CORTE SUPREMA DE JUSTICIA SALA DE CASACIÓN LABORAL

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República de Colombia
Corte Suprema de Justicia
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
SALA DE CASACIÓN LABORAL
JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ
Magistrado Ponente
SL-403-2013
Radicación No. 40509
Acta No. 18
Bogotá, D.C., tres (3) de julio de dos mil trece (2013).
Decide la Corte los recursos de casación interpuesto por
las partes, en contra de la sentencia de segunda instancia
proferida por el Tribunal Superior de Bogotá, Sala Laboral, el
30 de enero de 2009, dentro del proceso ordinario laboral
promovido por LUZ MARÍA CALA CARRIZOSA en contra de
INVERSIONES MM LTDA. y, solidariamente, contra FELIPE
URRUTIA VALENZUELA y MARTA RIPOLL DE URRUTIA en
su calidad de propietarios y comuneros.
I. ANTECEDENTES
En lo que concierne al recurso extraordinario, la
demandante inició proceso ordinario contra los demandados
Casación No 40509
para que sean condenados, según la calidad con que fueron
convocados al proceso, a reajustar y pagarle a la demandante
la totalidad de las prestaciones sociales causadas durante la
relación
laboral,
incluyendo
como
factor
salarial
las
comisiones habituales recibidas. Más las indemnizaciones
moratorias por la defectuosa consignación de las cesantías de
cada año, en aplicación del artículo 99 de la Ley 50 de 1990;
y la indemnización moratoria de que trata el artículo 65 del
CST desde la terminación del contrato de trabajo.
Informó la actora, como soporte de sus pretensiones,
que laboró para la sociedad demandada desde el 1º de julio
de 1999 al 6 de mayo de 2005, mediante contrato de trabajo
a término indefinido, en el cargo de gerente. Que desde el
inicio, pactaron un salario de $700.000 mensuales y,
verbalmente, un 4% mensual sobre la utilidad neta de las
ventas del almacén, a título de comisiones, las que, a pesar
de constituir salario, nunca se tuvieron en cuenta para
liquidar y pagar las prestaciones sociales, agregó.
Afirma que, para tratar de remediar el error cometido
entre el 1º de julio de 1999 y el 28 de junio de 2001 de no
haberle tenido en cuenta como factor prestacional las
comisiones, el 29 de junio de 2001 se suscribió un “otro sí” al
contrato de trabajo mencionado, donde se anunciaba que los
pagos extralegales habituales u ocasionales y por mera
liberalidad efectuados por la empresa, no tendrían carácter
salarial para efectos del cálculo de prestaciones sociales o
indemnizaciones; y que, a partir del 1º de julio de 2001, se le
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Casación No 40509
otorgó un auxilio de alimentación de $572.000 mensuales,
auxilio que fue aumentado a $716.000 mensuales desde el 1º
de junio de 2003. Anota que esta suma es superior al salario
base recibido desde el comienzo de la relación laboral.
Sostiene que, durante la vigencia del contrato, las
ventas brutas de la empresa ascendieron a las sumas que
relaciona junto con el valor de las comisiones recibidas, las
cuales, estima, deben ser tenidas en cuenta para reajustar y
liquidar sus prestaciones sociales de esos años, porque se las
liquidaron únicamente sobre el salario básico de $700.000.
Que el salario promedio del último año fue la suma de
$700.000 como salario básico, más comisiones por ventas
que se pagaban de manera habitual con un promedio de
$2.599.166 mensuales, para un total de $3.2999.166.
Estos fueron los valores especificados:
AÑO
VENTAS BRUTAS
COMISIÓN TOTAL
PROMEDIO
2001
$722.735.010
$22.585.000
$1.882.083
2002
$733.848.500
$22.931.000
$1.910.916
2003
$962.651.700
$27.970.000
$2.330.833
2004
$1.003.959.250
$27.818.002
$2.318.166
$10.460.000
$2.615.000
2005*
*Aclara que corresponde a la fracción laborada hasta el 6 de mayo de 2005.
Manifiesta
que
el
contrato
terminó
por
renuncia
aceptada el 6 de mayo de 2005; que, posteriormente, el 10 de
mayo de 2005, le reclamó a la empresa el pago de las
comisiones del 4% sobre las ventas realizadas hasta el 6 de
mayo y recibió por este concepto $4.350.000 el 15 de mayo
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Casación No 40509
siguiente. Por último, sostiene que las prestaciones causadas
a la finalización del contrato le fueron canceladas de manera
incompleta, ya que persistió en la omisión de no incluir las
comisiones en el salario promedio.
CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA:
La sociedad codemandada se opuso a las pretensiones;
aceptó los extremos temporales de la relación laboral y
sostuvo que el contrato de trabajo se dio únicamente con la
persona jurídica, más no con los socios individualmente
considerados; agregó que, en razón del cargo desempeñado,
la actora tenía la facultad para ordenar el gasto, por lo que
califica de temerario su proceder al pretender que se declare
la
naturaleza
salarial
a
unos
pagos
que
estuvieron
expresamente excluidos de esa condición y que fueron
autorizados por ella, como fue el caso de las bonificaciones.
Sostiene que, en ese orden, no se le adeuda suma alguna a la
demandante.
Sobre los hechos, negó siempre que la actora hubiese
recibido pagos de connotación salarial distintos al pactado en
el contrato de trabajo y que se hubiesen acordado comisiones
sobre ventas, puesto que la actora no era vendedora, sino
gerente,
y,
como
tal,
era
responsable
del
manejo
administrativo y financiero.
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Casación No 40509
Sobre el otro sí del contrato, lo aceptó, pero dijo que no
fue para desconocer la naturaleza salarial de algún pago. Que
los otros pagos recibidos por la actora fueron una forma de
participación de utilidades que las partes acordaron para
cuando se alcanzaran los objetivos globales de ventas en las
diferentes colecciones de ropa, objetivo que no dependía de la
actora, motivo por el cual se convino que tales bonificaciones
no tenían connotación salarial. Y no reconoció los valores
señalados por la actora por concepto de bonificaciones de los
años 2001 y 2002.
Propuso las excepciones de inexistencia de la obligación
y cobro de lo no debido.
Las personas naturales demandadas solidariamente
igualmente se opusieron a las reclamaciones de la actora,
pero con el argumento central consistente en que la relación
laboral, fundamento de ellas, existió solamente con la
sociedad. En esa línea, dijeron que no les constaba la
mayoría de los hechos, puesto que les eran ajenos. Sobre la
solidaridad, dijeron que no procedía, en razón a que la
sociedad de la que hacían parte era de responsabilidad
limitada y no de personas, situación que hacía inaplicable
el artículo 36 del CST. Igualmente, propusieron las
excepciones de inexistencia de la obligación y cobro de lo no
debido.
El a quo condenó a todos los demandados a pagar,
solidariamente, las diferencias resultantes por concepto de
cesantías, intereses a las cesantías, primas de servicios y
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Casación No 40509
vacaciones,
por
los
años
2003
a
2006.
Más
la
indemnización moratoria desde la fecha de la terminación
del contrato de trabajo hasta el pago de las anteriores
acreencias, sin exceder de 24 meses, y absolvió de lo
demás.
Ambas partes apelaron y el tribunal confirmó la
sentencia en su integridad.
II. LA SENTENCIA DEL TRIBUNAL
Antes
de
entrar
a
resolver
las
discrepancias
presentadas por cada una de las partes en la apelación, el
tribunal determinó que no fue objeto de controversia la
vinculación laboral que existió entre “las partes”, pues estimó
que tal presupuesto fáctico tenía total respaldo probatorio,
“…con la aceptación que hizo la demandada en su escrito de
contestación de demanda al decir que era cierto que la demandante
celebró con la demandada un contrato de trabajo a término indefinido
para desempeñarse como gerente desde el 1º de julio de 1999 hasta el
6 de mayo cuando le fue aceptada su renuncia…”.
A renglón seguido, dijo que le correspondía constatar
el real salario devengado por la trabajadora, dado que uno
de los puntos de inconformidad en la proposición de alzada,
tenía que ver con la remuneración salarial, pues a juicio de
la actora el concepto de comisiones debió ser computado
por la demandada al momento de la liquidación del
contrato.
6
Casación No 40509
Precisó cuáles fueron las posiciones de las partes,
tanto en la demanda y contestación, sobre el salario de la
actora y, seguidamente, hizo suyo el razonamiento del a quo
sobre que “el legislador desde la Ley 6ª de 1945, dio la connotación
de salario a la remuneración que se entrega al trabajador, haciendo
alusión además a lo establecido en el artículo 127 del C.S.T. y a lo
contemplado en la Ley 50 de 1990, concluyendo que salario es todo lo
que el trabajador recibe a cualquier título, siempre y cuando retribuya
de manera directa el servicio que este realice”.
Con
relación
al
recurso
de
la demandada que
cuestionaba la naturaleza salarial dada por el a quo a lo
que
recibió
“bonificaciones”,
la
actora
bajo
la
denominación
de
respondió que “si bien la denominación del pago
efectuado a la demandante fue el de bonificación excluida de factor
salarial, sin duda el mismo hacían (sic) parte integral del salario que
recibía la actora como una forma de remuneración mes a mes, pues el
pago de dichas sumas, se encuentran debidamente acreditadas en el
plenario, pues las 7 carpetas que fueron incorporadas al plenario,
ofrecen plena demostración de que el pago percibido formaba parte
integral de la remuneración de la trabajadora, sin que el pacto aludido
por la demandada pueda tener la eficacia jurídica que lo exonere de tal
obligación”.
De inmediato acudió a lo previsto en el artículo 127 del
CST, subrogado por el artículo 14 de la Ley 50 de 1990,
cuyo texto trascribió y extrajo que, sin equívoco, “…el pago de
comisiones es por mandato legal un factor que es constitutivo de salario
por conllevar necesariamente la retribución de un servicio prestado,
pues para que la misma se genere necesariamente debe desplegarse
7
Casación No 40509
un esfuerzo físico o intelectual del trabajador como es el caso de las
ventas”.
Sobre el concepto de comisiones, dijo que, de la norma
aludida con precedencia, se infería, sin lugar a dudas, que
“…el pago de comisiones es por mandato legal un factor que es
constitutivo de salario por conllevar necesariamente la retribución de
un
servicio
prestado,
pues
para
que
la
misma
se
genere
necesariamente debe desplegarse un esfuerzo físico o intelectual del
trabajador, como es el caso de las ventas”.
Tras lo anterior, concluyó que no era válido un
acuerdo donde se pactare lo contrario a la norma citada,
pues se trataba de una preceptiva que consagraba un
mínimo derecho y garantía a favor del trabajador; que como
estaba establecido que la actora devengó comisiones, pese a
que su denominación fue el de bonificación, y que obraba
cláusula de exclusión del carácter salarial, este acuerdo era
ineficaz; consideraciones estas que lo llevaron a darle la
razón al a quo en cuanto condenó a la demandada a la
reliquidación de prestaciones.
En lo que atañe a la condena por indemnización
moratoria impuesta en la sentencia de primera instancia,
anotó que era pertinente recordar el criterio que a lo largo
de varios años ha reiterado esta Corte, en el sentido de que
su imposición no es automática ni inexorable, sino que, en
cada
caso
concreto,
el
juez
debía
examinar
las
circunstancias particulares que rodearon la conducta de la
empleadora
de
no
pagar
en
su
totalidad,
o
solo
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Casación No 40509
parcialmente, los salarios y prestaciones sociales del
trabajador, pues podía haber casos que estaban exentos de
la mala fe o no.
En el caso del sublite, concluyó que la conducta de la
demandada sí estuvo investida de mala fe en el pago de los
créditos adeudados a su trabajadora, porque “aunque a su
juicio se valió de mecanismos legales para excluir del pago salarial la
suma denominada bonificación, dicha conducta permitía inferir una
actitud del empleador tendiente a defraudar los intereses de la
trabajadora.”
Respecto al recurso de la parte actora, en relación con
que el a quo no tuvo en cuenta la existencia de comisiones
en los meses de noviembre y diciembre de 2002, las cuales
a juicio del apelante habían sido demostradas con la
confesión de la demandada y con las pruebas documentales
aportadas por las partes, el ad quem le dio parcialmente la
razón a este, pero no accedió a la modificación de la
sentencia por él solicitada.
