DEBATE 1 Equidad en el acceso y la permanencia en el sistema educativo Tendencias en educación y equidad en América Latina María de Ibarrola Comentarios a los artículos “Acceso y retrasos en la educación en América Latina” de Simón Schwartzman y “Notas sobre la masificación de la escolarización en seis países de América Latina” de Rubén Cervini y Emilio Tenti Fanfani Tendencias en educación y equidad en América Latina1. María de Ibarrola2 Los artículos de Cervini y Tenti y de Schwartzman ofrecen un interesante ángulo de reflexión, diferente en cada caso, con base en los mismos datos estadísticos que les propuso el Sistema de información y análisis de tendencias en educación y equidad en América Latina. Difieren en la información que privilegian como referente de su análisis: Cervini y Tenti se concentran en la repetición en el nivel primario expresado en el atraso etario de los niños de 9 a 11 años y en la expansión en general de la escolaridad post primaria, mientras que Schwartzman analiza el total de las tasas de escolarización ofrecidas, desde los 5 a los 24 años y posteriormente el atraso etario en todos los grupos de edad. Por lo mismo, los autores eligen diferentes hipótesis explicativas, congruentes con los resultados que privilegian y plantean diferentes cursos de acción a futuro. Tenti y Cervini, políticas más genéricas; Shwartzman, más centradas en la acción de los maestros y de las escuelas, que se comentarán más adelante. Los dos autores hacen más énfasis en los análisis descriptivos, en resultados fundamentales y en identificar las diferencias entre niveles y países al respecto. No abordan el rubro de hipótesis explicativas generalizables sobre las relaciones entre las políticas generales o sectoriales aplicadas en la región y las cifras que resultan en la actualidad, a pesar de que la invitación insistía en estas últimas; sólo aparecen referencias puntuales de políticas o propuestas nacionales que los autores parecen conocer mejor. Tanto los análisis realizados con las cifras ofrecidas, como las interpretaciones a los resultados y los posibles cursos de acción a futuro ofrecidos son elementos muy valiosos en ambos casos, que se complementan mutuamente para ofrecer un panorama certero de la equidad en el acceso y la permanencia en la educación en seis países latinoamericanos en los inicios del siglo XXI. Sin duda por falta de espacio, los autores no agotan la lectura del total de resultados que sugieren los datos y que tampoco es posible proponer por que no 1 Comentario crítico a los artículos “Acceso y retraso en la educación en América Latina” de Simón Schwartzman y“Notas sobre la masificación de la escolarización en seis países de América Latina” de Rubén Cervini y Emilio Tenti Fanfani en el marco del Foro de Debate 1, organizado por el Sistema de Información sobre Tendencias Educativas en América Latina(SITEAL-IIPE-OEI) dedicado al análisis de la equidad en el acceso y la permanencia en el sistema educativo. 2 Departamento de Investigaciones Educativas, Cinvestav IPN México Sistemas de Información de Tendencias Educativas en América latina http://www.siteal.iipe-oei.org Pág. 2 es el objetivo de este texto, pero que sin duda otros estudios nacionales, que se recomiendan en esta crítica, podrían revelar y registrar3. El comentario crítico a los dos artículos señalados exige necesariamente analizar la información con base en la cual se solicitó a los autores que elaboraran sendos artículos. Cabe señalar que ambos se ciñen a los indicadores seleccionados, aunque Cervini y Tenti señalan algunas limitaciones, tales como la falta de ajuste a datos de otros años en algunos casos o la ausencia de información parcial para dos países y complementan sus interpretaciones con datos obtenidos de otras fuentes. Indudablemente hay aspectos muy positivos en la elaboración de una base de datos comparables entre países extraída de las Encuestas Nacionales de Hogares (o sus equivalentes), por la mayor confiabilidad de la información interna, por las posibilidades de correlacionarla con otros rubros de orden laboral, económico, político o cultural registrados por la misma fuente y con el mismo instrumento y por las mejores posibilidades de comparación, dado que se trata de encuestas semejantes y es de suponer que todos ellas ofrecen las cualidades anteriores. Respecto de las cifras ofrecidas, me parecería conveniente, además, incorporar en todo caso los números absolutos, referentes de los porcentajes con los que se maneja toda la información, con el fin de identificar claramente la cantidad efectiva de niños o jóvenes en ciertas situaciones problemáticas o