UNED Mª CONCEPCIÓN GARCÍA SÁNCHEZ FACULTAD DE FILOLOGÍA - 79 - FILOLOGÍA PSICOLOGÍA Y EDUCACIÓN FILOLOGÍA Centro Asociado de la provincia de Jaén “ANDRÉS DE VANDELVIRA” - 80 - UNED UNED Mª CONCEPCIÓN GARCÍA SÁNCHEZ FILOLOGÍA A PROPÓSITO DE LA FÁBULA DE ACTEÓN Y DIANA, DE MIRA DE AMESCUA M.ª CONCEPCIÓN GARCÍA SÁNCHEZ * RESUMEN ABSTRACT PRÉCIS La Fábula de Acteón y Diana, del dramaturgo Antonio Mira de Amescua, publicada hace dos lustros, carece aún de una edición crítica. La intención al realizar este trabajo ha sido, de un lado, anotar el texto para que su lectura sea más accesible al lector actual, con lo cual se ha actualizado las grafías y se ha puntuado nuevamente; y, de otro, esbozar las posibles conexiones entre el texto de mira, el de Ovidio (Metamorfosis) y el de Pérez de Moya (Philosophia secreta). Para ello, además de contrastar los tres textos, ver sus semejanzas o diferencias, se ha hecho especial hincapié en alguno de los pasajes mitológicos que se narran en esta fábula. Asimismo, se ha intentado destacar lo que en el texto es esencialmente amescuano y lo que parece reflejo de sus fuentes. Fábula de Acteón y Diana, written by the playwright Antonio Mira de Amescua and published for the first time ten years ago is still in want of a critical edition. My purpose in this paper has been, on the one hand, to annotate the play, modernise its spelling and give it new punctuation in order to make it more accessible to the reader. On the other hand, I also indicate the possible connections existing between Mira de Amescua’s work, Ovid’s Metamorphoses and Pérez de Moya’s Philosophia Secreta. Apart from contrasting the three texts and trying to find their similarities and differences, I have made a deeper analysis of a specific mythological passage narrated in this fable. I have also tried to highlight the play’s most typical Mira-de-Amescuan elements and sources. La Fable d‘Actéon et Diane, du dramaturge Antonio Mira de Amescua, publiée cela fait deux lustres, n‘a pas encore eu d‘édtion critique. Avec ce travail on prétend d‘abord coter le texte pour que sa lecture devienne plus accessible au lecteur de nos jours, ce qui a supposé l‘actualisation des graphies et une nouvelle ponctuation, et, de suite, analyser les possibles conexions entre le texte de Mira, celui d‘Ovide ( Métamorphose) et celui de Pérez de Moya ( Philosofia secreta). Pour cela, en plus de contraster les trois textes , étudier leurs similitudes ou bien leurs différences, on a insisté sur quelques-uns des passages mythologiques racontés dans cette fable. De même, on a essayé de mettre en relief ce qui dans le texte est essentiellement d‘Amescua, et ce qui semble provenir de ses sources. Hace dos lustros, Mariano de la Campa1 publicó el texto de la Fábula de Acteón y Diana del granadino Antonio Mira de Amescua, más conocido por su labor como dramaturgo que como poeta. Para la publicación del texto utiliza como base el Manuscrito 3888 (del siglo XVII) de la Biblioteca Nacional, con variantes del Manuscrito 2244 (del siglo XVII) de la misma Biblioteca, de otro texto de Juan Nicolás Böhl de Faber2 y del de Adolfo de Castro3 en su edición de la BAE. La edición que presenta de la Campa mantiene las grafías originales y anota, a pie de página, las variantes * Doctora en Filología, Profesora de Enseñanza Secundaria y Tutora del Centro Asociado a la UNED de la Provincia de Jaén. 1 2 3 “La fábula de Acteón y Diana”, de Antonio Mira de Amescua”, Manuscrt. CAO, I, Madrid, 1988, pp. 49-61. Floresta de rimas antiguas castellanas, III, Hamburgo, Perthes & Besser, 1825, pp. 245-258 . Poetas líricos de los siglos XVI y XVII, Biblioteca de Autores Españoles, 1857, t. XLII, pp.423-428. - 81 - PSICOLOGÍA Y EDUCACIÓN FILOLOGÍA Centro Asociado de la provincia de Jaén “ANDRÉS DE VANDELVIRA” UNED halladas en los otros textos, pero no es una edición crítica. Además, conozco otra impresión de esta fábula4, que responde al texto publicado en la BAE. Ante este panorama, sería cuestionable la validez del presente trabajo. Por ello, quiero señalar que mi intención es, de un lado, anotar el texto para que su lectura sea más accesible al lector actual, con lo cual he actualizado las grafías y he puntuado nuevamente; y, de otro, esbozar las posibles conexiones entre el texto de Mira, el de Ovidio (Metamorfosis5) y el de Pérez de Moya (Philosophía secreta6). Los orígenes de este dramaturgo eran un escollo sin resolver para los estudiosos del Siglo de Oro. Se sabía que era hijo natural, nacido fuera de la institución del matrimonio, y criado, curiosamente, en la casa paterna. En un reciente estudio de Roberto Castilla Pérez se da cuenta y explicación de estas y otras muchas cuestiones biográficas que hasta ahora se había planteado la crítica7. Nació y murió en Guadix (1574-1644), pasando una importante parte de su vida ligado a la corte y a los poetas contemporáneos, a pesar de su situación de eclesiástico. Y hago alusión a esto, precisamente, porque creo que sus escritos responden a los textos de alguien perfectamente instalado y acomodado en la corte; protegido por el Conde de Lemos y, por ende, de su suegro y tío el Duque de Lerma; amigo personal de escritores contemporáneos, sírvanos de ejemplo Lope de Vega; y, en definitiva, muy al corriente de las nuevas tendencias literarias. Pero, al mismo tiempo, con un profundo conocimiento del latín (no podemos olvidar que ya en 1599 Mira es Doctor; estudió Leyes y Cánones en Granada, continuando sus estudios en Alcalá y Salamanca8). Podemos aquí hacer propia la afirmación de Manuel Sánchez Ortiz de Landelace9, relativa a Godínez, Hurtado de Mendoza, Castillo Solórzano y Claramonte cuando asevera que “(...) nuestros cuatro autores fueron hombres, en mayor o menor medida, doctos y leídos, los cuales además de las composiciones de su tiempo, probablemente conocieran, cuando menos, las más importantes obras de la antigüedad griega y romana, en su lengua original o traducción”. De ahí que haya sacado a colación, anteriormente, el texto de Ovidio y el de Pérez de Moya. Existen varias traducciones del libro de Ovidio. La primera, fue de Pérez Sigler, en 1580, en la que añade las alegorías; en 1589, la de Sánchez de Viana (y que Menéndez Pelayo reeditó en la colección de Clásicos . En esta época, Mira aún no había llegado a la corte. No será hasta 1606 cuando Mira encamine sus pasos a Madrid, lugar donde estaba la mayor parte de los escritores del momento. Existe otra traducción poste- 4 M. Lourdes Íñiguez Barrena y Francisca Íñiguez Barrena, Poesía andaluza del Siglo de Oro, Sevilla, Consejería de Relaciones con el Parlamento de la Junta de Andalucía, 2000, pp.311-322. 5 Edición de Antonio Ruiz de Elvira, Madrid, CSIC, 1982, vol. I, pp. 92-96 6 Edición de Carlos Clavería, Madrid, Cátedra, 1995. 7 El Arcediano Antonio Mira de Amescua: Biografía documental, Jaén, UNED, 1998. 8 Para más información sobre sus estudios, véase op. cit. de Roberto Castilla Pérez. 9 “Formación humanística y utilización de los mitos greco-latinos en Felipe Godínez, Antonio Hurtado de Mendoza, Alonso de Castillo Solórzano y Andrés de Claramonte” en XI Coloquio Internacional de Filología Griega, Madrid 1-4 de marzo de 2000, p. 3. - 82 - UNED Mª CONCEPCIÓN GARCÍA SÁNCHEZ FILOLOGÍA rior, fechada en 1609, que va acompañada de un “diccionario poético”. Esta segunda edición, está dedicada al Conde de Lemos, al que podemos ligar con Mira con certeza absoluta, a partir de 1610, fecha en la que aquel es nombrado virrey de Nápoles y éste le acompaña en su expedición. Dice así Roberto Castilla: “Durante el tiempo transcurrido en Madrid es muy probable que Mira se relacionara con los escritores que allí se encontraban, entre ellos los hermanos Bartolomé y Lupercio Leonardo de Argensola, los cuales estaban preparando la expedición que acompañaría al Conde de Lemos a Nápoles, recién nombrado para ocupar el Virreinato de aquella ciudad. Los Argensola habrían propuesto a Mira que formase parte de ese cortejo, que sale de Madrid el 17 de mayo de 1610”10. Existieron también dos traducciones italianas de Las Metamorfosis de Ovidio, que influyeron en los poetas españoles, que harían paráfrasis aún más libres y amplificadas