vez terminada de excavar cada cuadrícula, hasta el último estrato cultural, aprox i m a d a m e n t e por unos 2 m. de p r o f u n d i d a d ,
se b a j a b a por u n a escala de aluminio y se
deslindaba las distintas capas que se apreciaban en la estratigrafía de los perfiles de cada
pared, clavando en cada una de ellas u n número sucesivo. U n a vez colocadas las flechas
indicadoras del norte y el metro de escala
como también el n ú m e r o respectivo de la cuadrícula se tomaban las fotos de ésta y de sus
perfiles, algunas de las fotos eran tomadas
desde una torre fotográfica confeccionada ad
hoc con tina escala de tijera. De cada cu a
drícula se hacían dibujos, a escala, en plant
y de los perfiles de sus cuatro paredes. ES(
últimos eran d i b u j a d o s en colores (foto 5')
Además de las fotografías y dibujos se ll e
vaba un sistema de registro a base de fichas
de los sitios, rasgos culturales especiales dé
restos óseos, de fotografía, registro estratigrá
fíco y, sobre lodo, un diario detallado ele excavación.
Se habilitó, d u r a n t e el período ele excava(iones, un lavadero de cerámica en el mismo
terreno donde se logró lavar y secar una parte
i m p ó r t a m e de la gran cantidad de fragmentos
de cerámica obtenidos. Se m a n t u v o también
un centrifugador m a n u a l para obtener el carbón de los conglomerados de tierra sacados
de los lugares de fogones, con el objeto de
enviarlo, posteriormente, a su análisis y obtener fechas de C. 11. Se tomaron muestras de
tierra de los distintos estratos con el fin de
hacer los análisis químicos y de laboratorios
respectivos.
Funcionó en el campamento, habilitada en
el interior de un carromato facilitado por el
Ingeniero ¡cusen, una pequeña oficina.
Foto X? 5. La cuadrícula 1>-15 totalmente excavada v en i|ne se aprecian los 6 estratos
arqueológicos. Fotografía tomada de la torre fotográfica.
70
¡¡grnardo Berdicheirsky
III.
I n f o r m e p r e l i m i n a r de las excavaciones arqueológicas en Concón
S.
Estratigrafía.
de unos 0,05 a 0,10 m. de espesor q u e pareciera corresponder a u n suelo o piso artificial, tal vez a fondos de vivienda o terreno
apisonado; sobre él sigue la capa c) nuevamente con el conchai cuya concentración de
conchas se espesa también cada vez más hacia
arriba alcanzando la capa u n espesor aproximado de 0,40 ni. Culturalmente podríamos
hablar de dos niveles sucesivos: el primero
representado por la capa a. y el segundo por
las capas b. y c.
F1 estudio del Gran perfil, de preferencia frente a la Sección C que era la de mayor
concentración de las capas (foto 2 y, sobre
tZo el análisis del excelente perfil que quedó después de excavada y emparejada la cuadrícula a-12 que caía, justamente, sobre el
gran perfil, permitió apreciar una clara estratigrafía. (Lám. iv).
Este perfil limpiado, en la cuadrícula mencionada, alcanzó una altura total de aproximadamente 3 m. que se descomponía en las
siguientes capas desde la base:
I. U n gran estrato estéril de alrededor de
1,30 m. de espesor, constituido por 3 capas:
a) capa de la base de unos 0,25 m. de espesor
de tierra rojiza, sobre la que venía u n a capa,
b) de aluvión irregular que correspondía a
un meandro o subida del río Aconcagua; sobre ésta una capa, c) de tierra marrón, de
unos 0,60 m. de espesor. T o d a s las capas estaban inclinadas en la dirección norte-sur.
V. Sobre este último conchai viene u n estrato cultural de unos 0,20 m. de tierra marrón grisáceo clara, prácticamente sin restos
de conchas, pero con fragmentos de cerámica.
VI. Por último tenemos la capa superficial
de unos 0,05 m. de espesor, polvorienta y con
pocos restos culturales.
La situación topográfica del yacimiento indica q u e se halla sobre unos faldeos suaves,
actualmente a unos 15 m. sobre el nivel del
mar, q u e b a j a n a una planicie en forma aproximadamente de h e r r a d u r a sobre la q u e se
extiende u n potrero y los últimos tanques de
la ENAP y q u e se levanta unos 10 m. sobre el
actual nivel del mar. (Lám. II) . La forma semicircular de los bordes de esta planicie, como el estrato de aluvión que se ha descubierto a lo largo del gran perfil hecho en la ladera por los tractores de la ENAP, descubierto
también en nuestras cuadrículas, indica que
esa planicie fue primitivamente lecho del río
Aconcagua, o más correctamente de un meandro lateral de éste, antes que drenara su actual lecho. El estrato de aluvión se encuentra
a p r o x i m a d a m e n t e a unos 13 m. de altura sobre el actual nivel del mar. Parece ser que
posteriormente al drenar más su valle, f o r m ó
el río u n nuevo m e a n d r o en este rincón un
poco más b a j o en la ladera, a unos l i a 12 m.
de altura sobre el actual nivel del m a r (Lam.
iv). La capa de aluvión respectiva se aprecia parcialmente en nuestra excavación y estratigrafía (fotos 2, 5 y 6).
II. Después de 1,30 m. desde la base aparece un primer estrato de ocupación de unos
0,30 m. de espesor constituido por u n a tierra
grisácea con mucho resto orgánico y entre la
que se notaba una apreciable cantidad de
fragmentos, muy desmenuzados, de conchas
blancas de moluscos que indicaban un primer
conchai, mezclado con muchos fragmentos de
cerámica.
III. Sobre la capa anterior se extendía una
capa irregular de aluvión con muchas piedras
rodadas, semejante a la inferior capa de aluvión y que indicaría también un nuevo meandro o crecida del río que terminó con el primer sitio de poblamiento. T e n í a unos 0,25
a 0,30 m. de espesor.
IV. Inmediatamente sobre ese estrato se
inicia el cuarto estrato que corresponde a un
intenso y espeso conchai de unos 0,70 a
0,80 m. de espesor, constituido de tierra grisácea con mucha materia orgánica y gran cantidad de conchas de moluscos en m u c h o mejor estado (aunque también fraccionadas)
que las del l.er conchai, mezcladas con abundantes fragmentos de cerámica y otros restos
culturales, e inclusive algunos entierros y fogones. Este estrato es factible de dividir en 3
capas: a) la primera de unos 0,30 m. de espesor, con algunos fogones en su base y cuya
concentración de fragmentos de conchas aumenta hacia arriba; la capa b) q u e sigue hacia arriba es u n a delgada capa de tierra dura, rojiza, aparentemente cocida o quemada
Según se desprende de dicha estratigrafía,
en la época anterior a la formación del primer m e a n d r o de río en este rincón, existía
una población indígena, a relativamente corta distancia del lecho del río de aquella época. Con la formación del meandro indicado,
que resultó, entre otras causas, al parecer, también de u n a crecida del río que debe haber
i n u n d a d o el poblado existente, obligando a
71
antropología
j
publicación del Centro de Estudios Antropológicos
¡¡grnardo Berdicheirsky
S.
