2. ANÁLISIS DEL EXP. N.º 03116-2009

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JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Constitución Política del Estado:
Artículo 60 .- Pluralismo económico
El Estado reconoce el pluralismo económico. La economía nacional se
sustenta en la coexistencia de diversas formas de propiedad y de
empresa. Sólo autorizado por ley expresa, el Estado puede realizar
subsidiariamente actividad empresarial, directa o indirecta, por razón de
alto interés público o de manifiesta conveniencia nacional. La actividad
empresarial, pública o no pública, recibe el mismo tratamiento legal.
Jurisprudencia
EXP. N.º 03116-2009-PA/TC - LIMA
Recurso de agravio constitucional interpuesto por Cementos Lima S.A.
contra la resolución de la Sétima Sala Civil de la Corte Superior de
Justicia de Lima
"En una economía social de mercado, el derecho a libertad de empresa, junto
con los derechos a libre iniciativa privada, a la libertad de comercio, a la libertad
de industria y la libre competencia, son considerados como base del desarrollo
económico y social del país, y como garantía de una sociedad democrática y
pluralista. Coincidente con esta concepción, la Constitución en su artículo 60º
reconoce expresamente el pluralismo económico y que la empresa tiene las
características de promotora del desarrollo y de sustento de la economía
nacional.
En este contexto, la libertad de empresa se erige como un derecho
fundamental que garantiza a todas las personas a participar en la vida
económica de la Nación, y que el poder público no sólo debe respetar, sino
que, además, debe orientar, estimular y promover, conforme lo señalan los
artículos 58º y 59º de la Constitución.
Para ello, el Estado debe remover los obstáculos que impidan o restrinjan el
libre acceso a los mercados de bienes y servicios, así como toda práctica que
produzca o pueda producir el efecto de limitar, impedir, restringir o falsear la
libre competencia, para lo cual debe formular y establecer todos los
mecanismos jurídicos necesarios a fin de salvaguardar la libre competencia.
Por dicha razón, el artículo 61.º de la Constitución reconoce que el Estado:
a) Facilita y vigila la libre competencia;
b) Combate toda práctica que limite la libre competencia; y
c) Combate el abuso de posiciones dominantes o monopólicas".
Texto completo
EXP. N.° 00017-2008-PA/TC
JUNÍN
Recurso de agravio constitucional interpuesto por la Municipalidad
Distrital de Acobamba contra la sentencia expedida por la Sala Mixta de la
Corte Superior de Justicia de Junín.
"... de conformidad con lo dispuesto por el artículo 60º de la Constitución, la
“ actividad empresarial, pública o no pública, recibe el mismo tratamiento
legal” . En este sentido, es posible concluir válidamente que se encuentra
sujeta por los mismos límites, entre los que se encuentran las normas legales y
reglamentarias de cada actividad.
Como corolario de lo anterior, podemos señalar que el incumplimiento de las
disposiciones legales específicas acarrea la posibilidad de imponer multas y
sanciones, cuya ejecución efectiva resulta indispensable.
Así, este Tribunal considera que una interpretación del artículo 2º inciso b)
como la propuesta por la demandante no puede ser justificada a la luz de la
Constitución". (Exp. 00017-2008-AA FJ 8,9)
Texto completo
EXP. N.º 1535-2006-PA/TC
JUNÍN
Recurso de agravio constitucional interpuesto por la Empresa
de Transportes Turismo Imperial S.A. contra la sentencia
emitida por la Primera Sala Mixta Descentralizada de la Corte
Superior de Justicia de Junín
"... conforme se desprende del Artículo 60º de la Constitución, el Principio de
Subsidiariedad Económica del Estado o, lo que es lo mismo, la cláusula de
actuación subsidiaria del Estado en la economía, implica, de un lado, un límite
a la actividad estatal (no puede el Estado participar libremente en la actividad
económica, sino que sólo lo puede hacer sujeto a la subsidiariedad, que debe
ser entendida como una función supervisora y correctiva o reguladora del
mercado) y, de otro, el reconocer que existen ámbitos que no pueden regularse
única y exclusivamente a partir del mercado, lo cual justifica la función de
regulación y protección que desempeña el Estado.
Sobre el particular, el Tribunal Constitucional estableció que el Principio de
Subsidiariedad tiene dos dimensiones: una vertical y otra horizontal. Conforme
a la segunda de ellas, se impide que el Estado actúe en el ámbito que es
propio de la sociedad civil, concepto que apoya la libertad de empresa y de
mercado, y que sólo reserva al Estado la función de supervisor y corrector.
Ello es así, pues el fundamento del Principio de Subsidiariedad parte del
supuesto de que el Estado aparece como el garante final del interés general,
desde el momento en que su tarea consiste en intervenir en forma directa para
satisfacer una necesidad real de la sociedad, pero sólo en aquellas situaciones
en las que la colectividad y los grupos sociales – a quienes corresponde, en
primer término, la labor de intervención– no están en condiciones de hacerlo.
