La comunicación oral - Revista Ciencias Pedagógicas

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REVISTA CIENCIAS PEDAGÓGICAS
ISSN 1607 – 5888
No.2, Año 2014, 3ra Época
LA COMUNICACIÓN ORAL Y EL PROCESO DE ENSEÑANZA- APRENDIZAJE.
CONSIDERACIONES DESDE UNA CONCEPCIÓN DESARROLLADORA
ORAL COMMUNICATION AND IT’S TEACHING - LEARNING
PROCESS.CONSIDERATIONS SINCE A DEVELOPMENT CONCEPTION
AUTORA: Dr.C. Aileen Díaz Bernal [email protected]
Instituto Central de Ciencias Pedagógicas
RESUMEN
En el presente artículo se reflexiona en torno a la compleja problemática de la
comunicación oral visto en su relación con el proceso de enseñanza aprendizaje
desarrollador. Sobre esta base, se exponen algunas consideraciones que constituyen el
fundamento esencial de variadas propuestas didácticas, metodológicas y curriculares
vinculadas al Modelo de Escuela Primaria, recogidas en diversos resultados de
investigación.
PALABRAS CLAVE: comunicación oral, lengua oral, lenguaje oral, expresión oral,
proceso de enseñanza- aprendizaje.
ABSTRACT
This article has the intention to promote the reflection about the oral communication in
relation with it’s teaching - learning process. Over this base, some consideration are
explaining various didactic, methodological and curricular proposals related to Model
Elementary School, collected in various research results.
KEYWORDS: oral communication, oral language, oral expression, teaching - learning
process.
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INTRODUCCIÓN
La comunicación oral se identifica con las habilidades de escuchar y hablar.
Particularmente, la escucha tiene su énfasis en la comprensión y el habla en la expresión,
pero en la cotidianidad, ambas se presentan en forma integrada durante el proceso
comunicativo, por lo que su separación es artificial y solo justificable desde la Ciencia, al
profundizar en su estudio.
El análisis de la comunicación oral no solo implica tener en cuenta el contenido verbal del
mensaje, pues como parte integrante de todo este proceso también aparecen los códigos
no verbales, portadores de un significado.
En ellos se encuentran los signos paralingüísticos (el tono de la voz, el volumen), las
pausas y el lenguaje corporal (los gestos, las miradas, la expresión del rostro, la
gesticulación). Elementos que revelan, de modo particular, las características individuales
de los interlocutores, así como el carácter de la relación existente entre ellos, su contexto
y la situación concreta en que se hallan, como factores que condicionan todo el proceso.
En consecuencia, una representación gráfica de la comunicación oral pudiera ser la
siguiente: (Ver fig. 1).
Fig.1 - Representación gráfica del proceso de comunicación oral.
COMUNICACIÓN ORAL
perceptor
emisor
mensaje
PERCEPCIÓN
CONSTRUCCIÓN
escuchar
hablar
comprensión
oral
expresión
oral
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Actualmente, sobre la base del papel activo que juegan aquellos que escuchan, se viene
sustituyendo en el esquema clásico de la comunicación (Emisor
Receptor) el rol de
receptor por el de perceptor, pues se fundamenta que la recepción evidencia una mayor
pasividad en el sujeto, quien no se implica activamente en el intercambio y la negociación
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de significados, lo cual se revela de mejor manera si la responsabilidad que asume quien
escucha durante el proceso de comunicación oral es la percepción.
¿Es lo mismo escuchar que oír? La profesora chilena Cecilia Beuchat (1989:21) señala:
El oír se refiere a la recepción física de las ondas sonoras a través del oído. Escuchar, en
cambio, incluye además de oír, la capacidad de recibir y responder al estímulo físico y de
utilizar la información captada a través del canal auditivo. En tal sentido, la escucha podría
definirse como el proceso por el cual el lenguaje hablado se convierte en significado en la
mente del receptor.
Ser buen oyente no es tan fácil, pues saber escuchar significa dirigir la atención hacia las
palabras del otro en función de lograr una percepción exacta de la expresión hablada,
preparándose para extraer lo esencial del mensaje oído para no hacer juicios anticipados,
sin haber penetrado en las palabras
del interlocutor. Los que saben escuchar se
muestran pacientes en la actividad comunicativa (M. I. Álvarez, 1999).
La comprensión auditiva y el lenguaje oral están estrechamente relacionados, tienen
numerosos aspectos en común; para lograr un adecuado desarrollo de la expresión oral,
debe subrayarse el trabajo por la escucha (G. Arias Leyva, 2003:8).
Hablar es relacionarse, es intercambiar comunicación, compartir ideas o sentimientos e
intentar llegar a puntos de encuentro; es lograr acuerdos o delimitar desencuentros, es
decidir y obrar en consecuencia (J. Ramírez, 2002). Cumple una función comunicativa
que varía en dependencia de la situación contextual concreta, por cuanto, resulta un
acontecimiento único, que jamás puede ser repetido en forma idéntica.
De tal manera, que un buen hablante considera a su receptor o a sus interlocutores y,