A pesar de que dio por demostrado que efectivamente
la actora recibió bonificaciones para noviembre y diciembre
de 2002, negó la reliquidación de las prestaciones sociales
causadas a 31 de diciembre de 2001, pues también estimó
que no era posible “…desconocer lo decidido por el a quo respecto
del fenómeno prescriptivo que operó en el presente caso, el cual enervó
lo pretendido, pues es evidente que dicho término fue interrumpido con
la presentación de la demanda el 18 de noviembre de 2005.”
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Casación No 40509
Sobre la solicitud de adición de la indemnización
moratoria del artículo 99 de la Ley 50 de 1990 por la
consignación
deficiente
del
auxilio
de
cesantía
correspondiente a los años 2002 al 2004, concluyó que no
se podía acceder a tal solicitud en razón a que no se estaba
en presencia del no pago de las cesantías, sino de una
reliquidación de las mismas, en cuanto había quedado
demostrada, en esta oportunidad, que hubo un pago
deficitario de las sumas reclamadas.
Contra la anterior decisión, ambas partes presentaron
sendos recursos de casación, de los cuales solo fue
replicado el de la parte actora. Se resolverá en primer lugar
el de la demandada.
III. DEMANDA DE CASACIÓN DE LA PARTE
DEMANDADA
ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN:
Solicita se case parcialmente la sentencia proferida por
el Tribunal del Distrito Judicial de Bogotá, de fecha 30 de
enero de 2009, por medio de la cual confirmó en todas sus
partes la sentencia proferida por el Juzgado 12 Laboral del
Circuito de Bogotá, la cual, a su vez, había proferido
condena en contra de las demandadas. Para que, en
instancia, se revoque la sentencia proferida por el juzgado
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Casación No 40509
y se absuelva a la parte demandada. Para tal efecto,
presentó dos cargos que fueron replicados.
CARGO PRIMERO
Acusa la sentencia de violar por vía indirecta y
aplicación indebida los artículos 65 y 306 del Código
Sustantivo del Trabajo, artículo 15 de la Ley 50 de 1990 y el
artículo 10 de la Ley 52 de 1975, supuestamente a causa de
los errores evidentes de hecho que, en su criterio, se
originaron en la errónea apreciación de unas pruebas.
ERRORES EVIDENTES DE HECHO DENUNCIADOS
1.
Dar por demostrado (sic), sin estarlo, que la
demandante CALA CARRIZOSA, recibía, además de su
salario
básico,
una
participación
de
utilidades
y
bonificaciones por cumplimiento de metas, las cuales no
constituían salario, por cuanto en el contrato de trabajo
suscrito entre las partes se excluyeron de factor salarial.
2.
por
la
No dar por demostrado que las sumas recibidas
demandante,
constituían
salario,
además
por
del
cuanto
salario
se
básico,
trataban
de
no
una
participación de utilidades y unas bonificaciones por
cumplimiento
de
metas,
las
cuales
se
encontraban
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Casación No 40509
excluidas del factor salarial en el contrato suscrito por las
partes.
3.
No
dar
por
demostrado,
estándolo,
que
la
demandada obró de buena fe cuando no incluyó en la
liquidación de prestaciones sociales y primas de servicios
las sumas recibidas por la demandante, como participación
de utilidades y bonificaciones por cumplimiento de metas,
por cuanto la demandante había aceptado en el contrato de
trabajo suscrito por ella y con la demandada la exclusión de
esos valores como factor salarial.
4.
Dar
por
demostrado,
sin
estarlo,
que
la
demandada obró de mala fe, cuando no incluyó, en la
liquidación de prestaciones sociales, el auxilio de cesantías,
las primas de servicios, las vacaciones y los valores
recibidos
por
la
demandante
como
participación
de
utilidades y bonificaciones por cumplimiento de metas.
PRUEBAS ERRÓNEAMENTE APRECIADAS:
Según el recurrente, el tribunal apreció erróneamente
las siguientes pruebas:
1.
Contrato de trabajo suscrito entre la demandante
y la demandada en su cláusula adicional de fecha 29 de
junio de 2001 que obra a fls. 101 y 102 del expediente.
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Casación No 40509
2.
Comunicación
dirigida
a
la
señora
CALA
CARRIZOSA, con fecha 23 de noviembre de 2001, por la
sociedad demandada que obra a fl. 153 del expediente.
3.
Comunicación de fecha 14 de enero de 2002,
dirigida a la demandante por la sociedad demandada, que
obra a fl. 154 del expediente.
4.
Comunicación de fecha 2 de abril de 2002,
dirigida a la demandante por la sociedad demandada, que
obra a fl. 155 del expediente.
5.
Comunicación del 5 de junio de 2002, dirigida a
la demandante por la sociedad demandada, que obra a fl.
156 del expediente.
6.
Comunicación del 6 de septiembre de 2002,
dirigida a la demandante por la sociedad demandada, que
obra a fl. 157 del expediente.
7.
Comunicación del 10 de diciembre de 2002,
dirigida a la demandante por la sociedad demandada, que
obra a fl. 158 del expediente.
8.
Comunicación del 5 de diciembre de 2003,
dirigida a la demandante por la sociedad demandada, que
obra a fl. 159 del expediente.
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Casación No 40509
9.
Comunicación del 17 de noviembre de 2004,
dirigida a la demandante por la sociedad demandada, que
obra a fl. 160 del expediente.
10. Comprobante de pago suscrito por la demandante
del 15 de diciembre de 2004, que obra a fl. 161 del
expediente.
11. Comunicación del 4 de marzo de 2005, dirigida a
la demandante por la sociedad demandada, que obra a fl.
162 del expediente.
12. Comunicación del 4 de mayo de 2005, dirigida a
la demandante por la sociedad demandada, que obra a fl.
162 del expediente.
13. Comunicación dirigida por la demandada a la
demandante de fecha febrero 22 de 2005, que obra a fl.
163, del expediente.
DEMOSTRACIÓN DEL CARGO
Afirma el censor que el tribunal apreció erróneamente
la cláusula adicional del contrato de trabajo suscrito entre
la sociedad demandada y la actora, cuyo texto, según su
dicho, dice:
“Las partes convienen que los pagos efectuados al trabajador
por concepto de gasto de transporte, gasto de representación,
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Casación No 40509
elementos de trabajo y otros semejantes realizados en dinero o
en especie, que no beneficien o enriquezcan al EMPLEADO, sino
que se destinen al desempeño o cabalidad de sus funciones, no
tienen carácter salaria. (sic) PARAGRAFO PRIMERO: Las partes,
con base en la facultad que les otorga el artículo 15 de la Ley 50
de 1990, convienen que todos los beneficios, auxilios o primas, y
bonificaciones extralegales que en forma habitual u ocasional y
por mera liberalidad reconoce LA COMPAÑÍA al EMPLEADO,
tales como el auxilio en dinero de alimentación y otros
semejantes realizados en dinero o en especie, no constituyen
salario ni tiene carácter de factor salarial para efectos del cálculo
de prestaciones sociales o indemnizaciones, como tampoco para
efectos para fiscales de conformidad con el artículo 17 de la Ley
344 de 1996”.
Que el tribunal, según el recurrente, le dio un sentido
diferente al que dicho pacto tiene en su contenido literal,
porque consideró que las bonificaciones recibidas por la
demandante,
así como la participación de utilidades que
esta recibía por el cumplimiento de las metas fijadas,
correspondían a la naturaleza salarial contenida en el
artículo 127 del Código Sustantivo de Trabajo.
Añade que, precisamente, la modificación que el
legislador efectuó a través del artículo 128 de la Ley 50 de
1990, establece la posibilidad de que las partes acuerden
que
las
bonificaciones,
auxilios,
bonificaciones
por
cumplimiento de metas o participación de utilidades, no
constituyen salario.
Sostiene
que
el
tribunal,
igualmente,
apreció
erróneamente las documentales contenidas en los fls. 152
al 163 del expediente, en donde claramente la gerente de la
15
Casación No 40509
sociedad
demandada
se
dirige
a
la
demandante
señalándole que, como parte del programa de bonificaciones
establecido
en
la
compañía
y
como
resultado
cumplimiento de los objetivos que ellos se
del
habían
propuesto para la campaña de venta del día de la madre, la
sociedad
le
reconocería,
por
mera
liberalidad,
una
bonificación que no era parte de la base para prestaciones
sociales; que este texto se repetía en todos y cada uno de
los documentos que fueron antes mencionados como mal
apreciados y, en ellos, se consagraba un evento y era el que
daba lugar al cumplimento por objetivos; que, lógicamente,
esos
valores
contenidos
en
esas
documentales
se
entregaban con fundamento en el pacto acordado por las
partes, por tanto no podía desconocer el tribunal el texto
literal de estas documentales que consagraban claramente
bonificaciones de mera liberalidad y generadas en el
resultado del cumplimiento de unos objetivos por eventos
ocasionales; pues, a su juicio, este era el espíritu del
artículo 15 de la Ley 50 de 1990 y el texto que hoy
contempla el artículo 128 del Código Sustantivo del Trabajo;
para el censor, deducir de esos documentos la connotación
salarial de los valores entregados a la demandante a través
de tales documentales, implicaba, a no dudarlo,
la
apreciación errónea del verdadero contenido jurídico de
dichos documentos, pues, de ninguna manera, se deducía
que esos valores se ajustaban a la naturaleza salarial del
artículo 127 Código Sustantivo del Trabajo; por el contrario,
agrega,
tales
generadas
por
valores
el
correspondían
cumplimiento
de
a
bonificaciones
metas
y
a
una
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Casación No 40509
participación de las utilidades de la sociedad demandada,
tal como se desprende del pacto realizado por las partes en
el documento denominado cláusula adicional al contrato de
trabajo que obra a fl. 109 del expediente.
Argumenta que si el tribunal hubiera apreciado
correctamente el texto y el espíritu de las documentales
citadas como mal apreciadas, no habría concluido que esos
valores recibidos por la demandante constituían salario
para la liquidación de prestaciones sociales, prima de
servicios y vacaciones; y, por lo tanto, no habría condenado
al reajuste de esas prestaciones sociales y, en consecuencia,
tampoco habría condenado al pago de los intereses a la
cesantía porque estos resultaron únicamente sobre el
reajuste ordenado por el tribunal.
Por último, estima que es importante señalar que la
actora firmó, en forma voluntaria y conciente, la cláusula
adicional al contrato de trabajo, y, por ello, tenía pleno
conocimiento sobre la naturaleza no salarial de las
bonificaciones que por cumplimiento de metas se le iba a
reconocer, y también aceptó que esos valores constituían
una
participación
de
las
utilidades
de
la
sociedad
demandada; que prueba de ello era que, en ninguno de los
documentos que obraban de fls. 152 a 163, la demandante
dejó algún reparo sobre su discrepancia con la frase “que no
hace base para prestaciones sociales”;
y que tampoco existía,
como lo aceptó la demandante en el interrogatorio de parte
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Casación No 40509
que absolvió el día 27 de febrero de 2007 y que obra a fl.
137 a 139 del expediente.
Que, por lo tanto, endilgar mala fe como lo hizo el
tribunal a la sociedad demandada, cuando ella, en ejercicio
de normas consagradas en la ley, realizó pactos no
salariales suscritos por la demandante sin reparo ni
observación alguna durante toda la vigencia del contrato de
trabajo, demuestra, todo lo contrario de la conclusión del
tribunal, la mayor buena fe por parte del empleador
al
reconocer a la demandante las bonificaciones establecidas
en el contrato, por mera liberalidad y originadas en el
cumplimiento
de
unas
metas
por eventos planeados
estratégicamente y una participación por utilidades que la
ley excluye de la connotación salarial; que, en estas
condiciones, no era aplicable el artículo 65 del CST por
existir buena fe de la demandada, buena fe que se deducía
del texto de la cláusula adicional suscrita por las partes y
de los documentos con los cuales le fueron entregados los
valores.
IV. CONSIDERACIONES
En síntesis, la demandada se duele, en primer lugar,
de que el ad quem no tuvo en cuenta que las sumas
recibidas por la extrabajadora, además del salario básico,
no
constituían
salario,
en
razón
a
que
las
partes,
justamente, habían excluido dicho carácter a tales pagos,
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Casación No 40509
en el contrato de trabajo, en ejercicio de la facultad
otorgada por el artículo 15 de la Ley 50 de 1990. Para
sustentar su acusación, señala como pruebas erróneamente
apreciadas el contrato de trabajo y la cláusula adicional del
29 de junio de 2001, junto con las cartas de reconocimiento
de las sumas relacionadas por concepto de “bonificaciones” a
favor de la actora de folios 153 a 160, y 162 bis a 163, y un
comprobante de pago a fl.162.
