HIPERACTIVIDAD (Parte I) Definición y causas, Síntomas, Pruebas de evaluación. 1. Qué es la Hiperactividad. Qué causas o etología la definen. El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) es un síndrome conductual con bases neurobiológicas y un fuerte componente genético. Es un trastorno muy prevalente que, según estimaciones, afecta a entre un 5% y un 10% de la población infanto-juvenil, siendo unas 3 veces más frecuente en varones.2 No se han demostrado diferencias entre diferentes áreas geográficas, grupos culturales o niveles socioeconómicos. Representa entre el 20% y el 40% de las consultas en los servicios de psiquiatría infanto-juvenil. Se trata de un trastorno neurológico del comportamiento caracterizado por distracción moderada a severa, períodos de atención breve, inquietud motora, inestabilidad emocional y conductas impulsivas. Tiene una muy alta respuesta al tratamiento, aunque se acompaña de altas tasas de comorbilidad psiquiátrica. Esta disfunción neurobiológica fue reconocida primero en la edad infantil. Sin embargo, en la medida en que fue mejor comprendida, se reconoció su carácter crónico, ya que persiste y se manifiesta más allá de la adolescencia. Los estudios de seguimiento a largo plazo han demostrado que entre el 60% y el 75% de los niños con TDAH continúa presentando los síntomas hasta la vida adulta. 2. Los síntomas principales que definen a la hiperactividad. Los niños con TDAH tienen impulsividad/hiperactividad e inatención de forma exagerada para su edad. Además, esos problemas están presentes de forma crónica, desde antes de la edad escolar (aunque a veces no dan problemas hasta más tarde) y en todas las situaciones de la vida (familia, colegio, etc). Hay otros problemas muy frecuentes en los niños hiperactivos. Les cuesta mucho planificar, organizarse, establecer prioridades, etc. De hecho muchos médicos piensan que estas dificultades en el pensamiento suponen el problema 1 verdaderamente importante y nuclear en el trastorno. También es típica la dificultad para organizarse con el tiempo. Hay niños con un TDAH con muchos síntomas, muy intensos, que tienen muchos problemas de adaptación y funcionamiento. Otros tienen síntomas más leves y con los apoyos adecuados pueden desarrollarse sin grandes problemas. Las escalas sirven de mucha ayuda para valorar la gravedad o intensidad de los síntomas, así como para seguir su evolución. Además de que hay casos más graves y otros más leves, en general el comportamiento de estos niños suele ser peor a última hora del día que por la mañana; peor en situaciones que requieren quietud que en actividades que permiten el movimiento (como deportes o recreo). Normalmente los niños hiperactivos se despistan por estímulos externos que compiten lo que están haciendo, como el ruido del teléfono, un niño hablando en clase, el paso de una mosca, etc. Es mucho más infrecuente que se distraigan por sus propios pensamientos o preocupaciones. Un problema relacionado con la atención es la alteración en lo que se denomina "funciones ejecutivas" o en la "memoria de trabajo". Esto se manifiesta en la dificultad para mantener información en la cabeza todo el tiempo necesario para tomar una decisión o realizar una actividad compleja. También, en la dificultad para hacer tareas mentales "complejas" como planificar, organizar, anticipar, etc. Los niños hiperactivos han sido descritos como rabos de lagartija, personas en continuo movimiento, incapaces de estar quietos un momento. La necesidad de movimiento puede mostrarse de una manera ruidosa, con movimiento continuo, saltando, brincando, gritando, corriendo, con continuos pequeños accidentes, o de una forma más disimulada. Los niños mayores, o más formales son capaces de mantenerse sentados, pero mueven de forma continua una pierna, un dedo o dan golpecitos repetitivos contra la mesa o el suelo que pueden resultar muy molestos para quien esté al lado, pero el exceso de movimiento solo llama la atención con una cuidadosa y cercana observación. Con la edad, la hiperactividad motora suele ir limitándose, desapareciendo la necesidad de trasladarse, cambiar de sitio, y quedando una cierta inquietud motora, con movimientos continuos de alguna parte del cuerpo, o incluso solo un sentimiento interno de desazón. De hecho, la hiperactividad motora suele ser el síntoma que más se atenúa con la edad. Hacer o decir algo antes de pensarlo es una de las características típicas del TDAH. Es también típico que los niños sin problemas de comportamiento asociados se arrepientan de aquellos comportamientos que dañan a otras personas o sean irrespetuosos. La