consciente del grado de complejidad y trascendencia del tema o asunto, acierta con el
discurso eficiente en un marco físico adecuado a la situación comunicativa concreta. (J.
Ramírez, 2002:59).
Por consiguiente, para que el proceso de comunicación oral pueda establecerse,
adecuadamente, es necesario considerar determinadas normas, ellas son:
 Esperar a que el otro haya terminado para responder, lo que presupone dejar hablar
sin interrumpir, conservar la calma aunque el otro se muestre excitado, dedicarse a
escuchar en lugar de ocuparse en ir elaborando su respuesta y ser paciente durante
la conversación.
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 Mirar el rostro del otro mientras habla y dedicarle todo el tiempo necesario, animarlo
con una sonrisa o gesto de apoyo y observar los gestos, movimientos y tono de voz.
 Tratar de comprender el sentido de las palabras atendiendo al contexto de lo que se
habla, esforzarse por ponerse en lugar del otro para entenderlo mejor y tratar de
percibir sus sentimientos aunque no los exprese abiertamente.
 Respetar las ideas y opiniones de los otros, aunque no las comparta.
L. Sales, 2007: 7-8)
La comunicación oral utiliza diferentes formas elocutivas para expresarse y ellas
constituyen la base para la selección de los signos verbales y no verbales. (Ver fig.2)
Fig.2 -Principales formas elocutivas utilizadas por los hablantes
Cantidad de personas
que intervienen
De una persona
De dos personas
De varias personas
Formas elocutivas
- Narración
- Descripción, definición y enumeración
- Monólogo
- Exposición, conferencia
- Diálogo
- Entrevista
- Conversación
- Debate, asamblea
(M. V. Reyzábal, 1993)
Como antes se señaló, cada una de estas formas elocutivas de la comunicación oral pone
de relieve la unidad dialéctica contenido- forma que se concreta en dos planos. El plano
del contenido se identifica con el significado, y el plano de
la forma responde al
significante y a la estructura formal. Ambos constituyen el signo lingüístico.
La relación antes aludida resulta esencial al analizar cada acto de comunicación. En este
particular, Vigotski, en su libro Pensamiento y lenguaje (1966:158) reconoce la
preponderancia del sentido de la palabra sobre su significado, pues la primera, constituye
la suma de todos los sucesos psicológicos que la palabra provoca en la conciencia…Una
palabra adquiere el sentido del contexto que la contiene y cambia su sentido en diferentes
contextos.
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DESARROLLO
El proceso de enseñanza-aprendizaje, la comunicación oral y el currículo ¿Qué hacer
desde una concepción desarrolladora?
El proceso de enseñanza - aprendizaje es eminentemente interactivo, comunicativo. La
comunicación permite garantizar el contacto psicológico real con los alumnos, formar una
motivación positiva hacia el aprendizaje, crear las condiciones psicopedagógicas para la
búsqueda colectiva y las reflexiones conjuntas (V. Ojalvo, 1999:54).
De lo antes expresado, se infiere que para estimular el desarrollo
de los aspectos
formales y funcionales de la lengua no se puede restringir el trabajo con la oralidad a una
sola asignatura, puesto que el proceso de enseñanza- aprendizaje es, en esencia, un
fenómeno comunicativo.
A tales efectos, el docente deberá:
 Poseer un adecuado dominio del idioma y considerarse un buen comunicador. Su
vocabulario debe ser amplio y variado, su pronunciación debe ser clara y correcta, de
modo que ofrezca a sus alumnos un patrón adecuado de dicción.
 Cuidar su lenguaje no verbal, el cual debe ser coherente con su discurso; mirar de
frente a sus alumnos cuando se dirige a ellos; hablarles en un tono de voz adecuado;
cuidar la entonación, los gestos y la mímica facial; observar sus rostros para apreciar
si comprenden lo que se les comunica; escucharlos atentamente, tratar de percibir
sus sentimientos, inquietudes, aunque no los expresen abiertamente; apreciar sus
gestos, sus posturas, si denotan insatisfacción, cansancio, aburrimiento o si está
despertando en ellos interés, agrado, y puede continuar la comunicación (M. Aguilar,
2007).
 Facilitar el intercambio pleno dentro del grupo, donde el niño exprese sus criterios,
opiniones y valoraciones sin inhibiciones. El maestro debe propiciar un proceso
comunicativo para los alumnos, sobre la base de sus necesidades, intereses, y
peculiaridades, muy relacionadas con las características psicopedagógicas de la
edad.
 Evitar las expresiones o respuestas en monosílabos de los alumnos porque ello limita
el buen desarrollo de su lenguaje y de sus procesos cognoscitivos.
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 Identificar y tomar en cuenta a quienes no escuchan debidamente. Precisar que
causas originan esta barrera en la comunicación, para diseñar acciones que les
permitan su solución.
 Escuchar a sus alumnos hasta el final, aun cuando no están en lo cierto y cometen
errores, porque esa es una buena manera de ofrecerles niveles de ayuda que le
permitan autoidentificar el error y corregirlo.