El ad quem, con relación a las citadas pruebas
calificadas, manifestó que “si bien la denominación del pago
efectuado a la demandante fue el de bonificación excluida de factor
salarial, sin duda el mismo hacían (sic) parte integrante del salario que
recibía la actora como una forma de remuneración mes a mes, pues el
pago de dichas sumas, se encuentran debidamente acreditadas en el
plenario, pues las 7 carpetas que fueron incorporadas al plenario,
ofrecen plena demostración de que el pago percibido formaba parte
integral de la remuneración de la trabajadora, sin que el pacto aludido
por la demandada pueda tener la eficacia jurídica que los exonere de
tal obligación.” A renglón seguido, con base en el artículo 127
del CST, subrogado por el artículo 14 de la Ley 50 de 1990,
asentó que “…el pago de comisiones es por mandato legal un factor
que es constitutivo de salario por conllevar necesariamente la
retribución de un servicio prestado, pues para que la misma se genere
necesariamente debe desplegarse un esfuerzo físico o intelectual del
trabajador, como es el caso de las ventas.”
Del análisis de las pruebas cuya valoración es objeto
de glosa por la censura, la Sala encuentra que su contenido
no
contradice el sustento del fallo impugnado. Por el
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Casación No 40509
contrario,
luego de la lectura de tales medios, la Sala
comparte
la
conclusión
del
ad
quem
sobre
que,
independientemente de la denominación dada por el
empleador a los pagos adicionales al salario básico
recibidos por la actora, realmente se trataron de comisiones
periódicas como contraprestación al cumplimiento de las
metas de ventas propuestas por la empresa.
Según las citadas documentales, la actora recibió
periódicamente
las
sumas
allí
indicadas,
bajo
la
denominación “bonificaciones”, con la constancia expresa de
parte del empleador de que eran reconocidas “por mera
liberalidad”, como “parte del programa de bonificaciones establecido
en la compañía”,
y como “…resultado del cumplimiento de los
objetivos… para la campaña de venta”, de acuerdo con la época o
el mes del año: del día de la madre 2001, de la colección
otoño/invierno 2001, navidad 2001, primavera/verano
2002, día de la madre 2002, saldos en agosto 2002,
otoño/invierno 2002, otoño/invierno 2003, otoño/invierno
2004.
De donde, en esencia se extrae que la actora recibió
pagos con carácter habitual como retribución de su trabajo;
así se haya dejado constancia por el empleador que dicho
reconocimiento era por mera liberalidad suya, del mismo
texto de las citadas pruebas, conforme a las reglas de la
sana crítica, bien se podía deducir, como lo estableció el ad
quem,
que tales pagos tenían como verdadera finalidad
retribuir el trabajo de la actora, en razón a que estos,
además de habituales, se daban a consecuencia del
20
Casación No 40509
cumplimiento de metas de las ventas del establecimiento
que ella gerenciaba.
Según la reseña de la demanda y la contestación que
se hizo al inicio, la actora se desempeñó como gerente, y si
ella recibía bonificaciones por ventas, era plausible suponer
que las ventas estaban bajo su responsabilidad, a menos
que la empresa hubiese demostrado que ella solo se
dedicaba a funciones administrativas como lo dijo en la
contestación, pero este no fue el caso; todo indica que la
empresa no probó su versión, como quiera que este aspecto
no se trató por el ad quem en la sentencia, ni tampoco se
menciona en el presente recurso.
Tampoco de las citadas documentales se desprende,
inequívocamente, que tales pagos fueron por concepto de
“participación de utilidades”, denominación
que emplea la
empresa en el señalamiento de los yerros fácticos con el
propósito de ubicar dichos emolumentos en el supuesto de
hecho del artículo 128 del CST; en ninguna de ellas se hace
referencia alguna a esta denominación.
Pero, además, ha de decirse que la demandada, en la
demostración
del
cargo,
alude
a
este
concepto
de
“participación de utilidades”, dejando de lado que el ad quem no
le dio este carácter a los pagos recibidos por la trabajadora,
sino el de comisiones; por tanto debió señalar, al menos,
una prueba calificada obrante en el proceso con la cual se
hubiese podido derruir tal premisa asentada por el tribunal;
21
Casación No 40509
dicho de otro modo, a la censura le faltó indicar una prueba
que sirviera para esclarecer los criterios aplicados por la
empresa para la liquidación de las supuestas utilidades a
favor de la trabajadora, tales como el periodo de ejercicio al
que correspondía y el factor de repartición; es decir un
medio que demostrara que las sumas en cuestión fueron
liquidadas sobre la base de las utilidades de la empresa,
mas no sobre las ventas; para que de esta manera saliera a
relucir de forma contundente dicho carácter de los pagos, y
se configurara así el yerro evidente del tribunal por haber
considerado que los valores recibidos por la trabajadora
fueron comisiones, cuando estas en verdad consistieron en
repartición de utilidades.
Es de anotar que, para obtener el desquiciamiento del
pilar de la sentencia, no bastaba con bautizar las sumas
periódicas pagadas a la actora con la denominación de
“participación
de
utilidades”,
comisiones
(verbigracia
o cualquier otra distinta a
llamarlas
bonificaciones
por
ventas), para que de inmediato quedaran excluidas del
carácter salarial. La exclusión de tal naturaleza, como se
profundizará más adelante, no depende del nombre que se
le haya dado al pago, sino de la prueba de que este no tenía
como finalidad la retribución directa de la prestación del
servicio.
Por otra parte, el “otro sí” del contrato de trabajo (fl. 30)
que supuestamente fue apreciado erradamente por el ad
quem, tampoco es contraevidente. Esa cláusula solo es una
22
Casación No 40509
repetición inexacta del artículo 15 de la Ley 50 de 1990,
norma que invoca el censor para reforzar su tesis del
carácter no salarial de dichos pagos.
Dice el aludido “otro sí” en lo pertinente:
PRIMERA: Las partes convienen que los pagos efectuados al
trabajador por concepto de gastos de transporte, gastos de
representación, elementos de trabajo y otros semejantes
realizados en dinero o en especie, que no beneficien o
enriquezcan a EL EMPLEADO sino que se destinen al desempeño
a cabalidad de sus funciones, no tiene carácter salarial.
PARÁGRAFO PRIMERO. Las partes, con base en la facultad que
les otorga el artículo 15 del Ley 50 de 1990, conviene que todos
los beneficios, auxilios o primas, y bonificaciones extralegales
que en forma habitual u ocasional y por mera liberalidad
reconoce LA COMPAÑÍA al EMPLEADO, tales como el auxilio en
dinero de alimentación y otros semejantes realizados en dinero o
en especie, no constituyen salario, ni tienen carácter de tal factor
salarial para efectos del cálculo de prestaciones sociales o
indemnizaciones, como tampoco para efectos parafiscales de
conformidad con el artículo 17 de la Ley 344 de 1996.”
Destaca la Sala.
Salta a la vista que la cláusula en cuestión no versa
sobre un acuerdo de las partes que individualice o concrete
cuáles pagos propios de la relación laboral existente entre
las partes no eran salario; tampoco allí se dijo que la actora
iba a recibir participación de utilidades. Por lo que no se
observa una flagrante contradicción con el texto de la citada
cláusula, el que el ad quem haya estimado que los pagos
periódicos realizados a la actora eran comisiones y como tal
constituían salario.
23
Casación No 40509
Menos le favorece al propósito del cargo, el que, según
la redacción de la cláusula en comento, se le haya restado
el carácter salarial de manera genérica a las bonificaciones
habituales. Si bien, conforme a lo dicho por el ad quem,
tenían esta periodicidad las otorgadas a la trabajadora
dentro del “Programa de Bonificaciones establecido en la compañía”,
como
resultado
del
cumplimiento
de
los
objetivos
propuestos, es de anotar que el artículo 141 de la Ley 50 de
1990 que subrogó el artículo 127 del CST, expresamente les
reconoce el carácter salarial a esta clase de bonificaciones,
es decir a las habituales; y que si el invocado artículo 15 de
la misma
Ley 502 que modificó el artículo 128 del CST,
dentro de los pagos no constitutivos de salario, enuncia
también a las bonificaciones, es de advertir que lo hace solo
respecto de las ocasionales.
1
ARTICULO 127. ELEMENTOS INTEGRANTES. <Artículo modificado por el artículo
14 del Ley 50 de 1990. El nuevo texto es el siguiente:> Constituye salario no sólo la
remuneración ordinaria, fija o variable, sino todo lo que recibe el trabajador en
dinero o en especie como contraprestación directa del servicio, sea cualquiera la
forma o denominación que se adopte, como primas, sobresueldos, bonificaciones
habituales, valor del trabajo suplementario o de las horas extras, valor del trabajo
en días de descanso obligatorio, porcentajes sobre ventas y comisiones.
"Artículo 128.- Subrogado por el artículo 15 de la ley 50 de 1990. Pagos
que no constituyen salario.
2
"No constituyen salario las sumas que ocasionalmente y por mera liberalidad recibe
el trabajador del empleador, como primas, bonificaciones o gratificaciones
ocasionales, participación de utilidades, excedentes de las empresas de economía
solidaria y lo que recibe en dinero, o en especie no para su beneficio, ni para
enriquecer su patrimonio, sino para desempeñar a cabalidad sus funciones, como
gastos de representación, medios de transporte, elementos de trabajo y otros
semejantes. Tampoco las prestaciones sociales de que tratan los títulos VII y IX, ni
los beneficios o auxilios habituales u ocasionales acordados convencional o
contractualmente u otorgados en forma extralegal por el empleador, cuando las
partes hayan dispuesto expresamente que no constituyen salario en dinero o en
especie, tales como la alimentación, habitación o vestuario, las primas extralegales,
de vacaciones, de servicios o de navidad.
24
Casación No 40509
Lo anterior concuerda con lo observado por el ad quem
cuando estudió la cláusula adicional del contrato. Así pues,
su conclusión jurídica, sobre que este pacto era ineficaz en
razón a que un acuerdo donde lo pactado era contrario al
derecho
mínimo
establecido
en
la
ley
con
carácter
irrenunciable, consecuencialmente no podía tener eficacia
jurídica, tiene pleno sustento fáctico.
Conforme a lo acabado de decir, concluye la Sala que
el censor no atinó en la formulación del cargo para derribar
el pilar de la decisión, puesto que ninguna de las pruebas
señaladas por el recurrente como mal apreciadas contradice
la realidad establecida por el juez sobre que la actora
“devengaba comisiones, pese a que su denominación fue el de
bonificación”.
De tal manera que sigue estando cobijada bajo el
manto de la presunción de legalidad la conclusión a la que
arribó el ad quem sobre que el otro sí del contrato era
ineficaz, en tanto
la empresa lo había invocado para
restarle el carácter salarial a las bonificaciones habituales
recibidas por la trabajadora, pues, según el juez de alzada,
estas eran verdaderas comisiones, cuya naturaleza salarial
era irrenunciable.
En consecuencia, el cargo no prospera.
Al margen de que el cargo fue enfocado por la vía
indirecta, no está demás reiterar en esta oportunidad, la
25
Casación No 40509
posición
que,
de
vieja
data,
viene
sosteniendo
la
jurisprudencia laboral frente a la definición de salario
conforme a los artículos 127 y 128 del CST. Conviene
traerla a colación en razón a que todavía persisten, por
parte
de
algunos
empleadores,
prácticas
laborales
consistentes en que, so pretexto de la facultad otorgada por
el citado artículo 128 modificado por el 15 de la Ley 50 de
1990, celebran pactos salariales con los trabajadores con el
propósito de restarle el carácter salarial a pagos que por
esencia lo son, no obstante que son ineficaces, como
sucedió en el sublite.
