Efectos a distancia de la irradiación local sobre los hematopoyéticos

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Rev. de lided. E. G. Navarra 1: 117. 195/.
LABORATORIO DE HlSTOPATOLOGlA DE LA ESCUELA
DE MEDTCINA
DEL ESTUDTO GENERAL DE "JA VARRA
,
Efectos a distancia de la irradiación local sobre los organos
hematopoyéticos de la rata blanca
Ci. Herranz
RESUMEN
El autor ha estudiado las modificaciones del mielograma y los cambios
histológicos del bazo en diferentes intervalos después de la irradiación de
la cabeza o de la cola, utilizando como animal de experimentación la rata
blanca. Se administró una dosis de 1.400 r (Stabilivoli, 180 kV, 7 mA, filtración adicional de 0,5 mm. Cu y 1 mm. Al, 70 r/ min) sobre las regiones
irradiadas. El volumen irradiado en los animales del grupo l (cabeza) fué
de 30 a 35 ce.; en los animales del grupo II (cola) de 28 a 33 ce.
En comparación con los animales control de la misma raza, se observan
en la médula ósea femoral de los animales del grupo I y en la humeral de
los del grupo II de los siguientes cambios.
Elevación del número de los componentes celulares del estroma (reticulares, plasmáticas, macrófagos, cebadas). Aunque existen amplias variaciones, tal fenómeno se presenta con toda constancia y consistencia desde el
punto de vista estadístico. Se hace especial mención de la aparición de
mastocitos de morfología anormal (células cebadas heteromorfas, según la
denominación que propone el autor).
Discretos signos de desviación izquierda de la granulopoyesis neutrófila,
con acumulación de formas metamielocitarias, en los animales del grupo II,
en los que se comprueba una disminución de los eosinófilos adultos, intensa
en los primeros días que siguen a la irradiación.
Disminución de los linfocitos.
Las variaciones de los demás elementos celulares del mielograma carecen
de significación.
De un modo global, las modificaciones del mielograma han sido más intensas en los animales del grupo JI.
En el bazo estas alteraciones se presentaron bajo la forma de modificaciones histológicas del área folicular, aumento de la actividad macrofágica
de los elementos reticulares de la pulpa roja y, en un grado menor, trastornos de la linfocitopoyesis, hiperplasia retículo-fibrilar y modificaciones de la
mielopoyesis lienal.
Estos cambios histológicos y de la población celular del bazo han sido
más intensos en los animales que recibieron la irradiación en la cola.
Es extraordinario el incremento que
han tomado en los últimos años los estudios radiobiológicos. Aunque se cuentan por millares 8• los trabajos que exis-
trn en la literatura acerca de las acciones
de las radiaciones ionizantes, quedan todavía muchos problemas por resolver.
118
La atención de Jos investigadores se ha dirigido de un modo preferente, a dilucidar Jos
mecanismos de acción v los efectos de las radiaciones sobre los tejidos u organismos que
son directamente irradiados. De esta manera.
poseemos un conocimiento satisfactorio de Jos
fenómenos que se producen cuando a un tejido o a un órgano se Je aplica una cantidad
determinada de radiación.
Sin embargo, existen observaciones, tanto de
carácter experimental como clínico, poco conocidas y pobremente comprendidas, que hacen referencia a cambios que se suceden en Jos
tejidos que están situados fuera del volumen
irradiado, consecutivamente a la irradiación.
Se intuye lo distintivo de estos fenómenos,
al mismo tiempo que lo inconcreto de su naturaleza, al saber que han sido designados con
las denominaciones de "efectos a distancia,,,
"efectos indirectos,,, «efectos secundarios,,:
"efectos reflejos" y «efectos generales" de Ja
irradiación.
Elegimos la expresión de «efectos a distancia de la irradiacióm para referirnos a tales
fenómenos, ya que con ello no se prejuzga la
naturaleza del mecanismo por el cual se constituyen. El término «efectos indirectos" no es
aconsejable, pues es empleado con mayor propiedad en un terreno radioquímico s. ~6.
¿Qué hemos de entender por efectos a distancia de la irradiación'? De antemano, mientras no se precise con claridad su significado,
se podría asegurar su existencia: Es inconcebible que un agente tan enérgico como son las
radiaciones ionizantes, puedan actuar sobre el
organismo, o sobre regiones limitadas del mismo, sin que su acción, de alguna manera, se
difunda, afecte órganos y funciones alejadas
del área directamente irradiada, gracias a la
infinidad de enlaces correlativos de naturnlez:t
nerviosa y humoral que unen todctS las partes del organismo entre sí.
El concepto de efectos indirectos en las radiaciones formulado con tal amplitud, de nada
sirve, pues, en la gran mayoría de los casos,
tales efectos son más objetivamente imputables
a las lesiones anatómicas y funcionales originadas directamente por la irradiación, tomando de ellas todo su carácter, en tanto que el
papel de la irradiación queda relegado a un
segundo término de causa remota. Así, por
ejemplo, los trastornos de la esfera sexual, a
causa de la castración, son hasta cierto punto
independientes de que ésta se haya llevado a
cabo mediante las radiaciones o por medio
del bisturí.
La limitación del concepto de efectos a distancia, puede conseguirse, al menos, por dos
.caminos: el primero es exigir, como lo hacen
Lawrence y col. 66, una cierta comunidad de
carácter entre Jos efectos que las radiaciones
producen en el Jugar donde son absorbidas, y
/!o!. 1
los que desencadenan fuen de tal lugar. Esto
es, ya que tanto Jos efectos directos como los
producidos a distancia son, en fin de cuentas,
efectos de la irradiación, deben poseer algo
común, han de ser, en la medida de Jo posible, efectos peculiares de la irradiación.
El segundo, que vamos a seguir nosotros,
presenta un planteamiento distinto: Es indiscutible que la irradiación al hacer impacto
sobre un ser vivo no actúa sobre un substrato
inerte. A los efectos que Ja irradiación provoca por sí misma se añaden, de modo inevitable, las reacciones del organismo; la suma de
ambos componentes, acción más reacción, constituye el efecto total de la irradiación. Ahora
bien: Es lícito suponer que las reacciones del
organismo variarán según que Ja irradiación
incida sobre zonas de diferente grado de sensibilidad a los agentes ionizantes, según éstos
sean absorbidos en áreas de gran importancia
funcional o Jo sean, en cambio, en otras que
carecen de relieve desde el punto de vista de
las regulaciones generales del organismo. De
esta manera, si irradiamos volúmenes orgánicos de diferente significación funcional, podemos suponer que Jos mecanismos de reacción
del organisn10 intervendrán con diferente intensidad y así se hace posible un hipotético
camino hacia el conocimiento de las acciones
de la irradiación fuera del área irradiada. En
el caso de irradiar un volumen de gran repercusión funcional, el personaje principal viene
a ser el propio organismo afectado. Si irradiamos en cambio una zona pobre desde el
punto de vista funcional, habremos relegado
a un segundo plano la intervención directa del
organismo en los fenómenos consecutivos, de
tal manera que éstos podrán ser imputados con
mayor fundamento a Ja propia irradiación.
Nosotros nos hemos planteado el problema en los siguientes términos: eligiendo, como órgano de resonancia, por su
exquisita sensibilidad a los cambios metabólicos de índole más general, los tejidos hematopoyéticos, concretamente la
médula ósea y el bazo, se trata de establecer cuál es su comportamiento tras la
irradiación de una zona del cuerpo dotada de gran capacidad funcional, cual es
la cabeza, y de otra zona que a priori parece relativamente inerte dentro del conjunto orgánico, la cola. (Las vértebras
caudales de las ratas de la edad y peso
que hemos empleado contienen una cantidad insignificante de médula ósea hematopoyética).
Con ello pretendemos demostrar si la
JHH \lll \Cl(>N LOC IL Y <Í]((;ANOS llE\IATOl'OYÉT!COS
irradiación de una ((zona neutra'' es capaz de producir modificaciones dignas de
ser tenidas en cuenta y si la reacción total del organismo varía en cierto grado
cuando son irradiadas zonas donde se alojan órganos de gran importancia funcional.
Revisión de la literatura.-Dado el enfoque que acabamos de dar al problema que nos ocupa, podemos clasificar la
literatura relacionada con el tema en diferentes apartados.
A) ¿Existen o no existen efectos a
distancia de la irradiación?
En el trabajo de Lawrence, Valentine y
Dowdy 66, se hace una revisión bastante cumplida de la literatura, acerca de la existencia de
los efectos indirectos de la irradiación. Estos
autores clasifican los trabajos sobre tal problema en los siguientes grupos:
! .-Aquellos que tratan de demostnr la existencia de toxinas específicas (casi siempre leucotoxinas) en el suero de los pacientes o animales de experimentación expuestos a la radiación.
2.---La demostración de la existencia o inexistencia de cambios histológicos significativos en los tejidos tenidos por sensibles a Jm
rayos X, consecutivamente a la irradiacién de
algún lugar alejado de los tejidos que son estudiados.
3. -La demostrasión clínica de una involución significativa de tejidos radiosensibles alejados del punto de la radiación directa.
4.---Un grupo de investigaciones, mal clasificables, entre las que predominan aquellas
que intentan demostrar una amplia variedad
de anormalidades bioquímicas que tienen Jugar después de h irradiación y a las que se
pretende atribuir un papel de mediadores químicos de los efectos indirectos.
Akaiwa y Takeshima 1, trabajando con conejos, expusieron los ganglios linfáticos de la
región poplítea de un lado a cantidades variables de radiación, mientras protegían los del
lado contrario. Llegan a la conclusión de que
los ganglios linfáticos que no fueron irradiados presentaban cambios del todo semejantes
a los observados en los irradiados directamente. con la diferencia de que en los primeros
las lesiones eran de mucha menor intensidad
y de evolución más lenta.
Bernardi y Lendini 10, han estudiado las modificaciones que se observan en la fórmula y
118
el recuento leucocitario en los momentos que
siguen inmediatamente al acto de una irradiación terapéutica, observando variaciones de las
cifras de neutrófilos y linfocitos con notable
constancia.
Betz y Lecomte 12, se propusieron estudiar las
modificaciones observ'.lbles en la médula ósea
no irradiada a consecuencia de una irradiación
circunscrita. Administrando 3.000 r a las patas
posteriores de conejos, observaron modificaciones de los megacariocitos que aumentaban
en número a la vez que ofrecían en ocasiones
un aspecto especial que les hizo denominarles
con el nombre de megacariocitos patológicos.
En el bazo describen el hallazgo de una actividad macrofágica aumentada de los esplenocitos y la aparición en la pulpa roja de células reticulares y plasmáticas, agrupadas en
islotes.
Cameron 26 observó, tras la irradiación de
áreas circunscritas de la piel de ratones negros,
modificaciones difusas en la pigmentación cutánea y pilosa, que podrían llegar a alcanzar
una gran extensión.
Denstad 32 es autor de un extenso trabajo
en el que comunica gran número de observaciones de la médula ósea y de la sangre periférica procedentes de pacientes sometidos a
radioterapia,, comparando los hallazgos de antes, durante y después del tratamiento. Llega
a la conclusión de que en numerosos pacientes se produce un grado variable de inhibición
de los procesos madurativos mielopoyéticos
debido con toda probabilidad a algún factor
tóxico o anafiláctico. Considera ese trastorno
como un efecto indirecto de la irradiación sobre la hemopoyesis que ocurrirían con mayor
frecuencia en los pacientes que exhiben un
estado general deficiente.
Hartweg47, 48, 49 Y so ha estudiado en una serie de experiencias la acción protectora de la
cisteína y la rutina sobre la reacción de la
médula ósea a la irradiación (total o local
sobre una de las patas posteriores de la rata).
En esta última circunstancia observó de un
modo constante, si bien en grado moderado,
b reproducción en la médula ósea femoral de
la pata protegida, de modificaciones paralelas
a las halladas en la médula ósea directamente
irradiada: Aumento del retículo y trastornos
madurativos de las series eritro y granulopoyéticas.