favorables, cifra que determina el significado real del problema, para los países tienen que seguir haciendo esfuerzos por resolverlos y cuya magnitud difiere por países. A pesar de la indudable utilidad de los datos, considero pertinente señalar que los indicadores seleccionados responden implícitamente a una vieja problemática de la investigación educativa en América Latina, respecto de la información confiable y comparable que permitiera medir con precisión la naturaleza y características del acceso a la educación de toda la población del continente pero que podríamos considerar ya rebasada por la notable consistencia de los resultados de investigaciones puntuales previas. Aunque con cifras dispersas y de alcance limitado, los resultados de las investigaciones realizadas en el Continente ya habían planteado en buena medida las conclusiones que ahora se reafirman: el acceso a la escolaridad en América Latina se ha ido incrementando hasta lograr a 3 Un ejemplo es el del porcentaje de jóvenes de 15 a 17 años que ni estudian ni trabajan, que se localiza en todos los climas culturales y en todos los países. Otro, el de la similitud de resultados alcanzados por alumnos de clima educativo “medio” y los promedios nacionales Sistemas de Información de Tendencias Educativas en América latina http://www.siteal.iipe-oei.org Pág. 3 la fecha la “universalización” del acceso a lo que fue conocida como “escuela primaria” en la mayoría de los países, sin desigualdades de género, rasgo propio de la región, a diferencia de los países de África, y en cierta medida de Asia. El incremento de la escolaridad reduce, como lo confirma explícitamente Schwartzman, el impacto de las determinantes socioeconómicas sobre el acceso a esa escolaridad. Sin embargo, cualquier desigualdad social, y son precisamente las agudas desigualdades sociales las que caracterizan a la región, encuentra una correlación preferente con las desigualdades escolares que persisten todavía o que se identifiquen de nueva cuenta, sea en la repetición, en el atraso etario, en el rezago escolar o en las desiguales posibilidades de acceso a mayores niveles de escolaridad. Dos resultados nuevos, derivados del análisis de los dos autores son: el más interesante, que las brechas entre los sectores definidos como de clima educativo “ bajo” o clima educativo “alto” (en función del promedio de escolaridad de los miembros de la familia) se ensanchan a lo largo de la década, indicando la continuidad o tal vez la agudización de las dinámicas de distanciamiento entre grupos sociales latinoamericanos, que también han sido propias de nuestros países. El segundo, refiere a que el nivel de escolaridad que más ha crecido es el pre-escolar. Este resultado amerita planificar un seguimiento a largo plazo, puesto que la asistencia al preescolar se liga directamente con el supuesto de que esa formación tendrá la posibilidad de contrarrestar, desde la primera infancia, las desigualdades en el aprendizaje que han demostrado los grupos socioeconómicos desiguales que asisten a la primaria. La historia de la escolaridad en la región indica que se corre el riesgo de encontrar, como ha sido el caso con los otros niveles escolares, que la oferta de preescolar también se segmente, por lo que el cumplimiento de las expectativas puestas en ella requerirá tal vez de políticas innovadoras al respecto. Otro resultado, descubierto desde la década de los sesenta, pero que ahora apenas apuntan Cervini y Tenti es el de la persistencia interna de esa dinámica histórica de desigualdad escolar tan propia también de los países latinoamericanos: cierto grado de expansión cuantitativa en sus niveles superiores, mientras coexisten insuficiencias y desigualdades en cuanto a la escolaridad básica, aunque ahora ya no sean de tipo cuantitativo sino cualitativo. El dato fue identificado desde hace tiempo, explicado en función de la capacidad de presión de los grupos de ingresos altos, que sobreviven a los procesos de selección escolar por sus mejores condiciones culturales y socioeconómicas y se Sistemas de Información de Tendencias Educativas en América latina http://www.siteal.iipe-oei.org Pág. 4 benefician de una escolaridad superior pública gratuita. El problema que se introduce ahora por el crecimiento de la matrícula de escolaridad superior, es el del acceso a ese nivel de grupos de población que en realidad no reúnen las competencias académicas deseables, lo que nuevamente traslada la desigualdad a otra dimensión. Los autores confirman lo que han propuesto otros autores respecto de la diferencia entre países de la región. Germán Rama (citado por Jacinto, 1998), por