en sus fábulas. Dice Cossío11: “Especialmente la traducción de Anguillara fue manejada por nuestros poetas, tanto como el texto original ovidiano y más que las traducciones españolas”. Otro traductor italiano fue Dolce. De los traductores españoles, a excepción de Bustamante, cuya traducción es anterior a ellas, ninguno se libra de la influencia de estas dos traducciones italianas, en mayor o menor grado. Para Cossío las traducciones españolas en verso influyeron en los poetas del XVI y del XVII más que las traducciones en prosa. De estas últimas la más importante fue la de Pérez de Moya12, Philosofía secreta, en la que destaca su marcado carácter moralizante. Más tardío es otro repertorio de análoga especie, aunque distinto en su plan, que publicó fray Baltasar de Vitoria en 1620, Teatro de los dioses de la gentilidad. Manuel García Teijeiro13 afirma que estos dos tratados “fueron muy leídos, sin duda, pero ha de tenerse en cuenta que compusieron sólo recopilaciones cómodas de lo que era ya sabido. Un hombre educado del Barroco conocía la tradición clásica y leía a los poetas latinos, quizás también a los griegos y a los Padres de la Iglesia, además de conocer a los autores españoles”. La continuación de las dos partes de la obra de Fray Baltasar de Vitoria, la llevó a cabo Fray Juan Bautista Aguilar con el nombre de Tercera parte del Teatro de los dioses de la Antigüedad. Manuel Sánchez Ortiz de Landaluce14 afirma que la mitología clásica podía ser conocida por los autores barrocos a través de cinco vías: directamente, por la lectura de obras en latín o griego; indirectamente, merced a los manuales de mitología de la época medieval y por las traducciones de los textos clásicos; por la pervivencia de nombres y leyendas en autores castellanos de los siglos precedentes; por las representaciones artísticas, griegas, latinas o de inspiración clásica; y, por la emblemática, en donde se utilizaban algunos versos a modo de explicación de la pintura o talla. 10 Op. cit. pp.: 34-35. Fábulas mitológicas en España, Madrid, Espasa Calpe, 1952, p. 47. 12 Para conocer más de cerca la figura y obra de este matemático, véase Aurelio Valladares Reguero: “El bachiller Juan Pérez de Moya: apuntes bio-bibliográficos” en Manuel Caballero Venzelá, Boletín de estudios giennenses, número CLXV, Jaén, 1997, pp. 371-412. 13 La mitología clásica en el teatro de Calderón de la Barca en XI Coloquio internacional de Filología Griega, Madrid, 1-4 marzo, 2000, p.: 10. 14 Artículo citado, p. 9 11 - 83 - PSICOLOGÍA Y EDUCACIÓN FILOLOGÍA Centro Asociado de la provincia de Jaén “ANDRÉS DE VANDELVIRA” UNED No tengo elementos suficientes para saber, con certeza absoluta, cuáles fueron las fuentes utilizadas por Mira para la elaboración de esta fábula, pero lo que sí parece claro es que de la misma forma que Acteón es un auténtico desconocido para nuestra sociedad actual, no lo era en la Antigüedad, en el Renacimiento ni en el Barroco, al menos para todos aquellos afortunados que estuvieron ligados – de una u otra forma- a la cultura y, por ende, al arte. En este sentido, A. López Neire15 ha afirmado que “los mitos son comparables a los tópicos que pueblan el nivel macrotextual de los poemas o composiciones literarias en general, pues se enquistan en él durante un tiempo más o menos largo formando parte de la tradición literaria y haciéndose imprescindibles rasgos de determinados géneros literarios y, naturalmente, al igual que los tópicos literarioretóricos, terminan por ser sustituidos o sencillamente eliminados, paralelamente al cambio o supresión de las modas y los gustos”. La figura de Acteón la encontramos representada en numerosas piezas de carácter pictórico, sirvan de ejemplo las obras de Tiziano, quien realizó una serie de pinturas mitológicas por encargo de Felipe II, en las que destaca La muerte de Acteón (realizada hacia 156116). Además pintó otra pieza en la que la diosa Diana persigue a Acteón devorado por sus perros (1559, Harewood House). Aghion17 ha señalado otras piezas, tales como las de Albani (1578-1660), quien “ejecutó dos versiones de Acteón metamorfoseado en ciervo en las que la transformación no ha hecho más que iniciarse. En general, los pintores han captado el momento en el que Acteón sorprende a Diana bañándose, lo que posibilita, so pretexto de encarecer el pudor de la diosa, ilustrar el tema del voyeur y permitir que quien contemple el cuadro sea un voyeur impune”. Antes del S.XV y XVI existen numerosas representaciones de la figura de Acteón y el mito existente en torno a él, especialmente de su muerte. Aparece, casi siempre, como un joven imberbe, con atuendo de cazador y defendiéndose de su propia jauría de perros. No he podido hallar, en fuentes anteriores al nacimiento de Cristo ninguna escena relativa a su metamorfosis en ciervo. Tenemos constancia muy temprana de la figura de Acteón, en una metopa del templo de Selinunte (c. 465 a. C., Palermo, Museo Nacional), así como en numerosos vasos de cerámica pintados, del 480 a.C. o del 470 a.C. (destacan los del pintor Pan). Será a partir del siglo IV cuando hallemos la representación de la metamorfosis de Acteón. Así los pintores pompeyanos optan por una figura humana, de cuya cabeza están surgiendo unos incipientes cuernos de ciervo. 15 “El mito clásico en Quevedo” en XI Coloquio internacional de Filología Griega, 1-4 de marzo, 2000, p.: 39 Actualmente se encuentra en la National Gallery de Londres. Algunas de las pinturas de esta serie, que el propio Tiziano denominó “poesías” se albergan en el Museo del Prado (Madrid), como, por ejemplo, Venus y Adonis; Venus y la música; también las hallamos diseminadas por más de un museo. Así, El rapto de Europa se encuentra en Boston ( Museo de Isabella Stewart Gardner) o Marsías desollado en Checoslovaquia (Kromeriz) 17 Aghion, I y otros: Héroes y dioses de la Antigüedad, Madrid, Alianza Editorial, 1997, p. 2. 16 - 84 - UNED Mª CONCEPCIÓN GARCÍA SÁNCHEZ FILOLOGÍA Mira en las 58 octavas reales que constituyen la Fábula de Acteón y Diana utiliza muchas alusiones míticas que dificultan la comprensión del texto. La única alusión directa que toma de otro personaje mitológico –Cadmo, abuelo de Acteón- ya aparece en Ovidio. En el texto de Pérez de Moya tampoco aparecen esa abundancia exagerada de alusiones mitológicas. Por ello creo que el caudal de conocimientos clásicos y mitológicos de Mira era muy considerable. En este sentido, hay una serie de alusiones mitológicas cuya explicación sirven para clarificar el texto poético y que hacen, desde mi punto de vista, que el texto se enclave cercano al culteranismo. Sirva de ejemplo la primera octava: 1.- Coronado de paz y de blasones18 reinaba en sus tesoros alto Midas, el que dientes sembró y cogió escuadrones deshechos con recíprocas heridas, atento a las políticas acciones de un nieto, dueño hermoso de ambas vidas ¡Cuán dichoso sin él hubiera sido, pues no se llora el bien no conocido! En ella, Mira hace alusión a Cadmo, abuelo de Acteón, al que considera de alto linaje por sus blasones, en período de paz y riquísimo al igual que lo fuera Midas, el rey de Frigias al que Dioniso (o Baco) le concedió el deseo que quisiera. Él pidió que todo lo que tocara se convirtiera en oro, cosa que lamentó y que pudo subsanar al bañarse en el río Pactolo, cuyas arenas, desde entonces, contenían el preciado metal. De otro lado, la alusión a los dientes sembrados y a los escuadrones, pertenece a la leyenda de Cadmo, príncipe fenicio, fundador de la ciudad de Tebas. Cuando iba en busca de su hermana Europa, raptada por Zeus, siguió el oráculo de Delfos que le aconsejó que dejara la búsqueda y fundara una ciudad. Cerca de ésta, Cadmo llegó a un bosque sagrado, guardado por un dragón. Éste mató a los acompañantes de Cadmo y él al dragón. Enterró los dientes del animal en la tierra, y de ellos surgieron hombres armados, que lucharon entre sí, hasta que murieron todos menos cinco – deshechos en recíprocas heridas -. Pérez de Moya19 relata una historia parecida, sólo que atribuye a una serpiente lo que en la leyenda corresponde al dragón. Pues bien, este hombre que ha luchado y sufrido tanto, ahora sólo vive preocupado por una acción inadecuada de su nieto- Acteón- , que le va a costar la muerte en plena juventud. A continuación, Mira nos describe a este nieto al que compara en belleza con Narciso, al tiempo que hace un paralelismo entre los dos y, en especial, del momento en que ambos se miran en el agua cristalina. Uno, Narciso, queda enamorado de la belleza del ser que habita en el fondo del agua; el otro, Acteón, queda espantado al 18 Aunque sigo siempre el texto editado por Mariano de la Campa, tengo en cuenta las variantes que él anota, pero actualizo las grafías y puntúo el poema íntegro. 