Hsü y Ma :;g irradiaron en ratas un campo
localizado sobre la región femoral administrando dosis comprendidas entre 1.000 r en cuatro
días y 5.000 r en cuarenta días. Al término de
la experiencia estudiaron la médula ósea irradiada, la no irradiada, un ganglio linfático d5
la región submaxilar y el bazo: los cambios
observados no eran de gran intensidad y los
consideraron de naturaleza hiperplástica probablemente compensadora.
120
G. l!t:!UlANZ
Estudiando las modificaciones de los ganglios linfáticos situados a distancia de las regiones irradiadas, Jolly y Ferroux 60 llegaron al
convencimiento de que los ligeros cambios observados bien pudieran no ser debidos a un
efecto indirecto de la irradiación de naturaleza tóxica, sino más bien a la radiación difusa.
Lawrence, Va!entine y Dowdy 66 supusieron
que, de existir los efectos indirectos de la irradiación éstos serían mediados por substancias
que, provocadas por la irradiación y transportadas en el torrente circulatorio, podrían ser demostradas mediante el establecimiento de una
circulación cruzada con un animal normal.
Para ello establecieron anastomosis entre las
arterias carótidas en gatos, irradiando uno de
ellos con 1.500 r en todo el cuerpo. Las investigaciones hematológicas prolongadas por
largo tiempo, no proporcionaron datos que hiciesen sustentable la existenci'.1 de efectos indirectos en la irradiación mediados por sustancias circulantes en la sangre de los animales
irradiados.
Nakahara y M urphy <S estudiaron los efectos
de la irradiación con rayos X de baja frecuencia sobre los ganglios linfáticos, superficiales y
profundos. Teniendo en cuenta que el primer
centímetro de tejidos era capaz de absorber la
casi totalidad de la radiación que ellos administraban, al hallar modificaciones idénticas
en los ganglios superficiales y en los profundos, estimaron que los efectos sobre éstos no
podían ser debidos a la acción directa de la
irradiación.
Scherer 92 Y 93 ha estudiado, con métodos citológicos y cariométricos, las variaciones que
sobre las células del hígado y del bazo induce
la irradiación total y la irradiación localizada
de la cabeza o de las extremidades posteriores
con dosis de 400 r. Sus hallazgos, en lo que
se refiere al bazo, demuestran la importancia
de las modificaciones del esplenograma y de
algunas características de las células que son
máximas en el caso de la irradiación total.
Tras la irradiación parcial, las alteraciones son
también importantes, de mayor intensidad en
los animales irradiados en las patas posteriores
que en los irradiados en la cabeza.
B) En otros trabajos al lado de la demostración de los efectos indirectos de la
irradiación, se aportan datos para construir alguna teoría patogénica que explique el mecanismo por el cual se constituyen tales efectos.
Birkner, Suchowsky y Trautmann 15, 16 Y 17,
en la introducción a una serie de estudios histométricos e histoquímicos de las suprarrenales,
tras la irradiación total con diferentes cantida-
Vu/. 1
des de rayos X, hacen un resumen de la literatura acerca de la participación de la corteza
suprarrenal en la génesis de los efectos indirectos de la irradiación.
Lo mismo hace Fas 39 en lo que se refiere al
papel de la corteza suprarrenal en la reacción
general a la irradiación. Clasifica la literatura,
acerca de la naturaleza de los agentes a los que
se atribuye un papel principal en la patogenia
de las reacciones generales a la irradiación, en
los siguientes tipos:
!.-Modificaciones de las proteínas. La irradiación despierta en los tejidos radiados, la aparición de productos de destrucción de las albúminas, los cuales ejercen secundariamente
un efecto tóxico sobre el organismo total.
2.--0sci!aciones de la concentración de hidrogeniones y trastornos del equilibrio electrolítico del organismo. Estas oscilaciones conducirían a cambio del estado coloido-osmótico y a las subsiguientes alteraciones del fisiologismo.
3.-Descenso de la colesterina hemática, con
lo que se reduciría la capacidad de las células nerviosas para ligar :ones cálcicos, lo que
llevaría un aumento del tono vaga!.
4.-Hiperglicemia.
5.--Formación de histamina, ya por la transformación fotoquímica de la histidina existente en los tejidos, o porque se efectúa una inhibición de la histaminasa a causa de la irradiación.
6.-Trastornos de la función córtico-suprarrenal.
En su estudio personal, Fass estudia histoquímicamente la corteza suprarrenal de la rata
tras la irradiación total y local de la hipófisis y del resto del cuerpo con protección del
abdomen, con una dosis de 1.000 r. En todos
los casos observa modificaciones importantes
de la corteza suprarrenal. Finalmente hace un
ensayo de explicación de la patogenia de las
reacciones generales a la irradiación, centrada
sobre el eje hipófisis--suprarrenal--sistema nervioso vegetativo.
Daniel :io, en un artículo especulativo sobre la irradiación terapéutica, llega a la deducción de que, al lado de la lesión radiológica directa de los órganos hemoformadores,
existe una reacción cursada por vía neuro-humoral, en sentido de un síndrome de adaptación de Selye o de una reacción oscilante
post-agresiva de Laborit.
Le Blond y Sega! 67 Y 91 fueron los primeros
en establecer un paralelismo entre los efectos
a distancia de la irradiación y el síndrome general de adaptación descrito por Selye. Observaron que grandes dosis de rayos X eran capaces de originar cambios secundarios en órga-
]uniu, 1957
11\H ·llJJ ·ICIÚN LOCAL Y ÜRGANOS HEAIATOl'OYÉTICOS
nos bien protegidos y alejados del punto de
irradiación directa. Estos cambios consistían
fundamentalmente en una atrofia del timo y
de los tejidos linfáticos, junto a una hipertrofia de la corteza suprarrenaL Ocasionalmente
encontraron infiltración grasa del hígado y
ulceraciones gástricas, La adrenalectomía se
demostró capaz de impedir la atrofia del timo
y de las formaciones linfáticas, pero tras ella
eran más intensas las alteraciones gástricas y
los efectos letales generales,
Wexler, Pencharz y Thomas IO:J han estudiado los cambios histológicos y del contenido en
ácido ascórbico de la suprarrenal tras la irradiación de las mitades anterior y posterior del
cuerpo, Sus hallazgos son coincidentes con los
de Fass,
Mediante las técnicas de parabiosis, además
del trabajo ya citado de Lawrence y coL, otros
autores han tratado de poner de manifiesto la
existencia de fenómenos a distancia en el animal no irradiado, Finerty, Binhammer y
Schneider 10, 41 han estudiado los efectos de la
hipofisectomía, de la suprarrenalectomía y de
la esplenectomía del animal no expuesto a la
irradiación sobre la supervivencia de los pares
parabióticos tras la irradiación del compañero,
Es interesante saber que el establecimiento de
la circulación cruzada tiene un efecto protector manifiesto sobre la supervivencia del animal irradiado que no varía tras la esplenectomía, y disminuye discretamente tras la extirpación de la hipófisis o de las suprarenales,
Barnes y Furth í observaron modificaciones
manifiestas del tejido linfático de los parabiontes tras la irradiación del otro anima],
C) En torno al problema de la distinta significación de las diferentes zonas
irradiadas como centros de origen de las
reacciones a distancia, existen algunos
trabajos publicados.
Quastler y coL 82 expusieron a la irradiación,
con dosis de 500 a 8.000 r, en una o dos sesiones, el cuerpo entero o distintas partes del
cuerpo de ratones haciendo un estudio sobre
su supervivencia, Observaron que la región abdominal es capaz de producir las máximas
manifestaciones y que existen evidentes diferencias entre los efectos de la irradiación de
unas zonas u otras,
Bond Y coL 21 estudiaron los efectos indirectos de la irradiación observando las variaciones del peso del bazo, timo, suprarrenales, riüón y testículos consecutivamente a la irradiación de diferentes regiones (cabeza, hígado, suprarrenal, intestino o cuarto posterior) de la
rata con una dosis de 3.594 rep de deuterones de 190 Mev, Llegan a la conclusión de
que los cambios observados en el peso del
121
timo, el bazo y Ja suprarrenal son carac!erísticos de una estimulación hipófisosuprarrenal
y se verifican solamente cuando la irradiación
provoca un intenso stress, con lo que asimilan
los efectos indirectos de la irradiación a un
síndrome general de adaptación, Por otra parte los cambios del peso del timo y del bazo
que se observan al tercer día no se produjeron en Jos animales irradiados en la hipófisis o
en Ja suprarrenal. Por el contrario, si alguna
de esas glándulas era irradiada con dosis masivas previamente a la irradiación de cualquiera otra de las regiones del cuerpo, ésta
seguía provocando las típicas reacciones de un
stress.
En sentido contrario hablan las observaciones de Langendorff y Lorenz 63 quienes irradiaron en ratas la región diencefálica con el
fin de provocar un stress y comprobar las correspondientes reacciones en la corteza suprarrenal. No sólo lo consiguieron, !al como lo
demostraron la observación de los linfocitos y
granulocitos de la sangre periférica y las investigaciones cariométricas e histoquímicas del
cortex suprarrenal, en la irradiación de la región antes citada, sino también cuando irradiaron localmente el muslo y la región testicular.
Pape y Riedl 81 y Hecht, Neumayr y Thurnher s2 han observado modificaciones importantes del electrodermatograma y de la permeabilidad de los capilares después de la irradiación de la región diencéfalo-hipofisaria,
Smith y Tyree 97 comprobaron que la irradiación tanto total como sobre distintas partes
del cuerpo era capaz de provocar alteraciones
del peso corporal y del consumo alimentario,
de diferente tipo según la magnitud de la dosis, El grado y duración de tales efectos dependía también de la región corporal irradiada,
y parecían no estar en relación con las lesiones que pudieran haberse producido en el tracio gastrointestinal.
Andrew y Brace :i estudiaron los efectos de
dosis de 25.000 r en irradiación total, y en
irradiación local de Ja cabeza o del cuarto
posterior de cobayas mediante el registro del
electrocardiograma, electro-encefalograma y de
Ja temperatura rectal, durante y después de la
irradiación. Los efectos observados hicieron
sospechar que, en cualquiera de los grupos de
animales, los efectos de la irradiación parecían
originarse en el sistema nervioso central. La
intensidad de tales fenómenos no pareció estar
en relación con el volumen de la zona irradiada. Sostienen la existencia de un agente, ya
una toxina circulante, ya la carencia de alguna
sustancia esencial para el metabolismo normal,
que sea el responsable de los efectos indirectos.
Brunst y Figge 29 estudiaron el efecto de la
irradiación de la cabeza y de una delgada ban-
122
G.
l!El(]\ANZ
da transversal del tronco sobre el desarrollo
somático de ratones recién nacidos o de pocos
días de edad. La irradiación de la cabeza, al
lado de intensos fenómenos de afectación del
sistema nervioso, produjo una disminución
muy importante del crecimiento. La irradiación
de una pequeña porción del tronco produjo
parálisis de las extremidades posteriores y un
déficit del desarrollo, importante en la región
situada por debajo, y cuestionable en la región situada por encima.
Y nada 59 ha estudiado los efectos que sobre
la mortalidad de ratones expuestos a la irradiación total ejerce la protección con pequeñas
pantallas de plomo sobre diferentes partes del
organismo y la disminución de la actividad del
sistema retículo endotelial, mediante diversos
procedimientos. Llega a la conclusión de que
la supresión de las lesiones producidas por la
irradiación ha de buscarse en un estudio más
cbmpleto de las lesiones del hígado y del
bazo.
Nest 79 ha comunicado la existencia de variaciones sistemáticas de la actividad de diferentes enzimas durante y después del tratamiento radioterápico de pacientes portadores
de tumores malignos.
En los comentarios a los resultados obtenidos en nuestras experiencias haremos
referencia a otros trabajos publicados y
que tienen una aplicación más directa en
aquel lugar.
MATERIAL Y MÉTODOS
Hemos empleado en este trabajo 72 ratas
blancas, pertenecientes a una raza de alto
grado de consanguinidad, que es criada en un
establecimiento propio. Los animales, 63 machos y 9 hembras, pesaban al comienzo de la
experiencia entre 200 y 240 gramos.