De este modo, la Carta de 1993 ha consagrado la subsidiariedad de la
intervención de los poderes públicos en la economía, planteando el
reconocimiento de la existencia de una función supletoria del Estado ante las
imperfecciones u omisiones de los agentes económicos en aras del bien
común, resultando ser, antes que un mecanismo de defensa contra el Estado,
un instrumento para la conciliación de conflictos". (Exp. 01535-2006-AA FJ De
14 a 17)
Texto completo
Exp. 00019-2006-AI FJ 18,19
Demanda de Inconstitucionalidad interpuesta por Isidro Pascual
Hinojosa Chambi y más de cinco mil ciudadanos contra la
Ordenanza Municipal N.° 373-2006-MPA expedida por la
Municipalidad Provincial de Arequipa (Ordenanza que regula de
manera transitoria el funcionamiento de los mercados
mayoristas en la ciudad de Arequipa).
"... a diferencia de la Constitución de 1979, que no establecía claramente la
subsidiariedad de la intervención de los poderes públicos en la economía, la
actual Constitución prescribe expresamente en su artículo 60° que "(… ) Sólo
autorizado por ley expresa, el Estado puede realizar subsidiariamente actividad
empresarial, directa o indirecta, por razón de alto interés público o de
manifiesta
conveniencia
nacional
(… )".
Ahora bien, si, por un lado, el respeto al contenido esencial de las libertades
económicas, constituye un límite al poder estatal, también es cierto que, por
otro lado, la Constitución reserva al Estado, respecto del mercado, una función
supervisora y correctiva o reguladora. Ello sin duda, es consecuencia de que,
así como existe consenso en torno a las garantías que deben ser instauradas
para reservar un ámbito amplio de la libertad para la actuación de los individuos
del mercado, existe también la certeza de que debe existir un Estado que
mantenga su función garantizadora y heterocompositiva".
Texto completo
Exp. 07339-2006-AA FJ De 8 a 11)
Recurso de agravio constitucional interpuesto por la Empresa
de Transportes Megabus S.A.C. contra la sentencia de la
Segunda Sala Mixta de la Corte Superior de Justicia de Junín
"... el principio de subsidiariedad económica del Estado o, lo que es lo mismo,
la cláusula de actuación subsidiaria del Estado en la economía, consagrado en
el artículo 60º de la Constitución, implica, de un lado, un límite a la actividad
estatal, pues no puede participar libremente en la actividad económica, sino
que sólo lo puede hacer sujeto a la subsidiariedad, que debe ser entendida
como una función supervisora y correctiva o reguladora del mercado; y, de otro,
reconoce que hay ámbitos que no pueden regularse única y exclusivamente a
partir del mercado, lo cual justifica su función de regulación y protección.
Sobre el particular este Tribunal estableció que el principio de subsidiariedad
tiene dos dimensiones: una vertical, y otra horizontal. Conforme a la segunda
de ellas se impide que el Estado actúe en el ámbito que es propio de la
sociedad civil, concepto que apoya la libertad de empresa y de mercado, y que
sólo reserva al Estado la función de supervisor y corrector.
Ello es así porque el fundamento del principio de subsidiariedad parte del
supuesto de que el Estado aparece como el garante final del interés general,
desde el momento en que su tarea consiste en intervenir en forma directa para
satisfacer una necesidad real de la sociedad, pero sólo en aquellas situaciones
en las que la colectividad y los grupos sociales – a quienes corresponde, en
primer término, la labor de intervención– no están en condiciones de hacerlo.
De este modo, la Carta de 1993 ha consagrado la subsidiariedad de la
intervención de los poderes públicos en la economía planteando el
reconocimiento de la existencia de una función supletoria del Estado ante las
imperfecciones u omisiones de los agentes económicos, en aras del bien
común, resultando ser, antes que un mecanismo de defensa contra el Estado,
un instrumento para la conciliación de conflictos".
Texto completo
(Exp. 00034-2004-AI FJ De 23 a 25)
Demanda de inconstitucionalidad interpuesta por don Luis
Nicanor Maraví Arias, en representación de cinco mil
ciudadanos, contra los artículos 1°, 2°, 3°, 4° y 5° de la Ley N.°
26271.
"... a diferencia de la Constitución de 1979, que no establecía claramente la
subsidiariedad de la intervención de los poderes públicos en la economía, la actual
Constitución prescribe expresamente en su artículo 60° que `[…]. Sólo autorizado por
ley expresa, el Estado puede realizar subsidiariamente actividad empresarial, directa o
indirecta, por razón de alto interés público o de manifiesta conveniencia nacional […]´.
Ahora bien, si por un lado, el respeto al contenido esencial de las libertades
económicas, constituye un límite al poder estatal, también es cierto que, por otro lado,
la Constitución reserva al Estado, respecto del mercado, una función supervisora y
correctiva o reguladora. Ello sin duda, es consecuencia de que, así como existe
consenso en torno a las garantías que deben ser instauradas para reservar un ámbito
amplio de la libertad para la actuación de los individuos del mercado, existe también la
certeza de que debe existir un Estado que, mantenga su función garantizadora y
heterocompositiva.
