El correo electrónico en el ámbito laboral Por el Dr. Roberto Salguero∗ TP PT Es indudable que el avance en las tecnologías de la información genera situaciones de las cuales pueden producirse conflictos que aun no cuentan con una regulación normativa específica que permita resolverlos. Concretamente, como ejemplo de esto, podemos mencionar al correo electrónico (email) y las consecuencias de su uso en el ámbito laboral. La Real Academia Española define al correo electrónico como un sistema de comunicación personal por ordenador a través de redes informáticas. Actualmente en el Congreso Nacional se encuentran en tratamiento distintos proyectos de Ley que pretenden regular la materia, siendo una de las definiciones mas reiteradas en los mismos la siguiente: Se puede definir como correo electrónico a toda correspondencia, mensaje, archivo, dato u otra información electrónica que se transmite a una o más personas por medio de una red de interconexión entre computadoras. Una publicación oficial del Servicio de Enlace con las Organizaciones No Gubernamentales de las Naciones Unidas (SLNG) y La Fundación Friedrich Ebert (Nueva York), definió al correo electrónico como "un equivalente electrónico del correo convencional con papel". Este criterio de equiparación, toma relevancia jurídica si consideramos que en nuestro país, la protección constitucional a la "correspondencia epistolar" ha sido ratificada con toda amplitud por la Corte Suprema de Justicia de la Nación. El Tribunal ha considerado a la inviolabilidad del domicilio y de la correspondencia en términos sustancialmente entrañables, calificándolos como un derecho "básico" o "fundamental" de la persona humana (Fallos: 308:1392, págs. 1428 y 1475). Considerando esto último, y el hecho de que la jurisprudencia determinó equiparar el correo electrónico a la correspondencia epistolar dotándolo de la garantía constitucional de inviolabilidad, contemplada en el artículo 18 de la Ley Fundamental.(Cám. Apel. Crim. y Corr. Sala VI, "Edgardo Martolio c/Jorge Lanata s/querella" en fecha 4/03/99), parecería que la cuestión se encontraría resuelta. Sin embargo, en tal equiparación debemos reconoce una excepción, en tanto el e-mail tenga como origen una relación laboral. TP ∗ PT Director de Estructuras Administrativas y Sistemas de Información de la AGCBA Ello debido a que el correo electrónico, otorgado a un trabajador como consecuencia de la relación laboral existente, es asimilable a una herramienta más de trabajo que el empleador provee a su empleado. En este ámbito, no puede desconocerse que la utilización de esta herramienta, se acrecienta día a día y la simplicidad de su técnica y rapidez en la comunicación llevan a los usuarios a aprovechar sus ventajas. Por eso, el tiempo que puede insumir su uso y la lectura de los mensajes recibidos, no deben quedar fuera de la esfera de aplicación de los principios del derecho laboral. Encontramos estos principio generales en la Ley 20.744 (Régimen de Contrato de Trabajo) a partir del artículo Nº 62 donde se contemplan los derechos y deberes de las partes, estableciendo obligaciones genéricas que deben seguir, no sólo a lo que resulta expresamente de los términos del contrato, sino a todos aquellos comportamientos que sean consecuencia del mismo, resulten de la ley, de los estatutos profesionales o convenciones colectivas de trabajo, apreciados con criterio de colaboración y solidaridad. Imponiéndose un obrar de buena fe, lo que es propio de un buen empleador y un buen trabajador (artículo Nº 63). Al empleador se le reserva la facultad de organización económica y técnica de la empresa explotación o establecimiento (artículo Nº 64), como así también la facultad de dirección, debiendo ejercitarla con carácter funcional, atendiendo a los fines de la empresa, a las exigencias de la producción, sin perjuicio de la preservación y mejora de los derechos personales y patrimoniales del trabajador (art. 65). Los empleadores pueden establecer sistemas de controles personales del trabajador destinados a la protección de sus bienes, salvaguardando siempre la dignidad de este último y debiendo practicarlos con discreción y por medios de selección automática destinados a la totalidad del personal (art. 70). Por su parte, el trabajador debe observar todos aquellos deberes de fidelidad que deriven de la índole de las