Fueron mantenidos a una temperatura que
oscilaba entre 17° y 20° C y alimentados con
grano y pan de trigo, leche en polvo, suplementos vegetales frescos y agua ad libitum
Esta dieta, largamente empleada, permite un
crecimiento ponderal y una capacidad reproductora normales.
Las 72 ratas fueron distribuídas al azar en
los siguientes grupos:
a) Grupo control, constituído por 12 animales, que recibieron el mismo tratamiento
que los demás, con excepción de ia irradiación.
b) Grupo de ratas irradiadas en la cabeza,
Grupo L Constituído por 26 ratas que se distribuyeron en los siguientes grupos: Subgrupo
1-1: animales sacrificados a las 48 horas de la
Vol. 1
irradiación, ratas n.º 13, 14, 15, 16, 17 y 18.
Subgrupo I-2: animales sacrificados a los cuatro días de la irradiación, ratas n.º 19, 20, 21,
22, 23 y 24. Subgrupo J-3: animales sacrificados a los siete días de la irradiación, ratas
n.º 25, 26, 27, 28, 29 y 30. Subgrupo I-4: animales sacrificados a los quince días de la irradiación, ratas n.º 31, 32, 33 y 34. Subgrupo 1-5:
animales sacrificados a los treinta días de la
irradiación, ratas n.º 35, 36, 37 y 38.
c) Grupo de ratas irradiadas en la cola:
Grupo Il, constituído por 34 ratas, distribuídas
en los siguientes grupos: Subgrupo II-1': animales sacrificados a las 48 horas de la irradiación, ratas n.º 39, 40, 41, 42, 43 y 44. Subgrupo II-2: animales sacrificados a los 4 días de
la irradiación, ratas n.º 45, 46, 47, 48, 49, 50,
51, 52, 53, 54, 55, 56, 57, 58 y 59. Subgrupo
Il-3: animales sacrificados a los siete días de
la irradiación, ratas n.º 60, 61, 62, 63, 64 y 65.
Subgrupo Il-4: animales sacrificados a los quince días de la irradiación, ratas n.º 66, 67, 68
y 69. Subgrupo 11-5: animales sacrificados a
Jos noventa días de Ja irradiación, ratas n.º 70,
71 y 72.
El número más elevado de animales del subgrupo II-2 fué motivado por la conveniencia
de asegurar los hallazgos encontrados en los
primeros animales observados.
Para la irradiación se tuvieron en cuenta los
siguientes factores:
La inmovilización se logró, tal como idearon
Ballabriga y Badell 6, mediante un tubo radiotransparente de acetato de celulosa, en el que
se había practicado algunos orificios para facilitar la respiración y la ventilación de la
rata (fig. 1).
La irradiación se llevó a cabo individualmente. Para proteger la zona no irradiada se
empleó una lámina de cinc de 0'75 mm. de espes01· que, a la vez que absorbía la radiación
secundaria del plomo servía de plano de descarga del peso de éste, ajustada perfectamente
al tubo de celuloide, y encima de ella se colocó un espesor de plomo de 6 mm. La cola era
mantenida fija, en los animales irradiados en
esta región mediante cintas adhesivas de celulosa. El animal descansaba sobre una plancha de conglomerado de madera plastificada,
a fin de reducir al mínimo la radiación secundaria.
El aparato empleado para la irradiación fué
una instalación de radioterapia Stabilivolt, que
se hizo funcionar a 180 kV, 7 mA y una
filtración adicional de 0'5 mm. de cobre y J
mm. de aluminio. La distancia del anticátodo
al centro aproximado de la región irradiada
era de 22 cm. En estas condiciones, el aparato rendía 70 r min. medidas al aire. La irradiación se prolongó durante 20 minutos, con
lo que se alcanzaba una dosis total de 1.400 r.
al aire. El haz se centró, para la irradiación
]unw, llJS7
IHR\llL\Cl(Jei LOC.\L Y (JHG:\J'íOS HE\IATOl'OYÉTlCOS
de la cabeza, en un punto situado sobre la
línea media y aproximadamente equidistante
entre el reborde ~1rbitario superior y el occipucio. Los animales irradiados en Ja cola eran
colocados de tal manera que el haz incidía en
un punto convencional denominado punto medio de la raíz de la cola, caracterizado por Ja
intersección de la línea sagital media con otra
señalada por un cambio brusco de las características del pelo en esta región. La zona protegida estaba limitada, en los animales irradiados en la cabeza, por una línea transversal a nivel del occipucio, y en los irradiados
en la región posterior por una línea transversal trazada 0'5 cm. por delante de la raíz de
la cola (fig. 1).
Fig. !.-Rata colocada en el tubo de acetato
de celulosa empleado para la inmovilización.
Las líneas AA' y BB' sefialan los límites de
los campos irradiados en los animales de los
grupos I y 11 respectivamente.
El volumen que recibió la radiación directa
en los animales del Grupo l oscilaba entre
3
123
30 y 35 e.e., mientras que en los animales del
Grupo JI lo hizo entre 28 y 33 e.e.
Todos los animales fueron sacrificados en
los plazos sefialados por decapitación. Inmediatamente se procedía a la obtención del material para su estudio. La autopsia no nos
reveló en ningún caso otras le3iones que pudiesen invalidar los resultados.
La médula ósea se obtuvo, en los animales
del Gnmo I, del fémur izquierdo, pcua lo cual,
después de disecar el hueso de los músculos,
era extirpado entero y se procedía a continuación a resecar los extremos articulares y
a extraer una porción del contenido medular
mediante un alfiler. Inmediatamente se realizaban los frotis. Los intentos que hicimos de
diluir el nroducto medular en suero de rata,
solución salina insotónica o suer:i humano,
no nos dieron el resultado apetecido, por lo
que optamos por seguir la técnica propuest·1
por Ludin ;1 para la confección de los frotis.
De esta manera se obtienen extensas zonas de
elementos celulares bien conserv't::los y perfectamente separa bles.
En las ratas del Grupo JI se obtuvo la méd11la ósea del h1ímero i7q11ierdo.
Los frotis, secados al aire, eran fijados durante tres minutos en alcohol metílico y coloreados a continuación por el m2todo de Giemsa y con el azul de metileno alcalino de Loeffler. En los mielogramas se señalan los números de células de cada tipo encontradas sucesivamente al diferenciar mil células.
El bazo era extraído in toto. Se seccionaba
transversalmente en su región media. Un fragmento era fijado en formalina al ! 0",, a fin
de realizar cortes por congelación. Del otro
fragmento se separaba una pequeña fracción
con la cual se realizaban frotis que se teñían
mediante el Giemsa. El resto era tratado según
la variante de Roca de Viñals (comunicación
personal) de la reacción del azul de Prusia,
realizando la fijación en licor ferroclorhídrico
a fin de proceder la determin:ición histoquímíca del hierro. terminándose su elaboración por
medio de la inclusión en parafina y tinción de
fondo con la fucsina acética de Gallego.
Los cortes por congelación fueron teñidos
con la hematoxilina-eosina. En algunos casos
se realizaron impregnaciones argénticas para
reticulina, según la técnica de Río Hortega. y
para macrófagos. empleando la técnica modificada de Río Hortega para la microglia.
Para lograr Ja máxima uniformidad de las
condiciones que pueden afectar la composición celular de la médula ósea, hemos realizado la irradiación y el sacrificio de los animales a horas fijas (De 9 a 1O de la m'lñana).
Son numerosos los trabajos que sefialan la
existencia de variaciones de ritmo ni:temeral
en el mielograma, probablemente dependientes
124
G.
HEIUL\NZ
de factores neurovegetativos (Rohr 90, Goldeck +i).
Otro factor que pudiera tornarse en consideración es el distinto sexo de los animales que
hemos empleado. De ellos la mayoría, 63, eran
machos y 9 hembras. Aparte de que nosotros
(en el grupo control hemos incluído 4 hembras) no hemos observado variaciones significativas entre unos y otros. Betz 11, después de
un estudio empleando gran cantidad de animales considera que, en lo que se refiere la
composición celular de la médula ósea, la diferencia de sexo en la rata blanca es un factor negligible.
Para la valoración estadística de los resultados, hemos procedido a calcular los valores
de las medias aritméticas, Mx y M Y, de las
desviaciones standard.
y c;Y, en las que
los valores x se refieren al grupo control y los
valores y a cada uno de los subgrupos restantes, para determinar a continuación la desviación standard de la distribución de las medias, c;tot• según la fórmula de Student:
mielograma normal de la rata blanca, hemos podido estudiar los de Vogel 99 , Rosenthal, Pickering y Goldsmith 9 t y de
Cameron y Watson 25 .
A simple vista destaca el diferente criterio seguido por los autores en cuanto a
la clasificación y nomenclatura de los distintos tipos celulares encontrados en la
médula ósea. Además resalta vivamente
el amplio margen de variabilidad que,
dentro de grupos homogéneos de animales. ofrecen las cifras halladas para cada
tipo celular.
Esta gran dispersión dependiente en
gran parte del diferente método de obtención del producto medular, puede también imputarse a la diferente e inhomogénea distribución de las células en los
frotis. Hemos tratado de homogenizar el
ªx
ªtot=V
Vol. 1
c;x2(nx-1).+c;y2(ny-1).
nx,ny-2
V-~-+-1nx
ny
Hallazgos en la médula ósea
mielograma mediante la eliminación de
los elementos de serie roja, diferenciando
mil células de las restantes estirpes celulares halladas en la médula ósea.
Criterios de clasificación celular que
hemos empleado.-En el trabajo de Vogel se encuentra una detallada descripción de la morfología celular de los elementos mieloideos de la rata. Sin embargo, aunque nos hemos guiado en gran
parte por los datos suministrados por esta
autora, hemos modificado en algunos
puntos sus indicaciones.
A. Hallazgos en las ratas control.--Maisin ;:; ha puesto de relieve la necesidad de que los estudios radiobiológicos
de experimentación se realicen con grupos de animales lo más homogéneos posible a fin de que los resultados no vengan contaminados por todo un conjunto
de factores, hereditarios y ambientales,
que invaliden las conclusiones alcanzadas. Esto es especialmente cierto para los
estudios de los órganos hematopoyéticos
de la rata blanca.
De los trabajos publicados acerca del
La autora
A) GRANULOPOYESIS.
comprende dentro de la estirpe neutrófila los siguientes tipos: Neutrófilos maduros. neutrófilos jóvenes, metamielocitos
neutrófilos, neutrófilos con núcleo en anillo y mielocitos neutrófilos. Consideramos, con Cameron y Watson 25 y con Vives Mañe 100, que los elementos con núcleo en anillo son más maduros que los
mielocitos, pero que se observan neutrófilos de todos los sucesivos estadios madurativos con núcleo en anillo. Así, pues,
la evolución del neutrófilo con núcleo
Una vez hallado este valor, se calculó el
de t
=
Mx.M
con el cual, y teniendo
'.Jtot
en cuenta los grados de libertad de cada caso
particular, se obtenía la probabilidad p dada
en las tablas correspondientes. Hemos considerado corno significativo solamente los valores de p inferiores al 0,5%, que corresponde
aproximadamente al valor de 3 0 de la distri·
bución de Gauss.
RESULTADOS
]unw, 1957
IllR,\DLIC!<ÍN LOCAL Y ÓRGANOS HE:\!ATOPOYtTJCOS
abierto, a través de las formas en banda
y de progresiva segmentación, se sigue de
un modo paralelo en las células con núcleo en anillo, al cual comienza siendo un
mctamielocito en que se inicia la formación del hueco central de pequeñísimas dimensiones al principio, para pasar a las
formas jóvenes con orificio más dilatado
y termina en la forma adulta con adelgazamiento del perfil nuclear merced al creciente desarrollo del hueco central. Por lo
tanto hemos incluído los elementos en
anillo entre los metamielocitos y las formas jóvenes y adultas de los granulocitos neutrófilos.
El mismo criterio hemos seguido en la
clasificación de los granulocitos eosinófilos con el núcleo en anillo.
Llama la atención la gran diferencia
que existe entre las cifras dadas por nosotros y las halladas en la literatura para
los granulocitos basófilos. Hemos sorprendido esta característica en nuestros
grupos de animales durante las experiencias previas. Para comprobar la naturaleza de la granulación de los elementos
que clasificamos como basófilos, que en
los preparados teñidos por el Giemsa se
manifiesta fuertemente azurófila, de tamaño variable, hemos procedido a obtener preparados coloreados mediante el
azul de Loeffler, con lo que pudimos
comprobar el comportamiento metacromático de tal granulación.
