ECONOMÍA POLÍTICA ESPAÑOLA DEL CRIMEN (1) CICLOS, ACUMULACIÓN Y FORMAS DE CASTIGO Dani Jiménez A partir de la ponencia titulada “Governing from crime in the castizo Neoliberalism. Legislating for Friends and Searching for Enemies to Fight” y las discusiones que tuvieron lugar en el transcurso del Congreso The Political Economy of Punishment Today –ECRIM, Facultad de Derecho de la Universidad de A Coruña, septiembre de 2014. Revertida la –nunca realizada– teoría del rebalse, sobra gente y sobra malestar. Con una cuarta parte de la población en la pobreza y la desigualdad creciendo de modo imparable, cabe pensar en un nuevo principio de menor elegibilidad. El número de personas presas en el Reino de España ha descendido a niveles de pre-crisis –niveles de champions league, según el ex-presidente R. Zapatero– y el gobierno de la penalidad sigue caminando hacia un doble escenario que se anuncia pre-moderno intramuros –para una gestión eficiente del secuestro institucional– y post-histórico en la calle –por una metástasis de las dinámicas de expulsión y control punitivo. El clásico ejército de reserva aparece hoy en su versión globalizada, residual, desnuda, como recipiente transnacional de una nuda vida nacida de la combinación entre crecimiento económico ficticio (Rodríguez y López: 2011; 57) y subdesarrollo social endémico; “una vida a la que se puede dar muerte absolutamente, que se politiza por medio de su misma posibilidad de que se le dé muerte” (Agamben: 1995; 115). La gestión neoliberal de residuo, exclusión o “excedencia” (De Giorgi: 2002), que suplantó al paradigma inclusivo dominante en el fordismokeynesianismo, da paso a la expulsión como eje del gobierno desde la economía. La sobreexplotación de la población extranjera pobre y su utilidad en el disciplinamiento y precarización de la mano de obra, la extranjerización de buena parte de la población nativa, la división antisocial de la actividad productiva, las distintas formas de economía sumergida, las políticas de keynesianismo invertido, la participación de rentas del trabajo y beneficios empresariales en el PIB… son algunos parámetros de referencia en los que se acota la propuesta teórica de una economía política del sufrimiento o una ecología del castigo para el caso español. Primera parte Si Schumpeter o Kondratieff levantaran la cabeza para ver lo que está ocurriendo… dirían: “adiós, esto se acaba”. Luego añadirían: “ah, no, no estábamos equivocados, es solo que nada es eterno”. El último ciclo largo del despliegue capitalista se ha frustrado. La historia del capitalismo puede ser descrita en un solo ciclo –una sola trayectoria o línea de despliegue, como hace Beinstein. La fase actual es la del fin de fin de ciclo. Como dice Santiago Alba: “la ruptura con el Ancien Regime en Europa en el siglo XVIII se hizo a partir de la doble intervención de estas fuerzas concurrentes y, sin embargo, íntimamente irreconciliables: la medida y el cálculo. La medida, de la que la historia había conocido algunas salpicaduras en otras épocas o en otras culturas, vino de la mano de la Ilustración. El cálculo, conocido también antes bajo otros formatos más rudimentarios, se impuso a través del capitalismo. Como entraron en el mundo mezcladas, el cálculo ha tratado siempre de disfrazarse de medida para que le salgan las cuentas sin resistencia; pero como entraron en el mundo íntimamente peleadas, cada vez que la medida ha querido tomar realmente medidas, el cálculo la ha puesto a contar muertos: el terror blanco en Francia, de Thermidor a los 30.000 fusilados de la Comuna de París, instruyó a los contables del siglo XX, y a los de este corto e intenso siglo XXI, en la práctica muy eficaz de matar a todo el mundo cada veinte años y dejarles votar el resto del tiempo; e instruyó a los supervivientes en la necesidad de aceptar los resultados del balance, cualquiera que este fuese, y tratar de ser ricos o pobres, esclavos o libres, con igual mansedumbre y satisfacción” (2005; 115). 