FACULTAD LATINOAMERICANA DE CIENCIAS SOCIALES SEDE ACADÉMICA DE MÉXICO MAESTRÍA EN DERECHOS HUMANOS Y DEMOCRACIA Debates procesales y sustantivos respecto a la persecución penal de la violación sexual desde una perspectiva de género Nombre de la alumna: Melissa María Santoyo Granados Directora de tesis: Regina Tamés Noriega Tesis para obtener el grado de Maestra en Derechos Humanos y Democracia VI (Sexta) Promoción 2012-2014 Línea de investigación: Estado, democracia y derechos humanos México, D.F. Octubre de 2014. Con agradecimiento al Consejo de la Judicatura Federal quien otorgó la beca. 1 RESUMEN/ABSTRACT: Pese a las importantes reformas que han permitido la aplicación de estándares internacionales para la protección de las mujeres víctimas de violación sexual en el particular ámbito del desarrollo del proceso penal no se han obtenido resultados positivos en el terreno del acceso a la justicia. Por ello, en el presente trabajo se analizarán los estándares a los que deben ceñirse las autoridades a fin de no violentar derechos como el de igualdad, no discriminación y el acceso a la justicia. Por su parte, también deberán tomarse en consideración los derechos de los imputados, a fin de no violentarlos para poder obtener una sentencia condenatoria. De ahí que se analizará la posibilidad de modificar estándares procesales y si tal modificación entra en conflicto con los derechos de los imputados. Despite significant reforms that have allowed the application of international standards for the protection of women victims of sexual rape in the particular field of the development of criminal proceedings have not gotten positive results in access to justice area. Therefore, this paper will analyzes the standards which authorities must follow to avoid the violation of human rights like equality, no discrimination and access to justice. We also must take in consideration the rights of defendants, without infringe them to obtain a conviction. Hence, the possibility of modifying procedural standards are analyzed and if such amendment get in conflict with the defendant rights. Palabras clave: acceso a la justicia, impunidad, violación sexual, estándar probatorio, discriminación estructural, protección asimétrica. 2 DEDICATORIA: A mis padres y mis hermanas con todo mi amor. 3 AGRADECIMIENTOS: A todos aquellos que me brindaron su tiempo y su disposición, y sin los cuales no habría llegado hasta esta meta. 4 ÍNDICE GENERAL RESUMEN 2 DEDICATORIA 3 AGRADECIMIENTO 4 INTRODUCCIÓN. 7 CAPÍTULO I MARCO TEÓRICO DE LOS DERECHOS DE LAS MUJERES VÍCTIMAS DE VIOLACIÓN SEXUAL 1. Estándares internacionales para proteger y garantizar los derechos humanos de las mujeres víctimas de violación sexual. 10 1.1 Derecho a la igualdad y no discriminación de las mujeres: ordenamiento jurídico aplicable. 11 1.2 Definición de violencia sexual y violación sexual. 16 1.3 Obligaciones estatales respecto a la violencia sexual contra las mujeres. 23 1.4 Estándares emitidos por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en torno al aspecto procesal de la violación sexual. 27 2. El derecho al acceso a la justicia 31 2.1 El derecho a la verdad y sanción de los responsables 34 2.2 El derecho de acceder a procesos judiciales ante tribunales competentes, independientes e imparciales en condiciones de igualdad 35 2.3 Recurso judicial efectivo. 39 3. Problemas en el procesamiento de la violación sexual: regulación normativa y problemas que van más allá de la regulación legislativa (el género desde la perspectiva del derecho penal). 41 CAPÍTULO II FLEXIBILIZACIÓN DE LOS ESTÁNDARES PROBATORIOS NACIONALES EN LA DETERMINACIÓN DE LA VIOLACIÓN SEXUAL. 1.Justificación determinada por la impunidad que acompaña a la violación sexual: 49 1.1 Marco fáctico. 50 1.2 Referentes de incidencia procesal. 54 1.3 Necesidad de protección asimétrica 58 2. De qué hablamos cuando nos referimos a flexibilización. 63 2.1 Valoración probatoria de medios de convicción distintos a la prueba física. 65 3. La flexibilización del estándar probatorio, ¿puede implicar una vulneración de los derechos de las personas imputadas por este delito? 74 3.1 Afectación a los derechos de los imputados. 75 3.2 Críticas a la afectación al principio de presunción de inocencia. 90 3.3 Test de proporcionalidad 93 5 CAPÍTULO III CONCLUSIONES. 101 Conclusión 1. Discriminación y violencia estructurales contra la mujer. 101 Conclusión 2. Violación sexual como forma de discriminación contra la mujer. 103 Conclusión 3. Obligaciones estatales en torno a la violencia sexual contra la mujer y derivadas del acceso a la justicia. 106 Conclusión 4. Justificación de una protección asimétrica. 109 Conclusión 5. Consideraciones sobre la afectación a los derechos de los imputados del delito de violación sexual. 111 Conclusión 6. Test de proporcionalidad. 116 BIBLIOGRAFÍA. 120 6 INTRODUCCIÓN El presente trabajo pretende apreciar la verdadera naturaleza de la violación sexual contra las mujeres y entender que la ausencia de prueba física no necesariamente conlleva a la impunidad. Asimismo, se tiene como objetivo analizar las disposiciones procesales que en el ámbito de la violación sexual afectan negativamente el acceso a la justicia para las mujeres víctimas de violación sexual y perpetúan el ciclo de la impunidad que se genera. A su vez, se hace un análisis de aquellos derechos de las personas imputadas por este delito de los cuales pudiera entrar en conflicto con los de las víctimas. Es importante señalar que a partir del reconocimiento de la violación sexual como un problema de discriminación estructural, y al ser la prohibición de discriminación una norma de ius cogens, es que se pretende sustentar la necesidad de un trato diferenciado en cuanto a la valoración de la prueba y su acreditación a partir de las circunstancias periféricas del hecho. Se explica también cómo es que se justifica un tratamiento efectivo por parte del Estado respecto a la violación sexual, para lo cual me referí a las obligaciones estatales por cuanto la discriminación, la violencia y la debida diligencia. Se toca el derecho al acceso a la justicia de las víctimas de violación sexual, derecho que a su vez, debe estar unido y precedido por el principio a la no discriminación. Es precisamente para garantizar este derecho, que debe volver a mirarse el marco de discriminación estructural. Se destacó el marco fáctico a fin de exponer de manera más precisa las cifras que se están verificando en cuanto a violación sexual contra las mujeres, así como el contexto de falta de respuesta verdadera por parte del Estado, pues, pese a que se han mejorado 7 algunos aspectos como la relevancia del peritaje psicológico, lo cierto es que se evidencia un mínimo porcentaje de sentencias condenatorias. Esto es originado por una falta de perspectiva la hora de iniciar la investigación, entre muchos otros aspectos valorativos que siguen mermando la justicia para las mujeres. Otro aspecto que se consideró necesario desarrollar a fin de justificar la necesidad de soportar ese cambio en la valoración probatoria, fue el de la protección asimétrica, pues sólo entendiendo al principio a la igualdad como no sometimiento, es que puede buscarse la igualdad estructural, y con ello, la satisfacción de los derechos de las mujeres víctimas de violación sexual, rompiendo de paso con el mensaje de tolerancia hacia la violencia contra la mujer. Para ello, fue necesario hacer una revisión de diversa fuente bibliográfica que incluía textos doctrinarios, diversas fuentes normativas como la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y otros tratados internacionales, interpretaciones de dichos tratados, básicamente a la luz de las opiniones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, así como algunas observaciones generales y trabajos de organizaciones civiles. Es importante señalar que se está aludiendo al término “flexibilización” para poder referirme a la modificación del estándar probatorio teniendo como base pruebas no físicas, sino pruebas más o menos directas, y no la modificación de la carga de la prueba, ni alteración de la presunción de inocencia. Asimismo, se reconoce a la presunción de inocencia como el límite legítimo bajo el cual se deberá desarrollar el procedimiento penal. Sin embargo, se advierte que en términos generales no se está en presencia de una verdadera afectación a tal principio, y que incluso, aspectos tales como la prisión preventiva, aún basada en pruebas indirectas, deberá estar justificada de forma suficiente. Se analizaron los derechos de los imputados que se considera pudieran ser afectados por la modificación del estándar probatorio. Se advirtió una posible confrontación de 8 derechos por lo que hace al tema de las periciales psicológicas y al principio de publicidad de las audiencias. Al respecto, se considera factible una restricción a los derechos de las personas sometidas a un proceso penal por el delito de violación sexual al tenor de una correcta interpretación de los parámetros señalados por cuanto a la importancia de develar si una violación sexual ocurrió o no, así como de los artículos que prevén las excepciones al principio de publicidad de las audiencias y las consideraciones vertidas en el cuerpo del presente análisis. Sobre todo porque si bien esto último incide en la cuestión del desahogo de pruebas, no incide directamente en la modificación de la carga probatoria, la correcta valoración de los medios de convicción y la justificación de la emisión de una sentencia condenatoria ante la ausencia de prueba física. 9 DEBATES PROCESALES Y SUSTANTIVOS RESPECTO A LA PERSECUCIÓN PENAL DE LA VIOLACIÓN SEXUAL DESDE UNA PERSPECTIVA DE GÉNERO CAPÍTULO I MARCO TEÓRICO DE LOS DERECHOS DE LAS MUJERES VÍCTIMAS DE VIOLACIÓN SEXUAL 1. Estándares internacionales para proteger y garantizar los derechos humanos de las mujeres víctimas de violación sexual. Dentro de la presente investigación referiré aquellos instrumentos normativos que nos permiten desprender el marco que protege a las mujeres y, en particular, a las mujeres víctimas de violación sexual, a fin de desprender las normas que nos guíen en la modificación del estándar probatorio para obtener un acceso a la justicia sin discriminación, toda vez que es notoria la impunidad en estos casos, debido a la falta de aplicación de los estándares internacionales existentes en la materia. Para poder arribar a ello, considero pertinente comenzar por establecer las normas que protegen la igualdad de las mujeres y expresamente rechazan la discriminación por motivos de género. Posteriormente, deberemos hacer alusión a la conceptualización de la violación sexual, así como las obligaciones estatales en torno a esta peculiar forma de violencia, a fin de observar cómo la violación sexual es una forma sui generis de discriminación contra la mujer. También será necesario aludir a los estándares que en ese particular punto ha emitido la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Se esbozará dicho tema con el del acceso a la justicia toda vez que precisamente la problemática está siendo vista desde el estándar probatorio en el sistema judicial, y que inciden en una falta de condenas y en la perpetuación dela impunidad. Finalmente, en 10 este capítulo se hizo necesario tocar brevemente el tema de la perspectiva de género a fin de entender lo que se está planteando. 1.1 Derecho a la igualdad y no discriminación de las mujeres: ordenamiento jurídico aplicable. Se iniciará con el sustento jurídico para la exigencia de garantizar el derecho a la igualdad. El primer referente lo ubicamos en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (sin entrar en detalles respecto al reconocimiento constitucional de los tratados internacionales y la obligación internacional de dar cumplimiento con ellos al margen de la adecuación o no de la legislación interna): “Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece. Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta Constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia. Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la ley. Está prohibida la esclavitud en los Estados Unidos Mexicanos. Los esclavos del extranjero que entren al territorio nacional alcanzarán, por este solo hecho, su libertad y la protección de las leyes. Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas.” Por su parte, en el ámbito internacional, a fin de brindar una mayor protección y a su vez más efectiva se han creado algunos instrumentos especializados, los cuales parten del reconocimiento de la “desigualdad y la discriminación histórica que han padecido” las mujeres. Tenemos así la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de 11 Discriminación contra la Mujer1 y la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer2. Ambas, tocan el tema de la discriminación como un obstáculo para la plenitud de su desarrollo. En cuanto a la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer "Convención Belem do Pará”, los artículos 1, 4 f) y g), y 7 son los que nos dan la pauta para establecer parámetros legales y de interpretación que permitan acabar con la discriminación estructural y romper con la impunidad y violencia. Se hace mención que el artículo 7 de la Convención de Belém do Pará refiere medidas “prevenir, sancionar y erradicar” la violencia contra la mujer. En ese tenor, debe tomarse en consideración que el sistema de protección de las mujeres debe entenderse como una “integralidad [conforme] al principio recogido en el artículo 29 de la Convención Americana”, y siempre se buscará la mayor protección de los derechos de las personas (Corte IDH. Caso Veliz…, párr. 37). Antes de continuar, debe señalarse que no toda violación de un derecho humano cometido contra una mujer conlleva a la violación de las disposiciones protectoras de las mujeres, en particular de la Convención de Belém do Pará. Para que ello suceda, se requiere que el acto esté basado en una discriminación de género, es decir, por un estereotipo de género (CIDH 2011b: párr. 56). Continuando con esta perspectiva, cuando estos instrumentos consagran la igualdad y la prohibición de discriminación en atención a la forma en que históricamente se han configurado las relaciones de poder en relación con los hombres, no se está refiriendo 1 Artículo 1: “A los efectos de la presente Convención, la expresión "discriminación contra la mujer" denotará toda distinción, exclusión o restricción basada en el sexo que tenga por objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o en cualquier otra esfera”. 2 Artículo 1: “Para los efectos de esta Convención debe entenderse por violencia contra la mujer cualquier acción o conducta, basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto en el ámbito público como en el privado” 12 únicamente a la consagración de normas que formalmente reconozcan la igualdad. Va más allá el sentido de tales reconocimientos. Asumiendo esa consideración, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha reconocido la desigualdad estructural al admitir el concepto de igualdad como no sometimiento; la Opinión Consultiva 18 hace referencia a la discriminación de facto, así como a la prohibición de ciertas acciones de funcionarios, lo que deja margen para sostener tal idea (Saba 2012: 40-41). Roberto Saba desprende que la referencia a grupo en situación de desigualdad estructural aparece en la sentencia del caso González y otras (Campo Algodonero) vs. México3, de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Por su parte, Pedro Salazar, ha referido que este tipo de discriminación es particularmente lesiva, siendo este tipo de discriminación la que padecen las mujeres en nuestro país (Salazar 2013). Este autor a su vez nos remite al comité DESC OG 20 para explicar el contenido de este tipo de discriminación4. Así, es que podemos ir reafirmando que hablar de violencia contra las mujeres es hablar de una forma de discriminación. 3 La sentencia de referencia señala: “401. En similar forma, el Tribunal considera que el estereotipo de género se refiere a una pre-concepción de atributos o características poseídas o papeles que son o deberían ser ejecutados por hombres y mujeres respectivamente. Teniendo en cuenta las manifestaciones efectuadas por el Estado (supra párr. 398), es posible asociar la subordinación de la mujer a prácticas basadas en estereotipos de género socialmente dominantes y socialmente persistentes, condiciones que se agravan cuando los estereotipos se reflejan, implícita o explícitamente, en políticas y prácticas, particularmente en el razonamiento y el lenguaje de las autoridades de policía judicial, como ocurrió en el presente caso. La creación y uso de estereotipos se convierte en una de las causas y consecuencias de la violencia de género en contra de la mujer.” (Corte IDH. Caso González…, párr. 401) “450. La Corte recuerda que el concepto de “reparación integral” (restitutio in integrum) implica el reestablecimiento de la situación anterior y la eliminación de los efectos que la violación produjo, así como una indemnización como compensación por los daños causados. Sin embargo, teniendo en cuenta la situación de discriminación estructural en la que se enmarcan los hechos ocurridos en el presente caso y que fue reconocida por el Estado (supra párrs. 129 y 152), las reparaciones deben tener una vocación transformadora de dicha situación, de tal forma que las mismas tengan un efecto no solo restitutivo sino también correctivo. En este sentido, no es admisible una restitución a la misma situación estructural de violencia y discriminación. Del mismo modo, la Corte recuerda que la naturaleza y monto de la reparación ordenada dependen del daño ocasionado en los planos tanto material como inmaterial. Las reparaciones no pueden implicar ni enriquecimiento ni empobrecimiento para la víctima o sus familiares, y deben guardar relación directa con las violaciones declaradas. Una o más medidas pueden reparar un daño específico sin que éstas se consideren una doble reparación.” (Corte IDH. Caso González…, párr. 450) 4 “(...) la discriminación contra algunos grupos subsiste, es omnipresente, está fuertemente arraigada en el comportamiento y la organización de la sociedad y a menudo implica actos de discriminación indirecta o no cuestionada. Esta discriminación sistémica puede consistir en normas legales, políticas, prácticas o actitudes culturales predominantes en el sector público o privado que generan desventajas comparativas para algunos grupos y privilegios para otros” (Salazar 2013) 13 Por su parte, se ha reconocido que la igualdad en la protección y efectividad de las leyes, así como la no discriminación, son objeto de reconocimiento en diversos instrumentos internacionales. Asimismo, “el principio fundamental de igualdad y no discriminación ha ingresado en el dominio del jus cogens” (Corte IDH. Caso Veliz…, párr. 205) Así, se tiene reconocido que la prohibición de discriminación es una norma del ius cogens, lo que significa que tiene una posición privilegiada dentro de la jerarquía del derecho internacional. Según la Corte Constitucional Colombiana una norma de ius cogens será si se trata de aquellas garantías no derogables en estados de excepción, de conformidad con la Observación General No. 29 del Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (Orjuela 2012: 45). Hasta aquí hemos referido la idea del derecho a la no discriminación y que la igualdad sustentada en diversos instrumentos internacionales debe ser entendida como una igualdad completa. También, que la violencia puede tornarse como una forma de discriminación. Igualmente, que la prohibición de discriminación es una norma de ius cogens5 Es de destacar también que la discriminación estructural puede alcanzar el ámbito del acceso a la justicia, particularmente en la violación sexual. En este sentido, el artículo 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos refiere en su primera parte la igualdad de todas las personas ante los tribunales y cortes de justicia en relación con el derecho de acceder a los tribunales sin discriminación alguna. La Convención Americana sobre Derechos Humanos en el artículo 8 y 25, también nos dan la pauta sobre las obligaciones estatales en torno a la discriminación estructural. 5 En el sentido de que la violencia contra las mujeres es una forma de discriminación considerada como una conducta de las más graves y condenadas por el derecho internacional, a su vez que debe reconocerse que en la violencia contra las mujeres está presente el mensaje de su inferioridad. (Orjuela 2012: 46). 14 Estos artículos no pueden ser entendidos de manera limitada en el sentido del derecho a la justicia, sino que del mismo debe desprenderse una obligación de asegurar al Estado que nadie quede excluido de la protección de las leyes. El Estado tiene las obligaciones de investigar, juzgar y sancionar la violencia contra la mujer, pero también que tales obligaciones deben verse enfocadas desde una perspectiva realista en el sentido de visibilizar la discriminación y violencia estructurales que se esconden detrás, y a su vez constituye el referente que obliga a romper con la impunidad que se genera. Asimismo, la CADH en el artículo 1.1 y 2 en relación con el 24 y 25 regulan el tema del debido proceso en relación con la prohibición de discriminación. Tales disposiciones nos permiten referir la necesidad de adoptar las medidas necesarias para evitar que la discriminación estructural continúe su ciclo perpetuando la impunidad. La Corte IDH ha hecho una diferenciación en cuanto a la obligación general del Estado de respetar y garantizar la protección de los derechos que consagra la CADH sin discriminación que contiene el artículo 1.1, de la discriminación que pudiera darse en cuando a la protección desigual de la ley interna o su aplicación a que se refiere el artículo 24 de la propia convención (Corte IDH. Caso Veliz…, párr. 214)6. Estas consideraciones han sido reconocidas por la Corte Interamericana de Derechos Humanos y han quedado plasmadas en la sentencia del Caso “Campo Algodonero” vs México7 (Salmón 2012: 64). 6 “Si un Estado discrimina en el respeto o garantía de un derecho convencional, violaría el artículo 1.1 y el derecho sustantivo en cuestión. Si por el contrario la discriminación se refiere a una protección desigual de la ley interna o su aplicación, el hecho debe analizarse a la luz del artículo 24” (Corte IDH. Caso Veliz…, párr. 214). 7 “133. Distintos informes coinciden en que aunque los motivos y los perpetradores de los homicidios en Ciudad Juárez son diversos, muchos casos tratan de violencia de género que ocurre en un contexto de discriminación sistemática contra la mujer. Según Amnistía Internacional, las características compartidas por muchos de los casos demuestran que el género de la víctima parece haber sido un factor significativo del crimen, influyendo tanto en el motivo y el contexto del crimen como en la forma de la violencia a la que fue sometida. El Informe de la Relatoría de la CIDH señala que la violencia contra las mujeres en Ciudad Juárez “tiene sus raíces en conceptos referentes a la inferioridad y subordinación de las mujeres”. A su vez, el CEDAW resalta que la violencia de género, incluyendo los asesinatos, secuestros, desapariciones y las situaciones de violencia doméstica e intrafamiliar “no se trata de casos aislados, esporádicos o episódicos de violencia, sino de una situación estructural y de un fenómeno social y cultural 15 De todo lo anteriormente señalado, obtenemos que es posible contar con un marco normativo del cual puede desprenderse el reconocimiento de la discriminación estructural. Con independencia de la pertinencia o no de una regulación más explícita, lo cual no es materia del presente trabajo, es posible desprender suficientemente las normas que permitan una adecuada protección de las mujeres, cuando menos hasta este punto y desde la perspectiva del derecho internacional. Una cuestión muy distinta será si internamente no se están elaborando normas de conformidad con estos lineamientos, pues entonces corresponderá trabajar sobre la convencionalidad o no a las normas obligatorias de derecho internacional. Sin embargo, se reitera, hasta este momento de lo referido, se considera una base normativa suficiente para poder desprender los conceptos que son necesarios para el presente trabajo. Estas ideas constituyen precisamente parte del argumento central de la presente investigación, ya que la violación sexual, desde la perspectiva de una violación de derechos humanos con motivo de una discriminación por género, permite sostener que para poder romper con el ciclo de impunidad que conlleva (como una de las consecuencias de la discriminación estructural), se justifique el tratamiento propuesto por cuanto a la valoración probatoria, e incluso, se torna necesario tal tratamiento, pues la falta de sanción sólo puede conducir a perpetuar dicho ciclo por el mensaje de tolerancia que transmite el Estado. 1.2 Definición de violencia sexual y violación sexual. Es pertinente también conceptualizar a la violencia sexual y violación sexual. Así, por la primera debe entenderse aquellas “acciones de naturaleza sexual que se cometen contra una persona sin su consentimiento. Estas pueden involucrar la invasión física del cuerpo enraizado en las costumbres y mentalidades” y que estas situaciones de violencia están fundadas “en una cultura de violencia y discriminación basada en el género”. (Corte IDH. Caso González…, párr. 133). 16 humano o actos que no comprenden penetración o contacto físico alguno” (CIDH 2011b: párr. 59). A la violencia sexual se le debe referir desde una perspectiva no aislada, sino en su conjunto como el resultado “de una violencia estructural de género y de patrones socioculturales que discriminan a las mujeres… Los patrones socioculturales, a su vez, reproducen e incentivan la violencia sexual, enviando un mensaje de control y poder sobre las mujeres” (CIDH 2011b: párr. 45)8. Como puede verse, la violencia sexual es general y permite abarcar dentro de ella a aquellos actos de violación propiamente dicha. Con total independencia de las cuestiones de competencia que prevalecen en nuestro sistema, para el análisis del presente trabajo se tomará como referencia el artículo 265 del Código Penal Federal: “Artículo 265. Comete el delito de violación quien por medio de la violencia física o moral realice cópula con persona de cualquier sexo, se le impondrá prisión de ocho a veinte años. Para los efectos de este artículo, se entiende por cópula, la introducción del miembro viril en el cuerpo de la víctima por vía vaginal, anal u oral, independientemente de su sexo. Se considerará también como violación y se sancionará con prisión de ocho a veinte años al que introduzca por vía vaginal o anal cualquier elemento o instrumento distinto al miembro viril, por medio de la violencia física o moral, sea cual fuere el sexo del ofendido.” Lo que puede advertirse de este tipo penal, es que se reconoce a la violencia física o moral como medios para lograr la cópula, la cual podrá ser por vía vaginal, anal u oral. Ahora, se equipara a la violación sexual la introducción de un elemento o instrumento distinto del miembro viril por vía vaginal o anal. Por su parte, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha entendido a la violación sexual como aquellos actos de penetración vaginales o anales sin consentimiento de la víctima. Para la perpetración de la violación sexual, se incluyen otras partes del cuerpo 8 En ese mismo sentido, que discriminación de las mujeres es también una cuestión histórica. Debe entenderse perspectiva de género como “el enfoque o contenido conceptual que le damos al género para analizar la realidad y fenómenos diversos, evaluar las políticas, la legislación y el ejercicio de derechos, diseñar estrategias y evaluar acciones, entre otros” (García 2004: 76). 17 del agresor u objetos así como la penetración bucal del miembro viril9. No es necesaria la resistencia física de la agresión, sino que basta la existencia de elementos coercitivos en la conducta10 (CIDH 2011b: párr. 65). Esta conceptualización nos resulta sumamente benéfica para el tema que se investiga, pues indirectamente permite su remisión al tema probatorio, ya que al no hacerse la resistencia física uno de sus elementos característicos, es posible referirnos a su acreditación sin que exista demostración de tal daño físico. Es decir, da la pauta para su acreditación a partir de otros elementos. Por otra parte, en la sentencia del Caso J. vs Perú, la Corte IDH estableció que “la penetración vaginal se refiere a la penetración, con cualquier parte del cuerpo del agresor u objetos, de cualquier orificio genital, incluyendo los labios mayores y menores, así como el orificio vaginal” (Corte IDH. Caso J..., párr. 359). Es importante en este punto señalar que tal consideración de la Corte IDH es muy benéfica, pues permite un ámbito de aplicación mayor a una conducta gravosa. Incluso, ello incidiría en el tema probatorio, precisamente porque para su acreditación puede presentarse una lesión física menor a la víctima, sancionando a la vez como violación sexual con la gravedad que se tiene, al menos formalmente reconocida. Sin embargo, no se considera que pueda aplicarse en forma automática, pues ello dependerá de la redacción que cada código penal contenga al respecto, pues recordemos que las normas penales deben ser aplicadas de forma estricta, y si los tipos penales por su redacción no admiten tal vertiente de dicha conducta, no será dable su aplicación. 9 “310. Siguiendo el criterio jurisprudencial y normativo que impera tanto en el ámbito del Derecho Penal Internacional como en el Derecho Penal comparado, el Tribunal considera que la violación sexual no implica necesariamente una relación sexual sin consentimiento, por vía vaginal, como se consideró tradicionalmente. Por violación sexual también debe entenderse actos de penetración vaginales o anales, sin consentimiento de la víctima, mediante la utilización de otras partes del cuerpo del agresor u objetos, así como la penetración bucal mediante el miembro viril.” (Corte IDH. Caso del Penal…, párr. 310). 10 Aquí resalta el hecho de que en otros contextos, se afirmado que no es necesario la prueba del sufrimiento físico visible, sino que algunos actos, como la violación sexual, conlleva o implican per se el sufrimiento de las víctimas (De Justicia 2008: 38). Así, en la sentencia del caso Akayesu, se tuvo por probado el sufrimiento sin un certificado médico en el constara que la violencia sexual generaba dolor o sufrimientos graves, físicos o mentales, ya que se consideró que la violación probaba el elemento de sufrimiento severo que requiere la tortura. 18 Lo que en todo caso procederá, será resaltar la importancia de que esa conceptualización sea reconocida legislativamente, para poder sancionar esa conducta específica como violación sexual con la gravedad que le es inherente, y no como un abuso sexual, cuya gravedad sabemos que es menor y que trasciende a aspectos como la prisión preventiva. Por otro lado, la Corte IDH también determinó que la violación sexual tiene como peculiaridad que suele cometerse en ausencia de otras personas aparte de la víctima y agresor(es), por lo normalmente no habrá demasiadas pruebas, volviéndose fundamental la declaración de la víctima11. Se considera que tal afirmación constituye un apoyo para la propuesta de modificación del estándar probatorio para la violación sexual. En este mismo sentido, la Corte Interamericana también ha entendido a la violación sexual como una experiencia sumamente traumática que puede dejar a la víctima con secuelas emocionales y físicas, pues genera una humillación física y emocional que es muy difícil de sanar con el tiempo. No se desconoce que de conformidad con el artículo 2 de la Convención Interamericana para Prevenir y Sancionar la Tortura, una violación sexual, debido a sus efectos, puede constituir tortura (CIDH 2011b: párr. 69). Esto es, la gravedad de la violación sexual puede alcanzar tal consideración al reunir determinados elementos, entre ellos, el de haber sido cometida por autoridades estatales o por quienes actúen bajo su tolerancia o aquiescencia. Sin embargo, en razón de que la violación sexual no se está analizando bajo esta peculiar perspectiva, dicho tema no será abordado. Lo que sí es importante señalar, es que la violación sexual busca entre otros fines, al igual que la tortura, el de intimidar, degradar, humillar, castigar o controlar a la 11 Corte IDH. Caso Fernández…, párr. 100. Con consideraciones análogas: Corte IDH. Caso Rosendo Cantú..., párr. 89. 