En nuestros mielogramas no figuran
los promielocitos que han sido incluídos
entre los mielocitos. Nuestra opinión es
que la granulación aparece en los granulocitos de la rata de un modo casi explosivo. Por otra parte, en la tinción de
Giemsa, los nucleolos son visualizados
con dificultad.
B) CÉLULAS INDIFERENCIADAS.-Dentro de este grupo hemos incluído aquellas células difícilmente clasificables debido a su aspecto todavía indiferente.
Consideramos que bajo la denominación
de blastos hemos englobado células que
otros autores considerarían de naturaleza
125
mieloblástica, proeritoblástica y algunas
células reticulares muy indiferenciadas.
Hemos seguido esta conducta, por estimar imposible la clasificación de todos
los elementos dentro de los demás tipos
celulares. Una dirección semejante han
seguido Vogel, que ha obtenido cifras
muy semejantes a las nuestras, y Cameron y Watson, con valores mucho menores.
C) SERIE ERITROPOYÉTICA.-La desigualdad en el reparto de los elementos
precursores de los eritrocitos dentro del
frotis medular, junto con la dificultad de
diferenciar claramente el estadio madurativo de cada elemento, nos han inducido a prescindir de la serie roja en el momento de realizar los mielogramas. Nuestra opinión es próxima a la de Vogel, la
cual clasifica en eritroblastos y normoblastos a las células de esta familia. Nos
parecen injustificadas las subdivisiones de
los elementos más evolucionados de esta
serie, según la característica cromófila de
su citoplasma, pues los eritrocitos de la
sangre circulante de la rata blanca ofrecen como en otros roedores, un grado
muy elevado de anisocromasia.
Esta eliminación de los elementos celulares eritropoyéticos tiene la ventaja de
hacer más directamente comparables las
cifras obtenidas para los demás tipos celulares de la médula ósea.
D) CÉLULAS RETICULARES. - La citada autora americana no hace constar la
existencia de estas células en el mielogra ma. Nosotros, lo mismo que Rosenthal
y col., las hemos hallado de un modo
constante.
Comprendemos bajo esta denominación celular de morfología semejante a
las reticulares linfoides, grandes y pequeñas, de Rohr.
Aparte de los tipos celulares que son
expresados en los mielogramas, con extraordinaria rareza hemos podido observar algunas células con la morfología típica de los osteoclastos.
12G
G. m:1rnAl'Z
B. Hallazgos en la médula ósea de
las ratas inadiadas.~En general, los tipos celulares hallados en el mielograma
de las ratas irradiadas se corresponden
con los integrantes del mielograma normal (tabla 1), a excepción de algunos elementos encuadrados bajo la clasificación
de células cebadas heteromorfas. Hemos
decidido designarlas así para hacer constar su morfología distinta a la de las células cebadas típicas que se encuentran
en los frotis medulares de los sujetos
control.
Tenemos la convicción de que bajo tal
designación comprendemos elementos de
naturaleza mastocitaria de distinto valor:
En parte, sori elementos que se presentan
con forma más o menos redondeada u
oval, con núcleo pálido. que recuerda el
de las reticulares, rodeado por un fino
lnlo de citoplasma, en uno de cuyos polos se observa una granulación metacromática en la tinción con el azul de Loeffler (fig. 2) o fuertemente azurófila, en
los preparados de Giemsa. Lo considera-
Vul
1
mas como elementos juveniles de la serie
mastocitaria y habría que denominarles.
siguiendo a Roca de Viñals 89 , con el
nombre de heparinoblastos. Junto a éstes. se observan otros mastocitos que serían el término de la evolución: células
con núcleo redondo, pobremente coloreada su cromatina uniformemente repartida dentro del núcleo, citoplasma mal limitado, como desgarrado, que hace pensar que hubiese sido mal tratado en el
momento de confeccionar el frotis, y una
granulación que, conservando todavía su
carácter metacromático y azurófilo, ha
perdido en cambio gran parte de la intensidad de la coloración (fig. 3 ). Estos
gránulos dan la impresión de estar hinchados. en vías de disolverse. y el citoplasma de algunos de estos elementos.
presenta vacuolas que sugieren la existencia de un hecho de tal naturaleza
(fig. 4). Otros elementos mastocitarios no
presentan un cuadro tan intenso de transformación, son muy parecidos a las células cebadas normalmente halladas en el
Fig. 2.-Médula ósea, tinción de Loeffler. Elementos de tipo heparinoblástico. 1250.
Fig. 3.~-Médu!a ósea, tinción de Loeffler. Células cebadas típicas en la parte superior
izquierda de la figura. Las flechas señalan un área de material irregularmente met1cromático
qlie correspondé a una célula cebada heteromorfa. 1250.
} u ni o, 19/J;-
IRIL-\DIACWN LOC.-\L Y óRG-\i'WS HE\fA'l'OPOYETICOS
·
Pasamos ahora a presentar los mielo/ gramas de los distintos grupos de rata
(tablas II a XI). En algunos casos damos,
al lado de los mielogramas, la valoración
estadística de alguna de las variaciones
obtenidas a fin de asegurarnos de la consistencia de las mismas con respecto a lo
normal. (Tablas lll b, IV b, VIII b, y
IX b). Hemos aplicado las técnicas estadísticas descritas a los subgrupos que ofrecían mayor esperanza, a juzgar por los
hallazgos histológicos en el bazo, de presentar las variaciones más importantes y,
dentro de ellos, a los tipos celulares que
podrían ser más interesantes con vistas a
establecer conclusiones de tipo fisiopatológico.
Finalmente, en las tablas XII y XIII
se
muestran las medias aritméticas obteFig_ 4.-Médula ósea, tinción de Loeffler. Cénidas para cada tipo celular y subgrupo
lula cebada con gran vacuola citoplásmica cuya granulación ha perdido su aspecto típico_
de animales, a fin de permitir la observa1250.
ción de las variaciones de aquéllas en relación con el tiempo transcurrido después
de la irradiación.
Las variaciones del mielograma de los
producto medular, pero muestran señales
inequívocas de claudicación funcional. sujetos irradiados puede resumirse en los
Serían las células cebadas de tipo 1 o siguientes términos:
formas caducas, tal como las denomina
Rcca de Viñals.
Vogel y Cameron. y Watson, observan
la existencia relativamente constante de
células macrofágicas en la médula ósea
de los animales normales que han estudiado. Nosotros ne los hemos encontrado en la médula ósea de sujetos control
en cantidad significativa. Lo mismo ocurrió en los animales estudiados por Rosenthal.
En contadísimas ocasiones hemos encontrado células de Russell.
En les frotis medulares aparecieron con
poca frecuencia células sanguíneas de descomposición (Abbauzellen 61 ). Pertenecían
por lo regular al tipo de los granulocitos
eosinófilos adultos.
Los demás elementos sólo presentaron
variaciones cuantitativas, pero su aspecto
morfológico era del todo semejante al Fig. 5. -Médula ósea. Giernsa. Elementos requc exhiben en la médula ósea normal.
ticulares en el frotis medular. 1250.
128
G. lIERRANz
La elevación del número de los componentes celulares del retículo (reticulares,
fig. 5; plasmáticas, fig. 6; macrófagos y
ambos tipos de cebadas, fig. 7), constituyen el hallazgo más considerable en la
médula ósea situada a distancia de la zona irradiada.
/!al. 1
males del grupo ll, consistente en una
disminución, que se manifiesta entre el
segundo y el cuarto día, y que persiste
hasta el quinceavo, de los eosinófilos
adultos. Al mismo tiempo parece apreciarse un aumento de los metamielocitos eosinófilos.
7
Fig. 6.-- -Médula ósea, Giemsa. Células plasmáticas en el frotis medular. 1250.
Fig. 7.---Médula ósea, Azul de Loeffler. Numerosas células cebadas en el borde de una
impronta. 125.
Aunque existen amplias variaciones de
unos animales a otros, es un fenómeno
que se manifiesta con toda constancia y
que, en el análisis estadístico se ha revelado como consistente de un modo pleno.
Junto a este aumento del retículo se
observan otras variaciones de menor intensidad y menos constantes, que consisten principalmente en:
Ligeros signos de desviación izquierda
en la granulopoyesis neutrófila, con acumulación de formas metamielocitarias en
los animales del grupo II.
En la familia eosinófila la variación
más marcada se manifiesta en los ani-
Los basófilos tienden a presentar cifras
elevadas en los primeros días después de
la irradiación, para descender por debajo de las cifras normales a los quince días
en ambos grupos y elevarse de nuevo en
los subgrupos más tardíamente estudiados con respecto a la irradiación.
Los linfocitos están francamente disminuídos: en el grupo 1 este descenso es
fugaz, mientras en el grupo Il es mucho
más persistente.
Las variaciones de las restantes especies celulares (blastos, monocitos y megacariocitos), son poco intensas y caen dentro de la variabilidad normal del mielograma.
Junio, 19!57
129
lRRAÍlL\C!Ói\ LOCAL Y óRGANÓS HE\LÜOPOYtTICÚS
TABLA 1.-Mielogramas de las ratas del grupo control.
Rata n."
3
2
N. adultos
jóvenes
" metamielocitos
mielocitos
E. adultos
" jóvenes
metamielocitos
" mielocitos
Basó filos
Blastos
Linfocitos
Monocitos
Plasmáticas
Reticulares .
Cebadas ..
Megacariocitos
471
180
65
33
42
36
26
338
229
71
21
71
49
JO
4
455 416
168 200
50
56
32
12
51
70
38
37
J8
25
7
6
5
355
185
95
10
78
50
J9
518 425
132 207
39
66
9 23
50
41
42
56
41
35
JJ
3
7
2
3
5
26
56
5
10
]]
33
116
18
21
5
9
44
75
6
20
8
2
J
2J
41
74
16
24
2
3
15
25
106
13
6
26
30
74
21
19
5
4
2
27
4
19
15
6
6
9
8
502
156
61
495
129
42
1
36
78
51
29
60
50
18
11
13
18
13
7
55
15
96
12
8
39
37
32
8
10
7
12
6
7
7
12
6
6
4
10
J1
489 424
185 225
80
59
37
12
46
52
27
42
30
32
3
5
66
24
24
36
25
57
12
Mx
509
145
80
27
46
37
20
24
55
449.4
178.4
63,6
20,2
56,3
42
27
5,5
23,4
34,5
25
62,5
11
6
5
9
10
14
7,5
4,1
3,4
9
11
7
6
12
5
4
6
TABLA II.-Mielogramas de las ratas del subgrupo I-1.
(En la columna de la derecha se expresan las medias aritméticas).
Rata n."
N. adultos
jóvene~
metamielocitos
'' mielocitos
E. adultos
jóvenes .
'' metamielocito'.;
n
mielocitos
Basófilos
Blastos
Linfocitos
Monocitos
Plasmáticas
Reticulares
Cebadas heteromorfa:
Cebadas .
Megacariocitos
Macrófagos
13
14
15
16
17
18
375
176
339
92
3
270
198
95
52
17
42
23
401
159
85
10
43
16
377
93
386
121
68
13
43
20
50
29
35
5
6
47
46
36
40
26
16
61
65
18
28
1
56
12
29
40
21
9
33
14
42
10
65
58
13
7
42
36
21
181
2
2
23
48
182
72
17
47
21
49
6.6
11
9
5
35
70
18
13
1
2
l
l
2
2
2
3
2
.J
J
2
41.1
47.3
41
16,8
10.1
40,3
53
73
42
22
82
17
29
358
169,5
84, 1
12,5
44,3
18.5
6
51
29
14
16
29
49
22
15
43
25
My
62.5
23
15,3
u
2.5
130
Vol. j
G. HERRANZ
Tabla Ula.-Mielogramas de las ratas del subgrupo I-2.
(En la columna de la derecha se expresan las medias aritméticas).
