Título: Autor: Publicación: Fecha: “Productividad: la asignatura pendiente” José Antonio Sarría, presidente de la Confederación de Empresarios de Navarra EXPANSION 27/11/2015 PRODUCTIVIDAD: LA ASIGNATURA PENDIENTE Estamos saliendo de la crisis. Los datos indican que estamos abandonando la dura y larga etapa que hemos vivido. Nuestro PIB superará el 3% este año y la cifra de parados comienza a disminuir de un modo consistente. Sin embargo, existe un importante aspecto a tener en cuenta del que se habla menos de lo que se debería y que nuestro país ha de tener en cuenta para evitar que, en futuras crisis, volvamos a ser los campeones en las cifras de desempleo. Se trata de la PRODUCTIVIDAD, es decir, la relación entre la cantidad de materiales y medios utilizados y la cantidad de producto obtenido. Nuestro PIB creció significativamente en la década de 1997 a 2007. Durante ese periodo, éramos los campeones de Europa en la creación de empleo. Todo iba bien y, sin embargo, nuestra productividad decrecía y se alejaba de la de los países importantes de la Unión Europea. El crecimiento de la producción se debía más a la acumulación de capital y trabajo que a la mejora productiva. Cuando en 2007 vino la crisis, la demanda interna cayó en todos los países de nuestro entorno y nos vimos obligados a aplicar severas medidas correctoras para hacer frente a la situación. Las empresas se cerraban o necesitaban reducir drásticamente sus plantillas. Como consecuencia, de la noche a la mañana, el país campeón europeo en generación de empleo pasó a ser el líder en cifras de paro. Sin embargo, nuestra productividad empezó a aumentar, como consecuencia del aminoramiento de costes de producción CEOE Diego de León, 50 28006 Madrid Tel. +34 91 566 34 00 Pág. 1 /3 originados por la reducción de plantillas y la moderación salarial. Nuestra productividad creció entre 2007 y 2014 por encima de la de nuestros socios, de manera que pudimos mejorar nuestra competitividad, compensando, en parte, la caída de la demanda interna con la exportación y así poder reducir la caída del PIB. A finales de 2014, la crisis empezó a ceder y hoy el PIB presenta una trayectoria positiva. La demanda interna crece y empezamos a reducir cifras de paro. Pero, ¿qué ocurre con la productividad? ¿Va a empezar a caer de nuevo? Si no nos empeñamos en mejorarla, dentro de años, en la siguiente crisis, volveremos a ser los campeones del paro. Nuestra productividad es anticíclica y debemos hacerla procíclica, como Alemania o Estados Unidos. Debemos evitar que casi el único mecanismo que las empresas tengan disponible para adaptarse a los periodos de vacas flacas sea provocar ingentes cantidades de parados. La solución: aumentar la productividad. Se trata de que el cociente entre ingresos y gastos aumente, de manera que este no sea tan ajustado. Consigamos que, cuando el numerador disminuya por la caída generalizada de la demanda, tengamos mayor capacidad de aguante, y no sea tan necesario tener que reducir el denominador. Tenemos, pues, que trabajar con el numerador, haciéndonos más competitivos y, así, más capaces para resistir los embates de las crisis, sin tener que provocar esas llamativas cifras de desempleo, ni esa larga lista de empresas desaparecidas. Frecuentemente, se demanda un cambio en el sistema productivo, de manera que vayamos incorporando actividades con mayor contenido tecnológico y mayor productividad, pero de nada nos servirá que nuestra composición sectorial se parezca más a la de los países más avanzados, si nosotros seguimos haciéndolo peor. Es necesario aumentar nuestra productividad, pero ¿quién lo tiene que hacer y cómo? Corresponde a todas las administraciones públicas y también a las CEOE Diego de León, 50 28006 Madrid Tel. +34 91 566 34 00 Pág. 2 /3 empresas. Las AAPP, siendo más eficaces, ayudando y no entorpeciendo, reduciendo regulación y trámites burocráticos, evitando duplicidades entre comunidades y administración central. En definitiva, abordando el proceso que permita atender las necesidades de los ciudadanos de forma eficiente, ágil y transparente. En cuanto a las empresas, es necesaria una importante transformación que las sitúe como el lugar de encuentro entre trabajadores y empresarios. Esto exige un cambio cultural por parte de todos: empresarios, directivos, trabajadores y sindicatos. La negociación colectiva nos brinda una magnífica oportunidad para poner el objetivo en el crecimiento y rentabilidad de la empresa, de forma que esta sea más fuerte y competitiva y, así, aumente su valor. Estableciendo las reglas de juego para que, cuando eso se produzca, todos los miembros de la empresa se vean beneficiados y, al contrario, cuando las cosas vayan mal, repartir los esfuerzos. Debemos conseguir remar todos en la misma dirección, estando informados periódicamente de la situación de la empresa, aportando todos conocimiento, ideas, trabajo y esfuerzo, para que, junto con la inversión necesaria, podamos asegurar el futuro, siendo más competitivos y flexibles ante cualquier coyuntura económica y evitando tener que recurrir a los despidos masivos como mecanismo regulador en las crisis. No quiero terminar sin citar a Henry Ford: “Llegar juntos es el principio, mantenerse juntos es el progreso, trabajar juntos es el éxito”. CEOE Diego de León, 50 28006 Madrid Tel. +34 91 566 34 00 Pág. 3 /3