19 persona que la sufre12. Esto es, no se está señalando que sólo cuando reúna los requisitos para considerarla tortura buscará tales fines, sino que la Corte IDH precisó que “al igual que la tortura”, lo que significa, por una parte, el reconocimiento de dicha finalidad, y en segundo lugar, permite explicar de alguna manera por qué en muchos casos no habrá una denuncia inmediata de los hechos, trascendiendo ello a la obtención de pruebas físicas. En ese tenor, tal finalidad deberá tenerse presente en todos los casos de violación. Desde otra perspectiva, y sólo como punto de referencia, destacan las resoluciones de los tribunales internacionales para la Ex Yugoslavia y para Rwanda, las cuales permitieron visibilizar a la violencia sexual en los crímenes cometidos. Este tipo de violencia es invisibilizada ya que se le consideraba accesoria de otras situaciones de conflicto armado. Se abona que las sobrevivientes de violaciones sexuales sienten vergüenza y culpabilidad, y reciben una fuerte carga social, lo que impide que puedan denunciar. Se reconoce que influye la inefectividad de la administración de justicia para perseguir y sancionar estos casos, en parte por falta de leyes adecuadas, pero también porque no se tiene desarrollada esta sensibilidad al género por parte de los operadores jurídicos. Ese es precisamente el gran aporte de los tribunales penales internacionales de referencia, que permiten visibilizar la trascendencia de la violación sexual. (Mantilla s.a.: 19). El primer precedente, y muy importante para la jurisprudencia posterior, se ubica en el caso Tadic13; Mantilla, refiriéndose a Copelon, relata que inicialmente la fiscalía en dicho caso centró sus investigaciones en las golpizas que habían recibidos los prisioneros hombres, dejando completamente de lado las violaciones sexuales contra las 12 Corte IDH. Caso Fernández…, párr. 127. Con consideraciones análogas: Corte IDH. Caso Rosendo Cantú…, párr.117. 13 En el caso Tadic, se declaró culpable a Dusko Tadic, miembro de las fuerzas serbobosnias que actuaban en el municipio de Prijedor, el Tribunal el 7 de mayo de 1997 por crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra cometidos en la antigua Yugoslavia. Era un oficial de bajo rango en el campo de Omarska, y no fue condenado por cometer directamente un acto de agresión sexual, sino “por su participación en una amplia campaña de terror, generalizada y sistemática, que consistió en golpizas, torturas, agresiones sexuales y otros abusos físicos y psicológicos contra la población no serbia de la región de Prijedor” (CDH 2001: párr. 22). Es relevante esta sentencia, porque afirma tanto la violación como el abuso sexual pueden considerarse como parte de una campaña generalizada o sistemática de terror contra la población civil. Incluso, no se necesita probar que la violación por sí misma haya sido generalizada o sistemática, “sino que la violación constituía uno o tal vez muchos tipos de crímenes, cuyo espectro se cometía de forma generalizada o sistemática e incluía una campaña de terror por parte del agresor” (CDH 2001: párr. 23). 20 mujeres, por lo que se presentó un amicus curiae, consiguiendo que la acusación incluyera el cargo de violación sexual (Mantilla s.a.: 20). Se puede referir también el caso Foca14, en el que se hizo referencia a desnudez forzada y el entretenimiento sexual como inhumano, entre otras cuestiones. El caso contra Antón Furundzija15 refirió a la violación sexual como tortura en el marco de un proceso de interrogatorio de una mujer prisionera. La sentencia reconoce a la violación en ese sentido, “como un medio de castigo, intimidación, coacción y humillación a la víctima o una tercera persona”. Por su parte, el caso Celebici16, “reconoce que la violación infringe sufrimiento físico y psíquico, y que en situaciones de conflicto armado, cuando ésta ocurre con el consentimiento o la aquiescencia de un oficial, cumple con el elemento de intencionalidad de la tortura.” (Mantilla s.a.: 20). Respecto al TIPR, Copelon resaltó que pese a que el genocidio de Rwanda fue posterior al conflicto en la Ex Yugoslavia, ni los medios ni los observadores registraron las “masivas y notorias violaciones a mujeres de Rwanda”. Y que fue gracias al trabajo de 14 Por lo que hace al caso Foca, en junio de 1996, el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia publicó un acta de acusación en contra de 8 serbiobosnios por delitos sexuales cometidos contra mujeres en Foca. Dicho tribunal señaló que tal acta refería gran importancia, pues jurídicamente era la primera vez que se investigaban con diligencia las agresiones sexuales con el propósito de iniciar una acción penal por tortura y esclavitud como crímenes de lesa humanidad. El caso Foca “puede diferenciarse de los casos Tadic y Blaškic en que se inculpa a los acusados de crímenes de lesa humanidad por llevar a cabo una campaña generalizada o sistemática de violencia sexual contra las mujeres. En estos casos, la violación y la agresión sexual por sí mismas fueron sistemáticas y constituyeron la "perpetración de un acto criminal de grandes proporciones contra un grupo de civiles" requerida para una acusación por crímenes de lesa humanidad (CDH 2001: párr. 31). 15 Respecto al caso Furundzija, se juzgó a Anto Furundzija, quien era un comandante local en Vitez, en una unidad especial de la policía militar del HVO. Fue juzgado por el Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia, siendo declarado culpable el 10 de diciembre de 1998, por tortura como coautor de la violación de una mujer musulmana bosnia durante un interrogatorio, y de complicidad en la violación. Fue el primer caso por delitos exclusivamente de violencia sexual por un tribunal internacional, y permite considerar a la violación como un crimen de guerra, en relación con el artículo 3 común a los Convenios de Ginebra relativos a los conflictos armados que no sean de índole internacional (CDH 2001: párr. 29) 16 El 16 de noviembre de 1998 el Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia emitió su primer condena contra un criminal de guerra bosnio por delitos de agresión sexual, entre otros crímenes de guerra. Dicho Tribunal determinó la culpabilidad de Hazim Delic, un bosnio musulmán, comandante adjunto del campo de detención de Celebici por violar y agredir sexualmente a dos mujeres serbiobosnias detenidas en el campo, en 1992, siendo los cargos, entre otros, grave violación (tortura) y crímenes de guerra (tortura) por las violaciones. Asimismo, respecto a Zdravko Mucic, un comandante del campo bosniocroata, determinó su responsabilidad por ordenar los abusos cometidos contra detenidos en el campo de Celebici, como asesinatos, tortura, agresiones sexuales, golpes y otras formas de trato cruel e inhumano (CDH 2001: párr. 26). En dicha sentencia, se confirma que la violación y la agresión sexual pueden constituir tortura. Ese tribunal determinó que un objetivo prohibido de la tortura es "por discriminación de cualquier clase", incluyendo la de género. Otra aportación de ese órgano, es que señaló que la violación y la agresión sexual producían no sólo daño físico sino también psicológico (CDH 2001: párr. 27). Ese tribunal señaló que había imputado a tales personas no porque fueran los autores materiales sino por los actos de violencia sexual que cometieron sus subordinados (CDH 2001: párr. 32). 21 la ONG Derechos Africanos y el Proyecto de Mujeres de Human Rights Watch, que se da inicio con las denuncias por violencia sexual. Inicialmente, se consideró por la fiscalía a la violación sexual como un crimen menor imposible de acreditar si las mujeres no lo revelaban, pese a las numerosas referencias de su acaecimiento en la comunidad de Taba, liderada por Jean Paul Akayesu17. Así como para el TPEY, diversas organizaciones prepararon un amicus curiae que solicitaba a la Corte para que interviniera y fuera incluida la violación en los cargos de genocidio, y en los crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad, logrando finalmente modificar la acusación fiscal (Mantilla s.a.: 20) En relación con la sentencia Akayesu, la definición de violación sexual que se incluye en la sentencia la reconceptualiza como un atentado a la seguridad de la mujer (y no una afectación a la honra de la comunidad). Tal definición incluyó el concepto de desnudo forzado, con lo que establece que la agresión sexual no es sólo la penetración y ni siquiera el contacto sexual: “la violación constituye una forma de agresión y que los elementos fundamentales del delito de violación no pueden reducirse a la descripción mecánica de objetos y partes del cuerpo”. Por ello, se definió a violación como “una invasión física de índole sexual, perpetrada contra una persona en circunstancias que entrañan coacción” (De Justicia 2008: 40). Así, se señaló que la violencia sexual produce un profundo sufrimiento en las víctimas, el cual no requiere ser evidenciado para ser declarado y probado (De Justicia 2008: 42). Esta última afirmación debemos tenerla muy presente, toda vez que implicaría un absurdo reconocer que sólo en el ámbito de las masivas violaciones de derechos humanos se tenga por acreditado el sufrimiento que genera en las víctimas, pues tal 17 En el caso Akayesu, dictado el 2 de septiembre de 1998, “se reconoce por primera vez que pueden formularse cargos por actos de violencia sexual por ser elementos constitutivos de una campaña de genocidio”. Tal fue el caso contra Jean-Paul Akayesu, quien fungía como alcalde de la comuna de Taba, y a quien se le acusó de genocidio, de crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra haber conocido de la comisión de actos de violencia sexual y haber facilitado dichos actos al haberlos permitido (CDH 2001: párr. 35). En este caso particular se determinó que la violencia sexual puede formar parte del delito de genocidio (CDH 2001: párr. 36). Se concluyó también que "más allá de toda duda razonable, el acusado tenía motivos para saber y, de hecho sabía, de la comisión de actos de violencia sexual en los locales de la comuna o en sus inmediaciones y que de dichas dependencias se trasladaba a las mujeres para violarlas. Quedó acreditado incluso, que “ordenó, indujo, ayudó de otras maneras y aprobó la comisión de actos de violencia sexual” (CDH 2001: párr. 37). 22 sufrimiento es inherente a la violación sexual, con total independencia del contexto en que se lleve a cabo. Aquí también se reconocen como objetivos de la violencia sexual bajo ese contexto los de “castigar, intimidar, presionar, humillar y degradar a la población”. También, presionar a las mujeres para que admitieran hechos delictivos o brindaran información. También hay referentes en los que la violación sexual no tenía relación con el conflicto armado, por lo que se entiende como manifestación del poder de los actores armados sobre la población civil (Mantilla s.a.: 29). Si bien esto corresponde al tema de violaciones masivas de derechos humanos, nos ayuda a ilustrar la forma en que se presenta este tipo de violencia contra la mujer y los alcances que es posible que tenga, así como que el concepto de violación sexual contiene un componente netamente de discriminación estructural. 1.3 Obligaciones estatales respecto a la violencia sexual contra las mujeres. Ya se estableció el primer referente normativo relativo a la prohibición de discriminación; también, se realizó la conceptualización de la violación sexual y sus fines (desprendiendo de ahí las consecuencias evidentes sobre las mujeres). Ahora, toca referir el marco normativo correlativo, es decir, la obligación de respuesta estatal adecuada a tales eventos. La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en el artículo 1 ha reconocido las obligaciones estatales de respetar, garantizar, promover y proteger los derechos humanos. Derivada de la obligación de garantizar encontramos el deber de debida diligencia, pues es un aspecto esencial del derecho al acceso a la justicia, sobre todo en un marco de discriminación que genera violencia contra la mujer (CDHDF 2014: 5). 23 Asimismo, en los artículos 8 y 25 de la CADH en relación con el 7.b de la Convención de Belém do Pará se constriñe a los Estados a actuar con la debida diligencia cuando se esté en presencia de casos de violencia contra la mujer, debiendo prevenir, sancionar y erradicar esa violencia. Como ya se señaló existe una estrecha relación entre la discriminación, la violencia y la debida diligencia, y cuando un Estado no actúa con la diligencia debida para proteger a las mujeres, se obtiene una forma de discriminación y una negación al derecho de igual protección de la norma y el acceso a la justicia (CIDH 2011b: párr. 40). La debida diligencia requerida frente a actos de violencia contra las mujeres conlleva las obligaciones de prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones de derechos humanos a fin de evitar la impunidad (CIDH 2011b: párr. 40; asimismo, CDHDF 2014: 7 y 8). En ese tenor, la obligación de prevenir es especialmente importante toda vez que debe incluir diversas medidas multifacéticas a fin de promover la protección de los derechos humanos y que cuando se verifiquen las violaciones de derechos humanos, tales sean investigadas y sancionadas, reparando adecuadamente a las víctimas (Corte IDH. Caso Veliz…, párr. 135). Por su parte, la investigación a que está obligado el Estado debe ser asumida “como un deber jurídico propio y no como una simple formalidad condenada de antemano a ser infructuosa, o… que dependa de la iniciativa procesal de las víctimas o de sus familiares o de la aportación privada de elementos probatorios” (Corte IDH. Caso Veliz…, párr. 183). Asimismo, una investigación en materia de violencia de género debe ser regida por los principios de oficiosidad, oportunidad, competencia, independencia e imparcialidad, exhaustividad, participación, diversidad, accesibilidad y no revictimización (CDHDF 2014: 10). 24 Por su parte, la Corte IDH también ha referido que la investigación de la violación de derechos humanos deberá iniciar ex officio, sin dilaciones, de forma seria, imparcial y efectiva, a través de todos los medios de que disponga y orientada a la determinación de la verdad, a fin de evitar la impunidad (Corte IDH. Caso Veliz…, párr. 183). A su vez, deberán actuar de oficio cuando se esté ante una connotación discriminatoria en algún acto de violencia contra una mujer (Corte IDH. Caso Veliz…, párr. 187). Dentro de los estándares que han marcado el tratamiento que deben recibir las mujeres víctimas de violación sexual, tenemos el relativo al vínculo entre el deber de los estados de actuar con debida diligencia y la obligación de facilitar el acceso a recursos judiciales idóneos y efectivos que respondan a la diversidad de formas en que se presenta la violencia contra las mujeres. El sistema americano ha referido que la primera línea de defensa de los derechos lo constituye precisamente el acceso a recursos judiciales idóneos y efectivos. En ese orden, la Corte Interamericana de Derechos Humanos sostiene que la persona víctima de una violación a sus derechos humanos tiene el derecho de obtener el esclarecimiento de los hechos violatorios así como el deslinde de las responsabilidades respectivas, a través de la investigación y juzgamiento (CIDH 2011b, resumen ejecutivo: párr. 4). Son cuatro principios los que deben tomarse en cuenta respecto a la debida diligencia tratándose de violencia contra la mujer: en primer lugar, un Estado puede incurrir en responsabilidad cuando no actúa con la debida diligencia para prevenir, investigar, sancionar y reparar la violencia contra las mujeres, incluso cuando sean cometidos por particulares; en segundo término, la existencia de un vínculo entre discriminación, la violencia contra la mujer y la debida diligencia, por lo que corresponde a los Estados enfrentar y responder a la violencia contra la mujer, que conlleva tomar aquellas medidas para prevenir la discriminación que la perpetúa18 (CIDH 2011b: párr. 42). Se suma en tercer lugar, “el vínculo entre el deber de actuar con la debida diligencia y la 18 En particular sobre la violencia sexual, se discuten varios niveles de obligaciones de los Estados, entre los que se encuentran: “a) el deber de actuar con debida diligencia en la investigación de casos de violencia sexual, sus aristas; b) el necesario abordaje multidisciplinario; y c) el deber de ofrecer reparaciones a las víctimas de violencia sexual con una “vocación transformadora” de los patrones socioculturales discriminatorios que aún afectan a las mujeres”(CIDH 2011b: párr. 80) 25 obligación de los Estados de garantizar el acceso a recursos judiciales adecuados y efectivos para las víctimas y sus familiares” que han sufrido esta violencia. En cuarto lugar, se tiene que los sistemas de derechos humanos identifican ciertos grupos de mujeres especialmente expuestas a sufrir actos de violencia, por reunir más de un factor de discriminación como lo son las pertenecientes a grupos étnicos, raciales y minoritarios (CIDH 2011b: párr. 43). La importancia de estos principios es que al considerarse como tales, guían en la interpretación y aplicación de las normas a los casos de violación sexual, por lo que se hace innecesario tener que demostrar que en cada violación en particular se verifica la obligación de debida diligencia, el vínculo entre discriminación, la violencia contra la mujer y la debida diligencia, etc. Es decir, se desprende que son estándares que rigen en torno a la violación sexual como tal. Ahora bien, el Estado será responsable cuando tenga conocimiento de la existencia de una situación de riesgo para ciertos individuos y deberá tomar las medidas necesarias para “prevenir o evitar ese riesgo” (Corte IDH. Caso Veliz…, párr. 137). Se insiste en que los Estados deberán procesar y condenar a los responsables de violencia contra las mujeres, así como prevenir esas prácticas. Por cuanto a la actividad judicial, su inefectividad fomenta la violencia contra las mujeres (CIDH 2011b: párr. 24) ya que se transmite el mensaje de ser una práctica social tolerada por el Estado19. Es precisamente al no actuar con la debida diligencia que los Estados adquieren responsabilidad por no prevenir la violencia y discriminación contra las mujeres (CIDH 2011b: párr. 54). Es un círculo vicioso que se va reproduciendo. Esto a su vez conlleva a la impunidad a la vez que “constituye en sí misma una discriminación en el acceso a la justicia” (Corte IDH. Caso Veliz…, párr. 159). 19 Al judicializar los delitos sexuales contra la mujer, habla de que la prueba física no debe ser la única, sino que se debe atender a otros medios como la de secuela psicológicas, no invertir la carga de la prueba a la mujer, y tomar en consideración que la violencia puede recaer incluso sobre otras personas y no necesariamente sobre la víctima (Humanas s.a.). 26 Debe tomarse en consideración que los patrones socioculturales discriminatorios influyen en el actuar judicial al abordar de forma efectiva el problema de la violencia sexual (CIDH 2011b: párr. 52). En ese sentido, se obtiene que no siempre ni necesariamente se estará en presencia de problemas de regulación normativa, sino que en muchos casos, el problema radica en la aplicación de las normas, y es ahí donde puede generarse ese factor de discriminación al aplicar aquellas sin tomar en consideración las implicaciones de la violación sexual. Lo que de momento interesa es evidenciar la obligación estatal de proporcionar medidas procesales acordes a la gravedad y naturaleza de la violación sexual, lo cual se obtiene de lo señalado en párrafos anteriores. Por su parte, recordemos que el estado mexicano está obligado a dar cumplimiento con sus obligaciones internacionalmente contraídas, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 1 y 2 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en relación con los dispositivos 26 y 27 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969. Ello, a su vez debe relacionarse con que la violencia sexual es un atentado contra la dignidad y una violación del derecho a la integridad personal, tutelado en el artículo 5 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (CIDH 2011b: párr. 63), por lo que se ve reforzada la obligación estatal de adoptar todas aquellas medidas que sean necesarias para garantizar tales derechos. 1.4 Estándares emitidos por la Corte Interamericana de Derechos Humanos en torno al aspecto procesal de la violación sexual. Algunos de los aspectos que se tocarán fueron ya brevemente referidos con anterioridad, en razón de su necesaria pertinencia a los subtemas correspondientes. 27 Entre los estándares relativos a la investigación penal de la violencia sexual, en las sentencias de la Corte Interamericana Inés Fernández Ortega y Valentina Rosendo Cantú contra México se establecieron ciertos lineamientos a seguir (CIDH 2011b: párr. 93): “i) la declaración de la víctima se realice en un ambiente cómodo y seguro, que le brinde privacidad y confianza; ii) la declaración de la víctima se registre de forma tal que se evite o limite la necesidad de su repetición; iii) se brinde atención médica, sanitaria y psicológica a la víctima, tanto de emergencia como de forma continuada si así se requiere, mediante un protocolo de atención cuyo objetivo sea reducir las consecuencias de la violación; iv) se realice inmediatamente un examen médico y psicológico completo y detallado por personal idóneo y capacitado, en lo posible del sexo que la víctima indique, ofreciéndole que sea acompañada por alguien de su confianza si así lo desea; v) se documenten y coordinen los actos investigativos y se maneje diligentemente la prueba; tomando muestras suficientes, realizando estudios para determinar la posible autoría del hecho, asegurando otras pruebas como la ropa de la víctima, investigando de forma inmediata el lugar de los hechos y garantizando la correcta cadena de custodia; y finalmente vi) se brinde acceso a asistencia jurídica gratuita a la víctima durante todas las etapas del proceso.” A su vez, la Corte IDH realizó un trabajo muy emblemático ya que proporciona una pauta al corroborar el testimonio de las víctimas con los de testigos sobre el antes y el después del evento (Corte IDH. Caso Fernández…, párr. 114), lo que nos permite no tener que apoyarnos sólo en la acreditación de la violencia física para la acreditación de la violación sexual, pues incluso debemos recordar que la violencia también puede ser moral, lo que incide en el tipo de evidencia física que deberá recabarse. Asimismo, en el párrafo 124 del caso Fernández se reconoció que la violación sexual afecta enormemente a la víctima, tanto física como psicológicamente, pues le genera una humillación difícil de poder superar con el tiempo. Es decir, se reconoce ese sufrimiento que incluso en líneas previas ha sido reconocido en otros contextos, lo cual a su vez, permite su aplicabilidad en forma automática sin tener que acreditar para cada caso de violación el sufrimiento que lleva aparejado, lo cual es totalmente independiente del aspecto físico o del daño físico. Tales consideraciones se encuentran también presentes en la sentencia del caso Rosendo Cantú y otra vs México. 28 La sentencia del caso Campo Algodonero20, Rosendo Cantú y Fernández Ortega (Bernal 2011: 73) también abonan en el sentido de que no pueden ignorarse los patrones socioculturales discriminatorios que inciden en la credibilidad víctima; asimismo, la falta de resguardo y manejo adecuado de evidencias, la ausencia de líneas de investigación, la falta de procedimientos de responsabilidad a los funcionarios culpables de tales fallas, inciden en la vulneración del derecho a la justicia. Interpretado ello a contrario sensu, debe entenderse que el Estado deberá dar cumplimiento con tales exigencias, debiendo incluso establecer procedimientos de responsabilidad que sean efectivos contra aquellos funcionarios que incumplan con las obligaciones estatales a que se ha hecho referencia. Por su parte, también será necesario que se “documenten y coordinen los actos investigativos y se maneje diligentemente la prueba, tomando muestras suficientes, realizando estudios para determinar la posible autoría del hecho, asegurando otras pruebas como la ropa de la víctima, la investigación inmediata del lugar de los hechos y garantizando la correcta cadena de custodia”, asimismo, deberá tener una perspectiva de género la investigación, con personal capacitado en estos extremos (Corte IDH. Caso Veliz…, párr. 188). 20 La Corte IDH refiriéndose a la CIDH señala que “la influencia de patrones socioculturales discriminatorios puede dar como resultado una descalificación de la credibilidad de la víctima durante el proceso penal en casos de violencia y una asunción tácita de responsabilidad de ella por los hechos, ya sea por su forma de vestir, por su ocupación laboral, conducta sexual, relación o parentesco con el agresor, lo cual se traduce en inacción por parte de los fiscales, policías y jueces ante denuncias de hechos violentos.” (Corte IDH. Caso González…, párr. 400) Asimismo, en la propia sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos del Caso González y Otras vs México, en relación con la idea del debido proceso y su importancia en la lucha contra la impunidad, se debe atender como parte del marco normativo lo siguiente: “388. A manera de conclusión, la Corte acepta el reconocimiento de responsabilidad por las irregularidades cometidas en la primera etapa de las investigaciones. Sin embargo, el Tribunal ha constatado que en la segunda etapa de las mismas no se han subsanado totalmente dichas falencias. Las irregularidades en el manejo de evidencias, la alegada fabricación de culpables, el retraso en las investigaciones, la falta de líneas de investigación que tengan en cuenta el contexto de violencia contra la mujer en el que se desenvolvieron las ejecuciones de las tres víctimas y la inexistencia de investigaciones contra funcionarios públicos por su supuesta negligencia grave, vulneran el derecho de acceso a la justicia, a una protección judicial eficaz y el derecho de los familiares y de la sociedad a conocer la verdad de lo ocurrido. Además, denota un incumplimiento estatal de garantizar, a través de una investigación seria y adecuada, los derechos a la vida, integridad personal y libertad personal de las tres víctimas. Todo ello permite concluir que en el presente caso existe impunidad y que las medidas de derecho interno adoptadas han sido insuficientes para enfrentar las graves violaciones de derechos humanos ocurridas. El Estado no demostró haber adoptado normas o implementado las medidas necesarias, conforme al artículo 2 de la Convención Americana y al artículo 7.c de la Convención Belém do Pará, que permitieran a las autoridades ofrecer una investigación con debida diligencia. Esta ineficacia judicial frente a casos individuales de violencia contra las mujeres propicia un ambiente de impunidad que facilita y promueve la repetición de los hechos de violencia en general y envía un mensaje según el cual la violencia contra las mujeres puede ser tolerada y aceptada como parte del diario vivir.” (Corte IDH. Caso González…, párr. 388) 29 Continuando con el caso Veliz, la Corte IDH señaló que en los casos de muerte violenta, las autoridades deberían, entre otros: “i) identificar a la víctima; ii) recuperar y preservar el material probatorio relacionado con la muerte, con el fin de ayudar en cualquier potencial investigación penal de los responsables; iii) identificar posibles testigos y obtener sus declaraciones en relación con la muerte que se investiga; iv) determinar la causa, forma, lugar y momento de la muerte, así como cualquier patrón o práctica que pueda haber causado la muerte, y v) distinguir entre muerte natural, muerte accidental, suicidio y homicidio. Además, es necesario investigar exhaustivamente la escena del crimen, se deben realizar autopsias y análisis de restos humanos, en forma rigurosa, por profesionales competentes y empleando los procedimientos más apropiados. Este Tribunal ha establecido que la falta de protección adecuada de la escena del crimen puede afectar la investigación, por tratarse de un elemento fundamental para su buen curso.” (Corte IDH. Caso Veliz…, párr. 191). Y en caso de que se omita llevar a cabo las diligencias que hubieran permitido la recolección de pruebas, devendrá la responsabilidad estatal (Corte IDH. Caso Veliz…, párr. 195). Asimismo, a lo largo de esa resolución se hace énfasis en la importancia de la cadena de custodia. Ahora bien, tales parámetros están dirigidos a aquellos casos en que se verifique una muerte violenta en que además pueda verse implicada la discriminación y violencia de género; pues bien, al respecto se consideran aplicables a los casos de violación sexual las medidas precisadas, a fin de que el Estado dé cumplimiento con su obligación de llevar a cabo una investigación seria para poder garantizar el acceso a la justicia de las mujeres víctimas de violación sexual. Por su parte en la resolución de supervisión de cumplimiento de la sentencia del Caso González y otras (Campo Algodonero) vs México, que se emitió en mayo de 2013, en el punto 27, inciso II, se dispuso que las investigaciones deberán también enfocarse por cuanto hace la violación sexual y hacerse análisis de los patrones que se presenten en la zona. Por su parte, en la sentencia del Caso Veliz la Corte IDH determinó que el Estado debe recabar toda la información necesaria para que esté en posibilidades de dar cumplimiento con sus obligaciones convencionales. Así, si el Estado está advirtiendo un contexto de impunidad persistente, no puede sustraerse al conocimiento de la situación 30 de riesgo. Esto abona toda vez que precisamente de los datos que se aportarán a continuación se desprende una clara impunidad que está soportada fácticamente, y que hace necesaria la implementación de medidas concretas (Corte IDH. Caso Veliz…, párr. 152 y 153). Esto es de particular importancia, toda vez que si bien existen algunos documentos que han establecido las entidades federativas más violentas para la mujer, no se ha establecido con precisión datos de relevancia para poder establecer patrones específicos por zonas, lo que desde luego se considera necesario y urgente a fin de tomar aquellas medidas políticas necesarias para hacerle frente. Asimismo, y sin pretender descontextualizar tal disposición, considero que, con independencia de la reserva de datos personales, es aplicable a las investigaciones llevadas efectivamente ante el ministerio público las cuales también deben incluir una descripción mínima a fin de determinar aquellos patrones que permitan revelar su verdadera incidencia. 2. El derecho al acceso a la justicia El presente apartado se analiza con motivo de que el derecho al acceso a la justicia se constituye precisamente en el canal para la exigibilidad del cumplimiento de los derechos humanos de las mujeres. Es precisamente en el terreno del acceso a la justicia que las mujeres tendrán que desenvolverse a partir de que decidan denunciar la violación sexual. Se ha señalado como un aspecto fundamental que la primera línea de defensa de los derechos (incluyendo el de igualdad) lo constituye precisamente el acceso a recursos judiciales idóneos y efectivos. 31 Es justamente a través de garantizar el derecho al acceso a la justicia, que el Estado tiene diversas obligaciones para con las víctimas de violación sexual. ¿Qué implicaciones tiene el derecho al acceso a la justicia? El acceso de la justicia puede ser visto desde tres diferentes ópticas: llegar al sistema judicial; la posibilidad de que se obtenga un pronunciamiento judicial justo en un tiempo prudente; y, el conocimiento de los derechos por parte de los ciudadanos, esto es, la conciencia del acceso a la justicia como un derecho y la consiguiente obligación del Estado de brindarlo y promoverlo (Birgin 2008: 170). Es la vía para reclamar el cumplimiento ante los tribunales y garantizar la igualdad ante la ley (Parra y Saavedra 2012: 17). Se encuentra contemplado en el artículo 2.3 inciso a) del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, así como en la Convención Americana sobre Derechos Humanos en el artículo 8.1 al referirse a las garantías judiciales (Parra y Saavedra 2012: 20) en relación con el artículo 25.1 que regula el derecho a la protección judicial. El contenido del acceso a la justicia es el relativo al plazo razonable, el derecho de las víctimas a que se haga todo lo posible para que se conozca la verdad de lo que ocurrió y que se sancione a los responsables (CIDH 2011b, resumen ejecutivo: párr. 4) A su vez, la obligación de no discriminar y la garantía de igualdad son corolarios fundamentales del derecho de acceso a la justicia para las mujeres víctimas de violencia21. Asimismo, la obligación de respetar, proteger y cumplir con la CEDAW se extiende a asegurar “la disponibilidad de recursos judiciales asequibles, accesibles y oportunos” (CIDH 2011b, resumen ejecutivo: párr. 9). Esto permite entender que el derecho a no ser discriminado es una consecuencia necesaria del derecho al acceso a la justicia. 