19 Op. cit., p. 556 - 85 - PSICOLOGÍA Y EDUCACIÓN FILOLOGÍA Centro Asociado de la provincia de Jaén “ANDRÉS DE VANDELVIRA” UNED ver reflejada en el agua no su propia figura, sino la del ciervo en el que lo ha convertido la furiosa Diana. Ambos se acercan al agua simplemente para beber, y, ambos quedan asombrados por la imagen que ven reflejada en ella. Esa imagen, por último, será el detonante final de sus vidas: Narciso morirá ahogado en sus ansias por conseguir al ser que veía reflejado y Acteón dejará un rastro mortal en el agua enrojecida por sus heridas, que servirá a su jauría para darle caza y muerte. Ambos hallaron su imagen y su muerte en el agua y ambos fueron objeto de la venganza de dos diosas: Némesis y Diana. He aquí la siguiente octava, la segunda: 2.- Bello era el joven -no le vio Narciso, que envidia y no amor propio le matara, pues la imagen, que ardiente en vano quiso, fue sombra de los rayos de su caracon menos presunción, con más aviso, espejos hizo de la fuente clara y una vez se miró tan desdichado que aborreciendo huyó no enamorado. Como vemos el paralelismo sólo se rompe al final, Acteón no se queda en la fuente, absorto y enamorado de sí mismo, sino todo lo contrario, huye, porque no estaba atrapado, como Narciso, por el amor hacia la figura reflejada. En la tercera octava, Mira, continúa estableciendo comparaciones con personajes mitológicos, los que sin duda tendrían motivos para estar celosos de su belleza. De un lado, Adonis20, quien murió atacado por un jabalí que había lanzado contra él Diana. Afrodita intentó salvarlo y en ese intento, según una versión, ella se hirió con una espina y tiñó con su sangre las rosas- que hasta ese momento sólo eran blancasde rojo; según otra versión, echó tantas lágrimas (convertidas en rosas) como gotas de sangre su protegido (convertidas en anémonas). La alusión a los “divinos celos”, estimo que se refiere a la disputa que durante un tiempo mantuvieron Perséfone y Afrodita por la custodia de Adonis, la cuestión tuvo que ser zanjada por Zeus, dictaminando un tercio del año para cada una y el resto donde decidiera el joven, que permaneció con Afrodita. De otro, se alude a aquel que es idolatrado en Delos21, es decir Apolo (hermano de Diana). En la leyenda homérica Apolo aparece caracterizado por el dios de la profecía, don que solía dar a los mortales que quería. Aplicado a la octava querría decir: si Apolo no pudiera adivinar el futuro y no supiera la desgracia que se cierne sobre este joven, estaría celoso tanto de su espíritu como de su aspecto. Habría que 20 Éste era fruto de un amor incestuoso entre Esmirna o Mirra y Tías (su padre), caracterizado por su belleza y por ser amado por las diosas Afrodita y Perséfone, con las que, alternativamente, pasaba todo el año. Su madre fue convertida en árbol, por la furia de Tías y diez meses después se desprendió la corteza y nació Adonis. 21 Delos es la isla menor del archipiélago de las Cícladas, situado en el mar Egeo y perteneciente a Grecia. Aunque en la actualidad está prácticamente deshabitada, en la antigüedad fue el santuario de Apolo y núcleo comercial tanto de griegos como romanos. - 86 - UNED Mª CONCEPCIÓN GARCÍA SÁNCHEZ FILOLOGÍA añadir que el infortunio marcó la vida de los descendientes de Cadmo (dos de sus hijas y dos de sus nietos sufrieron muertes violentas) Veamos la tercera octava: 3.- Cuantas veces le ve, como envidiosa cubre sus ojos de sudor y yelos la hermosura de Adonis hecha rosa, que en otra forma dio divinos celos. Su espíritu gentil, su faz hermosa aun envidiara el que idolatra Delos, si como entre los dioses adivino no conociera su fatal destino. Desde la octava cuarta hasta la décima, Mira nos da cuenta de la afición desmedida de Acteón por la caza, denominado “perpetuo cazador” (octava 5ª22) y lleno de “apetito mortal” (10ª). Nos describe cómo ha cazado un jabalí (4ª), un corzuelo (5ª), un ciervo (6ª), un gamo (7ª), una cabra (8ª); y qué instrumentos ha utilizado para ello: redes, flechas, venablos, saetas, arco. Pero, al mismo tiempo, advierte en segunda persona que “si no sosiegas/amarás el descanso que las niegas” (9ª). Dice así: 4.- Divertido a otra acción y al monte dado correr su juventud dejaba Acteo ¿qué selva con furor no ha fatigado suspendiendo el cansancio en el deseo? ¿qué feroz jabalí, de su cuidado presa no ha sido, y rústico trofeo? Aun Marte le temió cuando celoso con los dientes hirió al rival hermoso. 5.- Con verde y engañosa red cubría, perpetuo cazador, sendas estrechas, camino que a las aguas conducía del cándido cristal y de sol hechas. Cercaba el monte al asomar el día, alcanzando las plumas de sus flechas simple corzuelo que con pies veloces daba en la red huyendo humanas voces. 6.- El cauto pie otra vez apenas mueve entre el verde despojo del invierno, y al ciervo que el cristal del valle bebe o que pace del monte el heno23 tierno, 22 23 A partir de ahora omitiré “octava” y transcribiré sólo el número de octava al que corresponda dentro de la fábula. Mariano de la Campa (a partir de ahora MC) anota la variante “heno”, pero opta por “vello”. - 87 - PSICOLOGÍA Y EDUCACIÓN FILOLOGÍA Centro Asociado de la provincia de Jaén “ANDRÉS DE VANDELVIRA” UNED tira el venablo y aun veloz se atreve, bizarra juventud, a asir el cuerno, que parece en su frente rama seca, y el ya no libre ciervo en vano brama. 7.- Tal vez, árbol fingido al margen verde del espejo que dio a Narciso amores, con la codicia el movimiento pierde el cuerpo transformado en rama y flores. Las falsas hojas el jilguero muerde; cortan la nueva flor los ruiseñores; y, al gamo que el cristal la sed incita la vida y el licor de un golpe quita. 8.- Hoy atrás de la imagen (transparente) [aparente]24 de un imitado buey o manso toro, que astuto con el paso negligente finge a la mies cortar los granos de oro, como suele atender el diligente robador a la presa el tesoro, sigue25 los pasos de la cabra inquieta que no esperó de un buey mortal saeta. 9.- Mísero cazador, sosiega, ajeno de afán y da a (su) [tu]26 vida otro cuidado; ocio da al arco y al venablo lleno de la rústica sangre que ha sacado; da treguas, si no paz , al monte ameno; no sigas con espíritu obstinado las fieras, que, tal vez, si no sosiegas, amarás el descanso que las niegas. 10.- Del modo que crecer con la riqueza suele el avaro27amor, así crecía su apetito mortal en la maleza del monte que gallardo discurría. Cazar quiso una vez con más grandeza, aires y montes despoblar quería, y gente no faltó y máquinas nuevas a la sangre de Cadmo, rey de Tebas. 24 Tomo del texto de Íñiguez, (op.cit.), a partir de ahora I, “aparente”, en lugar de “transparente”, transcrito por MC. Ambos transcriben: “O ya tras de la imagen...”. 25 MC transcribe: “siguen”. 26 Tomo de I “tu”, en lugar de “su”, transcrito por MC , pues es necesario un pronombre de segunda persona. 