Y es que, si bien la Constitución de 1993 busca garantizar el máximo respeto al
ejercicio de las libertades económicas de los particulares, tal objetivo no puede
concebirse de manera absoluta y aislada de la necesidad de protección de otros
bienes constitucionales igualmente valiosos basados en la dignidad humana. De ahí
que el propio ejercicio de las llamadas libertades económicas no se concibe como fin
en si mismo y ajeno al ideal del orden económico y social justo; prueba de ello es que
la propia Constitución ha determinado los limites a su ejercicio, conforme se advierte
de su artículo 59°, sancionando el abuso de estas libertades en perjuicio de la moral,
la salud y las seguridades públicas; de igual modo, el artículo 60°, condiciona el
ejercicio del derecho de propiedad a su armonización con el bien común".
Texto completo
Exp. 07320-2005-AA
Recurso de agravio constitucional interpuesto por la Empresa
de Transportes y Turismo Pullman Corona Real S.R.L. contra la
sentencia de la Primera Sala Civil de la Corte Superior de
Justicia de Lima
"... conforme al Principio de Subsidiariedad Económica del Estado o, lo que es
lo mismo, la cláusula de actuación subsidiaria del Estado en la economía,
consagrado en el artículo 60º de la Constitución, dicho principio implica, de un
lado, un límite a la actividad estatal, pues no puede participar libremente en la
actividad económica, sino que sólo lo puede hacer sujeto a la subsidiariedad,
que debe ser entendida como una función supervisora y correctiva o reguladora
del mercado; y, de otro, reconoce que hay ámbitos que no pueden regularse
única y exclusivamente a partir del mercado, lo cual justifica la función de
regulación y protección con que cuenta el Estado.
Sobre el particular, este Tribunal estableció que el principio de subsidiariedad
tiene dos dimensiones: una vertical, y otra horizontal. Conforme a la segunda
de ellas, se impide que el Estado actúe en el ámbito que es propio de la
sociedad civil, concepto que apoya la libertad de empresa y de mercado, y que
sólo reserva al Estado la función de supervisor y corrector.
Ello es así, pues el fundamento del principio de subsidiariedad parte del
supuesto de que el Estado aparece como el garante final del interés general,
desde el momento en que su tarea consiste en intervenir en forma directa para
satisfacer una necesidad real de la sociedad, pero sólo en aquellas situaciones
en las que la colectividad y los grupos sociales – a quienes corresponde, en
primer término, la labor de intervención– no están en condiciones de hacerlo.
De este modo, la Carta de 1993 ha consagrado la subsidiariedad de la
intervención de los poderes públicos en la economía planteando el
reconocimiento de la existencia de una función supletoria del Estado ante las
imperfecciones u omisiones de los agentes económicos en aras del bien
común, resultando ser, antes que un mecanismo de defensa contra el Estado,
un instrumento para la conciliación de conflictos".
Texto completo
Fundamento del voto del Magistrado Landa Arroyo.
00072-2004-AA FJ 4
Exp.
“ ... a través de la obligación que las normas bursátiles imponen, bajo ciertas
condiciones, a las empresas buscan desincentivar la asimetría informativa.
Ésta no es un fenómeno del mercado, sino premisa del mismo, en la medida
que los agentes del mercado al ser libres y autónomos expresan
mercantilmente el principio constitucional del pluralismo económico, de la
propiedad y la empresa, establecidos en el artículo 60 de la Constitución”
Texto completo
Exp. 00016-2002-AI FJ 5
Acción de inconstitucionalidad interpuesta por el Colegio de
Notarios de Junín contra el segundo párrafo del artículo 7º de
la Ley N.º 27755
... específicamente en el artículo 60° del texto constitucional, se dispone que
‘ El Estado reconoce el pluralismo económico. La economía nacional se
sustenta en la coexistencia de diversas formas de propiedad y de empresa
(...)’ . Empero, para el pleno desarrollo del derecho de propiedad en los
términos que nuestra Constitución lo reconoce y promueve, no es suficiente
saberse titular del mismo por una cuestión de simple convicción, sino que es
imprescindible poder oponer la titularidad de dicho derecho frente a terceros y
tener la oportunidad de generar, a partir de la seguridad jurídica que la
oponibilidad otorga, las consecuencias económicas que a ella le son
consubstanciales. Es decir, es necesario que el Estado cree las garantías que
permitan institucionalizar el derecho. Es la inscripción del derecho de propiedad
en un registro público el medio a través del cual el derecho trasciende su
condición de tal y se convierte en una garantía institucional para la creación de
riqueza y, por ende, para el desarrollo económico de las sociedades, tanto a
nivel individual como a nivel colectivo...” . Exp. 00016-2002-AI FJ 5
Texto completo
Concordancias
Internas: Artículos 58, 63, 70 y 71
Constitución histórica: 1979: Artículo 111 y 112; 1933: Artículos 38 y 40
Tratados de Derechos Humanos: DUDH: Artículo 17.1; PIDESC: Artículo 8;
CADH: Artículo 21
Diario de los Debates: Páginas 747 a 784, 785 a 830, 832 a 842, 876 a 878,
906 a 928, 1031, 1032, 2573 y 2575.
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