En sentencia del 12 de febrero de 1993 (radicación
5481), al referirse a la interpretación de los arts. 127 y 128
del Código Sustantivo del Trabajo, en vigencia de la ley 50
de 1990, esta Sala expuso lo siguiente:
“Determinar cuáles de los pagos que el trabajador recibe del
empleador constituyen salario y cuáles no, es tema de innegable
relevancia para las relaciones obrero-patronales, tanto individuales
como colectivas, por lo cual se hace necesario distinguir el „salario‟
propiamente dicho de otras remuneraciones y beneficios que
también recibe el trabajador por razón de su trabajo o con ocasión
del mismo, cuales son las „prestaciones sociales‟, las „indemnizaciones‟ y los „descansos‟, según clasificación empleada hace ya
tiempo por nuestra legislación positiva y de usanza predominante
en el lenguaje ordinario de la vida laboral.
Lo primero que debe asentarse es el hecho indiscutible de que
todas estas expresiones „salario‟, „prestaciones sociales‟,
„indemnizaciones‟ y „descansos‟ corresponden a pagos,
reconocimientos o beneficios que el trabajador recibe a lo largo de
su vida como tal, o inclusive cuando deja de serlo por alcanzar la
jubilación o verse temporal o definitivamente imposibilitado para
26
Casación No 40509
trabajar. No aciertan por consiguiente quienes afirman que sólo
algunos de los enunciados beneficios son recibidos por el
trabajador por el hecho de su vinculación laboral, pues la verdad
es que todos encuentran su causa última en la prestación subordinada de servicios personales a otro.O Siempre será entonces la
relación laboral preexistente la razón de ser de todos esos
beneficios y la que, directa o indirectamente, fundamente o
justifique su reclamación o reconocimiento.
Siendo cierto en consecuencia, como lo es, que los
beneficios que el trabajador obtiene del empleador se
originan todos en el servicio que le presta, la distinción de
la naturaleza jurídica entre unos y otros no debe buscarse
en su causa sino más bien en su finalidad, la cual sí
permite delimitar claramente los diferentes conceptos.
a).- El pago del salario, desde el punto de vista jurídico,
es la principal obligación de quien se beneficia del trabajo
subordinado ajeno, como que constituye ordinariamente la
contraprestación primordial y más importante de la
actividad desplegada por el trabajador. El salario aparece
así como la remuneración más inmediata o directa que el
trabajador recibe por la transmisión que hace de su fuerza
de trabajo para ponerla a disposición del empleador, por lo
cual se considera uno de los elementos esenciales de toda
relación de trabajo, sin que importe la forma jurídica --contrato de trabajo o relación legal y reglamentaria-- que regule
la prestación personal subordinada de servicios.
b).- La prestación social, al igual que el salario, nace
indudablemente de los servicios subordinados que se proporcionan
al empleador, pero a diferencia de aquél --y en esto quizá estriba la
distinción esencial entre ambos conceptos-- no retribuye
propiamente la actividad desplegada por el trabajador sino que
más bien cubre los riesgos o infortunios a que se puede ver
enfrentado: la desocupación, la perdida ocasional o permanente,
parcial o total, de su capacidad laboral por enfermedad, accidente,
vejez, etc. y la muerte, con la natural secuela de desamparo para
el propio trabajador y para aquellos que dependen de su
capacidad productiva.
27
Casación No 40509
Que el propósito primordial del legislador al estatuir las
denominadas „prestaciones sociales‟, fue el de amparar el trabajo
humano frente a los riesgos que le son inherentes y no otro, resulta
del hecho, relativamente inadvertido, de que la Ley 90 de 1.946 y
luego los decretos legislativos que constituyen la base de nuestro
Código Sustantivo del Trabajo, hayan establecido la temporalidad
de las prestaciones sociales a cargo directo del empleador, con
miras a que fueran asumiéndose por entidades de seguridad o
previsión social (arts. 193 y 259 CST).
Como se ve, lo que el legislador tuvo en cuenta al establecer
las denominadas „prestaciones sociales‟, fue la necesidad de
cubrir los riesgos de desocupación, de salud y de vida que
eventualmente conllevan la pérdida del empleo o del vigor o la
integridad física y, en general, de todas aquellas contingencias en
que el trabajador pierde su fuerza de trabajo, o se ve impedido
temporalmente para ejercitarla, o resulta disminuida su capacidad
laboral de modo tal que no le es posible procurarse el salario
necesario para su subsistencia personal y familiar.
El criterio según el cual las „prestaciones sociales‟ son
aquellas que cubren riesgos inherentes al trabajo, permite
deslindar nítidamente lo que el trabajador recibe por dicho
concepto --directamente del empleador o por intermedio de las
entidades de seguridad o previsión social-- de lo que se le paga o
reconoce por el empleador como contraprestación a los servicios
que el trabajador realiza, o sea, a la actividad que éste despliega
en cumplimiento, a su vez, de su principal obligación emanada de
la relación de trabajo.
Entendiéndose las „prestaciones sociales‟ como el mecanismo
de seguridad social ideado por el legislador nacional para cubrir
los riesgos que afectan el desempleo, la salud y la vida del
trabajador, resulta apenas lógico que cualquier otro régimen, legal
o convencional, orientado a amparar estas contingencias
constituirá igualmente una prestación social, en la misma forma
que lo son las sumas de dinero o los beneficios que se reconocen
por razón del accidente de trabajo, la enfermedad profesional o
común, la maternidad, los gastos de entierro, el auxilio de cesantía,
las pensiones de jubilación o vejez, las pensiones de viudez,
orfandad e invalidez, garantías todas que no obstante su distinta
finalidad específica se agrupan dentro del género de las
„prestaciones sociales‟ porque están dirigidas a cubrir riesgos
laborales.
28
Casación No 40509
La circunstancia innegable de que nuestro estatuto laboral
también comprenda dentro del título que regula las prestaciones
sociales los beneficios correspondientes a la prima de servicios y la
dotación de calzado y vestido de labor --de los cuales podría
decirse que no cubren riesgos-- no alcanza a invalidar la
argumentación que se viene exponiendo. En efecto, la referida
prima de servicios, bajo la reglamentación anterior a la Ley 50 de
1.990, sustituyó la participación de utilidades y la prima de beneficios que establecía la legislación anterior (art. 306-2 CST), que
evidentemente tenían carácter salarial (art. 127 ibídem), razón por
la cual tuvo que disponerse, para guardar armonía con el artículo
128 que no era salario y que no se computaría como salario en
ningún caso (art. 307) y en cuanto al suministro del calzado y
vestido de labor es bien sabido que no corresponde propiamente a
una retribución del servicio sino a la dotación de elementos de
trabajo para un mejor desempeño de la función, que tuvo su origen
en un claro propósito de seguridad industrial.
c).- Las indemnizaciones, que por definición corresponden a
reparaciones de daños, en su doble modalidad de compensatorias
y moratorias, resarcen los perjuicios que el trabajador llegue a
sufrir como consecuencia del incumplimiento de las obligaciones
legales o convencionales del empleador, o por el desconocimiento
de los precisos deberes legales que la ley le impone al empleador
en determinadas circunstancias.
d).- Los „descansos obligatorios‟ regulados por el Código
Sustantivo del Trabajo comprenden el „descanso dominical
remunerado‟, el „descanso remunerado en otros días de fiesta‟ y
las „vacaciones anuales remuneradas‟. Si bien, conforme lo afirma
la recurrente, el extinguido Tribunal Supremo del Trabajo sostuvo
que los descansos remunerados comprendidos dentro del Título
VIII del Código podían clasificarse como una sui generis prestación
social, en la medida en que, en principio, no es posible
considerarlos como „salarios‟ ni tampoco como „indemnizaciones‟,
lo cierto es que este descanso, de innegable sentido protector de la
salud y bienestar físico del trabajador, no cubre un riesgo
inherente a la actividad laboral, como si lo hacen las verdaderas
„prestaciones sociales‟. De este modo mientras los eventos que
amparan las denominadas prestaciones sociales son contingentes,
las vacaciones y los demás descansos legalmente obligatorios
deben siempre disfrutarse, salvo los casos de excepción que
puntualiza la ley.
29
Casación No 40509
Si bien es verdad que existen normas que autorizan la
acumulación del descanso de las vacaciones o su disfrute parcial e
inclusive, en casos extremos, su compensación en dinero --caso en
el cual pareciera estarse más bien frente a una indemnización--,
estas situaciones excepcionales no desdibujan la finalidad
primordial que persiguen los descansos remunerados: que
mediante la inactividad laboral el trabajador recupere su fuerza de
trabajo paulatinamente desgastada a medida que va
acumulándose la fatiga propia de la labor cumplida.
La circunstancia de que los descansos remunerados, y en
especial las vacaciones, no cubran riesgos laborales propiamente
dichos, obliga a concluir que no estuvo desencaminado el
legislador cuando, al expedir el Código Sustantivo del Trabajo, no
los incluyó dentro del régimen de las prestaciones sociales sino que
formó con ellos un grupo aparte: el de los „descansos obligatorios‟.
Y el hecho de que posteriormente se hayan expedido normas como
los Decretos 3135 de 1.968 y 1045 de 1.978 que, al regular materias laborales de los empleados oficiales, refundan las vacaciones
de esos trabajadores como una prestación social, no invalida la
afirmación de que las auténticas „prestaciones sociales‟ son
aquellas por medio de las cuales se cubren riesgos inherentes al
trabajo humano subordinado.
Por otra parte, adicionalmente a la remuneración del trabajo,
las prestaciones sociales, las indemnizaciones y los descansos, el
trabajador también puede recibir del empleador --y lo hace
frecuentemente-- algunos pagos no constitutivos de salario puesto
que no tienen como objeto retribuir el servicio sino que están
destinados a facilitarle el desempeño cabal de sus funciones o son
una simple liberalidad ocasional del empleador (art. 128 C.S.T.).
3.- La clasificación de los beneficios laborales que se ha
dejado expuesta, de conformidad con nuestras normas positivas
reguladoras de las relaciones entre trabajadores y empleadores
del sector privado, permite resolver fácilmente el asunto bajo
examen, pues aplicando los anteriores conceptos al caso litigado se
impone concluir que no interpretó erróneamente el Tribunal el
artículo 127 del Código Sustantivo del Trabajo ni tampoco dejó de
aplicar el 128 del mismo ordenamiento. Estas normas, en lo
esencial, siguen diciendo lo mismo bajo la nueva redacción
de los artículos 14 y 15 de la Ley 50 de 1.990, puesto que
dichos preceptos no disponen, como pareciera darlo a
30
Casación No 40509
entender una lectura superficial de sus textos, que un pago
que realmente remunera el servicio, y por tanto constituye
salario, ya no lo sea en virtud de disposición unilateral del
empleador o por convenio individual o colectivo con sus
trabajadores”. Negrillas de esta Sala.
Por otra parte, la Corte Constitucional, en sentencia C710 de 1996, se pronunció sobre la esencia del concepto de
salario en el mismo sentido de la posición de esta Corte,
cuando, previo a la declaración de exequibilidad del artículo
128 del CST, anotó:
“En esta materia, es necesario recordar que la definición
de lo que es factor salarial, corresponde a la forma como se
desarrolla el vínculo laboral, y no a la existencia de un texto
legal o convencional que lo consagre o excluya como tal, pues
todo aquello que recibe el trabajador como contraprestación
directa de su servicio, sin importar su denominación, es
salario. En esta materia, tal como lo establece el artículo 53 de
la Constitución, la realidad prima sobre las formalidades
pactadas por los sujetos que intervienen en la relación laboral.
Por tanto, si determinado pago no es considerado salario, a
pesar de que por sus características es retribución directa del
servicio prestado, el juez laboral, una vez analizadas las
circunstancias propias del caso, hará la declaración
correspondiente.
Así las cosas, debe entenderse que el artículo 128 se
limita a establecer que no constituyen salario las sumas que
ocasionalmente, y por mera liberalidad recibe el trabajador, y
a señalar algunos ejemplos de esos conceptos. Definición que
no desconoce norma alguna de la Constitución, ni impide que
se pueda reclamar ante el juez competente, el reconocimiento
salarial de una suma o prestación excluida como tal, cuando,
por sus características, ella tiene por objeto retribuir el servicio
prestado. Por tanto, la norma, así entendida, es
constitucional”.
CARGO SEGUNDO
31
Casación No 40509
En esta oportunidad, la demandada acusa la sentencia
por aplicación indebida y por la vía indirecta, respecto del
artículo 65 del Código Sustantivo del Trabajo, en relación
con los artículos 249, 250 y 306 del Código Sustantivo del
Trabajo y artículo 10 de la Ley 52 de 1975, violación que,
según el impugnante, cometió el sentenciador por errores
evidentes de hecho que se originaron en la apreciación
errónea de una pruebas.