27 MC transcribe “anuaro”. - 88 - UNED Mª CONCEPCIÓN GARCÍA SÁNCHEZ FILOLOGÍA Una vez quiso cazar con “más grandeza”, más gente y “máquinas nuevas”(10ª). Se acompañó de perros de Irlanda y de azores de Noruega, de toda la corte, de un caballo español y de madrugada ya estaba apostado en el puesto, preparado para la caza. El narrador, como omnisciente que es, otorga al alba y al rocío un carácter premonitorio de la muerte de Acteón: “Y el alba, que ha previsto la cercana/ desdicha, le lloró tierno rocío” (12ª). Se alude, asimismo, al carácter colérico y vehemente de Diana, que con tanta precisión va a describir más tarde y que será el desencadenante de la metamorfosis del joven en ciervo. La luz, y, por tanto, el día aparece cuando la diosa lo permite. Mientras, la noche se cubre de rocío o de “nácar” como apunta Mira en una espléndida metáfora. En la octava decimotercera -a partir de ésta se narran los sucesos sincrónicos que acontecen al joven en un solo día, el de hoy- se vuelve a vaticinar la suerte que le espera a Acteón: “tema el rey de ellas temido”, con una clara alusión a las fieras. Esta misma idea la encontramos repetida en la octava decimosexta: “(...) que presto de actor, vendrá a ser reo”. Muchos animales han muerto en la cacería, pues el joven ha sido “el terror del monte”(17ª). Mira pinta una escena en la que se observa cómo el joven desata a su perro y a su halcón para que luchen contra un jabalí. Matan a diestra y siniestra, sin respetar nada, desde un pequeño conejo a una cierva. Acteón se erige como “capitán de esta guerra” (16ª) que dirige un “ejército” (18ª) que se oculta del sol en la sombra (18ª), que calma su sed en un riachuelo (19ª), que apacigua su hambre con las vísceras de los animales recién matados (20ª) y que se echa al suelo, exhausto, para dormitar (21ª). Ovidio describe la cacería en sólo doce versos28 y, simplemente, señala que el joven hiantio29 se dirigió “con amistosas palabras a sus camaradas de fatigas” para decirles que retiraran las redes, pues ya era mediodía y la caza había sido muy fructífera. Por tanto, Mira crea a este Acteón, capitán de un ejército y se detiene parsimoniosamente en las diversas formas de cazar así como en los animales a los que se da muerte. Además, describe cómo estos hombres, fatigados por la dura jornada de cetrería, beben, se alimentan y gozan de un merecido descanso. Pérez de Moya zanja la cuestión rápidamente: “que una vez, a hora de mediodía, habiendo mucho cazado, y sintiéndose caluroso (...)”30. 11.- Próvido joven, por su mal previno canes de Irlanda y de Noruega azores. La corte le siguió y cubre el camino el confuso tropel de cazadores. 28 29 30 Desde el 143 al 154. Hiantes son los beocios. Éstos habitaban Beocia, antes de la llegada de Cadmo, abuelo de Acteón. Op. cit. p. 578. - 89 - PSICOLOGÍA Y EDUCACIÓN FILOLOGÍA Centro Asociado de la provincia de Jaén “ANDRÉS DE VANDELVIRA” UNED En español caballo al monte vino, que en el Betis pació malvas y flores, queriendo no dejar de esta manera ave en el aire ni en el monte fiera. 12.- Hallóle el resplandor de la mañana puesto eligiendo con gallardo brío y el alba, que ha previsto la cercana desdicha, le lloró tierno rocío. Cuando su casta luz niega Diana tiñe de nácar el aspecto pío, demostración crüel31, si bien hermosa, del vecino rigor de aquella diosa. 13.- Tiemblen las fieras hoy de los desiertos campos y tema el rey de ellas temido, el que duerme los párpados abiertos mostrando que aún32 del sueño no es vencido. Del presagio fatal de cuerpos muertos buitre voraz se escucha ya el graznido, oráculo es su olfato y adivina alguna bruta o racional ruina. 14.- La garza que eligió senda suprema, que el águila emprender a peñas osa, y el ala infatigable casi quema de la región del fuego mariposa, las asechanzas de la tierra tema o espere sus desdichas animosa porque es, si la venganza da osadía, aleve el cazador, infausto el día. 15.- El codicioso can aquel desata que ya su inclinación le solicita; grillos y antojos de cendal y plata al ciego y preso halcón el otro quita; éste, que el ciervo temeroso mata, sabueso y jabalí a batalla incita; y ,en los vientos, al caso detenidos, envueltos andan voces y bramidos. 31 Es necesaria la diéresis para el cómputo silábico. Para el cómputo silábico debemos hacer una sinalefa entre “que” y “aún”, al tiempo que no podemos romper el diptongo. Contamos una sola sílaba. 32 - 90 - UNED Mª CONCEPCIÓN GARCÍA SÁNCHEZ 16.- Capitán de esta guerra, quiere Acteo matar con sangre bruta, que ha sacado la sed insaciable a su deseo en la fatiga a que nació inclinado. ¡Oh, qué presto de actor, vendrá a ser reo!. Sacerdote parece ensangrentado que a la llama vestal víctima aplica y varios animales sacrifica. 17.- Ni al tímido conejo, que enemigo tan fuerte no esperó, perdón reserva; niega el hombre piedad y el monte abrigo sin respeto del género a la cierva. Las paces hizo el sol, piadoso amigo que con derecha luz quemó la hierba, y de sombras desnudo el horizonte huésped del valle fue el terror del monte. 18.- No ha mayor diligencia, fugitivas reliquias del ejército deshecho, con alas del temor de ser cautivas33, buscan el muro amigo a su despecho, que el tebano escuadrón en las altivas selvas, robadas del estrago hecho, como a palio corrió a la sombra fría huyendo el resplandor padre del día. 19.- Quien con ardiente sed apenas llega, y la espalda del arco se despoja, y al escaso raudal que un prado riega con fervoroso afecto el pecho arroja, suspende el curso líquido, y sosiega a respirar, y el labio otra vez moja, ¡fuerte pasión!, hidrópico parece, que se bebe el arroyo y la sed crece. 20.- Quien con hambre villana el fuego pasa de las entrañas de la piedra dura a los brazos del pino, verde casa que huéspedes alberga en la espesura, al gamo (f)[r]asga34 el vientre y en la brasa arroja palpitando el asadura 33 34 MC transcribe: “captiuas”. MC transcribe: “fasga”. - 91 - FILOLOGÍA PSICOLOGÍA Y EDUCACIÓN FILOLOGÍA Centro Asociado de la provincia de Jaén “ANDRÉS DE VANDELVIRA” UNED con la próspera sangre casi viva que apenas perdió el alma sensitiva. 21.- A quien tanta fatiga de manera el vigor de los miembros ha robado y el aura entre las flores lisonjera en ellos dulce sueño ha derramado tener como Epim(ó)[é]nides quisiera en ocio doce lustros su cuidado y ser imagen viva en años tales del pálido terror de los mortales. La transcripción de Epimónides de MC puede deberse a una vacilación de timbre y debe referirse a Epiménides, que como se dice en el Tesoro de la lengua castellana o española35: “Epiménides: fue un poeta épico, al qual aviéndole su padre embiado a guardar el ganado, se quedó dormido en una cueva setenta y cinco años, y salió enseñando en la adivinación y en la poesía. Su padre se llamó Agiasardo, y él se dixo Epiménides, del verbo pasco, por haber sido pastor de ovejas”. Quizás la alusión a los doce lustros (60 años), se refiera a los 75 años que pasa dormido, aunque a Mira, en este caso, no le cuadren las cuentas36. La fábula continúa con la descripción de los perros tras la cacería: 22.- El pecho en tierra están y ensangrentadas las manos tienen juntas y tendidas los canes, que pulsando las ijadas estriban en las piernas encogidas; las lenguas anhelando están sacadas y las orejas flojas y caídas, ni al sueño ni al manjar ni al agua atentos, sólo con respirar están contentos. 23.- Llevados del afecto o del reposo, yacen el hombre y can37 sin resistencia. Y sólo está en el príncipe curioso el natural sosiego con violencia; y, del cristal que corre perezoso, 35 p528, Edición de Martín de Riquer, Barcelona, Alfa Fulla, 1989 En el Dictionaire Latin-Français, de L. QUICHERAT et A. DAVELUY, editado por E. CHATELAIN (París, Hachette) se dice que Epiménide era un filósofo y poeta cretense, del griego epimenídhs, Epimenídes. Existen más vacilaciones de timbre y así encontramos la voz “Epimélides”. Las Epimélides eran unas ninfas que velaban las ovejas. Cuando unos pastores se rieron de ellas, sin saber que eran ninfas, éstas los transformaron en árboles, de los cuales por las noches se oían terribles gemidos, de ahí quizás lo “del pálido terror de los mortales”. 37 Aunque por concordancia tenía que decir “canes”, no se puede admitir porque sobraría una sílaba. 36 - 92 - UNED Mª CONCEPCIÓN GARCÍA SÁNCHEZ FILOLOGÍA saber quiere la clara de[s]cen[den]cia38, pues sigue, ¡oh infelice!, una corriente nieta de un risco, hija de una fuente. Como vemos, desde la octava número cuatro hasta la veintitrés, Mira se deleita en mostrarnos a un Acteón joven, cazador empedernido, curioso. En el texto de Ovidio esta parte apenas aparece insinuada y en el de Pérez de Moya sólo se critica la figura de Acteón por dedicarse exclusivamente a la caza. Estas octavas descriptivas, ante todo, no están tan cargadas de elementos culteranistas. En cambio, encontramos numerosas premoniciones, que hacen aparecer al narrador como un ente omnisciente, conocedor del final fatal de Acteón. 24.