ejemplo, propuso, al final de la década pasada, una tipología de países en función de las tasas de escolarización por niveles: los que lograron una temprana modernización educativa y el acceso de toda su población a la educación básica, los países de modernización educativa tardía o los países en los que coincide un notable crecimiento económico con un agudo desequilibrio estructural y educativo. Esa situación educativa se relaciona con datos propios de los países, como la coexistencia de poblaciones indígenas de mayor o menor arraigo cultural, o la conformación mayoritaria de la población nacional por migrantes europeos, que analizó con detalle y tipificó de manera muy certera Darcy Ribeiro desde la década de los sesenta. Es por ello que resulta fundamental la recomendación de proponer estudios nacionales, en los que las cifras comparables a nivel latinoamericano sean analizadas con base en rasgos propios del desarrollo de los países y en particular de sus “modelos educativos”, como señalan Cervini y Tenti, concepto que implícitamente - quiero suponer - refiere a la historia de sus instituciones escolares y a sus políticas educativas concretas. Los problemas de la equidad de la educación en América Latina tienen ahora una expresión diferente y deberán buscarse las estadísticas y construirse los indicadores que permitan analizar su naturaleza y su significado en los distintos países de la región. Es posible señalar tres grandes tipos de problemas de equidad. Por un lado, los que ya identifican y precisan los dos autores: los problemas de la calidad, tanto en lo que refiere a la calidad de la oferta que las instituciones educativas nacionales ponen al servicio de su población, como del aprendizaje efectivo, de la adquisición real de las competencias básicas. Por cierto, un hallazgo reciente al respecto, que sólo se puede inferir del análisis de los coeficientes restantes de las cifras ofrecidas es que, en igualdad de condiciones socioeconómicas o culturales, hay escuelas que hacen la diferencia respecto de los logros de sus alumnos (Schmelkes, 1998; Reimers, 2002). Un segundo problema refiere a la existencia en la región de poblaciones numerosas Sistemas de Información de Tendencias Educativas en América latina http://www.siteal.iipe-oei.org Pág. 5 de niños y jóvenes que fueron excluidos del sistema escolar de manera casi total, o con muy pocos años de escolaridad cursada, aunque en términos relativos signifiquen nada más entre un 2 y un 5% de la población total del grupo de edad, o hasta el 12% si se considera la nueva escolaridad básica, y que se identifican ahora como grupos en riesgo de exclusión total, no sólo educativa sino económica, laboral, cultural y política, en virtud de un nuevo significado de la desigualdad en la escolaridad básica ante el crecimiento relativo de la misma entre las poblaciones de los países (Jacinto y Gallart, 1998). Un tercer problema refiere a las expresiones que alcanza la existencia de un sector de población joven (digamos hasta los 30 años), sensiblemente más escolarizado que las generaciones anteriores en la vida económica, política o cultural de los países, aunque posiblemente con un certificado escolar que no ampara una formación real o efectiva. En qué forma han permitido mejorar las condiciones de vida de esta población, el acceso a mejores ingresos o la mejoría de las condiciones laborales, la participación ciudadana, la participación en sistemas de salud o de cultura, y contrarrestar las desigualdades sociales o, por el contrario, de qué manera delimitan o definen nuevos tipos de desigualdad. Nuevos y necesarios estudios sobre el cumplimiento o no del viejo anhelo de la movilidad laboral o social, o el desarrollo de los países con base en la escolaridad. Es cierto que este tercer punto se plantea como un segundo objetivo del Sistema de información, que ciertamente requerirá de otro tipo de indicadores. Además de señalar el desplazamiento de las desigualdades a otras dimensiones, interesa en este comentario recuperar la invitación a comentar las relaciones entre las políticas aplicadas en la región o sectorialmente y las cifras ofrecidas. A partir de 1989, con la conferencia de Jomtiem, los principales organismos internacionales hicieron énfasis en una nueva política educativa para la región, que se enmarca en dos grandes posiciones: a) el papel primordial de la educación en el desarrollo de los países, no tanto por el acceso a la escuela sino por la transmisión efectiva del conocimiento y la adquisición de las recién denominadas “competencias básicas” y b) la prioridad indiscutible de la educación básica, que abarca