I n f o r m e p r e l i m i n a r de las excavaciones arqueológicas en Concón
actividad recolectora de mariscos de importancia.
El estrato superficial tiene también algunos
restos culturales, a u n q u e al parecer m u c h o
más modernos y no definitivamente indígenas;
no representaría un poblado en el lugar, sino
más bien restos de tipo circunstancial.
Como se ve todos los estratos culturales son
de tipo agroalfareros. Por debajo del primero,
más antiguo, se excavó en algunas cuadrículas
hasta 1,30 m. más de p r o f u n d i d a d , apareciendo sólo capas estériles. Si existía algún estrato
precerámico, desde luego no está en este lugar ni menos podría estar en la base de esta
estratigrafía q u e se halla relativamente a muy
poca altura sobre el nivel del mar. Según
nuestra tesis (Berdichewsky, 1963), el precerámico debería estar más arriba, sobre lo alto de
la terraza f o r m a d a por estas primeras lomas.
u s habitantes a a b a n d o n a r el lugar, ha quedado esta zona inhabitada d u r a n t e u n tiemo'relativamente largo. Posteriormente, u n a
vez desaparecido y secado el m e a n d r o después
de que el río drenó más p r o f u n d a m e n t e el
valle, modificando su lecho, el lugar fue habitado nuevamente por u n a población indígena, sedentaria y agroalfarera como la anterior, pero con u n a mayor actividad mariscadora que aquélla, lo que se evidencia por
la gran cantidad de restos de conchas de moluscos recogidos y que se observan en el perfil.
Este gran estrato cultural con sus varias capas, parece indicar ocupaciones sucesivas y
seguidas de pobladores de cultura y pueblo
semejante (por lo menos, dos períodos).
El estrato v posterior al gran conchai, indica todavía u n a ocupación indígena, a u n q u e
tardía, al parecer ya de época colonial, poco
concentrada, de tipo agroalfarero, pero sin
IV. Hallazgos
y materiales
excavados.
sobre la capa de aluvión, de mayor ocupación,
apareció u n p e q u e ñ o tembetá de piedra de
color amarillo, de forma de botón con pequeñas aletas, más o menos a 1 m. de profundidad. Se obtuvo bastante carbón y tierra cocida.
Los fragmentos de cerámica eran de preferencia de un tipo marrón corriente. Pero se
obtuvo también bastantes fragmentos de cerámica negra, algunos de ellos, finos y pulidos.
En menor cantidad aparecieron fragmentos de
un tipo rojo pulido. Se recogieron también
unos poquitos fragmentos de cerámica pintada, un fragmento más grande de ésta se recogió j u n t o con unos trozos de huesos, a 1,40 m.
de p r o f u n d i d a d , también pocos fragmentos
incisos punteados.
En la base del gran estrato de ocupación se
rescató una piedra de bolón grande y alargada con notorias muestras de haber tratado de
esculpir en ella, al parecer, una cabeza humana muy tosca.
En la vecina cuadrícula g-13 se recogió, en
la capa superficial, un trozo de plomo y un
fragmento de cerámica.
En el límite oeste se excavaron dos cuadrículas que dieron estratigráficamente los siguientes materiales. En la cuadrícula g-12, poco después de la superficie, empezó a aparecer cerámica que a u m e n t ó a medida q u e se profundizaba en el estrato cultural de color marrón. Los fragmentos de cerámica se incrementaron enormemente al pasar al estrato
siguiente de u n color mucho más oscuro y con
abundantes restos de fogones con carbón y
tierra cocida.
Aparecieron algunas lascas trabajadas y tro
zos de huesos partidos. Los fragmentos de conchas de moluscos eran insignificantes surgiendo sólo en algunas ocasiones concentrados en
un lugar, al parecer en los fogones mismos.
Lo principal y más a b u n d a n t e fue la cerámica que se recogió hasta los últimos fogones,
aproximadamente a 1,70 m. de p r o f u n d i d a d
desde las lienzas niveladas, después de la cual
empezaba un espeso estrato de aluvión con
grandes piedras, culturalmente estéril. Por
debajo de éste, la tierra compacta y rojiza
que apareció era estéril también. En el estrato
m
'.
' ' ' a n t a de la Sección C m o s t r a n d o las cuadrículas excavadas y los rasgos culturales
-speciales, como ser, entierros, fogones, etc., ubicados en ellas y q u e se indican con n ú m e r o s
t a m b ' i i ' ' 0 e n t r i á n ^ u l o s a l l a d o c l e l o s cuales se anotan las respectivas p r o f u n d i d a d e s . Se anota
i n el sistema de coordenadas de letras y n ú m e r o s para ubicar las cuadrículas y estacas,
iy
a m e n t e . Al costado se m u e s t r a n los perfiles transversales de la Sección C q u e indican,
cn
e rOS 501)16 e l n i v e l
del mar, la gradiente respectiva y la diferencia de nivel cortada p o r los
tractores después del gran perfil.
73
antropología
/
publicación del Centro de Estudios Antropológicos
u n o era con incisiones. Se recogió también
una p u m i t a de proyectil de base cóncava
"
ti*'
[
t í
|
En las cuadrículas frontales, en el límite
este, vecinas al g r a n perfil, se o b t u v o en el
estrato cultural inferior, conchas m u y molicla s
y casi exclusivamente cerámica, e n t r e las cua
les h a b í a n del tipo m a r r ó n y t a m b i é n negra
V
En el gran conchai superior, sobre la capí
de aluvión, se rescató g r a n c a n t i d a d de con
(has, en una tierra oscura con m u c h a materia
orgánica y con a b u n d a n t e s fogones y tierra
apisonada y "cocida" de probables pisos d»
viviendas. A u n q u e este segundo conchai cor r e s p o n d e a un silio de p o b l a m i e n t o , apareció
una b u e n a cantidad de entierros en él, la mayoría en posición flectada con a j u a r relativam e n t e pobre: u n esqueleto f e m e n i n o con una
piedra de moler encima, otro, masculino, con
una cabe/a de a u q u é n i d o d e b a j o , algunos
cráneos de niños, sin el esqueleto. Varios de
los cráneos de adultos t e n í a n deformación de
lipo occipital, t a b u l a r erecta y la dentadura
muy desgastada. U n o de ellos apareció con
un tembetá i n m e d i a t a m e n t e al lado que calzaba e x a c t a m e n t e sus alelas sobre los incisivos;
asociado con o t r o cráneo apareció una orejera
de piedra y un d i s q u i t o de m a l a q u i t a . En los
perfiles estrat¡gráficos 110 se distinguían bolsones en t o r n o a los esqueletos q u e pudieran
indicar q u e éstos hubiesen sido enterrados a
cierta p r o f u n d i d a d de su suelo primitivo.