- Entrando en la espesura o laberinto, que a la naturaleza remendando el arte fabricó, donde Jacinto su forma humana flor está llorando, de su familia se intrincó distinto regido del rumor del cristal blando y, luego, de una voz que el hado ordena, tal vez dulce ocasión de amarg[a](ura)39 pena. Tal y como se observa en esta octava (24ª), Mira prefiere, de nuevo, un estilo más cerrado y próximo al culteranismo. Cada vez que el autor se acerca a un personaje mitológico, el texto resulta más inaccesible. La descripción del vergel viene acompañada de la historia en clave del joven espartano Jacinto o Hiacinto, hijo de Amiclas y Diómedes, de gran belleza, del cual estaba enamorado Apolo. Un día que estaban entretenidos lanzando un disco, éste rebotó en su cabeza hiriéndolo y matándolo en el acto. Apolo, entristecido, convirtió la sangre que había brotado de la herida del joven en una flor nueva, el jacinto (o lirio martagón), cuyos pétalos llevan unas señales que recuerdan el lamento del dios, según unas versiones, o el nombre del joven, según otras40. El poema muestra al joven Acteón adentrándose en la espesura del bosque, guiado por el sonido del agua y, cómo no, por la voz del destino. La fábula continúa así: 25.- Siempre sagrado fue y de ninfas lleno, dedicadas al culto de Diana, el rústico jardín, el bosque ameno, que sus sendas negó a la planta humana. 38 MC transcribe “decencia”, pero falta una sílaba y no está acorde al sentido lógico. I anota “descendencia”. Aunque MC transcribe “amargura”, estimo que se debe poner “amarga” ya que sobra una sílaba y se necesita un adjetivo que califique a “pena” y no un sustantivo. I anota “amarga”. 40 Otra versión de su leyenda relata que Céfiro y Apolo competían en su amor por Jacinto; Céfiro, celoso del amor del joven por Apolo, lanzó contra aquél el disco y lo mató. 39 - 93 - PSICOLOGÍA Y EDUCACIÓN FILOLOGÍA Centro Asociado de la provincia de Jaén “ANDRÉS DE VANDELVIRA” UNED Una cueva escondió en su inculto seno; su artífice no fue mano profana; mas deidad superior le da hermosura con simple y natural arquitectura41 La estirpe humana jamás osó llegar a este lugar. Ovidio señala que hay un valle, Gargafia, dedicado y consagrado a Diana, de la misma forma que Mira en esta octava nos dice que este bosque era sagrado y dedicado al culto a Diana. Pérez de Moya recoge también la misma idea: “(...) entró en un valle llamado Gargaphie en busca de una fuente muy fresca y clara, que al fin dél en una muy hermosa cueva estaba, en donde la deesa Diana acaso se estaba lavando en compañía de sus vírgines”42. En los tres textos, la diosa se encuentra rodeada por una pléyade de ninfas. Ovidio describe una gruta, rodeada de agreste vegetación, cuya entrada viene determinada por un arco natural, justo lo que observamos en la octava veintiséis de Mira y que se obvia en el texto en prosa de Pérez de Moya. El arco natural aquí es “la corona de Baco”, dios de la vegetación y, en especial, de los frutos de los árboles43; así pues, quien mejor que él para custodiar la cueva de Diana y sus ninfas, ya que, tras la muerte de su madre y de Hermes, fue confiado a las ninfas por su padre: 26.- La corona de Baco44, que ambiciosa vive en ajenos brazos levantada, haciéndole la puerta más hermosa, al sol no deja ver la gruta helada y, no siendo deidad tan poderosa, al céfiro temblando le da entrada, pareciendo la yedra en la porfía del céfiro y del sol argentería. A continuación, Ovidio en su texto afirma que hay un manantial a la derecha, de delgada y límpida corriente, en el que solía bañarse la diosa cuando regresaba fatigada de la caza. Mira ha recreado esta escena y ha novelado una descripción detallada. Eso sí, manteniendo el hilo conductor: gruta, vegetación, arco ante la puerta y una Diana cansada que se dispone a darse un baño. 27.- En dos iguales senos dividida, los palacios del sol en poco tiene y en forma de pirámide atrevida, al cielo un risco brota agua perenne, violenta moja el techo y, esparcida, 41 MC transcribe: “architectura”. Op. cit., p. 578. 43 A Baco, hijo de Zeus y Sémele, se le identifica con el dios de la viña, del vino y del delirio místico. 44 MC transcribe “Bacho”. 42 - 94 - UNED Mª CONCEPCIÓN GARCÍA SÁNCHEZ FILOLOGÍA al seno interior a unirse viene por conductos de mármol que, a despecho de su dureza, con el tiempo ha hecho. 28.- Grutescos45 y figuras de relieve, de su artífice nunca pretendidas, el tiempo que a los mármoles se atreve, con buril de cristal tiene esculpidas. El techo humedec(ed)ido46 , perlas llueve a las que llora el alba parecidas, de cabellos de Venus coronado que el agua los crió y los ha peinado. 29.- En un breve reducto, que de iguales jaspes se ve constar puestos sin mano, desatados del risco los cristales con la nieve compiten e(l)[n]47 verano. La diosa cazadora en linfas48 tales, huyendo de los rayos de su hermano49, tal vez se entrega al ocio y al sosiego mejor que, en su región vecina, al fuego. 30.- Aquí, con el amor del agua pura, fatigada, llegó este infausto día, osando conferir con su blancura la espuma del cristal cándida y fría. Y así a la rozagante50 vestidura se atreve aquella casta compañía de ninfas que la sirve y con decoro desata el lazo a los coturnos51 de oro. Mira, se recrea en uno de los elementos más sensuales de la fábula: el baño de Diana. Ovidio en sus Metamorfosis señala52, con sólo 7 versos, cómo Diana entrega a una de sus ninfas sus armas (la jabalina, la aljaba y el arco); a otra, le da su vestido; otras dos, le desatan el calzado; otra, le recoge el pelo en un moño; y, por último, 45 MC señala que “Grutescos” está corregida por “Brutescos”. En el Diccionario de Autoridades encontramos las dos entradas, pero de Brutescos remite a Grutescos, por ser un término más apropiado, pues deriva de grutas. Grutescos aparece así definido: “especie de adorno en la Architectura y Pintura, compuesto de varias hojas, peñascos y otras cosas, como caracoles y otros insectos”. 46 MC transcribe “humedezedido”, opto por “humedecido”, porque de no hacerlo sobraría una sílaba. 47 MC transcribe “el”, creo que el sentido pide “en”. I anota “en”. 48 Poéticamente: aguas. 49 Se trata de Apolo, quien, entre otras cosas, era el dios de la luz y el sol. Por antonimia, Diana representaba la luna. 50 Según el DRAE: “Aplícase a la vestidura vistosa y muy larga” 51 Según el DRAE: “Calzado que cubría el pie y la pierna hasta la pantorrilla, sujetándose por el frente con un cordón pasado por ojetes” 52 Desde el verso 165 al 172 del Libro Tercero. - 95 - PSICOLOGÍA Y EDUCACIÓN FILOLOGÍA Centro Asociado de la provincia de Jaén “ANDRÉS DE VANDELVIRA” UNED otras echan perfume o sales al agua. Nomina a seis de ellas. La Diana ovidiana pasa, inadvertidamente desnuda, al agua. Mira, por el contrario, omite los nombres propios de las ninfas. Por encima de todo trata de resaltar la grandeza de la diosa, rodeada de una halo de misterio y de un grupo de ninfas, que marcan más su divinidad, al tiempo que se describe el momento en el que Diana se lanza al agua. Además, las ninfas le acompañan en el baño mientras que suena la música. Para todo ello, el autor accitano, dedica parte de la octava 30 (transcrita ut supra), y las cinco siguientes: 31.- Despójanla del arco y de las saetas con que parece a amor y de amor mata y el cabello que alumbra a los planetas prenden con red sutil de seda y plata. Arrójase desnuda a las inquietas aguas, para quien es huésped ingrata, pues de ellas recibiendo la frescura las deja oscurecidas53 su hermosura 32.- Espuma forman nueva y más hermosa de aquel glorioso peso sacudidas, o, acaso es competencia de la diosa, mas del vivo cristal huyen vencidas. Al fin, se lava en ellas calurosa, ¡ mal dije!, ellas se lavan atrevidas en sus cristales y, parece, en suma, que Venus54 otra vez nace en la espuma. 33.- Manda a las ninfas que sus pasos sigan y a aquella dulce ley se rinden ellas, aunque a discordia y vanidad se obligan, que vence la soberbia a las más bellas. Cielos las aguas son, aunque me digan que el cielo de cristal no tiene estrellas, y, pues estrellas son, sin duda alguna, que el premio diera Paris a la Luna 55. 