Los errores evidentes de hecho denunciados por el
recurrente son los siguientes:
1. Dar por demostrado, sin estarlo, que el exempleador
incurrió en una conducta de mala fe al no incluir para
la liquidación del auxilio de cesantías, prima de
servicios y vacaciones, los valores recibidos por la
demandante que no constituían factor salarial.
2. No dar por demostrado estándolo que la empresa obró
de buena fe al no incluir en la liquidación del auxilio
de cesantías, prima de servicios y vacaciones los
valores
recibidos
bonificaciones
por
ocasionales
la
demandante
y
participación
como
de
utilidades.
PRUEBAS ERRÓNEAMENTE APRECIADAS.
32
Casación No 40509
Manifiesta
el
censor
que
el
tribunal
apreció
erróneamente la documental que obra a fl. 101 del
expediente, la cual se denomina cláusula adicional al
contrato de trabajo suscrito entre la empresa y la actora,
especialmente en sus cláusulas 1° y 2°, en donde las partes
acordaron
que
las
bonificaciones
y
participación
de
utilidades que se reconocieran a la demandante tenía por
causa jurídica la mera liberalidad y que no tenían
connotación salarial para efectos prestacionales, de acuerdo
con lo señalado en el artículo 15 de la Ley 50 de 1990.
Que, igualmente, erró el ad quem al valorar las
documentales
expediente,
contenidas
en
los
fl.
152
a
163
del
las cuales, dice, fueron enviadas por la
representante legal de la demandada a la demandante
informándole el origen y la naturaleza de los valores que se
le reconocían por mera liberalidad y como resultado del
cumplimiento de los objetivos de diversos eventos que se
planeaban en la empresa.
DEMOSTRACIÓN DEL CARGO
Sostiene el recurrente que si el tribunal hubiera
apreciado en forma correcta la documental de fl. 101 del
expediente suscrita por las partes el 29 de junio de 2001,
no habría podido concluir que existía mala fe por parte de la
sociedad demandada, porque, en ese documento, las partes,
en
forma
voluntaria
y
conciente,
acordaron
que
la
33
Casación No 40509
demandante recibía, además de su salario pactado en el
contrato original, bonificaciones extralegales y participación
de utilidades, las cuales, de acuerdo con lo consagrado en
el artículo 15 de la Ley 50 de 1990, no tendrían connotación
salarial; y porque ese documento no fue observado ni
argumentado por la demandante, ni al momento de su
firma ni durante la vigencia del contrato, lo cual indicaba
que la demandada tenía el pleno convencimiento sobre la
connotación no salarial de los valores que reconocería a la
demandante
como
bonificaciones
ocasionales
por
cumplimiento de metas en objetivos específicos y que
formaban parte de las utilidades de la sociedad, y ese pleno
convencimiento implicaba, según la censura, la buena fe.
Agrega que el tribunal también apreció erróneamente
las documentales de fls. 152 a 163 del expediente, porque
dichas documentales fueron recibidas por la demandante
sin ninguna observación ni reparo de su parte, no obstante
que expresaban el convencimiento de la empresa sobre la
naturaleza no salarial de los valores que recibía la
demandante
como
bonificación
por
mera
liberalidad
resultante del cumplimiento de unas metas generales y no
personales por eventos que planeaba estratégicamente la
empresa. Que la demandante, así mismo, había admitido
en el interrogatorio de parte, fl. 137 del expediente, que
nunca había presentado un reclamo ni observación a los
valores que le fueron reconocidos durante la vigencia del
contrato como bonificaciones o participación de utilidades.
34
Casación No 40509
Por último, señala que, en el contrato de trabajo de
fls.
111
y
112,
las
partes
acordaron
como
una
bonificación(sic) la suma de $700.000.oo mensuales y en
ese documento no aparece, por ninguna parte, el 4% por
comisiones por ventas a que alude la demandante cuando
responde el interrogatorio de parte; por ello, dice, es clara la
buena fe de la demandada en que se ajustó al texto del
contrato y de su cláusula adicional, y dio cumplimiento a lo
establecido en esos documentos contractuales por medio de
las documentales que dirigió a la demandante.
el
ad
quem
hubiese
apreciado
Que
debidamente
si
estas
documentales, habría concluido la buena fe de la empresa.
IV. CONSIDERACIONES
Tampoco tiene vocación de prosperidad este cargo. Las
documentales señaladas como erradamente apreciadas no
desdicen las consideraciones del ad quem sobre la mala fe
que estimó probada.
En síntesis, la censura se duele de que el ad quem no
tuvo en cuenta que la demandada actuó convencida de que
las sumas recibidas por la trabajadora por concepto de
bonificaciones “ocasionales” y participación de utilidades no
tenían carácter salarial en virtud del acuerdo de exclusión
de dicho carácter pactado en el otro sí del contrato.
35
Casación No 40509
Esta acusación, ab initio, está llamada al fracaso, en
razón a que parte de un supuesto no establecido por el ad
quem, como es el que los adicionales devengados por la
trabajadora fueron “bonificaciones ocasionales y participación de
utilidades”. Para el juez de segundo grado no le quedó duda
alguna
sobre
que
tales
bonificaciones
“habituales”
devengadas por la actora, como una forma de remuneración
mes a mes, fueron verdaderas comisiones y que, conforme
al artículo 127 del CST, se infería “sin lugar a equívoco” que el
pago de comisiones era por mandato legal un factor salarial
“por conllevar necesariamente la retribución de un servicio prestado,
pues para que la misma se genere necesariamente debe desplegarse
un esfuerzo físico o intelectual del trabajador, como es el caso de las
ventas”.
Esta Sala, al estudiar el primer cargo, estableció que la
censura no tuvo éxito en su propósito de derrumbar las
citadas consideraciones. Luego no tiene fundamento alguno
alegar la buena fe sobre una premisa distinta a la que el
tribunal estimó.
Sobre el otro sí del contrato al que alude la censura
para demostrar su convencimiento de que hacía bien al no
incluir como factor salarial las bonificaciones por ventas
devengadas por la actora, es de reiterar, por la Sala, que,
según el texto de las dos cláusulas pactadas, no
hubo
acuerdo alguno, de forma expresa, de cara a que la actora
recibiría repartición de utilidades mes a mes, ni que estas,
conforme al artículo 15 de la Ley 50 de 1990, no tendrían
36
Casación No 40509
carácter
salarial;
ni
siquiera
se
dijo
allí
que
las
bonificaciones que recibiría la trabajadora mes a mes por
cumplimiento de metas en ventas según campaña de la
empresa se equiparaban a repartición de utilidades, ni que,
en calidad de tal, estarían excluidas como factor salarial
para la liquidación de prestaciones sociales.
Una lectura por segunda vez a la cláusula primera del
otro sí, con el fin de determinar si la empresa tenía razones
para creer que actuó conforme a derecho, no deja duda
alguna respecto a que el ad quem no se equivocó al declarar
la mala fe de la empresa. Dice así la citada cláusula:
PRIMERA: Las partes convienen que los pagos efectuados al
trabajador por concepto de gastos de transporte, gastos de
representación, elementos de trabajo y otros semejantes
realizados en dinero o en especie, que no beneficien o
enriquezcan a EL EMPLEADO sino que se destinen al desempeño
a cabalidad de sus funciones, no tiene carácter salarial.
PARÁGRAFO PRIMERO. Las partes, con base en la facultad que
les otorga el artículo 15 del Ley 50 de 1990, conviene que todos
los beneficios, auxilios o primas, y bonificaciones extralegales
que en forma habitual u ocasional y por mera liberalidad
reconoce LA COMPAÑÍA al EMPLEADO, tales como el auxilio en
dinero de alimentación y otros semejantes realizados en dinero o
en especie, no constituyen salario, ni tienen carácter de tal factor
salarial para efectos del cálculo de prestaciones sociales o
indemnizaciones, como tampoco para efectos parafiscales de
conformidad con el artículo 17 de la Ley 344 de 1996.”
Negrillas de la Sala.
La demandada, con la exclusión del carácter salarial a
las bonificaciones “habituales”
mediante la celebración del
otro sí, se rebeló abiertamente contra el texto del artículo
127 del CST, modificado por el artículo 14 de la Ley 50 de
1990, que define los pagos de carácter salarial; pues el
37
Casación No 40509
concepto
de
expresamente,
bonificaciones
en
el
“habituales”
supuesto
de
está
hecho
incluido,
de
dicha
disposición.
Este proceder de la empresa, estaba lejos de arrojar a
las claras elementos de buena fe como lo alega el censor en
su intento de configurar un yerro fáctico, por lo que el ad
quem tenía todos los elementos de juicio para arribar a la
conclusión a la que llegó como presupuesto de la condena
por indemnización moratoria.
Además que el actuar del empleador no admitía
excusa alguna, puesto que, como se dijo al resolver el
primer cargo, para la fecha de la celebración de la adición
contractual (29 de junio de 2001), esta Corte Suprema de
Justicia3, al igual que la Corte Constitucional4, ya habían
definido mucho antes, de forma clara, que la interpretación
acertada de los artículos 127 y 128 del CST con las
modificaciones introducidas por los artículos 14 y 15 de la
Ley 50 de 1990, era la de que la naturaleza salarial de un
pago que tenía como fin la directa retribución del servicio
no podía ser modificada por acuerdo de las partes, ni
siquiera bajo el argumento de que el artículo 128 así lo
permitía, pues esto no era lo que establecía tal norma.
En arreglo a la reiterada interpretación atrás aludida,
dado que el legislador expresamente le había dado esta
3
4
Sentencia 5481 de 1993
Sentencia C-710 de 1996
38
Casación No 40509
connotación salarial a las bonificaciones “habituales”, no
estaba dentro del arbitrio de la partes acordar lo contrario,
sin embargo, esto fue lo que sucedió con la suscripción del
otro sí del contrato de trabajó que ligó a las partes. Por
tanto, dicha cláusula contractual era a todas luces ineficaz,
en razón a que trasgredió esos límites claramente fijados
por el legislador, y no le podía servir de excusa a la empresa
para alegar la buena fe por no haber incluido las
bonificaciones devengadas por la trabajadora de forma
habitual como factor prestacional
Cumple reiterar, en aras de la función unificadora de
la jurisprudencia a cargo de esta Corporación, la posición
de la Sala sobre las limitaciones de las partes a la hora de
celebrar un acuerdo de exclusión de carácter salarial;
justamente la sostenida en un caso donde también se había
pactado que una bonificación mensual no era salario. Dijo
la Corte en esa oportunidad:
“Sin embargo, este entendimiento del Tribunal acerca de la
libre facultad de las partes de excluir el carácter salarial de
cualquier beneficio percibido por el trabajador, a través de
acuerdo con el empleador, tal como sería el caso de la
bonificación alegada por la demandante, resulta equivocado a la
luz de la jurisprudencia emitida por esta Sala, en la cual se ha
sostenido que aquellas no pueden desconocer, según su libre
entendimiento, la disposición del artículo 127 del Código
Sustantivo del Trabajo, que establece como salario cualquier
suma que perciba el empleado como contraprestación directa del
servicio, independientemente de la denominación que tenga, por
lo que no puede desconocer dicha disposición para establecer
como no salario una suma que retribuya de manera directa la
prestación del servicio, so pena de ser ineficaz este pacto a la luz
del artículo 43 del Código en mención
39
Casación No 40509
[…]
A la luz de las anteriores consideraciones, es claro que
incurrió el juzgador de la alzada en errónea interpretación de los
artículos 127 y 128 del Código Sustantivo del Trabajo, al darle
validez al acuerdo que excluía a la bonificación mensual de
$800.000 pesos percibida por la trabajadora, al ser retributiva
de la prestación personal de su servicio, como parte integrante de
su salario, máxime cuando el carácter salarial de dicha
bonificación habitual y permanente, proviene directamente del
artículo 127 en mención y no se encuentra dentro de los
conceptos susceptibles de exclusión del carácter salarial por vía
de pacto entre las partes, según lo dispuesto en el artículo 128
del código antes señalado”5.
Las citadas reflexiones fueron reforzadas esa vez con
pasajes de otras sentencias de esta Sala, las cuales
contenían
argumentos
recordar las sentencias
en
este
mismo
sentido,
valga
Nos. 30547 de 2009, y 22069 y
21941 de 2004.