21 En relación con la CEDAW, y la interpretación en el sentido de que la discriminación contra las mujeres comprende la violencia en todas sus formas. 32 En nuestro país, se desprende tal derecho de la propia Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el cual señala: Artículo 17 Constitucional:… “Toda persona tiene derecho a que se le administre justicia por tribunales que estarán expeditos para impartirla en los plazos y términos que fijen las leyes, emitiendo sus resoluciones de manera pronta, completa e imparcial. Su servicio será gratuito, quedando, en consecuencia, prohibidas las costas judiciales.” En ese sentido, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación también ha reconocido tal derecho y emitido directrices que delinean ese derecho22, haciendo la aclaración de que el derecho a la tutela jurisdiccional es de tipo genérico y se integra por el acceso a la justicia, el debido proceso y la eficacia de la sentencia o decisión (Parra y Saavedra 2012: 17). A través del caso Cantos, la Corte IDH señaló que se desprende el derecho al acceso a la justicia23 de las propias disposiciones de la CADH, ya que expresamente no se encuentran reconocidos en la Convención Americana. Así, es como se ha determinado la violación al derecho al acceso a la justicia, cuando no se ha llevado a cabo una investigación diligente, los recursos interpuestos no han sido efectivos, o porque se ha pasado por alto en los procedimientos el plazo razonable. El plazo razonable en la Constitución Política se desprende del artículo 17, y en la Convención Americana sobre Derechos Humanos del 8.1, y es aplicable a todas las 22 Tesis: 1a. CCXCIV/2014 (10a.) y Tesis: I.3o.C.30 K (10a.) “50. Esta disposición de la Convención consagra el derecho de acceso a la justicia. De ella se desprende que los Estados no deben interponer trabas a las personas que acudan a los jueces o tribunales en busca de que sus derechos sean determinados o protegidos. Cualquier norma o medida del orden interno que imponga costos o dificulte de cualquier otra manera el acceso de los individuos a los tribunales, y que no esté justificada por las razonables necesidades de la propia administración de justicia, debe entenderse contraria al precitado artículo 8.1 de la Convención.” (Corte IDH. Caso Cantos…, párrs. 50) “52. El artículo 25 de la Convención también consagra el derecho de acceso a la justicia. Al analizar el citado artículo 25 la Corte ha señalado que éste establece la obligación positiva del Estado de conceder a todas las personas bajo su jurisdicción un recurso judicial efectivo contra actos violatorios de sus derechos fundamentales. Y ha observado, además, que la garantía allí consagrada se aplica no sólo respecto de los derechos contenidos en la Convención, sino también de aquéllos que estén reconocidos por la Constitución o por la ley. La Corte ha señalado, asimismo, en reiteradas oportunidades, que la garantía de un recurso efectivo “constituye uno de los pilares básicos, no sólo de la Convención Americana, sino del propio Estado de Derecho en una sociedad democrática en el sentido de la Convención”, y que para que el Estado cumpla con lo dispuesto en el artículo 25 de la Convención no basta con que los recursos existan formalmente, sino que los mismos deben tener efectividad, es decir, debe brindarse a la persona la posibilidad real de interponer un recurso que sea sencillo y rápido. Cualquier norma o medida que impida o dificulte hacer uso del recurso de que se trata constituye una violación del derecho al acceso a la justicia, bajo la modalidad consagrada en el artículo 25 de la Convención Americana.” (Corte IDH. Caso Cantos…, párrs. 52) 23 33 materias ya que se contiene en una cláusula general (Parra y Saavedra 2012: 23). Asimismo, al ser una cláusula general se puede sostener que está conferido para que todas las partes puedan hacerlo exigible, incluyendo desde luego víctimas e imputados. Se ha determinado que los elementos que determinan el plazo razonable son: complejidad del asunto, actividad procesal del interesado y conducta de las autoridades judiciales, y la afectación a la situación jurídica de la persona involucrada (Parra y Saavedra 2012: 24; Cortés 2013: 195). 2.1 El derecho a la verdad y sanción de los responsables: La persona víctima de una violación a sus derechos humanos tiene el derecho de obtener el esclarecimiento de los hechos violatorios, así como el deslinde de las responsabilidades respectivas, a través de la investigación, juzgamiento y sanción. Se ha reconocido internacionalmente el derecho al conocimiento de la verdad. Lo anterior, al margen del contexto, pues debe recordarse que tal derecho tiene dos dimensiones, siendo el que le corresponde a la víctima y sus familiares, así como la dimensión pública. La Corte Interamericana de Derechos Humanos determinó en la sentencia del Caso Bámaca Velásquez vs Guatemala que una de las modalidades de reparación es precisamente la satisfacción del derecho a la verdad24. Este derecho implica el establecimiento de mecanismos a través de los cuales se puedan hacer efectivos, de conformidad con las mismas obligaciones internacionales adquiridas. 24 “De todos modos, en las circunstancias del presente caso, el derecho a la verdad se encuentra subsumido en el derecho de la víctima o sus familiares a obtener de los órganos competentes del Estado el esclarecimiento de los hechos violatorios y las responsabilidades correspondientes, a través de la investigación y el juzgamiento que previenen los artículos 8 y 25 de la Convención.” (Corte IDH. Caso Bámaca..., párr. 201) 34 Ciertamente existen mecanismos diversos para llegar a la verdad, sin embargo, es a través del proceso judicial mediante el cual se determina la culpabilidad de una persona por la realización de actos que vulneran los derechos de otra persona. En ese sentido, se tiene que el establecimiento de la responsabilidad es parte del derecho a la verdad. Sirve también la Resolución sobre el derecho a la verdad número 2005/66 de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas, en la que se hace referencia a la importancia de la creación de diversos mecanismos a fin de evitar la impunidad. Este es uno de los componentes del derecho humano al acceso a la justicia, sin embargo, para el tema que tratamos, no basta con que se satisfaga tal vertiente, se requieren acciones claras de no tolerancia a la violación sexual a fin romper con la impunidad generada. 2.2 El derecho de acceder a procesos judiciales ante tribunales competentes, independientes e imparciales en condiciones de igualdad. De la Observación General No. 32 se advierte que el artículo 14 del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos reconoce el derecho a la igualdad ante los tribunales. Este derecho garantiza “los principios de igualdad de acceso e igualdad de medios procesales, y asegura que las partes en los procedimientos en cuestión sean tratadas sin discriminación alguna.” (CDH 2007: párr. 8). Ciertamente, el artículo 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos contiene el derecho de acceso a los tribunales en supuestos de cargos penales, pero a la vez, es una regulación general, pues se refiere al acceso a la administración de justicia en términos generales. Esto permite deducir que dicho derecho no sólo es operativo para los imputados por un delito, sino también para las víctimas del mismo, pues es una parte de 35 su derecho al acceso a la justicia a la vez que es el medio para la sanción de la violación sexual y la reparación del daño. Se produce una vulneración a este dispositivo cuando de jure o de facto se niega el acceso a la impartición de justicia por tribunales competentes (párrafo 9 en relación con el 3 de la Observación General no. 32). El derecho a las debidas garantías ante tribunal competente, independiente e imparcial, también está reconocido en el párrafo primero del artículo 14 (CDH 2007: párr. 15), y aplica para las víctimas, ya que no se le advierte restrictivo de la perspectiva de los imputados de un delito. Respecto al concepto de "tribunal", debe entenderse un órgano creado de forma independiente de los poderes ejecutivo y legislativo, o al menos que goce de independencia judicial para pronunciarse sobre cuestiones de carácter judicial (CDH 2007: párr. 18). El derecho al que se hace referencia, también es genérico, por lo que puede ser referido tanto a los procesados por un delito como a las víctimas del mismo, pues el derecho al acceso a la justicia y las garantías que contiene es aplicable a cualquier persona, con independencia de su calidad y la naturaleza del asunto25, y la posibilidad de acceder a tribunales con las características precisadas puede admitirse conferido a ambas partes. Por cuanto hace a la competencia, independencia e imparcialidad de un tribunal, éste es un derecho absoluto, en cuanto a que no admite excepciones. Así, del análisis de los artículos 13, 14 y 16 constitucionales se advierten los parámetros que regirán en torno al tema de la competencia de los jueces penales, quienes llevarán a cabo el procedimiento penal. Asimismo, en el artículo 20 al 31 del Código Nacional de 25 Tesis: VI.1o.A. J/2 (10a.). 36 Procedimientos Penales se establecen las disposiciones relativas a las cuestiones de competencia. En cuanto a la independencia, se refiere a las cualidades para el nombramiento de los jueces y las garantías de que éstos disponen para la estabilidad en el cargo, para que no sean removidos más que por los procedimientos objetivos que las normas determinen (y con las garantías procesales inherentes a una afectación tal), que tengan también condiciones objetivas de ascensos, suspensión y cesación de sus funciones, sin injerencia política de los otros poderes. Por su parte, debe decirse que constituye una obligación estatal adoptar las medidas concretas que garanticen la independencia del poder judicial y brindar protecciones a los jueces para evitar esa influencia política, estableciendo en las normas correspondientes, los mecanismos y causales de forma clara y objetiva que rijan en los procedimientos mencionados. Por su parte, también el Comité de Derechos Humanos ha señalado que es determinante que se incluyan aquellos aspectos relativos a su nombramiento, remuneración, mandato, suspensión y destitución (CDH 2007: párr. 19). Es decir, que los jueces sólo sean removidos por causas graves de mala conducta o incompetencia, y cuyos procedimientos en que se determinen esas medidas sean objetivos y con las garantías correspondientes (CDH 2007: párr. 20). Por su parte, la Corte IDH en la sentencia Reverón Trujillo, ha referido la importancia de la función judicial para la vida democrática de un país, así como para las garantías de debido proceso, pues refirió que los trabajadores públicos de carrera deben tener estabilidad laboral26. Este argumento se refiere a la no remoción del encargo y mientras se hayan observado las condiciones fijadas los servidores públicos gozarán de estabilidad laboral, lo cual es 26 “64 … El principio general en materia laboral para los trabajadores públicos de carrera es la estabilidad, entendida como la certidumbre que debe asistir al empleado en el sentido de que, mientras de su parte haya observancia de las condiciones fijadas por la ley en relación con su desempeño, no será removido. Lo anterior se debe a que los funcionarios públicos han ingresado por medio de concursos o algún otro método legal que determine los méritos y calidades de los aspirantes y forman parte de una carrera permanente.” (Corte IDH. Caso Reverón…, párr. 64) 37 una consecuencia de que ingresen mediante concursos o un diverso medio legal que determine sus méritos. En este mismo sentido la Segunda Sala de la SCJN también ha emitido criterios al respecto27. El aspecto de la imparcialidad tiene una doble vertiente: una, relativa a que los jueces no están influenciados por convicciones personales ni preconcebidas, y que debe ser imparcial a los ojos de un observador razonable, entrando en este punto el tema de las recusaciones (CDH 2007: párr. 21). Un punto que atañe a la imparcialidad es el de su carácter expeditivo (CDH 2007: párr. 27). Con independencia de la naturaleza del asunto, no puede justificarse una demora fuera de todo parámetro objetivo. Este aspecto va relacionado con el tema del plazo razonable, que ya se trató con anterioridad. El derecho a la justicia completa implica que se resuelvan todos los puntos sometidos a la consideración del órgano jurisdiccional. También implica que se decida si asisten a la persona los derechos que reclama. Aquí se relacionan estos puntos con los de congruencia y exhaustividad, debiendo resolver todos aquellos que sean necesarios a fin de que se resuelvan en su totalidad los puntos en controversia (Parra y Saavedra 2012: 26). En cuanto a este punto, la Corte Interamericana sí ha referido, incluso en sentencias dictadas contra el Estado Mexicano, que los Estados deben proporcionar un recurso judicial que no se limite a meras formalidades. Este criterio se relaciona a su vez con el de la efectividad de los recursos, los cuales deben ser efectivos para determinar si ha habido una violación y para obtener una reparación adecuada. También en ese sentido, se han pronunciado las salas de la SCJN28. 27 28 Tesis: 2a./J. 34/2011 (10a.). Tesis: 2a./J. 32/2013 (10a.). 38 Asimismo, se ha establecido que la justicia debe ser gratuita. En nuestra Constitución el artículo 17 ha prohibido las costas judiciales, las cuales han sido entendidas como el pago que correspondería a los que intervienen en el aparato estatal de justicia29. Por su parte, se ha dicho que tal derecho no es absoluto, pero sí implica la emisión de una decisión definitiva, que los particulares puedan recurrir a los tribunales sin temor a tener que pagar sumas desproporcionadas o excesivas (Parra y Saavedra 2012: 30). La Convención este Americana sobre Derechos Humanos no prohíbe el pago de costas judiciales, pero sí que deben estar establecidas en la legislación interna y el monto debe ser fijado en parámetros razonables que no impliquen un obstáculo para la justicia (Parra y Saavedra 2012: 31). 2.3 Recurso judicial efectivo. Este aspecto se encuentra regulado en el artículo 25.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. En este sentido, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha establecido que los Estados deben ofrecer a todas las personas un recurso judicial efectivo contra actos violatorios de derechos humanos30. Asimismo, los Estados deben asegurarse de su debida aplicación31. No pueden reputarse como efectivos aquellos recursos que, por las condiciones generales del país o propias del caso, resulten ilusorios32 (Parra y Saavedra 2012: 38). 29 Tesis: P./J. 72/99. “78. El artículo 25.1 de la Convención establece, en términos generales, la obligación de los Estados de garantizar un recurso judicial efectivo contra actos que violen derechos fundamentales. Al interpretar el texto del artículo 25 de la Convención, la Corte ha sostenido que la obligación del Estado de proporcionar un recurso judicial no se reduce simplemente a la mera existencia de los tribunales o procedimientos formales o aún a la posibilidad de recurrir a los tribunales, sino que los recursos deben tener efectividad, es decir, debe brindarse a la persona la posibilidad real de interponer un recurso, en los términos de aquel precepto. La existencia de esta garantía “constituye uno de los pilares básicos, no sólo de la Convención Americana, sino del propio Estado de Derecho en una sociedad democrática en el sentido de la Convención”. Asimismo, conforme al artículo 25.2.b de la Convención, los Estados se comprometen a desarrollar las posibilidades del recurso judicial.” (Corte IDH. Caso Castañeda…, párr. 78). Asimismo, Corte IDH. Caso Radilla…, párr. 295. 31 “237. Este Tribunal ha establecido que “[e]l artículo 25 se encuentra íntimamente ligado con la obligación general del artículo 1.1 de la Convención Americana, al atribuir funciones de protección al derecho interno de los Estados Partes”, de lo cual se desprende que el Estado tiene la responsabilidad de diseñar y consagrar normativamente un 30 39 En este sentido, también se ha pronunciado la Primera Sala de la SCJN33. Tales recursos deberán se efectivos de conformidad con el artículo 25 de la CADH, y no sólo existir formalmente. Para ello, deberá ser idóneo para combatir la violación alegada y que sea efectiva su aplicación por la autoridad competente (Corte IDH. Caso Radilla…, párr. 296). Asimismo, debe estar garantizado que la intervención de la víctima no se limite a la reparación del daño, sino a hacer efectivos sus derechos y conocer la verdad y justicia ante tribunales competentes, pudiendo incluso impugnar esa competencia (Corte IDH. Caso Radilla…, párr. 297). Esto es, del artículo 8 de la CADH se desprende que las víctimas deberán contar con bastas posibilidades de ser oídos y de actuación en un tribunal, para el establecer la verdad de los hechos, sancionar a los perpetradores y obtener reparaciones (Corte IDH. Caso Veliz…, párr. 184). Al respecto el Código Nacional de Procedimientos Penales efectivamente ha establecido disposiciones que permitirían una mayor intervención de la víctima. Como disposición general el artículo 18 de esa legislación establece las obligaciones de las autoridades de hacer saber a las víctimas sus derechos. El dispositivo 57 establece el derecho de sustituir al asesor jurídico de la víctima incluso en los casos de notoria deficiencia. El artículo 66 señala que la víctima y su asesor podrán intervenir cuantas veces sea pertinente, con la autorización del órgano jurisdiccional. El artículo 109 establece los derechos de las víctimas, y el artículo 110 establece el derecho a designar a su asesor, quien representará los intereses de aquélla en igualdad de condiciones que el defensor del imputado. A su vez, el artículo 309 señala que cuando el imputado quiera declarar, el asesor jurídico de la víctima podrá realizar las preguntas que desee a aquél, respetando siempre su derecho a responderlas o no. También se ha reconocido el derecho de la recurso eficaz, pero también la de asegurar la debida aplicación de dicho recurso por parte de sus autoridades judiciales”. (Corte IDH. Caso Villagrán…, párr. 237) 32 145. Al respecto, este Tribunal ha señalado que no pueden considerarse efectivos aquellos recursos que, por las condiciones generales del país o incluso por las circunstancias particulares de un caso dado, resulten ilusorios (Corte IDH. Caso Baldeón…, párr. 145). 33 Tesis: 1a. CCLXXVII/2012 (10a.). 40 víctima de oponerse a situaciones muy concretas como lo son los acuerdos probatorios, donde será el juez de control el que determinará si es fundada tal oposición, artículo 345. También se ha establecido que aún cuando la víctima no se haya constituido como coadyuvante del ministerio público, tendrá derecho a impugnar en los supuestos establecidos en el artículo 459 de ese código. Para asegurar lo anterior, dentro de las reglas relativas a las notificaciones y citaciones se contempla expresamente las notificaciones para la víctima y su asesor. 3. Problemas en el procesamiento de la violación sexual: regulación normativa y problemas que van más allá de la regulación legislativa (el género desde la perspectiva del derecho penal). En este apartado se explica parte de la perspectiva desde la que se está elaborando el presente trabajo, pues si bien ya se aludió a la discriminación estructural que vive la mujer, se considera conveniente entender que se está haciendo una crítica desde la perspectiva de género toda vez que una norma aparentemente neutral puede conllevar a la continuidad del ciclo de impunidad. En primer término, se señala que la perspectiva de género (a la que incluso se alude en diversas ocasiones en el presente trabajo) es una “perspectiva [que] visibiliza los efectos de la construcción social de los géneros y las relaciones inequitativas de poder, que han colocado a las mujeres en una situación de subordinación frente a los hombres” (Andión 2012: 51). La perspectiva de género tiene como finalidad de deconstruir los roles y estereotipos de género, esto es, romper con tales roles. 41 Género o perspectiva de género no puede entenderse alusivo únicamente a la perspectiva de la mujer, ni referida sólo a ella. Sino que debe hacer un análisis de las relaciones de poder, roles y estereotipos, analizando las relaciones de poder y subordinación en relación con los hombres. Este enfoque se está utilizando precisamente porque ha sido necesario hacer una revisión de dichas relaciones en el ámbito procesal penal, y una revisión de las normas que hacen o pueden hacer que se perpetúen dichas relaciones de poder, conllevando a mantener la desigualdad. Se requiere reconocer la discriminación de facto y la invisibilización de las necesidades propias de las mujeres para poder elaborar una propuesta que efectivamente busque la superación de esa situación (Andión 2012: 56). Por derecho se debe entender tanto las normas jurídicamente vigentes, como la interpretación y aplicación, así como las reglas informales que vienen a determinar el acceso a la justicia (Andión 2012: 55) El Derecho “es un discurso del poder, implica poner más atención a las reglas informales, a los pensamientos y actitudes de las personas que operan la justicia, así como poner más atención a la forma en cómo las normas institucionalizan lo que se considera como legitimo o ilegitimo, aceptable o inaceptable, natural o desnaturalizado” (Andión 2012: 56). Así, al incluirse no sólo la regulación formal, sino las prácticas que encierran el acceso a la justicia es que puede hablarse de aspectos atinentes al derecho. En su momento también se proporcionarán las cifras relativas a este aspecto y que señalan que las denuncias de violación que llegan a sentencia condenatoria realmente son bajísimas, lo que desde luego da cuenta del acceso a la justicia que están teniendo las mujeres en esta situación. 42 Aquí es donde la crítica feminista al Derecho ha resultado muy útil para evidenciar las deficiencias que se presentan y tratar de superarlas. Se insiste en que no basta aludir a que se elaborarán regulaciones con perspectiva de género para que tales regulaciones realmente lo sean, sino que debe analizarse si las regulaciones propuestas son realmente útiles para superar el menor acceso a la justicia que se verifica, y si realmente conseguirán los resultados prometidos, pues recordemos que una norma en forma aislada difícilmente conseguirá cambiar una realidad, pues siempre deberá su aplicación estar entendida sistemáticamente. Y si bien actualmente se manejan reformas y se hacen discursos que supuestamente buscan la igualdad en las relaciones entre hombre y mujeres, lo cierto es que no constituyen verdaderas modificaciones a las estructuras sociales de tal forma que constituyan una transformación. Buscar elaborar normas “neutrales” que garanticen los mismos derechos para hombres y mujeres no será suficiente, sino que deben reconocerse las necesidades y derechos específicos que requieren las mujeres para vivir en condiciones de igualdad sustantiva (Andión 2012: 56). La discriminación no sólo proviene de normas que expresamente la regulan, sino también de aquellas que bajo un aparente velo de neutralidad e igualdad la mantienen, y sólo detectando sus consecuencias es que se puede hablar del impacto verdadero de esas normas y buscar modificarlas a fin de establecer una verdadera igualdad. También en su momento se aportará la justificación relativa a la necesidad de protección asimétrica que incide en este tema. Como ya se refirió el acceso a la justicia es un derecho principal dentro del sistema legal, para garantizar los derechos (Birgin 2006: 16). Es referencia obligada ya que precisamente en el acceso a la justicia es donde se verán finalmente reflejados estos tópicos de la discriminación que de facto se desarrollan. 43 En ese sentido, medir el acceso real a la justicia nos permite visibilizar la neutralidad de normas y patrones de conducta que inciden en su impartición. Esto a su vez nos permite ubicar el nivel de igualdad de facto que impera en un sistema. Ya se señalaban también todas las disposiciones que establecen que el Estado debe remover los obstáculos que impiden ejercer los derechos con plenitud. El que el Estado remueva sólo formalmente algunos aspectos para la protección de los derechos de las mujeres, no conlleva grandes resultados en tanto que la perspectiva de los operadores de justicia no cambie, pues incluso los resultados son desfavorecedores (Jaramillo 2009: 122). “La posición subordinada de la mujer está enclavada en las instituciones, que a su vez determina la socialización de los individuos y con esto se crea una especie de efecto circular” (González 2000: 8). Es por ello que el legislador debe pensar en la diferencia, y elaborar esquemas que hagan frente a la realidad. Se ha observado que respecto a la violación sexual las cifras son bajas en cuanto a sentencias condenatorias, toda vez que terminan por considerarse circunstancias que de facto nos hablan de la aplicación de estereotipos en el derecho penal y de su interpretación con contenido desde la percepción masculina (Jaramillo 2009: 122; Larrauri 2002: 8). Esta visión es vigente y aplicable para nuestro país en razón de las cifras que se expondrán con posterioridad y que sostener esa realidad. La violencia sexual en particular ha sido entendida de forma muy limitada. Por lo que se refiere a las normas procesales, tampoco han sido de gran ayuda. Ciertamente, observamos normas que pueden mejorar el acceso a la justicia por cuanto al Código 44 Nacional de Procedimientos Penales y la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Ahora bien, se han hecho importantes cambios en las legislaciones penales, pero debe cuestionarse hasta qué punto dichos cambios han ayudado o ayudarán a solucionar los problemas que les afectan. Es decir, en torno al aspecto procesal de la violación sexual se cuenta con disposiciones de aplicación concreta sobre cómo deben proceder los juzgadores en los casos de violencia sexual; sin embargo, al hacer una revisión del recién creado Código Nacional de Procedimientos Penales se observan normas que pudieran reducir el margen de actuación de los juzgadores para poder aplicar tanto protocolos como normas convencionales que protegen a las mujeres y que buscan la igualdad sustantiva. Esto es, pese a que en discurso se aludió a que el nuevo código se integraría una perspectiva de género, y aunque se reconocen ciertos aspectos positivos, lo cierto es que existen figuras en las que no se advierte esa necesaria protección asimétrica, lo que puede dar margen para perpetuar el ciclo de impunidad. En concreto podemos tomar como ejemplo las relativas a los acuerdos reparatorios a que alude el artículo 187, ya que de la lectura de ese código no se advierte alguna restricción cuando se trate del delito de violación sexual, por lo que pudiera ser procedente en los supuestos de violación sexual entre cónyuges la cual se persigue por querella. Asimismo, salta el tema de la suspensión condicional del proceso que se establece en el artículo 191, y que tampoco contiene limitación expresa respecto al delito de violación, siendo que si una legislación establece una punibilidad cuya media aritmética no exceda de cinco años sería procedente. Una observación similar se hace respecto a la procedencia del procedimiento abreviado del artículo 201, el cual también contempla, entre otros requisitos, que la media aritmética no exceda de cinco años, tenido ventajas tales como la reducción de la pena de prisión hasta en un tercio o una mitad, según el caso concreto, para los delitos dolosos, sin que se advierta limitación expresa por cuanto hace a la violación sexual. 45 Ciertamente, no es el caso analizar en este trabajo si realmente de fondo estos aspectos contribuyan o no a lograr un mayor número de “condenas” o el aseguramiento de ciertas condiciones de reparación para las víctimas, pero definitivamente queda claro que no puede existir una justificación sobre la no transmisión del mensaje de que la violación sexual es una cuestión grave y que debe impedirse su tolerancia e impunidad; pero al no haber una disposición que ponga condiciones especiales para el caso de que pudieran proceder para la violación sexual, pareciera permear el mensaje de que ésta es un delito más, totalmente desprovisto de todo el contenido discriminatorio y de violencia estructural del cual ya se habló. Así, tenemos que no debe verse aisladamente, ya que más allá de la perspectiva de un particular que agrede a otro particular, debe de entenderse que la violación sexual conlleva discriminación en sí misma, implica una violencia y fines a los que ya se aludió con anterioridad, por lo que no debe contemplarse de manera aislada, sino dimensionarse en su totalidad y llevar a cabo las medidas para revertir esa problemática con una perspectiva integral. Para lograr una igualdad real entre hombres y mujeres es necesario brindar una protección asimétrica, pues debe precisamente pensarse en la diferencia. Esto es así, porque hombres y mujeres no empiezan con las mismas oportunidades a consecuencia de los roles que socialmente se asignan a unos y otros, por lo que la aplicación de reglas neutrales conduce a resultados desiguales. El no tomar en cuenta que nuestras diferencias son jerárquicas, y nos desenvolvemos en una sociedad que toma como modelo a aquellos que tienen más poder (Facio 2009: 546) trae como consecuencia más desigualdad y negación del empoderamiento. A fin de concretar más los aspectos referidos en este apartado, se hace necesario referir brevemente algunas consideraciones sobre los estándares probatorios, sin que se agote el tema en este momento, puesto que el análisis de su oportunidad corresponderá al siguiente capítulo. 46 El que se establezca un estándar similar al del resto de los delitos para la prueba de la violación sexual lo único que logra es imposibilitar el acceso a la justicia a las mujeres. Una igualdad procesal a la del resto de las víctimas, que de por sí ha sido demasiado limitado si no en muchos casos nulo, sólo hace que se perpetúen la impunidad y el ciclo de violencia que viven las mujeres. La evolución de la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha sido sumamente interesante en reconocer esto. Dicha Corte, determinó en la sentencia del caso de Loayza Tamayo vs Perú que ésta recibió tratos crueles, inhumanos o degradantes, para lo cual tomó en consideración las declaraciones de la víctima y que el Estado no pudo desvirtuar tales alegaciones, sin embargo, al mismo tiempo impuso un “estándar superior” para la prueba de la violencia sexual, pues recaía casi exclusivamente en la supuesta víctima quien no podía vencerlo con sus declaraciones y las de sus testigos en razón de “la naturaleza del hecho” (Zelada 2013: 151) En la sentencia del caso Penal Miguel Castro Castro, apartándose de lo ocurrido en el caso Caballero Delgado y Loayza Tamayo, la Corte Interamericana valoró las declaraciones de las víctimas como prueba necesaria y suficiente para la acreditación de determinados hechos de violencia sexual, con lo que se rompe con los criterios previamente observados (Zelada 2013: 158). “La Corte Interamericana daba así un golpe letal a la “brecha de género” del pasado al reconocer el impacto diferenciado de la violencia sexual en los derechos de las mujeres” (Zelada 2013: 158). Por lo que hace a la sentencia “Campo Algodonero”, se dice que “es la piedra angular del sistema interamericano para la acreditación de la violencia de género” pues identifica con claridad patrones y estereotipos que pueden conllevar una discriminación contra la mujer atribuibles al Estado (Zelada 2013: 159). 47 Asimismo, en esta sentencia la Corte Interamericana se pronuncia sobre actos de violencia sexual perpetrados por particulares. También, nos remite al concepto de discriminación estructural al que se ha venido aludiendo. Ante ello, se tienen que observar también las diversas cuestiones que se ha considerado necesario analizar en esencia a fin de evitar la impunidad. Se refuerza la idea de que no basta con que se busque igualdad formal, pues ello implicaría hacerlo en forma ciega, ya que los derechos concedidos tanto a hombres como mujeres provenientes de una situación de desigualdad y subordinación, no arrojarían resultados relevantes, por lo que debe elaborarse y actuarse el derecho en forma tal que proteja efectivamente, incluso si para ello es necesario brindar medidas especiales que permitan un equilibrio en las relaciones entre hombres y mujeres. En ese tenor, las normas procesales que regirán la aplicación de las normas sustantivas, nos permiten darnos cuenta de la exigibilidad real de los derechos. No se está señalando que deba irse a un extremo de un derecho penal máximo, pues de nada sirve que las penas sean mayores si no se brinda una protección real, es decir, si escasamente se dictan y ejecutan sentencias condenatorias por los delitos de violación sexual. Al no haber una verdadera sanción se evidencia el discurso de tolerancia hacia esa conducta. 