entre otras dimensiones el incremento de los años de escolaridad obligatoria. Sorprende que ninguno de los dos autores introduce como factor explicativo del crecimiento de las tasas de escolarización, pero a la vez como elemento básico para un nuevo análisis del desplazamiento de las desigualdades, el efecto de esta última política, la del incremento de los años de escolaridad obligatoria, Sistemas de Información de Tendencias Educativas en América latina http://www.siteal.iipe-oei.org Pág. 6 que se aplica en casi todos los países en la década de los noventa; de cinco a siete años de escolaridad obligatoria (según los países) se incrementa casi siempre a 9 y hasta a doce, incluyendo una parte de la educación secundaria que ahora será obligatoria.4 La contraparte de esa política es que si no se cumple con la nueva escolaridad básica, se genera un nuevo “rezago educativo” que incrementa significativamente la proporción de la población adulta (pero en particular los jóvenes adultos, apenas mayores de 15 año) que, una vez más, no reúne la escolaridad obligatoria. Lo anterior significa que el análisis del grupo etario de 12 a 14 años resulta más importante que el de 9 a 11 años para ver si se cumple la universalización de los 9 años (promedio generalizado) de la nueva escolaridad obligatoria de la década. En este sentido destacan cuatro países que tienen más del 90 % de su población, en principio durante 9 años, en la escuela, y las que tienen un número significativo de jóvenes ( el 43%, el 20% o el 10% según el referente que se tome: rural, clima educativo bajo o país) fuera de ella, en una edad difícil que parece no ser tierra de nadie: ni están en la escuela, ni tienen edad legal para trabajar, pero ciertamente ya no tendrán la nueva escolaridad obligatoria, considerada además fundamental para hacer frente a los desafíos económicos, políticos y culturales del siglo XXI. Junto en con el énfasis en una escolaridad básica más prolongada, otras políticas, derivadas de las recomendaciones conjuntas del Banco Mundial/UNESCO/UNICEF, la declaración de Quito, o la propuesta de CEPAL UNESCO, podrían agruparse y sintetizarse de la siguiente manera: 1) transformación profunda de la gestión educativa tradicional, que en la mayoría de los países se tradujo en la descentralización del sistema escolar (que en cada país se hizo con finalidades y estrategias diferentes y con diferentes resistencias de los grupos afectados) y que conllevaba la búsqueda de mayor autonomía para las escuelas, al identificarlas además como la “unidad básica de la acción educativa”, conllevaba también la apertura a la participación de los sectores sociales en el apoyo a la escuela, que 4 (Argentina, 10 años de escolaridad básica obligatoria a partir de 1993: la sala de cinco años y 9 de educación general, dividido en tres ciclos. Brasil: ocho años de escolaridad obligatoria, desde 1988, aunque la educación básica se define de once grados: ocho de escuela fundamental más tres de escuela media. Chile, doce años de escolaridad obligatoria a partir del 2003, desde 1965 se había ya definido como obligatoria una educación básica de ocho grados. México: 9 años de escolaridad obligatoria a partir de 1993, seis de primaria y tres de secundaria; en el 2003 se define la obligatoriedad adicional de tres años de preescolar). Sistemas de Información de Tendencias Educativas en América latina http://www.siteal.iipe-oei.org Pág. 7 en los países encontró la resistencia de los sindicatos bajo la acusación de “privatización” de la educación pública. 2) Intensificar los ambientes de aprendizaje y mejorar la igualdad en el acceso al conocimiento (y no sólo a la escuela),en particular a lo que se llamaron las competencias básicas de lecto escritura y matemáticas y que incluyen por un lado, cambios curriculares, libros de texto y materiales escolares, incremento del tiempo de instrucción, renovación de las instalaciones, y por otro, intervenciones directas de atención preescolar, salud, nutrición, programas especiales o compensatorios para ciertos grupos de población,. 