Rata n.º
N. adultos
jóvenes
rnetamielocitos
mielocitos
E. adultos
jóvenes
rnetamielocitos
mielocitos
Basófilos
Blastos
Linfocitos
Monocitos
Plasmáticas
Reticulares
Cebadas heteromorfas
Cebadas
Megacariocitos
l\1 acrófagos
19
20
21
462
143
28
23
5
23
35
2
28
58
21
9
66
71
23
3
492
160
69
13
41
22
46
8
37
39
4
2
21
25
5
454
89
26
22
85
68
33
2
42
55
21
2
25
44
15
7
16
22
23
24
My
318
531
69
60
40
52
10
15
447
138
64
22
49
22
64
37
22
52
4
48
21
10
6
3
40
10
72
14
10
9
22
13
3
450,3
129,5
52,5
27
43,l
26,6
38,3
2,3
42,6
45
37
6,3
40
36,3
14,l
8,5
1,6
0,1
178
68
42
27
5
37
1
52
86
52
7
60
48
10
6
4
TABLA Hib.-Valores de los parámetros estadísticos correspondientes al subgrupo I-2.
E. adultos
jóvenes
metamielocitos
mielocitos
Basófilos
Linfocitos
Plasmáticas
Reticulares
:Jx
ªy
13,86
10,20
7,33
4,02
12,9
33.7
5,8
3,68
17,3
20,06
41,9
2,94
10.8
25.6
21,5
22.5
0
tot
7,7
7
11,6
1,81
6,fl
17,5
6,5
6.4
p
1,7
10 ~:,
2,2
1-10 ?o
0,78
40-50 %
J,73
10 ~o
3.12
1-0,l %
1.45
10-20 °0
O, 1 (~«i
4,007
4.45 < º~1 {;{J
IRH ·\DI .\CIÓ.~ LOC\L Y ÓRG .\'iOS HE.\L.\TOPOY t:TICOS
} unio, 1957
131
TABLA lVa.-Mielogramas de las ratas del subgmpo I-3.
(En la columna de la derecha se expresan las medias aritméticas).
Rata n.u
N. adultos
jóvenes
metamielocitos
mielocitos
E. adultos
jóvenes
metamielocitos
mielocitos
Basófilos
E lastos
Linfocitos
Mono:::itos
Plasmáticas
Reticulares
Cebadas heteromorfas
Cebadas
Megacariocitos
Macrófagos
25
26
27
28
29
30
372
l l5
93
ll
45
37
26
3
40
16
61
8
93
62
9
8
236
137
112
3
31
62
3l
1
49
19
111
8
107
69
ll
11
2
429
116
41
16
36
?2
20
5
36
25
78
18
79
38
5
31
5
416
94
73
l
92
44
37
454
112
86
7
417
151
49
8
49
32
32
9
25
18
57
15
80
35
12
9
5
29
13
49
3
93
40
8
2
48
41
26
5
41
14
79
17
91
65
5
17
2
My
378.3
120,8
75,6
7,6
49,5
39,6
28,6
4,6
36,6
17,5
72,5
9,8
90,5
51,5
8,3
13
2,1
TABLA IVb.-Valores de los parámetros estadísticos correspondientes al subgrupo I-3.
G
E, aduho
jóvenes
metamielocitos
mielocitos
Basófilos
Linfocitos
Plasmáticas
Reticulares
X
13,86
10,20
7,33
4,02
12,9
33,7
5,8
3.68
'.Jy
:>tot
23,4
8,7
5,71
3,61
1,87
6
15,38
3,75
4.56
13,6
6,2
2.7
9,01
22,2
10.2
15.3
p
0,78
0,42
0,18
0,48
2.2
0,65
20.4
9.6
40-30
70-60
90-80
70-60
2
60-50
< O,l
< O,l
°0
'\,
ºn
''e,
n
o
°0
''b
º,,
132
C.
HElt!Lli\Z
Vol. j
TABLA V.-Mielogramas de las ratas correspondientes al subgrupo I-4.
(En la columna de la derecha se expresan las medias aritméticas).
Rata n.()
N. adultos
jóvenes
metamielocitos
mielocitos
E. adultos
jóvenes
metamielocitos
mielocitos
Basófilos
Blastos
Linfocitos
Monocitos
Plasmáticas
Reticulares
Cebadas heteromorfas .
Cebadas
Megacariocitos
Macrófagos
31
32
33
34
My
435
111
441
172
67
288
174
165
34
56
19
46
562
l 18
24
9
9
6
29
2
6
32
18
4
101
56
2
40
2
436,5
143,7
78,5
13
40
28
26
3,7
21,5
24.7
26,2
4,2
73
69,5
6,7
12,2
2.7
58
8
52
48
28
6
28
16
47
11
67
70
8
1
43
39
41
6
41
8
19
59
53
13
2
11
43
21
2
65
99
4
6
8
TABLA VI.-Mielogramas en las ratas correspondientes al subgrupo J-5.
(En la columna de la derecha se expresan las medias aritméticas).
Rata n.º
N. adultos
jóvenes
metamielocitos
mielocitos
E. adultos
jóvenes
metamielocitos
mielocitos
Basófilos
Blastos
Linfocitos
Monocitos
Plasmáticas
Reticulares
Cebadas
Cebadas heteromorfas
Megacariocitos
Macrófagos
35
36
37
38
My
334
318
110
68
13
47
45
28
13
60
7
83
4
107
6)
14
12
2
358
65
35
35
81
84
17
12
43
17
87
10
65
56
32
1
1
1
412
80
80
10
355.5
81.5
62,5
18.7
68.7
57,5
30,7
7,5
50,7
16.2
69,2
9,2
68,7
83,7
16,2
3.2
2
71
67
17
70
56
54
4
71
21
52
12
51
112
4
4
77
45
21
29
20
55
52
98
15
133
1lÜtAJ)JACIÓN LOCAL Y ÓRGANOS HEMATOPOYtrlCOS
./unw, llJ.57
TABLA VII.-Mielogramas de las ratas correspondientes al subgrupo II-I.
(En la columna de Ja derecha se expresan las medias aritméticas).
Rata n."
N. adultos
jóvenes
metamielocitos
mielocitos
E. adultos
jóvenes
metamielocitos
mielo citos
Basófilos
Blastos
Linfocitos
Monocitos
Plasmáticas
Cebadas heterom.
Reticulares
Cebadas
Megacariocitos
Macógrafos
39
40
41
42
43
44
My
271
173
122
3
70
41
52
2
25
16
32
11
71
34
73
388
124
108
12
27
34
16
3
31
27
18
5
45
8
142
1
382
128
97
6
65
46
12
3
34
47
17
8
53
15
81
2
3
1
276
15 l
90
26
62
57
38
2
81
27
35
7
57
28
53
424
106
9'.J
270
159
131
14
48
56
21
4
45
35
335,l
140,J
108
l J,8
52.l
42,6
29,l
2.5
41,3
27,6
24,I
7,6
59,8
25
82,I
1,6
2,5
5,8
2
20
2
4
JO
41
32
36
32
14
24
9
57
30
75
3
2
5
19
6
76
35
69
1
3
8
>--'.
v.:
cL
TABLA VHfa.-Mielograma de las ratas correspondientes al subgrnpo U-2.
(En la columna de la derecha se expresan las medias aritméticas).
Rata n.º
N. adultos
jóvenes
metamielocitos
mielocitos
E. adultos
jóvenes
metamieíocilos
mielocitos
Basófilos
Blastos
Linfocitos
Monocitos
Plasmáticas
Reticulares
Cebadas heterom.
Cebadas
Megacariocitos
Macrófagos
45
46
47
48
49
50
51
52
53
54
55
56
57
58
59
My
330
135
136
21
34
45
36
7
25
36
31
19
60
62
15
361
184
121
9
24
27
28
2
43
33
24
11
54
52
5
7
423
162
107
12
25
57
42
9
457
195
54
4
36
36
24
2
18
10
26
4
31
47
7
29
341
99
44
531
103
50
14
458
86
137
6
48
61
14
412
175
131
7
29
45
13
492
197
90
538
165
61
4
463
459
145
83
19)
l ()
446
195
66
4
24
46
27
435
125
109
1
14
34
14
13
10
25
28
29
5
7
1
487
104
111
19
23
42
54
2
35
26
12
7
16
45
18
6
2
442.2
151,2
96.2
7, l
27,4
42.8
24,4
1,7
40,4
21
18,2
5,3
39,3
50,8
11
10,7
6.1
0.2
1
4
2
4
16
í4
º2
16
28
46
7
3
53
34
26
1
70
9
83
8
51
74
15
46
15
JO
30
35
1
47
42
15
8
53
20
4
24
4
l
20
62
20
00
26
-
14+
3
o¿
13
73
12
27
65
3
7
25
12
2
2
32
62
JI.)
6
l
39
29
2
51
29
2
33
32
64
17
11
5
56
30
8
2
23
35
7
JO
3
3
l
2
l
54
44
11
3
45
59
1
7
17
29
54
16
4
l)
6
6
7
2
l)
3
5
99
30
5
l
36
68
17
1
11
e
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"
""'~
Juniu, l <J.57
135
]]{){\DI v;H)i\ LOC \ L Y (¡¡¡(; \i\OS HL\L\TOl'OY ETlCOS
TABLA VIHb.-Valores de los parámetros estadísticos correspondientes al subgrupo ll-2.
:;y
:;X
E. adultos
E. jóvenes
metamielocito:;
mielocitos
Basófilos
Linfocitos
Plasmáticas
Reticulares
13,86
10,20
J 3,3
4.02
12,9
33.7
5,8
3.68
p
'.Jtut
12,20
16,8
7,33
2,7
23.4
21, 1
18,8
14.8
5.07
6,42
4.35
1.3
7.72
10,6
5,75
5,7
0.14
5,1
4.4
4.42
9.8
1,1
<0,1 "
> S0-80 %
30-20
1-0,l
5-2
< 0,1
2,9
2,2
<0,1
<O,l
",,
"
"
ni)
(\')
%
%
TABLA IXa.-Mielograma de las ratas correspondientes al subgrupo U-3.
(En la columna je la derecha se cx'Jre3an las media o aritméticas).
Rata n.º
60
61
62
63
64
65
My
N. adultos
jóvenes
n1etamie1ocitos
mielocitos
E. adultos
jóvenes
metamielocitos
mielo:itos
Basófilos
Bias tos
Linfocitos
Monocitos
Plasmáticas
Reticulares
Cebadas heterom.
Cebadas
Megacariocitos
Macrófagos
433
145
68
551
74
96
15
28
23
44
3
20
22
28
10
42
24
5
439
142
91
3
32
39
46
9
12
9
40
14
42
62
14
433
169
92
4
33
45
48
1
25
429
129
75
8
35
46
61
416
165
92
5
26
39
51
12
450,J
137,3
85,6
6
37,3
11
3
s
70
39
42
3
27
26
21
1
46
53
21
3
1
5
21
30
14
21
40
61
14
8
2
25
12
4
37
54
12
1
38.5
48,6
5,5
32,8
21,8
23,5
10
37
51
12,5
5,3
1,3
2
32
19
26
JO
35
52
JO
s
2
3
6
TABLA JXb.-Valores de los parámclrns estadísticos correspondientes al subgrupo U-3.
:;X
E. adultos
C. jóvenes
metamielocitos
mielocitos
Basófilos
Linfocitos
Plasmáticas
Reticulares
13,86
10.20
7.33
4,02
12.9
33.7
5.8
3,68
:;y
17.62
8.24
7.34
5.04
7,1
25,7
18,01
l3,88
p
:Jtot
7.6
4.86
3.67
2.5
0,72
5.27
,
"
50-40 ',,
,,
<ü.J
o
5,6
15,6
5,6
4.22
0,106
2.5
4,l
10.3
90 (\')
5-2
< 0,1
< O,l: ºo
o(')
(J(J
1',)(.¡.
Vol. 1
G. HERRANZ
TABLA X.-Mielograma de las ratas correspondientes al subgrupo 11-4.
(En la columna de la derecha se expresan las medias aritméticas).
Rata n.º
N. adultos
jóvenes
metamielocitos
mielocitos
E. adultos
jóvenes
metamielocitos
mielocitos
Basófilos
Bias tos
Linfocitos
Monocitos .