48 CAPÍTULO II FLEXIBILIZACIÓN DE LOS ESTÁNDARES PROBATORIOS NACIONALES EN LA DETERMINACIÓN DE LA VIOLACIÓN SEXUAL. 1. Justificación determinada por la impunidad que acompaña a la violación sexual: Hasta este momento se ha revisado el marco normativo que acompaña a las mujeres víctimas de discriminación y violencia, en particular, de la violación sexual, así como la obligación estatal de responder adecuadamente ante ello. Recordemos que existe una gran impunidad derivada de la discriminación estructural que sufren las mujeres víctimas de violación sexual al tratar de acceder al sistema de justicia penal, debido a la falta de aplicación de los estándares internacionales emitidos en la materia, por lo que se considera necesario flexibilizar el estándar probatorio a fin de romper con esa discriminación y trato desigual. Para soportar la afirmación anterior, se hará una revisión del contexto fáctico que justifique una variación en la aplicación de las normas probatorias, toda vez que de lo analizado encontramos el fundamento del cual puede desprenderse el actuar propuesto por parte de las autoridades; sin embargo, al revisar los datos concretos es posible advertir que no hay resultados positivos en el acceso a la justicia para las mujeres víctimas de violación sexual, pese a las modificaciones que en cuanto al sistema de procesamiento penal se han tenido. También, corresponde verificar las normas que de manera más concreta guían el aspecto procesal y que pueden servir como referentes. Asimismo, es pertinente entender que estamos ante la necesidad de brindar una protección asimétrica a fin de poder romper con el ciclo de violencia e impunidad vigentes para la violación sexual, derivado del incumplimiento de los estándares 49 referidos en la primera parte de esta investigación y en relación con los datos que se expondrán a continuación. Hasta ese punto, todo lo anterior está visto desde la perspectiva de las mujeres víctimas de violación sexual. Sin embargo, no podemos dejar de lado que cualquier propuesta que se haga deberá soportar un análisis a la luz de los derechos de las personas imputadas por este delito. Es decir, cualquier propuesta que se formule, deberá colisionar lo menos posible con los derechos de los imputados, pues de lo contrario se tornaría ilegítima una condena emitida trastocando los derechos fundamentales de los imputados. Así, es importante destacar que en el recién publicado Código Nacional de Procedimientos Penales no se mantienen las reglas relativas a la prueba tasada que se contienen en el actual Código Federal de Procedimientos Penales. Ello hace factibles las promesas que en torno a la participación de la víctima en los procesos penales judiciales se han hecho para el nuevo sistema de enjuiciamiento penal34. 1.1 Marco fáctico. Para referirme al contexto de violencia sistemática que sigue imperando pese a las modificaciones legales que se han realizado en nuestro país, me apoyaré en el informe Sombra de la organización Equis presentado en 2012 ante el comité CEDAW, así como al informe presentado por esta organización en el marco del EPU, 2013, los cuales están enfocados a los aspectos tratados en el presente trabajo, motivo por el cual resultan sumamente útiles. El primero de tales informes se destaca que no se tiene una base de información fidedigna respecto del acceso a la justicia por parte de las mujeres. Dicho informe se 34 http://159.16.88.103/StreamingIJF/Evento.asp?title=Diplomado%20en%20litigación%20en%20el%20proceso%20p enal<br>Dr.%20Rafael%20Blanco<br>18%20de%20junio%20de%202013&videoNom=Conferencias/2013/DiploLiti gProcesPenal/18junio1de2.mp4&type=videos& consultada por última vez el 1 de mayo de 2014. Conferencia “Nuevo Sistema Acusatorio Penal” http://www.ijf.cjf.gob.mx/conferencias/2011/sist_penal/Sistema_penal.html consultado por última vez el 01 de mayo de2014. Conferencia “Principios Rectores de los Juicios Orales” http://www.ijf.cjf.gob.mx/conferencias/2011/PcpiosRectoresJO/ConfPrincipios_rectores.html consultado por última vez el 01 de mayo de2014. 50 elaboró en el marco del acceso a la justicia en relación con los artículos 1 y 2 de la CEDAW, el cual permite ubicar dicho contexto sobre los principios de igualdad y no discriminación (Equis 2012: 1). Asimismo, da cuenta de que las prácticas patriarcales así como la lucha contra la delincuencia organizada, corrupción e impunidad han impedido la disminución de la violencia contra las mujeres, y por el contrario, dicha violencia ha ido en aumento (CEDAW 2012: punto 11). El cambio al sistema de justicia penal “mixto” se dio en el 2008 al pasar a un sistema de juicio acusatorio con juicios orales; sin embargo, para 2012 la mayoría “de las legislaciones penales estatales aún no han completado sus procesos de adaptación a dicha reforma”. A la fecha se ha hablado de las bondades de este sistema por cuanto hace a la protección de los derechos humanos y las ventajas que ofrece para las sobrevivientes de violencia. Sin embargo, los problemas de discriminación estructural no han desaparecido, y por el contrario, sólo han denotado la falta de justiciabilidad se ha reforzado bajo la aplicación del principio de presunción de inocencia (Equis 2012: 2). Esto no tiene que ver directamente con algún problema en cuanto a disposiciones específicas que por sí mismas impidan la justiciabilidad de los derechos de las mujeres y menos que se pueda otorgar una respuesta adecuada ante la discriminación y violencia que conlleva, sino que ante todo es un problema en su aplicación. Ciertamente, en un estado democrático y de derecho, los tipos penales deben ser regidos por el principio de proporcionalidad de la sanción. Para responder a ese panorama, el Estado deberá hacer efectivas las reglas procesales. Señala la organización Equis, que también deben contemplarse en ese sentido las relativas a la prescripción del delito, el perdón, las excluyentes de responsabilidad penal a favor de las mujeres sobrevivientes de violencia, las medidas de cautelares y de 51 protección, el tema de la activación de la autoridad investigadora según los requisitos de procedibilidad (Equis 2012: 8). Se tiene un panorama de bajo número de denuncias y sentencias por violencia contra las mujeres en México. Alrededor de 120 mil violaciones al año, de acuerdo con la Secretaría de Salud Federal en su informe “Violencia sexual. Tamaño del problema y respuesta del sector salud: la NOM 046” de 20 en marzo de 201335. Los siguientes números dan cuenta de la falla del sistema de justicia para las mujeres sobrevivientes de violación sexual (Equis 2012: 11)36: Averiguaciones Previas Personas en Sentencia Proceso Judicial Condenatoria 2008 14,078 4,369 3,675 2009 14,850 3,477 3,245 2010 14,993 3,157 3,107 Los primeros obstáculos se aprecian desde que se quiere denunciar, pues las mujeres se enfrentan con actitudes discriminatorias, deficiencias en la investigación, incluso que los propios ministerios públicos se los impidan. Las investigaciones no son integradas de forma completa, particularmente en los casos de violación sexual (Equis 2012: 11). Se hace la aclaración de que de los datos arrojados en las estadísticas pasadas no corresponden únicamente a mujeres, pues no existe un desglose por sexo. Sin embargo, por datos parciales de las procuradurías se tiene que alrededor del 90 % de víctimas son mujeres (Equis 2012: 13). 35 Por su parte, en un artículo de La Jornada, publicado el miércoles 2 de julio de 2014, p. 40., por Fabiola Martínez se señaló que: “En los primeros cinco meses del año se denunciaron en las procuradurías y fiscalías estatales de México 5 mil 533 casos de violaciones sexuales. En tanto, 18 entidades reportan alzas en mayo en relación con abril pasado, según cifras compiladas por el Sistema Nacional de Seguridad Pública de la Secretaría de Gobernación (SG), con base en datos que le entregan las autoridades de justicia locales. Si bien la cifra nacional es ligeramente inferior a la reportada durante el mismo periodo de 2013 (5 mil 761 expedientes), hay entidades donde el delito muestra mayor tendencia al alza…”. 36 “De los alrededor de 120 mil violaciones al año, del 11.7%-12.4% llegan a la etapa de averiguaciones previas y únicamente el 2.5-3% terminan en sentencia condenatoria en el periodo de 2008 a 2010.” (Equis 2012: 11) 52 Se sigue advirtiendo la presencia de estereotipos discriminatorios por parte de los operadores de justicia, violando con ello estándares internacionales en la materia. La idea de feminidad se sigue asociando a la de castidad y honestidad, de lo cual puede hacerse depender el resultado37. Un caso que llama la atención, es el caso de Atenco38, pues el organismo llamado FEVIMTRA declinó competencia en el año 2009 a favor de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México (PGJEM), tres años después de haber iniciado investigaciones, a consideración de esa organización, se advirtió que FEVIMTRA “obstaculizó la justicia para estas mujeres a tal grado de detener la investigación y juicio tres años” (Equis 2012: 16). En cuanto al segundo de los informes mencionados al inicio de este apartado, el cual presentó dicha organización en el 2013, volvió a resaltar el tema de que el nuevo sistema de justicia penal ninguna las mujeres que habían sido entrevistadas en cinco entidades federativas, con motivo de los estudios realizados en 2011 y 2012, logró llegar a la audiencia de juicio oral, pues sus asuntos concluyeron en la firma de un convenio ante el juez de control de garantías. Si bien estas formas de terminación anticipada de los 37 Al respecto, la organización Equis en el informe de 2012 precisado; y los Casos Lucero en Guanajuato y Caso Yakiri en el Distrito Federal. 38 En el año 2006, en el municipio de Texcoco, Estado de México, comerciantes de flores del mercado “Belisario Domínguez”, convinieron con las autoridades competentes en reinstalarse, sin embargo, hubo algunos comerciantes que se negaron a tal reubicación, por lo que se verificó un enfrentamiento violento entre tales comerciantes y el grupo “Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra” con funcionarios municipales. El día 02 de mayo de ese año, representantes de los comerciantes y del grupo de referencia se reunieron con autoridades del Gobierno del Estado de México, siendo éstos el Subprocurador de Texcoco y el Director de Gobernación de la Región de Texcoco, sin que acudiera ninguna autoridad de dicho Municipio, y se reforzó el dispositivo de seguridad con elementos de la Agencia de Seguridad Estatal y de la Policía Municipal de Texcoco. Los floristas continuaron con la intención de vender su productos en el mercado de referencia, suscitándose otro enfrentamiento, resultando policías y civiles lesionados, muchas personas detenidas y otras perseguidas, y el bloqueo de la carretera Texcoco-Lechería a la altura de la entrada al municipio de San Salvador Atenco por parte de sus pobladores. En este bloqueo, el día tres de mayo, se presentaron más actos de violencia por lo que la Agencia de Seguridad Estatal y la Policía Federal Preventiva se coordinaron para reestablecer el orden público y liberar a los elementos retenidos, se reportó el fallecimiento de un menor de edad, intromisiones a los domicilios, se alegan agresiones sexuales a mujeres, entre otras violaciones, y el día cuatro de mayo cuando el día cuatro de mayo siguiente, la agencia de Seguridad Estatal y de la Policía Federal Preventiva encontraron resistencia a la altura de San Salvador Atenco, en donde se libró otro enfrentamiento con actos violentos hasta que se logró la liberación de la explanada de ese poblado, la toma del control de las instalaciones del Auditorio Municipal y de la Casa Ejidal. En estos eventos, se produjo la muerte de otro menor por contusiones, más civiles detenidos y sacados de sus domicilios particulares y se hizo patente la portación de armas de fuego por parte de elementos. Aquí, los detenidos refirieron “múltiples agresiones físicas, amenazas y agresiones de connotación sexual, además de un trato indigno y una deficiente atención médica en los centros de reclusión.” (SCJN s.a.: 2). 53 procesos tienen sus ventajas, las mismas pueden implicar impunidad al no llevar a los responsables de violaciones a sus derechos humanos. Aunado a que dichos convenios en muchas ocasiones no tienen fuerza de cumplimiento efectivo quedando sin protección frente a sus agresores y sin posibilidades de que se les repare adecuadamente (Equis 2013: 1). Así, se considera que el nuevo sistema de justicia penal que debería dar una mayor participación a la víctima y mayores posibilidades de alcanzar “justicia” tampoco ha satisfecho tales expectativas, pues bajo el amparo de la presunción de inocencia, no se han obtenido sentencias condenatorias, incluso, por virtud de los llamadas medidas alternativas de solución de conflictos se ha generado una mayor impunidad al no haber un control sobre tales figuras, además de que solapa la falta e incapacidad de las procuradurías para llevar a cabo investigaciones serias y eficaces. Asimismo, no queda visibilizado el impacto diferenciado en el tema de la guerra contra el narcotráfico, por ejemplo, del cual casi nada se sabe. Estos son los datos objetivamente recabados y que nos dan la pauta sobre los niveles de discriminación en el ámbito del acceso a la justicia. 1.2 Referentes de incidencia procesal. Con independencia del marco que ya fue expuesto en las líneas previas, se hace mención de algunos otros referentes que orientan en el cumplimiento de las obligaciones estatales a cargo del Estado, y que inciden directamente en el ámbito procesal, con disposiciones muy específicas sobre la materia, y si bien queda claro que no están directamente referidos al mismo contexto, se considera que sirven como referente de las normas que deben operar a fin de lograr el cometido de sancionar ciertas conductas, además de que permiten robustecer la importancia con que debe ser tratada procesalmente la violación sexual. 54 El Protocolo de Estambul39 refiere acciones específicas que deben llevarse a fin de dar cumplimiento con la debida diligencia, tratándose de tortura sexual, incluida la violación. Las Reglas de Procedimiento y Prueba de la Corte Penal Internacional40 establecen en lo que nos interesa: “En casos de violencia sexual, la Corte se guiará por los siguientes principios y, cuando proceda, los aplicará: a) El consentimiento no podrá inferirse de ninguna palabra o conducta de la víctima cuando la fuerza, la amenaza de la fuerza, la coacción o el aprovechamiento de un entorno coercitivo hayan disminuido su capacidad para dar un consentimiento voluntario y libre; b) El consentimiento no podrá inferirse de ninguna palabra o conducta de la víctima cuando ésta sea incapaz de dar un consentimiento libre; c) El consentimiento no podrá inferirse del silencio o de la falta de resistencia de la víctima a la supuesta violencia sexual; d) La credibilidad, la honorabilidad o la disponibilidad sexual de la víctima o de un testigo no podrán inferirse de la naturaleza sexual del comportamiento anterior o posterior de la víctima o de un testigo.” Otros protocolos que sirven de guía son el Protocolo de Minnesota41, que es una guía sobre cómo investigar privaciones arbitrarias de la vida (ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias). Este protocolo y el de Estambul son aplicables cuando de violencia de género se trata, porque muchas veces ésta va a acompañada de otras graves violaciones de derechos humanos (Bernal 2011: 73). Es aplicable también el informe Acceso a la justicia para las mujeres víctimas de violencia en las Américas de la CIDH, mismo que señala parámetros como el análisis de todas las pruebas materiales y los testigos que haya, preservar evidencia específica 39 En el punto 154 del Protocolo de mérito, se hace referencia a que incluso la mayoría de las torturas contiene aspectos sexuales, por lo que se deben tomar en consideración que aunque aún no haya denuncia, un interrogatorio debe prever y procurar las medidas necesarias para que las víctimas puedan ser interrogadas sin que se sientan vulneradas de nuevo. En el punto 215, se habla de que el “toqueteo” es traumático en todos los casos para la mujer. Así también, en el punto 216, se reconocen diferencias entre la tortura sexual del hombre y la de la mujer. en este protocolo se contienen las reglas relativas a la detección de síntomas de conformidad con una temprana denuncia o no, lo que debe tomarse en consideración como parámetros de investigación. 40 Naciones Unidas, Corte Penal Internacional, Las Reglas de Procedimiento y Prueba, U.N. Doc. PCNICC/2000/1/Add.1 (2000), Regla 70. 41 Naciones Unidas. Manual sobre la prevención e investigación eficaces de las ejecuciones extralegales, arbitrarias o sumarias. Protocolo de Minnesota de 1991, U.N. Doc. E/ST/CSDHA/.12 (1991). 55 para el caso de violencia sexual42; si bien en este punto el informe que finalmente integra soft law, además de que nos permite establecer con mayor precisión el contenido de los derechos en juego, hace referencia a las Reglas de Procedimiento y Prueba de la Corte Penal Internacional. La CIDH, en el informe de referencia, se remitió a un caso contra Bulgaria43, en el que se tuvo por acreditada la violencia sexual contra una mujer, en particular, la falta de consentimiento. En ese precedente se estableció que su ausencia no se desprenderá sólo de una repulsa o su ausencia por parte de la víctima, sino del contexto en que se verifican los hechos. El informe de mérito establece también parámetros relativos para la recopilación de evidencias físicas, y hace énfasis en que “En todo momento, la cultura de la víctima y el contexto en el que se produjo la violencia deben tomarse en consideración y de ser necesario un intérprete, éste debe hacerse disponible y no ser un funcionario público” (CIDH 2007: párr. 52). 42 En el informe de referencia se asentó: “54. Igualmente, los instrumentos internacionales destacan una serie de principios que deben guiar las actuaciones de la administración de la justicia en el tratamiento de las víctimas de violencia contra las mujeres. Las Reglas de Procedimiento y Prueba de la Corte Penal Internacional establecen que deben tomarse en cuenta las necesidades específicas de las víctimas de violencia sexual para facilitar su participación y testimonio en el proceso penal, y deben tener un acceso completo a la información sobre el proceso. Por otra parte, una serie de instrumentos internacionales de protección contra la tortura y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes, destacan la importancia de proteger la salud mental y física de las víctimas durante la duración del proceso penal, incluyendo la etapa de investigación, un principio que puede ser aplicado por la CIDH a casos de violencia contra las mujeres para evitar la revictimización de la agraviada. En general, durante el proceso penal, deben adoptarse medidas de protección para proteger la seguridad, la privacidad y la intimidad de las víctimas. Igualmente debe proporcionarse a las víctimas información sobre sus derechos y la forma de ejercerlos dentro del proceso penal, en todas las fases de éste.” “55. En cuanto al tipo de pruebas que son admisibles en casos de violencia sexual, las Reglas de Procedimiento y Prueba de la Corte Penal Internacional se han pronunciado sobre la importancia de no inferir consentimiento por parte de la víctima en casos de violencia sexual, por el ambiente de coerción que puede crear el agresor y una diversidad de factores que pueden inhibir a una víctima de resistir físicamente a su agresor. Igualmente, se ha señalado que son inadmisibles las evidencias de la conducta sexual previa de la víctima” 43 En el informe en cita se refirió: “51. Recientemente, la Corte Europea de Derechos Humanos estableció el principio de que los Estados deben considerar el conjunto de evidencias y el contexto en el que ocurre una violación sexual, no sólo evidencias directas de la existencia de resistencia física por parte de la víctima, para efectivamente investigar y sancionar casos de violencia sexual. En el caso de MC. v. Bulgaria, la Corte estableció la responsabilidad internacional del Estado de Bulgaria al haber cerrado una investigación criminal pertinente a un caso de violencia sexual contra una menor de edad, de 14 años, al no encontrar evidencias del uso de la fuerza o resistencia física durante la agresión. La Corte razonó que las autoridades fallaron en considerar todas las circunstancias que pudieron haber inhibido la resistencia física por parte de la víctima en este caso, considerando la particular vulnerabilidad de una menor de edad en casos de violación y el ambiente de coerción creado por el agresor. La Corte expresó que: “Aunque en la práctica puede ser difícil probar la falta de consentimiento en la ausencia de prueba “directa” de una violación, como trazos de violencia o testigos directos, las autoridades deben explorar todos los hechos y decidir en base a una evaluación de todas las circunstancias relacionadas. La investigación y sus conclusiones deben centrarse en el aspecto de la falta de consentimiento [traducción de la Secretaría]”” (CIDH 2007: pár. 51) 56 Asimismo, la Comisión IDH dejó sentada la necesidad de tomar en consideración pruebas que van más allá de la periciales médicas sobre lesiones y la testimonial para tener por acreditado el hecho44 (CIDH 2007: párr. 138) Esto se ve robustecido por cuanto a su aplicabilidad con la sentencia Caso Fernández Ortega vs México y Caso Rosendo Cantú vs México, al establecer los estándares para las declaraciones de las víctimas, así como aquellos otros estándares en torno la discriminación ya mencionados páginas atrás. Por su parte, el Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género, Haciendo realidad el derecho a la igualdad, de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, emitido en julio de 2013, establece también que la obligación de juzgar con perspectiva de género responde a una obligación constitucional de combatir la discriminación por medio de la labor jurisdiccional, además de derribar aquellas situaciones asimétricas de poder. Asimismo, establece pautas para proceder con perspectiva de género en la resolución de asuntos. Además se señala que debe verificarse si existe o no la necesidad de que alguna víctima requiera una medida de protección, así como que para la determinación de los hechos se requiere el análisis del contexto que le rodea, la determinación de si los intervinientes pertenecen a un grupo históricamente desaventajado, si entre las personas vinculadas existe alguna relación asimétrica de poder, aunado a otras cuestiones que nos sirven de guía para poder establecer si en un caso particular se requiere juzgar con perspectiva de género. Las anteriores normas son afortunadas en el sentido de que buscan brindar una regulación apropiada tomando en consideración la perspectiva de género, y procuran evitar que se cuestione su sexualidad o credibilidad, generando un ambiente objetivo a la 44 “Las Reglas de Procedimiento y Prueba de la Corte Penal Internacional se pronuncian sobre factores que pueden inhibir a una víctima de resistir físicamente una agresión sexual, aún cuando no ha consentido al acto, y cómo estos factores deben ser considerados en un proceso judicial. De acuerdo a las reglas, estos factores pueden incluir: "la fuerza, la amenaza de la fuerza, la coacción o el aprovechamiento de un entorno coercitivo" que hayan disminuido la capacidad de la víctima para dar un consentimiento "voluntario y libre". Igualmente, la Corte Europea de Derechos Humanos en el caso de M.C. v. Bulgaria, aduce una serie de circunstancias que pueden inhibir la resistencia física de la víctima, incluyendo el ambiente de coerción creado por el agresor, lo cual se traduce en la inexistencia de prueba directa y testimonial de la agresión sexual…” (CIDH 2007: pár. 138). 57 hora de desahogar los diversos medios de convicción. Se considera que tal orientación es pertinente para la propuesta que se elabora, pues brinda parámetros más específicos para el desahogo de las pruebas. 1.3 Necesidad de protección asimétrica: Brevemente se refirió con anterioridad que la igualdad no puede ser entendida sólo como igualdad formal, pues el reconocimiento de este tipo de igualdad en las normas no ha bastado, ya que existen circunstancias en el terreno fáctico que deben contemplarse a fin de asegurar que todos los individuos puedan ejercer sus derechos con plenitud. Asimismo, igualdad no quiere decir que a todas las personas se les otorgue un trato idéntico. Incluso se ha hecho alusión a ordenamientos como la CEDAW y la Convención Belem do Pará que también resaltan el concepto de igualdad sustantiva. Para comprender mejor esto, debemos remitirnos al concepto de igualdad entendido no sólo desde una perspectiva individualista, sino desde la perspectiva de los grupos que de una forma u otra resultan menos favorecidos en una sociedad, encontrándose en situación de desventaja respecto del grueso de la población, en razón de su propia identidad como grupo. ¿Qué significa esto? La perspectiva “individualista” de la igualdad ante la ley permite distinciones basadas en criterios razonables (aquellos que establecen una relación de funcionalidad con el fin que pretende el derecho) para impedir que se tomen decisiones fuera de tal razonabilidad (Saba 2012: 23). Ello, nos hace percatarnos de que tal concepción no nos ofrece suficientes herramientas para resolver todos aquellos casos en los que las diferencias se dan a nivel de los hechos, de facto, en particular aquellas diferencias a partir “de un trato sistemáticamente excluyente o de sometimiento” (Saba 2012: 25). 58 Conviene analizar la visión sociológica del principio de igualdad la cual reconoce que las personas pueden pertenecer a grupos45 los cuales, a su vez, le permiten reconocer la identidad de la persona y del grupo (Saba 2012: 30). Dichos grupos, en ocasiones tienen características que de facto importan una desventaja ante el resto de la comunidad. Nos sirve de sustento la conceptualización de la igualdad entendida como estructural, para el tema a tratar precisamente porque es el tipo de protección que se está buscando, traducida en una modificación del estándar probatorio. Se explica. Owen Fiss se ha referido a este principio como el del grupo desaventajado, que permite dar cuenta de la realidad social: “Esta lectura estructural de la igualdad ante la ley no se vincula con la irrazonabilidad (funcional o instrumental) del criterio escogido para realizar la distinción, sino que entiende que lo que la igualdad ante la ley persigue es el objetivo de evitar la constitución y establecimiento de grupos sometidos, excluidos o sojuzgados por otros grupos. Fiss llama nuestra atención sobre la contradicción que existe entre el principio de igualdad y la cristalización de “castas” o grupos considerados “parias”, justamente como consecuencia de una práctica sistemática de exclusión social, económica y, sobre todo, política. Según esta perspectiva, evitar la cristalización de un grupo excluido, sometido o sojuzgado es lo que parece subyacer como fundamento del principio de igualdad ante la ley.” (Saba 2012: 32). Entonces, la idea de igualdad como no sometimiento no es contraria “al ideal de no arbitrariedad que subyace a la idea de igualdad como no discriminación, sino que lo concibe como insuficiente o incompleto” (Saba 2012: 35). Ahora bien, Roberto Saba sostiene que la Corte Interamericana de Derechos Humanos, se ha apoyado en la igualdad como no sometimiento, para poder hacer frente a aquellos casos de desigualdad estructural. Así, nos remite a la Opinión Consultiva 18 en que dicho organismo determinó: “103. En cumplimiento de dicha obligación, los Estados deben abstenerse de realizar acciones que de cualquier manera vayan dirigidas, directa o indirectamente, a crear situaciones de 45 En este sentido, entenderemos por grupo: “… un grupo social tiene otras dos características. Por un lado, el grupo constituye una entidad (aunque no implique un cuerpo físico). Esto significa que el grupo tiene una existencia distinta de la de sus miembros, que tiene una identidad propia. Es posible, así, hablar del grupo sin referirse a los miembros particulares que lo componen. Por otro lado, el grupo se distingue por la condición de la interdependencia. Esto es, la identidad y el bienestar de los miembros del grupo y la identidad y el bienestar del grupo se encuentran interrelacionados. Los miembros del grupo se autoidentifican -explican quiénes son- refiriéndose a su condición de miembros del grupo; y su estatus resulta determinado en parte por el estatus del grupo.” (Fiss 1976: 138). 59 discriminación de jure o de facto. Esto se traduce, por ejemplo, en la prohibición de emitir leyes, en sentido amplio, de dictar disposiciones civiles, administrativas o de cualquier otro carácter, así como de favorecer actuaciones y prácticas de sus funcionarios, en aplicación o interpretación de la ley, que discriminen a determinado grupo de personas en razón de su raza, género, color, u otras causales.” (Saba 2012: 40 y 41). Dicha opinión la relaciona con la referencia a grupo en situación de desigualdad estructural, la cual desprende de los párrafos 401 y 450 de la sentencia del caso González y otras (Campo Algodonero) vs. México, en que se habla de subordinación de la mujer por prácticas de género “socialmente dominantes y socialmente persistentes, los cuales se reflejan en las políticas y prácticas de las autoridades (al caso concreto, de la policía judicial) (Saba 2012: 41). Ello permite entender que la Corte IDH lee el artículo 24 de la CADH a la luz del principio de igualdad como no-sometimiento y no exclusivamente, a través de la igualdad como no discriminación (Saba 2012: 42). Se considera que esta conceptualización nos es de mucho apoyo, porque abona a la justificación de que tratándose de violación sexual contra mujeres, se debe modificar la forma en que se han venido desenvolviendo las cuestiones probatorias, precisamente porque permite observar a la vez que rechazar el sometimiento de grupos y llevar a cabo las medidas necesarias para que en el terreno de los hechos estén en igualdad. Es decir, a través de dicho concepto se busca derribar aquellas situaciones de exclusión de un grupo que padece discriminación estructural. En ese mismo sentido, Abramovich también considera que la jurisprudencia de la Corte IDH ha modificado su apreciación al pasar del concepto de igualdad formal al de igualdad sustantiva46, lo cual suma y permite abonar a la justificación de la implementación de medidas específicas para ciertos casos. 46 Señala dicho autor que “Así, se avanza desde una idea de igualdad entendida como no discriminación, hacia una noción de igualdad como la protección de grupos subordinados. Eso significa que se evoluciona desde una noción clásica de igualdad, que apunta a la eliminación de privilegios o de diferencias irrazonables o arbitrarias, que busca generar reglas iguales para todos, y demanda del Estado una suerte de neutralidad o “ceguera” frente a la diferencia. Y se desplaza hacia una noción de igualdad sustantiva, que demanda del Estado un rol activo para generar equilibrios sociales, la protección especial de ciertos grupos que padecen procesos históricos o estructurales de discriminación” (Abramovich 2010:169). 