Mas parecía q u e ellos hubiesen sido depositados sobre el piso de las habitaciones y cubiertos con una leve capa de tierra, o sin nada.
Foto (i. Perfil de la cuadrícula b-12 en que se ven
claramente los seis estlatos.
Después e m p e z a r o n a aparecer, a m e d i d a
q u e se p r o f u n d i z a b a más, f r a g m e n t o s de cerámica semejantes a los de la cuadrícula vecina,
Foto M 7. Esqueleto V 21 de la cuadricula a-12 del estrato IV, c. Se puede apreciar la
deformación occipital, tabular electa del cráneo.
74
do Berdicheirsky
¡¡grnar
S.
I n f o r m e preliminar de las excavaciones arqueológicas en Concón
tradas, p e r o hecha de cerámica, de u n t a m a ñ o
m e n o r y con incisiones en su cara e x t e r n a de
2,5 cm. ile d i á m e t r o (Fig. 2,c) ; u n a espátula
ile hueso m u y p u l i d a ; un p e n d i e n t e a l a r g a d o
lie pizarra f i n o (Fig. l,c) , u n a especie de
botón, p a r t i d o o bien tortero i n c o m p l e t o partido al t r a t a r de h o r a d a r l o ; una p i p a de cerámica lie c u e r p o circular semiplano, con un
h o r n i l l o cilindrico, p e q u e ñ o , el t u b o no apareció; o t r o f r a g m e n t o de pipa de p a r t e del
tubo, cilindrico q u e se angosta hacia el extremo distal, de cerámica negra muy pulida, al
parecer p a r t e de una p i p a de lorma de T
invertida.
Veamos un poco más en detalle, los principales hallazgos e n c o n t r a d o s en ese gran estrato cultural, al cual pertenecen t a m b i é n los
entierros.
Foto N? 8. Relevamiento de los entierros N.os 23 y 24
de la cuadrícula c-11.
En este estrato se ubicaron una veintena
ile puntas de proyectil, casi en su totalidad de
base cóncava, m u c h o s tembetás, t a n t o de piedra como de cerámica, del t i p o de b o t ó n con
aletas y de diversos tamaños, materiales m u y
semejantes a los excavados por el C e n t r o de
Estudios Antropológicos en el sitio de Los
(otes en la Q u e b r a d a de Horcón (Berdichewsky, Ms., 1964). De acuerdo a lo a n o t a d o más
arriba se desprende q u e los objetos rescatados
ile este estrato son c o n t e m p o r á n e o s de los esqueletos; más a ú n si consideramos que, inmediatamente asociados con varios esqueletos,
habían algunos de los mismos objetos.
La única pieza de metal en esle estrato lúe
una pequeña lámina r e c t a n g u l a r de cobre con
una perforación en u n extremo, c o m o un
pendiente (Fig. l , a ) . Se o b t u v i e r o n también
allí dos piedras horadadas. I g u a l m e n t e , asociado con esqueletos aparecieron, p o r intermedio del h a r n e r o fino, u n p a r de d i m i n u t a s
tn pam rrnnú-Lux^
<zrmmmm>
Kig. X" I. l'endienles y cuentas, a) (le cobre, b) y d)
de malaquita, c) de pizarra. T a m a ñ o natural.
a)
Enterratorios.
Hemos dicho q u e en el m e n c i o n a d o estrato
cultural con conchai y q u e representa los testos ile un p o b l a d o y basural, se e n c o n t r a r o n
asociado con él y solamente allí, los esqueletos
h u m a n o s . A pesar de q u e rescatamos varios
de estos, en n i n g ú n m o m e n t o pudirnos apreciar, en los perfiles de las cuadrículas en q u e
aparecieron o al sacar y l i m p i a r la tierra a su
alrededor, q u e hubiesen estado enterrados en
t u m b a s o pozos, m e n o s a ú n p u d i m o s c o m p r o
bar t u m b a c o n s t r u i d a alguna. H a s t a ahora
hemos p o d i d o constatar, solamente, q u e h a n
sido, más bien, depositados sobre el suelo original, m e j o r a ú n , sobre el piso de las vivien-
cuentitas circulares de m a l a q u i t a (Fig. l , b ) ,
otra cuenta o p e n d i e n t e de m a l a q u i t a , circular
Y grande de unos 2 cm. de d i á m e t r o con
agujero cerca del b o r d e (Fig. l,d). U n a orejera
ircular, biconvexa como las otras dos encon-
75
antropología
/
publicación del Centro de Estudios Antropológicos
das o cabañas y cubiertos, tal vez, con u n a
ligera capa de tierra y al parecer también
conchas o, en su delecto, envueltos en algún
envoltorio de materia orgánica que no ha
dejado rastros y que en algunos casos parece
haber estado rodeado de conchas. En todo caso, es indudable que se trata aquí de inhumanaciones intencionales de sus muertos, de
acuerdo a algún rito propio y n o que quedaron los cadáveres al azar, tirados en el poblado por efecto de alguna presunta m u e r t e violenta. Q u e se trata de u n sistema voluntario
de entierro en el propio poblado y probablemente dentro de las mismas habitaciones, lo
atestigua la existencia de ajuar, a u n q u e relativamente escaso, asociado con algunos de los
esqueletos.
Entierros
de cuadrícula
b-11.
Los entierros más interesantes y más completos, rescatados por nuestra excavación son los
dos ubicados en la cuadrícula b-11 a 0,90 m.
de p r o f u n d i d a d desde las lienzas niveladas. Se
trata de u n esqueleto masculino y otro femenino, yacentes en u n mismo nivel y a una
distancia de poco más de 1 m. entre sí
(Lám. v).