Encauzar el gusto hacia las formas correctas y elegantes del habla.
 Prestar constante atención al habla de sus alumnos, sus gustos y modos de significar,
de manera que le permita conocer el estilo que usualmente utiliza cada uno de ellos al
comunicarse oralmente, con el fin de estimular algunas características y evitar la
aparición de otras.
Todo ello impacta de forma sustancial el sistema de relaciones y de actividades que se
concretan en el currículo de la escuela. De ahí, que los especialistas reiteren con fuerza
un grupo de ideas que requieren ser implementadas en la escuela, para propiciar el
desarrollo de la comunicación oral de los estudiantes. Esta visión supera el límite
disciplinar y didáctico de la asignatura Lengua Española, aunque la incluye.
Sobre la base de lo anterior, y resultado de los estudios de sistematización relacionados
con la temática, proponemos las siguientes sugerencias para su aplicación en la escuela:

Crear una atmósfera interactiva, que estimule el respeto, la confianza, la motivación
y la aceptación recíproca.

Instrumentar un Proyecto Educativo Escolar que organice, integralmente, las
acciones curriculares, con el apoyo de la familia y la comunidad. Delimitar las
responsabilidades de cada uno de los implicados para propiciar la cooperación y el
desarrollo de todos.

Concebir, desde las actividades, espacios de contextualización y apertura
curricular, en correspondencia con las características de la institución, de los
alumnos y docentes que allí asisten, así como, del contexto socio- cultural y
comunitario.