tareas que tenga asignadas, guardando reserva o secreto de las informaciones a las que tenga acceso (artículo Nº 85 del mismo cuerpo citado). Más allá de estos principios generales existe actualmente en los tribunales judiciales de todo el mundo un debate acerca de los derechos de empleadores y empleados sobre el uso de correos electrónicos en las direcciones que provee el primero. Hasta ahora, las sentencias han sido contradictorias. Algunos jueces han considerado que el empleado no puede esperar privacidad en los mensajes que envía a través del servidor provisto por el empleador, pero otros consideran una violación a los derechos del trabajador el uso de filtros que escanean sistemáticamente su correspondencia y dan la voz de alarma cuando encuentran determinadas palabras. Los trabajadores emplean con naturalidad los nuevos medios, resultando formidables herramientas incluso para la acción e información sindical. Encontramos también en el ámbito internacional el reconocimiento jurisprudencial del derecho de los sindicatos a comunicarse por correo electrónico con sus afiliados y con los trabajadores en general, proponiendo la adopción de las iniciativas legales necesarias que garanticen: a. El derecho de cada trabajador a un buzón personal de correo electrónico en la empresa. b. El derecho de los sindicatos a comunicarse con los trabajadores a través de un buzón sindical de libre acceso en las empresas. c. Libre acceso de los representantes sindicales al correo electrónico e Internet en la empresa para el desarrollo de su actividad sindical. d. Libre acceso de los trabajadores al correo electrónico y a las páginas de Internet sindicales, para obtener información laboral en la empresa. e. Que las empresas y particulares respeten la inviolabilidad de las comunicaciones, también a través de Internet. No podemos olvidar tampoco que, si bien la dirección del correo puede incluir el nombre o las iniciales del empleado y se le otorga una clave o password para su acceso, también aparece en esa misma dirección el nombre del empleador, comprometiendo por este medio la imagen de la empresa o la institución. Como es razonable, el empleador quiere evitar virus o daños, fugas de datos o de información, la comisión de ilícitos y, especialmente, ambiciona que el tiempo y los medios de trabajo se utilicen únicamente para los fines debidos. El uso inadecuado de esta herramienta le ocasiona al empleador una disminución en el ancho de banda contratado con su proveedor de servicios de internet, no solo por el tiempo utilizado, sino también por las descargas de programas, que generalmente se instalan en su sistema afectando su rendimiento. El uso indebido o abusivo del correo electrónico o la navegación por Internet por parte del trabajador, puede dar lugar a sanciones, llegando incluso al despido. Según un estudio de la American Management Association y The ePolicy Institute, más del 50% de los empresarios estadounidenses encuestados han llevado a cabo despidos por estos motivos. En el ámbito nacional encontramos un fallo del Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Laboral N° 24, con fecha 27 de Mayo de 2003, en los autos caratulados "V.R.I c/Vestiditos SA s/despido", en donde se ratifico el despido con causa a un trabajador de la Empresa que realizaba constantes envíos de e-mails en horario laboral a sus propios compañeros de trabajo y a destinatarios ajenos a la empresa con contenido pornográfico en su mayoría. Por otra parte, la Sala V de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Laboral, con fecha 28 de Marzo de 2008 en la causa “Fernández Pablo M. c/ Nomar Textil S.A. s/ Despido”, entendió que sí bien constituye una falta del empleado, el utilizar una de las computadoras de la empresa en horario de trabajo y navegar por Internet en páginas que no estaban relacionadas con su labor, al no existir antecedentes disciplinarios, este debía ser castigado con una sanción menor al despido. Evidentemente nos encontramos ante un tema que atraviesa un período de definiciones, lo cierto es que no es el único “desafío a resolver” relativo al uso de nuevas tecnologías, las consecuencias penales derivadas del uso del correo electrónico y la responsabilidad del emisor frente a la víctima del llamado correo spam, por ejemplo, serán seguramente cuestiones a tener en cuenta en un futuro inmediato.