Plasmática:,
Reticulares
Cebadas hc:erom.
Cebadas
Megacariocitos
Macrófagos "
66
321
148
69
23
16
23
31
2
18
31
36
10
110
68
478
67
335
136
53
15
4
6
2
6
19
23
17
2
119
190
6
59
96
2
55
8
6~
97
58
7
20
16
23
11
14
11
36
7
67
101
11
36
2
8
My
491
160
406,2
135,2
68,2
14,2
18,7
15.5
15.2
5
16.2
25
22.5
5,5
87.5
11 l,2
9,5
38,2
2,5
3.2
92
12
35
17
5
1
14
35
3
54
58
19
3
5
TABLA XI.-Mielograma de las ratas correspondientes al subgrupo H-5.
(En la columna de la derecha se expresan las medias aritméticas).
Rata n.º
N. adultos
jóvenes
metamielocitos
mielocitos
E. adultos
jóvenes
metamielocitos
mielocitos
Basófilos
Bias tos
Linfocitos
Monocitos
Plasmáticas
Reticulares
Cebadas heterom.
Cebadas
Megacariocitos
Macrófagos
70
497
114
87
8
77
55
51
4
22
12
18
18
13
16
4
4
71
376
187
120
7
13
18
18
2
51
17
30
14
66
12
7
57
5
72
My
451
133
98
9
31
39
56
2
53
19
43
9
23
20
2
10
2
441,3
144.6
101.6
8
40.3
27,3
41.6
2,6
42
16
30,3
13.6
34
16
4,3
22,3
3.6
fumo, 1957
137
IRRAJJI,\C!Ói\ LOCAL Y óRGAi\OS HEMATOPOYt:TICOS
TABLA XH.-Se expresan las medidas aritméticas del Grupo control y de los distintos subgrupos de las ratas irradiadas en ra cabeza.
Control
N. adultos ..
jóYenes
metamielocito.;
mielocitos
E. adultos
jóvenes
))
metamieloci tos
))
mielocitos
Basófilios
Bias tos
Linfocitos
Monocitos
Plasmáticas ..
Reticulares
Cebadas
Cebadas heterom.
Megacariocitos
Macrófagos ..
))
))
))
))
449,4
178,4
63,6
20,2
56,3
42
27
5.5
23,4
34,5
62,5
10
14
7,5
4.1
3,4
1-1
358
169.5
84,l
12,5
44,3
18,5
41,I
6,6
47,3
41
16,8
10,I
40,3
62,5
15,3
23
1,3
2,5
1-2
1_3
1-4
I-5
450,3
129,5
52,5
27
43,1
26,6
38,3
2,3
42,6
45
37
6.3
40
36,3
8,5
14,1
1,6
0.1
387,3
120,8
75,6
7,6
49,5
39,6
28,6
4,6
36,6
17,5
72,5
9,8
90,5
51,5
13
8,3
2,1
436,5
147,7
78,5
13
40
28
26
3,7
21,5
24,7
26,2
4,2
73
69,5
12,2
6,7
2,7
355,5
81,5
62,5
18,7
68,7
57,5
30,7
7,5
50,7
16,2
69,2
9,2
68,7
83,7
16,2
3,2
2
TABLA XIII.-Se ex'.J)resan las medias aritméticas del Grupo control y de los distintos subgrupos de las ratas irradiadas en la cola.
Control
N. adultos
jóvenes
metamieloci tos
mielocitos
E. adultos
jóvenes
))
metamielocitos
mielocitos
Basófilos
Bias tos
Linfocitos
Monocitos
Plasmáticas
Reticulares
Cebadas
Cebadas heterom.
Megacariocitos
Macrófagos
))
))
))
))
))
449.4
178,4
63,6
20.2
56,3
42
27
5,5
23,4
34.5
62.5
10
14
7,5
4,l'
3,4
II-1
355, 1
140.1
108
11.8
52, I
42.6
29. I
2,5
41,3
27,6
24J
7,6
58,9
82, 1
1,6
25
2.5
II-2
IT-3
II-4
II-5
442.2
151.2
96,2
7,5
27,4
42.8
24,4
1.7
40.1
21
18.2
5,3
39,3
50,8
10,7
11
6,1
0,5
450,I
137.2
65,6
6
37,3
38,5
48,6
5.5
22.8
21,8
23.5
10
37
51
5,3
12,5
391,2
135,2
68.2
14,2
18,7
15,3
15,2
5
16.2
25
22.5
5.5
87,5
111,2
53,2
9.5
2.5
3,2
441,3
144,6
101',6
8
40,3
37,3
41,6
2,6
42
16
30,3
13,6
34
16
22,3
4,3
3,6
1,3
2
131
C.
HERH.\i\/,
Hallazgos en el bazo
A. Bazo normal.-U na tercera parte
aproximadamente de los cortes transversales de este órgano, está ocupada por
formaciones de tejido linfático. Este presenta (fig. 8), la mayoría de las veces, una
Vvl. 1
pacidad macrofágica, a las células del sistema retículo-histiocitario. Siguiendo a
Duqué ·1\ denominamos a esta estructura
collar perifolícular.
Entre esta envoltura del folículo y la
pulpa roja, hemos hallado de un modo
constante en el grupo de animales de
Fig. 8.-Bazo, hernatoxilina-eosina. Folículo y área perifolicular de una rata control. 125.
Fig. 9. --Bazo, hernatoxilina-eosina. Detalle del área perifolicuhr, observándose a la izquierda
el límite con el folículo dibujado por el collar perifolicular. 500.
rnorfclcgÍ'.i fclicubr; en ocasiones se puede observ::ir bajo el aspecto de v'l.inas linfo-reticulares pefrirteriolares. Los folículos están formados por linfocitos pequeüos. agrupados en terno a una arteriola
central y entre los que se encuentran linfocitos medianos y algunas células reticulares.
Alrededor de este folículo linfático existe una fina envoltura conjuntiva. constituída por fibns colágenas y algunas reticulares, entre las que se hallan una o
dos capas de elementos celul::ires de núcleo alargado, y que creemos ha de interpretarse como una formación dependiente del arnnzón reticular del folículo,
y::i que sus células se comportan de un
modo semejante. en su morfología y ca-
nuestra experiencia una zona concéntrica
al folículo, cuyo borde periférico se limita con relativa facilidad frente a la
pulpa roja. de espesor relativamente uniforme, constituída predominantemente
por células mononucleadas, de citoplasma
escaso y pálido, del tamaüo de un linfocito pequeiio, cuyos núcleos, redondeados
o ligeramente ovales, ofrecen una moderada cantidad de cromatina (fig. 9).
La naturaleza de estos elementos no ha
sido bien determinada: Krumbhaar cree
que se trata de un linfocito joven, de tal
manera que el folículo linfático de algunos de los roedores tendría sus elementos
germinales en la periferia, inversamente
a lo que ocurre en la generalidad de las
demás especies. Además de estas células,
Junio, 1957
IRRAJJIACIÜN LOCAL Y ÓRGANOS HE~IATOPOYÉTIC:OS
el halo perifolicular puede contener escasos eritrocjtos, neutrófilos adultos y, en
contadas ocasiones, en los casos normales, algunos eosinófilos y macrófagos
cargados de pigmento férrico. Lubarsch 73
no ha visto por el contrario en el espesor
de e:ota estructura, células reticulares, macrófagos o vasos.
La pulpa roja de los sujetos control
en nuestro trabajo, ofrece los siguientes
rasgos: predominio de los sinusoides, aunque pueden verse ocasionalmente zonas
de estructura reticular, gran cantidad de
linfocitos, la mayoría de los cuales son
de tamaño pequeño, los demás mesolinfocitos, y que se agrupan en torno a los
vasos y trabéculas. Son escasísimas las
células plasmáticas.
La mielopoyesis lienal, escasa en la
rata, se presenta bajo la forma de pequeños focos, de tipo predominantemente
gránulopoyético, aunque existen otros casi exclusivamente eritropoyéticos y mezclas de ambos. Estos se revelan como
acúmulos de células de tipo eritro y normoblástico con sus pequeños núcleos fuertemente teñidos. En unos y otros existe
normalmente algún megacariocito que
permite su localización con objetivos de
pequeño aumento.
Al lado de estos elementos hemoformadores, la pulpa roja contiene numerosas
células reticulares fijas, y algunos macrófagos.
La estructura histológica del bazo experimenta modificaciones con la edad.
cuestión que ha sido profundamente estudiada por Andrew2 . Sin embargo, no
hemos observado cambios manifiestos entre los sujetos control sacrificados al comienzo, durante y al final de la experiencia.
El frotis de material esplénico, está
constituído casi totalmente por linfocitos,
muy abundantes los pequeños, menos los
medianos y en más escasa proporción
los grandes. Scherer 93 , ha estudiado el
esplenograma de la rata.
B.
4
Hallazgos en el bazo de fas ratas
139
irradiadas.-Antes de pasar a hacer la
descripción detallada de las modificaciones observadas en el bazo de las ratas
irradiadas, vamos a hacer una breve exposición de la técnica que hemos seguido para valorar tales hallazgos.
En los preparados teñidos con hematoxilina-cosina, hacíamos un estudio topográfico general y, con objetivos de mayor aumento, de las características morfológicas. Completada ésta con la observación de las preparaciones histoquímicas del hierro, obteníamos datos acerca
de la estructura folicular, modificaciones
del coll2r folicular, del halo perifolicular,
del estado de los sinusoides y de la citología de 12 pulpa roja.
En los frotis practicados con material
esplénico, aunque no hemos realizado los
recuentos diferenciales, observamos las características citológicas, para reforzar las
informaciones suministrad'.ls por el estudio de los cortes, al observar con mayor
nitidez los elementos celulares correspondientes. Hicimos en este sentido algunos
ensayos de obtención de improntas de
secciones frescas de bazo para combinar,
de alguna manera, la finura de los estudios citológicos con la conservación de las
relaciones~ topográficas, pero obtuvimos
un resultado muy mediocre por la insuficiencia de la coloración, siempre muy
pálida, y la pobreza celular de las improntas.
En los subgrupos II-2, II-3 y I-2, aplicamos las técnicas argénticas de Río Hortega, para el estudio de los macrófagos y
de la reticulina.
Al presentar los resultados de los estudios sobre las modificaciones en el bazo tras la irradiación local, describiremos
en primer lugar los hallazgos en los animales del grupo IL pues en él tales alteraciones han sido mucho más importantes.
Subgrupo II-1.-Cuatro de las ratas de
este subgrupo muestran cierta uniformidad: En los folículos se observa un aumento discreto de los macrófagos que en-
140
t;. HE!{l\,\NZ
Vol . .1
Figs. 10 y ! !.-Bazo, Rio Hortega modificado para macrófagos. Aumento de los macrófagos
en el área perifolicular, algunos de los cuales presentan un aspecto ameboide. El collar
perifolicular está irregularmente engrosado. 125x y 500x.
globan en su citoplasma partículas de naturaleza nuclear, teñidas con hematoxilina, y que parecen corresponder a linfocitos destruídos. No hemos visto mitosis entre las células del folículo.
El collar perifolicular aparece ligeramente engrosado en algunos folículos solamente.
En el halo perifolicular llama la atención la abundancia de granulocitos eosinófilos y una discreta disminución de las
células que normalmente existen en él.
En la pulpa roja abundante fagocitosis con reacción del hierro fuertemente
positiva.
Los nidos celulares distribuídos por la
pulpa roja muestran, sobre todo, en torno
de las trabéculas, abundantes células plasmáticas. Escasa mielopoyesis lienal.
En los frotis se tiene la impresión de
que los eosinófilos y las plasmáticas, al
igual que los macrófagos, están aumentados.
En las otras dos ratas de este grupo
las alteraciones fueron menos significativas.
Subgrupo ll-2.-En este subgrupo, lo
mismo que en el siguiente, se ha manifestado con la máxima intensidad las modificaciones histológicas del bazo.
En los folículos aparecen casi constantemente numerosos macrófagos cargados
de pigmento férrico. Estas células, en la
impregnación argéntica {figs. 10 y 11 ), se
muestra en unos casos como elementos
ricos en ramificaciones, de aspecto evolucionado, junto a los cuales se ven otros
de morfología ameboide.