El esqueleto masculino, descubierto en el
cuadrante NE. de la cuadrícula y a la prof u n d i d a d indicada, pertenecía a un adulto
(lleva en nuestro registro el Ní> 17). Estaba
recostado sobre su lado izquierdo, en posición
llectada, m i r a n d o en dirección stir, aproximadamente, con el cráneo hacia el este y las
piernas hacia el O. Los huesos se hallaban
en un estado de conservación relativamente
bueno, bastante cohesionados y casi lodos en
su lugar original. Estaba asociado, al parecer,
a un piso de cabana, de tierni amarillenta,
t o m o tierra cocida y apisonada; también había ceniza cerca, probablemente de un fogón.
N o podríamos decir q u e hubiese tenido ceramios enteros como a j u a r ; pero, en todo caso,
se recogió una cantidad de fragmentos de cerámica, de preferencia negra, a su alrededor
y también algunas lascas. A la altura de las
piernas había u n c o n j u n t o de conchas. Pero
la ofrenda más notoria e interesante la constituía el resto de un auquénido, cuyos huesos
aparecían un poco diseminados q u e d a n d o su
cabeza frente a los huesos ilíacos del hombre
y a un nivel ligeramente más b a j o que éste.
El segundo esqueleto., el femenino, estaba
más destruido y prácticamente doblado en
dos, en posición llectada, con u n a gran piedra
de moler partida sobre el pecho. Lleva en
nuestro registro el N<? 16.
Asociado con el esqueleto masculino, a ía
altura del estómago se obtuvo u n trozo partido de un palito duro, mineralizado de forma
Kig. N<.> 2. Orejeras, a) y b) de piedra, la segunda
compuesta, con un disco de malaquita pegado sobre su
cara exterior; c) de cerámica, con grabado incisos en
su cara externa. T a m a ñ o natural.
76
¡¡grnardo Berdicheirsky
S.
I n f o r m e p r e l i m i n a r de las excavaciones arqueológicas en Concón
CUADRICULA b-11
L á m . V. Relevamiento d e los entierros ubicados en la cuadrícula 1)11 a 0,90 m. ele
p r o f u n d i d a d desde las lienzas niveladas.
alargada cilindrica de m e d i o c e n t í m e t r o de
d i á m e t r o en su sección transversal y 5 cm. de
largo.
En relación a los esqueletos, a u n q u e sin
u n a asociación directa con ellos a 10 cm. sobre el nivel de éstos se o b t u v i e r o n en la m i s m a
cuadrícula, tres p u n t a s de proyectil, u n a partida e i n c o m p l e t a y las otras dos t r i a n g u l a r e s
de base cóncava, de cuarzo, de basalto y de
31 y 26 m m . de largo, respectivamente.
Entierros
de cuadrícula
dejó u n excelente perfil estratigráfico ( L á m .
iv), arrojó, no sólo m u c h o material, sino también dos esqueletos.
U n o (lleva en nuestro registro el N<? 22)
asomaba, ya antes de la excavación, en el G r a n
Perfil y f u e en p a r t e d a ñ a d o en los t r a b a j o s
previos de los tractoristas de la ENAP, destruyéndose y desapareciendo el cráneo. El resto
del esqueleto estaba m u y d o b l a d o , i n d i c a n d o
u n a posición e x t r e m a d a m e n t e flectada, c o m o
» e m p a q u e t a d o « , s e m e j a n t e a la f o r m a del esq u e l e t o f e m e n i n o de la cuadrícula anterior.
Estaba en la base del g r a n estrato c u l t u r a l ,
i n m e d i a t a m e n t e sobre el estrato de aluvión a
a-12.
Esta c u a d r í c u l a q u e es cortada en su l a d o este
por el G r a n Perfil y q u e después de excavada
77
antropología
/
publicación del Centro de Estudios
más de un metro de p r o f u n d i d a d desde las
lien/as niveladas y cercano a un fogón (v. perfil de Lám. iv), en la pared norte de la cuadrícula. Su ubicación tridimensional era la
siguiente: a partir de la estaca A x n ' en dirección sur 0,40 x 0,20 x 1,06 m.
Se encontró asociado con este esqueleto una
orejera muy bien terminada, en piedra caliza
color marrón, j u n t o con un disco de malaquita que calzaba exactamente en la concavidad
de su cara externa, f o r m a n d o una especie de
adorno compuesto (Fig. 2, b ) .
El segundo esqueleto de esta cuadrícula se
encontró a poca distancia del anterior, pero
en un nivel un poco más alto dentro del mismo estrato del conchai (foto 7), en una posición ligeramente sentado e inclinado un poco
hacia su izquierda con el cráneo m i r a n d o hacia el sur y q u e d a n d o éste, por lo tanto, a
mayor nivel en el estrato q u e el cuerpo. Su
calota empezó a aparecer ya a los 0,65 m. de
p r o f u n d i d a d y ubicada tridimensionalmente
a 1,20 x 0,30 x 0,65 m. hacia el sur de la estaca
XII'. Este esqueleto estaba en relación, al parecer, a un piso de cabana, con tierra apisonada y cocida, ubicado a un nivel superior
del estrato q u e el piso de la base en relación
al cual se encontró el otro esqueleto. Por lo
tanto, a diferencia de los entierros ubicados
en la cuadrícula anterior, estos dos no parecen
estar directamente asociados entre sí, perteneciendo, por el contrario, a 2 niveles distintos del mismo estrato cultural (v. perfil de
cuadrícula a-12 en Lám. iv). Otra diferencia
de este c o n j u n t o es q u e los dos parecen pertenecer a individuos de sexo masculino.
Antropológicos
didad, es decir, en el nivel correspondiente al
esqueleto inferior, se obtuvo una cuenta o
pendiente plana, circular de m a l a q u i t a de 21
mm. de diámetro con un agujerito cerca de
su borde (Fig. 1, d ) .
A u n a p r o f u n d i d a d media de 0,80 m. en la
base del primer nivel, al parecer en relación
al piso de la cabana o ruca sobre la que yacía
el esqueleto superior, se obtuvieron dos puntas de flechas triangulares, de base cóncava
una y de 39 mm. de largo, de base semirrecta
la otra y de 44 mm. de largo. A esa misma prof u n d i d a d apareció también un pendiente de
pizarra plano y alargado de forma más o menos losàngica con un agujerito en un extremo
(Fig. l , c ) . T a m b i é n se recogió un objeto de
piedra caliza de color marrón, partido por la
mitad, que había sido circular, de un diámetro aproximado de 26 mm. y q u e muestra un
principio de horadación en una cara que
parece haber sido la causa de q u e se rompiera por la mitad. Podría ser un tortero incompleto.
Entierro
de cuadricula
b-12.
