INICIATIVA CON PROYECTO DE DECRETO POR EL QUE SE ADICIONA LA LEY GENERAL DE DESARROLLO SOCIAL, A CARGO DE LOS SENADORES ADOLFO TOLEDO INFANZÓN Y FRANCISCO HERRERA LEÓN INTEGRANTES DEL GRUPO PARLAMENTARIO DEL PRI. Los suscritos, ADOLFO TOLEDO INFANZÓN Y FRANCISCO HERRERA LEÓN, Senadores de la LXI Legislatura del H. Congreso de la Unión, ejerciendo la facultad consagrada en el artículo 71, fracción II, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como por los artículos 55 fracción II y 62 del Reglamento para el Gobierno Interior del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, someto a la consideración de esta H. Asamblea la SIGUIENTE INICIATIVA CON PROYECTO DE DECRETO POR EL QUE SE ADICIONA LA LEY GENERAL DE DESARROLLO SOCIAL, con base en la siguiente: EXPOSICIÓN DE MOTIVOS A partir de esta crisis mundial en la que se ha visto seriamente afectado México, algunos economistas del Banco de Mundial han considerado que, con excepción de nuestro país, luego de haber sufrido un declive de 7% de su PIB durante este 2009, el resto de América Latina ya está lista para ingresar a una recuperación rápida y fuerte, pronosticando la recuperación de esta zona en dos etapas, donde Brasil, Argentina y Chile pertenecen al primer grupo, mientras que Colombia, Perú y la República Dominicana están en el segundo, y en la que México sólo verá un repunte en su economía supuestamente durante este año 2010 [1]. En suma, esto último refleja una situación de apremio para realizar las reformas legales que fortalezcan, entre otras áreas, el desarrollo social de nuestro país. Aunado a lo anterior, es indudable que la mala ejecución de los programas sociales destinados a abatir la pobreza y la desigualdad en nuestro país ha contribuido a generar dichas condiciones sociales. Por otro lado, encontramos la incapacidad de los gobiernos locales de nuestro país para hacer frente a sus responsabilidades públicas, pues, igualmente a causa de esta crisis económica que, aún cuando se diga lo contrario, todavía padecemos, dichos entes territoriales han alcanzado niveles históricos de deuda pública que les impiden cumplir con sus encargos. Así, de cara a esta eventualidad, se requiere del diseño de una política de desarrollo social que parta del principio de subsidiariedad, justamente, para facilitar el acceso de un ente gubernamental que, sin representar una invasión competencial, coadyuve en el cumplimiento de determinadas tareas asistenciales que, finalmente, redundarán en el beneficio de la colectividad. En efecto, el principio de subsidiariedad, en este caso en particular tratándose del desarrollo social de nuestro país, en modo alguno constituye una práctica contraria al propio pacto federal. Como bien ha señalado el máximo Tribunal del país, los principios federal, estatal y municipal “tienen por objeto consolidar una relación permanente de colaboración constructiva, corresponsable y de ayuda mutua entre los gobiernos Federal, del Estado y de los Municipios, y de entre éstos con los organismos públicos autónomos a favor del desarrollo democrático del Estado, basado en el constante mejoramiento político, económico, social y cultural de la comunidad y en una relación cooperativa e interdependiente” [2], tal y como se desprende del siguiente criterio: Novena Registro: Instancia: Jurisprudencia Fuente: Semanario Tomo : Materia(s): Tesis: Página: 1294 Época 167419 Pleno Judicial de XXIX, P./J. la Federación Abril y de su Gaceta 2009 Constitucional 38/2009 1 PRINCIPIOS DE FIDELIDAD FEDERAL, ESTATAL Y MUNICIPAL. DEBEN ENTENDERSE CONFORME AL RÉGIMEN DE COMPETENCIAS PREVISTO EN LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS. Los artículos 158-A, 158-C, 159-D, 158-E y 158-N de la Constitución Política del Estado de Coahuila de Zaragoza establecen que los principios de fidelidad estatal y municipal tienen por objeto consolidar una relación permanente de colaboración constructiva, corresponsable y de ayuda mutua entre los gobiernos Federal, del Estado y de los Municipios, y de entre éstos con los organismos públicos autónomos a favor del desarrollo democrático del Estado, basado en el constante mejoramiento