Entre las células linfoides del folículo
se ven numerosas figuras de picnosis nuclear. Se tiene la impresión de que la densidad de los linfocitos en el folículo (fig.
12), está disminuída, en beneficio de un
incremento del estroma reticular.
El collar perifolicular y el halo perifolicular (fig. 13), son asiento de hondas
transformaciones: las células reticulares
del primero aparecen aumentadas en número (fig. 14). El halo ha perdido la gran
mayoría de sus células mononucleares;
está constituído por elementos celulares
de aspecto retículo-histiocitario (fíg. 15),
Junio, 1957
JHH \])J ·\CI()N LO<: \l. Y ÚHGANOS HE\1 ITOl'OYCl!COS
junto a los cuales se observan gran número de eritrocitos y no escasos eosinófilos.
Entre los elementos celulares de esta
zona alterada, parece existir un fondo
formado por substancia intercelular amorfa, con cierta afinidad tintorial para la
fucsina acética (fig. 15).
En la pulpa roja, junto a la gran preponderancia de los macrófagos con citoplasma cargado de pigmento férrico, se
141
Subgrupo II-3.--En las ratas de este
subgrupo las modificaciones histológicas
eran del todo superponibles a las observadas en los animales del subgrupo II-2,
aunque quizás menos intensas.
Llama la atención el incremento de los
focos de mielopoyesis lienal, en los que
abundan sobre todo elementos de h serie roja.
La intensidad de la positividad de la
reacción del hierro en la pulpa roja y en
Fig. 12.-Bazo, hematoxilina-eosina. Modificaciones del área perifolicular, con despoblación
celular del folículo. 125.
Fig. 13.--Bazo, Reacción histoquímica del hierro y tinción de fondo con fucsina acética.
Intensa positividad en la pulpa roja. Modificac'iones del área perifolicular. 125.
observan frecuentes nidos de células reticulares y plasmática. Parece existir una
dilatación de los sinusoides.
Dentro del subgrupo las alteraciones de
la estructura normal varían dentro de
márgenes bastante amplios. de unos animales a otros. Lesiones muy intensas fueron vistas en la mitad aproximadamente
de los animales; en los restantes, las modificaciones estructurales estaban limitadas a algunos folículos solamente o, si
eran difusas, no alcanzaban la intensidad
descrita.
los macrófagos de las formaciones foliculares, se mantiene fuertemente elevada.
En los frotis. son abundantes los elementos reticulares y plasmocelulares.
Subgrupo II-4.-Las modificaciones de
los folículos han iniciado la regresión. Se
observan mitosis tanto en el folículo como en el halo perifolicular: en esta zona
las células reticulares existen en número
discreto, apenas se ven eritrocitos y los
macrófagos son menos numerosos. La repoblación del halo está muy avanzada.
En la pulpa roja, los macrófagos car-
142
G.
llEHHAi\Z
Vol. 1
Fig. 14.~Bazo, hematoxilinoi-eosina. Detalle del área perifolicular, en la que se aprecia la
existencia de elementos reticulo-histiocitarios, eritocitos y depósitos de sustancia amorfa.
Desaparición total de los linfocitos que normalmente se encuentran en esta zona. 500.
Fig. 15.--Bazo. Hierro-fucsina acética. Lo mismo que en la figura anterior. 1250.
gados de hemosiderina, siguen dominando. La dilatación de los sinusoides ya no
se observa. Los islotes de plasmáticas, en
número más reducido, siguen estando presentes en torno a las trabéculas conjuntivas y en la región subcapsular.
La mielopoyesis esplénica persiste todavía adoptando la forma de pequeños
focos eritropoyéticos y representación granuloblástica más escasa.
En el frotis de la rata n." 67, se observan gran número de células cebadas,
en éoncordancia con la elevada cifra de
las cebadas en su mielograma.
Subgrupo II-5.-A los 90 días de la
irradiación sólo quedan como testimonio
del efecto de Ja misma una intensa reacción positiva al hierro en la pulpa roja
y frecuentes nidos de plasmáticas en situación peritrabecular y subcapsular.
En algunos folículos, en lugar de existir una arteriola central, existen dos y
hasta tres estructuras vasculares que tienden a deformar la configuración circular
de los mismos.
La mielopoyesis lienal parece haberse
reducido a las proporciones normales.
En resumen: Tras la irradiación localizada en la col'.!, empleando las dosis señaladas, se produce en el tejido linfo-reticular del bazo un conjunto de alteraciones histológicas y de la población celular que, manifestándose en grado moderado Y'.l a las cuarenta y ocho horas de
l'.l irradiación, alcanza un máximo alrededor del cuarto día, persisten al cabo
de una semana, y aparecen disminuídas notablemente en el décimoquinto día.
siendo prácticamente imperceptibles al
cabo de tres meses.
Por el contrario. las modificaciones que
asientan sobre la pulpa roja son mucho
más estables, permaneciendo. a excepción
del curso fugaz de la reacción mielopoyética, relativamente constantes a lo largo
del plazo comprendido en nuestra experiencia.
Subgrupo I-1.-En este subgrupo se
h3.n hallado escasas modificaciones: ligera despoblación del halo perifolicular,
Junio, 19.)7
Ilrn .\Jll .\Cló:\ LOC\L Y ÓR~A"'O.S HE\fATOPOYÉTICOS
Fig. 16. ·Bazo, Rio · Hortega para macrófagos. Abundantes macrófagos en la pulpa roja y
evidente engrosamiento del collar perifolicular. 125.
Fig. 17.-·-Lo mismo que en 16, a mayor aumento: desorganización de la estructura ·normal
del collar perifolicular. 500.
cuestionable engrosamiento del collar, algunos macrófagos en el centro folicular
y aumento considerable de la reacción
del hierro.
Escasa infiltración de eosinófilos y
plasmáticas en la pulpa roja. Hemopoyesis gránulo y eritropoyética dentro de los
límites normales. Se han visto nidos de
reticulares en grado moderado.
Subgrupo 1-2.-Las modificaciones son
más intensas. No alcanzan, empero, la
intensidad del subgrupo paralelo del grupo II.
Junto a una mayor despoblación del
halo perifolicular (fig. 16), se observa un
engrosamiento del collar (fig. 17), algunas de cuyas células están regularmente
cargadcis de hemosiderina. Reticulina hiperplasiada (fig. 18). En el folículo, macrófagos cargados de detritus celulares,
lo mismo que en el área perifolicular.
En la pulpa roja, los hallazgos habituales; la mielopoyesis dudosamente aumentada. Nidos de plasmáticas y reticulares.
Subgrupo I-3.-Las alteraciones son las
mismas que las observadas en el subgrupo anterior con la única diferencia de que
las células del halo perifolicular son más
numerosas.
Subgrupo I-4 y I-5.-Las modificaciones han regresado en gran parte. Sólo
la reacción del azul de Prusia persiste
francamente elevada. Los focos de plasmáticas reticulares siguen presentes, lo
mismo que algunos de mielopoyesis extramedular (fig. 19).
Pueden resumirse los hallazgos en el
bazo de los animales del grupo I en los
siguientes términos:
Las modificaciones del sistema folicular imitan, morfológica y cronológicamente, las observadas en las ratas irradiadas en la cola con la diferencia de su
menor intensidad y más rápida regresión.
DISCUSIÓN
l. Los resultados alcanzados, consistentes en un aumento del retículo en la
144
t;.
HEH.RA"IZ
médula ósea y cuestionables modificaciones de otras especies celulares de una parte, y de otra las alteraciones del área perifolicular, de la población linfocitaria y
de la actividad macrofágica de los elementos de la pulpa roja, son evidente-
Vol. 1
c10n difusa en diferentes puntos dentro
del volumen protegido. Llega a la conclusión de que esta radiación difusa puede ser de magnitud considerable y propone una técnica para reducirla al mínimo.
Fig. 18.-Bazo, reticulina según Río Hortega. Discreta hiperp!asia retículo fibrilar. 125.
Fig. 19.-Bazo, hematoxilina-eosina. Foco de mielopoyesis lienal, con dos megacariocitos. 500.
mente debidas al hecho de la irradiación.
Pero cabe preguntarse si son, en realidad,
un efecto a distancia puro o si en su génesis no haya podido intervenir la radiación directa o difusa no deseable.
El espesor de la capa protectora de las
regiones no irradiadas (6 mm. de plomo
y 0,75 mm. de cinc), absorbe prácticamente la totalidad de la radiación directa. Es más digno de tenerse en cuenta el
papel de la radiación difusa: nosotros no
hemos hecho mediciones de su cuantía
dentro del volumen protegido, pero cabe
hacer algunas consideraciones acerca de
su magnitud probable.
Wang 102 ha hecho un estudio acerca
de la protección que se consigue mediante láminas de plomo midiendo la radia-
Bond y col. 21 , con la intención de separar por completo toda posibilidad de
acción de la radiación secundaria, optaron por emplear en sus experiencias un
haz de deuterones.
Por el contrario, Andrews y Brace :i,
empleando una técnica de protección
comparable a la que nosotros hemos usado, llega a la conclusión de que la cantidad de radiación que se registró dentro
del volumen protegido, al administrar la
dosis de 25.000 r, era inferior a 100 r,
esto es, inferior al 0,4 por ciento de la
dosis incidente. En nuestra experiencia
tal proporción equivaldría a 5,6 r, cantidad despreciable.
Concretando el problema de los hallazgos observados en el bazo, que por ser
.Tumo, 19.17
IRl\ADIAC!ó:\ LOCAL Y ÓRGANOS HEMATOPOYÉTICOS
el órgano estudiado más cercano al volumen irradiado directamente, debería reflejar ccn maycr intensidad los efectos de
la irradiación difusa, aquellos deberían
ser superponibles a los que se observan
tras la irradiación con pequeñas dosis.
Este asunto ha sido estudiado por Dunlap B, Brecher, Endicott, Gump y Brawner 22 , Papeªº· y más recientemente por
Fluhr, Weiss y Gehlen 42 • Estos últimos
autores han observado las modificaciones
que se producen en las ratas tras la irradiación única o repetida con dosis muy
pequeñas de rayos X. Aunque no publican figuras de sus hallazgos, describen
que tras la irradiación con 30 r, se observa una zona que separa el folículo del
halo perifolicular formada por células reticulares grandes, bien irrigada, y que podría, suponemos, tener un cierto parecido a las que nosotros hemos observado.
Teniendo en cuenta que ellos irradiaron
totalmente a sus animales, y que tales alteraciones del bazo se observaron mucho
más tardiamente, hacia el décimosexto
día, que las que nosotros hemos visto, inferimos que tales hallazgos tienen poco
de común. Hay que tener en cuenta que
precisamente el área perifolicular es un
lugar predilecto de las alteraciones anatomopatológicas en el bazo.
En consecuencia, y aunque la médula
ósea femoral, lo mismo que los testículos, de los animales irradiados en la cola
presentó modificaciones de ligera importancia debidas a la irradiación por proximidad, creemos que el factor principal de
la producción de las alteraciones encontradas ha de buscarse en un efecto a distancia y no en la acción de la radiación
administrada, tanto en su componente directo como en el difuso.
II. Además, como se desprende del
contenido del problema que nos hemos
propuesto, no pretendemos demostrar ninguna de las hipótesis ya existentes, ni
mucho menos, aportar una nueva acerca
de cuál sea el nexo de unión entre los
acontecimientos que se suceden en el área
i45
irradiada y los que se despiertan a distancia de ella.
Creemos que varias interpretaciones
son posibles. Vamos a señalar algunas de
éstas mediante la confrontación de nuestros hallazgos, con los datos que hemos
pedido obtener de la literatura.
Es sobradamente conocido el papel que
se atribuye a las células plasmáticas y
reticulares en la síntesis de las proteínas
del plasma sanguíneo. Por otra parte, son
numerosos los trabajos experimentales y
clínicos que demuestran modificaciones
del proteinograma de los animales de ex perimentación y de los pacientes que son
irradiados 9. 55, 56, 6B. 69, 98, 6i.