60 Incluso la propia CEDAW establece en su artículo 4 la necesidad de acelerar la igualdad de facto entre el hombre y la mujer; además, refiere en sus numerales que la igualdad debe asegurar el goce de sus derechos y libertades fundamentales, en las “esferas política, económica, social, cultural y civil o en cualquier otra esfera”, según lo prevé el artículo 1. El principio de no discriminación precisa que el significado social y la legalidad de una práctica o norma supuestamente neutral sean consideradas en términos de su impacto respecto del grupo. Este principio tiene una naturaleza grupal (CIDH 2007: párr. 77). Para erradicar esa jerarquía de género el cambio debe ser estructural, dirigida a cambiar espacios e instituciones sociales básicos, es decir, debe ser multifacético (Mahoney 1997: 445). El concepto de igualdad a que alude la Convención para la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer precisamente va más allá de la simple igualdad formal, pues abarca formas no intencionales y sistemáticas de discriminación e igualdad de resultados (Mahoney 1997: 444). Por su parte la Convención de Belém do pará también comprende una igualdad sustancial. Refuerzan las consideraciones anteriores, que el comité CEDAW en su Recomendación General 25 establece que los artículos 1 a 5 y 24 constituyen un marco interpretativo general de los artículos sustantivos de la Convención, y que de su lectura integral se advierten tres obligaciones estatales para eliminar la discriminación (UN 1999: punto 6), siendo éstas: la obligación de eliminar la discriminación directa e indirecta contra la mujer en los diversos ámbitos de acción y que puedan cometer las autoridades, jueces y organizaciones, empresas o particulares. La segunda obligación será mejorar la situación de facto de la mujer adoptando políticas y programas concretos y eficaces. La tercera obligación es enfrentar las relaciones prevalecientes entre géneros, así como la persistencia de estereotipos (UN 1999: punto 7); todo lo cual no bastará con que se haga desde el aspecto programático o formal, sino que debe lograrse también de facto. En 61 ocasiones, será necesario tener en consideración las diferencias a fin de no dar un trato idéntico y lograr equilibrar tales diferencias (UN 1999: punto 8). A su vez, el Protocolo para Juzgar con Perspectiva de Género, Haciendo realidad el derecho a la igualdad, de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ya referido con anterioridad, en diversas ocasiones hace mención de las obligaciones estatales derivadas de diversos ordenamientos convencionales como la CEDAW y la Convención de Belem do Pará, en donde específicamente se debe ir más allá de la igualdad formal, pues este tipo de igualdad no ha sido suficiente (SCJN 2013: 24). También, en numerosas ocasiones refiere que los operadores de justicia deben verificar si la persona involucrada en una gestión judicial pertenece a un grupo desaventajado históricamente, o bien, si enfrenta una relación asimétrica de poder. Esto nos permite convalidar la justificación de la protección asimétrica, pues si bien ya se analizó el marco normativo de la igualdad y no discriminación de la mujer, así como la obligación estatal respecto a garantizar tales derechos, particularmente respecto a la violación sexual, se consideró necesario explicar ese paso intermedio que justifique la aplicación de medidas concretas a un fin particular. Uno de los aspectos más interesantes de la sentencia del caso Campo Algodonero vs México es que la Corte IDH determina que corresponde al Estado garantizar los derechos de todas las personas sujetas a su jurisdicción, exigencia que aplica también cuando sean particulares los que lleven a cabo el menoscabo de derechos. Por su parte, el Comité para la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, hace referencia también a esa relación en su Recomendación General Número 19, donde refiere que la definición de discriminación contra las mujeres incluye la violencia contra la mujer por ser mujer o porque le afecta desproporcionadamente, impidiendo el goce de sus derechos en igualdad con los hombres. 62 Estos parámetros son también adoptados por la Corte Interamericana en la sentencia del Caso del Penal “Miguel Castro Castro vs. Perú”, donde en el párrafo 303 refirió que discriminación contra las mujeres incluye “la violencia dirigida contra la mujer porque es mujer o que la afecta en forma desproporcionada”, y que abarca “actos que infligen daños o sufrimientos de índole física, mental o sexual, amenazas de cometer esos actos, coacción y otras formas de privación de la libertad” (Franco 2011: 59). Todos los referentes anteriores nos permiten, en primer término, entender qué es la protección asimétrica; en segundo, por qué dicha protección es necesaria para las mujeres, y cómo es que a través de muy diversos ordenamientos así como sentencias y documentos de soft law es que se percibe que la discriminación contra la mujer es estructural y que la violación sexual es apenas una parte de dicha discriminación y violencia, siendo además, una de las formas más reconocidas por los efectos que tiene emocional, psicológica y socialmente, dejando al descubierto la situación de desventaja, y haciendo dable la aplicación de medidas específicas para revertir tal situación y acabar con la impunidad en apenas un aspecto muy concreto como lo es la violación sexual. Desde luego, no se está refiriendo que con la modificación de los estándares probatorios aplicados por los operadores de justicia se logre revertir toda una gama amplia de manifestaciones de poder sobre la mujer y sus cuerpos, pues es apenas una parte pequeña, pero sumamente significativa pues implica el acceso a la justicia y la exigibilidad de sus derechos. 2. De qué hablamos cuando nos referimos a flexibilización. Ahora bien, cabe aclarar que por flexibilización no puede entenderse volver tan laxo el estándar probatorio al grado tal que se pretenda justificar la inversión probatoria. Por flexibilización se entenderá la emisión de una sentencia condenatoria sin la existencia de pruebas físicas, pues cuando existe este tipo de material probatorio lo que debe interesarnos en términos generales es que todo el procedimiento se desahogue con apego 63 a los estándares establecidos, pero sin mayor complicación o duda en cuanto a una posible afectación a la presunción de inocencia. Esto es, basados en aquellas pruebas que de forma indirecta nos digan permitan acreditar que existió la violación sexual y que plenamente permitan tener por acreditada la responsabilidad penal de una persona en su comisión. Se descarta totalmente la idea de invertir la carga probatoria, como más adelante se explicará. Incluso, cuando se hace referencia a las resoluciones de la Corte IDH en las que se determinó la verificación de la violación sexual sin suficientes pruebas físicas, se tiene presente que en el ámbito de la aplicación del derecho penal en un Estado Democrático y Derecho no pueden sobrepasarse los límites y principios que le son inherentes al derecho sancionador47. Tenemos una situación concreta donde la aplicación de los estándares normales de enjuiciamiento no han sido suficientes. Se tiene un marco normativo que hace posible una variación en la búsqueda de una finalidad legítima. Es evidente el contenido discriminatorio de la violación sexual contra la mujer. Tenemos también que históricamente se ha dado un contexto de violencia estructural en su contra. Que se han 47 Dentro de la litera se ha hecho referencia a que tratándose de la violación de derechos humanos, en donde la discriminación es indirecta de facto, puede modificarse la carga probatoria. Así, la Corte Europea de Derechos Humanos ha admitido que puede invertirse la carga de la prueba a los órganos del Estado, dejando de corresponder dicha carga a quien ha alegado haber sido víctima (Rosmerlin 2011: 208). En estos supuestos las víctimas aducen la violación en sus derechos mediante pruebas menos estrictas revirtiendo la carga probatoria. Esto es aplicable tratándose de violación de derechos humanos, y en particular, de la discriminación de facto, en donde concurriría la violación sexual en contra de mujeres en nuestro país. Ahora bien, la figura de la carga dinámica de la prueba implica que “quien esté en mejores condiciones de aportar una prueba debe hacerlo, así en principio ello no lo corresponda. Es en tal situación donde se produce un desplazamiento del onus probandi…”, se abona su carácter excepcional, y debe valorarse por el juzgador caso a caso (Betancourt 2010: 27-28). Ahora bien, respecto a su operatividad en materia penal, se tiene pese a que se busca evitar conductas ilícitas dentro del procesamiento penal (Betancourt 2010: 32). Parte de esta argumentación incluye que el procesado es el que está en mejores condiciones de probar su inocencia. Sin embargo, pese a la argumentación que se ha buscado en ese tenor, esta modalidad probatoria termina siendo facilitadora de sentencias sin sustento sólo porque el procesado no logró acreditar su inocencia, dejando de lado la obligación estatal de efectuar investigaciones serias (Betancourt 2010: 32.) Por su parte, es importante destacar que “para un tribunal internacional los criterios de valoración de la prueba son menos rígidos que en los sistemas legales internos y ha sostenido que puede evaluar libremente las pruebas. La Corte debe aplicar una valoración de la prueba que tenga en cuenta la gravedad de la atribución de responsabilidad internacional a un Estado y que, sin perjuicio de ello, sea capaz de crear la convicción de la verdad de los hechos alegados“ (Corte IDH. Caso Veliz…, párr. 179). Lo anterior, permite centrar el concepto utilizado de flexibilización de la carga probatoria, pues no se desconocen estos sentidos con que el concepto ha sido utilizado, sin embargo, en el presente trabajo no se está usando bajo ninguno de estos parámetros, pues se considera que ante todo la presunción de inocencia debe regir la carga probatoria. 64 establecido estándares a nivel internacional en relación con la garantía que las mujeres debemos recibir en cuanto al ejercicio efectivo de nuestros derechos. Con los estándares señalados, debe ahora verificarse si se presenta alguna afectación significativa por lo que hace a la otra parte implicada, esto es, los imputados en los delitos de violación sexual. En esto último, es donde debe referirse a la presunción de inocencia y el contenido de la misma tal como el onus probandi. Desde luego, debe haber una justificación idónea de proporcionalidad en el trato desigual. Esto es lo que se analizará a continuación. 2.1 Valoración probatoria de medios de convicción distintos a la prueba física. Como ya se mencionó, el Código Nacional de Procedimientos Penales contiene nueva reglas en cuanto a la valoración de las pruebas. Al respecto, destacan por el tema analizado los artículos: “Artículo 259. Generalidades Cualquier hecho puede ser probado por cualquier medio, siempre y cuando sea lícito. Las pruebas serán valoradas por el Órgano jurisdiccional de manera libre y lógica. Los antecedentes de la investigación recabados con anterioridad al juicio carecen de valor probatorio para fundar la sentencia definitiva, salvo las excepciones expresas previstas por este Código y en la legislación aplicable. Para efectos del dictado de la sentencia definitiva, sólo serán valoradas aquellas pruebas que hayan sido desahogadas en la audiencia de juicio, salvo las excepciones previstas en este Código.” “Artículo 265. Valoración de los datos y prueba El Órgano jurisdiccional asignará libremente el valor correspondiente a cada uno de los datos y pruebas, de manera libre y lógica, debiendo justificar adecuadamente el valor otorgado a las pruebas y explicará y justificará su valoración con base en la apreciación conjunta, integral y armónica de todos los elementos probatorios.” “Artículo 275. Peritajes especiales Cuando deban realizarse diferentes peritajes a personas agredidas sexualmente o cuando la naturaleza del hecho delictivo lo amerite, deberá integrarse un equipo interdisciplinario con profesionales capacitados en atención a víctimas, con el fin de concentrar en una misma sesión las entrevistas que ésta requiera, para la elaboración del dictamen respectivo”. 65 Es precisamente este nuevo marco regulatorio de la prueba en materia penal, el que considero que haría factible lograr esa flexibilización, mas no inversión de la carga probatoria. El actual Código Federal de Procedimientos Penales, señala en sus artículos 284 y 285 que la inspección y el resultado de los cateos harán prueba plena siempre que se practiquen con los requisitos legales. Esto nos lleva a transitar en un sistema en el que la observación de datos objetivos observables físicamente tiene un valor fundamental, y ante su ausencia, por ejemplo, por no haber denunciado en cuanto ocurrió el evento o cuando la violencia haya sido moral y sin mucha evidencia física, es muy difícil contar con suficientes elementos que apoyen la versión de una mujer que ha sido violada; asimismo, respecto de la violencia moral o psicológica, ésta se torna más difícil de acreditar en el actual sistema debido al valor preasignado que tiene la inspección. Ello no significa que se justifique la impunidad que se genera, por ejemplo, cuando la denuncia de la violación sexual se realiza pasado mucho tiempo incluso años, cuando ya toda evidencia física ha desaparecido o cuando ya es muy difícil poder conectarla con el hecho denunciado, pero sí explica de cierto modo, que tales reglas procesales tengan una incidencia muy fuerte al momento de la valoración probatoria, pues se inclinaba la valoración por el mayor peso de este tipo de pruebas. Ante este panorama, se considera que se abre una gran ventana de oportunidad con el nuevo sistema de justicia penal, en relación con las reglas transcritas previamente. Pero para que ello sea efectivo, debe hacerse una correcta interpretación y aplicación de las normas nacionales acorde con los instrumentos internacionales referidos y sus interpretaciones, pues no puede dejar de considerarse las fallas que el sistema ha tenido en aquellas entidades en que ya está siendo aplicado. 66 Por su parte, los elementos probatorios más comunes, además de la pericial psicológica y médica, son la testimonial de la mujer que ha sufrido la violencia y la del presunto agresor (Serrano 2012: 112), como los utilizados para la acreditación del hecho. Recordemos que en cuanto a la violencia física que se requiere en la violación, ésta se presentará cuando “el sujeto activo se vale de cualquier vía de hecho o agresión contra la libertad física o la libertad de disposición del sujeto pasivo o de terceros, que dependiendo de las circunstancias de cada situación en particular resulte suficiente a fin de vencer la resistencia que una persona en idénticas condiciones a las de la víctima pudiera ofrecer ante el comportamiento desplegado.” (Sala de Casación Penal 2009: 28) 48 . Por su parte, la violencia moral consistirá en aquellos actos que conlleven “intimidación, amenaza o constreñimiento tendientes a obtener el resultado típico, que no implican el despliegue de fuerza física en los términos consignados en precedencia, pero que tienen la capacidad de influir de tal manera en la víctima para que ésta acceda a las exigencias del sujeto agente, a cambio de que no atente contra su vida, integridad 48 En la sentencia de la Sala de Casación Penal, de la Corte Suprema de Justicia de Colombia, dentro del expediente de casación 29308, de 13 de mayo de 2009, desgraciadamente se tiene un fallo adverso a la impartición de justicia con perspectiva de género; sin embargo, nos interesa el voto de salvamento emitido, en razón de que hace reflexionar sobre los estereotipos que fueron aplicados en la misma. Ahora bien, para entender mejor por qué traigo a colación esta sentencia, se narran los hechos del caso expuestos en la misma: “El 18 de febrero de 2007, hacia las 3 a.m., DENNIS LORENA CORTÉS MEDINA y AMALIA MARTÍNEZ CAMACHO, salieron de un establecimiento público localizado en el Barrio Restrepo, luego de haber departido con algunos amigos, para conseguir transporte… con destino a la residencia de la primera. En su trayecto fueron abordadas por cinco hombres uno de los cuales le tocó el cuerpo a DENNIS LORENA CORTÉS MEDINA, la que reclamó por la agresión. Los individuos forzaron a las dos mujeres a cambiar de rumbo de tal manera que al llegar frente al parque del barrio Olaya, las intimidaron, las empujaron contra la pared y las despojaron de teléfonos celulares y bolsos de mano, luego de lo cual cuatro de los agresores huyeron. Uno de tales sujetos permaneció con DENNIS LORENA y AMALIA y, bajo la amenaza de “chuzarlas”, forzó a la primera a realizar sexo oral, en tanto que le acarició el pecho a la segunda. A continuación, obligó a AMALIA a sentarse e hizo desnudar a DENNIS LORENA, a quien intentó acceder sexualmente; pero, ante la imposibilidad de hacerlo, la obligó a practicarle sexo oral. AMALIA MARTÍNEZ, la que fue obligada a permanecer sentada sobre un charco, dio aviso a un sujeto que se acercó al lugar, el que ofreció ir en busca de ayuda. De esta forma, cuando las víctimas y el agresor se retiraban del lugar, hicieron acto de presencia varios taxistas que protegieron a aquellas y, al mismo tiempo capturaron a este último, quien luego fue identificado como DIEGO ALBERTO PARRA GARZÓN.” El sentido en que se resuelve el recurso de casación fue “CASAR la sentencia de segunda instancia del 9 de octubre de 2007, con la cual el Tribunal Superior de Bogotá confirmó la proferida el 23 de agosto de ese año por el Juzgado 11 Penal del Circuito, que condenó a Diego Alberto Parra Garzón como autor responsable de los delitos de acceso carnal violento, acto sexual violento y hurto agravado calificado”, absolverlo y ordenar la inmediata libertad. Y las consideraciones vertidas en este trabajo, representan precisamente los argumentos emitidos en el salvamento de voto del Magistrado SIGIFREDO ESPINOSA PÉREZ y la Magistrada María del Rosario González de Lemos. 67 personal, libertad o cualquier otro derecho propio o de sus allegados.” Asimismo, debe tomarse en consideración respecto a la narrativa de la víctima, si existe o no credibilidad intrínseca y extrínseca (Sala de Casación Penal 2009: 28). Por su parte, la SCJN ha señalado que “… violencia física que es la fuerza material en el cuerpo del ofendido que anula su resistencia, tales como golpes, heridas, ataduras o sujeción por terceros u otras acciones de tal ímpetu material que obligan a la víctima, contra su voluntad, a dejar copularse; o bien de violencia moral, que no es otra cosa más que el empleo de amagos o amenazas de males graves que, por la intimidación que producen, impiden resistir el ayuntamiento…”49. Ahora bien, exigirle a una mujer que oponga resistencia a la violación sexual, de forma amplia y contundentemente, es orillarla a arriesgar la integridad personal o la vida. La prueba de la violencia física o moral o psicológica de que puede ser víctima una mujer no está en relación directa con aspectos tales como la estatura del victimario o la carencia de armas, pues pueden estar presentes amenazas de muerte y el contexto permite aducir un riesgo (Sala de Casación Penal 2009: 29). Ello, impedirá la existencia de una prueba de violencia física o resistencia a la agresión, lo que en definitiva no significa que no ocurrió (Sala de Casación Penal 2009: 30). Tales consideraciones son acordes con lo referido en el caso contra MC vs Bulgaría ya referido. La falta de repulsa no debe implicar un costo en el acceso a la justicia para las víctimas. Se coincide con los aspectos referidos, pues para la acreditación de la violación sexual resulta excesivo que se exija una prueba de que no se otorgó el consentimiento, lo cual incluso se considera como una prueba más del estereotipo de que una mujer “honesta” no consentiría en ello. 49 Tesis: VI.2o. J/86. 68 Por lo que hace al papel de las familias, las autoridades involucradas reconocen que tienen una influencia fundamental en la presentación y ratificación de la denuncia50, la identificación del agresor, acudir a terapias y dar continuidad al proceso (Serrano 2012: 40). Por cuanto hace a la ratificación de la denuncia, el artículo 265 bis del Código Penal Federal, establece que si la víctima de la violación fuera la esposa o concubina el delito se perseguirá por querella de parte ofendida. Ello puede deberse a una variación en la consideración de la gravedad de la conducta o en la “pertinencia” de continuar con la investigación. Asimismo, se reconoce la importancia de practicar los dictámenes a la brevedad posible una vez que se sucedió la agresión, pues la percepción de las mujeres cambia (Serrano 2012: 120), además de que ello va en detrimento de los elementos probatorios que pudieran recabarse, ya que la evidencia física va desapareciendo. Sin embargo, precisamente uno de los primeros obstáculos que se enfrentan cuando se habla de la violencia sexual es la culpa y la vergüenza, ya que por una cuestión cultural la víctima asume responsabilidad en lo que le sucedió, sea por provocarlo o por no evitarlo. Estos temas son íntimos y es difícil hablar sobre ellos, pues implica poner en palabras situaciones dolorosas y violentas. Se abona el miedo y desconfianza en este tipo de situaciones (Bernal 2011: 48). Se habla también del poder simbólico del derecho, esto es, cuando una víctima de violencia sexual denuncia y se hace escuchar, se inicia un proceso acompañado de un “empoderamiento muy grande y muy importante, porque, por primera vez, se reconoce públicamente que la víctima es ella, que el culpable es otro y que merece un castigo” (Bernal 2011: 49). 50 Se hace aquí hincapié en que la Corte IDH en la Sentencia del Caso J. vs Perú, en el párrafo 351, ha señalado que para que se inicie una investigación seria cuando se alega violencia sexual, no es necesario que la víctima denuncie más de una vez, incluso refiere que lo que debe buscar la investigación cuando se alega violencia sexual es que no se revictimice a quien la ha padecido ni la reexperimente. Al tenor del estándar señalado por la Corte IDH, sería válido cuestionarse si la ratificación implica una revictimización, y si por su parte, tal ratificación, en estos supuestos, es suficiente para no iniciar la investigación correspondiente, por ejemplo, tratándose de los casos en que la violación sexual debe perseguirse mediante querella. 69 Precisamente, los tribunales son uno de los espacios donde mejor se puede evaluar la capacidad de acceder a la justicia por parte de las mujeres (UNIFEM 2008: 81). Entonces, al hacer una observación de los casos que se han seguido bajo el nuevo esquema de procesamiento penal, se advierte que por lo que respecta a los peritajes psicológicos éstos han cobrado un nuevo valor. Por un lado, los peritajes médicos parecieran seguirse haciendo como algo mecánico, y no con una conciencia de que a partir de ellos se les da mayor credibilidad a la mujer sobreviviente de la violencia (Serrano 2012: 38 y 39). Como se mencionaba, destaca que los peritos psicólogos parecieran tener una doble función, por una parte de apoyo psicológico a las mujeres y, por la otra, el de la elaboración de dictámenes los cuales tendrá valor probatorio en juicio (Serrano 2012: 38). Así, muchos peritos psicológicos han referido que con el nuevo sistema de justicia penal, se puede beneficiar mucho a las mujeres que han sido víctimas de violencia, gracias a los dictámenes que emiten. Es decir, son conscientes de la importancia de su trabajo, y de que éste pudiera permitir la resolución de las denuncias presentadas por las mujeres que han sufrido violencia, aunado a que conforme al nuevo sistema, pueden ser llamados ante el juez para defender sus dictámenes, lo que implica que adquieran más conciencia de que deben hacer mejor su trabajo (Serrano 2012: 38). Incluso, que éstos pueden ayudar a establecer la credibilidad de quien denuncia (Serrano 2012: 120). Serrano sostiene que los peritajes requieren para su elaboración entre 10 a 12 sesiones para emitir un dictamen verdaderamente sustentado. Aunque efectivamente insiste en que deben realizarse a la brevedad posible una vez ocurridos los hechos, y que es sumamente importante que el juez conozca a la víctima (Serrano 2012: 39). Aquí también ha resultado sobresaliente el papel de los jueces al rechazar las periciales 70 psicológicas en la que se había emitido la opinión con base en unos minutos de sesión, por lo que se ha procurado emitir su opinión después de dos y tres sesiones (Serrano 2012: 112). También se ha dado una transición en cuanto a la percepción de lo que se está buscando, pues se ha pasado de ser una “evaluación del estado emocional de la víctima” a determinar parámetros específicos para estos casos (Serrano 2012: 118). Desgraciadamente, esto no ha quedado plasmado en el Código Nacional de Procedimientos Penales, pues al respecto el artículo 275 ha establecido: “Artículo 275. Peritajes especiales Cuando deban realizarse diferentes peritajes a personas agredidas sexualmente o cuando la naturaleza del hecho delictivo lo amerite, deberá integrarse un equipo interdisciplinario con profesionales capacitados en atención a víctimas, con el fin de concentrar en una misma sesión las entrevistas que ésta requiera, para la elaboración del dictamen respectivo.” Esta disposición se considera sumamente desafortunada, pues existen señalamientos que refieren que es casi imposible en una sola sesión obtener elementos precisos sobre diversos puntos, con lo que se corre el riesgo de que las periciales psicológicas no aporten elementos suficientes para la violación sexual, esfumándose un elemento de prueba tal vez crucial. Ahora bien, se ha hablado de la importancia del peritaje psicológico; más no será el único medio de prueba que puede dar cuenta de la verificación de la violación sexual. Deben considerarse las circunstancias que rodean el hecho, tal como se ha precisado anteriormente, incluso la percepción y reacción de las personas que rodearon el evento delictivo, tal como lo refieren los precedentes que sobre el tema han sido emitidos por la Corte IDH contra México. Incluso, la Corte IDH nos dio la pauta de cómo valorar el relato de las víctimas con los testimonios de testigos sobre el antes y el después del evento, para establecer que robustecían lo dicho por aquéllas. Por ejemplo, en el caso Fernández Ortega, el examen 71 médico ginecológico no establecía signos de agresión y de su declaración no se precisaba que se hubiera prestado resistencia física, sin que ello fuera un obstáculo para tenerla por acreditada, pues no se requiere que haya violencia física para su acreditación (Corte IDH. Caso Fernández…, párr. 115). Nos recordó la Corte, como ya se ha referido anteriormente en relación con otras opiniones, que la violación sexual genera un gran trauma con severas consecuencias y “causa gran daño físico y psicológico que deja a la víctima “humillada física y emocionalmente”, situación difícilmente superable por el paso del tiempo, a diferencia de lo que acontece en otras experiencias traumáticas” (Corte IDH. Caso Fernández…, párr. 124), por lo que la violación sexual conlleva ese sufrimiento severo, incluso social, con total independencia de la evidencia física. Sostuvo la Corte que la violación al igual que la tortura persigue otras finalidades, en el caso específico, el castigo al no responderá las preguntas que le fueron formuladas por parte de la autoridad (Corte IDH. Caso Fernández…, párr. 127); esto también ya fue referido previamente. En la sentencia del caso Rosendo Cantú y otra vs México, los hechos son similares a los del diverso Fernández Ortega, por lo que las consideraciones sobre la violencia contra la mujer, en particular la violencia sexual, son también muy similares. Los aspectos relativos a cómo se consideró acreditada la violación sexual y la falta de investigación y sanción de los responsables, así como la evidente violación de sus derechos humanos, también son muy cercanas, y en ambos casos, se pugna por dejar de lado la visión netamente materialista para tener por acreditada la violación sexual, y refiere que debe atenderse a otras consideraciones para tenerla por probada. Otro aspecto que debe tomarse en cuenta por cuanto al tema que nos interesa, es que la víctima debe enfrentar los dichos del agresor y ser cuestionada por la autoridad ministerial enfrente de aquél. Que se le dé valor probatorio a las declaraciones de los 72 presuntos agresores se percibe por las mujeres como una barrera para la denuncia51 (Serrano 2012: 40). En otro tópico, adquiere relevancia el que la Corte IDH en el Caso J. vs Perú estableció que “una negación de la ocurrencia de una agresión sexual denunciada no necesariamente desacredita las declaraciones donde se indicó que había sucedido, sino que debe ser analizado tomando en cuenta las circunstancias propias del caso y de la víctima…” (Corte IDH. Caso J…, párr. 324). Esto último, se considera de sumo interés para nuestro tema, en razón de que nos permite dilucidar que el que inicialmente, o en alguna ocasión, una víctima hubiera negado haber sido víctima de violación sexual, no implica que reste valor probatorio a las declaraciones en que sí lo precisara. Desde luego, deberá atenderse al contexto, a otros elementos como periciales psicológicas, e incluso, si con el tiempo logró emocionalmente admitir que la violación ocurrió o modificar la clasificación que en su momento le haya dado a lo ocurrido. Y esa negativa de haber sido víctima no puede ser motivo para aludir a una contradicción sustancial sobre la verificación del evento que pudiera conllevar a una sentencia absolutoria52. Como ya se precisó, a partir de que en el nuevo Código Nacional de Procedimientos Penales no se establece ya la prueba tasada, pueden tomarse en consideración otros factores para la acreditación del mismo; esto constituye precisamente una propuesta de aspectos a valorar y que en el marco del nuevo sistema de justicia penal pueden tener mayor eco, aunque es algo que no basta con que esté regulado, sino que debe ocurrir un verdadero cambio de mentalidad en los operadores jurídicos, pues hasta donde se ha visto, en las entidades federativas aún existe mucha reticencia para efectuar tal cambio 51 En este mismo sentido, parte de la problemática de las mujeres para poder acceder los tribunales se presenta en tono a que las declaraciones presentadas por éstas no tienen el mismo peso que las presentadas por el hombre. Asimismo, el hecho de las denuncias deberá presentarlas dentro de cierto plazo, aunado al temor de recibir represalias porque sabe de las prerrogativas que en general tiene el género masculino; a ello debe agregarse factores como las distancias (UNIFEM 2008: 81). 52 Resalta que a fin de tener por creíble la versión de la víctima debe atenderse a circunstancias como el impacto que subjetivamente se genere, para lo cual sirve la consideración hecha en el voto de salvamento sobre el ejemplo el delito de extorsión, en que también se está ante una amenaza de muerte, incluso lejana a la realidad, la cual logra sus efectos, el cual puede resultar bastante válido dado el contexto que se vive en el país (Sala de Casación Penal 2009: 31). 73 sustancial, generando consecuencias devastadoras como que violaciones sexuales tengan posibilidades de alcanzar formas anticipadas de solución de conflictos como lo son los acuerdos reparatorios; y si bien tales medidas se estipulan como una posibilidad en casos en que no se reúnen evidencias suficientes en contra de un imputado, no puede cederse ante esta idea en los casos de violación sexual, precisamente por ello es necesario el cambio sustancial en cuanto a la visibilización de la violencia contra la mujer y el consecuente cambio de mentalidad por lo que hace a la valoración de la prueba, para no dar margen a este tipo de soluciones alternas. Debe recordarse también que en la gran mayoría de los casos, los delitos de orden sexual se dan en privado, por lo que la existencia de testigos es muy difícil de verificar, aspecto que también incide en el ámbito de la cantidad y calidad de medios de convicción. No se está proponiendo una inversión de la carga de la prueba para los sujetos a un procedimiento penal, porque ello implicaría una clara vulneración del principio de presunción de inocencia, el cual se considera que jamás debe vulnerarse, pero sí en que se debe flexibilizar el estándar probatorio en el sentido de su valoración acorde a los lineamientos descritos. 3. La flexibilización del estándar probatorio, ¿puede implicar una vulneración de los derechos de las personas imputadas por este delito? En la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, con motivo de la reforma de 18 de junio de 2008 a su artículo 20, principalmente, quedaron consignados los derechos de las personas que resulten imputadas de un delito. En esta sección no se analizarán todos y cada uno de los derechos que les asisten a las personas imputadas de un delito. Se analizarán sólo aquellos que se considera que pudieran tener algún tipo de fricción con los derechos de las víctimas. 74 Debemos partir de la idea de que la detención de una persona será acorde a las disposiciones normativas, esto es, respetando también sus derechos fundamentales tales como la existencia de la flagrancia delictiva, la puesta a disposición de forma inmediata, que se le hagan saber desde su detención los motivos de la misma y los derechos que le asisten, posibilidad de recurrir ante un juez los motivos y la forma de la detención, entre otros. Ello, en razón de que no es la materia del presente trabajo analizar los supuestos de violación de esos derechos fundamentales, pero sí analizar aquellos puntos en donde pudiera haber una colisión de derechos, y por ende, que se pudiera estar en presencia de una necesaria ponderación de los mismos. 