intencionalidad de dañar no es característica propia del trastorno y es por ello que cuando un niño con TDAH insulta a sus padres o un profesor, o pega a otro, suele después sentirse mal por ello. Es típico el comentario de los padres sobre su hijo hiperactivo disculpando sus comportamientos y señalando la nobleza de su corazón y lo cariñoso y sensible que puede ser. Esto es importante para diferenciar la impulsividad que acompaña a los trastornos disociales de la impulsividad de los trastornos hiperactivos. Decir cosas inapropiadas socialmente, muchas veces absolutamente ciertas, es típico de niños hiperactivos, como por 2 ejemplo el niño que comenta en voz alta lo que ha engordado una tía en una reunión familiar, siendo motivo de vergüenza para los padres. Otras veces, esa tendencia a decir comentarios inapropiados motiva el rechazo de los iguales a edades en que el pudor o el secretismo son importantes, como entre los grupos de adolescentes a la hora de enfrentarse a cortejos amorosos o en la comisión de gamberradas. Ser tildados de "patosos", "payasos" o "metepatas" es con frecuencia lo menos ofensivo que estos niños pueden encontrarse en la escuela. Y todo por no medir a priori las consecuencias de lo que hacen o dicen. Debido a su impulsividad son personas que asumen muchos comportamientos de riesgo. En niños pequeños, un ejemplo puede ser que son capaces de cruzar una calle sin mirar porque un amiguito que está en la otra acera les esté llamando, o que se pierdan en el supermercado. En la adolescencia, el consumo de drogas, sobre todo la exposición a las mismas, la conducción imprudente, y las conductas promiscuas y sin suficientes medidas de protección son los típicos riesgos a que se enfrentan estos individuos. En la edad adulta se pueden sufrir los efectos de decisiones precipitadas, tanto en el trabajo como en la vida personal, o de arrebatos coléricos como reacción a circunstancias irritantes. 3. Pruebas más comunes para la evaluación del TDAH. Básicamente se pueden utilizar los siguientes instrumentos: Anamnesis: cualquier tipo de historia clínica estructurada o semiestructurada es válida. En esencia ha de cubrir los siguientes apartados: - Antecedentes familiares. - Historia médica de la madre durante el embarazo. - Antecedentes médicos del niño. - Clima familiar. - Historia evolutiva que aborda aspectos como el lenguaje, marcha, control de esfínteres y aspectos sociales. Escala de evaluación de autocontrol (SCRS, Kendall y Wilcox): consta de 33 ítems que se puntúan de acuerdo con una escala de siete puntos. Evalúa tanto aspectos cognitivos como comportamentales del autocontrol, cubriendo áreas como impulsividad, déficits de atención, tolerancia a la frustración y demora de gratificación. Cuestionario de hiperactividad de Werry, Weiss y Peters: el objetivo de este cuestionario es detectar la actividad que despliega el niño en distintos contextos de su vida diaria. Concretamente durante las comidas, sueño, viendo la televisión, haciendo los trabajos escolares y en situaciones fuera del hogar. Batería de socialización (Silva y Martorell): con este instrumento se abordan aspectos importantes de las relaciones interpersonales del niño. 3 De las subescalas que componen esta batería, quizás la que tiene más interés en la evaluación del niño hiperactivo es la AgresividadTerquedad, por las altas correlaciones que esta dimensión suele presentar con la hiperactividad. - - - Test de Inteligencia: es recomendable poseer un indicativo del nivel intelectual del niño, como variable control. Cualquier prueba adecuada para la edad del niño, pero es recomendable en orden a la planificación de un programa terapéutico utilizar el WPPSI o WISC. Test Guestáltico de Bender: esta prueba ayuda a descubrir las dificultades vasomotoras. En la realización del Bender los autores señalan que los hiperactivos distribuyen de forma caótica los dibujos y presentan perseveración, fragmentación y rotaciones. Test de desarrollo de la Percepción Visual de M. Frosting: esta prueba perceptivo-visual consta de cinco partes: coordinación visomotora, discriminación figura-fondo, constancia de formas, posiciones en el espacio y relaciones espaciales. Pruebas complementarias: algunas pruebas electrofísicas y de neuroimagen pueden ayudar a confirmar la sospecha diagnóstica clínica. Aunque como ya sabemos el diagnóstico de TDAH es fundamentalmente clínico, en ocasiones de duda pueden recurrirse a pruebas que lo refuercen. - Pruebas electrofisiológicas: a) Potenciales evocados: consisten en respuestas de las neuronas a estímulos diversos que podemos registrar en