En esta cuadrícula se ubicó u n esqueleto a
partir de los 0,80 m. de p r o f u n d i d a d , al que
hemos dado el n ú m e r o 13. El esqueleto estaba
flectado, inclinado hacia su laclo izquierdo y
hacia abajo, m i r a n d o el cráneo hacia abajo
y el sureste. El cráneo estaba hacia el SO. y
ubicado tridimensionalmente desde la estaca
15 xii en dirección sur, a 100 x 0,80 x 0,80 m.
Este esqueleto pertenecía, como los anteriores,
a la gran capa cultural del conchai, a unos
0,20 m. por debajo de la iniciación de ésta.
Había asociado con él, conchas, fragmentos
de cerámica y restos de ceniza y tierra cocida.
Asociado directamente con el segundo esqueleto (del nivel s u p e r i o r ) , en el trabajo de
limpieza de éste, se obtuvo un pequeño y perfecto tembetá de piedra caliza de color blanco.
T a n segura es esta asociación que el maxilar
inferior, que estaba ligeramente distanciado
del resto del cráneo y muy cerca del cual se
encontró el tembetá, mostraba desgastes palpables en las caras externas de sus incisivos
sobre los cuales calzaba exactamente la cara
cóncava de la aleta del tembetá que con toda
seguridad fue el causante de dicho desgaste.
No en u n a asociación directa con este esqueleto, pero d e n t r o de ese mismo nivel superior del estrato se obtuvieron en dicha cuadrícula, a través del harnero, 2 puntas de proyectil, seguramente pertenecientes también al
a j u a r del muerto, de tipo triangular de base
cóncava de 30 y 33 m m . de largo, respectivamente.
En la base del conchai a 1,20 m. de p r o f u n -
Entierro
en cuadrimia
b-l-í.
Aquí se logró rescatar un cráneo de niño que
marcamos con el N? 15, ubicado tridimensionalmente, a partir de la estaca B x m , en dirección norte, a 1,10 x 1,00 x 0,95 m.
Lo más interesante de este hallazgo óseo es
q u e estaba constituido, exclusivamente por el
cráneo, no apareciendo el resto del esqueleto.
Bien podría haber estado colocado dentro de
algún continente de materia orgánica, probablemente de fibra vegetal, pero no podemos
asegurarlo p o r q u e no hemos recuperado ninguna clase de restos de esta especie. Se encontré), asociado con él, algunos fragmentos de
cerámica negra, unas pocas lascas y u n pequeño tembetá de piedra (Fig. 3, b) .
78
¡¡grnardo Berdicheirsky
S.
Informe preliminar de las excavaciones arqueológicas en Concón
estratigráficamente, en nuestra excavación
logramos o b t e n e r solamente dos ejemplares.
U n o se u b i c a b a desde la estaca B xv a 2,10
x 0,36 x 0,72 ni., es decir, en el nivel del conclial. La otra se descubrió a poca distancia,
en la c u a d r í c u l a vecina, a 1 m. de p r o f u n d i dad, en el m i s m o estrato.
Esta ú l t i m a está confeccionada sobre u n
r o d a d o de roca calcárea, semidura (aproximad a m e n t e dureza 4 de la Escala de M o h s ) , d e
lorma a p l a n a d a circular con u n a g u j e r o central, p e r f o r a d o p o r abrasión, por ambas caras
hasta j u n t a r s e en el centro, con u n a sección
bicónica. El b o r d e de su periferia es ligeram e n t e aguzado con u n a sección bicónica, lo
(pie indica un uso p r o b a b l e como »macana«
o arma c o n t u n d e n t e , e n m a n g a d a a través de
su agujero.
Mide a p r o x i m a d a m e n t e 90 nnn. de diámetro por 2,5 m m . de espesor m á x i m o y 23 mrn.
de d i á m e t r o de su a g u j e r o (Fig. 1).
Fig. N'-> 3. T e m b e t
Tamaño natural.
i) de cerámica, I)) de piedra.
A d e m á s de los entierros descritos hasta el
m o m e n t o en las cuadrículas anteriores de
nuestra excavación, se d e s c u b r i e r o n en las
cuadrículas q u e siguen hacia atrás, o t r a m e d i a
docena de entierros, llectados, con excepción
de dos cráneos más de niños aislados, u n o de
ellos asociado t a m b i é n con u n p e q u e ñ o tembetá de piedra. E n cambio, en los esqueletos
de adultos asociados con tembetá, éstos eran
de m a y o r t a m a ñ o (Fig. 3, a ) .
En relación con o t r o de los esqueletos se
descubrieron restos de u n segundo a u q u é n i do. N o encontramos, sin embargo, n i n g ú n
ceramio e n t e r o asociado a los esqueletos, p e r o
sí a b u n d a n t e s f r a g m e n t o s de cerámica; también, a veces, moletas, lascas, p u n t a s de proyectil, y en algunos casos, como q u e d a dicho,
tembetás y a u n restos de pipas de cerámica.
b) Material
Utico.
No es posible, en este i n f o r m e p r e l i m i n a r , describir todos los entierros ubicados; ni tampoco el total del material rescatado. Estamos
i n t e n t a n d o describir sólo u n a m u e s t r a representativa y en especial de los m a t e r i a l e s más
típicos y de a l g ú n valor diagnóstico. Desde
luego, en la M o n o g r a f í a f u t u r a t e n d r e m o s
o p o r t u n i d a d de describir t o d o con la m a y o r
acuciosidad.
Piedras
j.
ge m.
Fig. X'-' 4.
Punías
horadadas.
de
Piedra horadada. T a m a ñ o reducido.
proyectil.
Se o b t u v i e r o n del susodicho estrato c u l t u r a l ,
en las distintas cuadrículas, u n total d e 16
p u n t a s de proyectil de piedra, casi todas en
En los alrededores del sitio se recogieron,
de superficie, u n p a r de estos artefactos. Pero,
79
1
antropología
/
publicación del C e n t r o de E s t u d i o s Antropológicos
buen estado de conservación, con excepción
de u n f r a g m e n t o de u n a que quedó, además, con su t r a b a j o incompleto. Los 15 ejemplares restante, a pesar de ser confeccionados
en diversos materiales, como ser rocas basálticas, minerales cuarcíferos y u n a de obsidiana, son muy semejantes entre sí desde el punto de vista tipológico. T o d o s se incluyen en
una gran serie tipológica, la de puntas triangulares, isósceles de base escotada, desde u n a
base semirrecta o recta hasta una cóncava con
aletas y realizadas por t r a b a j o de presión y
retoque marginal. En esta serie encontramos
las siguiente variedades (Lám. vi).
por 12 mm. de ancho m á x i m o y por 4 m m
de espesor, es de sección lenticular y perfij
fusiforme (Lám. vi, h ) .