3.1 Afectación a los derechos de los imputados. Como se ha señalado, con motivo de la reforma constitucional de 18 de junio de 2008, se establecieron los principios y derechos que deben prevalecer en el nuevo sistema de enjuiciamiento penal. Así, primero que nada, en el apartado A del artículo de referencia se establece como principio general del proceso penal acusatorio y oral que En primer término, se establece en el apartado A del artículo 20 constitucional, fracción I, que “El proceso penal tendrá por objeto el esclarecimiento de los hechos, proteger al inocente, procurar que el culpable no quede impune y que los daños causados por el delito se reparen”. Es decir, se advierte que será la búsqueda de la verdad la que guiará las actuaciones de los operadores de justicia. Asimismo, se señala que se brindará protección al inocente, se evitará la impunidad, y se buscará que la víctima obtenga la reparación de su daño. Todo lo anterior debe leerse al amparo del artículo 1 constitucional que establece la obligación de todas las autoridades respecto a los derechos humanos, y partir de ahí para realizar la construcción del discurso que guíe el actuar en la procuración y administración de justicia. 75 Otro de los principios que se establecen en el apartado A del citado artículo 20, es el de la carga de la prueba para demostrar la culpabilidad de una persona, la cual corresponde a la parte encargada de realizar la acusación. Tal exigencia corresponde al onus probandi, y pese a que se contempla como principio se analizará en el apartado relativo a la presunción de inocencia. Sin embargo, debe decirse que en razón de esa carga probatoria es que se permite a la víctima u ofendido constituirse como coadyuvante del ministerio público y aportar aquellos elementos necesarios para la acreditación tanto del hecho, como de la identidad del autor, y aquellos necesarios para la reparación del daño. Asimismo, se establece como principio que las partes tendrán igualdad procesal para sostener la acusación o la defensa. Ahora bien, esto no debe confundirse con que la formulación de la acusación como tal pueda hacerla la víctima o sus familiares, constituidos como coadyuvantes de la fiscalía. Del apartado C del artículo 20 constitucional se desprende que las víctimas tienen el derecho de coadyuvar con el ministerio público, y en el artículo 21 constitucional se establece que es facultad exclusiva del ministerio público ejercer la acción penal ante los tribunales, salvo los casos en que las leyes establezcan tal facultad para los particulares. Asimismo, en la fracción VII del artículo 20, se señala que es uno de los derechos de las víctimas impugnar las determinaciones de la representación social respecto a la conducción de la investigación, las determinaciones de reserva, no ejercicio o desistimiento de la acción penal, así como la de suspensión del procedimiento cuando no se haya satisfecho la reparación del daño. De lo anterior, se desprende que si bien en algunos casos las víctimas podrán llevar ante los jueces la acción penal, no se convierte en regla general tal derecho, y menos se le confiere la facultad de sostener la acusación, pues ninguna referencia de ello se obtiene ni de las normas constitucionales ni de las secundarias. 76 También deberá atenderse a lo establecido en el artículo 131 del CNPP, fracciones XX, XXI y XXII, en donde se señala que será el ministerio público quien deberá comunicar al juez e imputado los hechos y pruebas que los corroboren, solicitar la imposición de las penas y medidas de seguridad y la reparación del daño. Esto debe enlazarse con el artículo 428 de ese código procesal que señala sólo tratándose de delitos perseguibles por querella, sancionados con pena alternativa, distinta a la privativa de la libertad o que la punibilidad máxima no exceda de tres años de prisión, podrán la víctima u ofendido ejercer la acción penal. Asimismo, el artículo 338 del Código Nacional de Procedimientos Penales establece las reglas para que la víctima se pueda constituir en coadyuvante de la representación social. A su vez el artículo 339 señala que la coadyuvancia de la víctima u ofendido no alterará las facultades de la fiscalía y, menos aún, eximirle de sus obligaciones. Por su parte, el artículo 394 de ese ordenamiento, señala que en los alegatos de apertura a juicio se concederá la palabra al ministerio público, para la exposición de la acusación así como de los hechos concretos y las pruebas; situación análoga se concederá al asesor jurídico de la víctima u ofendido. Disposición similar es para los alegatos de cierre, pues se les permite escuchar sus posturas. Sin embargo, el artículo 398 nos señala que la reclasificación jurídica sólo puede ser hecha por el ministerio público. En ese tenor, se tiene reconocida una mayor intervención de la víctima, lo que facilita la aplicación plena del principio de igualdad procesal. Por lo que hace a la fracción VIII, del apartado A, artículo 20 Constitucional, se establece también como principio que sólo cuando exista convicción de la culpabilidad del imputado, se emitirá fallo condenatorio. Esto se analizará al momento de tocar el tema de la duda razonable. 77 Otro principio es que la prueba obtenida con violación de derechos fundamentales será nula, de conformidad con la fracción IX, del apartado en cita. Al encontrarse regulado en el apartado de principios generales, se considera que dicha disposición aplicará para todas las partes en el proceso penal. Esto es, no sólo beneficia al imputado, sino también a la víctima u ofendido, y por las razones expuestas sobre los lineamientos que deben regir en torno a la violación sexual, se considera especialmente válido para evitar prejuicios y estereotipos. Se relaciona esta disposición con el penúltimo párrafo, del artículo 346 del Código Nacional de Procedimientos Penales, que dispone que “Asimismo, en los casos de delitos contra la libertad y seguridad sexuales y el normal desarrollo psicosexual, el Juez excluirá la prueba que pretenda rendirse sobre la conducta sexual anterior o posterior de la víctima”. Disposición que se considera afortunada, pues si bien está referida en los estándares internacionales previamente referidos, el que se le consagre expresamente permite no dejar dudas sobre la importancia de la no prevalencia de estereotipos o prejuicios. Entrando ya al apartado de los derechos consagrados en favor de los imputados en el Apartado B del artículo 20 Constitucional, se tiene en la fracción I consagrada la presunción de inocencia. En la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, con motivo de la reforma de 18 de junio de 2008 al artículo 20 Constitucional, apartado B, fracción I, se consagró expresamente el principio de presunción de inocencia: “I. A que se presuma su inocencia mientras no se declare su responsabilidad mediante sentencia emitida por el juez de la causa;…”. Por su parte, la Convención Americana Sobre Derechos Humanos, la que en su Parte I - Deberes De Los Estados y Derechos Protegidos, Capítulo II - Derechos Civiles y Políticos, establece: “Artículo 8. Garantías Judiciales … 78 1. Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca legalmente su culpabilidad. Durante el proceso, toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas: …” Aunado a las consideraciones previas, la presunción de inocencia se encuentra consagrada en la Declaración Universal de Derechos del Hombre, artículo 11.1: “Toda persona acusada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se prueba su culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa.” En ese mismo tenor, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966, artículo 14.2, y la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre de 1948, artículo XXVI lo contienen en razón de ser una máxima inherente a las personas que se ven sometidas a un procedimiento penal. ¿Cuál es el contenido de la presunción de inocencia? ¿Por qué interesa particularmente este derecho? La Corte IDH ha precisado que este principio, aboga por que una persona no sea tratada como culpable mientras no exista la prueba plena de su responsabilidad. Asimismo, supone que, en caso de que la prueba existente sea incompleta o insuficiente, la persona procesada sea absuelta” (Salmón 2012: 251). La Corte IDH ha referido el principio de presunción de inocencia en tres aspectos: en torno a que la condena penal sea acorde a la existencia de prueba plena contra el inculpado; en relación con la libertad personal y los casos de detención provisional excesivamente prolongadas; y, en relación con el señalamiento público como culpable de la persona a quien no se le ha emitido una sentencia condenatoria (Salmón 2012: 252). En cuanto a la primer vertiente, la presunción de inocencia hace que la actividad probatoria se vuelva la piedra de toque que le da contenido. Sin embargo, también deberá orientar las decisiones tanto de los jueces como del ministerio público, en pleno 79 acatamiento de lo dispuesto en el artículo 1 Constitucional que señala que todas las autoridades en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. Se ha establecido que la carga de la prueba debe recaer en las autoridades a quienes corresponde acusar, y la existencia de prueba suficiente para determinar la culpabilidad del imputado es un requisito esencial que integran la presunción de inocencia53.También refirió la Corte IDH en el caso Ricardo Canese vs. Paraguay, que es “un elemento esencial para la realización efectiva del derecho a la defensa” (Salmón 2012: 253). Tanto en la sentencia del Caso J. vs Perú, como en sentencia del caso Cabrera García y Montiel Flores vs México, se estableció que la presunción de inocencia conlleva a que el inculpado no deba demostrar su inocencia, pues no le corresponde probar que no cometió los hechos. Respecto de este último precedente, se estableció: “182. Esta Corte ha señalado que el principio de presunción de inocencia constituye un fundamento de las garantías judiciales. La presunción de inocencia implica que el acusado no debe demostrar que no ha cometido el delito que se le atribuye, ya que el onus probandi corresponde a quien acusa. Así, la demostración fehaciente de la culpabilidad constituye un requisito indispensable para la sanción penal, de modo que la carga de la prueba recae en la parte acusadora y no en el acusado. 183. Asimismo, el Tribunal ha sostenido que tal y como se desprende del artículo 8.2 de la Convención, dicho principio exige que una persona no pueda ser condenada mientras no exista prueba plena de su responsabilidad penal. Si obra contra ella prueba incompleta o insuficiente, no es procedente condenarla, sino absolverla. Así, la falta de prueba plena de la responsabilidad penal en una sentencia condenatoria constituye una violación al principio de presunción de inocencia, el cual es un elemento esencial para la realización efectiva del derecho a la defensa y acompaña al acusado durante toda la tramitación del proceso hasta que una sentencia condenatoria que determine su culpabilidad quede firme. 184. De acuerdo con lo establecido por el Tribunal Europeo, el principio de presunción de inocencia implica que los juzgadores no inicien el proceso con una idea preconcebida de que el acusado ha cometido el delito que se le imputa, por lo que la carga de la prueba está a cargo de quien acusa y cualquier duda debe ser usada en beneficio del acusado. La presunción de inocencia se vulnera si antes de que el acusado sea encontrado culpable una decisión judicial relacionada con él refleja la opinión de que es culpable.” 53 En el mismo sentido, se da una explicación del contenido del principio de presunción de inocencia, siendo las implicaciones del mismo: “(i) Que la misma sea tenida como “regla de tratamiento del imputado” y “regla del juicio”; (ii) Que la carga de la prueba esté en cabeza del ente encargado del ejercicio de la acción penal; (iii) Prohibición de inversión de esta carga probatoria; (iv) Que la declaración de responsabilidad se base en un convencimiento fundado más allá de toda duda razonable, y; (v) Que toda duda se resuelva de manera favorable al imputado (in dubio pro-reo)” (Meneses 2010: 29). 80 Misma consideración a la contenida en el párrafo 182 de la referida sentencia del Caso Cabrera García y Montiel Flores vs México hace Sergio García Ramírez, pues de igual forma considera que tal principio asigna la carga de la prueba a quien formula la imputación, pues el onus probandi corresponde a la parte acusadora (García s.a.: 36). Es importante destacar que a lo largo del trabajo jamás se ha propuesto la inversión de la carga probatoria, incluso en algún momento ya se hizo tal aclaración. Por su parte, el que se refiera que deben valorarse las circunstancias periféricas del evento, así como dictámenes periciales psicológicos incluso por encima de las periciales médicas en el caso de que estos no arrojaran un resultado positivo, tampoco implica que se esté verificando una alteración de la carga probatoria. Queda claro que la carga probatoria siempre corresponderá al Estado, y se han señalado las directrices y fundamentos bajo los cuales deberá conducirse el aparato estatal a fin de llevar a cabo su actividad probatoria, sin que ello implique una vulneración del derecho en mención. Ahora bien, ciertamente se refirió que debe concederse valor probatorio al dicho de la víctima. En los casos en los que no se cuente más que con su testimonio y con la acreditación de circunstancias de contexto, deberá verificarse la credibilidad que genere por ser congruente y verosímil, tanto interna como externamente. La acreditación de ese testimonio con el correcto desahogo de todas aquellas pruebas necesarias y exhaustivas, así como de las periciales desahogadas al tenor de los lineamientos ya precisados, son las que deben generar convicción de culpabilidad. Aquí es donde entra el siguiente aspecto de la primera vertiente de la presunción de inocencia. Para poder emitir una sentencia condenatoria debe estar plenamente acreditada la culpabilidad de la persona. 81 Dicha consideración se contiene en el párrafo 228 y 233 de la sentencia del caso J. vs Perú y en la sentencia del caso Cabrera García y Montiel Flores vs México en su párrafo 18354. Se coincide en que deberá hacerse prevalecer una sentencia absolutoria en caso de duda razonable. Esta consideración de ninguna forma se opone a lo referido anteriormente, pues los medios de convicción deberán ser suficientes en cantidad y calidad para generar convicción, para lo cual se propuso hacer énfasis en la acreditación precisamente de las circunstancias de contexto y las periciales psicológicas practicadas de forma tal que develen lo realmente ocurrido, pues recordemos que incluso se habló de aquellos casos en que la víctima puede a lo largo de tiempo a veces negar y en otras admitir el hecho de violación que sufrió, sin que ello implique que necesariamente sea una contradicción en su dicho que se vuelva insuperable, pues una pericial psicológica que deje al descubierto la aceptación de la violación puede dar la pauta para la generación de convicción, lo que deberá correlacionarse con el resto del material probatorio recabado. En el punto particular sobre la aparente o posible restricción de que pudiera hablarse, debemos estarnos a la referencia que nos da el Comité de Derechos Humanos en la Observación General no. 32, en relación al Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, en cuanto a que dicho límite será la duda razonable (CDH 2007: párr. 30): “30. De conformidad con el párrafo 2 del artículo 14, toda persona acusada de un delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a la ley. La presunción de inocencia, que es fundamental para la protección de los derechos humanos, impone la carga de la prueba a la acusación, garantiza que no se presuma la culpabilidad a menos que se haya demostrado la acusación fuera de toda duda razonable, asegura que el acusado tenga el beneficio de la duda, y exige que las personas acusadas de un delito sean tratadas de conformidad con este principio. Todas las autoridades públicas tienen el deber de abstenerse de prejuzgar los resultados de un juicio, por ejemplo, absteniéndose de hacer comentarios públicos en que se declare la culpabilidad del acusado. Normalmente, los acusados no deberán llevar grilletes o estar enjaulados durante el juicio, ni ser presentados ante el tribunal de alguna otra manera que dé a entender que podría tratarse de delincuentes peligrosos. Los medios de comunicación deberán evitar expresar opiniones perjudiciales a la presunción de inocencia. Además, la duración de la detención preventiva nunca deberá ser considerada indicativa de culpabilidad ni del grado de ésta. La denegación de la libertad bajo 54 Mismo sentido, se alude en el caso Tibi cuando no haya elementos suficientes para “inferir razonablemente”, la responsabilidad penal del imputado (Salmón 2012: 254). 82 fianza o las conclusiones de responsabilidad en procedimientos civiles no afectan a la presunción de inocencia”. Esto robustece además lo ya expuesto sobre la carga probatoria. La apreciación y valoración de la prueba es lo que pudiera incidir en una afectación o no al principio de presunción de inocencia. La convicción que se genere se hará depender de los elementos de convicción allegados y valorados. Por lo que hace a tal principio como regla de juicio, se tiene que cuando se está ante una insuficiencia de pruebas se deberá absolver (Reyes 2012: 232). Se habla de dos etapas en el estudio probatorio, una, la relativa a la determinación de la existencia de pruebas de cargo, y dos, que es propiamente la valoración de la prueba, es decir, si la misma es suficiente para emitir una condena. Esta segunda etapa es la que puede ser riesgosa en cuanto a posibilidades de arbitrariedad, por lo que la “única forma eficaz de evitar tal peligro reside en permitir el examen exhaustivo de toda la actividad de valoración, desde la selección de los medios de prueba en los que se fundamente la sentencia hasta el razonamiento empleado por el juez para condenar” (Reyes 2012: 232). Es en esta etapa donde se debe poner la mayor atención en el mandato de racionalidad y objetividad que la presunción de inocencia impone (Reyes 2012: 234). Asimismo, se refirió que las disposiciones normativas del Código Nacional de Procedimientos Penales refieren el sistema de libre valoración de la prueba adoptado, dejando de lado la prueba tasada que contiene el actual Código Federal de Procedimientos Penales, motivo por el cual deberá tenerse especial cuidado en estos aspectos. Hablar de libre valoración de las pruebas implica que éstas tendrán el valor que genere en el juez, lo que de ninguna forma implica arbitrariedad, pues su valoración debe justificarse racionalmente. Las sentencias que se emitan, deberán contener todos los 83 razonamientos pertinentes para arribar a la conclusión de mérito, asimismo, deberán están relacionados conlos hechos y los medios probatorios que acreditaron tales hechos. Se considera de una importancia de primer orden la existencia de un recurso para combatir una sentencia condenatoria, pues finalmente el razonamiento del juez debe poder ser revisado. Es decir, tampoco se está sugiriendo en modo alguno la falta de recurso que permita la revisión de una sentencia condenatoria emitida en los casos de violación sexual contra una mujer. En ese tenor, si bien se propone la modificación del estándar probatorio lo que permitiría tener por acreditada la violación sexual, de ninguna forma se sugeriría la falta de acceso a un recurso efectivo para los imputados por este delito. Toca hablar ahora del otro punto en el que la Corte IDH ha referido el contenido de la presunción de inocencia, siendo el tema de la libertad personal. En cuanto al primero de los aspectos referidos, primero que nada corresponde precisar si puede verificarse una afectación con motivo de pruebas periféricas o periciales psicológicas al no haber prueba física del evento. Como se sugirió, ciertamente se concederá valor probatorio a la declaración de una mujer que señale que la violación ocurrió, y que su declaración sea verosímil en los términos ya expuestos. En este punto, no se considera que la sola declaración de la víctima sin apoyo en otros medios probatorios como las periciales psicológicas y las de circunstancias que le rodeen sea suficiente para privar de la libertad a la persona señalada como autor. Se considera que desde luego deberá darse inicio a la investigación y a recabar todos los elementos de convicción necesarios, y una vez que se obtengan mayores datos, entonces sí deberá verificarse la privación de la libertad. Es decir, se propone una afectación a la libertad personal, pero sujetándose a las disposiciones concernientes, pues de haber una afectación a la misma al margen de la normatividad puede generar prueba ilícita, lo que desde luego va en detrimento del 84 acceso a la justicia para las mujeres, pues a la larga generaría más impunidad, y es precisamente lo que se busca evitar. Debe decirse aquí, que para afectación de derechos fundamentales como la libertad personal la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos ha establecido los supuestos bajo los cuales podrá lícitamente detenerse a una persona con motivo de un procedimiento penal. Tal argumento se considera corroborado por el criterio seguido por órganos del propio Poder Judicial de la Federación55. El artículo 16 constitucional establece las causales para la detención de una persona con motivo de un procedimiento penal, siendo éstas el mandato judicial, la flagrancia y la urgencia, aunque para la procedencia de esta última deben tenerse por acreditados diversos requisitos como el no poder ocurrir ante la autoridad judicial correspondiente. En el caso de que se pretenda llevar a cabo una detención sin que se surtan esos supuestos, es decir, que no existan datos que acrediten la urgencia, o que no se esté en presencia de un mandamiento judicial que así lo determine, o sin que medie flagrancia delictiva, se considerará que se está en presencia de una detención ilegal. Se considera que el hallazgo de algún objeto pudiera tornarse ilícito ante ese supuesto, sin que tal ilicitud pueda subsanarse, pues la regla contenida en la fracción IX del apartado A, el artículo 20 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos ya expuesta al hablar de los principios del procedimiento penal, no contempla excepciones, así como la contenida en el artículo 264 del Código Nacional de Procedimientos Penales señala también que las pruebas serán nulas cuando se obtengan con violación de derechos fundamentales. 55 Tesis: 1a./J. 2/2012 (9a.). 85 Lo anterior generaría también una vulneración a lo previsto en el artículo 7.2 de la Convención Americana Sobre Derechos Humanos, que contiene una disposición genérica que busca garantizar la legalidad de las detenciones. Robustecen lo anterior las siguientes tesis: Tesis: I.9o.P. J/12 (10a.), Tesis: 1a. CXCV/2013 (10a.), Tesis: 1a./J. 139/2011 (9a.), Tesis: 1a. CLXII/2011. Por lo que hace a la segunda línea atinente a la libertad personal, se violará el principio de presunción de inocencia cuando se advierta una prolongada prisión preventiva. Esto se verifica cuando la duración de ésta en relación con la pena de prisión que le corresponde es desproporcionada. En el caso Suárez Rosero vs. Ecuador, la Corte IDH determinó la afectación de la presunción de inocencia debido a la prolongada detención de esa persona en prisión preventiva, pues “el respeto de este principio supone para los Estados la obligación de no restringir la libertad del detenido más allá de los límites estrictamente necesarios para asegurar que no impedirá el desarrollo eficiente de las investigaciones y que no eludirá la acción de la justicia”. Encuentra fundamento de la estrecha relación entre el derecho a la libertad personal y el principio de presunción en el artículo 8.2 así como en el artículo 9.3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que también regula que la prisión preventiva no deberá ser la regla general, pues implica una anticipación de la pena que le correspondería (Salmón 2012: 257). En relación con una posible confrontación de derechos que pudiera alegarse al solicitarse que los dictámenes psicológicos no se realicen en una sola sesión como lo marca en términos genéricos el artículo 275 del Código Nacional de Procedimientos Penales, se tiene que si bien dicha norma señala la práctica de las entrevistas necesarias en una sola sesión para la realización de los dictámenes, se considera que dicha norma debió sugerir y no exigir tal situación, pues es inherente a la naturaleza de determinadas pruebas que su obtención no sea con una celeridad tan rigurosa, ya que se corre el riesgo de no obtener resultados reales. Recordemos además que lo prohibido es una 86 detención injustificada, sin que la correcta preparación de la prueba pueda señalarse como injustificada. Por lo que hace al último de los aspectos, esto es, el relativo al señalamiento público cuando aún no existe una sentencia condenatoria, los precedentes citados del Caso J. vs Perú, en el párrafo 23356, cuando expresamente señala que tal presunción implica que los juzgadores no tengan una idea preconcebida de que el inculpado ha cometido el delito, así como en el caso Cabrera García y Montiel vs México en el párrafo 184, y en la Observación General no. 32 citada, nos permiten desprender que corresponde al trato que deberá darse a una persona, es decir, será tratada como inocente mientras no se demuestre su culpabilidad57. Incluso, recordemos que el Código Nacional de Procedimientos Penales regula en el artículo 13 la presunción de inocencia, y explícitamente señala que “Toda persona se presume inocente y será tratada como tal en todas las etapas del procedimiento, mientras no se declare su responsabilidad mediante sentencia emitida por el Órgano jurisdiccional, en los términos señalados en este Código”, hace aplicable también la prohibición de señalamiento público de culpabilidad mientras no exista formalmente una condena. Ello, además se considera que tiene relevancia por cuanto a que el juzgador no debe tener una idea preconcebida sobre la responsabilidad penal de la persona. El tema de la imparcialidad ya fue tocado con anterioridad cuando se analizó el tema del derecho a un tribunal independiente e imparcial. Por su parte, en nuestro país se han emitido diversas tesis que aluden a las concepciones sobre el principio de presunción de inocencia. Es importante destacar que a la 56 Otra referencia bibliográfica que sigue este criterio: “Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal. “Casación N° 26508”. Bogotá D.C., 2007”, “Corte Constitucional de Colombia. “Sentencia C-417-09”, “Contribución en torno al principio de presunción de inocencia en el marco del nuevo modelo acusatorio de enjuiciamiento penal (Ley 906 de 2004)”. 57 Las consideraciones relativas a que se viola la presunción de inocencia cuando la persona es expuesta a los medios de comunicación como responsable de un delito sin que se haya emitido sentencia condenatoria aún, se desprenden de la sentencia emitida por la Corte IDH en el Caso Cantoral Benavides vs Perú, así como en la del Caso Lori Berenson Mejía vs. Perú, y otros (Salmón 2012: 261) 87 presunción de inocencia se le puede ver desde diferentes facetas. Una de ellas, como estándar de prueba o regla de juicio impone “las condiciones que tiene que satisfacer la prueba de cargo para considerar que es suficiente para condenar; y una regla de carga de la prueba, entendida como la norma que establece a cuál de las partes perjudica el hecho de que no se satisfaga el estándar de prueba”, debiendo absolverse al imputado cuando no esté satisfecho este estándar58. Por otro lado, se le ha visto como "regla de trato procesal" o "regla de tratamiento" del imputado, que implica que una persona sea tratada como inocente, haciendo que en la medida de lo posible se impongan medidas que conlleven una anticipación de la pena o su suposición 59. Finalmente, se le ha identificado como "regla probatoria" entendiendo por ésta “las características que deben reunir los medios de prueba y quién debe aportarlos para poder considerar que existe prueba de cargo válida y destruir así el estatus de inocente que tiene todo procesado”60. En cuanto a la fracción II del Apartado B, consagra cuatro puntos, entre los que nos interesa primordialmente el primero, pues no puede justificarse el desahogo de elemento alguno de convicción con violación a los derechos fundamentales de los imputados, por lo que se considera innecesario entrar a detalle al análisis de toda la fracción de mérito y supuestos análogos. Sin embargo, sí se considera operativo referir el derecho a declarar o guardar silencio. Este derecho precisamente consagra la facultad de no decir nada respecto a los hechos que se le imputen a una persona. Incluso, tal derecho debe ser protegido al grado de que se considere una conducta violatoria de sus derechos el que el Ministerio Público insista en formularle preguntas61.Lo anterior, debe interpretarse sistemáticamente de conformidad con esa misma fracción cuando más adelante estipula que no podrá usarse en su perjuicio el reservarse a emitir declaración, y que toda confesión deberá ser vertida en presencia de su defensor. 58 Tesis: 1a./J. 26/2014 (10a.). Tesis: 2a. XXXV/2007. Tesis: 1a./J. 24/2014 (10a.) 60 Tesis: 1a./J. 25/2014 (10a.) 61 Tesis: I.9o.P. J/5 (10a.). 59 88 Esto es, en la fracción II del apartado B, del artículo 20, se precisa que desde el momento en que una persona sea detenida se le harán saber los motivos de su detención y su derecho a guardar silencio. La fracción III, del apartado B, del artículo 20 constitucional contiene una disposición muy similar en cuanto a que la persona detenida tiene derecho a saber en todo momento, y durante su comparecencia ante el Agente del Ministerio Público o Juez los hechos que se le imputan y los derechos que le asisten. Se considera que esta fracción se relaciona con lo estipulado por la Convención Americana sobre Derechos Humanos en su artículo 7.4, sobre que la persona detenida o retenida deberá ser informada de forma inmediata de los cargos que se le formulen. En la fracción IV del apartado constitucional relativo, se establece que las personas sujetas a un proceso penal tienen derecho a ofrecer pruebas y a obtener el auxilio necesario para lograr la comparecencia las personas. Este derecho tampoco ha sido controvertido en el presente trabajo. Por su parte, la fracción V, si bien se señala que los juicios serán públicos, en esta fracción se precisan algunas excepciones. Tales excepciones son porque expresamente lo marque la ley, por “razones de seguridad nacional, seguridad pública, protección de las víctimas, testigos y menores, cuando se ponga en riesgo la revelación de datos legalmente protegidos, o cuando el tribunal estime que existen razones fundadas para justificarlo”. Pudiera ser que en el caso concreto, en razón de la afectación a la víctima y por todas las cuestiones relativas a la discriminación estructural, que se trate de una excepción justificada a tal principio. El Código Nacional de Procedimientos Penales no contiene disposición expresa al respecto, lo cual se considera sumamente desafortunado, pues debe hacerse hincapié en la importancia de no someter al escrutinio público a la víctima de violación sexual. 89 En este rubro particular, pareciera haber una efectiva confrontación de derechos, pues el principio de publicidad es precisamente una garantía del correcto actuar de los jueces respecto de los derechos de los imputados. Sin embargo, ya se analizó el contexto de discriminación estructural que padece la mujer, y en atención al mismo se considera que una restricción a los derechos de aquéllos está totalmente justificada. Incluso, el artículo 64 del código nacional procesal establece excepciones al principio de publicidad. Dichas excepciones deben ser interpretadas de conformidad con la fracción XXVI del artículo 109 de ese ordenamiento, que señala los derechos de la víctima u ofendido, considerándose que es válido el argumento que justifique la no publicidad de la mujer como víctima de violación sexual, sobre todo si se considera que muchas veces no denuncian precisamente porque ello implica estigmatización de la propia comunidad e incluso la familia, con mayor razón puede impedir el ánimo de denunciar el saber que tendrán que hacer público lo sucedió y estar expuestas a la opinión pública en cuanto a su identidad y circunstancias peculiares de la violación sexual, según se ha referido en las páginas anteriores. Tal interpretación deberá ser sistemática y al amparo de las normas constitucionales y convencionales que ya se precisaron, a fin de brindar la protección debida a la mujer en los casos de violación sexual, e impedir la continuación del patrón de discriminación y violencia con la impunidad que le acompaña. Asimismo, se considera que no puede ser de otra manera y que las autoridades judiciales deberán excepcionar el principio de publicidad en tales casos, so pena de incurrir el Estado en responsabilidad internacional por omitir dar cumplimiento a las obligaciones internacionalmente contraídas, mismas que ya fueron referidas con anterioridad, pues al margen de que no se reguló tal aspecto, se puede dar cabida a tal excepción mediante una adecuada fundamentación y motivación al tenor de lo precisado. 