53 MC transcribe “escurecidas”. Divinidad romana que, desde el siglo II antes de Cristo, se asimiló a la Afrodita griega, cuya personalidad y leyendas tomó. Tuvo muchos hijos, una de ellos –Harmonía- casó con Cadmo, abuelo de Acteón. 55 Fue hijo de Príamo y Hécuba y sobre él recaía un oráculo que le imputaba la destrucción de Troya. Por ello, se crió entre pastores. Al asistir a los faustos celebrados por su muerte, fue reconocido por Casandra y llevado al lugar que le correspondía. Según la tradición, la diosa romana Luna quedó muy pronto asimilada a Diana. Como advierte Grimal: “su nombre, donde quiera que aparezca y, en especial en los poetas, traduce simplemente el de Selene”. Ésta, denominación griega, es la personificación de Luna. Se la representa como una mujer hermosa que recorre el cielo montada en un carro de plata tirado por dos caballos. 54 - 96 - UNED Mª CONCEPCIÓN GARCÍA SÁNCHEZ FILOLOGÍA 34.- La vestida deidad no manifiesta, ni al certamen hermoso Lisis viene, más alta emulación y más honesta aunque atrevida con Apolo tiene, música sabia de la diosa es ésta, nacida de las aguas de Hipocrene56. En tanto que se bañan, en57 la lira, con lisonjeros himnos las admira. La alusión de Mira a la fuente Hipocrene responde a un conocimiento exhaustivo de lo que ésta realmente representa en la mitología: música y poesía, tal y como se observará en esta octava y en la siguiente. En esta fuente ocurrió algo curioso, que se asemeja, en cierto modo, a lo que va a describirse en la fábula. Estando la diosa Atenea bañándose –en la fábula, Diana- en esta fuente, junto con su amiga Cariclo (una de las hijas de Apolo) –en la fábula una corte de ninfas-, un cazador, Tiresias – Acteón en la fábula- sin querer la vio desnuda. La diosa encolerizada lo cegó, pues ningún mortal podía ver a un inmortal, contra la voluntad de éste, sin perder la vista. Al interceder Cariclo por él, pues era su hijo, la diosa le concedió unas virtudes maravillosas: un bastón que lo conducía como si pudiera ver y oídos que comprendían todo, incluso el lenguaje de los pájaros. Con estas virtudes pudo profetizar. El castigo sufrido por Acteón por ver a Diana desnuda será aún más despiadado y se cobrará, como veremos, su propia vida. Lisis, acompañada por una lira, hace este canto, que constituye la octava 35, en el que se producen tres paralelismos: Luna, cielo, estrellas, luz; Diana, bosque, fieras, brazo; y, Proserpina, infierno, almas, poder eterno: 35.- “¡Oh tú, Luna, Diana y Proserpina58, que en el cielo, el bosque, en el infierno, estrellas, fieras, almas, predomina tu luz, tu brazo y tu poder eterno, en tanto que esta fuente peregrina consagra a tu deidad su cristal tierno, no mengüe, no, tu luz clara y serena que el agua purifica estando llena”. 56 Según la tradición, Pegaso (el caballo alado que después fue transformado en constelación) estando en el monte sagrado de las musas dio una coz a una roca, de la que surgió un manantial al que se le llamó Hipocrene o fuente del caballo. Desde entonces, las musas se reunían en torno al manantial para cantar y bailar. También se decía que su agua favorecía la inspiración poética. 57 Creo que en vez de la preposición en debería, por el sentido, decir con. 58 En otra ocasión ya se ha hablado de la identificación de Diana y Luna y de cómo Selene es la personificación de ésta. De otro lado, Proserpina, la diosa romana de los infiernos, se identificó con la ninfa griega Perséfone, ninfa del río infernal, hija de Zeus y de Démeter. Como diosa de los muertos y de la fertilidad, era la personificación de la renovación de la tierra en primavera. - 97 - PSICOLOGÍA Y EDUCACIÓN FILOLOGÍA Centro Asociado de la provincia de Jaén “ANDRÉS DE VANDELVIRA” UNED En el texto ovidiano Acteón llega a la cueva guiado por los hados59; sin embargo, en el de Pérez de Moya entra sólo para calmar su sed. Por otro lado, en el amescuano, el joven, atraído por una voz melodiosa, siente curiosidad y se introduce en la espesura, que sirve de entrada a la gruta: 36.- Lisis cantaba así y su voz ha sido la que el príncipe oyó, infelice caso, que como el unicornio le ha traído una trágica voz hasta su ocaso. Objeto quiso dar, como al oído , a los ojos también; suspende el paso, que la razón del hombre no consiente que tenga más prudencia una serpiente. La actitud de las ninfas también difiere. Aquí, sonrojadas (color éste que va a ser el de Diana en el texto ovidiano cuando se siente vista desnuda) y enmudecidas, intentan con las manos ocultar a Diana; en el texto de Ovidio, por el contrario, se describe una reacción diferente, aunque con la misma intencionalidad: “Qui simul intravit rorantia fontibus antra,/ sicut erant nudae, viso sua pectora nymphae/ percussere viro subitisque ululatibus omne/ inplevere nemus circumfusaeque Dianam/ corporibus texere suis; tamen altior illis/ ipsa dea est colloque tenus supereminet omnes”60. Pérez de Moya también describe a unas ninfas voceantes que se acercan a la diosa para ocultarla, pero la cabeza de ésta sobresale por encima de las demás. 37.- Desmaraña la yedra que servía de antepuerta, con mano licenciosa, y, osando más que el resplandor del día, sacrílego llegó a mirar la diosa. Interrumpe61 el asalto la armonía y el color vergonzoso de la rosa la honestidad pasó a las blancas frentes cubiertas mal en aguas transparentes. 38.- A los ojos del príncipe, que ufanos del objeto gentil se gloríaban62, interponían las hermosas manos las ninfas y sus rayos le eclipsaban. Atrás quiso volver y los humanos afectos esta acción le perturbaban, 59 Met. v. 175 Met., vv. 177- 182: Tan pronto como penetró en la gruta que destilaba la humedad del manantial, las ninfas, al ver a un hombre, desnudas como estaban, se golpearon los pechos, llenaron de repentinos alaridos todo el bosque, y rodeando entre ellas a Diana la ocultaron con sus cuerpos; pero la diosa es más alta que ellas y les saca a todas la cabeza” 61 MC transcribe “interrompe” 62 Acentúo para romper el diptongo y por el cómputo silábico. 60 - 98 - UNED Mª CONCEPCIÓN GARCÍA SÁNCHEZ FILOLOGÍA que puesto en confusión y en alegría, el deleite excedió a la cortesía. 39.- El silencio de Lisis y el turbado semblante de las ninfas a Diana admiró. Divertida y con cuidado los ojos levantó del agua cana y viendo al sacro margen el osado ladrón de aquella vista soberana, colérica, en las manos celestiales puso por flechas líquidos cristales. El narrador, ante el gesto de Diana que coge agua en sus manos para lanzársela a Acteón, invita a éste a la huida rápida, antes de que la diosa despliegue su cólera contra él. Además, se alude a Vulcano y a su situación que le haría quererse encontrar con tanta ligereza y agilidad como Acteón tendrá cuando sea metamorfoseado. Mira, indudablemente, conoce los entresijos de la mitología, que no debían ser desconocidos para los hombres de letras del Barroco. Está refiriéndose a la cojera que sufre este dios, por castigo de Zeus, y que le impide andar con normalidad, de ahí que pueda desear volver a hacerlo correctamente, tal y como se nos muestra en los dos últimos versos de la octava. 40.- Huye, mancebo, porque no permite que miren su deidad ojos humanos63. Vanos antojos son. Huye. No quite tu loco ardor el agua de sus manos, que a ser la blanca hija de Anf(e)[i]tri(s)te64 como Diana es, no fueran vanos y Vulcano otra vez verse pudiera65 en la estupenda forma que te espera. En la octava siguiente, la 41, el narrador increpa a Diana para pedirle clemencia y para que no arroje el agua contra el joven; para esto utiliza una imagen, apenas insinuada, que hace referencia a Endimión, nieto de Zeus . El poeta establece un paralelismo entre Endimión y Acteón, que viene a sumarse al que encontramos en la octava 35 entre Diana, Luna y Proserpina. Según la mitología la diosa Luna, también llamada Selene, enamorada de Endimión, lo visitaba todas las noches mientras él yacía dormido (Zeus le había dado un sueño eterno). Tuvieron cincuenta hijas. Por tanto, el autor está rogando piedad a Diana, al tiempo que le recuerda que si el galán 63 En este sentido, ya hemos comentado la reacción de otra diosa, Atenea, cuando fue vista por un mortal mientras se bañaba. 