1 Teniendo eso en cuenta, la idea de las luchas de la clase obrera como causa de las innovaciones productivas y las transformaciones estructurales del capitalismo puede resultar algo inocente y reduccionista. La historia del capitalismo es mucho más larga que la de los años de oro del estado de bienestar y el planeta es mucho más grande que el territorio ocupado por los estados del viejo capitalismo. El eurocentrismo es siempre una amenaza, un peligroso problema político del que todo análisis sociológico o histórico debe prevenirse. Los tradicionales ciclos largos de producción-recesión-innovación contienen sus propias sub-dinámicas –relaciones de fuerza internas que impulsan cada proceso. La permanente evolución del vínculo estatal-corporativo conduce a una copertenencia entre capital y poder cuya culminación se plasma en la fase actual, global y totalizada, de gobierno desde la economía. Por un lado, la progresión de esas sub-dinámicas se ha plasmado muy claramente en el ámbito de las políticas penales y sus tendencias recientes. Durante las últimas décadas, más globalización del ciclo económico, más violencia neocolonial y menos universalización de bienes, recursos y derechos componían un escenario común que – sobre todo en el Norte capitalista– disolvía gran parte de las diferencias relevantes entre los contextos locales. Bajo la ley de hierro del aumento sostenido de la acumulación de capital, los distintos escenarios nacionales parecían acercarse entre sí –más homogéneos en términos de crecimiento económico y falsa prosperidad. En una fase de recesión global como la actual ocurre justo lo contrario: la crisis provoca que las especificidades locales vuelvan a saltar a la palestra. El colapso global multiplica las distancias entre las particularidades históricas, culturales, sociales o políticas de cada aparato y/o cada mentalidad de gobierno. Por otro lado, cada periodo de crecimiento económico y acumulación eficiente es un factor clave para analizar y comprender cómo se genera y desencadena la siguiente fase de recesión-depresión. El factor común en el salto de una fase a otra es el subdesarrollo. Desde los años setenta, el fin de ciclo –de acumulación improductiva, desposesión sin acumulación o destrucción sin creatividad– ha construido una relación muy estrecha entre crecimiento económico y subdesarrollo social. En torno a las décadas de 1780, 180, 1930… las respuestas del capital a las crisis consistieron en sucesivas reestructuraciones del orden socioeconómico. A partir de la década de 1970, sin embargo, una reestructuración del colapso ha dado lugar a la progresiva afirmación de un fin de ciclo –tal como lo conocíamos, con la forma, los actores y las dinámicas que lo caracterizaban. Todos los factores mencionados hasta aquí nos sirven para dibujar una historia española del presente que refleje la adaptación del Reino de España al postfordismo, la postmodernidad o el neoliberalismo como ejes económico, cultural y político de una profunda transformación civilizatoria. Segunda parte Si Rusche y Kirchheimer levantaran la cabeza para ver lo que ha ocurrido… dirían: “huy, qué extraño”. Luego añadirían: “no es que estuviéramos equivocados, es solo un capítulo distinto en un período histórico distinto, pero el capitalismo es el capitalismo en cualquiera de esos períodos y se comporta como tal”. 2 Aún hoy, el legado de R&K nos da las herramientas más útiles para analizar la dimensión socioeconómica de la cárcel como institución y del sistema penal en términos estructurales, sobre todo cuando –ahí viene la clave:– las formas de acumulación primitiva y las lógicas punitivas pre-carcelarias vuelven al primer plano de la producción y gestión soberana de vida/muerte. Al hablar de estructura de clases y castigos –y considerando los vínculos entre encarcelamiento y desempleo o entre encarcelamiento y crecimiento económico–, debemos aceptar las siguientes referencias metodológicas como puntos de partida para repensar la crítica: Ecología del Castigo Economía Política del Crimen Administración General del Dolor En un régimen de acumulación por desposesión –si se quiere, en la forma actual del gobierno capitalista desde la economía: 1. El crimen estatal-corporativo es la referencia general que puede mostrar una correlación positiva más sólida con la severidad penal o los índices de punitivismo. 2. De ahí que, una vez la crisis ha sido inducida y las premisas básicas del régimen deudocrático han sido establecidas a nivel estatal, resulte urgente revisar el enfoque clásico de la Economía Política del Castigo y adaptar nuestro análisis a una Economía Política del Crimen. 3. En la nueva y próspera Ecología del Castigo que caracteriza ese régimen de gobierno, los poderes públicos asumen la tarea de gestionar y administrar el sufrimiento impuesto. La Administración General del Estado es básicamente una Administración General del Dolor. 3