Propiciar que todos los niños intercambien entre sus iguales y con los adultos, a
partir de situaciones de comunicación relacionadas con las vivencias de los
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participantes, adquiridas en la escuela, en la comunidad o en un contexto sociocultural más amplio. Sobre la base de las necesidades e intereses de su edad.
Como se aprecia, recomendamos aprovechar los diferentes espacios y recursos que la
institución escolar posee, en función de desarrollar la comunicación oral de los
estudiantes, a partir de considerar sus características, peculiaridades y necesidades;
sobre la base de la integración y complementariedad entre las diversas actividades y
relaciones que se concretan en el currículo, ya sea de carácter docente, extradocente o
extraescolar.
Como actividad docente: se considera, esencialmente, el proceso de enseñanzaaprendizaje en la clase.
Como actividades extradocentes: son consideradas las actividades de matutino, recreo,
excursión docente, círculos de interés, talleres, entre otras.
Como actividades extraescolares: se incluyen la excursión y/o visita a museos, las
acampadas, los festivales recreativos, las competencias de carácter deportivo y/o cultural.
Que los niños jueguen y se diviertan en los espacios extradocentes y extraescolares
resulta una ventaja para estimular las diversas formas de relación durante las actividades.
En tal sentido, resulta de valor instrumentar áreas de juego variadas durante el recreo y el
descaso, las cuales dependerán, en gran medida, de la creatividad y las condiciones con
que se cuente en cada escuela. No obstante, algunas opciones pudieran estar en las
tertulias literarias, donde se debatan textos clásicos de la literatura infantil, poesías y
textos poéticos de reconocidos autores.
Ofrecer promoción de libros desde el matutino, realizar reconocimientos a los alumnos
que más se destaquen en el centro, lanzamiento de concursos que incluya la
interpretación de expresiones en sentido figurado pertenecientes a alguna obra de valor
educativo, a alguna curiosidad o adivinanza implícita dentro de algún texto que luego
pueden comentar durante los espacios del recreo y el descanso.
La idea esencial que debe asumir la escuela está en función de crear un clima favorable
que estimule la comunicación oral y promueva modelos lingüísticos-comunicativos
adecuados desde todas las actividades y ello presupone, por supuesto, el esfuerzo
conjunto de la escuela (docentes y no docentes) con la familia, los organismos de
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producción y servicios, la administración del Estado, el consejo de escuela, las
organizaciones políticas y de masas y la comunidad, en general.
La clase de Lengua Española ¿Cómo desarrollar la comunicación oral? Un ejemplo para
la educación primaria
Con toda certeza podríamos afirmar que estamos necesitados de una enseñanza que
capacite al hombre para expresar con acierto lo que piensa y siente; una enseñanza que
contribuya a que el hombre sienta la lengua viva y la emplee en sus múltiples
posibilidades (A. M. González, 1999:4).
El proceso de enseñanza- aprendizaje, como actividad fundamental que determina el
desarrollo de los procesos cognoscitivos y la formación de cualidades positivas de su
personalidad (ICCP, 1984), tiene como su principal forma de organización a la clase, la
cual constituye un espacio de gran valor para desarrollar en el niño las habilidades y
capacidades idiomáticas.
Al respecto, el Modelo de Escuela Primaria plantea que la organización del proceso de
enseñanza-aprendizaje, desde una concepción desarrolladora debe permitir al escolar:
-
Participar de forma activa, creativa e independiente, teniendo en cuenta sus
posibilidades y necesidades educativas.
-
Plantear sus puntos de vista e intercambiar con los de sus compañeros, influyéndose
mutuamente en la conformación de aquellos que se ajusten mejor a las
problemáticas que se analizan.
-
Desempeñar un papel protagónico al insertarse en el medio social que constituye la
propia aula y la escuela.
-
Interactuar con su maestro y con otros compañeros en el proceso de su aprendizaje
y desarrollo.
-
Participar en la toma de decisiones de aspectos que afecten a todo el grupo.
-
Dirigir o admitir la dirección de otros alumnos en el desarrollo de actividades lúdicas
o de otro tipo dentro de los equipos o todo el grupo escolar.
-
Cumplir con las normas de comportamiento que todo el grupo, incluido él haya
aceptado.
(P. Rico y otros, 2001:29)
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De acuerdo con ello, y en función de lograr un proceso donde se establezcan relaciones
comunicativas desarrolladoras, se debe enseñar al alumno cómo hacerlo.
El maestro debe crear las condiciones para propiciar que el niño construya determinadas
formas y maneras de establecer una comunicación y porqué realizarlas para sentirse bien,
para obtener lo que desea, para que los demás lo evalúen bien, para que lo quieran, para
que lo ayuden, para que lo acepten...
El obtener éxito comunicativo proporciona satisfacción en el niño y fortalece las
posibilidades para el incremento de su autoestima y autovaloración. (J. Betancourt y otros,
2003:8-9)
Comprender el aprendizaje como un proceso comunicativo implica, necesariamente, el
empleo del diálogo y el trabajo conjunto entre el maestro y el alumno, y entre los propios
alumnos. Un proceso matizado por el empleo de dinámicas y técnicas participativas en las
que se creen variadas actividades donde ellos sientan la necesidad de comunicarse,
tanto en forma oral como escrita (pues ambos códigos comunicativos se complementan),
y participar, activamente, en la construcción del conocimiento.
En todo momento, la labor del maestro debe ser la de encauzar, dirigir y orientar pero sin
frenar el desarrollo normal del idioma. Lograr que el alumno se sienta muy a gusto en la
escuela, que hable sin inhibiciones, sin percibir que constantemente se le censura, es la
mejor vía para garantizar un aprendizaje de calidad. (L. Rodríguez, 2003:13)
En las clases el maestro debe aprovechar las potencialidades comunicativas de sus
alumnos, para impulsar su desarrollo y crear las condiciones que les permitan enfrentar
en mejores condiciones el proceso de enseñanza- aprendizaje. Sin embargo, pretender la
homogenización de estas habilidades en un grupo escolar sería negar la diversidad,
porque favorecer el adecuado desarrollo de la lengua materna atraviesa, también, por el
prisma de la atención a las diferencias individuales.
Un elemento de esencia para el proceso de enseñanza aprendizaje, desde un enfoque
desarrollador, es la concepción y formulación de las tareas, puesto que es en ellas donde
se concretan las acciones y operaciones que debe realizar el alumno. En tal sentido, P.
Rico y otros (2008:9), señala un grupo de exigencias que deben ser tenidas en cuentas,
ellas son:

Atender a la diversidad de alumnos, a partir de ofrecer niveles de ayuda.
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
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Potenciar, desde los diferentes tipos de órdenes, los procesos de reflexión y
activación intelectual.