3. Pequeñas con retoque lateral. Esta va
riedad está compuesta por 5 ejemplares que
son los más pequeños de toda la serie tipo
lógica, ocupando el extremo de ésta. Son
también los más toscos y menos simétricos
Cuatro son de basalto gris-negro y uno de
cuarzo. Son todas de base cóncava y se carac
terizan por presentar t r a b a j o casi exclusivamente en sus bordes, como u n retoque bilateral. Sus caras son planas o plan-convexas y
sus medidas oscilan entre 30 mm. y 13 m m
de largo y 17 y 14 m m . de ancho por 4 mm
y 2 mm. de pesor (Lám. vi, d. 1).
1. Grandes, de base semirrecta o recta. Este
g r u p o está constituido por 3 ejemplares, dos
de calcedonia de color beige claro con tonalidades rosadas y el tercero de basalto negro.
Este último es el más grande de todos, mide
45 mm. de largo por 24 mm. de ancho máximo y 5 mm. de espesor; está t r a b a j a d o bifacialmente por presión y presenta su sección
Ientiforme y perfil fusiforme. La base es escotada y ligeramente cóncava (Lám. vi, g) .
U n a de las p u n t a s de calcedonia es larga,
como la anterior, m i d i e n d o 43 mm. de largo
por 18 mm. de ancho m á x i m o y 6 mm. de
espesor mayor; de sección Ientiforme y perfil
fusiforme, de base casi recta (Lám. vi, a ) .
La otra p u m a de calcedonia es relativamente muy ancha y de base recta, con caras
plana convexas, de sección más o menos triangular. Presenta la cara convexa totalmente
trabajada por presión y la cara plana, solamente retocada por sus bordes. Mide 37 m m .
de largo por 24 mm. de ancho m á x i m o y
4 mm. de espesor (Lám. vi, b ) .
2. Dentadas con aletilas basales. Esta es la
variedad más característica de la serie y está
representada por 6 ejemplares, cinco de basalto gris-negro y u n a ele obsidiana. Son alargadas, de base bien escotada y cóncava q u e deja
aletillas basales. Son de sección lenticular,
más bien gruesas, y perfil fusiforme. Están
trabajadas bifacialinente por presión, dejando los bordes ligeramente denticulados. Sus
medidas oscilan entre 39 y 30 mm. de largo
por 16 hasta 13 mm. de ancho y desde 7 hasta
3 mm. de espesor (Lám. vi, c. e, f ) .
Hay un tipo aberrante, intermedio entre
los dos anteriores, constituido por u n solo
ejemplar, de material cuarcífero, q u e es de
bordes denticulados como los últimos, pero
ancho y de base semirrecta como los primeros.
Además no tiene el limbo t r a b a j a d o bifacialmente, por presión. Mide 32 mm. de largo
c)
Cerámica.
Como lo hemos indicado, a u n q u e se ha obtenido a b u n d a n t e cerámica, ésta ha estado
siempre fragmentada, inclusive aquellas que
se ubicaron en las proximidades de los esqueletos.
Con la finalidad de completar esta información preliminar, hemos analizado una parte de los fragmentos de cerámica correspondientes al estrato cultural con los entierros
para tener una visión u n poco más completa
de aquél. Estos fragmentos ya venían lavados
desde el terreno y pudimos distinguir varios
tipos que describimos a continuación (Lám.
vn).
Negro Pulido
(Lám. vn a, b, c).
Pasta: Compacta y homogénea, quebradiza,
con desgrasante muy fino, con algunas incrustaciones de mica, de una dureza aproximadamente 3,5 (escala de Mohs) y de color gris;
con una cocción pareja realizada en un ambiente reductor.
Superficie: El tratamiento superficial fue a
base de un p u l i m e n t o intenso quedando sus
superficies muy pulidas con un color negro
brillante. En algunos casos, también en las
superficies internas.
Forma: No liemos p o d i d o determinar formas a base de los pocos fragmentos estudiados. S e aprecian algunos golletes a n g o s t o s y
ligeramente cilindricos. P o r otros f r a g m e n t o s
podemos suponer algunos cacharros z o o m o r fos. Las paredes son delgadas, n o r m a l m e n t e ,
n o más de 5 mm.
80
Berdicheirsky
¡¡grnardo
S.
I n f o r m e p r e l i m i n a r d e las excavaciones arqueológicas en C o n c ó n
<¿rrMlìmz»
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<HUHJP>
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Q.ORtll.
Lam.
VI
P u n t a s de proyectil o b t e n i d a s estratigráficamente en la excavación. T a m a ñ o n a t u r a l .
81
Lára. VII.
Fragmentos de distintos tipos cerámicos ubicados
82
¡¡grnardo Berdicheirsky
j\¡egro Ahumado
S.
I n f o r m e preliminar de las excavaciones arqueológicas en Concón
(Lám. vu, d ) .
con desgrasante de arena cuarcífera fina, de
u n a dureza más o menos de '3,5; de color
ladrillo, con u n a cocción pareja realizada en
ambiente oxidante.
Superficie: Presenta un finísimo engobe en
la superficie externa, sobre el que se h a efectuado u n p u l i d o brillante.
Forma: Por desgracia n o podemos indicar
formas. Sus paredes son delgadas, entre 4 a 5
111111. de espesor. Hay u n fragmento de gollete
cilindrico.
Decoración: Engobe rojo en toda la superficie externa.
pasta: Más bien compacta, quebradiza, con
desgrasante, con algunos granos de cuarzo, de
una dureza aproximada de 3, de color m a r r ó n
grisáceo y de cocción pareja.
Superficie: Está ennegrecida, externa e internamente, por acción de un a h u m a d o , pero
h a b i e n d o sido, al parecer, previamente alisada.
Formas: La mayoría de los fragmentos analizados hasta ahora son del cuerpo y n o permiten dictaminar formas. Las paredes son de
espesor mediano, de 6 a 8 m m . Al igual que
el tipo anterior, no presenta decoración.
Marrón
alisado
Negro sobre Rojo
(Lám. vil, h, i ) .
Pasta: Compacta, quebradiza, con notorio desgrasante de arena cuarcífera con granos chicos
y medianos; presenta u n a dureza 3,5 aproximadamente, de color m a r r ó n rojizo y u n a
cocción no completamente pareja.
Superficie: Alisadas y hasta pulidas mate.
Forma: N o determinables. Paredes de espesor variable, delgados y medianos.