político, económico, social y cultural de la comunidad y en una relación cooperativa e interdependiente, los cuales están vinculados directamente con los valores, principios y bases previstas en dicha Constitución Local y demás leyes aplicables, bajo el Estado humanista, social y democrático de derecho. Al respecto, el Tribunal en Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación estima importante precisar que los principios de fidelidad federal, estatal y municipal, deben entenderse conforme al régimen de competencias previsto en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, el cual garantiza la coexistencia de los tres órdenes de gobierno con pleno respeto de la autonomía municipal establecida en el artículo 115 del Texto Fundamental. Controversia constitucional 35/2007. Municipio de Torreón, Estado de Coahuila de Zaragoza. 5 de agosto de 2008. Once votos. Ponente: José Fernando Franco González Salas. Secretaria: Silvia Elizabeth Morales Quezada. Aunado a lo anterior, la doctrina más autorizada en la materia ha sostenido que la importancia de la regulación del principio de subsidiariedad no puede pasarse desapercibida de ninguna manera, pues a partir de ella se ha logrado recuperar la riqueza axiológica que no puede ser considerada sólo como una simple técnica de distribución del poder entre instancias institucionales homogéneas, como es el caso de los entes territoriales. De tal suerte que, si tomamos ahora como referencia el modelo que comporta las diferentes funciones inherentes al funcionamiento de la Unión Europea, podemos atisbar que la idea que pergeña el principio de subsidiariedad es, justamente, el acercamiento de las decisiones de los poderes públicos a los ciudadanos y la garantía de la transparencia y la democracia. En este sentido, la perspectiva del principio de subsidiariedad en general es no tanto la de clasificación de la distribución de competencias en el mismo plano normativo de su definición, cuando de la precisión de tal distribución en el momento dinámico de su actualización y aplicación. Por lo tanto, en este orden de consideraciones, el principio de subsidiariedad que aquí proponemos introducir a la Ley de Desarrollo Social dotaría de mayor eficacia a la actividad estatal, al propiciar las condiciones necesarias para que actúen de manera concurrente y, en ocasiones, supletoria. De esta manera, al establecer en el artículo 3º del citado ordenamiento que la política de desarrollo social de nuestro país se habrá de sujetar al principio de subsidiariedad se estará dando un impulso de gran calado al abatimiento de la pobreza en nuestro país. En suma, mediante esta adición a la Ley General de Desarrollo Social se logrará el ideal que, precisamente, la originó; inscribir al desarrollo social como un derecho constitucional, a fin de establecer la concurrencia federalista en la formulación y ejecución de la política social, así como la autonomía del órgano de seguimiento y evaluación de política social; es decir, redimensionar el fenómeno desde la perspectiva de una Reforma Social de mayor envergadura que aporte elementos a la reforma general de un Estado que debe recuperar su responsabilidad social y generar un proceso incluyente de equidad y justicia social. De conformidad con lo anteriormente expuesto, se propone la discusión y en su caso, aprobación del siguiente: PROYECTO DE DECRETO 2 ÚNICO.- Se adiciona una fracción X al artículo 3º de la Ley General de Desarrollo Social, para quedar como sigue: Artículo 3. (…) I. – IX. (…) X. Subsidiariedad: Intervención del nivel de gobierno más cercano al destinatario de los programas de desarrollo social, bajo el supuesto de que es el criterio más funcional y racional para el ejercicio de la acción misma, siempre que se garantice que la intervención no representa un riesgo para las competencias de los demás niveles de gobierno. TRANSITORIO ÚNICO.- El presente Decreto entrará en vigor al día siguiente al de su publicación en el Diario Oficial de la Federación. A t e n t a m e n t e, SEN. ADOLFO TOLEDO INFANZÓN SEN. FRANCISCO HERRERA LEÓN Salón de Sesiones del Senado de la República, 16 de febrero de 2009. 3