Desarrollar procesos de regulación, al incluir ejercicios con solución, sin solución,
con variadas alternativas de solución, con errores.

Diseñar actividades significativas, sobre la base de los contextos culturales en los
que se desarrolla el niño, que permitan un trabajo más certero con la zona de
desarrollo próximo (ZDP).

Lograr procesos de orientación a partir de las diferencias de edades y las
potencialidades de los alumnos, en las que se ofrezcan acciones anticipatorias
dónde se les precise: qué van a hacer, cómo lo van a hacer y qué métodos deben
emplear.

Establecer vínculos entre los conocimientos que posee el alumno y lo nuevo que va
a conocer, o entre lo que conoce y se le va a mostrar mediante otras
representaciones.

Concebir inducciones reflexivas que permitan al alumno una mejor comprensión del
contenido objeto de aprendizaje, las que se expresarán en los procedimientos
metodológicos, desde los procesos de orientación y control.
Tomado del resultado de investigación Sistematización de procedimientos y tareas de
aprendizaje desarrolladores para la comunicación oral en la educación primaria (2011), se
presenta un ejemplo que ilustra lo anterior:
Tarea de aprendizaje: Viaje imaginario (Pertenece a la MSc. Regla de la Caridad
Nodarse, 2010:43)
Objetivo: Narrar oralmente un viaje imaginario.
Esta tarea se recomienda, esencialmente, para los alumnos de 2do y 3er grados.
Desarrollo: Aprovechando las características del área de la escuela destinada al PON,
juego popular así denominado en el occidente del país, se le otorgará a cada número un
destino de viaje fantástico.
Las formas de organización de la actividad pueden ser individuales o por equipos, según
las características y el desarrollo alcanzado por los alumnos.
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Para iniciar, el escolar al que le corresponde su turno lanzará la piedra u otro objeto que
sirva de marcador. El número donde este se detenga indicará el lugar al cual debe
trasladarse el niño, mediante saltos en un solo pie, como resulta habitual, para recoger el
destino de su viaje imaginario.
Algunos ejemplos pueden ser: El país al revés; Las profundidades marinas; El país de los
dulces.
En función del destino que le corresponda, el alumno narrará su viaje, tal y como se lo
imagina. Si lo requiere, puede apoyarse en las siguientes ideas, a modo de nivel de
ayuda:
I. Lugar al que se dirige.
II. Medios de transporte que utiliza.
III. Personajes que viajan junto a él.
IV. Características del lugar
V. Acontecimientos que se producen.
Al finalizar la narración, se propicia la reflexión individual y colectiva como formas de
crítica y autocrítica.
Variantes de esta tarea pueden suscitarse si se orienta la creación de historias diferentes
con los mismos personajes; si se mantiene el cuento pero se le cambia el final; si cambia
el rol de los personajes en los cuentos, por ejemplo, el lobo de la Caperucita es bueno y
ella lo maltrata.
CONCLUSIONES
Finalizado este ejemplo y, con ello, estas brevísimas consideraciones en torno a la
comunicación oral y el proceso de enseñanza-aprendizaje, desde una concepción
desarrolladora, esperamos haber contribuido, al menos un poco, a iluminar el camino del
trabajo educativo en la escuela, ardua tarea en la que se afanan, día a día, docentes y
directivos para lograr la formación de nuestros, niños, adolescentes y jóvenes.
Quisiéramos concluir apoyándonos en la frase de una prestigiosa especialista española,
M.V. Reyzábal (1993:23), quien refiere, de manera muy reveladora, la inmensa valía de
un uso esmerado y oportuno del lenguaje.
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Podemos poseer todas las riquezas materiales, pero mientras nuestro uso del lenguaje
sea pobre, nuestra visión y vivencia de la realidad será incompleta, nuestros
pensamientos y sentimientos grises, quizás nos podamos integrar a la sociedad pero no
de manera enriquecedora, transformadora.
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