Decoración: En su superficie externa presenta u n engobe rojizo sobre el q u e se ven
trazos negruzcos de formas triangulares. Mas
110 se p u e d e apreciar, por lo fraccionado de la
cerámica. A pesar de lo deslucido del negro,
110 es p i n t u r a fugitiva. T a m p o c o parece ser
técnica negativa; a u n q u e en 1111 primer momento deja esa impresión.
Pasta: Compacta, quebradiza, con desgrasante
de granos de cuarzo relativamente a b u n d a n tes y de tamaños medianos, de una dureza
a p r o x i m a d a de 3, de color m a r i ó n oscuro, de
cocción medianamente pareja.
Superficie: Presenta un alisado superficial,
especialmente en su cara externa, q u e en ocasiones llega hasta 1111 ligero pulido mate.
Formas: T a m p o c o podemos indicar formas.
Algunos fragmentos son de paredes medianas
y otros francamente gruesos de hasta 11 111111.
de espesor.
N o presenta decoración.
Rojo Pulido
Pasta:
(Lám. vu, f) .
Homogénea y compacta,
V. Discusión
y
(Lám. vu, e, g ) .
quebradiza,
conclusiones.
A base de nuestro estudio preliminar es posible ya obiener algunas inferencias sobre la
historia cultural del yacimiento q u e liemos
excavado. E11 primer lugar, es i n d u d a b l e que
se trata aquí de restos sucesivos de poblados
indígenas que llegan, en una secuencia temporal, desde u n a antigua época agroalfarera,
correspondiente a u n í o r m a ü v o local inicial
(¿nuestro l.er estrato cultural?), hasta 1111 período indígena-colonial. El más i m p ó r t a m e de
estos períodos culturales — que ha d e j a d o también mayores evidencias arqueológicas— y al
que, p o r esta misma razón, hemos dedicado la
atención principal en este estudio previo, es
el segundo q u e está representado por el gran
estrato cultural con conchai y con enterratorios, ubicado inmediatamente sobre el estrato
con piedras de aluvión del viejo lecho del río
(v. Cap. IIT) .
se trata, en el mencionado período, de gente
de mediana estatura o aún más altos, de
cabezas braquioides y que practicaban algunos tipos de deformación y mutilación corporal. Por lo menos, una deformación occipital del tipo t a b u l a r erecto y alguna mutilación del labio inferior y de los lóbulos de las
orejas, motivadas p o r el uso de adorno labial
o tembetá y de las orejeras. Igualmente se producía, por el tembetá, 1111 desgaste excesivo
de los incisivos, como también u n desgaste de
las coronas de los molares, producto, tal vez,
de su régimen y prácticas alimenticias. Las
caries dentarias, por el contrario, están prácticamente ausentes. T e n í a n sus propios ritos
funerarios, como ser, el uso en vez de o, además del cementerio, del propio poblado y de
las propias cabañas para enterrar a sus muertos. Se trataría de inhumaciones individuales
o, a veces, de grupos familiares en u n a misnr
Por los restos óseos obtenidos parece que
83
antropología
/
publicación del Centro de Estudios Antropológicos
cabaña o lugar, como parece indicarlo el entierro de la pareja ubicado en la cuadrícula
b-11. Al parecer, nos encontramos aquí, en lo
q u e a las costumbres funerarias se refiere, con
u n rito especial en relación al entierro de infantes; como se ha dicho, tres restos de ellos,
representaban sólo sus cráneos aislados. Parte del culto a sus muertos lo constituía el
a j u a r f u n e r a r i o formado, según las evidencias,
por algunos instrumentos de t r a b a j o (metates, moletas), armas (flechas, macanas (?)) y
adornos (tembetás, orejeras, pendientes, cuentas) y también, en algunos casos, ofrendas de
animales ( a u q u é n i d o s ) . Con respecto a ofrendas cerámicas especiales no hay evidencias, salvo el caso de que destrozaran los cacharros,
y colocaran sólo sus fragmentos, lo que parece
dudoso. En cuanto a la posición de los entierros de adultos se refiere, éstos estaban flectados y en algunos casos ílectados en forma
extrema, como »empaquetados« en u n a especie de fardo.
3 ) . Numerosos tembetás de cerámica y algunos de piedra se recogieron en las mencionadas excavaciones de Horcón, pertenecientes al
mismo tipo de botón, cilindrico, con aletas
q u e aquí analizamos. Con respecto a la cerámica, podemos reconocer igualmente los tipos
Marrón Alisado, Negro Pulido, Negro Ahum a d o y R o j o Pulido. Se p u e d e inferir q u e se
trata de complejos culturales similares y de
u n a misma época'. Igual relación podemos
hacer con el yacimiento de Carabineros del
T a b o , excavaclo por nuestro C e n t r o en 1953
(Berdichewsky, 1964), donde, en el único estrato cultural, al igual que en Horcón, se obtuvo
cerámica de tipos semejantes, tembetás y también entierros, los q u e se encontraron en posición flectada y con ajuares similares. T a m b i é n
se obtuvieron huesos de auquénidos, si bien
n o en segura asociación con los esqueletos.
Desde luego, en nuestras exploraciones polla costa central, desde la Bahía de La Ligua
hasta la desembocadura del río Maipo, hemos
encontrado en superficie, en varios yacimientos, restos arqueológicos q u e relacionarían a
éstos, en algún período de su desarrollo, con
los yacimientos excavados de Horcón y de El
T a b o y con nuestro gran estrato con conchai
de EN A p 3. T a m b i é n tenemos referencia que
el ingeniero Silva y sus colaboradores ele la
Sociedad Arqueológica de Viña del Mar han
encontrado en sus excavaciones en la Costa
Central este mismo complejo cultural (como
manifestaron en sus comunicaciones presentadas al último Congreso Internacional de Arqueología Chilena, celebrado en Viña del Mar
en marzo de 1964) . Estamos, pues, con todas
estas pruebas, ante el hecho de la existencia
de un complejo cultural caracterizado por
una serie de rasgos propios q u e correspondería, a la vez, a un verdadero horizonte que se
habría extendido por la Costa Central y al parecer, también, por el interior de la Zona Central, como parece evidenciarse, por lo menos,
en yacimientos como el del cerro H u e c h ú n y
del cerro M a n q u e h u e (La Dehesa) en la provincia de Santiago (como se p u d o apreciar de
las comunicaciones de Schiappacasse y de Colín en el mencionado Congreso de Viña del
Mar).