forma de un gráfico de ondas y que, al analizarlas e interpretarlas, nos dan información sobre el estado de los centros y las vías nerviosas. b) Potenciales evocados auditivos del tronco (PEAT): los estímulos auditivos a través de auriculares provocan una respuesta que se registra mediante electrodos colocados en el cuello cabelludo, la oreja y los mastoides. Hay que mandar muchos para poder promediar las respuestas. Se obtienen cinco ondas, cada una de ellas correspondiente a una parte de la vía auditiva y podemos analizar la intensidad del potencial y su latencia en cada una de ellas. c) Potenciales evocados endógenos de larga latenciaPotenciales cognitivos-P-300 (PEE): se utilizan entre otras cosas para valorar la capacidad de atención y la capacidad cognitiva. Los potenciales cognitivos tras un estímulo de fenómenos de atención. 4 d) Cartografía cerebral: la utilización del electroencefalograma computarizado permite hacernos idea de la actividad bioeléctrica cerebral. Con complejos programas informáticos se consiguen un análisis de la actividad eléctrica del cerebro en forma de mapa sobre el cuello cabelludo, bien en estado basal o tras estímulos. e) Pruebas funcionales de neuroimagen: si utilizamos una sustancia como la glucosa, que es consumida por las neuronas, y la marcamos con un material radiactivo, podremos registrar con resonancia magnética nuclear el consumo de la misma en determinadas zonas de cerebro y, por tanto, la actividad de esas neuronas. Con marcadores específicos se pueden demostrar en los niños hiperactivos un enlentecimiento en la actividad de las áreas frontales. El consumo de glucosa marcada es menos en las áreas de la que depende la atención y el movimiento. - Evaluación a través de padres y profesores. a) Entrevista: la recogida inicial de información sobre un niño hiperactivo se suele realizar a través de entrevistas mantenidas con los padres y con los profesores, dada la relevancia que tienen las manifestaciones de hiperactividad, inatención e impulsividad en el aula. Fundamentalmente existen dos tipos de entrevista, estructuradas, semiestructuradas y no estructuradas. Es necesario saber: _ Historia clinica y evolutiva: especial atención deber TDAH al curso del embarazo y posibles factores de riesgo que surgieren la existencia de un posible daño neurológico. _ Historia del problema: interesa conocer cuando y como ha surgido el trastorno, si se ha mantenido durante un tiempo prolongado y porqué la familia, se ha decidido a consultar con un especialista. _ Utilización de estrategias de disciplina. Se trata de detectar los procedimientos disciplinares que aplican los padres para controlar los comportamientos problemáticos de su hijo. _ Tensiones familiares adicionales. Las preguntas a plantear sobre este tema irán dirigidas obtener información sobre el desacuerdo entre la pareja, aislamiento social, depresión o ansiedad de los padres, ya que todos estos factores pueden 5 determinar actitudes negativas hacia el hijo o influir negativamente en la capacidad para poner en práctica las recomendaciones terapéuticas. b) Escalas de Estimulación Conductual para Padres y Profesores: estas escalas proporcionan una visión del comportamiento del niño, tal y como es percibido por las personas significativas con las que interactúa a diario, sus padres y profesores. Pueden argumentarse varias razones que demuestren que constituyen instrumentos valiosos en el proceso de evaluación del TDAH: _ Pueden cumplimentarse con pocas instrucciones del profesional y solo exigen un tiempo reducido para su aplicación, correción e interpretación. _ Por lo general suelen aportar datos cuantitativos, de carácter normativo. Por lo tanto permite comparar el comportamiento del sujeto con su grupo de referencia. _ Los ítems suelen estar planteados en términos sencillos y conductuales, exigiendo que la persona lo cumplimentase piensa de forma específica en la conducta del niño. _ Ofrecen información con potencial utilidad para desarrollar pautas concretas de intervención, de acuerdo con la sintomatología concreta que se observe en cada caso. 4. Bibliografía MIRANDA, A. JARQUES, S. SORIANO, M (1999) Trastorno de hiperactividad con déficit de atención: polémicas actuales acerca de su definición, epidemiología, bases etiológicas y aproximaciones a la intervención. MORENO GARCÍA INMACULADA (1995) Hiperactividad. Madrid. Ed. Pirámide S.A. PASCUAL- CASTROVIEJO, I (2008): Hiperactividad. ¿Exige la frontera entre personalidad y patología?. Díaz de Santo. Madrid. 6 PICHARDO MARTÍNEZ, Mª CARMEN. Déficit de atención e hiperactividad. Universidad de Granada. 7