3) Se planteó también como política explícita el logro de mejor trabajo docente, profesional y protagónico, que se tradujo en algunos países en reformas sustanciales a las instituciones de formación de maestros y nuevos procesos de reclutamiento y selección de profesores, nuevas políticas de remuneración, oportunidades de desarrollo profesional, y evaluación del desempeño docente y del aprendizaje de los alumnos. (Esta última fue muy cuestionada en los países de la región, con excepción tal vez de México, en donde el Sindicato la aceptó a cambio de otros reconocimientos a los maestros). El único entre los indicadores ofrecidos que puede expresar, de manera muy indirecta, resultados de estas medidas es el de la permanencia de los alumnos en la escuela. Cervini y Tenti lo analizan con detalle para el grupo menor a 11 años, y concluyen que se ha limitado la repetición y la extraedad hasta el sexto grado, lo que implica una efectiva mayor cobertura del grupo de edad. Schwartzman, por su parte, analiza esta situación para todos los grupos de edad y concluye que para los grupos de 12 a 14 años y de 15 a 17 ese fenómeno alcanza todavía proporciones significativas que pueden explicar una parte importante de la cobertura escolar del grupo de edad a partir de los grados siete a nuevo o incluso siete a doce. Pero este último autor señala también que políticas específicas respecto de la reprobación, ( de sustento pedagógico y/o político, agregaríamos, de o no reprobar del todo en la primaria o no reprobar por ciclos) que se dieron por lo menos en Brasil ( y en México también, puedo agregar) pueden ser responsables de la disminución de la misma y la mayor eficiencia terminal de los niños dentro de la escuela, sin reflejar necesariamente el acceso al conocimiento. A últimas fechas alcanzaron prioridad las políticas de evaluación del desempeño tanto de maestros como de alumnos, con miras a tener mejores elementos de juicio para hacer frente a las desigualdades en el acceso al conocimiento, pero tanto la historia de las políticas de evaluación como la información comparable en el tiempo y entre países al respecto difiere notablemente. Como ejemplo, Sistemas de Información de Tendencias Educativas en América latina http://www.siteal.iipe-oei.org Pág. 8 Chile estableció su sistema desde la década de los ochenta, y lo ha conservado y mejorado, permitiendo comparaciones interesantes a lo largo del tiempo que han orientado políticas importantes de gestión escolar. En México, por el contrario, se estableció como prioridad en la década de los noventa, mediante la participación del país en algunas pruebas internacionales, de las que no se dieron a conocer los resultados en su momento por lo desfavorables que parecían. Apenas en el 2003 se creó el Instituto Nacional de Evaluación de la Educación, que deberá ser transparente y autónomo respecto de esa finalidad. El complemento de las políticas anteriores, que dieron prioridad a la educación básica, fue, en los inicios de la década de los noventa, el descuido de la educación media y una indicación (identificable a partir de sus efectos) de no priorizar recursos públicos para la educación superior. En el transcurso de la década, sin embargo, se fue haciendo evidente la falacia de esas recomendaciones, no sólo en términos de las presiones de los grupos que lograban mayor escolaridad básica por alcanzar la escolaridad media y la superior, sino por la importancia indudable para cada país de contar con personal preparado al más alto nivel y los efectos nocivos de profundización de las desigualdades al restringir el acceso a esos niveles sólo a quienes pudieran pagarla. El acceso a la educación media y la superior, aunque se ha incrementado en todos los países, como señala Schwartzman, sigue expresando una situación piramidal más o menos aguda según los países. Sobre los posibles cursos de acción a futuro propuestos por los autores, mencioné ya la importancia de considerar a los “modelos educativos”, que comparto con Cervini y Tenti y que complemento señalando la importancia de hacer estudios nacionales. También comparto el cuestionamiento del uso exclusivo de las categorías urbano rural para el análisis al interior de los países; el análisis de las regiones parece ser más fructífero, sobre todo a partir de las políticas de descentralización. Pero lo que me parece más interesante de la propuesta de Cervini y Tenti es el planteamiento de mejorar la vinculación de la política educativa con otras políticas económicas y sociales: en efecto, las desigualdades que persisten, incluyendo los grupos de niños y jóvenes que siguen sin acceso a la escuela, claramente determinadas por las condiciones socioeconómicas, son la más clara indicación extrema de los límites intrínsecos de la educación en la responsabilidad que se le asigna, con demasiada facilidad, de reducir o superar, por sí sola, las desigualdades de los países. Sistemas de Información de Tendencias Educativas en América latina http://www.siteal.iipe-oei.org Pág. 9 Comparto la importancia de las políticas recomendadas por Schwartzman respecto de cambios en los contenidos, en la formación docente, en los climas educativos y me parece muy