64 MC transcribe “Anfetriste”, palabra que no he podido documentar. Creo que, tanto por la rima como por el significado se refiere a la diosa del mar, Anfitrite, esposa de Poseidón y del que tuvo numerosos hijos- los tritones-. 65 Vulcano es una divinidad romana que no posee leyenda propia, aunque se le suele identificar con el dios griego Hefesto, dios del fuego. Es un dios cojo, pues, al parecer, Zeus lo lanzó del Olimpo y estuvo un día entero cayendo. - 99 - PSICOLOGÍA Y EDUCACIÓN FILOLOGÍA Centro Asociado de la provincia de Jaén “ANDRÉS DE VANDELVIRA” UNED -Acteón- hubiera sido Endimión, habría perdonado e iría todas las noches a su encuentro: 41.- Y, tú, cruel, no digo escrupulosa, que a ser Endimión éste que vino, o menos recatada o más piadosa disculparas su error, si no es destino. Derrame ya tu mano poderosa el moral instrumento cristalino. Concede y bastará, honesta y clemente, opaco cuerpo al agua transparente. Pero, finalmente, el narrador asume que no se puede ir contra el destino, sirviendo la octava 42 para iniciar el proceso – al arrojarle el agua al rostro- que desencadenará la metamorfosis de Acteón: 42.- No se puede violar la ley del hado, en vano contra el cielo se porfía, y así con el hermoso, aunque enojado, semblante le arrojó aquel agua fría, y al triste que el calor ha fatigado favor y no castigo parecía. Así el áspid se encubre en el acanto y en la música dulce está el encanto. 43.- Cuando el agua mojó el rubio cabello quedó en ganchosos ramos transformado; la nariz se escondió66 en el rostro bello; los labios de coral se han prolongado; envuelto en parda piel su seco cuello; las manos y los pies se han igualado; y de la forma racional ajeno, de miedo y ligereza se vio lleno. 44.- Como la fuerza del infame peso al suelo derribó la noble frente ver pudo, ¡ay de él!,67 su trágico suceso en el líquido espejo de la fuente: un bruto con razón se ve, y, por eso, veloz huye los ojos de la gente. 66 67 MC transcribe “abscondió” MC transcribe “dél” - 100 - UNED Mª CONCEPCIÓN GARCÍA SÁNCHEZ FILOLOGÍA ¡oh espectáculo opuesto al de Narciso, que éste se aborreció si aquél se quiso! 45.- Así lengua mortal, dijo Díana68, referir no podrá que al agua pura incliné mi deidad, ni voz profana pincel vivo será de mi hermosura. Huya con cuernos, pues que acción tirana no ha sido convertirle en tal figura, si yo me muestro en forma semejante al poniente una vez y otra al levante. Como vemos en el texto de Mira la metamorfosis se produce así: los cuernos, el hocico, la boca, el cuello, las patas y “ el miedo y la ligereza”, pero conserva su inteligencia intacta, y la aclaración de Diana sobre cómo no podrá contar ningún mortal que la ha visto bañándose. En el de Ovidio el orden es diferente: la maldición tajante: “Ahora te está permitido contar que me has visto desnuda, si es que puedes contarlo”; los cuernos, el cuello, las orejas, las manos son cambiadas por pies, los brazos en largas patas, una piel moteada, un carácter miedoso. En el texto de Pérez de Moya, primero, se encuentra la maldición y, después, la metamorfosis: “de aquí adelante, di, si pudieres, cómo viste desnuda a Diana. Luego Acteón fue tornado en ciervo y queriendo hablar no pudo, y quedándosele empero el primero entendimiento (...)”69. El Acteón amescuano huye al verse reflejado en el agua, mantiene su inteligencia; el ovidiano, conserva “su primitiva inteligencia”, aunque no se explica el porqué huye. En el de Pérez de Moya, conserva el entendimiento, pero le da vergüenza volver al palacio real convertido en ciervo. Pocas diferencias alejan a los dos jóvenes, el de Ovidio y el de Mira, existiendo más coincidencias entre ellos, después de cotejar ambos textos. En las Metamorfosis, Acteón metamorfoseado en ciervo duda entre volver a su palacio (cosa que le da vergüenza, dada su extraña forma animal, como hemos visto que le ocurre al Acteón de Pérez de Moya) o quedarse en el bosque (cosa que le da miedo). El miedo es una cualidad innata en los ciervos, y éste también se encuentra en el de Mira. 46.- Huyó, si bien su asilo no sabía, de sí mismo veloz más que Atalanta70, y así aquel ciervo humano discurría no dando ley a su ligera planta. 68 Acentúo la “i” para romper el diptongo y poder contabilizar una sílaba más. Op. cit., p. 578. 70 Heroína de Beocia, abandonada por su padre, amamantada por una osa y criada por unos cazadores. No quería casarse porque el oráculo decía que si lo hacía sería convertida en animal. Por ello, para alejar a los pretendientes, había dicho que se casaría con aquel que fuera capaz de ganarle en una carrera, sabedora de que ella era la más veloz. A todos sus pretendientes los mató con lanza. Finalmente, casóse con su primo, quien le ganó en la carrera con un engaño y Zeus los convirtió a ambos en leones para cumplir el oráculo y porque existía la creencia de que los leones se unían con los leopardos y no entre sí. 69 - 101 - PSICOLOGÍA Y EDUCACIÓN FILOLOGÍA Centro Asociado de la provincia de Jaén “ANDRÉS DE VANDELVIRA” UNED Su gente a compasión mover quería, y el órgano sutil de la garganta la voz no articuló, y bramó de suerte que, llamando el favor, vino la muerte. Acteón ha visto su cuerpo transformado y, ahora, oye su voz que se ha convertido en un bramido. Mira compara la velocidad de Acteón con la de Atalanta, veloz corredora que prometió casarse con quien pudiera vencerla en una carrera71 y se deleita, nuevamente, con una octava que describe el prado y retiene en suspense la acción: 47.- El prado a quien abril dio sus colores y la sombra a los ojos lisonjera negaron los ya ociosos cazadores cuando en vano gimió la humana fiera. Los canes que gozaban en las flores silvestres, hijas de la primavera, descanso para daño de su dueño dejaron esta v(o)[e]z72 flores y sueño. 48.- El bramido crüel73, aunque piadoso, a las armas llevó la gente inquieta, como incita al soldado cuidadoso la colérica voz de la trompeta y ignorante dejó su fiel reposo por el dardo traidor de la saeta. Sus canes, su familia, ¡oh dura suerte!, sus ojos y su voz fueron su muerte. 49.- Aquel que un tiempo fue joven osado, ya tímido animal acometido de los brutos domésticos74 que el hado les alteró el instinto agradecido, mirándose a la muerte condenado, apela a un solo bien que es conocido en tanto mal y fue la ligereza que, en su forma, infundió naturaleza. 71 Fue vencida porque fue engañada por Hipómenes, ayudado po Afrodita. El joven Hipómenes (también llamado Melanión), a quien Afrodita dio tres manzanas de oro, dejó caer una a una las manzanas y, por detenerse a recogerlas, Atalanta perdió la carrera. Los dos, por afrentar a los dioses, fueron convertidos después en los leones que debían tirar del carro de Cibeles. 72 MC transcribe “voz”; he optado por la variante que él recoge “vez” por considerarla más acorde con el significado. I transcribe un verso totalmente diferente: “Dejaron a la par flores y sueño”. 73 Para el cómputo silábico adecuado. 74 Los perros. - 102 - UNED Mª CONCEPCIÓN GARCÍA SÁNCHEZ FILOLOGÍA 50.- Huye perdiendo el bosque y, más ligero o más ejercitado en la carrera, Melampo le alcanzó, siendo el primero que a su dueño mordió con rabia fiera. Deja el campo, teatro lastimero del trágico suceso, de manera que, con la espuma y sangre que vertía, de coral y de nieve parecía. Mira omite el nombre ovidiano de los treinta y tres perros75 de Acteón, de la misma forma que también evita el nombre de las ninfas76. De otro lado, Pérez de Moya sólo alude en una ocasión a los canes: “vierónle sus perros en forma de ciervo, a quien con crueles llagas mataron y comieron”77. En el texto ovidiano Melampo es el primero que se da cuenta donde está, pero el primero que muerde a su amo es Melanquetes. Pero todo esto, después de una larga persecución “por rocas y peñascos, por riscos inaccesibles, por donde el camino es difícil o por donde no existe camino”78. Tras esto todos los perros lo hieren, ya no queda espacio libre. Él gime. Sus compañeros azuzan a los perros y llaman a Acteón para que vea la presa. Finalmente, los perros terminan matando al dueño, metamorfoseado en ciervo. Así se sació la cólera de Diana. 51.- Fuera del bosque, de su mal testigo, de ligeros caballos y de infantes formando un escuadrón halló enemigo, de quien fue capitán dos horas antes. Huyendo de su can y de su amigo en la traición sin culpa, semejantes, su cierto79 vuelo fue con alas hechas del miedo y de las plumas de las flechas. 