Por último, en el examen de la cláusula segunda del
otro sí, señalada, igualmente, como mal apreciada por el
impugnante, esta Sala tampoco encuentra elementos de los
cuales se pudiera deducir, inequívocamente, la buena fe en
el proceder de la empresa. El texto de esta es como sigue:
“SEGUNDA: En consideración a que los beneficios, auxilios,
primas y bonificaciones extra legales enunciados en el
PARÁGRAFO PRIMERO de la presente cláusula los reconoce LA
COMPAÑÍA a su discreción y por mera liberalidad, las partes
acuerdan que tales beneficios extralegales pueden ser
modificados, suspendidos o cancelados unilateralmente por LA
COMPAÑÍA en cualquier momento y sin que ello pueda
considerarse como una desmejora de las condiciones laborales”.
40
Casación No 40509
Si la actora suscribió estas cláusulas sin hacer
objeción alguna al momento de la firma, ni tampoco expresó
su desacuerdo durante la ejecución del contrato, no
necesariamente este silencio de la trabajadora excluye la
mala fe de la demandada, como quiera que dicho proceder
bien se podía entender como la falta de poder de
negociación de esta de cara a sus derechos laborales; y que
la firma del mencionado
otro sí, como suele suceder en
virtud de la subordinación propia de los contratos de
trabajo, solo fue una simple adhesión a lo dispuesto por la
empresa.
De lo anteriormente discurrido sigue que se rechace el
cargo.
Sin costas a cargo de la demandada recurrente dado
que no hubo réplica.
V. RECURSO DEL DEMANDANTE
ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN
Pretende con éste recurso extraordinario que la Sala
case parcialmente la sentencia de fecha 30 de enero de
2.009 dictada por la Sala Laboral del Tribunal Superior de
Bogotá, para que, convertida en tribunal de instancia,
5
Sentencia 35554 del 30 de noviembre de 2010
41
Casación No 40509
revoque el ordinal segundo de la parte resolutiva de la
sentencia dictada por el Juzgado 12 Laboral del Circuito de
Bogotá, en cuanto absolvió a la demandada de las demás
pretensiones y, en su lugar, se acceda al reajuste de las
prestaciones sociales, por el hecho de haberse probado en el
proceso el pago de comisiones por ventas en los meses de
noviembre y diciembre de 2002. Y, adicionalmente, se
condene al pago de la indemnización especial de que trata el
numeral 3 del art. 99 de la Ley 50 de 1.990, como
consecuencia de la consignación insuficiente del auxilio de
cesantía de los años 2002, 2003 y 2004, para así
garantizarle a la demandante la efectividad de sus derechos
ciertos e indiscutibles.
Con el expuesto propósito, presentó dos cargos que
fueron objeto de réplica.
PRIMER CARGO:
Acusa la sentencia impugnada de ser violatoria de la
ley sustancial, a través de la vía indirecta, por aplicación
indebida de los artículos 127 y 128 del Código Sustantivo
del Trabajo, en relación con los artículos 1, 2, 9, 10, 13, 21,
22, 23, 27, 28, 39, 46, 64, 65, 186, 193, 249, 253 y 306 de
la misma obra; artículo 99 numeral 3 de la Ley 50 de 1990;
25, 31
numeral 3, 51, parágrafo
del artículo
54A,
adicionado por el artículo 24 de la Ley 712 del 2001, 60 y
61 del Código Procesal del Trabajo; y artículo 11 de la Ley
42
Casación No 40509
446 de 1998; artículo 152, numeral 3, modificado por el
artículo 10 numeral 115 del Decreto 2289 de 1989, en
concordancia
con
el
artículo
289
del
Código
de
Procedimiento Civil, y el artículo 11 de la Ley 446 de 1998,
lo mismo que el artículo 258 de la misma obra, entre otros.
Errores de hecho denunciados:
Dar por demostrado, sin estarlo, el fenómeno de la
prescripción de los derechos laborales causados, derivados
del pago de la bonificación, durante los meses de noviembre
y diciembre de 2002, por valor de $2.000.000 y $2.200.000,
respectivamente. Y, como consecuencia de esto, no dar por
demostrado, estándolo, que la interrupción, merced a la
presentación de la demanda, el 18 de noviembre de 2002,
tuvo efectos, también, durante los meses de noviembre y
diciembre de 2002.
Pruebas denunciadas de apreciación errónea:
1.
La presentación de la demanda introductoria del
proceso el 18 de noviembre de 2005.
2.
La confesión contenida en el interrogatorio de
parte absuelto por la demandada.
3.
Los recibos de pago de la bonificación recibida
que obran a folios 23, 24, 157 y 158 del expediente.
43
Casación No 40509
DEMOSTRACIÓN
Dice que el tribunal acierta al reconocer el pago de la
bonificación
recibida
por
la
actora,
deducido
del
interrogatorio de parte rendido por la demandada y de los
documentos obrantes a folios 23, 24, 157 y 158; que
también
acierta
al
reconocer
la
interrupción
de
la
prescripción, en virtud de la presentación de la demanda el
18 de noviembre de 2.005; no obstante, agrega,
yerra al
extender los efectos de la interrupción sólo hasta el 31 de
diciembre del 2002, cuando ha debido extenderlos por tres
años, es decir, en forma retroactiva, con la inclusión de los
meses de noviembre y diciembre de 2002. Afirma que, con
este
proceder,
el
tribunal
desconoció
los
efectos
prestacionales del pago de las bonificaciones recibidas por
la actora por el mes de noviembre de 2002, por la suma de
$2.000.000, y para el mes de diciembre de 2002, por la
suma de $ 2.200.000, y, por lo mismo, no tuvo en cuenta
tales
bonificaciones
como
factor
salarial
para
la
reliquidación de las prestaciones sociales.
Manifiesta que tales desatinos en que incurrió el
tribunal por la apreciación defectuosa de las mencionadas
pruebas
condujeron
a
que
la
sentencia
impugnada
infligiera, por la vía indirecta, a causa de la aplicación
indebida, las normas laborales citadas.
Por
virtud
de
los
errores
endilgados
y
de
las
violaciones de la normas sustanciales denunciadas por la
44
Casación No 40509
vía indirecta, por aplicación indebida, añade, el tribunal
realizó un análisis insuficiente del acervo probatorio, en los
aspectos puntualizados, con violación de los artículos 60 y
151 del Código Procesal del Trabajo que tratan de las
pruebas admisibles y que exigen un análisis integral de
todas las pruebas, lo mismo que del artículo 151 de la
misma obra, puesto que el actor reclamó en forma oportuna
los derechos laborales relacionados con la reliquidación
prestacional teniendo en cuenta las bonificaciones pagadas
y percibidas durante los meses de noviembre y diciembre
del 2002.
Dice que es un hecho protuberante, manifiesto y
evidente la interrupción de la prescripción trienal mediante
la presentación de la demanda el 18 de noviembre de 2005;
que mal podía el tribunal considerar que todo el año 2002
se encontraba prescrito para reclamar acreencias laborales,
cuando, lo evidente y ajustado a la verdad, era que los
meses de noviembre y diciembre de 2002 no fueron
cobijados
por
el
fenómeno
prescriptivo
y
que
“…en
consecuencia, a los $ 2.000.000 pagados por las ventas de noviembre
y los $ 2.200.000 pagados por las comisiones de diciembre, se deben
sumar los $ 700.000 mensuales devengados entre enero y octubre de
2002 para de ésta forma establecer que durante el 2002 el ingreso de
la trabajadora fue de $ 11.200.000 y que el promedio anual (sic) fue de
$933.333 mensuales, suma con la que se deberán reajustar sus
prestaciones sociales como Tribunal de instancia”.
Añade que si
el sentenciador no hubiera tenido esa
creencia equivocada de la ocurrencia de la prescripción, la
45
Casación No 40509
sentencia se habría revocado en ese punto y tenido por
demostrado que, efectivamente, el paso del tiempo era
inexorable desde el 18 de noviembre de 2.005 hasta el 18 de
noviembre de 2.002, pero hubiera dejado a salvo de
prescripción los 12 días de noviembre y los 31 del mes de
diciembre de 2.002, aplicando todas las consecuencias
prestacionales para este periodo.
RÉPLICA:
La parte antagonista del recurso estima que el cargo
debe desecharse, por cuanto, en su opinión, no se dieron
los yerros fácticos denunciados.
El
apoderado
extemporáneamente
de
que
las
personas
sus
naturales
poderdantes
no
alega
están
obligadas a responder solidariamente por las obligaciones
derivadas del contrato de trabajo que existió entre la actora
y la sociedad demandada; sostiene a su favor, que no se
podía aplicar el artículo 36 del CST al presente asunto en
tanto que la entidad convocada a juicio no es una sociedad
de personas sino sociedad por acciones. En consecuencia,
pide que, en instancia, se les absuelva de las condenas
impuestas por el tribunal.
VII. CONSIDERACIONES:
46
Casación No 40509
En síntesis, el censor le achaca al ad quem el haberse
equivocado cuando contabilizó los efectos de la interrupción
de la prescripción ocurrida con la presentación de la
demanda
el
18
de
noviembre
de
2005
y
que,
en
consecuencia, este error lo llevó a negar la reliquidación de
las prestaciones sociales del segundo semestre del 2002, no
obstante que sí dio por probado el pago de comisiones en
los meses de noviembre y diciembre del mencionado año.
Observa la Sala que el ad quem sí tuvo en cuenta que
la demanda fue presentada el 18 de noviembre de 2005 y
que con ella se interrumpió la prescripción; sin embargo,
como lo dijo el censor, el examen de las pruebas señaladas
por apreciación errónea arroja que su equivocación se
presentó al no contabilizar los efectos de tal interrupción
desde el 18 de noviembre de 2002, pues estimó que, a pesar
de la prueba de los pagos de bonificación por las sumas de
$2.000.000 en noviembre de 2002, y de $2.200.000 en el
mes de diciembre siguiente, no le era posible desconocer lo
decidido por el a quo respecto
del fenómeno prescriptivo
que, a su juicio, había operado en el sublite, y, por tanto,
determinó que se había enervado lo pretendido.
Si el ad quem no hubiese cometido dicho error al
contabilizar
la
prescripción,
habría
ordenado
la
reliquidación de las prestaciones sociales causadas a
diciembre del 2002, con base en las comisiones pagadas por
los meses de noviembre y diciembre de la misma anualidad.
Dada la magnitud del yerro demostrado, no queda otra
47
Casación No 40509
alternativa que casar parcialmente la sentencia en cuanto
negó tal reliquidación. En consecuencia el cargo prospera.
Resta decir que la petición, en condición de replicante,
del apoderado de las personas naturales demandadas de
cara a la revocatoria de la solidaridad en virtud de la cual
ellas
resultaron
vinculadas
al
cumplimiento
de
las
condenas impuestas es impertinente, dado que no guarda
relación con el contenido de los cargos y constituye una
inconformidad propia del antagonista del recurso que no se
podía presentar vía de réplica.
Adicionalmente, refiere a una inconformidad que debió
ser planteada en el recurso de apelación, pues fue en la
primera instancia donde se declaró la solidaridad.
SEGUNDO CARGO:
Acusa la sentencia por ser directamente violatoria de
la ley sustancial, en la modalidad de interpretación errónea
del numeral 3 del art. 99 de la ley 50 de 1.990, en relación
con los artículos 1, 2, 9, 10, 13, 14, 18, 21, 22, 23, 27, 28,
46, 55, 127, 193, 249 y 253 de la misma obra; 60 y 61 del
Código Procesal del Trabajo.
DEMOSTRACIÓN DEL CARGO
48
Casación No 40509
Le
reprocha
al
tribunal
el
haber
negado
la
indemnización moratoria de que trata el artículo 99 de la
Ley 50 de 1990, en razón a su consideración sobre que, en
este caso, no se estaba en presencia del no pago de la
cesantía, sino de una reliquidación a las mismas, en cuanto
había encontrado probado que sí hubo un pago deficitario
de las suma reclamadas.