3.2 Críticas a la afectación al principio de presunción de inocencia. 90 Ciertamente, si se realiza un correcto análisis del principio de presunción de inocencia y del derecho al acceso a la justicia podremos advertir que no tiene por qué verificarse una anulación de uno en aras del otro, menos aún si se tiene en consideración que tanto los derechos de los imputados como los de la víctima encuentran protección en los tratados internacionales de derechos humanos (Madina 2005: 616 y 624). Entonces, la cuestión a dilucidar consiste en establecer con claridad las implicaciones de tales derechos para que puedan ser garantizados con el mínimo de lesión para ambos, realizando una prudente ponderación en caso de ser necesario. Es una línea muy delgada en cuanto a que en la actualidad continúa la tendencia de buscar la prueba física que acredite no sólo el evento, sino también la persona que lo cometió. Asimismo, se impone una carga muy elevada a la representación social de actuar en verdadero apego a las exigencias de investigación y persecución con la perspectiva señalada, y a la vez respetar los derechos de los sometidos a proceso penal a fin de no propiciar impunidad por la vulneración a sus derechos fundamentales. Se reitera, en ningún momento se está proponiendo pasar por alto los derechos reconocidos convencional y constitucionalmente para ambas partes, al contrario, se sugiere un cambio de perspectiva pero sujetándose al marco regulatorio. Por otro lado, se advierte que para algunos autores conceder terreno en aras de proteger los derechos fundamentales de la víctima en relación con los de los sub judice, puede resultar paradójico, en cuanto no se puede intentar reconocer derechos fundamentales a partir del desconocimiento de otros. Asimismo, que “… se entendía que frente a la colisión de leyes o frente a los cambios normativos, se aplicaba la ley que resultase ser más benéfica a los intereses del imputado, lo que operaba de manera automática, esto es, sin reparo alguno, por ser ello no un beneficio sino un derecho de todo ciudadano” (Gómez 2012). Sin embargo, ante el cambio de perspectiva que se ha venido verificando a fin de poder combatir la impunidad que ha verificado desde hace algunos años, tal autora considera que el que las cortes estén decidiendo en qué casos opera la favorabilidad penal del imputado y en qué casos no, atenta contra dicho principio, por lo 91 que asume que la justicia se ha vuelto “selectiva e intervencionista, justificada en la necesidad de evitar la impunidad, de satisfacer las pretensiones punitivas de la víctima e incrementándose de manera desmesurada el poder punitivo del Estado” (Gómez 2012). Por su parte, también se han destacado aquellas posturas que incluso a la Corte Interamericana de Derechos Humanos se le ha señalado de “neopunitivista”, “antidemocrática” y “antiliberal” a la Corte Interamericana. Ello, con base en que en un afán de garantizar los derechos de las víctimas dicho órgano ha establecido estándares que “minimizan” los derechos de los procesados, sobre todo en el ámbito procesal, como han sido en los temas de “aplicación retroactiva de leyes penales, el desconocimiento del plazo razonable de investigación y el derecho a no ser juzgado dos veces por los mismos hechos”. Tales posturas señalan al “derecho penal de los derechos humanos” como una amplificación del sistema penal pretendiendo dar solución a problemas sociales, restringiendo derechos de los sometidos al procedimiento penal (Parra 2012: 24). Óscar Parra refiere que hay autores como Patricia Ziffer han referido que no se han delimitado las pautas a seguir para la ponderación entre los derechos de los imputados y los de las víctimas. Se le ha supuesto también como un riesgo inminente ante la gran variedad de actos que violentan los derechos humanos. Haciendo mención de la Corte Suprema de Justicia de Argentina, en cuanto a la investigación en el caso Bulacio, dicha corte señaló que corresponde a los estados a través de sus órganos asegurar que el proceso se desarrolle en forma normal, sin dilaciones injustificadas, y que no puede hacerse recaer en el imputado el incumplimiento de dicho deber (Parra 2012: 25). En el caso Bueno Alves vs Argentina, la Corte IDH estuvo de acuerdo con la Corte de ese país en que se acreditó que los actos de tortura infligidos en contra del señor Bueno Alves pudieran catalogarse como un crimen de lesa humanidad. Sin embargo, en este caso la Corte IDH dijo que, al margen de que esa conducta no pudiera ser catalogada como tal, no sería admisible la prescripción en dicho caso. Para ello, se remite a algunos precedentes: “i) lo señalado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en el caso Abdulsamet Yaman V. Turkey respecto a que cuando un funcionario estatal ha sido acusado de delitos relacionados 92 con tortura o tratos crueles, es de suma importancia para garantizar un recurso efectivo que el proceso penal no enfrente limitaciones derivadas de la prescripción; ii) lo establecido por el Tribunal Penal Internacional para la Ex Yugoslavia en el caso urundzija en el sentido que una de las consecuencias del car cter jus cogens que la comunidad internacional ha atribuido a la prohibición de tortura se encuentra la imposibilidad de prescripción de la tortura; iii) el rechazo del Comité de erechos umanos (en su Observación General 31) a “plazos de prescripción excesivamente breves” cuando se relacionan con delitos según el derecho internacional o en la legislación nacional, entre ellos la tortura;” (Parra 2012: 29). Ciertamente, es comprensible la preocupación ante el riesgo de que se incline la balanza hacia la justificación de la constante vulneración de los derechos de los imputados en aras de la obtención de condenas, pues debe recordarse que ante todo se trata de la maquinaria estatal en contra de la persona que está siendo investigada, y que precisamente por ello, el derecho penal ha tenido que evolucionar consagrando principios y límites al actuar estatal. Incluso la Corte IDH en numerosas ocasiones ha precisado la importancia del respeto de los derechos fundamentales de las personas sometidas a un proceso penal. En ese tenor, la postura que se adopta respecto a las críticas sobre la minimización de derechos del imputado a fin de garantizar los derechos de las víctimas, es la referida líneas arriba, en el sentido de que no se puede legitimar, al menos no en el contexto analizado (situación distinta ocurrirá para los delitos material del derecho penal internacional), un detrimento de los derechos de los sometidos al procedimiento penal que conlleve una afectación a sus derechos fundamentales, salvo lo referido en cuanto al principio de publicidad. Cualquier restricción deberá ceñirse a los márgenes que al respecto se encuentren en las normas constitucionales y convencionales. 3.3 Test de proporcionalidad. En relación con el principio de proporcionalidad que refiere Robert Alexy, éste se compone de los subprincipios de adecuación, necesidad y proporcionalidad en sentido 93 estricto (Alexy 2002: 8)62. La ponderación es la materia del tercer subprincipio del principio de proporcionalidad, el de proporcionalidad en sentido estricto, el cual es la optimización relativa a las posibilidades jurídicas63. La propuesta de que se dicte una sentencia con la acreditación de circunstancias periféricas ante la ausencia de prueba física, con el límite siempre presente de la duda razonable, debe ser analizada a la luz del principio de proporcionalidad, a fin de poder determinar si restringe el principio de presunción de inocencia que opera a favor de los imputados, y si tal restricción o modificación en el estándar probatorio es justificable ante la impunidad que se genera respecto de la violación sexual y, con ello, la repetición del ciclo de la violencia contra la mujer64. Ya se analizó el impacto que puede tener en la vida de una mujer una violación sexual. Su impunidad hace que se perpetúe el ciclo de violencia contra las mujeres en general, al enviar el mensaje de ser una conducta tolerada por el Estado. Como ya se precisó también, no es un delito que se cometa con baja incidencia, por el contrario, su nivel de verificación es alto, incluso sin tomar en consideración que muchísimos casos de violación sexual no son denunciados. El hecho de que se esté solicitando la aplicación de un estándar donde sancione la violación sexual sin pruebas “físicas”, puede justificarse también porque estamos en presencia de un patrón de discriminación, en donde la violación sexual viene a darse como una expresión de las relaciones de poder que históricamente se han generado sobre las mujeres. 62 “Los derechos fundamentales son mandatos de optimización, como tales son normas de principio que ordenan la realización de algo en la más alta medida, relativamente a las posibilidades materiales y jurídicas. Los subprincipios de adecuación y necesidad se tratan de una optimización relativa a las posibilidades materiales. El principio de adecuación excluye el empleo de medios que perjudican la realización de al menos un principio, sin promover al menos un principio o meta a cuya realización sirven. Lo mismo vale para el principio de necesidad.” 63 Como alto sea el grado de incumplimiento o perjuicio de un principio, tanto tiene que serla importancia de la realización del otro (Alexy 2002: 9). 64 Por su parte, Zárate Castillo en su reseña de La Teoría de los derechos fundamentales ha puesto en tela de juicio el relativismo con que Robert Alexy maneja la ponderación de principios, llamándole “dictadura del relativismo” en cuanto a la teoría de los derechos humanos (Zárate 2007). 94 En cuanto a la proporcionalidad en abstracto, la finalidad constitucionalmente legítima la tenemos en la necesidad de garantizar a las mujeres víctimas de violación sexual la posibilidad de acceder a la justicia, a través de la modificación de los estándares probatorios, en razón de que ha sido ya argumentado su derecho a acceder a los tribunales en condiciones de igualdad, y que la igualdad no puede ser entendida desde el plano meramente formal sino como igualdad sustantiva, siendo necesarias medidas específicas, muy concretas, que las haga “elevarse” respecto del resto de víctimas de un delito, lo que finalmente se traducirá en un acceso real y efectivo a la justicia, trayendo por consecuencia la ruptura con el ciclo de impunidad y discriminación estructural. Por ello, es que se considera que existe una finalidad constitucionalmente legítima. Por lo que hace al elemento de la idoneidad de la medida, esto es, que se verifique una relación de medio a fin, se tiene que la medida propuesta es idónea para sancionar efectivamente desde la perspectiva penal aquellas conductas que lesionan la dignidad e integridad de las mujeres como lo hace la violación sexual, toda vez que al no haber pruebas físicas (y dada la naturaleza de la violación sexual), se entiende esto como una medida que posee una relación directa con dicha finalidad, pues las pruebas periféricas del evento son las únicas que permitirían tenerle por demostrado, precisamente al no haber posibilidad de allegarse de otras. En cuanto a si es necesariamente por ese medio, a la vez que sea la medida menos restrictiva para alcanzar el fin propuesto, esta medida efectivamente cumple tal requisito, pues como ya se dijo, la naturaleza de la violación sexual hará que muchas veces no se denuncie en cuanto ocurra, por lo que difícilmente habrá prueba física o material que acredite que efectivamente sucedió. En ese sentido, se advierte que es sólo por este medio que se podrá acreditar ante la ausencia de pruebas físicas, precisamente porque la medida incide directamente en el ámbito probatorio y la emisión de una sentencia condenatoria, además de que, una vez analizados los límites, se advierte que precisamente es la medida menos restrictiva para lograr el fin propuesto, puesto se está garantizando como límite el de la duda razonable. Por ello, es que se advierte casi 95 intocado el principio de presunción de inocencia. Además, es indispensable esta variación para enviar el mensaje de que es un delito que se perseguirá seriamente y que no usará como pretexto la falta de la prueba física en detrimento del acceso a la justicia. Respecto a la proporcionalidad en estricto sentido, la medida responde a una necesidad de romper con la discriminación que conlleva la violación sexual. Representa posibilitar el acceso a la justicia en condiciones de verdadera igualdad, dejando de existir el obstáculo relativo a la ausencia de prueba física, y convirtiéndose su testimonio en una prueba suficiente para el formal inicio de las diligencias necesarias y obligatorias para la eficacia de la investigación de los hechos. Por otra parte, como se estableció, no se considera que la medida violente la presunción de inocencia, pues el límite siempre será precisamente la duda razonable. Ciertamente estamos ante una línea muy delgada, sin embargo, se considera que es proporcional en el sentido de que la presunción de inocencia no puede ser usada como pretexto para amparar la impunidad, y por otro lado, el Estado debe enviar el mensaje de que la discriminación y violencia contra la mujer es algo realmente grave. Los beneficios serían de primer orden, pues implica romper con la discriminación estructural a que remite la violación sexual, en particular, permitiría acceder a la justicia, a la vez que se transmitiría el mensaje de que la violación sexual contra las mujeres no será tolerada por el Estado, y que se realizarán las gestiones necesarias para la satisfacción del derecho de acceso a la justicia. Su contraparte, una afectación a la libertad personal de los sentenciados por este delito, con pruebas periféricas pero suficientes, que no dejen margen para duda razonable, se considera que es aceptado, en razón de que la naturaleza propia de la violación sexual implica en muchos de los casos la ausencia de testigos directos o de evidencia física, debiendo realizarse una valoración completa de las circunstancias que narran lo sucedido, incluyendo la declaración de la víctima. 96 Ciertamente, sí puede haber una afectación con la flexibilización del estándar probatorio en lo que respecta a la prisión preventiva, pero como se refirió, no se está buscando que se haga efectiva la prisión preventiva sin indicio alguno, sino que se impone una carga alta para la representación a fin de que reúna los elementos suficientes para indiciariamente justificar la prisión preventiva, sin que para integrar tales indicios se requieran pruebas físicas; se considera que la naturaleza de la violación sexual que entraña discriminación estructural “justifica” tal tratamiento. Al respecto, también la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación se ha pronunciado al respecto. Sirve de apoyo la ya referida tesis 1a./J. 2/2012 (9a.). Por otro lado, existen dos puntos donde sí se advierte una ligera colisión de derechos: el primero de ellos, es lo atinente a que se pudiera considerar no justificada la prisión preventiva en razón de lo previsto en el artículo 275 del Código Nacional de Procedimientos Penales que señala que los dictámenes especiales deberán practicarse en una sola sesión, en contraposición con lo señalado líneas arriba sobre la necesidad de realizar las periciales psicológicas en hasta 10 ó 12 sesiones. Pues bien, se considera que estaría justificado no acatar tal disposición de manera rigurosa, pues no se considera que conlleve a la prohibición de detención prolongada e injustificada de la prisión preventiva. Al respecto, la finalidad constitucionalmente legítima la tenemos en la necesidad de que la víctima, en aras de la obtención de la justicia pueda, por virtud de la igualdad procesal, allegar elementos probatorios sólidos al proceso penal que ha instado. Esto es, atiende a la necesidad de garantizar la igualdad procesal, y en aras de esa igualdad procesal aportar pruebas y ser auxiliada judicialmente para su obtención, asegurando que las periciales psicológicas se le realizarán de manera profesional para obtener datos muy específicos en torno a lo sucedido, así como todos aquellos que permitan dilucidar lo acontecido. Por lo que hace al elemento de la idoneidad de la medida, esto es, que se verifique una relación de medio a fin, se tiene que es idónea para obtener datos que permitan 97 demostrar que la violación sexual ocurrió, pues debe recordarse que tal vulneración conlleva grandes secuelas muy difíciles de superar con el tiempo, por lo tal elemento de convicción serviría para establecer su acontecimiento, entre otros datos, sobre todo tomando en consideración que puede ser una prueba clave ante la ausencia de prueba física, e incluso a pesar de la calificación que la víctima le dé a la violación sexual y la aceptación de su acaecimiento. Así, en aras de su derecho de acceso a la justicia y procurando no discriminarle en cuanto a la igualdad procesal para ofrecer medios de convicción pertinentes, se considera que existe esa relación de medio a fin. En cuanto a si es necesariamente por ese medio, a la vez que sea la medida menos restrictiva para alcanzar el fin propuesto, esta medida efectivamente cumple tal requisito, pues la violación sexual conlleva una afectación emocional, la cual no siempre arrojará datos certeros en la primera sesión, y será especialmente relevante cuando haya transcurrido tiempo antes de su denuncia, ya que las pruebas físicas pudieran haber desaparecido. Necesariamente, al tener que escudriñarse en el interior de la persona, deberá ser por medio de esta prueba que se obtengan datos sobre la violación sexual, datos que en razón de la evidente afectación y sufrimientos generados no aparecerán en la primera sesión que se realice. Respecto a la proporcionalidad en estricto sentido, se considera reunido este requisito ya que incide en la acreditación del evento y es parte de las condiciones peculiares que requiere dicha prueba, incluso bajo el riesgo de obtener resultados alterados que, desde otra perspectiva, puedan perjudicar al imputado. Es precisamente en aras de obtener una certeza jurídica, y de garantizar el acceso a la justicia en condiciones de igualdad y sin discriminación, que se considera factible el desahogo de la prueba pericial con todas las sesiones de que se ha hablado, pues no sirve de nada elaborar un discurso sobre los derechos formales para acceder a los tribunales si de facto se está negando la posibilidad de probar, y de que las pruebas que puedan beneficiarle no puedan ser desahogadas con los estándares necesarios que deba reunir. 98 El segundo tema donde se advierte una colisión de derechos, es el de la publicidad. La proporcionalidad en abstracto, esto es, la finalidad constitucionalmente legítima la tenemos en la necesidad de proteger a la víctima, su integridad y evitar una revictimización a consecuencia del procedimiento penal por la violación sexual. Esto deriva del propio artículo 1 y 20 Constitucional, y 5.1 de la CADH, y obedece también a una necesidad de frenar la discriminación estructural que hace que se le asignen estereotipos y que sea juzgada socialmente por lo sucedido. En este punto particular, debe considerarse además que de la lectura integral del Código Nacional de Procedimientos Penales y de los derechos que Constitucional y Convencionalmente se desprenden a favor de la víctima, puede obtenerse que se busca su protección particularmente en estos temas que implican un sufrimiento per se, y donde también se han reconocido como excepciones otras donde la integridad de la persona pueda verse afectada. Por lo que hace al elemento de la idoneidad de la medida, esto es, que se verifique una relación de medio a fin, se tiene que es idónea para proteger de forma directa la integridad de las mujeres, además de que ello pudiera facilitar romper con ese ciclo de impunidad al saber que se mantendrá fuera del público lo que en el juicio se ventile, dejando de ser tal vez, un impedimento menos para denunciar. En cuanto a si es necesariamente por ese medio, a la vez que sea la medida menos restrictiva para alcanzar el fin propuesto, esta medida efectivamente cumple tal requisito, pues como ya se dijo, la naturaleza de la violación sexual y el nivel de afectación que genera, hará que muchas veces sea muy difícil tener no sólo que enfrentarse en algún momento con su agresor, sino además estar siendo indirectamente juzgada públicamente, y al ser un hecho tan lesivo se le deberá procurar no re victimizarle de nuevo. Debe abonarse todo lo ya expuesto sobre la discriminación estructural que incluso ha llevado al reconocimiento por parte del Estado Mexicano de que en nuestro país para las mujeres están presentes los estereotipos de género, en todas las áreas en que se desenvuelve, más en el ámbito sexual. Lo que hace evidente que 99 tratándose de la violación sexual la mujer víctima debe ser protegida de tal discriminación en la mayor medida posible. Asimismo, se considera que tal medida es la menos lesiva, pues finalmente no violentarían derechos del imputado como conocer a los que deponen en su contra. Respecto a la proporcionalidad en estricto sentido, y en este sentido se advierte que la medida responde a una necesidad de proteger a la mujer ante la lesión que ya sufrió. Asimismo, es directamente proporcional sacrificar la publicidad en aras de que la mujer se vea resguardada de la opinión pública y los estereotipos que aún están presentes en nuestra sociedad. Es decir, proteger la integridad de la mujer víctima de la violación sexual es directamente proporcional al sacrificio de este principio, ya que implica la sustracción de lo acontecido de la opinión pública, sin que se vulneren otros derechos, y en cambio, se puede garantizar este derecho. Finalmente, debe precisarse que los derechos de los imputados soportan las restricciones propuestas en razón de que se tiene una creciente discriminación y violencia contra la mujer, que evidentemente las reformas legales hasta este momento no han logrado revertir, pues sigue imperando una evidente impunidad haciendo repetitivo dicho círculo. Ciertamente, la mentalidad de los operadores de justicia no cambia por el hecho de existir una nueva reglamentación, en este caso el Código Nacional de Procedimientos Penales, pero sí se considera que lo propuesto permitiría emitir sentencias condenatorias basadas en la aplicación de los estándares ya referidos, con un margen mínimo de lesión a los derechos de los imputados. Se reitera que no es posible justificar un discurso que atente contra la presunción de inocencia que asiste a los derechos de los imputados. 100 CAPÍTULO III CONCLUSIONES. En el presente capítulo se hará énfasis en aquellos elementos que en su momento se analizaron con mayor detenimiento, para ahora sólo referirlos y esbozarlos a fin de concluir si es justificable emitir una sentencia basada en la flexibilización de los estándares probatorios; asimismo, para verificar si tal propuesta violenta los derechos de los imputados, en particular, la esencia del principio de presunción de inocencia, o si implica una restricción justificada mediante un juicio de ponderación, en razón de la discriminación y violencia estructural que sufre la mujer pese al reconocimiento formal que se ha logrado en la mayoría de los ámbitos en que se desenvuelve. Debe recordarse que el análisis hecho proviene de la necesidad de garantizar el derecho de las mujeres de acceder a la justicia sin discriminación alguna, y romper con el ciclo de impunidad y violencia que muy concretamente en ese ámbito se presenta. Deberemos recordar el papel que juega la discriminación estructural que sufren las mujeres víctimas de violación sexual, a fin de entender que no ha bastado con el reconocimiento formal de la igualdad y el derecho a la no discriminación. CONCLUSIÓN 1. DISCRIMINACIÓN Y VIOLENCIA ESTRUCTURALES CONTRA LA MUJER. Como ya se refirió, el artículo 1 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece una prohibición de discriminación en torno a categorías sospechosas, incluida la de estar basada en género. Asimismo, establece la obligatoriedad en torno a la protección de los derechos humanos, tanto como los que deriven de la propia Constitución como los que se hallen reconocidos en instrumentos internacionales en los que el Estado Mexicano sea parte. 101 Por su parte, el artículo 1 de la CEDAW señala lo que debemos entender por discriminación contra la mujer. En el ámbito de la violencia contra las mujeres, el Sistema Interamericano cuenta con la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres, también conocida como la Convención de Belem do Pará, la cual establece como obligación de los Estados eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres en todos los ámbitos en que se desenvuelven, incluyendo la proveniente de instituciones del Estado y la perpetrada por agentes estatales. Ya se refirió con anterioridad que organismos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos también ha realizado una interpretación en este sentido concibiéndola como aquellas distinciones que hagan colocar a la mujer en una situación de desventaja en detrimento del pleno reconocimiento de sus derechos. Se aclaró que no toda violación de un derecho humano cometido contra una mujer conlleva a la violación de las disposiciones protectoras de las mujeres, pues se requiere el elemento de estar basado en una discriminación de género. Se reconoció a la violencia contra las mujeres como una violación de sus derechos humanos, la cual conlleva la violación de otros derechos humanos. Asimismo, la discriminación estructural es aquella que se encuentra enraizada en todos los ámbitos y niveles de la sociedad, tanto en normas escritas como en normas no escritas, sin ser cuestionadas y, por el contrario, son admitidas y reproducidas. Al estar inmersa en varios ámbitos sociales se vuelve particularmente lesiva. Se realizó el análisis relativo a la determinación de la violencia sexual contra las mujeres como resultado de la violencia estructural y de género que las discriminan. 102 Ha sido de suma importancia también al presente trabajo entender que la prohibición de discriminación es una norma del ius cogens, por lo que existe al respecto una prohibición de discriminación. La igualdad en ese entendido debe ser concebida como una igualdad completa, no sólo una igualdad formal. Por su parte, se reitera que es sumamente importante, a fin de combatir la discriminación estructural que los Estados garanticen que nadie quede excluido de la protección de las leyes, de acuerdo con los artículos 8 y 25 de la CADH. Quedó establecido que el artículo 1.1 y 2 en relación con el 24 y 25 de la CADH establecen el derecho al debido proceso en relación con la prohibición de discriminación. Por su parte, la Corte IDH hace distinción entre la obligación general del Estado contenida en el artículo 1.1 de respetar y garantizar la protección de los derechos que consagra la CADH sin discriminación, de la discriminación que se suscita cuando la se está ante una protección desigual de la ley interna o su aplicación a que se refiere el artículo 24 de la propia convención. Asimismo, del marco normativo analizado se desprende el reconocimiento de la discriminación estructural y la obligación de actuar de forma adecuada para su erradicación. Dicha protección puede ser suficiente si las normas se aplican bajo los estándares que se refirieron a lo largo del presente trabajo. CONCLUSIÓN 2. VIOLACIÓN SEXUAL COMO FORMA DE DISCRIMINACIÓN CONTRA LA MUJER. 103 Se conceptualizó a la violencia sexual como aquellos actos de naturaleza sexual que se cometen sin el consentimiento de la persona que los resiente, y pueden incluir la invasión física del cuerpo o no. Se hizo alusión a la configuración del tipo penal de violación sexual que señala el artículo 265 del Código Penal Federal, a fin de tener un parámetro objetivo. Al efecto, se señaló que la violación sexual podrá ser física o moral, contra persona de cualquier sexo, consistiendo la conducta en la introducción del miembro viril en el cuerpo de la víctima por vía vaginal, anal u oral, siendo también violación cuando se introduzca por vía vaginal o anal cualquier instrumento distinto del miembro viril, por medio de la fuerza física o moral. De la anterior estipulación se advierte que no es necesaria la violencia física para que exista la violación, lo cual resulta muy útil al tema investigado precisamente porque tal elemento no se constituye en una barrera insuperable ni puede exigirse a la víctima para su acreditación que presente rastros de violencia física u oposición a la cópula. Como ya se estableció, la violencia sexual contra la mujer es resultado de la violencia estructural de género y del conjunto de patrones socioculturales que reproducen la discriminación contra las mujeres. Asimismo, se tiene que la violencia sexual es una forma icónica de discriminación contra la mujer, pues la misma entraña una finalidad de degradar y humillar a ésta, con base en las relaciones de poder históricamente dadas. Ahora bien, con independencia de la verificación de la violencia sexual por motivos de esa discriminación históricamente producida, se advierte que la denegación del acceso a la justicia implica una forma de discriminación a la vez que permite la continuidad de dicho ciclo de violencia, al emitir el mensaje de que la violencia contra la mujer es tolerada y aceptada por el Estado. 104 También la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el Caso J. vs Perú ha señalado que no se requiere la existencia de violencia física para tener por acreditada la violación sexual. Aunque esta Corte va más allá y señala que incluso debe comprenderse a los labios mayores y menores. Se reconoce también que la violación sexual es un tipo particular de agresión que se produce normalmente en ausencia de testigos, y dada su naturaleza peculiar no se puede esperar la existencia de pruebas gráficas o documentales, por lo que la declaración de la víctima debe tener un peso fundamental. En la multicitada sentencia del Caso J. vs Perú, se señaló una cuestión que resulta sumamente importante para el presente trabajo, y es la relativa a que puede darse el caso que la víctima en algunas declaraciones niegue que haya sucedido tal forma de agresión, lo cual puede deberse al paso del tiempo, pero también a la asimilación de lo ocurrido o no, sin que ello desvirtúe que efectivamente se verificó, y en todo caso la valoración de su declaración debe hacerse tomando en cuenta las circunstancias del caso. Ante ello, será sumamente importante realizar los peritajes pertinentes de manera totalmente profesional y exhaustiva y no buscar solamente si está latente alguna afectación a la víctima o no. Quedó señalado que la violación sexual es una experiencia sumamente traumática. Incluso se ha dicho que no es necesario probar el sufrimiento físico visible, pues la violación sexual, conlleva o implican per se el sufrimiento de las víctimas. Todo lo anterior nos lleva a precisar que la violación sexual cumple con los objetivos de degradar, humillar, intimidar o castigar a la víctima. En atención a ello se debe actuar bajo parámetros específicos a fin de romper con el ciclo de discriminación y violencia. 105 CONCLUSIÓN 3. OBLIGACIONES ESTATALES EN TORNO A LA VIOLENCIA SEXUAL CONTRA LA MUJER Y DERIVADAS DEL ACCESO A LA JUSTICIA. Primero que nada, se advierte una obligación genérica de igualdad y no discriminación, la cual proviene de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, así como la Declaración Universal de Derechos del Hombre, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, y desde luego, las convenciones especiales de la materia, a saber, Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer y la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer "Convención Belem do Pará”. Se señaló también en su momento que en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se encuentran reconocidas las obligaciones estatales de respetar, garantizar, promover y proteger los derechos humanos, derivando de la de garantizar el deber de debida diligencia. La debida diligencia implica prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones de derechos humanos contra las mujeres. Por su parte se señaló que la obligación de debida diligencia tratándose de violencia contra las mujeres también se desprende de los artículos 8 y 25 de la CADH en relación con el 7.b de la Convención de Belém do Pará. Asimismo, que los Estados deberán llevar a cabo la investigación de tales violaciones de derechos humanos de las mujeres, asumiéndola como un deber jurídico propio, efectivo, y sin necesidad de que las víctimas o sus familiares tengan que impulsar el procedimiento. 