52.- Alcanzábanle ya, ya le perdían, piadosos una vez, otra feroces. Los perros y las flechas le seguían, igualmente crueles y veloces; y, ya su inútil curso detenían 75 En las notas adicionales de Las Metamorfosis, Antonio Ruiz de Elvira señala que los nombres de los perros de Acteón son griegos y casi todos alusivos a la caza o a particularidades del cuerpo o del carácter y empleos de los mismos. Los perros se llaman: Melampo, Icnóbates, Pánfago, Dorceo, Aoríbaso, Nebrófono, Terón, Lelaps, Ptérelas, Agre, Hileo, Nape, Pémeniso, Peménide, Harpía, Ladón, Drómade, Cánaque, Esticte, Tigre, Alce, Leucón, Ábsolo, Lacón, Aelo, Too, Licisca, Hárpalo, Melaneo, Lacne, Labro, Agrodonte e Hiláctor. 76 Ovidio nombra sólo a algunas de las ninfas: la Isménide Crócale, Néfele, Híale, Ránide, Psécade y Fíale. 77 Op. cit., p. 578. 78 Op. cit., vv. 226-227. 79 Transcribo la variante que señala MC “cierto”, en lugar de “curso” como él anota en el texto. - 103 - PSICOLOGÍA Y EDUCACIÓN FILOLOGÍA Centro Asociado de la provincia de Jaén “ANDRÉS DE VANDELVIRA” UNED turbándole el [e]spíritu80 las voces. Ciervo inexperto al fin, más enseñado [en el monte a cazar que a ser cazado]81 53.- [En el silencio de estas selvas yace]82 una fuente en que el sol plata disuelve y a tan corto vivir del monte nace que, en viendo luz, a sus entrañas vuelve; verdes madejas de las ovas83 hace y en pardos juncos su cristal envuelve, en curso84 tan oculto y tan incierto, que ni ha regado flor ni sed ha muerto. 54.- En esta inútil y secreta fuente quiso, con sed mortal, el desdichado sumergirse a morir más dulcemente o esconderse85 - pensó- al rigor del hado; mezclando sangre y agua transparente, de púrpura tiñó el cristal helado y al cuerpo ya mortal, cuando bebía, la derramada sangre se volvía. 55.- Hallar piensa su mal piadosa cura donde su libertad lloró perdida y dos veces cruel fue el agua pura: quitóle una la forma, otra la vida. No pudo, no, esconderse86, ¡oh suerte dura!, pues daba aviso de él87 cada herida y eran las flechas, por su mal, pinceles que el campo matizaban de claveles. Como vemos, el Acteón metamorfoseado en ciervo de Mira muere como consecuencia de las heridas causadas por las flechas, aunque su can Melampo le muerde una sola vez. No existe ensañamiento, sólo una huida veloz, perseguido por los perros y por las flechas que van dejando una huella bermeja sobre el campo. Su muerte 80 MC transcribe “spíritu”. Falta este verso, tal y como se puede apreciar por la rima. MC transcribe como octava número 52, ésta y la siguiente, a la que también falta un verso. Este verso está tomado de la edición de I, quien, a su vez, toma de la BAE. Esta edición difiere sustancialmente de la que realiza MC, y, por tanto, de ésta que yo presento. 82 Falta este verso totalmente necesario para la rima y para que la octava esté completa. Está tomado de I. 83 MC transcribe “vuas”. Tomo “ovas” de I. 84 I transcribe “trecho”. 85 MC transcribe “asconderse”. 86 MC transcribe “absconderse”. 87 MC transcribe “del”. 81 - 104 - UNED Mª CONCEPCIÓN GARCÍA SÁNCHEZ FILOLOGÍA se nos presenta dulcificada en la fuente, al tiempo de que ésta es aviso traidor para los cazadores. En el texto de Ovidio se produce una mayor ensañamiento con el ciervo: primero los perros lo hieren en el lomo, más tarde en el hombro y, después, por todo el cuerpo. Se dice en Las Metamorfosis: “no hay ya espacio que herir (...). Por todas partes le acosan, y con los hocicos hundidos en su cuerpo despedazan a su dueño bajo la apariencia de un engañoso ciervo”88. Algo muy similar ocurre en Pérez de Moya, como anteriormente se ha señalado. De otro lado, encontramos en las dos octavas siguientes (56 y 57) la figura del ciervo que quiere hablar y no puede y la reunión de amigos y cazadores en torno al ciervo herido y moribundo. Ambos elementos los encontramos también en Ovidio. 56.- En círculo sitiando el prado ufano de causar a los ojos alegría llamaban a A(n)[c]teón89 por si la mano próspera o su cerviz poner quería. Él inclinaba la cabeza en vano y con mudo hablar,” yo soy – decíapiedad os pido y lágrimas ofrezco; si vuestro dueño soy, bien lo merezco”. 57.- ¡ Hado c[r]ü(r)el90 y desdichada suerte!. Teniéndolo presente lo desean. Aman su vida a un tiempo y le dan muerte. Mirándole no hay ojos que le vean. Bruto cobarde está un príncipe fuerte. Los suyos como extraños le rodean, él no pudiendo al inocente agravio formar la voz ni desatar el labio. Mira decide dar fin a su fábula, coincidiendo con la llegada de la noche y con un conato de tristeza y, quizás, de arrepentimiento por parte de Diana. Sin embargo la Diana de Ovidio “no sació su cólera (...) hasta que acabó aquella vida víctima de heridas innumerables”91. Además, en Las Metamorfosis se añaden los comentarios que suscitó este castigo: “a unos les pareció que la diosa había sido más rigurosa de lo justo, otros la aprueban y la llaman digna de su austera virginidad”92. 88 Op. cit. pp. 96-97. MC transcribe “Anteón”. MC transcribe “curel”. Creo que debe decir “cruel”, pero para el cómputo silábico es necesaria la diéresis. 91 Op. cit., p. 97. 92 Op. cit., p. 97. 89 90 - 105 - PSICOLOGÍA Y EDUCACIÓN FILOLOGÍA Centro Asociado de la provincia de Jaén “ANDRÉS DE VANDELVIRA” UNED 58.- Llevaba el sol la antártica93 mañana sumergiéndose ya en el océano94, cuando aquella violenta95 y soberana sangre desamparó su centro humano. Esto miraba con dolor Diana - tarde se lastimó, dolor fue vanoy escondiendo entre nubes su hermosura, luto dio al mundo con la noche oscura96. Este final poco o nada tiene que ver con el que escribiría Castillo Solórzano, en un tono burlesco muy próximo a Quevedo, como ha señalado Mª Carmen García Sola97: “De tierra ocupa diez pies quien sólo ocupara siete si las armas del copete no le acrecentan tres: caminante, aunque le ves de armazones coronado, no pienses que fue casado, porque si casado fuera, muy rico y viejo viviera, no mozo y aperreado”. Considero que Mira realiza un tratamiento del mito, que conoce con profundidad, desde el punto de vista poético, buscando no una burla del mismo sino una recreación poética de éste, exenta de parodia e ironía. Los fragmentos de esta fábula que inciden en personajes mitológicos están muy cerca de Góngora, aunque sabemos que será este mismo autor, en una segunda fase, quien inicie el tratamiento burlesco de las fábulas. El resto del poema, de más fácil comprensión, aunque sus hiperbatos son tan exagerados como en los fragmentos netamente mitológicos, responde más a la creación poética y descriptiva del propio Mira. No se puede, por tanto, hacer una afirmación categórica de la fuente de Mira ya que, como hemos visto en ocasiones se aleja del texto ovidiano- al igual que ocurre con Pérez de Moya- pero ello tampoco es razón suficiente para decir lo contrario. Estoy convencida de que Mira, como hombre culto, podía haber tenido la posibilidad de conocer y leer en su versión original o en 93 MC señala que una mano posterior corrigió “de antártica” y escribió “al Indio”. MC transcribe “occéäno”. No creo necesaria la diéresis para el cómputo silábico. MC señala que en el manuscrito encima de “violenta” se ha escrito “afligida”. 96 MC transcribe “obscura”. 97 “La fábula mitológica y la parodia del mito en la poesía del Siglo XVII” en XI Coloquio Internacional de Filología Griega, Madrid, 1-4 de marzo de 2000. Transcribo, el fragmento del poema citado por esta profesora. 94 95 - 106 - UNED Mª CONCEPCIÓN GARCÍA SÁNCHEZ FILOLOGÍA traducciones el texto ovidiano. Muchas coincidencias de los dos textos así lo demuestran. El resto, quizás, sea fruto de su ingenio. De otro lado, el texto está plagado de comparaciones que, como ha señalado Germán Santana Henríquez, refiriéndose a Tirso, logran imprimir “a la imagen del mito un nuevo valor o se potencia el que le viene dado por la tradición a través de símiles [y] metáforas (...)”98. 98 “De El Laberinto de Creta a La celosa de sí misma: mitos, dioses y monstruos en la dramaturgia tirsiana” en XI Coloquio Internacional de Filología Griega, Madrid, 1-4 de marzo de 2000. - 107 -