La escisión de sociedades (II parte)

BF 2013-02
La escisión de sociedades (II parte)
Preparado por el licenciado Noel A. Caballero
10 de enero de 2013
BF 2013-02
Boletín Fiscal
Cuando una ley crea figuras jurídicas, se
hacen más interesantes ya que si no se
tiene el suficiente conocimiento y
dominio de la terminología de las ciencias
y/o técnicas que pretende aplicar, se yerra
en su estructuración, provocando
filtraciones y tergiversaciones a favor de
malas inteligencias y perdiendo hasta su
santidad tributaria.
En nuestro número anterior vimos que
con la Ley 85 de 22 de noviembre de
2012, publicada en la Gaceta Oficial
Digital Nº27172 de 28 de noviembre, se
adicionan al Código de Comercio las
normas básicas de la escisión de
sociedades, como un complementario a la
tradicional fusión de las sociedades
conocida en Panamá. Asimismo se pudo
observar que la escisión de es la otra cara
de la fusión de las sociedades.
En ese sentido de preocupación, vemos
que en el segundo párrafo del artículo
505-A se dice que el efecto de la escisión
es la segregación y traspaso de ‘activos’ de
la sociedad escindida o sociedades ya
constituidas o por constituirse. En la
siguiente premisa que da el artículo 505-B
se establece que una vez aprobada la
escisión – se inscribe en el Registro
Público y después - con una certificación
de dicha entidad - se hacen las
publicaciones para que terceras personas
puedan oponerse. ¿Pero, a efectos de qué?
si ya los traspasos de los activos se han
dado. ¿Ante quién se presenta la
oposición? ¿Tendrá que entablar una
acción pauliana ante los tribunales?
Para quienes somos lego en esta materia,
pensamos que lo mejor hubiera sido que
la referida comunicación referente a la
escisión de la sociedad (que tiene que
presentarse a la DGI con 30 días de
anticipación a la escisión - último párrafo
del artículo 505-F) sea la que deba
publicarse. Ello sería más sano, dado que
una vez realizados los traspasos de los
activos a las sociedades beneficiarias, estas
a su vez podrán gravarlos, enajenarlos o
pueden ser objetos de sucesivas
enajenaciones, pues no hay nada que lo
impida legalmente. Además, una marginal
en las respectivas inscripciones en el
Registro Público referentes o
concernientes a esta condición jurídica
(escisión), pudiera dar mayor
transparencia a esta figura.
Llama mucho la atención, por decir lo
menos, que de acuerdo con lo que se
dispone en el artículo 505-C, la
transferencia de activos puede ser total o
parcial (numeral 1) en tanto que la de los
pasivos puede quedar totalmente en la
sociedad escindida (numeral 3). Pero,
queremos entender que la solidaridad de
las sociedades beneficiarias, en cuanto a
ese pasivo aún persistirá, porque así se
contempla en el segundo párrafo del
artículo 505 – F; y, no obstante que la
solidaridad estará marcada a lo pautado en
la escisión (505-E, último párrafo). Esto
es bien interesante y algo similar con las
acciones preferidas que no forman parte
del capital de la sociedad. La conjugación
de estas figuras son dignas de auscultar.
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Dentro de este tema impositivo está el de
los impuestos que (ITBMS, ITBI,
Timbre, Impuesto sobre la Renta, por
ejemplo) que se causaran con motivo de
la enajenación, ya sea de bienes
corporales e incorporales (intangibles), en
especie o beneficios, muebles o
inmuebles, créditos o acreencias; es decir,
El contenido de este Boletín Fiscal, al
igual que los anteriores, es de tipo
informativo y general sobre temas que
nuestra firma considera pueden ser de
interés para nuestros clientes y
amigos. Bajo ningún concepto, el
contenido de estos boletines debe ser
considerado como una opinión formal
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de los bienes que conforman el
patrimonio (activo y pasivo) de la
sociedad escindida.
Esperemos a ver como la respectiva
reglamentación, contemplará estas aristas,
los gravámenes limitaciones o cargas que
se les puedan haber impuesto a los
activos y los efectos de las enajenaciones
sucesivas, especialmente con respectos a
los acreedores (incluyendo al Fisco). Pese
a lo anterior, siempre tenemos que estar
conscientes que la reglamentación no
podría ir por encima de la propia ley que
pretende reglamentar.
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