rescatable, porque no ha llegado a ser planteada como política, la de propiciar una diferenciación de los diferentes perfiles docentes. Pero habrá que señalar que las recomendaciones que él hace ahora fueron el meollo de las políticas y recomendaciones internacionales de principios de la década de los noventa y, como se señaló, la mayor parte de los países aunque con diferencias y resistencias internas, por lo menos en el discurso, las aplicaron. Lo anterior nos lleva a múltiples preguntas sobre las políticas públicas en educación: cómo se construyen, qué actores participan, cómo se validad y qué tan viables son, cuánto tardan en implementarse, cuánto tardan en tener efectos. Cuáles son las distancias eficaces entre la implementación de un política con rango de ley y el logro de resultados, lo que de nueva cuenta lleva a la recomendación de realizar estudios nacionales, en los que los datos se relaciones directamente con las políticas impulsadas efectivamente. Sistemas de Información de Tendencias Educativas en América latina http://www.siteal.iipe-oei.org Pág. 10 Bibliografía: > > > > > > > > > > > CEPAL/UNESCO. Educación y conocimiento. Eje de la transformación productiva con equidad. Santiago de Chile, 1992 De Ibarrola, María. Desafíos clave a la educación en América Latina. Ponencia presentada en la Conferencia “Educational Reforms and Hemispheric Cooperation in the Americas. Canadian Foundation for the Americas. Torono, Canada. 1 de noviembre de 1998. Jacinto, Claudia y Gallart, María Antonia. Por una segunda oportunidad. La formación para el trabajo de jóvenes vulnerables. Cinterfor/OIT, Red latinoamericana de educación y trabajo. Montevideo, 1998. 342 pp. Muñoz García, Humberto; Bracho, Teresa; de Ibarrola, María; Rodríguez Gómez, Roberto y Schmelkes, Sylvia. “Educación y desigualdad social. Debate” en Revista Mexicana de Investigación Educativa. Vol III, num. 6, julio-diciembre 1998. Rama, Germán. El desafío del acceso a la calidad y al adecuación de la educación para jóvenes. Citado por Jacinto, Claudia. Formación para el trabajo de jóvenes de sectores de pobreza de América Latina. Qué desafíos, qué estrategias. Seminario Lo público y lo privado en la formación para el trabajo. Nuevo contexto, nuevos actores, nuevas estrategias. Bogotá, octubre de 1998. Reimers, Fernando. Unequal schools, unequal chances. Harvard University Press, 2002. Ribeiro, Darcy. El dilema de América Latina. (diferentes ediciones) Rivero, José. Educación y exclusión en América Latina. Reformas en tiempo de globalización. Lima, Tareas, 1999. 438 pp. PNUD/UNESCO/Banco Mundial/UNICEF: Satisfacción de las necesidades básicas de aprendizaje. Una visión para el decenio de 1990. Documento de referencia. Conferencia Mundial sobre Educación para Todos, Jomitem, Tailandia, 5-9 de marzo de 1990. UNESCI/IDRC. Necesidades básicas de aprendizaje. Estrategias de acción. Santiago de Chile, 1993346 pp. World Bank. Priorities and Strategies for Education. A World Bank Review., 1995 Sistemas de Información de Tendencias Educativas en América latina http://www.siteal.iipe-oei.org Pág. 11 ¿Qué es el SITEAL? El Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina (SITEAL) es un programa que desarrollan en forma conjunta el Instituto Internacional de Planeamiento de la Educación - Buenos Aires (IIPE - UNESCO, Sede Regional Buenos Aires) y la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI). Este Programa comenzó a funcionar a comienzos del año 2003. Los objetivos del programa son: - Producir, sistematizar y analizar información cuantitativa y cualitativa orientada a la toma de decisiones - Transferir la información a la comunidad de interés: decisores políticos, académicos, técnicos, docentes, estudiantes, periodistas, etc. El SITEAL está orientado a monitorear la inequidad en el acceso y en los logros educativos de la población, así como el impacto de la educación en la calidad de vida de las familias y en la dinámica social. En su primera etapa, el Programa se concentrará en la producción y análisis de información proveniente de las Encuestas a Hogares que se implementan en casi todos los países de la región, ya que esta fuente, por su periodicidad y cobertura temática, posibilita diagnosticar la situación y la evolución de la relación entre educación y sociedad. Esta iniciativa busca aportar un mayor conocimiento sobre la situación social y educativa de la región, como contribución al fortalecimiento de las políticas educativas ante el desafío de garantizar una educación de calidad para todos. Sistemas de Información de Tendencias Educativas en América latina http://www.siteal.iipe-oei.org Pág. 12