Esta gente practicaba, sin lugar a duelas,
una economía agraria y tal vez ya con domesticación de animales, como ser llamas (los restos de auquénidos parecen así indicarlo) . Su
cerámica es de técnica avanzada pero con
escasez de tipos pintados. Se practicaba también la recolección de alimentos, la de mariscos es, desde luego, bastante a b u n d a n t e . Este
poblado ha estado en la vecindad del antiguo
lío y sus habitaciones deben haber sido chozas
muy simples confeccionadas exclusivamente
con material orgánico y barro, cuyos restos
no han sobrevivido, ni siquiera han dejado
visibles diferencias ele color en la tierra.
Si queremos hacer algunas comparaciones
y conexiones de este complejo cultural q u e
caracteriza el estrato arqueológico que analizamos, debemos hacerla, primero, con otros
yacimientos similares de la zona. En primer
lugar, es notoria la semejanza de muchos rasgos culturales con otros encontrados por nosotros en u n yacimiento vecino en el cual nuestro Instituto efectuó también excavaciones
estratigráficas. Se trata del sitio de Los Jotes
en la Q u e b r a d a de Horcón (Berdichewsky,
1964), d o n d e se encontró estratigráficamente,
también, los restos de un poblado indígena
que, a u n q u e sin entierros, arrojó materiales
bastante similares. Se obtuvo u n a buena cantidad de p u n t a s de flechas del mismo tipo de
las que presentamos en este trabajo, especialmente de la variedad 2^, con pequeñas aletas
(v. Berdichewsky, 1963, p. 29. Lám. m, Figs.
1 y 2) . T a m b i é n se rescataron con el h a r n e r o
fino algunas cuentitas circulares (Idem. Fig.
E.ste Horizonte Cultural a que nos referimos correspondería en la Costa Central, si n o
exactamente al más antiguo, por lo menos a
los primeros períodos agroalfareros. Se nota
igualmente que ha llegado a esta región ya
con la mayoría de sus rasgos bien formados.
Igualmente, es casi seguro postular su difusión
desde el Norte Chico del país hacia la Zona
84
¡¡grnardo
Berdicheirsky
S.
I n f o r m e p r e l i m i n a r de las excavaciones arqueológicas en Concón
Central. Al plantear esto, queremos postular,
concretamente, u n a difusión de la Cultura
de El Molle en la dirección indicada.
Las semejanzas del estrato correspondiente
de E N A P 3 con el complejo Molle, en especial
con los sitios Molle de la costa de La Serena,
es muy notoria. En primer lugar, la presencia
a b u n d a n t e del tembetá de botón, cilindrico
con aletas. Nuestros tipos cerámicos negro pulido y rojo pulido y tal vez el tipo negro sobre
rojo, se e m p a r e n t a n con El Molle. El único
resto metálico q u e hemos encontrado hasta
ahora en E N A P 3 es un pendiente rectangular
de cobre muy delgado, idéntico a los encontrado en El Molle por Cornely (1956, p. 199) .
A u n q u e antes n o se había encontrado p u n t a s
de proyectil con la cultura de El Molle, Iribarren habla ahora de p u n t a s en ese complejo,
d o n d e hay, entre otros, tipos triangulares de
base recta o escotada similares a las nuestras
(Iribarren, 1962). Cornely (1956) menciona
cuentas discoidales de malaquita, como las
encontradas por nosotros.
En los sitios La Totorita, El T o l d o , La Mollaca y Piedra Grande, en el Valle de Elqui,
Iribarren (1962, p. 39 ss.), encontró asociados
con un nivel Molle, piedras tacitas en torno
a algunas de las cuales había también entierros. Sería u n caso similar al de nuestros sitios de Carabineros del T a b o y p r o b a b l e m e n t e
de Concón, donde se encontraron piedras tacitas en las proximidades de los sitios de la
ENAP. En u n o de los entierros de la T o t o r i t a se
encontró también un cráneo con deformación
occipital t a b u l a r erecta (Ericksen, 1962, pág.
p. 206), describe u n a sepultura Molle de la
Costa del Norte Chico, con huesos de auquénidos. Dichos entierros estaban también en posición flectada.
Desde luego, no podemos hablar de u n trasplante exacto y total del complejo Molle hacia la costa central. Pero, con los datos indicados, parece seguro que existió u n a difusión
cultural de ese tipo que permitiría postular
para nuestra zona u n horizonte molle o, p o r
lo menos, molloide. El m o m e n t o cronológico
de dicho horizonte es más difícil a u n determinarlo (nosotros hemos tomado muestras de
C 14, pero no tenemos aún resultados). Nos
atreveríamos a pensar que esa difusión se produciría, por lo menos, en u n m o m e n t o de florecimiento o a u n de decadencia de la cultura
El Molle; pero, difícilmente en sus etapas iniciales. En este sentido, podemos postular por
ahora y tentativamente para nuestro 2? estrato cultural, el de los enterratorios, la segunda mitad del p r i m e r milenio de nuestra época,
como una base cronológica amplia.
AGRADECIMIENTOS
Nos hacemos u n deber al agradecer aquí, todas las atenciones y ayuda que recibimos de
la ENAIP. En especial, de parte de el Ingeniero
Jefe Administrador de la Refinería de Concón, Sr. F e r n a n d o Reich y del Ingeniero Jefe
de la Sección Construcción de la Refinería,
Sr. Aranda, como también del Ingeniero Jensen, Administrador del F u n d o de la E N A P y
sobre todo a los ingenieros, Srs. Alberto Jiménez y Mauricio Montero; por su amplia
cooperación, igualmente, al T o p ó g r a f o de la
ENAP, Sr. Ríos quien nos ayudó en los levantamientos topográficos.
Queremos agradecer al Sr Silva y algunos
miembros de la Sociedad Arqueológica de Viña del Mar, por sus indicaciones y su colaboración efectiva en los trabajos de iniciación
de las excavaciones, en especial a la Sra. Marta R u e d a y al Sr. Luis Feyto. Igualmente al
Sr. H u m e r e s y a todas las otras personas q u e
nos dieron información o nos prestaron su
ayuda de cualquier naturaleza.
En cuanto al tipo físico Mary E. Ericksen
(1960 y 1962), ha descrito cráneos braquiodes
de sitios Molle de La Serena, e inclusive algunos con deformación craneana occipital, tabular erecta, como los nuestros exhumados
en los enterratorios de E N A P 3. En cuanto a
ofrendas de auquénidos en las tumbas están
evidenciados también para la zona de Coquimbo y La Serena, a u n q u e algunos asociados con
cementerios diaguitas (Cornely, 1956). Pero
es muy probable que esta tradición es más antigua en esa zona y de hecho Cornely (1956,
B I B I, I O G
BERDICHEWSKY SCHER,
Bernardo,
1963
Las culturas
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85
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cultura
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Antropología
física de restos óseos
encontrados en cementerios
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antropología
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