106 Existe un vínculo entre el deber de actuar con debida diligencia y la obligación de hacer accesibles recursos judiciales idóneos y efectivos que otorguen una respuesta a la violencia contra las mujeres. Importa precisamente en este punto el tema del derecho al acceso a la justicia, pues este derecho es correlativo a las obligaciones estatales de desestructurar la discriminación y violencia contra las mujeres que impiden el pleno goce y ejercicio de aquellos, y en concreto, se advierte la estrecha relación que ante la violación de esos derechos, debe el Estado garantizar la existencia de mecanismos judiciales que permitan investigar, sancionar y reparar dichas violaciones, los cuales deben ser acordes para lograr una sanción y reparación efectivas. Así, el derecho a la tutela jurisdiccional se integra por el acceso a la justicia, el debido proceso y la eficacia de la sentencia o decisión (Parra y Saavedra 2012: 17). El fundamento del derecho al acceso a la justicia se encuentra en el artículo 2.3 inciso a) del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, así como en la Convención Americana sobre Derechos Humanos en el artículo 8.1 al referirse a las garantías judiciales en relación con el artículo 25.1 que regula el derecho a la protección judicial. Se señaló también que se viola el derecho en mención cuando no se ha llevado a cabo una investigación diligente, los recursos interpuestos no son efectivos, o porque se han pasado por alto en los procedimientos el plazo razonable. Se estableció precisamente el deber de debida diligencia a que está obligado el Estado cuando se trata de violencia contra la mujer debiendo para ello configurar los recursos judiciales idóneos y efectivos que otorguen respuesta a esa problemática particular. Una víctima debe poder acceder al sistema de justicia, a recursos judiciales idóneos y efectivos, y poder obtener un pronunciamiento judicial justo en un tiempo prudente. Por 107 lo que hace al tema de los recursos efectivos, se ha establecido que es un deber establecerlos e incluso asegurarse de su debida aplicación. La efectividad de los recursos conlleva la idea de su idoneidad para combatir la violación sufrida así como su efectiva aplicación por la autoridad competente. Por cuanto a la intervención de la víctima, ésta deberá contar con los medios jurídicos necesarios para poder ejercer sus derechos, así como conocer la verdad. Ahora bien, hasta aquí se ha tocado el tema desde la perspectiva de la víctima únicamente. Sin embargo, también se señaló que el acceso a la justicia es un derecho de toda persona, por lo que también importa, en su caso, a los imputados por un delito de violación sexual. Es inherente a tal derecho la idea de igualdad ante los tribunales, la cual se desprende del artículo 14 Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos, el artículo 17 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Esto implica igualdad para poder “llegar”, pero también de medios procesales e intervenciones ante el sistema judicial, sin discriminación alguna. Ya se estableció que igualdad no significa emitir una misma norma para toda la sociedad ignorando las peculiaridades de sus destinatarios, pues a fin de evitarse la discriminación y lograr una igualdad sustantiva, deberán quedar normados aquellos aspectos que permitan esa igualdad para acceder al sistema judicial, pues la vulneración a ese derecho puede ser de jure o de facto. También quedó establecido que el derecho a las debidas garantías de tribunal competente, independiente e imparcial se desprende de diversos ordenamientos. Tal derecho corresponde a toda persona y con independencia de la materia, según se refirió, por lo que esas garantías deben regir tanto para la víctima del delito como para los 108 imputados. Dentro de dichos márgenes es que debe desarrollarse el procedimiento penal, asegurándose de que a las partes les estén plenamente garantizados tales derechos. CONCLUSIÓN 4. JUSTIFICACIÓN DE UNA PROTECCIÓN ASIMÉTRICA Partiendo de la concepción de la igualdad como no sometimiento, se busca evidenciar que para una problemática particular sufrida por un grupo particular, se debe recurrir a la adopción de medidas específicas que permitan empoderar al grupo y poder lograr una igualdad. Recordemos que la desigualdad estructural conlleva una discriminación de facto sobre un grupo determinado. Se identifica a las mujeres como un “grupo” que sufre una desigualdad estructural y que requiere acciones concretas para compensar esa desigualdad y lograr un empoderamiento y nivelación para el ejercicio efectivo de sus derechos. Ahora bien, ¿Qué posibilidades se advierten con base en este discurso ante el nuevo sistema de enjuiciamiento penal? El nuevo sistema de justicia penal efectivamente puede otorgar excelentes resultados si se aplica bajo la perspectiva teórica que está diseñado, pues más allá de las deficiencias en su regulación, bajo la aplicación de sus principios rectores, así como de los principios constitucionales y convencionales atinentes, puede hacerse una interpretación sistemática y convencional, y consecuentemente, una aplicación del procedimiento que sea protector de los derechos de las víctimas, cuyos márgenes de aplicación y falta de mecanismos de establecimiento de responsabilidades de funcionarios públicos no sean cobijados bajo la presunción de inocencia generando impunidad. 109 Todo lo anterior, se ve justificado por la avasalladora realidad en la que los operadores de justicia aún están actuando de manera discriminatoria sin asegurarse de garantizar el respeto a los derechos de las mujeres víctimas de violación sexual. Tal proceder inhibe que se lleven a cabo las denuncias de manera oportuna, lo que a su vez conlleva un menoscabo en la práctica de las diligencias que acrediten la violación sexual, pues las posibilidades de obtención de pruebas físicas con el tiempo se vuelven casi nulas, lo que obliga a remitirse a diversos medios probatorios para poder acreditarla. Con independencia de su trascendencia al ámbito probatorio, el que una víctima de violación sexual no pueda denunciar por temor a la estigmatización que sufrirá con motivo del procedimiento penal debido a la presencia de estereotipos y ausencia de perspectiva de género, es en sí mismo una denegación del acceso a la justicia, toda vez que se constituye como una barrera que de facto impide su acceso. Por otro lado, se refirieron diversos instrumentos sobre el análisis de las pruebas posibles en torno a la verificación de la violación sexual, sin que deba limitarse a las pruebas físicas. Asimismo, que con independencia de la aplicación obligatoria o como referentes no obligatorios, México tiene adquiridos diversos compromisos internacionales que le imponen llevar a cabo todas aquellas medidas necesarias para garantizar los derechos de las mujeres y acabar con la discriminación que les afecte, con lo cual, al realizar aquellas medidas necesarias se estaría dando cumplimiento con esos compromisos internacionales. En ese tenor, es que la interpretación y aplicación de las normas relativas a la cuestión probatoria contenidas en el Código Nacional de Procedimientos Penales deben ser interpretadas tomando en consideración el marco fáctico y teórico señalado. Algunas disposiciones del Código Nacional de Procedimientos Penales, tal como se vio, son oportunas, ya que permiten a los operadores de justicia contar con normas que expresamente protejan a las mujeres del cuestionamiento de su sexualidad o 110 credibilidad, al obligar actuar con una perspectiva de género, con lo que se puede generar un ambiente objetivo en el desahogo de las diligencias, así como de los medios de convicción y su la valoración probatoria. Asimismo, la búsqueda de protección asimétrica nos permite justificar que para los delitos de violación sexual de que sean víctimas las mujeres, se deberán modificar aspectos probatorios, a fin de acabar con el sometimiento de grupos y desarrollar las medidas necesarias para que las mujeres estemos en un terreno igualdad, particularmente por lo que hace al tema del acceso a la justicia. Es decir, a través del concepto de igualdad se busca derribar aquellas situaciones de exclusión de un grupo que padece discriminación estructural. Por su parte, se observó también la presencia de ciertas disposiciones desafortunadas en ese ordenamiento, pues pueden dejar de lado la justicia para las mujeres por buscar “celeridad” en el procedimiento penal. En concreto, la disposición relativa a la práctica de dictámenes especiales a que alude el artículo 275 de ese código procesal. De la revisión de diverso material se encontró que los peritos especializados en psicología, por ejemplo, habían señalado que no era posible emitir un dictamen con base en una sola sesión, pues lo prudente para ellos eran al menos de 10 a 12 sesiones, a fin de buscar aspectos determinados pertinentes a la verificación del evento, máxime tomando en consideración situaciones específicas como las ya analizadas, y que implicarían la continuidad del ciclo de impunidad por no estar emitidos tales materiales probatorios conforme a lineamientos prudentes que permitan el verdadero acceso a la justicia. CONCLUSIÓN 5. CONSIDERACIONES SOBRE LA AFECTACIÓN A LOS DERECHOS DE LOS IMPUTADOS DEL DELITO DE VIOLACIÓN SEXUAL Se analizaron los derechos de los imputados a luz del artículo 20 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Sin embargo, no se realizó una revisión 111 exhaustiva de todos y cada uno de los derechos de los imputados pues algunos no guardan relación directa con este delito en particular. Se realizó también una revisión de los principios que regirán en el proceso penal acusatorio y oral, porque podemos advertir de ellos aspectos que inciden en el tema tratado. En cuanto a los principios, primeramente encontramos regulado que se buscará esclarecer lo sucedido, aunado a que se aspira respetar los derechos de la víctima y los de los imputados, no advirtiéndose que se dé prioridad a los de uno en detrimento de los del otro. También se regula que la carga de la prueba para demostrar la culpabilidad de una persona corresponde a quien realice la acusación. Ya se señaló que esto forma parte de la presunción de inocencia, por lo que se analizó en dicho apartado. Otro principio es la igualdad procesal. Se consideró que es útil esta disposición como principio porque permite no sólo referirse al imputado frente al aparato estatal, sino que al estar reconocido como principio y no sólo como derecho de los imputados, permite ser aplicable a las víctimas, sobre todo para dar una mejor interpretación ante lagunas de la ley secundaria o disposiciones francamente contrarias, permitiendo una interpretación favorable y armónica con las disposiciones protectoras de los derechos de las mujeres también ya analizadas. Dicho principio abona a la autorización de aplicación de los estándares relatados, pues para hacer efectiva esa igualdad procesal debe procederse con una perspectiva de género. Otro principio es el de la prueba ilícita. Se dispuso la nulidad de la prueba obtenida con violación de derechos fundamentales. Se señaló en su momento, que era sumamente benéfica tal disposición como principio, pues facilita su aplicación de protección tanto a imputado como a víctima, especialmente si se consideran los prejuicios y estereotipos a que se ve sometida la mujer en este tipo de delitos. Asimismo, 112 se aterrizó tal principio en el artículo 346 del Código Nacional de Procedimientos Penales, con lo que no queda lugar a dudas de su beneficio y posible aplicación a tópicos no regulados. En cuanto a los derechos de los imputados propiamente hablando y su posible colisión con los de la víctima, en primer término encontramos expresamente el principio de presunción de inocencia, el cual ya tenía aplicabilidad en nuestro sistema mediante una interpretación sistemática y teleológica. En cuanto al contenido, el principio de presunción de inocencia se puede referir en tres aspectos: sentencia condenatoria estrictamente acorde a la existencia de prueba plena; en relación con la libertad personal y los casos de detención provisional excesivamente prolongadas; y por cuanto al señalamiento público como culpable de la persona cuando no existe una sentencia en ese sentido. En cuanto al primer punto, el onus probandi, se dejó reconocido que estrictamente corresponde a la autoridad encargada de la acusación. Esto es, no corresponde al imputado probar su inocencia. Se dejó en claro que no se propuso invertir la carga probatoria. Lo que sí se precisó es si la prueba de las circunstancias periféricas y la pericial psicológica serían suficientes para tener por demostrada la culpabilidad de la persona. En todo caso, la actividad probatoria deberá ser en ese sentido, allegar elementos suficientes en todos sentidos para poder generar convicción en el juzgador. El que se conceda valor probatorio a la víctima de ningún modo significa que pueda ser suficiente. Significa que la credibilidad de la misma no deberá ser cuestionada, pero deberá, con base en lo que ella está refiriendo, recabarse el material probatorio que acredite su dicho y la responsabilidad de la persona. 113 Ahora bien, para la emisión de una sentencia condenatoria deberá acreditarse plenamente la culpabilidad de la persona. Ante la duda razonable deberá dictarse una sentencia absolutoria. El sistema de libre valoración de la prueba que se regula en el Código Nacional de Procedimientos Penales puede resultar muy provechoso si se maneja con la cautela debida, pues permite, al menos en teoría, que ya no tenga todo el peso de convicción la prueba física. Tal sistema no implica afectación para los derechos de los imputados ya que las sentencias deberán estar correctamente fundadas y motivadas, es decir, justificadas a partir del material probatorio y las disposiciones normativas de la materia. En cuanto al tema de la libertad personal que también se contiene en la presunción de inocencia, la primera interrogante sería si es dable la afectación con motivo de pruebas periféricas o periciales psicológicas al no haber prueba física del evento. Como respuesta se señaló que, si bien se concederá valor probatorio a la declaración de una mujer que señale que la violación ocurrió, deberá la autoridad investigadora avocarse a recabar las pruebas de forma inmediata, diligente, oficiosa y bajo los parámetros que le son exigibles para poder proceder a la afectación de la libertad personal del agresor. Como convicción personal, la sola declaración de la víctima sin apoyo de otras pruebas como las periciales psicológicas y las de circunstancias que le rodeen no la considero suficiente para privar de la libertad a la persona señalada como autor. Pero se insiste, su versión deberá estar exenta de cuestionamientos y de cualquier trato prejuicioso o estereotipado que impida el actuar inmediato para la búsqueda de material probatorio. Ante la declaración de víctima, aún en ausencia de pruebas materiales, se deberá dar marcha a todo el aparato estatal para la demostración de su versión. 114 En cuanto a la segunda línea atinente a la libertad personal, se violará el principio de presunción de inocencia cuando se verifique una prolongada prisión preventiva. Ahora bien, respeto de los parámetros señalados, ¿que la elaboración de un dictamen psicológico que requiere de varias sesiones, cuando el código nacional está refiriendo que deberá procurarse su concentración en una sola sesión, hace que la práctica de un dictamen bajo esos parámetros se le considere atentatorio de la libertad personal y de la presunción de inocencia? Se considera que si las sesiones se realizan con celeridad y en las fechas programadas, es decir, con mucho rigorismo y seriedad, no se afecta tal derecho, pues lo que la presunción de inocencia prohíbe no es la demora inherente a la naturaleza de las pruebas, sino una demora injustificada, y dado que los dictámenes periciales son necesarios casi imprescindibles para la acreditación de la violación, deberá tomarse el tiempo que sea necesario para su correcto desahogo. Por lo tanto, no se considera que se afecte tal sentido de la presunción de inocencia, pues su contenido va en un sentido distinto. Ya también se había tocado el tema del plazo razonable, el cual va de la mano con este aspecto, pues si bien se analizó cuando se aludió al acceso a la justicia por parte de la víctima, también se dijo que era una disposición genérica que aplicaba para ambas partes. Por ello, al no satisfacerse alguno de los requisitos que pueden hacer razonable o justificable el tiempo de sujeción a un proceso penal, se verificaría, por consecuencia, un exceso en la detención preventiva de una persona, generando afectación a la presunción de inocencia. Así, al ser necesario exceder de una sesión como lo señala el Código Nacional, por ser inherente a la naturaleza de la prueba, no se considera que se violente esta disposición en concreto, pues no existe irrazonabilidad en la medida. Se verifica también una afectación a la presunción de inocencia cuando se da un señalamiento público, pues el imputado debe ser tratado como inocencia hasta que el Estado haya demostrado lo contrario. 115 Esto se relaciona también con que los juzgadores no tengan una idea preconcebida sobre la culpabilidad del acusado. Aquí no destaca alguna otra situación que pudiera confrontarse a nivel de derechos. Aquí es importante señalar que no se está poniendo en duda el contenido del principio de presunción de inocencia, pues es un principio que, correctamente acatado, permite incluso legitimar una condena por violación sexual, es decir, que dicha condena no sea sólo legal sino que sea verdaderamente legítima, emitida con pleno acatamiento a las disposiciones de dicho principio, y ello, a su vez, dará legitimidad al sistema judicial. Lo que se critica, en términos generales, son las fallas en la operación del sistema penal por actuaciones negligentes tratándose de los delitos de violación sexual, así como la falta de mecanismos efectivos de deslinde de responsabilidad por esas negligencias. En cuando al derecho de los imputados de ser juzgados en audiencia pública, la fracción V señala algunas excepciones al principio de publicidad. Es lamentable que no se hubiera incluido expresamente como excepción los casos de violación sexual, sin embargo, al hacer una interpretación sistemática, se considera dable que se justifique como un caso de excepción en razón de las circunstancias fácticas mencionadas. Se destacó también, que pese a la posible confrontación de derechos, dado el contexto de discriminación estructural que padece la mujer, se considera justificada tal restricción en estos casos en concreto, sin que tampoco tal restricción sea excesiva, pues la propia norma permite excepcionar justificadamente el principio de la publicidad en determinados casos. CONCLUSIÓN 6. TEST DE PROPORCIONALIDAD. Como se precisó, ante la emisión de una sentencia condenatoria con la acreditación de circunstancias periféricas ante la ausencia de prueba física, encontrando límite en la duda razonable, se analizó a la luz del principio de proporcionalidad, encontrando que 116 no se restringe el principio de presunción de inocencia que opera a favor de los imputados, pues los límites los tenemos precisamente en la figura de la duda razonable. No se considera que la medida sea atentatoria de la presunción de inocencia bajo los parámetros propuestos, pues la presunción de inocencia no puede amparar la impunidad, lo que tutela de fondo es la protección de los sometidos a procedimiento penal de la acción desmedida y adelantada del Estado. Así, se estableció que flexibilizar el estándar probatorio a fin de poder tener por acreditada la violación sexual con base en pruebas periféricas, atiende a la finalidad constitucionalmente legítima de poder garantizar el acceso a la justicia de las mujeres víctimas de violación sexual en condiciones de igualdad y sin discriminación alguna, buscando romper con el ciclo de impunidad y violencia que se genera en razón de que la violación sexual per se es una forma de discriminación y las mujeres deben afrontar otra vez la discriminación al intentar interactuar en un sistema que procesalmente no las empodera ni les brinda esa protección asimétrica necesaria para acceder en condiciones de igualdad. En cuanto a la idoneidad de la medida, se concluye que la misma efectivamente es idónea para lograr sancionar desde la perspectiva penal a la violación sexual, debido a la propia naturaleza de la violación sexual. Así, las pruebas periféricas del evento son las únicas que permitirían tenerle por demostrado. En cuanto a si es necesariamente por ese medio, a la vez que sea la medida menos restrictiva para alcanzar el fin propuesto, también se encuentra satisfecho este paso en razón de que la violación sexual cumple por sí misma sus fines de intimidar, degradar, humillar, castigar o controlar, a la vez que es la medida menos restrictiva ya que se está garantizando el límite consistente en la duda razonable. Por cuanto a la proporcionalidad en estricto sentido, la medida responde a una necesidad de romper con la discriminación que conlleva la violación sexual, posibilitando el acceso a la justicia en condiciones de verdadera igualdad. Como se refirió, se advirtió una posible colisión en cuanto al tema de la prisión preventiva derivado del supuesto contemplado en el artículo 275 del Código Nacional de 117 Procedimientos Penales que establece que los dictámenes especiales deberán practicarse en una sola sesión. Al respecto, la finalidad constitucionalmente legítima la tenemos también el derecho de la víctima de acceder a los tribunales sin discriminaciones y asegurando su intervención en igualdad de condiciones para interactuar procesalmente. Es decir, a que sus pruebas sean emitidas con todo profesionalismo y respetando la naturaleza propia de dichas pruebas. La idoneidad de la medida se surte porque los dictámenes psicológicos pueden arrojar muchos datos sobre la verificación de la violación sexual e incluso sobre la identidad del agresor, siendo una prueba pertinente para la emisión de una sentencia condenatoria. Esta prueba permitiría obtener datos concretos de la violación sexual, por lo que su correcto desahogo es crucial, sobre todo ante la ausencia de pruebas físicas. La demora en la prisión preventiva que pueda tener, es inherente a la naturaleza de la prueba, por lo que es advierte que es necesariamente por ese medio, a la vez que es la medida menos restrictiva para alcanzar el fin propuesto. En cuanto a la proporcionalidad en estricto sentido, este paso se advierte satisfecho en razón de que tal medio de convicción requiere cierto desarrollo que permitiría dilucidar aspectos de forma más certera, que incluso pueden ser favorecedores al imputado. El otro tema donde se advierte una colisión de derechos, es el de la publicidad. La finalidad constitucionalmente legítima deriva de la propia Constitución y CADH al consagrar el derecho a la protección de la integridad de las personas, en el caso concreto a las víctimas de la violación sexual. La idoneidad de la medida, esto es, que se verifique una relación de medio a fin, se tiene que es idónea en razón de la necesaria protección de la integridad de la víctima, máxime que tanto nuestro país como instancias internacionales han reconocido la discriminación estructural persistente que conlleva a la aplicación de estereotipos. Aunado se tiene que al saber la víctima que la violación sexual no será ventilada públicamente puede ser un impedimento menos para denunciar. Necesidad de la medida y que sea la menos restrictiva para alcanzar el fin propuesto, este paso se tiene satisfecho en razón de que aún están presenten los estereotipos de género, además de que se está ante un delito que lesiona profundamente el aspecto 118 emocional, y se evitaría la revictimización y discriminación. La proporcionalidad en estricto sentido, se refiere a que es este principio solamente el que se está afectando sin generar afectación a otros derechos de los imputados y se seguiría garantizando sus derechos como el de acceder a un tribunal competente, independiente e imparcial en un plazo razonable. Así, es que se reconoce que puede haber una afectación con la flexibilización del estándar probatorio en lo que respecta a la prisión preventiva, pero a fin de que no sea desmedida o arbitraria, deberá estar justificada en todo momento la demora, incluso, estaría vigente en todo momento el derecho del contradictorio del imputado, puesto que si se está demorando más de esas sesiones, él o su defensor podrán solicitar su justificación ante el juez que corresponda. Todo lo analizado en el cuerpo del presente trabajo, nos permite concluir que la afectación a los derechos de los imputados es realmente mínima; que esta vía en el ámbito procesal nos permite ir introduciendo una mayor exigencia para la investigación de la violación sexual al mismo tiempo que permite acabar con excusas como la ausencia de pruebas físicas; que los derechos en juego son la prohibición de discriminación, la necesidad de garantizar el acceso a la justicia; que el camino sólo puede ser tomando medidas concretas con una clara visión de la necesidad de protección asimétrica hacía las mujeres, conllevando poco a poco a fin de romper el ciclo de la impunidad generado por la discriminación estructural, todo ello sin romper con la protección más fundamental que debe otorgarse a los imputados dentro de un estado democrático y de derecho. 119 BIBLIOGRAFÍA: ABRAMOVICH, Víctor (2010). “Responsabilidad estatal por violencia de género: comentarios sobre el caso “Campo Algodonero” en la Corte Interamericana de Derechos Humanos”. 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Sentencia de 26 de noviembre de 2010 (Excepción preliminar, fondo, reparaciones y costas). _______________. Caso Rosendo Cantú y otra vs México. Sentencia de 31 de agosto de 2010. (Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas) _______________. Caso Fernández Ortega y Otros Vs. México. (Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas). Sentencia de 30 de agosto de 2010. _______________. Caso Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos. (Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas). Sentencia de 23 de noviembre de 2009. 132 _______________. Caso González y Otras (“Campo Algodonero”) vs. México. (Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas). Sentencia del 16 de noviembre de 2009. _______________, Caso Reverón Trujillo Vs. Venezuela. (Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas). Sentencia de 30 de junio de 2009. _______________. Caso Castañeda Gutman vs. Estados Unidos Mexicanos. (Excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas). Sentencia de 6 de agosto de 2008. _______________. Caso del Penal Miguel Castro Castro González vs Perú. (Fondo, Reparaciones y Costas). Sentencia del 25 de noviembre de 2006. _______________. Caso Baldeón García vs Perú. (Fondo, Reparaciones y Costas). Sentencia de 6 de abril de 2006. _______________. Caso Cantos vs Argentina. (Fondo, Reparaciones y Costas). Sentencia de 28 de noviembre de 2002. _______________. Caso Bámaca Velásquez vs Guatemala. (Fondo). Sentencia de 25 de noviembre de 2000 _______________. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) vs Guatemala. (Fondo). Sentencia de 19 de noviembre de 1999. JURISPRUDENCIA Y TESIS RELEVANTES: Tesis: 1a. CCXCIV/2014 (10a.). Registro: 2007062. Instancia: Primera Sala. Materia(s): (Constitucional). TUTELA JUDICIAL EFECTIVA. EL LEGISLADOR NO DEBE 133 ESTABLECER NORMAS QUE, POR SU RIGORISMO O FORMALISMO EXCESIVO, REVELEN UNA DESPROPORCIÓN ENTRE LOS FINES DE LAS FORMALIDADES Y LOS REQUISITOS PREVISTOS EN LA LEY PARA PRESERVAR LA CORRECTA Y FUNCIONAL ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA. Semanario Judicial de la Federación, Suprema Corte de Justicia de la Nación, página web http://sjf.scjn.gob.mx/sjfsist/Paginas/tesis.aspx Tesis: I.3o.C.30 K (10a.). Registro: 2004366. Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Materia(s): Constitucional. ACCESO A LA TUTELA JUDICIAL. LA OBLIGACIÓN DE RESPETAR ESE DERECHO HUMANO SUPONE LOGRAR UNA SENTENCIA ÚTIL Y JUSTA. Semanario Judicial de la Federación, Suprema Corte de Justicia de la Nación, página web http://sjf.scjn.gob.mx/sjfsist/Paginas/tesis.aspx Tesis: VI.1o.A. J/2 (10a.). Registro: 2001213. Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Materia(s): Constitucional. ACCESO A LA IMPARTICIÓN DE JUSTICIA. LAS GARANTÍAS Y MECANISMOS CONTENIDOS EN LOS ARTÍCULOS 8, NUMERAL 1 Y 25 DE LA CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS, TENDENTES A HACER EFECTIVA SU PROTECCIÓN, SUBYACEN EN EL DERECHO FUNDAMENTAL PREVISTO EN EL ARTÍCULO 17 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS. Semanario Judicial de la Federación, Suprema Corte de Justicia de la Nación, página web http://sjf.scjn.gob.mx/sjfsist/Paginas/tesis.aspx Tesis: 2a./J. 34/2011 (10a.). Registro: 2000096. Instancia: Segunda Sala. Materia(s): Constitucional. JUECES Y SECRETARIOS DE ACUERDOS EN FUNCIONES DE JUECES DEL PODER JUDICIAL DEL ESTADO DE VERACRUZ DE IGNACIO DE LA LLAVE. SU REMOCIÓN NO PUEDE REALIZARSE CONFORME A LA LEY ESTATAL DEL SERVICIO CIVIL. Semanario Judicial de la Federación, Suprema Corte de Justicia de la Nación, página web http://sjf.scjn.gob.mx/sjfsist/Paginas/tesis.aspx 134 Tesis: 2a./J. 32/2013 (10a.). Registro: 2003080. Instancia: Segunda Sala. Materia(s): Laboral. LITIS. SU DELIMITACIÓN O FIJACIÓN EN EL LAUDO, POR PARTE DE LA JUNTA DE CONCILIACIÓN Y ARBITRAJE. Semanario Judicial de la Federación, Suprema Corte de Justicia de la Nación, página web http://sjf.scjn.gob.mx/sjfsist/Paginas/tesis.aspx Tesis: 1a. CCLXXVII/2012 (10a.). Registro: 2002287. Instancia: Primera Sala. Materia(s): Constitucional. DERECHO HUMANO A UN RECURSO JUDICIAL EFECTIVO. NO PUEDEN CONSIDERARSE EFECTIVOS LOS RECURSOS QUE, POR LAS CONDICIONES GENERALES DEL PAÍS O POR LAS CIRCUNSTANCIAS PARTICULARES DE UN CASO CONCRETO, RESULTEN ILUSORIOS. Semanario Judicial de la Federación, Suprema Corte de Justicia de la Nación, página web http://sjf.scjn.gob.mx/sjfsist/Paginas/tesis.aspx Tesis: VI.2o. J/86. Registro: 199552. Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Materia(s): Penal. VIOLACION, ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DEL DELITO DE. Semanario Judicial de la Federación, Suprema Corte de Justicia de la Nación, página web http://sjf.scjn.gob.mx/sjfsist/Paginas/tesis.aspx Tesis: 1a./J. 2/2012 (9a.). Registro: 160267. Instancia: Primera Sala. Materia(s): Constitucional. RESTRICCIONES A LOS DERECHOS FUNDAMENTALES. ELEMENTOS QUE EL JUEZ CONSTITUCIONAL DEBE TOMAR EN CUENTA PARA CONSIDERARLAS VÁLIDAS. Semanario Judicial de la Federación, Suprema Corte de Justicia de la Nación, página web http://sjf.scjn.gob.mx/sjfsist/Paginas/tesis.aspx Tesis: 1a./J. 26/2014 (10a.). Registro: 2006091. Instancia: Primera Sala. Materia(s): (Constitucional). PRESUNCIÓN DE INOCENCIA COMO ESTÁNDAR DE PRUEBA. 135 Semanario Judicial de la Federación, Suprema Corte de Justicia de la Nación, página web http://sjf.scjn.gob.mx/sjfsist/Paginas/tesis.aspx Tesis: 1a./J. 24/2014 (10a.). Registro: 2006092. Instancia: Primera Sala. Materia(s): (Constitucional). PRESUNCIÓN DE INOCENCIA COMO REGLA DE TRATO PROCESAL. Semanario Judicial de la Federación, Suprema Corte de Justicia de la Nación, página web http://sjf.scjn.gob.mx/sjfsist/Paginas/tesis.aspx Tesis: 1a./J. 25/2014 (10a.). Registro: 2006093. Instancia: Primera Sala. Materia(s): (Constitucional). PRESUNCIÓN DE INOCENCIA COMO REGLA PROBATORIA. Semanario Judicial de la Federación, Suprema Corte de Justicia de la Nación, página web http://sjf.scjn.gob.mx/sjfsist/Paginas/tesis.aspx Tesis: 2a. XXXV/2007. Registro No. 172433. Instancia: Segunda Sala. Materia(s): Constitucional, Penal. PRESUNCIÓN DE INOCENCIA. ALCANCES DE ESE PRINCIPIO CONSTITUCIONAL. Semanario Judicial de la Federación, Suprema Corte de Justicia de la Nación, página web http://sjf.scjn.gob.mx/sjfsist/Paginas/tesis.aspx Tesis: I.9o.P. J/5 (10a.). Registro: 2003256. Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito. Materia(s): Constitucional. DECLARACIÓN DEL INCULPADO. SI SE RESERVA ESTE DERECHO EN TÉRMINOS DEL ARTÍCULO 20, APARTADO A, FRACCIÓN II, DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL, EN SU TEXTO ANTERIOR A LA REFORMA PUBLICADA EN EL DIARIO OFICIAL DE LA FEDERACIÓN EL 18 DE JUNIO DE 2008, EL MINISTERIO PÚBLICO NO PUEDE CUESTIONARLO BAJO EL ARGUMENTO DE "PREGUNTAS ESPECIALES O ESPECÍFICAS". Semanario Judicial de la Federación, Suprema Corte de Justicia de la Nación, página web http://sjf.scjn.gob.mx/sjfsist/Paginas/tesis.aspx 136