Para la censura, si le hubiera dado la inteligencia
correcta al contenido del numeral 3 del artículo 99 de la ley
50
de
1.990,
el
tribunal
habría
concluido
que
la
indemnización especial de un día de salario por cada día de
retardo opera a favor del trabajador, tanto en los eventos en
que no se consigna el valor liquidado por concepto de
cesantía, antes del 15 de febrero de cada año, como cuando
se consigna deficientemente la mencionada prestación.
RÉPLICA:
El antagonista del recurso se opone a la prosperidad
del cargo, porque considera que el ad quem interpretó
acertadamente el inciso 3º del artículo 99 de la Ley 50 de
1990, por tanto, estima que el ad quem hizo bien al no
condenar a la indemnización moratoria.
IV. CONSIDERACIONES
49
Casación No 40509
El tribunal negó la condena por la indemnización de
que trata el artículo 99 de la Ley 50 de 1990 por la
consignación
deficiente
del
auxilio
de
cesantía
correspondiente a los años 2002, 2003 y 2004, por estimar
que “… en este caso no se está en presencia del no pago de la
cesantía, sino de una reliquidación a las mismas, en cuanto quedó
demostrada en esta oportunidad que hubo un pago deficitario (sic) de
las sumas reclamadas.”
Para la censura, la indemnización prevista en la citada
disposición procede tanto en los eventos en que no se
consigna el valor liquidado por concepto de cesantía antes
del 15 de febrero de cada año, como cuando se consigna
deficientemente la mencionada prestación.
Le corresponde a la Sala resolver si el ad quem se
equivocó en la inteligencia dada al artículo 99 de la Ley 50
de 1990.
El numeral 3º del artículo 99 de la Ley 50 de 1990
dice:
“3ª. El valor liquidado por concepto de cesantía se
consignará antes del 15 de febrero del año siguiente, en cuenta
individual a nombre del trabajador en el fondo de cesantía que el
mismo elija. El empleador que incumpla el plazo señalado deberá
pagar un día de salario por cada retardo.”
De la pretrascrita disposición se extrae la obligación
para el empleador de consignar antes del 15 de febrero del
año siguiente, en el fondo respectivo, el valor de la cesantía
liquidada a 31 de diciembre de cada año, so pena de
50
Casación No 40509
hacerse merecedor de la sanción consistente en un día de
salario por día de retardo.
La severa consecuencia prevista por la citada norma
ante el incumplimiento del empleador de su obligación de
consignar las cesantías, como un elemento característico
del
nuevo
régimen
de
cesantías
que
eliminó
la
retroactividad, indica la trascendencia que el legislador le
quiso dar a dicho pago, no solo en beneficio directo de cada
trabajador a quien le favorece que sus cesantías comiencen
a rentar a tiempo en el respectivo fondo, sino también para
garantizar que el sistema de administración de cesantías
creado por misma Ley 50 de 1990 reciba a tiempo los
recursos y facilitarle que pueda cumplir con sus planes de
rentabilidad.
Por demás, conforme al principio de la buena fe que ha
de regir la ejecución de todos los contratos de trabajo,
artículo 55 del CST, las partes están obligadas “no solo a lo
que en él se expresa sino a todas las cosas que emanan precisamente
de la naturaleza de la relación jurídica o que por la ley pertenecen a
ella”.
No sería acorde con este principio, ni con el aludido
propósito implícito de la citada disposición que hace parte
del conjunto normativo que regula el sistema de cesantías
sin retroactividad, si se aceptase la distinción establecida
por el a quo consistente en que se exceptúan los efectos
sancionatorios, de forma automática,
para el caso de la
51
Casación No 40509
consignación deficitaria de las cesantías al igual que si se
hubiese hecho esta de forma total.
Ni que decir de las consecuencias perversas que esta
interpretación podría traer, pues bastaría con que el
empleador consignase cualquier valor por cesantías, para
enervar los efectos de la norma, no obstante que con dicho
proceder se estaría perjudicando al trabajador y al sistema
de administración de cesantías.
Con tal interpretación se debilitaría la protección que
el legislador quiso dar a las cesantías en el nuevo sistema,
en compensación a la pérdida de la retroactividad, porque
se estaría flexibilizando el plazo que, de forma perentoria,
fijó la ley para realizar la consignación;
es claro que la
norma ordena la consignación del valor de las cesantías
correspondientes a 31 de diciembre de cada año, antes del
14 de febrero del año siguiente; si, a esta fecha, solo se
efectúa un pago parcial, no se está atendiendo el plazo
legal, pues es bien sabido que el pago parcial no extingue la
obligación.
Por lo anterior, esta Sala se aparta de la interpretación
del ad quem que conlleva la exclusión de la aplicación de
los efectos contenidos en el numeral 3º del artículo 99 de la
Ley 50 de 1990 para el caso de la consignación deficitaria
de cesantías. En esta dirección, se ha de decir que la
consecuencia contenida en el numeral 3º del artículo 99 de
la Ley 50 de 1990 está prevista tanto para el pago parcial
como para el no pago.
52
Casación No 40509
Distinto es que, como lo ha sostenido de vieja data la
jurisprudencia, de cara a la sanción del artículo 99 de la
Ley 100 de 1993, al igual que para la prevista en el artículo
65 del CST, que previamente a resolver sobre la procedencia
de esta, el juzgador debe examinar si el comportamiento del
empleador incumplido estuvo guiado por la buena fe; pues
en el evento de estar acreditado que el empleador no ha
realizado el pago correspondiente por estar seriamente
convencido de que no debía nada por concepto de las
cesantías (o salarios o prestaciones sociales, según el caso)
sí habría
justificación para eximirle de la sanción en
comento.
Sirve rememorar, en favor de dar más claridad a lo
acabado de decir, lo asentado por esta Sala de cara al
presupuesto de la buena fe como eximente de las sanciones
de los artículos 99 de la Ley 50 de 1990 y 65 del CST:
“Es pertinente anotar que esta Sala ha dicho de manera
reiterada y constante que los artículos 65 del C. S. T. y 99 de la
Ley 50 de 1990 no son de aplicación automática sino que es
obligación del juez al momento de imponer la sanción allí
prevista analizar la conducta del empleador con el fin de
determinar si la misma estuvo revestida de buena juez (sic). Para
el efecto, cabe rememorar lo dicho en sentencia de 21 de abril de
2009, radicado 35414:
„… en lo referente a estas dos clases de indemnizaciones
moratorias, por la no consignación al fondo de cesantías
consagrada en el numeral 3° del artículo 99 de la Ley 50 de
1990 y la causada a la terminación de la relación laboral por el
no pago oportuno de salarios y prestaciones sociales debidas
dispuesta en el artículo 65 del Código Sustantivo de Trabajo,
como lo pone de presente la censura, que es criterio de la Sala
que ambas por tener su origen en el incumplimiento del
53
Casación No 40509
empleador de ciertas obligaciones, gozan de una naturaleza
eminentemente sancionatoria y como tal su imposición está
condicionada al examen, análisis o apreciación de los elementos
subjetivos relativos a la buena o mala fe que guiaron la conducta
del empleador.
Para tal efecto, en sentencia del 21 de abril de 2004 con
radicación 22448, que reiteró lo dicho en decisión del 11 de julio
de 2000 radicado 13.467, en cuanto a esta temática la Corte
sostuvo:
„(....) Ahora bien, aun entendiendo que la acusación denuncia la
infracción directa de los citados preceptos, en cuanto al artículo
99 de la Ley 50 de 1990, es lo cierto que el Tribunal no pudo
ignorar la disposición por cuanto fue la que le sirvió de apoyo al
Juzgado para fulminar la condena por indemnización moratoria,
ni tampoco se rebeló contra su contenido, sino que estimó
conforme a jurisprudencia de la Sala, que su aplicación no
podía ser automática y que era necesario analizar la
conducta del empleador para establecer si la presunción de
mala fe quedaba o no desvirtuada; entonces, apoyándose en
pruebas del expediente y luego de examinar las razones de la
empresa demandada, -lo que de paso desvirtúa la afirmación
inicial del recurrente de que el Tribunal no realizó análisis
probatorio, descartó la existencia de mala fe y no le hizo producir
efectos a la norma acusada.
Ese criterio resulta acorde con el expuesto por la Sala en
sentencia de 11 de julio de 2000, rad. 13467…’.”
Dicho lo anterior, el cargo resulta fundado por haberse
dado efectivamente la interpretación errónea acusada.
Sin costas en casación a cargo de la demandante
recurrente dado que le prosperó el recurso.
FALLO DE INSTANCIA:
1. Del reajuste de prestaciones sociales causadas a 31
diciembre de 2002:
54
Casación No 40509
De acuerdo con lo asentado por esta Sala, en sede
casación, no se equivocó el ad quem al reconocer que las
sumas
adicionales
recibidas
por
la
extrabajadora
denominadas bonificaciones no constitutivas de salario, se
trataron realmente de comisiones por ventas; y que, por
tanto, su naturaleza salarial no admite duda alguna en
razón a que se ajusta a la definición de salario contenida en
el artículo 127 del CST.
A
consecuencia
del
reconocimiento
del
carácter
salarial a las sumas adicionales al salario básico recibidas
por la extrabajadora, el ad quem confirmó las condenas
impuestas por el a quo en contra de la parte demandada
por concepto de diferencia de cesantías, intereses sobre la
cesantía, primas de servicio y vacaciones, y por la
indemnización moratoria del artículo 65 del CST; y confirmó
el salario base de liquidación quivalente a $700.000; no
obstante que, contrario a lo establecido por el a quo, sí dio
por demostrado el pago de comisiones en los meses de
noviembre y diciembre del 2002, por $2.000.000 para el
primero, y por $2.200.000 para el segundo, no ordenó
reliquidación alguna por el año 2002, dado que, según su
contabilización de la interrupción de la prescripción, esta
no favoreció tales meses.
La impugnación de la parte actora de cara a la
declaratoria de esta prescripción salió avante en casación,
por lo que a la Sala, en sede de instancia, le corresponde
55
Casación No 40509
adicionar la sentencia del a quo, para proferir condena por
concepto de la reliquidación de cesantías y prima de
servicios causadas a 31 de diciembre de 2002, pues ya
quedó visto que este también se equivocó cuando arribó a
la conclusión de que no hubo pago de comisiones en los
meses de noviembre y diciembre de 2002.
Para efectos de hacer la reliquidación de las cesantías
y prima de servicios a 31 de diciembre de 2002, se retoma
lo dicho por el tribunal sobre que la actora además del
salario básico mensual equivalente a $700.000, recibió
comisiones por ventas en los meses de noviembre y
diciembre,
por
valores
de
$2.000.000
y
$2.200.000,
respectivamente.
En atención a la petición de la parte actora en el
alcance de la impugnación y lo probado en el proceso, a los
$700.000 mensuales de enero a octubre de 2002, se les
debe
sumar
los
$4.200.000
por
las
comisiones
de
noviembre y diciembre, operación que arroja la suma total
de $11.200.000 y un promedio mensual de $933.333, es
decir que la diferencia salarial del promedio mensual
asciende a la suma de $233.000. En consecuencia le
corresponde
por
diferencia
de
cesantía
a
31
de
diciembre de 2002, la suma de $233.000; y por la de
prima de servicios, a 31 de diciembre, $116.500. Se
proferirá condena por los anteriores conceptos.
56
Casación No 40509
2. Sanción del numeral 3º del artículo 99 de la Ley 50
de 1990:
En lo que atañe a la sanción por la consignación
deficiente de las cesantías debidas antes del 14 de febrero
de cada año, solicitada con fundamento en el numeral 3º
del artículo 99 de la Ley 50 de 1990, el a quo la negó por
estimar que “a pesar de que se demostró dentro del plenario que los
demandados, no consignaron la totalidad de las prestaciones sociales
a que tenía derecho la demandante, deberá tenerse en cuenta que una
vez terminado el contrato surge la obligación para el empleador la
obligación (sic) de entregársela al trabajador de conformidad con lo
dispuesto en el numeral 4º del art. 99 de la Ley 50 de 1990 por lo que
se absolverá a la demandada de esta pretensión.”
No se comparte el razonamiento del a quo porque el
numeral 4º no es incompatible con el numeral 3º, por el
contrario se complementan. Dice así el precitado numeral
4°:
“Si al término de la relación laboral existieren saldos de cesantía
a favor del trabajador que no hayan sido entregados al Fondo, el
empleador se los pagará directamente con los intereses legales
respectivos”.