Hohne, Jaster, Künkel 56 y Bergstermann 9 , han estudiado las modificaciones
del proteinograma de diferentes animales
después de la irradiación total o parcial.
Langendorff y Koch 64 estiman que en la
génesis de la disproteinemia post-roentgénica, intervienen procesos de tipo neurohormonal, particularmente hipófiso-suprarrenales.
Stevens, Gray y Schwartz 98 ,. han investigado los efectos de la irradiación total
de conejos con 500 r, sobre el anabolismo
de los anticuerpos y de las albúminas y
globulinas séricas. Sus resultados indican
que tal radiación causa una disminución
de la síntesis de anticuerpos, pero, por el
contrario, estimula fuertemente la de las
albúminas y globulinas. Los autores atribuyen estos fenómenos 1 más que a una
afectación determinada de los diferentes
tipos celulares implicados en la síntesis
de las proteínas plasmáticas, a un trastorno general del metabolismo de los ácidos
nucleicos tal como ha sido descrito por
Hevesy 53 .
Y a es sabida la predilección de algunas
lesiones patológicas del bazo por la localización perifolicular (Krumbhaar 62 ). Letterer 68 , mediante inyecciones de caseína-lejía de sosa, produjo en el cobayo
una amiloidosis experimental que afectaba precisamente al área perifolicular. Posteriormente, el mismo autor con Schnei-
146
G. HEHR ..\l\Z
der 69 , pudo comprobar que las modificaciones de las proteínas plasmáticas que
aparecen después de la irradiación son
semejantes a las que obtenía con las inyecciones de caseína-lejía de sosa.
Esto, juntamente con la observación,
de la aparición de una substancia intercelular amorfa con afinidad para la fucsina acética en el área perifolicular de
nuestra rata, y cuya naturaleza química
no hemos estudiado, nos hace suponer
que la respuesta obtenida en esta zona,
aparte de la despoblación por parte de
los mesolinfocitos que se encuentran habitualmente en ella, pueda ser debida a
la disproteinemia post-irradiación.
Los trabajos recientes de Riley 87, 88, hablan en favor de un doble significado
funcional de las células cebadas: su función no estaría solamente relacionada de
alguna manera con la síntesis o el almacenamiento de la heparina, sino que es
muy probable que sea el depósito, normalmente existente en la economía, de
un agente tan importante como lo es la
histamina. Riley afirma que hay más razón en favor de la naturaleza histaminocitaria de las células cebadas, que en favor de su carácter de heparinocitos.
Se sabe, por otra parte, que numerosos
autores (datos sobre el tema en 8 y 39),
han atribuído a la histamina o a substancias con ella relacionadas, el papel de mediadores químicos de los efectos generales y a distancia de la irradiación, y que
otros han tratado de poner en relación
los defectos de Ja coagulación sanguínea
que aparecen tras la irradiación con la
existencia de cantidades elevadas de heparina en la sangre 7i.
Existen algunos trabajos acerca del comportamiento de las células cebadas tras la
irradiación. Arvy, Boiffard y Gabe 4 , describen un aumento de las células cebadas
de los órganos hematopoyéticos del ratón después de la irradiación. Smith y Lewis han estudiado los cambios morfológicos de las células cebadas a consecuencia de la irradiación total en la marmota
Po!. l
y el ratón 97 • Observan cambios coincidentes con los observados por nosotros en
el sentido de la disolución, pérdida de la
capacidad tintorial y formación de acúmulos de gránulos metacromáticos junto
a una vacuolización del citoplasma y desintegración celular. Cam b;os semejantes
se han descrito tras la inyección de cortisona (Cavallero y Braccini 27 y por Riley 86 tras la inyección de histamina y
sustancias liberadoras de la histamina).
Busch 24 ha estudiado la liberación de heparina provocada en el stress a causa de
la administración de ACTH.
Monkhouse, Fidlar y Barlow 77 han estudiado los efectos de la irradiación sobre
la heparinemia provocada por un shock
anafiláctico. Afirman que en los animales irradiados el shock anafiláctico cursa
con aumentos de la heparina circulante,
que pueden causar trastornos en la coagulación, francamente más elevados que
los observados en los animales que no
han sido irradiados.
Habiendo sido relacionadas las modificaciones morfológicas de las células cebadas con la liberación de heparina o
histamina, todos los trabajos indican un
aumento de la increción de ambas sustancias a consecuencia de la irradiación. Sin
embargo, Hewitt y col. s.i, estudiando los
efectos de la irradiación total del metabolismo de las lipoproteínas, muestran
que tras la irradiación se producen cambios semejantes a los que provoca la administración de azul de toluidina (antagónico de la heparina), con aumento de
las fracciones lipoproteicas Sfl2 y más
elevadas, que sugieren la existencia de
una anheparinemia. La administración de
heparina hacía regresar a la normalidad
el lipoproteinograma alterado.
Roca 89 asocia la presencia de un número elevado de células cebadas en los
órganos hematopoyéticos con la existencia de proceso degenerativo e inflamatorio de los mismos (mielitis intersticial).
Las ligeras alteraciones de los procesos
madurativos de la granulopoyesis neutró-
.lunLo, 19,)7
lll!L\IJJ .\CJÓ'\ LOC ·\L Y (JRG..\'\OS !!DI ·\TOPOYi:TJCOS
fila, podrían buscarse bien en un efecto
tóxico de los productos de destrucción
celular organizados por la irradiación, o
bien un efecto depresivo que los elementos reticulares de la médula ósea y del
bazo indujeran sobre los mismos. En este
sentido se declaran Rohr 90 y Hittmair 55 ,
Este último autor, en un trabajo de revisión acerca del papel que el bazo juega
dentro del conjunto orgánico, llama la
atención sobre la gran significación de los
anticuerpos humorales, producidos en el
bazo, en la constitución de las hemocitopenias. En este sentido junto al factor
tóxico frecuentemente invocado, habría
que buscar en las alteraciones del sistema retículo-histiocitario consecutivas a la
irradiación, una posible orientación en
la determinación de la causa de las anemias y leucopenias que aparecen en ocasiones en los pacientes que son objeto de
tratamiento radioterápico.
Las modificaciones más acentuadas de
la granulopoyesis eosinófila, podrían ponerse en relación lo mismo que la transitoria disminución de la población linfocitaria en ambos órganos estudiados, con
un fenómeno del tipo del síndrome general de adaptación de Selye 95 .
De Harven 51 , ha estudiado recientemente la acción de las hormonas córticosuprarrenales sobre la eosinopoyesis de
la rata. Parece desprenderse de esos hallazgos, que el acetato de cortisona hace
disminuir de un modo significativo el índice mitótico de los eosinófilos de la médula ósea. Por el contrario, Betz 11 , al resumir la literatura sobre el efecto de las
hormonas suprarrenales sobre la mielopoyesis, se contenta con decir que es incuestionable que existe una relación entre
ambas, pero que ésta puede tener un signo o justamente el contrario.
Riley 88 apunta la naturaleza antihistamínica de las granulaciones de los eosinófilos. En tal sentido, la existencia de
un número pequeño de Abbauzellen de
tipo eosinófilo, hablaría en favor de la
147
liberación de histamina durante o a consecuencia de b irradiación.
Finalmente, el gran incremento de la
función macrofágica en las células de la
pulpa roja del bazo, invita a analizar algunos puntos.
La gran sensibilidad a la irradiación
directa de los elementos precursores de
los eritrocitos parece bien establecida 1 i.
r,s. 9 1• Sin embargo, existe gran controversia acerca de la acción hemolítica de las
radiaciones ionizantes (Davis 11 ).
Chanutin y col. 28 han estudiado recientemente el papel de la irradiación sobre
las cifras de sideremia y hemoglobinemia
en ratas intactas o esplenectomizadas a
las que se administraron diferentes dosis
de fenilhidrazina. Su opinión señala la
gran importancia del bazo en la génesis
de la destrucción eritrocítica subsiguiente a la irradiación. Esta produce efectos
mucho mayores si encuentra a los glóbulos rojos en una situación funcional deficiente. Y a es sabido el efecto que el
bazo ;;s posee sobre la fragilidad de las
células rojas.
Además, se ha imputado a la ferritina
un papel en la producción de los trastornos consecutivos a la irradiación. Haley 45 identifica con esta substancia el factor vasotrópico que a su modo de ver
sería la toxina productora de algunos de
los fenómenos que siguen a la irradiación.
Por otra parte, Biozzi y col. 13 , estudiando la capacidad macrofágica del endotelio vascular, han hallado que la histamina y otras substancias afines a ella
exaltan enormemente tal función.
Como se desprende de la consideración
de lo que antecede, podrían invocarse varios mecanismos de los ya propuestos
(histamina, síndrome general de adaptación, alteraciones proteicas, modificaciones de la esfera vegetativa, etc.), para interpretar, más o menos fragmentariamente, los resultados obtenidos. Cabe también la posibilidad de que todos o algunos de estos mecanismos sean puestos en
icÍ:8
G. HEÍlRA'iZ
marcha por un trastorno previo, causa
común de todos ellos.
La lectura de los trabajos de investigación o revisión de Hartweg 16 , Hornykiewytsch y Stender 57 , Langendorff y Lorenz 61, Lorenz 7º· 7 i. 72 , Rajewsky 8 \ y Zuppinger 101, pone de relieve la necesidad
Vol. 1
de profundizar en el conocimiento de las
acciones biológicas de las radiaciones
ionizantes, a fin de que gracias a él se
pueda mejorar la actuación terapéutica
en el tratamiento de los enfermos portadores de tumores malignos.
¡,;¡ 1t11l0r ex¡nesa su. 11f(radecimiento al /Jr. f!.. f!.unt de ViñaLs, Jefe riel Laboratorio de Histo/){ltología del Seri-icio del Cáncer del H ospitaL de la Santa Cruz y San Pablo rle Barcelona, por
sn inapreciable ayuda en la realización de este trabajo, lo mismo que a las señorit1ts lsr1bd
'V!artínez, .TVf." Teresa Alsina _r Carmen Carcel!Pr ¡;or s11 asis!encia tér·nim.
SuMMARY
Effectos at distance from the side of irradiations
Effects at distance from the side of irndiations. Effects on the bone marrow and the
spleen of the albino rat.
In Radiobiology, majar attention has been
devoted to the effects produced by irradiation in organs and tissues in which it has
been absorbed. However, a considerable amount of experimental work and clinical observation exists which deals with effects which
irradiation can produce outside the receiving
area. Revision of the literature shows that the
subject is Jittle understood.
The author has studied modifications of the
marrow picture and histological changes in
the spleen at different intervals after the irradiation of the head or tail, using the albino
rat for the experiment.
A <lose of 1400 r. roentgen rays (Stabilivolt.
180 kV, 7 mA, additional filtration 0,5 mm.
Cu and J' mm. Al, 70 r/m.) was administered over the regions irradiated. The volume
irradiated in animals of group I (head) was
30 to 35cc. and in the animals of group U
( tail) from 28 to 33 ce.
In comparison with the control animals of
the same straín, the following changes are
observed in the femoral marrow of animals
of group I and in the humeral marrow of
th ose of group TI:
l. Increase in the cellular components of
the stroma (reticular cells, plasma cells, ma-
crophages, and mast cells). Although wide
variations exist, these phenomena appeared
with constancy and consistency from a statistical view point. Special mention is made of
the appearance of mast cells of abnormal (Heteromorphic cells, according to the nomenclature proposed by the author).
2. Discret signs of deviation to the left
of the neutrophil granulopoyesis, with accumulation of metamyelocyte forms, in the animals of group Il, in which are also found a
diminution of adult eosinophils, especially intense in the first days after irradiation.
3. Diminution of Jymphocytes more intense in the animals of group II.
Variations of other cellular elements in the
marrow picture have no significance.
On the whole. the modifications of the marrow picture have been more intense in animals of group II.
In the spleen, the modifications brough t
about by distant irradiation appeared under the
form of histological changes of the perifollicular zone, increase in macrophagic activity of
splenocytes and, at a mild degree, perturbations of lymphopoiesis and !ienal myelopoiesis
together with reticulo-fibrillar hyperplasia.
Animals of group II showed more intense
spleen changes (histological and of the cellular population) than those of group I.
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