En otras palabras, el mencionado numeral prevé que
ya no tiene sentido la obligación de consignar los saldos de
cesantías que no fueron entregados al fondo,
termina el contrato de
una vez
trabajo; y, en consecuencia,
implícitamente le pone fin a esta obligación, cuando ordena
que, a partir de la finalización de la relación laboral, estos
57
Casación No 40509
saldos de cesantías, junto con los intereses que le habría
reconocido
el
respectivo
fondo
de
haberse
dado
la
consignación ó los que estaban a cargo del empleador,
según el caso, le sean pagados directamente al trabajador.
Por tanto, de acuerdo con los numerales 3º y 4º del
artículo 99 de la Ley 100 de 1993, el empleador incumplido,
aparte de que debe pagar directamente al trabajador los
saldos de cesantías no consignados con los respectivos
intereses a la terminación del contrato, también puede ser
condenado a la sanción equivalente a un día de salario por
cada día de mora en la consignación, si no llegase a
comprobar que actuó de buena fe.
En esa dirección, para efectos de establecer la mala fe
del empleador en el caso del sublite, son suficientes las
reflexiones de esta Sala que se dejaron asentadas en sede
de casación a propósito del estudio del cargo formulado por
la parte demandada con el fin de derribar la condena por la
indemnización moratoria del artículo 65 del CST, en vista
de que la premisa sobre la mala fe del empleador
establecida por el tribunal superó el estudio de legalidad;
además porque las razones que dijo la empresa tener para
no pagar las diferencias por prestaciones sociales que
resultó a deber a la terminación del contrato de trabajo son
las mismas que invocó respecto a la no consignación
completa de las cesantías durante la vigencia del contrato
de trabajo.
58
Casación No 40509
La empresa manifestó, en todo momento, que su
proceder estuvo guiado por el convencimiento de que las
bonificaciones devengadas por la trabajadora no eran
salario en virtud de la cláusula adicional pactada entre las
partes.
Principalmente, esta Sala le dio la razón al ad quem
sobre que la cláusula adicional al contrato no servía de
excusa para dejar al margen de la base salarial para
liquidar
las
prestaciones
sociales,
las
bonificaciones
recibidas mes a mes por la trabajadora, en razón a que si
bien en la citada cláusula se le restó el carácter salarial a
las bonificaciones “habituales”, dicho acuerdo contradecía el
supuesto de hecho del artículo 127 del CST, y que no
estaba al arbitrio de las partes modificar la naturaleza
salarial de un emolumento que por esencia la tenía.
Adicionalmente, se dijo que si la actora suscribió el otro sí
del contrato sin manifestar desacuerdo alguno de cara a su
contenido, ello no justificaba el proceder del empleador,
pues no necesariamente este silencio de la trabajadora
excluye la mala fe de la demandada, en razón a que dicho
actuar de la extrabajadora bien se podía entender como la
falta de poder de negociación de sus derechos laborales; y
que la firma del mencionado
otro sí, solo fue una simple
adhesión de la actora a lo dispuesto por la empresa, como
suele suceder en razón de la subordinación propia de los
contratos de trabajo,
59
Casación No 40509
En
consencuencia,
dado
el
incumplimiento
del
empleador de su obligación de consignar, en forma
completa, las cesantías de la trabajadora durante la
ejecución del contrato, sin que hubiese probado que actuó
de buena fe, en aplicación del numeral 3º del artículo 99 de
la Ley 50 de 1990, se accederá a la petición de condena en
contra de la empresa consistente en un día de salario por
cada día de mora en la consignación total de las cesantías
desde el 15 de febrero de 2003 hasta la fecha de la
terminación del contrato de trabajo, 6 de mayo de 2005,
momento en que cesó la obligación de consignar las
cesantías, según los términos atrás explicados del numeral
cuarto del mismo artículo 99 ibídem.
Además, porque a
partir de este momento, de persistir la mora en el pago no
solo de las cesantías, sino de salarios y prestaciones
sociales, la indemnización que se causa es la del artículo 65
del CST. Cumple citar la sentencia No. 14.379 de 2001,
donde esta Corte hizo la mencionada distinción:
“Sumado a lo anterior, es conveniente aclarar que, tal como se
advirtió al resolver el cargo, existe diferencia entre la
indemnización derivada de la falta de consignación antes del 15
de febrero en un fondo, por la cesantía que le corresponde al
trabajador por el año anterior o la fracción correspondiente a
dicha anualidad liquidada a 31 de diciembre, con la que surge
frente a la falta de pago de salarios y prestaciones a la
terminación del contrato de trabajo, ya que una vez que se
presenta este hecho, esto es, cuando finaliza el contrato de
trabajo y no ha habido consignación oportuna de saldos de
cesantía por uno o varios años anteriores, la indemnización
moratoria ocasionada por ello, prevista en el artículo 99 de la Ley
50 de 1990, será pagadera solo hasta el momento en que se
termina la relación laboral, pues a partir de este instante la
obligación que se origina no es la de consignar la cesantía en un
60
Casación No 40509
fondo, sino la de entregarla al trabajador junto con las demás
prestaciones y salarios, porque en caso de incumplimiento en
este último evento la que opera es la moratoria contenida en el
artículo 65 ya citado.
Es importante advertir y reiterar que la sanción moratoria
originada en la falta de consignación oportuna de la cesantía
causada a 31 de diciembre, en los términos del artículo 99 de la
ley 50 de 1990, cesa cuando empieza a pagarse la moratoria
derivada del artículo 65 del C.S. T, pues aquella rige mientras
está vigente el contrato y está a partir de cuando fenece. Es que
no puede decirse que si por no pagar la totalidad de la cesantía,
por la cual se impone una indemnización (art. 65 C.S.T.), pueda
seguir corriendo aquella que viene derivada de la falta de
consignación de una parte de dicha cesantía. (art.99 Ley 50 de
1990).
Este raciocinio resulta lógico en la medida en que se cometería
una grave injusticia con el empleador si las dos sanciones
moratorias corrieran aparejadas o al mismo tiempo, ya que la
sanción que el legislador previó fue la de imponer un día de
salario para ambos casos desde el momento de su
incumplimiento, pero no la de dos días de salario por día de
retardo, porque en este caso, sin duda alguna, resulta
atentándose contra la finalidad del Código Sustantivo del
Trabajo, cual es la de lograr la justicia en las relaciones que
surgen entre patronos y trabajadores, dentro de un espíritu de
coordinación económica y equilibrio social. (Art. 1º C.S.T.)
Por otra parte, se tiene que la juriprudencia de esta
Sala también tiene asentado que la sanción se ha de
calcular con el salario que sirvió de base para liquidar la
cesantía dejada de consignar y que estas sanciones no son
independientes cuando se ha incumplido la obligación por
varias anualidades. Así se precisó en la sentencia No.
13.467 de 2000:
“Empero, observa la Corte, que el Tribunal asumió la
liquidación de dicha indemnización como si se tratase de auxilios
61
Casación No 40509
de cesantía originados en diferentes contratos, pues aplicó
indemnizaciones independientes a cada uno de los
incumplimientos anuales, que así corrieron concomitantemente.
El auxilio de cesantía como su nombre lo indica, es un
ahorro obligatorio instituido por la ley que se capitaliza a favor
del trabajador para servirle de soporte por algún tiempo, una vez
terminado el contrato de trabajo en que se origina, dado lo cual
constituye una sola prestación. El hecho de que la ley 50 haya
autorizado su cancelación anual definitiva durante la vigencia
del contrato, no desnaturaliza su unidad, pues se trata de pagos
parciales de una misma prestación.
En ese orden de ideas, la falta de consignación de una
anualidad, origina la mora hasta el momento en que ocurra la
satisfacción de esa parte de la prestación, aun cuando las
anualidades posteriores sean debidamente depositadas en el
fondo. Si se incumple la consignación de varias anualidades, la
indemnización se causa desde la insatisfacción de la primera
consignación con la base salarial que debió tomarse para
calcular la cesantía dejada de consignar, pero cuando el patrono
incumpla por segunda vez con la obligación de hacer el depósito
de la respectiva anualidad, el monto de la sanción seguirá
causándose con base en el salario vigente en el año en que se
causó la cesantía dejada de depositar, y así sucesivamente,
hasta cuando se consigne la anualidad o anualidades
adeudadas o se le cancele el auxilio de cesantía directamente al
trabajador en razón de la terminación del contrato de trabajo.
Siendo así, es claro que el Tribunal interpretó erradamente
el ordinal tercero del artículo 99 de la Ley 50 de 1990 al
condenar a la empresa a pagar una sanción independiente y
concomitante por cada anualidad en la que aquella omitió
efectuar la consignación de la cesantía”.
En este orden de ideas, se observa que el a quo
estableció como salario promedio mensual para los años
2003, la suma de $983.333; y para el 2004, la suma de
$2.017.083; y que esta Sala, en sede de instancia,
determinó que el salario promedio mensual para el 2002,
62
Casación No 40509
fue de $933.333. Así pues que los salarios díarios por cada
año fueron:
AÑO
2002
2003
2004
PROMEDIO
MENSUAL
$ 933.333,00
$ 983.333,00
$ 2.017.083,00
DIARIO
$ 31.111
$ 32.778
$ 67.236
En consecuencia, se adicionará la decisión del a quo
para condenar a la empresa a pagar a la trabajadora, por
concepto de la sanción del numeral 3º del artículo 99 de la
Ley 50 de 1990, a consecuencia del incumplimiento de la
obligación de consignar en forma completa, sin la prueba de
la buena fe, las cesantías de la trabajadora causadas a 31
de diciembre de los años 2002, 2003 y 2004, antes del 15
de febrero del año siguiente, las siguientes sumas:
a.) $ 31.111 diarios, a partir del 15 de febrero de 2003
hasta el 14 de febrero del 2004;
b.) $32.778 diarios, a partir del 15 de febrero de 2004
hasta el 15 de febrero de 2005;
c.) $67.236 diarios, a partir del 15 de febrero de 2005
hasta el 6 de mayo de 2005, fecha en que terminó
el contrato de trabajo.
Las costas de segunda instancia serán a cargo de la
parte demandada que resultó vencida.
63
Casación No 40509
En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia,
Sala de Casación Laboral, administrando justicia en nombre
de la República de Colombia y por autoridad de la ley, CASA
PARCIALMENTE la sentencia de segunda instancia proferida
por el Tribunal Superior de Bogotá, Sala Laboral, el 30 de
enero
de
2009,
dentro
del
proceso
ordinario
laboral
promovido por LUZ MARÍA CALA CARRIZOSA en contra de
INVERSIONES MM LTDA. y, solidariamente, contra FELIPE
URRUTIA VALENZUELA y MARTA RIPOLL DE URRUTIA en
su calidad de propietarios y comuneros, en cuanto negó la
reliquidación de prestaciones sociales causadas a 31 de
diciembre de 2002 y la sanción del numeral 3º del artículo 99
de la Ley 100 de 1993 por el incumplimiento de la obligación
de consignar en forma completa las cesantías liquidadas a 31
de diciembre de los años 2002 al 2004, antes de los 14 de
febrero de los años siguientes.
En sede de instancia, se ADICIONA el ordinal primero
de la sentencia del a quo, para imponer las siguientes
condenas:
1.) Por diferencia de cesantía a 31 de diciembre de 2002,
la suma de $233.000;
2.) Por diferencia de
prima de servicios, a 31 de
diciembre de 2002, $116.500;
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Casación No 40509
3.) Por concepto de la sanción del artículo 3º del artículo
99 de la Ley 50 de 1990, de acuerdo con la parte
motiva, las siguientes sumas:
a.) $31.111 diarios, a partir del 15 de febrero de 2003
hasta el 14 de febrero del 2004;
b.) $32.778 diarios, a partir del 15 de febrero de 2004
hasta el 14 de febrero de 2005;
c.) $67.236 diarios, a partir del 15 de febrero de 2005
hasta el 6 de mayo de 2005, fecha en que terminó
el contrato de trabajo.
Costas como se indicó en la parte motiva.
Se confirma en todo lo demás.
Cópiese,
notifíquese,
publíquese
y
devuélvase
al
tribunal de origen.
JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ
ELSY DEL PILAR CUELLO CALDERÓN
RIGOBERTO ECHEVERRI BUENO
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Casación No 40509
LUIS GABRIEL MIRANDA BUELVAS
CARLOS ERNESTO MOLINA MONSALVE
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